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1.

Empatizar:
En la primera fase, se trata de investigar y comprender el problema para el
que queremos buscar solución. Las claves son escuchar y empatizar.
Cuando centras la atención en tu público y te preocupas de satisfacer sus
necesidades, eres capaz de dar con soluciones innovadoras que realmente
impactan en sus vidas.

Una buena idea es que las personas a quienes va destinada la


solución participen en el proyecto creativo, especialmente en esta primera
fase y en la fase final de testeo o evaluación.

Con esto no sólo se potencia la empatía, sino que además se consigue que
la resistencia a la innovación sea muy baja. Las personas sienten que
forman parte del proceso y se adhieren fácilmente a las soluciones que se
proponen.

Para potenciar la empatía observa, involúcrate, atiende a sus motivaciones


y expectativas. Los mapas de empatía son muy útiles en esta fase.

2. Definir
Llega el momento de focalizar el problema. Analizando la información y las
observaciones recopiladas en la primera fase, podrás enunciar el problema
y empezar a idear cómo hacerle frente definiendo un objetivo.

Si las personas que van a beneficiarse de la solución no forman parte del


proyecto, es aconsejable crear arquetipos o perfiles para representarlas,
describir su comportamiento y humanizar el proceso.

Esta fase es vital para inspirarte a buscar soluciones y a plantear el


problema de manera procesable. Puedes ayudarte de moodboards,
mapas de posicionamiento o mapas mentales.

3. Idear
En esta fase se trata de crear múltiples ideas, tantas como puedas. Así
tendrás una batería de opciones entre las que elegir. Echa mano de toda
tu creatividad y tu capacidad de innovación, porque te van a hacer falta.
Aquí la clave es buscar nuevas alternativas, nuevas soluciones a los
problemas de siempre.
Las técnicas más útiles para esto son el brainstorming o las notas
adhesivas para anotar ideas. Puedes hacerlo tanto en soporte digital como
en papel.

Por ejemplo, si tu objetivo es diseñar un producto, necesitas crear bocetos


antes de prototipar destacando las soluciones que propone cada uno de
ellos y demostrando el valor de cada idea.

4. Prototipar
Crear prototipos es dar forma a las ideas. Los prototipos son un paso
intermedio, previo a la solución definitiva. Experimenta con las ideas,
inventa, construye, comunica, identifica opciones.

Lo importante aquí es no centrarse en validar, sino en experimentar de


forma lo menos costosa posible.

Para un prototipado rápido y experimental, las herramientas sencillas e


intuitivas como Genially pueden ser de gran ayuda.
Mockups, infografías, presentaciones o vídeo presentaciones te
ayudarán a comunicar tus ideas.

5. Evaluar
Llega el momento de ver cómo funcionan tus soluciones. La puesta en
escena es clave en esta fase. Genera experiencias inmersivas en el contexto
en el que se van a utilizar tus soluciones o, al menos, en un entorno lo más
parecido posible para ayudar a entender la solución que propones.

Puedes pedir opiniones sobre tus prototipos tanto a tu equipo como a las
personas para quienes los has diseñado. Esto puede darte información
muy valiosa para pulirlos e, incluso un nuevo enfoque que puede llevarte,
de nuevo, a comenzar el proceso iterativo de Design Thinking.

En esta fase se realizan entrevistas o tests para evaluar la solución


propuesta. También se utilizan dinámicas de equipo como el focus group.

Recuerda que las mejores soluciones llegan cuando te centras en


experimentar, en explorar opciones más que en alcanzar resultados rápido.
Ah, y no importa cuántos años hace que las cosas son de la misma
manera: nunca es demasiado tarde para innovar, ¡disfruta del proceso!
Design Thinking se ha convertido en una metodología de referencia
para muchos innovadores, especialmente para aquellos que quieren
introducir nuevos modelos de negocio pero también para los que
quieren crear nuevos productos o servicios que den respuesta a las
necesidades de sus potenciales clientes.

Las 5 etapas del Design Thinking


Veamos en detalle cada una de las etapas del proceso y cuáles
son las técnicas más utilizadas en cada caso.

1. Empatizar

Esta etapa apunta a conocer al público al que van a estar


dirigidos nuestros esfuerzos. Conocerlos implica no solo
indagar sobre cuestiones relacionadas con nuestro servicio,
sino también sobre su vida diaria. ¿Cómo conectan con nuestro
servicio? ¿En qué circunstancias y contextos? ¿De qué manera
se ven afectados por el ambiente?

Técnicas:
A la hora de empatizar las herramientas son variadas, su uso
va a depender de las necesidades y posibilidades del caso.
Algunos ejemplos son: encuestas, entrevistas, estadísticas y
focus groups, entre otras.

2. Definir

Toda la información que recabemos nos va a permitir arribar a


una (o varias) oportunidades de mejora. Va a ser decisión del
equipo priorizarlas para ver cuales se atacarán primero y
cuáles en etapas subsiguientes.

Técnicas:

Podemos utilizar los resultados de la etapa anterior para crear


mapas de empatía, customer journey maps, definición de
personas (perfil de usuarios) o service blueprints.

3. Idear

Una vez que el equipo analiza la información y consigue definir


las problemáticas en función de los usuarios, llega el momento
de empezar a generar ideas. Con diferentes actividades
grupales, un equipo puede abrir su mente e incubar una gran
cantidad de ideas que luego serán filtradas para priorizar las
más plausibles.

Técnicas:

Todas las técnicas que nos permitan ir más allá de lo obvio y


cuestionen lo establecido son bienvenidas.
Brainstorming, Worst possible idea, Collaborative Sketching y
Product Box.

4. Prototipar

El propósito de esta etapa es crear versiones reducidas y poco


costosas del producto o servicio (o solo un fragmento), donde
se apliquen las ideas surgidas de la fase anterior.
Técnicas:

La clave a la hora del prototipado es que sea rápido y poco


costoso. Maquetas en papel o cartón, wireframes en baja
calidad, todo vale.

5. Testear

Los prototipos se usan para ser probados con usuarios. Las


conclusiones obtenidas a partir de ellos nos permiten iterar, es
decir: empatizar aún más, perfeccionar nuestras ideas,
prototipar nuevamente y volver a probar para obtener
soluciones que realmente respondan de manera acertada a la
problemática de nuestros usuarios.

Técnicas:

El propósito en este momento es probar las ideas con usuarios


reales. La metodología más común consiste en generar un
guión y pedirles a los usuarios que realicen alguna acción
interactuando con el prototipo.

¿Cómo nos ponemos en marcha?


Para utilizar Design Thinking es importante tener en cuenta que
el trabajo en equipo es la base de la metodología. Los grupos
multidisciplinarios logran ofrecer diferentes especializaciones y
puntos de vista, dejando de lado la idea de un área que lidere
el proceso. Así evitamos que un equipo sin representantes del
área técnica pueda pasar por alto cuestiones importantes que
luego podrían ser un impedimento en el proceso de desarrollo.
Las técnicas nos van a permitir aprovechar las capacidades de
todo el grupo, de manera que cada uno pueda aportar su
expertise y punto de vista sumando a una conversación
colaborativa.

Las claves de Design Thinking


En definitiva, encontramos que en Design Thinking es
importante en primer lugar empatizar, entender y ponerse en
los zapatos del usuario para poder crear soluciones eficaces.
Por otro lado, las iteraciones para poder rever y retrabajar las
soluciones nos permiten mejorarlas y pulir cosas que en
principio pudimos haber pasado por alto. En último lugar (pero
no menos importante) es fundamental mantener la mente
abierta. Las herramientas utilizadas durante el proceso de
Design Thinking nos ayudan a considerar enfoques fuera de lo
común, que enriquecen el resultado final.

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