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IGLESIA CRISTIANA BIBLICA – SOLA ESCRITURA

Las persecuciones en el siglo segundo – Desde Nerva hasta Marco Aurelio (97–180 d.C.)
Parte II
Romer Wilson Alí Nina
Alvaro Fernando Guachalla Alarcon, Pr.
José María Montaño Alcon, Pr.
Entrenamiento Pastoral
Iglesia Cristiana Bíblica Sola Escritura
25 de julio de 2021
Introducción

¿Qué sucedió a la muerte de Domiciano? ¿Las persecuciones siguieron su curso o su

fallecimiento dejo sin efecto a las mismas? En realidad, cesaron las persecuciones, sin

embargo, hubo una nueva forma de gobierno que vigilaba la propagación del cristianismo

mediante la represión y el control. Por lo tanto, no es objetivo decir que hubo persecuciones

bajo los años 96 al 180 d.C. Pues, lo que hubo fueron ataques locales, esporádicos y

variables de acuerdo al carácter del emperador. Además, no existió durante esos años una

ley exclusiva hacia los cristianos y, así, estos placieron de más o menos tolerancia, dejados

al perito de los gobernadores de las provincias y a merced del pueblo hostil. No obstante, el

título de persecución bajo estos siglos, si bien no es objetivo, es retorico. Pues bajo tal

título, se puede sistematizar los acontecimientos por los cuales tuvieron que atravesar los

cristianos primitivos.

Por lo cual, “Las persecuciones en el siglo segundo – Desde Nerva hasta Marco

Aurelio (96- 180 d.C.) Parte I”, tiene como propósito dar a conocer los hechos relevantes

bajo el mando de los cinco emperadores buenos, empezando en su primera parte con Nerva

y Trajano (96 – 117 d.C.).


I. La persecución bajo el emperador Adriano 117 - 138 d.C.

El tercero de los cinco buenos emperadores, Elio Adriano, fue un monarca

itinerante, ininteligible y en ocasiones hasta incongruente. De él, Indro Montanelli enuncia:

“Fue uno de los hombres más complejos, inquietos y cautivadores de la historia de todos

los tiempos y acaso el más moderno entre los del mundo antiguo”. 1 Ahora bien, en cuanto a

lo primero, los historiadores señalan que Adriano estuvo ausente de Roma durante la mayor

parte de su dominio. De este modo, el profesor D. Brendan Nagle manifiesta: “Adriano

pasó la mayor parte de su reinado (doce de veintiún años) viajando por todo el imperio

visitando las provincias, supervisando la administración y controlando la disciplina del

ejército”.2 De modo que, la vida del emperador se constituía por una filosofía excursionista

alrededor de Roma. Por otro lado, Adriano era un ser muy complejo. De hecho, su enredada

vida lleva a los historiadores a escribir aspectos diferentes de él y de su reinado. Por

ejemplo, John Foxe señala que, Adriano “ prosiguió la tercera persecución con tanta

severidad como su sucesor (Trajano)”. 3 No obstante, Alfonso Ropero en su obra Mártires y

perseguidores escribe contrariamente a lo dicho por Foxe. Ropero afirma: “El reinado de

Adriano (117-138), es un periodo de relativa calma para los cristianos”. 4 Sin embargo,

ninguno de los autores mencionados está cometiendo una falacia histórica, sino que, la

divergencia entre ambos se debe en realidad a la compleja vida del emperador Adriano. Por

último, su incoherencia se hace manifiesta al considerar que no siempre respetaba su propia

política de negociaciones pacíficas. Además, era considerado un gran militar, empero, a la

vez tenía un amante homosexual, así lo expresa Paul Maier: “Antínoo, de Bitinia era el
1
Indro Montanelli, Historia de Roma (Milán: Rizzoli, 2018), 375.
2
Joshua J. Mark, “Adriano,” World History Encyclopedia, https://www.worldhistory.org/trans/es/1-
102/adriano/, publicada el 18 mayo de 2021.
3
John Foxe, El libro de los mártires (Barcelona, España: Editorial Clie, 1991), 29.
4
Alfonso Ropero, Mártires y perseguidores: Historia general de las persecuciones (Siglos I-X) (Barcelona,
España: Editorial Clie, 2010), 250.
amante homosexual de Adriano”.5 De manera que, el gran emperador Elio Adriano es

caracterizado por una vida itinerante, compleja e incoherente.

Ciertamente la política de persecución en contra de los cristianos que siguió

Adriano fue la misma que inició su antecesor, Trajano. A decir; que el crimen de los

cristianos no es tal que deban emplearse los recursos del estado en buscarles, sin embargo,

si alguien les acusa y ellos se niegan a adorar a los dioses, han de ser castigados. 6 Esta

forma de gobierno por más tolerante que parezca (pues los cristianos solo podían ser

acusados por justas causas y no por meras especulaciones anónimas) cobró la vida de

muchos fieles, entre ellos Alejandro obispo de Roma y sus dos diáconos; Quirino y

Hernes.7 Además de los ya mencionados, alrededor de diez mil otros cristianos sufrieron el

martirio. Algunos a la verdad “fueron crucificados en el monte Ararat, coronados con

espinas y traspasados con lanzas, en imitación de la pasión de Cristo”. 8 Otros como es el

caso de los hermanos de Brescia, Faustines y Jovitas, padecieron heroicamente. Pues su

actitud, fue empática con las palabras dichas por Ignacio: “Nada podéis darme que me sea

tan precioso como el ofrecer mi vida a Dios, mientras que el altar esté preparado. Para

gozar de la vida en el Señor, es conveniente que sea arrebato del mundo”. 9 De modo que,

padecieron entendiendo que el sufrimiento era un privilegio que los verdaderos hijos de

Dios gozaban. Hay que mencionar, además, que su martirio causó asombro entre los

paganos. Uno de ellos llamado Calocerio, quedó absorto de admiración por la valentía de

los hermanos de Brescia. Y en su estupefacción exclamó: “¡Grande es el Dios de los

cristianos!”. Verdaderamente grande es el Dios de la Biblia, Así lo expresa el salmista en el


5
Paul L. Maier, Eusebio – Historia de la Iglesia (Grand Rapids, MI: Portavoz, 2007), 136.
6
Justo L. Gonzales, Historia del Cristianismo (Miami: Unilit, 2009), 57.
7
Foxe, El Libro de los mártires, 29.
8
Foxe, El Libro de los mártires, 30.
9
E. Backhouse y C. Tyler, La historia de la iglesia primitiva – Desde el siglo I hasta la muerte de Constantino
(Barcelona, España: Editorial Clie, 2004), 52.
salmo 145:3 “Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es

inescrutable”. ¡Amén!

Por último, bajo este mandato se dio la segunda rebelión judía el año 132 d.C., a la

cabeza del judío Bar-Kochba, cuyo nombre significa hijo de la estrella. 10 Eusebio se refiere

de él como “un bandido homicida que, por su nombre, afirmaba ser una lumbrera bajada

del cielo para derramar luz”.11 Ahora bien, la sublevación judía se dio a causa del

surgimiento de una ley antisemita. Así lo expresa el historiador Robert A. Baker: “Por una

ley específica se prohibía a los judíos practicar su religión incluyendo aspectos vitales

como la observación del sábado y la circuncisión”. 12 Además de esto, se dice que el

emperador Adriano: “pensó fundar un santuario a Júpiter en el lugar del templo de

Jerusalén”.13 Por lo tanto, los judíos se enfurecieron más allá de la razón y lucharon en

contra del imperio. No obstante, la lucha duro muy poco, pues les llevó a los Romanos tres

años aplastar la insurrección. Y, a la postre, los judíos sobrevivientes fueron expatriados y

el nombre dela ciudad fue cambiada, así lo manifiesta Eusebio: “luego vaciada la ciudad de

la raza judía y destruidos sus habitantes, fue colonizada por extranjeros, y la ciudad romana

que surgió después cambio su nombre por el de Elia, en honor del emperador reinante Elio

Adriano”.14

II. La persecución bajo el emperador Antonino Pio 138 -161 d.C.

A Adriano le sucedió su hijo adoptivo Tito Elio Adriano Antonino. El cual recibió

del senado el nombre de Pio,15 debido a su fama de virtuoso. Alfonso Ropero enuncia el

cambio de ambiente que se logró a lo largo su gestión: “La situación de los esclavos mejoro
10
Robert A. Baker, Compendio de la historia cristiana (Colombia: Editorial Mundo Hispano, 2012), 24.
11
Maier, Historia de la iglesia, 134.
12
Baker, Compendio de la historia cristiana, 24.
13
Ropero, Mártires y perseguidores, 251.
14
Maier, Historia de la iglesia, 134.
15
Devoto, inclinado a la piedad.
durante su gobierno al tiempo que revocó la orden de su antecesor, permitiendo a los judíos

la práctica de la circuncisión”.16 De modo que, como bien lo menciona E. Renán; en el

gobierno de Antonino “el ideal parecía conseguido: el mundo estaba gobernado por un

padre”.17

Sin embargo, a pesar de su devoción, Pio en cuanto a las persecuciones respecta,

continuo con la política de Trajano. Por ello, muchos cristianos que eran acusados y, que a

la vez se negaban a adorar a otros dioses sufrieron el martirio. No obstante; uno de los

mártires más renombrados bajo este gobierno fue el obispo de Esmirna, a decir; Policarpo.

Quien cuando se enteró que lo buscaban, decidió salir de la ciudad en busca de refugio y

evidentemente lo encontró en una finca. Empero, los que lo estaban buscando estaban muy

cerca de hallarlo, por ello, Policarpo decide fugarse a otra finca, pero el resultado fue el

mismo, pues nuevamente sus cazadores estaban cerca de encontrarlo, por tal motivo, el

anciano Policarpo decidió no huir más, sino más bien, entregarse. Los jueces imperiales

trataron de persuadirlo, sin embargo, Policarpo era firme en su convicción cristiana, cuando

un juez le dijo que si juraba por el emperador y maldecía a Cristo quedaría libre, él

respondió: “Llevo ochenta y seis años sirviéndole, y ningún mal me ha hecho ¿Cómo he de

maldecir a mi rey, que me salvó?”. 18 Tal respuesta quedo grabada en la memoria de

aquellos que leen acerca de los mártires de la iglesia primitiva.

Posteriormente, el juez prosiguió con su afán de persuadir a Policarpo. Esta vez le

dio un ultimátum, lo amenazó primero con fieras y después con ser quemado vivo, sin

embargo, como dijo Pablo; nada puede apartar a un creyente del amor de Dios, que es en

Cristo Jesús. Por tal motivo, y ante su firmeza, el obispo de Esmirna fue quemado vivo

16
Ropero, Mártires y perseguidores, 252.
17
Ropero, Mártires y perseguidores, 252.
18
Gonzales, Historia del cristianismo, 62.
alrededor del año 156 d.C. Al morir, sus últimas palabras según relatan los historiadores

fueron: “Señor Dios Soberano […] te doy gracias, porque me has tenido por digno de este

momento, para que, junto a tus mártires, yo pueda tener parte en el cáliz de Cristo”.19

III. La persecución bajo el emperador Marco Aurelio 161 – 180 d.C.

Sin lugar a duda, Marco Aurelio fue el emperador Romano más culto y refinado.

Escribió las famosas meditaciones, la cual es una de las joyas literarias de la época. 20 En

tales meditaciones se puede leer el buen pensamiento moral que fluía por la mente del

Emperador. Por ejemplo, en sus meditaciones 2:5 escribe lo siguiente: “Intenta a cada

momento como Romano y como hombre, hacer lo que tienes por delante con dignidad

perfecta y sencilla, y con bondad, libertad y justicia”.21 De modo que, cualquiera diría que

al tener un gobernante de esta clase iba a cesar a las persecuciones. No obstante, no fue así,

de hecho, el emperador dio desató una brutal persecución en contra de los cristianos.

Hubo varios mártires durante esta época. Por ejemplo, la viuda Felicidad y sus siete

hijos. Al igual que Policarpo, no sucumbieron ante las amenazas y finalmente los ocho

murieron como muestra de su fidelidad al Señor. Por otra parte, el filósofo y apologista

Justino, padeció también del martirio bajo el mandato de Marco Aurelio. Se dice que fue

llevado junto con otros seis discípulos antes los jueces, quienes intentaron persuadirlos, no

obstante, ellos se negaron absolutamente y, respondieron diciendo: “que su más ardiente

deseo era sufrir por Jesucristo”.22 Ante dicha respuesta, el juez ordenó que todos ellos

fueran castigados en primer lugar, para luego ser decapitados. Esto sucedió, según cuenta

Jesse Lyman el año 166 d.C.23

19
Gonzales, Historia del cristianismo, 62.
20
Gonzales, Historia del cristianismo, 63.
21
Gonzales, Historia del cristianismo, 63.
22
Gonzales, Historia del cristianismo, 63.
23
Jesse Lyman Hurbult, Historia de la iglesia cristiana (Estados Unidos: Editorial Vida, 1999),53.
Las atrocidades que sufrieron los mártires bajo esta persecución son bien detalladas

en el libro de los mártires, del cual para un mejor conocimiento se abstrae el siguiente

párrafo:

“Las crueldades ejecutadas bajo esta persecución fueron de tal calibre que muchos
de los espectadores se estremecían de horror al verlas, y quedaban atónitos ante el
valor de los sufrientes. Algunos de los mártires eran obligados a pasar, con sus pies
ya heridos, sobre espinas, clavos, aguzadas conchas, etc., puestos de punta; otros
eran azotados hasta que quedaban a la vista sus tendones y venas, y, después de
haber sufrido los más atroces tormentos que pudieran inventarse, eran destruidos
por las muertes más terribles”.24
Ante tal espectáculo de los “pobres” cristianos, solo queda avergonzarse y rogar a Dios por

misericordia, pues verdaderamente, lejos se está de alcanzar una vida digna de ser llamada,

cristiano.

Par finalizar, es pertinente aclarar que todas estas persecuciones, bajo el mando de

los cinco buenos emperadores, eran limitadas a un lugar y a menudo eran ocasionales, y por

lo general de corta duración. Por lo cual, es trascendente señalar que, hasta este punto no se

hizo un esfuerzo mundial por exterminar el movimiento cristiano como tal. Pues, realmente

lo duró para los cristianos de aquella época recién está por comenzar.

Conclusión

24
Foxe, El libro de los mártires, 30.
BIBLIOGRAFÍA

Backhouse, E. y C. Tyler. Historia de la Iglesia Primitiva – Desde el siglo I hasta la

muerte de Constantino. Barcelona: Editorial Clie, 2004.

Foxe, John. El libro de los Mártires. Barcelona: Editorial Clie, 1991.

Gonzales, Justo L. Historia del cristianismo. Miami: Unilit, 2009.

Lyman Hurlbut, Jesse. Historia de la iglesia cristiana. Estados Unidos: Editorial Vida,

1999.

Maier, Paul L. Eusebio: Historia de la Iglesia. Grand Rapids, MI: Portavoz, 2007.

Mark, Joshua J. “Adriano,” World History Encyclopedia,

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-102/adriano/, publicada el 18 mayo de

2021.

Montanelli, Indro. Historia de Roma. Milán: Rizzoli, 2018. 375.

Ropero, Alfonso. Mártires y perseguidores: Historia general de las persecuciones (Siglos

I-X). Barcelona, España: Editorial Clie, 2010.

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