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INCLUSIÓN

“Del concepto filosófico a la acción”

Existen modas. Una moda responde a un uso o costumbre que se utiliza fervientemente
en un periodo de tiempo determinado. La palabra INCLUSIÓN, en la actualidad,
parecería acercarse mas a una moda que a un verdadero cambio cultural de la
sociedad. Todos hablamos de inclusión, nosotros también, pero hay cosas que nos
hacen ruido y tenemos que re procesarlas.

Escuchamos, leemos y asistimos a jornadas bajo este lema cotidianamente, pero vemos
un problema de aplicación sistemático. A nuestro entender, hay conceptos filosóficos
sumamente claros sobre la palabra INCLUSION en los que nadie puede estar en
desacuerdo. “todos debemos ser inclusivos” “la escuela debe ser inclusiva” “debemos
educar a nuestros niños para que incluyan” “las personas con discapacidad deben ser
incluidas”.

¿Alguien puede estar en desacuerdo con esto? Desde el punto de vista filosófico y
desde el estudio semántico de la palabra inclusión creeríamos que no. Pero ¿Qué pasa
desde el punto de vista pragmático? A nuestro entender, la palabra inclusión discrimina,
ya que se esta induciendo a la sociedad de que los incluidos deben ser solo las personas
con discapacidad, se los considera excluidos de ésta y, en definitiva, este término posee
un vacío existencial de aplicación concreta. Todos queremos ser inclusivos, pero ¿Cómo
lo hacemos? ¿Cómo evaluamos si somos más inclusivos? ¿Somos inclusivos con todas
las personas tengan o no tengan una discapacidad?

Pensemos, ¿acaso las personas sin un certificado único de discapacidad (CUD) estamos
incluidas en todos lados?
El debate es amplio y creemos que desde la pragmática el concepto esta en
movimiento, ira modificándose con el tiempo y con la evolución que cada sociedad vaya
haciendo en su cultura inclusiva.

Desde TEA MyD, no podemos conformarnos con términos y frases lindas que endulcen
nuestros oídos y los de ustedes, desde ya que poseer un concepto ético y moral de la
palabra inclusión es necesario, es la esencia de nuestras acciones, pero si esa esencia no
la podemos materializar en acciones concretas nos estaríamos quedando a mitad de
camino, en un discurso fino, políticamente correcto y tal vez, un poco demagógico.

Bajo esta sensación, de que nuestras palabras no se las lleve el viento y podamos ir a la
acción inclusiva, es que decidimos incorporar el concepto de: INCLUSIÓN LUDOMOTRIZ.
Lo definimos del siguiente modo: “Momento observado subjetivamente, medible en
tiempo y realizado en un espacio determinado, en el cual una persona se expresa a
través del movimiento, se siente seguro, disfruta de la actividad y una o mas personas
del entorno aceptan su participación, la valoran o la reconocen”.

Bajo esta nueva definición buscamos eliminar etiquetas, cualquier persona, sea cual sea
su condición, puede encontrarse incluida o no, en un tiempo y espacio determinado.
Según la definición de INCLUSIÓN LUDOMOTRIZ, “ludo” refiere a que debe existir el
deseo de querer realizarlo y el disfrute por la situación, es decir, la motivación debe ser
intrínseca y solo así la persona intentará ser valorado, reconocido o aceptado por los
demás. El término “motriz” refiere a movimiento, todas nuestras acciones se rigen a
través del movimiento, en mayor o menor medida, pero nos expresamos, comunicamos
y relacionamos a través de éste. Entonces, definiendolo de este mod, ninguna persona
puede estar incluida en absolutamente todas las actividades que se le propongan.
Ustedes y nosotros, tampoco.

Imaginen a Martin, un niño sin discapacidad, ingresando a un colegio nuevo, en el


primer día de clases todos sus compañeros lo ignoran, nadie lo saluda ni le pregunta su
nombre, pero al llegar el recreo este niño toma una pelota que le llegó por casualidad,
se anima a lanzar al aro de básquet y mete un triple. Inmediatamente después dos
niños lo felicitan y le preguntan si quiere participar del juego. Pasados cinco minutos, el
grupo de niños decide terminar abruptamente este juego y se van corriendo hacia otro
sitio para jugar a la “escondida”. Martin, por vergüenza o por no haber recibido la
invitación correspondiente no va con ellos y vuelve a quedar solo.
Bajo el concepto filosófico de inclusión, en el cual todo es color de rosas y todas las
personas deben ser incluidas por amabilidad y la condición de ser humanos, se podría
decir que el primer día de clases de Martin fue para el olvido, un día pésimo donde los
compañeros, los profesores y la escuela no fueron inclusivos.

Si Martin fuera una persona con discapacidad, probablemente el juzgamiento y el


ensañamiento al leer este ejemplo seria elevado al cubo y en este mismo instante,
todos nosotros estaríamos buscando la manera de escrachar la situación en redes
sociales.

Ahora bien, el concepto de INCLUSIÓN LUDOMOTRIZ, tangible, observable y sucedido


en un tiempo y espacio determinado, viene a darnos una luz de esperanza. El día de
Martin, si bien no fue el mejor, tuvo cinco minutos de buenas noticias.
Les preguntamos a ustedes estimados lectores, ¿Es lo mismo cinco minutos de inclusión
ludomotriz que cero? ¿Esos cinco minutos no habrán sido importantes para Martin?

En el caso de las personas con discapacidad sucede lo mismo. Josefina tiene 9 años,
esta diagnosticada con Autismo, la motricidad gruesa, la planificación motora y el
lenguaje expresivo no son sus fortalezas, debido a esto, la mayoría de los niños prefiere
que Josefina no sea parte de su equipo en algún juego de Educación Física, en los
recreos nadie la llama para jugar y como no es fácil comprender su discurso, la mayoría
de los niños no le realiza preguntas para iniciar una conversación. Pero ¿Saben qué?
Josefina tiene un talento único por el arte, se expresa a través de él, recrea maquetas a
escala que son increíbles, maneja muy bien los óleos y tiene fascinación por las ciencias.
Cuando es el turno de estas asignaturas y el trabajo es grupal, los niños se pelean por
tenerla cerca.
En este mismo curso, Josefina tiene un compañero llamado Tomas, sin discapacidad.
Tomas es el “habilidoso” del curso, se escucha decir por los pasillos que juega bien a
todos los deportes, pero resulta que su necesidad de movimiento constante hace que
no sea prolijo, no pueda seguir instrucciones de motricidad fina correctamente y no sea
creativo para pintar un mural. Tomas no suele contar con muchos momentos de
inclusión ludomotriz cuando se dictan las asignaturas que a Josefina mas le gustan.

Ejemplos podríamos dar muchos, incluso si realizamos el ejercicio que siempre


proponemos de pensarnos a nosotros mismos. Yo, ¿Soy incluido en todos los ámbitos?
¿Me interesa ser incluido por personas que no me resultan relevantes?
Analizándolo de este modo, podemos entender que incluso en una actividad que puede
ser de interés para una persona, puede haber momentos de inclusión ludomotriz y
momentos en los que no. Muchísimas veces nos dicen que el fútbol es inclusivo, que es
un deporte grupal, que fomenta valores y el trabajo en equipo. Lo que dicen es cierto,
pero también es cierto que el deporte “fútbol” puede desmembrase en muchas partes.
Una persona con hipersensibilidad al contacto físico puede no sentirse cómoda al
momento de disputar el juego de futbol por equipos, pero si puede disfrutar del trabajo
con pelota, de hacer dribbling, de practicar definición, de realizar recorridos motores de
coordinación, y de hacer “jueguitos”.

Estimados colegas, profesionales y familias en general, el concepto filosófico de


inclusión ha sido hasta ahora algo tan complejo y difícil de aplicar, que todavía sigue
sonando a utopía. Mientras que no comencemos a ver el vaso lleno, y pensemos que la
inclusión total, completa y verdadera llegará como por arte de magia, corremos el
riesgo de cansarnos, de bajar los brazos y de abandonar la batalla.
Los invitamos a pensar en estos “momentos” de inclusión, que de seguro existen, si una
persona con discapacidad es aceptada y valorada por otras personas con discapacidad y
mientras la realiza la disfruta, sepan que eso también se llama inclusión ludomotriz
estimados lectores.

Como profesionales de la salud y la educación trabajaremos para que esos cinco


minutos de Martin se conviertan en 10, luego en 20, luego en 60 y quien sabe cuánto
más. Lo que si sabemos es que nunca llegaremos a las 24hs. En primer lugar, debemos
dormir, y en segundo lugar, Martin, ni ninguno en este planeta puede estar incluido en
todo. Que sea este el punto de partida, para bajar los niveles de frustración, para
festejar por que 5 minutos es mas que nada y para entender que las utopías son solo
una linda razón para seguir trabajando.

LIC. MAXIMILIANO LOMBARDO

LIC. MARCELO BIASATTI

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