Está en la página 1de 8

CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUROCCIDENTE,

CONSUROC- USAC MAZATENANGO


SUCHITEPÉQUEZ

DELMY LILY CASTILLO SANDOVAL

LIC. ROEL RODAS

CURSO: ÉTICA

TEMA:
CRISIS DE LOS VALORES EDUCATIVOS
INTRODUCCIÓN
El tema que trataremos a continuación es sobre las perdidas de los valores. Es un
tema de gran importancia ya que en hacemos referencias de las causas,
consecuencias y de la forma de fomentar los valores en nuestras vidas y en la
sociedad.
Nuestro propósito en este tema, es que al leerlo podamos aprender a llevar
nuestros valores. Y también que los demás puedan aprender la importancia de
este tema.
Otro de nuestro propósito es que se pueda proporcionar una toma de conciencia y
estudio de los propios valores y de las instituciones en las que estudiosos se
desenvuelven.
CRISIS DE LOS VALORES EDUCATIVOS
Antes de que nos estallara en la boca
la crisis económica y desbordara las
agendas políticas y sociales,
estábamos plenamente inmersos en
otras dos crisis. Por una parte, estaba
la crisis ecológica (todo se andará) y
por otra parte teníamos lo que muy
acertadamente se llamaba “crisis de
valores”.

Esta última se solía interpretar desde


el matiz de peligro de la palabra crisis,
dando a entender que los valores
corrían el riesgo de desaparecer, llevándonos a una anarquía moral, y la tarea
consistía en preservarlos. Sin embargo, recordemos que “crisis” también significa
“cambio”, y con ello también “oportunidad”, y las próximas generaciones podrían
contar con unos sistemas morales y de unas escalas éticas más perfeccionadas
que las nuestras.

Así pues... ¿qué es lo que está ocurriendo con los valores educativos?
Evolucionan de un modo tan vertiginoso que aún no nos hemos dado cuenta de su
transformación, o están en proceso de disolverse en la nada?

Artículo relacionado: "Los 10 tipos de valores: principios que rigen nuestras vidas"
Los valores educativos y el relevo generacional
Lo más importante es que los valores predominantes no están desapareciendo,
sino que están siendo relegados a un segundo plano o están empezando a
convivir con nuevos valores emergentes. Un agente clave en este proceso es el
auge de las redes sociales, que permiten la expresión y transmisión de ciertos
valores normalmente reprimidos por los mass media y que favorecen un proceso
de globalización que implica la importación y exportación de dichos valores.

Por lo tanto nos encontramos con infinidad de valores, todos ellos legítimos pero
muchos contradictorios entre sí, lo que hace que las acciones y sentimientos de
una misma persona puedan no ir en consonancia, dando lugar a casos en los que
se produce un malestar conocido en psicología como disonancia cognitiva, y
poniendo muy complicado el ser políticamente correcto en casi cualquier situación
oficial o social.

Siendo así, es difícil no caer en un relativismo posmoderno que nos lleve a la


conclusión de que todos y nadie tienen razón, y más allá, a una guerra moral en la
que puedo admitir estar equivocado, pero lucharé obstinadamente para defender
mis valores, que para eso los he elegido yo.

Combatir al relativismo
En casos extremos, se suele justificar lo erróneo de algunos valores acudiendo a
los derechos humanos. Sin embargo, desde esta perspectiva relativista, dichos
derechos no dejan de ser fruto de un consenso dependiente de una cultura y una
época determinadas, lo que los tacharía de arbitrarios al fin y al cabo.

Es por ello que desde muchos sectores se apunta a una solución, y es que
tenemos la suerte de disponer todo un entramado educativo, con edificios,
profesionales y políticos dedicados plenamente a este respecto, lo que nos
concede una oportunidad inigualable de inculcar unos valores positivos en las
jóvenes mentes que conformarán la mayoría de nuestra población en apenas 15 o
20 años. Hemos conseguido una educación en contenidos y estamos en el camino
de conseguir una educación en competencias, puede que sea el momento de
entrar en una educación en valores.

¿Deben enseñarse valores en la escuela?


Analizándola desde el punto de vista pragmático, la función de la escuela consiste
en garantizar a los estudiantes todas aquellas competencias necesarias en la
sociedad a la que se van a incorporar que no estén aseguradas por los entornos
educativos no formales. Teniendo en cuenta los conflictos políticos y sociales del
mundo en el que vivimos, diríamos que los valores sí son fundamentales y que no
están funcionando a las mil maravillas, por lo que, siguiendo esta lógica, sí, parece
que la responsabilidad cae de nuevo en las escuelas.

La pregunta del millón es: ¿qué valores elegimos? Si no queremos caer en el


relativismo, debemos definir cuáles son aquellos valores óptimos para nuestra
sociedad… ¿respeto, compañerismo, fraternidad…? ¡Ojalá fuera tan fácil!

Obviamente, nos enfrentamos a varios problemas. Por una parte, habría que
definir los valores a través de conductas e ideas asociadas a los mismos, pero no
podemos estar seguros de que los encargados de definir estos valores no lo
hagan sujetos a determinados intereses, por no hablar de que inculcar unos
valores predefinidos a las maleables mentes juveniles no deja de ser un
adoctrinamiento cuyos peligros están patentes en los libros de historia. Por último,
como no controlamos lo que ocurre en las escuelas de otros estados, seguimos
sin estar a salvo del relativismo.

Sin embargo, hay una herramienta para que los ciudadanos puedan responder de
forma adaptativa a su entorno moral sin caer en el intervencionismo. Ser
escépticos ante la información vertida por partes interesadas, contrastar la misma,
plantearse los motivos que llevan a otras personas a tomar soluciones opuestas…
Es decir, desarrollar un pensamiento crítico.
El valor de la inmediatez, nos lleva a desarrollar escasa capacidad de espera y
poca tolerancia a la frustración cuando se demora el resultado o la expectativa
esperada.

Se pierde la vivencia de observar y sentir el proceso del paso del tiempo hasta que
consigues una meta, porque se privilegia el goce inmediato y si no se obtiene se
abandona o se actúa la frustración. La frustración es el producto de la no reflexión
y de la imposibilidad como tal de simbolizar, con lo cual cuando el impulso supera
la capacidad del yo de autocontrolarlo, se producen los cortocircuitos y aparece la
acción impulsiva (acting-out) con conductas autodestructivas o hetero-destructivas
a modo de descarga para liberarse de la sensación física y mental tan
desagradable que genera la frustración no tolerada. Esto es lo que significa actuar
la frustración.

En terapia familiar y en cualquier psicoterapia, nuestro principal instrumento o


herramienta de trabajo es la palabra desde la empatía, porque la palabra tiene
valor, a través de la palabra y la reflexión llegamos a la simbolización, al
reconocimiento de nuestras limitaciones y de la castración aceptando la necesidad
de ayuda y dejando de lado fomentar la omnipotencia y el narcisismo infantil tan
extendido actualmente.

El dilema está en cómo podemos ayudar a nuestros hijos para que se empapen de
otros valores sin que les arrastren los de su contexto cultural. Difícil. Los hijos son
el resultado emergente de la familia de origen que funciona como modelo social y
de las instituciones sociales de su cultura (escuela, leyes, medios de
comunicación...). La familia está en clara desventaja en cuanto a la transmisión de
valores, únicamente la propuesta es seguir aportando nuestro granito de arena y
atrapar y apropiarnos de la herencia de nuestros padres, para que en el futuro los
que ahora son nuestros hijos y cuando ya no estemos aquí, hagan lo propio, la
transmisión transgeneracional de valores.
Conclusión
Esta última se solía interpretar desde el matiz de peligro de la palabra crisis,
dando a entender que los valores corrían el riesgo de desaparecer, llevándonos a
una anarquía moral, y la tarea consistía en preservarlos. Sin embargo, recordemos
que “crisis” también significa “cambio”, y con ello también “oportunidad”, y las
próximas generaciones podrían contar con unos sistemas morales y de unas
escalas éticas más perfeccionadas que las nuestras.
Egrafia
https://www.conmishijos.com/educacion/valores/existe-una-crisis-de-valores-en-la-
educacion-de-nuestros-hijos/
https://psicologiaymente.com/desarrollo/valores-educativos-en-crisis

También podría gustarte