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Zona Arqueológica

EL TIEMPO DE LOS “BÁRBAROS”. PERVIVENCIA Y TRANSFORMACIÓN


EN GALIA E HISPANIA (ss. V-VI d. C.)
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Créditos AUTORES COORDINACIÓN EDITORIAL


Volker Bierbrauer Miguel Contreras Martínez
Jaroslav Tejral Esther Sánchez Medina
CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN Michel Kazanski
Javier Arce Martínez DISEÑO Y MAQUETACIÓN
PRESIDENTE Michel Rouche, Laureano Roche Abad
Ignacio González González Christine Delaplace, P&D Digital Copy
Luis A. García Moreno
VOCALES Alberto Ferreiro IMPRESIÓN
Bartolomé González Jiménez Patrick Périn B.O.C.M.
Concepción Guerra Martínez Rafael Barroso Cabrera
Jon Juaristi Linacero Jorge Morín de Pablos ISSN
José Luis Martínez-Almeida Navasqüés Jorge López Quiroga 1579-7384
José Pascual González Jean Guyon
Manuel Peinado Lorca Artemio M. Martínez Tejera ISBN Obra Completa
Isabel Rosell Volart Laura Benito Díez 978-84-451-3298-2
Michael Kulikowski
SECRETARIO Josep María Gurt DEPÓSITO LEGAL
Borja Sarasola Jáudenes Isábel Sánchez Ramos M-27813-2002
Pablo C. Díaz Martínez
Édith Peytremann
MUSEO Albert Vicent Ribera i Lacomba
Raúl Catalán Ramos
DIRECTOR Luis J. Balmaseda Muncharaz
Enrique Baquedano Anna Mastykova
Blanca Gamo Parras.
JEFE DEL ÁREA DE CONSERVACIÓN Isabel Velázquez Soriano
E INVESTIGACIÓN Julia Beltrán de Heredia Bercero
Antonio F. Dávila Serrano Luis Grau Lobo
Francisco Javier Ardanaz Arranz
JEFE DEL ÁREA DE ADMINISTRACIÓN Maria Victoria Escribano Paño
Antonio Esteban Parente Sebastián F. Ramallo Asensio
Achim Arbeiter
JEFE DEL ÁREA DE DIFUSIÓN Rafael Hidalgo Prieto
Paula Ramírez Jimeno Miguel Alba Calzado
Pilar Oñate Baztán,
COORDINADORA DE EXPOSICIÓNES José Mª Barranco Robot,
Inmaculada Escobar García Marcos Alonso García
Ana Belén Martínez Granero
Miguel Contreras Martínez
PUBLICACIÓN Christoph Eger
Jose Ángel Lecanda Esteban
EDITORES CIENTÍFICOS Antonio Manuel Poveda Navarro
Jorge Morín de Pablos M. Justino Maciel
Jorge López Quiroga Mateu Riera Rullán
Artemio Martínez Tejera Pedro Mateos Cruz
Fernando Regueras Grande
Pere Castanyer Masoliver
COORDINACIÓN CIENTÍFICA Joaquim Tremolada Trilla
Mónica Rodríguez Lovelle Sebastián Rescon Marques
Yves Modéran
NÚMERO1 1
ALCALÁDEHE NARE S,2010
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Índice

9 Presentación
IGNACIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Vicepresidente Consejero de Cultura y Deportes, Portavoz de la Comunidad de Madrid
11 Gente Extranjera
ENRIQUE BAQUEDANO
Director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid
13 Presentación de los Editores
JORGE LÓPEZ QUIROGA, JORGE MORÍN Y ARTEMIO M. MARTÍNEZ TEJERA

GODOS, VÁNDALOS Y ALANOS, DESDE LOS ORIGENES HASTA EL 406 D. C.


16 Archäologie der Goten - von Ihren Anfängen bis 408
VOLKER BIERBRAUER

32 The Vandals from their origins to the year 406 AD


JAROSLAV TEJRAL

54 Les Alains dès son origine au 406 apr. J.-C.


MICHEL KAZANSKI

400 A.D. “BÁRBAROS” Y ROMANOS EN GALIA E HISPANIA


66 El siglo V en Galia e Hispania
JAVIER ARCE MARTÍNEZ

78 Les Wisigoths en Aquitaine (418-507)


MICHEL ROUCHE

86 Les Wisigoths en Septimanie d'après les sources écrites


CHRISTINE DELAPLACE

96 La emigración goda en España. Una perspectiva nobiliaria


LUIS A. GARCÍA MORENO

108 The Barbarian Invasions and Settlement in Gaul and Iberia: A Select Historiographical
Reflection
ALBERTO FERREIRO

122 Archéologie des Wisigoths en Gaule


MICHEL KAZANSKI Y PATRICK PÉRIN

134 La presencia 'bárbara' en Hispania en las necrópolis del siglo V d.C.


RAFAEL BARROSO CABRERA, JORGE LÓPEZ QUIROGA Y JORGE MORÍN DE PABLOS

148 El mundo funerario. De las necrópolis tardorromanas a los cementerios hispanovisigodos


en el oeste peninsular
JORGE MORÍN DE PABLOS Y RAFAEL BARROSO CABRERA

182 La «blanche robe» des premiers monuments chrétiens des Gaules (Ve -VIe siècles)
JEAN GUYON

222 La arquitectura cristiana de los siglos V-VI en Hispania: entre la 'oficialización' y la 'expan-
sión'
ARTEMIO M. MARTÍNEZ TEJERA

272 Entre la villa y la 'aldea'. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI)
JORGE LÓPEZ QUIROGA Y LAURA BENITO DÍEZ

310 The urban landscape in Hispania in the fifth century


MICHAEL KULIKOWSKI

320 Topografía cristiana en Hispania durante los siglos V y VI


JOSEP M. GURT ESPARRAGUERA Y ISABEL SÁNCHEZ RAMOS.

500 A.D. LA FORMACIÓN DE LOS REINOS “GERMÁNICOS” EN GALIA E HISPANIA


348 El siglo VI en Gallia e Hispania a través de las fuentes escritas
PABLO C. DÍAZ.

364 Archéologie de l'habitat rural en Gaule au VIe siecle


ÉDITH PEYTREMANN
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380 El paisaje urbano de la tarraconense y la carthaginense litoral durante el siglo VI


ALBERT VICENT RIBERA I LACOMBA

392 El mundo funerario en Hispania en el siglo VI


RAFAEL BARROSO CABRERA Y JORGE MORÍN DE PABLOS

410 L'armée et l'armement en Gaule au temps des Barbares


MICHEL KAZANSKI

418 El registro arqueológico del 'equipamiento militar' en Hispania durante la Antigüedad Tardía
JORGE LÓPEZ QUIROGA Y RAÚL CATALÁN RAMOS

434 Orfebrería de la época visigoda


LUIS J. BALMASEDA MUNCHARAZ

460 Les perles en Espagne et en Gaule meridionale a l'epoque Wisigothique (Ve-VIe s.)
ANNA MASTYKOVA

476 Un material frágil y olvidado. El estudio del vidrio de época visigoda en Hispania
BLANCA GAMO PARRAS

488 La imagen de la realeza en el reino visigodo de Toledo a través de la iconografía y la epi-


grafía
RAFAEL BARROSO CABRERA, JORGE MORÍN DE PABLOS E ISABEL VELÁZQUEZ SORIANO

CATALOGO DE YACIMIENTOS
511 BARCINO
JULIA BELTRÁN DE HEREDIA BERCERO

515 BERGIDUM
LUIS GRAU LOBO

517 LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE CACERA DE LAS RANAS (ARANJUEZ, MADRID)


FRANCISCO JAVIER ANDANAZ ARRANZ

521 CAESARAUGUSTA
MARIA VICTORIA ESCRIBANO PAÑO

527 CARRANQUE
JORGE MORÍN DE PABLOS Y RAFAEL BARROSO CABRERA

529 CARTHAGO SPARTARIA


SEBASTIÁN F. RAMALLO ASENSIO

533 CASTILTIERRA
LUIS J. BALMASEDA MUNCHARAZ

535 CENTCELLES
ACHIM ARBEITER

539 COMPLUTUM
SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS

543 CORDUBA
RAFAEL HIDALGO

547 DAGANZO DE ARRIBA


JORGE MORÍN DE PABLOS Y RAFAEL BARROSO CABRERA

549 EL BOVALAR (SERÓS, SEGRIÁ, LLEIDA)


JOSEP Mª GURT I ESPARRAGUERA E ISABEL SÁNCHEZ RAMOS

553 AUGUSTA EMERITA


MIGUEL ALBA

557 LAS NECRÓPOLIS VISIGODAS DE LORANCA (FUENLABRADA, MADRID)


PILAR OÑATE BAZTÁN, JOSÉ Mª BARRANCO ROBOT, MARCOS ALONSO GARCÍA Y ANA BELÉN MARTÍNEZ GRANERO

561 GÓZQUEZ DE ARRIBA (SAN MARTÍN DE LA VEGA, MADRID)


MIGUEL CONTRERAS MARTÍNEZ

563 GUARRAZAR
CHRISTOPH EGER
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567 HIPPONA (HIPPO REGIUS)


YVES MODÉRAN

569 LA ALCUDIA (ELCHE, ALICANTE)


ANTONIO MANUEL POVEDA NAVARRO

573 MARIALBA DE LA RIBERA (VILLATURRIEL, LEÓN)


ARTEMIO MARTÍNEZ TEJERA

575 SANTA MARÍA DE MIJANGOS


JOSE ÁNGEL LECANDA ESTEBAN

579 EL MONASTIL (ELDA, ALICANTE)


ANTONIO MANUEL POVEDA NAVARRO

583 MONTINHO DAS LARANJEIRAS (ALCOUTIM, ALGARVE, PORTUGAL)


M. JUSTINO MACIEL

587 MUNIGUA
CHRISTOPH EGER

591 PLA DE SES FIGUERES (ISLA DE CABRERA, BALEARES)


MATEU RIERA RULLÁN

595 PLA DE NADAL (RIBAROJA DE TURIA, VALENCIA)


ALBERT VICENT RIBERA I LACOMBA

597 SON PERETÓ (MALLORCA, BALEARES)


M. RIERA RULLÁN, M.A. CAU, S. ALCALDE, M. SALES Y M. MUNAR

601 SANTA EULALIA DE MÉRIDA


PEDRO MATEOS CRUZ

605 TARRACO
JOSEPH Mª GURT I ESPARRAGUERA E ISABEL SÁNCHEZ RAMOS

609 TINTO JUAN DE LA CRUZ


JORGE MORÍN DE PABLOS Y RAFAEL BARROSO CABRERA

611 TORREDONJIMENO
LUIS J. BALMASEDA MUNCHARAZ

613 VALENTIA
ALBERT VICENT RIBERA I LACOMBA

617 VILLAFÁFILA (ZAMORA)


FERNANDO REGUERAS GRANDE

619 VILAUBA (BANYOLES, GIRONA)


PERE CASTANYER MASOLIVER Y JOAQUIM TREMOLADA TRILLA
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Resumen
El objetivo de este trabajo es el de ofrecer, para el ámbito espacial correspondiente a la
Península Ibérica, el solar de la antigua Hispania, una síntesis introductoria sobre el conocimien-
to actual acerca de la arqueología del hábitat rural en los siglos V y VI d. C. Pretendemos así,
desde una 'perspectiva ibérica', contribuir al apasionante debate sobre la mutación de los terri-
toria y la transformación de los 'sistemas de poblamiento' en Occidente entre el 'final' de la
Antigüedad y los inicios de lo que conocemos como 'Edad Media'.

Palabras clave: Arqueología, hábitat rural, tardo-antigüedad, Península Ibérica.

Abstract
The aim of this paper is to provide for the Iberian Peninsula, the ancient Hispania, an introducto-
ry summary of current knowledge about the archeology of settlement in the countryside in 400
and 500 A. D.. We intend, from a 'iberian perspective', contribute to the debate on the mutation
of territotoria and the transformation of the 'settlement system' in the West between the 'End' of
Antiquity and the beginnings of the Early Middle Ages.

Keywords: Archaeology, Rural Settlement, Late Antiquty, Iberian Peninsula.


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Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat


rural en Hispania (siglos V-VI)

Jorge López Quiroga*, Laura Benito Díez**

INTRODUCCIÓN ciones ya realizadas en trabajos recientes (Francovich-


Las investigaciones en muchos yacimientos y regiones del Hodges, 2003), sino que, al contrario, el objetivo aquí es
Occidente europeo, que constituyen verdaderos hitos his- estudiar lo que la Arqueología nos ofrece entre ambas rea-
toriográficos en lo referente al estudio del poblamiento y el lidades bien definidas históricamente: por una parte, la villa
hábitat tardo-antiguo y alto-medieval, han favorecido el romana, en toda su complejidad y diversidad; por otra
desarrollo actual de síntesis y propuestas interpretativas parte, la 'aldea feudal', aquella que se define como la 'ver-
que han alcanzado un grado de madurez tal que permiten dadera y única aldea' que 'nace' en Occidente en el marco
hacer una relectura rigurosa y sin complejos tanto de los del 'sistema feudal'.
propios textos como de modelos históricos supuestamente Por lo tanto. Entre la villa y la aldea, trata exclusivamen-
inamovibles. te del panorama que nos ofrece actualmente la arqueolo-
Lamentablemente, para el ámbito hispánico, el estado gía en el medio rural hispano entre estas dos unidades de
actual de la investigación no permitía, hasta ahora, hacer poblamiento, que se presentan, además, como hegemóni-
este tipo de planteamientos, aunque es evidente que cas y omnipresentes. Nuestro planteamiento, y nuestra
comenzamos a contar con trabajos importantes que supo- propuesta, defiende que el origen y nacimiento de la 'red
nen, en este sentido, un punto de partida sólido y estimu- aldeana medieval' tiene lugar, precisamente, en el tránsito
lante encaminado en la buena dirección. de los siglos V al VI d. C.
El objetivo de este estudio es el de intentar ofrecer, para Pretendemos así, desde una 'perspectiva ibérica', con-
el ámbito espacial correspondiente a la Península Ibérica, tribuir al apasionante debate sobre la mutación de los terri-
el solar de la antigua Hispania, una síntesis introductoria toria y la transformación de los 'sistemas de poblamiento'
sobre el conocimiento actual acerca de la arqueología del en Occidente entre el 'final' de la Antigüedad y los inicios de
hábitat rural en los siglos V y VI d. C. lo que conocemos como 'Edad Media'.
No se trata, ni pretende ser en absoluto, una relación
sistemática de yacimientos para un marco espacial y tem-
poral tan amplio, sino de una selección, evidentemente EL ‘FINAL’ DE LAS VILLAE EN HISPANIA COMO
siempre subjetiva, de ejemplos bien documentados y con- FORMA HEGEMÓNICA DE OCUPACIÓN DEL TERRITO-
trastados para diferentes ámbitos regionales en los que la RIO
investigación arqueológica comienza a ofrecer datos con- Antes de abordar la cuestión de la transformación y
trastados y fiables fruto de investigaciones dilatadas en el 'final' de las villae en Occidente a lo largo de la Antigüedad
tiempo sobre un yacimiento o un territorio. Tardía es necesario realizar algunas precisiones termino-
La elección del título es toda una declaración de princi- lógicas sobre a qué nos referimos cuando empleamos esa
pios y, precisamente por ello, no pretende retomar formula- denominación para caracterizar una de las formas de ocu-

Trabajo desarrollado en el marco de la 'Acción Complementaria',


* Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Filosofía financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), de refe-
y Letras (Universidad Autónoma de Madrid, UAM). rencia HUM2006-26494-E y titulada: Las 'Grandes Migraciones' y
Correo electrónico: jorgequiroga@hotmail.com la presencia 'bárbara' en Gallia e Hispania (siglos V-VI), coordina-
** Departamento de Arqueología, AUDEMA, S. A. da por PATRICK PERIN y JORGE LÓPEZ QUIROGA.
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274 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

pación rural más características y mejor conocidas en el conjunto sobre el proceso del 'final' de las villae en
medio rural romano (Leveau, 2002 a). Hispania:
Una villa es, fundamentalmente, una explotación rural a) En primer lugar, un área costera mediterránea, en
compleja con una parte destinada a vivienda de la aristo- el nordeste peninsular, estrechamente ligada a una antigua
cracia (rural o urbana) propietaria de la misma (la pars capital provincial, es decir a un espacio 'central' en el marco
urbana), un espacio dedicado a actividades productivas y/o del sistema de poblamiento 'romano', como es Tarraco y el
vivienda de los 'trabajadores' (la pars rustica), además de sector costero de la Tarraconense Provincia. Se trata de
un área de explotación de los recursos naturales adyacen- una zona relativamente bien conocida sobre todo gracias a
tes a este tipo de asentamientos (la pars fructuaria). Por lo los trabajos de A. Chavarría Arnau (Chavarría Arnau) ade-
tanto, debemos analizar la transformación de las villae más de los de S. Key (Key), G. Ripoll (Ripoll-Aarce, 2001),
tardo-romanas como una forma más, y no la única como J. M. Gurt y J. M. Palet (Gurt Esparraguera-Palet Martínez,
generalmente se ha admitido, del poblamiento rural post- 2001), tanto a nivel de excavaciones como de prospeccio-
romano (Leveau, 200 a, 2000b; Garmy, 2002; Francovich- nes y estudios de la evolución y transformación del paisaje
Hodges, 2003). Las villae serían así la forma más caracte- (Ariño-Gurt-Palet, 2004), convirtiendo a este amplio sector
rística y mayoritaria del hábitat rural disperso en época en un excelente laboratorio de observación para analizar la
romana, que combinaría tanto edificios dedicados a la evolución y transformación del medio rural durante la
explotación agro-pecuaria de su entorno más inmediato Antigüedad Tardía.
como otro tipo de construcciones de tipo residencial desti- Uno de los yacimientos mejor conocidos en este senti-
nadas a servir de vivienda para el propietario y su familia do es la villa de Vilauba (Camós, Pla de l'Estany, Gerona)
(Archaeomedes, 1998). (Fig. 1), en la que a partir del siglo V tiene lugar una trans-
La investigación arqueológica se ha centrado, por las formación estructural adecuándose antiguos espacios
características propias a la evolución historiográfica sobre habitaciones para un uso de tipo productivo, a nivel local,
este tipo de unidades de explotación rural, casi exclusiva- de aceite a lo largo del siglo VI (Fig.1); lo que se correspon-
mente en la excavación y estudio de los espacios residen-
ciales o de vivienda (la pars urbana) en busca de la monu-
mentalidad constructiva y el lujo de las áreas 'nobles' de las
villae. No ha sido hasta fechas relativamente recientes
cuando los especialistas se han ocupado del estudio de
otros ámbitos espaciales menos lujosos y llamativos en el
marco de una línea de trabajo centrada en la comprensión
global del territorio (la arqueología del paisaje; para la
Península Ibérica: Orejas, 1991 y recientemente Ariño Gil-
Gurt-Palet, 2004) en el que se inscriben e incardinan estas
explotaciones agro-pecuarias rurales.
Es necesario admitir, en definitiva, la complejidad y la
polisemia del término villae que designaría realidades
materiales muy diversas, presentes ya en los mismos tex-
tos de época romana ( Leveau, 2002a); sin olvidar que este
tipo de asentamientos rurales fueron objeto de una dinámi-
ca evolutiva mucho más amplia, en el tiempo y en el espa-
cio, lo que debe prevenirnos a la hora de caer en la fácil
tentación inmovilista y estereotipada al analizar estas uni-
dades de poblamiento y de explotación.
Para el ámbito peninsular en el estado actual de la
investigación, tenemos un conocimiento bien documentado
desde el punto de vista arqueológico, con una buena meto-
dología y secuencias estratigráficas que podemos conside-
rar como convincentes, en tres áreas geográficas con Fig. 1. Villa romana de Vilauba (Gerona, Cataluña) (Castanyer-
características diversas que permiten una cierta visión de Tremoleda, 1999)
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 275

de, a su vez, con un incremento sustancial durante ese el conocido yacimiento de El Bovalar (Seròs, Segrià,
período del número de ovicápridos y bóvidos, en conso- Lérida), donde se halló una estructura correspondiente a
nancia con una mayor importancia de la ganadería una prensa de vino y diversos instrumentos de cultivo y
(Castanyer-Tremoleda, 1999; 2006; Gurt-Palet, 2001; explotación de la vid correspondientes al siglo VIII.
Chavarría, 2004)1. Así, para el nordeste de la Península, se detecta a lo
En Vilauba (Fig. 1) es particularmente interesante el largo de los siglos V y VI en numerosas villae una transfor-
proceso de transformación, tanto arquitectural como fun- mación de sectores residenciales en una doble dirección:
cional, del que es objeto la villa tras el incendio que la des- por una parte, una evolución hacia zonas destinadas a la
truyó casi totalmente a finales del siglo III d. C. Aunque producción, como en Viladés; en Torre Llauder (Mataró,
manteniendo la organización estructural en torno a un patio Maresme) (Fig. 2), donde es posible intuir que las transfor-
central, como es característico en la arquitectura rural maciones ligadas a la ubicación de 18 dolia y la construc-
romana, que se superpone al existente en época alto-impe- ción de tres depósitos en sendas habitaciones con mosai-
rial aunque mayor en dimensiones, se configura una nueva cos y en la galería del peristilo puedan relacionarse con la
disposición entre el sector residencial y una serie de estruc- producción de vino ( Chavarría, 2006, 26); algo similar a lo
turas dedicadas a la actividad agrícola, sin una neta distin- que sucedería en el balneum de la villa de Can Sans (Fig.
ción entre ambos espacios (Castanyer-Tremoleda, 2006). 3); en La Rectoría (Parcs del Penedés), Els Munts
Destacan, entre las 'nuevas' construcciones una interpreta- (Altafulla), L'Espelt (Òdena), Casa Blanca (Tortosa), Dels
da como prensa entre los siglos IV y V d. C., así como la Atmetllers (Tossa de Mar, La Selva), Font del Vilar
amortización de algunos espacios a finales del IV y/o ini- (Avinyonet de Puiguentós), L'Aiguacuit (Terrasa), etc.; y,
cios del V por una serie de inhumaciones, en lo que supo- por otra parte, la configuración de espacios habitacionales
ne un claro proceso de transformación tendente a la confi- con una edilicia caracterizada por la utilización de materia-
guración de ámbitos con funciones diversas que fragmen- les precarios, fundamental pero no exclusivamente en
tan el carácter unitario de la villa. Proceso que se acentúa madera (estructuras de 'fondos de cabaña', silos, etc.),
en los siglos VI y VII d. C., última fase de ocupación, redu- como en Vilauba, donde encontramos una 'cabaña' encima
ciéndose notablemente el área ocupada e intensificándose del signinum fechada en el siglo VIII, en L'Aiguacuit, con la
la presencia de estructuras ligadas a la producción agríco- presencia de 'cabañas' y silos, o en El Moré (Sant Pol del
la (Castanyer-Tremoleda, 2006) con la construcción de una Mar), con un nivel de reocupación asociado a materiales
nueva prensa, además de una serie de agujeros de poste cerámicos Hayes 12 y 103 A, además de DSP y ánforas
sobre el signinum de una de las estancias bajo-imperiales
béticas.
que conforman un espacio rectangular vinculado a una fun-
ción de tipo habitacional ya sea temporal o permanente
(Castanyer-Tremoleda, 2006).
En la zona del Maresme, la villa de Sentromà (Tiana),
muestra en las reformas correspondientes a la cuarta fase
en la 'zona industrial' (alas norte y sur del patio) variaciones
importantes en la producción del vino desde un punto de
vista cuantitativo, amortizando estructuras previas con fun-
cionalidad de almacén-cuadra, fechadas por la presencia
de cerámicas D Hayes de las formas 61A, 67 y 91A. Esta
importancia que adquiere la configuración de espacios
dedicados a la producción vinícola en diferentes sectores
de las villae de la tarraconense en la tardo-antigüedad se
constata igualmente en la villa de Sant Amanç de Viladés
(Rajadell, Bages), donde se observa una clara reutilización
de las termas oeste por una prensa destinada a la produc-
ción de vino, que obstruyó las puertas de comunicación
entre varias estancias, alzándose los niveles de paso y con
la instalación de un torculus conectado con un depósito de Fig. 2: Torre Llauder (Mataró, Barcelona) (Clariana-Prevosti, 1988,
decantación (Gurt-Palet, 2001; Chavarría, 2006, 26); o en 16).
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276 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

Fig. 3: Can Sans (Sant Andreu de LLavaneres, Barcelona) (Noé, 1983, 226)..

Todo ello permite plantear para esta zona nordeste de


la Península la presencia de lo que se interpreta como
'nuevas' formas de ocupación rural tanto de hábitat disper-
so como concentrado: ex novo, como en El Bovalar o
Vilaclara; en altura, como en Puig Rom (Roses), Roc
d'Enclar (Santa Coloma, Andorra) o en La Follonera
(Torroella de Montgrí); aglutinadas en torno a un complejo
cultual cristiano, como en El Bovalar, en villa Fortunatus
(Fraga, Huesca), o en Santa Margarida (Martorell); en cue-
vas y abrigos rocosos, que son relacionadas con una inten-
sificación de la actividad ganadera y la trashumancia en los
siglos V y VI, aprovechando estos lugares como 'hábitat
temporales', frecuentes en el área del Pallars y en el Alt
Penedés (Gurt-Palet, 2001).
Para la tarraconense pirenaica, se consta también en el
siglo VI la existencia de áreas con un hábitat de montaña
tradicional muy similar ya en época romana a las 'comuni-
dades de aldea medievales', con una baja densidad de
población y un tipo de parcelario característico basado en
el minifundio (Ariño Gil-Díaz Martínez, 2003).
En la costa mediterránea, y con un conocimiento cuan-
titativa y cualitativamente menor que el 'área costera tarra-
conense' en torno al valle del Ebro, tenemos que mencio-
nar en el sector levantino la villa de Baños de la Reina, en
Alicante (Abascal-Cebrián-Sala, 2000) (Fig. 4), en donde
observamos la configuración de un área funeraria en la
zona residencial de la pars urbana, además de una reutili-
zación del espacio de balnea para actividades industriales Fig. 4: Baños de la Reina (Alicante) (ABASCAL-CEBRIÁN-SALAS,
ligadas a la producción de conservas de pescado 2000, 53).
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 277

(Chavarría, 2006, 26). Más al sur, en la villa de Torreblanca todo este territorio, es un común denominador a todos los
del Sol (Marbella, Málaga) (Fig. 5) o en la de Sabinillas trabajos que se han acercado al estudio de las formas de
(Manilva, Málaga), se amortiza también el espacio de bal- ocupación rural en la Lusitania.
nea con un uso ligado a la industria de salazón, algo que La villa de El Milreu, a unos 8 Km. de la Ossonoba
parece detectarse con cierta frecuencia en villae costeras a romana (la actual localidad de Faro, en el Algarbe portu-
lo largo del mediterráneo (Chavarría, 2006). gués) evidencia, para los siglos V al VII, una serie de trans-
b) En segundo lugar, una cuenca fluvial que constitu- formaciones que combinan las actividades de tipo produc-
ye un eje de comunicación fundamental durante todo el tivo con el uso cultual cristiano del antiguo templo romano
período romano y, también, estrechamente vinculada a una y la presencia de un área funeraria en torno a la cella del
importante capital provincial como es Emerita Augusta mismo. La recientes investigaciones en esta villa lusitana
(Mérida), el valle del Guadiana en el centro de la constatan un uso continuo de algunos sectores de la pars
Lusitania Provincia. Un área que ha sido objeto de impor- urbana hasta el siglo VI d. C., además del mantenimiento
tantes trabajos de investigación sobre el poblamiento y el de la producción de aceite hasta las mismas fechas
paisaje rural romano y sus epígonos tardo-antiguos a lo (Teichner, 2006). En el templo se documenta el uso del edi-
largo y ancho de todo el recorrido del Guadiana, como los ficio durante los siglos V y VI d. C., como lo indican la pre-
de Gorges-Rodríguez Martín para la cuenca media del Ana sencia de sigillatas africanas (Clara D) y focias (Posean
(Rodríguez Martín-Gorges), Conceiçâo Lopes para el terri- Red Slip Ware), como iglesia con un espacio funerario en
torio de Pax Iulia (Beja) (Conceiçâo Lopes, 2004), Vasco torno a la misma, dos mausoleos y una piscina bautismal.
Mantas (asco Mantas), Alarcâo (Alarcâo) o Cerrillo La presencia de varios ladrillos con iconografía paleocris-
(Cerrillo). El papel vertebrador de Mérida en este sector de tiana n permiten dudar de la funcionalidad como complejo
gran importancia económica y estratégica en el conjunto de cultual cristiano del antiguo tempo hasta que se amortiza
Hispania, así como del Guadiana como eje articulador de con un estrato de cerámicas islámicas sobre algunas inhu-

Fig 5: Torreblanca del Sol (Marbella, Málaga) (PUERTAS TRICAS, 1991-1992).


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278 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

Fig. 6: Villa de El Milreu (Faro, Portugal). Sobre un anterior edificio cultual pagano se edifica a lo largo del siglo V un complejo cultual cris-
tiano, rodeado de un cementerio y al que se añade un baptisterio en el siglo VI (Schlunk-Hauschild, 1978).

maciones y bajo el derrumbe de la bóveda (Teichner, nas permiten evidenciar el mantenimiento de las instalacio-
2006). nes hasta los siglos V y VI d. C. En lo siglos VII-VIII se
Otra villa cuya secuencia ocupacional presenta datos construye una iglesia, con un área funeraria anexa, en la
significativos para los siglos V y VI d. C. es la de Cerro da parte sur-oeste del complejo (Teichner, 2006).
Vila (también en el Algarbe portugués) (Fig. 7), que ha sido La villa de Sâo Cucufate (Alemtejo, Portugal) (Fig. 8),
igualmente objeto de investigaciones recientes que han con una planta y configuración similar a otras villae y com-
documentado un gran complejo arquitectónico de unos 100 plejos 'industriales' como Milreu, Torre de Palma, Cerro da
m. de extensión y la excavación de un sector dedicado a la Vila o Troia, ha permitido documentar el uso funerario, y
fabricación de productos piscícolas y colorantes, que se probablemente también como iglesia cristiana, de la cella
interpreta como una aglomeración secundaria de carácter del templo pagano romano durante los siglos V y VI d. C.
portuario (Teichner, 2006), no muy diferente al complejo de (Alarcào-Étienne-Mayet, 1990). Constituye un ejemplo,
Troia (Setúbal, Portugal). Curiosa resulta la destrucción de como los de Milreu o Carranque, de 'continuidad' cultual
una gran parte del complejo en el siglo III d. C. motivada reaprovechando estructuras con un mantenimiento de la
quizás por un tsunami que habría alterado la línea de costa función primigenia del edificio a lo largo de la tardo-antigüe-
significativamente, aunque la presencia de sigillatas africa- dad.
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Fig. 7: Cerro da Vila (Portugal) (Teichner, 2006: fig. 9.

Una de las villae que ejemplifican de forma modélica el una gran remodelación que conlleva una profunda reorga-
proceso de transformación de este tipo de asentamientos nización del espacio interno del edificio. Se construyen
característicos del mundo rural romano es la conocida villa ábsides contrapuestos encima del anterior vestíbulo y patio
de Torre de Palma (Monforte de Alemtejo, Portugal) (Fig. (interpretados por Godoy como un martyrium), añadiéndo-
9). La villa romana de Torre de Palma (Monforte) se sitúa a
unos 17 Km. de Elvas, cerca de la frontera con España. La
primera intervención arqueológica se realizó en 1947 y fue
llevada a cabo por lHeleno Maloney efectuó una reexcava-
ción sistemática llegando a diferenciar tres fases construc-
tivas de la iglesia. La Fase I corresponde a una basílica de
tres naves con un ábside a cada extremo este y oeste del
eje del edificio. La presencia de una serie de monedas
(nueve) de Constancio II (337-361) en la pavimentación del
ábside original permitiría fechar esta primera edificación en
el último tercio del siglo IV. La Fase II sería una refacción
llevada a cabo el en ábside oeste mediante el realzado del
nivel del suelo construyendo unos escalones semicircula- Fig. 8: Villa romana de Sâo Cucufate (Alemtejo, Portugal) (Alarcào-
res para salvar el desnivel. La Fase III se caracteriza por Étienne-Mayet, 1990)
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280 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

Fig. 9: Torre de Palma (Portugal) (Maloney-Hale, 1995, fig.2).


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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 281

se un complejo bautismal de seis habitaciones, adosado al escombrados para permitir la utilización del espacio. Uno
muro sur. Se repavimenta el ábside con losas de mármol. de los elementos recuperados en esta zona que han permi-
Esta gran reforma se sitúa entre finales del siglo VI y prin- tido fechar el momento de reocupación es un cuchillo de
cipios del VII, en función de la tipología de la piscina cruci- tipo Simancas. Junto a la ocupación de las habitaciones
forme. El abandono del complejo cultual se fecha a finales con pavimento en opus signinum, se levantaron algunos
del VII o principios del siglo VIII, en función de los materia- muretes de mampuestos en la zona norte de la pars urba-
les más recientes hallados en las sepulturas (Heleno, 1962; na. Otras transformaciones importantes se han documen-
Almeida, 1968; Malloney, 1995; Malonye-Ringbom, 2000; tado en el granero, donde el pavimento, también de opus
Palol, 1967, 1991; Schlunk-Hauschild, 1978; Ulbert, 1978; signinum, fue perforado por la construcción de dos silos cir-
Godoy, 1995). culares excavados en el terreno. Sobre el pavimento se
c) En tercer lugar, un sector ubicado en el centro de la hallaron también los restos de un escudo circular hecho en
Península como es la Meseta Central castellana y, con- bronce, que debió ser amortizado para la fabricación de úti-
cretamente, el sector correspondiente a la antigua les de metal, puesto que sólo se conserva la mitad, y resul-
Carpetania, con un carácter marcado por constituir una ta patente que fue recortado intencionadamente.
encrucijada de caminos a caballo entre las áreas de Junto a las transformaciones ya citadas en las distintas
influencia de las ciudades de Toletum y Complutum. Para construcciones, se documentaron en el entorno de los edi-
este ámbito espacial contamos con datos importantes y ficios algunos otros silos excavados en el terreno que se
contrastados sobre la secuencia ocupacional en época corresponden también con esta fase. Como fin a la secuen-
tardo-antigua en relación al proceso del 'final' de las villae. cia estratigráfica del yacimiento encontramos la necrópolis
A diferencia de las regiones precedentes, la actividad fechada en el siglo VI, que implica ya un abandono de la
arqueológica que ha generado una documentación rele- pars urbana, puesto que algunas tumbas cortan el pavi-
vante es fruto de excavaciones y prospecciones realizadas mento de opus signinum. Desafortunadamente, no se ha
como consecuencia de grandes obras de infraestructura identificado la ubicación del núcleo de población asociado
públicas en la red de transportes y comunicaciones a estos enterramientos.
terrestres y aéreas en la provincia de Madrid y áreas Un edificio representativo de las grandes villae tardo-
limítrofes. romanas hispanas es la Villa de Valdetorres (Valdetorres
Un caso muy bien documentado de transformación del Jarama) (Arce, Caballero, Elvira, 1986, 1997) (Fig. 11).
entre el fin del mundo romano y la Antigüedad Tardía lo La villa se sitúa en una terraza intermedia del río Jarama,
constituye el conjunto arqueológico de Tinto Juan de la por debajo de la actual localidad de Valdetorres del
Cruz. (Barroso Cabrera et al., 1993, 1994, 1995, Jarama. Se trata de un yacimiento célebre por la monu-
1996,1997) (Fig. 10). Los yacimientos de Tinto Juan de la mentalidad de su planta, conociéndose sólo de él la pars
Cruz se encuentran al norte del término municipal de Pinto, urbana. Dicha zona consiste en un edificio de planta octo-
asociados al curso del Arroyo Culebro, conocido eje del gonal organizado en torno a un patio porticado de la misma
poblamiento rural en época antigua y tardo-antigua al sur forma. Alrededor de este patio se van alternando estancias
de la Comunidad de Madrid. El conjunto consta de dos cuadrangulares y triangulares. Sus excavadores fecharon
yacimientos, uno de ellos consiste en una explotación agrí- la construcción a finales del s. IV-s. V. La excavación del
cola de cronología alto-imperial formada por dos pequeñas yacimiento se llevó a cabo mediante el sistema de cuadrí-
construcciones de tradición indígena, y el otro, especial- cula, que permitió identificar la planta del edificio. Una vez
mente interesante por su secuencia cronológica, es una conocida la edificación, se procedió al desmonte de algu-
villa bajo-imperial, con una primera ocupación entre los nos de los testigos dejados entre cuadrículas. Fue precisa-
siglos III y IV, una reocupación datada en el s. V, y un uso mente retirando uno de estos testigos cuando se documen-
final como necrópolis fechado en el s. VI. De la villa bajo- tó un horno, probablemente para la producción de vidrio,
imperial se ha podido identificar tanto la pars urbana como que se encuentra cortando uno de los suelos originales del
la pars rustica, así como un edificio que probablemente se conjunto. Esta es la razón por la que este horno se inter-
utilizaba como granero. Esta explotación fue abandonada a preta como una fase de transformación llevada a cabo en
finales del s. IV, momento en que se produjo el derrumbe un momento posterior al abandono de la villa. Con este
de las techumbres de tejas. La reocupación del s. V se ha momento se corresponderían las inhumaciones de una
documentado en la pars urbana, en las estancias de repre- mujer y un niño que se documentaron en el nivel de
sentación, cuyos pavimentos de opus signinum fueron des- derrumbe de las estructuras.
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282 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

Fig. 10: Villa de Tinto Juan de la Cruz (Pinto, Madrid) (Barroso et al., 1997).

Fig. 11: Villa de Valdetorres del Jarama (Arce, Caballero, Elvira, 1997).
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Otro interesante caso de reconversión de espacios resi- cielo abierto o protegida por un toldillo en la que se lleva-
denciales en áreas productivas lo ejemplifica la Villa de La ran a cabo actividades relacionadas con la elaboración del
Torrecilla (Getafe) (Blasco-Lucas, 2000) (Fig. 12), situada vino. Este tipo de procesos destinados a mejorar la calidad
próxima al río Manzanares y no lejos de un eje de comuni- del mosto los describen autores clásicos como Columela,
cación secundario, en un área fértil y con recursos agríco- Plinio o Varrón. Dicha cocina se encuentra junto a un área
las y ganaderos importantes. Sus excavadores diferencian donde se ubicaron una serie de dolia, embutidos en viejas
tres fases constructivas, levantándose en la segunda una cubas arruinadas, calzadas con ladrillos.
'nueva' villa sobre la precedente a lo largo de los siglos IV En las proximidades de la villa se encuentra la necrópo-
y V, mientras que la última fase, a partir del siglo V, es obje- lis de El Jardinillo, contemporánea a la Fase III, y en la que
to de una ocupación con estructuras en materiales perece- se documentan ajuares de tipo hispanorromano además de
deros a las que se asocian silos para el almacenamiento de alguna hebilla de época visigoda.
diferentes productos. La última fase identificada en el yaci- Un ejemplo más de villa bajo-imperial con continuidad
miento es la Fase III o de suelos negros, y se divide en un ocupacional durante la Antigüedad Tardía fue documenta-
periodo fechado en los siglos V y VI, y un momento final do en la zona A del yacimiento de Prado de los Galápagos
que se prolonga hasta finales del s VII. Esta Fase III supo- (Sánchez-Galindo-Recio, 2006) (Fig. 13), entre San
ne una transformación de la villa en un momento posterior Sebastián de los Reyes y Alcobendas. Este asentamiento
a su abandono como residencia señorial. Progresivamente se sitúa en la cuenca del Jarama en una zona ocupada
van apareciendo una serie de muros mal trabados o a antiguamente por un área de bosque y de cultivo de vid,
seco, superpuestos a los derrumbes, así como una serie de enclavado en una terraza a 590 m. Se han documentado
hoyos cortando los suelos de la villa, cuya función es la de tres fases cronológicas correspondientes a la Antigüedad
almacenar grano (silos). Estos silos se sitúan buscando el Tardía (aunque la secuencia ocupacional se desarrolla
aislamiento proporcionado por los muros, en hileras orde- desde época tardo-romana hasta el final de la Edad
nadas o en núcleos relacionados con las paredes que apa- Media), precedidas por una primera prehistórica y protohis-
recen también en esta fase. Por otro lado, se han docu- tórica, una segunda romana (con dos momentos) que cul-
mentado en una misma estancia un horno, una pila y unas mina con una villa tardo-romana con tres edificios distribui-
bancadas, interpretándose el conjunto como una cocina a dos en torno a un patio central. En el edificio este de la villa

Fig. 12: Villa de La Torrecilla, Getafe (Blasco-Lucas, 2000).


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284 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

se cierra uno de los accesos al patio central, que estructu- suburbanas, por su proximidad a la ciudad romana de
ra el conjunto, y se construye una cabaña ovalada; en una Complutum. La villa se sitúa a unos 400 m del cauce del río
fase posterior se compartimentan los espacios interiores de Henares, en la última terraza del río, que constituye una
algunas estancias y se amortizan a finales del siglo VII el zona muy apta para el cultivo. El yacimiento consta de dos
conjunto del área habitacional, sellado por los derrumbes; fases sucesivas en época romana: una primera alto-impe-
en época omeya los edificios ya en desuso se utilizan como rial, de mediados del s. I d. C. hasta un momento indeter-
cantera y construyendo silos que cortan los antiguos muros minado, y otra del tercer cuarto del s. III al año 400 aproxi-
y reutilizando el espacio con nuevas edificaciones. madamente. A continuación se documenta una reocupa-
Un caso diferente lo constituye la Villa del Val (Alcalá ción del espacio principal de la villa en el s. V (Rascón-
de Henares) (Fig. 14). Es un ejemplo de las llamadas villae Méndez-Díaz del Río, 1990). El espacio principal mencio-

Fig. 13: Zona A del yacimiento de Prado de los Galápagos. (Sánchez-Galindo-Recio, 2006).
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nado se conoce como la “Sala del Auriga”, debido a que su compartimentándolo en diferentes espacios con distinta
pavimento de mosaico muestra en el emblema central la funcionalidad, y se construyeron cuando las paredes y el
figura de un auriga victorioso. Se trata de la mayor de las techo se conservaban parcialmente en pie. El momento de
estancias documentadas en la villa (10x15 m). A lo largo amortización de esta estructura se sitúa en el s. VI, cuando
del mosaico se han documentado una serie de perforacio- aparece la vecina necrópolis del Camino de los Afligidos,
nes que lo atraviesan y otro tipo de alteraciones, y que evi- en la que se reaprovechan piedras de los muros ya arrui-
dencian la existencia de una serie de estructuras en made- nados.
ra dentro de los muros de la propia sala. Estas estructuras Los excavadores de la villa han realizado dos propues-
lígneas suponen una redistribución del espacio de la sala, tas de interpretación para las subdivisiones de la 'Sala del

Fig. 14: Reutilización de la Sala del Auriga, Villa del Val, Alcalá de Henares . Rascón, Méndez, Díaz del Río, 1990).
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286 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

Auriga' muy similares entre sí. En ambos casos se identifi- la villa se amortiza el uso habitacional para un uso de alma-
can los mismos usos, variando ligeramente el contorno de cenaje y fabril, como el oecus que sirve de almacén y en el
algunos espacios. De cualquier modo se identifica un gran peristilo se documenta una compartimentación de espa-
espacio denominado estancia-cocina, pequeñas zonas de cios, con nuevos muros y tabiques, también con una fun-
almacén o establos, áreas de dormitorio y una zona de cionalidad vinculada a actividades diversas de tipo produc-
entrada. Esta ocupación se asocia a una utilización esta- tivo (Castelo-Bango-López-Aguado, 2006).
cional por parte de gentes de vida seminómada, quizá tan En definitiva en El Saucedo, como en otras villae,
sólo tres individuos, que probablemente iban armados observamos una serie de transformaciones vinculadas en
puesto que se encontró una punta de lanza. Sus excavado- este caso concreto al proceso de cristianización rural que
res la relacionan con los conflictos armados que tienen servirá de correa de transmisión a las diferentes remodela-
lugar a raíz de la guerra civil entre los partidarios de ciones constructivas, estructurales y funcionales de las que
Honorio y los del usurpador Constantino III y, posteriormen- fue objeto la pars urbana de la villa.
te, la entrada en la Península de suevos, vándalos y alanos También en la provincia de Toledo la villa de Carranque
en el año 409. (Santa María de Abajo) y a la vera del río Guadarrama, en
La villa de 'El Saucedo' (a menos de 1 Km. de Talavera la confluencia de las vías Segovia-Toletum y
la Nueva, Toledo) constituye otro ejemplo de readaptación Caesaraugusta-Emerita, evidencia una diacronía que
de un espacio de balnea con una funcionalidad de tipo cul- sobrepasa el siglo V d. C. y que son el resultado de la gran
tual cristiano (Castelo-Bango-López-Aguado, 2006). Se transformación de la que es objeto la villa alto-imperial del
han documentado tres fases de ocupación: la primera de siglo I d. C., con la remodelación realizada en época teodo-
ellas entre la segunda mitad del siglo I d. C. y finales del II siana. En efecto, en el siglo IV d. C. la villa es objeto de una
d. C., de la que solo existe constancia a través de materia- monumentalización importante en la pars urbana y la cons-
les hallados en un basurero; la segunda, entre finales del trucción de una serie de dependencias domésticas (hor-
siglo III y comienzos del siglo IV d. C., corresponde a la nos, almacenes y silos), además de un edificio de planta
construcción de una villa de carácter monumental; la basilical, de cronología e interpretación complejas aunque
tercera, entre finales del V y comienzos del siglo VI d. C., se viene situando en el siglo IV d. C. y con una funcionali-
ha permitido documentar la reforma de una parte del área dad cultual cristiana, que se habría construido sobre un
de balnea con la construcción de una iglesia con una mausoleo anterior. La riqueza excepcional de la villa y de
piscina bautismal de planta cruciforme. El área se amortiza los materiales (muebles de pórfido traídos expresamente
con un incendio a principios del siglo VIII d. C., que eviden- de Egipto) se vincula a su propietario que, un tal Cinegio
cia su abandono definitivo (Castelo-Bango-López-Aguado, Materno, que se viene considerando, no sin opiniones dis-
2006). pares al respecto, un familiar de Teodosio (Vv. Aa, 2001).
Es hacia finales del siglo V d. C. o principios del VI En las otras provincias hispanas, contamos, evidente-
cuando el área del apodyterium/frigidarium de las termas mente, con yacimientos bien conocidos y que han sido o
es objeto de una remodelación, sobre una construcción están siendo objeto de excavaciones arqueológicas que
anterior prácticamente desmontada intencionalmente o no, proporcionan informaciones muy relevantes sobre el proce-
con la edificación de una basílica a la que se añade un bap- so del 'final' de las villae.
tisterio. La adaptación del antiguo apodyterium para el culto Así, en la Gallaecia Provincia, en el extremo norocci-
cristiano se realizó abriendo un hueco en el muro nororien- dental de Hispania, un área periférica respecto a los núcle-
tal del mismo, perceptible por el cambio en la técnica cons- os centrales peninsulares en época romana, podemos
tructiva, configurando una cabecera cuadrangular y pavi- mencionar:
mentando el ábside con opus tesellatum. Un gran muro, - La villa de Santa María y San Pedro de Veranes
levantando directamente sobre el mosaico y sin zanja de (Gijón) (Fig. 15 y 16) en el sector astur de la Gallaecia
cimentación, permitió la compartimentación de la gran sala Provincia. El yacimiento arqueológico de Veranes se
para centrar el ábside de la cabecera. La piscina bautismal encuentra situado en el área suroeste del municipio de
que se le adosa se inscribió en un recinto rectangular y con Gijón (Asturias), a unos 8 km. de la costa cantábrica, en el
planta cruciforme y reutilizando materiales provenientes de conocido como ramal transmontano de la Vía de la Plata.
las estancias termales anteriores. Se ha hallado también Los trabajos arqueológicos en Veranes se iniciaron en
un altar decorado con crismón y un petral con la misma ico- 1997 y en el estado actual de la información, la villa roma-
nografía. En otras áreas pertenecientes a la pars urbana de na presenta dos momentos de ocupación bien definidos
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(Fernández Ochoa-Gil Sendino, 1998, 1999; Fernández apunta a que los restos exhumados se corresponden con
Ochoa et al., 2003, 2004). El primero de ellos se correspon- las edificaciones destinadas a la vivienda del dominus o
de con un establecimiento alto-imperial del que se conser- señor de la propiedad (pars urbana), identificándose, en el
van exiguas evidencias arquitectónicas sobre las que se sector noroccidental, un área de servicios.
asentaron los cimientos de las edificaciones tardo-roma- La villa de Veranes estuvo en pleno funcionamiento al
nas, y cuya escasa entidad no nos permite, hasta la fecha, menos hasta mediados del siglo V, como lo evidencian la
identificar espacios específicos o aventurar una morfología amortización rápida del espacio de la puerta y sus entornos
y estructuración de los mismos. El segundo momento de sin señal alguna de violencia. A partir de mediados de la
ocupación romana se puede concretar a partir de una serie quinta centuria se constata un cambio en el uso del espacio,
de ambientes y patios, con diferentes reformas y ampliacio- en algunos sectores, por la presencia de inhumaciones
nes, que articulan el asentamiento rural tardo-romano, que fechadas en los siglos V y VI ocupando habitaciones del
durante la segunda mitad del siglo IV sufre una importante área residencial de la villa. Concretamente en la estancia
obra de reforma que supone, en la práctica, la reestructu- E10 hay un enterramiento infantil que rompe el pavimento
ración de algunos espacios y la ampliación de las edifica- de opus signinum en el interior de un gran recipiente cerá-
ciones. La villa, de unos 5000 m2, queda así organizada en mico tardo-romano que por C14 se fecha entre 395-564. A
cuatro terrazas excavadas en la ladera y varios ambientes esta misma unidad estratigráfica corresponde otro enterra-
interiores abiertos y cuyo funcionamiento podemos ampliar miento infantil rompiendo el pavimento realizada en dos
posiblemente hasta el siglo VI. Los datos obtenidos hasta ímbrices y orientada al norte. Se trata de un primer nivel de
la fecha, resultan insuficientes para completar la articula- enterramientos al que se superpone uno constituido por
ción funcional de los ambientes conocidos, aunque todo tumbas de lajas. La presencia de estos enterramientos es

Fig. 15: Villa romana de Veranes (Gijón, Asturias) (Fotografía: J. López Quiroga).
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288 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

interpretada como un 'abandono total o parcial de la villa' Iglesia parroquial en su actual emplazamiento), aunque no
(Fernández Ochoa, et al., 2007) o un síntoma de una trans- de forma continuada. Las excavaciones efectuadas por J.
formación parcial de su espacio ligado a un cambio de pro- Carro Otero permitieron diferenciar cuatro grandes conjun-
piedad en el fundus. Se ha documentado, además, dos tum- tos: a) una villa romana, de las denominadas como villa a
bas de lajas orientadas norte-sur en la estancia E17, fecha- mare, y de la que se han excavado numerosas estructuras,
das por C14 entre mediados del siglo VII y el último tercio hallándose incluso dos aras romanas. Por los restos numis-
del siglo VIII. En este mismo sector se constata la presen- máticos y monetarios se puede fechar entre los siglos I y IV
cia de una actividad de tipo metalúrgico entre el VII-VIII y el d. C. En sus inmediaciones se encontraron cubetas de
IX. Por otra parte, en la campaña de 2003, en el área salazón de pez en opus signinum colmatadas por un basu-
correspondiente al patio septentrional de la villa, se hallaron rero de época tardo-antigua; b) una necrópolis de inhuma-
varios huecos de poste y el negativo de una estructura cir- ción con varios momentos de uso, desde aproximadamen-
cular de materiales lígneos parcialmente conservada, qui- te el siglo V-VII (tumbas de lajas de piedra, paredes en
zás en relación con estructuras habitacionales de época “arco de paréntesis”, y cubiertas del mismo tipo o con lajas
alto-medieval (Fernández Ochoa, et al., 2007). monolíticas anepigráficas; además hay reutilizaciones de
- La villa de Adro Vello (O Grove, Pontevedra) (Fig. 17) materiales constructivos romanos para la elaboración de
en el sector costero del conventus lucense. El yacimiento tumbas de tégula de sección triangular, a capuccina) hasta
se ubica en la parroquia de San Vicente do Grove, en la el XVIII. Sólo se ha hallado un sarcófago y algunas tumbas
región de “O Salnés” (provincia de Pontevedra), en una dentro de la iglesia y fechadas en el siglo XV; c) una Iglesia
playa, lo que ha provocado que una parte de las ruinas se datada por Carro Otero en el siglo VII por la aparición de
haya visto afectada, a lo que se añade la destrucción pro- ciertas placas pétreas decoradas, una cruz osculatoria y un
vocada por la carretera y la actividad urbanística descon- anillo, materiales que, lamentablemente, no han sido publi-
trolada. Su cronología abarca desde el siglo I d. C. al XVIII cados (García Martínez-Vázquez Varela, 1967; Carro
(momento de su abandono y de la reconstrucción de la Otero, 1971, 1984 y 1987).

Fig. 16. Villa romana de Veranes (Gijón, Asturias). Configuración de un área funeraria a partir del siglo V en algunos sectores de la pars
urbana de la villa con una funcionalidad anterior de tipo residencial (Fernández Ochoa, 2003, 165).
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- La villa de Dumio en San Martín de Dumio (Braga). - La villa de Ouvigo, en San Verísimo de Ouvigo
Lugar mencionado en 550: se habla de la construcción de (Blancos, Ourense). Las excavaciones efectuadas en el
una iglesia por el rey suevo Carriarico (G. TOURS, Historia subsuelo y entrono de la capilla de San Verísimo han per-
Francorum, lib. V, cap. 38); 556: monasterii Dumiensis mitido exhumar las diferentes etapas constructivas de un
episcopus; 558: Dedicatio autem baselicae Dumiensis in edificio de culto paleocristiano y medieval (la secuencia
Era DLX VI; 570: Ad Dumio familia servorum (Parroquial cronológica iría del siglo IV al XIV) así como una parte de
suevo); 835-01-28: et hoc termino dividet cum Dumiense la necrópolis a él asociada, sobre los restos de un asenta-
sedis (L. F., n° 17); 840-04-27: et inde per temino de miento rural de época romana tipo villa, ubicado muy cerca
Dumio (L. F., n° 16); 877: civitatem vel villam quam dicunt de la vía XVII del Itinerario de Antonino y de una mansio en
Dumio (Esp. Sag., XVIII, p. 313); 911-09-28: Locum la cercana localidad de Sandiás. Entre el rico material des-
Sancti Martini episcopiDumiensis sedis (L. F., n° 19). Las cubierto cabe señalar la presencia de dos laudas sepulcra-
excavaciones efectuadas en 1987 cerca de la iglesia les con la representación del “orante” y de la “estola”, y otra
parroquial y de la capilla de 'Nossa Senhora do Rosario', lauda correspondiente a un Begica, fechada a principios
han permitido detectar tres fases de ocupación: una de del siglo X. Se diferencian varios momentos “constructi-
ellas se corresponde con los restos de una villa vos”: a) una primera etapa tardo-romana o “paleocristiana”,
romana; otra se identifica con una parte del ábside en la que se emplearían para la construcción del edificio
correspondiente a la iglesia del s. VI; una tercera, muestra materiales reutilizados. La cronología de este primer edifi-
la prolongación del edificio de culto del s. VI, realizada cio en los siglos IV y V es bastante dudosa, en función de
entre lo siglos IX-X. No se ha hallado, por el momento, un la ambigüedad de las informaciones proporcionadas en
área funeraria en relación a la villa y el edificio de culto publicación de la excavación; b) un segundo momento, en
construido en el siglo VI, aunque la presencia del conocido época tardo-antigua, en la que se reformaría el edificio,
como 'sarcófago de San Martín de Dumio' (hoy en el Museo construyendo muros en su interior configurando tres espa-
Diego de Sousa, en Braga) y otros sarcófagos, sugieren la cios a los que se les atribuye una interpretación diferencia-
existencia de la misma (Barroca, 1987; Fontes, 1987, 1988 da en función de la liturgia. Se rebaja también el pavimen-
y 1990). to principal, quedando el hipotético presbiterio algo más
elevado. Se asocian a este momento inhumaciones y
sepulturas de con laudas de “estola”. Se sitúa esta fase en
los siglos VI-VII; un tercer momento, en época alto-medie-
val, en el que se construye un “pozo” (probablemente un
silo) que corta parte de la construcción anterior, obligando
a su reforma con una ampliación hacia el norte. También
hay asociadas inhumaciones con cronología de los siglos
VIII-X, entre ellas sepulturas antropomorfas excavadas en
la roca; c) un último momento, en la Plena y Baja Edad
Media, en el que se rellena el “pozo” o silo y se reduce el
edificio a sus primitivas dimensiones, haciéndose varias
tumbas de lajas sobre restos de la construcción anterior
(Rodríguez Colmenero, 1985).
En general para la Península Ibérica, como para otros
ámbitos territoriales del Imperio, la transformación de las
villae tardo-romanas ha sido interpretada de forma muy
diversa y ha dado lugar a posiciones tan opuestas que lle-
van actualmente el debate a un punto sin retorno entre las
visiones que se ofrecen 'desde el mundo romano' y las que
se realizan 'desde la Edad Media'. En ambas prevalece, no
obstante, una cierta unanimidad en atribuir a los 'germanos'
Fig. 17. Adro Vello (O Grove, Galicia). Villa a mare con una ocupa- los cambios y las transformaciones (la 'ruptura' y el 'final' en
ción a partir del siglo V configurada entorno a una necrópolis y a
un edificio cultual cristiano a lo largo de la Antigüedad Tardía la secuencia ocupacional de este tipo de asentamientos
(Fotografía de J. López Quiroga). rurales) que se detectan en diversos sectores de las lujo-
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sas viviendas de la aristocracia rural tardo-romana o en sus - por una parte, la edilicia en materiales perecederos
áreas productivas (Chapelot-Fossier, 1980; Van Ossel, (madera o técnicas mixtas) asociada o en relación a
1992, 1993 b; Brogiolo, 1996; Hamerow, 2002; villae y asentamientos similares no sería una 'nove-
Peytremann, 2003; Perin, 2004). dad' de época post-romana2 (existen en el mundo
En efecto, la presencia de una actividad edilicia en mate- romano y por supuesto con anterioridad), con lo que
riales perecederos (que analizaremos a continuación), y la no es posible vincular exclusivamente su presencia
de inhumaciones aisladas o de conjuntos significativos de a la de poblaciones foráneas 'germánicas' (Augenti,
las mismas, se han vinculado de forma casi sistemática a la 2004). La arqueología proporciona ya datos sufi-
presencia de poblaciones foráneas de tradición y cultura cientemente contrastados y claros de la presencia
'germánicas' como consecuencia del proceso migratorio de asentamientos romanos tipo villae que son obje-
emprendido por estas 'gentes' entre los siglos IV y V a lo to de una importante transformación en época
largo y ancho de los diversos ámbitos provinciales occiden- tardo-romana con la construcción de edificios en
tales del Imperio. La tipología edilicia, abusivamente identifi- madera a mediados del siglo III d. C.
cada de forma exclusiva sólo con los 'fondos de cabaña', - por otra parte, la presencia de inhumaciones 'aisla-
sería así un síntoma evidente de la presencia de estas 'gen- das' o de conjuntos significativos de las mismas en
tes' que traerían una forma de habitar y de construir comple- uno o varios de los sectores de las villae, no puede
tamente 'nueva' y 'desconocida' en el occidente post-roma- ser interpretado de forma mecánica y sistemática
no (Van Ossel, 1993 b; Brogiolo 1996). De igual forma, la como una interrupción en la secuencia ocupacional
tumbas con elementos de ajuar funerario de procedencia de un asentamiento determinado, aunque evidencie
'foránea' (con independencia de su relevancia cualitativa o una 'discontinuidad topográfica' respecto al carácter
cuantitativa respecto al conjunto de inhumaciones en los que unitario anterior del mismo (la pars urbana de la
se hallaban), constituían la prueba evidente de la presencia villa), puesto que ahora la polifuncionalidad de los
de diferentes grupos de 'germanos' que acabarían por fini- espacios constituiría una característica esencial
quitar el sistema de villae que habría dominado el paisaje (Perin, 2004; Chavarría, 2004; López Quiroga,
rural romano desde sus inicios de forma ininterrumpida. 2004). Estamos ante un cambio y una transforma-
Es evidente que, hoy en día, esta visión 'catastrofista' y, ción en la funcionalidad de espacios y ambientes
en cierta medida, apriorística de los importantes cambios y pero que no podemos interpretar como 'ruptura',
transformaciones de los que es objeto el Occidente post- 'decadencia' o 'degradación'.
romano, no es sostenible en función de los datos que la En ambos casos, finalmente, la interpretación estricta-
actividad arqueológica va proporcionando, tanto en el mente 'etnicista' de una tipología edilicia determinada
marco de proyectos de investigación de largo recorrido (mixta o exclusivamente en madera) o de los ajuares fune-
como, especialmente, de las numerosas excavaciones rarios está hoy en día completamente superada como
efectuadas como consecuencia de grandes obras de único vector explicativo de la presencia de este tipo de
infraestructura de carácter público (autopistas de gran construcciones en materiales perecederos (López Quiroga-
capacidad, red ferroviaria de alta velocidad, ampliaciones Rodríguez Martín, 2000-2001; Augenti, 2004).
de aeropuertos, red de gas natural, etc.). A modo de recapitulación, entre los parámetros indica-
El análisis de yacimientos desde una perspectiva diacró- dores de transformaciones en las villae tardo-romanas
nica amplia, integrando el mundo prerromano, romano y en Occidente podemos indicar los siguientes:
post-romano, y en áreas no consideradas como 'centrales' - Actividades de tipo productivo en anteriores estancias
desde el punto de vista de la red de poblamiento actual, ha de carácter residencial; uso habitacional 'diverso' (edilicia en
puesto en evidencia una gran complejidad en las formas de materiales perecederos) de previos espacios residenciales.
ocupación rural para el Occidente europeo romano (no todo - Configuración de áreas funerarias en sectores con
son villae, como veremos) y post-romano (Valenti, 1996; función primigenia de tipo residencial o productivo.
Hodges-Francovich, 2003; Peytremann, 2003; Perin, 2004). - Construcción de edificios y complejos cultuales cristia-
Desde el punto de vista que aquí nos interesa, la com- nos en áreas residenciales, directamente ligado al progre-
pleja transformación de las lujosas residencias de la aristo- so de la cristianización en el ámbito rural y materializado en
cracia rural tardo-romana y espacios a ellas asociados, hay una arquitectura cultual cristiana generada por las elites
dos factores que cambian radicalmente las interpretacio- rurales en lo que supone un cambio en la gestión, uso y
nes que se venían realizando: disfrute de estos establecimientos agro-pecuarios/residen-
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 291

ciales que será determinante para comprender la nueva de las villae (proceso en el que las 'destrucciones violentas'
configuración de la red de poblamiento y del paisaje rural en el siglo V serían más bien escasas o prácticamente
hispano en su conjunto. inexistentes) estaría relacionada con tres aspectos que
La presencia de inhumaciones (aisladas o en conjun- deberán ser objeto de profundo y concienzudo estudio en
tos significativos conformando necrópolis y /o cementerios futuras investigaciones:
cristianos) en ningún caso indicaría, como hemos subraya- - por una parte, la existencia de una realidad más com-
do, una interrupción en la secuencia ocupacional del asen- pleja que la que nos ofrece un mundo rural 'romano' como
tamiento como tal. Una tipología básica de configuración una sucesión ininterrumpida de villae. Existen otras unida-
de áreas funerarias en vinculadas a asentamientos rurales des de poblamiento intermedias que no encajan en ese
tardo-romanos en la Península Ibérica podría contemplar esquema y modelo tan rígido, bien sean factorías, granjas,
los siguientes elementos: o pequeñas unidades familiares dedicadas a actividades
a) Presencia de inhumaciones aisladas a proximidad productivas de tipo diverso (Francovich-Hodges, 2003;
de un área habitada o de un edificio abandonado. López Quiroga-Conceição Lopes-Fernández Ochoa, eds.,
b) Uso funerario de áreas productivas o de balnea. 2007). Es decir, la arqueología estaría mostrando una
c) Aparición masiva de inhumaciones no asociadas a mayor heterogeneidad y complejidad en las formas de
edificio o complejo cultual cristiano (necrópolis) en ocupación rural en época romana y, evidentemente, a lo
todo el conjunto residencial. largo de la Antigüedad Tardía.
d) Configuración de áreas funerarias en relación a un - por otra parte, la importancia que para la organización
edificio o complejo cultual cristiano (cementerios) en del sistema de poblamiento, articulación y vertebración del
un sector de la pars urbana. territorio supone el tipo de organización y estructura de
En definitiva, la aparición de áreas funerarias a partir de la propiedad rural (Vera, 1983, 1986, 1997; Ariño Gil-
los siglos IV y V (aisladas o configurando necrópolis y/o Gurt-Palet, 2004). En efecto, existen diversos modelos de
cementerios), constituye un indicador del 'final' de las villae propiedad (y aquí el análisis de los textos combinado con
como unidades de explotación agro-pecuaria, residencia la arqueología puede ser tremendamente revelador3) que
'lujosas' de las elites tardo-romanas y patrón de asenta- sin duda podría estar condicionando, y mucho, el tipo y la
miento 'predominante' en el medio rural (Cantino Wataghin, estructura del poblamiento y, por supuesto, las formas y
1992 y 1999). La interpretación 'tradicional', desde el tipos del hábitat rural en el occidente post-romano. La legis-
'mundo romano', que vincula la aparición de sepulturas en lación de época visigoda (Lex Visigothorum, X, 3, 1-5), con-
las villae (en sectores habitacionales y/o productivos) a una tiene disposiciones relativas a los límites de las propieda-
actividad de tipo 'parasitaria' y de squatters ('ocupas'), no des (los antiguos termini), resolviéndose los problemas
deja de reflejar una simplificación excesiva muy apriorística existentes al respecto en función del derecho romano y la
de las complejas transformaciones de las que son objeto tradición de los agrimensores. La cuestión del 'reparto' de
estas unidades de poblamiento y explotación socio-econó- tierras entre hispano-romanos y 'germanos', en el caso de
mica entre los siglos V y VII. Además, esta visión contras- Hispania, está en el centro del debate (Código de Eurico,
ta en la mayoría de los casos con: la calidad de las inhu- 476) y, con independencia de la existencia o no de grandes
maciones; la existencia de necrópolis y/o cementerios bien programas 'estatales' de ordenación del territorio, es evi-
organizados y estructurados; la presencia de elementos de dente que la organización de la propiedad rural constituye
ajuar funerario y/o inscripciones que denotan el cuidado y la clave del arco del sistema de poblamiento durante la
atención prestado a estas áreas funerarias. En este senti- Antigüedad Tardía.
do, y como así lo indica la arqueología y también los textos, - finalmente, el estudio del paisaje y sus transforma-
es posible relacionar las necrópolis y/o cementerios con ciones (Chouquer, 1996-1997, 2000) proporciona informa-
edificios y complejos cultuales, construidos bien por los ciones que permiten comprender mejor los dos aspectos
antiguos o nuevos propietarios (possesores y/o coloni), indicados anteriormente: formas de ocupación rural y
manteniéndose una ocupación de sectores de la villa en un estructura de la propiedad. La acción antrópica sobre el
contexto político, social, económico e ideológico-mental medio físico es hoy en día abordable a partir de los diagra-
completamente diferente al existente en época tardo-roma- mas polínicos, aunque esto constituye en cierta medida
na (Cantino Wataghin, 1992 y 1999). una 'novedad' para el ámbito hispano. Para éste contamos
Una cuestión que nos parece fundamental, y que no con datos fiables en el nordeste de la Península (área cos-
queremos dejar de señalar en relación al proceso del 'final' tera de la tarraconense), Pirineo oriental, tramo central del
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Duero, algunas áreas de Guadiana y diversas zonas del de estos cambios no suponen la interrupción de la secuen-
noroeste peninsular (Ariño Gil-Gurt-Palet, 2004; López cia ocupacional como lugar de hábitat. Todo lo contrario,
Quiroga-Viera da Silva, 2007). Resulta sorprendente com- hay una comunidad (más o menos numerosa) ligada a ese
probar como en territorios tan diversos (a lo que podríamos asentamiento, a esa villa, y lo que ha tenido realmente
sumar los datos de otros ámbitos del Occidente europeo lugar es una modificación de gran calado en la composición
post-romano también coincidentes), se observa a partir del y status socio-económico de la población vinculada a esa
análisis de los diagramas polínicos una intensificación de la residencia, empezando, lógicamente, por el antiguo/nuevo
deforestación y una degradación general del medio vege- propietario de la misma y los coloni/servi dependientes. No
tal, síntoma y consecuencia de una mayor actividad antró- olvidemos, como ha sido recordado con mucho sentido
pica sobre el mismo. El siglo VII constituye, en este senti- común, que el siglo V marca el momento en el que la uni-
do, el momento de 'cambio' con indicadores que apuntan a dad fiscal del Imperio romano se fragmenta de forma irre-
una menor actividad agrícola y un desarrollo masivo de la versible y que, por lo tanto, los circuitos annonarios dejan
ganadería extensiva y el pastoreo en el marco de una de funcionar a la escala macro-espacial imperial (Wickam,
estructura económica de tipo silvo-pastoral, especialmente 2001: 566). En ese esquema descrito las villae vertebraban
activa al 'final' de la época visigoda (Ariño Gil-Gurt-Palet, todavía un territorio estructurado en términos de propiedad,
2004). Estas informaciones preciosas que proporcionan la algo que ya no sería operativo a esa escala macro-espacial
palinología (para el noroeste: López Quiroga-Afonso Viera, a partir del siglo V.
2007) no son ajenas a lo que la imagen ofrecida por los tex- b) La presencia de nuevas 'formas' de ocupación en
tos legislativos tardo-antiguos, puesto que las diversas diversos sectores de las villae que es posible detectar a par-
compilaciones legislativas 'germánicas' en Occidente tir de la presencia de diversos indicadores que marcarían el
muestran un paisaje no muy diferente. Además, algunas ritmo e intensidad de las transformaciones: inhumaciones;
fuentes hagiográficas (Vita Fructuosi, para Hispania) evi- edificios y/o complejos cultuales; construcciones y/o estruc-
dencian una actividad importante de ampliación del espa- turas vinculadas a unidades habitaciones y edificaciones
cio habitado, deforestación y una economía de tipo silvo- anexas (muretes de mampostería, huecos de poste, silos,
pastoral para amplios sectores del noroeste peninsular en hogares, hornos, talleres de metal, etc.). En este 'nuevo'
el marco de las iniciativas pseudo-monásticas de tipo 'fruc- esquema los hábitat que se configuran, compuestos por
tuosiano' (López Quiroga, 2002, 2004; López Quiroga- verdaderas 'comunidades de aldea' y por lo tanto por 'alde-
Rodríguez Lovelle, 2005). as' en la práctica, estarían representado una forma diferen-
Es fundamental, por lo tanto, cuando hablamos del te de estructuración y organización del territorio.
'final' de las villae, tener en cuenta: Ambos procesos, 'final' y 'comienzo', son las dos caras
de la misma moneda. Las transformaciones de las villae y
La dimensión espacial las modificaciones en el sistema de poblamiento hasta
El proceso de transformación y 'final' de las villae como entonces vigente desde época alto-imperial en Occidente
forma hegemónica en el sistema de poblamiento rural pre- (con evidentes diferencias en la secuencia espacio-tempo-
senta dos aspectos en si mismos aparentemente paradóji- ral) no se deben a 'factores externos' (como los movimien-
cos al constituir, simultáneamente, un punto de llegada y un tos migratorios de los conocidos como 'pueblos germáni-
punto de partida. Es evidente, que el 'final' de estos asen- cos') sino a la propia dinámica evolutiva interna inherente
tamientos como residencias de lujo para la aristocracia al mundo romano en toda su complejidad. Para compren-
romana, marcaría un punto de inflexión fundamental; pero, der y hacer inteligible este cambio fundamental, tanto
al mismo tiempo, las 'nuevas' formas de ocupación que se desde la perspectiva del historiador como de la del arqueó-
generan en el seno mismo de las villae estarían configuran- logo, se impone un obligado cambio de escala en el análi-
do una serie de elementos morfogenéticos que representa- sis, puesto que la dimensión espacial del proceso adquiere
rían la génesis del sistema de poblamiento característico una importancia capital en la percepción de los tempos que
del 'mundo medieval'. Por ello, es preciso distinguir: marcan el 'final' de las villae en Occidente.
a) El 'final' de las villae como residencias de la aristo-
cracia tardo-romana y tardo-antigua, que fueron objeto de La secuencia temporal
transformaciones radicales en la estructura y función primi- Se trata, precisamente, de un factor esencial en el proceso
genia de los diferentes ámbitos espaciales en la vivienda que venimos describiendo. En efecto, la cronología y, en
del propietario. En la mayoría de los casos, los indicadores este caso, las crono-estratigrafías constituyen un paráme-
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 293

tro tendente a mostrar dos extremos aparentemente irre- sabemos, a su 'final' como forma hegemónica (pero no
conciliables y contradictorios: o bien nos encontramos con mayoritaria) de ocupación del territorio en el Occidente
una 'secuencia estratigráfica' ininterrumpida o, casi en el post-romano.
100% de los casos, nos hallamos ante 'discontinuidades' o
'interrupciones' en la estratigrafía que generan sistemática- LA GÉNESIS DE LA 'ALDEA' COMO PATRÓN DE ASEN-
mente una interpretación de las mismas en términos de TAMIENTO HEGEMÓNICO EN ÁMBITO RURAL.
'ruptura'. Estas 'discontinuidades' pueden deberse a un Más allá de las grandes residencias edificadas en la pars
abandono de ese sector objeto de excavación en un urbana de las villae y de las transformaciones que condu-
momento determinado, lo que aboca inevitablemente a una cen inexorablemente a su 'final' como centros de explota-
lectura objetiva a favor de la 'amortización' de ese espacio. ción y gestión del territorio en el medio rural tardo-antiguo,
Pero también, y frecuentemente en el caso de las villae y la investigación arqueológica ha permitido, ya desde hace
asentamientos rurales similares, la 'interrupción' en la unos años, constatar la existencia de múltiples y variadas
secuencia estratigráfica puede estar motivada por un cam- tipologías de estructuras habitacionales que poco o nada
bio de uso o función de un área concreta debido a su inade- tienen que ver con aquéllas tanto funcional como arquitec-
cuación en un contexto completamente diferente a aquel turalmente.
que originó su función primigenia. El caso más paradigmá- En efecto, el estudio sobre el hábitat rural (entendiendo
tico en este sentido, aunque no el único, es el de la confi- como tal tanto las edificaciones destinadas a vivienda
guración de espacios funerarios o la presencia de inhuma- como a otro tipo instalaciones dedicadas a actividades pro-
ciones aisladas en el seno de áreas con una función ante- ductivas o de almacenamiento de alimentos) en materiales
rior de tipo residencial y/o productivo. Interpretar un cambio perecederos (arquitectura doméstica en tierra y/o madera
de este tipo como una 'ruptura' o 'interrupción' en la combinada con técnicas mixtas piedra y/o madera) en el
secuencia ocupacional de un lugar es completamente erró- contexto historiográfico europeo ha dado un giro radical en
neo. La dimensión temporal posee, precisamente, un com- los últimos quince años (Brogiolo, 1994, 1996; Valenti,
ponente ineludible que obliga a contextualizar los datos (los 1996; Francovich-Hodges, 2003, Hamerow, 2002; Augenti,
hallazgos) en el tiempo, además de ubicarlos en el espa- 2004; Christie, 2004).
cio, por lo que resulta a todas luces evidente que a lo largo Este salto cualitativo y cuantitativo, que como veremos
de la Antigüedad Tardía se producen una serie de transfor- empieza a ser una realidad también en la Península
maciones radicales en la concepción y gestión de los espa- Ibérica, se ha llevado a cabo en un ámbito geográfico con-
cios anteriormente ocupados de forma unitaria por estas creto y tiene actualmente dos escenarios fundamentales:
grandes explotaciones rurales. Y, sobre todo, no podemos Francia e Italia. En estos dos países, y debido a circunstan-
olvidar que la propiedad rural (y con ella la explotación de cias diversas, el número de excavaciones y de publicacio-
los recursos y la gestión del territorio) fueron objeto de nes sobre el hábitat y poblamiento rural tardo-antiguo y
cambios irreversibles síntoma y a la vez consecuencia de alto-medieval ha ido aumentando a ritmo vertiginoso desde
la 'crisis' progresiva del Estado y de sus mecanismos de mediados de los ochenta (Peytremann, 2003; Perin, 2004;
control fiscal en las diversas provincias del Imperio romano Brogiolo, 1996; Francovich-Hodges, 2003).
occidental. Una de las instituciones que va a 'gestionar' y Este auténtico vuelco en el panorama historiográfico ha
acaparar grandes extensiones de propiedades rurales y permitido el planteamiento de una serie de problemáticas
urbanas, por diversos mecanismos, fue la Iglesia a través hasta ese momento ajenas, debido a la ausencia de infor-
de las aristocracias urbanas y rurales en el marco del pro- mación arqueológica al respecto, a la investigación sobre la
ceso de cristianización que actuará como correa de trans- transición entre la Antigüedad y la Edad Media (Francovich-
misión de los intereses de ambos para un objetivo e interés Hodges, 2003; Christie, 2004).
común: el control de la gestión y explotación de la propie- La influencia de las propuestas interpretativas realiza-
dad. Obviar este contexto, a la hora de analizar la transfor- das para el norte y centro de Europa a partir de las exca-
maciones que tienen lugar en las villae y asentamientos vaciones efectuadas en yacimientos convertidos ya en clá-
rurales similares, aboca a una incomprensión, y por lo sicos de la Arqueología Medieval europea en países como
tanto, a una simplificación, del complejo proceso de cambio Italia o Francia ha favorecido el conocimiento de estructu-
estructural y funcional al que se vieron sometidas un gran ras habitacionales, formas de ocupación y tipologías de
número de explotaciones y residencias rurales romanas a hábitat que plantean cuestiones y, especialmente, interpre-
lo largo de la Antigüedad Tardía que condujeron, como taciones diversas y divergentes sobre la siempre esquiva
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cuestión de la ruptura o la continuidad en la evolución del mucho más marcado. Arqueológicamente se conocen algu-
poblamiento rural a lo largo de la tardo-antigüedad y la alta nos pasos de época romana, aunque siempre se ha consi-
Edad Media (Hamerow, 2002). derado una zona escasamente poblada hasta la expansión
Una de los problemas más apasionantes y centrales en de los reinos cristianos hacia el sur. El carácter del terreno
el estudio del hábitat rural tardo-antiguo y alto-medieval en no favorece la práctica de la agricultura por lo que, aún en
Europa Occidental ha girado entorno a la individualización, la actualidad, en esta zona se practica principalmente la
a partir de una metodología de excavación muy depurada, ganadería.
de viviendas y edificaciones diversas construidas con Por otra parte, encontramos una llanura surcada
materiales perecederos que configuran asentamien- por diversos cursos de agua. Esta zona es mucho
tos/establecimientos rurales de carácter polinuclear y dota- más amplia que la anterior, y su suave relieve, la mayor
dos de gran dinamismo tanto en el espacio como en el facilidad de las comunicaciones, y la fertilidad de las zonas
tiempo (Steuer, 1989; Hoeper, 1994, 2001; Valenti, 1996; de vega la convierten en un área poblada desde antiguo.
Lorren-Perin, 1995; Hamerow, 2002; Peytremann, 2003; Los patrones de asentamiento han ido variando, configu-
Perin, 2004). rándose ya en época romana una red de poblamiento
Para la Península Ibérica, uno de los territorios mejor asociada a los cursos de agua que se mantiene en época
conocidos actualmente es el que se corresponde con el hispano-visigoda. Estos asentamientos tienen una orienta-
área de la antigua Carpetania, en la Meseta Central caste- ción eminentemente agrícola, aprovechando las zonas de
llana. En efecto, la realidad arqueológica en el centro de la vega.
Península y concretamente las informaciones que nos pro- El más conocido de los asentamientos de la zona de lla-
porcionan las numerosas excavaciones realizadas en las nura, y ejemplo paradigmático de este proceso de transfor-
últimas décadas en la Comunidad Autónoma de Madrid y mación de los asentamientos, es el de Gózquez de Arriba
zonas aledañas, proporciona ya datos lo suficientemente (San Martín de la Vega) (Vigil Escalera, 2000, 2006;
sólidos y contrastados como para cotejarlos con las pro- Contreras, Fernández, 2006) (Fig. 18). En este lugar se ha
puestas interpretativas que hemos analizado previamente documentado un tipo de asentamiento diseminado a lo
para otras zonas de Europa Occidental. largo de una serie de pequeños cerros y laderas suaves
En una primera aproximación a la geografía de la zona que descienden hasta la orilla meridional del arroyo de
centro, se observan dos áreas claramente diferenciadas. Gózquez. Se le atribuye una cronología de principios del s.
Por un lado tenemos la zona de sierra, con un relieve VI a finales del S. VIII.

Fig. 18: Planta de conjunto del asentamiento de Gózquez (San Martín de la Vega). (Contreras-Fernández, 2006)
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Los diferentes tipos de estructuras identificadas son los amortiza otras cabañas de esta misma fase. El edificio se
siguientes: cabañas semiexcavadas en el terreno, silos, distribuye en seis espacios interiores y un patio exterior
pozos, enterramientos, estructuras de carácter lineal que empedrado con cantos de unos 100 m2. Los derrumbes de
parecen delimitaciones parcelarias de diversas épocas. tejas asociados a esta construcción revelan que las tejas
Todas las cabañas documentadas se encuadran en dos empleadas son distintas a las documentadas en momentos
tipos fundamentales: por un lado las de formato cuadrangu- anteriores, por lo que son producciones específicas para
lar, y por otro las de planta más o menos ovalada. Las este edificio. La construcción se llevaría a cabo a finales
cabañas más profundas son siempre curvilíneas. En el del primer tercio del s. VII y se arruinaría a finales de la cen-
caso de las ovaladas es muy habitual su asociación a con- turia, y supone la amortización de unas ocho cabañas irre-
tenedores y a hornos, aunque también aparecen exentas. gulares, cuadrangulares y una circular. Otro dato bastante
Las de tipo cuadrangular presentan frecuentemente aso- interesante es que esta intervención ha permitido docu-
ciaciones a hornos. La datación antes comentada se divide mentar una necrópolis hispano-visigoda de inhumación
en cuatro periodos de ocupación: primera mitad del s. VI; relacionada con el asentamiento descrito. La interpretación
segunda mitad del s. VI; primera mitad s. VII; segunda de este yacimiento es la de un hábitat rural que sigue un
mitad s. VII-s. VIII. Estos distintos periodos representan modelo de agrupación de unidades familiares, con estruc-
diferentes variaciones en el ajuar cerámico. turas de carácter estable como la villa o el nuevo edificio, y
El yacimiento de Gózquez de Arriba es tipológicamente otras de menor estabilidad como son las cabañas. Se tra-
un asentamiento rural abierto con un modelo de organiza- taría de un conjunto de granjas con una economía agrope-
ción espacial dispersa hacia el interior. El espacio ocupado cuaria.
por estructuras formando agrupaciones alterna con Los yacimientos de La Huelga y El Malecón (Fig. 20)
amplios sectores vacíos, posiblemente destinados a deter- se sitúan también asociados al cauce del río Jarama.
minadas actividades cuyo rastro no ha pervivido. Las nue- Ambos yacimientos se localizan en el límite oriental del
vas construcciones que se fueron añadiendo se insertan en municipio de Madrid, colindante con el de Paracuellos del
la disposición original procurando rellenar huecos a la vez Jarama (Rodríguez-de Juana, 2006). Las estructuras de
que se evita interferir con estructuras amortizadas anterior- época visigoda documentadas consisten en cabañas
mente. Podría tratarse de un modelo 'familiar' de ocupa- semiexcavadas a las que se asocian espacialmente silos y
ción. La presencia en la zona alta de la ladera de un único otras cubetas de escasa profundidad, que podrían ser silos
edificio de planta compleja, y su asociación y contempora- muy arrasados, además de algunos pozos. Los conjuntos
neidad con un lagar o prensa, podría indicar la existencia cerámicos procedentes de las estructuras de esta etapa,
de una administración jerárquica, de no tratarse de una remiten a un intervalo temporal que abarca prácticamente
estructura de uso comunal. Los sistemas de almacena-
miento se concentran en determinadas zonas o se agrupan
en hileras que permiten una vigilancia o sistema de control
colectivo o familiar. Su presencia indica la estabilidad de la
población y su fijación al territorio.
El ya mencionado yacimiento de Prado de los
Galápagos (Fig. 19) se divide en dos sectores, la zona A
compuesta por una villa reocupada en época tardo-antigua,
y la zona B que se ocupa por primera vez a partir del s. VI
(Sánchez-Galindo-Recio, 2006). En un primer momento se
documentan únicamente pequeños silos aislados, pozos y
algunas zanjas longitudinales. Ya dentro de la fase siguien-
te se documentan varios espacios habitacionales y de
almacenamiento y obtención de recursos. En total se han
identificado siete cabañas, además de algunos pozos de
planta circular excavados en el terreno natural y silos de
sección cilíndrica situados en concentraciones cercanas a
los lugares de habitación. A final de esta fase se construye Fig. 19: Zona B del yacimiento de Prado de los Galápagos.
un edificio con zócalos de piedra, de unos 230 m2, que (Sánchez-Galindo-Recio, 2006).
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296 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

todo el siglo VI, con una prolongación del asentamiento persos interpretados como núcleos familiares. Se han defi-
hasta el siglo VIII, teniendo en cuenta principalmente los nido un total de cinco emplazamientos de cronología visi-
materiales de El Malecón, donde esta fase se halla mejor goda, situados en lomas y cerros de ambas vertientes de
documentada que en La Huelga. Los materiales adscritos arroyo de La Recomba o Culebro, cuyos límites estarían
a la fase de ocupación post-visigoda son extremadamente constituidos por los campos de labor existentes entre unos
similares a los de la primera, si bien desaparecen los cuen- y otros. En cada uno de los enclaves se han identificado
cos carenados, y se aprecia un aumento en la producción una gran cantidad de estructuras arqueológicas, por lo que
a torneta, junto a la aparición de nuevas producciones a sólo se excavaron aquellas que iban a ser directamente
torno rápido. Para esta fase se supone una cronología afectadas por las obras de urbanización de la zona. Los
desde mediados del s. VIII hasta mediados del S. IX. tipos de estructuras identificados son los siguientes:
De nuevo en el área de la vega del Jarama se localiza - Pequeñas cubetas utilizadas como hogares con dis-
el conjunto arqueológico de El Guijo y El Bajo del tintos niveles de uso.
Cercado (Redondo-Dumas-Sánchez-Galindo, 2006) (Fig. - Silos de almacenamiento de diversa tipología.
21), entre los términos de Madrid y Alcobendas. Los traba- - Estructuras lineales tipo canalización-zanja de dre-
jos arqueológicos se han desarrollado sobre dos sectores naje, con caída hacia el Culebro.
de un yacimiento extenso que cuenta con varias fases de - Pozos o estructuras de captación de recursos hídri-
ocupación. Las estructuras documentadas están excava- cos.
das en el terreno, diferenciándose distintos tipos: habitacio- - Cabañas, consistentes tanto en estructuras residen-
nales, de almacenaje/basureros, pozo para extracción de ciales como otras asociadas a ellas de diversa tipo-
agua. Sus excavadores le atribuyen una cronología de fina- logía.
les del s. V hasta mediados o finales del s. VII. Un momen-
to anterior a este asentamiento está representado por un
horno cerámico de época romana (s. I d.C.), que podría
corresponder a la zona productiva de la cercana villa de El
Rasillo.
En la zona de confluencia del arroyo de La Recomba o
Culebro con el arroyo de Canto Echado se ubica el yaci-
miento de La Recomba (Fig. 22) en el término municipal de
Leganés (Penedo-Sanguino, 2006). Este sitio arqueológico
engloba una serie de asentamientos de carácter rural dis-

Fig. 20: Yacimientos de La Huelga y El Malecón (Rodríguez- Fig. 21: Yacimiento de El Guijo y El Bajo del Cercado. (Redondo,
Dejuana, 2006). Dumas, Sánchez, Galindo, 2006).
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 297

Fig. 22: Vista aérea del conjunto arqueológico de La Recomba. (Penedo-Sanguino, 2006).

- Una tumba, de tipo cista. forma de cono invertido, que presentan una prepara-
- Estructuras de combustión-hornos. ción previa de las paredes a base de argamasa de
Otro yacimiento similar se localizó en el cercano muni- yeso, y cuya funcionalidad aún nos es desconocida.
cipio de Ciempozuelos, denominado Buzanca 2 (Penedo, - Estructuras de almacenaje (silos) con distinta mor-
2004a, 2004b, 2006; Penedo-Oñate-Sanguino, 2003) (Fig. fología. Gran número de ellos presentan una prepa-
23). Se encuentra muy próximo al arroyo de la Cañada, ración previa de las paredes. Además se han docu-
importante pasillo de comunicación entre la vega del mentado dos inhumaciones en uno de ellos.
Jarama y la mesa de Madrid. Las labores arqueológicas - Estructuras de carácter residencial semiexcavadas
realizadas han consistido en la excavación de dos de los en el sustrato geológico que presentan diversidad
focos principales de ocupación, con un total de 306 contex- de plantas, algunas incluso tienen asociadas estruc-
tos estructurales, estructuras que están excavadas total o turas auxiliares.
parcialmente en el sustrato geológico. Se han registrado - Hornos de planta ovalada de pequeño tamaño.
los siguientes tipos de estructuras: Buzanca 2 se interpreta como un poblado grande y
- Cubetas utilizadas como hogares con distintos nive- estable, con una cronología entre los siglos V y VI.
les de uso. En el término de Pinto, junto al arroyo de Cacera del
- Pequeños hoyos excavados en el nivel geológico en Valle, tributario del Culebro, se encuentra el yacimiento de
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298 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

La Indiana (Vigil-Escalera, 1997; Morin et alii, 1997). Los ra fase se sitúa entre finales del s. IX y mediados del s. X,
restos identificados consisten en una explotación agrícola y está representada por cabañas ovaladas semiexcavadas
con una cronología de los siglos I y II d.C. Posteriormente en el terreno, silos relativamente dispersos y estructuras de
se constata una nueva fase de ocupación a partir del s. V. enterramiento, además de constatarse la presencia de vaji-
En el que sus excavadores han denominado Sector Este se llas de aspecto islámico. La ubicación de los silos de alma-
han recuperado materiales cerámicos datables a lo largo cenaje sufre una evolución a lo largo de las distintas fases
de los siglos VI y VII, asociados a una serie de silos de gran de ocupación en época tardía y altomedieval. Así, en la pri-
tamaño, un pozo aljibe y una pequeña cabaña de planta mer fase los silos tienen una mayor capacidad y aparecen
casi cuadrada con dos postes en los extremos de su eje. alineados, en la segunda fase se observa una concentra-
Se le adosan un silo y otra estructura de habitación de ción de los mismos, y en la tercera una cierta dispersión.
planta subrectangular algo mayor que la anterior y también En las cercanías de este yacimiento, otra intervención
con postes. Una segunda fase se extiende a lo largo de los arqueológica de urgencia permitió documentar un yaci-
siglos VIII y IX, y viene a ser una continuación de la ante- miento denominado La Indiana-Barrio del Prado (Fig. 24),
rior. La cerámica encontrada es muy similar a la de la fase en el que se ha localizado una necrópolis de cronología
precedente, y se asocia a una alineación de pozos en hispanovisigoda, y una posterior fase de época islámica
dirección este-oeste, así como otra alineación de cabañas consistente en un campo de silos.
semiexcavadas, ovaladas o rectangulares, en dirección En Leganés, en una loma que domina el cauce del
norte-sur, y una gran concentración de silos de mediano Culebro, se enclavan los yacimientos B y D de Arroyo
tamaño, algunos de ellos con refuerzos de piedra. La terce- Culebro (Penedo-Morín-Barroso, 2002; Barroso-Morín,

Fig. 23: Planta de conjunto de los yacimientos de Buzanca 1 y 2 (Penedo, 2006).


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2002) (Fig. 25 y 26). En el yacimiento B (margen izquierda) gía hispano-visigoda. Los excavadores del yacimiento han
se documentó un campo de silos, mientras que en los sec- propuesto la posibilidad de que se produjera un final trau-
tores A y B del yacimiento D (margen derecha) se han loca- mático del uso de este espacio, debido a la presencia de
lizado una serie de cabañas. La primera fase del yacimien- inhumaciones en silos y a la documentación de restos de
to B (Fig. 26) la componen un conjunto de silos de almace- bóvidos en conexión anatómica. Cabría destacar la presen-
naje de cronología alto-imperial que se fueron colmatando cia de industria lítica en los silos de cronología hispano-visi-
de forma natural. Ya en los siglos VI y VII, esta zona será goda.
de nuevo utilizada para la construcción de silos excavados El yacimiento D (Fig. 25) fue ocupado en la Edad del
en la tierra, en este caso rellenados artificialmente con ver- Hierro, produciéndose un hiato hasta época hispano-visi-
tidos producto del desescombro de un hábitat de cronolo- goda. Se han excavado cinco unidades de habitación

Fig. 24: Planta de la intervención arqueológica realizada en LaIndiana. (Vigil-Escalera, 1997).

Fig. 25: Planta Vista de una de las estructuras del yacimiento D de Fig. 26: Vista aérea del yacimiento B sector B de Arroyo Culebro.
Arroyo Culebro. (Penedo-Morín-Barroso, 2002). ( Penedo-Morín-Barroso, 2002).
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300 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

correspondientes a ese segundo momento de ocupación, tituye una calle, en torno a la cual se distribuyen tres pabe-
de las que se conservaban los derrumbes de las techum- llones desconectados entre sí. Al norte se ubica una zona
bres de teja, y los suelos de forma parcial. La ausencia de destinada a almacenamiento, al este las viviendas y al
restos de muros se ha interpretado como resultado de un oeste un pequeño establo. Todo ello iba cercado por un
expolio para reaprovechar el material pétreo. muro, con al menos una entrada en la zona meridional. Los
Aparentemente, se trataba de estructuras de planta rectan- muros se construyeron con mampostería, sin argamasa
gular. En una de las cabañas se han recuperado abundan- alguna, asentada directamente sobre la roca virgen del
tes restos metálicos, por lo que podría tratarse de una forja terreno. La mayor parte de los espacios iban cubiertos con
de tipo familiar. En este caso también parece que se haya tejas y, en determinados puntos, se empleó una techum-
producido una producción violenta, puesto que se ha docu- bre, seguramente de paja, sobre postes de madera. La
mentado un nivel de incendio. ocupación principal de los habitantes de este poblado era
En el área de sierra destaca el yacimiento de la Dehesa el pastoreo, como denuncian los restos óseos de animales
de Navalvillar en Colmenar Viejo (Abad, 1998,2006) (Fig. documentados, básicamente en la zona del establo y su
27). En este enclave las excavaciones arqueológicas per- entorno más próximo. El poblado se abandonó y, paulatina-
mitieron comprobar que su primera ocupación se produce mente fue destruyéndose, pero, en algunas zonas se apre-
en época hispano-visigoda, aunque es posible que se haya cia un nivel de incendio, con lo cual tampoco debe descar-
reocupado a lo largo de la Edad Media. Se trata de un tarse esta posibilidad, como causa del derrumbe, al menos
enclave de dimensiones reducidas, probablemente habita- en algún momento de su ocupación. Dentro de la zona de
do por un grupo familiar. La distribución de espacios dentro vivienda, el hallazgo más destacable se sitúa en una habi-
del poblado es claramente funcional. El eje central lo cons- tación que debió constituir un anexo de trabajo. En el ángu-

Fig. 27: Dehesa de Navalvillar, Colmenar Viejo (Abad, 2006).


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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 301

lo sur-oriental de la estancia se documentó una estructura mente como piezas de lujo, por la población del lugar, ya en
configurada como un semicírculo empedrado, en cuyo cen- época hispano-visigoda, lo que demuestra su pervivencia,
tro se asienta una plataforma formada por una piedra de así como una moneda islámica, acuñada antes del 711.
molino partida en dos y varias losas colocadas horizontal- Al norte de todo el conjunto se puso al descubierto una
mente. Alrededor, varias piedras clavadas en el suelo dibu- extraña estructura, completamente desconectada del resto,
jan el contorno ovalado de dicha estructura. En el entorno circunstancia que, unida al nivel arqueológico, nos confir-
se hallaron numerosos fragmentos de cerámica rotos al ser ma que se trata de una fábrica más antigua que el resto.
arrojados en ese mismo lugar. Se ha interpretado esta Presenta una planta rectangular, rematada al norte en
estructura como la base de un posible torno o torneta para forma semicircular, aunque muy deteriorada. Entre los
realizar cerámica. El agujero central de la piedra de molino muros, apareció un nivel de adobe calcinado, que no exis-
debió ser el punto de sujeción del eje que hiciera girar tía en ningún otro lugar del yacimiento. No constituye un
manualmente el torno. El establo está configurado por una suelo, por lo que se ha interpretado que procede de los pro-
estancia aproximadamente cuadrangular, aislada comple- pios muros, edificados con este material, sobre una cimen-
tamente del resto y situada en el lado izquierdo del ámbito tación inferior de piedra. Esta es una peculiaridad cons-
o calle central. Se divide en dos habitaciones (B1 y B2) de tructiva que aleja técnicamente a esta habitación del resto.
función y soluciones diferentes. La más oriental se cubría Finalmente, en esta zona, apareció un fragmento de un
con tejado, mientras que la contigua lo hacía probablemen- broche de cinturón de época hispano-visigoda peninsular.
te con paja o ramas, sobre una estructura de madera, apo- Otro yacimiento de similares características de la zona
yada en dos postes del mismo material. Estos se ubicaban de sierra es el Cancho del Confesionario en Manzanares
en el centro de los muros norte y sur, habiéndose conser- el Real (Zoreda-Megías, 1977). Las labores de excavación
vado el hueco abierto en el suelo para su fijación. La fun- arqueológica en este yacimiento se han limitado a una
cionalidad de ambos espacios está bastante clara. La B1, campaña en julio de 1973, durante la que se abrió un cua-
con entrada en el extremo septentrional, actuaba como un drante de reducidas dimensiones. En una breve noticia
pequeño establo, donde guarecer el ganado que sustenta- publicada al respecto se menciona que el yacimiento se
ba la población. Se trataba exclusivamente de ovejas y encuentra sobre una terraza, en la que se pueden observar
cabras, como demuestran los múltiples restos óseos a simple vista grupos de construcciones rectangulares
encontrados en el lugar. En cuanto a la habitación oriental cuyos muros, al igual que los documentados en la excava-
(B2), en ella se guardaban herramientas y útiles de hierro ción, están realizados en mampostería, aprovechando las
como clavos, puntas de flecha, herraduras y, sobre todo, piedras de granito del lugar. Sus cimientos se apoyan en la
cuchillos, cuyas hojas aparecieron en número significativo. roca virgen, horadada para encajarlos mejor. A través de la
Parece claro que esta habitación era utilizada como una intervención arqueológica se ha propuesto para el supues-
especie de taller, igualmente de reducido tamaño. to poblado una cronología de época visigoda, siglos VI y
La zona de almacén, situada al norte del poblado es, VII, siendo reutilizado posteriormente durante toda la
desde el punto de vista material, el más interesante de todo época alto-medieval. Se ha interpretado como un emplaza-
el conjunto. Pueden distinguirse varias estructuras, ade- miento con función vigía y de defensa de la zona. Entre los
más de épocas diferentes, lo que confirma la reutilización materiales recuperados destacan una pizarras escritas de
del poblado, al menos, en dos momentos distintos. Sin forma incisa con números romanos, que Gómez Moreno
duda, esta parte estuvo ocupada entre los siglos V al VII, interpreta como visigodas.
como demuestran los materiales obtenidos. Después Un ejemplo más lo encontramos de nuevo en Colmenar
debió permanecer un tiempo deshabitada y, acaso, en los Viejo. Se trata del yacimiento de Fuente del Moro
siglos bajo-medievales volvió a contar con población, aun- (Colmenarejo, 1986, 1987, 1990; Colmenarejo-
que este extremo es difícil de precisar. En cuanto a las Colmenarejo, 1995; Colmenarejo-Rovira, 2006). Este
estructuras arquitectónicas propiamente dichas, se distin- enclave se distribuye sobre ambas márgenes del arroyo de
guen tres grupos diferentes. Al norte, una extraña habita- Tejada. En la margen derecha se localiza un área cemen-
ción, rematada en forma tendente al semicírculo, suma- terial con cistas y sepulturas en roca, mientras que en la
mente destruido; un pabellón central, compuesto por tres margen izquierda se han documentado restos de hábitat
habitaciones, y una ampliación a modo de cobertizo o por- junto con dos sepulturas abiertas en granito.
che. En una de las estancias del pabellón central se halla- En una primera valoración, siempre prematura y arries-
ron varios fragmentos de sigillata tardía, utilizada, segura- gada tratándose del registro arqueológico, sobre el panora-
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302 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

ma que es posible percibir para la Meseta Central y parti- rios del sistema de poblamiento 'antiguo' fundamentado en
cularmente en lo que respecta al sector correspondiente a la articulación y vertebración de vastos conjuntos territoria-
la antigua Carpetania, es preciso subrayar que no nos les (regionales y/o provinciales) con objeto de una explota-
encontramos ante situaciones excepcionales en el actual ción socio-económica, plasmados en una edilicia residen-
contexto historiográfico europeo. cia de tipo 'monumental' omnipresente y perfectamente
En efecto, la heterogeneidad en las formas de ocupa- visible en el paisaje, entre los siglos V y VIII tendría lugar
ción del territorio, la variada tipología edilicia en materiales una readaptación de este modelo (para algunos entendida
perecederos, la polivalencia de los asentamientos, la orien- como una 'desestructuración' o 'deconstrucción') a un
tación socio-económica agro-pecuaria, el predominio de nuevo contexto socio-político, económico e ideológico, en
asentamientos 'familares' o de grupos de 'familias' (auténti- el marco de la progresiva implantación de las estructuras
cas comunidades rurales de 'aldea'), la movilidad y la esta- de tipo eclesiástico en el medio rural como consecuencia
cionalidad de los mismos, etc., se incardinan perfectamen- del proceso de cristianización, precisamente, estimulado e
te en el sistema de poblamiento que ya desde hace algu- incentivado en sus inicios por las mismas elites que gestio-
nos años se viene caracterizando para diversos ámbitos naban y sustentaban el anterior sistema. En este proceso
espaciales del Occidente post-romano, durante la la estructura de la propiedad rural, su gestión y explotación
Antigüedad Tardía y la alta Edad Media. estaría determinando y condicionando en gran medida el
El registro arqueológico, en la Meseta Central, está en sistema de poblamiento en su conjunto, las formas de arti-
condiciones de ofrecer una lectura diferente a la 'tradicio- culación territorial, la estructura y la tipología del hábitat,
nal', tanto la que se propone desde el 'mundo romano' configurando patrones de asentamiento heterogéneos y
como desde la 'Edad Media', excesivamente condicionada más complejos de lo que tradicionalmente se venía consi-
ésta última por la visión rígida y estática de los textos, mos- derando para la Antigüedad Tardía.
trándonos así un medio rural con un hábitat muy diversifi- Un registro arqueológico, como hemos indicado, no muy
cado tipológica y funcionalmente, adaptándose a los impe- diferente al conocido desde hace mucho para el norte y cen-
rativos de tipo socio-económico y político inherentes a la tro de Europa, pero también muy similar al que la arqueolo-
tardo-antigüedad peninsular. gía medieval italiana ha proporcionado en los últimos vein-
Ya no es posible, con los datos disponibles, mostrar una te años. Y, sin embargo, la arqueología permite constatar,
articulación del territorio, además de una gestión y explota- en toda su complejidad y diversidad, la operatividad y reali-
ción socio-económica del mismo, fundamentada exclusiva- dad de la visión transmitida por las diferentes colecciones
mente en las villae y asentamientos similares, sucediéndo- legislativas compiladas por los pueblos 'germánicos' en
se en el tiempo y en el espacio de forma ininterrumpida. Occidente. La importancia del bosque y su materia prima
Incluso para época romana, como se observa en otros terri- fundamental, la madera, como elemento empleado en la
torios extra-peninsulares, la existencia de hábitat rurales en construcción de viviendas y otras construcciones. La exis-
materiales perecederos o en piedra que no se pueden defi- tencia de hábitat configurados como unidades familiares o
nir como villae en el sentido 'tradicional' de este término. plurifamiliares de orientación predominante agro-pecuaria
Por otra parte, el proceso del 'final' de este tipo de y/o silvo-pastoral. La delimitación estricta y perfectamente
explotaciones y residencias de la aristocracia rural a lo planificada de los espacios de habitación y de explotación
largo de los siglos V al VIII, no permite ya un análisis con- socio-económica mediante cercados generalmente de
dicionado por las visiones de corte inmovilista y peyorativas madera (como se observa en el hábitat de Gózquez).
que verían en la presencia de inhumaciones, edilicia en Se ha podido documentar, también en la Meseta
materiales perecederos y estructuras de almacenamiento Central, el carácter estacional y móvil de muchos de estos
en la totalidad o en parte de los antiguos sectores hábitat rurales, cambiando de ubicación (tanto los espacios
productivos o habitacionales de las villae, un síntoma y una de vivienda y explotación como las áreas de inhumación)
consecuencia de un supuesto 'retroceso' y 'degradación', con una frecuencia generacional a lo largo de un curso flu-
en todos los órdenes, característico de la Antigüedad vial desplazándose unos metros, probablemente dentro de
Tardía. unos 'límites' conocidos (como se evidencia en el asenta-
Al contrario, y como se está observando para el conjun- miento de El Pelícano, en Arroyomolinos).
to del Occidente post-romano, a consecuencia del hundi- La tipología edilicia enteramente en madera o mixta
miento progresivo de la superestructura política centraliza- (madera/piedra) ya no es posible vincularla a técnicas
dora que caracteriza al Imperio romano, los ejes definito- constructivas introducidas por poblaciones 'foráneas' que
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JORGE LÓPEZ QUIROGA, LAURA BENITO DÍEZ / Entre la villa y la ‘aldea’. Arqueología del hábitat rural en Hispania (siglos V-VI) 303

se habrían instalado mayoritariamente en la Meseta ficaciones destinadas a usos polivalentes en relación a lo


Central desde finales del siglo V-comienzos del siglo VI. que se puede vislumbrar mayoritariamente en el Occidente
La secuencia temporal de las mismas aboga por una europeo post-romano como hábitat ligados a una econo-
diacronía mayor en la utilización de este tipo de 'arquitectu- mía agrícola y silvo-pastoral. Fundamental, pero no exclu-
ra doméstica en materiales perecederos', cuando menos sivamente, las construcciones dedicadas al almacena-
ya desde época prerromana y, desde luego, durante todo el miento de cereales. Tradicionalmente se venía estable-
período de dominio romano en Hispania. Por lo tanto, la ciendo una diferenciación geográfica para la presencia de
interpretación de corte 'etnicista' para los 'fondos de caba- estructuras de almacenamiento que serían características
ña' y estructuras constructivas en madera sobre la cota del centro y noroeste de Europa (graneros sobreelevados,
cero con paredes de entramado vegetal y techumbres en tipo horrea), y otras, como los silos (instalaciones excava-
madera y/o teja, está hoy completamente fuera de lugar y das en el suelo, de forma variable), que predominarían en
no puede sustentarse en las evidencias arqueológicas que el ámbito rural de la Europa mediterránea (aunque también
contradicen este modelo explicativo. Además, la coexisten- en el mundo eslavo). La diferente tipología en este tipo de
cia para época romana entre una edilicia de corte 'monu- estructuras no es un hecho baladí, puesto que si en el pri-
mental' y 'lujoso' (áreas residenciales de las villae) con edi- mer caso estaríamos en presencia de un almacenamiento
ficaciones y estructuras en materiales perecederos, hace de los cereales para dejarlos secar antes de proceder a la
difícil seguir considerando este tipo de hábitat rurales, en extracción del grano; en el segundo caso, estamos hablan-
los que la madera es un componente fundamental, como do de almacenar cereales en grano, que mediante el siste-
una 'regresión' o una 'pérdida de la técnica constructiva', ma de conservación en silos permite guardarlos durante un
evidenciando, aún más si cabe, el carácter peyorativo y período de tiempo muy prolongado.
apriorístico de este tipo de formulaciones que no se corres- No obstante, la realidad arqueológica actual, respecto a
ponden con el registro arqueológico del que hoy dispone- la primera síntesis sobre el tema realizada por Chapelot y
mos. En este sentido, la presencia de inhumaciones en Fossier (Chapelot-Fossier, 1980), es mucho más compleja,
diversos sectores de las villae no estaría indicando una encontrando también en el sur de Europa, además de los
ocupación 'residual' y un fenómeno ligado a la presencia de silos, otro tipo de estructuras de almacenamiento, bien sea
squatters, sino la existencia de un hábitat que obedece a tipo horrea o en una edilicia mixta (piedra y/o madera/tie-
otras parámetros explicativos completamente diferentes y rra), como en el caso de Italia y la Península Ibérica.
que, evidentemente, no es posible comprender y razonar Las edificaciones anexas a los espacios dedicados a
desde el esquema que articula y vertebra el poblamiento vivienda muestran una gran variedad de usos: edificios
rural característico de época romana. dedicados a la estabulación del ganado o animales de
En los yacimientos documentados para la Meseta labor; a la producción y transformación de materias primas,
Central castellana, se documenta una tipología edilicia hornos de pan, cocinas, baños, cobertizos y, por supuesto,
completa y diversa ('fondos de cabaña', silos, almacenes, los 'graneros' (edificios sobre la cota cero, sustentados o no
pozos, establos, en madera, mixtas piedra/madera, etc.) sobre un zócalo de piedra o excavados en el subsuelo: los
que encuentra sus paralelos en aquéllas bien conocidas silos). En el interior de cada núcleo de poblamiento, más o
para el conjunto del Occidente post-romano a lo largo de la menos extenso y conformado por una o varias unidades
Antigüedad Tardía y la alta Edad Media. agrícolas, existían un número variado de edificios dedica-
En lo que respecta a las edificaciones anexas, aque- dos a vivienda y explotación.
llas dedicadas a vivienda (almacenes, silos, instalaciones El edificio generalmente conocido como 'fondo de caba-
dedicadas a actividades productivas, etc.), han constituido ña' (Grubenhäuser) se utilizaba de forma habitual para el
también uno de los ejes de la investigación que ha permiti- almacenamiento de reservas y para actividades artesana-
do constatar la complejidad del hábitat rural y la gran hete- les como el tejido, aunque el uso habitacional no está
rogeneidad de su composición interna, muy lejos de algu- excluido (Chapelot-Fossier, 1980; Hamerow, 2002; Augenti,
nas simplificaciones que se han querido hacer a partir de 2004).
generalizaciones abusivas a partir exclusivamente de la La combinación entre espacios de vivienda, explotación
documentación escrita alto y pleno medieval en Occidente. y establo en un mismo edificio es característica de aquellos
En efecto, y como los textos legislativos analizados conocidos como 'casa-establo'; se trata de grandes cons-
anteriormente nos indican con claridad, las excavaciones trucciones en las que vivían conjuntamente los campesinos
arqueológicas han constatado la presencia de diversas edi- y el ganado, estando los establos y el hogar bajo un mismo
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304 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

techo, algo que, por otra parte, ha sido frecuentísimo en el mayor del que la investigación 'clásica' venía proponiendo
ámbito rural hasta fechas muy recientes. hasta ahora mediante modelos y esquemas demasiado
La polivalencia en el uso de los espacios dentro de rígidos y simplificadores. Se va así imponiendo una visión
estas edificaciones que se constata en la Península Ibérica que permitiría hablar de 'formas de ocupación rural', más
es una característica extensible a todo el occidente euro- allá de las villae y de su 'final', en el marco de una transfor-
peo. Un elemento importante, que condicionaba su distri- mación de gran calado en el sistema de propiedad de la tie-
bución interna es la posición del hogar al no existir un con- rra, en su explotación y gestión.
ducto para la evacuación de los humos, estando así siem- Están sobre el tapete, por lo tanto, diversos 'modelos'
pre las viviendas llenas de humo, con el riesgo de incen- (de ellos uno de los más característicos y mejor conocidos
dios que ello conllevaba. es el 'modelo toscano' (al que se une el 'lombardo-venecia-
El empleo de la madera como material de construcción no' para el norte de Italia: Valenti, 1996; Francovich-
determinaba la estabilidad y duración de un asentamiento Hodges, 2003; Gelichi) respecto a la estructura del pobla-
en el espacio y en el tiempo puesto que, como consecuen- miento y al hábitat rural para el arco cronológico que se
cia del pudrimiento de los pilotes de madera, las viviendas sitúa entre el 'final' del sistema 'romano' y aquel que crista-
tenían que reconstruirse en un plazo máximo de cincuenta liza con la implantación del sistema 'feudal' en Occidente,
años. Ello explica la movilidad y estacionalidad de este sis- entre los siglos V y X. A ellos se añade ahora el rico y diver-
tema de poblamiento a lo largo de la Antigüedad Tardía y la so panorama que, para la Meseta Central castellana, ofre-
alta Edad Media en Europa Occidental, muy lejos de las ce la investigación arqueológica de los últimos años en el
visiones estáticas sobre una fijación permanente de la que, a diferencia de los anteriores, se propone una 'red
población en el mismo solar, observándose más bien una aldeana' perfectamente configurada en época tardo-anti-
polinuclearidad de los hábitat dentro de unos 'límites' bien gua y en la que aparentemente estaría 'ausente' el espacio
conocidos por los habitantes y dotados de una gran estabi- dedicado al culto cristiano, la iglesia, como correa de trans-
lidad (Janssen, 1976; Steuer, 1989; Hoeper, 1994). misión de los cambios en la vertebración del territorio y la
Precisamente, una de las grandes aportaciones de la configuración del paisaje (Vigil Escalera, 2007).
arqueología medieval europea en estos últimos veinte años La cuestión central, planteada casi siempre a partir de
ha sido la constatación de que en el sistema de poblamien- la imagen proporcionada por los textos medievales, del ori-
to post-romano (a lo largo de la Antigüedad Tardía e inicios gen de la 'aldea' en función de un estereotipo que valora
de la alta Edad Media) la forma de ocupación predominan- de una forma jerárquica los elementos definitorios de la
te estaba constituida por pequeños asentamientos muy misma en función de consideración de tipo socio-jurídico, y
fluctuantes, configurados tanto por 'granjas' individuales en detrimento de la fisonomía y estructura interna del hábi-
como por 'granjas' y 'caseríos' (de coloni y/o servi) que serí- tat tardo-antiguo y alto-medieval (Chapelot-Fossier, 1980),
an absorbidos y literalmente engullidos por la expansión de no es hoy operativa en función de los datos proporcionados
la gran propiedad señorial (laica y/o eclesiástica) en el por el registro arqueológico en amplios conjuntos territoria-
marco del sistema feudal. Evidentemente, no estamos en les del Occidente europeo post-romano y, también ahora,
presencia de un cambio 'repentino' y 'radical' en un corto en la Península Ibérica.
espacio de tiempo, sino que en este proceso de cambio en De todas formas, se hace necesaria una verificación, a
la estructura y gestión de la gran propiedad rural en el occi- través del registro arqueológico, de la idea de una tenden-
dente post-romano (y a lo largo, nada menos, que de qui- cia de la 'dispersión', que sería característica de la tardo-
nientos años) el papel jugado por los estratos superiores antigüedad y la alta Edad Media (siglos V-IX), hacia la 'con-
del 'campesinado' y los propietarios de pequeñas explota- centración' del hábitat rural entorno a un elemento polariza-
ciones ha sido determinante. dor, bien se trate de una fortificación (Francovich-Hodges,
2003) o de un edificio de culto (Brogiolo, 2003; Fixot-
CONCLUSIÓN Zadora-Río; Escalona Monge, 1999; López Quiroga, 2004,
Hemos visto a lo largo de este estudio que una de las 2009), coincidente, además, con su incardinación definitiva
características que muestra la realidad arqueológica en los en el 'sistema feudal' entre los siglos X y XII. Respecto a
últimos veinte años es la gran heterogeneidad en las for- esta problemática, la arqueología medieval, como hemos
mas y tipos del hábitat rural, configurando un sistema de visto, ha comenzado a realizar propuestas interpretativas y
poblamiento a lo largo de la Antigüedad Tardía y la alta 'modelos' regionales que abren perspectivas enormes a la
Edad Media dotado de un dinamismo y una plasticidad investigación para los próximos años (Hamerow, 2002;
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Francovich-Hodges, 2003; Peytremann, 2002; Christie, lo que se ha denominado genéricamente como


2004; Valenti, 2004; López Quiroga, 2009). réseaux castraux?
Uno de los 'modelos' territoriales que, precisamente, ha - En otros territorios, como el Veneto y Lombardía
modificado radicalmente el esquema transmitido durante (Gelichi, 1994; Brogiolo, 1994; Cantino Wataghin,
años por la primacía del documento escrito sobre el dato 1994) (lo que parece intuirse también para amplios
arqueológico (incapaz en aquel momento de ofrecer una sectores del noroeste de la Península Ibérica; la
respuesta 'autónoma' a los interrogantes planteados por región de Entre-Douro-e-Minho en la costa atlántica
los textos), de la tardía 'concentración' del hábitat rural en portuguesa (López Quiroga, 2004); en Bretaña; en
el siglo X-XI como consecuencia de la implantación de las el arco alpino (Bassi-Cavada, 1994; Dal Ri-Rizzi,
estructuras de tipo 'feudal' en el marco del incastellamento, 1994); en el País Vasco (García Camino, 2002, etc.)
es el 'toscano' (Toubert, 1977). En síntesis, el registro el edificio de culto (por lo tanto, el proceso de cris-
arqueológico, para la actual región italiana de la Toscana, tianización rural como un vector explicativo impor-
ha 'corregido' significativamente, remontándolo a más de tante de cambio y transformación) parecería confi-
tres siglos, el proceso tendente a la concentración del hábi- gurarse como el punto de atracción y fijación del
tat, situándolo en el siglo VII (Valenti, 1996; 2004; hábitat y como un verdadero elemento morfogené-
Francovich-Hodges, 2003). tico de la red de poblamiento característica de la
La propuesta 'italiana' es de mucha enjundia puesto Plena Edad Media. Dos etapas, una en época tardo-
que, además de prácticamente desmontar el incastella- antigua (ss. IV-VII) y otra en la alta Edad Media (ss.
mento como un proceso de creación ex nihilo de hábitat VIII-XI), marcarían, con matices regionales, la diná-
fortificados de altura en el siglo X mediante una concentra- mica evolutiva del edificio de culto en ámbito rural
ción de la población previamente dispersa en la llanura, como motor de las transformaciones en el sistema
sitúa el 'cambio' y la 'transformación' en el corazón mismo de poblamiento y en la movilidad del hábitat.
del sistema del poblamiento tardo-antiguo. ¿Estaríamos, en este caso, ante un sistema de
Es decir, que la propia dinámica evolutiva interna de la poblamiento articulado y estructurado en el marco
red de poblamiento romana (en el contexto de una muta- de una red eclesiástica fuerte y muy presente en el
ción importante en las estructuras socio-políticas, económi- territorium?
cas e ideológicas entre los siglos V y VII) estaría en el ori- El incastellamento (el hito-mito-motor del año 1000)
gen del 'nuevo sistema de poblamiento', de la estructura, cobraría así una dimensión completamente diferente al
formas y tipos del hábitat rural durante la Antigüedad Tardía constituir no un punto de partida, según los textos, sino un
y la alta Edad Media: punto de llegada, como evidenciaría hasta ahora el registro
- En algunas regiones, como la Toscana (o la arqueológico. Previo al mismo, al incastellamento del siglo
Provenza y el Languedoc franceses (Schneider, VII (pero también al papel central y morfogenético del edi-
2003; Raynaud, 2003); el sudoeste alemán (Hoeper, ficio de culto en el medio rural), el camino recorrido mues-
1994, 2001); la rica región de Bohemia; amplios tra una gran heterogeneidad en las formas de ocupación
conjuntos territoriales de la actual Polonia; extensas rural con 'desplazamientos' del hábitat e incluso con una
áreas del Levante (Gutiérrez Lloret, 1996) y estriba- polinuclearización en la articulación, gestión y explotación
ciones orientales y occidentales de la Meseta penin- del territorio en un sistema de poblamiento muy dinámico
sular (Martín Viso, 2000); espacios interiores del que se configura lentamente quizás con anterioridad al
norte y centro de Portugal (López Quiroga, 2004); siglo V, pero acelerando e intensificándose a partir de ese
en Aragón y el curso central del Ebro (Sénac, 2000), momento (Fig. 50).
etc.) las fortificaciones o las estructuras de tipo Precisamente, en el otro extremo, en el punto de parti-
fortificado (los hábitat forti-ficados de altura) habrí- da, el del 'final' de las villae y el de la existencia de un hábi-
an jugado un papel centralizador, aglutinador y pola- tat rural muy diversificado tipológica y estructuralmente
rizador determinante, en el centro-norte de Italia ya entre los siglos V y VII, también el registro arqueológico
desde el siglo VII y parecería acompañar, desde el (aún con la cuestión central de la búsqueda constante de
principio, la 'concentración' de la población en hábi- buenas crono-estratigrafías) ofrece actualmente evidencias
tat fortificados de altura. ¿Estaríamos en presencia que, cuando menos, plantean muchos interrogantes, aun-
de un sistema de poblamiento articulado y estructu- que todavía sin respuestas que susciten unanimidad entre
rado en el marco de una red de castra/castellum, los especialistas:
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306 El tiempo de los “Bárbaros”. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.)

- ¿la presencia de inhumaciones o de una edilicia en


Notas
materiales perecederos en áreas previas de uso
1. Algo que se constata igualmente en la villa de Vilaclara
productivo o habitacional evidencia realmente una (Castellfollit del Boix, Bages), a lo largo del siglo VII, con una
'ruptura' en la secuencia ocupacional de un lugar, mayor presencia de ovicápridos (cronología obtenida por termolu-
miniscencia).
estaríamos así tan sólo ante squatters u 'okupas'?
2. No sólo la madera es utilizada para edificaciones destinadas a
(Brogiolo, 1996; Peytremann, 2003; Perín, 2004; vivienda, almacén, graneros, etc., sino que se constata también la
Arce-Ripoll, 2000; Chavarría, 2004; López Quiroga, existencia de estructuras ligadas a actividades productivas como
el vino construidas enteramente en madera. En Luzarches (Île-de-
2004, 2009)
France), se ha constatado la presencia, por vez primera para el
- ¿el cambio de funcionalidad, aún con un uso conti- noroeste de la Gallia, de dos prensas de vino en madera
nuo de un espacio/os, es sinónimo de 'ruptura' y, si (Couturier, 2003).
3. Véase, en este sentido, el modélico y pionero estudio de De
es así, 'ruptura' de qué y por qué? (Van Ossel, 1992;
Francesco sobre la propiedad rural en la región del Lazio (Italia)
Brogiolo, 1996; López Quiroga-Rodríguez Martín, entre los siglos IV y VIII (De Francesco, 2004).
2000-2001; Arce-Ripoll, 2000; Chavarría, 2004).
- ¿cómo valorar la rarefacción y/o desaparición de
una 'arquitectura monumental' representativa de Bibliografía

unas elites que deseaban manifestar ostensible- ABAD CASTRO, C. (2006): “El poblado de Navalvillar (Colmenar

mente su status socio-económico: como una 'regre- Viejo)”, Zona Arqueológica, 8.

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- ¿qué papel ha jugado, en la articulación del sistema - (1995), “Os monumentos cristiãos da villa de S. Cucufate”, in: IV

de poblamiento y en la gran heterogeneidad que Reunió d’Arqueologia Cristiana Hispànica, Barcelona, 383-
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Estas, y otras muchas preguntas, dan lugar todavía a ARCE , J. (1992), «Las villae romanas no son monasterios»,
respuestas no sólo diversas, lo que en si mismo es muy Archivo Español de Arqueología 65, 323-330.
estimulante a la vez que enriquecedor, sino también a pro- ARIÑO GIL, E., RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, J. (1997), “El poblamiento
puestas absolutamente contradictorias ante evidencias romano y visigodo en el territorio de Salamanca. Datos de una
arqueológicas en apariencia objetivas y esto si que es real- prospección intensiva”, Zephyrus 50, 225-245.
mente preocupante para el buen desarrollo de la actividad AZKÁRATE, A., QUIRÓS, J. A. (2001), “Arquitectura doméstica alto-
investigadora. medieval en la Península Ibérica. Reflexiones a partir de las
En definitiva, la arqueología ha generado un elenco excavaciones arqueológicas de la catedral de Santa María de
documental riguroso (en el marco de una actividad de Vitoria-Gasteiz (País Vasco)”, Archéologia Médiévale XXVIII,
investigación programada desde el ámbito universitario o 25-60.
como consecuencia de una actuación sobre el patrimonio ARDANAZ ARRANZ, F. (1990):“Hallazgos de época visigoda en la
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infraestructura), con métodos de registro estratigráfico ade- ARIÑO GIL, E., GURT ESPARRAGUERA, J. M., PALET MARTÍN, J. M.
cuados, con una perspectiva de análisis de tipo territorial (2004), El pasado presente. Arqueología de los paisajes en la
fundamentada en el análisis espacial (sin caer en la 'miopía Hispania romana, Barcelona.
estratigráfica', es decir, combinando la lectura vertical bajo BARROSO CABRERA, R., MORÍN DE PABLOS, J. (2002): “Las primeras
la cota cero con la lectura horizontal espacial; pero, aten- invasiones y la época hispanovisigoda en la Comunidad de
ción, sin dejarnos llevar tampoco por la 'hipermetropía Madrid”, Vida y Muerte en Arroyo Culebro (Leganés), Madrid,
espacial'), con el recurso sistemático a los métodos de 233-251.
datación físico-químicos, etc. BERTONCELLO, F. (2002), « Villa/Vicus : de la forme de l’habitat aux
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