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Semana 10 – Lectura 8 - Malaquías por John MacArthur

MALAQUÍAS
Últimas palabras proféticas
TÍTULO
El título se deriva del autor de la profecía, Malaquías. Con esta última obra de los profetas menores, Dios cierra el
canon del AT histórica y proféticamente.
AUTOR Y FECHA
Algunos han sugerido que el libro fue escrito de manera anónima, notando que el nombre, que quiere decir «mi
mensajero» o «el mensajero de Jehová», podría ser un título en lugar de un nombre propio. Se señala que el nombre
no ocurre en ningún otro lugar en el AT, ni se provee material de contexto alguno del autor. No obstante, debido a
que todos los demás libros proféticos históricamente han identificado a su autor en el encabezamiento de
la introducción, esto sugiere que Malaquías fue de hecho el nombre del último profeta del AT que escribió en Israel.
La tradición judía lo identifica como un miembro de la Gran Sinagoga que recolectó y preservó las Escrituras.
Mirando únicamente a la evidencia interna, la fecha de la profecía apunta a la última parte del siglo quinto A.C., con
mucha probabilidad durante el regreso de Nehemías a Persia ca. 433–424 A.C. (cp. Neh 5.14; 13.6). Los sacrificios
estaban siendo ofrecidos en el segundo templo (1.7–10; 3.8), el cual fue terminado en el 516 A.C. (cp. Esd 6.13–15).
Muchos años habían pasado desde entonces conforme los sacerdotes se habían vuelto más y más corruptos y estaban
satisfechos con su estado espiritual (1.6—2.9). La referencia de Malaquías a «príncipe» (1.8) habla del tiempo del
dominio persa en Judá cuando Nehemías estaba visitando Persia de nuevo (Neh 13.6), mientras que su énfasis en la
ley (4.4) coincide con un enfoque similar por parte de Esdras y Nehemías (cp. Esd 7.14, 25, 26; Neh 8.18).
También compartieron otras preocupaciones, tales como los matrimonios con mujeres extranjeras (2.11–15; cp. Esd 9
—10; Neh 13.23–27), la retención de los diezmos (3.8–10; cp. Neh 13.10–14) y la injusticia social (3.5; cp. Neh 5.1–
13). Nehemías llegó a Jerusalén en el 445 A.C. para reconstruir el muro y regresó a Persia en el 433 A.C. Más tarde
volvió a Israel (ca. 424 A.C.) para lidiar con los pecados que Malaquías describió (Neh 13.6). Así que es probable que
Malaquías fuera escrito durante el período de la ausencia de Nehemías, casi un siglo después de que Hageo y Zacarías
comenzaron a profetizar. Semejante a Apocalipsis 2, 3 donde Cristo escribe lo que piensa de las condiciones de las
iglesias, aquí Dios escribe a través de Malaquías para hacerle saber a Israel sus pensamientos de la nación.
CRISTO EN … MALAQUÍAS
LAS ÚLTIMAS PALABRAS proféticas del AT siguen revelando la esperanza en la venida de Cristo, el Mesías.
Malaquías habla de dos mensajeros: el mensajero que precederá a Cristo, a quien el NT identifica como Juan
el Bautista (ver Mt 3.3; 11.10, 14; 17.12; Mr 1.2; Lc 1.17; 7.26, 27; Jn 1.23) y Cristo, «ángel del pacto» (3.1). El
libro de Malaquías cierra el Antiguo Testamento y marca el inicio de cuatrocientos años de silencio profético.
Pero Malaquías deja a los lectores con una proclamación impactante: «He aquí viene» (3.1)
CONTEXTO HISTÓRICO
Solo cincuenta mil exiliados habían regresado a Judá de Babilonia (538–536 A.C.). El templo había sido reconstruido
bajo el liderazgo de Zorobabel (516 A.C.) y el sistema de sacrificios renovado. Esdras había regresado en el 458 A.C.,
seguido por Nehemías en el 445 A.C. Después de estar de regreso en la tierra de Palestina por solo un siglo, el ritual
de la rutina religiosa de los judíos llevó a una dureza de corazón ante el gran amor de Dios por ellos y a una
separación de su ley por parte tanto del pueblo como de los sacerdotes. Malaquías reprendió y condenó estos abusos,
criticando fuertemente al pueblo y llamándolos al arrepentimiento. Cuando Nehemías regresó de Persia la segunda
vez (ca. 424 A.C.), vigorosamente los reprendió por estos abusos en el templo y el sacerdocio, por la violación del día
de reposo, y por el divorcio ilegal de sus mujeres judías para que se pudieran casar con mujeres gentiles (cp. Neh 13).
PALABRAS CLAVE EN MALAQUIAS
Día: En hebreo yom —3.2, 17; 4.1, 3, 5—se usa de distintas formas en el AT. Puede hacer referencia a las horas
de luz diurnas en contraste con la noche (Am 5.8), o al día de veinticuatro horas, un día determinado del mes
(Gn 7.11). También a un período como el «tiempo» o la cosecha (Pr 25.13) e incluso a un año (2 S 13.23). La
palabra aparece en la frase significativa «el día de Jehová» (ver Is 2.12; Ez 13.5; Jl 1.15; Sof 1.14). Para los
profetas el día de Jehová era el día futuro en que Dios triunfaría decididamente sobre todos sus enemigos. Ese
día sería uno de gran regocijo y bendición para los siervos fieles de Dios (Is 2), mientras que para los enemigos
de Dios será un día de oscuridad (Am 5.18).
Probar: En hebreo bachan —3.10— significa «poner a prueba» (Job 23.10; Sal 139.23; Zac 13.9). El término
puede significar «probar» en el aspecto de separar o discriminar una cosa de la otra (Job 34.3). Cuando se usa
para indicar que Dios «prueba» al pueblo, se refiere a pruebas que fortalecen la fe (ver Sal 66.10–12; Jer 17.10;
20.12). El desafío de Malaquías a los israelitas a que pusieran a prueba a Dios es una instancia inusual en la
que se anima al pueblo a poner a prueba la fidelidad del Señor (3.10). Esta palabra puede compararse con otro
verbo hebreo que también indica prueba, nasah. Pero en este caso, suele indicar prueba en sentido negativo,
por ejemplo la forma en que Israel ponía a prueba a Dios con su incredulidad (Éx 17.7; Sal 78.18; 95.9). La ley
de Moisés les advertía a los israelitas que no debían tentar a Dios (Dt 6.16; Sal 95.9); eso señalaba adulterio
espiritual (Mt 12.38, 39). Según Santiago, Dios pone a prueba a las personas para otorgarles la corona de la
vida, pero Dios no tienta a nadie (Stg 1.12–14).
Conforme más de dos milenios de historia del AT desde Abraham concluyeron, ninguna de las promesas gloriosas de
los pactos abrahámico, davídico y del nuevo pacto habían sido cumplidas en su sentido definitivo. Aunque habían
tenido lugar algunos pocos puntos cumbres en la historia de Israel, p. ej. con Josué, David y Josías, los judíos al
parecer habían perdido toda oportunidad para recibir el favor de Dios. A menos de cien años después de haber
regresado de la cautividad, ya se habían hundido en una profundidad de pecado que excedía las iniquidades
anteriores que trajeron las deportaciones a Asiria y Babilonia. Más allá de esto, el Mesías que se había estado
esperando por mucho tiempo no había llegado y no parecía estar a la vista.
Entonces, Malaquías escribió la profecía de cierre del AT en la cual él entregó el mensaje de Dios de juicio sobre Israel
por su pecado continuo y la promesa de Dios de que un día en el futuro, cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías
sería revelado y las promesas del pacto de Dios serían cumplidas. Hubo más de cuatrocientos años de silencio divino,
con solo las palabras de Malaquías resonando condenación en sus oídos, antes que otro profeta llegara con un
mensaje de Dios. Este fue Juan el Bautista predicando: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado»
(Mt 3.2). El Mesías había venido.
PERSONAS DESTACADAS EN MALAQUÍAS
Malaquías: profeta de Judá; último de los profetas del AT hasta Juan el Bautista (1.1—4.6).
Los sacerdotes: que mostraron su infidelidad casándose con mujeres extranjeras y dando falsas
interpretaciones de la ley (1.7, 8; 2.1–9).
El pueblo de Judá: que contraía matrimonio con extranjeras y cayó en la idolatría (2.11–17).
TEMAS HISTÓRICOS Y TEOLÓGICOS
Repetidamente el Señor se refirió a su pacto con Israel (cp. 2.4, 5, 8, 10, 14; 3.1), recordándoles, desde sus palabras de
apertura, su infidelidad a su relación de amor / matrimonio con ellos (cp. 1.2–5). El amor de Dios por su pueblo
inunda el libro. Al parecer las promesas hechas por los profetas anteriores del Mesías venidero que traería la
liberación final y las bendiciones que durarían toda una época, y el aliento de las promesas recientes (ca. 500 A.C.) de
Hageo y Zacarías, solo habían hecho al pueblo y a sus líderes que estuvieran más determinados en su satisfacción
espiritual. Pensaban que esta relación de amor podía ser mantenida únicamente por medio del ritual externo, sin
importar cómo vivieran. En una reprensión penetrante tanto de los sacerdotes (1.6—2.9) como del pueblo (2.10–16),
el profeta les recuerda que la venida del Señor que estaban buscando (3.1) sería en juicio para refinar, purificar y
limpiar (3.2, 3). El Señor no solo quería conformidad externa a la ley, sino también una aceptación interna (cp. Mt
23.23). El profeta ataca la corrupción, la impiedad y la seguridad falsa al dirigir sus juicios hacia su hipocresía,
infidelidad, compromiso, divorcio, adoración falsa y arrogancia.
Malaquías estableció su profecía en forma de una disputa, empleando el método de pregunta y respuesta. Las
acusaciones del Señor en contra de su pueblo frecuentemente se encontraron con preguntas cínicas por parte de
las personas (1.2, 6, 7; 2.17; 3.7, 8, 13). En otros momentos, el profeta se presentó a sí mismo como el abogado de Dios
en una demanda, presentando preguntas retóricas al pueblo basadas en su crítica desafiante (1.6, 8, 9; 2.10, 15; 3.2).
Malaquías condenó a los sacerdotes y al pueblo por lo menos en seis áreas de pecado deliberado: (1) repudiar el amor
de Dios (1.2–5); (2) negarse a darle a Dios el honor que se merece (1.6—2.9); (3) rechazar la fidelidad de Dios (2.10–
16); (4) redefinir la justicia de Dios (2.17—3.6); (5) robar las riquezas de Dios (3.7–12); y (6) maldecir la gracia de
Dios (3.13–15). Hay tres interludios en los que Malaquías pronunció el juicio de Dios: (1) a los sacerdotes (2.1–9); (2)
a la nación (3.1–6); y (3) al remanente (3.16—4.6).
PRINCIPALES DOCTRINAS EN MALAQUÍAS
Pacto del Señor con Israel (2.4, 5, 8, 10, 14; 3.1; Nm 3.44–48; 18.8–24; 25.12; Dt 33.8–11; Ez 34.25).
Infidelidad de Israel (1.2–5; Jos 7.1; 1 Cr 5.25; Esd 9.4; Sal 78.8; Is 1.21; Ez 44.10; Os 1.2; Mt 25.29; Lc
12.46; Ro 3.3; 2 Ti 2.13).
La venida del Señor (3.1–3; Is 40.3; 63.9; Jer 10.10; Jl 2.11; Nah 1.6; Hab 2.7; Mt 11.10; Mr 1.2; Lc 1.76;
7.27; Jn 1.23; 2.14, 15).
EL CARÁCTER DE DIOS EN MALAQUÍAS
Dios es amoroso: 1.2, 3
La venida de Cristo
Confirmada en
Profecía de Malaquías
el Nuevo Testamento
Como mensajero del pacto Cristo viene a su Cristo purifica el templo (Jn 2.14–17) y santifica a su
templo (3.1) y purifica a su pueblo (3.3). pueblo (Heb 13.12).
Aquellos cuyos nombres no figuran en el Libro de la
Su venida trae juicio (4.1).
Vida son echados al lago de fuego (Ap 20.11–15).
Como Sol de justicia, Cristo sana a su Cristo sana a la multitud; al final ya no habrá
pueblo (4.2). enfermedad (Mt 12.15; Ap 21.4).
Su predecesor prepara el camino para la
Juan el Bautista anuncia a Cristo (Mt 11.10–14).
venida del Señor (3.1; 4.5).

RETOS DE INTERPRETACIÓN
El significado de Elías siendo enviado «antes que venga el día de Jehová, grande y terrible» (4.5) ha sido debatido.
¿Fue esto cumplido en Juan el Bautista o es aún algo futuro? ¿Reencarnará Elías? Parece mejor ver la profecía de
Malaquías como una referencia a Juan el Bautista y no a un Elías que literalmente regresa. Vea «Respuestas a
preguntas difíciles» con respecto a estos asuntos.
BOSQUEJO
I. La denuncia de los pecados de Israel (1.1—2.16)
A. Recordatorio del amor de Dios por Israel (1.1–5)
B. Reprensión de los sacerdotes (1.6—2.9)
1. Menosprecio del altar de Dios (1.6–14)
2. Menosprecio de la gloria de Dios (2.1–3)
3. Menosprecio de la ley de Dios (2.4–9)
C. Reprensión del pueblo (2.10–16)
II. La declaración del juicio de Israel y su bendición (2.17—4.6)
A. Venida de un mensajero (2.17—3.5)
B. Reto a arrepentirse (3.6–12)
C. Crítica por parte de Israel en contra del Señor (3.13–15)
D. Consolación al remanente fiel (3.16—4.6)
John MacArthur, El Manual Bíblico MacArthur: Un Estudio Introductorio a la Palabra de Dios, Libro por
Libro (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2016).

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