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¡El arte de ser universitario!

¿Estamos listos para asumir el reto?

La corteza prefrontal dorsolateral está ubicada en la sección delantera anterior, fácilmente


señalada en lo que nosotros llamamos “la frente”… pero por qué esto es importante para entender la
fina diferencia entre lo que es ser universitario y estar preparado para ello; pues clínicamente se ha
estudiado que la corteza prefrontal es de las últimas unidades del cerebro y el cuerpo en general, que
terminan de desarrollarse, siendo entonces en muchos casos, hasta los 25 años de edad el
“perfeccionamiento final” de esta fracción anatómica, y ya que la misma tiene como función principal,
entre otras muy importantes, el control, dirección y supervisión de las acciones cognitivas de alto
nivel, gestión de las emociones y la conducta del individuo, cabe racionalmente preguntarse si
estamos listos para asumir el reto.

La corteza prefrontal en un adolescente es muy parecida a un edificio en construcción, lo cual


nos muestra obreros trabajando, materiales por el piso, grandes telas que cubren nuestros complejos,
imperfecciones tectónicas, colores grises en infraestructuras no terminadas, sin acabados específicos,
en fin… un desastre. Pero cuando llegamos a la universidad, cumpliendo con la mayoría de edad o no,
nuestro deber es entender que hemos entrado al mundo profesional y por consiguiente al mundo de
los adultos, con lo cual debemos apurar nuestras construcciones personales en función de “mostrar
nuestro mejor rostro” al mundo, que no espera menos de nosotros sino madurez y profesionalismo,
esté desarrollada o no, nuestra corteza prefrontal. ¡Y si no es el caso, hay que apresurar el proceso!

Somos dueños de nuestras acciones y de nuestras decisiones (todas aquellas que tendrán,
sobre seguro consecuencias), papá y mamá no estarán en el mundo universitario, ni profesional para
la resolución de conflictos o procesos de negociación, estudiar en una institución de rango superior
implica asumir nuestros problemas y cumplir con nuestras responsabilidades, sin evasivas. Entonces le
damos completo crédito a placer de acertar, al escritor y poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson
cuando reza que “la madurez es aquella edad en que uno ya no se deja engañar por sí mismo”.

Nos relacionaremos con otros adultos y profesionales, que también tendrán sus taras
emocionales, con compañeros de clase que no necesariamente serán nuestros amigos, y con
profesores que no están ahí para edulcorar nuestros errores o justificar nuestros caprichos; debiendo
con madurez (la palabra clave), entender que la institución no solo son un grupo de salones y equipos
que debemos respetar, sino un conjunto de valores que están dispuestos para nuestro crecimiento
personal, ético, moral y académico; cuyo factor de éxito no es más que nuestro propio compromiso
ante las diligencias que se nos requieran y las adversidades que se nos presenten.

Entrar a la universidad es un pacto con nosotros mismos, queriendo conseguir el título de


adulto con el rango de profesional, que viene con un gran poder y como ya se nos ha enseñado a
través de las películas de Marvel, todas aquellas que procesamos con la corteza prefrontal, “un gran
poder conlleva una gran responsabilidad”, digamos… ¡es el arte de ser universitario!

REDACTOR:

• Prof. Nicolás Peña Sifuentes.

CÁTEDRA: Metodología de la presentación oral y escrita.

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