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tancia y por eso también tenía los ojos tan tristes a ratos
y hablaba a pocos por temor de que reconocieran el acen
to de sus tangos porque lo de la voz no había sido cues
tión de ciencia, quizá ni de milagro. Nadie se lo había
podido explicar, era uno de aquellos misterios que huían
de la inteligencia humana como huyen los gorriones del
alcance de los niños. La pelota saltó de las manos de
Elena y cayó con un golpe fuerte que estremeció la puer
ta de los Lerner. Moisés abrió ¿qué les pasa a ustedes?
y Elena mordiéndose el labio había señalado con el brazo
que no sostenía la pelota hacia la pared. De colorado ca
si no se le notaban las pecas, entró corriendo a su casa
y a los pocos minutos la judía salió en bata, con los pe
los sin peinar y al segundo de ver la pared se echó a
llorar y a retorcer el cinturón de albornoz y a quejarse
en su idioma mientras que Moisés ya mamá cállate entra
y vístete ya pues mamá que vas a hacer salir a todo el
mundo. La judía le ajustaba el brazo a Elena tú sabes tú
sabes quién ha sido tú me dices por qué los paganos nos
hacen siempre esto por qué tú me dices. Nos fuimos co
rriendo cuando Elena se pudo zafar y su mamá nos man
dó a la cocina a comer unas pastitas que ella misma pre
para y si vieras Marcela, Elena estaba toda asustada co
mo si la judía le pudiera haber hecho daño o como si ella
fuese la culpable y afuera en el pasaje seguían las dos
mujeres hablando aunque a la señora Malek casi no se
le oía su voz es tan baja y la judía gritaba tanto nunca
la habíamos visto así, para qué Marcela, es bien buena
gente aunque no sabemos si nos está diciendo en la cara
paganos o peruanos viene a guardarse algunas cosas en
nuestra refrigeradora y cuando estamos con calor de ju
gar pelota en el pasaje aunque Moisés no esté con no
sotros sale a ofrecernos limonada y galletas que ella mis
ma hace y para la Navidad le dio un corte de tela a mi
EL TRUCO DE LOS OJOS 17
todos los niños afuera déjame en paz ¿no ves que estoy
cocinando estudiando tratando de medirle la basta a esta
falda? Isabel tenía Penecas que su padrino le traía pun
tualmente todas las semanas. El padre no quería que ella
leyera revistas sino solamente libros porque de otro mo
do se acostumbran a las figuritas y crecen sin saber na
da de nada que lo mejor de la vida y la sabiduría de los
años y la historia se halla en las páginas de un libro. Ade
laida compraba Para ti, a veces traía Vanidades y lo que
Eulalia no permitía en casa eran los Cuéntames que úl
timamente Pichuza leía escondiéndolos entre las hojas
de una carpeta. Un día él había quemado cuatro novelitas
de Corín Tellado y Pichuza lloraba en el baño porque ni
siquiera eran de ella y ¿cómo iba a explicarles a sus
amigas que tenía un padre maniático? El sábado ayer
había estado chispas, con bastante sol y con una brisa
que había empezado a soplar desde la mañana. Este día
sin embargo, había llegado espeso y con muy poca luz.
Ese era el clima triste y nublado de Lima que lo deprimía
a él muchas veces y era también la causa de que ella
se encontrara tan enfermiza. Afuera las mellizas conti
nuaban jugando volley, si fijaba la oreja escuchaba los
saques firmes de Rosa seguidos del salto y del grito frus
trado de la otra. Cuando jugaban matagente tiraban la pe
lota tan fuerte que si le caía en la pierna se le formaba
como nada un morado y en el estómago peor, eso ya era
peligroso, Carolina Cáceres había vomitado en el cole
gio por un pelotazo en la mitad de la clase de geografía,
un mapa amarillo y verde con montecitos crema y ríos
qué asco los granitos de Coromina ¿qué hiciste ayer con
Isabelita? Habían jugado hasta la hora del lonche. Se pu
so de pie porque quería estar segura si era volley lo que
jugaban las mellizas. Coromina ¿oye adonde vas? Tenía
calor y estaba bien, iba solo a abrir un poco más la puer-
56 LAURA RIESGO
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19 de junio, 1975.
oOo
Esta novela de Laura Riesco EL TRUCO
DE LOS OJOS, se terminó de imprimir
el día 6 de febrero de 1978, en los
talleres gráficos DESA, en Gral. Varela
1577, Lima, Perú.
Este libro es la reflexión sobre un mundo social
urbano asfixiante, estrecho, mezquinamente segrega-
cionista, propio del sectarismo social de nuestro tiem
po. Cada acción, gesto o movimiento están captados
cinematográficamente, capturados por un narrador
que obra con una paciencia y una sabiduría entomo
lógicas para describir inconteniblemente y sin parar
hasta el fin la vida diaria de una familia anodina de
un barrio de Lima. Su técnica deliberadamente es no
tener ninguna y su estilo el evitarlo.
El truco de los ojos desde su esencial lenguaje
femenino, es verdaderamente la versión narrativa que
le faltaba a la novelística peruana contemporánea y
desde este punto de vista puede asegurarse que la
peruana Laura Riesco logra un perfecto engaste del
tono femenino en las frases, las expresiones natura
les, los simples giros, los rasgos sicológicos y la idio-
sincracia propia de la mujer, sin ese excesivo lengua
je forzadamente femenino, afectado, que tenemos que
leer con enfado en los autores del boom narrativo.
Su riguroso trabajo es consagratorio, no obstan
te ser el primero.
Laura Riesco Malpartida nació en La Oroya, Ju-
nín, en 1940. Hizo estudios secundarios en Lima y
superiores en Estados Unidos, en las universidades
de Wayne State en Detroit y de Kentucky en Lexing-
ton. Actualmente enseña literatura en la universidad
norteamericana de Maine en Orono.