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1. El contacto continuado con otros pueblos y culturas: que permitió constatar que las leyes y las
costumbres son muy distintas en las comunidades humanas.
2. La fundación de las colonias: aunque a veces se importaba la constitución de la ciudad de origen, en
cada asentamiento nuevo se había de redactar una nueva.
3. Los cambios sucesivos en la constitución de Atenas, que les permitió comprobar el convencionalismo
en su propia experiencia política.
4.2. El relativismo moral.
No sólo defienden el convencionalismo de las instituciones políticas, también de las normas morales.
Lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, loable o reprobable, no es fijo, absoluto o
universalmente válido e inmutable. Defienden el relativismo cultural y moral, que fundan en la falta de
unanimidad acerca de lo que es justo o injusto. Esto salta a la vista, no solo comparando unos pueblos con
otros, sino comparando los criterios morales de los individuos y grupos dentro de una misma sociedad.
4.3. Defensa de la ley del más fuerte.
Calicles y Traxímaco toman como ejemplo de naturaleza humana, prescindiendo de los elementos
culturales adquiridos, al niño y al animal. De estos modelos deducen que sólo hay dos formas naturales de
comportamiento:
La búsqueda del placer: el niño sonríe cuando está feliz y llora cuando siente dolor.
El dominio del más fuerte: en los animales el macho más fuerte domina a los demás. La naturaleza del
fuerte impone su supremacía.
Calicles afirma que el “nomos”, la ley, contradice a la naturaleza. La naturaleza hace a los seres
humanos desiguales, de ahí que prevalezca el derecho del más fuerte. En cambio, la ley tiende a
igualarlos, con lo que se opone a aquella favoreciendo a los más débiles. No ha de ser así, han de
prevalecer los más fuertes, hábiles y astutos, también en la vida de la ciudad.
5. CONCLUSIONES.
1. Los sofistas tienen un rasgo positivo: el impedir la absolutización de verdades que se pretendían tales.
Se hace imposible seguir afirmando que la ley es de carácter sagrado e inamovible, sólo cabe el
establecimiento de normas variables de conducta.
2. En el lado negativo tenemos que el relativismo imposibilitó el establecimiento positivo de unas bases
sobre las que construir el orden nuevo que sustituyera al que ellos habían criticado. No existían valores
comunes en que apoyar el convencimiento del comportamiento colectivo. La verdad se había vuelto
tan variable que llevaba al individuo a actuar según las circunstancias de forma también variable.
2. SUS FUENTES.
No escribió ninguna obra, tal vez porque consideraba que el diálogo, la comunicación directa e
interpersonal, es el único método válido para la filosofía.
Tanto la imagen que poseemos de él como su pensamiento nos han llegado principalmente a través de
los diálogos escritos por Platón que fue ferviente alumno suyo. Además de esta imagen, que está
idealizada, tenemos otras más críticas de contemporáneos suyos. Jenofonte, que es un historiador griego,
a través de su obra "Recuerdos de Sócrates" y Aristófanes a través de su obra "Las nubes", una comedia
donde se da una imagen de Sócrates como un hombre ridículo.
4. EL ANTIRRELATIVISMO SOCRÁTICO.
Sócrates no está de acuerdo con el relativismo de los valores porque parecía llevar a la conclusión de
que todo estaba permitido. La obsesión de Sócrates es la de eliminar el relativismo de valores que invade
Atenas. El relativismo es fruto de la diversidad de opiniones que da derecho a creer a todos que su
parecer vale igual o más que el del resto.
Si no existe ninguna verdad absoluta, ¿cómo discutir si las leyes de la ciudad son justas o injustas si
no tenemos antes una idea clara de la justicia en sí? Los seres humanos no podrán ser justos, virtuosos
o felices si ignoran qué quieren decir estas palabras. La primera labor que se habrá de proponer será la
búsqueda de la correcta definición de estos conceptos, una definición que sea universal y válida para
todos.
Es necesario encontrar un punto de referencia, la piedra de toque que fundamente no las opiniones
personales sino la verdad. Sócrates cree que esta piedra de toque es la razón humana. La claridad
intelectual, aquello que la razón ve claro, ha de ser común a toda la especie humana (racionalismo
socrático).
5. EL MÉTODO SOCRÁTICO: LA INDUCCIÓN MAYÉUTICA.
Él cree que dentro de cada uno hay unas verdades innatas (innatismo) que es necesario alcanzar, hacer
aflorar en nosotros - como una madre pare a su hijo desde lo más íntimo de su cuerpo-. Ello se puede
conseguir mediante la palabra, pero no con el estilo de los sofistas –la retórica- sino con el juego de la
pregunta-respuesta, en definitiva, con el diálogo – la dialéctica -.
Considera que la verdad está en cada uno de nosotros y que podemos llegar a conocerla a través de la
inducción mayéutica. Así el punto de partida será la máxima: “Conócete a ti mismo”.
Ahora es necesario profundizar en la búsqueda de la definición del concepto que queramos hallar.
Hemos de buscar en el interior de nosotros mismos y apoyarnos en nuestra razón. ¿Cuál es el camino a
seguir? Sus diálogos siempre comenzaban con la pregunta ¿Tú qué sabes de tal o cual cosa?, o bien,
cuando se decía de una persona que era buena o justa aprovechaba para preguntar ¿Qué es la justicia?,
¿Qué es la verdad? Si el interlocutor le daba una definición, él seguía preguntando hasta que aquél incurría
en contradicción. Sólo si en este momento el interlocutor reconoce su ignorancia está en condiciones de
encontrar las verdades absolutas. Hay, pues, dos pasos en este camino hacia el conocimiento:
1. En primer lugar, eliminar de las mentes de los seres humanos todas las opiniones que son relativas o
subjetivas. El método socrático utiliza para ello dos elementos:
a. La ironía. Por medio de la ironía finge ignorar las tesis del contrario, pero lo acorrala mediante
preguntas hasta que consigue hacerle negar su propia tesis.
b. Reconocer la propia ignorancia: “Sólo sé que no sé nada”. Sólo el que tiene conciencia de su
ignorancia está en disposición de llegar a la verdad.
2. Una vez limpia la mente de erróneos prejuicios y de falsas opiniones ya se puede aspirar a conocer las
verdades absolutas, por un camino plano que parte de las pequeñas cosas conocidas y mediante el uso
de la inducción mayéutica.
Por ejemplo, para saber qué es la belleza, podemos comenzar dando su definición (método deductivo
rechazado por Sócrates y utilizado por los sofistas) o bien buscar cosas bellas -una flor, una persona, una
puesta de sol, etc.- y ver entre todos en qué cosas coincidimos acercándonos al modelo de belleza que hay
en nuestra mente. Este modelo será en último extremo universal y común a todos los seres humanos. Lo
mismo podemos decir de la justicia, el bien o la felicidad. Es el camino de las cosas concretas y conocidas
a las desconocidas y abstractas.
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