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FILOSOFÍA

JAURETCHE/ SABORIDO

Le interesa pensar lo nacional, defenderlo. Seguimos siendo mentalmente colonos, ya


que se construyó una nación en función de intereses extranjeros. Así pues, no nos
permitimos pensar por nosotros mismos. Jauretche propone la noción de paradigma, es
decir, un esquema totalmente aceptado que nos permite pensar y organizar el mundo
que nos rodea. También puede entenderse como unas anteojeras a través de las cuales
vemos la realidad. Asimismo, el paradigma va de la mano con el vínculo saber-poder,
ya que para que este conjunto de conocimientos, saberes e ideas triunfe, necesita
legitimarse en una base política que, además, le dé fuerza. Para Jauretche, el paradigma
vigente es el que llamo “pensamiento colonial”.

Las zonceras consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual y se


las toma como el punto de partida desde el cual se examina la realidad, ya que
organizan nuestro pensamiento y nos perjudican. Las distintas zonceras adquieren el
aspecto de un sistema que Jauretche denomina el “sistema de la colonización
pedagógica”. Se identifican tres instancias:

1. Es sistema conceptual
2. Los aparatos legitimadores y sus administradores
3. Los beneficiarios del paradigma

La zoncera madre es “Civilización y Barbarie”. Su padre fue Sarmiento. Civilización


refiere a las potencias, mientras que Barbarie se le atribuye a lo nacional. Todo hecho
propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno importado, por serlo, era civilizado.
Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar. Se habla entonces de la necesidad de negar
América para afirmar Europa; derogar la naturaleza de las cosas para sustituirla.

Así pues, el pensamiento argentino se encuentra enrraizado a esa matriz: lo nacional es


malo y lo que proviene de las potencias mundiales es aceptado y sobreapreciado, a pesar
de no conocer completamente dichas culturas. Lo que se presenta como un saber
“universal” es en realidad un saber eurocentrista. Jauretche dice que se deberían tener en
cuenta tanto las cosas positivas internacionales como las nacionales. “Pensar en
términos nacionales” significa construir un “modelo o patrón” alternativo al que supone
la pedagogía colonialista y que permita aprehender la realidad tal como ella se presenta,
sin falsearla o distorsionarla.

La pedagogía colonialista requiere de ciertos canales para difundirse: los “aparatos


ideológicos del estado”, es decir, las escuelas, universidades, medios de comunicación,
las academias culturales, etc.; lo que hacen es expandir las zonceras y formarse una
audiencia.

Jauretche introdujo el término “intelligentzia” para referirse a los profesores,


académicos e intelectuales que administran los aparatos ideológicos. Por el contrario,
aquel que se atreve a denunciar y desafiar las zonceras que se transmiten en estas
instituciones pertenece al campo de la inteligencia nacional. Sin embargo, los
pensadores nacionales son excluidos e invisibilizados.

El aparato legitimador actúa creando un personaje, el “figurón”, cuyo servicio consiste


en utilizar el prestigio que se le da para prestigiar lo que el aparato de colonización
sostiene y, asimismo, prestigiar al propio aparato.

Los beneficiarios de esta actividad son los integrantes de la burguesía, es decir, una
minoría que no centra sus fuerzas en lo nacional, sino que apunta hacia el afuera.
Incluye a cierta clase media que detesta lo nacional, que propone un modelo industrial o
comercial que no responda al mercado interno y sí al externo.

Frente a esto, el autor plantea la posibilidad de un pensamiento nacional que acompañe


la posibilidad de un proyecto nacional. Crear una argentina desde “adentro”, desde lo
que tenemos, y no buscando imitar esos modelos que son planteados como funcionales a
estas élites. Para eso, debemos sacarnos las anteojeras que nos hacen falsear los
problemas y tener en cuenta cuáles son los verdaderos.

- Argentina artificial: Es esa que se pretende construir mediante la implantación


de ideas y modelos extranjeros. Está planteada a través de modelos funcionales
al capital extranjero.
- Argentina profunda: Sería la argentina real. Buscar soluciones a problemas
que no vayan en contra de nuestra realidad, que sean favorables a nuestros
propios intereses.

Podemos hablar de dos tipos de errores: extrínseco e intrínseco. El primero hace


referencia a que la información que se difunde es errónea y está manipulada, por lo
tanto genera un razonamiento equivocado. El segundo, en cambio, tiene que ver con el
mal razonamiento o entendimiento de la información que se recibe que, en este caso, es
verdadera y confiable.

El error que impera en la actualidad es el extrínseco, ya que el mundo se encuentra


atravesado por los medios de comunicación. Lo que se comparte esta siempre
determinado por los intereses económicos o políticos que estos tienen. Es por ello que
resulta tonto hablar de prensa independiente, a la cual se suele considerar mucho más
objetiva, y de prensa estatal, la cual se da por hecho que se encuentra sumamente
condicionada por las autoridades. En pocas palabras, la información no es libre y
siempre va a estar acompañada e incentivada por intereses subjetivos, la única
diferencia que encontramos es que, en el caso de la prensa independiente,
desconocemos quienes se encuentran detrás de este medio y, por lo tanto, no podemos
inferir cuáles son sus intereses.

Asimismo, la prensa independiente manipula la información que no se adecua a sus


fines: cuando se quiere destacar lo que se dice, esto va en primera página o en página
impar. Los grandes títulos, el tipo de letra y el armado de la noticia destacan lo que se
quiere que sea leído. Con letra pequeña, poco título perdido en una página uniforme y
con reducido especio o entre los avisos, ira lo que se quiere que no llame la atención,
pero cuya publicación permite continuar con la imagen de la objetividad que al mismo
tiempo se quiere dar al lector.

El concepto de vector cultural, tomado por Saborido, hace referencia a un


posicionamiento dado desde el centro a las periferias. Lo explica a partir del humor
mostrando que los países subdesarrollados se encuentran constantemente mirando hacia
las potencias o centros, idolatrándolos y tomándolos de modelo a seguir, mientras que
estas apenas tienen conocimiento en cuanto a lo referido a estos países periféricos. Esta
es la dinámica que impera en todo el mundo.

HOMERO

La época de la Grecia antigua era la época de la oralidad. Se cree que los poemas
homéricos fueron escritos en el año 950 a.C., y difundidos durante 4 siglos, hasta que
fueron pasados por escrito. Se conocen dos poemas: la Ilíada y la Odisea. En la primera,
se relata un período de la Guerra de Troya, la cual transcurrió en el siglo XIII a.C. En
aquella época, existía una motivación para que los nobles griegos vayan a la guerra: la
inmortalidad, la cual se conseguía mediante un combate singular, con otro noble, y
heroico para poder ser recordado en la memoria de un pueblo; de este modo se vencía la
muerte física ya que, mediante el poeta y sus poemas, se contaban las historias de
dichos nobles y así se custodiaba la memoria de un pueblo (función social del poeta).

La palabra, el saber hablar - virtud heroica

La virtud, la excelencia, el saber pelear y la palabra, era muy importante porque era todo
parte de la educación, la cual estaba a cargo de los poetas, quienes trasmitían el Ethos en
sus poemas, cumpliendo una función pedagógica. En estos poemas épicos, podemos
vislumbrar dos formas de entender la verdad. Esas dos formas de entender la verdad se
mantienen durante toda la filosofía antigua, y en Sócrates, se van a combinar de una
manera particular. Las mismas son la Aletheia, presente en los presocráticos
(desocultar, revelar lo oculto que nadie ve. Creer que la verdad está oculta y que el sabio
debe desocultarla y revelarla a quienes no la conocen. La capacidad de desocultar la
verdad se les atribuía a los poetas y a los adivinos, estos últimos tienen una conexión
con los Dioses. Un ejemplo está en el mito de Edipo, es el Oráculo quien desoculta la
verdad) y el Peitho, que es clave en los Sofistas (la verdad entendida como persuasión,
poder convencer a la mayoría a través de la palabra, la argumentación, el debate. Quien
más logre persuadir va a ser quien instalará la verdad. La verdad no está ahí como en la
Aletheia, hay que debatirla, hablarla, discutirla. Esta se va a poner en juego en las Polis)

- Verdad por adecuación: si lo que digo se adecua con la realidad, entonces es


verdad (ciencia).
- Verdad por descubrimiento: los griegos, para referirse a la verdad, utilizan la
palabra ALETHEIA. Este concepto va acompañado por la idea de
desocultamiento; la verdad es aquello que se descubre. De este modo, lo que es
verdad no se encuentra disponible ante una mirada superficial, sino que
conocerla implica un proceso de desocultamiento. Asimismo, el sujeto es un
instrumento de la verdad, porque enuncia lo que está ahí; no lo crea sino que
descubre, muestra lo oculto (poetas).
- Verdad por persuasión: lo que se considera verdadero es aquello que es
resultado de un debate, así pues, lo verdadero puede ser resultado de lo que
decimos. Este debate implica que los sujetos se relacionen entre sí y, de ese
modo, den lugar a que surja la verdad. PEITHO significa persuasión.

Con respecto al mundo homérico, Lledó, reconoce que el tejido de un ethos implica
proyectos ideales que sobrepasan el espacio de la pervivencia en la naturaleza para crear
una convivencia en la cultura y en el lenguaje que la expresa. En este encuadre, los
poemas son señalados como verdaderas creaciones y las palabras presentan un valor
inminente que sirve para modificar la conducta de los hombres y para construir una
nueva fórmula de sociabilidad, lo cual se refleja, por ejemplo, en los héroes, quienes
hablan entre sí, discuten y se modifican constituyendo, entonces, un vínculo para que
nazca una nueva forma de sociedad, la Polis.

La noción de agathós se encuentra emparentada con lo bueno e, incluso, es empleada


como un adjetivo del héroe griego. No obstante, es necesario establecer que, según
Homero, la bondad se vincula con una utilidad, la capacidad de hacer algo, que supera
al egoísmo y se relaciona, además, con el areté, el cual alude a la excelencia o a la
capacidad de sobresalir. Esta areté es un atributo fundamental del agathós, que acaba
integrándola en sí mismo. El agathós se convierte, así, en aristós, el cual impulsa al
héroe a esforzarse por ser el mejor dentro del espacio bélico, donde debe medir su
habilidad.

En este marco, la existencia heroica se presenta como un continuo esfuerzo que plantea,
a modo de fin último, alcanzar la admiración, fama, gloria e inmortalidad. Los héroes
conocen las vidas de sus adversarios ya que la muerte de sus rivales los revierte
gloriosamente y les permite ampliar el mito que alimenta el reconocimiento.

ESCUELAS PRESOCRÁTICAS

Los filósofos de la naturaleza buscan el principio explicativo; arkhé, el principio de


todo, aquello sin lo cual el todo no existiría. Estamos acostumbrados a hablar de cuatro
“elementos”: fuego, agua, tierra, aire. Pero, originalmente, este esquema de pensamiento
supone cuatro propiedades, opuestas de a pares: lo seco/lo húmedo, lo caliente/lo frio.
El problema de los filósofos que eligen una de las cuatro cualidades es la justificación
del surgimiento de las otras tres a partir de ella.
En la búsqueda del “principio” de la realidad, Tales llego a la conclusión de que se
trataba de lo húmedo, propiedad representada por el agua. La respuesta de Tales supone
que la realidad es una totalidad viviente, y que la humedad es esencial para la vida.
Asimismo, extiende su explicación a la considerada naturaleza “muerta”, que para él no
es tal, pues, en tanto existe, debe estar viva.

Tales tuvo un menor oyente llamado Anaximandro, quien ofreció también una solución
personal a la cuestión del principio de la realidad. Anaximandro resuelve el problema
cuando imagina que el principio de todo es indefinido. O sea, que no posee ninguna
cualidad definida. De esa physis indefinida se separan gérmenes de los opuestos. Una
vez que estos opuestos germinan, podemos suponer que con ellos se constituye toda la
realidad. O sea que habría tres etapas en este proceso: 1) lo indefinido, que ya contiene
los gérmenes de los opuestos, 2) el surgimiento de los opuestos ya fuera de lo
indefinido, y 3) la constitución de todo mediante los opuestos.

En efecto, todo (el conjunto del universo, la sociedad, los dioses, el hombre) obedece a
un mismo principio: la convivencia se basa en la justicia, y la justicia está consagrada
por el equilibrio. Y cuando se rompe el equilibrio, hay que pagar la compensación por la
falta, que es el exceso; debe volverse al equilibrio inicial.

El equilibrio es “mutuo”: Anaximandro dice que las cosas (todas las cosas) “se rinden
mutuamente justicia y castigo por las injusticias”.

Anaxímenes fue un seguidor de Anaximandro. Siguiendo con la tarea, propuso como


principio de todo el aire. Ahí donde hay vida, hay un alma y hay aire. Cuando el ser
humano no respira, muere; algo similar le podría ocurrir al universo y por esa razón, el
elemento principal de este, su “ser”, es el aire, que no es indefinido pero que, en
cambio, es ilimitado. Los otros elementos que representan las propiedades restantes (lo
cálido, lo húmedo, lo seco) derivan del aire. Anaxímenes justifica esta derivación por
condensación y rarefacción del principio originario.

Parménides, plantea que la naturaleza o lo real es el hecho de que el ser es y se puede


pensar; si existe, se piensa. Lo real es el puro ser.

Heráclito, propone que la realidad se compone de opuestos según la medida (día/noche;


seco/húmedo; guerra/paz).
Por otra parte, se habla del “método heraclíteo”, el cual consistió en comprometer al
lector para que lea varias veces sus palabras con el objeto de que descubra él mismo el
sentido de la frase y comparta el placer del hallazgo.

Estos filósofos decayeron por dos motivos. Uno de ellos es el hecho de que sus ideas
entran en contradicción. El otro, es la irrupción de la democracia, la civilización y la
paz.

SOFISTAS

La democracia tiene que ser directa porque es indigno que otro decida por uno mismo.
Platón se encargó de desprestigiar a los sofistas, ya que los despreciaba.

La sofistica se diferenció de la anterior filosofía griega por el objeto del que se ocupaba,
es decir, el hombre, su civilización y sus costumbres: trataba del microcosmos más bien
que del macrocosmos. El hombre empezaba a adquirir conciencia de sí.

El método de la sofistica fue el “empírico inductivo”. Procuraban reunir primero un


gran acervo de observaciones sobre hechos particulares, luego, de aquellos datos que
habían acumulado, sacaban conclusiones, en parte teóricas y en parte prácticas.

Los sofistas se convirtieron en instrumentos de instrucción y de la educación en las


ciudades griegas, y trataron de enseñar el arte de vivir y de gobernar. El ciudadano libre
podía tener siempre alguna participación en la vida política, y si quería desenvolverse en
ella de un modo provechoso y digno necesitaba, claro está, poseer cierta cultura.

Eran profesores que iban de ciudad en ciudad, con lo que reunían un valioso caudal de
noticias y experiencias; y su programa de enseñanzas era bastante variado. Sin embargo,
sobretodo profesaban la enseñanza del arte retórica y la oratoria.

Entre ellos se encuentran Protágoras y Gorgias. Este último, planteó que la palabra es
más poderosa que cualquier arma. “La palabra es un poderoso soberano con un cuerpo
pequeñísimo”.

En relación a la tesis más conocida de Protágoras: “el hombre es la medida de todas las
cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son”, hay quienes
opinan que no se habla del hombre individual sino de la especie humana, por lo que el
sentido de la frase sería más bien que la comunidad es el criterio y la horma de la
verdad, y no lo que para uno u otro es la verdad.

En cuanto a Gorgias, para él: 1) Nada existe, puesto que, si algo existiera tendría o que
ser eterno o que haber empezado alguna vez a existir. 2) Si existiese alguna cosa, seria
incomprensible, no la podríamos conocer. 3) Aun cuando pudiésemos conocer el ser, no
podríamos comunicar a otros este conocimiento.

El arte retorica fue considerada por Gorgias como la maestría del arte de persuadir. En
vez de tratar de convencer a alguien, el sofista procurara persuadirlo o discutir con él.

PLATON

Las obras de Platón se encuentran divididas en 2 grupos: sus diálogos de juventud y sus
diálogos de madurez. Los primeros son entendidos como diálogos que deconstruyen el
saber. Estos hablan sobre Sócrates. Por su parte, los diálogos de madurez son una parte
constructiva que gira entorno a las alegorías que propone: la del Sol, la Línea y la
Caverna.

La verdad esta oculta. Sin embargo, se encuentra disponible para todos aquellos que se
quieren forzar a conocerla, ya que no está en la superficie ni se descubre fácilmente.

Lo especial de Sócrates es el hecho de que reconoce y admite sus límites; esto implica la
verdadera sabiduría. Conocer los límites nos da la posibilidad de ampliarlos, de seguir
aprendiendo y conocer cada vez más. Sin embargo, no todos son capaces de reconocer
sus límites, debido a que esto implica dejar de lado el orgullo y admitir que no se posee
el conocimiento de todas las cosas. Y en esto consiste la sabiduría socrática: en asumir
la propia ignorancia pues sólo reconociendo nuestros límites es posible sobrepasarlos.

Reconocer los límites nos convierte en filósofos, personas que desean y buscan alcanzar
el saber. De este modo, hacer filosofía implica romper con los límites establecidos,
entendiéndolos como las herramientas cognitivas que nos permitirán expandir nuestros
horizontes.

Por el contrario, aquellos que creen ser conocedores de todo, alardeando y actuando de
forma soberbia frente a los demás, y no muestran interés en sobrepasar sus límites y
expandir su conocimiento, reciben el nombre de sofos (sabios).
Lo que Sócrates busca es mostrar a los ciudadanos esta realidad, quiere que se den
cuenta de que aquello que creían saber, no es de esa forma. Lo hace a través de
cuestionamientos a estas personas que se consideran sabias, ante los cuales caen en la
contradicción y la molestia generada por el hecho de no poder dar respuesta a las
preguntas simples que se les plantean.

Ya pasando a los diálogos de madurez de Platón, este presenta la Teoría de las Ideas.
Encontramos la distinción que hace entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Por
un lado, el mundo de los sentidos es mutable, imperfecto, irreal y cuenta con la opinión
(doxa). Es por ello que las cosas son contradictorias y, por tanto, falsas o aparentes. El
mundo de las ideas, por el contrario, es perfecto, necesario, y cuenta con el
conocimiento (episteme). Es inmutable y, entonces, es real, y si es real es verdadero.
Este mundo se alcanza a través del alma.

Las Ideas son formas, modelos, o patrones de las cosas sensibles. En un mundo de
percepciones, estas formas, modelos o patrones son perfectos y únicos. No es una
representación subjetiva, sino que es perfecto, universal, absoluto. Una alegoría es una
representación de una idea compleja. Platón uso este recurso para darse a entender y
convencer acerca de lo que dice.

Con la alegoría del Sol, Platón quiere explicar el Bien. Es decir, en el mundo de los
sentidos, el Sol es análogo a la idea de Bien. El Sol es entendido como la fuente de la
existencia, es fundamento ontológico y gnoseológico; sin luz no habría vida. Uno posee
la capacidad de ver, pero si no hay luz, producto del Sol, esto no es posible.

En el mundo de las ideas encontramos la noción de Bien. Las ideas se ven con el alma,
que en el mundo sensible está representada por los ojos. La idea de Bien es lo que
permite que las demás ideas surjan, representado por el Sol. De este modo, la idea es
buena en sí misma así como también lo es conocer. El Bien ilumina y permite conocer
las cosas. Se dice entonces que el conocimiento es bueno y verdadero. Solo se pueden
conocer las ideas, respecto de lo demás solo se emite una opinión.

En la alegoría de la Línea, Platón busca precisar su trabajo. Determina una escala del ser
y una escala del conocer. Dentro de la escala del ser encontramos las imágenes, que
poseen menor realidad, ya que son cambiantes. Asimismo, se dice que las ideas más
reales son las morales, posicionándose por sobre las geométricas. Estas últimas
necesitan valerse de otras ideas, mientras que las morales son absolutas, es decir, se
valen por sí mismas. Es por ello que, además, son más difíciles de captar.

En cuanto a la escala del conocer, podemos decir que a medida que aumenta la
complejidad del objeto, debemos aumentar nuestra capacidad para conocerlo.
Encontramos dos inteligencias del alma: noesis, una facultad más sofisticada, y dianoia,
facultad menos sofisticada para conocer ideas menos complejas.

En su alegoría de la caverna, Platón plantea la idea de unos prisioneros que han vivido
toda su vida atados en lo profundo de una caverna, esclavizados por las imágenes que
ven, las cuales toman como realidad debido a que no conocen otra cosa. Relaciona esta
situación con la función ética-política de aquellos que conocen las ideas y no se cierran
solamente en las imágenes. Estas personas tienen el deber de bajar a ese mundo de
confusión, representado por la caverna, para hacer saber a los prisioneros que aquellas
imágenes que ven no son reales. Este descenso es complicado, ya que quien baja no está
acostumbrado a tal oscuridad pero, puesto que ya conoce las ideas (la luz), podrá entrar
y salir exitosamente de la caverna. Sin embargo, los prisioneros que por primera vez ven
esa luz, se encandilan, les es difícil adaptarse.

Esta idea puede ser encarada, también, desde un lado negativo. Es decir, como quien
está fuera de la caverna, sabe más que quien está dentro, puede darse una relación de
superioridad caracterizada por la arrogancia y la prepotencia respecto de quien se
encuentra en desventaja de condiciones.

La idea del gobernante de Platón:


Platón propone una formación integral e inédita del gobernante. Hay dos tipos de
persona que no pueden gobernar en la polis y son, por un lado, quienes no ha recibido
educación ni tienen conocimiento alguno sobre la verdad y, por otro, a los que han
pasado toda su vida dedicados al estudio de manera aislada y sin compromiso alguno
con su comunidad. Los primeros no poseen un objetivo determinado al cual puedan
dirigir sus actos, pues inmersos en el mundo de los sentidos, no conocen las ideas. Los
segundos no soportarán la responsabilidad y las presiones a las que están sometidos los
políticos.

Quien gobierne la polis debe ser aquel que haya podido contemplar las ideas a lo largo
de arduos años de estudio filosófico para luego poder “bajar” con sus conciudadanos y
solucionar los problemas sociales y políticos. Platón sostiene que ésta es una obligación
ética del filósofo con su polis. Ello se debe a que recibe su formación de acuerdo con “la
ley”, es decir, no ha sido un autodidacta sino que ha recibido una formación pública. Es
necesario que los que aman o desean el poder no lleguen a él, debido a que aquellos
deseosos de poder podrían cometer las peores inquietudes, sino que lo hagan aquellos
que sean ricos en virtud y sabiduría.

Critón:

En este texto se desarrolla el diálogo entre Sócrates y Critón, tiempo antes de la


sentencia de muerte del primero.

Sócrates había sido acusado injustamente de corromper a los jóvenes y traer nuevas
divinidades, por lo que es condenado a tomar cicuta y morir. Ante esto, Critón lo alienta
a fugarse de la cárcel dándole todo tipo de soluciones para rehacerse en otra
civilización, lo cual le resultaría fácil ya que es “Sócrates”.

Sin embargo, Sócrates esgrime ciertos argumentos fundamentales y que expresan su


dialéctica:

- Las leyes de la polis las crean los ciudadanos: Si alguien no está de acuerdo
con una ley según Sócrates debería hablar, plantear un cambio, proponer una
ley. En todo caso no hay que enojarse con las leyes que gracias a eso somos lo
que somos, sino con los que las escribieron. No todas las leyes, por más que
hayan sido creadas por la mayoría, son buenas, ya que no siempre la mayoría
tiene razón; hay que revisar en qué fundamentos se basaron. Irse no es la
solución porque allí se perdería el carácter de ciudadano, sino qué hay que
debatir y persuadir a los demás. Si le debo la vida a las leyes no puedo
transgredirlas y huir.
- Si quiero ser una persona justa, mis actos tienen que ser justos: No es justo
devolver una injusticia con otra injusticia.
- La mayoría: No importa lo que opina la mayoría sino los que saben. Puede que
esta sentencia sea injusta, pero son las leyes a las cuales me comprometí como
ciudadano ateniense.
- No es lo mismo vivir que vivir bien: Para mi vivir bien es vivir filosofando
sobre asuntos épicos, preguntarme todo el tiempo como volvernos personas más
justas, seres virtuosos. Si me voy fugado de Atenas, con qué cara voy a filosofar
sobre vivir bien y sobre las cosas justas si yo mismo no fui capaz de cumplir una
sentencia que mi misma comunidad acepta como justa.

SAN AGUSTÍN

Se dice que con San Agustín comienza el Medioevo.

Aparece el cristianismo, una religión revolucionaria ya que se presenta como universal;


es para todas las civilizaciones y estratos sociales. Hasta ese entonces, la religión había
estado ligada a cada cultura. Se trata de una religión del espíritu: hay que volcar el
espíritu hacia Dios para formar parte de ella. Así pues, se busca dar a conocer el
mensaje cristiano y evangelizar a las personas.

Para los pensadores cristianos la verdad aparece como REVELACIÓN: ella se revela a
los hombres a través de la palabra sagrada transmitida por la autoridad de las Escrituras.
Esta verdad no puede ser discutida, ni necesita ser probada por la razón; tan solo debe
ser creída por la Fe. Lo que dice la Biblia se afirma como verdadero por la autoridad de
Dios, y no necesita probarse por argumentos o razones, ni está sujeto a debate.

Previo a San Agustín tuvo lugar el periodo Patrístico, en el cual los padres de la Iglesia
buscaban responder las dudas teóricas y prácticas en función de la Biblia. Sin embargo,
fue San Agustín quien pudo responder muchos de los interrogantes de los clásicos a
través de la filosofía platónica. Hay dos problemas principales:

¿Qué me acerca a Dios, la razón o la fé?


La fé es el impulso que me lleva hacia Dios. Cuando llego a él tengo que desplegar mis
capacidades racionales para poder entenderlo. Sin embargo, llega un momento en el que
ya no puedo entenderlo, puesto que Dios es infinito; es allí cuando regreso a mi fé. En
pocas palabras, lo que San Agustín hace es romper la división entre fé y razón.

Dios es omnipotente, todo lo sabe, es perfecto, creador de todo, eterno. Difiere de los
dioses griegos.

¿Es Dios el autor del Mal? ¿Somos libres o simplemente somos títeres de este Dios que
todo lo sabe?

San Agustín distingue dos tipos de mal: el mal moral y el mal físico. Los males físicos
son naturales y no se presenta la voluntad humana, solo suceden. Son buenos o malos si
nos afectan o no a nosotros, no lo son en sí mismos. Esto tiene que ver con nuestro
egoísmo de asignarles una categoría moral.

Los males morales tienen que ver con el libre albedrio, es decir, la capacidad de decidir
o voluntad de las personas. No quedamos presos de nuestros instintos, como los
animales, sino que poseemos la libertad de elegir. El libre albedrio nos saca de nuestra
condición bestial; esto es lo que nos diferencia de los demás seres.

El mal es el resultado de la voluntad libre de la persona, pero no porque ésta sea


esencialmente mala, ya que fue creada por dios y nada de lo que dios haya creado puede
ser malo. En otras palabras, la voluntad es buena por naturaleza, pero el mal se origina
cuando la persona hace un mal uso de la voluntad. De este modo, el origen del mal se
corresponde con el mal uso del libre albedrío. En otras palabras, todo lo que existe, al
ser resultado de la acción divina, es bueno; de este modo, se afirma que el mal en sí no
existe.

Libre es quien es responsable; la libertad es para cualquiera que se haga responsable de


sus decisiones. Quien elige a Dios, elige bien, por tanto, es guiado por la fe y la razón.
En cambio, quien elige al hombre, está eligiendo mal, se está inclinando por el mundo
de los sentidos, guiado por las pasiones. Aquí influye la libídine, es decir, la pulsión
desenfrenada que nos impulsa hacia lo carnal.

Se habla de cuatro virtudes:

- Prudencia: conocer lo que nos apetece y qué evitar.


- Templeza: moderar nuestras pasiones.
- Fortaleza: ser fuerte ante los bienes materiales.
- Justicia: ser justo con cada uno.

San Agustín expone que el alma es un principio espiritual e inmaterial que se sirve de
un cuerpo material. La persona es la unidad del alma con el cuerpo, no un alma
encadenada al cuerpo. Asimismo, San Agustín plantea que, el ser humano, es la máxima
creación de Dios y que tiene como fin último alcanzar la felicidad, la cual solo puede
hallarse en Dios.

Para reforzar sus argumentos, San Agustín dice que quien elige a Dios (el Bien) habita
la Ciudad de Dios. Por el contrario, quien elige al hombre (el Mal), habita la Ciudad del
Hombre. Se trata de ciudades místicas, imágenes, son una manera de dar a entender. En
el primer caso, soy un peregrino, en el segundo un ciudadano.

El peregrino marcha, avanza, pasa por el camino (este mundo) hasta llegar a Dios, con
el objetivo de religarse a él. Por el contrario, el ciudadano considera que la ciudad no es
de paso, sino que tiene un fin en si mismo. Uno puede ir cambiando de ciudad.

El día del Juicio Final se termina todo, se cierra la vida misma. Ese día Dios juzga, en
función de cómo cada persona vivió su vida, se determina si se alcanza la vida eterna,
religándose a Dios; o si simplemente muere.

El tiempo

Dios crea el universo, no en el tiempo, sino simultáneamente con él, como un mundo
temporal. Es imposible imaginar un tiempo antes de la creación del mundo, debido a
que es cambiante y se mueve, mientras que dios es inmutable.

- Cristiano: es sagital, es decir, que es lineal, pero con dirección. Por lo que el
buen cristiano, el que elige el bien, es un peregrino que está de paso por este
mundo, en el cual el tiempo avanza y, eventualmente, termina. Solo puedo
arrepentirme de mis acciones en él.
- Pagano: es circular, por lo que todo vuelve, es infinito y no hay lugar para el
arrepentimiento.

Leyes temporales y divinas: Las leyes humanas (temporales) solo son justas si se
respetan las divinas, pero son necesarias para organizar al hombre en la tierra

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