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Seminario Arquidiocesano

“San Jerónimo”

SAN POLICARPO

Curso: HISTORIA DE LA IGLESIA

Profesor: Rvdo. Pbro. Carlos Jimenez

Alumno: Paulo Cèsar Contreras Ortiz

Arequipa — 2020
CAPITULO I

CONTEXTO HISTÒRICO ECLESIAL

San Policarpo muere bajo la persecución de tiempos del emperador Marco


Aurelio; mártires contemporáneos a èl son: Justino, Felicidad y sus hijos y otros.
Veremos esto en los párrafos siguientes y veremos además, que la iglesia en tales
tiempos se hallaba bajo persecución.

Encontramos en el texto de José Orlandis lo siguiente: « (…) Consecuencia de


una de esos motines fué, por ejemplo, el martirio de San Policarpo de Esmirna, antiguo
discípulo de San Juan, y el suplicio de los mártires de Lyon-unos cincuenta- en la
persecusiòn habida en la ciudad bajo el imperio del emperador Marco Aurelio (161-
180), y que tuvo origen en las fiestas del culto imperial que allí celebraban»1

Joseph Lortz nos cuenta los siguiente: «Marco Aurelio, ilustre filòsofo en el
trono imperial (161-180), no fuè como falsamente se ha afirmado, protector de los
cristianos. Creía estar por encima de semejante “fanatismo”. Bajo su reinado murió
Justino el apologeta. Y en Lyon, en el 177, tuvo lugar la sangrienta persecución ya
mencionada (…) En esta época tuvo lugar el peligroso ataque literario de Celso. Por el
contrario, Atenàgoras y Meliton de Sardes se vieron obligados a dirigir al emperador
Marco Aurelio cada uno escritos en defensa de los cristianos, señal evidente de que la
situación en otras partes del imperio no era precisamente tranquila, pero señal tambien
de que podía manifestarse una cierta “oposición”.»2

Nuevamente José Orlandis indica: «El emperador Marco Aurelio reiterò


expresamente que procedìa aplicar las leyes, tal como habían sido interpretadas por
Trajano: ser cristiano eran en sí mismo un crimen merecedor de la muerte, si necesidad
de probar otros delitos.»3

Los tiempos en los que vivió San Policarpo debieron contemplar en el papado a
los siguientes pontífices: Pio I entre los años 140-155, Aniceto entre 155-166, y Sotero
entre el 166-175.

El libro Patrología de Johannes Quasten, nos relata algo interesante acerca de


nuestro santo y del papa Aniceto: «Las discusiones que Policarpo y el Papa Aniceto
sostuvieron en Roma, el año 155, en torno a diversos asuntos eclesiásticos de
importancia, y en particular sobre la fijación de la fecha para la celebración de la fiesta
de la Pascua (…) Policarpo apelaba a la autoridad de San Juan y de los Apòstoles en
defensa del uso cuartodecìmano, mientras que Aniceto se declaró a favor de la
1
JOSÈ ORLANDIS, Historia de la Iglesia Antigua y Medieval, PALABRA, Madrid, 2006, 49.
2
JOSEPH LORTZ, Historia de la Iglesia I, CRISTIANDAD, Madrid, 1982, 90-91.
3
JOSÈ ORLANDIS, Historia de la Iglesia Antigua y Medieval, PALABRA, Madrid, 2006, 49.
costumbre adoptada por sus predecesores de celebrar la Pascua en domingo. A pesar de
estas diferencias, el papa y el obispo se separaron en muy buenas relaciones»4.

Otro personaje del que menciona el texto de Quasten, es Marciòn (hereje


excomulgado en el año 144 que llegó a fundar su propia iglesia que contenía un
jerarquía de obispos, presbíteros y diáconos); veamos que Ireneo relata un encuentro
que tuvo éste con San Policarpo, «Ireneo relata (adv.haer. 3,3,4)que Marciòn al
encontrarse con Policarpo, le pregunto si le reconocía: “Pues no faltaba màs – respondió
èste – ¡Còmo no iba reconocer el primogénito de Satàn!”»5.

Del párrafo ultimó podemos concluir que tambien conoció a Ireneo; « (…)es,
con mucho, el teólogo mas importante de su siglo.(…)Su ciudad natal está en el Asia
Menor, probablemente es Esmirna, puesto que, en su carta al presbítero romano Florino,
dice que en su primera juventud había escuchado los sermones del obispo Policarpo de
Esmirna. Su carta revela un conocimiento exacto de este obispo, que no pudo tener sin
haberle conocido personalmente»6.

Para terminar este primer capítulo, podemos afirmar que del ambiente persecutor
que sufrían los cristianos, formaba parte la aversión de los judíos(o de algunos judios),
como lo vemos en el relato del martirio de San Policarpo: «Entonces, por común y
unánime consentimiento de todos, sentenciaron que Policarpo fuera quemado vivo.
(...)Entonces el pueblo voló a los baños y talleres a buscar leña y sarmientos, y más que
nadie los judios.»7

CAPITULO II

FUENTES DE INFORMACIÓN
4
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 86.
5
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 86.
6
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 287.
7
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 274.
Como vimos en el capìtulo anterior, Ireneo escribe acerca de San Policarpo en su
Adversus haereses. Nos referimos a su encuentro con Marción.

También aparece nuestro santo en los escritos de Eusebio de Cesaréa, en su Historia


Eclesiástica.

«En efecto, te conocí (a Florino), siendo yo niño todavía, en el Asia Menor, en casa
de Policarpo. Tú eras entonces un personaje de categoría en la corte imperial, y
procurabas estar en buenas relaciones con èl.», «de manera que hasta puedo decir el
lugar donde el bienaventurado Policarpo solía estar sentado disputaba, cómo entraba y
salía, el carácter de su vida, el aspecto de su cuerpo, los discursos que hacía ante el
pueblo, cómo contaba sus relaciones con Juan y con los otros que habían visto al Señor,
cómo recordaba sus palabras y cuales eran las cosas relativas al Señor que había odio de
ellos, y sobre sus milagros, y sobre sus enseñanzas, y cómo Policarpo relataba todas las
cosas de acuerdo con las Escrituras(…)(Eusebio, Hist. Eccl. 5, 20,5-7)»8

En el texto de Quasten, cuando se habla del martirio de Policarpo, se menciona lo


siguiente: «Merced de una carta de la Iglesia de Esmirna a la comunidad cristiana de
Filomelio, en la Frigia Grande, el año 156, tenemos una referencia detallada del heroico
martirio de Policarpo, que ocurrió a poco de su regreso de Roma (probablemente el 22
de Febrero del 156). Este documento es el relato circunstanciado màs antiguo que
existe del martirio de un solo individuo, y se le considera por lo tanto como las primeras
“Actas de los Mártires”(…). La carta lleva la firma de un tal Marción y fue escrita poco
después de la muerte de Policarpo»9.

Por otro lado, tenemos como otra fuente la carta misma que relata el martirio de
nuestro santo; carta que fue escrita por la Iglesia de Esmirna que San Policarpo había
presidido.

«La Iglesia de Dios que està en Esmirna a la Iglesia de Dios establecida en Filomelio
y a todas las santas Iglesias católicas donde quiera establecidas:(…) Os escribimos,
hermanos, acerca de los mártires y, señaladamente, del bienaventurado Policarpo, quien,
por el sello de fe, calmó la persecución del enemigo.»10

CAPITULO III

8
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 287.
9
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 86.
10
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 265.
RESEÑA BIOGRÁFICA

«ob. Y mr.(23 de febrero). Fue discípulo de los apóstoles y y conoció a muchos que
habían visto al Señor, por los propios apóstoles fue puesto como obispo para Asia en la
Iglesia de Esmirna, según dice San Ireneo, que de pequeño lo conoció, escucho y trato.
Hospedó a San Ignacio de Antioquia (…). Tuvo una vida larga que consumó con un
glorioso martirio en el Estadio de Esmirna el 23-2-155. (…) fue condenado a la hoguera
(…) De su martirio queda una narración auténtica. Se conserva una carta suya a los
filipenses. Recibió culto enseguida de su mártirio» 11. San Policarpo no fué martirizado
solo, sino que junto a doce cristianos de Filadelfia. Así nos lo indica el mismo relato de
su martirio.

Como se habrá notado, en el presente trabajo encontramos una particular


incoherencia, respecto de la fecha del martirio de San Policarpo.

Quasten indica que probablemente haya sucedido el 22 de Febrero del 156. Sin
embargo si nos fijamos en lo dicho en los primeros párrafos, San Policarpo murió en la
persecución de Marco Aurelio que fue emperador entre los años 161-180, lo que situa el
martirio de nuestro santo años más adelante. Pero mucho más importante que la fecha
de su martirio, es el martirio mismo del santo.

Desde que lo prenden, podemos apreciar el comportamiento santo de Policarpo: «


(…) al punto mandó que se les sirviera de comer y se les pusiera la mesa. Y al hacer
esto, se atenía al magisterio del divino mandamiento, pues está escrito que hemos de dar
de dar de comer y beber a nuestros enemigos. Entonces les rogó le concedieran una
hora, en que pudiera orar y cumplir a Dios los votos debidos de sus plegarias.(…) Por
dos horas continuas duro aquella oración, ante el estupor de los que la oyeron y, lo que
parece mayor victoria de sus propios enemigos» 12. Después de cogerlo, en el camino
intentan convencerlo de apostatar, de negar a Jesucristo, sin embargo, como es
predecible, Policarpo se resiste: « (…) indignado respondió que por nada del mundo, se
movería a semejante cosa, ni por fuego, ni por hierro, ni por dolor de apretadas cadenas,
ni por hambre, ni por destierro ni por azotes»13

Ya en el lugar de su martirio, Policarpo es tratado por el procónsul que le solicita


jurar por el César; Policarpo se niega y termina diciéndole al procónsul:« ¿a que
entretener tu voluntad con largo discurso? Haz conmigo lo que piensas, y si el caso
ofrece algún otro cualquier linaje de tormento, vételo a buscar.» 14. En el momento
mismo de su martirio sucede el milagro: «Terminada, pues, la oración y prendido fuego
a la hoguera, levantándose la llama hasta el cielo, se produjo repentinamente la novedad
de un milagro,(…). Apareció, en efecto, un arco curvado en sus lados, con ambas puntas
un tanto dilatadas, imitando las velas de una nave, el cual cubría con suave abrazo el
cuerpo del mártir, a fin de que la llama no atacara a ningún santo miembro. En cuanto al
11
JOSÉ LUIS REPETTO, Todos los santos, BAC, Madrid, 2007, 681.
12
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 270.
13
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 270.
14
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 273.
cuerpo mismo, como grato pan cociéndose o fundición de oro y plata que brilla con
hermoso color, recreaba la vista de todos. Además, un olor como de incienso y mirra o
de algún otro ungüento precioso, alejaba todo el mal olor del incendio.(…)»15.

El cuerpo del santo es traspasado luego, pues se piensa que es incombustible;


después de ello sucede nuevamente algo milagroso: «salió una paloma del cuerpo, y al
punto se extinguió por la sangre el incendio. Entonces todo el pueblo se quedó
estupefacto y todos tuvieron la prueba de la diferencia que va de los justos a los injustos
(…)»16

Así término la vida de San Policarpo, y así su glorioso nacimiento a la “nueva vida”.

CAPITULO III

MISIÓN DEL PERSONAJE

15
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 275.
16
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 276.
Podemos deducir de los relatado hasta el momento, que una de las intenciones de San
Policarpo, fue defender lo que había recibido de los apóstoles, y podriamos además,
afirmar que se dió a tal oficio con el celo propio de los primeros cristianos; esto lo
vemos evidenciado en las discusiones que tuvo con el papa Aniceto acerca de la Pascua
y en el encuentro que tuvo con Marción.

Además, este celo y amor por Jesucristo, se aprecia sobre todo en la entrega de su
vida en el fuego; a pesar de las dificultades vemos que su principal papel era dar la vida
por gratitud:

«Voy a entrar en el año ochenta y seis de mi edad, y siempre aprobé y serví a su


nombre, jamás recibi daño de él, sino que me salvó siempre; ¿Cómo puedo odiar a
quien he dado culto, a quien tuve por bueno, a quien siempre deseé me favoreciera, a mi
Emperador, al Salvador(…)»17

BIBLIOGRAFÍA AUTORIZADA

JOSÈ ORLANDIS, Historia de la Iglesia Antigua y Medieval, PALABRA, Madrid, 2006.


JOSEPH LORTZ, Historia de la Iglesia I, CRISTIANDAD, Madrid, 1982.
JOHANNES QUASTEN, Patrologìa, BAC, Madrid, 1968, 86.
JOSÉ LUIS REPETTO, Todos los santos, BAC, Madrid, 2007.
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987.
17
DANIEL RUIZ BUENO, Acta de los Martires, BAC, 4ta edición, Madrid, 1987, 272.

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