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El libro de
JONÁS
Título
Siguiendo la guía del texto masorético hebreo (MT), el título del libro se deriva
del personaje principal, Jonás (que quiere decir “paloma”), el hijo de Amitai (1:1).
Tanto la Septuaginta (LXX) como la Vulgata latina (Vg.) le atribuyen el mismo
nombre.
Autor y fecha
El libro no tiene ninguna afirmación directa acerca de la persona que lo escribió.
A lo largo del libro, repetidamente se hace referencia a Jonás en tercera persona,
causando que algunos busquen otro autor. No obstante, no era una práctica extraña
en el AT escribir en tercera persona (p. ej. Éx. 11:3; 1 S. 12:11). Además, la
información autobiográfica revelada en sus páginas claramente apunta a Jonás
como el autor. Los relatos en primera persona de acontecimientos y experiencias tan
poco comunes serían mejor producto del mismo Jonás. Ni tampoco el versículo de
introducción debe sugerir algo diferente, debido a que otros profetas tales como
Oseas, Joel, Miqueas, Sofonías, Hageo y Zacarías tienen aperturas similares.
De acuerdo con 2 Reyes 14:25, Jonás vino de Gat-hefer cerca de Nazaret. El
contexto lo coloca durante el largo y próspero reinado de Jeroboam II (ca. 793–753
a.C.), haciéndolo un profeta a las tribus del norte poco antes de Amós durante la
primera mitad del siglo octavo a.C., ca. 760 a.C. Los fariseos estaban mal cuando
dijeron “de Galilea nunca se ha levantado profeta” (Jn. 7:52), porque Jonás era de
Galilea. Una tradición judía que no se puede verificar dice que Jonás fue el hijo de
la viuda de Sarepta a quien Elías resucitó de los muertos (1 R. 17:8–24).
Contexto histórico
1729
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Como un profeta a las diez tribus del norte de Israel, Jonás comparte su contexto
histórico con Amós. La nación disfrutó un tiempo de paz y prosperidad relativas.
Tanto Siria como Asiria eran débiles, permitiendo a Jeroboam II que agrandara las
fronteras del norte de Israel hasta donde habían estado en los días de David y
Salomón (2 R. 14:23–27). No obstante, espiritualmente fue un tiempo de pobreza;
la religión era ritualista y más y más idólatra, y la justicia se había pervertido. El
tiempo de paz y la riqueza la había hecho que estuviera en bancarrota espiritual,
moral y ética (cp. 2 R. 14:24; Am. 4:1 en adelante; 5:10–13). Como resultado, Dios
iba a castigarla al traer destrucción y cautividad de los asirios en el 722 a.C. El
arrepentimiento de Nínive pudo haber sido ayudado por dos plagas (765 y 759 a.C.)
y un eclipse solar (763 a.C.), preparándolos para el mensaje de juicio por parte de
Jonás.
cp. compare
cp. compare
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criaturas (4:2, 10, 11), no solo a su pueblo de pacto (cp. Gn. 9:27; 12:3; Lv. 19:33,
34; 1 S. 2:10; Is. 2:2; Jl. 2:28–32).
El libro de Jonás revela el dominio soberano de Dios sobre el hombre y toda la
creación. La creación llegó a existir por medio de Él (1:9) y responde a cada uno de
sus mandamientos (1:4, 17; 2:10; 4:6, 7; cp. Mr. 4:41). Jesús empleó el
arrepentimiento de los ninivitas para reprender a los fariseos, y así ilustró la dureza
del corazón de los fariseos y su falta de disposición a arrepentirse (Mt. 12:38–41;
Lc. 11:29–32). La ciudad pagana de Nínive se arrepintió ante la predicación de un
profeta que no quería cumplir con su ministerio, pero los fariseos no se arrepentían
ante la predicación del más grande de todos los profetas, a pesar de la evidencia
abrumadora de que Él, de hecho, era su Señor y Mesías. Jonás es un retrato de
Israel, quien fue escogido y comisionado por Dios para ser su testigo (Is. 43:10–12;
44:8), quien se rebeló en contra de su voluntad (Éx. 32:1–4; Jue. 2:11–19; Ez. 6:1–
5; Mr. 7:6–9), pero que ha sido milagrosamente preservado por Dios a lo largo de
siglos de exilio y dispersión para predicar finalmente su verdad (Jer. 30:11; 31:35–
37; Os. 3:3–5; Ap. 7:1–8; 14:1–3).
Retos de interpretación
El reto primordial es sí el libro debe interpretarse como una narración histórica o
como una alegoría / parábola. La gran escala de milagros, tales como ser mantenido
vivo durante tres días y tres noches en un gran pez, ha llevado a algunos escépticos
y críticos a negar su validez histórica y sustituir lecciones espirituales, sea para las
partes constitutivas (alegoría) o para el libro como un todo (parábola). Pero
independientemente de lo grandioso y milagroso que los acontecimientos hayan
sido, la narración se debe ver como histórica. Centrado en un profeta del AT
históricamente identificable que vivió en el siglo octavo a.C., el relato de quien ha
sido registrado en forma narrativa, no hay más alternativa que entender a Jonás
como histórico. Además, Jesús no enseñó la historia de Jonás como una parábola,
sino como un relato real firmemente arraigado en la historia (Mt. 12:38–41; 16:4;
Lc. 11:29–32).
Bosquejo
cp. compare
cp. compare
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I. Al correr de
la voluntad
de Dios (1:1–
17)
A. La
comisión
de Jonás
(1:1, 2)
B. La huída
de Jonás
(1:3)
C. La
búsqueda
de Jonás
(1:4–16)
D. La
preservaci
ón de
Jonás
(1:17)
II. Al someterse
a la voluntad
de Dios (2:1–
10)
A. La
carencia
de ayuda
de Jonás
(2:1–3)
B. La oración
de Jonás
(2:4–7)
C. El
arrepentim
iento de
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Jonás (2:8,
9)
D. La
liberación
de Jonás
(2:10)
III. Al cumplir la
voluntad de
Dios (3:1–10)
A. La
comisión
renovada
(3:1, 2)
B. El profeta
obedece
(3:3, 4)
C. La ciudad
se
arrepiente
(3:5–9)
D. El Señor
perdona
(3:10)
IV. Al cuestionar
la voluntad
de Dios (4:1–
11)
A. El profeta
sin agrado
(4:1–5)
B. El profeta
reprendido
(4:6–11)
1733