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A propósito del concepto de modernidad, reflexione sobre la crisis social iniciada el

pasado 18 de octubre. ¿Podemos afirmar que es una crisis “moderna”? ¿Por qué?

Debemos considerar que lo que sintetiza el concepto de modernidad es la palabra “actitud”,


esta característica pasa a ser moderna cuando el ser se ve estimulado por la necesidad de
autonomía y/o de desarrollo. Exactamente esta fue la chispa que inició la revolución del
pasado octubre, el querer ser autónomos, libres de las ataduras del gobierno, del
capitalismo que han apresado nuestra existencia reduciéndola a una vida monótona, con
aspiraciones comunes y deseos reprimidos. ¿Es este modelo lo que realmente queremos?
¿somos realmente libres o es solo una construcción ilusoria de la que somos víctimas?.

Berman, al referirse al Fausto de Goethe, representa al capitalismo con la figura de un


diablo llamado Mefistófeles. Dicho personaje es relevante ya que salva a Fausto del
suicidio, “...Luego, gracias a la mediación de Mefisto y su dinero, fue capaz (Fausto) de
llegar a ser física y espiritualmente libre” (2006: 44). Tras ser salvado Fausto del suicidio,
“Junto a Mefisto, emprende un vuelo nocturno a los montes Harz a celebrar la noche de
Walpurgis, un orgiástico aquelarre. En ella Fausto disfruta de mujeres mucho más
experimentadas y desvergonzadas…” (2006: 47). Aquí podemos ver cómo Fausto conoce
los vicios que lo embriagan, siendo esta la parte buena e ilusoria, del capitalismo. Este es
un caso homólogo al nuestro porque nosotros mantuvimos una quietud dentro de la ilusión
capitalista, anestesiados de los vicios que nos cegaron, haciendo que nos conformáramos
con reformas parche de los gobiernos al sistema, gatilladas por su anhelo malicioso de
poder. Hace unos meses, se hablaba de un “despertar social” y dicha afirmación no está
lejos de la realidad, ya que, como propone el modernismo, debemos mirarnos a nosotros
mismos, cuestionarnos. Tras esto, miramos lo que sucedía realmente en nuestra sociedad y
lo que el sistema nunca quiso que viéramos: despertamos de la ilusión que tejía el
capitalismo, misma ilusión que construyó Mefistófeles con Fausto para controlarlo, porque
“...en el curso de su trabajo con el diablo y a través de él, Fausto se convierte en un hombre
automáticamente mejor(...)Como muchos hombres y mujeres de mediana edad que
representan una especie de renacimiento” (2006: 43). Desde ese momento que la crisis del
18 de octubre es moderna, desde que despertamos por nuestra necesidad de libertad, pero
una libertad verdadera. Hemos cambiado nuestra actitud, nuestro desadormecimiento nos
llevó a desatar el caos. Entonces sí, el estallido social es moderno.

Berman, Marshall (2006). Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la


modernidad. México: Siglo XXI. (29-80)

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