Está en la página 1de 3

FOUCAULT, Michel (1968). Las Meninas. Las palabras y las cosas.

Una arqueología de
las ciencias humanas. Buenos Aires: Siglo XXI (13-25)

Michel Foucault fue un filósofo francés nacido en el año 1926, él durante su vida hace una
severa crítica a la modernidad que se ve reflejada a lo largo de sus ensayos. Uno de ellos es
“Las palabras y las cosas” el cual será analizado a continuación, exactamente el capítulo
uno, el cual habla detalladamente sobre el cuadro “Las meninas” de Diego Velázquez.

Foucault plantea que dentó del cuadro existen dos representaciones; la primera es la que el
pintor, ósea Velázquez pinta dentro del cuadro; y el cuadro mismo (el que se expone en el
Museo Nacional del Prado). De esta idea nace la tesis del autor la cual está relacionada con
el juego entre lo visible y lo invisible, la pregunta base ¿Qué es lo que Velázquez está
pintando en la tela representada en la pintura?

Esta interrogante se la han hecho muchos críticos de arte a lo largo de la historia


(recordemos que esta pintura es del 1656) y Foucault no se queda atrás y plantea que “la
mirada del pintor, dirigida más allá del cuadro al espacio que tiene en frente acepta tantos
modelos cuantos espectadores surgen” (1993:14). Esto forma un triángulo virtual entre el
ojo del artista (ósea Velázquez dentro del cuadro); el modelo (el espectador que mira la
obra real); y la tela volteada que se encuentra en el bastidor. En otras palabras, para
Foucault, lo que retrata Velázquez en su pintura eres tú. “La tela, el sujeto y el objeto, el
espectador y el modelo cambian su papel hasta el infinito.” (1993:14) Dentro de este
triangulo virtual lo visible es el pintor; y lo invisible es lo que se pinta dentro de la tela y el
modelo.

En el cuadro “Las meninas” está conformado por diversos personajes los cuales son:
Velázquez, la infanta Margarita de Austria, dos meninas, dos enanos, un visitante que se
encuentra en el umbral de la puerta, dos sirvientes; e indirectamente los reyes Felipe IV y
su esposa Mariana, que están reflejados en el espejo del fondo de la habitación. Para el
análisis Foucault consideró ocho personajes incluyendo a Velázquez que se encuentran en
el friso que ocupa el primer y el segundo plano del cuadro.

Para el autor, las miradas de estas ocho figuras son fundamentales, ya que juegan un rol en
la composición de la obra. Cinco de ellos miran de forma vertical; la niña tiene su torso
hacia la derecha, pero sin embargo mira al espectador al igual que Velázquez. En los ojos
de la infanta se encuentra el tema principal de la obra.

“Por último, dos grupos de dos personajes cada uno: el primero, retirado, el otro formado
por enanos, en el primer plano.” (1993:21) Pueden formar dos figuras; la primera es una
gran X en el cual la mirada de la infanta queda en el cruce de ambas líneas; la segunda es
una amplía curva la cual esta formada por el pintor y el cortesano, esta línea posiciona el
espejo en donde se reflejan los reyes como el centro del cuadro. Esto implica que los reyes
están en la misma habitación en donde se encuentra Velázquez y los demás personajes, por
lo tanto, Foucault argumenta que “el cuadro en su totalidad ve una escena para la cual él es
a su vez una escena.” (1993:23)

Dentro del cuadro todas las líneas de composición convergen en dos puntos centrales (los
ojos de la infanta y el reflejo de los reyes), esto crea dos puntos de fuga. Estos son
fundamentes para crear la perspectiva, la cual según Panofsky en su texto “La perspectiva
como “forma simbólica”” explica que:

“Esta construcción geométrica “correcta”, descubierta en el Renacimiento y, más tarde,

perfeccionada y simplificada técnicamente, puede conceptualmente definirse con sencillez de la

manera siguiente: me represento el cuadro (conforme a la citada definición de cuadro-ventana)

como una intersección plana de la “pirámide visual” que se forma por el hecho de considerar el

centro visual como un punto, punto que conecto con los diferentes y característicos puntos de la

forma espacial que quiero obtener.”

“Las meninas” es un cuadro digno de análisis debido a la cantidad de interrogantes que


Velázquez plantea a través de él. Se aprecia como el autor va más allá de una
representación (haciendo como dice Foucault su propia representación dentro de la
representación) y ocupa su “ojo” subjetivo, sumergiéndonos en una escena cotidiana de la
corte del rey Felipe IV; y además él mismo está incluido en el cuadro. En otras palabras,
abre una ventana a la corte real.

Bibliografía
Panofsky, E., & Chacobo, D. (1999). La perspectiva como "forma simbólica”. Barcelona: Tusquets .

También podría gustarte