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Benito Juárez y lá Escuelá párá Sordo

Posterior a la lucha de independencia se inicia la secularización de la instrucción pública y los


establecimientos de beneficencia que dirigía el clero pasan a manos del estado liberal mexicano.

En febrero de 1861, Benito Juárez (1806-1872) decreta que se establezca inmediatamente en la


capital de la república una escuela para sordo-mudos y tan luego como las circunstancias lo
permitieran establecer escuelas de la misma clase en los demás puntos del país que se creyera
conveniente. Esto representó el primer proyecto de una escuela específica para los sordos
auspiciada por el gobierno. Sin embargo, las intenciones de Juárez se vieron truncadas por la
inestabilidad política del país, el afán de dominio de Napoleón III y sus ambiciones imperialistas,
dieron lugar a la invasión francesa, estableciendo como emperador del país a el príncipe austriaco
Maximiliano de Hasbsburgo (1832-1867) quien recibió apoyo de algunos conservadores mexicanos.

Esto obligo a Juárez a dejar la capital de la república para salvar su vida, es durante esta
inestabilidad política que en 1866 arribó a México el francés Eduardo Adolfo Huett Merlo y su esposa
Catalina Brodbeck, de nacionalidad alemana. Se entrevista con el presidente municipal de la capital,
Ignacio Trigueros, quien se entusiasma con el proyecto de una escuela para sordos y con el apoyo
del emperador, se inaugura en junio de 1866 la primera escuela de carácter público especializada en
proporcionar educación a los niños y jóvenes sordos de México: se le denominó Escuela Municipal
de Sordomudos y se ubicó en un inmueble situado en el antiguo Colegio de San Juan Letran. Los
gastos de financiamiento quedaron a cargo del ayuntamiento municipal. Se inició un periodo de
prueba con la inscripción de tres niños.

En 1867 con el ocaso del Segundo Imperio y la muerte de Maximiliano, Juárez regresa a la capital y
se da a la tarea de reorganizar el país, mostrando gran interés por la educación: a partir de ese
momento es cuando puede hablarse del establecimiento de una educación pública en México.

En ese mismo año, Juárez, formula la Ley Orgánica de la Instrucción Pública que pretendía
reorganizar la educación a nivel nacional, si bien esta disposición sólo tuvo vigencia en el Distrito y
los territorios que dependían directamente del ejecutivo federal.

El 28 de noviembre de 1867 se publica el decreto en el que Benito Juárez determina fundar la


Escuela Nacional de Sordomudos que funcionaría también como escuela normal de profesores (6
profesores: 3 varones y 3 mujeres). La matrícula inicial de la escuela era 24 alumnos: 12 niños y 12
niñas. Se destina para albergar dicha institución al ex convento de Corpus-Cristi. Con este nuevo
decreto, Juárez otorga un carácter nacional a la escuela para sordos ya existente, la cambia de
inmueble y la establece como normal para la formación de profesores, con la intención de difundir
esta enseñanza especializada en toda la república, sin embargo en la práctica cotidiana de la
escuela no representó ningún cambio radical.

Fuente consultada:

JULLIAN, Cristian (2002), Génesis de la comunidad silente en México. La Escuela Nacional de


Sordomudos (1867 a 1886), tesis para obtener el título de Licenciado en Historia, México, UNAM.

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