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PEDAGOGÍA II

Estudiante: Florencia Fernández Ibañez


I.F.D. Rocha. 27/06/2021

1- Autora: Reina Reyes – Obra: “El derecho a educar y el derecho a la educación”.


Citas:

“Usada corrientemente con el sentido de trasmisión, la palabra “enseñanza” está plena de


un contenido simpático, porque supone dar a otro, generosamente, lo que ya se posee.
Pero esta acción puede, en los hechos, ser lesiva para el derecho a la educación, si directa
o colateralmente, esa trasmisión supone la imposición de determinados valores que
deberían quedar librados a una posterior elección personal y que condicionan la
conducta.” (Reyes, 1967, p.31.)

“Ahora bien, quien guía puede hacerlo imponiendo por autoridad un único camino o puede
mostrar todos los caminos conocidos y aun provocar la búsqueda de otros, dejando así al
guiado en libertad para elegir el suyo.” (Reyes, 1967, p.33.)

“Tal educación de los padres está descuidada en la cultura actual y el padre hace elección
de los establecimientos educativos para su hijo con la mejor intención, pero guiado por
tradicionalismos, por aspectos formales de la enseñanza o por el valor económico de la
misma, pero sin juicio referido a la calidad de educación que debe ofrecer a su hijo, por no
estar en condiciones de poderla juzgar en sus consecuencias para el niño.” (Reyes, 1967,
p.40.)

2-
Ideas:
Normativa: Constitución,
Declaración Universal
La educación DDHH, derechos del niño
como derecho
humano
fundamental
Sociedad disciplinaria
y de control: Deleuze –
Foucault Panorama de la
Panóptico educación en la
Nuevas tecnologías actualidad – contexto
de pandemia – Covid-
19 en Uruguay y
América Latina

Educación para todos,


obligatoria, gratuita,
laica
Crisis económica
- Igualdad
Deserción estudiantil
- equidad
Falta de interacción
LA EDUCACIÓN COMO DERECHO HUMANO FUNDAMENTAL

ENSAYO

PEDAGOGÍA II – PROF. LAURA CRUZ


GRUPO 2º D.

INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE DE ROCHA

ESTUDIANTE: FLORENCIA FERNÁNDEZ IBAÑEZ

25 DE JUNIO DE 2021

INTRODUCCIÓN
En torno a la educación como derecho humano fundamental y a través de la normativa
vigente a nivel internacional y nacional al respecto, se analizará la visión de la maestra y
pedagoga uruguaya Reina Reyes quien considera de gran importancia tanto el derecho a la
educación como el derecho a educar, si bien ambos son controversiales. Asimismo y en el
mundo del siglo XXI donde el conocimiento está en todos lados y las tecnologías han
conquistado la sociedad, observaremos cómo los caminos que debe enseñar el docente hacia
sus estudiantes van a determinar el desarrollo de la personalidad de los mismos. Esa
personalidad que también se condiciona por la sociedad disciplinaria, que como propone
Deleuze nos auto controla. Y, actualmente es el Covid-19 quien condiciona nuestros
derechos humanos, ¿cómo posicionar unos sobre los otros?, donde prima la salud como
derecho a la vida por sobre la educación. ¿Cómo garantizamos la gratuidad de la educación
en una educación virtual y a distancia?

DESARROLLO
Tal como lo realiza Reina Reyes en su obra y en el capítulo del mismo nombre: “El derecho a
educar y el derecho a la educación”, si nos situamos en el marco normativo observaremos el
contexto y las situaciones que hacen que la educación sea consagrada y por ende considerada
por todos los sujetos parte de la sociedad, un derecho humano fundamental.
La educación se encuentra consagrada como derecho humano fundamental, tanto en la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre del año 1948, como en la Ley General de
Educación de 2008, (artículos 26 y 1º respectivamente. La Ley Nº 18.437 refiere a que el
Estado debe garantizar, promover y facilitar la continuidad educativa, esto tiene estrecha
relación con el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, respecto
a la gratuidad en la instrucción elemental y fundamental, la obligatoriedad, y la igualdad de
acceso que debe tener la educación.
La Declaración de los Derechos del Niño (1959), recoge 10 principios, en el 7 considera el
derecho a la educación que deben tener los niños.
La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), en sus artículos 28 y 29 también
considera el derecho a la educación, enfatiza que los niños tienen los mismos derechos que
los adultos y se subrayan aquellos derechos que se desprenden de su especial condición de
seres humanos que, por no haber alcanzado el pleno desarrollo físico y mental, requieren de
protección especial.
Tal como lo expresa Reina Reyes en su obra, el pensamiento de Burdeau señala que “...el
ciudadano del siglo XVIII lleva en sí los derechos como prerrogativas de la naturaleza
humana…”, mientras que el ‘hombre situado’, denominación que señala la autora para
determinar las particularidades de un sujeto nuevo de la segunda mitad del siglo XIX, debe
esperar de su ambiente la ocasión de conquistar la libertad. Por lo que, resulta interesante esta
cita: “No siendo la libertad un atributo de la persona sino una posible conquista, el hombre de
hoy lucha por su liberación en lo económico y en lo cultural.”p.26
Luego de analizar el derecho a la educación, inherente a toda persona, y que por tanto
podemos hacer uso en cualquier momento de nuestras vidas como sujetos de derecho, vamos
a enfocarnos en el derecho a educar.
En síntesis, es el Estado quien está obligado a que se cumpla con el Derecho a la educación,
por tanto lo tiene que posibilitar de manera efectiva para toda la sociedad. “Pero este derecho
a la educación que le otorgamos teóricamente a todo hombre, en las sociedades actuales se
enfrenta con un derecho a educar que sobre el ‘hombre situado’ ejercen distintas
potestades.”p.26
Aquí observamos como la autora lo plantea en términos de problema puesto que el Derecho a
la educación entraría en conflicto con el Derecho a educar. Entonces, nos encontramos con
dos sujetos y a su vez titulares de derechos, el educando y quien le educa. Quienes son
titulares del derecho a la educación como derecho humano fundamental somos todos, pero
quien tiene derecho a educar, se podría decir que está más limitado, pues se entiende que
‘educar’, es algo que se hace al otro, o “con el otro” (en una situación de igualdad entre el
docente y el estudiante), como lo considera el pedagogo brasileño Paulo Freire, ello implica
la transmisión de conocimientos, valores, destrezas, de generación en generación.
Las instituciones escolares y específicamente los docentes son quienes tienen esa potestad
educativa, así como la tienen los padres sobre sus hijos, de elegir los maestros y las escuelas
en las que quieren que sus hijos se eduquen, por lo tanto están ejerciendo el derecho a educar
desde otra perspectiva, para el bien de sus hijos, de acuerdo a lo establecido por nuestra
Constitución en el artículo 68, esto es la libertad de elegir la enseñanza que se desee, con los
límites derivados de la ley, por razones de interés general, así como también se reconoce la
libertad de enseñar en el inciso primero del mencionado artículo.
El Estado democrático en su función educativa, como garante de la misma, tiene que
satisfacer el derecho a la educación para de esa manera propiciar personalidades libres y
respetuosas de las libertades de los demás.
Según la autora, el Estado ante esta situación problemática entre los fines del derecho a la
educación y la defensa del derecho a educar puede optar por la libertad de enseñanza, la cual
supone un derecho a educar ilimitado o, el monopolio de la enseñanza por el Estado o
Escuela Única.
En lo que respecta a la libertad de enseñanza y tal como se referenció en nuestra normativa
nacional, se puede decir que el derecho a educar que ejerce nuestro Estado de Derecho es
ilimitado.
Respecto a lo que implica la enseñanza, Reina Reyes expresa: “Usada corrientemente con el
sentido de trasmisión, la palabra “enseñanza” está plena de un contenido simpático, porque
supone dar a otro, generosamente, lo que ya se posee. Pero esta acción puede, en los hechos,
ser lesiva para el derecho a la educación, si directa o colateralmente, esa trasmisión
supone la imposición de determinados valores que deberían quedar librados a una
posterior elección personal y que condicionan la conducta.” p.31. En esta cita podemos
apreciar que si bien quienes ejercen el acto educativo transmiten conocimiento, no se debe
transmitir como el único válido, pues posicionándonos en la sociedad de la información de la
actualidad y más específicamente en el mundo del siglo XXI en el cual nos encontramos,
estamos rodeados por las tecnologías y por ende la información está en todas partes. El
maestro o quien ejerza ese derecho a educar no tiene que transmitir su conocimiento de
manera estructurada sino que tiene que guiar al educando para que forme un conocimiento
crítico y reflexivo. Quien educa y quienes se educan tienen que saber discernir esa
información y tomar lo que para ellos es válido, de manera objetiva mediante un análisis
crítico y reflexivo que es elaborado gracias a quien ayuda y marca el camino en ese proceso
de enseñanza y aprendizaje.
El condicionamiento de las conductas de quienes son enseñados influye negativamente en el
desarrollo de su personalidad, en este sentido Piaget propone que los fines de la educación
tienen que producirse en un ambiente social libre de sumisión. En este caso el sujeto que
recibe la educación está sometido a una relación de saber- poder, en donde los intereses
determinan que quien es dueño del saber tiene el poder para ejercer el dominio. Actualmente
nos encontramos sumergidos en una sociedad disciplinaria y de control, en donde publicamos
voluntariamente lo que hacemos y dónde estamos (por medio de las redes sociales), ‘presos
de nosotros mismos’ pues nos encarcelamos ante la sociedad sin que exista una institución
dominante que nos oprima (como ocurría en el panóptico de Foucault). Es la ideología
dominante (el poder del Estado actual-capitalista) el que influye en cada sujeto y es el propio
sujeto el que se ‘encasilla’ en querer algo que en realidad no, pues la libertad individual está
condicionada por la sociedad de la que  forma parte. El poder es ejercido por el sujeto sobre
sí mismo, dejando de lado, siendo ‘ciego’ a su forma de esclavizarse. Todo ello se relaciona
con los postulados de Bauman referidos al hombre del siglo XXI  al que le importa vivir el
presente “el aquí y el ahora”, se encuentra inmerso en un mundo de consumo, en donde es
más importante lo estético que lo ético. Según Bauman, vivimos en un mundo en donde todo
fluye y cambia muy rápido, la información, las ventas, los deseos, el ser humano trata de
obtener todo de inmediato para ser el primero en obtenerlo. La razón, es que detrás de un
producto adquirido se crearon otros más innovadores, más eficientes, más originales que
logran que las personas los quieran comprar para sentirse independientes y con un sentido de
libertad en la toma de sus decisiones, aunque las mismas no lo sean; están condicionadas por
el contexto histórico y cultural en el que se encuentran. El conocimiento hoy en día es visto
como una mercancía, la cual también deviene obsoleta con el paso del tiempo, pues las
sociedades cambian muy rápido.
Dado que el derecho a la educación debe propiciar la autonomía del individuo, es necesario
que el educador adopte la actitud de guiar a los estudiantes para que cada uno de manera
crítica y reflexiva elija su camino, y no imponga un solo camino como verdad absoluta, más
aun cuando el sujeto es un niño y todavía no ha desarrollado sus capacidades para ser crítico;
desde el punto de vista de Reyes: “El niño vive en la anomia y el maestro que ya posee
autonomía está obligado a actuar, favoreciendo la futura autonomía de aquel a quien educa.”
Asimismo, ante esa actitud antagónica que puede adoptar el educador, si “utiliza su
sugestividad para sentirse como guía, para satisfacer su deseo de poder, para reflejarse en sus
adeptos, es un seductor.” Cabe citar aquí otra reflexión de Reina: “Ahora bien, quien guía
puede hacerlo imponiendo por autoridad un único camino o puede mostrar todos los caminos
conocidos y aun provocar la búsqueda de otros, dejando así al guiado en libertad para elegir
el suyo.” p.33 Quien imparte la educación debe de hacerlo de manera responsable para que el
estudiante obtenga cierta utilidad en aquello que aprende. Se está en un constante proceso de
enseñanza y aprendizaje, por ello como ya se ha mencionado, me remito a Freire quien
establece que “somos seres inacabados”, tanto estudiantes y profesores nunca terminan de
aprender y de enseñar. En su pedagogía crítica pone al docente y al alumno a la misma altura,
se busca una transformación social en la que se produzca una educación dialógica, humanista,
en la que se parte del contexto del educando para mejorarlo.
Según Reyes, ‘la escuela única como monopolio de la enseñanza por el Estado’, es vista
como aquella que garantiza a cada individuo el derecho de la instrucción según sus
capacidades y necesidades; establece el principio de igualdad, por lo que no admite la
distinción entre lo que sería una escuela popular y una privilegiada. Lo anteriormente
mencionado es muy distinto al hecho de que el Estado monopolice la educación, si el Estado
la nacionaliza no va permitir que las instituciones enseñen, sino que en el caso del niño se lo
va a tratar como “cosa” y va a dejar de ser un sujeto de derecho al que se le tiene que
garantizar la educación como derecho humano fundamental y brindar todas las posibilidades
para su desarrollo integral. De esa manera el Estado aseguraría esa unidad nacional evitando
que se divulguen ideas y sentimientos contrarios al mismo.
Refiere a que es un peligro que el Estado utilice la escuela como instrumento de
adoctrinamiento y de dominación del pueblo, lo cual podemos asociar con lo que hoy en día
nos engloba a todos como sociedad. Nos remitimos aquí a lo que Deleuze y Foucault.
En cuanto a las limitaciones a la libertad de enseñanza, supone poner determinadas
‘barreras’ al derecho a educar ilimitado que existe. De esta manera se acepta la coexistencia
de la escuela privada y la pública, dándole a los padres la posibilidad de elegir la educación
para sus hijos. Implica que para ejercer la docencia se exija un título que acredite la idoneidad
de quien ejerce el derecho a educar, pues es de gran importancia estar capacitados para la
formación de los estudiantes. Otra de las limitaciones explica Reina Reyes, podría ser que se
inspeccionaran las escuelas privadas por una autoridad oficial de la enseñanza para que de
esta forma se controle que no se esté imponiendo ningún preconcepto ni ideologías en la
percepción de los niños, quienes deben formar sus propias concepciones del mundo.
Para que se le otorgue al niño, por parte de los padres que son quienes tendrían en este caso el
derecho a educar, una educación que favorezca su desarrollo; en palabras de Reina Reyes:
“Tal educación de los padres está descuidada en la cultura actual y el padre hace elección de
los establecimientos educativos para su hijo con la mejor intención, pero guiado por
tradicionalismos, por aspectos formales de la enseñanza o por el valor económico de la
misma, pero sin juicio referido a la calidad de educación que debe ofrecer a su hijo, por no
estar en condiciones de poderla juzgar en sus consecuencias para el niño.” p.40
En relación con el derecho a la educación en Uruguay, en su mencionado ensayo, Reyes
refiere a los grandes principios que rigen la educación en nuestro país: la obligatoriedad, la
laicidad y la gratuidad. Este último es un aspecto relevante, no alcanza con que sea gratuita,
el ausentismo escolar se basa en factores económicos.
Podemos observar que el pensamiento de la autora se ve reflejado actualmente en nuestra
sociedad y más aún en época de pandemia, ya que a raíz del Covid-19 la crisis económica ha
aumentado. Si bien la educación es un factor relevante para la sociedad, hoy en día prima la
salud. Ante esta situación de crisis y, a pesar de que la educación sea gratuita, ha aumentado
la deserción estudiantil. La misma ocurre por la falta de recursos de parte de las familias y, a
nivel mundial la crisis económica que sufre el país repercute en todos, tanto a nivel
educativo, político, cultural; en cuanto a lo laboral, se genera falta de empleo, ello influye en
los costos elevados de los materiales de enseñanza que tienen que afrontar los padres.
Asimismo la educación virtual perjudica a quienes tienen menos recursos, se agranda la
brecha educativa y tecnológica, se marcan aún más las diferencias de clase. El hecho de
asistir a la escuela y estar todos en una misma aula no marca esas diferencias, son todos
tratados de forma igualitaria, y en la misma existe la equidad. Pero actualmente, la pandemia
ha marcado esas diferencias, quienes no acceden al aula virtual es por falta de medios
económicos que la ‘educación gratuita’ no se los brinda. Si bien se intenta hacer llegar la
educación por todos los medios hay un virus que ‘todo lo puede’ y no permite que eso se
haga, quienes reciben las tareas puerta a puerta, de alguna manera se ven discriminados. No
solo en Uruguay, sino que hay países que ni siquiera cuentan con acceso a Internet y en los
que la educación se ha paralizado en algunos momentos. Es muy complejo, y son muchos los
esfuerzos que se unen para que el derecho a la educación se vea satisfecho, en América
Latina hay países que llegaron a dictar clases por medios de comunicación masivos como
televisión y radio nacional/local.
CONCLUSIÓN
En fin, como derecho humano, la educación, no importando el momento ni la situación debe
llegar a todos de la manera más acorde y más eficaz, es el Estado quien debe garantizarla y
por ende el derecho a la educación es un derecho inherente a todos los seres humanos
consagrado tanto a nivel nacional como internacional.
En cuanto al Derecho a educar, considero que de alguna manera el mismo tiene que en parte
ser limitado puesto que para garantizar cierta objetividad en las subjetividades de los
estudiantes se tiene que saber cómo enseñar, quienes educan lo tienen que hacer de forma
responsable y para ello tienen que entender las complejidades que el proceso de enseñanza y
aprendizaje implica. Para no influir en esos niños que están ‘conociendo el mundo’ se les
debe brindar las herramientas y posibilidades para que aprendan y formen su camino pero no
se los puede encorsetar en un pensamiento único. Entiendo que esto es lo que haría un
sistema que vigila a sus habitantes. En la disyuntiva relación entre saber y poder, es el Estado
quien moldearía a la sociedad, pero la sociedad disciplinaria que define Deleuze implica que
nosotros somos auto vigilantes de nosotros mismos. Este panóptico digital refiere a que son
las nuevas tecnologías las que nos controlan por medio del mercado (nuestros deseos de
consumo se vuelven mercancía), o por medio de la información, la cual está en todas partes,
en este caso el conocimiento que se quiere enseñar ya está de alguna forma ‘estipulado’, hay
mucho conocimiento, el cual el docente y los estudiantes van a tener que saber interpretar,
pero la influencia del contexto, el uso de las redes sociales a las cuales nos adherimos
voluntariamente también influyen en la formación y en la construcción de personalidad de los
sujetos y de esa forma colaboramos en dicha modalidad de control, somos agentes activos,
participamos de estos mecanismos de control. Quienes no se adaptan a la nueva sociedad no
son ‘nadie’ para el sistema, quedan por fuera de lo que es la sociedad de la información.
Actualmente, en tiempos de pandemia, podemos pero no somos del todo conscientes del
control al que nos encontramos inmersos en las aulas virtuales.

REFERENCIAS
Banco de Desarrollo de América Latina (2020). Nuevos paradigmas del sistema educativo
Recuperado de https://www.caf.com/es/actualidad/eventos/2020/06/nuevos-
paradigmas-del-sistema-educativo/
Bauman, Z. (2007). Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona, España:
gedisa.
Educación Simbólica (2020), “Foucault: Sociedad disciplinaria y sociedad de control”. De
https://www.youtube.com/watch?v=HNMsa_MLbkc
Korzeniak, J. (2007). La constitución explicada y un poco de humor. Montevideo, Uruguay:
Planeta. pp.172-173
Organización de las Naciones Unidas (1948). Declaración Universal de Derechos Humanos.
10 de diciembre 1948.
Organización de las Naciones Unidas (1959) Declaración de los Derechos del Niño. 20 de
noviembre de 1959.
Organización de las Naciones Unidas (1989). Convención sobre los Derechos del Niño. 20 de
noviembre de 1989.
Poder Legislativo. (2008). Ley General de Educación Nº 18.437. 12 de diciembre de 2008.
Reyes, R. (1967). El derecho a educar y el derecho a la educación. Montevideo, Uruguay:
monteverde.

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