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El libro que ahora tienen en sus manos, es el resultado del trabajo final de varias personas
que, sin ningún motivo de lucro, han dedicado su tiempo a traducir y corregir los capítulos
del libro. El motivo por el cual hacemos esto es porque queremos que todos tengan la
oportunidad de leer esta maravillosa historia lo más pronto posible, sin que el idioma sea
una barrera. Como ya se ha mencionado, hemos realizado la traducción sin ningún motivo
de lucro, es por eso que se podrá descargar de forma gratuita y sin problemas.
También les invitamos a que en cuanto este libro salga a la venta en sus países, lo compren.
Recuerden que esto ayuda a la escritora a seguir publicando más libros para nuestro deleite.
¡No subas la historia a Wattpad, ni pantallazos del libro a las redes sociales! Los autores y
editoriales también están allí. No sólo nos veremos afectados nosotros, sino también tú.
¡Disfruten la lectura!
CRÉDITOS
TRADUCTORA
Kasis
CORRECTORAS
Kasis - Patty
FORMATO
DISEÑO DE PDF
Jani LD
LECTURA FINAL
-Patty
CONTENIDO
Capítulo 32: Chiu đuoc
Capítulo 1: Heroína Capítulo 33: Maskaradë
Capítulo 2: Cimarrón Capítulo 34: Sufletul pereche
Capítulo 3: Blackslide Capítulo 35: Rhedeg i ffwrdd
Capítulo 4: Dipendenza Capítulo 36: Upendo ni nuru ya maisha
Capítulo 5: Amizade Capítulo 37: Rohanás
Capítulo 6: Ferveur Capítulo 38: Vznešený
Capítulo 7: Junpu manpan Capítulo 39: Ang Huling Kabanata
Capítulo 8: Réaliser Sobre la Autora
Capítulo 9: Salaisuus TI & SL
Capítulo 10: Kidnappad
Capítulo 11: Liberté
Capítulo 12: Curiosus
Capítulo 13: Broken
Capítulo 14: Remorsus
Capítulo 15: Entrevue
Capítulo 16: Verraten
Capítulo 17: Vapas Karo
Capítulo 18: Opinbera
Capítulo 19: Nar
Capítulo 20: Incandescere
Capítulo 21: Obligación
Capítulo 22: Agwat
Capítulo 23: Al Haqiqah
Capítulo 24: Dit is die moeite werd om aan te hou
Capítulo 25: Pyeonghaeng Segye
Capítulo 26: Murka
Capítulo 27: Xiāoshī
Capítulo 28: Xemethistos
Capítulo 29: Stjålet
Capítulo 30: Novo življenje
Capítulo 31: Josnic
SINOPSIS
se enorgullece de ser inteligente, recatada y correcta. No va en
contra de las reglas de la sociedad y se niega incluso a tomar un trago de tequila. En
otras palabras: Remilgada. Aburrida.
En lugar de divertirse y dejar que su espíritu se libere, pasó casi toda su vida
tratando de ganarse la aprobación de su madre, midiendo la grandeza de su
hermana, y demostrando ser digna del amor y la atención de su novio. Ha estado
mintiéndole a todo el mundo, incluida a ella misma, sobre quién es realmente.
Pero no importa lo que haga, parece que no puede estar a la altura de sus
expectativas. Y entonces se hartó y decidió soltarse. Sólo por una noche. Dejó sus
gafas, sus zapatos bajos, su falda larga y su suéter de puntitos.
Con tacones altos y un vestido que favorecía sus piernas largas y curvas, fue
a un club sola y decidió averiguar cómo era pasar un buen rato. Su noche no podía
ser más perfecta cuando , el soltero más buscado de la ciudad, alias
el playboy más famoso, cayó presa de los encantos que ni siquiera sabía que poseía.
Justin era el barco soñado de toda chica, pero nunca se comprometía con una mujer.
No salía con nadie y no tenía relaciones.
Así que Adrienne pensó que después de esa noche, no tendría que volver a
tratar con él. Él se olvidaría de ella y su noche secreta de diversión estaba a salvo con
él. Pero lo que ella no esperaba es que Justin no la dejaría ir tan fácilmente. Y lo que
se suponía que era sólo una noche con el playboy más buscado de la ciudad se
convirtió en una aventura secreta. A los ojos de sus amigos y familia, ella tenía un
novio llamado Troy. Pero dentro de las paredes de su dormitorio, ella pertenecía a
Justin.
Pero su nueva felicidad se ve amenazada por los secretos que Justin guarda
y el pasado que sus padres le ocultan. Pronto descubrirá que ha estado viviendo su
vida con las intenciones correctas... pero por todas las razones equivocadas1.
1
Título del libro: All the Wrong Reasons
1. Heroína
En latín. Etimología de la palabra:
Adrienne Miller se sentó en su balcón, una tarde de octubre. Ella sólo terminó
de desempacar su ropa y poner todos los muebles en su lugar. Su nuevo apartamento
reflejaba cada parte de su personalidad. Cada jarrón, cada pintura y cada frasco
mostraba su estilo.
Se sentía muy cansada, habiendo pasado el resto del día ordenando y
decorando su nuevo refugio, pero ella estaba feliz. Empleó los servicios de un equipo de
diseño de interiores. Pagó una fortuna, pero como admiraba su diseño minimalista de
blanco, gris y rosa, pensó que todo valía la pena.
Su apartamento estaba en el piso de en medio de un lujoso edificio en un área
de alta gama en Manhattan, a sólo cinco cuadras de su oficina. Era de dos habitaciones
con dos baños tipo suite, un enorme balcón y un armario-vestidor. Colocó una mesa de
cristal con sillas de acero blanco a juego con su balcón que tenía una vista
impresionante de Manhattan.
En el momento en que su agente le mostró el apartamento, ella
inmediatamente se enamoró de él. Era caro, pero era uno de sus sueños. Ella nunca se
permitió otras costosas cosas materiales. Desde hacía algún tiempo, había estado
ahorrando para este apartamento, un lugar donde pasaría el resto de su vida. De
acuerdo con sus amigos, aquí es donde ella se perdería sus años de virgen.
Sí. Tenía veinticinco años. Nunca ha sido tocada y besada con poca frecuencia.
Su novio, Troy Williams, vivía a mil millas de distancia de ella. Llevaban juntos
tres años, pero él vivía en Massachusetts. Mientras que él iba a la escuela de medicina,
ella trabajaba como editora en Manhattan.
Troy era anticuado. Tradicional y todo un caballero. Él nunca le sugirió que se
acostaran juntos y ella estaba agradecida por ello. Adrienne había estado fantaseando
con su primera vez toda su vida. Ella quería que fuera una experiencia intensa. El
hombre, el tiempo y el lugar… todas y cada una de las cosas tenían que ser perfectas.
No quería arrepentirse. Tenía que ser inolvidable. Ella no se aguantó por tanto
tiempo, sólo para ser decepcionada. Ella no tendría sexo sólo por el bien de perder su
virginidad. Quería que fuera electrizante y memorable, para que cuando su cabello se
volviera gris, regresara a ese momento en particular y recordarlo con nada menos que
una sonrisa en su cara.
Tal vez lo haga con Troy algún día, pero hasta que ambos estén listos, Adrienne
se sentía satisfecha dada la forma en que estaban las cosas.
Ella conoció a Troy en una fiesta a la que asistió con su familia. Sus padres eran
amigos de ellos. Adrienne pensó que era lindo y cómodo para estar con él, pero no
exactamente su tipo. Ella normalmente prefería tipos con un borde peligroso, fachada
fresca y una actitud de cuidado-diablo. Pero sabía demasiado bien que hay un alto
precio que pagar por estar con un tipo como ese. Hay demasiado riesgo y Adrienne no
se veía a sí misma como una persona arriesgada. La última cosa que ella quería era
perderse con un tipo que fácilmente se enrollaría con otras chicas. Así que se conformó
con lo seguro, lindo y cómodo. Y Troy, con su cabello rubio oscuro y sus ojos marrones
oscuros, su piel broceada y sus hoyuelos profundos era tan seguro como una manta de
seguridad.
Recordó una de las muchas conversaciones que tuvo con sus amigos sobre
Troy.
Su mejor amigo, Yuan Davis, le dijo una vez—: Deberías pensar mejor de ti
misma. Creo que hay mejores peces en el océano.
Conoció a Yuan en la universidad y han sido mejores amigos desde entonces. Él
es mitad japonés, mitad americano y completamente fabuloso.
Sus amigos pensaban que Troy era demasiado primitivo, demasiado propio. En
otras palabras, demasiado aburrido para ella. Creían que ella se merecía a alguien
mucho más guapo que él. Alguien que pudiera hacerla reír, desafiar su mente, y
animarla a explorar su lado más salvaje.
Adrienne podía entenderlos perfectamente bien. Ella nunca escuchó a Troy
contar un chiste o reírse de uno. Y no parecía tolerar las simples debilidades del
comportamiento humano, incluso cosas temporales como emborracharse, fumar
ocasionalmente, minifaldas o cabello resaltado le irritaban. Él no sabía que la propia
Adrienne había encontrado refugio en un cigarrillo de vez en cuando.
—¡Es como el bombero que siempre regará tu fuego! —dijo su otra mejor
amiga, Jill Durmont—. Tienes un espíritu más salvaje de lo que te gustaría admitir.
Tener a un tipo que pone freno a todo tu estilo no te ayudará a extender tus alas.
Como Yuan, Adrienne también conoció a Jill en la universidad. Es una rubia
pequeña que escribe columnas de chismes en la revista para la que trabaja Adrienne.
Troy espera ser médico algún día, como sus padres. La hermana de Adrienne,
Kimberly, va a la misma escuela de medicina que Troy.
Adrienne nunca podría ser doctora, no importaba lo inteligente que fuera. Ella
no podía soportar ver y oler la sangre. Era la extraña en una familia de médicos. Bueno,
tal vez si no puedes ser uno, entonces cásate con uno. Y tal vez, esa fue la razón por la
que salió con Troy en primer lugar.
Ella tenía una relación rota con su madre. De alguna manera, sintió que su
madre nunca la quiso como a su hermana. Y toda su vida, ella hizo todo lo posible para
ganársela. Pero nunca lo logro. Ni siquiera cuando fue aceptada por las mejores
universidades del país. Ni siquiera cuando se graduó con honores.
En lugar de estar orgullosa, su madre dijo—: ¡Es un programa muy fácil!
Adrienne obtuvo una doble licenciatura en periodismo y en ciencias de la
comunicación. Ella poseía un talento para la escritura. Era la única en su familia que
tenía el don para ello. Su hermana no podía poner un párrafo junto, su madre no podía
entender el contexto de las metáforas y su padre nunca mostró interés en ninguna
forma de literatura. Pero no importaba que tan buena fuera, su familia descartaba sus
logros como si fueran insignificantes.
En la fiesta donde conoció a Troy, su madre le presentó a su hermana primero.
Pero Troy no podía quitarle los ojos de encima. Trató de entablar una conversación con
ella en cada oportunidad que tuvo.
A su madre le debe haber gustado mucho Troy, para que no importará a que
hija invitaba a salir. Al principio, no sabía lo que su madre veía en él. Pero se quedó
demasiado absorta en complacerla que eventualmente se encontró a sí misma
disfrutando también de la compañía de Troy.
Pero ella vivía en Nueva York y él estaba en la escuela de medicina en
Massachusetts. Sus extrañas horas de trabajo y sus pesadas cargas hacían imposible
que se vieran a menudo.
Ellos constantemente hablaban por teléfono, pero sólo se veían una vez al mes,
a veces menos que eso. Sin embargo, se acostumbró a su configuración y pensó que las
llamadas telefónicas y los video-chats eran suficiente para mantenerla segura en su
relación.
¿Qué más podría pedir? Él la amaba. Ella lo amaba a él. Su madre aprobaba
firmemente su relación. Cuando el momento se sintiera bien, tal vez le propondría
matrimonio y ella perdería su virginidad en su noche de bodas. ¿Qué otra cosa podría
ser más perfecta?
Tal vez no era como Jill o las otras mujeres que disfrutaban del sexo y dormían
con sus novios. Ella aceptó sentirse anticuada y preferiría esperar al tipo correcto o al
matrimonio. Sus amigos podrían discutir que sólo lo decía porque Troy nunca le
provocó sentimientos sexuales, pero, ¿y si no era una persona sexual? ¿Y si se sentía
incapaz de sucumbir a la pasión intensa? Además, las conversaciones con Troy siempre
derivaban hacia temas como el VIH, el embarazo adolescente y el aborto. Si no eran
matadores de humor para el sexo, no sabía que podría serlo.
Al igual que sus padres, Troy no aprobaba su trabajo. Conseguir este
departamento le ofreció una forma de mostrarles que podía arreglárselas bien por su
cuenta, aunque no era médico. Encontró una manera de afirmar su independencia y
defenderse, sin importar lo que quisieran hacer o quien querían que fuera ella.
De repente, Adrienne se sintió triste. Hace diez minutos, estaba feliz y contenta
con su vida, pero ahora, no podía evitar sentirse decepcionada. Pensar en Troy y sus
padres tenía ese efecto en ella. No importa lo elegante que pareciera este apartamento,
su madre no lo aprobaría. Pensaría que Adrienne desperdició su dinero. Es cierto, hizo
una gran mella en sus ahorros, y necesitaría años para pagar una hipoteca considerable,
pero ¿cuándo hizo algo arriesgado en su vida?
Sus ojos se desviaron al balcón de sus vecinos. No los había visto y esperaba
que fueran agradables o, al menos, confiables. Ella compartía una pared del dormitorio
con ellos. No sólo eso, la ventana de su dormitorio corría en paralelo a la suya y una
amplia plataforma los conectaba, del tipo que les permiten a los ladrones entrar en su
apartamento a través de la ventana de su dormitorio. Esto era lo único que no le gustaba
de su casa. Todos los días rezaba por no ser vecina de mafiosos.
Escaneó las sillas de acero y la mesa de cristal del balcón junto a la de ella.
Parecían casi iguales, sólo que las de ellos era negra. Bueno, parecía ser que ella y sus
vecinos tenían el mismo gusto.
Se dio cuenta de una botella abandonada de Heineken y un cenicero con colillas
de cigarrillos. Adivinó que al menos un hombre vivía en esa familia. Y lo más probable
es que no haya bebés. Ella creía que, o bien vivía al lado de una pareja o de un soltero.
Es reconfortante saber que nadie se quejaría si organizaba fiestas o si dejaba que sus
amigos se quedaran a dormir, y Yuan decidiera tocar ‘Bette Davis Eyes’ una y otra vez.
Se dio la vuelta y comenzó a regresar a su sala de estar. Justo antes de que
pudiera entrar completamente, atrapó algo de la esquina de su ojo.
Su vecino salió al balcón. Llevaba sólo un par de jeans. Ella miró su torso
perfectamente bronceado. Sus bíceps estaban bien tonificados y se imaginó que tenía al
menos un six pack.
Encendió un cigarrillo y se quedó mirando la hermosa vista de la ciudad,
perdido en sus pensamientos. Su cabello negro azabache estaba despeinado e incluso
desde lejos, podía para ver sus largas y oscuras pestañas.
Mientras miraba su perfil, una sensación de familiaridad la llenó.
¡Dios mío! ¡No puede ser!
Su corazón latía con fuerza dentro de su caja torácica.
Ella lo conocía. Él era... el soltero más buscado de la ciudad de Nueva York...
también conocido como el playboy más famoso de la ciudad.
Justin Adams.
Su mente se apresuró con información sobre él, que ni siquiera sabía que tenía.
Heredero pródigo de Industrias Adams, hijo del magnate de una empresa de
acero y minería. Asquerosamente rico. Pero en lugar de vivir a la sombra de su padre,
él deseaba trazar su propio camino, su propio futuro. Se graduó con un doble grado en
Harvard, con sobresaliente, pero hizo que su padre se enfadara bastante cuando
anunció que no trabajaría para su compañía de inmediato. En cambio, eligió jugar en el
mercado de valores y optó por utilizar su hobby, la fotografía, como un empleo
remunerado.
Trabajaba como fotógrafo independiente para Blush, la revista que también la
empleaba. Era una celebridad en su oficina. Todas las chicas de allí se enamoraban de
él. Incluso Jill no podía dejar de hablar de él, como si fuera un regalo de Dios para las
mujeres o finalmente un hombre que merecía ser llamado uno.
Adrienne era probablemente la única que no quería ir a la cama con él. Ella lo
encontraba intrigante, sí. Pero ella realmente no entendía el alboroto por él.
Se escondió detrás de su cortina y continuó observándolo.
Bien. Él no está mal. No. ¿A quién estoy engañando? ¡Se ve tan guapo como el
mismo diablo!
Suspiró para sí misma. ¡Quizás él valga la pena, después de todo!
Sacó su teléfono de su bolsillo e hizo algunas llamadas mientras estaba de pie
en su balcón. Después de unos minutos, apagó la luz y fue adentro. Ella continuó
mirándolo a través de su ventana. Se puso una camisa blanca, agarró su chaqueta de
cuero y se fue.
Adrienne no pudo evitar sonreír para sí misma.
¡Mi apartamento se volvió aún más interesante!
Se puso una falda blanca que le llegaba hasta las rodillas, combinándola con
una blusa blanca de cuello de tortuga sin mangas que abrazaba su cuerpo a la
perfección. El vestido reveló en parte su vientre perfectamente plano. Se ató el cabello
con un moño y puso un maquillaje muy ligero. Terminó el look con un par de aros de
oro blanco y sandalias blancas de tacón alto.
Se sintió muy satisfecha consigo misma cuando Justin tocó el timbre de su
puerta. La miró fijamente durante unos diez segundos. No dijo nada.
—¿Demasiado o demasiado poco? —preguntó ella con inseguridad.
Él se rio. —Para una mujer que confía perfectamente en su coeficiente
intelectual, tú no estás tan segura de que puedes hacer girar la cabeza, aunque
estuvieras en tu pijama.
Se ruborizó. —Entonces confío en que me veo bien.
Asintió con la cabeza y luego la acercó a él. —Más que bien. ¡Eres atractiva! —
se inclinó para besarla en los labios.
—Eso va contra las reglas, jefe —dijo Adrienne que después del beso—. El beso
tiene que ser hasta el final de la cita.
Él se rio. —No todos los días se sale con una diosa.
Eso fue demasiado halagador. Pero Adrienne logró una tímida sonrisa. —
Tampoco no todos los días se sale con un dios.
La llevó a un restaurante francés. Ellos fueron a la zona VIP. Eso era perfecto.
Nadie, excepto los camareros, los verían allí.
—¿Encuentras el lugar adecuado? —le preguntó.
Ella asintió. —Sí. No sé qué haré si la cita de Jill decide traerla aquí también.
—Así que todavía no le has dicho a tus mejores amigos que me conoces.
Sacudió la cabeza. —No. Ni siquiera sé lo que estoy haciendo.
—Tienes una cita para cenar conmigo, —dijo tranquilamente.
—Sí. Y no sé por qué.
Él tomó su mano con la suya. —Si yo no fuera yo... ¿les dirías sobre esto?
Era una pregunta difícil y no sabía cómo responder sin herir sus sentimientos.
—No lo sé —admitió—. Engañé a mi novio. Cinco veces por tres noches
consecutivas para ser exactos. No estoy segura de que deba decirle a nadie sobre eso. Y
no se lo dije a mis amigos la primera vez que ocurrió. Eso es suficiente para enfadarlos.
Especialmente porque es contigo.
—Sólo soy un chico, Adrienne —le dijo suavemente—. Espero que puedas
verme a mi como soy, y no como Justin Adams.
—¿Por qué, Justin Adams también tiene una identidad secreta? —suspiró.
—Justin Adams es un nombre. Un nombre que a veces no me gusta en absoluto.
La persona detrás del nombre no necesariamente se parece a lo que oyes de él... al
menos espero que no lo hagas.
—Ya lo veremos eso, ¿no? —Adrienne se las arregló para guiñar el ojo.
Asintió con la cabeza. —Sí... ya veremos.
Disfrutaron de una cita perfectamente divertida y relajante. Cuando él la
acompañó a su puerta después, la besó suavemente. Luego la miró profundamente a
sus ojos. Y la besó de nuevo... apasionadamente, esta vez.
Él suspiró. —Será mejor que entres antes de que pierda el control.
Ella sonrió. —Buenas noches. Gracias por la cena.
Asintió con la cabeza. Cerró la puerta tras ella y se apoyó en ella. Sonreía de
oreja a oreja. Era una cita perfecta y él era un perfecto caballero. Puede que hayan
empezado con una aventura de una noche, pero él parecía querer probar que no sólo
estaba buscando sexo. Tal vez trató de probarse a sí mismo para ella... que no es todo lo
que dice su reputación. Que Justin Adams es sólo un nombre. Y el hombre adentro
quería llamarse a sí mismo simplemente humano.
Y sí... no era tan famoso como su reputación decía. Él era en realidad suave y
sensible. Y sorprendentemente dulce.
Ella no pensó que él se estuviera acostando con alguien más en ese momento.
No le había pedido que hiciera un trío con él y otra chica, u otro tipo. Podría esperar ese
tipo de libertinos notorios. Pero Justin no parecía capaz de hacer esas cosas. Si no
conociera su reputación, podría incluso creer que la estaba cortejando. Al menos eso es
lo que se sentía que estaba haciendo... por ahora.
Se duchó y se vistió con un pijama lavanda y una blusa blanca de tirantes de
espagueti.
Su teléfono sonó. Era Troy.
—Hola. Me sorprende que aún me recuerdes —le dijo sarcásticamente.
—Lo siento, cariño, fui un estúpido —dijo—. Sé que es difícil hacer frente a la
presión que recibes de tu madre. No debería hacer lo mismo para ti —Troy respiró
hondo—. Te compensaré cuando te visite, ¿ok?
—Bien —no podía decir más que eso. Se esforzó tanto en sentirse emocionada
al pensar en la visita de Troy. Esperó a que ese nervio brotara, para que fluyera la
emoción... pero no había... nada.
—Entonces, ¿qué estuviste haciendo esta semana? —preguntó
La primera y única cosa que le vino a la mente fue Justin Adams. Esperó a que
la culpa empezara a roerla. Pero casi le sorprendió que no lo hizo.
—Bueno, fui a Gypsys. Es un bar. Fue la inauguración. Tuve que escribir sobre
ello.
—¿Con quién fuiste? — preguntó.
—Sólo yo.
—¿Bebiste?
—¡Claro que bebí! ¡Soda! —ella mintió.
Se quedó en silencio durante un tiempo. —Adrienne, ¿no es eso... peligroso?
Pensaba que sólo revisabas los restaurantes y pequeñas tiendas. ¿Y ahora, un club? Lo
siguiente que sé es que me dirías, es que fuiste a un club de striptease.
Adrienne se mordió el labio para no gritarle.
—Adrienne, ¿no has pensando en hacer un cambio de carrera? Estoy seguro de
que eres buena en lo que haces. Pero... ir a bares y desfiles de moda, cariño... ¡eso no es
una carrera! Quiero decir... podrías intentarlo al menos con un periódico. ¿Estás segura
de que estás a salvo en tu trabajo?
Respiró profundamente. ¿No acaba de decir que lo siente por presionarla como
su madre?
—Odio estar de acuerdo, pero a veces, tu madre tiene razón. Mira tu hermana.
Está en la escuela de medicina. Sé que eres inteligente. Pero ¿por qué aceptar un nivel
menor de carrera? Podrías al menos ser gerente de alguna empresa. ¿Pero escribir
sobre bares?
—Te lo dije antes. Kim está en la medicina. Yo sólo... no. Ella lo heredó de
nuestros padres. Tengo un don para la escritura. Nadie en mi familia sabe cómo escribir.
Pero esto es lo que se me da bien.
—Lo sé. Sólo espero que podamos tener una conversación más intelectual a
veces. Hablé con Kim la semana pasada. Me dio muchos consejos para mis prácticas. Es
tan buena. No es que te esté comparando con ella como tus padres lo hacen. Sólo quiero
que... aproveches tu potencial. Kim se convertirá, algún día, en cirujana en jefe de algún
hospital, y tú estarás en casa escribiendo una novela que tal vez nunca publiques.
Todavía eres joven. Nunca es demasiado tarde, cariño.
Adrienne se dio cuenta de que Troy sonaba como un niño de doce años enfermo
de amor cuando hablaba de Kim. Eso la enfureció, en realidad. Por supuesto. Allí era un
momento de su vida en la que se convenció a sí misma de que estaba enamorada de él.
—Tengo un plazo que cumplir, Troy. Hablaremos de esto en otro momento —
ella colgó.
Ahora estaba muy enojada. Quería golpear algo y romperlo. ¡Incluso su novio
la comparó negativamente con Kim! ¿Nadie podía ver que lo hizo extremadamente bien
por su cuenta? E incluso si no hubiera llegado allí, sin embargo, ¿tiene Kim que ser
siempre la vara a medir de todos sus logros?
Se limpió las lágrimas de sus ojos. Tomó sus llaves y salió de su apartamento.
No estaba segura de lo que estaba haciendo. Pero pronto, ella estaba tocando el timbre
del apartamento de enfrente.
Justin respondió después de dos llamadas. Llevaba sólo los pantalones del
pijama. Una mirada a ella suavizó su expresión
—Hola ¿qué pasa? —preguntó.
Ella sacudió la cabeza. La llevó hacia él y le dio un abrazo. Lloró silenciosamente
sobre sus hombros.
Acarició su cabeza, dándole ligeros besos en la sien. Ella se alejó y se quedó
mirando. Le secó las lágrimas de sus mejillas.
—¿Quieres hablar de ello? —preguntó.
Ella sacudió la cabeza
La miró fijamente un momento y luego asintió con la cabeza. La tiró dentro y
cerró la puerta detrás de ellos.
—¿Te he molestado? —preguntó ella.
—No, en absoluto —respondió él—. Estaba... a punto de... bueno, de llamarte.
Esto la sorprendió.
—¿Por qué?
Se encogió de hombros. —No tengo nada que hacer. Quería ver si estabas lista
para una charla. Pero tu línea estaba ocupada, así que pensé en intentarlo de nuevo
después de unos minutos. Y aquí estás.
Tomó su mano con la suya y la llevó a su dormitorio.
Quitó las mantas y se acostaron sobre ellas. La tiró de la mano para pedirle que
se acostara a su lado. Entonces él puso sus brazos alrededor de ella y acurrucó su cabeza
en su hombro.
—¿Padres? —preguntó en voz baja.
Ella agitó la cabeza.
—¿Novio? —preguntó otra vez.
Ella se encogió de hombros. —Todos ellos. Es como si mi vida estuviera hecha
de una cosa significativa, la sombra de mi hermana. Me alegro por ella. Pero, ¿puede
alguien sólo ser feliz por mí o al menos aceptarme?
Acarició su cabeza. —A nadie le gusta lo que no entienden —él declaro—. No
te conocen tan bien. Sólo deja de vivir tu vida de la manera que otras personas quieren
que la vivas. Vívela para ti misma.
—¿Como tú? —preguntó.
—Sí. Tal vez. Mis padres también querían que fuera otra persona. Y sé que no
puedo escapar de ese camino. Así que estoy tratando de aprender tanto de la vida ahora.
Para que esté más preparado cuando finalmente enfrente mi destino.
—Lo estás haciendo bien por ti mismo —ella dijo.
—Sí. Pero no puedo vivir de fotos y acciones toda mi vida. ¿Y quién va a hacerse
cargo del negocio familiar? ¿Mis primos por parte de mi madre? Eso no estaría bien. El
padre de mi padre empezó el imperio. Tienen que ser su sangre para seguir
cultivándolo.
—Así que, ¿cuándo pretendes empezar a aprender las cuerdas que debiste
haber aprendido hace años?
Se encogió de hombros. —Después de este año. Lo he hecho bien por mí mismo.
Por lo menos la gente no puede decir que me hice rico porque tuve un padre rico. Eso
es sólo el estereotipo del que quería escapar.
—Al menos tu futuro es más brillante que el mío —gruñó.
—¿Qué es lo que realmente quieres hacer con tu vida? —le preguntó.
—Me encanta lo que hago ahora —respondió ella—. Me encanta escribir. Es mi
pasión. No es sólo un hobby. Pero también quiero invertir en algo. Quiero ganar dinero
para otro lugar.
—¿Cómo qué?
Se encogió de hombros. —No lo sé. Las acciones tal vez. Pero no tengo ni idea
qué hacer. Así que no puedo jugar.
—¿Hablas en serio? —preguntó.
Se encogió de hombros otra vez.
—Puedo mostrarte. Puedo enseñarte a jugar. No tienes que invertir tanto.
Puedes empezar con mil dólares. Mira a ver dónde llegas. Si sientes que es para ti...
aumentaremos la inversión. Yo te guiaré, te llevaré hasta el final.
—¿En serio? ¿Mil grandes? —ella lo miró fijamente.
Él asintió.
La idea realmente la emocionó. Sintió que esto podría funcionar. Ella puede
escribir e invertir al mismo tiempo.
—Bien. ¿Qué tengo que hacer primero?
—Busca los números de Wall Street y encuentra una compañía que te guste —
respondió Justin—. Lee sobre cómo les fue en el último año y en los anteriores meses.
Así es como se decide primero para qué compañía jugar.
Ella sonrió. —Yo puedo hacer eso.
Asintió con la cabeza. —Sí. No te preocupes. Te enseñaré a tomar las decisiones.
Si me equivoco en mi consejo y pierdes dinero, cubriré tus pérdidas.
—¿Por qué harías eso?
—Porque me enseñará a ser un mejor profesor.
Se rio. —Entonces es un trato.
Estuvieron en silencio por un tiempo. Entonces ella dijo—: Gracias, Justin. Y lo
siento. No debería haberte molestado. Pero... —ella suspiró—. Tú vives más cerca de mí
que Jill y Yuan.
Se rio. —¿Ves? Incluso puedes bromear bajo la pena. Esa es la Adrienne que
siempre debe estar al descubierto. Creo que es la verdadera Adrienne todo el tiempo.
No trates de ser alguien que los demás quieren que seas. La verdadera Adrienne es
maravillosa y hermosa tal como es
—Esa es la Adrienne que conociste en Gypsys —admitió.
—Esa Adrienne tiene una larga, feliz y colorida vida por vivir —él respondió
Permanecieron en silencio durante un tiempo. Entonces él inclinó su barbilla
hacia arriba y la besó. Después del beso, le subió las mantas hasta la barbilla y apagó las
luces
—Buenas noches, Adrienne —habló con calma.
—Buenas noches, Justin —susurró.
¿De verdad se va a dormir ahora?
Una parte de ella se sentía feliz de que él no le sugiriera que hicieran el amor
entonces. Que parecía contento de dormir con ella en sus brazos. Pero otra parte de ella
parecía decepcionada, porque en el fondo sabía que lo anhelaba con cada fibra de su
femenino ser.
Ella miró su cara en la oscuridad, iluminada por la luz que venía de la ventana.
Dios, ¡es realmente apuesto!
¡Y ella está ahí en sus brazos! Sin necesidad de decir que pasara la noche,
sabiendo que acaba de tener un mal momento y que necesitaba compañía, la sostuvo,
la consoló.
Levantó su mano y le trazó la barbilla con los dedos. Rastreó cada línea de su
mandíbula con suavidad. Se sorprendió cuando de repente él se movió y la inmovilizó
entre la cama y su cuerpo.
Ella gritó y sonrío.
Lo encontró mirándola con sus ojos diabólicos. Estaba medio sonriendo.
—¿Nunca se te ocurrió que podría estar aferrándome a la última cadena de
cualquier control y caballerosidad que tenga en mi cuerpo? —le preguntó de manera
perversa.
Sacudió la cabeza. —Vamos. Vamos a dormir.
Sacudió la cabeza. —Tuvo esa oportunidad hace un minuto, señorita. Usted no
la tomó.
Sonrío. —Por favor, Justin...
Ella miró impotente como su cara descendió hacia la de ella y tomó sus labios
en un beso que le dio vueltas en la cabeza.
Luego le acarició el cuello. Gimiendo de placer. Envolvió sus brazos alrededor
de él y le acarició el cabello. Volvió a besar sus labios. Lo besó de vuelta.
Hicieron el amor lentamente. Él la acarició. Besó cada centímetro de su piel. La
hizo sentir adorada... como si fuera la mujer más hermosa en el mundo.
Se dio cuenta de que Justin la hacía sentir apreciada mientras que Troy la
obligaba a sentir que no era lo suficientemente buena. Sus padres seguían diciendo que
nunca sería tan buena como su hermana. Pero Justin... él quería que creyera que es
perfecta tal como es.
Después, se abrazaron, encerrados en el abrazo del otro.
—¿Estás bien? —preguntó suavemente.
Ella asintió con la cabeza. —Hmm... cansada. ¿No tienes hambre?
La miró. —¿Tú tienes?
—De repente... me siento un poco hambrienta. —sonrió
—¿La cena no fue lo suficientemente buena? —le preguntó, riendo.
Ella se río. —Lo fue. pero el... —se fue arrastrando, iba a decir sexo, pero no
estaba segura de cómo decirlo.
—¿Hacer el amor es mejor? —sugirió con suficiencia.
Ella lo golpeó suavemente en las costillas.
—¡Qué engreído! —sus labios se curvaron.
Se levantó y se vistió rápidamente.
Justin la siguió a la cocina donde ella asaltó su nevera y él se sentó en el
mostrador.
—Hmm... ¿tienes pasta para microondas?
Sonrió tímidamente. —¿Qué esperabas? Vivir la vida en el carril rápido. Todo
tiene que estar en marcha.
Levantó una ceja, como regañándolo en silencio.
Él levantó las manos. —Está bien. Tal vez alguna vez puedas cocinar para a mí.
¿Sabes cocinar?
Ella le levantó una ceja. —¡Muy bien, señor! ¿Qué es lo que quiere, tailandesa,
china, japonesa, mexicana?
Se rio. —¡Whoa! Nunca desafíe a la Srta. Miller en sus habilidades en la cocina.
Decidió freír unas empanadas.
—¿Cerveza o soda? —preguntó.
—Tomemos cerveza —respondió él.
—Tú tomas cerveza —dijo ella—. Yo tomaré una soda.
—No eres una persona de cerveza, ¿eh?
Ella se encogió de hombros. —No soy una persona de cerveza.
—Vamos. Es hora de cambiar, ¿recuerdas? —la desafió, sus ojos llenos de reto.
—Está bien. Estoy con Justin Adams.
—Ambos aprendemos algo el uno del otro —sonrió.
Fueron al balcón a comer y beber.
—¿Qué edad tiene tu hermana? —preguntó.
—Veintiocho. Tres años mayor que yo.
—Entonces, ¿qué es ella? ¿Señorita?
Se encogió de hombros. —Al menos eso es lo que mi madre y mi novio piensan.
No dejaban de decirme que mi escritura era sólo una excusa poco convincente para
ganarme la vida.
Miró a su apartamento. —Diría que es mucho más para que puedas pagar ese
apartamento tuyo. ¿Han estado allí?
Sacudió la cabeza. —Ni siquiera saben mi dirección.
—Bueno, yo diría que no pienses demasiado en eso. No somos tan diferente, ya
sabes. Mi padre cree que viviré en las calles y no seré capaz de mantener el estilo de
vida en el que crecí a menos que trabaje para él. Pero creo que lo estoy haciendo
bastante bien. Tengo dinero y tiempo en mis manos. Puedo mantener mis vicios.
—¿Vicios? —ella hizo eco, de repente se alarmó
Se encogió de hombros. —Coches. Aparatos.
Se sintió aliviada. Debió darse cuenta porque la tomó de la mano con la suya y
se rio.
—No, señorita. No tomó drogas, ni apuesto, ni esclavizo blancos o me ocupo de
actos terroristas, ni siquiera de prostitución o fomento los mismos.
Luego le besó su mano suavemente.
Cuando terminaron de comer, Adrienne insistió en lavar los platos, mientras
Justin limpiaba las botellas en el balcón.
—Entonces, ¿hablas en serio sobre lo de las acciones? —preguntó.
Ella asintió. —Lo intentaré.
Sonrió. —Eso es genial. Ahora estás aprendiendo a arriesgarte más.
Sus cejas se dispararon. —Sí. Y empezó el día que Gypsys abrió. ¡Ese maldito
lugar debería ser cerrado! Debí haber escrito una desagradable reseña.
Se rio. —No culpes al lugar. Estaba en ti. Tienes un espíritu libre que se muere
por salir. Suenas como si nunca te hubieras divertido en tu vida.
—Bueno, tú no tuviste los padres que yo tengo.
—Los tuyos no pueden ser más estrictos que los míos. Pero, aun así, no me
detuvo en hacer lo que quería en la vida.
—Al menos te han mimado un poco.
Se encogió de hombros. —Tal vez. Pero eso tampoco no me impidió tener
sentido común.
—Sí... entre otras cosas. Se sabía que eras un esnob. Y ...tú... —ella se detuvo.
—¿Qué? —esencialmente la instó a continuar.
—Y que tú eras conocido por jugar con las mujeres... —ella dudó, poniendo el
último plato en el secador de platos
Estuvo callado un rato.
Ella pensó que debió haber herido sus sentimientos. Se sentía culpable.
Finalmente, él respiró profundamente. —Si pensaste que eso era cierto sobre
mi... ¿cómo es que estás aquí? —preguntó en voz baja.
Eso marcaba algo dentro de ella. Esa fue la misma pregunta que se había estado
haciendo. Si sabía quién era Justin Adams, entonces ¿por qué ella se queda aquí? ¿Por
qué había acudido a él en primer lugar?
De repente, se sintió enojada. Con ella misma más que con nadie. —¿Sabes qué?
—dijo ella—. ¡Tienes razón! ¿por qué estoy aquí?
Se dio la vuelta y se dirigió rápidamente a la puerta.
Él corrió tras ella y la agarró por el brazo. Ella luchó para conseguir alejarse de
su control, pero no la dejó ir.
—¡Maldita sea, Justin! ¡Déjame ir!
Él envolvió sus brazos alrededor de su cintura.
No dijo ni una palabra. Sólo la abrazó. Fuertemente. Ella tomó profundamente
un respiró y se mordió el labio para evitar decir algo que pudiera arruinar aún más la
noche para ambos.
—Cariño, ayúdame aquí —le susurró al oído, muy suavemente, que la hizo
querer llorar.
Ella no respondió.
—Lo siento —dijo él. Inclinó su cara para poder mirarla ojos—. Sólo... pienso
que es injusto. Me has estado viendo basada en mi reputación desde el primer día. Por
un momento, creí que podías verme de otra manera. Que podías ver al hombre bajo el
abrigo de Justin Adams.
Ella lo miró fijamente. Podía ver que él estaba luchando con sus palabras.
—¿Por qué te importa lo que piense de ti? —le preguntó directamente.
Su expresión se suavizó y sonrió tímidamente. —Simplemente lo es.
Respiró profundamente y se las arregló para calmar sus emociones. —Tengo
que irme.
Sacudió la cabeza. —Por favor, no lo dejemos así —parecía estar suplicando.
Entonces se dio cuenta de que él tenía razón. Y, de todos modos, no debería
importar, si Justin actuaba como el imbécil que su reputación dice que es. Ella prometió
mantener su corazón intacto.
Y se dio cuenta de que era injusto pensar en él de esa manera, porque le dio la
oportunidad de ver debajo de la etiqueta de Justin Adams
En realidad, era un gran chico. Tenía alma. Lo que dijo fue injusto. Ella no
buscaba que este feliz para siempre tuviera un final. Eso nunca lo haría. Esto era
simplemente el respiro que necesitaba.
Justin Adams le dio la oportunidad de vivir su vida como debería vivirla. Él le
inspiró el coraje de probar cosas que nunca antes había probado. Esta cosa que
compartían, la locura temporal... la mutua, pero la pasión a corto plazo... le proporcionó
más bien que mal, de todos modos. Y ella estaba siendo injusta al pensar que era un
imbécil, cuando ella era la que jugaba juegos aquí.
Ahora se sentía arrepentida. Se sentía culpable. Se levantó y tocó su mejilla
suavemente.
—Lo siento —susurró—. Estaba fuera de lugar. No me importa lo que digan de
tu reputación. Quiero decir... no me importa. Yo soy la que está engañando aquí a mis
amigos y a mi novio. Lo siento.
Sonrió. —No se trata de engañar, Adrienne. Sé que te sientes culpable de ello.
Pero míralo de esta manera. Por una vez, estás pensando en lo que quieres. Te estás
enseñando a ti misma cómo vivir... y al mismo tiempo... me estás enseñando a hacer lo
mismo.
Ella le sonrió. —Sí... lo sé. Supongo que deberíamos dejarlo para lo que es.
Asintió con la cabeza. La besó apasionadamente. Ella respondió con la misma
pasión.
Se agachó y la llevó en sus brazos.
—Oye... dije que tenía que irme.
Él sonrió. —Oh no. Te propusiste pasar la noche aquí hace dos horas, señorita.
Vas a hacer justamente eso.
Levantó una ceja.
—¡Tú eres imposible!
Se rio mientras la dejaba en su cama.
—Voy a necesitar lavarme los dientes —dijo ella.
Él se rio, se puso de pie y la llevó al baño, donde sacó un nuevo cepillo de dientes
eléctrico y lo entregó a ella.
—No me estás dando otra opción, ¿verdad?
Sacudió la cabeza. —No.
Sonrió y puso la pasta de dientes en su nuevo cepillo.
Después de cepillarse los dientes, ambos se fueron a la cama y durmieron cada
uno en los brazos del otro.
6. Ferveur
La intensidad del sentimiento o expresión; el calor intenso.
.
Ha pasado mes y medio desde esa noche que fue a Gypsys y conoció a Justin
Adams, quien se había vuelto monumental en su vida. Pasaron casi todas las noches
juntos. Cuando él y sus amigos jugaban al póquer en las noches, le pedía prestada su
llave, para poder entrar a su apartamento y a su cama después de la medianoche.
Cuando ella despertaba, se encontraba cómodamente acurrucada en sus brazos.
También empezó a comerciar con acciones. Lo encontró bastante excitante. Sus
mil dólares pagaron el veinte por ciento. Bueno, fue Justin quien tomo las decisiones.
Ella puso su dinero en alguna compañía de primera clase con la que él estaba
negociando. Y terminó siendo una buena opción.
Ella invirtió más dinero. Una cantidad que pensó que podía presidir. Quería
demostrar que había aprendido a arriesgar algunas cosas. Cada movimiento que hacía,
Justin le decía si lo consideraba bueno o no. Lo veía como un genio en este juego. No es
de extrañar que haya hecho sus propios millones así.
Troy la llamaba al menos una vez a la semana. Ella lo complacería en sus
pláticas médicas y cuando normalmente la asustaría escuchar el nombre Kim más de
una vez en cada llamada, ya no le importaba.
Siempre que él decía "Te amo", ella respondía con "Buenas noches" o
permanecía en silencio. En realidad, se encontró mirando la puerta cuando Troy se
embarcaba en un monólogo, esperando que Justin entrara. Y él siempre lo haría.
Y ese era el momento en que su cara se iluminaría.
—Kimberly me dio otras indicaciones hoy... bla... bla... bla... —luego siguió y
siguió.
Ella levantó una ceja, y luego soltó un bostezo mientras lo dejaba hablar consigo
mismo.
Sabía que sólo era cuestión de tiempo antes de que rompiera con Troy. Sólo
necesitaba tiempo para estar lista para lo que su madre diría. Y definitivamente no iba
a terminar su relación por teléfono.
Ella se regocijó de buen humor ese día. Antes de que se fuera a casa, Jada la
llamó y le dio otra columna. Y la promovió a Editora Asistente en Jefe. El título
aumentaba su salario con un enorme veinte por ciento. Pero pensó que a Troy no le
interesaría oír eso. Incluso si ella se convertía en una importante accionista de Blush,
ella no pensaba que él estaría orgulloso de ella.
Justin abrió la puerta y entró en su apartamento. Ella le sonrió a la vista de él.
Él lo hizo a cambio.
Sostenía una botella de vino y un ramo de rosas.
—¿Qué? —dijo ella.
Se encogió de hombros. No dijo nada. Sabía que ella estaba hablando con
alguien en el teléfono. Si sabía que era Troy, nunca preguntó. De hecho, él nunca más
preguntó sobre Troy o dónde estaba ella con él. Era como si cuando estuvieran juntos,
sólo estaban ellos dos.
—Oye... tengo que irme... mi jefa acaba de enviarme un mensaje. Tengo que
volver a la oficina. Surgió algo —mintió.
—Cariño, ¿qué clase de profesión hace eso? Paga tan poco y exige mucho de tu
tiempo. Tienes que tener tiempo para ti misma, tú sabes.
—¿Y qué? ¿Ser médico es un trabajo de ocho horas? —le respondió a él.
—Pero al menos paga mucho más... —empezó.
—Mira Troy, tú haces lo tuyo, yo hago lo mío. No me interesa ser doctor, y no
puedes ser un escritor. Ahora, tengo que irme, adiós. —Entonces ella colgó. Cerró los
ojos y respiró profundamente para calmarse.
Justin se acercó a ella, pero no dijo nada durante un tiempo. Miró hacia arriba.
—Debo recordar que no debo discutir contigo, cariño —sonrió—. Tú tienes un
temperamento del demonio.
Ella suspiró. —Lo siento. Dejemos eso.
—¿Quieres hablar de ello? —preguntó.
—¿Por qué quieres hablar de Troy? —le preguntó ella, levantando una ceja.
—No lo hago —comenzó suavemente—. Pero si quieres hablar de ello, yo lo
soportare.
Sonrió y sacudió la cabeza. Luego se arrojó en sus brazos y le dio un abrazo.
—No quiero hablar de ello. Sólo quiero estar contigo —susurró.
—Hmmm... ¿qué haces con un tipo que te da un montón de problemas de todos
modos? —preguntó en voz baja.
Ella agitó la cabeza. —Es complicado, Justin. Mi madre... ella nunca me
perdonará por haber roto con él. No puedo imaginar lo que me dirá. Además, no puedo
romper con él por teléfono. Tengo que planear esto apropiadamente. Y no puedo pensar
en eso ahora.
Respiró profundamente. —Sólo deseo que pienses en ello algún día —La
abrazó más fuerte.
Ella no respondió. Lo miró. No pudo distinguir nada en la expresión de su cara.
—Podrías ser psiquiatra, ¿lo sabes? —se burló.
Levantó una ceja. —Aunque no creo que mi padre me nombrará su heredero si
elijo ser psiquiatra.
Ella se rio y, luego se levantó y besó sus labios.
—Ahora, ¿qué pasa con el vino y las flores? —preguntó mientras se alejaba de
él.
Él le dio las rosas. —Para ti.
—Hmmm. Justin Adams es un alma romántica —se rio.
—No todas las primeras impresiones resultan ser verdaderas —respondió—.
Y hemos estado juntos por más de un mes, deberías saberlo ya.
Ella asintió. —Lo sé —le dio una sonrisa tranquilizadora, una manera de decirle
que ya no lo ve por su reputación. Se ha convertido en una persona totalmente diferente
con ella—. ¿Y qué pasa con el vino?
Puso la botella de Chardonnay en su mesa. —Alguien recibió un ascenso. Pensé
que había una razón para celebrar —él estaba resplandeciente.
Estaba conmovida. Aún no le ha contado lo del ascenso. ¿Cómo lo descubrió?
—¡Oh, gracias! Pero, ¿cómo te enteraste?
Se encogió de hombros. —Trabajo tiempo parcial en Blush, ¿recuerdas? Tengo
oídos. Tu amiga, Jill, estaba hablando de ello con el artista de diseño cuando entré a la
oficina del tipo.
Ella sonrió. —¡Gracias!
—Estoy muy orgulloso de ti, cariño —dijo.
Ella lo abrazó. Ahora, más que nunca, sentía lo que realmente era tener un
novio. ¿Cómo es que Justin actuaba en realidad más como su novio de lo que Troy nunca
hizo? Ahora que lo piensa, Justin la trata de la forma en que esperaba que Troy la tratara
en los tres años que estuvieron juntos.
Ella sirvió la cena. Antes, cocinó carne y pasta, pensando en que Justin podría
querer cenar en su apartamento. Y ahora, su plan funcionó aún mejor. Justin incluso
trajo vino.
Continuaron bebiendo el vino en su balcón.
—Tengo algo para ti —dijo.
—¿En serio? Ahora, ¿cómo podrías superar el vino y el ramo de rosas? —ella
sonrió.
No respondió. Sacó una caja del bolsillo de su chaqueta y se lo dio.
—¿Qué es esto?
—Mi regalo de felicitación para ti —sonrió—. Adelante, ábrelo.
La caja era de Tiffany. Su corazón palpitaba. Le quitó la cinta y abrió lentamente
la caja.
Perdió el aliento cuando miró lo que había dentro.
Un par de pendientes colgantes de diamantes. Los diamantes parecían gotas de
lluvia, y pensaba que podrían ser de al menos dos quilates. Sólo podía admirar su
absoluta belleza.
—Justin... —Apenas podía respirar.
—Vamos, quiero verlos en ti —la interrumpió.
—Justin... esto es caro. No tenías que... —ella empezó.
Él extendió la mano hacia adelante y la silenció con un beso.
—Pero quiero hacerlo, ¿ok? —susurró—. ¿Te gustan?
Ella asintió. —Sí... pero no tenías que conseguirme algo caro... y no tan caro. No
me consientas de esta manera.
Se rio. —No importa, cariño. Pasé por la tienda, los vi en la ventana y pensé que
se verían impresionantes en ti. Me estoy estropeando a mí mismo.
Ella se inclinó hacia adelante y le dio un beso.
—Gracias —susurró. Sus ojos se humedecieron con lágrimas mientras las
emociones la abrumaron. Ningún otro ser humano la había hecho sentir apreciada
antes. Ni siquiera sus padres. Era la chica heredera de Kimberly. Nunca tuvo nada tan
hermoso o tan caro como el regalo de Justin para ella.
Sonrió. —De nada. Ahora, vamos a verlos.
Se puso los pendientes y se echó el cabello hacia atrás para que él pudiera
verlos en ella.
La miró fijamente durante un minuto completo. Sin decir nada. Sólo dando una
mirada intensa que de repente la puso nerviosa.
—¿Qué? ¿No se ven bien? Puedes devolverlo a la tienda, ¿verdad? —preguntó,
casi en pánico.
Le sonrió. —Son preciosos. Cincuenta veces más hermosos que cuando estaban
brillando en la ventana.
Ella sonrió, soltó su cabello y se inclinó hacia adelante para besarlo.
Troy nunca le dio nada extravagante o romántico. Dos de los tres cumpleaños
de ella que estuvieron juntos, ni siquiera lo recordó.
Y nunca le dio flores... ni una sola...
8. Réaliser
Francés. Etimología de la palabra:
El viernes siguiente por la noche, ella hizo planes para ir a Gypsys con sus
amigos. Le envió un mensaje a Justin para decirle esto.
Justin: Te veré allí.
Ella: ¡¿Qué?!
Justin: ¡Relájate! Estaré con mis amigos. Pero, mira hacia a mí en ocasiones
¿sí?
Ella: :-)
Justin: ¡Cuando estés allí, recuerda que hay UN TIPO CALIENTE en el bar que
no puede quitarte los ojos de encima!
Ella: ¿UN TIPO CALIENTE? ¿Quién? Oh, ¿te refieres a ti?
Ella sonrió cuando le envió ese mensaje.
Justin: ¡El único! ;-)
Ella: Déjame conseguir una aguja. ¡Tu cabeza necesita desinflarse!
Justin: ¡Eres increíble! ¡LOL! ¡Hasta luego!
Cuando miró su reflejo en el espejo, no pudo evitar sentirse orgullosa. Se rizó
el cabello con una plancha. Se veía más rojizo-marrón. Se aplicó rubor rosa claro y
maquillaje de ojos plateado y gris que enfatizaban sus sorprendentes y largos ojos
verdes. Llevaba un vestido blanco brillante que terminaba a unos centímetros por
encima de sus rodillas y mostraba su perfecto curvas. Las sandalias de tacón alto le
dieron altura y atractivo adicional.
Yuan le hizo una llamada perdida, lo que significa que ya están en frente a su
edificio.
Cuando llegaron a Gypsys, inmediatamente se encontraron en el centro del bar.
—Tenía que estar en el medio de la pista, ¿eh? —Adrienne enrolló los ojos a Jill
y Yuan.
—Por supuesto. ¡Aquí es donde está la acción! —respondió Jill, riéndose.
Un grupo de chicos entró y caminó hacia el bar frente al cantinero como si ese
lugar estuviera reservado para ellos.
—¡Los libertinos de Manhattan! —dijo Jill.
—¡Es bueno ver a Justin Adams de vuelta! —dijo Yuan.
Adrienne levantó una ceja. —¿Qué quieres decir con que es bueno verlo de
vuelta?
Yuan se encogió de hombros. —Últimamente, ha estado fuera de circulación.
Nadie ha visto que se divierta en absoluto. Su amor... ¡perdón! Su vida sexual parece
bastante tranquila.
—Sí. Tengo amigos que publican chismes aquí y allá. Y aparentemente, no lo
ven mucho en estos días. Antes, iba a los bares casi todas las noches. ¡Entonces es como
si hubiera desaparecido! ¿Qué tan afortunados podemos ser que está aquí esta noche?
Adrienne no dijo nada. Pero no pudo evitar sonreír, porque sabía exactamente
cómo y dónde Justin ha pasado las noches últimamente. En su apartamento o en el de
ella, viendo películas, bebiendo en cualquiera de sus balcones y sólo dos veces, noche
de póquer con sus amigos.
Adrienne miraba fijamente el bar donde Justin estaba de pie. Él se puso de pie
con sus gafas Cartier de color claro de nuevo para proteger sus ojos. Se apoyó en la
barra, sosteniendo una botella de cerveza en su mano. Miró en su dirección. Adrienne
sabía que Justin la estaba vigilando. Y porque sabía que sus amigos no estaban mirando,
ella sonrió y le guiñó un ojo. Notó el rizo ascendente de sus labios antes de que se
volviera con sus amigos.
Después de un par de segundos, su teléfono sonó.
Justin: Deja de coquetear conmigo.
Se mordió el labio para evitar sonreír ampliamente delante de sus amigos. Si
tienen demasiada curiosidad, podrían arrebatarle el teléfono para ver por qué sonreía.
Ella le envió una respuesta: ¡Entonces deja de mirarme!
Justin: Imposible. No puedo dejar de mirarte desde el día que me puse mis
ojos en ti. ;-) ¡Eres atractiva!
Sonrió a su teléfono, luego enderezó su cara cuando recordó que estaba con Jill
y Yuan.
Ella envió otro mensaje a Justin: Ahora es tu turno de parar de coquetear
conmigo.
Ella miró hacia su ubicación. Lo encontró mirando su teléfono y luego le sonrió
ampliamente. La miró durante un rato, la sonrisa todavía pegada en su cara, y escribió
algo en su teléfono. Luego vio que se lo llevaba a sus labios y besó la pantalla. La miró
de nuevo, sonriendo torcidamente.
Su teléfono sonó de nuevo.
Justin: Justin Adams acaba de darle a Adrienne Miller un beso profundo en
los labios.
No pudo evitar reírse esta vez y sabía que había empezado sonrojándose por
todas partes. Cuando levantó la vista, encontró dos pares de ojos curiosos mirándola
fijamente.
Se aclaró la garganta—: Nada. Kimberly envió una transmisión por chat. Una
broma médica. ¿Quieren oírlo?
¡Por favor, digan que no! Ella rezó en silencio.
Jill arrugó su nariz y Yuan puso los ojos en blanco. —¡No, gracias! —dicho al
unísono, para alivio de Adrienne.
Después de una botella de Breezer, Adrienne se excusó para ir al baño de
damas. Pasó por la primera puerta y encontró otras dos puertas en delante de ella. La
puerta de la izquierda conducía al baño de hombres y la otra al de las damas. Tomó la
puerta a su derecha.
Mientras se retocaba el brillo de labios, se fijó en las mujeres que la rodeaban.
Algunos de sus trajes parecían demasiado cortos para su gusto. Pensó que una
o dos chicas habían empezado a arrojarse en uno de los cubículos. La mayoría de ellas
todavía hablaba sobre cuántos chicos guapos y disponibles vinieron esa noche y cómo
cada una esperaba anotar uno de ellos.
No podía evitar preguntarse dónde había estado toda su vida y qué la hizo
olvidar lo liberado que se había vuelto el mundo. ¿Era ella realmente demasiado
mojigata y demasiado cautelosa?
Salió por la primera puerta. Mientras alcanzaba la manija de la segunda que la
llevará al bar, se abrió y dos chicas se precipitaron dentro. Una tenía la mano en la boca,
obviamente tratando de llegar al baño de damas para vomitar, pero no parecía que
fuera a lograrlo. Desafortunadamente, esta chica había venido directamente frente a
Adrienne. Ella estaba demasiado sorprendida para reaccionar o mantenerse al margen.
Miró con horror cuando la chica se lanzó hacia adelante e hizo un sonido de vómito.
De repente, sintió que alguien le tiraba de la cintura y la sacaba del camino. La
chica vomitó a un metro de distancia, para su alivio.
Le llevó un momento darse cuenta que quien la jalo todavía la sostenía. Miró
hacia arriba y vio un par de preciosos ojos de color aguamarina. Su cabello era marrón
con un pequeño tinte de rojo. Él la miraba sorprendido de vuelta. Una sensación de
familiaridad se disparó hacia ella, lo que la hizo consciente de que él todavía la estaba
sosteniendo.
Ella dio un paso atrás de él. Sus ojos se entrecerraron, como si él estuviera
tratando de ubicarla. Su cara también le resultaba familiar, lo que ella encontró bastante
extraño.
—¿Nos hemos... visto antes? —preguntó.
Parada a medio metro de él, ella tuvo la oportunidad de ver más allá de él. Era
más alto que ella, probablemente tan alto como Justin. Él parecía delgado y la camisa
blanca de manga larga que usaba, resaltaba un poco su bien tonificado físico.
Ella habría recordado encontrarse con él. Él era muy… y parecía muy… bien
parecido. Como si hubiera salido de la portada de una revista. Pero estaba segura de
que no lo ha visto por aquí todavía. Pero algo en él le parecía extrañamente familiar.
Sacudió la cabeza. —No, no lo creo.
—Lo siento. Pensé que te había visto antes —él sonrió, mostrándole su perfecto
conjunto de dientes y, profundos y adorables hoyuelos a ambos lados de sus mejillas,
justo al lado de sus labios. Luego se adelantó y le extendió la mano—. Soy Jin. Jin Starck.
Ella miró fijamente su mano por un momento y decidió estrecharla. —
Adrienne. Adrienne Miller.
Adrienne escuchó una tos detrás de ella. Se dio la vuelta y encontró a Justin,
una mirada grave estaba plasmada en su cara. Inmediatamente, ella tiró su mano lejos
del chico.
El tipo miró de ella a Justin, y Adrienne vio la realización cruzando su cara.
Tomó la mirada de la cara de Justin e inmediatamente concluyó que Adrienne estaba
con él.
—Bueno, de nada —le dijo a Justin, con los ojos brillantes.
Justin levantó una ceja. —¿Por qué?
—Acabo de salvar el vestido de tu novia de ir a la basura —él dijo alegremente.
Luego miró a Adrienne y sonrió—. Nos vemos por ahí, Adrienne Miller —le guiñó un
ojo antes de salir de la habitación.
Adrienne se volvió hacia Justin que no parecía muy feliz. —Sí, una chica casi me
vomita encima —dijo, señalando el desagradable vómito en el suelo que estaba siendo
limpiado por la mujer de mantenimiento.
Él la miró fijamente durante un largo momento y luego sacudió la cabeza.
—¿Qué? —preguntó ella.
—Tienes diez segundos para volver a tu mesa. O te llevaré y tendrás que dar
muchas explicaciones a tus amigos —dijo en una voz vestida de hielo.
—Justin... —empezó.
—Diez... nueve... —empezó a contar, lo que la hizo entrar en pánico. Ella
rápidamente se puso en marcha y corrió hacia la salida.
Adrienne estaba jadeando cuando volvió a su mesa.
—¿Qué te ha pasado? —preguntó Jill.
Le tomó un momento a Adrienne componerse. —Alguna chica casi me vomita
encima.
—¡Y son sólo once, señoras y señores! Bienvenidos al siglo XXI. —Yuan se rio
entre dientes.
Cuando miró en el bar, se dio cuenta de que Justin ya había vuelto a su asiento.
Él le daba la espalda.
Un feo sentimiento de culpa la roía y ella no podía entenderlo. ¿Se equivocó al
darle la mano a ese tipo? Se presentó con ella educadamente, y la salvó de una
desastrosa emergencia de vestuario. Parecía lo correcto solo estrechar su mano, ¿no?
Entonces, ¿por qué sintió que lo estaba engañando? ¿Por qué sintió que Justin
tenía todo el derecho de estar enojado?
Sacó su teléfono y empezó a escribir: ¿Estás bien?
No recibió respuesta. Siguió mirando su teléfono y el bar donde Justin se sentó.
Todavía le daba la espalda y parecía que él estaba bebiendo tranquilamente.
Lo intentó de nuevo. ¡Hola, guapo! Sonríe, ¿ok?
Vio a Justin mirando hacia abajo, probablemente leyendo su mensaje.
Finalmente, su teléfono sonó. Su corazón se saltó con un latido mientras leía su
mensaje.
Justin: No puedo sonreír. Un tipo se comió con los ojos a mi novia.
Ella sonrió en esas dos últimas palabras. Mi novia.
Ella respondió: ¡No me estaba comiendo con los ojos! Y, además, ¿me viste
regresarle la mirada?
Justin: No. Pero aún me siento mal. Así que, ¡tienes que compensarlo!
Ella: ¿Cómo?
Ella esperó como siempre por su respuesta. Entonces, finalmente, su teléfono
sonó de nuevo.
Justin: Tienes que tener una cita conmigo. Esta vez, yo pongo nombre al
lugar y los términos.
Se mordió el labio. Tenía que evitar gritar con el corazón.
Ella: Está bien. Pero tienes que recordar las reglas. Nada público.
Justin: No. Dije que yo sería el que nombraría los términos.
Adrienne suspiró. Sabía en su corazón que amaba a este tipo. Y había hecho
mucho por ella. Sabía lo que hacía. Prometió no presionarla. Así que escribió su
respuesta y pulsó enviar: Muy bien, Sr. Adams. Tiene una cita.
Después de un minuto él respondió: Ahora, Srta. Miller... Estoy sonriendo
todo el camino. :-)
Ella lo miró. Cierto, él empezó a mirar en su dirección, sus labios curvados en
una sonrisa que ella sabía que era sólo para ella.
10. Kidnappad
Sueco para
Durante la semana, Adrienne finalizó el contrato con ABW. Fiel a su palabra, Jin
le envió el contrato firmado dentro de una hora de su envío a él.
Jada sonaba complacida. Incluso se sorprendió de que Adrienne se las arregló
para conseguir el contrato sin un descuento.
—Acabo de ofrecer una función de página, eso es todo
—¡Wow! ¡Debes ser encantador! —dijo Jada. Adrienne no sabía si lo decía en
serio o sólo estaba siendo sarcástica.
También le dio la noticia a Jill.
—¿Cómo es él? —preguntó Jill—. Leí en un blog que el heredero de Starck
Hoteliers es una maravilla absoluta.
Adrienne entrecerró los ojos ante su mejor amiga. —¿Qué blog es ese?
Jill se mordió el labio y tímidamente admitió, —Es uno que... bloguea sobre
solteros ardientes con... futuros brillantes por delante.
Adrienne levantó una ceja. —Quieres decir con enormes cuentas bancarias e
ilimitados límites de tarjetas de crédito?
Jill se rio. —No es malo soñar con uno de esos tipos de vez en cuando.
Ella le levantó la ceja a Jill. —¿Está Justin Adams en esa lista?
Jill sonrió. —¡Los mejores! —Se acercó a su escritorio y escribió algo en su
teclado. Entonces Jill jadeó. Después de un rato, una sonrisa traviesa se esparció por su
cara—. ¡Bueno, hola, competencia!
Jill giró su monitor hacia Adrienne y vio una imagen de Jin Starck mirándola
fijamente. Tenía una sonrisa infantil en su cara y sus ojos eran de un tono verde más
azulado.
—¿Tienes su número? —preguntó Jill.
Frunció el ceño a su amiga. —Los acuerdos de confidencialidad en mi contrato
me impide darte los números de contacto de nuestros clientes, Jill. No importa cuánto
me ruegues, no lo conseguirás.
Jill hizo pucheros. —¡Eres tan aburrida!
En ese momento, sus ojos se dirigieron a algo detrás de Adrienne y ella cayó
tranquila. Adrienne se dio vuelta y vio a Justin caminando por los pasillos. Miró hacia
su dirección, y su boca ligeramente curvada.
Jill jadeó. —¿Acaba de sonreírme?
Adrienne se volvió hacia su amiga con culpa. Se encogió de hombros.
—Uno de estos días, voy a empezar una conversación con él. Puede que no lo
tenga, pero es suficiente con hablar con él. Incluso una pequeña charla. ¿Crees que eso
funcionará?
Adrienne se encogió de hombros y se alejó de ella. La culpa se comía sus
entrañas y lentamente le hacía un agujero.
Volvió a su oficina. Pensó en llamar a Troy. No respondió a su último mensaje
de texto. Ella realmente necesitaba hablar con él. ¡Y rápido! Cuanto antes rompiera con
él, antes podría aclarar su mente sobre admitir ante sus amigos lo que ha estado
haciendo estos últimos meses.
Odiaba mentirle a Jill y Yuan, especialmente con algo grande sobre su vida. Y
esto no es sólo grande. Ella: Perdió su virginidad con él llamado "libertino" de la ciudad
en una aventura de una noche y luego se enamoró de él. ¡Esto es más grande que grande!
No sabía si podrían perdonarla si se enteraban. ¡Demonios! Ni siquiera la
perdonarían si descubrían que él vivía al otro lado del apartamento y no se los dijo.
Cuando intentó con el número de Troy, sólo recibió un mensaje de voz. Él debe
estar fuera de cobertura o su teléfono puede estar apagado.
Fue a ver a Garry por el diseño del artículo que escribió. Ella se sorprendió de
ver a Justin allí.
No lo saludó. Fingió que no se había dado cuenta de que estaba allí en absoluto.
Le dijo a Garry todo lo que necesitaba que hiciera. Ella trató de reunir toda su confianza.
Se sentía tan nerviosa y emocionada con la presencia de Justin. Se sentó en un sofá,
vistiendo esos tonos negros de él, pero no tenía ninguna duda de que la estaba mirando.
Le temblaron un poco las rodillas cuando giró sobre su talón y dejó la
habitación. Vio a Jill y a algunas de las chicas charlando en el pasillo. Ella se detuvo para
unirse a ellas. Después de unos minutos, Justin pasó junto a ellas. Todas se callaron.
Cuando ella levantó la vista, él tenía una ceja levantada y miró hacia su dirección.
Cuando se fue, las chicas suspiraron.
—¡Dios mío! ¡Nos miró! —dijo Meena, la chica de Circulación.
—¡Él está jodidamente caliente! —dijo otra chica.
—Ni siquiera tiene que ser el heredero de Industrias Adams. ¡Yo lo tomaría
cualquier día, aunque fuera pobre!
Adrienne sonrió cuando volvió a su oficina. Las otras chicas estaban babeando
por él cuando supo que sus ojos estaban sobre ella. A veces, todavía pensaba que sólo
había estado soñando. Y no se ha despertado todavía.
Después de quince minutos, recibió un mensaje de texto de él.
Justin: ¡Eres atractiva! ¿Salimos esta noche? Rompamos esta regla tuya un
poco y vamos a alguna parte. Lo prometo, mínimo riesgo de ser nombrado.
Adrienne dio un suspiro de frustración. Justin dijo que puede esperar, pero
sabe que su paciencia puede agotarse un día de estos. Y ella también se dio cuenta de
que no importaba lo mucho que trataran de ocultar, uno de estos días, Jill y Yuan
podrían encontrarse con ellos en las calles o en su apartamento y ella estaría en la
mierda, ¡a lo grande!
Esa noche, se preparó para su cita con Justin. Llevaba un par de pantalones
blancos ajustados a la piel, y una camiseta negra sin mangas. Se ató el cabello con una
cola de caballo y se puso un maquillaje ligero.
Sonrió a su reflejo. Cada día que pasaba, veía más en sí misma lo que Justin le
ha estado diciendo al menos una vez al día. Es atractiva. Se sentía más segura.
Creció siendo siempre eclipsada por una más bonita y más inteligente hermana
mayor. Pero eso ya no le importaba. Había empezado a apreciarse a sí misma y lo
increíble que puede ser, una vez que soltaba sus inhibiciones.
El timbre sonó.
Llegó temprano. Quince minutos. Normalmente, llega exactamente a tiempo,
que ella amaba, porque no la presiona para que se apresure y tampoco la hace esperar.
Cogió su pequeño bolso y se dirigió a la puerta.
Cuando la abrió, se sorprendió al ver que Troy y Kimberly parados frente a ella.
—¡Mierda! —murmuró.
—¿Qué es eso, cariño? —preguntó Troy.
Ella lo miró fijamente. Recordó que él no maldecía en absoluto. —Dije mierda,
Santa mierda.
Una ceja se disparó. Estaba a punto de decir algo, cuando Kimberly intervino—
: ¿Esperas a alguien más?
¡Dios! ¿Ella tenía razón?
—No. No esperaba verlos —dijo—. Pasen. Yo sólo estaba por salir. Se supone
que voy a ir a cenar a este lugar que aparecerá en nuestro próximo número.
Entraron en su apartamento. Inmediatamente, miraron alrededor, como si lo
examinara por violaciones de seguridad.
—Bonito lugar —dijo Kimberly y Adrienne casi aplaudió el hecho de que le hizo
un cumplido a su manera.
Kimberly perdió peso. Llevaba una falda que iba hasta el final de sus rodillas y
una blusa de manga larga. Su cabello rubio se veía más rubio. Adrienne tuvo que admitir
que se veía más bonita que la última vez que se vieron la una a la otra. Aun sí, tan
primitiva, tan apropiada. Tan angelical.
—¿Qué llevas puesto? —Troy le dio una mirara de la cabeza a los pies.
—Sí, yo también estoy bien, Troy. ¡Es tan bueno verte! —ella sonrió
sarcásticamente—. Sí, pueden sentarse un momento, yo iré a buscar algo de beber —
les hizo señas para que se sentaran en el sofá.
Respiró hondo mientras sacaba dos latas de Pepsi de su nevera.
—Malas noticias, Kimmy. No tengo de dieta —dijo.
—Tú nunca necesitaste hacer dieta —dijo Troy.
¡Bien! Puede decirme algo agradable por una vez.
—Está bien. Nunca necesité dieta, tampoco, —dijo Kimberly—. Lo siento, por
llegar sin previo aviso. Tu ibas a hacer eso que... —se interrumpió—. Ese trabajo que
haces.
Adrienne asintió. —Escribiré un artículo para este lugar de la Sexta Avenida.
—¡Un trabajo emocionante! —Kimberly sonrió con demasiado entusiasmo.
Pero ella sabía mejor. Kimberly nunca tuvo mucho afecto por ella. Siempre trató bajarla
para levantarse. Y Adrienne se acostumbró tanto a ello. No tenía sentido intentarlo. No
tenía sentido luchar.
—Qué hay de ustedes chicos, ¿qué están haciendo aquí? Esto es tan inesperado.
—Bueno, tenemos una conferencia médica aquí durante una semana.
Decidimos sorprenderte —dijo Troy.
¡Y me sorprendieron!
—¡Qué considerado eres! —dijo ella en cambio, sonriendo. Ella pudo
vislumbrar la hora en su reloj de pared. Exactamente las ocho. Justin tiene sincronizado
su reloj con el de ella, lo cual le pareció muy dulce, pero ese no es el punto aquí. Sabía
que él llamaría a su puerta en cualquier segundo.
—¡Mierda! —murmuró.
Troy la miró fijamente, levantando una ceja otra vez.
Ella sonrió. —Déjame ir al vestíbulo para comprobar si mi jefa me dejó los
pases que se suponía que tenía que conseguir esta noche. Vuelvo en un segundo.
Corrió hacia la puerta, sin darles la oportunidad de discutir, rezando que Troy
no la siguiera.
Cuando ella abrió la puerta, Justin estaba a punto de llamar el timbre de la
puerta. Ella lo empujó suavemente y cerró la puerta detrás de ella.
—¡Rápido! Dentro de tu apartamento —siseó.
Sacó rápidamente sus llaves sin preguntar y luego entraron.
—¿Qué pasa? —preguntó.
Ella gritó con frustración—: ¡Kimberly! ¡Y Troy! En mi apartamento.
Justin no dijo nada.
—¡Dios mío! ¿Qué he hecho hoy para merecer este calvario? —preguntó
desesperadamente.
—Troy... ¿el actual y oficial novio? —preguntó Justin en voz baja.
—Troy, el fantasma de un novio, y Kimberly, el fantasma de una hermana, sí.
Justin respiró profundamente. Luego dijo—: Está bien. Sal ahí fuera. Yo llamare
a algunos de mis amigos esta noche.
Ella lo miró fijamente. No podía distinguir ninguna expresión en su cara.
—No quiero salir, Justin. Realmente no quiero.
—Es tu hermana. No puedes hacer nada al respecto. El novio... puedes
abandonarlo en cualquier momento... en realidad, deberías haberlo abandonado hace
un largo tiempo... pero, aun así, por ahora, tienes que seguir adelante con esto —él
extrañamente trató de animarla.
—¿Estás seguro de que te parece bien? —preguntó.
Él sonrió. —Positivo. Si no puedes soportarlo, llámame. Pensaré en algo.
Ella sonrió y se acercó para besarlo en los labios. —Probablemente hare eso,
sólo para ver qué se te ocurre.
Se rio.
Se dirigió a la puerta. —Te ves muy bien, por cierto —le dijo.
Ella se miró a sí misma. —Es un desperdicio ahora, ¿no? No me vestí para ellos.
Se acercó a ella y le tiró de la cintura. —Sólo asegúrate de lo qué significa eso.
—¿Qué significa? —preguntó.
—Te vestiste para mí. No para él —sonrió tímidamente.
Ella se rio. —Lo digo en serio. Se suponía que iba a salir contigo, ¿Recuerdas?
Si me hubiera encontrado con él, me habría puesto un par de pantalones, manga larga,
blusa con volantes y un par de gafas.
La besó de nuevo antes de que saliera de su apartamento. Ella tomó algún
tiempo, respiró profundamente y luego abrió la puerta de su casa.
Troy y Kim todavía estaban sentados en el sofá.
¡Dios mío! ¡Ellos son como el rey y la reina de la buena conducta y
comportamiento!
Los encontró justo donde los dejó.
Recordó que muchas veces en su vida se sintió realmente intimidada por Kim
a causa de Troy. Porque ella pensaba que la única manera que pudiera quedarse con
Troy era ser como Kim.
Pero ahora no podía decir con seguridad por qué desperdició tres años de su
vida, tratando de ser algo y alguien que no era. Cuando pudo haber sido ella misma todo
el tiempo. De espíritu libre. Divertida. Y según Justin, ¡Atractiva!
—¿Quieren ir a cenar a algún lugar, chicos? —les preguntó.
—¿Qué ha pasado con el trabajo que necesitabas hacer? —Troy preguntó.
—Mi jefa no pudo conseguirme los pases. La llamé y le dije que podría hacerlo
mañana.
Kim solo sonrío.
—Pero tienes que cambiarte de ropa, cariño —dijo Troy—. Tú no puedes salir
con eso.
Se miró a sí misma y le levantó una ceja.
—¡Oh Dios, Troy! ¡Madura! —dijo Kim—. ¡No muestra mucha carne! Vamos, me
muero de hambre.
Troy no discutió. Como si considerara a Kimberly como su maestra. Señora, sí,
señora.
Todos fueron a la Casa Mexicana.
Troy y Kimberly hablaron sobre su convención y sus escapadas de la escuela
de medicina. Parecía que han sido miembros de los mismos clubes y pertenecían al
mismo grupo. Adrienne se sentó allí preguntándose cuántas horas al día pasaban Kim
y Troy juntos.
Ese pensamiento debería haberla comido viva, la dejaría tambaleándose con
celos. Pero desde que Justin llegó a su vida, se sintió feliz consigo misma. Y ya no sentía
ese tinte de inseguridad. Ese horrible sentimiento dentro de ella que no podía quedarse
con Troy porque no era lo suficientemente buena había totalmente desapareció.
Cuando llegaron sus pedidos y cuando sus bebidas se rellenaron, Adrienne notó
que el camarero no dejaba de mirarla. Se sintió cohibida. Como si ella sintiera que había
algo malo en su cara.
—Disculpa. ¿Cuál es su problema? —Troy le preguntó al camarero. Él también
notó el número de veces que miró fijamente a Adrienne.
—Troy, por favor —suplicó Adrienne. Ella no quería causar una escena.
—Lo siento —dijo el camarero.
—No. Dime. ¿Por qué mirabas a mi chica? —preguntó Troy... un poco
demasiado agresivo esta vez.
El camarero parecía arrepentido. —Lo siento, señor. Sólo pensé que eras un
tipo con suerte. Tu novia es muy hermosa.
Tratando de evitar una escena, Adrienne sonrió al camarero. —Gracias,
dulzura. Ahora, ¿podrías traerme mi margarita?
Asintió con la cabeza. —Lo siento. Enseguida, señora.
Adrienne se volvió hacia Kim y Troy. —Así que, volviendo a los equipos de
animadores en la escuela de medicina.
Por suerte, Troy decidió dejarlo pasar. Kimberly los volvió a involucrar de
nuevo en un tema sobre un cáncer de vulva y Adrienne simplemente perdió el apetito.
Ella jugueteaba con su tenedor y se preguntaba cuándo iba a tener a Troy a solas para
finalmente romper con él.
¡Tiene que ser esta noche! Entonces mañana...
Ella sonrió. Mañana, ella puede decirle a Justin que ya no necesitan esconderse.
Puede que necesite que vaya con ella cuando le diga a Jill y Yuan sobre ellos. No pudo
olvidar la última vez que se rieron en su cara cuando intentó confesar lo de Justin.
Su teléfono sonó y ella estaba agradecida.
Justin: ¿Cómo te va?
Ella: Todavía estoy sobreviviendo. ¡Pero Dios! ¡Te extraño!
Justin: Estoy en el Oxygen con Mike y James. Estamos esperando a mi primo,
el gemelo de Gian, Ian. Vacaciones de la universidad.
Ella: Al menos tu noche suena más divertida.
Justin: No estoy contigo, ¿dónde está la diversión en eso?
Ella sonrió y estaba segura de que empezó a sonrojarse.
—¿Todo bien, cariño? —le preguntó Troy.
Ella asintió. —Es sólo Jill. Otra de sus escapadas.
Troy levantó una ceja. Ella pensó que él no le creía. Sólo le sonrió
despreocupadamente.
Se imaginó que esta noche, cuando la dejarán en su edificio, hablaría con Troy
a solas. Sería rápido y fácil.
Pero cuando salieron del restaurante, Troy dijo que conseguiría un taxi para
ellas y volvería a su hotel solo. Adrienne miró en la confusión.
—Me quedaré contigo esta noche, Adrienne. —declaró Kimberly
repentinamente.
—¿Qué?
Kimberly se encogió de hombros. —Papá sugirió que pasara la noche contigo.
Yo pensé ¿por qué no?
¡Mierda!
—Sí, Adrienne. Haría a tus padres muy felices ver a ambas juntas. Hace tiempo
que no se ven, ¿verdad? Y a Kimberly le vendría bien una charla de chicas para variar
—Troy sonrió y Kimberly se río. Adrienne, por otro lado, no encontró nada de eso
divertido.
Pero sus padres... sí, sus padres estarían felices de saber que ella y Kim tuvieron
un tiempo de unión entre hermanas. Nunca hacen eso. Se calentarían sus padres para
saber que está tratando de pasar tiempo con su hermana.
—Ok —les dijo.
—¡Si! —Kim se acercó y abrazó a Adrienne. Adrienne en realidad sonrió y la
abrazó—. ¡Eres la mejor hermana! —dijo Kim dulcemente. Adrienne quería llorar
porque probablemente era la primera vez que sentía que Kim mostraba algo de afecto
por ella. Tal vez el no verse a menudo la hizo darse cuenta de que no era una mala
hermana después de todo.
Entonces Adrienne se volvió hacia Troy. —¿Podemos hablar? —preguntó.
—Estoy cansado, Yen.
—No me tomara mucho tiempo —insistió.
—Voy a recoger a Kim mañana temprano. Empezamos a las ocho y tú sabes que
odio llegar tarde a todo. Te veré cuando volvamos. Kim y yo tenemos dos días libres.
Podremos hablar durante cuarenta y ocho horas si quieres, cariño.
—Pero Troy, hay algo que realmente necesito decirte.
—Puede esperar, Yen.
Él llamó un taxi, no le dio la oportunidad de discutir.
—No, Troy, no puedo. Realmente necesitamos hablar.
Kim se subió al taxi.
—Vamos, Adrienne. El taxi está esperando. ¡Apúrate! —dijo Kim con
impaciencia.
—Ve. Hablaremos más tarde, —dijo Troy. Entonces, sin avisar, se inclinó y le
besó los labios.
Su primer pensamiento fue: ¡Mal besador!
Su segundo pensamiento fue: ¡Mierda! ¡Nunca voy a engañar a Justin!
Dios, ¿qué me pasa?
Ella no se siente culpable por acostarse con Justin detrás de Troy, pero se siente
fatal por haber sido besada por Troy a espaldas de Justin. Troy es el novio oficial. Justin
era... bueno, él es Justin... y ella está enamorada de él.
No le devolvió el beso a Troy. Ella lo empujó suavemente y quiso no vomitar
delante de él y de Kim.
—Buenas noches, Troy —dijo ella y entró en el taxi.
Estuvieron en el taxi en silencio. Kim estaba mirando por la ventana,
disfrutando del paisaje que tiene delante. Y Adrienne realmente no sabía qué decir.
Tan pronto como entraron en su apartamento, Kim se volvió hacia ella. —Así
que, ¿En qué habitación me quedo?
Adrienne le mostró la habitación de invitados.
—Muy bien... buenas noches —dijo Kim.
—¡Espera! ¿No dijiste que deberíamos... unirnos?
Kim realmente se rio. —¡Vamos, Yenny! No tenemos que fingir que nos
llevamos bien cuando estamos solas —dijo—. Vamos a decirle a mamá y papá que
pasamos casi toda la noche poniéndonos al día, luego tuve que comenzar temprano el
día siguiente. ¿Conseguir el programa?
Luego cerró la puerta detrás de ella.
Adrienne miró fijamente a la puerta durante un largo rato. Luego pensó para sí
misma, ¡Nah! ¡De todas formas no estábamos muy unidas!
Se duchó y se cepilló los dientes unas tres veces para hacer seguro que no había
más rastros de Troy en ella. La idea de besar alguien más, además de Justin, la querían
hacer vomitar.
Cuando salió de su habitación para tomar un vaso de agua, encontró a Kimberly
en su sala de estar viendo Detectives Médicos.
—Pensé que estabas durmiendo.
—Y pensé que no tenía que hablar contigo por el resto de la noche —dijo Kim
rotundamente.
Adrienne agarró su vaso con fuerza. Ella se impidió a sí misma lanzarlo a la
hermosa cara de Kim.
—En realidad estás en mi apartamento, Kimmy —dijo fríamente.
En lugar de sentirse avergonzada, Kim le sonrió dulcemente. —Y te estoy
ayudando a ganar puntos con mamá. ¡De nada! —Kim se dio vuelta a la televisión.
Adrienne cerró los ojos. En su cabeza, tomó un firme control del cabello de Kim,
lo tiró con tanta fuerza y luego golpeó su cara en la mesa de café.
Cuando abrió los ojos, Kim todavía estaba allí. Todavía en una pieza.
Adrienne caminó hacia su dormitorio sin decir una palabra más.
—¡Deberías cambiar tu televisor! —Kim la llamó—. No es bueno para tus ojos
ver en una pantalla tan pequeña.
Adrienne le sonrió con acidez y luego dio un portazo detrás de la puerta ella.
Miró por su ventana y descubrió que Justin no estaba en casa todavía.
Ella le envió un mensaje: ¡Kim está en mi casa! ¡Realmente estoy haciendo lo
mejor que puedo no para asesinarla!
Justin: Si puedes esperar despierta, lo haría por ti. :) En serio, ¿qué hizo esta
vez?
Ella respondió: Sólo ser ella misma. Aparentemente, su estadía fue hacerme
ganar puntos con nuestra madre. ¡Así que pensó que me estaba haciendo un favor!
Justin: Voy a casa con mi primo. ¿Quieres venir a mi casa? Podría
presentártelo.
Ella: ¡Me encantaría! Pero la cosa es que Kim parece estar acampando en
mi sala de estar, viendo la televisión, que por cierto dijo era demasiado pequeña
para su gusto. De todos modos, no puedo salir. Kim puede oler cosas desde una
milla de distancia. Es más seguro si me quedo aquí. Ya sabes... hasta que...
Se detuvo a propósito, esperando que Justin entendiera lo que quiso decir.
Justin: Ok. Dulces sueños. Te echaré de menos esta noche. Ha pasado un
tiempo desde que dormí solo. ;-) Y, por cierto, tengo una sorpresa para ti. Nos
vemos. mañana, cariño.
Cuando se despertó al día siguiente, Troy ya estaba en su apartamento. Él y
Kimberly bebieron café en la sala de estar.
—Tenemos que empezar temprano —dijo Troy, sonriéndole—. Estábamos a
punto de salir. Supongo que ustedes dos se quedaron despiertas hasta tarde con su
charla de chicas, ¿eh?
Kimberly le guiñó un ojo y le sonrió dulcemente. —Ojalá pudiéramos habernos
quedado más tiempo despiertas. Pero tenemos esta cosa de madrugada.
¡Mentirosa!
¿Por qué estaba mintiendo? ¿Soy la única privilegiada en ver lo verdadera perra
que era?
—Después de la conferencia, mis padres las han invitado a ambas a unirse a un
fin de semana en un centro turístico de aquí. Tus padres pueden venir también —dijo
Troy.
—¡Oh, Dios mío! ¡Es tan encantador! —gritó Kim, pero Adrienne sabía estaba
siendo demasiado entusiasta.
Troy fue a Adrienne. —Tenemos que hablar, cariño —le dio una sonrisa
brillante. Y luego se inclinó y la besó. Al menos lo intentó. Adrienne apartó su cara para
que los labios de Troy se posaran en su mejilla.
—Supongo que te veré —ella murmuró—. Envíame un mensaje de texto de
cuándo y dónde nos vamos.
Cuando se fueron, esperaba que Troy recibiera sus sutiles mensajes. Él no le
dio la oportunidad de romper con él. Por todo lo que vale la pena, ella quería hacer esto
lo más limpio posible. Si pudieran terminar siendo amigos, sería mejor. Eso podría
ayudar a su madre a perdonarla.
Se dio una ducha. Luego se puso un par de jeans y una mini camiseta. Ella se
secó el cabello, cogió sus llaves y llamó al timbre de Justin. Necesitaba limpiar su cabeza.
Necesitaba planear cómo romper con Troy y necesitaba ejecutar bien ese plan.
Tocó la campana dos veces.
No hay respuesta. Lo intentó de nuevo.
Finalmente, la puerta se abrió. Ella se había preparado para volar a sus brazos.
Lo extrañaba mucho. Anoche fue la primera noche que la pasó sin él en muchas
semanas. Y ella estaba feliz cuando le dijo que también la extrañaba.
Pero lo que vio la hizo parar. Cabello rubio mojado. Piel perfecta. Ojos azules.
Muñeca Barbie en carne y hueso. Y lleva una de las batas de Justin.
—Disculpa, ¿puedo ayudarle? —preguntó.
Dios, ¡hasta su voz tiene un tono perfecto!
Adrienne se mordió el labio. No sabía qué decir. No pudo encontrar su voz.
Parecía que no llevaba nada más que la bata de Justin y aun así se las arregló para
aturdir a Adrienne con su belleza. ¡Y ni siquiera es un hombre!
—¿Quién es? —escuchó a Justin decir desde adentro de la habitación. Cuando
la chica no respondió, se dirigió hacia la puerta. Estaba en topless, con sólo una toalla
envuelta alrededor de su cintura. Parecía como si acabara de salir de una ducha.
¡No! Parecía que "ellos" acababan de salir de la ducha.
Adrienne respiró profundamente y reunió toda la fuerza que tenía dejada en su
cuerpo sólo para poder levantar la barbilla y decir algo.
—Lo siento. No me di cuenta de que estabas ocupado —enloqueció. Entonces
ella dio la vuelta rápidamente.
—¡Cariño, espera! —gritó Justin y corrió tras ella. Pero Adrienne fue lo
suficientemente rápida como para cerrarle la puerta en la cara, negándose a darle la
oportunidad de, o bien mentir para que ella le crea, o decirle suavemente que nunca
tuvieron un compromiso en primer lugar, no eran exclusivos, así que era libre de joder
a otra persona.
Ella tenía un novio. Él había esperado a que ella rompiera con él. Tal vez su
paciencia finalmente se agotó y fue tras lo que se merecía: A una chica tan perfecta como
la que está en su sala de estar.
14. Remorsus
Latín medieval. Dio origen a la palabra .
15. Entrevue
Francés. Etimología de la palabra .
Al día siguiente, Adrienne vio a Justin en Blush. Ni siquiera miró hacia ella.
Intentó con todas sus fuerzas de no llorar. Todo lo que quería hacer era correr hacia él
y tirarse en sus brazos, pero tal vez ya era demasiado tarde para eso. ¡Ella hizo la cama,
tiene que ir y acostarse en ella!
Ella lo hirió profundamente. Y sabía que no importaba lo que hiciera, no podía
traerlo de vuelta. Al menos, no todavía. Tenía que arreglarse a sí misma primero y
quitarse todo el exceso de equipaje. Algún día, cuando esté libre, cuando las cosas ya no
parezcan complicadas en su vida, solo podría intentarlo de nuevo... ella podría tratar de
recuperarlo de nuevo. Porque sabía que Justin merecía ser más que sólo el tipo que está
al margen.
Sin embargo, parecía que la recuperación de Justin se acercaba a la ceguera
velocidad. Cada noche, se le veía en los bares, de fiesta con sus amigos.
—¿Sabes qué? Un amigo mío vio a Justin Adams en Oxygen anoche. ¿En la
discoteca con adivina quién? Tara Lambert —le dijo Yuan. El viernes por la noche
cuando Adrienne salió con ellos a cenar.
¿Y dijo que no la conocía? ¡Apuesto a que ahora sí!
—Bueno, las chicas como Tara Lambert tienen cierta ventaja —dijo Jill.
—Sí. ¡Se llaman copa C! —murmuró Adrienne en voz baja.
—Me pregunto qué le pasó a la chica con la que dijo que estaba
'profundamente' involucrado —dijo Yuan, pensativo.
Jill se encogió de hombros. —Probablemente decidió mantener su estupidez.
¿Cómo dices tú? La pérdida de una chica es la ganancia de otra. En este caso, parece que
Tara Lambert está en la parte ganadora. Parece que va a reemplazar a su placa de
Porsche para deletrear T-A-R-A.
—Sí. Hasta ahora, sigue diciendo el mismo nombre. Debe haber estado
realmente interesado en ella, huh —dijo Yuan.
Eso empeoró aún más las cosas. Adrienne trató de soportar treinta minutos de
otra conversación de Justin Adams. La mayor parte, mucho para su dolor, incluía lo
compatible que era con Tara Lambert.
—Se verían bien juntos, ¿no crees? —preguntó Yuan.
Jill suspiró. —Sí, con sus piernas que son eternas. Curvas perfectas. Yo no creo
que sea realmente bonita. Sus rasgos faciales son demasiado fuertes, si me preguntas.
La cara de Justin es aristocrática. Si me preguntas, en cuanto a los rasgos, él se vería
muy bien con alguien que se vea como fría y, sin embargo, princesa angelical.
—A veces, creo que la cara de Tara Lambert se ve demasiado juvenil —.
Comenzó Yuan—. Pero ella tiene ese atractivo. Quizás es por eso que está caliente en
estos días.
Adrienne odiaba la sensación de no poder decirle a sus amigos que ¡cerrarán la
boca! Porque la afectaba. Porque le duele que terminaran las cosas con Justin Adams
por razones estúpidas... ¡por todas las razones equivocadas!
Recibió una llamada de Troy. A pesar de que sabía que se enfrentaba otro
problema, estaba agradecida por la distracción. Ella no sabía de dónde estaba
obteniendo todo el coraje para soportar el equipo de amor de Justin-Tara hablar.
—Hola Yen —saludó—. La convención ha terminado. Mis padres están
reservando una escapada de fin de semana para todos nosotros.
—Troy... ¿podemos hablar primero? —preguntó—. No creo que deba ir a esta
cosa con tus padres.
Escuchó un sonido y luego estaba hablando con Kim ahora. —¡Yenny! Mamá y
papá estarán a bordo en un vuelo mañana. Se reunirán con nosotros en el Seasons
Holiday Resorts al mediodía. Es en Nueva York, así que realmente no tienes una
coartada. —Adrienne cerró los ojos por un momento. ¡Maldita sea! ¿Cómo no podía
tener la paz para finalmente poder romper con él?
Troy recibió el teléfono de Kim. —Te recogeremos en tu apartamento
temprano en la mañana.
—Troy, realmente tenemos que hablar —insistió.
—Entonces hablaremos allí. Yo también tengo algo que decirte. Te
recogeremos a las siete.
Adrienne cerró los ojos de nuevo y luego suspiró. —Bien. Nos vemos —Cuando
colgó el teléfono, les dijo a sus amigos lo que iba a hacer durante el fin de semana.
—¡Vámonos! —dijo Yuan—. ¡Nosotros vamos a ir contigo!
Adrienne pensó que esta podría ser una buena manera de terminar las cosas
con Troy. Podría hablar con él durante el fin de semana. Al menos, no tendrá demasiado
presión y tiene a su sensei Kim para que le diga qué hacer. Conociendo a Kim, la
apoyaría en esta decisión. Ella nunca fue feliz con su relación con Troy. De todos modos,
Kim fue la primera elección de su madre para Troy. ¡Dios! ¡Kim fue la primera elección
de nuestra propia madre para su novia!
—Me recogen a las siete.
—¡Genial! —respondió Yuan—- Llamaré a mi agente. Estoy seguro de que
pueden resérvanos. Pero podríamos ir allí más tarde. Probablemente al mediodía. ¿Qué
hotel es en el que te quedas?
—Seasons Holiday —Adrienne suspiró—. Esto no será bueno.
Yuan se encogió de hombros. —Vamos. Ahora, que estás segura que tienes que
extender tus alas y explorar pastos más verdes, tienes que encontrar el coraje de
mantener tus decisiones, cariño. Nadie dijo que fuera fácil. Pero eventualmente, esto
debería hacerte más feliz.
—Sí. ¡Y nosotros iremos contigo! No te preocupes. Tienes todo el apoyo que
necesitas.
—¡Mírate! —declaró Yuan—. Desde que tienes ese apartamento tuyo, has
cambiado mucho.
—Has dejado de usar gafas. Has empezado a reevaluar tu vestuario. Te sueltas
el cabello a menudo. Te has convertido en asistente de editor en jefe.
—También hice algo de dinero con acciones —añadió Adrienne.
—¿Invertiste en acciones? —preguntó Yuan.
Adrienne se dio cuenta de que incluso su juego de probabilidades en Wall
Street era desconocido para sus amigos.
—Lo intenté. Y tuve suerte de principiante. Pero fue divertido y liberador,
pensando que podía ganar mucho más de alguna otra manera. Pensé que iba cuesta
abajo cuando firmé los papeles de la hipoteca. Pero tuve más suerte de lo que pensaba.
Excepto por mi madre, Kim y Troy, no puedo decir que tenga cualquier derecho a
quejarme de mi vida.
¡Si Justin estuviera todavía conmigo, las cosas habrían sido perfectas!
—Y tienes la oportunidad de conocer a alguien perfecto para ti.
—¡No tienes que morir virgen! —afirmó Jill con una sonrisa maliciosa—. Y
puedes tener tu primera vez con alguien que despertará cada uno de los nervios en tu
cuerpo
¡Ya lo he hecho y lo acabo de perder! —Está bien. Jill y yo nos encontraremos allí
al mediodía. Necesito ir a la oficina a ordenar algunas cosas.
—Sí, yo también. Necesito presentarle algo a Jada a primera hora mañana.
Las manos de Adrienne se sentían frías y su corazón latía con fuerza en su
pecho. Ella sabía que tenía que seguir adelante con ello. Podría no tener suficiente
coraje, pero creía que lo sabría cuando llegara el momento. Y lo haría, ser más valiente
de lo que necesitaba ser.
16. Verraten
Alemán. Significa “betrayed” en inglés; " " en
español
—Vamos, vamos. Prepárate, nos vamos en treinta minutos —anunció Kim,
cuando ella y Troy aparecieron en su puerta.
—Estoy lista —dijo Adrienne, pero aún se sentía un poco somnolienta.
Ella no pudo dormir lo suficiente la noche anterior. Pensó en las formas de
decirle a Troy que era el final de la línea para su ‘fingida’ relación. Si él está en el mismo
barco con ella, no le importaría. Pero si él realmente todavía la amaba como dijo,
entonces va a ser una pesadilla. Eso sin mencionar que su corazón aún sufría cada vez
que pensaba sobre Justin.
Se preguntó, ¿si por casualidad vería a Tara Lambert en el ascensor? ¿Es ella la
que está calentando su cama ahora? ¿Cuidaría a Tara de la forma en que cuidó de ella?
¿Haría que se enamorara perdidamente de él?
Ella sólo esperaba que Tara o cualquier otra chica con la que estuviera Justin lo
viera mejor que ella. Creyera más en él, y confiara más en él. Justin se lo merecía.
Tomaron un taxi hasta el centro turístico. Troy los registró. Sus padres todavía
no habían llegado.
—Vendrán con tus padres a última hora de la tarde —dijo Troy. Luego se volvió
hacia Kim—. Kim, estarás en la habitación 204 —dijo cuando regresó.
—Adrienne, estaremos en la habitación 313.
¿¡Qué!?
Adrienne sintió los primeros dolores del pánico.
Esto no puede estar pasando.
—No, Troy —se las arregló para decir—. Me quedaré con Kim.
—¿Por qué? —preguntó bruscamente.
—¿Por qué no? —respondió ella.
Levantó una ceja. Le susurró enojado—: Soy tu novio, Adrienne. Tu trabajo es
estar a mi lado siempre que puedas.
Levantó la barbilla. —No, Troy. ¡No soy tu guardaespaldas!
Él levantó las manos en el aire.
—Está bien. ¡Haz lo que quieras! ¡Eres tan buena en eso de todos modos!
Puso los ojos en blanco y miró a Kim.
La habitación de Kim era un poco pequeña. Tenía una cama doble y un gran
sofá.
—Puedo dormir en el sofá, no te molestes —le dijo a Kim—. Supongo que Troy
no anticipó que no me quedaría con él.
—¿Por qué tanto alboroto, Yenny? No es como si todavía fueras virgen. En
realidad, nos acostamos con nuestros novios, ya sabes. Mientras tú sigues soltera,
¡deberías tener toda la diversión que quieras! Solías dormir por ahí cuando eras joven.
¡Luego cambiaste y te volviste aburrida!
No podía creer que estaba escuchando esto de Kim. La remilgada, la propia,
Kim. Y sí, ella lo sabía. Una chica puede dormir con su novio. ¡Dios! Incluso puede dormir
con alguien más. Y enamorarse y tener el corazón roto. Kimberly no necesitaba
sermonearla sobre el mundo favorito de los secretos.
Adrienne sólo podía mirar fijamente a Kim. Aunque, si ella estuviera
sosteniendo algo en sus manos, se lo habría tirado a la cara.
—Para que conste, Kim, nunca me acosté con nadie en el instituto... o la
universidad. Es una pena que nunca hablemos mucho. Podrías haberme enseñado algo,
ya que suena como si normalmente hicieras esto de dormir por ahí —dijo con un sabor,
tratando de picar a Kimberly por una vez.
Para su sorpresa, Kimberly se rio. —Vamos, Yenny. Relájate. Sólo porque
recibes demasiada presión de mamá, no significa que tienes que hacer lo que ella dice
todo el tiempo. Sólo tienes que mostrarle lo que ella necesita ver. Y entonces cuando
estés fuera de su vista, ¡podrás ser libre! ¡Tú nunca has aprendido las reglas del juego!
Eres tan tonta.
—¡Y tú eres tan hipócrita! —Adrienne se quebró—. Y no, el alojamiento con
Troy no se trata de complacer a mamá. Se trata de mí, de lo que quiero y no quiero.
—Entonces no creo que te quedes con Troy por mucho tiempo, querida. Me
sorprende como te las has arreglado para retenerlo durante tres años.
—Tal vez sea él quien no quiso dejarlo ir —dijo ella.
Kim puso los ojos en blanco antes de apartarse de ella.
El teléfono de Adrienne sonó.
—Estamos aquí, —dijo Yuan—. Estamos subiendo a nuestra habitación.
—Está bien. Nos vemos, chicos —dijo. Se volvió hacia Kim—. Iré a cambiarme.
Entonces veré a mis amigos.
Sacó un par de trajes de una pieza y un pareo. Se ató el cabello con una cola de
caballo.
Kimberly estaba viendo la televisión cuando salió del baño.
—Te veo luego —le dijo y salió.
Todavía estaba confundida por las palabras de Kimberly mientras esperaba el
ascensor. ¿Era eso lo que estaba haciendo? ¿Estaba tratando de complacer a su madre
e hizo lo que su madre quería delante de sus ojos y luego fue salvaje a sus espaldas?
Pero sabía que a Kim le iba bien en la escuela de medicina, así que no importaba
realmente. Y lo que ha hecho está hecho. Ella podría haber usado este tipo de
información cuando era más joven. No importa qué, ella sigue siendo la oveja negra de
la familia. No pudo cambiar eso. Lo que podía hacer es asegurarse de que no fallarse a
sí misma en la vida desde este punto en adelante.
Cuando el ascensor se abrió, se sorprendió al ver a Justin en él.
¿Qué demonios está haciendo él aquí?
Llevaba puestas sus gafas de sol fuertemente tintadas y no sabía si él la estaba
mirando. Ella miró hacia otro lado cuando entró en el ascensor. Quería tocarlo. Quería
arrojarse a sus brazos. Quería poder sentirlo. Para saber que una vez en su vida, él
existió. Él era real. Que ella no sólo lo soñó.
Justin una sola palabra, Dios. Por favor. Sólo una palabra, me arrojaré a tus
brazos, sin hacer preguntas.
La puerta del ascensor se abrió. Salió sin decir una sola palabra o una mirada.
Como si ella no existiera para él en absoluto.
Las lágrimas rodaban por su cara. Las limpió antes de llamar a la puerta de la
habitación de sus amigos.
—¿Has hablado con Troy? —preguntó Yuan.
—Cariño, ¿mi consejo? —comenzó Jill—. Cuanto antes mejor. Antes de que
empieces a tener dudas. Antes de que tus padres vengan esta noche y tú te acobardes
con sólo ver a tu mamá.
—Justin Adams está aquí —dijo Yuan de repente.
¿Por qué aparece de la nada?
Cuando ella no lo esperaba en este lugar, él aparece. Cuando ella no esperaba
que él sea mencionado en ninguna conversación, su nombre sólo sigue apareciendo.
—¡Sí! Yo también lo vi en el vestíbulo. Debe haber llegado al mismo tiempo que
nosotros. Me encontré con él esta mañana en Blush. Le dije que nosotros íbamos a venir
aquí y tuve que salir corriendo. Es muy agradable, de verdad. Me sonríe. cuando me
encuentro con él. Ya no se hace el esnob desde la entrevista.
—¡Bueno, qué suerte tienes! —Yuan se burló—. Pero lo siento querida, te
enfrentas a una dama con grandes pechos que no tiene miedo de mostrarse en lencería
por todas partes sobre la Quinta.
—¡No voy tras Justin Adams! Sé que está fuera de mi alcance. Pero es bueno
que sepa que existo.
Adrienne no dijo nada en todo el tiempo. El problema de dormir en secreto con
el tipo con el que sueñan tus amigos es que puedes oír hablar de él todo el tiempo,
incluso después de separarse. Ella lo encontró especialmente difícil, ya que se enamoró
de él y se alejó una vez, de una oportunidad en un millón porque decidió ser estúpida.
—¿Estaba con alguien? ¿Estaba con Tara? —preguntó Yuan.
—No lo sé —admitió Jill—. No vi a ninguna chica con él. Lo vi a él charlando
con algunos tipos en el vestíbulo. Pero no hay señales de Tara. Pero sabiendo cómo es
ella, estará aquí por la noche. ¡Dios mío! Creo que lo seguiría hasta los confines de la
Tierra. ¡Ese cartel publicitario es muy útil para ella!
—Sí. Pero no creo que puedas hacer que Justin Adams se comprometa con una
chica que solía trabajar como camarera y ahora desfila en lencería en una pasarela.
Podría ser buena para un mes de sexo, pero sabiendo la historia de Justin con las citas
o la falta de ellas, estaría recogiendo los pedazos de su corazón a esta misma hora el
mes que viene.
Adrienne tragó con fuerza. Quería decirles que Justin merecía una mejor
impresión que esa. ¡Qué Justin es humano! Y puede ser considerado y dulce.
Almorzó con Jill y Yuan. Se sentía culpable por no molestarse en ir a almorzar
con Kim y Troy, pero necesitaba aclarar su cabeza primero y encontrar la suficiente
fuerza, para que la próxima vez que viera a Troy, sea para romper con él.
Jill tiene razón. Cuanto antes mejor.
Después del almuerzo, decidió que había llegado el momento. Salió a
encontrarse con Troy. No necesitaba un guion. Sólo le dirá directamente lo que
necesitaba decir. Si él trata de evadirla de nuevo, ella sería firme.
Ella llamó a su puerta. No hubo respuesta. Debe haber llamado por cinco
minutos enteros, pero parecía que no estaba. Debe haber tomado un almuerzo tardío
con Kimberly.
¡Oh, Dios! ¿Por qué me lo haces tan difícil?
Ella decidió volver a su habitación. Cuando abrió la puerta, se sorprendió por
la visión que tenía delante de ella.
Primero, vio a Kimberly. Estaba de espaldas a ella, con la cabeza tirada hacia la
espalda, estaba desnuda, sus piernas estaban separadas. Estaba encima de... Troy. Troy
tenía sus manos en su cintura. Estaban gimiendo...
Ella tragó con fuerza. La ira y la vergüenza se la comieron. Ella quería vomitar
al verlos delante de ella.
Sabía que este momento sólo sucedería una vez y no quería volver a su historia
y recordar que el momento en que debería han mantenido su cabeza en alto, la perdió
y se escapó. No. Ella sería fuerte. ¡Ella lo soportaría! Así que se quedó allí, y esperó a que
ellos se dieran cuenta de que ya no estaban solos.
De repente, Troy se dio cuenta de que ella estaba allí.
—¡Oh, mierda! —murmuró Troy, y luego inmediatamente empujó a Kimberly
de él. Se puso de pie, sin importarle que estuviera desnudo. Su sexo en plena exhibición.
Bueno, al menos echó un vistazo antes de que rompieran.
¡Dios! Troy nunca me haría tan feliz como lo hizo Justin.
Sonrió sarcásticamente.
—Oh, sólo vine a buscarte para decirte algo importante. Estaba bastante
preocupada por cómo lo tomarías, pero parece que has estado bastante ocupado —dijo
Adrienne, tratando de mantener su voz tranquila—. Lo haces mucho más fácil para mí
darte la noticia, Troy. ¡Se acabó! ¡Adiós! —Luego miró a Kimberly, que se estaba
abrazando en las mantas—. Mami va a estar feliz con esto. Su hija favorita se está
tirando a su candidato de yerno. ¡Apuesto a que ni siquiera le importara que él fuera el
novio de la otra hija!
Luego salió furiosa de la habitación.
Estaba temblando mientras esperaba el ascensor. Cuando la puerta abrió, se
encontró cara a cara con Justin.
¡Mierda! ¿Podrían empeorar las cosas?
Se esforzó por no llorar. Presionó el piso de Yuan y Jill. Viendo a Justin en ese
momento, cuando necesitaba refugio, la hizo querer derrumbarse y perderse en sus
brazos. Su teléfono sonó antes de que ella pudiera soportar el silencio incómodo dentro
del ascensor.
—¿Quién es? —le preguntó a la persona de la otra línea—. ¿Tara? ¿Tara
Lambert?
¡Mierda! ¡Aparentemente, las cosas pueden empeorar!
—Oh, hola. Sí. Estoy bien. Estaba... —ella no esperó a escuchar el resto de lo que
dirá. ¡Ya ha tenido suficiente por hoy! Las puertas del ascensor se abrieron e
inmediatamente salió y se dirigió a la habitación de Jill y Yuan.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas cuando Yuan abrió la puerta. Sabía que
era por la mezcla de ira, vergüenza y dolor que estaba sintiendo.
No tenía el corazón roto, pero se sentía traicionada. No esperaba mucho de
Troy, pero la traición de Kimberly la consumió.
Algunas cosas están muy por debajo del cinturón. ¡Hay algunas cosas que no le
haces a tu hermana!
Fue igual que cuando eran jóvenes. Cada pequeña cosa que ella tenía, no
importa cuán barato, no importa cuán pequeño, si ella parecía feliz con ello, Kimberly
intentaría quitársela. Y peor aún, su madre siempre se ponía del lado de Kimberly.
—¡Santa Mierda! —dijo Yuan cuando les contó lo que vino a descubrir—.
Estabas tan preocupada por cómo ibas a romper con él. Él solo te dio la razón perfecta.
¡Pero Dios mío! Kimberly es un clásico. ¡Dios sólo sabe que perra es esa hermana tuya!
¿Quién hace eso?
Adrienne estaba perdida en sus pensamientos. No quería volver con ella a la
habitación. Su mente estaba desordenada con los pensamientos de Justin, con la imagen
de Kim montando a Troy con locura.
—No sé si debería estar enojada o feliz. Loca porque ellos deben haber pensado
muy poco en mí para hacer lo que hicieron. Feliz, porque la culpa de esta ruptura no
tenía que ser una carga de mi parte.
—Podrías usar esto, ya sabes —dijo Jill con maldad—. Podrías usar esto para
chantajear a Kimberly.
Adrienne se rio a pesar de su dolor. —No importa lo que haga, Kim tiene el
amor y la confianza de mi madre. ¡Y no creo que necesite algo de Kimberly lo
suficientemente malo como para chantajearla!
—Entonces, ¿dijeron algo?
—Creo que se quedaron atónitos —respondió Adrienne—. No creo que fueran
capaces de recuperarse rápidamente. Estuve parada ahí por más de un minuto,
mirándolos... ¡montando el uno al otro! ¡Dios mío! ¡Fue asqueroso!
Jill se rio. —¡No, cariño! Eres virgen. Uno pensaría que es asqueroso. Pero con
el tipo adecuado, la intimidad es realmente genial.
Adrienne lo sabía. ¡Con Justin, era una bendición! Pero ver a Troy hacerlo con
Kim, sintió que se había comido su propio vómito.
—¿Qué quiere Troy? —protestó Yuan—. Quiero decir, mírate, Adrienne. ¡Eres
bonita, sexy e inteligente! Has hecho mucho por ti misma. ¡Eres independiente y
decente! ¿Qué estaba buscando? ¡Kimberly no es ni la mitad de atractiva que tú! ¿En qué
estaba pensando?
—Chicos, no olvidemos que iba a romper con él —dijo Adrienne.
—Sí. Pero él no lo sabía. Todavía no tiene ninguna razón para buscar en otro
lugar —dijo Jill.
—¿Quieres ir a la playa y tomar un poco de aire? —preguntó Yuan.
Adrienne agitó la cabeza. —Creo que me voy a dormir por el momento. Tal vez
cuando me despierte, olvidaré lo que acabo de ver en mi habitación. Todavía me dan
ganas de vomitar —ella suspiró—. Ojalá lo hubiera encontrado antes. Así podríamos
haber roto y separado de una manera más civilizada.
—Sí. ¡Y podría tirarse a tu hermana después de eso! —dijo Yuan
sarcásticamente.
Adrienne descansó en la cama de Jill. Recibió un mensaje de texto.
Jin: Sólo quería saber cómo estabas. ¿Todo bien?
Ella respondió: Si por bien, quieres decir que finalmente encontré las agallas
para romper con mi novio y lo encontré debajo de mi hermana, ¡entonces sí! Todo
es justo en el mundo otra vez.
Le tomó un momento a Jin para responder: Tengo asesinos a mi disposición
con una llamada. ¿Quieres que ordene un golpe?
Ella realmente sonrió a eso. Luego respondió: No. No vale la pena.
Jin: ¿Y tú aventura secreta?
Suspiró tristemente cuando escribió el mensaje: Desafortunadamente...
todavía... tirado.
Jin: ¡Hey Adrienne! Un paso a la vez, ¿ok? Y sonríe de vez en cuando
mientras. Sólo un poco más, y tendrás una mejor vida para mirar hacia adelante.
Te lo prometo.
Ella: Espero que tengas razón. Gracias.
Sonrió ante las palabras de Jin. No sabía cómo se convirtió Jin Starck en su
confidente. Era fácil hablar con él. Y parecía sincero al darle consejos, como lo que él
siente por ella y quería hacerla sentir mejor de cualquier manera que pudiera.
Debe haber dormido durante tres horas. Cuando se despertó, vio a Jill y Yuan
disfrutando de un cigarrillo en el balcón. Se sentía culpable. Debe haber arruinado ya
su escapada de fin de semana. Aún no han estado bajo el sol.
—Lo siento mucho, chicos. Los he arrastrado en esto.
Jill la abrazó. —Cariño, para eso estamos. Somos tus mejores amigos.
Estaremos aquí cuando más nos necesites.
—¿Así que ahora podemos salir al sol y ver el atardecer? —preguntó Yuan.
Adrienne sonrió y asintió con la cabeza. Se preguntó si sus padres habían
llegado. Aunque todavía no estaba preparada para enfrentarse a ellos.
Mientras veía la puesta de sol, mientras nadaban en la playa, Adrienne sabía
que estaría bien. Creía que había perdido a Justin para siempre. Pero si hay una cosa
que aprendió de él, es que necesitaba amarse y apreciarse a sí misma. Ella es más de lo
que se atribuye a sí misma. Es hermosa. Es fuerte. Es atractiva. Ella superaría esto.
17. Vapas Karo
Hindú. Traducción: Por
Adrienne sacó un par de trajes de dos piezas de la bolsa que trajo con ella
cuando fue por primera vez a la habitación de sus amigos. Ahora que se había aliviado
de las cadenas de Troy y Kimberly acababa de demostrarles que no es completamente
prudente como parecía ser, Adrienne pensó que no hay nada de malo en llevar un traje
de dos piezas perfectamente decente. Si sus padres llegan en la noche y si su madre le
da lecciones sobre las virtudes de ser prudente, debe recordar señalarle que su hija
favorita hizo más que usar una pieza de ropa reveladora.
Cuando terminó de vestirse, estaba feliz de ver que su traje destacó su vientre
plano, sus curvas y sus largas piernas. Jill le prestó un par de pantalones capri muy
blancos. El conjunto parecía decente, pero mostraba una pista de su bikini por debajo.
Se sentía sexy y con estilo. Pensó que, si ella estuviera todavía con Justin, sabría
exactamente lo que él le diría.
Su teléfono sonó. Era su padre.
—Cariño —empezó—. No podemos ir. Tu madre y yo, ambos tenemos cirugías
de emergencia. No podemos salir de esto. Los padres de Troy decidieron no ir también.
Nos imaginamos que ustedes pueden divertirse sin nosotros.
—Muy bien, papá —respondió.
Kim ya se está divirtiendo más que yo.
—Cuídate, ¿de acuerdo?
Miró a Jill y Yuan. —Un problema fuera del camino. Mis padres ya no vendrán.
—Bien. Al menos no tuviste que fingir ser civilizada con Troy y Kim delante de
ellos.
Fueron al restaurante a cenar. Ella eligió una mesa en un rincón aislado de
afuera. Se sentó de espaldas a la multitud. Si Kimberly, Troy o Justin entraran, no
querría ver a ninguno de ellos.
Afortunadamente, ninguno de ellos apareció y ella pudo comer por completo
su comida en paz. Todo lo que Jill y Yuan hablaron fueron de sus últimas fechas y
escapadas. También planearon una salida nocturna la semana siguiente, donde irían a
saltar de bar en bar.
—¡La mejor manera de conocer chicos! —dijo Jill.
—Tanto si es heterosexual como si no —estuvo de acuerdo Yuan.
Después de la cena, se reunieron en la playa. Yuan les dio un poco de su cerveza.
—Muy bien, Adrienne, cualquier dolor que sientas, hablaremos de él. Ahora.
¡Con los espíritus! No te pongas en plan Miss Prudencia conmigo, cariño —Yuan le
entregó una botella de cerveza.
Se tomó un trago. Hacía mucho frío, así que no le importó el fuerte sabor.
—¿Alguna vez perdonarás a Kim? —preguntó Jill.
Se encogió de hombros. —No lo sé. Soy consciente de que me odiaba, pero
tampoco esperaba que se acostara con mi novio. Quiero decir, claro, Troy era apenas un
novio, pero, aun así, si tuviera la decencia, no lo haría con él. O por lo menos hubiera
esperado a que rompiéramos antes de que hiciera algo así. ¡Es repugnante!
—¿Alguna vez has pensado en ver a alguien más, aparte de Troy? —preguntó
Jill.
Ella los miró fijamente. ¿Ha llegado finalmente el momento de ser honesta? Lo
haría, se prometió a sí misma que se sinceraría con sus amigos una vez que rompiera
con Troy. ¡Bueno, ella y Troy son historia ahora!
Ella asintió. —Sí, por supuesto. Mi relación con Troy fue absolutamente menos
que perfecta y siento… la necesidad de estar con alguien que encienda mi fuego.
—Durante esos períodos de sequía, ¿no se te ocurrió explorar... ya sabes... otros
horizontes? ¿O estabas tan resignada al hecho de que te ibas a casar con un vegetal? —
Yuan trató de decirlo suavemente. Pero Adrienne sabía que lo que realmente quería
decir: ¿Ni siquiera pensaste en dormir con alguien más mientras estabas con Troy?
Suspiró y tomó un trago de oso, para tener valor líquido. Entonces ella
respondió—: Sí. Sí... lo hice.
Me acosté con otra persona. Engañé a Troy. Quería añadir esas frases, pero las
palabras nunca salieron.
—¿Por qué esperaste tanto tiempo para romper con ese perdedor? —preguntó
Jill.
—Troy era el único chico con el que salía —le dijo Yuan a Jill—. ¿Podrías
culparla por no tener a nadie más con quien compararlo? Ella no sabría qué Troy era la
excusa más triste para un novio porque ella no conocía nada mejor.
Adrienne respiró profundamente de nuevo y reunió todo el coraje que podía.
—En realidad... lo sé. Fui capaz de comparar mi relación con Troy con alguien que fue...
—respiró profundamente—. Pura perfección. La relación era una absoluta felicidad —
Una vez más, sintió que su corazón se rompía cientos de veces más.
Sus amigos le devolvieron el parpadeo. —¿Qué?
—A veces, no podía creer lo que estaba haciendo. Como la vez que fui a Gypsys.
Me vestí con ese traje muy sexy que Jacob eligió para a mí. Fui a ese bar como atractiva
en busca de mi última presa. Y a veces, todavía creo que me lo imaginé. Como si fuera
un sueño.
—Adrienne, ¿de qué carajo estás hablando? —preguntó Yuan.
Ella les sonrió amargamente. —Lo siento, no se los dije antes, chicos. Espero
que puedan perdonarme.
—¿Qué?
—Había alguien más. Troy era el novio oficial. Pero él no era el tipo del que
estaba enamorada. Había alguien más. Sé lo que están diciendo sobre compartir la
pasión y la intimidad con un chico. Y están en lo correcto. Fue perfecto. Fue pura
felicidad.
Yuan y Jill se quedaron en silencio por un momento. Adrienne los miró y se dio
cuenta de que ni siquiera la miraban. Estaban mirando a alguien detrás de ella.
Se dio la vuelta y encontró a Troy mirándola fijamente. Se puso de pie y se
enfrentó a él. —¿Qué quieres? —preguntó.
—¿Qué acabas de decir? —preguntó él enfadado—. ¿Había alguien más?
—Eso no viene al caso, Troy. Terminamos hace mucho tiempo, ¡tú sabes eso!
—Adrienne... ¡todavía podemos arreglar esto!
—¡No éramos nada antes, Troy! Eras... el fantasma de un novio. Ni siquiera eras
un amigo la mayor parte del tiempo. ¿Dónde pensaste que nuestra relación iba a ir? ¿Y
luego te acostaste con mi hermana? ¡Eso sólo lo hizo tan imposible para mí, incluso
tener buenos pensamientos sobre ti!
La cara de Troy se puso roja. Respiró profundamente. Luego, sin previo aviso,
la agarró de la muñeca y la arrastró hacia él.
—¡Suéltame! —dijo Adrienne, arrancando su brazo.
—¡Nos faltaba intimidad! ¡Por eso nos fue mal! —dijo—. Pero no tenía que ser
así, Adrienne. Planeé este fin de semana para que pudiéramos finalmente cruzar esa
línea.
—¿Y también decidiste tener intimidad con mi hermana? Eso es más allá de lo
imaginable.
—¡Es a ti a quien amo, Adrienne! Kim fue un error. Ella fue... ella fue… siempre
está ahí. Y siempre te he echado de menos. Me mató tener que estar tan lejos de ti. ¡Es a
ti a quien realmente quiero! Lo que Kim y yo tuvimos fue sólo sexo. ¡Y no volverá a
suceder!
Adrienne sacudió la cabeza. —Pero yo no te amo, Troy. No ha habido nada entre
nosotros durante mucho tiempo. No importaba si te estabas acostando con mi hermana
a mis espaldas. Iba a romper contigo de todas formas.
—¿Porque había alguien más? —preguntó en tono grave—. ¿Quién era?
—No importa, Troy. No se trata de él. Se trata de ti. Yo no te amo.
Adrienne vio la ira en el rostro de Troy convertirse en furia. Entonces sin
advertencia, la tomó por el antebrazo y la jaló, esta vez con mucha más fuerza.
—¡Maldita sea, Troy! ¡Suéltame! —gritó, luchando por alejarse de a él.
Empezó a arrastrarla, a no escuchar sus súplicas.
—¡Troy, por favor, déjala ir! —dijo Jill.
—¡Déjala ir o llamaremos a seguridad! —dijo Yuan.
—¡Ustedes dos no se metan en esto! —les dijo Troy. Se volvió hacia Adrienne y
le agarró el otro antebrazo. Él estaba maltratando sus brazos ahora—. Esperé tanto
tiempo y no conseguí nada. Y alguien más consiguió disfrutar de tu cuerpo, ¡puta!
Su cara se había acercado a unos pocos centímetros de la de ella y él olía a
cerveza. Adrienne se dio cuenta de que Troy estaba borracho. Se asustó cuando se dio
cuenta de que se inclinaba hacia adelante para besarla en los labios. Ella luchó, pero era
demasiado fuerte.
Podía escuchar a Yuan y Jill gritando. Con todas sus fuerzas, ella lanzó una
bofetada en la cara de Troy que lo hizo retroceder.
—¡Hija de puta! —rugió. Y antes de que pudiera ver lo que se avecinaba, sintió
un dolor agudo en su mejilla, tan fuerte que la hizo caer a la tierra.
Yuan lanzó un puñetazo a Troy, pero él lo golpeó en las costillas y también, cayó
al suelo.
Jill gritó de nuevo—: ¡Ayuda! ¡Ayúdenos!
Adrienne comenzó a levantarse. Vio lo que podría ser la cosa más aterradora
que había visto en toda su vida: El rostro de Troy, lleno de furia, mientras se dirigía a
ella otra vez.
Justo cuando estaba a un metro de distancia de ella, de alguna manera se pudo
retirar. Lo siguiente que vio fue a Troy, en el suelo siendo golpeado arriba.
Había otros dos tipos. Ellos habían tomado al asaltante de Troy para detenerlo.
—¡Mierda, hombre, detente! —dijo un tipo rubio—. ¡Puedes matar al tipo! Ya
ha caído.
Le llevó un momento darse cuenta de que era Justin. Había cargado contra Troy
y le había dado un golpe hasta la médula. Su cara estaba roja y Adrienne se dio cuenta
que nunca antes lo había visto tan furioso. Cuando finalmente se detuvo de atacar a
Troy, sus amigos tuvieron que retenerlo para asegurarse de que no iba ir por él de
nuevo. Troy se sentó en el suelo, sosteniendo su mandíbula con dolor y parecía como si
no supiera lo qué le había golpeado o por qué.
Justin se inclinó para recoger sus gafas que cayeron a la arena.
—¿Qué carajo? —le gritó Troy, cuando encontró la voz para hablar—. ¿Cuál es
tu maldito problema? ¡Métete en tus malditos asuntos!
Justin no respondió. Se volvió hacia Adrienne. En el momento en que sus ojos
se reunieron ella sabía que él vio el terror en su cara. Se había puesto pálida. Él fue a
ella.
—Justin —susurró.
Él no dijo nada. En su lugar, puso un brazo alrededor de su cintura e inclinó su
barbilla hacia arriba para ver el daño de la bofetada que Troy le hizo. Troy había
golpeado más fuerte en su labio inferior, y había empezado a sangrar ligeramente.
—Oh, cariño... —dijo muy suavemente. En medio de todo el terror que tenía y
acaba de pasar, Adrienne quería derrumbarse y llorar. No por el miedo que acaba de
sentir, pero por la suavidad de la voz de Justin. Y porque lo oyó llamarla "cariño" otra
vez.
Justin se inclinó para tocar sus labios con los suyos, en la parte que estaba
sangrado. Ella se dio cuenta de que él chupaba la sangre que salía de ella.
—Qué carajo... —maldijo Troy cuando vio lo que hizo Justin.
Justin se volvió hacia él otra vez. La furia y la rabia volvieron a su cara.
—¿No te dijo tu madre que no le levantes la mano a una chica, Troy? —
preguntó Justin fríamente, todavía estaba obviamente furioso. Liberó a Adrienne y
comenzó con Troy de nuevo—. ¿Y adivina qué? Escogiste a la chica equivocada para
meterte con ella idiota —Luego le dio un puñetazo en la mandíbula una vez más. Troy
cayó al suelo, otra vez.
—Justin, por favor —suplicó Adrienne en voz baja.
La miró y asintió ligeramente.
Él se acercó a ella de nuevo y viendo lo aterrorizada que estaba, cerró su abrazo,
como si le dijera que todo iba a estar bien. Ella podría sentirse segura con él ahora.
—Lo siento, cariño. Lo siento, no vine lo suficientemente pronto —le dijo
mientras le acariciaba la cabeza—. No hubiera dejado que te hiciera daño.
Ella negó la cabeza, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. No sabía si
fue por el alivio o por el miedo que sintió o porque estaba tan feliz de estar en sus brazos
otra vez.
Sintió que él le besaba la sien. Cerró los ojos y rezó para que no fuera un sueño.
Que estaba aquí de verdad. Que estaba de vuelta en sus brazos otra vez.
—Justin, hombre... —uno de sus amigos lo llamó—. ¿Podemos tener unas
palabras?
Justin asintió y se alejó ligeramente de Adrienne. Miró fijamente por un
momento y luego le besó la frente. —Espera un segundo, cariño.
Ella asintió y Justin fue a hablar con sus amigos.
Yuan y Jill fueron a ella con obvio asombro. Se dio cuenta de que el momento
de la revelación había llegado. Hace quince minutos, consideró ser honesta con ellos.
Planeó tomarlo con calma, y ofrecer explicaciones... para decirlo con suavidad. Pero
ahora, los estaba mirando como si acabaran de haber sido abofeteados con la verdad.
Troy había ido a sentarse en la arena. Kim había aparecido mágicamente a su
lado. Adrienne se volvió hacia Yuan y Jill otra vez.
Se sentía perdida por las palabras ahora. Sabía que no había nada que pudiera
decir que hiciera que no la odiaran en absoluto.
Finalmente, Jill fue capaz de encontrar su voz—: ¿Cariño? Justin Adams acaba
de llamarte "cariño"?
Abrió la boca para decir algo en su defensa, pero no salieron las palabras.
—¿Qué está pasando, Yen? —preguntó Yuan—. Quiero decir, claramente, Justin
Adams vino a rescatarte de tu lunático ex. Esa parte la tenemos nosotros. Pero... él
abrazándote, besándote y llamándote cariño con tanta familiaridad... ¡no tiene sentido!
—Y tenías razón. Sus ojos son azules. Eso no fue una suposición, ¿verdad? Ya
antes lo sabías. Recordé que dijiste "azul cristal". El exacto el color de sus ojos. Apenas
lo vemos sin las gafas. Pero parece que le has mirado los ojos más a menudo que nadie
—Jill la sacudió cabeza.
—Adrienne... ¿eras la chica a la que Justin se refería en la entrevista? —
preguntó Yuan—. ¿Con la que dijo que estaba involucrado?
Adrienne gimió. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Luego ella asintió
ligeramente.
—¡Oh Dios mío! —respiró Jill.
Yuan levantó las manos. —¡No puedo creerlo!
—Intenté decírselos antes —dijo Adrienne—. Pero se rieron de mí. Pensaron
que estaba bromeando.
—Entonces deberías habernos abofeteado a los dos y decirnos que estabas
hablando en serio —dijo Yuan con voz frustrada.
—Estaba a punto de decírselos, antes de que Troy viniera a nosotros —dijo
Adrienne en una voz tranquila—. Y les contaré todo. Les explicaré todo desde el
comienzo. Pero no puedo hacerlo ahora, no después de lo que acaba de pasar. Espero
que ustedes puedan entenderme y darme algo de tiempo para resolver las cosas.
No dijeron nada. Miraron a la figura que estaba de pie detrás ella. Justin
reapareció a su lado y le puso un brazo alrededor de la cintura.
—Hola, Jill, Yuan —Los saludó casualmente. Finalmente, los conoció. Y esta no
era la forma en que Adrienne imaginaba presentar a Justin con sus amigos
Jill y Yuan asintieron con la cabeza, pero aun así le dieron una mirada a
Adrienne, una mirada asesina.
Justin se volvió hacia Adrienne. —Mejor te llevamos adentro, cariño —le dijo—
. Tienes frío, y tenemos que atender esa herida.
Adrienne asintió. Se dirigió a sus amigos. —Hablaré con ustedes, más tarde. Lo
siento mucho.
Justin puso un brazo alrededor de sus hombros y la llevó de vuelta hacia el hotel
en silencio. Se sentía demasiado agitada y confundida. Pero también estaba feliz. En su
mente, ella seguía preguntándose si él era real. Si esto era real. ¿Realmente caminaba
con ella? ¿Sus brazos están realmente alrededor de ella una vez más?
Cuando entraron en el ascensor ella dijo—: Justin, no puedo volver a mi
habitación. La comparto con Kim y no puedo soportar estar en la misma habitación con
ella ahora. Simplemente no puedo.
Justin la miró fijamente un momento. —Nunca dije que fuéramos a tu
habitación —dijo. Su voz era seria y un poco fría. La mirada que él que le dio era
distante—. También, tenemos que hablar tú y yo. Y no voy a aceptar un no por una
respuesta esta vez.
Su corazón palpitaba en su pecho. Justin se paró a su lado, pero no la toco.
Pareció una eternidad antes de que el ascensor se detuviera en su piso.
Justin la llevó a su habitación. Alquiló la suite con una cama king size y un gran
balcón. La habitación que compartía con Kim era incluso más pequeña que la sala de
Justin.
Cerró la puerta detrás de él. Ella lo miró fijamente con nerviosismo. Él la miró
de vuelta.
—Gracias —dijo tranquilamente.
—¿Por qué? —preguntó él.
Ella se encogió de hombros. —Por rescatarme de Troy. Me di cuenta de que
Yuan no podía hacerle mucho a él.
—Le habría hecho más si no me hubieras suplicado que parara —dijo
fríamente.
—Justin, podrías meterte en problemas por eso. ¿Y si Troy te demanda por
daños y perjuicios? Le diste la paliza de su vida.
Justin sacudió la cabeza. —No me importa. ¡No debería haberte tocado! Se
merecía lo que le pasó.
Las lágrimas brillaban en los ojos de Adrienne mientras lo miraba. —Gracias
—susurró—. ¡Estoy tan contenta de que estés aquí!
No se movió. Sólo se quedó mirándola, estudiándola, esperando para que ella
dijera algo. En sus ojos, ella aún podía ver cuán profundamente estaba herido él. Qué
pequeño le hizo sentir.
—Oh Dios, Justin, lo siento mucho —susurró. Las lágrimas rodaron hacia abajo
de sus mejillas.
—¿Por qué? —preguntó él.
—Por... no escucharte. Por no darte la oportunidad de explicarte —ella siguió
llorando.
Él le levantó una ceja. —¿Y?
—Por... mentir sobre ti a mis amigos. Por hacerte sentir como si yo me
avergonzara de ti... de lo que teníamos.
Cuando él seguía callado, ella lo miró fijamente, preguntándose qué estaba
pasando por su mente. —Continúa —instó.
Ella sonrió amargamente. —Por no luchar por ti. Por renunciar a ti. Por no creer
en ti a pesar de todas las cosas que me mostraste. Por no confiar en ti... aunque yo
debería saberlo. Por pensar... que tú me estabas engañando.
—¿Todavía crees que me acosté con ella? —preguntó con voz firme.
Adrienne miró hacia abajo, sintiendo vergüenza de sí misma. Ella sacudió la
cabeza. —No.
Ella sintió que Justin levantaba su barbilla para poder mirarlo. —¿Todavía
crees que te engañaría?
Se mordió el labio. —¿Lo harías?
Justin se quejó. De repente, la agarró por la cintura y la aplastó a ella en sus
brazos. —¡Eres increíble! A veces me vuelves loco —su voz era suave, sus brazos
apretados y cálidos alrededor de ella. Luego tiró y la miró a los ojos—. Sé que viviste tu
vida alrededor de gente desconsiderada, que no hizo nada más que aplastar tu espíritu
y te hizo sentir que todo lo que eres, y todo lo que haces... es mediocre. ¡Ellos están
equivocados, Adrienne! Estoy aquí delante de ti, y les digo... ahora... que eres la mujer
más hermosa ante mis ojos. Tú eres... increíble. Eres hermosa, por dentro y por fuera. Y
estoy absolutamente, indudablemente loco por ti. ¡Y no! Nunca jamás te engañaría.
Adrienne sonrió a pesar de sus lágrimas. No podía creer que escuchó estas
palabras de Justin. Que finalmente deletreó alto y claro que está loco por ella.
Justin la miró a los ojos y le secó las lágrimas de sus mejillas. —Así que ahora...
¿Troy es historia?
Ella asintió
—¿Segura? ¿Le dijiste que se acabó? ¿Finito?
—Lo hice —respondió—. Deseaba decírselo antes de encontrarlo entre las
piernas de Kimberly. Pero, sin embargo, lo dije.
Justin le levantó una ceja. —¿Se acostaba con tu hermana? —él pregunto,
obviamente encontrando eso difícil de creer.
—Sip. Ojalá me lo hubieran dicho, ya sabes. No necesitaba ver la evidencia —
dejó escapar un pequeño escalofrío.
Justin sonrió. —¿Así que, la posición de novio actual y oficial está finalmente
abierta? —preguntó, sus ojos bailando.
Ella le sonrió, su corazón latiendo dentro de su pecho.
—Sí —respondió ella.
—Si no le importa, Srta. Miller, me gustaría presentarme para el puesto.
Le sonrió. —Bueno, tendré que ver si pasas la audición primero —bromeó.
Los ojos de Justin brillaron y le sonrió maliciosamente. Adrienne se dio cuenta
entonces de lo traviesa y pervertida que sonaba.
Justin la llevó hacia él con un poco de brusquedad. Ella chilló—: Justin, ¡Espera!
No quise decir... —ella empezó a protestar.
Él la levantó de sus pies, sus manos ahuecando sus muslos, haciéndola envolver
sus piernas alrededor de su cintura y empezó a llevarla al sofá.
—No se preocupe, Srta. Miller. ¡Sé exactamente lo que quiso decir!
Su risa murió en su garganta mientras él aplastaba sus labios contra los de ella
tan pronto como aterrizó en los suaves cojines. Unos minutos más tarde, estaba
gritando su nombre mientras la llevaba al borde del olvido y poco después conoció las
puertas del Nirvana.
18. Opinbera
Islandia. Significa
2
Si tienen dudas, Ienne (Adrienne) Y su sonido es similar a Yen. De ahí su apodo.
—Si vuelves a tu habitación, ¿hará alguna diferencia? Ellos ya saben de
nosotros. Estoy seguro de que abran adivinado que pasarás la noche conmigo.
—No lo harán. Todavía creen que soy virgen —Adrienne entrecerró los ojos.
Justin sonrió. —Entonces, cuando pases la noche conmigo, ellos no pensarán
eso de ti mañana por la mañana. Soy el libertino más buscado de la ciudad, ¿recuerdas?
Ella le pellizcó el costado. —¡Eres tan engreído!
Se rio.
—¿Ya has cenado?
—Apenas, no tenía apetito —respondió.
Justin llamó al servicio de habitación. Luego la tomó en sus brazos y la llevó al
baño.
—Puedo caminar, sabes —dijo ella, mirándolo fijamente.
—Haz como si no pudieras, así tu nuevo novio sentirá que es un héroe —le
guiñó un ojo.
—¿Nuevo novio? ¿Dije que pasaste la audición?
Sonrió. —Considerando que gritaste mi nombre tres veces, creo que acabo de
ganarme el derecho a reclamar esa posición.
La cara de Adrienne se puso roja y le pellizcó el brazo a Justin otra vez.
—¡Ouch! ¡Adrienne! ¿Quieres que te deje caer? —preguntó, riendo.
—¡No te atrevas!
La acomodó en la ducha. La ayudó a quitarse las piezas restantes de su ropa e
hicieron lo mismo con la de él. Luego le dio una sonrisa pícara y antes de que Adrienne
pudiera preguntar qué estaba haciendo, él encendió la ducha y Adrienne chilló cuando
el agua fría golpeó su piel. Él se rio y la abrazó.
Cuando ella lo miró, parecía un niño juguetón. Sus los ojos azules de cristal
estaban bailando. Se dio cuenta de que era exactamente así en Alaska. Este era Justin...
sin restricciones.
—Te extrañe muchísimo —Se inclinó hacia adelante y lo besó en los labios.
—¿En serio? ¿Qué es lo que más extrañaste de mí? —preguntó.
Ella sonrió. —Tus ojos.
—¿Mis ojos? —repitió.
Ella asintió. —Siempre los mantienes ocultos detrás de esas gafas tuyas. Tu
cara se ve sin expresión, a veces, incluso fría. Pero tus ojos frecuentemente bailan con
risas. Me encanta la forma en que puedes ser tan serio y aun así tus ojos son muy cálidos.
—¿En serio? Eres la primera en notarlo.
—Tal vez fui la primera que los miró muy de cerca —ella sonrió.
—En efecto, lo eres.
—Sabes... tenía especial curiosidad por el color de tus ojos. He... —Recordó la
novela que empezó a escribir después de que se mudó a su apartamento. Se dio cuenta
de que no lo había pensado desde que conoció a Justin.
—¿Qué? —preguntó. Se sonrojó y se dio la vuelta. Pero Justin la conocía mejor.
Él coloco su barbilla hacia arriba—. ¿Qué pasa?
Se sintió avergonzada de admitir esto. Pero se dio cuenta de que prometió
confiar en él. Y debería... no importa cuán pequeño o embarazoso podría ser.
—Bueno, eras un tipo popular. Mis amigos hablaban de ti todo el tiempo. Pensé
que eras lindo y todo eso, pero nunca fantaseé contigo. No entendía por qué algunas
chicas perdían el aliento al verte. Y entonces… descubrí que eras mi vecino de al lado.
Yo estaba fascinada contigo. Decidí ver de qué se trataba el alboroto. Yo estaba...
observándote a veces... tratando de ver cómo eras.
Ella lo miró fijamente. Estaba mirando si su expresión mostraba signos de
pánico. Tenía miedo de que él gritara: ‘Acosador... ¡Alerta! ¡Alerta de acosador!' dentro
de su cabeza. Pero cuando lo miró a los ojos, estaban bailando de nuevo.
Ella sonrió tímidamente. —Empecé a escribir una novela. Y... creé un personaje
de ti.
Levantó una ceja. —¿En serio? ¿Qué tipo de novela?
Se encogió de hombros. —Romance histórico. Eras un caballero pícaro. Pero
seguro que eras un "libertino" —se rio.
Él preguntó. —¿Había una damisela pelirroja en apuros?
Ella lo miró fijamente. Sus ojos brillaban, asintió tímidamente.
—¿Y cómo resultó eso? —preguntó él.
Ella se encogió de hombros. —No lo terminé, todavía.
—¿Por qué? —preguntó.
—Te conocí. Y no he vuelto a escribir ni una sola palabra.
—¿Cómo crees que terminará eso? —preguntó. Ella sonrió porque sintió que
realmente parecía interesado.
—No he pensado en ello todavía —dijo—. Pero espero que lo haga terminar en
un felices para siempre.
La miró fijamente durante un rato y suspiró. Algo se le cruzó cara. Un
pensamiento, una expresión. Pero la atrajo hacia él demasiado rápido, ella no era capaz
de descifrarlo.
—Estoy seguro de que haré todo lo posible para asegurarte de que terminen
en ese camino —La abrazó fuertemente, manteniéndola caliente contra el frío del agua
que se derrama sobre su piel.
Después del baño, Justin la besó suavemente en los labios y salió para abrir la
puerta.
Se puso una bata de baño fresca y luego se secó el cabello con una toalla.
Cuando salió, Justin acababa de terminar de preparar la comida que había
ordenado por el servicio de habitación.
Ella se dio cuenta de que no tenía ropa que ponerse.
—Oh, Dios mío. Voy a tener que ir a la habitación de Kim después de todo.
—¿Por qué?
—No tengo ropa que ponerme, Justin.
Se acercó a ella y le rodeó la cintura con sus brazos. Luego él sonrió
maliciosamente. —No necesitas ninguna esta noche.
Se rio. —¡Jus-tinn!
Se rio. —Aquí —le dio una bolsa—. Tenía servicio de habitación para entregar
un par de calzoncillos frescos de su tienda de recuerdos. Están limpios y secos.
—¿En serio? ¿Lo hacen tan rápido?
—Considerando que tripliqué el precio, estoy seguro de que harían magia.
Le dio una camisa blanca de manga larga de su armario. —Espero que no te
importa llevar algo mío esta noche —sonrió—. Llamaré para volver a comprar y te
entreguen un traje de baño. Entonces mañana, vamos a tu habitación para recoger el
resto de tus cosas.
—Gracias —Se dirigió al baño para vestirse.
Justin la estudió de pies a cabeza cuando salió del baño usando su camisa.
—¿Me veo bien?
La tomó en sus brazos y la besó. —Eres atractiva.
Ella sonrió y le devolvió el beso. Se dio cuenta de que extrañaba oír esa línea.
Ella se rio, y le devolvió el beso. Entonces él dijo—: Estoy feliz de que tú me
convirtieras en un personaje. Para ser honesto contigo, te estaba observando siempre
que pude, también. Te conocí por Blush. Eras una esnob y yo estaba intrigado. Y siempre
que te sentabas en tu balcón, me fascinabas, te veía perdida en tus pensamientos. Te vi
hablando por teléfono y no pude distinguir la expresión de tu cara. Pero ahora que te
conozco, me he dado cuenta que, durante ese tiempo, estabas hablando con tu ex-novio
o tu madre.
—¿Pudiste ver mi frustración desde lejos?
Se encogió de hombros. —No vi tu felicidad. Por eso estaba tan sorprendido de
verte en Gypsys. Viéndote como lo hiciste. ¡Y Dios! ¡Te veías tan caliente!
—Y pensé que ni siquiera me reconocerías o me recordarías después.
Se rio. —Estaba... a punto de acosarte cuando estabas en casa, para ser honesto.
Por eso fue tan divertido cuando introdujiste a Jamila McBride. Ya sabía mucho sobre ti
cuando me acerque a ti esa noche.
—Esa noche cambió mi vida. Cambió la forma en que veía las cosas. Tengo que
apreciarme más ahora —Ella lo miró—. Gracias, Justin Adams. Por entrar en mi vida...
cuando ni siquiera te lo pedí.
Sonrió. —Y gracias, Adrienne Miller. Por mirarme en una luz diferente —Se
inclinó hacia adelante y besó sus labios suavemente. Luego dijo—: Ven. La cena se está
enfriando.
Después de la cena, se sentaron en el balcón y bebieron cerveza.
—Dime otra vez qué pasó con tu hermana.
—Vine aquí para aclarar mi mente. Y para romper con Troy. Cuando no lo
encontré en su habitación, volví a la mía y a la de Kim. Encontré que estaba ahí. Entre
las piernas de Kim.
Justin la miró fijamente durante un rato. —¿Puede tu hermana hacerlo peor?
—él sacudió la cabeza—. ¿Estás segura de que tienen los mismos genes?
Se encogió de hombros. —No sé lo que le he hecho.
—¿Y este personaje Troy? ¡Qué perdedor! No entiendo que más estaba
buscando. Te tenía a ti. Y tú... eres perfecta, como eres.
—No, no lo soy. Para él, sería una vergüenza para su familia. Su hermano se
casó con una abogada importante, y de alguna manera no pudo aceptar el hecho que él,
por otro lado, se casará con una escritora de vanidades.
Justin sacudió la cabeza. —¿Por qué? ¿Esperaba que su esposa se ganará la vida
para él?
—Todo era ego para él.
Justin respiró profundamente. —Si una persona... tuviera el derecho de elegir
con quién se casa, debería casarse por amor. Es un privilegio poder elegir tu propia
felicidad. ¿No se da cuenta de eso? No todo se trata de dinero y prestigio. Preferiría estar
sin dinero y casado con la chica de mis sueños.
Adrienne sonrió. —Tus padres deben haber estado tan enamorados cada uno
del otro para que pienses de esa manera, a pesar de lo que eres.
Justin apartó la mirada de ella. Pasó un tiempo antes de que hablara. —Mi
padre siempre ha sido Jac Adams. Heredó el imperio de mi abuelo. Pero estaba casado
con una mujer con la que estaba emocionado de volver a casa. La mujer con la que se
sintió satisfecho... que agitó su sangre, afectó a sus sentidos y desafió su inteligencia.
—Estoy segura de que son felices.
Justin sonrió y asintió. —Mucho. Cada día que los veo, ellos todavía parecen
estar recién casados. Mi padre adora a mi madre desde la cabeza hasta los pies.
—Tu madre... ¿qué hace?
—Ella también venía de una buena familia. No trabajó ni un día en su vida.
—Por buena, quieres decir... rica, poderosa, decente.
Justin respiró profundamente. Asintió con la cabeza. —Heredera de una de las
cuatro compañías que su familia poseía. Pero no tenía ningún interés en gestionarla
¿Cómo podría estar interesada en la minería?
—¿Y qué pasó con el negocio de su familia entonces?
Justin la miró seriamente y luego, con voz baja, dijo—: Eso... se convirtió en
parte de Industrias Adams.
—¿Tu padre la adquirió?
Justin asintió. —Durante ese tiempo, el negocio familiar de mi padre era el más
grande de la industria. La adquisición de la compañía de mi madre lo hizo incluso más
grande.
—Tus padres deben ser muy afortunados de haberse encontrado.
Justin suspiró. —No creo en la suerte. Si la quieres, ve por ella —su voz se volvió
firme y sobria.
Adrienne sonrió. —No es de extrañar que se te señale como el heredero rebelde
de Industrias Adams.
Él le sonrió a ella. Le extendió la mano. —Tengo la sensación de que siempre lo
seré.
—Si tus padres están tan enamorados el uno del otro, ¿cómo es que fuiste hijo
único? —preguntó.
—Cuando Jeffrey murió, mi madre no lo tomó bien. Después de unos cuantos
años, intentaron tener otro bebé, pero... no pudieron.
Adrienne le apretó la mano. —Hubieras sido un maravilloso hermano. Eres un
primo maravilloso.
—Siempre me pregunté cómo sería Jeffrey. ¿Sería tan terco como yo?
¿Desafiaría a mamá y papá? ¿Le gustarían las mismas las cosas que hago? ¿Preferiría
ser un hombre de negocios como yo estoy destinado ahora o le gustaría ser abogado o
médico en su lugar?
Ella extendió la mano y la apretó de nuevo.
—Tienes una vida bendita, Justin. No sabes lo afortunado que eres. Tal vez
Jeffrey se convirtió en tu ángel de la guarda. Él siempre cuidará de ti. Ya que tú eres
quien viviría, él se aseguró de que tu vida fuera bendecida.
Justin la miró fijamente a los ojos, y ella creyó ver un indicio de lágrimas en sus
ojos. Sonrió y le devolvió el apretón de mano.
—Creo que hubieran sido mejores hermanos que Kimberly y yo de hermanas
—añadió—. Nuestra relación es una lástima, de verdad. Y lo que es peor, mis padres no
hicieron nada al respecto. De alguna manera, incluso creo que la raíz de todo esto es mi
madre. Cuando éramos jóvenes, Kim siempre quiso lo que era mío. No importa cuán
baratos o destartalados fueran mis juguetes, si ella me veía feliz con ello, siempre
intentaba quitármelo. Y mi madre siempre se ponía de su lado —Ella lo miró—. Creo
que Jeffrey te amaría más que a su vida. Creo que siempre estaría ahí para ti. Él querría
lo mejor para ti.
Las lágrimas rodaron por su cara. Justin se levantó de su asiento y tiró de ella,
levantándola suavemente y la abrazó. Entonces ella se perdió. Dejó que la consolara.
Lloró mucho y lo abrazó fuertemente. Él no dijo nada. Él sólo le permitió llorar. Acarició
su cabeza mientras apoyaba una mejilla contra la frente de ella. La dejó derramar todo,
pero a través de su abrazo, le dijo que él estaba allí para ella. Que la atraparía cuando se
cayera. Que, con él, siempre sería adorada y apreciada.
19. Nar
Árabe, significa
—Luces radiante, Adrienne. ¿Algo que no nos estás diciendo? —Cynthia, una
de sus compañeras de oficina le preguntó cuándo ella y las chicas estaban charlando en
el pasillo.
Adrienne sacudió la cabeza. —No. En realidad, no. Sólo me siento mejor que
cualquier otro día en mi vida, eso es todo.
En el mismo momento, Justin apareció en el corredor.
Lo miró. Se detuvo a su lado. Ella no dijo nada, bastante insegura de cómo debía
comportarse con él frente a sus otras colegas mujeres. Las mismas que babeaban por
él.
Ella se sorprendió cuando él puso sus brazos alrededor de su cintura.
—¿Te recojo después del trabajo? —preguntó.
Ella sonrió tímidamente y asintió con la cabeza. Luego se inclinó y le dio un
beso rápido en los labios. Luego miró a las otras chicas y dijo—: Que tengan un buen día
señoritas.
Cuando él se fue, todas las chicas delante de ella tenían la boca abierta y los ojos
muy abiertos, excepto por Jill.
—Qué demonios... —empezó Cynthia.
—Ok ¿así que tú eres la chica misteriosa? —Anna, la recepcionista preguntó.
—¿Chica misteriosa? —Adrienne hizo eco.
—Bueno, cuando Ivan, el nuevo asistente de Garry, le pidió a Justin que fuera a
un club con él donde le presentaría a algunas chicas, él le dijo que no podía porque tenía
una novia.
Novia.
Esa palabra hizo que su corazón saltara un latido. Ella es la novia de Justin
Adams cuando era conocido por evadir compromisos en cualquier oportunidad que
tuviera. Y ahora... es suyo. De alguna manera, ella todavía no podía creer que todo esto
estuviera pasando con ella.
—¡Por eso estás en plena floración! ¡Te estás acostando con un dios!
—¡Cynthia! —Adrienne sabía que estaba roja como una manzana.
—Esto es muy interesante —dijo Anna—. Nunca pensé que ese tipo podría
establecerse.
—Nos estamos viendo. No nos vamos a casar —declaró Adrienne.
—Entonces, ¿el IENNE de la matrícula de su coche es en realidad la abreviatura
de Adrienne? —preguntó Cynthia con una expresión de sorpresa en su cara.
—¡Si! —respondió Jill—. Confíen en mí, chicas. Sólo tienen ojos el uno para el
otro. Deberían verlos juntos. Es como si fueran un cuadro en la pared. Sólo te miran,
pero eres inanimado y no existes realmente —Jill sonrió.
—Y no nos dijiste nada de esto, Jill. ¡No puedo creerlo!
—No lo supe hasta la semana pasada, para ser honesta —respondió Jill—.
Aparentemente, se han estado viendo por más de cuatro meses ahora —Adrienne la
fulmino fijamente.
—¿Qué clase de columnista de chismes eres? —Anna le preguntó a Jill.
—Me hizo sentir mal por mis habilidades. Tanto como columnista de chismes
y como su mejor amiga.
—Vamos, Jill. Ya me perdonaste por ello. Ya sabes sobre ello ahora —Adrienne
se rio.
—Sí. Junto con el resto del mundo. Nunca me dejas saborear el momento para
mí misma.
Adrienne puso un brazo alrededor de Jill. —No olvides que te estoy haciendo
pagar y a Yuan a lo grande por esto —susurró.
—Oh, claro. Tengo derecho a callarme después de todo —Jill sonrió.
Hablaron de ir a Boston. Adrienne quería un descanso e intentar ver a su padre
en un fin de semana. Yuan y Jill irían con ella—Adrienne invita.
—¡Esto es grande! —dijo Cynthia—. Habrá al menos dos tipos en esta oficina
que se les romperá el corazón con esta información. ¿Cómo podrían competir contra
Justin Adams? Y no parece sólo un tipo de coqueteo. Esto parece serio.
—Vamos, damas. Sólo estamos tomando un día a la vez —dijo Adrienne y luego
volvió a su oficina.
Recibió un correo electrónico de Jill después de unos minutos.
Para: amiller@blush.ny
De: jdurmont@blusy.ny
Asunto: ¡Tú!
Jill.
Para: jdurmont@blush.ny
De: amiller@blush.ny
Asunto: Re: ¡Tú!
Jill, ¡Gracias!
Estoy loca por él y sé que está loco por mí. Yo no sé si quiere casarse conmigo,
pero eso todavía no me importa.
Lo que importa es que estamos juntos y soy feliz. No voy a pensar en cómo
terminará esto. Porque así es como empezamos de todos modos. Sin pensar en cómo
terminará y cuánto tiempo durará.
Sólo estoy feliz y agradecida por él. Y sí, ¡me siento afortunada! Me siento bendita
cada minuto que estoy con él.
¿Feliz?
Yen.
3
De nuevo, dejamos el Zorro, acá.
—Y también es inteligente. Cuando se conocieron, ella tenía veintitrés años de
edad, y mi padre tenía veinticinco años. Se casaron ese mismo año.
—¿En serio? ¿Tan jóvenes?
Justin asintió. —Tiene sentido para mí. No creo en casarme a una edad mayor.
Dos personas enamoradas pueden casarse tan pronto como quieran. Si ellos sienten
que son el uno para el otro, ¿qué sentido tiene esperar? No creo que encuentres a tu
alma gemela cuando llegas a cierta edad. Ella llega, ella viene. Y depende de ti si te
aferras a ella o la dejas ir. Y por lo que sé, siempre te arrepentirás si la dejas ir.
Miró a Justin, bastante incapaz de creer lo que está escuchando.
—Te admiro, Justin. No todos los chicos piensan como tú. En realidad, yo nunca
pensé que ese sería tu punto de vista. Quiero decir, antes de conocerte, yo pensé que
sólo estabas jugando. Pero ahora sé que Justin Adams realmente es sólo un nombre. El
tipo que está debajo es diez veces el hombre que lleva la etiqueta con el nombre.
Sonrió. —Ya he tenido mi parte de diversión. Te lo dije, ya he terminado de
hacer tonterías alrededor. Me enseñaste a ver las cosas de otra manera.
Justin la dejó en su edificio. Le dio un beso profundo cuando caminó con ella
hacia los ascensores.
—Te veré en dos días —le dijo. Luego suspiró—. Esto va a ser tan difícil.
—¿Por qué?
—No quería dejarte tan pronto. Quiero decir... acabamos de estar oficialmente
juntos durante una semana.
—Oficialmente, huh —ella repitió.
—No voy a volver a la línea de banda otra vez, cariño. Esperé pacientemente
allí. ¡Alguien debería construirme un monumento! —se rio.
—Sí —dijo—. Y gracias, Justin. Por esperar a que yo viniera —Ella besó
suavemente sus labios.
Él apoyó su frente contra la de ella. —Tal vez... la próxima vez... podrías venir a
Chicago conmigo.
Me miró fijamente. —¿Qué?
Se encogió de hombros. —Déjame... déjame preparar a mi familia primero —
dijo—. Ellos no están acostumbrados a que tenga una novia. Nunca presente a una chica
con ellos antes. Pero estoy pensando... que es hora de que los presente.
Ella sonrió. Se sentía muy feliz. Pero al mismo tiempo, se sintió nerviosa. Ella
realmente esperaba que sus padres la quisieran. Sabía que no era una heredera como
su madre, pero esperaba que sus padres la aceptaran. Porque amaba sinceramente a su
hijo.
Cuando volvió a su apartamento, su teléfono estaba sonando. Ella corrió para
contestarlo.
—¿Qué le hiciste a Kimberly, Adrienne? —preguntó su madre con rabia—. ¿Y
estabas engañando a Troy? ¡Qué vergüenza! ¡Yo no te crie para que seas una puta!
¡¿Cómo puedes avergonzarnos así?!
Antes de que pudiera decir algo, escuchó un clic en la otra línea y su padre
habló. Se dio cuenta de que su padre cogió la extensión para unirse a su conversación.
—Adrienne, estoy seguro de que tienes una buena explicación para esto —dijo
su padre.
—Papá... —Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Podría estrangular a Kim por
volver esto contra ella.
—Si ya no amabas a Troy, entonces deberías haber sido honesta con él sobre
eso. Kimberly nos dijo que tu otro novio estaba ahí también. Y le dio una paliza a Troy.
—¡Sus padres están bastante locos! Están pensando en presentar una
demanda, pero no pueden entender por qué Troy se niega a hacerlo —Ella escuchó a su
madre decir.
—Troy iba a proponerte matrimonio, cariño. Por eso toda la familia iba a ir.
¿Matrimonio? ¿Está loco Troy? Debe estar delirando al pensar que yo iba a decir
que sí.
—Pero él canceló todo. Dijo que cambió de opinión —dijo su padre—. Y luego,
regresaron a Boston y tiene la nariz rota y un ojo morado.
—Papá, esto no es todo culpa mía...
—¿Quién es el tipo, Adrienne? —preguntó su madre—. ¡Tú, ingrata chica!
Estaba tratando de cuidarte. Troy es tu mejor oportunidad en la vida. Tú no lograras
nada por tu cuenta. Tu única oportunidad es casarte con alguien que podría darte una
buena vida.
—Espera un momento, Marina —dijo su padre—. Démosle la oportunidad de
explicar.
—Papá, no estoy enamorada de Troy. Sería un error continuar con él. No era
feliz —dijo entre lágrimas.
—Cuando te cases con el bastardo bueno para nada de tu novio, entonces
realmente serás ¡miserable! Él sólo te dejará embarazada y luego te abandonará porque
no tiene medios para mantenerte.
—¡Mamá! —Adrienne levantó la voz—. Justin no es un bueno para nada. Es diez
veces más hombre que lo que Troy fue y será.
—¿Y cómo puedes decir eso? ¿Qué tan bien lo conoces?
—Casi todo el mundo lo conoce —respondió Adrienne. Ella estaba recibiendo
frustración—. Quieres saber por qué Troy no quiere presentar una demanda, ¿Mamá?
¡Porque sabe que no podría ir contra Justin Adams y ganar! Justin podía permitirse los
mejores abogados del país y el hecho de que yo testifique contra él será una pérdida
segura.
—¿Justin Adams? —repitió su padre—. ¿Ese es el nombre de tu novio?
Adrienne suspiró. —Sí, papá.
—¿Justin Adams como el hijo de Jac Adams?
El orgullo se hinchó en el corazón de Adrienne. —Sí.
—¿Qué? ¿Conoces a este tipo? —su madre parecía sorprendida.
—Si leyeras las noticias de negocios y las revistas de Forbes, Marina, tú sabrías
quién es. Son dueños de Industrias Adams. Adrienne, tu novio es... multimillonario. Un
multimillonario de tercera generación.
—¡Es un nombre común! Tal vez ni siquiera estamos hablando de la misma
persona —siseó su madre.
—Estamos hablando de la misma persona, mamá. Mi novio es el heredero de
Industrias Adams. Estoy segura de ello. Es bastante famoso aquí en Manhattan. Y he
estado en su jet privado, así que no hay duda de que es lo que papá dice que es.
—¡Oh! ¿Así que ese era tu plan todo el tiempo? ¿Entonces Troy no era lo
suficientemente bueno?
—Mamá, ¿por qué me haces esto? —preguntó, incapaz de detener las lágrimas
ahora—. No era feliz con Troy. ¡Era miserable! ¡No coincidimos! ¿No puedes por favor
ser feliz por mí por una vez? Voy a ir por el tipo que amo, el tipo que me hizo completa.
De eso se tratan los matrimonios. Incluso si no tuviera una… aventura con Justin,
todavía no habría dicho que sí a Troy. ¡Porque él no es el tipo para mí! ¡Él es el tipo que
tú quieres para mí!
Su madre se quedó en silencio por un tiempo. Luego su padre dijo—: Adrienne...
ven a Boston cuando tengas tiempo. Hablemos de esto como una familia. Hay asuntos
que no podemos discutir por teléfono.
Adrienne suprimió un gemido. —Bien, papá. Te quiero.
Luego colgó. Se sentó en el suelo de su sala de estar, inclinando su cuerpo
contra el mostrador. ¿Cómo pudo su madre actuar así con ella? ¿Cómo puede amar tanto
a una hija y despreciar a la otra? ¿Qué le hizo ella?
Se limpió las lágrimas de su cara. Y luego agarró su bolso y llaves. No podía
estar sola en un momento como éste. Necesitaba ver a sus amigos. Justin ya debía estar
a bordo del avión y no podría cargar con algo tan mezquino.
Cuando llegó a los ascensores, una pareja estaba parada allí, esperando por el
ascensor. El hombre estaba vestido con un traje caro y la mujer estaba envuelta en un
abrigo de Burberry. Parecían ricos y con clase. Tenían su espalda y ni siquiera notaron
su presencia detrás de ellos.
—¡No puedo creer que se haya ido así! —dijo la mujer—. Sabía que siempre fue
rebelde. ¡Pero no sabía que llegaría al extremo de longitudes como esta! —Adrienne
sólo escuchó a medias.
El hombre puso sus brazos alrededor de la mujer y Adrienne pensó que era
dulce. —Cariño... vamos. Podemos arreglar esto. No es demasiado tarde. No es como si
ya estuviera casado.
—Pero me siento diferente acerca de esto. Sé que ha estado con algunas chicas
antes. Pero algo me dice que esta vez es diferente. Creo que va en serio sobre esto. Por
cierto, ¿dónde está? ¿Cómo es que no está en su apartamento?
—Probablemente esté en el aeropuerto ahora.
El ascensor se detuvo en su piso. La pareja entró y Adrienne entró después de
ellos. Ella tuvo un vistazo del hombre guapo y la mujer elegante. Ambos parecían tener
cincuenta años. De alguna manera, Adrienne pensó que le resultaban familiares.
—¡Esto es vergonzoso, cariño! —la mujer habló en voz baja. Pero Adrienne
todavía la escuchó—. Ana ha sido mi amiga más antigua. Nuestros padres fueron los
mejores amigos. Sabes que este acuerdo había sido finalizado cuando ¡Justin era sólo
un bebé!
—Lo sé —admitió el hombre.
El corazón de Adrienne se saltó un latido. Ella se dio cuenta ahora de por qué
la pareja le resultaba familiar. Estos eran los padres de Justin. Le temblaban las rodillas
y por un momento, se olvidó de cómo respirar.
—Y creció sabiendo eso. No se quejó de ello. Nosotros le recordábamos
constantemente esto. Es su deber. Incluso le prometió a mi padre en su lecho de muerte
que cumplirá su deseo.
—Y sabemos que lo hará —continuó el hombre—. Mi hijo es un hombre de
palabra. Les hizo una promesa a ti y a tu padre y la cumplirá. Lo sé. porque es mi hijo.
Esta familia es más importante para él que cualquier otra cosa. Él seguirá adelante con
esta boda.
—No es que hayamos elegido mal. Esta chica viene de una muy buena familia.
Decente. Ricos.
—Y tiene un conjunto de hermosos genes para darnos absolutamente
asombrosos bebés —añadió el hombre en broma.
—No lo perdonaré si nos desafía, Jac —respiró la mujer—. Él no puede
retractarse de su palabra ahora. ¡Yo lo… desheredaré!
El hombre sólo se rio. —Ahora, ahora. No estés tan estresada, cariño.
La mujer se detuvo y Adrienne escuchó su risa. —Tú hijo me ha dado más
arrugas de las que quiero.
El hombre se rio de nuevo. —No, cariño. Eres muy hermosa. Eres astura.
El ascensor se abrió en la planta baja. Adrienne se quedó quieta mientras la
pareja pasó delante de ella.
Cada nervio de su cuerpo gritó. Cada músculo se sacudió. Ella estaba segura de
que su cara se había vuelto blanca, sin sangre. Su corazón latía con fuerza dentro de su
caja torácica. No podía respirar.
La comprensión se deslizó a través de ella, tomó el control de su cuerpo y
amenazó con asfixiarla.
Ella recordó las muchas veces que Justin se callaba y se ponía triste cuando
hablaba de su familia y sus obligaciones con ellos. Eso era. Eso era lo que sus padres le
pidieron que hiciera.
Su corazón se rompió en un millón de pedazos. Salió del ascensor como un
zombie. Sus lágrimas amenazaron con cegarla. Ella no escuchó nada, no vio nada. Sólo
un pensamiento dominaba su mente y no pudo escapar del cegador dolor que la
acompañaba.
Justin está comprometido.
22. Agwat
Filipino para el / distancia
Los siguientes días fueron una total felicidad. Justin estaba casi de vuelta en su
usual estado de siempre, alegre. Ya no hablaban de su acuerdo matrimonial y Adrienne
confió en lo que dijo. Que su elección era ella y que él luchará por ellos. Permanecieron
juntos todos los días. Después del trabajo, ella regresaba a su apartamento. Sólo volvió
a su casa para revisar su correo de voz y para conseguir algo de ropa. Cada noche
dormían juntos, como si vivieran juntos.
Una noche, se sentaron juntos en el diván de Justin en su balcón, observando la
vista de Manhattan. Adrienne se apoyó de espaldas en el pecho de Justin mientras se
sentaba entre sus piernas. Apoyó su cabeza contra su hombro.
—¿Me amas? —susurró Adrienne suavemente.
—Con todo mi corazón, cariño —dijo Justin y la abrazó con fuerza.
—¿En serio? —ella sonrió.
—En serio —susurró él y ella besó su sien.
—Justin... si... si no me tuvieras, ¿crees que estarías casado ya? —preguntó.
Justin suspiró. —No lo sé —respondió él—. Normalmente... no te arrojarán en
una ceremonia de boda inmediatamente. Lo qué pasó con mi mamá y mi padre... se
conocieron el uno al otro, y luego mi padre le dijo mi abuelo que... conociera a su
prometida. Tuvieron que pasar algún tiempo juntos. Mi padre tuvo que cortejar a mi
madre. Cortejarla para que... no se sintiera como si estuviera forzado al destino. Y
aunque no se enamoraran, ellos serían al menos amigos cuando se casaran —Justin se
calló por un momento. Luego añadió—: Normalmente fijan la boda un año después de
la reunión. Entonces, la pareja tiene como un año de noviazgo... un año para
enamorarse. Mis padres... se casaron en seis meses.
—¿Seis meses? ¿Muy por delante del período de cortejo de un año?
Justin asintió. —Mi padre no podía esperar. Le propuso matrimonio a mi madre
después de seis meses, y dijo que sí. Fue sólo una formalidad porque ya estaba arreglado
para casarse. Y así lo hicieron. ¡Y aquí estoy yo! Siendo hecho para sufrir el mismo
destino.
—¿Tienes un año para hacer que se enamore de ti? —preguntó Adrienne, su
corazón tirando dentro de su pecho. Ella se negó a responsabilizar a Justin con lo mucho
que esto le molestaba.
—Sí. O por lo menos convertirme en su amigo, para que el acuerdo no sea tan
malo.
Adrienne suspiró con tristeza. —Ella se enamorará de ti.
—¿Por qué dices eso?
Ella lo miró, lágrimas brillaban en sus ojos. —Porque eres Justin Adams —dijo
con tristeza. Se sentía orgullosa de él. Pero de alguna manera, no podía evitar de
preocuparse aún más—. Como si el tipo que lleva la etiqueta con el nombre no es lo
suficientemente grande, el tipo debajo es tan... mucho más de lo que vale la pena
enamorarse.
Justin la miró fijamente. —Pero Justin Adams nunca caerá en amor con ella —
declaró—. Su corazón ya está encadenado a otra persona. No quiere a nadie más en su
presente o en su futuro —Se detuvo para tomar un profundo aliento. Luego añadió—:
Quiero que recuerdes eso, Adrienne —Entonces sus labios descendieron hasta los de
ella y la besó profundamente.
El jueves por la noche, ella entró en el apartamento de Justin después del
trabajo. Él estaba en el balcón hablando por teléfono.
—No —dijo—. No puedes obligarme, papá.
Se detuvo en la sala de estar y lo escuchó. Él estaba de espaldas a ella y no la
escucho entrar.
—¿Por qué eres tan injusto conmigo? —preguntó enfadado—. Tú amas a
mamá. Estás casado con tu alma gemela. Cada día de tu vida, te despiertas junto a la
mujer que significa el mundo para ti. Encontré a la mujer que significa el mundo para
mí. ¡Esto no es un juego, papá! ¡Quiero a mi chica! Me voy a casar con ella. Y puedes
repudiarme todo lo que quieras, pero no cambiaré mi mente acerca de esto.
Hizo una pausa por un tiempo. Obviamente, su padre estaba diciendo algo del
otro lado. Vio a Justin agarrando con fuerza la barandilla delante de él.
Luego dio un suspiro de frustración. —Lo he hecho lo suficientemente bien por
mí mismo. No necesito tu dinero. Mi novia es una chica sencilla. Ella no necesita vivir en
un mundo de fantasía. Y estoy bastante seguro de que todavía puedo darle una vida
cómoda con mi dinero solamente. Soy lo suficientemente rico por mi cuenta.
Hizo una pausa otra vez. Después de unos minutos, ella le oyó decir—: ¡Bien!
Me mudare este fin de semana —luego colgó. Respiró profundamente y golpeó la
barandilla delante de él.
Adrienne cerró los ojos por un momento. Sintió su dolor. Justin la eligió, luchó
por ella. Pero vino con un gran precio. Su familia. Y Adrienne sabía que, a diferencia de
la suya, la familia de Justin era perfecta. Y ellos eran todo para él antes de que ella
llegara.
Se adelantó y luego lo abrazó por detrás, descansando su mejilla contra su
espalda bien esculpida. Respiró hondo, agarró una de sus manos y la besó.
—Bueno, soy oficialmente repudiado por mis padres —susurró.
Se dio la vuelta y la enfrentó. Las lágrimas brotaron de sus ojos. Ella sacudió la
cabeza. —No debería ser así, Justin. Todavía puedes arreglar esto —incluso mientras
decía esto, su corazón se rompió por él.
Le apartó un mechón de cabello de su cara. —La única manera de arreglar esto
es si te dejo por alguna mocosa que ni siquiera conozco. Y eso no es una opción para mí.
—Pero Justin... es tu familia.
—Y, por otro lado, Adrienne, estás tú —dijo con tristeza—. Mi vida.
Luego se inclinó y besó sus labios minuciosamente.
—Justin, ¿estás seguro de que estás tomando la decisión correcta?
Él suspiró contra sus labios. —Pienso que sí. Porque mi padre acaba de
pedirme que me mude de la casa y todo lo que puedo pensar es en hacerte el amor a ti,
ahora mismo.
Puso sus manos en sus muslos y la levantó de sus pies. Ella envolvió sus piernas
alrededor de sus caderas y lo besó. Él la llevó a su dormitorio y la dejó caer en la cama.
Se quitó la camisa y pronto ambos estaban gritando sus nombres en las puertas del
Nirvana.
—¡Eso no sucedió! —dijo Yuan en el almuerzo del viernes cuando Adrienne les
dijo lo que le pasó a Justin.
—¿Está bien?
—Trata de verse bien. No quiere que me sienta mal por ello. Pero sé que es
doloroso para él —dijo con culpa.
Aun así, se alegró de la elección de Justin. Estaba tan feliz de que él está
dispuesto a sacrificar todo lo que es, todo lo que tiene por ella. Pero la situación de Justin
con su familia ahora no era mejor que la de ella. Y sabía cómo era tener una relación
rota, casi irreparable con la familia. Ella no evitaba preguntarse si hizo lo correcto al no
renunciar a él.
—Él realmente te ama.
—Sí, pero se siente ahora como esas sagas de 'tú y yo contra el mundo’. Y sé
que es más doloroso para él que para mí. No puedo evitar pensar que tal vez estoy
siendo demasiado egoísta.
—No se trata de ser egoísta —respondió Jill—. Se trata de ser honesta sobre
tus sentimientos. Podrías estar salvando a Justin de una vida de miseria que este
matrimonio con una perra rica le causará.
—Ya lo sé. Sé que haré todo lo que pueda para que él sea feliz. Pero, ¿y si ella
era la adecuada para él todo el tiempo y yo sólo estoy en el camino de... su destino?
—No parece un tipo que crea en el destino, Yen —dijo Yuan—. Siempre ha sido
alguien a quien le gusta escribir lo suyo. Es su elección. La única manera de hacer que
la carga parezca más ligera es si no haces que se arrepienta de haberte elegido.
—Creía que los matrimonios arreglados eran cosa del pasado —Adrienne dio
un suspiro de frustración.
—Es una cosa de gente rica —respondió Jill—. Les da las patadas.
—Por eso los ricos se hacen más ricos, cariño —dijo Yuan—. Los padres Justin
sólo quieren asegurar la riqueza de su familia y ganar más.
—Me pregunto cómo se siente —dijo Adrienne—. Esa chica. Me pregunto si ella
siente tanta repulsión por casarse con Justin como él.
Jill la miró como si estuviera loca. —¡Hola! ¿Has conoció a su novia? ¿No sabías
mejor que el resto de nosotros, que es un dios? Esa chica debe saber quién es él y debe
haber estado tirando de todas sus influyentes cuerdas para hacer que este matrimonio
se lleve a cabo.
—¡Tiene suerte de ser rica!
—Desafortunadamente, yo no —dijo Adrienne—. Aparentemente, no estoy en
condiciones de ser la Sra. Justin Adams.
—Pero tú lo eres. Porque Justin debería ser el único juez de eso. Y ya ha dejado
claro que lo serás algún día.
Sí, escuchó decirle a su padre que se casaría con ella. Él no le había preguntado
formalmente, pero si se lo dijo a su padre y ocasiono que su padre lo repudiara,
entonces debe ser en serio.
—Ahora entiendo lo que el amigo de Justin dijo cuándo lo conocí. Le hizo ceder
a la atracción y le hizo desafiar la gravedad —dijo Adrienne—. Estaba soltero por una
razón. Ya estaba esencialmente comprometido, así que ¿cuál es el punto de tener una
relación?
—Pero se enamoró de ti. Así que tuvo que desafiar los deseos de sus padres.
Adrienne asintió. —Pensé que después de romper con Troy, las cosas iban a ser
fáciles. No sabía que una bomba más grande iba solo a caer en la parte superior de mi
cabeza.
Sus amigos le sonrieron disculpándose. —Bueno, sus padres ya lo han
repudiado y tú sigues siendo fuerte. Entonces, ¿qué podría ser peor que eso?
En ese momento, pensó que sus amigos tenían razón. Lo peor de la tormenta
había llegado y todo lo que necesitaba hacer era aguantarla. Siempre y cuando estén
juntos, no puede ser tan malo. ¿Qué podría ser peor que eso?
Durante el siguiente par de días, Justin estuvo tranquilo. Adrienne intentó
animarlo. Él sonreía y se reía con ella, pero ella podía ver desde sus ojos que también le
dolía. Y también, le dolía a Adrienne.
Una noche, estaban en la cama, encerrados en los brazos del otro. Adrienne
miró hacia arriba y encontró a Justin mirando al techo.
—¿Estás bien? —le preguntó.
Él la miró y sonrió. —Sí.
Se apoyó en el codo para poder mirarle a los ojos.
—Justin... sé que debe ser difícil para ti. Lo siento.
Acarició su mejilla. —No es tu culpa, Adrienne. Son mis padres los que no tienen
sentido para mí. Pero si tuviera que tomar mi decisión, una y otra vez más, todavía te
elegiría a ti.
Ella se inclinó hacia adelante y le besó los labios.
—Desearía poder calmar tu dolor. Sé que estás sufriendo. Sé que esto es difícil
para ti.
La atrajo hacia él. —Solo quédate conmigo, Adrienne. Eres mi fuente de fuerza.
Si no estuvieras conmigo ahora, no creo que encontrara el valor para luchar contra mi
condenado destino.
—Yo soy la razón por la que ahora estás rompiendo el corazón de tus padres,
verdad.
—El tiempo cura todas las heridas, cariño. Tal vez algún día, cuando vean cómo
realmente soy feliz... encontraran en sus corazones el perdonarme.
Y de alguna manera Adrienne esperaba que eso fuera cierto. Ella no podía creer
que Justin acaba de renunciar a lo más importante para él... por ella... por su amor.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas, pero se negó a que Justin la viera. Ella
quería ser fuerte para él. Pero en el fondo, le dolía porque sabía que su corazón fue
destrozado en un millón de pedazos en este mismo momento.
25. Pyeonghaeng Segye
Coreano para
El siguiente viernes por la tarde, cuando Adrienne volvió del trabajo, ella
encontró a Justin sentado en su balcón. Le daba la espalda. Parecía perdido en sus
pensamientos. Estaba respirando profundamente y ella se dio cuenta de que estaba
llorando en silencio.
Mientras lo miraba, vio su dolor. El dolor que él se negó a dejarla ver. Y su
corazón se rompió un poco más por él. Se dio cuenta, más que nunca, lo egoísta que
había sido. Justin tuvo que hacer lo más difícil porque ella se negó a dejarlo ir. Porque
le había dado una elección. Ella luchó por él. Podría habérselo hecho más fácil, pero ella
se aferró a su reclamo sobre él. La eligió a ella. Pero se hizo evidente que él no iba a ser
el mismo hombre que ella amaba. Su felicidad nunca sería completa.
Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Las limpió y luego se fue y se arrodilló
delante de él. Ella tomó sus manos con las suyas.
Su cara estaba llena de lágrimas, sus ojos estaban rojos.
—Justin... —susurró.
Él le sostuvo la mejilla y la miró a los ojos. —Mi madre está en el hospital,
Adrienne —dijo.
Ella le devolvió el parpadeo. —¿Qué?
—Tuvo un accidente de coche ayer. Aparentemente, ella había estado
bebiendo, desde el día en que mi padre me pidió que me fuera de la casa —habló Justin
en voz baja—. Había caído en una depresión. No estaba borracha cuando estrelló el
coche contra un árbol. Pero su depresión la llevó allí. Mi mamá no es tan fuerte como
tú, Adrienne —dijo—. Ella era una chica rica y protegida, que no paso mucho por su
vida. Después de la muerte de mi abuelo, esta fue probablemente la segunda vez que
sintió que alguien que ama la abandonó. Tomó esto peor de lo que pensaba.
—Justin... tienes que irte a casa —dijo, sin saber cómo encontró el valor para
decirle esto.
Le devolvió el parpadeo. Sacudió la cabeza. —No voy a dejarte, Adrienne.
—Justin... —susurró suavemente—. Arregla esto. Tus padres te aman y
cuidaron toda tu vida. No puedes abandonarlos por una chica que conociste hace menos
de un año. Si te obligan a casarte con otra chica, entonces hazles entender por qué no
quieres, por qué no puedes. Pero no los abandones sin más. Sólo porque eres lo
suficientemente rico por propio derecho, les demostrarás que ya no los necesitas. Han
estado ahí para ti cuando eras un niño y no eras lo suficientemente fuerte para manejar
la vida. Ahora es momento de pagarles.
—¿Incluso si me piden que renuncie a mi propia felicidad? ¿A mí vida?
—Aunque duela ser desinteresado —susurró con voz débil.
Ella lo miró fijamente, con lágrimas rodando por sus mejillas.
—Son tu familia, Justin —dijo—. Daría todo por tener unos padres que me
amaran de la misma manera que tus padres te aman a ti.
—Adrienne, cuando vuelva con ellos, puede que no me dejen volver contigo
nunca más. Ves esto... esto es un chantaje sentimental.
—Pero sigue siendo tu madre. ¿Realmente quieres arriesgarte a no saber si está
haciendo esto para hacerte sentir mal por tu elección?
Cerró los ojos y ambos sabían cuál era la respuesta correcta a eso, no importa
lo mucho que doliera.
Luego la miró fijamente otra vez. Respiró profundamente. —Te amo, Adrienne.
—Y yo también te amo, Justin.
—Sabes que lucharé por ti... hasta el final, ¿verdad?
Ella asintió. —Lo sé. Pero esta vez... no quiero que lo hagas.
—¿No vas a luchar por mí también? —preguntó débilmente.
—Lo hice —respondió ella—. Pero te amo demasiado para hacerte esto. Te amo
demasiado para privarte de quien naciste para ser... quien tú realmente eres. Tal vez el
destino nos está diciendo que no soy la chica para ti.
—No creo en el destino, Adrienne.
—Pero yo sí. Y creo que luchar contra ello sólo nos hará herir a la gente a
nuestro alrededor.
Él tomó su cara en las manos.
—No quiero dejarte ir. No quiero volver con ellos —su voz sonaba rota.
Lágrimas brotaban de sus ojos.
También de ella, se derramaron lágrimas de sus ojos. —Pero tienes que
hacerlo, Justin. Por el bien de tu familia.
—No aceptaré ese destino, Adrienne. No puedo.
Ella lo miró fijamente y le dio una sonrisa amarga. Tomó un profundo respiro
y reunió todo el coraje que pudo para hacer finalmente lo correcto. —Pero te estoy
dejando ir, Justin. Entonces serás libre de tomar tu destino en tus manos.
—Cariño, no hagas esto —susurró—. Dijiste que me amas.
—Y lo hago. Por eso estoy haciendo esto. Porque no quiero que ya no me duela.
No quiero hacerte las cosas más difíciles. No quiero que pierdas la familia que tenías
antes de que yo entrara en tu vida. Yo sé que es una decisión difícil la que tomaste. Y
ahora... no tienes que hacerlo nunca más. Yo lo haré por ti —respiró profundamente. Un
gemido se escapó de sus labios—. Vuelve con ellos, Justin. Ya no estoy reclamándote.
Porque esto es lo correcto.
Justin sacudió la cabeza. —Si esto es lo correcto, entonces ¿por qué se siente
mal?
—Oye —ella le sonrió disculpándose—. Es hora de que empieces a creer en el
destino, Justin. Algunas cosas están más allá de tu control. No las hagas tirar contra la
gravedad. Sólo acabarás haciéndote daño a ti mismo y a los que están a tu alrededor. No
seamos egoístas nunca más.
—Adrienne... no creo que pueda amar a nadie como a ti te amo ahora.
Ella le sonrió. —Siempre te amaré, Justin —ella susurró las palabras que se
convirtieron en la cosa más dolorosa que dijo—: Eres Justin Adams. No puedes escapar
de eso. En el fondo, sigues siendo el mismo tipo que caí enamorada. Y sé que siempre lo
estaré. Pero es hora de abrazar tu destino. Incluso si no puedo ser parte de tu futuro.
Él sacudió ligeramente la cabeza. —No digas eso. Tú eres mi vida. Lo haré,
nunca dejaré de amarte. No puedo —Se inclinó hacia adelante y aplastó sus labios en
los suyos. Adrienne saboreó ese beso. Ella sabía... puede que no tengan besos que
queden por compartir.
—Pero no puedes cambiar lo que eres. No puedes cambiar quién naciste para
ser. Al menos... no sin herir a los que amas. Y tú no quieres eso en tu futuro, Justin. Si
algo malo le pasa a tu mamá, ¿quieres llevar la carga de la culpa toda tu vida? —
Adrienne sacudió la cabeza ligeramente—. No lo hagas, te cambiará. Te romperá. Y te
amo demasiado para hacerte sufrir por esto, Justin. Quiero que tú seas feliz por el resto
de tu vida.
—Entonces no me dejes ir —suplicó.
—No. La única manera de que seas feliz es si eres libre —dijo y extendió la
mano hacia adelante y le limpió las mejillas con sus pulgares—. Dale a esto una
oportunidad, Justin. Tal vez... tal vez esta es tu verdadera felicidad, y tú sólo estas
rechazándolo. Tal vez ella podría hacerte más feliz que yo. Y si ella no puede, entonces
al menos lo intentaste. Y aun así harías felices a tus padres que al menos le diste una
oportunidad. Si funciona, entonces bien por ti. Si no funciona el trabajo, entonces tus
padres todavía estarían agradecidos de que los eligieras sobre mí.
—¡Me pides que tome una decisión que nos destruirá a ambos! —su voz se puso
casi furiosa.
—Te pido que tomes una decisión en la que tengas una oportunidad de ganar
en ambos sentidos —dijo. Esas palabras son como cuchillos que apuñalan su corazón.
—¿Y si al final, aun así, no funcionó? —él preguntó.
Ella le sonrió con tristeza y luego extendió la mano hacia adelante y besó sus
labios. —Entonces vuelve a mí, ¿ok?
Justin la miró fijamente durante un rato. —¿Vas a esperar por mí?
Ella asintió. —Sí.
Justin suspiró. —Adrienne, ¿por qué? ¿Por qué no puedes ser terca y posesiva,
y me pides que vaya contigo a Las Vegas ahora y me case contigo para que mis padres
ya no puedan hacer nada al respecto? ¿Por qué tienes que hacer esto?
Ella ahuecó sus manos en su cara. —Porque no quiero hacer las cosas difíciles
para ti. No tengo nada que ofrecerte a cambio, Justin. Lo único que puedo hacer... es
facilitarte las cosas. Así que ahora, tienes dos opciones. Cada una te da la oportunidad
de ganar. Creo que acabo de hacer esto menos difícil para ti —Ella trató de sonreír
alegremente.
Justin agitó la cabeza. —No. Acabas de hacerme dar cuenta de cuánta razón
tengo sobre ti. Sabes que hay un noventa y nueve por ciento de posibilidades de que
elija la opción de regresar a ti, ¿verdad?
—Pero sólo puedes hacerlo después de haber probado las otras opciones que
tienes —dijo.
Justin suspiró en la derrota. Tomó sus manos en las suyas y le besó los dedos.
—Adrienne... —susurró—. Sabes que te amo. Para siempre... siempre... eres la
única mujer que es dueña de esto —dijo, trayéndola la mano a su pecho, hasta donde
está su corazón. Las lágrimas brotaban de sus ojos otra vez. Se puso de pie y la levantó
también. Luego dijo—: Pretendamos... que mis padres no me quitaron mi libre albedrío.
Ella asintió.
—Te haré una pregunta. Y quiero tu respuesta honesta. Sin condiciones, sin
peros. Sólo respóndeme sí o no.
Ella asintió de nuevo.
Justin la miró fijamente a los ojos y respiró profundamente. —Adrienne Miller...
te amo mucho. Con todo mi corazón. No quiero a nadie más en mi la vida, en mi futuro.
Quiero pasar una eternidad contigo. Quiero que seas la madre de todos mis hijos —hizo
una pausa y con los ojos llorosos, preguntó—: ¿Te casarías conmigo?
Adrienne le devolvió el parpadeo. Si era real, si estaban en el mundo que no
estaba loco... esa pregunta la habría hecho saltar de alegría. Pero ahora... le rompió el
corazón un poco más. Ella quería tanto escucharla de Justin y responderla de verdad.
Ella lo miró fijamente, con lágrimas en la cara. —Sí, Justin. Yo lo haría.
Le sonrió. Pero esa sonrisa también era triste. Porque ambos sabían que eso
sólo podría suceder en sus sueños ahora. Tenía un deber que cumplir. Y ella lo liberó.
Pero en este mundo hipotético, donde él le hizo una pregunta hipotética, se permitieron
saborear algunos momentos de la felicidad.
Se inclinó hacia adelante y besó sus labios. Completamente. Con pasión. Él la
levanto sobre sus pies y la llevó a la cama.
Adrienne se perdió en él. Justin se perdió en ella. Él besó casi cada centímetro
de su piel. Se ahogó en su olor. La habitación se llenó de sus gemidos y sus gritos.
Dejaron que su pasión los consumiera y su amor para llevarlos al olvido. Saborearon
estos momentos... que bien podrían ser los últimos.
Adrienne se despertó temprano al día siguiente, con el corazón pesado. Ella
escribió una carta a Justin. Fue lo más doloroso que tuvo que escribir. Ella se sentó
llorando, pero quería ser fuerte.
Justin,
En el mundo ideal, a primera hora de la mañana de hoy, yo recogería el teléfono,
llamaría a mis amigos, y gritaría a todo pulmón: ¡Estoy Comprometida! ¡Estoy
comprometida!
Entonces, me ducharía, con suerte contigo. Y luego me gustaría ir a todos los
puestos de revistas y comprar todas las revistas de novias que pueda encontrar. Luego me
sentaría en Starbucks y leería todas y cada uno de ellas, y pondría banderas de neón
pegajosas en las páginas que me parezcan interesantes.
Pero no estamos en el mundo ideal. Estamos en este loco, universo paralelo. Y en
este mundo, lo primero que hice cuando me desperté, fue mirar fijamente tu guapo rostro...
memorizar característica por característica. La segunda cosa que hice es besar tus labios.
Entonces saboreé tu aroma y deseé poder ahogarme en él para siempre. Entonces puse mis
labios cerca de tu oreja y te dije mientras dormías: Yo te amo mucho. Y es porque te amo
que tengo que dejarte ir. Y si por algún milagro encuentras el camino de regreso a mí...
entonces te prometo que me aferraré a ti... y nunca más te dejaré ir.
Quiero que sepas que estaré bien, Justin. No tienes que preocuparte de que no
pueda superar esto. Me has enseñado cómo amarme a mí misma, me enseñaste a ser más
fuerte.
No pienses en herirme abrazando tu destino. Si el destino quiere que seas feliz
con ella, entonces sabes esto. Soy la persona más feliz del mundo para ti. Porque te amo,
no puedo ser egoísta contigo. Y lo que sea que te haga feliz, me hace feliz a mí.
Y ahora, si por casualidad, no funciona para ti, entonces por favor ven a
buscarme. Y cuando me vuelvas a hacer esa pregunta, ya sabes mi la respuesta, seguirá
siendo la misma. Y prometo que haré todo lo posible para hacerte el marido más feliz de
la Tierra.
No rezaré para que ninguna de las dos opciones ocurra. Lo dejaré al destino. Por
el destino. Sólo rezaré por una cosa, Justin. Tu felicidad.
Te amo mucho, Sr. Adams. Sabes que siempre estarás en mi corazón. Nunca te
olvidaré. Ahora... por siempre... siempre.
Con amor,
Adrienne
—Te quiero, mami. ¡Feliz día de las madres! —Ella la recordaba de ocho años,
trayendo a casa un ramo de rosas para su madre. Era la única en la familia que
recordaba que era el Día de las Madres en ese momento.
Su madre miró fijamente las rosas durante un rato y luego las colocó en la mesa
de la cocina. —Gracias... cariño —Luego se inclinó y besó su frente ligeramente.
No era especial, y apenas veía el aprecio en su cara, pero fue uno de esos raros
momentos en los que Adrienne tuvo un poco del afecto de su madre.
Toda su vida, estuvo tratando de ganar su aprobación. Cada vez que venía a
casa, Kim saltaría a sus brazos y la besaría por toda la cara. Entonces Adrienne miraba
a su madre expectante y ella... sólo le despeina el cabello.
Cuando Kim tuvo su período, su madre la apoyó, diciéndole qué hacer. Cuando
Adrienne tuvo su período, a su madre no le importó y le dijo que buscara en internet
sobre ello.
Ahora... su madre llamó a la policía para que la arrestaran. Y ¿por qué? ¿Por un
simple tirón de cabello? Kim ni siquiera tenía un rasguño. Pero su madre estaba
empeñada en asegurarse de que pagara por esto, ¡detrás de las rejas! Su padre trató de
razonar con su madre, pero ella sabía que él nunca ganaría. Su padre le mostró algo de
afecto. Pero siempre parecía que él temía lo que su madre le diría o haría.
Adrienne permaneció en una celda durante un par de horas mientras su padre
intentaba convencer a su madre de que detuviera esta locura. A menos que su madre
viniera en sus sentidos y viera lo insignificante que era esto, retiraría los cargos. Pero
de momento, ella está dentro por asalto causando lesiones físicas. Si Adrienne
realmente conocía a Kim y a su madre, irían por intento de homicidio.
¡Oh Dios! ¿Qué hice para merecer todo esto? ¿Qué hice para merecer los padres
que tengo ahora?
Sabía que sus amigos estaban en algún lugar fuera, tratando de hacer de
convencer a su madre para que encontrara algo de sensibilidad o lucidez. Pero sabía
con seguridad lo terca que podía ser la mujer.
Se sentó en un banco y notó que la silla tenía algunas marcas en ellos. Vio
algunos garabatos, algunos nombres. Tal vez fueron hechos por algunos chicos que
pasaron un día o una noche en la celda de detención como ella. Tal vez por delitos
menores también. Como robar en tiendas. Robar condones y cenas de sus charolas. Y
ahora ella: por un completo justificado y largamente esperado tirón de cabello.
Sonrió a pesar de ella misma. Se preguntaba qué diría Justin si ella le contaba
sobre esto. Él se enfadará, seguro. Pero la admiraría por haberse puesto de pie contra
Kim, por no permitir que Kim la pisoteara una y otra vez.
Kim me ha hecho eso toda mi vida. Ya es hora de que Kim me tenga miedo.
—Miller —Adrienne escuchó a una mujer policía llamándola.
Se levantó y la siguió fuera.
—Alguien pagó la fianza —le dijo el sargento de guardia—. Pero tu madre
todavía parece dispuesta a presentar cargos —Sacudió la cabeza y miró a ella con
disculpas.
¡No hay sorpresas ahí!
Por supuesto, fue a su preciosa Kimberly a la que hirió. Además, ella se vengó
de Kim delante de los padres de Troy. Su madre debe estar muy enfadada.
¡Al menos mi padre pagó la fianza!
Encontró a sus padres esperándola. También lo estaba Kim... también conocida
como "la víctima". Sus amigos se pararon a un lado lanzando dagas a Kimberly. Troy y
sus padres se sentaron en un rincón.
—¿Qué hace ella afuera? ¿Por qué está fuera? —preguntó su madre, al verla
libre.
—Pagó la fianza, señora.
—¿Fianza? —repetía su madre—. No pagamos la fianza.
La mujer policía puso los ojos en blanco ante su madre. —Bueno, alguien lo
hizo. —Luego se dirigió a Adrienne y le pidió que firmara un papel y le entregó un sobre
con sus cosas, que sólo incluían su teléfono y su cartera.
—¿Pagaste la fianza? —le preguntó su madre a su padre.
—No —dijo su padre—. ¡No me dejaste!
—Entonces, ¿quién pagó la fianza? —preguntó Kim, dirigiéndose a sus amigos.
—Lo hubiéramos hecho, pero no teníamos suficiente dinero encima —dijo
Yuan. en un tono molesto.
—¡Marina, te lo ruego! ¡Cállate! ¡Y para esto! —probablemente fue la primera
vez que vio a su padre enfadado con su madre.
Su madre dio un paso más cerca de ella y la miró desdeñosamente. —¿Cómo te
atreves a lastimar a mi pequeño bebé de esa manera? Tú, serpiente desagradecida. Yo
te crie, Te dejé compartir mi hogar. ¿Y esto es lo que me haces a cambio?
Adrienne ya no reconoció a la mujer que tenía delante. Ella estaba tan enfadada
con Adrienne, que incluso parecía poseída. Sin previo aviso, ella levantó su mano y
golpeó a Adrienne sólidamente en la mejilla.
Adrienne no se agachó, ni siquiera trató de bloquear la bofetada de su madre.
Estaba demasiado rota, demasiado confundida para pensar en otra cosa. Y ella pensó
que podría usar el dolor físico para aliviar el dolor emocional que sintió.
Se tambaleó hacia atrás por la fuerza de la bofetada de su madre. Su padre
inmediatamente agarró a su madre para evitar que golpeara a Adrienne otra vez. Sólo
entonces Adrienne se dio cuenta de que alguien la había atrapado. Alguien la abrazó, la
mantuvo caliente y la alejó de su madre... la mantuvo a salvo de más ataques.
—¡Suéltame! ¡Déjame ir! —gritó su madre.
Yuan y Jill jadeaban. Se quedaron congelados en sus lugares.
—¡Marina, contrólate! —dijo su padre enfadado, todavía luchando por
controlarla—. ¡Estás en una comisaría de policía por el amor de Dios! ¡Puedes ser
arrestada por agresión física!
Adrienne finalmente miró a la persona que la había atrapado, y la protegió de
los ataques de su madre.
Se encontró mirando fijamente un par de ojos de color aguamarina que le eran
familiares. Adrienne pensó que sus ojos eran más llamativos de lo habitual. Ella vio un
poco de emoción. Le llevó un momento reconocer lo que era... ¡furia!
27. Xiāoshī
Mandarín para,
—El hijo pródigo regresa —Jordan Gibson estaba mirando desde la parte
superior de la escalera, mirando hacia abajo mientras su primo mayor entraba en la
casa.
Justin lo miró por el rabillo del ojo. Su primo tenía una sonrisa en su cara y casi
necesitó toda su fuerza para no subir la escalera de veinte peldaños y romperle la nariz.
Normalmente no era una violenta persona. Pero acaba de pasar todo el vuelo de Nueva
York a Chicago llevando su tolerancia de alcohol al límite. La paciencia no ocupaba un
lugar destacado en su lista de virtudes ahora mismo. —¡Jódete Jord! —murmuró en su
lugar.
Jordan recibió un suave puñetazo en el hombro de su otro primo, Gian. Vieron
como Justin caminaba directo al estudio de su padre en la planta baja de la mansión de
doce habitaciones.
Justo antes de que Justin abriera la puerta, Gian le llamó—: ¡Hola J! —Justin se
volvió hacia Gian. Le sonrió—. Ella me gusta.
Entonces Ian se asomó por detrás del hombro de su hermano gemelo. —¡A mí
también! Me convertí en su fan cuando te cerró la puerta en la cara. No es de extrañar
que estés loco por ella —ella le sonrió alentadoramente.
Justin asintió a sus primos. Apreciaba su apoyo. Él lo necesitaba. Especialmente
ahora, desde que su corazón sangró por la decisión de Adrienne de darle su libertad.
Libertad para abrazar su destino. Libertad para dar una oportunidad a la loca decisión
de sus padres.
¡No! Lo que hizo Adrienne solo hizo que la amara más. Él sabía lo rota que
estaba y lo doloroso que fue para ella entregarlo a otra mujer. Y, aun así, lo liberó porque
no quería que él destruyera su relación con sus padres.
Y por lo que hizo, le demostró a Justin que era la única mujer digna de
convertirse en la Sra. Justin Adams.
¡Dios! ¡Déjame arreglar esto! ¡Me vendría bien un milagro!
Él abrió la puerta del estudio de su padre. Su padre levantó la vista de la pila de
papeles en la que trabajaba, sus ojos se fijaron en su hijo.
—¿Dónde está mamá? —Justin le preguntó a su padre.
—En el hospital —dijo—. Te llevaré allí después de firmar estos papeles.
Justin asintió y fue al mostrador de vino y se sirvió un poco de whisky. Estaba
tranquilo. Sentía que nada de lo que pudiera decirle a su padre le haría cambiar su
opinión sobre él, o su mente sobre hacer que él se casara con la mocosa de sus buenos
amigos. Bebió el licor, manteniendo la espalda a su padre. Miró silenciosamente los
libros que tenía delante de él, no realmente leyendo sus títulos. Pero él sólo necesitaba
algo que mirar para mantenerse de tener otra pelea de judo verbal con su padre.
Sintió una mano en su hombro.
—Hijo... —su padre empezó.
Justin inclinó su cabeza ligeramente hacia su viejo.
Su padre respiró profundamente. —Siento haberte echado. Pero me alegro de
que hayas vuelto.
Justin miró los libros que tenía delante de él otra vez. No dijo nada.
Su padre le quitó la mano del hombro. —Gracias. Por regresar. Tu madre se lo
tomó muy mal.
Justin bebió su whisky directamente. Luego se volvió hacia su padre. —No me
agradezcas —dijo finalmente—. Agradécele a Adrienne —El dolor se disparó a su
corazón cuando mencionó su nombre—. Ella me liberó. Porque no quería destruir mi
relación contigo. Si ella no me hubiera rogado que viniera aquí, yo no estaría delante de
ti... sintiéndome absolutamente miserable —Y luego se fue a la puerta—. ¿Vamos a ir al
hospital o no?
—¡Justin! —le gritó su padre—. No me faltes el respeto.
Justin levantó las manos. —¡No te estoy faltando al respeto! Pero yo espero que
disculpes mi comportamiento poco galante hoy, papá. ¡Resulta que tengo el corazón
roto! El amor de mi vida me pidió... no, me rogó, que la dejara para que pueda volver a
ti. Estoy seguro de que recuerdas cómo se siente un corazón roto. O tal vez no. Porque
te has despertado con el amor de tu vida durante los últimos veintiocho años.
—Hijo... —su padre empezó—. Cuando yo estaba en tu lugar, antes de conocer
a tu madre, yo era exactamente así. No entendía por qué mis padres me obligaban a
casarme con alguien que aún no conozco. Entendí el arreglo. Pero en ese momento, les
pregunté también... por qué soy yo quien tiene que sacrificarse por la familia. Teníamos
más de lo que necesitábamos. No podía entender por qué queríamos más —Su padre lo
miró con cansancio—. Pero yo no podía agradecerles lo suficiente por su elección. Tu
madre es una excelente mujer.
Justin levantó una ceja a su padre. —También Adrienne —dijo uniformemente.
—Queremos asegurarnos de que te cases bien —dijo su padre—. Que la mujer
con la que te casarás no es por tu dinero o tus privilegios.
Justin entrecerró los ojos y pretendió parecer pensativo. —¡Caramba! Si yo no
fuera Justin Adams, ella no estaría dispuesta a casarse conmigo. ¿No es eso considerado
casarse conmigo por mi dinero o mis privilegios?
Su padre respiró profundamente, sin duda tratando de controlar su
temperamento. —Esta conversación no tiene sentido. Estás borracho. No estás en tu
sano juicio o estado de ánimo.
Justin sonrió a su padre sarcásticamente. —No hará la diferencia, padre —
dijo—. Porque así es como voy a estar el resto de mi vida. Borracho y no en el estado
mental adecuado. Así que sugiero que te acostumbres.
—Una palabra irrespetuosa más de tu boca y tu boda sucederá antes de que te
estés sobrio —su padre dijo en un estruendo voz.
—Señor, sí, señor —murmuró Justin, girando hacia la puerta y abriéndola—.
Te veré en el coche. Tengo un presentimiento... y esto es sólo una corazonada... de que...
estoy muy por encima del límite de alcohol. Obviamente, no puedo... conducir.
Salió de la habitación. Estaba un poco tomado, sí. Pero tenía una gran tolerancia
al alcohol, sabía que no podía culpar completamente al alcohol por sus menos que
respetuosas palabras a su padre.
Encontró a Ian parada al pie de las escaleras, mirándolo fijamente,
cansadamente. Tenía una mirada de tristeza en su rostro.
—Lo siento, Justin —susurró. Corrió hacia él y le dio un abrazo—. Lo siento
mucho.
A Justin le llevó un momento poner un brazo en la espalda de Ian.
—No te preocupes por mí todavía, Ian —susurró Justin—. Ten piedad de ...la
chica cuyo destino está siendo forzado al mío.
Ian se alejó de Justin y lo miró fijamente. —Justin... ¿qué quieres decir?
Justin miró fijamente a Ian. Sus ojos brillaban a pesar de sí mismo. —Sólo
espera, Ian. Moriría primero antes de casarme con otra mujer que no sea Adrienne.
—Justin... te repudiarían... —susurró Ian.
—Ya lo hicieron —dijo Justin—. Y, aun así, sigo aquí. Más miserable que nunca.
Gian y Jordan aparecieron a espaldas de Ian.
Lo sentimos, primo —dijo Gian—. Si necesitas ayuda, sabes que puedes contar
con nosotros, ¿verdad?
Justin sonrió a sus primos. —Lo sé. Pero ahora mismo, creo que podría estar
por mi cuenta.
Su padre salió de su estudio y miró a su hijo y a sus primos. —¿Van a visitar a
su tía? —preguntó.
—Acabamos de venir de allí —comenzó Ian—. Ella está bien. Sólo son cortadas
y moretones menores. El doctor dijo que estará en casa en un día o dos —De alguna
manera Justin sabía que era su manera de decirle que no se sintiera demasiado culpable
por el estado de su madre. No era nada grave.
Jac Adams miró a su hijo. —Vámonos.
Justin no habló el resto del camino al hospital. Se inclinó en su asiento y cerró
los ojos. Pensó en Adrienne. La manera que ella lo miró la primera vez que él la vio.
Parecía tan conservadora y reservada, escondiendo su hermosa personalidad bajo sus
suéteres de punto, pantalones escoceses y gafas de montura negra. Parecía una mujer
que no tenía idea de lo atractiva que podría ser y no podría importarle menos lo que los
demás pensaran de ella.
La primera vez que la vio, algo en él se agitó. El hecho de que ni siquiera lo miró
cuando pasó por los pasillos en Blush la hizo aún más atractiva para él.
Nunca tuvo problemas con las damas. Ni siquiera tuvo que memorizar o
dominar el uso de las líneas de recogida. Siempre había tenido confianza de su
apariencia, y el nombre que llevaba tenía sus ventajas en el encanto de su cama. Pero
dejó claro desde el principio que sólo era diversión. Nada deletreaba permanencia. El
hecho de que supiera que estaba ya comprometido a otra mujer le quitó la presión de
su espalda para hacer que una mujer se enamorara de él. A él no le importaba si la mujer
se marchaba después de que pasaran la noche juntos. Si ella no lo hacía, entonces él lo
haría.
Recordó cómo solía ser, Justin no pudo evitar pensar que Adrienne tenía razón.
Era un imbécil cuando lo conoció. Pero él ya no era ese tipo. Ya no quería jugar en el
campo.
Jugó en Wall Street porque lo hizo bien allí. Ese era él. Las cosas parecían ser
fáciles para él. Jugó en la bolsa de valores e hizo millones por su cuenta, porque le dio
algo que valía la pena hacer antes de abrazar su destino de ser el heredero de Industrias
Adams. Sólo como la forma en que jugaba en el campo con las mujeres. Le dio un respiro
antes de que se entregara a su futura esposa. La mujer a la que le prometería fidelidad
por el resto de su vida.
Pero cuando Adrienne llegó a su vida, se dio cuenta de que había terminado.
Era el momento de empezar a tomar las cosas en serio. Empezó a trabajar para su padre.
Sólo guardó las acciones que pensó que valían la pena mantener. Dejó de jugar en Wall
Street... dejó de jugar en el campo con las mujeres. Empezó a volverse serio. Dejó de ser
rebelde... y esperaba que su familia viera cómo esta mujer lo cambió. Cómo era tan
buena para él. Pero nada cambió. En el momento en que lo vieron venir, ellos también
pensaron que estaba listo para conocer a su esposa destinada.
Ellos no vieron que cambió por culpa de Adrienne. Porque finalmente, empezó
a ver su futuro con ella. Empezó a imaginarse a sí mismo tomando las riendas de su
padre y luego volver a casa cada noche con la mujer sin la que no podría vivir. Empezó
a creer que podía ser feliz casado con una mujer... algo que nunca había visto antes,
sabiendo que terminaría casándose con la elección de sus padres por él.
—Estamos aquí —su padre interrumpió sus pensamientos. Cuando Justin abrió
los ojos, sintió dolor en su cabeza. Los efectos del alcohol habían empezado a afectarle.
Presionó sus dedos contra sus sienes.
—¿Dolor de cabeza? —preguntó su padre.
—Qué bueno que estemos en un hospital entonces —murmuró Justin.
Su madre tenía la suite más lujosa del hospital. Cuando ella lo vio, lloró casi al
instante.
—Oh, Justin —dijo ella, extendiendo sus brazos hacia él.
Justin fue hacia ella en silencio. Le dio un abrazo a su madre. Cuando él se alejó
de ella, vio que sólo tenía un pequeño corte en la frente. Ian tenía razón. Tenía heridas
menores. Pero lo que realmente preocupaba a Justin era su dolor emocional.
—Cariño, estoy tan contenta de que hayas vuelto.
Justin todavía no dijo nada. No quería hacerla sentir peor de lo que ya lo hizo.
Entonces su madre lo miró fijamente. —¿Has estado bebiendo? —ella
preguntó.
Asintió ligeramente. Entonces finalmente dijo—: Me alegro de ver que ahora
estás mejor.
Ella le sonrió disculpándose. —Cuando tu padre dijo que te ibas a mudar de la
casa, pensé que nunca te volvería a ver.
Le dio una sonrisa tranquilizadora. —Sabes que... eso no sucederá, Mamá.
Siempre encontraré tiempo para verte.
—Lo siento, cariño —dijo—. Sabes... tú sabes que sólo estábamos cuidando de
ti
Justin asintió de nuevo. Puede que no esté de acuerdo con sus padres en
muchas cosas, pero siempre los amaría. Aparte del hecho de que estaban forzándolo a
casarse con alguien a quien no amaba, sabía que siempre han sido los mejores padres.
Fueron interrumpidos por la enfermera. Justin fue a pararse junto al vidrio de
las ventanas y observaba la vista del hospital. Una vez más, se perdió en sus
pensamientos. Su corazón todavía le dolía cada vez que pensaba en Adrienne y su dolor
cuando lo dejó ir. Cómo hicieron el amor la noche anterior. Cómo respondió a su
pregunta cuando fingió que era libre de preguntar eso en absoluto. La carta que ella le
escribió, que él sabía que ella había escrito con profunda pena.
Sabía que tenía que jugar bien sus cartas. Haciendo que sus padres cambiaran
sus mentes era un asunto delicado. Ha jugado los juegos de la vida muchas veces y no
le importaba si ganaba o perdía. Pero esta vez... sabía que no podía permitirse perder.
El dinero no estaba en juego aquí. Esta vez, era su vida, su corazón, su alma. Y ya ha
decidido que sólo una mujer tiene derecho a reclamarlas.
—Justin... —su madre lo llamó.
Justin se volvió hacia su madre y no dijo nada.
—¿Estás bien, cariño? —le preguntó.
¿Tú qué crees?
No lo dijo en voz alta. Su padre podría tolerar su actitud hacia él, pero nunca le
perdonaría si él incluso pronunciara una palabra irrespetuosa con su madre.
Asintió ligeramente. Volvió a mirar por la ventana. Nada en la vista delante de
él parecía interesante. Pero él no quería mirar a su madre y no decir nada.
—¿Has comido? —preguntó—. Le pediré a alguien que te traiga la comida.
Justin sacudió la cabeza. —No tengo hambre, mamá.
Su madre asintió con la cabeza y le sonrió con tristeza.
Después de un largo período de silencio, Justin fue a su madre y le besó la
frente. —Necesito regresar —dijo—. Me vendría bien una ducha y mi la cabeza se siente
como si fuera a explotar.
Su madre lo abrazó. —Lo siento, Justin —escuchó lágrimas en su voz. —Espero
que seas capaz de perdonarnos.
Justin no le devolvió el abrazo a su madre ni dijo nada. Cuando él se alejó de
ella, le besó la mejilla de nuevo y luego se dirigió a la puerta. Su padre no intentó
seguirlo.
Justin salió del hospital y decidió caminar para aclarar su mente.
Miró su teléfono. No hubo llamadas. No hay mensajes. Miró fijamente la foto de
Adrienne en su papel tapiz. La echaba de menos y se le rompió el corazón cada vez que
pensaba que no podía estar con ella... al menos no todavía.
Marcó su número, incapaz de resistir el impulso de hablar con ella.
Pero estaba apagado. Lo intentó de nuevo. Todavía está apagado. Después de
dos intentos más, él se rindió. Respiró profundamente. Tal vez Adrienne lo estaba
empujando a intentar primero el camino de sus padres y si no funcionaba, podía volver
a ella.
No sabía cuánto tiempo llevaría eso. No tenía ninguna intención de prolongarlo.
Pensó que su mejor oportunidad en este momento estaba en sus padres viendo lo
equivocada que fue esta elección. La próxima oportunidad que tiene es si la chica con la
que estaba comprometido... no, nunca usaría la palabra "comprometida"... vería lo
monstruoso y despreciable que era. Esperaba que ella ahorraría los problemas y la vida
de miseria, y lo dejaría ir.
Cuando llegó a casa, se dio una larga y caliente ducha. Debió haberse quedado
bajo el agua hasta que su piel se arrugó. Le envió un mensaje a su mayordomo que le
trajera algo de comida. Ya no tenía ninguna energía para enfrentarse a ninguno de los
miembros de su familia. En ese momento, sólo quería estar solo.
Después de la cena, le pidió a una de las criadas que trajera whisky y hielo a su
habitación. Bebía en el balcón de su habitación, mirando el cielo estrellado. Había una
luna de amantes en el cielo y de nuevo deseaba que la mujer que amaba estuviera en
sus brazos, mirándolo con él.
—Adrienne Miller... te amo mucho. Con todo mi corazón. No quiero a nadie más
en mi vida, en mi futuro. Quiero pasar una eternidad contigo. Yo quiero que seas la madre
de todos mis hijos. ¿Te casarías conmigo?
—Sí, Justin, lo haría.
Repitió ese recuerdo una y otra vez en su cabeza. Como él deseo, también... que
todo estuviera en el mundo ideal. Que le hizo esa pregunta de verdad. Y que ella dijo
que sí.
No lo sabía, pero las lágrimas empezaron a brotar en sus ojos. Él se dio cuenta
de lo asustado que estaba. Asustado de que sus padres no lo aceptaran volviendo a ella.
Temía que, si regresaba, llegaría demasiado tarde.
Adrienne era una mujer exquisita. Muchos tipos estaban interesados en ella en
Blush. Incluso algunos herederos ricos parecían haber encontrado un gusto por ella. No
era sólo él. Y lo que mató a Justin fue el hecho de que ni siquiera podría hacer cualquier
cosa para evitar que encontrara la felicidad con otro chico... cuando él, él mismo no es
libre de darle la felicidad que ella se merece. Y él está asustado de que algún día, cuando
finalmente sea libre... se haya cansado de esperarlo y se haya dado por vencida con él.
Se limpió las lágrimas con los dedos. Luego se llevó el vaso a los labios y bebió
su whisky de nuevo.
No tenía ni idea de que ya no estaba solo. Su padre estaba de pie detrás de él,
observándolo. Jac Adams se sentó en la silla junto a Justin y se sirvió un vaso de su
whisky. Los dos hombres se sentaron allí en silencio, mirando al espacio.
Entonces, finalmente, Jac le dijo a su hijo—: ¿Cómo sabes que no te vas a
enamorar de tu prometida?
Justin suspiró y en un tono más respetuoso respondió—: Porque yo sólo tengo
un corazón y ya no es mío para regalarlo.
—Todo el tiempo, pensamos que sólo hacíamos lo mejor para ti.
—Yo también —murmuró Justin—. Entonces la conocí. Y me di cuenta de mi
amor, mi lealtad, mi fidelidad, mi alma... no era tuya para que la prometieras alguna
chica que te parezca bien. La elección debe depender de mí. Porque voy a ser el que
decida si seré feliz o miserable por el resto de mi la vida. No puedes elegir mi felicidad
por mí, papá.
Su padre suspiró. —Justin... para retractarse tan tarde de este acuerdo
destruiría las amistades que hemos construido durante generaciones. Sus abuelos y los
tuyos eran como hermanos.
—¿Así que prefieren destruir mi vida? —Justin no pudo evitar murmurar.
—No. Eso nunca sería nuestra intención.
Justin no respondió. En vez de eso, sólo bebió su whisky.
—Tu madre soñaba con una boda en dos meses.
—Y se va a decepcionar —dijo Justin. Su padre miró fijamente en él—. No
puedes obligarme a casarme con esta mocosa antes de tres meses.
Su padre le levantó una ceja. —¿Por qué?
Justin suspiró. —Casi viví con Adrienne, papá. Y estoy seguro de que no te
sorprendería si te dijera que... hemos estado juntos en la cama. Si voy a estar de acuerdo
con este matrimonio, tengo que asegurarme al menos de que Adrienne no está
embarazada. Porque si lo está, no me importará si me repudias o borras cualquier
rastro de mí en esta familia. No haré de mi propio hijo un bastardo. Estoy seguro de que
incluso lo entenderías.
Su padre se calló un momento y luego asintió con la cabeza. —Justo lo
suficiente. Pero a cambio, quiero que hagas algo por nosotros.
Justin suspiró. —¿En serio? ¿No me has pedido ya que entregue mi vida a una
mujer que ni siquiera he conocido?
Jac asintió. —Quiero que cortejes a tu prometida.
Justin casi se cae de su asiento. —¡Tienes que estar bromeando!
Jac sacudió la cabeza. —Conócela. Un año. Eso es lo que normalmente hacen.
Construye un vínculo con ella y haz que ella como tú... se enamoren...ustedes.
—¿Incluso si no estoy enamorado de ella? —preguntó Justin.
—No lo sabes, hijo. No lo sabía y aún sigo tan enamorado de tu madre como lo
estaba cuando me casé con ella. Cuando le propuse matrimonio, ya no era un acuerdo
de negocios. Me estaba proponiendo como hombre... enamorado de la mujer de mis
sueños.
—¿En serio? ¿Estás realmente seguro de que esta mujer con la que me has
puesto una trampa es la mujer de mis sueños? Porque la última vez que lo comprobé,
ya me encontré con ella.
—Justin... un año. Y si ella no siente ni siquiera un poco de cariño por ti... te
liberaremos.
Sólo se aferró a su vaso con fuerza. De repente, quiso golpear algo, pero dudaba
que su padre se lo tomara bien.
Pensó que su padre le había dado una salida a esto. Pero un año es tanto tiempo
para esperar, para estar con Adrienne de nuevo... un año parecía demasiado tiempo
para hacerla esperar.
—Ella se enamorará de ti. Porque eres Justin Adams... el tipo de abajo es mucho
más digno de enamorarse.
La fe de Adrienne en él hizo que su corazón se hinchara y se rompiera al mismo
tiempo. ¿Cómo diablos va a hacerla esperar tanto tiempo? ¿Y cómo diablos se va a
asegurar de que la mujer que sus padres arreglaron para casarse con él no le guste en
absoluto?
—Creo que te he dado un trato justo —dijo su padre—. Un año, hijo. Y en ese
año, no se te permite ver o contactar a tu novia. Date la oportunidad de ser feliz sin ella.
Y si por algún milagro, encuentras en ti mismo el aceptar a tu prometida... dale la
oportunidad de seguir adelante y encontrar su felicidad con alguien que es libre de
dársela.
Justin no dijo nada. Su padre puso su vaso sobre la mesa delante de ellos y se
puso de pie. Echó una última mirada a su hijo. Puso una mano en su hombro y le dio un
suave apretón. Luego dejó silenciosamente la habitación.
Justin se sentó solo en su balcón, pensando.
Un año. Un año era demasiado tiempo. Él creía absolutamente que no podía
esperar tanto tiempo, aunque Adrienne pudiera. Tenía que encontrar una manera de
acelerar las cosas... y hacer más corta su miseria. Apuntó a un mes como su límite. Ni un
día más.
Pero, ¿cómo podría cumplir un año once meses menos?
Él tomó un respiro profundamente. Bueno, su padre le dio permiso para llamar
a prometida tan a menudo como sea posible para asegurarse de que ella se enamorara
de él.
Una idea se formó en sus pensamientos. Él rompería algunos de sus principios
y valores, pero ¡demonios! Pensó que valdría la pena.
Un mes.
Parecía demasiado corto para hacer que alguien se enamorara. Pero demasiado
largo para hacer lo contrario.
Sonriendo ahora, sintió una nueva sensación de esperanza y energía que surgía
a través de sus venas. Volteó su teléfono y escribió un mensaje a la única mujer con la
que querría pasar el resto de su vida.
Justin: ¿Dónde estarás en exactamente cuarenta días? Déjame responder
eso por ti. En Italia. Cambiando tu apellido por el mío.
29. Stjålet
Noruego para
Ella miró a Adrienne cansada. —Mi... padre no estaba contento al saber que yo
vivía con alguien en los Estados Unidos... pensó al principio que había entregado...
‘mercancía dañada’ a Pierre y se sintió avergonzado. Pero Pierre le dijo que no le
importaba. Nos convertimos en los mejores amigos. Pronto, me enamoré de ese hombre
maravilloso. Hizo por mí lo que tu padre no hizo. Se convirtió en mi amigo. Luchó por
mí. Se puso de pie por mí. Fue mi único aliado durante esos tiempos. Cuando Pierre le
dijo a mi padre que tenía una hija, quería conocerte —su madre suspiró y miró a
Adrienne por un minuto. Luego ella sonrió amargamente—. En sus últimos días, te
aceptó... y quiso que regresaras a nuestra familia. Pero... tu padre había desaparecido.
Los dos desaparecieron —las lágrimas rodaron por las mejillas de su madre—. Nunca
perdonaré a tu padre por robarte. Tienes un destino aquí en Francia. Él tomó eso lejos
de ti. Él te impidió reclamar lo que es legítimamente tuyo. Yo anote a Andrea Blanc en
tus papeles de nacimiento. Ni siquiera llevaste tu nombre. Cambió tu identidad... para
mantenerte alejada de mí —con una mirada grave en su cara, dijo—: ¡Él pagará por
esto!
Las lágrimas rodaron por las mejillas de Adrienne. Ella sintió el dolor de su
madre, y su ira hacia su padre. Cualquiera se sentiría así. Incluso ella. Sentía que su
padre le había robado lo más importante que una persona podía tener—una identidad.
—Debe haber estado muy enojado conmigo. Cuando regresé a Estados Unidos,
Pierre vino conmigo. Sentí que estaba celoso de Pierre. También sabía que él no podía
hacer nada al respecto. Sabía que Pierre era mi prometido por un acuerdo matrimonial
—su madre suspiró—. Pero... entonces durante ese tiempo lo conocimos para darle
dinero para que él tuviera los medios de cuidarte durante un par de meses mientras yo
arreglaba mi vida y la ruptura con mi padre... vio que Pierre se había convertido en más
que un prometido forzado. Durante ese tiempo, estuvimos realmente juntos. No porque
mi padre quisiera que lo hiciera. Si no porque me estaba enamorando de él. Creo que le
hice daño a tu padre. Y su forma de hacerme daño... era quitarme la más importante
parte en mi vida…tú.
Su madre la miró con disculpa. —Oh, cariño. Lo siento tanto. Siento que hayas
sufrido por esto. Esto fue mi culpa. Y la venganza de tu padre. Lo que hizo tu padre no
tiene ninguna razón válida, ninguna excusa. Pero tú no deberías haber sido la que
pagara. Lo siento mucho, niña —Su madre extendió la mano y le dio un fuerte abrazo.
Ambas lloraron en los brazos de la otra —Luego su madre se alejó de ella—. Está bien,
cariño. Tú estás en casa ahora. Y prometo compensarte por todo. Tu padre va a pagar
por la vida difícil que te hizo pasar.
Adrienne sacudió la cabeza. —Mamá... sigue siendo mi padre.
—Ningún padre debería privar a su hija de la vida que ella merece. ¿Sólo por,
qué? ¿Celos? ¿Venganza? ¿Ira? Ninguno de esas son razones suficientes para que él te
alejara de mí.
Adrienne sabía que no era el momento de discutir sobre esto. En este momento,
ella no pudo defender a su padre. También estaba enojada con él por hacer lo que hizo.
Especialmente por... dejar que su madrastra y hermanastra la aplastaran y rompieran
su espíritu.
Jin volvió a la habitación y anunció que la cena comenzaría en breve.
—¿Dónde está tu padre? —le preguntó su madre a Jin.
—Acaba de llegar —respondió Jin—. Me aseguré, también, que los amigos de
Adrienne vengan a cenar con nosotros. Me imaginé que todo este alboroto será mucho
más fácil manejar para Adrienne si tiene a sus mejores amigos para hacerle compañía.
—Por supuesto —respondió su madre—. Son más que bienvenidos. Y, además,
estaré agradecida con cualquiera que amó a mi hija todo este tiempo cuando no estuve
a su lado.
Ellos fueron al primer piso de la casa y Jin y su madre la llevaron al enorme
comedor. Había una larga mesa en medio de ella con veinte asientos.
Jill y Yuan ya se sentaron allí y Adrienne les presentó a su madre. Después de
unos minutos, un hombre guapo de unos cincuenta años entró en la habitación. Su
cabello era más oscuro que el de Jin y sus ojos eran de color aguamarina.
—Oh, tenemos invitados —dijo sonriendo. Su sonrisa era cálida y acogedora.
Luego se volvió hacia su madre y la besó cariñosamente en los labios.
—Pierre —comenzó su madre—. Jin me acaba de traer la más maravillosa
sorpresa. Me gustaría que la conocieras —Ariana empujó a su marido hacia Adrienne.
Pierre Starck se paró frente a ella y la miró bien. Él parpadeó dos veces y, de
inmediato, el reconocimiento cruzó su cara. Sin tener que presentarlas, dijo—: Andrea.
Adrienne le sonrió tímidamente.
—Pero su nombre ahora es Adrienne. Todo el tiempo, estábamos buscando
Andrea, cuando ni siquiera es su nombre.
—¿Cómo? —Pierre le preguntó a su esposa.
—Te lo contaré todo más tarde —susurró Ariana.
Pierre miró a Adrienne de nuevo. —Dios mío, te pareces a tu madre.
—Jin la encontró —anunció su madre—. Ahora, finalmente está aquí, Pierre.
Pierre Starck sonrió a su esposa y la abrazó. —Oh, cariño. Yo estoy tan feliz por
ti. Has esperado décadas para esto.
—Lo sé —las lágrimas rodaron por las mejillas de Ariana otra vez—. Y tú has
esperado pacientemente conmigo.
Pierre Starck se inclinó hacia adelante y besó a su esposa una vez más y luego
se volvió hacia Adrienne. Le dio un abrazo y luego dijo—: Bienvenida a la familia, niña.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Adrienne y ella sintió que la felicidad
surgía a través de ella. Vio que Pierre Starck amaba genuinamente a su madre y que era
cierto lo que dijo Jin. Él aceptó su existencia incluso antes de que ellos se casaran. Y su
propio padre le permitió vivir con ellos, este hombre la habría tratado como a una hija
de verdad.
—Gra-gracias, señor —dijo Adrienne.
—Oh, niña. He estado contratando investigadores privados en los Estados
Unidos para que te buscarán durante casi toda tu vida. Creo que ahora, que finalmente
te he conocido, tú deberías llamarme papá.
Adrienne sonrió tímidamente y asintió con la cabeza. —Gracias, papá.
Después de la cena, Adrienne se fue con Jill y Yuan al enorme jardín Starck en
la parte trasera de la finca.
—Vaya —respiró Yuan—. Tu familia es realmente encantadora —No pudo
ayudar a retener las lágrimas de sus ojos.
Jill también estaba llorando. —Adrienne, sabemos cuánto has deseado tener
una familia que muestre, aunque sea un poco, de afecto por ti. Ahora lo tienes. ¡Esto es
una especie de milagro!
—Lo sé —admitió Adrienne felizmente—. Quiero decir... todavía es demasiado
por absorber en este momento, pero nunca jamás soñé que algunas personas me
amaran lo suficiente para dedicar décadas de sus vidas tratando de encontrarme...
porque sentían que yo pertenecía a ellos. Es tan... tan surrealista considerando que crecí
sintiéndome fuera de lugar con la familia que tenía entonces. Nunca me sentí que me
aceptaran. Y ahora... conocí a algunas personas que resultaron estar haciendo todo lo
posible para hacerme uno de los suyos.
—Si esto me pasara... no creo que fuera capaz de perdonar mi padre en
absoluto —dijo Yuan.
Adrienne volvió a sentir un dolor agudo en el pecho. Las lágrimas brotaron en
ella y miraba fijamente a la hierba en sus pies. Agitó la cabeza. —Lo que hizo... tal vez
pensó que era lo correcto. No quería perderme. Pero lo que hizo estuvo mal. Sentí que
me engañó. Estaba siendo egoísta. Mi verdadera madre me quiso todos estos años,
mientras crecía pensando que el amor maternal no existía para mí en absoluto. Tal vez
seré capaz de perdónalo. Pero necesito tiempo para asimilar todo esto. Todavía estoy
enfadada con él. Pero sí, creo que lo perdonaría. Con el tiempo.
—Tu madre es Amanda Seville, Adrienne —afirmó Jill, su voz dijo que lo
encontraba surrealista.
—Lo sé, ¿verdad? Increíble.
—Bueno, la manzana no cayó muy lejos del árbol en absoluto. Ahí es donde
tienes tu talento. Siempre te has preguntado cómo es que nadie en tu familia nunca
sabía cómo escribir.
—Ahora, no me siento fuera de lugar en absoluto. Mi madre me quiere. Y yo
tengo un hermano que también se preocupa genuinamente por mí.
—¡Y es muy caliente! —Jill no pudo evitar decirlo.
Adrienne entrecerró los ojos en su amiga. —¡Es mi hermano, Jill! ¿Cómo puedes
hablar así de él delante de mí?
Jill se rio. —Y pensar que al principio pensé que estaba interesado en ti. Bueno,
lo estaba. Pero no de la manera que pensaba, no románticamente. Al igual que lo dijiste.
—¿Y qué vas a hacer ahora? —preguntó Yuan—. ¿Vivirás aquí en París?
Adrienne suspiró. —No lo sé. Lo que sí sé es que quiero seguir conociendo a mi
familia un poco más.
—Sí. Te lo mereces —dijo Jill—. Tu madrastra y tu hermanastra te odiaban.
Ahora, es tiempo de que te quedes con tu madre y hermano... incluyendo al padrastro...
que sintió que tu regreso a casa hoy era un milagro.
Su madre los llamó. Se había hecho tarde y venían de un largo vuelo. Jill y Yuan
se quedaron en dos de las habitaciones de huéspedes. Adrienne dijo buenas noches a
ellos. Aunque quería hablar más con su madre. Sintió como si hablar con ella durante
horas no fuera suficiente para conocerla.
—Esta es tu habitación, Adrienne —dijo su madre, abriendo la puerta de una
habitación enfrente de la de Jin.
Cuando entraron en la enorme habitación, Adrienne casi se quedó sin aliento.
La lujosa cama matrimonial al centro estaba cubierta de colchas, edredón y almohadas
de púrpura y rosa, Las almohadas en el centro de la cama tenían la letra A bordada en
ellas. Había un escritorio y un estante lleno de libros. Un enorme sofá y una mesa central
en una esquina opuesta a la cama. Lujosas cortinas violetas cubrían las paredes de
cristal y las puertas conducían a un enorme balcón. Las paredes estaban adornadas con
hermosas y serenas pinturas en lienzo.
—Wow —dijo Adrienne sin aliento—. Esto es tan hermoso.
Su madre sonrió. —Me alegro que te guste. Decoramos esta habitación tan a
menudo como pudimos. Las sábanas y cortinas se lavan y se reemplazan cada semana.
—¿Es este un dormitorio de invitados o alguien se queda aquí?
—Esto no es un cuarto de huéspedes, Adrienne. Hemos estado decorando y
manteniendo esta habitación preparada durante años... esperando que llegara este día...
que tú finalmente volverías a casa con nosotros.
Adrienne se encontró abrumada por las emociones una vez más. Ella nunca
esperó escuchar lo que su madre acababa de decir. Ella recordaba el dormitorio en
Boston, la habitación en la que se quedó durante años antes de que fuera a la
universidad. Su cama no tenía sábanas y todas sus cosas fueron puestas en cajas, como
si su supuesta madre esperara que nunca volviera. Y ahora, aquí, en esta casa, su
verdadera madre hizo una habitación para ella, la mantuvo lista para el día en que
finalmente regresara a ella.
Se volvió hacia las pinturas de la pared. Algunas de ellas eran abstractas,
pintadas en colores pastel, hermosas y elegantemente femeninas para que coincidieran
con el tema de la habitación. Estas incluían una pintura de una selva tropical con una
laguna en el centro y exquisitas flores silvestres.
Adrienne pensó que las pinturas se ajustaban tan bien a la habitación que
alguien los pintó para ella... una habitación destinada a la princesa de la familia.
—¿Te gustan los cuadros? —su madre preguntó, notando como ella estaba
admirando los lienzos de la pared.
Adrienne asintió. —Son preciosos.
—Jin los pintó todos —dijo su madre con orgullo.
Adrienne miró fijamente a su madre. No podía ocultar el asombro que sentía
en la cara.
—Es su hobby —reveló su madre—. Ha estado pintando esto desde que tenía
quince años, esperando que un día, su hermana mayor viniera a casa, a verlos... y
admirarlos como lo estás haciendo ahora.
El corazón de Adrienne se hinchó. Su hermano pintó para ella, cuando ni
siquiera la había conocido. Kimberly nunca tuvo pensamientos agradables de ella
cuando vivió con ella toda su vida.
Mientras miraba fijamente a la habitación, no podía evitar preguntarse cómo
era posible que los Starck se las arreglaran para hacerla sentir como si les pertenecía
en un espacio de cinco horas, y la familia con la que creció no la había hecho sentir
aceptada cuando vivió con ellos durante más de veinte años.
Una hora más tarde, después de que se duchara en el enorme y elegante baño,
se acostó en la lujosa cama que siempre fue para ella. Encendió su teléfono. Han pasado
tantas cosas, que se olvidó de encender el teléfono de nuevo después de que la
recogieran de la comisaría de policía.
Tenía notificaciones de llamadas perdidas de su padre y algunas de Justin.
Ella suspiró. Cómo deseaba que Justin estuviera con ella en este día tan largo
de su vida. Ella lo extrañaba. Echaba de menos cómo le confiaba toda su vida, sus
dolores, sus pensamientos, sus sueños y sus pruebas. Se preguntaba qué es lo que él
diría cuando se enterara de que su vida había dado un repentino giro de trescientos
sesenta en un espacio de dieciséis horas.
Su corazón palpitaba dentro de su pecho cuando leyó su mensaje para ella:
¿Dónde estarás en exactamente cuarenta días? Déjame responderte a eso. En Italia.
Cambiando tu apellido por el mío.
Sonrió amargamente. Toda su vida se llamó Adrienne Miller. Pero ahora que
descubrió que era un nombre falso. Su nombre legal o real de nacimiento en
documentos era Andrea Blanc. Si su madre lo hubiera hecho a su manera, ella habría
sido Adrienne Blanc. Si Pierre pudiera hacerlo a su manera, ella estaba casi segura que
se cambiaría el nombre por el de Adrienne Starck.
Ahora que sabía quién era realmente, está confundida sobre qué nombre era el
adecuado para que ella usara. Pero en su corazón, en ese momento, sabía qué nombre
usaría en lugar de usar todas las opciones que tenía.
Preferiría ser Adrienne Adams.
30. Novo življenje
Esloveno para
Durante los días siguientes, Adrienne pasó la mayor parte del tiempo en la
mansión Starck, conociendo a su madre. Era como si ambas no pudieran conseguir
dejar de hablar con la otra. Tan suavemente como pudo, le dijo cómo fue difícil
crecer con Marina Miller, la mujer que ella pensaba que era su madre, que
proporcionaba poco consuelo y constantes comparaciones negativas con su
hermanastra.
Yuan y Jill disfrutaron de París tanto como ella. Jin los llevó por ahí, a cualquier
lugar que quisieran cuando Adrienne deseaba estar a solas con su madre.
—¿Tienes novio, Adrienne? —su madre preguntó.
Adrienne suspiró. Le recordó de nuevo los pedazos rotos de su corazón. No
había sabido nada de Justin desde la última vez que le dijo que se irían a Italia en
cuarenta días. Ella cree que él todavía estaba trabajando en convencer a sus padres para
que lo dejen ir. No tenía ni idea de cómo iba a hacerlo, pero en el fondo de su corazón,
ella realmente, realmente esperaba que tuviera éxito, así podría volver con ella.
Adrienne miró a su madre. —Lo tuve, pero fue... complicado —ella reveló.
Los ojos de su madre se entrecerraron. No echaba de menos la sombra del dolor
que vio cruzar los ojos de Adrienne.
—¿Lo amabas?
Adrienne parpadeó para contener las lágrimas que amenazan con brotar de sus
ojos. Entonces ella respondió, —Con todo mi corazón, mamá.
—¿Entonces por qué no están juntos?
—Porque... porque no podemos —respondió—. Su familia es rica y poderosa.
Aparentemente, necesitaba casarse con una heredera.
Su madre levantó una ceja. —¿Me estás diciendo que su familia no podía
aceptarte porque eras de una familia de clase media? Bueno, ¡ahora ya no lo eres! Ahora
también eres una heredera.
Heredera.
Todavía no se ha acostumbrado a esa palabra. Ella ni siquiera sabía lo que se
suponía que significaba y qué obligaciones o deberes estaban vinculados a ella.
—Bueno, su familia ya ha arreglado que se case con alguna chica.
—Oh. Bueno, no puedo decir que me sorprenda, considerando que me pasó a
mí también. ¿Qué hizo tu novio? ¿No peleó por ti?
—Lo hizo —respondió Adrienne con tristeza—. Sus padres lo repudiaron. Él
todavía luchó por mí. Pero no pude hacer que los dejara por mí, mamá. —dijo—. Así que
lo dejé.
Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y se las limpió mientras le sonreía a
su madre con tristeza.
—Eres realmente una chica valiente, Adrienne. Estoy tan orgullosa de ti, cariño
—Se acercó a Adrienne y la tomó en sus brazos. Adrienne lloró en silencio en los brazos
de su madre, deseando tener este lujo cuando estaba entrando en la pubertad y
finalmente se dio cuenta lo duro que realmente era el mundo.
Su madre se alejó de ella y le tocó la cara entre ella palmas. Le sonrió. —No te
preocupes, cariño. Eres una hermosa mujer —le aseguró—. No te preocupes. Te
presentaré a alguien que es lo suficientemente digno para reclamar tu mano. Guapo,
rico, inteligente y poderoso. Olvidarás a tu novio en poco tiempo.
Ella estaba a punto de decir que no estaba interesada en otros herederos ricos,
pero su madre ya la había llevado a la casa.
—¡Vengan rápido! Vamos al salón. Nada mejor que un buen spa para curar un
corazón roto. Y las compras, por supuesto —Su madre se rio.
Adrienne no pudo evitar admirar el espíritu de la mujer que estaba al frente de
ella. Era contagiosa.
¡Vaya! ¡Mi madre es genial!
Fueron a un spa en uno de los hoteles de Starck con Jill y Yuan. Luego
almorzaron con Jin en uno de sus restaurantes. Mientras esperaban a que su coche los
llevara al centro comercial más cercano, Jin se acercó por detrás de ella.
—Entonces, ¿ya te está agotando? —se burló Jin.
Adrienne sonrió a su hermano. —¡Oh Dios mío, Jin! Ella es maravillosa.
Jin asintió. —Sí. Y ella te ha esperado durante años. Así que, si ella consigue ser
un poco pegajosa o sobreprotectora, sólo ten paciencia con ella. Te soltará
eventualmente.
Adrienne sacudió la cabeza. —No me importa. He esperado toda mi vida para
sentirme así. Como si tuviera una madre.
—Lo sé. Y me alegro de que estés sonriendo de verdad en estos días.
—Gracias, Jin. Si no me hubieras encontrado, estaría de mal humor detrás de
mi escritorio en Manhattan en lugar de estar aquí en París, felizmente consiguiendo
conocer a mi madre.
—Te equivocas —dijo Jin y Adrienne le levantó la frente—. Tú no estaría detrás
de tu escritorio en Manhattan. Probablemente estarías en Boston tras las rejas —se
burlaba y Adrienne no pudo evitar que le golpeara el hombro.
Luego le sonrió a Jin cálidamente. —Gracias. Lo digo en serio. Lo haré por
siempre, te agradezco que me hayas traído de vuelta a casa.
—Y hablando de casa —Jin hizo una pausa—. ¿Has pensado en lo que vas a
hacer?
—¿Qué quieres decir con lo que voy a hacer?
—Adrienne, te das cuenta de que no tienes que trabajar otro día de tu vida,
¿verdad? Tienes un fondo fiduciario esperándote. Tenemos una empresa propia.
Puedes trabajar en uno de nuestros hoteles si realmente quieres trabajar. Y puedes
seguir tu amor por la escritura.
Adrienne respiró profundamente. —Tengo un trabajo en Blush.
Jin levantó una ceja. —¿Y prefieres pasar tus días con tu editor sin corazón que
tu familia?
Adrienne se mordió el labio, sin saber realmente qué decidir. Jin tenía un punto.
—Vamos, Yen —dijo Jin—. Mamá te ha esperado tanto tiempo. Ella merece
conocer a su hija.
Adrienne asintió. Jin tenía razón. Se lo debía a su madre. Necesitaba pasar
tiempo con ella para recuperar lo que habían perdido. Necesitaba más tiempo para
vincularse con su nueva familia... para sentir que pertenecía a una familia.
Y además... una nueva vida, ambiente, un nuevo país distraería su mente fuera
de Justin mientras lo esperaba. Dijo que la encontraría después de cuarenta días. ¿Pero
qué pasa si no regresa?
Podría mantenerse ocupada aprendiendo a vivir su nueva vida... para olvidar
que su corazón había sufrido un daño irreparable. Ella nunca olvidaría a Justin. Pero
necesitaba ayuda para ir paso a paso.
Adrienne y su madre pasaron toda la tarde de compras. La madre de Adrienne
insistió en conseguirle un nuevo guardarropa y Yuan y Jill felizmente la ayudaron a
elegir más de una docena de diferentes tops, una docena de diferentes jeans, faldas y
otros artículos con estilo.
Adrienne no quería realmente ropa cara, bolsos y accesorios, pero Jill y Yuan la
hicieron entrar en razón.
—¡No es para ti, Yen! —siseó Jill.
—¡Hazlo por tu madre! —Yuan insistió. Por muchas razones.
—¿Cómo qué? ¿Desperdiciar su dinero?
—No. Como si fueras su hija ahora —explicó Yuan—. Ella tiene un estado de
semi celebridad y su familia es como la crème de la cosecha. Y como eres la última
incorporación a esta familia, la gente en su mundo te mirará, chismorrearan sobre ti,
escudriñándote. Entonces, ¿por qué no les das algo hermoso y bueno para mirar? Una
chica con estilo y delicadeza, así como con sentido y cerebro.
—Deja tu antiguo yo atrás, Yen —dijo Jill—. Tu madrastra y Kimberly ya no
puede hacerte daño. ¡Cambia tu imagen, libérate y abraza a quién eres realmente!
Por mucho que quisiera discutir con ellos, Adrienne se dio cuenta de que tenían
un punto. Ya no puede ser la simple y sencilla Adrienne. Porque ella ya no es ordinaria.
Ella es Andrea Blanc. Y no dejará que otros la critiquen con el fin de herir a su madre, a
su hermano o a su padrastro. No los avergonzaría. Si la presentan en su mundo, tenía
que asegurarse de que los haría sentir orgullosos.
Así que, hicieron una redada en varias tiendas de lujo. Chanel. Balenciaga.
Gucci. Armani. Prada.
Su madre se sentó en un rincón y trabajó en su mini laptop mientras ellos tres
compraban.
—Compra cualquier cosa y todo lo que quieras, mi niña —le dijo. Adrienne—.
Vístanla y no se preocupen por la cuenta. Lo siento. Sólo necesito terminar esta intensa
escena en la que estaba trabajando. No puedo concentrarme en ninguna otra cosa.
Cuando finalmente llegaron a casa esa noche, Adrienne probablemente llevó
más de cincuenta bolsas de papel de diseñadores de lujo.
Jin sacudió la cabeza cuando los encontró en la puerta de entrada. —Entonces,
¿quién es responsable de convertirte en una adicta a las compras tan pronto? —sonrió.
—Mamá. Y estos dos —Adrienne señaló a Jill y Yuan
—¡Vamos! —Jill instó—. Sólo pensamos que ahora que es una de ustedes, tiene
que vestir de acuerdo al papel.
—Bueno, tienes razón —dijo Jin—. Mamá pronto presentará a Adrienne a su
círculo de amigos, e hijos e hijas de sus amigos. Ellos estarán muy emocionados de
conocerte. No porque piensen que eres una interesante persona. Pero porque quieren
saber qué te pasa y cómo puedes manchar la impecable reputación de nuestra madre.
Adrienne le devolvió el parpadeo a su hermano. —Así que... ¿estos son tus
amigos, también?
—¡Demonios, no! —Jin dijo—. No podría soportarlos. Si no son buenos para los
negocios, no me molesto en conocerlos en absoluto. Honestamente no sé ni me importa
cerca del noventa por ciento de los amigos de mamá y papá. Ni siquiera los he conocido.
Pero sólo puede haber una oveja negra en la familia. ¡Y, desafortunadamente para ti ya
me he reservado el título! —sonrió—. Así que no esperes que algo bueno salga de mí.
He llegado al punto en que nada de lo malo que haga ya ni siquiera llega a los chismes
sociales. A ellos simplemente no les importa. Cuando eres malo, y haces cosas malas, la
gente lo ignora. Pero cuando eres buena... como tú, mi querida hermana... y hagas algo
mal, se hablará en la ciudad... carne de tabloides... durante toda una semana.
Lo que dijo en realidad asustó a Adrienne. La mirada en shock se encontró con
su cara. Jin se rio y puso un brazo alrededor de su hombro para darle un suave apretón.
—Relájate, Adrienne —dijo Jin—. A mamá y papá nunca les importó lo que
piensan los otros a nuestro alrededor. Así que estarás bien. Y estoy seguro, que serás
un éxito entre los hijos de los amigos de nuestros padres.
—No me interesa —dijo.
Jin le sonrió. —Hmmm... hablando de eso, ¿dónde está el novio pez gordo?
Adrienne suspiró. Yuan y Jill le dieron a Jin un ligero movimiento de cabeza,
como advirtiéndole que no abriera una lata entera de gusanos.
—¡Oooppps! —Jin susurró—. Te diré algo, salgamos esta noche. Saca tu mente
de las cosas.
Después de unas horas, estaban en un club llamado Rendezvous. Cuando
llegaron, la fila parecía larga, pero, Jin los llevó al principio de la línea. Con un ligero
asentimiento, el portero los dejó entrar. Los otros que esperaban en la fila sólo
gruñeron.
—Eso no es justo —dijo Adrienne—. Odio cuando la gente con dinero e
influencia puede hacer eso.
Jin sonrió. —No es el dinero y las influencias lo que nos ha hecho entrar. Es sólo
valor nominal a simple vista —y le guiñó un ojo.
—Oh Dios, mi hermano es un imbécil de primera clase.
Jin se rio. —¡Y apenas estoy empezando!
Jin le presentó a algunos de sus amigos. Había una chica llamada Tara y su novio
Mac. Estaban los hermanos Van y Víctor, que eran mitad francesa y mitad brasileña.
Luego estaba un francés llamado Jean, que le resultaba familiar, como si lo hubiera visto
en algún anuncio impreso antes.
—Sí, de hecho, lo es —le dijo Jin.
Ella lo miró fijamente. —¿Qué?
—Si te estás preguntando si lo has visto antes y si es modelo, lo es. Fue modelo
para varias campañas de perfumes.
—Oh, por eso me resultaba familiar —dijo Adrienne.
Jin se inclinó hacia adelante para susurrar contra su oído. —Yuan.
Adrienne miró fijamente a su hermano. Le tomó cinco segundos averiguar lo
que quería decir. Y luego sonrió. Ya, Jean había empezado robando miradas a Yuan.
Hey, Yuan es un tipo muy guapo, también.
—Ustedes se parecen demasiado para estar juntos —Mac le dijo a Jin,
refiriéndose a Adrienne—. Es extraño.
—No, no estamos juntos. Pero eso no significa que alguno de ustedes debería
tener alguna idea, ¿ok? —Jin había señalado con el dedo a Víctor y Van.
Los dos tipos se quejaron. —¿En serio, amigo?
—¡En serio! —Jin dijo enojado. Luego señaló a Adrienne—. Hermana.
—¡Oh! —dijeron los dos al unísono—. Lo sentimos.
—No sabía que tenías una hermana —dijo Tara.
—Ahora lo sabes —dijo Jin con brusquedad, sin querer explicar la toda la
historia detrás de esto.
—En serio, amigo —Van comenzó a burlarse de Jin—. Protégela con tu vida.
—Eso es lo que estoy haciendo —dijo Jin.
—¿Dónde has estado todo este tiempo, Adrienne? —preguntó Mac.
—En Nueva York. Escribiendo para una revista llamada Blush.
—Oh, escribe como tu madre —Tara sonrió—. Me encanta Blush. Tengo mis
copias que entregan cada mes. En serio, ¿trabajas allí?
—Sí —respondió Adrienne—. Jill y yo.
Tara, era estudiante de periodismo, le pidió consejos a Jill y Adrienne. Ambas
mujeres estaban felices de ayudarla a comenzar una carrera, si ella lo deseaba. Su
familia era dueña de Rendezvous, y ella no tenía que trabajar. Sin embargo, ella no
quería que la catalogaran de mocosa rica buena para nada. Ella quería hacerse un
nombre para sí misma, también.
Llegaron a casa alrededor de la una de la mañana. Jill y Van intercambiaron
números después de bailar juntos muy sucio. Yuan y Jean no pudieron quitarse los ojos
de encima. Y Adrienne, hizo exitosamente algunos nuevos amigos.
Antes de irse a la cama esa noche, revisó su teléfono para ver los mensajes.
Kim: Espero que estés feliz. Has arruinado mi vida con éxito. Troy no me
habla. Mamá y papá se están divorciando. Y la familia de Troy piensa que soy lo
más bajo de mí. ¡Felicidades, Adrienne! Ganaste de nuevo. Espero que te mueras. De
verdad.
Leyó los mensajes un par de veces más, y luego simplemente golpeó borrar.
Leyó el último mensaje de Justin otra vez. Una y otra vez. Hizo todo lo posible
por no llamarlo. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Intentó sobrevivir un día a la
vez. Sin embargo, se sentía tan feliz con su nueva familia. Estaba feliz de que Jill y Yuan
estuvieran con ella en París.
Pero, heredera o no heredera, todavía se sentía con el corazón roto por no
poder estar con Justin.
31. Josnic
Rumano para
Dos días después, Yuan y Jill tuvieron que despedirse de Adrienne. Tanto como
ya amaban su semana en París, tenían que volver a la realidad. Ellos todavía tenían
trabajos que requerían que volvieran a Nueva York.
Adrienne decidió hacer lo correcto. Le envió a Jada su carta renuncia. Se
imaginó que había pasado años trabajando como una loca porque no quería ser un
fracaso a los ojos de su madre. Pero nunca fue realmente su madre. Era su madrastra. Y
su verdadera madre preferiría que se quedara en París, si no era para siempre, entonces
por un tiempo más.
Aunque se divertía como un niño por la noche, Jin en realidad llevaba el abrigo
del heredero Starck bastante bien. Hizo muchos progresos manejando sus negocios.
Poco a poco, su padrastro confió en él para tomar las riendas de su imperio.
Una semana después de que Yuan y Jill se fueron, la madre de Adrienne le dijo
que se reunirá con ella en una cafetería de uno de sus hoteles y la presentaría a algunos
de sus amigos y sus hijos, para que pudiera hacer nuevos amigos. El conductor de la
familia la llevó allí.
Adrienne debe haber estado en la cafetería durante una hora, pero su madre
no apareció. Recibió una llamada de ella.
—Cariño, siento no poder ir. Pero Christine llegará en cualquier momento. Si
llega allí, dile que tuve que apurarme para encontrarme con mi editor. Pero si pudieras
por favor... tomar un café con ella. Ella está visita en la ciudad. Le vendría bien algo de
compañía.
—Está bien, mamá.
Ella apreciaba que su madre la presentara lentamente a su círculo de amigos
como parte de su familia. Necesitaba conocer a nuevos conocidos para no pensar
demasiado en Justin y para para no aburrirse.
Revisó el calendario. Quedan treinta días. Y todavía no hay noticias de Justin.
Se resistió a la necesidad de enviarle un mensaje o llamarlo. No podía. Si él está
haciendo lo posible por conocer a su prometida, ella no quería arruinarlo.
Ella quería decirle sobre el reciente giro de los acontecimientos en su vida. Ella
no quería perturbar su concentración. Quería que hiciera esto por sí mismo, sin ninguna
influencia de ella. Eso no sería justo.
Debe haberse quedado en la cafetería, navegando por internet a través de su
teléfono, durante unas tres horas. No llegó nadie. La amiga de su madre no apareció.
Llamó a su madre.
—Entonces, ¿cómo fue? —preguntó, sonando extasiada.
—Mamá, tu amiga no apareció.
Había silencio al otro lado de la línea. Entonces su madre dijo, —Oh, está bien.
Debe haberse quedado atrapada en algo. La llamaré ahora. Mientras tanto, puedes
llamar al conductor para que te lleve a casa.
—Mamá, ¿tu amiga está bien?
Su madre suspiró en la otra línea. —Espero que sí. No te preocupes por eso, lo
arreglaré. Te veré en la cena.
Adrienne se fue a casa. Cuando llegó a su habitación, vio una caja encima de su
mesa de café. Estaba cubierto en un envoltorio de plata con una cinta de metal púrpura.
Ella leyó la tarjeta.
El aburrimiento mata.
Así que tal vez es hora de que empieces a escribir tu próximo bestseller.
Con amor,
Jin
Ella sonrió. Su hermano era tan considerado. Él era todo lo que Kimberly no
era. Y su corazón se hinchó con el amor que su nueva familia le ofreció.
Abrió la caja y encontró una nueva Macbook Air. No podía dejar de sonreír. Jin
tenía toda la razón. Escribir sería lo mejor que hiciera mientras se quedara en París.
Recordó la novela que empezó a escribir. Luego recordó que no podía volver a trabajar
en eso. Se sentiría demasiado destrozada si continuara con esa historia. Justin inspiró
esa historia de amor. Pero ahora, su historia de amor con él se enfrentaba a un incierto
final.
Su madre entró en su habitación.
—Cariño, siento que hayas tenido que esperar en la cafetería para nada —dijo.
Adrienne podía ver la decepción en su cara—. El vuelo del hijo de mi amiga se retrasó.
—¿El hijo de tu amiga? —repitió Adrienne —. Creí que me iba a reunir con tu
amiga.
Su madre la miró un rato y luego dijo, —Oh, sí, sí. Er... Christine no... no pudo
llegar a París. Pero su hijo vino a ciudad. Y quería ver los lugares de interés.
—Mamá, no puedo ser un guía turístico —dijo Adrienne—. He estado aquí
menos que dos semanas.
—Sí. Pero él frecuenta París. No necesita que le muestren los alrededores.
Sólo... necesita compañía.
Adrienne entrecerró los ojos ante su madre. —¿Por qué yo?
—Él también es de los Estados Unidos. Y quería que conocieras a la familia de
mis amigos. Siempre que el hijo de Christine está aquí, normalmente… no tiene
compañía o amigos para recorrer la ciudad.
—Es un hombre. Tal vez Jin sería capaz de mostrarle un mejor momento de lo
que yo lo haría.
—No tiene la edad de Jin. Y Jin... odia mi círculo de amigos y sus niños. ¿Sabes
que no ha conocido a ninguno de los hijos de mis amigos? Y él no ha ido a ninguna de
mis reuniones o encuentros con mis amigos.
—¿En serio?
—Si no está relacionado con el negocio, no está interesado.
—Tal vez pueda empezar por conocer al hijo de Christine. Él sería una mejor
compañía que yo.
—Bueno, Pierre acaba de enviarlo a Dubai para facilitar la construcción de
nuestro hotel allí —su madre le sonrió—. ¿Serías una estrella y me ayudarías afuera,
entonces? Le prometí a Christine que te presentaría a su hijo.
Adrienne levantó una ceja. —Mamá... sólo una pregunta. No me vas a emparejar
con el hijo de tu amiga, ¿verdad?
Su madre la miró fijamente. Y luego se encogió de hombros. —Bueno... mis
amigos tienen hijos muy guapos. También son inteligentes y vienen de muy buenas
familias. Y recuerdo específicamente que tú estás tratando de superar a un tipo cuyos
padres no pueden aceptarte.
Adrienne se rio. —¡Dios mío, mamá! —dijo—. Por favor, detente. No estoy
buscando saltar a una relación de rebote. Acabo de romper con mi novio hace diez días.
Y, además, le prometí que lo esperaría.
—¿Esperar? —dijo su madre—. No seas absurda, Adrienne. Deberías no ser a
la que hacen esperar. Debería estar persiguiéndote. Sus padres deberían rogarle que
vuelva a ti. Eres mi hija y eres hermosa, inteligente y de buen corazón. Cualquier tipo
moriría por estar en los zapatos de tu novio ahora mismo.
Adrienne se sintió feliz de escuchar que, para variar, tiene una madre que está
realmente orgullosa de lo que es.
—Mamá, no te preocupes por mí —afirmó—. Estaré bien.
Su madre se sentó a su lado y le puso un brazo alrededor del hombro —¿Puedes
prometerme que al menos me dejarás presentarte a mi círculo? De acuerdo, no tienes
que empezar a salir de inmediato. Sólo... conoce a gente nueva. Yo no quiero verte
perder el tiempo, esperando a alguien que no puede volver a ti.
Adrienne suspiró. No quería hacerlo. Pero también quería hacer sentir a su
madre que está tratando de encajar en su mundo. Y esta, es la primera vez que sintió
que su madre realmente se preocupaba por ella.
—Conoceré nuevos amigos —dijo con firmeza. —Pero no saldré con nadie
románticamente, mamá. Prometo que haré todo lo posible por ser amiga de los hijos de
tus amigos. Y tienen que ser tanto chicos como chicas. No exclusivamente chicos. Estoy
a favor de hacer nuevos amigos. Pero no tendré un novio. Hasta que... —ella suspiró—.
Hasta que esté lista.
Su madre sonrió. —Está bien. Es justo. Por cierto, voy a dar una fiesta en dos
semanas. Es la mejor manera de presentarte a la sociedad. Todo el mundo debería saber
quién eres y que perteneces a esta familia –—La besó en la frente.
—¿Qué? —Adrienne comenzó a protestar. Ella pensó que esta cosa de heredera
iba a ser fácil. —Mamá, no. No es necesario.
—¡Claro que sí! —afirmaba su madre—. Para no hacerte sentir incómoda, lo
hare la misma noche de mi fiesta de la victoria. Mi libro 'Clever Tales' ahora es el número
uno en la lista de los más vendidos del New York Times durante seis semanas. He
vendido unos dos millones de copias. Es hora de celebrar. Lo hago todo el tiempo con
mis otros libros que marcan un hit. Y en esa noche, nosotros te presentaremos
formalmente a todo el mundo.
Adrienne casi entró en pánico.
Su madre se rio. —Lo harás muy bien, Adrienne. Eres mi hija. Sólo respira y sé
tú misma. Todo el mundo te amará. Y si no lo hacen, pueden irse al infierno. No me
importa. Estoy orgullosa de ti —Su madre se levantó y se dirigió a la puerta. Luego dio
la vuelta a ella—. He sido una novelista romántica durante décadas, cariño. Y ya sabes...
te encuentras con el tipo para ti en los lugares y situaciones más improbables. Nunca se
sabe. Puede que conozcas a alguien que realmente valga la pena olvidando a tu ex-novio.
Adrienne acaba de sonreír a su madre. Pero en su mente ella pensó, Yo
sinceramente dudo eso, mamá. No vale la pena olvidar a Justin por nadie
4
Nulle: Nulo, ninguno.
5
Crappy: De mierda, malo.
Una camarera fue a su mesa para tomar su orden.
—No suelo beber, pero qué demonios, ¡creo que necesito un daiquiri! —dijo
Adrienne.
Tara pidió una margarita y Mac dijo que quería una cerveza.
La camarera se volvió hacia Justin J. Él la miraba con los ojos, literalmente
mirando sus grandes tetas y largas piernas. —¡Maldita sea! ¿Estás en el menú? —él le
preguntó ella.
La camarera le sonrió tímidamente.
Justin J. se lamió el labio superior y dijo—: ¿Podrías darme un Blow Job6?
Los ojos de Adrienne se abrieron de par en par. —¡Pervertido! —dijo enojada,
incapaz de detenerse.
Justin J. miró fijamente a Adrienne, levantando una ceja. —¿Qué? Me refería al
shoot ¿Tú sabes? ¿La bebida mixta de licor irlandés? ¿No has oído hablar de eso antes?
Adrienne se mordió el labio por la vergüenza. Tara le dio la espalda a Justin J.
para que no viera que ella estaba reprimiendo su risa.
—Seguro que lo haré —dijo la camarera. Luego se fue. Después de unos
minutos, ella estaba de vuelta con sus órdenes.
—¿Algo más? —les preguntó.
—Tal vez cuando salgas del trabajo, tú y yo podamos tener algo de sexo en la
playa —le dijo Justin J.
La camarera se rio y se fue.
Adrienne lo miró fijamente. —¿Qué? ¿No me digas que tampoco no sabes que
Sex on the Beach7 es una bebida mixta? —le preguntó, dándole una mirada inocente.
—Te crees muy gracioso, ¿no es así, pequeño pedazo de gorila flatulento? —le
preguntó enojada, tratando de convertir su broma en él.
Mac y Tara se rieron esta vez.
N-1-9-8-9 le dio una sonrisa deslumbrante. —Ahhh... ella es inteligente —él
dijo—. Y no, no soy gracioso. Sólo creo que estoy un poco demasiado caliente.
Mac tomó un trago de su cerveza. —Puño izquierdo o derecho, Yenny. Sólo di
la palabra y se lo daré —él ofreció.
Justin tomó su bebida con él y se puso de pie. —Eres tan aburrida. Voy a
encontrarme un buen momento —Se levantó y se fue. Fue sólo entonces que Adrienne
se dio cuenta de lo que llevaba puesto. Pantalones holgados dorados, sobre muy camisa
negra ajustada y otra vez... tirantes.
6
Blow Job: Mamada, sexo oral.
7
Sex on the Beach: Sexo en la playa.
¿En serio? ¿Dorado?
¿En serio? ¿Tirantes
Cuando se fue, Tara miró fijamente a Adrienne. —¿Qué demonios fue esa
criatura? —preguntó—. ¿En serio? ¿Tu madre pensó que te engancharías con eso?
—Sip —Adrienne asintió—. No creo que pueda ser amiga de él.
—Tienes que salir de esto —dijo Tara—. ¡Se lo diremos a Jin! Tenemos que
convencer a Ariana de que no puede hacerle esto a su hija.
—Chicos, no... le cuenten todos los detalles a Jin, ¿de acuerdo? —dijo
Adrienne—. Este tipo es un simio, lo sé. Pero Jin se está volviendo sobreprotector
conmigo. Si se entera o averigua cómo me trató este tipo, podría darle un golpe de su
puño. Y no quiero romper la amistad de nuestros padres por eso. Acabo de llegar aquí
hace dos semanas.
—Sí, nos preguntábamos sobre eso —reveló Mac—. Jin nunca te mencionó
antes. ¿Cómo es eso?
Adrienne no sabía si Jin realmente quería revelar los mismos pequeños detalles
sobre su familia. —Bueno, Jin es mi medio hermano. No soy una Starck. Viví con mi
padre desde que era una niña.
—Oh, es por eso —dijo Tara.
Pasaron la noche hablando, escuchando música y viendo a los clientes
interesantes en la pista de baile. Adrienne pensó que ella realmente la pasaba muy bien.
Tara y Mac no se apartaron de su lado. Tal vez sólo estaban temiendo que Neanderthal
viniera y la acosara cuando estuviera sola. ¡Ella ¡después de todo está usando una falda!
Y se veía como un tipo que se le insinuara a cualquier cosa que lleve una.
Adrienne vio a Justin J. en la pista de baile. Estaba bailando sucio con una chica.
Lo miró moler su entrepierna hasta el trasero de la chica, como si fuera estar tirando
con la ropa puesta. La chica estaba felizmente torciendo su trasero contra él. Luego la
llevó a él, tirando de ella por la cintura y le acarició el cuello. Incluso le tocó casualmente
las tetas. Y a ella parecía gustarle.
—¡Increíble! —dijo Tara detrás de Adrienne. Obviamente, ella estaba también
vigilando—. ¿Tu madre realmente piensa que esté limpia-culos es material para un
novio?
—¿Estás viendo lo que le está haciendo a esa chica? —preguntó Mac.
—Sí. Y afirma que tiene a una modelo de lencería encerrada en la habitación de
su hotel.
—¡Imbécil! —murmuró Tara—. Si no tienes quien te lleve a casa, estamos
llevándote. ¡Ni siquiera puedes ir a casa con ese tipo!
—No tengo intención de hacerlo —dijo Adrienne.
Miró la pista de baile con todas las parejas bailando y ella recordó la primera
noche que conoció a Justin Adams. Él no la manoseó como N-1-9-8-9 hizo con la chica
que estaba bailando. Justin coqueteó con ella, sí. Pero nunca le faltó el respeto o la acosó.
Y siempre supo decir cosas más inteligentes. Era impresionante y digno de ser
deslumbrarte.
Si la prometida de Justin lo conoció, Adrienne dudaba que quisiera romper el
compromiso y dejarlo ir. ¿Quién no se enamoraría de él?
Se quedó mirando su teléfono otra vez. Todavía no hay noticias de él. Y en cierto
modo, se sintió feliz. Porque sabía que en el momento en que supiera de él, ella le diría
todo lo que está pasando en su vida y eso haría que se dé la vuelta y tome el siguiente
vuelo a París. Ella sabía que lo haría. No dudaba de eso
Pero él no debería hacerlo. Debería estar en algún lugar de los Estados Unidos,
tratando de conocer mejor a su prometida. Tratando de ver cuál es su otro futuro que
le esperaba. Y con suerte después de eso, tratar de convencer a sus padres que nunca
funcionaría entre ellos dos. Porque después de todo sus esfuerzos, después de todos sus
intentos, su corazón todavía le pertenecía
Eran las dos de la mañana cuando Tara y Mac decidieron dejar a Adrienne en
casa. La llevaron a la entrada privada donde estaba el coche Mac.
Al salir, vieron a una pareja besándose cerca de la puerta. Cuando Adrienne
miró, vio a Justin J. con una chica envuelta a su alrededor.
—¡Oye! ¡Deberías llevarte esto a un lugar privado! —dijo Mac enojado—. Este
es un club de alto nivel. No toleramos el sexo en público aquí.
Justin J, el Neandertal miró hacia arriba y vio a Adrienne. Liberó a la chica.
—¿Estás lista para irte? —preguntó.
—Sí. Pero no te molestes. Mis amigos me llevarán a casa.
—Oh, bien —dijo y luego puso sus brazos alrededor de la chica con la que se
estaba besando. Luego se volvió hacia Adrienne otra vez—. Por cierto, si tu mamá
pregunta, dile que la pasamos muy bien.
Adrienne puso los ojos en blanco. —¡Le diré lo pervertido que eres!
—Vamos, nena —dijo—. No te gusto de verdad. Así que, ¿por qué no sólo le
dices que lo pasamos muy bien, pero química equivocada? —le sonrió. dulcemente.
Adrienne respiró profundamente. —Probablemente tengas razón. De todos
modos, es seguro —Y se giró hacia el coche de Mac.
—¡Oh, Dios mío! ¡Espero que tu madre nunca insista en que veas a ese tipo otra
vez! —dijo Tara cuando entraron en el coche.
—Despreciable, ¿verdad? —suspiró Adrienne.
—En realidad es bastante divertido —observó Mac.
—¿En serio? Entonces tal vez tengas un mejor sentido del humor que yo —dijo
Adrienne.
—Bueno, no estás realmente dispuesta a reunirte con él. Tú no quieres que te
guste, independientemente de si es genial o no. Así que solo ríete de sus payasadas. Él
ya sabe que no son el uno para el otro.
—Tienes razón. Porque aparentemente, sólo se engancha con lo fácil que se
encuentra —Tara estuvo de acuerdo—. Déjalo, cariño. Si tu madre realmente quiere
que conozcas a los chicos que vienen de familias ricas, guapos e inteligentes, podríamos
ayúdate con eso.
—No gracias —dijo Adrienne—. Como le dije a mi novio... esperaré por un
tiempo para que él arregle las cosas.
—¿Y tú realmente crees que lo hará? —preguntó Mac.
Adrienne suspiró. —Lo hará —dijo ella. Luego, con voz triste, ella añadió—: Sí
él puede.
33. Maskaradë
Albanés para
8
M.I.A.: Connotación militar para indicar la perdida de una persona, ‘Missing In Action’ —‘Perdido
en acción’.
—¿Adónde vamos? —le preguntó ella.
Él se volvió hacia ella y sonrió. —¿Recuerdas mi último mensaje de texto para
ti? —preguntó
Ella asintió. —Por supuesto
—Todavía tenemos dos semanas —dijo.
—Sí... sí las tenemos.
Justin se acercó a ella. Con una sonrisa maliciosa en su cara, él dijo—: Bueno,
no creo que pueda esperar dos semanas más... Sra. Adams —Y le dio un beso que la dejó
alucinando y le quitó el aliento.
35. Rhedeg i ffwrdd
En galés para
Dos horas más tarde, Adrienne estaba en el aeropuerto con Justin. Ella no
estaba pensando. A ella no le importaba. Sabía que estaba mal de alguna manera. Pero
se sentía cansada de hacer siempre lo que todos a su alrededor esperaban de ella. Vivió
con una madrastra que nunca vio nada bueno en lo que hizo, un padre que no sabía
cómo defenderla, y ahora ella tenía una madre que trazó su futuro sin siquiera decírselo.
Tal vez el tiempo tuvo que ver para que ella piense por sí misma. Es hora de seguir su
corazón e ir tras lo que quería. Y eso es Justin.
Jin entró en el vestíbulo del aeropuerto, llevando una pequeña bolsa con él. Le
envió un mensaje de texto diciendo que se iba de la fiesta y que necesitaba que trajera
algunas de sus cosas al aeropuerto.
La miró con una expresión sobria en su rostro.
—Espero que sepas lo que estás haciendo, Adrienne —le dijo.
—No lo sé —le dijo ella—. Pero por primera vez en mi vida, estoy sólo...
haciendo lo que quiero.
Él le sonrió y miró hacia el mostrador donde estaba Justin, reservando sus
vuelos.
—¿Y es él? —preguntó.
Adrienne asintió. Luego le preguntó—: Jin... ¿sabías que mamá arregló un
matrimonio para mí?
Jin levantó una ceja. —No. Si lo supiera, habría hecho algo sobre ello. Estoy en
contra de los matrimonios arreglados, Adrienne. Sabía que mamá jugaba a la
casamentera. Pero no sabía que ya te había condenado.
Adrienne asintió. —Me lo dijo en la fiesta.
Jin sonrió. —Estaba tan preocupada. No sabía cómo decirle a Christine que no
querías seguir con esto. Pero entonces, no apareciste en la fiesta y me enviaste un
mensaje de texto diciendo que te habías ido. Ahora, se siente tan culpable de que te
asustó.
—Oh Dios mío, Jin —su mano se fue a la boca—. ¿Está bien?
Jin sonrió. —Ella estará bien. Hagámosla pensar en lo que ha hecho por un
tiempo. No puede meterse en nuestras vidas de esta manera.
—¿Ellos lo saben?
—¿Que el tipo con el que te pusieron la trampa ya era tu novio? —preguntó Jin.
Agitó la cabeza—. Sólo yo lo sé. Porque cuando tu prometido apareció en la velada, lo
reconocí inmediatamente. Me acordé de él del bar, la primera vez que te conocí. No
sabía que era el Justin Adams, cuya familia había estado tan cerca de nosotros todos
estos años. Pero yo no diré eso, Yen. Disfrutemos de esta pequeña broma para nosotros
mismos por un tiempo —él sonrió.
—¿Qué pasa con los padres de Justin?
Jin miró de nuevo hacia donde estaba Justin. —Creo... que su teléfono no para
de sonar. No seré yo quien les dé la noticia. Si me lo preguntas, nuestra madre y sus
padres merecen que se les dé una lección —Entonces Jin le guiñó un ojo. Le dio una
pequeña bolsa—. Agarré todo lo que pude. Tus identificaciones, cartera y pasaporte
están en el bolsillo. ¿Adónde van ustedes de todas formas?
Adrienne sonrió a Jin con incertidumbre. Por primera vez, ella no sabía dónde
estaba su destino, pero tenía una fe total en Justin. Ella le confió su corazón, y ahora, le
está confiando su vida.
—No lo sé. No me importa. Ahora mismo, sólo... quiero estar con él.
—Le dije a mamá que pensaba que te habías escapado y que iba a venir por ti.
Probablemente le diré que querías volver a New York y pensar por un tiempo. Después
de todo... todo este alboroto podría ser abrumador, también. Estoy seguro de que
debería darte tiempo considerando que nos ocultó a todos cómo trató de manipular tu
futuro.
—Jin, por favor no dejes que piense que va a perderme de nuevo. Esto es sólo...
algo que tengo que hacer. Rompí con Justin hace un par de semanas porque su familia
lo arregló para que se casara con otra persona. Su familia lo repudió. No podía hacerle
eso. Así que lo dejé para que él pudiera conocer a la chica que sus padres eligieron para
él. Y casi se rompió parte de mí. Aunque él no se dio por vencido conmigo. Sin embargo,
luchó por mí Yo herí a Justin cuando lo dejé. Hemos pasado por lo peor en nuestras
vidas. Necesito compensarlo, ahora que sé que sus padres ya no lo repudiarán si elige
estar conmigo —Adrienne tomó un profundo respiro—. Sólo quiero que saboreemos
este momento.
Jin asintió. —Mientras seas feliz, Yen —Se inclinó hacia adelante y le dio un
abrazo—. Odio que te haya recuperado y que ahora te estén llevando lejos de mí —
susurró y su voz realmente tenía un rastro de tristeza.
—No me perderás, Jin —dijo Adrienne, con las lágrimas brotando en sus ojos
mientras abrazaba a su hermano.
—Lo sé. Pero cuando te vea de nuevo, tengo la sensación de que serás...
Adrienne Adams. Impresionante anillo, por cierto. ¡Felicitaciones!
Se rio y luego se alejó de él. —Cuida de mamá, ¿sí? No dejes que se ponga muy
triste. Sí, no debería haberse metido con mi vida. Pero no quiero que se deprima.
Además, ella ya se disculpó conmigo y prometió cancelarlo.
Jin asintió. —Por supuesto. No estoy de acuerdo con lo que ella hizo, pero sigue
siendo nuestra madre. Ella merece saber que su plan funcionó después de todo... bien,
después de sentir lástima por ello, por supuesto.
Justin apareció detrás de ellos. Miró a Jin por un rato y luego le extendió la
mano.
—Soy Justin —le dijo a Jin.
Jin estrechó su mano. —Y soy el tipo que te dará una paliza si le haces daño a
mi hermana.
—¡Jin! —Adrienne siseó a su hermano.
—Está bien, cariño —dijo Justin. Luego se volvió hacia Jin—. No lo haré, cuidaré
de ella, no tienes que preocuparte. Estará más segura cuando esté conmigo.
Jin asintió. Luego se volvió hacia Adrienne. —Manténgase en contacto.
Llámame si necesitas cualquier cosa. ¡Y quiero decir cualquier cosa!
Adrienne asintió. Luego volvió a abrazar a Jin. —Te amo, Jin —ella le susurró.
Y lo dijo en serio. Aunque, ella acaba de conocer a su hermano, se las arregló para
construir un vínculo de hermanos con él de la manera en que Kimberly nunca lo hizo
en los veinticinco años que pensó que era su hermana.
—Yo también te amo, hermana. Sé feliz, ¿de acuerdo?
—Sabes que lo seré.
Jin se fue y Adrienne se volvió hacia Justin.
—¿Ese tipo va a ser mi cuñado? —preguntó, levantando una ceja mientras
miraba fijamente la espalda de Jin.
—Justin...
—Recuerdo que quería meterle todos los dientes en la garganta cuando yo
pensé que estaba interesado en ti.
Adrienne sonrió. —Él lo estaba, pero no por las razones que pensabas. Él
sospechaba que yo era su hermana perdida.
—¡Gracias a Dios, lo fuiste! —Justin sonrió.
—Me sorprende que no lo hayas reconocido.
—Probablemente odia ir a nuestras pequeñas reuniones familiares, tanto como
yo. Así que, nunca nos conocimos. Pero siempre he sabido que con la chica que se
supone me casaría pertenece a la familia Starck. Una vez, pensé que él iba a ir por ti,
temía un destino inimaginable para mí. Tú, convirtiéndote en mi cuñada.
Los ojos de Adrienne se abrieron de par en par. —¡Oh Dios mío! Eso sería
realmente un desastre, ¿verdad?
—Sí. No quería ni pensar en lo que iba a hacer. Creo que probablemente viviría
al otro lado del mundo y nunca aparecería en las reuniones familiares, nunca.
Adrienne se rio. —¿Por qué harías eso?
Los ojos de Justin se estrecharon hacia ella. —¿Realmente pensaste que alguna
vez podría dejar de amarte, Adrienne? —Le apartó un mechón de su cabello suelto de
su cara—. Probablemente querría matarme todos los días si terminara con ese destino.
Adrienne sonrió. —Entonces agradezcamos que yo era la desaparecida
hermana de Jin Starck en su lugar. Así que sé bueno con él, ¿ok?
La llevó hacia él y le dio un suave beso en los labios. —Sí... por ahora. Así que
casémonos pronto para que pueda mostrarle quién es el jefe.
Adrienne se rio. —¿A dónde vamos, de todos modos?
Justin le sonrió. —Nos fugamos a Italia —respondió. Entonces él la miró con
una expresión de nostalgia en su hermoso rostro—. ¿Estás segura sobre esto, cariño?
Porque una vez que abordes ese avión, no habrá vuelta atrás. Cuando vuelvas a París o
a Nueva York, serás la Sra. Justin Adams —Sus ojos estaban bailando y Adrienne podía
ver simplemente lo feliz que era. Y ella se sentía exactamente de la misma manera.
—¿Tus padres ya te llamaron?
—Una vez cada cinco minutos en las últimas dos horas.
—¿Les has contestado?
—No. Le envié a mi madre un mensaje de texto de disculpa.
—¿Qué le has dicho?
Justin se encogió de hombros. —Lo siento, mamá. Realmente amo a mi novia.
Y yo sólo la quiero en mi futuro. Algún día espero que lo entiendas. Y eso es todo.
—Justin... ella pensará que te fugaste con tu novia —dijo Adrienne.
Justin le sonrió. —Y lo estoy haciendo.
—Pero... no me conocen.
—Sí. No saben que ya estoy enamorado de la chica con la que ellos querían que
me casara. Y ahora mismo, no estoy muy emocionado de dar la noticia a ellos, todavía.
—Justin... se enfadarán con nosotros por haber huido.
—¿Tú crees? —preguntó. Luego sonrió—. Tendrán el final que querían. No
quiero que se regodeen todavía. Quiero que paguen incluso un poco de precio por ello.
—¿Por eso nos fugamos a Italia? —preguntó.
Él le sonrió maliciosamente. —Esa es mi excusa —dijo. Luego su cara se puso
seria—. La verdadera razón es que... sé lo que fue no tenerte en mi vida y me enfrento a
un futuro incierto, sin siquiera saber con seguridad que vas a ser parte de ello. Ya no
quiero eso, Adrienne. Quiero despertarme contigo por las mañanas y tenerte en mis
brazos en las noches. En este momento... no me importa lo que nadie piense o sienta. Es
nuestro momento, Adrienne. Esta vez... lo que importa somos sólo nosotros dos.
Nuestros padres... amenazaron nuestra felicidad antes. Sólo quiero asegurarme de que
ellos no puedan volver a hacer nada.
—Se decepcionarán cuando sepan que nos hemos casado sin ellos. Nuestras
madres probablemente planearon nuestra boda en sus cabezas hace mucho tiempo.
—Pero ese es el punto. Estaban planeando la boda de unos niños con los que
arreglaron para casarse. No somos nosotros, Adrienne. Nos enamoramos entre
nosotros, sin su ayuda o influencia de ellos. Nuestra historia de amor siempre ha sido...
sólo de nosotros dos —dijo Justin—. Planeé casarme contigo en Italia. Así, en un
ambiente romántico, adecuado para dos amantes que ganaron su pelea contra el
mundo. Nada debería cambiar eso, sólo porque descubrí que tú y la chica con la que
arreglaron para casarme son la misma persona. Todavía me estoy casando con
Adrienne Miller. No con Andrea Blanc.
Adrienne le sonrió. Ella pensó que él tenía razón. Aceptó su compromiso con el
hombre que amaba con todo su corazón. No con la persona que su madre pensó debía
casarse. Claro, sus padres podrían estar decepcionados y probablemente se enfadarían
con ellos cuando no regresen mañana o al día siguiente. Pero han pasado por mucho en
las últimas semanas. Pensó que se merecían este pequeño pedazo de cielo. Y nada
cambió entre los dos. Especialmente no su amor por el otro.
—A menos que... quieras una gran boda, cariño —dijo—. En ese caso, nos
vamos a Italia no para casarnos... sino para adelantar nuestra luna de miel —le sonrió.
Adrienne le sonrió. Ella sacudió la cabeza. —Nunca quise una gran boda. Sólo
porque descubrí que mi madre es rica y puede permitirse el lujo de la boda más grande
del siglo no significa que cambiaría lo que soy y lo que quiero. Sigo siendo Adrienne
Miller, la chica con necesidades y deseos simples. Y ahora mismo... sólo quiero una cosa
—Ella miró fijamente a Justin—. A ti.
Le sonrió. —Entonces te prometo que no te arrepentirás, Sra. Adams.
—Aún no soy la Sra. Adams —se rio.
Le besó los labios y la llevó hacia los mostradores del check-in. —Lo serás en
menos de una semana. Así que mejor acostúmbrate a ese nombre... Sra. Adrienne Adams
—le guiñó un ojo.
Mientras caminaba a su lado, dijo su nuevo nombre en su cabeza.
Adrienne Adams.
—Me gusta mucho —ella le dijo—. Se siente como... yo.
36. Upendo ni nuru ya
maisha
Swahili para "
Justin y Adrienne llegaron a un hotel de lujo en Florencia. Era más como una
casa lujosa y sofisticada que un hotel con su elegante fachada adosada, muebles
neoclásico y colecciones de arte de siglos en una estructura de cuatro pisos.
Fueron recibidos calurosamente por todo el personal, vestidos con trajes y
uniformes caros.
Adrienne le devolvió el parpadeo a Justin, obviamente impresionada por el
trato VIP que recibieron. Justin sonrió y le susurró—: Alquilé todo el lugar durante toda
la semana. Así que somos sus únicos huéspedes.
Los ojos de Adrienne se abrieron de par en par. —¡Justin! —siseó—. ¡Eso es
demasiado!
—¿Qué sentido tiene fugarse si no puedes tener algún tipo de privacidad,
¿verdad? —preguntó, con los ojos parpadeando. Una pareja se acercó a ellos. Justin
sonrió al ver a su primo, Mason. El único primo que Adrienne no había conocido todavía.
Su esposa, Abigail, lo acompañó.
—¡Justin, mi hombre! —Mason lo saludó calurosamente cuando se acercó ellos.
Los dos tipos se dieron un abrazo varonil. Justin no había visto Mason en casi
un año y entre sus primos, Mason era su mejor amigo. Lamentablemente... no estaba...
en buenos términos con sus padres. Justin no podía olvidar el día que saco todo para
conseguir su avión privado para llevar a Mason a Italia. Y desde entonces, Mason nunca
miró atrás.
En cierto modo, Justin no podía culparlo. Mason era negro y azul y siendo
retenido por algunos tiburones de póker para pedir rescate a los que debía mucho
dinero. Medio millón de dólares a cambio de su vida. Los padres de Mason se negaron a
pagar. Ni siquiera le creyeron. Pensaron que estaba orquestando todo el asunto para
obtener más dinero de ellos.
Justin no podía dejar que le pasara nada a Mason, sin importar cuántos errores
cometió. Así que, pagó el dinero de su propio bolsillo, llevó a Mason al hospital para que
lo trataran, y luego abordo su avión privado a Italia, donde vivía su novia Abigail
durante mucho tiempo.
Se alegró de ver que Mason aprendió la lección. Justin dio a su primo un nuevo
comienzo. Al final consiguió su propio hotel-casino en la ciudad y por lo que parece, lo
hizo bastante bien.
El juego no le gustaba a su familia, pero a Justin le encantaba que Mason hiciera
buen uso de sus talentos para variar.
Justin se volvió hacia Adrienne y le dijo—: Mason, me gustaría que conocieras,
Adrienne. Mi prometida.
Mason sonrió ampliamente. —Me alegra conocer finalmente a la mujer que
enderezó a mi primo mayor —sonrió. Luego se volvió hacia la mujer a su lado—. Y esta
es la mujer que me enderezó, Abi, mi esposa.
Adrienne les sonrió a ambos y les dio la mano. —¿Cuántos más de tus primos
aún escondes de mí? —le preguntó a Justin.
—Es el último, lo prometo —Justin se rio. Luego se volvió hacia Mason—. ¿Todo
listo?
—Tres días más, primo —respondió Mason—. Tus peticiones de última hora
van a ser mi muerte.
—Por favor, haz todo lo que puedas. No quiero que nadie venga y poner fin a
todo esto, ya sabes —dijo Justin.
—¿Tienes miedo de que haya alguien más poderoso que el formidable Justin
Adams? —bromeó Mason.
—Sabes que lo hay —murmuró Justin—. ¡Su nombre es Jac Adams!
—Oh, tienes razón. ¿Cómo están todos en casa?
—Todavía está loco —respondió Justin bruscamente—. Pero nadie está más
loco que tú, por supuesto.
Mason se rio de corazón. —Me niego a renunciar a la corona. Ni Jordan ni Gian
parecen estar en condiciones de llevarla.
—Considerando que has llevado las travesuras al extremo, probablemente
tengas razón —dijo Justin. Incluso cuando estaban creciendo, Mason se metió en un
montón de cosas. La marihuana, la bebida, el tabaco, el juego, las pandillas, las peleas
callejeras y algunas cosas subterráneas. Hizo que Justin, Jordan y Gian parecieran
ángeles.
—¿En qué habitación quieres quedarte? —preguntó Mason—. Tienen veinte,
todos para su propia disposición.
—Justin... esto es demasiado —siseó Adrienne a su lado.
Él la rodeó con un brazo y le dio un suave apretón. —Sólo porque nos estamos
fugando no significa que voy a hacer una experiencia apresurada, menos romántica
para ti, cariño —dijo, mirándola—. Vamos, tenemos que elegir una habitación.
Todos entraron en el pequeño ascensor, que los llevó al último piso.
Sólo había dos habitaciones en este piso. Y ambas eran elegantes, cubiertas con
papeles de color crema con ribetes dorados. Ambas habitaciones tenían cuatro camas
de tamaño real, lámparas de cristal, vestidores, armarios, chimeneas y zonas de
descanso con lujosos sofás. Los grandes balcones proporcionaban vistas sorprendentes
de la ciudad.
—¿En cuál quieres quedarte, cariño? Estoy de acuerdo con cualquiera de ellas
—le dijo Justin a Adrienne.
Adrienne le dio la espalda. Ella estaba mirando la vista de la ciudad. Luego se
dio la vuelta y miró a Justin. Sus ojos parpadeaban y le dio una sonrisa deslumbrante.
Justin tuvo que parpadear. Sintió que su corazón dio un vuelco y todavía se preguntaba
cómo podía robarle el aliento con sólo una simple mirada o una sonrisa sexy.
Justin sintió esa sensación familiar de deseo que se arrastraba a través de él,
otra vez, y de repente, tuvo el impulso de empujar a Mason y a su esposa fuera de la
habitación para poder salirse con la suya con su prometida. Habían pasado tres
semanas desde que él le hizo el amor por última vez... tres semanas desde que sus
deseos fueron satisfechos. A él no le importaba ser célibe por tanto tiempo. Durante las
semanas anteriores, su único enfoque había sido cómo salir de la prisión a la que sus
padres lo enviaron. Gracioso cómo la idea de casarse con una chica a la que no amaba
le bastaba para dejar de pensar en el sexo en absoluto.
—¿Cuándo nos vamos a casar? —le preguntó Adrienne, sus ojos brillaban y se
dio cuenta de que ella estaba tramando algo.
—Tres días —susurró Justin incierto. Estaba tratando de entender lo que tenía
en mente.
Adrienne le sonrió ampliamente. —Me quedo con esta habitación. Y tú puedes
tomar la que está al otro lado del pasillo.
Justin no creía haber escuchado bien. —Lo siento, ¿qué?
—He dicho que me quedo con esta. Y tú podrías tomar la otra.
Detrás de él, Justin escuchó a Mason riéndose.
—¿Por qué?
Adrienne se encogió de hombros inocentemente. —Porque aún no estamos
casados. Seguramente, no podríamos compartir un dormitorio hasta entonces.
Justin miró fijamente a Adrienne como si hubiera perdido completamente la
cabeza. Él no pudo entender por qué pidió eso. ¿No estaba ella contando? ¡Han sido tres
semanas!
—Adrienne... —respiró profundamente, tratando de mantener la calma—.
Cariño... hemos dormido en la misma habitación antes. De hecho, casi hemos estado
viviendo juntos hasta que... ¡descubriste lo que mis padres me prepararon para
casarme!
Adrienne le hizo un pequeño puchero. Se acercó a él y le puso las manos en el
pecho. Su toque casi lo quemó. Respiró profundamente para calmar sus nervios.
—Bueno... alquilaste como veinte habitaciones —dijo ella inocentemente y él
sabía que lo hacía deliberadamente—. Es una pena si no lo maximizamos tanto como
podamos. Si sólo alquilaras una habitación, entonces no tendríamos elección de no
compartir, ¿verdad?
Detrás de él, Mason no pudo evitar reírse. Justin quería golpear algo y él está
subiendo muy alto en la lista de objetivos.
—Cariño... —Justin respiró profundamente—. Esto no es gracioso. Habló en
serio.
Ella lo miró fijamente. —Yo también, Sr. Adams —dijo—. Me tendrás por el
resto de tu vida. Eso es en tres días. Seguramente, puedes esperar, ¿verdad?
Justin respiró profundamente. Luego inclinó su cabeza hacia la derecha. —
¿Pueden dejarnos, por favor? —le preguntó suavemente a Mason. Él y su esposa,
cerraron la puerta detrás de ellos.
Justin se volvió hacia Adrienne otra vez. Quería besarla y tirarla en la cama y
hacerla gritar su nombre una y otra vez. Pero ahora... ella está diciéndole que no sólo se
iban a quedar en diferentes habitaciones, sino que iban a esperar hasta su luna de miel
para hacer las cosas que él quería hacerle en la cama.
Justin dio un suspiro de frustración. —Me estás matando —le susurró a ella.
—¿Me amas de verdad o sólo quieres tener sexo? —preguntó—. Porque si ese
es el caso, entonces no nos casemos. Quedémonos en la cama todo el día durante una
semana y luego volvamos a casa.
La empujó hacia él con demasiada brusquedad, lo que la asustó un poco. —
Pequeña descarada. Sabes que te amo. Y no vas a salir de Italia hasta que te conviertas
en Adrienne Adams —Le dio un apasionado beso en los labios. Rastreó sus labios con
su lengua e invadió su boca en un beso que la dejó sin aliento y con ganas de más.
Cuando se alejó de ella, su cara estaba sonrojada y parecía desorientada. Su respiración
era irregular y Justin sabía que ella estaba tan perdida en el deseo como él. Le sonrió—
. Duré tres semanas. Seguramente, puedo durar tres días más —Con una sonrisa
maliciosa, añadió—: Pero me aseguraré de que tú también lo supliques.
Luego la liberó. Adrienne tuvo que apoyarse en uno de los sofás para
sostenerse. Parecía desorientada e inocente y Justin sólo quería tomarla en ese mismo
momento. Pero ella pidió tres días. Y como caballero que es... él se los dará. Pero él se
negó a ser el único herido y quemándose cada vez que se tocaban.
Adrienne lo miró. —No haremos el amor hasta que estemos casados —dijo,
pero su voz ya no tenía mucha convicción—. ¿Tenemos un trato?
Justin dio un paso más cerca de ella. Ella dio un paso atrás, como si temiera que
sus defensas se desmoronarían si la tocaba.
—Es lo único que no podemos hacer, ¿ok? —confirmó—. Consumar el
matrimonio antes de que digamos nuestros votos.
Ella sonrió y asintió con la cabeza.
Justin le sonrió. —Estás jugando con fuego, Adrienne. Es un juego peligroso —
él entrecerró sus ojos en ella y le dio una diabólica sonrisa—. ¿Estás segura de que
quieres jugar contra mí? Yo soy después de todo... Justin Adams. ¿Cómo solías
llamarme? ¿El más notorio playboy de Manhattan?
Justin no extrañó su dura respiración y le sonrió. Él dio un paso más cerca de
ella. Ella dio un paso atrás. Él dio un paso hacia ella y siguió retrocediendo, hasta que se
golpeó con la pared detrás de ella. Justin dio un último paso hacia ella, atrapándola
contra la pared y su cuerpo. Él la atrapó, envolviendo sus brazos alrededor de su
cintura.
Adrienne puso sus manos contra su pecho, dándole un suave empujón que no
fue convincente.
—Justin... —susurró.
—¿De verdad puedes detenerme, Adrienne? —le preguntó.
—Justin, por favor... —susurró ella.
Él le sonrió y luego se inclinó hacia adelante y tomó su boca con la suya. Se abrió
a él como una flor. Y Justin se deleitó con el hecho de que tuvo tanto efecto en ella, como
ella tuvo tanto efecto en él.
Pronto, se estaban besando como si quisieran compensar todas las semanas
que perdieron. Justin le acarició el cuello y la hizo gemir. Él sintió que se caía
completamente. Se estaba volviendo más y más suave a cada segundo, haciéndole más
fácil romper su resolución. Y Justin sabía que él, también, se ahogaba suavemente en
ese trance. Un beso más, un tirón más hará imposible que se controle a sí mismo.
Hubo un golpe en la puerta. Ambos se detuvieron, dándose cuenta de que
Mason y su esposa probablemente aún los estaban afuera esperando. Justin apoyó su
frente contra la de Adrienne. Respiró profundamente. Luego él la miró a los ojos y
sonrió suavemente.
—Nos estás haciendo pasar un infierno a los dos, pequeño sádica —le dijo y le
dio un beso en los labios otra vez—. Dios, va a ser tan difícil poner mis manos sobre ti y
luego detenerme a mitad de camino.
Adrienne se rio. —Es la tradición, Justin —afirmó—. La novia y el novio no
deben hacerlo hasta la luna de miel, ¿recuerdas?
Inhaló el olor de ella. —Hmmm... —murmuró—. No me gustan las tradiciones.
Se rio. —No eres el único que sufre, sabes. Es difícil para mí también.
—¡Y, sin embargo, no soy el que hizo las reglas! —murmuró.
Ella se rio y lo besó suavemente en los labios. —Tres días, cariño —susurró—.
Y seré toda tuya.
La llevó hacia él una última vez y le besó la frente. Luego él respiró
profundamente y dijo—: Casi no puedo esperar.
Cenaron con Mason y su esposa en uno de los jardines-restaurante en el hotel.
Discutieron los arreglos para la boda.
Mason conocía a algunas personas y usó sus conexiones para asegurarse de que
obtuviera rápidas aprobaciones para su licencia de matrimonio. Sería una boda de
jardín que se celebrará en una de las fincas más grandes de la Toscana. Justin usó la
palabra "finca", pero era un poco más que eso. Quería que fuera una sorpresa para
Adrienne.
Abigail les dio todos los detalles sobre los arreglos florales, decoraciones del
lugar, famosos fotógrafos y videógrafos que estarán volando desde los Estados Unidos.
Y por supuesto, el vestido de Adrienne.
—¡Espera! —intervino Adrienne—. Esto suena como una gran boda —se volvió
hacia Justin—. Creí que íbamos a tener un encuentro íntimo y simple.
—Va a ser íntimo. Solo tú y yo, y estos dos como nuestros testigos. Pero quiero
que sea lo más asombrosa posible. Como tu vestido... quiero que lleves un vestido de
novia como siempre has querido. Sólo te casarás una vez, Adrienne. Claro, podemos
renovar nuestros votos en un par de años, pero esta es tu boda. Y quiero que esté cerca
de lo que has soñado.
Adrienne le sonrió y asintió con la cabeza. Sus ojos estaban un poco llorosos y
le rompió un poco el corazón saber que ella deseaba poder tener algunos de sus seres
queridos con ella en este día. Justin respiró profundamente y la llevó hacia él. Le besó
la parte superior de la cabeza y le susurró—: Te amo —Ahora mismo, eso era lo único
que podía hacer para hacerla sentir mejor.
—Te amo —le susurró ella.
—Vamos a ir a ver algo de alta costura mañana —dijo Abigail—. Tendrás que
probarte algunos vestidos, elegir uno y terminar todo para poder tenerlo listo a tiempo
para el gran día.
Adrienne asintió. —Está bien. ¿Algo más que necesitemos hacer? —ella dejó
salir un suspiro—. Estoy nervioso ahora.
Justin se rio. —Estoy seguro de que estos dos lo tienen cubierto. Han estado
trabajando en ello durante semanas.
Adrienne lo miró fijamente. —¿Semanas?
Justin asintió. —Les he estado pidiendo que hagan los preparativos mientras
yo hacía... la vida de mi prometida, arreglada, lo suficientemente miserable para
rechazarme.
—¿Qué pasó con eso de todos modos? —preguntó Mason—. ¿Cómo es que
saliste con éxito y antes de lo planeado?
Justin sacudió la cabeza. —No lo hice.
Los ojos de Mason se abrieron de par en par. —¡Mierda, hombre! Tus padres te
van a matar. No me malinterpretes. Me encanta todo este asunto de la rebelión que está
pasando contigo. Pero me preocupa cómo va a reaccionar el tío Jac.
—Se va a enojar por un tiempo —dijo Justin, sonriendo—. Y entonces estoy
cien por ciento seguro de que me perdonará.
—Él te ama —afirmó Mason—. Ojalá mis padres fueran tan indulgentes.
—No puedes conseguir lo que no pides, Maze —dijo Justin.
Mason solo gruño. Luego preguntó—: ¿Qué tan seguro estás de que ellos la
acepten? —miró a Adrienne—. No te ofendas, Adrienne.
Pero Adrienne sonrió y respondió por Justin—: Porque nuestros padres van a
descubrir que yo y la chica que arreglaron para que se casara somos la misma.
Mason y Abigail los miraron a ambos por un largo tiempo, incapaces de creer
en sus oídos.
—¿En serio? —preguntó Mason.
Justin asintió. Le dio a Adrienne un suave apretón. —¿El destino, no es eso?
Mason y Abigail asintieron incrédulos.
—Entonces, ¿por qué se fugan? Todos en casa estarán encantados de estar en
su boda.
—No quiero dar a nuestros padres la satisfacción de que tenían razón para
meterse en nuestras vidas de esta manera. Me dieron un infierno durante mucho
tiempo. Sólo quiero que sepan que no pueden hacerme eso. Incluso si me gusta cómo
terminó todo.
—Esa es una gran historia de amor —Abigail sonrió—. Entonces hagamos la
boda tan mágica como sea posible.
—No entiendo este asunto del matrimonio arreglado —informó Mason a
ellos—. Cuando Justin me lo dijo por primera vez, le advertí. Eso va a ser su cadena
perpetua.
—Casi tenías razón. Durante esos tiempos, contemplé por qué no se escapó
contigo hace tres años. Yo pienso que fue el deseo de nuestro abuelo. Él sentía que... él
le debía la fortuna a la familia del abuelo de Adrienne. Cuando no tenía dinero y todo lo
que tenía eran grandes ideas, el abuelo de Adrienne financió la primera empresa del
abuelo. Y nunca pidió nada de regresa. Nuestro abuelo siempre se sintió en deuda con
él. Eran como hermanos. Querían conectar a nuestras familias a través del matrimonio.
Pero él nunca tuvo un hijo. Tampoco el abuelo de Adrienne. Cuando ellos se enteraron
de nuestra existencia decidieron que nosotros seriamos los que hiciéramos sus sueños
realidad para ellos.
La cabeza de Adrienne se volvió a Justin. —¿Aprendieron de nuestra
existencia?
Justin se encogió de hombros. —Quise decir, cuando nacimos y ellos sabían que
tenían un chico y una chica de cada lado. Eso significaba que el matrimonio era posible.
Adrienne dejó salir un aliento fuerte. —Yo soy hija de mi madre de su primera...
relación. Al principio, mi madre pensó que su padre no sería capaz de perdonarla si se
enteraba de mí. Creo que... mi madre me dijo que cuando mi abuelo oyó hablar de mí...
que era una niña... la perdonó y le pidió que me trajera a casa —suspiró con tristeza—.
Y pensé que él realmente quería que yo fuera parte de su vida. Tal vez me aceptó porque
finalmente... tenía algo que ofrecer a tu familia.
Justin vio que Adrienne se había alterado de repente. Ella se sintió no deseada
toda su vida. Fue criada por una mujer que no quería hacer nada con ella. Y se dio cuenta
de que su abuelo la aceptó porque ella tenía valor. Era una herramienta de negociación.
Justin quería negar eso, pero no podía mentirle o hablar por ella de su abuelo.
Tal vez esa era su intención, pero Justin no lo sabía. Y lo último que quería era mentirle
sólo para hacerla sentir mejor.
La atrajo hacia él y le besó la frente. —Bueno... él no tiene que ofrecerte a mí,
ya lo sabes. Te aceptaría, aunque fuera en contra de su voluntad. Te robaría, aunque te
prometieran a alguien más o tú pertenecieras a otra persona —hizo una pausa y dijo—
: Espera, creo que en realidad hice eso —le sonrió—. Porque quiero que seas parte de
mi familia... mi vida. Eso es lo mucho que te amo, cariño.
Adrienne le sonrió. Luego se inclinó hacia adelante y descansó su cabeza en su
hombro.
—Dijiste que estabas tratando de hacerla miserable —preguntó Mason—. ¿Qué
hiciste?
—¡En realidad envié a Jordan a fingir ser yo y ser un completo idiota!
Adrienne se rio. —¡Funcionó! ¡Dios mío, quería matarlo! ¡Es... despreciable!
—Pero en realidad no te encontró odiosa —dijo Justin, recordando el día que
Jordan conoció a 'Andrea Blanc'.
Jordan lo llamó inmediatamente después de la reunión.
—Amigo, ¿estás loco? —preguntó Jordan, al otro lado de la línea—. ¡Esta chica
es hermosa!
—No me importa —le dijo Justin.
—No sólo linda. No sólo guapa. ¡Sino hermosa! ¡Y ni siquiera está usando
maquillaje! — dijo Jordan—. Y ella es... ¡genial! Ni siquiera fue grosera conmigo, aunque
entiendo que ella hizo todo lo posible por ser educada.
—De nuevo, no me importa —dijo Justin—. ¿No me digas que te estás echando
atrás de este trato?
—Es sólo que... —Jordan suspiró—. Ella no se merece esto, hombre —él dijo—.
¿No puedes al menos llegar a conocerla? Puede que te guste. ¡Demonios, me gusta y la
acabo de conocer!
—¿Te gusta? ¡Entonces cásate con ella en mi lugar! —Justin se quebró.
—¡Amigo, soy demasiado joven para esas cosas! Pero si sus padres pueden
esperar cinco más años, sí, me la llevaría. Yo también soy parte de esta familia. Así que es
básicamente lo mismo.
—¡Jordan, sólo haz lo que se te pide! —dijo Justin en una más voz autoritaria—.
¡O me quedo con mi 911!
Esa amenaza hizo que Jordan trabajara en irritar a Andrea Blanc aún más. Y
funcionó. Le trajo a Justin el consuelo de que incluso si la artimaña no funcionaba,
todavía se casaría con Adrienne de una forma u otra. Pero realmente lo prefirió de esta
manera. Aquí. En una de las ciudades más románticas del mundo. Sólo ellos dos.
—¡Estaba siendo desagradable con Jordan! —dijo Adrienne, sacando a Justin
de sus pensamientos.
—A los hombres generalmente les gustan las chicas combativas —dijo
Mason—. Cuando piensan que nos están repeliendo, en realidad nos estás intrigando. Y
cuando estamos intrigados, tendemos a volver por más.
—Oh Dios mío. ¡Entonces debería estar agradecido de que Jordan fuera una
farsa! —Adrienne puso los ojos en blanco.
—¿Te dijo tu madre que estuviste comprometida con él antes de conocerlo? —
preguntó Mason.
Adrienne negó con la cabeza. —Le dije que intentaría hacerme amiga de sus
amigos y sus hijos. Le dije que estaba esperando que mi prometido estuviera libre —
Luego se quedó mirando a Justin. Él apartó un mechón de su cabello suelto de su cara—
. Me alegra que todavía lucharas por nosotros después de que te liberé.
Justin le sonrió. —Nunca me daría por vencido con nosotros, cariño. Nunca
tomaría a otra mujer como esposa. Quiero estar tan felizmente casado como mis padres.
Adrienne suspiró. —Planeaba estar felizmente casada. Mis propios padres se
separaron incluso antes de que tuviera la edad suficiente para recordar a mi madre. Y
la madre que he conocido tenía un concepto retorcido de amor y felicidad.
Justin se inclinó hacia adelante y besó sus labios. —Te prometo que serás feliz,
cariño. Tu felicidad será mi máxima prioridad. Ya has terminado de estar triste ahora.
Tu madrastra y hermanastra ya no pueden tocarte... o hacer cualquier cosa para herirte.
Si lo hacen... pagarán el precio. Y no va a ser barato.
La voz de Justin tenía un toque de amenaza. Y lo dijo en serio. Adrienne ha
sufrido demasiado a manos de su familia. Ellos la menospreciaron y aplastaron. Al
convertirse en Adrienne Adams, nadie podía cuestionarla, dudar de ella o mirarla más
de cerca. Bueno, ella es una heredera por la familia de su madre de todos modos.
Convertirse en una Adams acabaría de sellar su lugar en el mundo de los privilegiados.
Justin sonrió al pensarlo. Antes no creía en el destino. Pero ahora... no pudo
evitar pensar que Adrienne nació para estar con él. Y nació para amarla por el resto de
su vida. Incluso si no se hubieran conocieron entre sí en Blush o vivir en la puerta de al
lado... o incluso si Jin Starck no la encontraba. Aun así, encontrarían una forma de estar
juntos. Ellos se enamorarían el uno del otro. Él elegiría casarse y pasar el resto de su
vida con ella. Porque Adrienne es y será siempre su destino... su elección.
37. Rohanás
Húngaro para
El día siguiente se volvió agitado para Adrienne. Abigail puede haber sido
tímida y tranquila al principio, pero ¡demonios! Ella dirigía un gobierno militar cuando
se trataba de organizar cosas. Se puso al teléfono, presionando al fotógrafo, videógrafo
y otros proveedores. Parecía tan meticulosa y tan estricta. Adrienne ya no se
preguntaba cómo se las arregló para enderezar al viejo Mason.
Abigail se volvió hacia ella, respirando profundamente. —Ok, he arreglado el
pastel. Ahora, vamos a llevarte a la casa de alta costura para que puedas elegir un
vestido.
Adrienne asintió. Casi se asustó de su futura cuñada. Mientras el chofer de Abi
las trasladaba a una tienda, habló sobre el teléfono en italiano. Casi levantaba la voz.
Adrienne lo encontró un poco más divertido.
Cuando colgó el teléfono, se volvió hacia Adrienne y sonrió. —Lo siento. Era
Justin —Se dirigió a su conductor para dar instrucciones en italiano. Adrienne no tenía
ni idea de lo que decía.
—¿Mi Justin?
Abi asintió. —Sí. Habla un perfecto italiano.
Ya era más del mediodía y Adrienne se dio cuenta de que no habían comido
todavía. Abigail la mantenía ocupada eligiendo cualquier cosa, desde cintas, hasta flores
al lino y papel. Los arreglos se veían grandiosos ahora y allí sólo serían cuatro personas
las que asistirían a la boda.
Se detuvieron en un pequeño hotel. Adrienne parecía confundida porque pensó
que irían a ver vestidos de novia.
—Abi, pensé que querías que eligiera un vestido.
—Sí, pero Justin me regañó por matarte de hambre —se rio—. Él dijo que
podíamos programar la compra del vestido después del almuerzo.
Adrienne sólo asintió con la cabeza, pero en el fondo le agradeció a Justin por
rescatarla. Abi parecía no saber cómo tomar un descanso. Ella estaba ¡todo trabajo,
trabajo, trabajo!
—¿Dónde está Justin? —le preguntó a Abi
—En el restaurante con Mason —respondió Abi—. Todos almorzaremos
juntos.
Abi la llevó por la escalera de mármol al entrepiso hasta el restaurante. La
puerta estaba cerrada. Abi se volvió hacia ella y sonrió.
—Sonríe, Adrienne —dijo Abi.
Adrienne no entendió lo que quería decir. Pero entonces abrió la puerta al
pequeño restaurante. Adrienne entonces vio a Justin y a Mason hablando con algunas
personas sentada frente a ellos. Adrienne miró a sus invitados y sintió como si su
corazón se subiera inmediatamente a su garganta mientras miraba sus caras familiares.
Los invitados de Justin eran nada menos que... Jill y Yuan.
—¡Oh Dios mío! —Adrienne respiró.
Jill dejó escapar un grito. Ella y Yuan se levantaron de sus asientos e
inmediatamente corrieron hacia ella para darle abrazos y besos.
—¿Qué están haciendo aquí? —les preguntó. Sus ojos empezaron a ponerse un
poco llorones. Esta fue una agradable sorpresa.
—Tu novio... quiero decir... tu prometido... —dijo Jill, sus ojos brillosos—. Nos
contactó anoche y nos dijo que nos pusiéramos en contacto inmediatamente con el
próximo vuelo a Italia. Sin importar el costo.
—¡No puedo creer que se hayan fugado! —dijo Yuan.
Adrienne agitó su dedo delante de ellos para mostrarles su anillo.
—¡Es maravilloso! —exclamaron.
—¿Herencia? —preguntó Yuan.
Adrienne no sabía exactamente la respuesta a eso. Justin se acercó a ella
envolviendo un brazo alrededor de su cintura y dándole un beso en la frente. Se volvió
hacia Jill y Yuan y dijo—: Ese anillo originalmente pertenecía a mi abuela. Ella se lo dio
a mi padre cuando le propuso matrimonio a mi madre. Y mi madre me lo dio cuando
quiso que me propusiera a mi... 'prometida'.
Los ojos de Yuan se abrieron de par en par. —¡Ustedes están muertos!
—Tal vez —Adrienne les sonrió misteriosamente.
Ambos levantaron una ceja y ella se rio. —Es curioso cómo mi madre me
arregló para que me casara con alguien, también.
Los ojos de Yuan y Jill se abrieron de par en par. —¿Qué?
Adrienne les sonrió ampliamente. —¿Cuáles son las probabilidades de que mis
padres me arreglaran para casarme con alguien de quien ya estaba enamorada?
—¿Tú? —Jill hizo eco—. ¿Tú eras la 'mocosa' que estaba destinada a casarse
con Justin todo el tiempo?
Adrienne se rio. —Sí. Es... surrealista, de verdad. Como, ¿cuáles son las
posibilidades, verdad?
—¡Las posibilidades de que eso ocurra no son ni siquiera una entre un millón!
—dijo Yuan con asombro.
—Sí —Justin estuvo de acuerdo—. Pero eso no cambia mi decisión. Mis padres
nunca podrían obligarme a casarme con nadie más que con tu mejor amiga.
—Y cuando te vi en Blush, parecías bastante feliz.
Justin se rio. —Tal vez lo estaba. Porque planeé asustar a mi designada
prometida y estaba funcionando. No tenía ni idea entonces de que era Adrienne.
—¿Se lo has dicho a tus padres?
Adrienne sacudió la cabeza. —Simplemente... los sorprenderemos cuando
estemos de regreso.
—Apuesto a que sí —susurró Justin mirando a Adrienne. Luego se inclinó hacia
adelante y besó su frente de nuevo. Se volvió hacia Jill y Yuan—. Vamos a almorzar
primero. Todavía hay muchas cosas por hacer. Y yo creo que he hecho que Abi se
retrase. Ella ordenará un pelotón de fusilamiento si no comemos rápido. No te
atragantes con la comida, ¿ok? —sonrió burlonamente a Adrienne.
Adrienne se sentó al lado de Justin. Se sentía muy feliz. Ella habría estado
encantada que Jin, su madre y Pierre estuvieran presentes... incluso su padre, pero por
ahora está contenta de que al menos Jill y Yuan lo hayan logrado. Y no pudo ayudar a
enamorarse de Justin, aún más, por hacer esto por ella.
—Te amo —le susurró al oído—. Muchas gracias por traer a Jill y Yuan aquí. No
sé cómo devolverte el dinero por esto.
Le sonrió. —Acepto el pago... —susurró—. Y... ya sabes de qué tipo.
Se sonrió. —Y, aun así, tendrás que esperar.
Dejó salir un suspiro frustrado. Luego la llevó hacia él y le dio un apretón. —
Vas a ser mi muerte.
Adrienne lo miró desde debajo de sus pestañas y dijo—: Y yo apenas estoy
comenzando —dijo con una voz llena de picardía.
Justin se rio y le dio un apretón de nuevo. —No puedo esperar a pasar el resto
de mi vida contigo.
—Y no puedo esperar a que empieces a pedir el almuerzo —dijo Mason a Justin,
trayendo a ambos de vuelta a la realidad.
Adrienne parpadeó a las otras personas en la mesa. Ella inmediatamente se
puso roja, dándose cuenta de que han sido ajenos a los otros alrededor de ellos. Habían
susurrado, pero Mason se sentó lo suficientemente cerca de Justin como para no poder
evitar escuchar.
Justin le echó a Mason una mirada asesina y luego miró el menú delante de él.
Mason sólo se rio. Era obvio que le encantaba burlarse de su primo. Y a Adrienne le
pareció adorable cómo Justin tuvo tanta paciencia para Mason. Tal vez más de la que le
había mostrado a Gian.
Después del almuerzo, Abigail se llevó a Adrienne lejos de Justin y fueron a
comprar el vestido con Jill y Yuan.
Fueron a una boutique que parecía sólo vender vestidos caros de alta costura.
En el momento en que entraron, las puertas se cerraron detrás de ellos y la vendedora
puso el cartel de "Cerrado" en la puerta.
Abigail le sonrió a Adrienne. —Así puedes comprar sin interrupción —El
tratamiento VIP le dio a Adrienne un poco de dolor de cabeza. Ella no estaba
acostumbrada a esto. Y sentía que Abigail sería una buena directora en la ‘Academia de
Cómo ser una Perra’. Es increíble cómo no tuvo que abrir la boca, pero las cosas saldrían
como ella quería.
—Bien, me gusta ella —dijo Yuan a su lado—. Además, estás corriendo fuera
de tiempo. Una mujer que dirige un gobierno militar, es exactamente lo que necesitas
para que todo esté listo y funcionando en dos días.
Abigail la llevó a un pasillo de vestidos. Todos eran hermosos, Perfectamente
adaptados con cristales brillantes y ricos encajes.
Adrienne eligió un vestido simple que era hasta los tobillos.
¿Qué podrías llevar en una boda con seis personas, verdad?
—Ah-ah! —dijo Abigail, sacudiendo la cabeza—. Eso se parece más a un vestido
de cóctel para mí, cariño —Sacó un vestido de baile que había doblado en capas sobre
la falda.
—¿En serio? —preguntó Adrienne—. ¿Para una boda de cuatro invitados? —el
vestido parecía demasiado grande para una ocasión tan simple.
Abigail le levantó una ceja. —En serio —dijo simplemente. Luego Abi dejó
escapar un suspiro—. Adrienne... Justin es el chico al que acude Mason. Mi marido le
debe mucho. Si hay algo en lo que soy buena, es en leer a la gente. Tu prometido se
siente culpable por no poder darte una boda adecuada para una heredera como tú. Sabe
que te mereces una boda de cuento de hadas. Pero como... te has fugado y no puedes
traer a todos de los Estados Unidos de América a Italia. Así que, aparte de la falta de
invitados a la boda, ¿no crees que deberías hacer todo lo demás tan grandioso como
hubiera sido? —dijo Abigail, finalmente dándole a Adrienne que pensar en su mente—
. Eso borraría la culpa de Justin y lo harías realmente feliz.
Adrienne le devolvió el parpadeo. Entonces se dio cuenta de que Abigail tenía
razón. Justin querría darle una gran boda. Y podría permitírselo. Pero su deseo de tener
una ceremonia íntima, solemne y romántica prevaleció. Y honestamente... ella también
lo prefería así. Pero Abi dio un gran punto. Nada debería detenerlos de hacer esta boda
majestuosa. Su historia de amor era un cuento de hadas de todos modos.
Ella le quitó el vestido a Abi. —Deberías haberlo dicho antes.
Cuando Adrienne finalmente salió del camerino, sus amigos la miraron con
asombro. Se volvió hacia el espejo y casi dio un grito de asombro.
El vestido de seda abrazaba su cuerpo a la perfección. El corpiño con un escote
de corazón, estaba completamente bordado y forrado con cristales. La falda con
drapeado lateral estaba hecha de pliegues de rica seda. Cada pliegue terminaba con
cristales florales y bordados. Además, el vestido incluía un tren desmontable en la cola,
adornada con cristales que podrían ser utilizada durante la ceremonia y retirarse a
conveniencia durante la recepción.
—¡Wow! —Jill lloró—. Ese es el vestido, si me preguntas.
Adrienne tenía que estar de acuerdo. Quería ver los otros vestidos, pero estaba
segura de que este era. Se enamoró de él. Ella realmente se imaginó casándose en él.
—¿Ves? —comenzó Abi—. ¡Esto es perfecto! —su voz estaba llena de
aprobación.
—¿Cómo pudiste hacerlo bien la primera vez? —Adrienne respiró.
—Talento, querida —Abi se rio—. Ven, tienes que elegir tus zapatos —
Adrienne se miró en el espejo por última vez y sonrió. El vestido que llevaba era
fantástico. Sin duda era caro, pero a ella no le importaba. Su belleza resplandecía…
exactamente como se sentía por dentro. Y ella no podía esperar a que Justin la viera en
el.
Abi y Jill también eligieron sus propios vestidos. Entonces todas eligieron sus
zapatos y otros accesorios. Por la noche, volvieron al hotel para reunirse con Justin y
Mason. Adrienne se sintió agotada por el tiempo que estuvieron en la cena. Fue un largo
día. Las novias suelen tener al menos tres meses para planear la boda de sus sueños.
Ella tenía tres días.
Todo el grupo se reunió en la piscina para tomar cerveza. Para Abi, era el
momento de recordar a todos sus papeles para los próximos dos días. A las diez de la
noche, Adrienne bostezó. Justin le dio un apretón, entonces se volvió hacia el grupo.
—Chicos, tenemos que irnos ahora —les dijo—. Creo que mi novia apenas
puede mantener los ojos abiertos.
—No, estoy bien —dijo Adrienne.
Justin sacudió la cabeza y se levantó de su silla. Adrienne se puso de pie después
de él. Para su sorpresa, Justin la levantó en sus pies y la llevó en su estilo nupcial
mientras le daba las buenas noches al grupo.
—¡Esto es vergonzoso! —le dijo—. Bájame.
Justin se rio. —Tendré que llevarte de la misma manera después de la boda.
Debería practicar para no dejarte caer.
—Llevaré un gran vestido, estoy segura, sin embargo, de que tendrás
dificultades —le advirtió Adrienne.
Justin la miró por un momento y sus ojos brillaron. —¿En serio? ¿Qué tan
grande?
Adrienne le sonrió con orgullo. —¡Vestido de Cenicienta grande!
Justin le devolvió la sonrisa. —Oh, no puedo esperar a verte en el —él entró en
el ascensor. Adrienne presionó su número de piso. Se giró de vuelta a Justin. Le sonrió
maliciosamente—. Y por supuesto, no puedo definitivamente esperar a verte... fuera de
él.
Adrienne se rio. —Justin, ¿quieres dejar de hacer eso? Tienes menos de
cuarenta y ocho horas para el final.
Llegaron a su piso y Justin caminó hacia el dormitorio de Adrienne. Adrienne
pasó su tarjeta de acceso y la puerta se abrió. Justin cerró la puerta de una patada detrás
de él y puso a Adrienne en la cama.
—Cuarenta y ocho horas es una tortura, cariño —le susurró. Se inclinó hacia
adelante y tocó sus labios con los de ella.
Ella le devolvió el beso. Luego Justin profundizó el beso. Él envolvió sus brazos
alrededor de su cintura y la empujó hacia él.
—Justin... —se quejó.
—Adrienne... —susurró groseramente. Él le acarició el cuello y ella casi se
retorcía en sus brazos. La empujó hacia la cama. Ella aterrizó de espaldas y él aterrizó
encima de ella. Sus manos y labios la reclamaron y ella se sentía completa y locamente
perdida. Podía sentirlo entre sus muslos. El deseo era evidente en cada parte de su
cuerpo. Sus brazos rodearon su cuello y ella lo llevó hacia él.
Había pasado demasiado tiempo desde que la sostuvo así y se olvidó de que
este hombre podría deshacerla de formas que ella nunca pensó que fueran posibles. Su
toque la electrificaba y sus besos la hacían olvidar cualquier cosa... todo.
Sintió que el deseo la sobrepasaba completamente. Ella le quitó la chaqueta a
él. Sintió las manos de Justin debajo de su camisa, tocando su... piel contra su piel,
sintiendo el latido de su corazón dentro del pecho.
—¡Oh Dios! —gimió cuando sintió que la urgencia la sobrepasaba. Sintió que él
le chupaba el cuello y ella soltaba un gemido de placer—. Justin... ¡por favor! Se quejaba,
aunque no era consciente de que hablaba.
Sus labios volvieron a los de ella y la besó salvajemente, mordiéndole los labios,
invadiendo su boca con la lengua de él. Luego la besó más suavemente... y de repente
dejó de moverse.
Ella abrió suavemente los ojos para mirarlo con confusión. Él la miró con una
sonrisa de triunfo en su endiablado rostro.
Finalmente, ella recordó la regla que hizo. No pueden hacer el amor hasta que
se casen.
—¿No desearías no haber hecho esas malditas reglas en absoluto? —él
preguntó con una ligera sonrisa en su cara.
Lo golpeó juguetonamente en el hombro.
—Te dije... que tú también lo rogarías —se burló de ella.
—No rogué —protestó ella.
Él entrecerró sus ojos hacia ella. —¡Oh, claro! Acabas de decir... ¿qué fue lo que
que dijiste? Justin... por favor —sacudió la cabeza—. Suena como si estuviera
rogándome, cariño.
Ella se rio y le pellizcó el hombro.
Él se inclinó hacia adelante y besó sus labios suavemente. —Puedes romper las
reglas, Adrienne —dijo—. Si me lo pides amablemente de nuevo... podría tener
misericordia —continuó burlándose de ella.
Ella le dio un puñetazo en el hombro otra vez. —¡Eso es! Quítate de encima y
sal de mi habitación, imbécil, engreído —dijo entre risas.
Justin se rio y la besó suavemente en los labios. —¿En serio? ¿No vas a cambiar
de opinión sobre esto?
Adrienne le dio un empujón. Sacudió la cabeza. —No. Vamos a torturarnos
nosotros mismos, un poco más.
Justin se acostó de espaldas y tomó a Adrienne en sus brazos. Ella descansó su
cabeza en su hombro.
—Será mejor que tengas muchas bebidas energéticas preparadas para nuestra
noche bodas —dijo riéndose.
Ella lo miró fijamente. —Mucha gente dice que los recién casados normalmente
no tienen sexo en su noche de bodas. Ya sabes... porque... están demasiado exhaustos,
sólo dormirían. ¿Crees que eso nos suceda?
—¿Estás bromeando? —preguntó Justin—. Apenas puedo mantener mis
manos en ti ahora. ¿De verdad crees que dejaría pasar la noche de bodas? Además... sólo
hay una noche de bodas. Podríamos dormir cualquier otra noche, pero esa noche
merece una celebración. ¿Por qué pensaste que opté por una muy pequeña boda?
Podrías poner tu energía en mejor uso que sonriendo a todos en la noche y
entreteniendo a mucha gente que apenas conoces.
Adrienne se rio. —Probablemente tengas razón. ¿Dónde nos vamos a casar?
—Si puedes torturarme por no poder hacerte el amor antes del día de la boda,
entonces puedo torturarte por no saber dónde exactamente nos vamos a casar.
Adrienne lo miró fijamente. —Te crees muy listo, ¿eh?
Se rio. —No creo que lo sea. Sé que lo soy.
—¡Vamos, Justin! —insistió—. ¿Dónde?
La llevó hacia él. —No. Quiero que sea una sorpresa. Paciencia ¿de acuerdo?
Ella suspiró con frustración. No podía entenderlo, pero de repente se sintió
muy enfadada por ello. Se sentía como si no tuviera nada que decir sobre su boda
cuando en las bodas normales la mayor parte de la participación que tienen los novios
es aparecer el día de la boda. Pero en la de ella, ella era la que estaba etiquetando y
siendo empujada. Todo vino como una sorpresa o un shock. Ella no entendía por qué,
pero normalmente no lo haría hacer un gran negocio de estas cosas. Ella podría sentir
que es dulce cómo Justin se involucró tanto en los preparativos de la boda. Pero ahora
mismo, ella no pudo evitar sentirse... enfadada.
Se alejó de Justin y le dio la espalda. Ella se puso de pie de la cama para ir al
baño. De repente se sintió mareada. Corrió al baño, esperando que llegara al lavabo.
Sólo tomó un segundo para que Justin corriera tras ella. Adrienne vomitó casi todo lo
que comió por la noche. Cuando terminó, lavó el fregadero. Luego se lavó la cara y
enjuague bucal con gárgaras.
Justin se apoyó en el fregadero a su lado, estudiándola cuidadosamente. Ella
atrapó su mirada a través del espejo delante de ella. Todavía sentía náuseas, su pulso
estaba martillando visiblemente en la base de su cuello.
Entrecerró los ojos hacia ella y no pudo evitar la sonrisa que estaba formándose
lentamente en su cara.
—Justin... —empezó—. ¿Por qué sonríes?
Las lágrimas brotaron de los ojos de Justin y la llevó hacia él en un apretado
abrazo. Luego dijo—: Estoy... muy feliz, cariño. Creo que mi seguro sólo se ha cumplido.
38. Vznešený
Checo para
Adrienne no quería sentirse emotiva, pero sentir que Justin estaba tenso
abrazándola, y ver las lágrimas en sus ojos, también le dieron ganas de llorar.
Al principio, pensó que podría ser algo que había comido. Podría ser que la
fatiga la alcanzaba. Incluso podría ser Abi. Pero mirando los ojos llorosos de Justin y
escucharlo decir que su seguro acaba de llegar... Adrienne recordó que en medio de todo
el caos que le sucedió en las últimas semanas, olvidó que no tenía su período en
absoluto. Y la noche en que Justin le dijo por primera vez que la amaba... le hizo el amor...
sin protección... sin reservas. Y las siguientes noches después, ambos estaban atrapados
en sus problemas con sus padres, y pensaron que sus días juntos estaban contados,
simplemente no se molestaron mucho sobre el uso de protección.
Adrienne se alejó de él. —Justin... —susurró—. ¿Tú hiciste... planeaste esto? —
una acusación colgaba en su voz.
Por primera vez, vio a Justin realmente inseguro de sí mismo. Como si él de
repente se asustara de ella.
—No es realmente un plan... como el tipo de plan de 'incubar un mal' —él dijo,
la incertidumbre estaba en toda su voz.
Ella le levantó una ceja. —Entonces, ¿qué clase de plan es este plan?
Respiró profundamente. —Más bien... un plan del tipo 'contar en él' —Trató de
sonreírle, como si esperara que lo encontrara lindo, pero no lo hizo, realmente se
enfadó.
Ella se quejó. —¡Justin! —ella lo empujo para alejarlo de ella. Pero él se
mantuvo sobre ella, negándose a dejarla ir.
—Pégame. Abofetéame. Golpéame —dijo—. ¿Crees que me importa ahora? —
Todavía sonreía con esa enorme y estúpida sonrisa—. Nada puede borrar esta sonrisa
de mi cara, cariño. ¡Ni me quitaras la alegría que siento ahora mismo!
—¿En serio? —preguntó en un tono desafiante—. ¿Qué pasa si digo que la boda
se cancela?
Su rostro se volvió inmediatamente sobrio. —Excepto por eso —Sacudió su
cabeza—. No digas eso. Por favor... no digas eso.
Ella lo empujó y entró en el dormitorio. Él estaba sobre los pies de ella
inmediatamente.
—Adrienne... cariño...
Se sentó en la cama, negándose a mirarlo. No sabía si estar enojada o feliz. Claro,
ella se sentiría realmente extasiada si fuera verdad.
Tiene veinticinco años. Puede que sea demasiado joven para ser madre. Puede
ser demasiado joven para ser una esposa. Pero nunca creció con una madre que la criara
o le diera amor. La única manera en que ella podría realmente reemplazar esos
recuerdos... es si ella creaba nuevos... unos buenos. Si ella nutria a su propio hijo y le
diera el amor que nunca tuvo.
No estaba segura de sí estaba realmente embarazada. Puede que no lo esté. El
pensamiento de que podría no estarlo... en realidad la entristecía. Eso es cuando se dio
cuenta de que quería serlo.
Entonces miró a Justin, que estaba arrodillado delante de ella, mirando a ella
suplicante. De repente, ella tuvo este deseo repentino de abofetearlo en la cara… solo
por el pensamiento de que podría haber planeado esto todo el tiempo sin decirle a ella.
Ella se quejó. Eso es como tres emociones diferentes en un espacio de una un
minuto.
¡Estoy tan embarazada!
Y se dio cuenta de que era feliz.
—¿Seguro? —le preguntó—. ¿Este bebé es sólo un seguro para ti?
Se quejó—: ¡No! ¡No! ¡No!
—¡Pero dijiste que sí!
—No quise decir eso —dijo—. En ese momento... yo estaba tan desesperado
por quedarme contigo. Busqué todo tipo de razones para casarme contigo. Razones que
no sólo tú aceptarías... sino también mis padres. Yo quería... esto, Adrienne. Quería esto,
más que nada de lo que he querido en mi la vida. Quería una familia contigo. Y en ese
entonces, cuando pensé que mis padres podrían quitarme este sueño, sólo... quería...
avanzar rápidamente el tiempo... daría cualquier cosa y todo por estar... donde estamos
ahora. Embarazada y casada —Sus ojos estaban suplicando ahora.
—¿Qué hay de mí? —ella le preguntó. —¿Y si no estuviera lista?
Miró hacia abajo y le besó en las dos manos. Cuando miró hacia arriba en ella,
sus ojos estaban llenos de emociones. —Me enamoré de ti porque tú tienes un gran
corazón, Adrienne. Te entregas completamente a los que amas y tengo tanta suerte de
que te hayas enamorado de mí. Cuando me dijiste por primera vez que me amabas...
sabía que si el cielo quería que quedáramos embarazados... tú darías tu corazón y alma
para comenzar una familia conmigo. Las últimas noches que estuvimos juntos, ambos
no tratamos de estar protegidos. Sabíamos que podrías quedar embarazada. Sabía que
querías esto tanto como yo lo hacía. Sabía que estarías lista. Y aunque no lo estuvieras...
yo sí lo estaba. Siempre estuve listo. Y yo te cuidaría —él se adelantó y tocó su abdomen
suavemente—. A los dos. Sólo... déjenmelo todo a mí.
Adrienne no pudo evitar las lágrimas que corrían por sus mejillas. Ella miró
fijamente los ojos llorosos de Justin y sonrió. —Yo también te amo —dijo—. Yo quiero
matarte por planear esto sin mí. ¡Pero todavía te amo!
Justin se rio. Se sentó en la cama y la tiró para que se pudiera sentarse en su
regazo. —Bien... entonces puedes castigarme por el resto de nuestras vidas —dijo—. La
boda sigue en pie, ¿verdad? Lo que dijiste ahí atrás... sólo estabas bromeando, ¿verdad?
—Lo dije en serio —respondió, una sonrisa pícara se le pegó en la cara. Sus ojos
se abrieron de par en par—. Pero ahora... está en marcha otra vez —Luego se encogió
de hombros—. Qué lástima. Teníamos esta regla de no dormir con el otro porque en
realidad estábamos por casarnos. Si no lo estuviéramos, entonces... podríamos... hacer
el amor, ¿verdad? Pero ahora... la boda está en marcha otra vez. Así que la regla de no
tener sexo antes del matrimonio también está de nuevo. Siento que hayas perdido tu
ventana de cinco minutos —ella lo golpeó pestañeando, curvó sus labios hacia abajo y
trató de parecer apenada por él.
Justin se veía sorprendido, como si no supiera qué lo golpeó. Entonces él gimió.
—¡Eres tan injusta! ¡Adelante! Vamos a cancelarla de nuevo. Sesenta minutos y luego te
propondré matrimonio de nuevo.
Adrienne se rio. —Lo siento, jefe. Ese barco ha zarpado. Es mala suerte romper
el compromiso dos veces.
—La tercera es la vencida, ¿recuerdas? —argumentó.
Ella sacudió la cabeza. —Es ahora o nunca. Y además... yo soy la que podría
estar llevando a tu bebé en mi barriga. Por lo tanto, voy a hacer las reglas.
Justin entrecerró los ojos hacia ella. —He estado dejando que hagas las reglas
desde la primera noche que nos conocimos, cariño —susurró, envolviendo sus brazos
alrededor de su cintura.
Adrienne le devolvió el parpadeo. —¡Eso no es verdad!
—Es demasiado —dijo, abrazándola de nuevo—. Y está bien. Me gusta. Por una
vez... hay una persona en este mundo que tiene un completo poder sobre mí.
Adrienne se rio. —Ahora podría haber... dos.
Justin suspiró, la satisfacción y la felicidad eran evidentes en su voz. —Sí. Ahora
son dos.
—Justin... —susurró Adrienne—. No estamos seguros todavía. Comprobémoslo
mañana, ¿ok?
—Lo haría ahora si no fuera demasiado tarde —declaró Justin.
Justin insistió en dormir en la habitación de Adrienne esa noche. —No me
importan las reglas, cariño. No intentaré hacerte el amor hasta la noche de bodas. Pero
me quedaré aquí contigo. Aunque sólo sea para asegurarme de que tus necesidades son
atendidas. Y que estarás a salvo. Y mañana, a primera hora por la mañana, conseguiré
algunos de esos kits que podríamos usar para hacer pruebas.
Al día siguiente, cuando Adrienne se despertó, Justin ya no estaba en la cama
con ella. La luz del sol entró en la habitación desde las ventanas. Adrienne no tenía ganas
de levantarse todavía. Como si su cuerpo quisiera permanecer en la cama un poco más.
Pero sabía que Abi estaría respirando en su cuello si no se levantaba y estaría abajo en
una hora, así que se dispuso a levantarse.
La puerta se abrió y Justin entró en la habitación.
—Buenos días —dijo, inclinándose hacia abajo y dándole un beso los labios—.
¿Dormiste bien?
Ella asintió. —¿Dónde estabas?
Agitó una bolsa delante de ella. —Te traje algunas cosas. ¿Quieres confirmar lo
que ya sabemos?
Adrienne le sonrió con entusiasmo. Ella le quitó la bolsa y entró en el baño.
Justin le dio unos minutos de privacidad antes de entrar en el baño. Se sentó en el borde
de la bañera y ella se sentó en sus piernas mientras esperaban tres minutos para ir al
lavabo a comprobar los resultados.
—Sabes que hay una gran posibilidad de que lo estemos, ¿verdad? —preguntó
Justin a ella.
—Lo sé —respondió—. ¿Se lo decimos a los chicos?
—¡Quiero decírselo a todo el mundo! —dijo Justin, sus ojos bailaban.
Adrienne recordó a su familia. Le habría encantado compartir esta información
con su madre primero. —Justin... nuestros padres…
—Estarán extasiado por la noticia.
—Lo sé. Sólo desearía... —se fue arrastrando—. Se enfadarán con nosotros si
descubren que hicimos todo esto sin ellos.
—Lo sé. Mi padre me ha estado llamando sin parar. Me ha enviado como mil
mensajes ¿Dónde estás? pero ninguno hasta ahora de: ‘Siento haber intentado controlar
tu vida’.
—¿Es eso lo que querías oír de ellos?
—Quería que dijeran que te aceptan y te amarán como una nuera... antes de
que descubrieran quién eres realmente. Y antes de que se enteren de que llevas el
heredero de la cuarta generación de Industrias Adams. Quiero que te acepten
simplemente porque te elegí. Porque te amo.
Adrienne asintió. —Si estoy embarazada... quiero que mi familia sea la primera
en saberlo.
Justin asintió. —Bien —respondió—. No se lo digamos a nadie todavía hasta
que le digamos a nuestros padres. Ya es bastante malo que no vayan a estar en la boda.
El teléfono de Adrienne sonó, señalando que los tres minutos de la espera
habían pasado.
Estaban a punto de levantarse y mirar, pero Adrienne detuvo a Justin. —Espera
—ella lo miró con nerviosismo—. ¿Y si... no lo estoy?
Justin le sonrió pícaramente. —Entonces probablemente lo estarás... para
finales del próximo mes.
—Te gustaría empezar una familia muy pronto, ¿no?
—Deseoso de comenzar una gran familia —admitió—. Yo fui hijo único, me
sentía un poco sola a veces.
Adrienne sonrió. —Dios mío, voy a engordar.
Justin se rio. —Y siempre serás atractiva para mí, cariño —él besó la punta de
su nariz—. ¿Vamos?
Adrienne se puso de pie. Justin se paró detrás de ella y envolvió los brazos
alrededor de su cintura. La empujó suavemente hacia el lavabo y se quedaron mirando
las tres pruebas diferentes... todas diciendo lo mismo.
Se detuvieron por un momento. Entonces Adrienne sintió que Justin se giraba
suavemente a su alrededor para que ella pudiera enfrentarse a él. Dejó escapar lo que
sonó como un aullido de triunfo antes de que la levantara de sus pies y la hiciera girar.
—¡Justin, bájame! —dijo Adrienne, riéndose. Las lágrimas corrieron por sus
mejillas.
Cuando Justin la puso de pie, ella levantó la mano y lo abrazó.
—¿Contento ahora? —le preguntó.
Él se inclinó y cuando sus labios estaban a una pulgada de los de ella, él dijo—:
Dichoso.
9
Programa de tv en donde se hacen bromas a la gente.
—Lo sé. Y la espera termina esta noche —dijo.
—Te hare el amor real —bromeó—. Podría también ser nuestra noche de
bodas histórica, ¿no crees?
—¿Qué pasa si estoy demasiado cansada después de todo el alboroto de la
boda? —bromeaba de vuelta.
Sacudió la cabeza. —No. No hay excusas esta vez —Se inclinó hacia adelante y
le susurró al oído—. Me parece recordar que eres una Zorra10 en la cama.
Sus ojos se abrieron de par en par ante lo que él acaba de decir. Ella lo pellizcó
en el costado. Él soltó un grito y luego se rio, tirando de ella hacia él. Su cara descendió
hacia la suya y la besó profundamente, Adrienne casi olvidaba que no estaban solos.
Cuando se alejó de él, estaba segura de que su cara era carmesí. Ella caminó
delante de él, sonriendo ampliamente, y mordiéndole el labio inferior, tratando de
contener todos los sentimientos de vértigo dentro de ella.
Recorrieron la finca, bueno, al menos la mitad de ella. Tenía un jardín de rosas,
un mini laberinto, un huerto, otro jardín con cuatro enormes fuentes y un viñedo en la
parte de atrás.
Después de una hora, Justin le dijo a Abi que Adrienne necesitaba descansar. —
Creo que tomaste más que suficientes fotos. Mi novia está exhausta —dijo en voz firme.
Abi no discutió
—Justin, estoy bien —afirmó Adrienne. Se sentía tan feliz que ni siquiera se
sentía un poco cansada.
La abrazó para susurrarle al oído. —Bebé en barriga, ¿recuerdas? —dijo
suavemente. Luego añadió—: Además, yo más bien ahorraría tu energía hoy, para
poder gastarla bien esta noche —él sonrió.
—No vas a dejar de burlarte, ¿verdad? —preguntó. sacudiendo la cabeza.
—Ha pasado demasiado tiempo, cariño —dijo—. No puedes culparme, ¿puedes
tú?
Se rio. —Oh, mi pobre bebé —fingió preocupación en su voz. Acarició
suavemente su cabello—. Lo siento mucho.
Levantó una ceja y la miró fijamente. —Lo siento ni si quiera cuenta más. Tienes
que pagar... a lo grande.
Se rio y luego se acarició el abdomen. —Bebé en la barriga, ¿recuerdas? —le
susurró.
—No te preocupes. No lo olvidaré. Pero eso no significa que estés libre de culpa
—dijo él y ella se rio de nuevo. La llevó hacia él y le dio un beso en los labios otra vez—
. Te amo, Adrienne.
10
Okey, acá un juego de palabras con el FOX, que según recuerdo, puede ser tanto Zorra como una mujer
Atractiva.
Cerró los ojos y respiró el aroma de él. —Te amo, Justin.
De repente, Abi les dijo que sus invitados estaban listos para ellos. Ellos
necesitaban dirigirse a su recepción.
Era un buen paseo de cien metros hasta el siguiente jardín donde la recepción
se llevaría a cabo. Justin se agachó y llevó a Adrienne a sus brazos.
—Justin, bájame. Puedo caminar.
—Claro que puedes —dijo—. Pero te cansarás. Y recuerda, no te puedes cansar.
Ella le levantó una ceja. —¿Para esta noche?
Él la miró fijamente, fingiendo una expresión de dolor en su cara. —Por el bebé,
por supuesto —dijo—. ¿Realmente crees que hacerte el amor está en mi mente todo el
tiempo?
Sonaba tan herido que empezó a sentirse culpable. Pero ella lo conocía. A Justin
le encanta hacer el amor con ella y a veces, era difícil mantener sus manos fuera de ella.
Adrienne no podía explicarlo a veces. Los dos tienen esta atracción, como imanes de
polos opuestos, no podían mantenerse alejados del otro, no importa cuánto lo intenten.
En la cama, eran como fuegos artificiales explotando en un millón de colores diferentes.
Y aun así... confiaban el uno en el otro más que nadie. Ellos encontraron consuelo en los
brazos del otro. Ellos también tenían este vínculo de amistad que se mantenía fuerte
por sí mismo... completamente separado del deseo de cada uno. Más que eso... ambos
sabían se amaban mucho, y no podían, no vivirían sin el otro.
Ella miró a su marido. —En realidad... sí. Pienso que hacer el amor conmigo
está en tu mente todo el tiempo —le susurró ella en un desafiante tono.
Justin la miró fijamente por un momento, sus ojos bailando mientras la llevaba
en sus brazos. Luego sonrió. —Entonces me conoces demasiado bien, mi esposa.
Ella se rio y apoyó su cabeza en su hombro mientras la llevaba sin esfuerzo
hacia el lugar de la recepción. Incluso con su vestido grande y pesado, parecía que Justin
la encontraba ligera como una pluma.
—Mi padre me llamó anoche —susurró.
Adrienne lo miró con los ojos muy abiertos, esperando ansiosamente para que
continuara.
Le sonrió. —Finalmente se disculpó. Me dijo que se dio cuenta que mi felicidad,
es de hecho, lo más importante para ellos. Prometió que, si nosotros íbamos a casa, te
conocerían y te aceptarían como mi esposa... sin importar quién seas. De hecho... él dijo
que no serías nadie más para ellos, sino mi prometida.
Adrienne le sonrió. Ella estaba realmente feliz. Justin tuvo que ir a través del
infierno sólo para hacer que sus padres entendieran que no se rendiría a su voluntad.
Que incluso si la etiqueta de ser el heredero de Industrias Adams se le ha otorgado, su
corazón sigue siendo suyo y todavía controla su vida.
Llegaron a las puertas del jardín. Abi les hizo una señal para que esperaran
fuera y sólo entraran cuando las puertas se abrieran para su gran entrada como el Sr. y
la Sra. Justin Adams.
Justin puso de pie a Adrienne y ambos se enderezaron en sus ropas. La música
sonaba del otro lado y Adrienne podía oír saludos de la gente. Para ella, sonaba como si
más de cinco personas hubieran venido a la recepción.
Ella miró fijamente a Justin y él le sonrió.
—Le dije a mis padres, por cierto, que no deberían aceptarte como mi
prometida... ellos deberían amarte como su nuera.
—¿Y? —preguntó Adrienne con ansiedad.
Justin se encogió de hombros. —Dijeron que mientras yo sea feliz... ellos serán
felices —entonces Justin añadió—: Con eso, realmente no vi el punto de no invitándolos
a la boda. Pero con el aviso tardío, sólo pudieron llegar a la recepción.
Los ojos de Adrienne se abrieron de par en par. —¿Qué?
Pero antes de que Justin pudiera responder, la puerta delante de ellos, se abrió,
revelándolos a todo el mundo. Justin la tomó del brazo y la llevó al jardín que sostenía
un enorme dosel con tres mesas impecables que incluían altos centros de mesa hechos
de rosas. Alrededor del dosel se colocaron más macetas llenas de rosas que hacían que
la escena pareciera desde lejos como si estuvieran en un mar de rosas.
Mariposas con joyas volaron sobre ellas, también, haciendo que el montaje
fuera aún más surrealista. La música continuó sonando y sus invitados aplaudieron.
Adrienne se dio cuenta de que había más gente en la recepción que en la ceremonia.
River se sentó con Mason y Abi junto con Mike y James, los amigos de Justin de Nueva
York.
Yuan y Jill se sentaron en otra mesa con Jada y su cita. Junto a ellos, Adrienne
vio a un hombre conocido, que miró a Adrienne con lágrimas en los ojos, sus ojos.
Jadeaba mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Justin vio sus lágrimas y en lugar de dirigirse hacia sus asientos, él llevó a su
esposa con su suegro.
—Señor —saludó al Sr. Miller y le extendió la mano.
El padre de Adrienne le dio la mano. Luego miró a su hija y sonrió.
—Papi —susurró Adrienne. Se lanzó hacia delante y su padre la abrazó con
fuerza. Sabía que aún no lo había perdonado por lo que hizo. Su madre probablemente
todavía consideraba demandarlo. Pero nada de eso le importaba ahora a Adrienne. Ella
sabía que no lo haría de otra manera. Ella todavía estaba contenta de que su padre haya
venido a estar con ella... en el día de su boda.
—Estoy tan orgulloso de ti, Yen —dijo—. Siento no haber sido capaz de llegar
a la boda. Justin se puso en contacto conmigo hace un par de días y envió mi boleto para
poder venir hoy. El vuelo, desafortunadamente, se retrasó. De lo contrario, yo mismo te
habría llevado al altar.
Adrienne asintió con la cabeza y limpio las lágrimas de sus ojos con cuidado de
no manchar. su maquillaje. —Está bien, papi —dijo—. Todavía me alegro de que hayas
llegado.
Su padre recurrió a Justin. —Cuida de ella, ¿ok?
Justin extendió su mano al hombre mayor otra vez. —Sí, señor —dijo en una
voz seria.
Entonces Justin le cogió el brazo otra vez. Adrienne pensó que él la guiaría hacia
su mesa en el centro del frente. Pero la llevó a la mesa de al lado donde se sentaban los
padres de Justin.
—Mamá, papá, les presento a Adrienne Adams, mi esposa —dijo.
Adrienne los miraba nerviosa. Christine Adams tenía lágrimas en sus ojos
cuando se lanzó hacia adelante y abrazó a Adrienne. Luego miró a sus ojos y le sonrió.
—Siento que nos haya costado mucho tiempo conocerte, querida. Pero gracias por amar
a mi hijo y hacerlo feliz.
Adrienne no pudo encontrar su voz. Sólo asintió con la cabeza y sonrió a la
mamá de Justin. El padre de Justin le dio la mano, le dio un saludo de aprobación y dijo—
: Bienvenida a la familia, niña.
—Gracias —dijo Adrienne.
Como si Justin encontrara satisfacción en el hecho de que sus padres se hayan
convertido genuinamente feliz por él, dijo—: Mamá... papá... —empezó—. ¿Ustedes
saber el apellido de soltera de Adrienne?
Sus padres lo miraron con indiferencia.
Justin sonrió. —Cuando la conocí, se llamaba Adrienne Miller —dijo—. Pero el
nombre en su certificado de nacimiento es en realidad 'Andrea... Andrea Blanc’.
Sus padres lo miraron fijamente un momento, con los ojos muy abiertos e
incredulidad. Luego parpadearon y miraron a Adrienne y luego a Justin otra vez.
—Pero eso es... —su madre empezó a decir.
Fueron interrumpidos por una pareja que acababa de llegar, dirigiéndose
directamente hacia los padres de Justin, estrechando sus manos y besando sus mejillas.
—Felicitaciones. Sentimos llegar tarde. Hubo algunos retrasos en nuestros
vuelos —le dijo la madre de Adrienne a Christine. Luego se volvió hacia Justin y estrechó
su mano.
Sus ojos captaron los de Adrienne y se detuvo en sus huellas, su la boca abierta.
—¿Adrienne? —preguntó
Adrienne no sabía si reír o llorar mientras miraba a su madre.
—Hola, mamá... —susurró Adrienne.
Su madre abrió la boca para preguntarle algo, pero en ese momento, Abi
anunció en el micrófono—: ¡Damas y caballeros, démosle un aplauso a los nuevos Sr. y
Sra. Adams mientras bailan por primera vez como marido y mujer!
Confío en que Abi tendrá el mejor o el peor momento de la Tierra.
Justin se dirigió a sus padres, quienes aún parecían no saber lo que los golpeó.
—Lo explicaremos más tarde. Sólo siéntense... y diviértanse. sabiendo que ahora todos
somos una familia feliz... como ustedes... lo planearon —dijo—. Mientras tanto, necesito
bailar con mi encantadora esposa —Luego tomó del brazo a Adrienne y la llevó a la pista
de baile, dejando a sus padres en la mesa, todavía mirándolos en shock, con sus bocas
colgando muy abiertas.
39. Ang Huling Kabanata
Filipino para
FIN.
SOBRE LA AUTORA
AGRADECIMIENTOS