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CONSTRUYENDO LA AUTONOMÍA
2008
CONSTRUYENDO LA AUTONOMÍA
Organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra
en la región amazónicadel Ecuador,1964-2001
Juliet S. Erazo
ISBN: 978-9978-22-770-1
Introducción ............................................................................................. 13
Construyendo el gobierno........................................................................ 14
Construyendo lo comunitario ................................................................. 20
Construyendo la identidad y la indianidad............................................. 24
Esbozo de los capítulos siguientes ........................................................... 27
‘El campo’ como esfuerzo de colaboración ............................................ 29
Capítulo I
Cultura y política en la construcción de un movimiento social
Capítulo II
Modernismo moderado y la consolidación de la cooperativa
Capítulo III
Lugar, espacio y federalismo negociado
Capítulo IV
Cosntruyendo comunidades concéntricas:
Activismo indígena a nivel nacional
Capítulo V
Políticas conservacionistas en una época de descentralización
Capítulo VI
Conclusiones
Construyendo el gobierno
Una vez entregados los títulos, los líderes perdieron buena parte
de su capacidad de gobernar, si bien continuaron practicándose
algunos aspectos de la ideología original de la ‘vida organizada’ sin la
presencia de la administración central. Los miembros continuaron
organizándose en pequeños colectivos y cumpliendo una variedad de
proyectos de cooperación. Continuaron participando en reuniones
comunitarias y enviado a sus hijos a la escuela, lo que en la práctica sig-
nificaba un desplazamiento en los horarios agrícolas a fin de evitar
conflictos y coincidir con las vacaciones escolares. De esta forma,
cuando los líderes se vieron obligados a cambiar reconsiderar las expec-
tativas de cambio entre los cooperados, sus primeras estrategias ya
habían producido cambios a largo plazo en las prácticas y actitudes
hacia el gobierno.
Construyendo lo comunitario
Tres años más tarde, Hardin (1968) asumió una visión parecida
al describir la ‘tragedia de lo comunitario’, en la cual cada usuario de un
recurso limitado recibe el beneficio total de usufructo del recurso
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 21
Si bien los kichwas y otros grupos indígenas de los que trata este
estudio a menudo tienen valores que podrían calificarse de ‘conserva-
cionistas’ en el sentido occidental del término, y en muchos casos
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 25
ocupan los mismos ecosistemas que ocuparon sus ancestros por varias
generaciones, también han participado por mucho tiempo en rela-
ciones cambiantes con los mercados y están cada día más expuestos a
nuevas ideas acerca del medio ambiente a través del sistema escolar, los
medios de comunicación y los esfuerzos educativos de organizaciones
occidentales por la conservación del medio ambiente. Su imagen de sí
mismos como ‘indígenas’ y de sus hábitats como ‘naturaleza’ se han
construido por lo tanto a partir de una serie de fuentes y continuarán
siendo construidos de esta manera mientras dichas fuentes y mensajes
prosigan.
pueblo indígena del Ecuador mira cada vez más al Estado como pro-
tector del dominio de organizaciones internacionales y de los caprichos
del mercado.
Por otra parte, a nivel nacional los líderes indígenas han recono-
cido cada vez más la importancia del territorio y las relaciones espa-
ciales en sus intentos por promover su llamado a la autonomía. Como
veremos en el Capítulo 4, los dirigentes han modificado mapas para
fortalecer la percepción de proximidad entre los grupos étnicos y mos-
trar a las instituciones estatales el tamaño de las tierras ocupadas por
indígenas. Por último, en el capítulo 5 sostengo que la tendencia del
movimiento conservacionista internacional hacia la preservación de
áreas cada vez más grandes para la protección de especies raras y el
énfasis en la planificación agraria regional han creado grandes ten-
siones con las organizaciones indígenas, las cuales continúan valorando
los procesos políticos locales y la formación de consensos. En cada uno
de los capítulos utilizo distintos mapas junto con otros tipos de mate-
riales de archivo para demostrar los lazos históricos entre los procesos
sociales y espaciales.
interés. Sin embargo, para 1999, los líderes indígenas se habían vuelto
cada vez más sospechosos de los investigadores, y fue necesario demos-
trar la utilidad de mi trabajo a las comunidades donde esperaba con-
ducir la investigación – un requisito perfectamente razonable, pero no
uno que estaba totalmente preparada para afrontar. Como señalan las
antropólogas Kay Warren y Jean Jackson, “para todo investigador, tra-
bajar sobre los movimientos indígenas (y generalmente en comuni-
dades políticamente organizadas) implica cada vez más someter el
propio trabajo de campo y los escritos personales al escrutinio crítico
de la gente que está siendo estudiada” (2002: 3).
Tabla 1
Fuentes y tipos de datos utilizados en el análisis espacial
Fecha Fuente Tipo Escala/ Análisis
de los datos de datos resolución realizados
***
Notas
1 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana,
Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y
Venezuela (véase Van Cott 2000).
2 Entre los logros más impresionantes del movimiento a nivel nacional están la
creación de un programa intercultural bilingüe que permite a estudiantes indí-
genas hacerlo en su propia lengua y en castellano; el bloqueo de una reforma
agraria que habría beneficiado a los agro-exportadores en perjuicio de la pro-
ducción campesina local para el mercado nacional; y la participación decisiva
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 35
Para inicios del siglo XIX, las mortales epidemias, los abusos de
los españoles y las incursiones portuguesas lograron diezmar muchos
grupos étnicos del Alto Amazonas. Muratorio (1991: 42) sostiene que
estas fuerzas contribuyeron a la “simplificación etnocida” de la rica
diversidad étnica de la Amazonía y la total quichuización de los pocos
pueblos indígenas que sobrevivieron. Al momento, aunque existen tres
dialectos principales y distinciones menores entre los subgrupos, el
kichwa amazónico ecuatoriano se ha convertido en la lengua materna
de la mayoría de grupos indígenas que viven actualmente en las pro-
vincias de Napo, Orellana y la parte occidental de Pastaza.
Si bien los jesuitas prosiguieron durante este período con los tri-
butos y los pagos por servicios religiosos en oro y fibra de agave,
aumentaron también sus esfuerzos por convertir la población indígena
(que continuaba aún viviendo de la caza y la pesca) en un campesinado
tipo europeo. De este modo exigían a los indios que trabajaran en obras
públicas de construcción (los domingos y los jueves, según un infor-
mante) (Muratorio, 1991: 124) e impedían así viajes de varios meses a
los tambos, práctica común antes del regreso de los jesuitas. Como
parte de sus esfuerzos de sedentarización, introdujeron la ganadería en
las prácticas productivas indígenas con la idea de “preparar una base
sólida para la formación de la propiedad comunitaria y ofrecer un
incentivo a los indios para que acogieran una vida urbana” (López San
Vicente, 1894: 19, citado en Muratorio, 1991: 81).
males de los comerciantes y los males de los jesuitas, los kichwas del
Napo se aliaron con los primeros durante este período. Las relaciones
sociales de producción que exigía la economía extractiva promovida
por los comerciantes interferían menos con la organización social
kichwa, la misma que se basaba en el más en el muntún (familia patri-
lineal extendida) que en la familia nuclear como unidad productiva
(MacDonald, 1979: 225-227). Más aún, cuando tenían el permiso de
extraer productos de la selva, los kichwas del Napo podían combinar
esta actividad con la horticultura itinerante y las expediciones perió-
dicas de caza, pesca y recolección. Por otro lado, al tener que quedarse
en las misiones jesuitas, no podían viajar a más de un día de camino sin
ser castigados y, por lo tanto, competían con sus vecinos por los
recursos en el área (sobre todo por la caza, la recolección y los mejores
sitios para la agricultura). Durante este período las poblaciones de las
misiones de Archidona y Tena estaban formadas por 1 000 y 500 per-
sonas respectivamente (Jouanen, 1977: 95, citado en Muratorio, 1991).
Las poblaciones continuaron esparciéndose durante las epidemias de
viruelas, como aquella que asoló el área en 1875.
Se creía que los chamanes o yachaj (‘el que sabe’) poseían una
cantidad extraordinaria de samai y por lo mismo estaban en condi-
ciones de mediar entre el mundo espiritual y la sociedad3. Con este
poder podían provocar o curar enfermedades, ayudar u obstaculizar la
caza de animales y la pesca, y defender o atacar a otros kichwas siempre
que fuera necesario.
Para reducir los conflictos por la tierra, los kichwa tenían formas
muy claras de reclamar los huertos que cultivaban en la selva, si bien
tales reclamos eran cuestionados en ocasiones (MacDonald, 1979: 43-
5). Un área era reclamada por vez primera cuando un individuo des-
montaba un sitio de la selva para cultivar su chacra o huerto, dándole
al sitio cierto grado de permanencia y proporcionando a sus ocupantes
un derecho de facto sobre la tierra. El robo de productos del huerto de
otra persona era raro, aun si el dueño se ausentaba de su chacra por
varios meses. El plantar palmas del género Bactris gasipaes implicaba
reclamar los derechos de propiedad más allá de los límites del huerto
familiar, asegurando la disponibilidad de suficiente espacio para aco-
modar los cultivos itinerantes que practicaban. Cualquier miembro de
la familia podía utilizar los recursos del bosque dentro del territorio
familiar. Por su parte, se permitía la caza sólo dentro de la propia tierra,
o en las áreas del bosque que no habían sido reclamadas aún por otro
grupo familiar (MacDonald, 1979: 5, 53)6. Udo Oberem, un antropó-
logo que investigó en la región del Alto Napo entre 1954 y 1956
comenta que “si alguien cazaba en la propiedad de otro, se exponía a
una buena golpiza” (1980: 30). La venta de tierras era posible solamente
cuando todos los hombres de una familia extendida estaban de
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MAPA 2. El uso de la tierra en el área suroccidental de la Cooperativa, septiembre 1973. Las fami-
lias mantenían al menos dos residencias, una cerca de Archidona, y una o más en el área selvática
al oeste del río Hollín. El análisis de cobertura de la tierra se basa en la clasificación de las foto-
grafías aéreas hecha por el autor.
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acuerdo. Los derechos sobre la tierra pasaban de los hombres a sus hijos
pero no a través de las mujeres (Oberem, 1980).
Las familias consideraban suyos los tramos del río que pasaban
por sus tierras o cerca de ellas, no se podía pescar o lavar oro en las tie-
rras ajenas. Pese a, como los huertos de la selva estaban dispersos, las
fronteras de los territorios de caza y pesca eran vagas. Hasta que ocu-
rría alguna disputa había una zona intermedia disponible para todos.
Cuando surgían disputas, se establecían las fronteras mediante un pro-
ceso de acuerdo mutuo y negociación entre grupos familiares a través
de consultas con chamanes poderosos (MacDonald, 1979: 44, 47).
Mis padres ya eran católicos. Los que no querían ser católicos se iban a
la selva. Eran los aucas [salvajes]. Cuando vivía mi madre, los
misioneros eran viajeros. Luego vinieron a vivir aquí. Nos llamaban a
rezar y nos íbamos a Archidona a celebrar misa, a recibir la palabra. Los
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Ahora los hombres, mis nietos, quieren amantes. No son como los
hombres de antes. En esa época sólo había una casa en Yawari. Allí vivía
toda la familia Shiguango. Mi suegro tenía cuatro hijos y su hermano
tres [los cuales vivían en la misma casa con sus esposas e hijos].
MAPA 3: Caminos y senderos entre la Sierra y la Amazonía para 1967. Los caminos están represen-
tados por líneas gruesas continuas y los senderos por líneas entrecortadas. El camino que conecta
Tena y Archidona directamente con Quito no se completó hasta 1972. El sitio de lo que más tarde
sería la Cooperativa está señalado en gris (aproximadamente en el centro del mapa). El mapa ha
sido adaptado a partir de la Carta de navegación Operativa M-25 publicada en 1967 por el
Centro de Información y Cartografía Aeronáutica de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
necesario para llevar una vida humana y digna. Por lo tanto, caminas
en medio de la pobreza, la desocupación y la angustia. El CREA puede
brindarte la ayuda necesaria para remediar todos los problemas que
hoy te tienen hundido en la miseria. Observa estas fotografías de per-
sonas que se encontraban como tú, agobiadas por la necesidad. Pero
hoy ha cambiado su suerte gracias al Cooperativismo: poseen tierras,
alimento, casa, escuela, medicina y créditos… No estarás solo ni aban-
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Sin educación 13 1 11 1
Primer grado 1 0 0 0
Segundo grado 2 1 1 2
Tercer grado 3 1 1 2
Cuarto grado 5 2 0 1
Quinto grado 1 3 0 0
Sexto grado 6 16 0 2
Secundaria 1 4 0 2
Universidad 1 0 0 0
TOTAL 33 28 13 10
Tabla 2: Nivel de instrucción formal de los niños en edad escolar en los años cincuenta y sesenta.
La tabla fue preparada por la autora a partir de los datos demográficos recogidos por Desarrollo
y Autogestión, una ONG que recogió las edades y otros datos sobre educación en la Cooperativa
entre el 5 de noviembre de 1998 y el 27 de abril de 1999. En total se recogieron datos para 252
personas (75 mujeres y 178 hombres). La primera categoría de edad se refiere a individuos que
dijeron tener 45 o más años durante la recolección de datos.
Figura 1: Vista aérea de la escuela de Awkayaku, septiembre de 1973. Aunque las casas tenían un
patrón de asentamiento disperso, las escuelas rurales como ésta permitían a los niños estudiar mien-
tras continuaban viviendo con sus padres. Para 1969 la mayoría de estudiantes caminaban menos
de dos kilómetros cada día (foto en blanco y negro, Instituto Geográfico Militar, Quito, Ecuador).
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utilizaría una aviva voz por medio de churu cara encomendando desde
Rukullakta hasta el último rincón del sector. Así sabrían todas las
familias lo que debíamos hacer. Y así lo hicimos un sábado –se podía
incluso escuchar el sonido desde lejos. Recuerdo que dos com-
pañeros… llegaron tocando la concha y pasaron por mi casa – yo
estaba durmiendo. Me dijeron que habían salido a las tres de la mañana
desde Nukunu. Ese día nos reunimos con más de 150 compañeros,
entre hombres y mujeres, de manera que logramos juntar a la mayoría
de hermanos y hermanas. En la primera reunión no pudimos dirigir la
sesión, porque ninguno de nosotros estaba preparado para dirigir ese
tipo de asamblea. Sin embargo, con la ayuda de los compañeros…
empezamos a motivar y explicar los problemas de la región, sobre todo
de la tierra. Todos los participantes entendieron la necesidad urgente de
organizar una asociación… (Alvarado s.f. 1).
Aunque no siempre están del todo claras, las actas de las pri-
meras tres asambleas y las historias orales de los primeros dirigentes
nos indican la visión que ellos tenían de este movimiento social y del
futuro de su gente. Las actas y las historias hablan sobre la necesidad de
defender la tierra de la misión y de los colonos, pero no limitan su defi-
nición del problema a esto. Al contrario, describen como algunas fami-
lias tenían más tierra que otras, y cuántos no tenían tierra suficiente
–“algunos tienen lotes suficientes y otros tienen en parcela o minifun-
dios en donde, viven entre hermanos en problemas” (primera reu-
nión). De esta manera defendían una reforma agraria con una distri-
bución más equitativa, una idea que se propuso en los cursos sobre for-
mación de cooperativas. Esto iba en contra de la idea kichwa de la tierra
como reflejo del poder de una persona.
Conclusión
Notas
1 Para una documentación más completa de la historia de la resistencia de los
Kichwas del Napo, véase Muratorio (1991).
2 El término ‘terrenos baldíos’ tiene complejas implicaciones. Puede significar
tierra no cultivada pero también tierra insuficientemente cultivada. Las téc-
nicas hortícolas de los indígenas amazónicos se enfocaban más en la produc-
ción extensiva que en la intensiva, por lo que sus campos a menudo parecían
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subutilizados para los funcionarios del gobierno serrano. De modo que la ley
tenía además implicaciones racistas que sugerían que los indígenas eran
ociosos y que sólo la gente que conocía la manera ‘adecuada’ de hacer agricul-
tura podía reclamar la tierra. Por último, el término implica que la tierra bos-
cosa es, en cierto sentido, inservible o ‘baldía’ hasta que fuera convertida a la
agricultura.
3 Para un análisis más completo de las prácticas y creencias chamánicas de los
kichwas del Napo y los grupos vecinos, véase Muratorio 1991; Whitten 1976,
1985; y Vickers 1981, 1989a, 1989b.
4 Muchos chamanes creen que continúa siendo así. Viví junto a la familia de uno
de los más poderosos chamanes de la región. Él pasaba la mayor parte del
tiempo en la Sierra, donde tenía una clínica para tratar pacientes (los chamanes
amazónicos tienen la reputación de ser más poderosos que los chamanes de la
Sierra) (Muratorio, 1991; Salomón, 1983). Periódicamente volvía a curar el
ganado de la familia y se quejaba a menudo de que los otros chamanes no le
dejaban en paz.
5 Aunque Muratorio cita a su informante principal, el que asegura que los cha-
manes cobran mucho dinero, “como los abogados” (1991: 215), mis infor-
mantes aseguraban que cada cliente paga de acuerdo con sus medios, no un
monto fijado por el chamán. Sin embargo, el miedo a repercusiones negativas
que podrían surgir de un pago poco generoso hace que la gente, según mis
informantes, paguen cantidades importantes de dinero si se las compara con
sus ingresos.
6 Theodore MacDonald Jr. realizó una investigación doctoral en la región del
Alto Napo entre 1974-75 y preguntó a varias personas acerca de los “patrones
de asentamiento, los derechos territoriales y las prácticas de subsistencia antes
de los años sesenta”. Si bien resulta cuestionable el supuesto de este autor de
que las prácticas antes de los años sesenta eran estáticas, es útil la descripción
que ofrece para comprender dichas prácticas a mediados del siglo XX.
7 A menos que se señale lo contrario, toda la información que se presenta a con-
tinuación proviene de entrevistas con treinta y dos miembros fundadores de la
cooperativa, realizadas entre marzo y agosto del 2000, o entre mayo y sep-
tiembre del 2001. Una vez recogidas, la secuencia de acontecimientos fue revi-
sada y confirmada por varios informantes, incluyendo Jorge Aguinda, Ramiro
Chimbo, Diego Shiguango y Jaime Shiguango.
8 Esta institución ha conservado el mismo acrónimo pese a haber sufrido varios
cambios con el transcurso del tiempo. En 1938 eran la Confederación
Ecuatoriana de Obreros Católicos; en 1957 fueron la Confederación
Ecuatoriana de obreros, empleados y artesanos católicos; y en 1965 pasaron a
ser la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Cristianas, con
lo cual incluían a los obreros protestantes. En 1972, pocos años después de que
se dictaran los cursos que arriba se mencionan, cambiaron nuevamente su
nombre por el de Central Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas, con lo cual
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Carlos Alvarado
“Historia de la Cooperativa San Pedro de Rucullacta”
“Solo unidos venceremos”
Lema de la Cooperativa Rukullakta
“La dictadura era buena para nosotros”
Nelson Shiguango, Vicepresidente de la Cooperativa, 2000
Figura 2: Transformaciones del esquema ideal de una cooperativa y el paisaje existente. La primera
transformación fue sugerida por los dirigentes mientras que la segunda fue propuesta en discusiones
con los asistentes a las asambleas.
ellos me dijo que muchos asistentes creían por aquel entonces que los
dirigentes sólo estaban pidiendo dinero para su propio beneficio, que
se “comerían” el dinero (es decir, que lo gastarían para satisfacer sus
propias necesidades) y que ninguna de sus promesas mejoraría la vida
de quienes participaran en el proyecto. Por otro lado, los primeros diri-
gentes señalan con frecuencia que la gente de antes era mucho más
unida que hoy en día y sobre todo mucho más dispuesta a trabajar por
largas horas para conseguir las metas de este nuevo movimiento.
cantos con escenas que mostraban actos cotidianos como la pesca con
red, y actos rituales como la petición de mano de un hombre a los
padres de su novia. Un canto escrito por Alvarado retrata la relación
especial entre mujeres y la yuca que producen:
Lumu Mama4 La madre de la yuca
FIGURA 5: Los Yumbus Chawamankus se presentan durante la inauguración del dispensario Médico
Juan Shiguango, el 12 de febrero de 1975 (foto cortesía de Benancio Shiguango).
a bailar en sus bodas para ellos y para otras autoridades locales, lo cual
resultaba en una experiencia muy degradante para ellos. Tanto las pre-
sentaciones de los Yumbus Chawamankus como aquellas de las
mujeres que compiten en la Chunta Warmi, cambiaron dramática-
mente el significado asociado con el baile. Sobre todo llevan el mensaje
de que los jóvenes no deben avergonzarse de las prácticas de sus
mayores, sino todo lo contrario, deben sentir orgullo de ellas. De esta
manera se fue construyendo un sentido de orgullo en ser kichwa y ser
parte de la Cooperativa, representada por personas que a menudo
ocupan los primeros lugares en competencias regionales.
FIGURA 6: Subcentro de Purutuyaku (1973). En los primeros años se habían construido varias casas
alrededor de la escuela y un área recreativa, lo cual facilitaba la organización de asambleas, los
proyectos de trabajo colectivo y la formación comunitaria (Foto en blanco y negro, Instituto
Geográfico Militar, Quito, Ecuador)
Cancha de fútbol
Edificios Piscicultura
administrativos
los proyectos ganaderos) para comprar esta tierra5. Las Actas men-
cionan cuatro compras de tierras, una de las cuales corresponde a 340
hectáreas (7 de febrero de 1976; 18 de marzo de 1976; 25 febrero de
1978; 12 de enero de 1979).
dinero para comprar un carro para usarlo como taxi, pero perdió el
auto cuando no pudo cancelar los últimos pagos al concesionario y por
ende tampoco pudo pagar el préstamo inicial que le hizo la
Cooperativa.
Las tensiones aumentaron aún más cuando los pagos que ven-
cían a principios de 1979 no pudieron ser cancelados. Los dirigentes de
la Cooperativa presionaron a los presidentes de los subcentros, quienes
a su vez tuvieron que presionar a los socios de sus respectivos subcen-
tros para que cancelaran la diferencia entre lo que ganaron de la venta
del ganado restante y el saldo de la deuda. Cada vez que la Cooperativa
incumplía un pago, se añadían penas y multas al monto total adeu-
dado. Para muchos socios que tenían poca experiencia en calcular inte-
reses o incluso en realizar grandes transacciones monetarias, les parecía
que estaban siendo engañados. Algunas personas que entrevisté acu-
saron a los dirigentes de gastar los fondos de la Cooperativa en licor y
juegos. Si bien esto no explica todas las penurias financieras, hay evi-
dencia en la Actas de que los dirigentes no estaban libres de culpa. Por
ejemplo, la siguiente historia acerca del presidente de un subcentro se
encuentra en las Actas:
El sector Lushianta, como comisionado V… [que ese día ocupó el
puesto del dirigente del subcentro, quien no pudo llegar] informó que
los trabajos no estamos haciendo bien por falta de presidente que tam-
bién el presidente está vendiendo animales sin autorización de los
socios. Parece que esa plata están pagando del carro que tiene E…
como presidente tiene gastado 43.000 [casi US$ 2.000} tiene vendido
ganado de la comuna, 6 vacas 8 toros (Actas, 22 de julio 1978).
1976 (antes de que llegara el ganado, pero después que los dirigentes
conocieran de los préstamos). En dicha ocasión los dirigentes discu-
tieron si era mejor que la comunidad cuidara del ganado o si era más
conveniente que lo hicieran individuos. El consenso entre los dirigentes
fue que era mejor “tener comunalmente para mayor facilidad de pago
y para control de animales” (Actas, 30 de octubre de 1976). Luego se
discutió cómo dividir el ganado entre los subcentros y se acordó llevar
acabo una repartición que correspondiera al tamaño de la población.
10 Rep. Gen.
14 Vigilancia
16
17 Tesorero
20 Rep. Gen.
21 Rep. Gen.
23 Vigilancia
24 Vigilancia
25 Rep. Gen.
26 Rep. Gen.
27 Rep. Gen.
28 Secretario
29 Gerente
30
31
32
33
34-97 2 una vez 2 una vez 3 una vez 9 una vez 10 una vez
1 Gen. Rep. 7
2 Rep. Gen. 6
3 Secretario 5
4 Presidente 5
5 Gerente 4
6 Presidente 4
7 Gen. Rep. 4
8 Vigilancia 4
9 4
10 Vigilancia 3
11 Gen. Rep. 3
12 Gen. Rep. 3
13 Secretario 3
15 Vigilancia 3
17 Gen. Rep. 2
18 2
19 2
20 Gen. Rep. 2
21 Presidente 2
22 2
23 Pr.Vigilancia 2
24 Gen. Rep. 2
25 Vigilancia 2
26 Vigilancia 2
27 Gen. Rep. 2
28 Vigilancia 2
29 Vigilancia 2
31 Vigilancia Vigilancia 2
32 Vigilancia Presidente 2
33 Secretario Gerente 2
34-97 2 una vez 11 una vez 8 una vez 8 una vez 9 una vez 64*1
TOTAL 5 (3v, 2n) 19(7v, 12n) 17(7v,10n) 16(7v, 9n) 17(8v, 9n)
Tabla 4. Resumen de los períodos entre 1970 y 1991. Cada número de la primera columna repre-
senta una persona diferente (64 personas que sirvieron solo un período aparecen en la penúltima
línea).
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 121
Un alivio financiero
MAPA 7. Análisis detallado de los cambios en el uso de la tierra en la Cooperativa, 1973 – 1982.
El mapa distingue entre las distintas formas de intensificación y des-intensificación que se observan en
el Mapa 6. La mayor parte de las áreas dentro de la región más cercana al cuadrante suroccidental
con mayor densidad de población se convirtieron en huertos de varios pisos (terrazas) o pastizales
de sombra en lugar de pastizales abiertos, lo cual indica actividades agrícolas domésticas en lugar
de ganadería comunitaria. Áreas importantes de pastizales abiertos también fueron abandonadas,
y con el tiempo se convirtieron en pastizales de sombra (o bien fueron reemplazadas con cultivos,
dando lugar a huertos de varios pisos). Algunos rangos más grandes, administrados colectiva o indi-
vidualmente, continuaron en existencia, aunque en regiones ubicadas lejos de Archidona.
130 / Juliet S. Erazo
más fuerte que la resistencia de los dirigentes, de tal manera que termi-
naron siendo reconocidos oficialmente.
Conclusión
dominicano le preguntó cuáles eran sus planes para los indígenas cuya
existencia estaba siendo amenazada por la colonización, Rodríguez
Lara respondió “ya no hay un problema indígena; todos nos volvemos
blancos cuando aceptamos los objetivos de la cultura nacional”
(tomado de un relato de Whitten 1976: 265-268). Por lo tanto, demos-
trar la aceptación de los objetivos de modernización era un requisito
importante para obtener acceso a la tierra y los recursos del estado a
principios de los setenta.
Notas
1 En la mayoría de los casos la membrecía estaba y está disponible a los adultos
varones. Sin embargo, también se ha abierto las puertas a mujeres viudas. Por
otro lado, las mujeres casadas pueden – y a menudo lo hacen – reemplazar a sus
esposos en las asambleas.
2 No está claro quiénes eran los “gringos”. Es posible que hayan sido voluntarios
del Cuerpo de Paz, que participaron en el proceso de demarcación de las tierras
de la cooperativa en 1973 y que trabajaban conjuntamente con el gobierno
ecuatoriano para formar cooperativas en varias áreas fronterizas de la
Amazonía del Ecuador
3 Muratorio (1991) asegura que los kichwas de Tena y Archidona visitan el hos-
pital “para morir”, sólo después de que han ido con uno o varios chamanes
(1991: 222). Si bien esta afirmación es cierta en muchos casos, el tener un dis-
pensario local donde no necesitan competir con los blancos para conseguir la
atención médica tenía una gran importancia simbólica.
4 En lugar de intentar traducir el siguiente canto en kichwa unificado, he mante-
nido el dialecto y la grafía tradicional que utilizó Alvarado.
5 Nunca tuve acceso a la contabilidad de la Cooperativa. Aunque en las actas se
discuten algunos gastos, poco se dice sobre los fondos utilizados para realizar
las adquisiciones. Además, los socios tienen percepciones muy diferentes con
respecto a la inversión de los fondos de la Cooperativa, desde “trago y juegos”
hasta una lista de gastos administrativos y orientados al desarrollo (que se
documentan aquí).
6 Entre los tres primeros dirigentes que no continuaron en sus cargos por cinco
ocasiones está Juan Shiguango, que murió en 1974 y por lo tanto estuvo solo
un período. Su hermano Antonio (#17) no ocupó un cargo de nuevo luego de
la muerte de su hermano. Ignacio Alvarado Narváez (primera columna de la
tabla) al parecer decidió que no le gustaba la dirigencia tanto como a sus her-
manos Venancio (#1) y Carlos (#3)
7 La sospecha de que los dirigentes están beneficiándose de los proyectos de
desarrollo continua siendo muy difundida en la región del Alto Napo (a veces
con razón – véase Perreault 2000: 148-9). En un estudio conducido por la
Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca amazónica (COICA)
140 / Juliet S. Erazo
Para los primeros años de los noventa, las disputas por la tierra
entre los socios se agravaron de tal manera que los contendientes acu-
dieron a los dirigentes centrales para que actuaran como árbitros. Los
dirigentes recuperaron así parte de la legitimidad que habían perdido a
principios de los ochenta por formular reglamentos que validaban
diversas ideas de la propiedad, a la vez que garantizaban a los dirigentes
de los subcentros el espacio necesario para ejercer discreción en cuanto
a los detalles de la distribución de la tierra. Así las cosas, para inicios de
los años noventa, las relaciones entre los dirigentes centrales y los diri-
gentes de los subcentros estaban caracterizadas por lo que llamo un
“federalismo negociado”. El federalismo negociado no era simplemente
un mecanismo de gobierno, con una división de poder y responsabili-
dades entre varios niveles de administración, sino también un método
para manejar relaciones sociales en un sistema de lealtades múltiples y
regímenes de tenencia ambiguos.
El Jefe Zonal del IERAC, que había sido uno de los que traba-
jaron con la Cooperativa en sus años de formación, se puso de lado de
los dirigentes centrales sosteniendo que
Como institución el IERAC no puede meterse a dar lotizando a cada
uno que está solicitando. Ya está tarde, ya es de noche. Antes mismo
tenía 4 años más para reclamar cada uno de ustedes. Porque el trabajo
como IERAC como Cooperativa hemos tenido un grande sacrificio ya
no podemos deshacer la escritura. Si la misma Cooperativa le autoriza
como institución, el IERAC podía lotizar. Si no autoriza, que cualquier
institución no podía hacer nada (Actas, 13 de septiembre de 1980).
El problema de la tierra
Escala
Kilómetros
MAPA 8: Cubierta vegetal en la cooperativa al 14 de julio de 1992. Los colores en el mapa siguen
un espectro de magenta-amarillo-verde, con el primero de los colores como el de menor cubierta
vegetal y el último el de mayor cubierta. A finales de los años setenta la finca colectiva de Lupinu fue
abandonada por la mayoría de los socios de la Cooperativa para continuar las actividades gana-
deras en cada subcentro en áreas dispersas. Cuando las oportunidades de obtener nuevos prés-
tamos para la ganadería se esfumaron a mediados de los años ochenta, los socios continuaron con
la agricultura comercial en las áreas dispersas reclamadas por cada subcentro. Esto hizo que la
cubierta forestal no sea uniforme y echó al suelo la esperanza de los primeros dirigentes de utilizar
la tierra dentro de la Cooperativa de tal manera que se aumente la interacción entre los socios y se
cree un mayor sentido de identidad colectiva. El mapa es un compuesto a color de las bandas 3, 4
y 5 de una imagen satelital del Cartógrafo Temático Landsat, tomada el 14 de julio de 1992.
160 / Juliet S. Erazo
MAPA 9: Clasificación del uso de la tierra en la Cooperativa del 14 de julio de 1992. Este mapa
muestra además los cambios en el uso de la tierra entre 1982 y 1992. Las áreas de cultivo más
intenso están más alejadas de las oficinas de la Cooperativa - ubicadas a dos kilómetros de
Archidona - que en 1982. Además, los sitios que estaban asociados con las ideas organizativas de
los primeros dirigentes de la Cooperativa, incluyendo la finca de Lupinu y la región residencial suroc-
cidental, son utilizados menos intensivamente que en 1982. El mapa fue creado mediante una clasi-
ficación semi-dirigida, utilizando una imagen del Cartógrafo Temático Landsat, fotografías aéreas de
1982 y datos de campo de 2001.
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 161
MAPA 10: Mapa de las fincas de Papanku. Algunos socios fundadores de la Cooperativa siguieron
reclamando grandes áreas de tierra, abriendo pequeñas parcelas para sus hijos y otros socios
parientes. A su vez otros reclamaban parcelas de 25 hectáreas a lo largo de la carretera.
162 / Juliet S. Erazo
MAPA 11: Mapa de la distribución de tierra a lo largo de la nueva carretera, 1999. Los huertos y
las casas de los socios estaban ubicadas a lo largo de la carretera, aunque algunos vivían bastante
lejos de los centros poblados, como lo muestran los rectángulos negros y los nombres de los sub-
centros. Cada propiedad tiene aproximadamente 1 kilómetro de largo por 250 metros de ancho.
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 171
Mientras que los representantes del sub. Villano manifestaron que ellos
quieren posecionar porque es la posesión de sus abuelos. A la vez los
representates del subcentro Porotoyacu dijeron el lugar que se
encuentra ya ubicado al sub. ha sido provisionado (a Porotoyacu) hace
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 173
Como se puede ver, había tres reclamos sobre una misma área.
Urituyaku reclama el área en disputa en base a haberla utilizado desde
el momento en que el ganado de la Cooperativa se manejaba colectiva-
mente y en base a su uso ininterrumpido desde aquella época. Villano,
por su parte, reclama la tierra en base a un origen histórico más dis-
tante, es decir, al hecho de que sus abuelos cazaban y pescaban en el
lugar. Por último, Purutuyaku reclama la tierra en base a la igualdad; su
subcentro tiene muchos más socios que Villano, y éste subcentro tiene
además tierras en otra parte, por lo que Purutuyaku no quiere entregar
las tierras a Villano sólo porque eran de su propiedad antes de la for-
mación de la Cooperativa. Al parecer los reclamos de Urituyaku y
Purutuyaku no son los mismos, sino que más bien es Villano la parte
que cuestiona los reclamos de ambos centros.
Quebradas y sombras
Pastizal, huertos bajos
Nubes, sin datos
MAPA 12: Cubierta de la tierra en las propiedades de la Cooperativa a septiembre de 1997. Los
socios continuaron reclamando parcelas de 25 hectáreas en la mitad oriental de la Cooperativa en
los años ochenta. Los esfuerzos de los dirigentes por vincular a los socios con la zona suroccidental
más poblada (donde se hallaban las oficinas de la Cooperativa) crearon un patrón de deforestación
que siguió una dirección lineal entre la región nororiental y la suroccidental. El mapa es un compuesto
a color de bandas 3, 4 y 5 de una imagen satelital del Cartógrafo Temático Landsat, tomada el 6
de septiembre de 1997.
178 / Juliet S. Erazo
MAPA 13: Clasificación del uso de la tierra en la Cooperativa, 6 de septiembre de 1997. Además
del sendero del camino de los huertos que conecta los extremos nororiental y suroccidental de la
Cooperativa, los campos agrícolas de la mitad occidental están más concentrados cerca de
Archidona de lo que estaban en 1992. Ambas tendencias reflejan lazos más estrechos entre los socios
y los dirigentes y facilitan la continuación de las relaciones mejoradas. El análisis se basa en una
imagen satelital 5 del Cartógrafo Temático Landsat, tomada el 6 de septiembre de 1997, y datos del
suelo recogidos Camino Hollín-Loretoen 2001.
Construyendo la autonomía: organizaciones indígenas, gobierno y uso de la tierra / 179
Notas
1 Al trazar una equivalencia entre “espacios de representación” y la idea de
“lugar” propuesta por Basso, me separo de otros investigadores, que han sido
influidos por Lefebvre. Por ejemplo, Harvey se ocupa principalmente de
lugares que se constituyen mediante “capital fijo inmerso en la tierra, y confi-
guraciones de relaciones sociales organizadas, instituciones, etcétera, sobre la
tierra” (1996: 295). Aunque este autor admite, que en algunos casos las identi-
dades pueden estar estrechamente asociadas con lugares particulares, afirma
que “la intimidad de muchos relatos basados en el lugar… produce sólo un
conocimiento natural limitado en procesos ecológicos que operan a pequeña
escala. Dicho conocimiento es insuficiente para entender procesos socio-ecoló-
gicos más amplios que ocurren a escalas que no pueden ser experimentadas
directamente y que por lo tanto están fuera del alcance fenomenológico” (1996:
303). Si bien Harvey contribuye a la discusión con un análisis de primera
calidad, espero demostrar que ir al extremo opuesto –es decir, ignorar las con-
cepciones profundas del lugar o asumir que dichas concepciones solamente
influyen en las prácticas a nivel local– también produce una perspectiva insu-
ficiente sobre los procesos socio-ecológicos más amplios. Es precisamente a
través de la relación dialéctica entre el capital y las concepciones del lugar que
surgen estos procesos más amplios (a múltiples escalas), lo cual ha sido demos-
trado por los logros del movimiento internacional por la conservación del
184 / Juliet S. Erazo
3 Según el cientista político Maoláin, “la DP-UDC abraza una ideología demó-
crata-cristiana típica que favorece la libertad, la democracia, los derechos indi-
viduales y las reformas sociales” (1985: 103).
“Nos han dicho que esta (los años ochenta) es una década perdida para
América Latina; nosotros decimos que es una década ganada para los
indios ecuatorianos”. Luis Macas, Presidente de la CONAIE
(Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), 1991
(citado en Ramón, et al 1992: 9).
En este pasaje se desafía a los socios que han asumido una posi-
ción contraria a la de la FOIN a que se presenten y expongan sus opi-
niones en público. Como ocurrió con el tema de la educación bilingüe,
después de 1993, los dirigentes de la Cooperativa presionaron a los
socios para que alinearan su política con la de las organizaciones indí-
genas y se sintieran parte de una colectividad indígena más amplia.
Como las grandes organizaciones ganaban prestigio a nivel nacional e
internacional, los socios de la Cooperativa quisieron que se los asocie
con sus proyectos políticos. Aunque el levantamiento de 1990 se consi-
deraba principalmente un suceso del espacio sociopolítico serrano y,
por lo mismo, de menor interés, en el año de 1992 la OPIP (la organi-
zación indígena kichwa ubicada en la provincia amazónica de Pastaza,
216 / Juliet S. Erazo
ciones del año siguiente. Según la nueva ley los partidos políticos deben
nombrar un determinado porcentaje de mujeres para cargos locales y
provinciales, y asegura que dicho porcentaje deberá aumentar con cada
elección hasta que se alcance total paridad entre hombres y mujeres
(Base de datos política de las Américas, 2002). Repentinamente las
mujeres kichwas que podían hablar en público y tenían experiencia
organizacional fueron frecuentemente requeridas por los partidos polí-
ticos que buscaban incrementar su representación en los gobiernos
locales y provinciales. El tiempo dirá si la reforma tiene mayores impli-
caciones para las oportunidades de las mujeres en la región.
MAPA 15: Regiones habitadas por diferentes grupos étnicos del Ecuador. Tomado de “Las
Nacionalidades Indígenas en el Ecuador: nuestro proceso organizativo”, compilado y publicado por
CONAIE (CONAIE 1989).
FIGURA 8: Modelos utilizados por los estudiantes de la UNIDAE para describir las diferencias entre
los sistemas sociales indígenas y occidentales.
Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador -- CONAIE
Conclusión
Pese a esta valiosa ayuda, al final el campo medio tuvo que tener
significado no sólo para los dirigentes activos a nivel regional y
nacional, sino también para las organizaciones más pequeñas que per-
tenecían a las federaciones que representaban. No fue ésta una tarea
fácil. Así como los dirigentes de la Cooperativa promovían una visión
más amplia de la vida organizada que abarcaba más que la propiedad
de la tierra que era la prioridad de muchos de los socios, los intelec-
tuales públicos indígenas avizoraron una autonomía donde los indí-
genas ecuatorianos podían utilizar su poder electoral para obtener un
tratamiento justo por parte del estado; donde los sentimientos de con-
fianza serían lo suficientemente fuertes entre los pueblos indígenas
para facilitar la colaboración y la ayuda mutua en casos de necesidad; y
donde se pueda buscar soluciones verdaderamente innovadoras para
las numerosas necesidades y los deseos de la gente que ha vivido sujeta
a diversas formas de discriminación a través de los siglos. Sin embargo,
mucho de esto implicaba un gobierno que encaminara su propia con-
ducta y la de sus bases hacia dichos fines, llevando a cabo campañas en
contra de funcionarios y organismos públicos.
Notas
1 El uso que hago de la expresión “intelectuales públicos” es para referirme a
aquellos individuos que no están definidos necesariamente por su nivel de edu-
cación formal (aunque un número cada vez mayor de ellos tiene un alto nivel
de educación), sino a través de sus actividades “directivas, organizativas y edu-
cativas” como líderes, maestros, mentores, guías espirituales o funcionarios; se
basa en las ideas de los antropólogos Steven Feierman (1990) y Kay Warren
(1998).
2 Se ha debatido en círculos académicos si la Reforma Agraria ecuatoriana de
1964 fue el resultado de la organización campesina e indígena (p.ej. Guerrero,
1983), de la influencia modernizadora de hacendados ilustrados (p.ej. Barsky,
1988), o de la confluencia de ambas, fortalecida por presiones de la Alianza
para el Progreso promovida por el Presidente Kennedy en los Estados Unidos
232 / Juliet S. Erazo
y cuyo objetivo era mejorar las condiciones de pobreza en el campo y evitar así
el surgimiento de revoluciones comunistas como la ocurrida en Cuba (p.ej.
Becker, 1997).
3 Trazando un paralelo interesante, Anderson (1991) señala que “el despertar del
sueño” era un tropo muy utilizado tanto en los movimientos nacionalistas
europeos (que se comparaban con los viejos movimientos nacionalistas en
América) y por los estados que obtuvieron su independencia en el siglo XX,
como Indonesia (Anderson, 1991: 195). Según este autor “nada era mejor que
aquello de ‘sueño’, porque permitía a los intelectuales y burgueses que adqui-
rían conciencia de sí mismos como los Checos, Húngaros o Fineses, caracte-
rizar el estudio de sus respectivas lenguas, folklores y tradiciones musicales
como un ‘redescubrimiento’ de algo muy profundo siempre conocido” (1991:
196).
4 Desafortunadamente el libro de Actas que cubre el período de finales del mes
de mayo de 1991 hasta mediados de septiembre de 1992 no estaba disponible
para cuando lleve a cabo mi trabajo de campo. Algunas de las Actas del libro
faltante se citan en Rogers (1996) y aquellas citas indican que la Cooperativa
estaba en muy buenos términos con la FOIN para julio de 1992. De este modo,
la salida pudo haber durado entre siete meses a un año y medio.
Capítulo V
POLÍTICAS CONSERVACIONISTAS
EN UNA ÉPOCA DE DESCENTRALIZACIÓN
creen que las ONG son agentes del capitalismo y de los valores polí-
ticos y culturales occidentales a lo largo y ancho del mundo subdesa-
rrollado, articulando una agenda propuesta por donantes multilate-
rales, bilaterales y no-gubernamentales” (1996: 12). Sin embargo, tam-
bién señala que en países que experimentan grandes cambios econó-
micos y políticos, las ONG han “jugado un papel político importante
en la generación de la estabilidad… proporcionando asistencia socio-
económica a sectores debilitados por políticas de ajuste estructural y
cortes en el gasto público, sosteniendo e incrementando la participa-
ción política en medio del declive de los movimientos socialistas y
ofreciendo vínculos directos entre los gobiernos y las comunidades
locales” (1996: 18). El antropólogo William Fisher (1997) señala
además la diversidad en las organizaciones no gubernamentales y las
ideologías que motivan sus actividades, y se lamenta que la bibliografía
sobre las ONG está “repleta de generalizaciones exageradas, declara-
ciones optimistas sobre las capacidades de las mismas para entregar
servicios de bienestar, implementar proyectos de desarrollo y facilitar
la democratización” (1997: 441).
Desde principios de los años ochenta hubo la idea cada vez más
difundida de que los proyectos manejados desde las oficinas del
gobierno en la capital o desde las oficinas de fundaciones internacio-
nales, no podían ocuparse de las necesidades de las comunidades
locales y eran ineficientes en la consecución de los objetivos del desa-
rrollo. Agencias multilaterales y bilaterales de desarrollo empezaron a
canalizar mayores cantidades de financiamiento a través de ONG del
Hemisferio Sur. Por ejemplo, empezando en 1981, el Congreso exigió a
la agencia norteamericana para el desarrollo internacional (USAID)
que canalizara un mínimo del 12 por ciento de sus gastos a través de
ONG, para llegar al 13,5 por ciento en 1986 (Clarke, 1996: 2). En sus
238 / Juliet S. Erazo
Entre los fines que perseguían en la Región del Alto Napo los
auspiciantes norteamericanos y europeos estaban la conservación, la
atención médica para los pobres, el fortalecimiento de las instituciones
locales, la mayor incorporación de las mujeres a los proyectos de desa-
rrollo, y la revaloración cultural (incluyendo una educación bilingüe
intercultural más efectiva). De estos objetivos saltan a la vista la con-
servación y la revaloración cultural en cuanto son exactamente lo con-
trario de aquello que se impulsaba previamente, a saber, la moderniza-
ción e integración de las poblaciones rurales en los mercados nacio-
nales mediante la ganadería, y la asimilación de los indígenas en la cul-
tura dominante.
del subcentro donde vivía el aspirante, confirmando que era buen socio
de la Cooperativa y que estaba al día con las deudas pendientes y las
cuotas anuales.
MAPA 16: La Reserva de la Biósfera de Sumaco y las reservas ecológicas aledañas. El componente
del bosque protector Galeras de la zona de amortiguamiento cubre casi tres cuartos del territorio de
la Cooperativa Rukullakta (en líneas horizontales). Los datos que ayudaron a la elaboración del
mapa fueron proporcionados por el Equipo de Geografía y Comunicación del Proyecto Gran
Sumaco, julio de 2001.
272 / Juliet S. Erazo
Por otro lado, el PGS intentó insertarse como una agencia que
podía ayudar al trabajo de las ONG en la región para intercambiar
experiencias y mejorar la coordinación de actividades, pero algunas
ONG se rehusaron a participar en los talleres que el PGS organizó con
este propósito porque no les interesaba coordinar sus actividades con
las de otros grupos. Las acciones del proyecto encaminadas a disci-
plinar las actividades de desarrollo y la división espacial del uso de la
tierra son fuertes en la teoría pero débiles en la práctica si las compa-
ramos con las de ONG que trabajan con un número menor de comu-
nidades. Sin embargo, al actuar como organismo fundador de algunas
de estas ONG, el PGS amplía el alcance del desarrollo. Por ejemplo,
276 / Juliet S. Erazo
de la tierra a largo plazo por parte de organismos del estado y las orga-
nizaciones representativas (incluyendo a los gobiernos locales y las
organizaciones indígenas). Luego de alcanzados dichos fines, se asume
que el PGS dará por terminado el proyecto y dejará el área. Por lo tanto,
el proyecto intenta construir relaciones sociales a corto plazo con la
gente local a fin de promover la adopción de un tipo particular de plan
de uso de la tierra a largo plazo. Por otra parte, los dirigentes indígenas
están interesados sobre todo en la planificación a corto plazo del desa-
rrollo para asegurar relaciones sociales a largo plazo.
Conclusión
Notas
1 Michael Goldman asume una actitud crítica hacia este desplazamiento: “los
planificadores, científicos y activistas no amazónicos sostienen que el destino
de la reserva de oxígeno alrededor del mundo entero nivel mundial no debe
entregarse a campesinos irracionales dedicados a una agricultura de roza y
quema. Consecuentemente, los grandes grupos ambientalistas y las institu-
ciones mundiales han intervenido en la Amazonía bajo la premisa de que se
requieran capacidades de manejo más racional de parte de sus habitantes para
asegurar la provisión continua de oxígeno y la extracción ‘sostenible’ de los
bosques tropicales del mundo” (1998: 4, véase también Agarwal y Narain,
1991). En la misma línea, Burger et al (2001) justifican la participación inter-
nacional en las prácticas locales en un libro reciente titulado Protecting the
Commons, con las siguientes palabras: “llos pastores comunes ven que los pas-
tizales empeoran y es razonable pensar que con el tiempo sepan cuánto de
dicho empeoramiento se debe al mal clima y cuánto al uso excesivo. La degra-
dación ambiental global, como el cambio climático y la pérdida de la biodiver-
sidad, no es vista en ‘común’. Fue preciso, por lo tanto, formar grandes equipos
de especialistas en las últimas dos décadas para empezar al menos a definir el
marco y los detalles de las mediciones” (2001: 11-12).
2 Conklin y Graham (1995) señalan además la legitimidad que otorga el apoyo
indígena a las organizaciones conservacionistas internacionales, ayudando a
estas organizaciones a contrarrestar las ideas que tiene el gobierno brasileño de
dichas organizaciones como instrumentos del imperialismo.
3 Los Mamallaktas traducen la frase “Izu Mangallpa Urcu” como “la montaña de
la tierra del jaguar” (Rogers, 1996: nota 24). El nuevo nombre fue un intento
por utilizar un término kichwa para la sierra de Galeras que bordea el extremo
oriental de la Cooperativa, aunque la mayoría de los socios de ésta aseguran no
conocer el nombre, y se refieren a la sierra y a la región circundante simple-
mente como “Galeras”. El nuevo nombre se refiere a una de las historias que se
cuentan a menudo sobre Kuillur y Duceru/Luceru, hijos de una relación inces-
tuosa entre la luna y su hermana. Los hermanos decidieron matar al “gran
286 / Juliet S. Erazo
jaguar del mundo” (mundu puma, en kichwa) que amenazaba sobre todo a los
kichwas de la región de Archidona., Cavaron una cueva en el monte Galeras y
la arreglaron por dentro. Luego trajeron al jaguar y le convencieron de meterse
dentro. Cuando lo hizo, cerraron la entrada con una gran roca, atrapándolo
dentro de la cueva. El jaguar se enojó mucho pero quedó atrapado dentro, de
modo que cuando ruge, la gente puede oírlo desde lejos (Rogers, 1996: 86). La
sierra el Galeras tiene importancia histórica para los habitantes kichwas de la
región como un lugar donde los shamanes pueden ir a renovar sus energías
espirituales.
4 Los tours de la RICANCIE apuntan a viajeros jóvenes de bajo presupuesto con
al menos un conocimiento básico del castellano. La oficina de la RICANCIE
que arregla los tours está ubicada en Tena, capital de la provincia, no en Quito,
y los turistas a menudo escuchan del proyecto a través de clubes de viajeros
como el South American Explorers’ Club o a través de libros para viajeros de
bajo presupuesto. Los tours pueden durar de tres a diez días, aunque la mayoría
de turistas escogen tours de corta duración. Los turistas duermen en cabañas
rústicas y participan en actividades tales como caminatas en la selva, canotaje-
viajes en canoa, nado en el río o tejido de canasta. Algunas comunidades intro-
ducen además a los turistas a las prácticas shamánicas, cantan cantos en kichwa
o presentan bailes.
5 Muchas familias de la Cooperativa tenían algunos “pollos criollos” que vivían
de residuos de la cocina e insectos que hallaban en los alrededores de las casas.
En estas condiciones, las aves necesitaban entre cuatro o cinco meses para
crecer. Los agrónomos del proyecto introdujeron pollos de rápido crecimiento
que se alimentaban con alimentos comerciales y llegaban a la madurez en cinco
semanas. El proyecto proporcionó a los socios de la Cooperativa interesados
cien pollos y suficiente alimento para criarlos. Una vez que se vendían los
pollos maduros a restaurantes locales, tiendas y familias particulares, parte del
dinero se destinaba a cancelar el préstamo. La administración del proyecto pro-
porcionaba además asistencia técnica para construir granjas avícolas con mate-
riales disponibles en la localidad, para alimentar debidamente a las aves y
administrar las vacunas necesarias.
6 Fundación Natura fue fundada en 1978 por algunos funcionarios públicos que
esperaban tener un mayor acceso a las fuentes de financiamiento internacional,
y en la realidad lo lograron en buena medida, tanto así que sus antiguos colegas
de organismos del estado sienten un cierto nivel de rivalidad (Meyer, 1993).
7 De acuerdo con Maoláin (1985), para mediados de los años ochenta los obje-
tivos de Izquierda Democrática “incluían una democracia parlamentaria, polí-
tica y económica libre, una redistribución radical de la riqueza y una reducción
de la dependencia del Ecuador de otros países. Además, el partido era miembro
de la Internacional Socialista (1985: 106).
8 Al final, fue el Municipio de Archidona, no Chávez, quien ayudó a retirar este
impuesto a la Cooperativa (Actas, 16 de abril de 1991).
Capítulo VI
CONCLUSIONES
Apéndice A
Nota sobre la ortografía
Awayaku Aguayacu
Chakra [huerto doméstico] Chagra, chacra
Chirimuya [árbol y su fruto] Chirimoya
Chunta [árbol y su fruto] Chonta
Kichwa Quichua, Quechua
Kijus Quijos
Kutundu Cotundo
Lupinu Lupino
Machituna [árbol y su fruto] Machetona
Minka [trabajo colectivo] Minga
Mushullakta Mushullacta
Nukunu Nocuno
Papanku Papanco
Purutuyaku Porotoyacu, Poroto Yacu
Rukullakta Rucu/llacta, Rucullacta, Rucu Llacta
Shikra [bolso tejido] Shigra
Tampayaku Tambayacu, Tamba Yacu
Wabas [fruta] Guabas
Yawari Yaguari
296 / Juliet S. Erazo
Apéndice B
Evaluación de exactitud para el mapa 14 (cubierta del terreno, sep. 2001)
Cubierta
forestal
densa 49 0 0 1 0 50 98% 2%
Cubierta
forestal
moderada 2 32 7 11 0 54 59% 31%
Cubierta
forestal
baja 0 2 5 4 0 11 45% 55%
Terreno
descubierto 0 1 0 26 0 27 96% 4%
Total
columna 51 35 12 41 49 195
Exactitud
de productor 96% 91% 42% 63% 100%
Apéndice C
Acrónimos utilizados en el texto