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500 ptas
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W CM1€LOBR£
Revista del Instituto de Cultura
Juan Gil-Albert
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INSTITUTO DE CULTURA
JUAN GIL-ALBERT
ORGANISMO AUTÓNOMO DE
LA DIPUTACIÓN DE ALICANTE
«Canelobre» es una
publicación del Instituto de
Cultura Juan Gil-Albert,
de la Diputación de Alicante
Número 23/24
Invierno-Primavera 1992
1.500 ptas.
Consejo de Redacción:
Enric Balaguer Pasqual
Rosa Ballester Anón
Carlos Barciela López
Màrius Bevià García
Enrique Cerdàn Tato
Vicente Díaz Rodríguez
Antonio Estévez Rubio
Segundo García López
José Ramón Giner Mallol
Enric Llobregat Conesa
José Marín Guerrero
Mario Martínez Gomis
Ana Melis Maynar
Luis Poveda
Margarita Ramón-Borja Berenguer
Juan Antonio Ríos Carratalà
Diseño:
José Piqueras
Llorenç Pizà
Agradecimientos: Archivo Municipal de Alicante, Biblioteca del Institut de la Dona de Alicante, Biblio
teca Gabriel Miró, Centro de Documentación del Instituto de la Mujer (Madrid), Diario «El País», Revista
«Emakunde», Firestone Library (Universidad de Princeton), Beineckee Library (Universidad de Yale). Gru
po de Teatro Sorámbulas, Vecinas del Casco Antiguo. Jaime Giménez de Haro, Constance Sullivan, Fer
nanda Monasterio, Ana Teresa Ortega, Amparo Escrivá, M? Dolores Mulá, Dori Marín Lázaro, Mar Moreno,
José Antonio Martín, Priscila Cohén, Salvador Perezpérez, Christian Poveda y en especial a Nancy Spero,
por su generosa aportación y a cuantas personas nos han alentado en la confección de este número.
IMDIC€
2524
INVIERNOPRIMAVERA 1992
e Portada: Nancy SPERO. «Sky Goddess, Mouming Women, Woman w/Bound Feet», 1990
E Editorial
E I. ESPEJOS
El prevenido engañado de María de Zayas: una novela feminista del siglo XVII
83
Consuelo JIMÉNEZ DE CISNEROS Y BAUDÍN
Entre significados comprendidos, entre líneas: Nancy Spero y las imágenes de la mujer
126
Teresa GÓMEZ REUS
Reflexiones a propósito de una nueva regulación sobre la interrupción voluntaria del embarazo
147 Emilia CABALLERO ÁLVAREZ
Mujer y Ciencia
175
Rosa BALLESTER
Nada de soledades. Algunas notas sobre redes sociales entre mujeres. El Casco Antiguo
199
de Alicante, años 40-50. Isabel ALONSO DÁVILA. Transcripciones: Cristina SÁNCHEZ LÓPEZ
Exilios
223
Paz ESPEJO NOVOA
242 Publicaciones
NOTA DE LAS COORDINADORAS: Al igual que en otras ediciones feministas, en el presente monográfico hemos mantenido
como criterio la utilización del término varón/varones cuando se refiere al ser humano de sexo masculino, cuyo correlativo en feme
nino es mujer/mujeres. Sin embargo, el término hombre/hombres lo reservamos para su uso significante comprensivo de todo el
género humano.
EDITORIAL
L últimas décadas hacen que resulte cuando menos arriesgado y reductor continuar
analizando los fenómenos culturales sin tener en cuenta el riquísimo caudal que ha
supuesto la incorporación de la temática de las mujeres en los diversos ámbitos de
interacción humana, de la vida pública y del saber. Fin y resultado de las prácticas
feministas de los últimos años ha sido una revisión epistemológica profunda, que se
ha mostrado crucial para toda disciplina que aspire a crear un punto de vista crítico
sobre las concreciones sociales y culturales del discurso. En Estados Unidos, por
ejemplo, el impacto de los llamados gender studies y el debate sobre la problemática
feminista ha sido grande: no sólo ha obligado a revisar repertorios de obras, curricula
y cánones historiográficos, para incluir entre sus marcos de referencia obras realizadas
por mujeres, sino que ha empezado a modificar la orientación decididamente
androcéntrica de unas disciplinas (como la Filosofía, la Crítica Literaria o la Historia,
por citar sólo unos ejemplos) que hasta ahora se tenían por neutrales.
El avance teórico, sin embargo, no debe rebajar ni la atención ni la acción sobre una
realidad que nos muestra a diario la escasa presencia de mujeres en los órganos de
representación, el aumento del paro femenino, la feminización de la pobreza o el
incremento de violaciones y muertes por malos tratos, que sólo podemos cuantificar
muy por debajo de su extensión real. La redacción del anteproyecto del Nuevo
Código Penal proporciona la medida de la fragilidad en el mantenimiento de los
derechos conseguidos: contra toda lógica en derecho se contempla ahora la regresión
en normas que hace apenas dos años fueron modificadas con talante igualitario.
Es evidente, pues, que nos hallamos en una encrucijada de reacción cultural que
conviene contemplar desde muy distintos ángulos y nombrar desde muy distintas
voces. Como sustantiva Celia Amorós, la estructura patriarcal aún propicia inercias,
mentalidad y hábitos de aplicación práctica, ya sea en su versión más sutil y seriada,
o juramentada y dura: su «no-pensamiento sobre la mujer», empero, deslegitimiza su
violenta razón y la autoridad de sus discursos monolíticos. En este estadio del
conocimiento, el feminismo —nos dice— «como todo proceso emancipador, es fuente
de pensamiento interpretativo».
Las coordinadoras:
MARGARITA BORJA
EMILIA CABALLERO
TERESA GÓMEZ
CUATRO POEMAS EN EL LÍMITE
DE LA AURORA
Margarita BORJA
En el espejito mágico
de la Reina no estaba
el rostro de su Musa
porgue no ha existido
el rostro de su Musa
en el espejito mágico
de la reina sin Sueño
de Palabra de Autora.
Tú te esperas a ti mismo
con un fulgor en la mirada
anterior a La Cultura.
ESPACIO INTERGALÁCTICO
Bellísimo Sileno,
tronco de árbol en el
Paraíso Sorambular,
cuida la tercera desenvoltura
de Dionyssos niño.
Oh, Diosa...
... más
Por
Vienes
en interior y a la deriva,
desde la roca abrupta de Lefkás
hasta los campos de olivos de Abra
donde las sorámbulas de la Aurora
se han reunido a cantar, a danzar y a beber.
si fuera tiempo
de lunas negras,
músicas huecas
se estrellarían
por los pozos del oído,
llegadas de cielos remotos
de suicidios anteriores,
Más
Al
FE DE ERRATAS:
Esta página sustituye a la del mismo número, aportando los versos omitidos por error
en el poema «Celebración de la llegada de Minerva Sorente al interior (en el momen
to de la muerte de María Zambrano)».
También hacemos constar que la dedicatoria que figura en «Selvático» corresponde
a «Espacio intergaláctico».
Igualmente observamos una errata en la línea 36 de la página 128 que dice «egocen
trismo» y debiera decir «logocentrismo».
12
J»
Hi
NANCY SPERO, «Artemis Fleeing & Women irradiated», 1985
□
EL FEMINISMO
COMO EXIS
EMANCIPATORIA
Celia AMORÓS
18
ética está ordenada a lo teórico; se da una regla muchas cosas mal conocidas e inciertas, hay que
de vida tal que le permita la empresa especula escoger una y determinarse a ella, y, tras ésto,
tiva». ¿Por qué lo hace así Descartes? No vamos creerla con igual firmeza... que si la hubiéramos
a entrar aquí en los problemas que plantea para escogido por razones ciertas y evidentísimas, se
la ética el que la idea weberiana, retomada por gún expliqué ya en Discurso del Método». Pues
Heidegger, de «la investigación como empresa» bien: las cosas que conciernen a la práctica de
genere la dinámica de una razón instrumental la vida pertenecen al ámbito de la unión del al
que instituye su propio ámbito de inmanencia ma y el cuerpo, y, según escribe nuestro filósofo
al margen de la ética... Por otra parte, en el pro a la princesa del Palatinado, «sólo usando de la
pio Descartes los sentimientos filantrópicos, co vida y de las conversaciones ordinarias... se
mo claramente los expresa a propósito de la aprende a concebir la unión del alma y el cuer
medicina, figuran explícitamente a falta de una po». Le Doeuf insiste, pues, con razón, en que
determinación racionalmente fundamentada de en la base del problema de la fundamentación
los fines a que ha de servir ese método innova de la ética cartesiana —por tanto, de la mal lla
dor basado en el «buen sentido». ¿Le faltó tiem mada «moral provisional»— se encuentra el es
po, como creen algunos intérpretes, para rematar tatuto epistemológico de la unión sustancial. La
su diseño del árbol de la ciencia, una de cuyas certeza propia de la moral es, redundantemen
ramas, brotando del tronco de la física y nutrién te, corteza moral, «es decir, como lo afirmara Des
dose de la savia de una metafísica del subiec- cartes en los Principios, suficiente para servir de
tum, era, al lado de la medicina y la mecánica, regla de nuestras costumbres, o tan grande co
la moral? No parece demasiado plausible tenien mo corresponde a las cosas acerca de las cuales
do en cuenta, como lo señala Michéle Le Doeuf, no acostumbramos en absoluto a dudar en lo que
que Descartes remite a la princesa Palatina al respecta al comportamiento de la vida, aunque
Discurso del Método cuando ésta le pregunta so sepas que es posible, hablando en términos ab
bre cuestiones de moral, en su carta del 4 de agos solutos, que sean falsas».
to de 1645: «Me parece que cualquiera puede
¿Acerca de qué cosas no acostumbramos en
estar contento de sí mismo y sin esperar nada
absoluto a dudar en lo que respecta al compor
más con tal de que observe solamente tres co
tamiento de la vida? Por ejemplo, acerca de la
sas, a las cuales se refieren las tres reglas de mo
desigualdad de los sexos. ¿Y porqué no aplicar
ral que yo formulé en el Discurso del Método».
«la regla de verdad, que es la de no admitir na
Y, en definitiva, cabe preguntarse, tal como hace
Le Doeuf, si tenía sentido y cabida en el siste da por verdadero que no haya sido sustentado
ma cartesiano la promesa de una moral edifica sobre ideas claras y distintas», a las concepcio
da sobre las bases de certeza exigidas como nes comúnmente admitidas sobre esta desigual
sustento de la ciencia. Al respecto es significa dad? Quien así se plantea la pregunta es un
tivo que Descartes, en la Respuesta a las segun peculiar epígono del cartesianismo, Francois Pou-
das objeciones de sus Meditaciones Metafísicas, llain de la Barre. ¿Porqué no radicalizar y con
afirme «Os ruego que recordéis que, tocante a trastar el programa cartesiano de lucha contra
lo que la voluntad puede abrazar, he puesto siem el prejuicio en el ámbito de «les moeurs» y res
pre sumo cuidado en distinguir entre la prácti tringirlo solamente al de «las sciences»? El men
ca de la vida y la contemplación de la verdad. saje cartesiano es así descodificado en un nuevo
Pues, en lo que concierne a la práctica de la vi registro, el de la ética, por parte de un pensador
da, no pienso ni mucho menos que sólo deban de tu tiempo— es decir, buscador de conceptua-
seguirse aquellas cosas que conocemos con per lizaciones para entender fenómenos como elpre
fecta claridad, sosteniendo, al contrario, que in ciosismo, la implantación de las lenguas verná
cluso no siempre puede aguardarse a conocer culas, la génesis de nuevos ámbitos de «publici
las más verosímiles, sino que, a veces, entre dad», como lo ha estudiado Habermas, así como
19
las implicaciones últimas de la característica del en modo alguno iguales entre sí. Si se indaga
«bon sens» de ser «le plus repandu» para la auto- sobre qué se fundamentan todas estas opiniones
conciencia de nuestra especie y del principio del diversas, encontraremos que no se fundan sino
libre examen para la hermenéutica bíblica. Si, en el interés o en la costumbre, y que es incom
como lo afirma Habermas, «El proyecto de la parablemente más difícil librar a los hombres de
Modernidad, formulado en el siglo XVIII por los los sentimientos en los que están sumidos úni
filósofos de la Ilustración (Poullain escribe De camente por prejuicio que de aquéllos que han
l’Egalité des deux sexes en 1673), consiste en abrazado por el motivo de las razones que les han
desarrollar las ciencias objetivadoras, los funda parecido las más convenientes y las más fuer
mentos universalistas de la moral y el derecho... tes». La razón, para Poullain, está claramente del
y, al mismo tiempo, en liberar de sus formas eso lado de la debilidad. La dominación masculina
téricas las potencialidades cognoscitivas que así está universalmente impuesta por costumbre, «y
manifiestan y aprovecharlas para la praxis, esto como se juzga que los hombres no hacen nada
es, para una configuración racional de las rela más que por la razón, la mayoría no pueden ima
ciones vitales», con Poullain de la Barre nos en ginarse que no ha sido consultada para introdu
contramos ya y significamente en la Ilustración. cir unas prácticas, las cuales van implantadas con
Su proyecto teórico: «demostrar que estamos lle tal universalidad, que se imaginan que son la ra
nos de prejuicios y que es preciso renunciar ab zón y la prudencia las que las han creado, a causa
solutamente a ellos para tener ideas claras y de que tanto la una como la otra obligarían a
distintas», es inseparable de su proyecto eman- conformarse a ellas, siendo así que no podría
cipatorio: «establecer, dirá, el sentimiento de la mos ser dispensados de seguirlas sin que se pro
Igualdad entre los sexos». Si ello se logra —contra dujera algún trastorno». Sin embargo, «cuando
el prejuicio más arraigado en intereses, más an se consideran las cosas humanas en el pasado
cestral—, se pone de manifiesto a fortiori la po y en el presente encontramos que todas ellas se
sibilidad de la lucha contra cualquier prejuicio parecen en un punto: que la razón ha sido siem
y la viabilidad de un programa de reforma de pre la más débil y da la impresión de que todas
la mente y de las costumbres. las historias no hayan sido hechas más que para
mostrar lo que cada cual ve en su tiempo: que
Victoria Camps, en su artículo «Etica y Re desde que hay hombres, la fuerza ha prevaleci
tórica», cita muy oportunamente el pasaje de la do siempre».
Etica de Spinoza (Ética, IV, prop. XIV) en que
se afirma: «El conocimiento verdadero del bien Contra la fuerza, Poullain recurrirá, a títu
y del mal no puede reprimir ningún afecto en lo de medicina, a la regla de evidencia cartesia
la medida en que ese conocimiento es verdade na, transponiendo de este modo al ámbito de
ro, sino en la medida en que es considerado él la ética el estatuto epistémico que esta ciencia
mismo como un afecto». «Es decir, comenta nues tenía en el programa cartesiano. (El deslizamien
tra autora, por sí sola la verdad carece de poder to que aquí se produce es análogo al que tuvo
suficiente para superar los afectos, éstos única lugar, en las escuelas helenísticas, de la medici
mente son vencidos por otros afectos más fuer na como saber, tal como se encuentra en Aris
tes». Poullain, spinozista avant la lettre, trata en tóteles, a la medicina como remedio del alma).
sus obras, como vamos a verlo, no ya de demos En el Traité de l’éducation des Dames pour la
trar more deductivo la igualdad entre los sexos formation de 1’esprit dans las sciences et dans
como idea verdadera, sino de potenciarla como les moeurs, escrito en forma de diálogo entre dos
sentimiento moral, con virtualidades en orden damas y dos caballeros, Estasímaco le dice a Eula
a la transformación de las costumbres. «La desi lia en tono socrático: «Me alegra que estéis con
gualdad de los bienes y de las condiciones hace vencida de que no sabéis nada con certeza, sino
juzgar a mucha gente que los hombres no son que tenéis una voluntad firme y constante de
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conocer las cosas de la mejor manera que os sea
posible encontrar. Es un método lo que buscáis,
es decir, una regla segura que os proporcione dis
cernimiento y justicia en todas las cosas, os en
señe a distinguir por sus propias características
lo verdadero de lo falso, el vicio de la virtud,
la felicidad de la desgracia. Lo que pedís es un
remedio eficaz que, curándoos de la prevención
y el error, os devuelta una salud perfecta, y pue
da serviros al mismo tiempo para preservaros
contra los males y las recaídas que pudierais te
mer. Deseáis una luz que, disipando las tinieblas,
la confusión y el desorden del espíritu, vuelva
a traer la claridad, la tranquilidad, y restablezca
en vuestros pensamientos el buen orden que debe
haber en ellos. Al desear llegar a sabia deseáis,
en fin, encontrar una situación natural, y una
vez instalada en ella, poder observaros a vos mis
ma y a todo lo que os rodea, según la depen
dencia y la relación en que la naturaleza os ha
colocado». Estamos, pues, en el camino que lle
va de Descartes a Rousseau, curiosa senda per~
dida en la que se producen unas inflexiones
características: el «bon sens», entendido como
salud moral en que pensamientos y sentimien
tos se encuentran en su «situación natural» —la
invocación a la naturaleza como paradigma re
gulador en sentido ilustrado aquí es clara—,
apunta a «la bonne sauvage», como hemos teni
do ocasión de poner de manifiesto en otra par
te al reconstruir la significativa versión pre-
rousseauniana del «estado de naturaleza» que se
encuentra en Poullain de la Barre.
21
cualidades que (se alude al primer libro de Pou- cia de conocer vos misma la indisposición en
llain, De l’Egalité) la primera parte les atribuye que es posible os encontréis, a fin de que poda
para adquirir esa mente y ese aire de sabias que mos examinar conjuntamente los remedios que
describís en el mismo lugar». Las mujeres no de os sean más adecuados...». La idea socrática del
berían dedicarse «al estudio de las ciencias del saber como medicina del alma resuena aquí junto
modo en que se hace en nuestras Escuelas; pero con una invitación al sapere aude, la primera
si ellas se aplicaran siguiendo el método que se que oímos en la Modernidad, dirigida justamente
describe en la segunda parte del Libro..., encon a las eternas menores. Invitación que se une a
trarían allí su medida. Las ciencias serían para un programa metódico de reforma de la mente
ellas un ejercicio agradable y sencillo que, cul que lo es también de reforma social, a través del
tivando su espíritu sin alterar el cuerpo, las pon protagonismo emancipatorio de las mujeres. «Pa
dría en situación de hacer valer en gran manera ra convenceros más, dirá Estesímaco a Eulalia,
su mérito». La unidad del método apunta a la pensad que los intereses de la verdad son inse
unidad de la especie; como lo expresa Poullain, parables de los vuestros propios, y que al mismo
el título «Education des Dames» responde al he tiempo que sus armas os resultan necesarias pa
cho de estar dedicado a las damas que quieran ra extender vuestro imperio, ella necesita de
dedicarse al estudio, «aunque no sean menos úti vuestros encantos [el encanto del «bon sens» don
les para los hombres por la misma razón de que de éste aparece con menos interferencias, es de
las obras dirigidas a los hombres sirven igualmen cir, en «la bonne sauvage»] para poder restablecer
te para las mujeres, pues no hay más que un mé el suyo». Para Poullain, la emancipación de las
todo para instruir a unos y a otras, siendo como mujeres ha de tener efectos notables de calidad
son de la misma especie». No sé bien hasta qué civilizatória— entendiendo por tal la regulación
punto la razón es mujer en Poullain, da hija pri normativa de la sociedad por el paradigma de
mogénita de la naturaleza» que «ilumina nues la naturaleza—. «¡Ah! ¡Qué gran servicio haríais
tras almas, las alegra y las fortalece» —aunque vos y vuestros semejantes a nuestros sabios! Dán
coextensiva a la especie— por ser débil o es dé doles cabida en vuestros círculos..., quitándo
bil por ser mujer; en cualquier caso, la debili les..., lo que tienen de duro y grosero, los pon
dad no está connotada negativamente: «el acuer dríais en condiciones de ser bien recibidos en
do de varias personas sobre una misma cosa in sociedad.
dica tan sólo que ha sido aprobada, pero no que Obtendríais con ello un beneficio que no
sea verdadera»; por ello «no debemos juzgar de sabríais valorar lo bastante, ya que reconducien
la oposición a una idea sino el hecho de que ha do al buen sentido a estos espíritus salvajes y bár
sido combatida, no que sea errónea; que ha te baros que os evitan y os huyen, les obligaríais
nido la mala suerte de ser la más débil, no la a cambiar de sentimientos y a sentir admiración
peor». La fuerza está del lado del prejuicio, que por un sexo que han menospreciado durante tan
tiene —a diferencia de lo que ocurrirá en el to tiempo. Tened valor, pues. Demostrad que
romanticismo— connotaciones masculinas: es tenéis un espíritu de hombre en un cuerpo de
«duro y grosero». Pero la debilidad de la razón mujer». «Despacio, terció Sofría, sonriendo, nos
no destina su causa al almacén de las causas per injuriáis tras habernos hecho justicia. Recordad
didas; la apuesta por la razón no es un querer que somos tan inteligentes como los hombres».
de las impotencias, pues ella podrá hacerse fuerte «Os pido perdón, prosiguió Estasímaco. El pre
por el camino del auto-esclarecimiento que es juicio es tan fuerte que me he dejado arrastrar
el de su emancipación: siguiendo el método. Así, por él sin pensar. Responded, pues, a esta justa
dirá Estesímaco: «podéis considerar las ciencias igualdad, añadió, y demostrad que la verdad os
como semillas fecundas que fertilizan la mente es propia al mismo título que la virtud y la be
o como remedios curativos que le devuelven la lleza. Confundid a la injusticia y a la ceguera
salud. Ello os debe hacer juzgar de la importan de los hombres, haciendo que por un ingenioso
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giro el término afeminado que ha sido siempre
injurioso se convierta en un término honorífi CLARA CAMPOAMOR
co; que en lugar de lo que hasta ahora ha veni
do sucediendo, que se haya creído hacer un
elogio a las mujeres diciéndoles que tienen una
inteligencia masculina, se alabe, por el contra
rio, a los hombres al decirles que tienen la inte
ligencia de una mujer. ¿No es ya suficiente con
EL VOTO
que la costumbre os haya sometido a los hom
bres en lo que al cuerpo se refiere para que, ade
FEMENINO
más, os sometáis también a ellos en lo que con
cierne a la mente?». Lo que para Poullain desle y YO
gitima e irracionaliza la subordinación de la mu
jer es la radical igualdad de todos los seres huma
INTRODUCCION DE CONCHA FAGOAGA
nos en su sujeción a la falibilidad y al prejuicio:
Y PALOMA SAAVEDRA
no hay, así, razón suficiente, en sentido leibni-
ziano avant la lettre, para que nadie incline su
asentimiento ante nadie: «Para empezar por el
principio, reconoceréis imprudente dar nuestra
aprobación a lo que un hombre os dice, por la
simple razón de que lo afirma, ya que en esta
igualdad debemos creer a nosotros mismos tan
to como a los demás. Si nos rendimos a alguien,
por la misma razón debería él rendirse a noso
tros, y cada uno en particular a todos los demás
igualmente y cargarse con las opiniones y las su dad implica de este modo libertad. Pero, tam
posiciones de todos sus semejantes, al no haber bién, libertad implica igualdad, ya que el bon
razón para preferir uno a otro». De este modo, sens, que se plasma en el ejercicio del método,
hay en Poullain de la Barre una relación pro es coextensivo a la especie. Así, dirá Poullain
fundamente orgánica entre libertad e igualdad: en De l’Excellence des hommes: «el amor a la
la igualdad de todos los hombres y mujeres de libertad lleva a la mayoría de los hombres a ha
termina que yo no pueda ni deba guiarme más cer esfuerzos extraordinarios para disfrutar ple
que por la libertad, entendida como capacidad namente de la igualdad natural que existe entre
autónoma de suspender el juicio en tanto que ellos». El que hombres y mujeres posean, en lo
no me aparezcan las ideas claras y distintas des concerniente a determinadas funciones, cuerpos
prendiendo una evidencia que no puede ser si distintos no debe ser obstáculo para el sentimien
no mi evidencia. Soberanía de la facultad de to de la igualdad. Tienen en común —lo que
juzgar, en suma. Como lo dice el propio Pou para un cartesiano es indudable— «l’esprit». Y
llain en boca de Estesímaco: «No entiendo por aunque los cuerpos sean distintos, l’esprit está
[libertad de la mente] una libertad ciega y te unido al cuerpo correspondiente a cada uno de
meraria propia de los llamados libertinos, sino los sexos «de la misma manera» (frente a la tram
una libertad juiciosa y esclarecida, fundada en pa de Rousseau para quien, en el libro V de El
el amor a la verdad, sin hallarse sujeta ni cons Emilio, tener un cuerpo sexuado solamente tie
treñida por la prevención, el error, la ignoran ne consecuencias para la mujer, al decir del va
cia y el escrúpulo». No deja de haber resonancias rón que habla como sujeto desde la posición del
en esta concepción de cuño tan cartesiano, de neutro. Para Poullain, «Dios une la mente al
la ideapaultina «la verdad os hará libres». Igual- cuerpo de la mujer, del mismo modo que al del
23
hombre, y los une por las mismas leyes. Los sen
timientos, las pasiones y las voluntades realizan
y mantienen esta unión, y como la mente no
opera de un modo distinto en un sexo que en
el otro, es igualmente capaz de las mismas co
sas» (De l’Egalité, p. 60). Por otra parte, Pou-
llain, en consonancia con su vocación de refor
mador social —pues de «le sentiment de l’egali-
té» se desprende un programa igualitario de ac
ceso de las mujeres a todos los empleos públicos
y a todos los cargos, desde el sacerdocio hasta
el generalato—, pragmatiza el «cogito» cartesia
no: «J’agis, done je suis», desplazando y amplian
do con ello el ámbito de la certeza a aquellas
cosas conemientes a la unión del alma y el cuer
po que para Descartes, al quedar fuera del ám
bito de inmanencia de «l’esprit», quedaban ex
cluidas del ámbito de incidencia reformadora de
«la méthode». Los sentimientos morales, en es
pecial, como lo hemos visto, «le sentiment de
l’égalité», cobran en este contexto un nuevo real
ce y una función en un programa de reforma de
las costumbres que llega hasta el nivel que de
forma más radical configura las relaciones hu
manas.
El feminismo es, pues, un producto tempra
no de la Ilustración con respecto al cual se pro
duce una curiosa —o no tan curiosa— amnesia
de los orígenes. Un siglo más tarde, la Revolu
ción francesa dará traducción política precisa a
standars universalizadores como el buen senti
do ilustrado y promoverá en su dinámica un nue
vo sujeto social de vindicaciones que emergerá
en el espacio público... y al que se sumergirá de
nuevo en el espacio privado. El sentimiento de
la igualdad activó vigorosamente la irracionali
zación de las bases del poder patriarcal por apro
piación resignificativa por parte de las mujeres
de los mismos argumentos con que la razón ilus
trada deslegitimaba los antiguos poderes cons
tituidos. «Señores, dirá “la pauvre Javotte”...,
la Revolución no hizo nada por las pobres mu
jeres...; la desigualdad de las ventajas perpetúa
a su costa la aristocracia masculina y... forzadas
a ver en vosotros al sexo privilegiado, se consi
deran como el segundo estamento del Reino des
NANCY SPERO, «Licit exp. series», 1974 de la abolición de los del Clero y la Nobleza».
24
Otras mujeres hablarán de sí mismas como «Ter
cer Estado dentro del tercer Estado». Se trata de
voces de mujeres no precisamente ilustradas ni
i
con especial capacidad de abstracción: se limi
tan a constatar cómo han movido ellos los lis A
tones y qué es lo que han dejado «en su sitio».
Lejos de asociarse con ideas abstractas ni pura
mente formales, el sentimiento de igualdad se
carga de contenidos concretos, precisos y con
trastables; se nutrirá de una experiencia real de
protagonismo que servirá de plataforma para una
nueva autoestima. Así, se podrá leer en el pe
riódico femenino Etrennes Nacionales des Da-
mes: «... El 5 de octubre último, las parisinas
probaron a los hombres que eran por lo menos
tan valientes como ellos e igual de emprende
doras. La historia y esta gran jomada me han
decidido a haceros una moción muy importan
te para el honor de nuestro sexo. Volvamos a
poner a los hombres en cintura y no aceptemos
que con sus sistemas de igualdad y de libertad,
con sus declaraciones de derechos, nos dejen en
el estado de inferioridad, digamos la verdad, de
esclavitud en el que nos mantienen desde hace
tiempo». Desde esta nueva plataforma de auto-
conciencia, el sentimiento de igualdad se con
cretará en sentimiento de agravio comparativo:
«Si encontráramos algunos maridos lo bastante
aristocráticos en sus hogares como para oponerse
a compartir los deberes y honores patrióticos que
reclamamos, nos serviremos contra ellos de las
armas que ellos han empleado con tanto éxito.
Yo les diría: «Habéis vencido al hacer conocer
al pueblo su fuerza, al preguntarle si veintitrés
millones cuatrocientas mil almas deberían estar
sometidas a las voluntades... de cien mil fami
lias privilegiadas..., en esta masa enorme de opri
midos ¿no eran la mitad al menos de sexo CD
CO
femenino?, ¿y esta mitad debe ser excluida, cuan
do tienen los mismos méritos, del gobierno que E
o
o
hemos retirado a quienes abusaban de él?». «Di h-
O)
Ç
cen, leemos en otro de los Cahiers de Doléan- ‘c
c
ZJ
ces, que se trata de acordar la libertad de los cr
25
Cuando las mujeres se sienten individuos, O: «... no basta con ser los iguales de los
irracionalizan el doble código de moralidad (por Grandes, hay que encontrar pan. (...) Mi padre,
éso, entre otras cosas, Hegel, en su tratamiento mi tío y mis hermanos fueron a pedir trabajo;
de «lo femenino» en la Fenomenología del Espí lo consiguieron con mucho esfuerzo. Mi madre,
ritu, tuvo buen cuidado de que Antigona no fue mi hermana y yo lo pedimos también; se nos dijo
ra un individuo): «En el hogar mismo probaréis que para las mujeres no había». (Es que es usted
a los infieles y a los ingratos que la mujer es igual una mujer desengañada). Cuenta Paule Marie
al hombre en derechos y también igual al hom Duhet en su libro Las Mujeres y la Revolución
bre en placeres». que, después de que los jacobinos ordenaran el
cierre de los clubs de mujeres y acabaran por pro
Hasta aquí, el sentimiento de igualdad puede
hibirles el uso público de las escálpelas, dos mu
todavía recibir un nombre honorable: sentimien
jeres las pisotearon por la calle diciendo que para
to de agravio comparativo. Nombre que toda
eso no había valido la pena hacer la Revolución
vía no tiene connotaciones peyorativas, es casi
ni haber matado a un rey. (Es que eran unas re
aséptico, presentable en sociedad. Sólo que se
sentidas. Siempre las ha habido). En 1855, una
sitúa en un punto crítico a partir del cual los
sufragista americana, Lucy Stone, pronunciaba
que ponen nombres a las cosas empiezan a po
el siguiente discurso: «El último orador se ha re
nerlos tales que suenan mal. Nombres feos. Por
ferido a este movimiento como promovido por
ejemplo, sentimiento de desengaño. «Perdóna
unas pocas mujeres desilusionadas. Desde los pri
me ¡oh sexo mío! si he creído legítimo el yugo
meros recuerdos a que alcanza mi memoria, yo
en que vivimos desde hace tantos siglos. Yo es
he sido una mujer desilusionada. Cuando con
taba persuadida de tu incapacidad y de tu debi
mis hermanos yo trataba de averiguar los oríge
lidad; sólo te creía capaz, en la fase inferior o
nes del conocimiento, se me reprendía dicién-
indigente, de hilar, de coser y de consagrarte a
dome: «ésto no es adecuado para ti; no es para
las ocupaciones económicas del hogar; y, en un
rango más distinguido, el canto, la danza, la mú mujeres». Después me encontré con que no exis
sica y el juego me parecían debían ser tus ocu tía más que un colegio en el mundo en el que
paciones esenciales. Pero ¡cómo me desengañé se admitía a las mujeres, y éste estaba en el Bra
cuando vi, con tanta sorpresa como admiración, sil..., cuando estaba preparada para irme, se abrió
en esa clase en la que... los hombres permiten uno en el joven Estado de Ohio —el primero
a las mujeres compartir sus trabajos, a unas la en los Estados Unidos en que los negros y las
brar la tierra, sujetar la reja del arado, conducir mujeres podían disfrutar de las mismas oportu
la posta; a otras emprender largos y penosos via nidades educativas que los hombres blancos—.
jes, con motivos comerciales, bajo el tiempo más Me desilusioné de nuevo cuando llegó el mo
inclemente!». mento de buscar una profesión digna de una al-
26
ma inmortal —todo tipo de trabajo me estaba
vedado excepto el de maestra, el de costurera
o el de ama de llaves—. En su educación, en el
matrimonio, en religión, en todo, lo que le es
pera a la mujer es la desilusión. Y la principal
tarea de mi vida consistirá en hacer más profunda
la desilusión en el corazón de toda mujer hasta
que deje de ceder ante ella! «¡Vaya! Ahora se
llama amargura y, además, amargura que hace
proselitismo». Los hombres se pueden afear o
también volverse más sofisticados: inadaptación
al rol, dirá el funcionalismo; envidia del pene,
dirá el psicoanálisis, etc., etc. ¿Tiene ésto algo
que ver con el sentimiento de igualdad como
sentimiento moral? Quizás podemos aún vislum
brar la potencia del referente en esta maniobra
anti-eufemística. Pues si el eufemismo transfi
gura connotaciones para poder designar lo feo,
el antieufemismo las desfigura, como se hace con
el rostro del reo a quien se quiere condenar.
27
OLIMPIA DE GOUGES:
DEL SUEÑO DEL PACTO
A LA GUILLOTINA
29
1. INTRODUCCIÓN
30
2. DEL SUEÑO DEL PACTO A to y universal, a lo relativo y restringido, abrió
LA GUILLOTINA un nuevo camino de interpretación de los siste
mas democráticos actuales.
Quisiera, con estas reflexiones, poner al al
cance de muchas más manos una serie de docu Al igual que hemos asistido a la orientación
mentos y apreciaciones que nos den ciertas bases crítica de algunos pensadores respecto a la uni
para un análisis de los principios de la moderni versalidad y a la evidencia de que la burguesía
dad que rigen todavía nuestras mentes y nues no trabajó los principios revolucionarios e ilus
tros sistemas sociopolíticos, si por nuestros en trados sino en su propio beneficio, y para con
tendemos los de Occidente. Porque es bien cierto seguir relevar a los notables del Antiguo Régi
que con el desconocimiento de los hechos só men, sin que el sentido de fraternidad o justicia
lo llegamos a interpretaciones parciales y ses pudiera matizar sus logros y ampliarlos a otras
gadas. clases sociales, del mismo modo tenemos que evi
denciar que esa burguesía representaba una vez
1989 fue pródigo en conmemoraciones en más el arquetipo viril: para abrirse camino tuvo
el país vecino y en casi todos los foros europeos que empujar al enemigo visible del pasado y tu
de la Historia y de la Cultura. Y, con ello, se vo que ahogar a los potenciales adversarios que
han realizado estudios y exposiciones, encuen emergían: las mujeres y disidentes de su propia
tros y debates sobre la Revolución Francesa y clase, los campesinos y obreros todos y todas,
su legado, y, afortunadamente, se ha posibilita los negros y negras, y otros pueblos a los que ten
do la rehabilitación de algunos personajes rele drían que someter con las viejas armas que co
gados o incluso vituperados en otras celebracio nocían, heredadas de sus predecesores los no
nes de la efemérides (piénsese, por ejemplo en bles: las de la expansión territorial imperialista,
Condorcet, que fue, por cierto, el único femi y las del reparto patrimonial. Armas androcén-
nista de la Revolución al reclamar para las mu tricas donde las haya y patriarcales por antono
jeres la admisión a los derechos de ciudadanía). masia.
La puesta en cuestión de los principios de Los principios de la Ilustración no habían
igualdad y libertad, en el tránsito de lo absolu logrado socavar las mentes hasta extremos re-
volucionarios en verdad. Los pactos entre igua audaz, no pudo insertar toda la potencialidad de
les fueron tan reducidos que, cuando algunas vo sus propuestas políticas en el seno del foro don
ces se alzaron abogando por la puesta en marcha de se estaban jugando los destinos de Europa,
de propuestas arriesgadas y radicales, se las si aun sin saberlo.
lenció con métodos que contradecían vivamente
las bases ideológicas de la propia Revolución, Su lógica aplastante y su visión de futuro
y que de hecho, pusieron en marcha una con la impulsaron a hacer un llamamiento continuo
trarrevolución: al buen sentido de los legisladores y gobernan
tes, con la esperanza de que su espíritu genero
1?) Contra la igualdad: se pudo haber da
do un pacto interclasista e interracista. Traspa so acogiera e incorporara sus propuestas.
sar el ámbito ilustrado-burgués-europeo. Acoger Acusada de mujer mundana, «femme galan
a todas y todos para quienes la Revolución po
te», bacante enloquecida, monstruo impúdico,
dría haber resultado rentable. Pero el relevo en
neurótica e histérica revolucionaria, fue casti
el poder no hacía sino vaciar de contenido los
gada por la revolución por su audacia, moder
conceptos cuando se empezaban a llevar a la
nidad e imaginación. Lo que ella vio como ya
práctica.
en su tiempo no lo hemos tenido las demás si
2?) Contra la libertad: las sucesivas etapas no un siglo y medio después, en los casos afor
del proceso revolucionario son un paradigma pa
tunados.
ra evidenciar el enterramiento de este sagrado
principio: Libertad, sólo para quienes se adscri No pudo pactar. Ni tan siquiera discutir sus
bieron a la tribuna en nombre de la Soberanía propuestas. Su empeño no cejó usando de to
de la Nación. dos los medios de difusión a su alcance: repre
3?) Lo conseguido no fue universalizable. sentaciones teatrales, panfletos, carteles en los
La apropiación de los nuevos privilegios sólo al muros, ediciones de documentos que hacía lle
canzaba a los que podían usar el uniforme pro gar a los personajes más diversos y significados,
tocolario de la Asamblea Nacional. No tendrían desde los Diputados hasta la Reina. ¡Cómo hu
cabida en ella ni los sans-culottes ni los corsés, biera podido hacerlo situada como estaba en una
ni los taparrabos de indígenas y esclavos de ul profunda brecha que aún estaba abierta! Todas
tramar, ni, por supuesto, las levitas y pelucas de las virtudes que se hubieran elogiado en un va
los notables. La bandera tricolor no representó rón público las poseía ella: orgullo e impudor,
más que un tono —el de la sangre— que se im inteligencia, obstinación, capacidad de seduc
ponía a los demás, anegando su resurgir. Con ción, ambición, audacia, heroicidad, espíritu
tra la fraternidad. creativo, vocación de popularidad, y todos los
En este concierto discordante y frustrado, defectos —los mismos— que se fustigaban e in
las mujeres pudieron haberse significado con el tentaban ahogar en una mujer. No era apropia
rango que, como grupo, les debería haber corres da a su condición y por el mero hecho de su sexo,
pondido —como apuntó Michelet en el siglo se le impidió sentarse a la mesa y subir a la tri
siguiente—, en el proceso de cambio acelerado. buna. Y, para quitarse de encima la molesta pi
cadura de este insecto libador, se inventaron
• Olimpia de Gouges todo tipo de argumentos, y entre ellos, los más
Olimpia de GOUGES, hija no reconocida contundentes para invalidar sus iniciativas crea
de un noble, hombre de letras, nacida en el se doras: lo sellos de loca y mundana. Con locas
no de una familia de carniceros de Occitania, y putas no se pacta, ni con sumisas y decentes
analfabeta, indómita, bella, libre, madre y viu tampoco; no se pacta más que entre iguales; no
da adolescente, mezcla de orgullo e ingenuidad, se pacta por ser mujer; se silencia, se niega, se
abolicionista, dramaturga, pactista, feminista y ataca, se prohíbe, se ridiculiza, se condena.
32
Y, sin embargo, mirando sus escritos, senti mana», OLIMPIA DE GOUGES; nacida en
mos cómo lo que para ella era la base de la igual Montauban Marie Gouze, y guillotinada a los
dad, lo concebía en forma de actos políticos: su cuarenta y cinco años el 3 de noviembre de 1793,
Declaración de los Derechos de la Mujer y de por orden de Robespierre, contra quien arreme
la Ciudadana, la propuesta de contrato social sus tiste sin piedad.
titutorio del matrimonio, la reivindicación de
Vuelve y pica con tu aguijón de avispa in
paternidad para los hijos ilegítimos, la petición
discreta, y revolotea molestona por comités y
de divorcio, el reconocimiento de los negros co
Consejos de Ministros, por Asambleas Legisla
mo seres humanos, las medidas para socorrer a
tivas y Concejos Municipales, e inspira con tu
los desdichados parados o enfermos, la creación
veneno picante y con tus colores seductores, y
de un hospital de maternidad, en el que todo
respóndeles siempre que puedas como a aquel
el lujo fuera la limpieza, la implantación de un
insensato que se jactaba de haberse beneficiado
impuesto sobre el lujo, la dignificación a través
de tus favores sin conocerte:
de la educación, el derecho de asociación y ma
nifestación pública, la libertad de expresión, la ... Señor, he escuchado vuestros necios
abolición de la pena de muerte, todos los avan propósitos con la calma de un filósofo,
ces que los Estados de Bienestar han asumido el valor de un hombre y el ojo de un ob
sin las mujeres, haciendo gala de los trasnocha servador. ¡Aprovechadla lección que os
dos principios del Despotismo Ilustrado, en pleno doy: Normalmente se encuentran hom
siglo XX! bres de vuestra especie, pero sabed que
hacen falta siglos para hacer mujeres de
¿Ilustración? ¿Revolución? ¿Democracia?...
mi temple...
¿Para quiénes y por quiénes?... Desgraciadamente
las respuestas tuvieron y aún tienen una morfe
ma de género masculino. La prohibición de vo
to, asociación y acceso a la Universidad volvie
ron a las mujeres a sus hogares y las convirtie
ron durante más de un siglo todavía en damas
victorianas, obreras alienadas por la doble jor
nada o enfermeras de soldados. Ni la Libertad,
ni la Igualdad ni la Fraternidad alcanzaron a la
otra mitad, sino con la nueva Declaración de
los Derechos Humanos de 1948, promulgada por
la ONU, y que aún suena innovadora para mu
chos estados.
33
DOCUMENTO I sistencia de que es capaz. Esta obra no
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS es el trabajo de un día, por desgracia pa
DE LA MUJER ra el nuevo Régimen. Esta Revolución
Y DE LA CIUDADANA no se realizará más que en el momento
en que todas las mujeres se den cuenta
Dedicada a la Reina (1791) de su deplorable destino y de los derechos
que han perdido en la sociedad. Apoyad,
SEÑORA: Señora, una causa tan hermosa, defen
ded a este sexo desdichado y tendréis
Poco hecha al lenguaje que se emplea con pronto de vuestra parte a una mitad del
los Reyes, no utilizaré ninguna adulación reino y el tercio, al menos, de la otra.
de cortesanos para haceros un homena
Aquí tenéis, Señora, aquí tenéis las ha
je con esta singular producción. Mi ob
jetivo, Señora, es hablaros con franqueza; zañas en que debéis empeñaros y a las que
debéis aplicar vuestro prestigio. Creed
no he esperado, para expresarme de este
me, Señora, nuestra vida es muy poca co
modo, a la época de la Libertad: me he
sa, especialmente para una Reina, cuando
manifestado con la misma energía en
unos tiempos en que la ceguera de los
no está embellecida por el amor de los
pueblos y por los encantos eternos de las
Déspotas castigaba una tan noble audacia.
buenas acciones.
Cuando todo el Imperio os acusaba y os
Estos son, Señora, mis principios. Ha
hacía responsable de sus calamidades,
blándoos de mi patria, pierdo de vista el
únicamente yo, en un tiempo de turba
objeto de esta dedicatoria. Y es así como
ción y tempestad, tuve el atrevimiento
todo buen ciudadano sacrifica su gloria,
de defenderos; nunca estuve convenci
da de que una Princesa, educada en el sus intereses, si no tiene como objetivo
más que los de su país.
seno de la grandeza, tuviera todos los vi
cios de la bajeza. Con el más profundo respeto,
34
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS las únicas causas de la desgracia pública
DE LA MUJER y de la corrupción de los gobiernos, re
Y DE LA CIUDADANA suelven exponer en declaración solem
ne, los derechos naturales inalienables y
A decretar por la Asamblea Nacional en
sagrados de la mujer, con el fin de que
sus últimas sesiones o en la de la próxi
esta declaración constantemente presen
ma legislatura.
tada ante todos los miembros del cuerpo
social, les recuerde sin tregua sus dere
P REÁ M B U L O
chos y sus deberes, con el fin de que los
Hombre, ¿eres capaz de ser justo.'’ Es una actos de poder de las mujeres y los de po
mujer quien te hace esta pregunta. Al der de los hombres, siendo susceptibles
menos no le negarás este derecho. ¿Di- de comparación a cada instante con la
me!¿Quién te dio el soberano imperio finalidad de toda institución política,
para oprimir a mi sexo!, ¿tu fuerza!, ¿tu sean más respetados, con el fin de que
talento! Observa al creador en su sabi las reclamaciones de las ciudadanas, fun
duría; recorre la naturaleza en todo su es dadas en lo sucesivo en principios sim
plendor, a la que parece deseas aproxi ples e incontrovertibles, tiendan siempre
marte, y dame, si te atreves, algún ejem al mantenimiento de la constitución, de
plo de este imperio tiránico. las buenas costumbres y a la felicidad de
Remóntate hasta los animales, consulta todos.
a los elementos, estudia los vegetales, Por consiguiente, el sexo superior tanto
echa un vistazo a todas las modificacio en belleza como en entereza por los su
nes de la materia organizada y ríndete a frimientos de la maternidad, reconoce y
la evidencia cuando yo te dé las armas; declara, en presencia y bajo los auspicios
busca, indaga y distingue, si puedes, los del Ser Supremo, los
sexos en el gobierno de la naturaleza. En
DERECHOS SIGUIENTES
todo lugar los hallarás fundidos, en todo
DE LA MUJER
lugar cooperan como un conjunto armo
Y DE LA CIUDADANA:
nioso para esta obra maestra inmortal.
35
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS
Artículo
I Los hombres nacen y continúan siendo libres e igua La mujer nace libre y es igual al hombre en derechos.
les en derechos, las diferencias sociales no pueden Las diferencias sociales no pueden fundarse sino en
fundarse sino en el bien común. el bien común.
II La finalidad de toda asociación política es la conser La finalidad de toda asociación política es la conser
vación de los derechos naturales e inalienables del vación de los derechos naturales e inalienables de la
hombre: estos derechos son la libertad, la propiedad, Mujer y del Hombre: estos derechos son la libertad,
la seguridad y la resistencia ante la opresión. la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resisten
cia ante la opresión.
III El principio de toda soberanía reside esencialmente El principio de toda soberanía reside esencialmente
en la Nación: ninguna corporación, ningún indivi en la Nación, que no es sino la reunión de la Mujer
duo puede ejercer autoridad alguna que no emane ex y el Hombre: ninguna corporación, ningún indivi
presamente de ella. duo puede ejercer autoridad alguna que no emane ex
presamente de ella.
IV La libertad consiste en poder hacer todo lo que no La libertad y la justicia consisten en restituir todo lo
perjudique a los demás. De este modo el ejercicio de que pertenece a los demás: de este modo el ejercicio
los derechos naturales de cada hombre no tiene más de los derechos naturales de la mujer no tiene más
límites que los que aseguren a otros miembros de la límites que la perpetua tiranía a que el hombre la so
sociedad el disfrute de esos mismos derechos. Estos mete; estos límites deben ser reformados por las le
límites no pueden ser determinados más que por la yes de la naturaleza y de la razón.
ley.
V La ley no puede prohibir más que las acciones noci Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben to
vas para la sociedad. Todo lo que no está prohibido das las acciones nocivas para la sociedad: todo lo que
por la ley no puede ser impedido y nadie puede ser no esté prohibido por estas leyes, justas y divinas, no
obligado a hacer lo que ésta no prescriba. puede ser impedido y nadie puede ser obligado a ha
cer lo que ellas no prescriben.
VI La ley es la expresión de la voluntad general; todos La Ley debe ser la expresión de la voluntad general;
los ciudadanos tienen derecho a contribuir personal todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben contribuir
mente o por medio de sus representantes, a su for personalmente o por medio de sus representantes,
mación; debe ser ésta la misma para todos, tanto para a su formación; debe ser ésta la misma para todos:
proteger como para castigar, siendo todos los ciuda todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, siendo
danos iguales ante sus ojos, son asimismo aptos para iguales ante sus ojos, deben ser igualmente aptos pa
todas las dignidades, puestos y empleos públicos, se ra todas las dignidades, puestos y empleos públicos,
gún su capacidad y sin otra diferencia que la de sus según sus capacidades, y sin otra diferencia que la de
virtudes y talentos. sus virtudes y talentos.
VII Ningún hombre puede ser acusado, detenido ni arres Ninguna mujer será exonerada; será acusada, dete
tado más que en los casos determinados por la ley, y nida y arrestada en los casos previstos por la ley. Las
según las formas que ella prescriba. Los que soliciten, mujeres obedecerán como los hombres a esta riguro
despachen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitra sa ley.
rias, deben ser castigados; todo ciudadano citado o
apresado por la ley debe empero obedecer al instante.
La resistencia le convierte en culpable.
36
VIII La ley no debe establecer más penas que las estricta La ley no debe establecer más más penas que las es
y evidentemente necesarias, y nadie puede ser casti- tricta y evidentemente necesarias y nadie puede ser
gado sino en virtud de una ley establecida y promul castigado más que en virtud de una ley establecida
gada con anterioridad al delito y aplicada con ga y promulgada con anterioridad al delito y aplicada
rantías legales. a las mujeres con garantías legales.
IX Como se presume inocencia en todo hombre hasta Sobre toda mujer que fuera declarada culpable, cae
que se le declare culpable, si se juzga necesario el de rá todo el peso de la ley.
tenerlo, se deberá severamente reprimir todo rigor in
necesario para la retención de esa persona.
X Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso
religiosas, siempre que su manifestación no perturbe fundamentales; la mujer tiene derecho a subir al ca
el orden público establecido por la ley. dalso; debe tener igualmente el de subir a la tribuna
siempre que sus manifestaciones no perturben el or
den público establecido por la ley.
XI La libre comunicación de los pensamientos y opinio La libre comunicación de los pensamientos y opinio
nes es uno de los derechos más preciados del hom nes es uno de los derechos más preciados de la mu
bre, por tanto todo ciudadano puede hablar, escribir, jer, puesto que esta libertad garantiza la legitimidad
imprimir libremente, salvo en los casos en que tenga de los padres con respecto a sus hijos. Así que toda
que responder del abuso de esta libertad, casos de ciudadana pueda decir libremente: soy madre de un
terminados por ley. hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro
la fuerce a disimular la verdad; salvo en los casos en
que tenga que responder del abuso de esta libertad,
casos determinados por ley.
XII La garantía de los derechos del hombre y del ciuda La garantía de los derechos de la mujer y de la ciuda
dano necesita de una fuerza pública; se instaura esta dana necesita de un bien mayor; esta garantía debe
fuerza en beneficio de todos y no para utilidad parti instaurarse en beneficio de todas y no para utilidad
cular de aquellos a quienes se confíe. particular de aquellas a quienes se confíe.
XIII Es indispensable una contribución común para el sos Para el sostenimiento de la fuerza pública y para los
tenimiento de la fuerza pública y para los gastos de gastos de administración, las contribuciones del hom
administración, que debe ser repartida equitativamen bre y de la mujer son iguales; ella participa en todas
te entre todos los ciudadanos en base a sus posibi las cargas y en todas las tareas penosas; debe, pues,
lidades. tener derecho a participar en el reparto de puestos,
empleos, dignidades e industria.
XIV Los ciudadanos tienen derecho a controlar por ellos Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen derecho a con
mismos o por medio de sus representantes la necesi trolar por ellos mismos o por medio de sus represen
dad de la contribución pública, a aceptarla libremen tantes, la necesidad de la contribución pública. Las
te, a controlar su empleo y a determinar la cuota, el Ciudadanas no pueden aceptarla más que a partir de
asiento, la recaudación y el plazo. un reparto igualitario, no sólo de la fortuna, sino de
la administración pública y tienen derecho a estable
cer la cuota, el asiento, la recaudación y el plazo del
impuesto.
XV La sociedad tiene derecho a pedir cuentas a todo La masa de las mujeres, coaligada para la contribu
agente público de su administración. ción a la de los hombres, tiene derecho a pedir cuen
tas, a todo agente público, de su administración.
XVI Toda sociedad en que no se garanticen los derechos Toda sociedad en que no se garanticen los derechos
ni se determine la separación de los poderes, no tie ni se determine la separación de los poderes, no tie
ne constitución. ne constitución; la constitución es nula, si la mayo
ría de los individuos que componen la Nación no ha
contribuido a su redacción.
XVII Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagra Las propiedades son de todos los sexos, unidos o se
do, nadie puede ser privado de ella, sino en el caso parados; son para cada uno un derecho inviolable y
de que el bien común, comprobado fehacientemen sagrado; nadie puede ser privado de ellas, como verda
te, lo exija, con la condición de una previa y justa dero patrimonio de la naturaleza que son, sino por
indemnización. que la necesidadpública, legalmente comprobada, lo
exija fehacientemente, con la condición de una pre
via y justa indemnización.
37
POSTÁ M B UL O Cualesquiera que sean las barreras que se
os opongan, en vuestra mano está el za
¡Mujer, despierta! el resonar de la razón
faros de ella. No tenéis más que desearlo.
se deja oír por todo el universo; recono
ce tus derechos. Ya no está el poderoso Pasemos ahora al horrendo cuadro de lo
imperio de la Naturaleza rodeado de pre que habéis sido en la sociedad, y, puesto
juicios, de fanatismo, de superstición y que en este momento se habla de una
de mentiras. La antorcha de la verdad ha educación nacional, veamos si nuestros
disipado todas las nubes de la necedad y sabios Legisladores piensan sanamente en
de la usurpación. El hombre esclavo ha la educación de la mujer.
multiplicado sus fuerzas necesitando re Las mujeres han hecho más mal que bien.
currir a las tuyas para quebrar sus cade Su bagaje fue la intriga y el disimulo. Lo
nas. Una vez libre, se tomó injusto contra que la fuerza les había arrebatado, la as
su compañera. ¡Oh, mujeres! ¡Mujeres!, tucia se lo devolvió. Echaron mano de
¿cuándo dejaréis de estar ciegas!¿Cuáles todos los mecanismos de sus encantos y
son las ventajas que habéis obtenido de ni el más irreprochable se les resistía. El
la revolución! Un desprecio más profun veneno, el puñal, todo les obedecía; go
do, un desdeño más señalado si cabe. En bernaban tanto el crimen como la virtud.
los siglos de corrupción no reinasteis más El gobierno francés, ante todo, dependió
que sobre la debilidad de los hombres. durante siglos de la administración noc
Vuestro imperio está destruido. ¿Qué os turna de las mujeres; la alcoba no tenía
queda, pues!La convicción de las injus ningún secreto para su indiscreción; em
ticias del hombre. La reclamación de bajada, comandancia, ministerio, presi
vuestro patrimonio fundada sobre los sa dencia, pontificado, cardenalato, en fin,
bios mandatos de la naturaleza. ¿Qué ten todo lo que caracteriza la estupidez de los
dríais que temer por una empresa tan hombres, profano y sagrado, todo se so
hermosa! ¿El buen consejo del Legisla metió a la codicia y a la ambición de es
dor de las Bodas de Cana!¿Teméis que te sexo en otros tiempos despreciable y
nuestros Legisladores franceses, correcto respetado y desde la Revolución respe
res de esta moral, largo tiempo pendida table y despreciado.
de las ramas de la política y que ya no En este ejemplo de antítesis, ¡cuántas pre
está en boga empero, os repitan: muje cisiones no debería hacer! No tengo más
res, ¿qué hay de común entre vosotras y que un momento para hacerlas, pero es
nosotros! Todo, tendríais que decir. Si te momento llamará la atención de la
ellos se obstinaran, por su debilidad, en posteridad más remota. Bajo el Antiguo
poner esta inconsecuencia en contradic Régimen, todo estaba viciado, todo era
ción con sus principios, oponed valien culpable, pero ¿no se podía atisbar la me
temente la fuerza de la razón a las vanas jora de las cosas en la sustancia misma
pretensiones de superioridad; reunios bajo de los vicios! Una mujer no tenía nece
los estandartes de la filosofía; desplegad sidad más que de ser bella o amable; cuan
toda la energía de vuestro carácter y ve do poseía estas dos ventajas, veía caer
réis pronto a estos presumidos, nuestros cien fortunas a sus pies. Si no sacaba par
serviles adoradores arrastrándose a vues tido de ello es que tenía un carácter ra
tros pies, pero orgullosos de compartir con ro, o una filosofía poco común que la
vosotras los tesoros del Ser Supremo. llevaba al menosprecio de las riquezas; en
38
ronces, se la consideraba como una in- La pobreza y el oprobio. Si no destaca pre
sensata. La más indecente se hacía de res- cisamente en música o en pintura, no se
petar con el oro. El comercio de mujeres la podrá admitir para ninguna función pú
era una especie de industria aprobada en blica, aun teniendo para ello toda la ca
un primer nivel, que, en adelante no ten pacidad. No quiero más que esbozar las
drá ya crédito... Si aún lo tuviera, la re cuestiones, pero profundizaré en ellas en
volución estaría perdida y con nuevas la nueva edición corregida de todas mis
relaciones empero, continuaríamos estan obras políticas que me propongo ofrecer
do corrompidos. Sin embargo, ¿la razón al público, dentro de unos días.
se puede disfrazar hasta el punto de que Vuelvo a mi texto sobre las costumbres.
cualquier otro camino a la fortuna esté El matrimonio es la tumba de la confianza
cerrado para la mujer que el hombre com y del amor. La mujer casada puede im
pra, como a esclava en las costas de Afri punemente dar bastardos a su marido y
ca! La diferencia es grande, ya se sabe. la fortuna que no les pertenece. La que
La esclava suplica al amo; pero si el amo no lo está no tiene más que un mínimo
le da la libertad sin recompensa alguna derecho: las leyes antiguas e inhumanas
y a una edad en que la esclava ha perdi le negaban este derecho sobre el apelli
do todos sus encantos, ¿qué será de esta do y sobre los bienes de su padre a los
desdichada! Juguete del desprecio será, hijos, y no se han hecho nuevas leyes so
las mismísimas puertas de la beneficen bre esta materia. Si intentar dar a mi se
cia se le cerrarán. Ya es pobre y vieja, se xo una honorable consistencia y justa a
dirá, ¿por qué no supo hacer fortuna! un tiempo se considera ahora mismo co
Otros ejemplos aún más impresionantes mo una paradoja por mi parte y como un
se presentan a la razón. Una joven sin intento de lo imposible, dejo a los hom
experiencia, seducida por un hombre al bres del futuro la gloria de tratar esta ma
que ella ama, abandonará a sus padres pa teria, pero entretanto se podría preparar
ra seguirlo; en pocos años el ingrato la por medio de la educación nacional, la
dejará y cuanto más haya envejecido con regeneración de las costumbres y los con
él, más inhumana resultará su inconstan tratos conyugales.
cia. Aunque tenga hijos, él la abandonará
igualmente. Si él fuera rico, se creería dis
pensado de compartir su fortuna con sus La única palabra que cambió en el Artícu
nobles víctimas. Si algún compromiso le lo I de la Declaración de los Derechos del Hom
liga a sus deberes, violará su poder espe bre: «Todas las MUJERES nacen libres e iguales
rándolo todo de las leyes. Si está casado, en derechos», esta única palabra, era un desafío
cualquier otro compromiso perderá sus lanzado a los hombres. Procedía de una idea tan
derechos. ¡Qué leyes quedan aún por ha distorsionante, tan innovadora, tan revolucio
cer para lograr extirpar el vicio de raíz! naria en suma, que amenazaba el equilibrio de
La de la separación de fortunas entre el la familia y de la sociedad. Justificaba a los ojos
hombre y la mujer y la de la administra de la mayoría de sus contemporáneos el que
ción pública. Se concibe fácilmente que Olimpia fuera condenada al ridículo, a la vio
la que nació de familia rica, gane mucho lencia y, en último extremo, a la muerte y que
con la separación de bienes. Pero para la dejara para la posteridad la memoria de una irres
que nace de una familia pobre, aun con ponsable.
mérito y con virtudes, ¿cuál es su parte! (De la Introducción de Benoîte
Groult en «Olympe de Gouges. Oeuvres», op. cit.)
ALBERT MORROW, «The new woman», 1897
EL TEATRO FEMINISTA:
LA BÚSQUEDA
DEL YO PERDIDO
42
men García-Godoy, y dirigida por la actriz y can
tante Ana Belén, debe servir de incentivo para
la producción de obras de teatro que exploren
los estereotipos que han representado a la mu
jer española, y nos revelen un mundo visto con
ojos femeninos.
43
A partir de las numerosas revisiones que se oportunidad para desafiar y erradicar la discri
han hecho sobre las tragedias de Esquilo y de minación sexual que padecían; así fue como las
Shakespeare, se han clasificado los personajes mujeres empezaron a reconocer el constructo
femeninos en dos tipos básicos, a saber, el posi ideológico en el que se les había encerrado des
tivo o aquel que representa a una mujer inteli de la Antigüedad. Esta etapa se caracteriza por
gente y con un alto grado de independencia; y una visión romántica que creía firmemente en
el misógino que la identifica con «la bruja», «la la posibilidad de renovación cultural. Sin em
prostituta», «la mujer fatal», «la diosa/virgen», en bargo, las mujeres pronto despertaron del sue
tre otras posibilidades. ño y empezaron a ser conscientes de que, una
vez más, habían sido utilizadas, pero no inclui
En líneas generales, podemos decir que en
das en los planes de transformación social. El
tre 1919 y 1960, el incipiente teatro feminista
efecto más inmediato de esta toma de concien
se centró principalmente en estudiar los perso
cia fue la fundación de la Organización Na
najes femeninos y los obstáculos que éstos en
cional de Mujeres en 1965. Poco después, en
cuentran por el mero hecho de ser mujeres. Por
1967, se formaron grupos para la liberación de
ejemplo, la obra de Susan Glaspell Trifíes, pu
la mujer en Chicago, Nueva York, Boston y To-
blicada en 1920, es una de las más representati
ronto.
vas de aquella época. En ella se parte de la
estructura tradicional del melodrama policíaco Paralelamente, el mundo del teatro se con
donde el personaje central está encamado por virtió en el laboratorio experimental de las nue
el audaz y astuto policía; sin embargo, el diálo vas ideas revolucionarias. Pensamos con Patti
go que sostienen dos campesinas de mediana P. Gillespide en su artículo «Feminist Theatre:
edad, de forma progresiva, llega a ocupar el cen A Rhetorical Phenomenon» que los grupos fe
tro de la trama. La estrategia estructural de la ministas escogieron el género dramático para di
obra consiste en ir tejiendo una complicidad en fundir su contra-ideología y concienciar a la
tre las dos mujeres que hay en el escenario y el opinión pública de la necesidad de un cambio
público, el cual descubre la opresión a la que social por varias razones, entre ellas, el hecho
estaba sometida una de ellas cuando vivía su ma de que el teatro sea un constructo hipotético en
rido, ahora asesinado en circunstancias extrañas. el que todo es posible, todo se puede represen
• tar, experimentar; el teatro, además, tiene un
Los años sesenta fueron escenario de impor
carácter social, inmediato, didáctico, y es un gé
tantes cambios estéticos, económicos y sociales.
nero simbólico, esto es, en él no se nombra, si
En el mundo de la política proliferaron las ma
no que se sugiere a través de múltiples canales
nifestaciones contra las instituciones estableci
de transmisión.
das, la violencia y la discriminación racial y
sexual. Las mujeres ayudaron a difundir una ideo Los nuevos aires de renovación introduje
logía de izquierdas que criticaba durámente la ron un concepto dinámico que desafiaba al tra
estructura familiar, el imperialismo, el armamen dicional estatismo del drama, y que consideraba
to nuclear, la pobreza y el racismo; al tiempo la obra de teatro como un paisaje donde se pue
que reclamaban la importancia de la comuni de llevar a cabo una exploración arqueológica
dad y del trabajo colectivo, claves éstas qye mar de los fragmentos de la realidad socio-cultural,
can un interés por volver al origen, a las comu e incluso descubrir formas y pensamientos des
nidades primitivas, en busca de la identidad per gastados por el uso u olvidados por el paso del
dida con el nacimiento de los códigos cultura tiempo; asimismo se hizo hincapié en la impro
les: unidad familiar, ciudadanía y propiedad pri visación, en la obra de creación colectiva, y en
vada. la representación en escena de pasajes pertene
Muchas mujeres americanas vieron en el cientes a la experiencia personal y a las peque
modelo del movimiento negro (filack Power) una ñas aventuras de la intimidad.
44
Poco después de que el movimiento para la saber, obras de carácter estático y muy al gusto
liberación de la mujer surgiera en los Estados tradicional de la clase media. Esta reflexión le
Unidos, sus resonancias llegaron a Gran Breta llevó a crear, después de la segunda guerra mun
ña. Para las mujeres de ambos países, la clave dial, el Theatre Workshop (Taller de Teatro),
de las reivindicaciones feministas residía en el donde se produjeron obras clásicas con un esti
lema: «Lo personal es político». El reto que su lo renovado y fresco que procedía de la impro
ponía dicho enunciado tenía diferentes impli visación. Littlewood se propuso transmitir la
caciones según el contexto de interpretación necesidad de un cambio social y la importancia
fuera americano o británico. En el primero, sig del trabajo colectivo; su teatro debía divertir y
nificaba integrarse en la conciencia pública; en atraer la atención del público; por dicha razón,
el segundo, por el contrario, la lucha se debía prestó especial atención a la función dramática
enfocar hacia el conflicto de clases. de la música, a la improvisación de los actores,
y a la comunicación directa con el espectador.
A continuación ofrecemos una visión pa
ralela de cómo el teatro feminista se va gestan Joan Littlewood fue directora, productora y
do en ambos contextos: el británico y el ame descubridora de nuevos talentos; entre las escri
ricano. toras que apoyó se encuentra Shelag Delaney,
autora de A Taste ofHoney, donde se explora
el uso de la música como parte integrante de la
EL TEATRO FEMINISTA EN LOS
estructura dramática, y cuyo objetivo principal
ESTADOS UNIDOS
es impresionar al espectador mediante una ape
A partir del filón creado por el llamado Li- lación directa: Te pregunto, ¿qué harías tú si es-
ving Theatre (Teatro Contemporáneo), nació el tuvieras aquí! El teatro se convertía así en una
teatro experimental de los años sesenta; Joseph experiencia personal y política, puesto que el pú
Chaikin fundó The Open Theatre (El Teatro blico dejaba de ser el mero receptor pasivo que
Abierto) en 1963 para buscar nuevas formas de había sido hasta entonces para convertirse en
expresión teatral y técnicas de ensayo; de este el Otro activo y responsable.
modo, escritores y directores, entre los que des
Por otra parte, Ann Jellicoe, autora de obras
tacan Megan Terry y Roberta Sklar, participa
como The Rising Generation y The Knack, y
ron en los juegos de improvisación creados por
perteneciente a otra compañía innovadora, The
Viola Spolin. A medida que este grupo se fue
English Society (La Sociedad Inglesa), introdu
desarrollando, se fomentó la combinación de sig
jo y cultivó un estilo anti-intelectual, primiti
nos verbales y no-verbales en la representación
vo, que puede llegar al espectador por medio del
teatral; además los actores podían representar
ritmo, del ruido, y de la música; al mismo tiem
múltiples personajes y transformarse ante los ojos
po que le puede hacer reaccionar a partir de es
del espectador. La técnica de metamorfosis era
tímulos básicos. Jellicoe buscó en sus obras lo
una forma de explorar los papeles que la cultu
irracional y lo hostil; la evocación de sentimien
ra asigna a las personas por cuestiones sexuales;
tos íntimos; la liberación de emociones tanto en
al mismo tiempo que analizaba cualquier jerar
los actores como en el público; y la exploración
quía social preestablecida.
de los papeles sexuales. En ese mismo período,
escritores como S. Beckett, H. Pinter, E. Albee,
EL TEATRO FEMINISTA entre otros, también estaban experimentando
EN GRAN BRETAÑA nuevas formas de expresión teatral y de discon
En Gran Bretaña destaca la labor llevada a tinuidad con la estética tradicional. Sin embar
cabo por Joan Littlewood, Shelagh Delaney y go, sus trabajos estaban dirigidos a un público
Ann Jellicoe. Para la primera, la mayoría de los culto y, como se suele decir en estos casos, en
teatros eran museos de reliquias dramáticas, a tendido.
45
Finalmente, deberíamos incluir entre los pre ños, fantasías, sexualidad, experiencia, etc.), un
cursores del teatro feminista la obra de Doris Les mundo que estamos acostumbrados a ver trivia-
sing, Play with a Tiger. En esta obra, siguiendo lizado, ridicularizado, y todavía silenciado. De
a H. Keyssar en su libro Feminist Theatre, to forma progresiva, se ha ido reconociendo la obra
dos los elementos del drama feminista, que apa de escritoras como Megan Terry, María Irene
recen por separado en las obras de las autoras Fomes, Rosalyn Drexler, entre otras, en Amé
anteriormente citadas, se funden componiendo rica; y la de autoras como Caryl Churchill, Pam
un conjunto coherente en el que no sólo apare Gems, en Gran Bretaña.
ce un personaje femenino con carácter fuerte y
El surgimiento público de un teatro femi
bien definido, sino que también se ofrece una
nista ha facilitado la publicación de coleccio
visión femenina del mundo.
nes de obras como las editadas por Michelene
Wandor en Gran Bretaña y por Honor Moore
EL TEATRO FEMINISTA: LA INMANENCIA en los Estados Unidos. Asimismo la publicación
DEL GÉNERO en 1981 de estudios rigurosos sobre la concien
cia femenina, como Understudies de Michele
Desde sus orígenes, la definición del teatro
ne Wandor, y Women mAmerican Theatre de
feminista ha presentado serias dificultades, ya
Helen Chinoy y Linda Jenkin, supone otro re
que el simple hecho de intentar concentrarlo en
conocimiento del teatro hecho por mujeres co
una definición supone someterlo a restricciones
mo un trabajo serio, constante, e innovador que,
y limitaciones, cuando su esencia radica en la
por fin, parece salir del destierro del anonimato.
diversidad y en la apertura.
En Nueva York, el primer indicio del reco
Otro problema que se presenta es el recelo
nocimiento del teatro feminista fue la fundación
que expresan los escritores cuando se interpre
del Women ’s Theatre Council (El Instituto de
ta el feminismo como movimiento socio-político.
Teatro de Mujeres) en 1972, formado por un gru
Algunos niegan la existencia de una sensibili
po de seis escritoras consagradas al descubrimien
dad femenina distinta, y argumentan que cuan
to y a la producción de obras escritas por mujeres;
do abordan el tema de la mujer, o presentan el
dichas fundadoras son Megan Terry, María Ire
sexo como tema político, simplemente están ex
ne Fomes, Rosalyn Drexler, Adrienne Kennedy,
presando puntos de vista personales.
entre otras. Podemos resumir la filosofía del gru
Además, hay otras tesis que defienden un po con las palabras que Fomes declaró al New
carácter didáctico y panfletario (pro-liberación York Times: Nuestros sueños son femeninos.
de la mujer) en el teatro feminista; incluso hay Ahora podemos decir sí, somos mujeres (traduc
opiniones que relacionan el feminismo con el ción). Esta declaración anunciaba la ruptura con
lesbianismo; con el odio hacia el sexo masculi los estereotipos femeninos creados por los hom
no; con la disolución de la familia; con el de bres, a saber, «el ángel de la casa», «la loca», «la
sorden y el caos social. mujer fatal», «el ama de cría», «la institutriz per
versa», «la profesora ciruela», «la solterona», etc.,
A pesar de todas estas consideraciones, des
y daba la señal de partida a la creación de la mu
de principios de los años sesenta, varios cente
jer desde una óptica femenina.
nares de obras se han publicado en Gran Breta
ña y en los Estados Unidos que bien pueden ser Asimismo, en Gran Bretaña, el primer gru
reunidas bajo el epígrafe de teatro feminista, tam po de escritoras que contribuyó a la difusión
bién, curiosamente, conocido como teatro de los del género feminista nació a partir de grupos
oprimidos o teatro obsceno. H. Keyssar y Rose- de izquierdas, como ya hemos dicho anterior
mary K. Curb coinciden en definirlo como aquel mente, y de grupos experimentales como el lla
teatro que explora a través de múltiples refle mado agit-prop theatre y el lunch-time theatre,
xiones el mundo interior de la mujer (sus sue entre otros.
A principios de los años sesenta, el Arts
Council (Instituto de Arte) empezó a prestar ayu
da a los nuevos proyectos e iniciativas y, como
respuesta más inmediata, treinta escritores crea
ron el Theatre Writer’s Group (Grupo de Escri
tores de Teatro), y posteriormente el Theatre
Writer’s Unión (Unión de Escritores de Teatro).
No obstante, nos parece interesante poner de
relieve el hecho de que aunque la mayoría de
sus miembros eran hombres, su labor estuvo en
caminada a potenciar y consolidar el teatro fe
minista, el cual, conviene matizar, no significa
teatro escrito exclusivamente por mujeres y de
mujeres, sino que es aquel teatro que reconoce
y analiza los estereotipos que tradicionalmente
han representado al signo cultural Mujer; es
aquel teatro que asume que sólo desconstruyen
do el pensamiento ideológico se puede tener es
peranza en un nuevo ser: Hombre y Mujer.
enumero según su importancia: el ritmo, el mo en Magnolias de acero (traducción de Steel Mag'
vimiento y la palabra. nolias) de R. Harling; o un simple espacio cen
trípeto en for coloredgirls who have considered
El contexto espacial de la obra dramática
suicide when [he rainbow is enuf de Ntozake
feminista se caracteriza por el intimismo, esto
Shange.
es, lejos del mundanal ruido, las mujeres pare
cen recogerse en escenarios tan poco comunes El escenario suele recrear aquellos lugares
en el género dramático como son, por ejemplo, que tradicionalmente han sido el espacio vital,
una cocina en Buenas noches, madre (traduc el territorio, asignado a las mujeres. Además, al
ción de night, Mother) de Marsha Normal; una contrario de lo que ocurre en el teatro posmo-
escuela de claqué en Paso a Paso (traducción de demo, en el feminista, la proximidad espacial
Footsteps) de R. Harris (actor y escritor); un ba hace que las mujeres entren en contacto, se ha
ño en Steamíng de Nell Dunn, una peluquería blen, siendo sus sueños y fantasías la materia
49
con la que se llena el escenario. Este subjetivis
mo no es frecuente en el teatro posmodemo por
que en él se apuesta por la disolución del valor
de la palabra y por la imposibilidad de encuen
tro con el propio Yo y con el Otro. En nuestra
era, esa búsqueda es una quimera, un imposible,
un viaje sin retomo.
50
ideología patriarcal y un realismo cortado con
los patrones de la clase media burguesa. La co-
rriente feminista, si bien se sirve de las nuevas
teorías y modelos de interpretación que le brin
dan disciplinas como la antropología, la socio
logía, la semiótica, la psicosemiótica, la crítica
posmodema, entre otras; así como de las nue
vas técnicas y juegos de representación teatral,
también es cierto que aporta un ejercicio de psi
coanálisis en el que todo: estructura, mensaje,
personajes, canales y códigos, contexto y cultu
ra, gira en tomo a un problema, aún sin resol
ver, QUÉ ES SER MUJER..., QUÉ ROSTRO
TIENE..., QUÉ VOZ.«
ANA TERESA ORTEGA AZNAR, sin título, 1990
DE LA MODERNIDAD OLVIDADIZA
A LA
USURPACIÓN POSTMODERNA
MODERNIDAD
55
En el espacio de la eticidad, libertad y ejer universalidad requeridas. Lo sublime inspira res
cicio social no saldremos mejor paradas, basta peto, lo bello amor. Y de aquí la temida con
recordar cómo Kant (véase Geminspruch, La Paz clusión: lo sublime se adecúa a la esfera mascu
perpetua, Metaphysik der Sitten) establece los lina, lo bello a la femenina. Henos, pues, como
principios a priori del' estado jurídico, sinteti hermosos floreros, candil auxiliar en la Gran fies
zándolos en «libertad de cada miembro de la so ta de las Luces. La intimidad del hogar parece
ciedad en cuanto hombre (Mensch); igualdad de no sólo alejada de la cosa pública, sino además
éste con cualquier otro en cuanto súbdito; y la éticamente oscura cual boca de lobo (acaso por
independencia (Selbstsandigkeit) de cada miem esta penumbra: el eterno femenino y su misterio).
bro de la comunidad en cuanto ciudadano».
Pongamos que hoy nos encontremos espe
Parecería, pues, que el estatuto civil para cialmente comprensivas, pongamos que la con
cualquier ser humano debería implicar dichos descendencia sea una generosidad que no nos
supuestos, sin embargo, la sorpresa, el desencan limita; a fin de cuentas Kant es padre de la Mo
to, para nosotras las mujeres, se perfila cuando dernidad, pero también un viejo solterón puri
observamos que el término ciudadano no es una tano, ajeno a las picardías de la galantería, y
globalidad unívoca adjudicable a todo ser hu Rousseau un pobre tipo resentido frente a la bri
mano por el hecho de serlo, sino que Kant dis llantez de los salones ilustrados, capaz de aban
tingue entre ciudadanos activos (los varones, donar a sus hijos en un orfelitano. Pero ni Leibniz
éstos sí de pleno derecho) y ciudadanos pasivos con su filosofía para princesas, ni Hume, gen
(las mujeres y los niños), éstos últimos poseen tilhombre mundano, nos ofrecen más que una
realidad moral-jurídica pero no son capaces de galante condescendencia para sus nobles inter
participar efectivamente en la legislación del locutores ocasionales. Bien cierto, están Mon
Estado. tesquieu y Condorcet, y Olimpia de Gouges y
Así, a la vez que se instituyen los elemen todos los defensores y defensoras en las sempi
tos universales de la ciudadanía, queda legitima ternas «querelles des femmes», pero los hechos
da la minoría de edad de más de la mitad de esa fueron los hechos, y ahí están los textos olvida
ciudadanía, recluida en una potencialidad pri dizos que han quedado como programáticos. Mo
vada e inoperante. dernidad, pues, cojitranca, mendaz y disuasoria,
que no acoge a la mujer, ni siquiera como com
Mal comienzo en una Modernidad, cuyo
parsa, y constante ocultación semántica en el
principal baluarte va a ser la gestión racional del
genérico «hombre», cuando, con ambigüedad, se
espacio público. Acaso las mujeres podríamos
pretende hablar de «ser humano», siendo que úni
pensar que, clausuradas en lo privado, nadie nos
camente se está pensando desde el varón y en
podría negar la dimensión ética en la esfera ín
el varón.
tima del hogar si se quiere, lejos de las alhara
cas pero con la solidez de la virtud, abnegado De todo lo anteriormente dicho parece con
rubor del reto moral y su logro. cluirse la ausencia de la mujer en la constitu
ción de la Modernidad, tanto teórica como
Si recalamos las Observaciones sobre el sen
práctica. Podríamos abundar más en ello, pro
timiento de lo bello y lo sublime, podemos re
fundizar en los autores y los hechos citados, ana
cordar cómo en esa obrita el pietista de Kónis-
lizar otros textos, ocupamos del fenómeno en
berg, va a realizar una curiosa y descorazonado-
la revolución científica e industrial..., pero no
ra distribución. Estaría, por un lado, la verda
es este nuestro cometido, sino la tarea que esta
dera virtud (lo sublime), y por otro, algunas
ausencia deja pendiente.
virtudes bellas y amables, que no deben ser in
cluidas, en sentido estricto, en la intención vir Habrá que esperar casi un siglo para que se
tuosa, dado que carecen de la invariabilidad y palie en parte esa «ilustración» insuficiente, la
56
vindicación de los derechos de la mujer que Mary
Wollstonecraft reclamó en 1792 y que quedó
truncada tras la ejecución de Olympia de Gou-
ges. Habrá que esperar hasta hechos como La
Primera Convención sobre los Derechos de la
Mujer en Seneca Falls (1848) y la fundación de
la National Women Suffrage Association en
1868 encabezada por Cady Stanton y Susan B.
Anthony o la publicación en 1869 de La escla-
vitud de la mujer por Stuart Mili. Y habrá que
seguir esperando posteriormente...
57
del margen admitido; por otro lado, el nomina Cabe, sin embargo, asumir esta época co
lismo, la crítica metafísica del genérico, aún asu mo postmodema, y reconsiderar si sus caracte
miendo el perfil del presente, acaso nos disgrega rísticas pueden ser benéficas para la Teoría
en la confusa mirada individual, disolviéndonos feminista, puesto que la crisis del discurso mo
en la ruptura de un concepto; el sujeto femeni derno, lo es también del discurso androcéntri
no, que, por nuestra ausencia de la Modernidad, co. Para ello, bueno será detenemos en las líneas
nunca ha sido efectivamente construido por y generales del saber postmodemo.
para nosotras. Habrá, por tanto, al menos, que
admitir la necesariedad de un «genérico opera POSTMODERNIDAD
tivo» que garantice el paso del «vosotras», defi
Una de las primeras características, siguiendo
nido desde el Sujeto androcéntrico, hacia el «yo»
a Lyotard, consiste en la caída de los Grandes
y el «nosotras».
Relatos; si incluimos en éstos al marxismo y al
Pienso que este genérico operativo puede es psicoanálisis, nos situamos en un terreno amplia
tar en la línea del nominalismo moderado pro mente debatido por el feminismo, donde se han
puesto por Celia Amorós: «Hay que construir la dado desde rechazos totales hasta interesantes
individualidad femenina como regla de la serie, relecturas y reapropiaciones, dado que la mayor
hacer que el colectivo mismo se estructure con producción feminista ha sido contemporánea de
forme a reglas de troquelado de individualida la hegemonía de estos Grandes Relatos, tenién
des. Ni floreros ni ramilletes. Ni Venus ni difusas dose, pues, que definir en o frente a ellos. Así,
Pléyades. Espacios estructurados de las iguales: por ejemplo, Evelyn Reed, Shulamith Firesto-
constelaciones entre constelaciones»3. Lograr la ne, Sheila Rowbotham, Christine Delphy, Li
igualdad y el reconocimiento como genérico, no dia Falcón o Sacramento Martí, entre otras, y
requiere la substancialidad, el realismo de este cada una en un diferente sentido, habrían apos
universal «mujer», basta con el nominalismo que tado por una recuperación del discurso marxis-
recoge en su seno las individualidades. No es tan ta, en su aspecto revolucionario, materialista,
to un problema gnoseológico-metafísico, sino un dialéctico, de aplicación económica a la produc
efectivo juego entre lo particular y lo universal ción doméstica, etc. Frente a las críticas más o
legitimado en la práctica social. Acceder, como menos radicales de Germaine Greer, Kate Mi-
afirma Celia al «espacio de los iguales» —aquéllos llet, Annie Leclerc, Carmen Elejabeitia o Vic
que se reconocen como sujetos del contrato so toria Sendón. El psicoanálisis ha sido por ejem
cial en el espacio público—, salir del espacio pri plo asumido por Juliet Mitchell, Julia Kristeva,
vado, el «espacio de las idénticas», en el que no Helene Cixous o en su vertiente lacaniana por
hay razón suficiente para el principio de indivi Luce Irigaray, mientras fue también ampliamente
duación, en el que nada se discierne y nada se criticado desde Simone de Beauvoir a Eva Fi-
reconoce. ges entre otras.
Nominalismo pues o genérico operativo, am Por tanto, no obtendríamos de todo ello un
bas posturas implican la prosecución de la Mo consenso uniforme para subscribir o rechazar
dernidad, pero en su mismo formalismo gnoseló- unas teorías que aún habiéndonos obviado pue
gico ético y pragmático nos hablan de la distan den releerse. En cualquier caso, como Gayle Ru
cia que con respecto a su primera configuración bín sintetiza en «The traffic in women» una
hay que tomar desde la perspectiva mujer. Con política económica del sexo —una relectura de
siste en completar la Modernidad hoy. No aque los grandes relatos contemporáneos— implica en
lla, tal vez algo ingenua, que se perfiló en el siglo frentarse al problema de la mujer como mercan
XVIII, sino la que nos exige nuestra contempo cía, a la división marxiana entre trabajo pro
raneidad. ductivo y reproductivo, al complejo de Edi-
58
po y los lugares psicoanalíticos de las figuras pa ferance, no sólo en la libre interpretación de Hé
terna y materna, al mito del incesto y el inter lène Cixous, sino explorando también nociones
cambio de mujeres que la antropología estruc como «cuerpo sin órganos» en Deleuze o las apor
tural sitúa como origen de la civilización..., por taciones de Barthes y Kristeva. Cabe destacar
sólo citar tres narraciones básicas de nuestro pre a este respecto los trabajos de Linda Kaufman,
sente cultural. Ann-Louise Shapiro, Linda Alcoff, Rosi Brai-
El fin de la historia, otro tópico postmoder dotti, Silvia Vegetti, Susan Hekman, Jane Ga-
no, tratado por Canetti, Baudrillard, Gehlen, llop o las investigaciones en curso de Rey Chow
Loewith, Fukuyama..., responde a un más pro y Giulia Colaizzi.
fundo cambio, desde el estructuralismo, en la for Otra corriente filosófica presente en el plan
ma de concebir el acontecimiento histórico teamiento postmodemo corresponde a la Teo
(Foucault, Veyne, Duby, Aries, le Goff...). Si ría Crítica alemana. Ciertamente el pensamiento
bien a partir de éstos últimos autores ha sido fac feminista debe mucho a la escuela de la sospe
tible el estudio de la evolución de ciertos aspec cha, y al desmantelamiento que la de Frankfurt
tos rechazados por la Historia —con mayúscu operó sobre la razón instrumental, la dialéctica
la—: la sexualidad, el matrimonio, la vida coti negativa de Adorno se emparentaría así con la
diana, etc., no hay que olvidar el peligro seña negatividad semiótica propuesta por Kristeva.
lado por Nancy Armstrong de que también la Todas las racionalidades «regionales» se han be
historia de la mujer quede incluida como un neficiado de la crisis de la Razón, y del desvela
anecdotario marginal que no modifica la cons- miento del «interés» que guía sus enunciados
movisión histórica clásica. Ahondar en la muerte presuntamente objetivos y universales. No obs
de la historia puede ser beneficioso para la pers tante, estamos, como siempre, en una reapro
pectiva feminista, pues hace tambalear una se piación posterior y adaptación de estos ejes a la
rie de tópicos basados, como han señalado Silvia temática feminista, ya que únicamente en Mar-
Campese o Amparo Moreno, en una historia he cuse encontramos la presencia de lo femenino,
cha según el «arquetipo viril» (varón, adulto, y esto vía la reivindicación del eros y lo andró
blanco), pero no nos libra sin más de la inercia gino como liberación del hombre unidimensio
de ese arquetipo, ni de efectuar una revisión del nal y la desublimación represiva.
discurso histórico desde una óptica no androcén-
trica. Tarea ésta emprendida por gran número Siguiendo la tónica de las características que
venimos analizando, cabría interrogarse sobre
de investigadoras —hemos visto las aportacio
nes en Italia señaladas por Annarita Buttafuo- qué beneficios interpretativos ofrecen a lo feme
co— y que ya empieza a dar sus frutos. nino los dos filósfos emblemáticos —sin su im
posible consentimiento— de la postmodemidad:
El discurso postmodemo de los 80 incorpo Nietzsche y Heidegger. Seguramente sólo por
ra las aportaciones de la filosofía postestructu- que una obra constituye una lectura múltiple y
ralista; y si bien hay que señalar que en la abierta. Así, la misoginia de un Nietzsche pue
llamada filosofía de la diferencia existen pocas de desestimarse para convertirlo tras la lectura
referencias explícitas a la mujer y que el femi deleuziana, en adalid del margen —y por ello cer
nismo de la diferencia no siempre asume la an cano a lo feminino— hasta la reversión efectuada
terior filosofía, parece que el entrecruzamiento por Luce Irigaray en Amante marine. Y en el
entre estos dos últimos discursos puede dar fruc otro caso ¿qué Heidegger elegiríamos? No el de
tíferos resultados. Algo de ello intenté perfilar Farias, acaso el de Vattimo o su inspiración poé
en mi libro: La seducción de la diferencia. Aca tica en la obra de María Zambrano. Se trata de
so el terreno más explorado sea la crítica al Lo- releer, transformar, asumir..., retomar lo que una
gocentrismo por Derrida —Falogocentrismo—, obra filosófica puede desvelamos aplicada a una
su oposición a la dialéctica y su concepto de dif temática y una perspectiva que, en principio, fue
59
Finalmente, se ha venido catalogando la
postmodemidad como la época de las microlo-
gías, la fragmentariedad, los mass-media, la ima
gen, la moda, el narcisismo... y a partir de aquí
ha sido fácil la adjetivación de femenino a este
fin de siglo. Corremos con ello el peligro de caer
en lo que denomino la falacia de la feminiza
ción, en la que parcialmente incurriría también
Victoria Sendón: «La postmodemidad apunta a
la construcción de un orden simbólico diferen
te al patriarcal... en el cambio propuesto por la
postmodemidad la mujer es una pieza clave, ya
que invertir en esta dirección el orden simbóli
co significa que la mujer se integra en ese or
den como sujeto, cuestión que en la civilización
patriarcal ha sido imposible»4. No creo conve
niente, sin más, admitir todas estas categoriza-
ciones como pertenecientes a lo femenino, co
rresponden a la distribución binaria del pensa
miento androcéntrico. En el momento de una
Modernidad fuerte, el Gran Relato, la Unidad,
el pensamiento Logocéntrico, la visión positi
vista del objeto... eran los ejes valorados —y ejer
cidos por el varón en nombre de la humanidad—,
con la crisis de la Modernidad, aparecen como
alternativa los otros ejes en principio menospre
ciados, que por este menosprecio secular se ha
bían asimilado a grupos marginales, entre ellos
y por supuesto las mujeres. Sólo ambiguamente
ésto va a representar una hegemonía de «los
otros», nos encontramos ante una cierta moda
alternativa o frívola gestionada igualmente desde
el Logos tradicional. Se reclaman esos lugares,
ANA TERESA ORTEGA AZNAR, sin título, 1990 falazmente femeninos, desde la razón y el deseo
masculinos identificándose con espacios «débiles»,
dejándose blandamente —¡¿femeninamente?!—
ajena a su autor, Pero esta tarea es la de cual seducir por lo objetual fragmentario. Las muje
quier pensadora crítica con la historia de la fi res tendremos que decidir si ese lugar seductor
losofía, y no sabría ver en qué sentido los autores es el nuestro, o al menos podemos utilizarlo ren-
mencionados ofrecen un mayor venero. Tal vez tabilizando el equívoco que nos lo atribuyó.
Heidegger, en cuanto que su tematización de la
Esta identificación, que en principio proble-
diferencia ontològica, la superación de la meta
matizo, es también la desarrollada por Craig
física y trabajo sobre el lenguaje poético, ha po
Owens en «El discurso de los otros: las feminis
sibilitado, vía Derrida, un horizonte deconstruc
tas y el postmodemismo» 6.
tivo reconocible en la crítica y creación de al
gunas teóricas femenistas (recuérdese otra vez a Para Owens la representación es el núcleo
Cixous). de la modernidad, pero el sujeto de la represen
60
tación es masculino. Cabría por tanto pensar que tancia y las mantiene distanciadas, en nuestra
con la crisis del sujeto de la representación, emer cultura, el predominio de la vista sobre el olfa
gieran los objetos hasta ahora prohibidos. «En to, el gusto, el tacto y el oído ha producido un
tre las prohibidas de la representación occidental, empobrecimiento de las relaciones corporales...
a cuyas representaciones se les niega toda legi Cuando la mirada domina, el cuerpo pierde su
timidad, están las mujeres. Excluidas de la re materialidad». Existe sin embargo un cierto ma-
presentación por su misma estructura regresan niqueísmo en este planteamiento que oculta as
a ella como una figura, una representación de pectos benéficos de la visión como metáfora
lo irrepresentable (la naturaleza, la verdad, lo su gnosealógica. Sin ir más lejos en la misma filo
blime, etc.). Esta prohibición se refiere a ser su sofía postestructuralista nos encontramos encen
jetos de representación, no objetos de la misma, didas defensas de la pupila (materialidad, exterio
pues la mujer ha sido por excelencia objeto de ridad, escritura: Blanchot, el Lyotard de Discur
representación masculina, y de ahí su reclusión so, figura, o incluso la crítica al pensamiento lo-
en la simulación, la seducción... Es de esta ob- gocéntrico derridiana). También, al hilo de la
jetualidad de la que habría que emerger, según noción de verdad y desvelamiento heideggeria-
el autor, para adquirir la óptica propia del suje na, recordemos la síntesis entre claridad, reve
to femenino en su diferencia. Esta es básicamente lación y presentimiento, tomada como suma de
también la postura de Rey Chow cuando denun todos los sentidos en la discontinuidad del pen
cia a la modernidad-visualidad como occiden sar de que nos habla María Zambrano: «Se mues
tal y masculina, objetualizando y haciendo visi tra ahora el claro como espejo que tiembla,
bles —por academicismo postmodemista— unos claridad aleteante que apenas deja dibujarse al
reductos: orientales, femeninos, marginales, a los go que al par se desdibuja. Y todo alude, todo
que otorga presencia anecdótica, pero no voz. es alusión y todo es oblicuo, la luz misma que
La asunción de las múltiples diferencias, las tri- se manifiesta como reflejo se da oblicuamente,
vializa, anula y confunde, sumiéndolas en la in más no lisa como espada...
diferencia, en la «implosión» baudrillardiana.
... discontinuidad irremediable del saber de
Es indudablemente sugerente partir del tán oído, imagen fiel del vivir mismo, del propio pen
dem Modemidad-representación-visualidad pa samiento, de la discontinua atención, de lo in
ra reivindicar el discurso de los otros, y en él, concluso de todo sentir y apercibirse, y aún más
el femenino. Explícita la tematización sujeto/ de toda acción. Y del término mismo que trans
objeto de la gnoseología moderna, y desentra curre a saltos, dejando huecos de atemporalidad
ña su génesis de dominio (recuérdese el análisis en oleadas que se extinguen, en instantes como
foucaultiano del «panopticismo» como origen dis centellas de un incendio lejano. Y de lo que llega
ciplinario de las ciencias humanas), conecta tam falta lo que iba a llegar, y de eso que llegó, lo
bién con la cultura mass-mediática de la imagen, que sin poderlo evitar se pierde. Y lo que ape
y con la reivindicación feminista de una mira nas entrevisto o presentido va a esconderse sin
da propia. Sin embargo, tomado esto en un sen que se sepa dónde, ni si alguna vez volverá; ese
tido demasiado radical, simplifica, a mi modo surco apenas abierto en el aire, ese temblor de
de ver, el fenómeno de una forma unilateral e algunas hojas, la flecha inapercibida que deja,
incluso mentirosa. sin embargo, la huella de su verdad en la herida
que abre, la sombra del animal que huye, cier
La tesis de partida sería la defendida por Luce
vo quizá también él herido, la llaga que de todo
Irigaray, desarrollada entre otras obras en Spe- ello queda en el claro del bosque»7.
culum, y citada ahora por Owens: «La mirada
no se privilegia tanto en las mujeres como en Otro punto a discutir sería la posible reuti
los hombres. Más que los otros sentidos, el ojo lización de la objetualidad de la mujer. ¿Es la
objetiva y domina. Coloca las cosas a cierta dis simulación y la seducción siempre una falsa y
61
CLOENDA
&
NOTAS
' FIGES, Eva: Actitudes patriarcales: las mujeres en sociedad. Alianza Edito
rial. Madrid, 1972-80.
2 VALCÁRCEL, Amelia: «Las figuras de la heteronomía: del vosotras al yo»,
en Actas de las VI Jornadas de Investigación Interdisciplinarias, eds. Uni
versidad Autónoma. Madrid, 1989, pág. 94.
3 AMORÓS, Celia: «Espacio de los iguales, espacio de las idénticas. Notas
sobre poder y principio de individuación». Rev. Arbor, Madrid.
4 SENDÓN, Victoria: MásalládeHaca, ed. Icaria. Barcelona, 1988, pág. 141.
5 OWENS, Craig en La Postmodernidad, ed. Kairós. Barcelona, 1985.
6 ZAMBRANO, María: Los ciaros de/bosque, ed. Seix Barral. Barcelona, 1977.
7 Para ampliar dicho concepto véase mi libro La sonrisa de Saturno. Hacia
una teoría transmoderna, ed. Antrhopos. Barcelona, 1989.
63
CLOENDA
NOTAS
63
EL BOSCO, «El jardín de las delicias» (detalle)
64
ROLAND BARTHES:
REESCRIBIR LO MATERNO
Esther SÁNCHEZ-PARDO
65
Shu separando a Sibu y Nut
separar sujeto de objeto. El placer no es sólo un tica barthesiana verdaderamente radical que po
objeto en el texto, sino algo que le ocurre al lec ne en cuestión su propia autoridad, la autoridad
tor. Mientras que la estructura, por ejemplo, po de la crítica pretendidamente objetiva y cien
dría considerarse como algo inmanente al texto, tífica.
susceptible de ser estudiada y verificada en cual
A juicio de Annette Lavers, en esta última
quier posible lectura (lo cual confiere al estruc- fase, «Barthes takes refuge in passivity and the
turalismo su carácter científico), el placer depen pleasures identified with the mother» (1982: 21).
de exclusivamente de la lectura individual y es La valoración del cuerpo y sus placeres, su in
incierto. Barthes, apoyándose en la lectura sub sistencia en que hemos de «escribir el cuerpo»,
jetiva, afirma: «... el placer del texto no es fijo: que la escritura ha de desvelar la esencia de la
no hay nada que pueda asegurar que el mismo voz, y su especial énfasis en la idea de «jouissan-
texto nos gustará en una segunda ocasión: es un ce»1 marcan la pauta para nuestra reflexión en
placer frágil, transido por el capricho, el hábi este trabajo.
to, la circunstancia, un placer precario» (1973:
Es sobradamente conocida la vinculación de
83). De esta manera podemos afirmar que el pla
Barthes con el grupo de intelectuales y escrito
cer produce un efecto subjetivo, y lo que cierta
res franceses en tomo a la revista Tel Quel, Phi-
mente es nuevo en esta obra y se intensificará
lippe Sollers, Jean-Pierre Richard, Julia Kristeva
en los últimos textos de Barthes es la subjetivi
y el psicoanálisis lacaniano. Del discurso psicoa-
dad explícita en su escritura.
nalítico toma precisamente la noción de «des
La última etapa de la carrera de Barthes, des plazamiento». En su libro Roland Barthes par
de la publicación de Le Plaisir du Texte en 1973 Roland Barthes (1975), el desplazamiento que
hasta su muerte en 1980, podría caracterizarse da como principal movimiento estratégico de la
como epílogo del estructuralismo y preludio de última escritura fragmentaria y discontinua de
su nueva actividad postestructural. 1973 es un nuestro autor. «Desplazarse» implica acceder a
año importante, pues marca el inicio de una crí un locus discursivo totalmente imprevisible pa
66
ra el «yo» y el «otro». Barthes repite de manera leerse como una alegoría del corpus barthesia-
obsesiva en sus reflexiones autobiográficas ideas no. La meta de este viaje discursivo a través de
como «glissement», «flottement», «derive», como las aguas maternas es finalmente «l’entièrement
formas de prevenir la consistencia y la solidez nouveau», sin que le quede «plus rien de l’ori
del sujeto y su discurso. gine».
Desde Platón hasta Jung, «solidez» y «flui Esta visión utópica aparece de manera sis
dez» han sido metáforas de lo masculino y lo fe temática en los textos de Barthes. A pesar de
menino, lo paterno y lo materno en el pensa que la conciencia de tal utopía representa «le
miento occidental. En su análisis de la temáti désir de l’impossible» (Leçon, 1978: 23), la vi
ca de la obra de Michelet, Barthes subraya una sión asume gran variedad de formas en base a
oposición binaria entre la piedra estática y opa la sustitución —«la lengua total» en Sollers, Ecri
ca, y el mar líquido y móvil, «el elemento gené vain (1979), lo «nuevo absoluto» en Le Plaisir
tico, primordial..., el arquetipo de la sangre y du Texte (1973) y Sade, Fourier, Loyola (1979).
la leche», emblema de la mujer (1954: 110). En Diez años antes, lo denomina «lenguaje revolu
el universo de Michelet, Barthes destaca, «La ciu cionario» en Mythologies (1957), y de manera
dad demoníaca es, pues, la ciudad de los hom aún más significativa, «lenguaje adámico», tér
bres solos..., la ciudad ideal no puede ser otra mino que aparece por primera vez en Le Degré
Zéro de L Ecriture (1953). En este texto capi
cosa que matriarcal» (1954: 137). Su lectura de
tal, afirma «La escritura... se apresura hacia un
Michelet sugiere que existe para nuestro autor
lenguaje soñado, en cuya frescura, por una es
una asociación entre «desplazamiento» (o movi
pecie de anticipación ideal, figuraría la perfec
lidad) con el principio materno, considerando
ción de un nuevo mundo adámico» (1953: 64-5).
a ambos como medios de autorrenovación y fi
Barthes reescribe el mito, y el hijo adámico busca
nes en sí mismos. De hecho, la imagen del bar
una frescura e inocencia prelapsaria en un sis
co holandés, purificado por las aguas maternales
tema simbólico sin el padre o más allá del Pa
que le rodean y que materializa lo que Barthes
dre. En su intento por ir más allá de la negación
cree que es el ideal de Michelet, se puede com
de lo paterno, el concepto de lo «neutro» de Blan-
parar a la evocación que el propio Barthes hace
chot, se convierte en sinónimo del lenguaje adá
de la mítica nave Argo:
mico a partir de Le Degré Zéro. Sin embargo,
Imagen frecuente la de la nave Argo (lu la idea de lo «neutro» no se elabora en los tex
minosa y blanca), en la que los argonau tos de Barthes, a excepción de S/Z (1970). El
tas fueron sustituyendo poco a poco cada interlocutor de Leçon no tiene más remedio que
pieza, de modo que al terminarse encon confesar: «estoy obligado a elegir siempre entre
traron con una nave completamente nue el masculino y el femenino, lo neutro o lo com
va, sin necesidad de haber variado el plejo me están prohibidos» (1978: 13). Así, for
zado a elegir un término en el sistema de opo
nombre ni la forma. Esta nave Argo nos
siciones occidental, y a pesar de su deseo utópi
es muy útil: facilita la alegoría de un ob
co por alcanzar la libertad de «la prisión bina
jeto eminentemente estructural, creado
ria» (RB 1975: 137), Barthes optó por lo feme
no por el genio, la inspiración, la deter
nino en los años setenta, y específicamente por
minación, la evolución, sino por dos ac
lo materno como «Otro», lo no-fálico o antifáli-
tos modestos...: la sustitución... y la no
co. Este desplazamiento hacia la madre emble-
minación..., a base de combinar en el
matiza la búsqueda barthesiana para aproximar
seno de un mismo nombre, no queda ya la visión del hijo adámico. No olvidemos que,
nada del origen (1954: 50). en términos lacanianos, el desplazamiento es la
La luminosa nave, ejemplo de la continua manifestación del deseo del sujeto para recupe
«sustitución», análoga al desplazamiento, puede rar el sentimiento de dicha original en/junto
a la madre, antes de la caída en lo simbólico- sencia paralizadora. Sin embargo, este estado de
patemo2. En La Chambre Claire (1980), el hi cosas puede ser muy difícil de alcanzar como su
jo subraya la función catalizadora de la madre, giere el propio texto de Barthes. En Le Degré
«ella, tan fuerte... era mi ley interior» (1980: 113). Zéro, nuestro autor se halla atrapado entre los
Esa .fuerte ley interna, reprimida tras Michelet parámetros de la institución patriarcal de la li
par lui-même y a lo largo de su etapa del análi teratura, a pesar de su radical deseo de libertad.
sis semiológico, vuelve y se materializa en la obra De manera aún más pesimista, podríamos pen
de Barthes desde S /Z hasta La Chambre Clai sar que no existe un lugar desde donde pueda
re: la madre se convierte en el centro del texto. elaborarse un discurso de la oposición. Para Bart
hes, un sujeto discursivo puede poseer la «vio
En su autobiografía Roland Barthes par Ro
lencia» necesaria para franquear los límites de
land Barthes, el padre queda representado co
la ideología dominante, esta práctica revolucio
mo una ausencia no problemática, cuya tempra
naria es lo que nuestro autor da en llamar «écri-
na muerte crea un vacío liberador: «Un hogar
ture» (1953: 16). La creencia idealista en el poder
sin anclaje social: sin padre a quien matar, sin
subversivo y excesivo de la «écriture», celebra
familia a la que odiar» (1975: 49); en última ins
do junto al Texto y la literatura como «esa tram
tancia, confiesa que la memoria del padre, a tra
pa saludable, ese ardid, ese magnífico engaño,
vés de la madre, no fue nunca opresiva «me hacía
que permite escuchar a la lengua fuera-del-poder,
venir a la mente la infancia con una gratifica
en el esplendor de una permanente revolución
ción casi silenciosa» (1975: 19). Sea cual fuere
del lenguaje» (¿epon, 1978: 16). El hijo piensa
el proceso de reacción subyacente a esta «liber
que esta «lengua fuera-del-poder» podría inscri
tad» del padre, la filiación matrilineal establece
birse por medio del desplazamiento y por me
la posibilidad de elegir un padre simbólico para
dio de la incorporación de la Madre.
este hijo «no anclado»; «el único Padre que he
conocido (que me he dado) ha sido el Padre po Como antídoto frente al lenguaje paternal
lítico» (1975: 130). No obstante, en términos es de los años 70, el hijo invoca a «la langue ma-
trictamente intertextuales, el corpus barthesiano temelle» («la langue des femmes», RB 1975: 119).
exhibe un buen número de padres «formativos»: El significado de estos términos está poco cla
Sartre y Brecht, desde Le Degré Zéro hasta La ro, sobre todo cuando en francés Barthes la de
Chambre Claire y, en fases particulares, Lévi- signa como «la langue ombilicale» (1975: 119).
Strauss y Saussure, Freud y Lacan, o Gide y Los pies de foto que acompañan al pequeño ál
Proust. Por el contrario, la única Madre que pue bum familiar que Barthes adjunta en su auto
de incluirse en la constelación intertextual es biografía apuntan hacia una asociación exclusi
Julia Kristeva, citada con asiduidad en los tex va del lenguaje con lo materno: el abuelo en
tos de los años setenta como «l’étrangère», y aso ambas familias «no tenía discurso alguno... en
ciada con el desplazamiento y la subversión de estas dos grandes familias, el discurso era de las
la autoridad. Sin embargo, estos padres elegidos mujeres. ¿Matriarcado?» (1975: 14, 16). Esta iden
nunca desaparecen de la escritura barthesiana. tificación de lo materno y lo discursivo encuentra
Pueden ser interpretados de manera muy libre su formulación abstracta en Le Plaisir du Texte
e incluso cuestionados, pero ¿hasta qué punto cuando afirma: «Ningún objeto está en relación
podemos decir que el peso de la autoridad pa constante con el placer (Lacan lo dice de Sa-
terna eclipsa o presagia el desplazamiento ha de). No obstante, para el escritor, este objeto
cia lo materno? existe: no es el lenguaje, es la lengua, la lengua
materna» (1973: 60). La afirmación de este pla
Podríamos pensar que Barthes sigue a los pa cer ininterrumpido en la relación del escritor con
dres intertextuales seductores/destructores para la «lengua materna» choca contra la idea psicoa
socavar la hegemonía fálica y crear un espacio nalítica del Padre y es sintomático de la reescri
para inscribir al Otro materno fuera de su pre tura barthesiana de lo materno.
Diosa Primigenia
La elaboración más destacada de su idea de perdura como modalidad que puede volver a sub
la «lengua materna» tal vez se encuentre en sus vertir el orden paterno en el proceso radical de
ensayos sobre la música de Schumann. Según producción de significado que Kristeva denomina
nuestro autor, sus lieder surgen «a la sombra lu «signifiance». Aunque lo semiótico es enteramen
minosa de la madre» (1982: 263). En particular, te preverbal para Kristeva y no constituye un
la presencia de términos alemanes y no italia lenguaje —del mismo modo que implica la «lan-
nos para designar el movimiento o el tono en gue matemelle» de Barthes—, el cuerpo, para la
sus partituras es prueba evidente de la «irrupción Madre intertextual y el hijo que efectúa su re
de la Muttersprache en la escritura musical, cier escritura, es el locus de la subversión por exce
tamente la restitución declarada del cuerpo co lencia. La Madre se materializa en los textos de
mo si... con respecto a la música, la lengua ma Barthes en contraposición a la idea falocéntri-
terna ocupara el lugar de la chora (noción que ca de la asociación de lo femenino con el cuer
Julia Kisteva toma de Platón)» (1982: 275) (3). po, desprovisto de pensamiento.
Al menos en este ejemplo, la lengua materna En Le Plaisir du Texte, Barthes afirma que
es el signo que Barthes atribuye al concepto de «El escritor es alguien que juega con el cuerpo
lo «semiótico» de Kristeva. En el momento hi de su madre para glorificarlo, embellecerlo o para
potético en el que el hijo está en relación di desmembrarlo, para llevarlo hasta el limite de
recta con los ritmos del cuerpo materno, lo aquéllo que puede reconocerse del cuerpo» (1973:
semiótico ha de ser reprimido para que el suje 60). Sirviéndose de la metáfora del escritor co
to pueda acceder a lo simbólico. Sin embargo, mo hijo, Barthes desplaza al cuerpo materno el
69
juego del significante, que es el rasgo principal Todo aquello que puede ocurrirme a tra
de la «écriture»». El cuerpo materno queda iden vés de un cerco, de una desgarradura, es
tificado con la materialidad del signo. Leyendo capaz de arrebatarme» (1981: 227).
su autobiografía sabremos que esta teoría de la
Para Barthes, «el texto es un objeto-fetiche»
«palabra camal» aparece en principio en su es
y a partir de Le Plaisir du Texte observa en va
tudio sobre Michelet, para quien ciertas pala
rias ocasiones que el texto puede leerse como
bras «amadas» se convirtieron en fetiches, de la un cuerpo. El potencial revolucionario de la
misma manera que un niño compensa con el jue «écriture» se une al de la lectura creativa:«... leer
go con distintas partes de su cuerpo la ausencia es reencontrar —al nivel del cuerpo y no al de
del objeto por excelencia, el cuerpo materno la conciencia— cómo algo ha sido escrito: es en
(1973: 133-34). trar en la producción, no en el producto... leer,
La importancia del cuerpo para Barthes que es en verdad escribir: yo escribo —o reescribo—
el texto que leo, mejor y más allá de lo que hi
da de manifiesto en su autobiografía, donde lle
ciera su autor» (1981: 333). La Chambre Claire
ga a decir:
(1980) ilustra bien este procedimiento y es a
el léxico de un autor, ¿no ha de ha nuestro juicio la obra más significativa en la que
ber siempre una palabra-maná cuya sig Barthes desarrolla su vinculación con lo mater
nificación ardiente, multiforme, inasible no. Frente a una serie de fotos escogidas, demues
y casi sagrada, dé la ilusión de que me tra la manera en la que analiza una especial
diante esa palabra se puede responder a variedad de texto, en el que el sujeto de su aten
todo? Esta palabra es a la vez inmóvil y ción primordial es el cuerpo, y el retrato de ma
transportada, a la deriva, nunca se quie nera específica. La segunda parte del libro no
bra, siempre a-tópica (huye de cualquier es tan sólo una simple lectura, sino más bien una
tópico), resto y suplemento a un tiempo, tentativa de reencontrar el cuerpo de su madre.
significante que ocupa el lugar de todo En La Chambre Claire, Barthes se enfrenta
significado. Esta palabra aparece en su con la reciente muerte de su madre, su recuer
obra poco a poco... ahora, se expande; do y su imagen fotográfica. Una foto de Hen-
esta palabra-maná es la palabra «cuerpo» riette Barthes a los cinco años de edad le revela
(1975: 133). aquéllo que había estado buscando largo tiem
po sin saberlo: la verdadera representación de
Esta palabra sagrada que se hace cuerpo no
la esencia de su madre. La foto del Jardín de In
nos parece a-tópica, sino muy al contrario, co vierno la lleva al reconocimiento de la totali
mo sugieren los términos «transportar» y «deri dad de su ser y la fusión de lo que hasta entonces
va», la palabra-maná es el cuerpo materno. había percibido como fragmentos inconexos en
A partir de Le Plaisir du Texte, la fragmen fotos anteriores. Con este testimonio íntimo y
sobrecogedor, Barthes se propone reescribir su
tación que caracteriza a la escritura de Barthes
relación con su madre. Como el poeta Valéry,
corresponde a una fetichización del texto. Es im
pretende «escribir una pequeña compilación de
portante tomar en cuenta sus definiciones de lo
ella», sólo para sí, para que su recuerdo conti
«erótico» para comprender lo que aprecia en los
nué mutuamente ligado en el tiempo.
textos y en los cuerpos:
La foto del Jardín de Invierno queda carac
El lugar más erótico de un cuerpo, ¿no terizada brevemente y no se reproduce, a dife
es aquél donde la ropa queda entreabier rencia de otras muchas que Barthes utiliza para
ta?... es la intermitencia... lo que es eró ilustrar sus ideas. Estudia a la niña de la foto y
tico: la de piel que brilla entre dos piezas, finalmente redescubre a su madre en su inocen
entre dos bordes (1973: 19). cia infantil, su gesto ligeramente ingenuo, su
70
discreción. La fragilidad de la infancia le trae
a la memoria los días finales de su enfermedad
en los que se dedicó a su cuidado.
72
un «catolicismo cultural» que valora de manera De hecho, así como el cuerpo (para Bar
especial a la Madre como vehículo para trascen thes el más imaginario de todos los objetos ima
der la Ley del Padre. Barthes señala: ginarios), es una metonimia de la Madre, tam
bién la Madre resulta ser una metonimia de un
J.J. Goux explica que el judaismo recha Imaginario que mantiene la expectativa de un
zó la imagen para librarse del riesgo de espacio personal más allá de lo simbólico. Si
adorar a la madre, y que el cristianismo, bien, la asociación de la Madre con el desplaza
posibilitando la representación de lo ma miento, la movilidad, la fluidez, el cuerpo o la
terno femenino, sobrepasó el rigor de la fragmentación, en la práctica barthesiana reve
Ley en beneficio de lo imaginario. Aun la una serie de tópicos paternalistas, su incor
poración demuestra un claro esfuerzo por tomar
que descendiente de una religión sin imá
la otra alternativa posible en un orden simbóli
genes donde no se adora a la Madre (el
co fundamentado sobre la oposición binaria. Des
protestantismo), y sin duda alguna, for de esta perspectiva, la revalorización y la elabo
mado culturalmente por el arte católico, ración de una serie de topoi femeninos y mater
frente a la foto del Jardín de Invierno, nos en la «écriture» de Barthes desplaza indiscu
me abandonaba a la Imagen, a lo Imagi tiblemente la preeminencia del Padre y subvierte
nario (1975: 117). su autoridad.■
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
MONTESINOS
TOMANDO LA PALABRA:
EL ACTO DE CREATIVIDAD
LITERARIA DE MARY SHELLEY
Elizabeth RUSSELL
76
del amor de solidaridad y la «interdependencia»
familiar.
que la estimulan. El Monstruo, no obstante, es es sólo posible si el niño y la niña reprimen su
tá afuera, mirando hacia adentro. Representa la deseo de regresar al vientre materno. Pero, dice
frustración de la escritora porque no tiene nom Lacan, la entrada del niño en el orden simbóli
bre —ni tiene derecho a tenerlo— porque no co (también conocido como la Ley del Padre)
puede usar el lenguaje como vehículo de su crea es diferente de la de la niña. El niño puede iden
tividad literaria, ya que no puede identificarse tificarse sexualmente con el padre y su entrada
con este lenguaje. y aceptación son más completas. La niña, en
cambio, no puede identificarse sexualmente con
Podríamos interpretar la problemática del
el padre, ya que no renuncia a su madre, de modo
Monstruo / Mary Shelley según las teorías de La-
que su entrada es menos fuerte, menos segura
can. Lacan afirma que el niño y la niña pasan
y su posición en la cultura y de la civilización
por dos etapas importantes en la infancia. Pri
carece de consistencia.
mero, la etapa del espejo, que es cuando el ni
ño y la niña ven una imagen separada de sí ¿Cuál sería la situación del Monstruo/Mu-
mismos en un espejo y se dan cuenta de que son jer? El Monstruo nunca ha tenido madre, no ha
un ser independiente de su madre. La segunda conocido el calor, y el amor maternales, no tie
etapa es cuando adquieren el lenguaje y entran ne ninguna referencia de su concepción ni la
en el orden simbólico, que es el orden de la cul posibilidad de volver hacia el vientre de su ma
tura y la civilización. La entrada en este orden dre. Mary Shelley tampoco conoció a su madre.
78
Es más, su madre murió al nacer ella y cuando en el seno de la tierra, sube a la superficie y de
Mary Shelley dio a luz (cuando estaba redactando vasta la civilización patriarcal y toda la huma
Frankenstein) perdió su hijo. No cabe duda de nidad, hasta que quede un solo hombre, que vaga
que Mary Shelley se identificase con el Mons por el mundo entero buscando a otro ser huma
truo destacado y estéril. no. Si el poeta romántico encontró consuelo y
aliento en la Madre Naturaleza al mismo tiem
Hay una escena en la que el Monstruo des
po que ésta le proporcionaba el impulso nece
cribe a Frankenstein su reacción al ver refleja
sario para construir su identidad, el mismo poeta
da su imagen en un estanque e intenta encontrar
encontraba en la obra de Mary Shelley una im
su identidad:
placable devastación en ella. La plaga no des
Mi persona era horrorosa, mi estatura gi ciende de los cielos como la ira de Dios sino que
gantesca: ¿qué significaba esto? ¿Quién surge de la tierra, destruyendo a las jerarquías,
era yo?¿Qué era?¿De dónde venía?¿Cuál las distinciones entre clase y género, en fin, des
era mi destino? Estas preguntas volvían truye el orden simbólico para crear un espacio
una y otra vez a mi mente pero era inca puramente femenino. Es esta una aniquilación
paz de responderlas. a la que seguirá una re-creación. En la lucha en
FRANKENSTEIN, pág. 128 tre mente y materia, entre transcendencia e in
manencia en las novelas de Mary Shelley, es el
Esta escena es una parodia no solamente del «aquí y ahora» lo que vence: lo grotesco y lo in
Paraíso Perdido de Milton donde Eva se ve re manente. La regeneración es posible sólo tras
flejada en el agua y se enamora de su efigie, si una completa transformación moral.
no también un planteamiento de la problemática
En El último hombre, Mary Shelley se auto-
de la mujer que busca su identidad literaria. El
rretrata junto a su marido, Percey Shelley en las
paso hacia adelante, la entrada al orden simbó
figuras de Perdita y Lionel Vemey. Ambos per
lico, le es negado. Buscando su creatividad en
sonajes se entregan a la creación literaria. Lio
la tradición de escritoras, sus madres literarias,
nel escribe de sí mismo:
también resulta imposible porque sus voces ha
bían sido silenciados a través de los siglos. No De repente me vi como el padre de toda
es de sorprender que Frankenstein, la novela, la humanidad. La posteridad se transfor
apareció anónimamente. mó en mi heredera. Mis pensamientos
eran yemas destinadas a enriquecer el te
En las páginas finales de la novela el Mons soro de las posesiones intelectuales del
truo y su creador vagan sin cesar a través de una hombre; cada sentimiento era una pre
tierra cubierta de hielo y nieve, reflejando así ciosa ofrenda que yo le concedía.
la esterilidad de la tierra, incapaz de proveer ca
El proceso creativo de Perdita (su nombre
lor, amor y seguridad pero también representa
ya indica que ha perdido su paraíso) implica una
la esterilidad de la escritora misma, una esteri
trayectoria diferente:
lidad que tendrá su venganza en otra obra suya,
El último hombre. Después de un tiempo, descubrió que...
su propia personalidad, que creía enten
La naturaleza en la época del romanticismo der completamente, ocupaba la primera
inglés era femenino, y llevaba los pronombres categoría entre las «terrae incognitae», las
femeninos todo lo que fluía, lo que no tenía lí desconocidas tierras salvajes de un país
mites, lo que era misteriosa. Pero la naturaleza que carecía de mapa. De forma errante
produce monstruos y lo que es cierto es que la y extraña empezó la tarea del autoexa-
naturaleza en la obra de Mary Shelley siempre men a través de la auto-condena. Fue en
produce monstruos. En El último hombre, es una tonces cuando volvió a tomar conciencia
Plaga, también femenina, que tiene su origen de sus propios méritos...
Lionel confía en el hecho de que tiene an tal, ni prototipo que la guíe. Su vuelo tiene que
tepasados que le asesorarán como guía; por con ser necesariamente hacia su interior más que ha
siguiente estudia «la comparación de opiniones cia lo alto, a través de desconocidas tierras sal
filosóficas..., hechos históricos, la adquisición de vajes inexplorables. Su «yo» sólo puede ser rei
lenguas». Busca su inspiración en la naturaleza, vindicado mediante la condena de su identidad
y es entonces cuando sus ideas «parecían aban y el auto-análisis, y es aquí, en este acto, donde
donar sus moradas mortales; batían sus alas y la naturaleza cumple su papel creando un espa
emprendían el vuelo, navegando en la plácida cio femenino, un espacio alcanzable sólo a tra
corriente del pensamiento, llenando la creación vés de un aniquilamiento total del sistema pa
con una nueva gloria, y suscitando imágenes su triarcal, un espacio que Mary Shelley intenta
blimes que de otro modo hubieran permaneci ba encontrar mientras se esforzaba por escribir
do ignoradas». contra la influencia de Percy Shelley, Byron,
Perdita, por otro lado, está desamparada. Al Keats y un largo etcétera. En El último hombre,
igual que el Monstruo no encuentra espacio vi Mary Shelley lo explica así:
80
Hubo un tiempo en que el hombre era
el favorito del Creador, como cantaba el
salmista real... «Dios le creó para tener
poder sobre sus propias obras, y puso to
das las cosas a sus pies». Hubo un tiem
po en que fue así; ¿es ahora el hombre
el señor de la creación'’ Contempladlo
—¡Ah! ¡ Veo la Plaga! Ella le ha confia
do su forma, se ha encamado en su ser,
se ha entrelazado con él y le ciega la vis
ta anhelante del más allá. Reposa, oh
hombre, sobre la tierra cubierta de ño
res; abandona toda demanda de tu heren
cia; todo lo que puedes poseer de ella es
elpequeño nicho que los muertos requie
ren. ■
BIBLIOGRAFÍA
81
EL PREVENIDO ENGAÑADO
DE MARÍA DE ZAYAS: UNA NOVELA
FEMINISTA DEL SIGLO XVII
83
t
f
La sociedad de su época la aceptó y acla
mo: Lope de Vega y Montalbán la citan y en
He seleccionado una de sus novelitas más
admiradas, perteneciente a la primera serie: El
salzan. La posteridad la juzgó bien como escri prevenido engañado. Sobre ella haré un breve
tora, aunque los críticos puritanos tacharan de análisis de los aspectos que más nos puedan in
inmorales algunas de sus historias, que, recor teresar, esto es, la visión del mundo femenino
demos, fueron todas publicadas en el siglo XVII, que presenta, sumamente rico, variado y com
el de la Inquisición y Contrarreforma. Críticos plejo.
más recientes han intentado hacer de ella una La línea argumental se configura en tomo
campeona del feminismo antes de que éste a un protagonista masculino: D. Fadrique, quien
existiera. busca la mujer ideal para casarse. En esta bús
queda a partir de unos esquemas que se le van
De su biografía no se sabe gran cosa. Nació
deteriorando al contacto con la realidad, D. Fa
en Madrid en 1590 de familia media acomoda
drique se relacionará con varias mujeres con las
da, hija de un capitán. Y en Madrid vivió, ex
que vivirá diversas historias, algunas de ellas en
ceptuando cortas estancias en otras capitales
lazadas las unas con las otras, y finalmente aca
peninsulares, como Zaragoza, donde aparecieron
bará víctima de su propia obsesión y aun de su
publicadas sus novelas; Valladolid, Granada, To
propia trampa.
ledo, ciudades que describe con precisión. Mu
rió no se sabe si en el 1661, pues se han encon Esto dicho, podría parecerse a otras muchas
trado dos partidas de defunción con su mismo historias del mismo tipo, que, con una preten
nombre, y aun hay quien dice que ninguna de sión jocosa o moralizante, presentan al burlador
las dos corresponde a nuestra autora. burlado. Sin ir más lejos, El curioso impertinen
te, de Cervantes. Pero hay algo que la hace muy
Publicó dos conjuntos de novelas cortas ti
diferente, y es desde luego el realismo nunca en
tuladas Novelas amorosas y ejemplares (1637)
dulzado de los episodios y el análisis psicológi
y Novelas y saraos (1647). Añadamos una obra co de las cuatro figuras de mujer predominantes.
de teatro, La traición en la amistad, y muchos
versos, incluidos los presentes en sus novelas. Sobre lo primero, pondremos un ejemplo.
Los diez años que separan las colecciones de és En la literatura de la época era frecuente pre
tas debieron de ser intensos para la autora, pues sentar historias sentimentales con aparentes de
el tono optimista y boccaciano de la primera serie sigualdades sociales, pero éstas quedaban siempre
cambia a otro mucho más agrio y pesimista en eliminadas al descubrirse que el criado era un
la segunda. Se supone que tendría algún disgus caballero encubierto para poder acceder a la da
to sentimental o quizá una concatenación de ex ma: véanse Boccaccio, Cervantes o Lope. En
periencias que entenebrecieron su visión del María de Zayas, el criado es un criado de ver
mundo, y fundamentalmente del comportamien dad, encima negro, y para colmo no enamora
to de los hombres frente a las mujeres. do de la dama, sino acosado por ésta. Recor
demos cómo los negros constituían la casta ra
No se conoce mucho de su vida privada.
cial más baja en la consideración social de la
Asistiría a reuniones literarias, seguramente si
época, menos aún que los indígenas americanos,
milares a las que describe en los prólogos de sus
a quienes, al menos en las leyes, se les conside
novelas... Pero llevaría una vida solitaria, al me
raba súbditos de la Corona. Así, la madre de Lá
nos en el sentido de que no llegó a casarse, sien
zaro de Tormes se amanceba con un negro, que
do una mujer con un fuerte componente pasional
es como decir que ya no puede caer más bajo.
en su personalidad, por lo que no se le puede
suponer la soltería como una elección, especial Pasemos a lo segundo. Para ello, trazaremos
mente en su época. un breve bosquejo de las cuatro mujeres princi
84
pales que aparecen en la vida de D. Fadrique la bella y la bestia. El oculto D. Fadrique piensa
por orden cronológico. inicialmente en un acto de caridad, hasta que
los gestos y conversación le muestran otra cosa.
SERAFINA es una mujer que une belleza
El negro no tiene fuerzas para juegos amorosos
y discreción, lo que en la lengua de hoy diría
—morirá esa misma noche— y aún se queja a
mos talento. D. Fadrique la pretende y regala,
su señora y enamorada: «¿No basta que tu viciosa
pero ella ama a otro más pobre, menos conve condición me tiene como estoy, sino que quie
niente socialmente, y que acabará abandonán res que cuando estoy ya en el fin de mi vida acu
dola tras dejarla embarazada. La aparente libertad da a cumplir tus viciosos apetitos?». D.a Bea
de elección amorosa de la protagonista se ve cer triz, tras la muerte del negro y ser abandonada
cenada por la falta de respuesta del varón elegi por D. Fadrique, decide casarse con otro de sus
do, que claramente la utiliza sin amarla ni llegar muchos pretendientes y así sale de nuestra his
con ella al compromiso amoroso que la salvara toria.
de la deshonra y, en este caso, del convento, en
La siguiente figura es la de dos primas, D.a
el que ingresa Serafina tras dar a luz a una niña,
Ana y D.a Violante, ambas símbolos de la mu
Gracia, y abandonarla. D. Fadrique, testigo ca
jer libre..., o que intenta serlo mientras pueda.
sual del parto y subsiguiente abandono, recoge
Parecen, en efecto, exentas de tutela masculi
en secreto a esta niña y la hace criar en un con
na, pero sólo lo parecen: D.a Ana, huérfana, he
vento.
redó la hacienda de sus padres a cambio de
Serafina representa la mujer media típica del casarse con un primo «que está en Indias». D.
siglo. Ha de casarse por concierto de sus padres: Juan mientras tanto, un pariente de D. Fadri
a ellos la pide D. Fadrique, aun conociendo que que, la pretende, pero sabe que no podrá tener
su amada ama a otro. El matrimonio es un con acceso a ella mientras no llegue su marido, «por
trato económico: él espera obtenerla por ser más que ahora —confiesa él— ni su estado ni el mío
rico que el otro. Pero al no cumplirse un requi dan lugar a más amorosas travesuras». Tanto ella
sito previo: la virginidad de la novia, la boda como D.a Violante son mujeres cultas, artistas,
nunca se efectuará. D. Fadrique cambia de pro músicas y poetas. En la novela aparecen versos
pósito tras conocer la situación real de su pre puestos en la pluma de estas mujeres. Hay que
tendida. decir que D. Fadrique está desengañado de las
mujeres cultivadas, porque considera que el ta
De Granada, donde le sucediera esta histo lento y el vicio son inseparables. Después de la
ria, parte D. Fadrique a Sevilla para olvidar. Allí aventura de Beatriz, vuelve «con su antiguo te
se encuentra a la segunda mujer, D.a BEATRIZ, ma de abominar de las mujeres discretas, que fia
una viuda rica y hermosa. Como podemos ob das en su saber, procuran engañar a los hombres».
servar, se trata de una novela galante, donde el Ya el primer tropiezo con Serafina le provocó
único nudo posible es un conflicto amoroso. D.a las siguientes reflexiones: «él decía que no ha
Beatriz es pretendida por muchos, pero parece bía de fiar de ellas, y más de las discretas, por
aceptar a D. Fadrique, aunque con un plazo de que de muy sabias y entendidas daban en tra
un año, escudándose en su viudez. Sin embar viesas y viciosas, y que con sus astucias engaña
go, la realidad es que D.a Beatriz está enamora ban a los hombres; pues una mujer no había de
da apasionadamente de su criado negro. La saber más de hacer su labor y rezar, gobernar su
escena entre ella y éste moribundo tiene una es casa y criar sus hijos, y lo demás eran bachille
tética de contrastes casi valleinclanescos: la in rías y sutilezas que no servían sino de perderse
dumentaria de la dama, en la que destaca el brillo más presto». Aquí podemos apreciar una opi
blanquecino de las perlas, la toalla «blanquísi nión que ha perdurado por desgracia en la men
ma», el servicio de plata que porta contrastan talidad hispana casi hasta nuestros días, y que
con el negro, «tan atezado», como contrastaría sin embargo es citada con una carga irónica in-
85
da como «sibila española» por su arte versifica
dor, y esto nos recuerda que la autora fue lla
mada por Montalbán «décima musa» en glorifi
cación de su obra poética; es seguro que la autora
encuentra un cierto gusto en describir mujeres
con las que puede identificar rasgos de su pro
pia personalidad.
86
Pero D. Fadrique no queda convencido, y tuario, de acciones seguidas con minuciosos de
de regreso a su ciudad natal busca a GRACIA, leites, como la observación y persecución de Se
la hija abandonada de Serafina, su primer amor, rafina o de D.a Beatriz por parte de D. Fadrique;
y constatando su ignorancia natural y su falta rupturas con lo habitual: en una época en que
de experiencia del mundo, porque se ha criado las relaciones sentimentales aparecen fijadas en
en un convento, decide casarse con ella. Lo que la literatura mediante patrones estables, homo
desea es «una mujer tan inocente que no sepa géneos, Zayas presenta relaciones múltiples, li
amar ni aborrecer». A cambio, Gracia es her bres, desiguales, como las que podían suceder en
mosa y dócil. Ella va a pagar los resentimientos la vida y no en el amañado teatro de Lope o de
de D. Fadrique contra las mujeres: pues él, en Calderón; los maridos que aparecen son confor
vez de mostrarle lo que es la consumación del mistas, no calderonianos: aceptan su «deshon
matrimonio, la engaña para autoconvencerse ra» con comprensión, como el protagonista, o
mejor de su ignorancia. Y este engaño y esta ig hacen la vista gorda, como el duque.
norancia serán los que motiven la infidelidad
inocente de la esposa. La literatura cumple aquí perfectamente su
papel de espejo social y a la vez modelo reflexi
Con esto, la autora demuestra su tesis de que vo: la aparente libertad de elección amorosa de
la ignorancia no salvaguarda la virtud mejor que la mujer está coartada siempre por la hipocre
el conocimiento. D. Fadrique acaba sus días ala sía, el encubrimiento, el engaño. ¿Cómo cono
bando «las discretas que son virtuosas, porque cer de verdad a la pareja a la que se ha de tratar
no hay comparación ni estimación para ellas; a escondidas y a oscuras? ¿Cómo decidir sobre
y si no lo son, hacen sus cosas con recato y pru lo ya decidido de antemano? Así, el adulterio
dencia». Esta última reflexión viene a justificar, aparece como la única forma posible de amar
con cierto cinismo, los comportamientos ante libremente, porque sólo la mujer casada goza de
riormente reprochados en las mujeres que pasa las condiciones necesarias para poder disponer
ron por la vida de D. Fadrique. su elección amorosa si el marido no elegido por
La novela termina recogiendo los destinos ella no la satisface.
de todos los personajes para que el lector siga
Este adulterio liberador, engañosamente li
la evolución de cada cual y pueda comprobar
berador también, pues la mujer sigue estando im
el fatalismo de ciertos destinos o el conformis
potente en manos del hombre, sea marido o
mo con los usos sociales dominantes: cada una
amante, aparecerá profusamente en la novelís
se casa con quien le ha sido asignado de una u
tica de dos siglos después: las heroínas de las
otra manera, pero no por libre elección.
obras realistas y naturalistas no sólo españolas,
La estructura de la obrita es perfecta: nove sino también francesas o rusas: las de un Gal-
la episódica, quizá no original en el sentido de dós, un Clarín,, un Flaubert, un Tolstoi. De es
que las historias pudieron ser tomadas de obras ta insatisfacción en la relación causada por su
italianas, pero sí en la sabia amalgama de las mis imposición forzosa, se deriva la venganza entre
mas, y en la intención que las preside: romper sexos: la mujer avisada sabe que el hombre es
una lanza en pro de la inteligencia y la libertad traidor, que la puede utilizar impunemente, así
de actuación de la mujer. que si ella se adelanta en el engaño, eso gana.
El tono de la novela es bienhumorado, co En cuanto al hombre, en el caso de la novela
mo corresponde al de la serie a la que pertene que nos ocupa, D. Fadrique, es víctima también
ce. Encontramos elementos humorísticos que de la insinceridad de las mujeres a las que pre
recuerdan a Boccaccio y la tradición medieval tende, y decepcionado por ello, la paga con su
celestinesca. Por ejemplo, los engaños entre ena inocente esposa, que a su vez le va a devolver
morados; descripciones muy complacidas de ves inadvertidamente la pelota.
87
Las mujeres de esta obra no son unas vicio to libre y decisor de su destino amoroso. A la
sas, como señala cierto crítico (J. Hesse, Tau- mujer sólo le resta una aparente libertad en la
rus, Madrid, 1965). Son mujeres prisioneras de iniciativa amorosa del momento, tomada como
sus circunstancias sociales y personales. La pri lance o episodio: así la duquesa, con su peque
mera, la voluntad de sus padres en concertar su ña aventura sin trascendencia personal para ella,
boda; el abandono de su amante que la obliga se comporta en ese sentido como un varón. La
a tener su bebé en secreto y abandonarlo, con viuda, por su condición de tal, es relativamen
el remordimiento que esto después causará tan te dueña de su destino siempre que elija, claro
to a ella como al padre, quien demasiado tarde está, la pareja socialmente adecuada.
se arrepentirá de su irresponsabilidad. La segun
Críticas recientes, de los años 70, hablan del
da, una viuda que, para pasar por honesta, ha
de vivir un largo luto obligatorio, en el cual en «subido erotismo y la encendida defensa de la
cuentra como impensado consuelo a su criado mujer» en nuestra autora {Historia y Crítica de
negro. La tercera, la más libre, no lo es tanto la Literatura..., Ariel, p. 458), y de su predilec
como para ahondar en una relación que no sea ción por lo alegórico, lo macabro y lo sobrena
superficial, justo por temor a involucrarse y per tural. En la presente novela, hay un rasgo
der su libertad con el matrimonio, lo que aca macabro, que podría ser la citada escena de D.a
bará sucediendo. Así, para ésta el matrimonio Beatriz con el moribundo negro. Por lo demás,
no es un estado de vida en la compañía y ayu la novela discurre por cauces realistas y cotodia-
da, sino una especie de cárcel, debido a las con nos, ajenos a lo sobrenatural y simbólico. Ha
diciones perjudiciales para la mujer en las que blar de «subido erotismo» me parece un poco
se ha movido esta institución casi hasta nues exagerado, porque simplemente las novelas ita
tros días. En cuanto a la última, con su igno lianas de siglos anteriores superan con mucho
rancia natural unida a la falta de cultivo inte las fantasías eróticas de María de Zayas, pero si
lectual, ejemplifica el problema de la educación la comparamos con lo que se escribe en la Espa
de la mujer, un tema que la literatura del siglo ña de su época, sí tenemos que admirar su de
XVIII abordará con decisión, por ejemplo en las senvoltura y lamentar la pusilaminidad en que
obras teatrales de Moratín, un alegato en favor se caería más tarde hasta desembocar en una Fer
de la formación moral e intelectual de la mujer nán Caballero a la que su pazguata tertulia co
y de su libertad de elección matrimonial. rregía los más ingenuos renglones.
El aparente descaro de algunos episodios en La consideración que esta novelita alcanzó
cierra un fondo de amargura pesimista: la im en su tiempo mereció los honores de inspirar es
posibilidad de cuajar una relación sincera, libre; cenas de L’Ecole de Femmes, de Molière, y La
de conciliar honestidad y sabiduría en la mujer, précaution inutile, de Scarron. Entre los críti
pues las sabias, ya sólo por serlo, dejan de ser cos que la tildan de inmoral, destacaremos a
honestas al percibir lo que supone esa honesti Pfand con la siguiente «perla» del puritanismo
dad basada sólo en apariencias y en voluntades machista: «¿Se puede dar algo más ordinario y
ajenas. Así, en la novela la mujer implacable grosero, más inestético y repulsivo que una mu
mente ha de ser infiel, mientras D. Fadrique in jer que cuenta historias lascivas, sucias, de ins
tenta siempre la fidelidad en su relación con cada piración sádica y moralmente corrompidas?» (cit.
dama; incluso su boda con Gracia, cuya belleza por Diez Echarri-Roca Franquesa, Historia Ge'
recordaba la de su madre, parece un rasgo de fi neral de la Literatura..., Aguilar, p. 268).
delidad hacia sus primeras memorias amorosas Por fortuna, otros opinan con mayor mesu
y cierra su ciclo de correrías sentimentales. Pe ra. Para terminar, ofrezco una cita de Diez Echa-
ro la fidelidad y el equilibrio de D. Fadrique se rri {op. cit., loe. cit.) que sustento por entero
deben a su misma condición de varón, por tan y que recoge las ideas fundamentales que yo mis-
ma daría como conclusión de lo expuesto: «La
Zayas, y éste es acaso su más relevante mérito,
se constituye desde el primer momento en la
auténtica campeona del feminismo, frente al
concepto subestimativo de la mujer en la lite
ratura de la época; bien entendido que su entu
siasta defensa de las prerrogativas del sexo débil
no le impide reconocer los defectos de éste, cuan
do realmente los hay, ni fustigar a sus congé
neres, haciéndolas responsables incluso de la co
rrupción general. Lo que proclama la Zayas, y
lo hace con singular gallardía, es la igualdad de
deberes y derechos de los dos sexos, especialmen
te en el terreno amoroso y cultural. En la nega
ción de los unos radica para ella la infelicidad
de muchos matrimonios; en la negación de los
otros, el complejo de inferioridad de la mujer.
Para la Zayas sólo puede exigirse plena respon
sabilidad a la mujer cuando ésta pueda, a su vez,
actuar libremente».■
BIBLIOGRAFÍA
89
ISABEL-CLARA SIMÓ:
JÚL/A O ALGUNAS
VARIACIONES SOBRE EL
MITO DE ATENEA
91
Cataluña. En cuanto a su labor periodística hay Dolors —suegra del señor— que la ven como in
que destacar la dirección de la revista Canigó, trusa y competidora. La perspicacia e inteligen
que desempeñó durante muchos años. cia de Júlia, sin embargo, encauzará la vida
familiar y conquistará a las amistades.
De toda esta considerable producción, me
interesa presentar una serie de reflexiones sobre Puede que esta breve relación no dé idea de
la primera novela de Isabel Clara Simó porque las grandes posibilidades de interpretación que
además de ocuparse de un tema valenciano y de la novela ofrece, porque sin duda Júlia es una
un período histórico relevante, ha sabido des obra rica en sugerencias.
velar la otra cara de la historia: la de la partici
Siguiendo los pasos que Sandra Gilbert da
pación de las mujeres en las luchas políticas y
en su Introducción a The A wakening, de Kata
sociales.
Chopin1, me inclino a pensar que a partir de
A pesar de ello, no es mi intención anali una lectura «realista» de la obra, se nos presenta
zar este fenómeno, pues aunque el acontecimien como la búsqueda de la propia identidad, deter
to protagonista es la llamada revolución del minada por la clase, tal y como lo indica la ob
«petróleo» de Alcoi de 1873, aunque recrea y no sesión de la protagonista por indagar en lo que
vela su historia también durante los primeros originó la muerte de su padre, José Solbes. Esta
años del siglo XX —desfilando por sus páginas búsqueda, sin embargo, desembocará en un ale
un rico mosaico de clases y grupos sociales, en jamiento de las propias raíces y se convertirá en
sus actuaciones de vida pública y privada—, que la historia de un desclasamiento y ascenso so
sirve de fondo a una relación más o menos amo cial —que no renuncia a la venganza—, conse
rosa entre un industrial poderoso y una trabaja guido a cambio del alto precio que impone el
dora de su fábrica, lo que a mí ahora me interesa celo burgués por mantener la transmisión de su
resaltar es otra historia. herencia.
Recordemos el argumento. Júlia, prometi Pero Júlia ofrece, además, otras lecturas di
da con un muchacho de su clase, se ve atrapada ferentes. Haciendo una lectura «simbólica», a tra
en la oferta de matrimonio que el propietario, vés de esa estructura oculta que en más de una
Josep Romeu, y su propia madre, Vicenta, or ocasión ha sugerido Sandra Gilbert, aprovechan
ganizan. Vicenta, además de ver prosperar a su do, por otra parte, el psicoanálisis como guía en
hija, espera obtener ventajas económicas del tra aquello que nos permita entender mejor la cons
to. Lejos de ser una joven inocente, incluso a trucción de la subjetividad de las mujeres, pero
sus dieciocho años, frente a los más de. cuaren intentando no caer en el ahistoricismo o el esen-
ta de Josep, Júlia, ambiciosa y deseosa de olvi cialismo, lo primero que se presenta con clari
dar penurias económicas, rechazada por gente dad es que la mujer en la cultura patriarcal
de su clase, decide aceptar después de ciertas re siempre ha estado considerada como un ser in
ticencias. completo, un ser castrado. Y puede que esta no
vela nos lo quiera sugerir de entrada.
Lo que ni Júlia ni su madre podían imagi
nar es que, para acceder a la boda y al ascenso Ya en una apreciación más atenta, pienso
social, se le impone una condición innegocia que la condición de castración física impuesta
ble: la joven tendrá que ser esterilizada, castra a Júlia para poder acceder a la familia y la fortu
da, para que se resuelva el problema de su posible na de Josep, el hecho de que se le imponga tam
reproducción y el reparto de la herencia. Ella, bién la separación de Vicenta rompiendo así el
con rabia, acepta para entrar a formar parte de vínculo existente entre ella y su hija —[«aquella
la nueva familia. A pesar de todo ello, le costa vella bruixa, ni vore-la. L’imprescindible per a
rá ganarse el lugar de señora de la casa ante la la boda, i la porta no s’obrirá més per ella»2, di
guerra declarada de los dos hijastros y la señora rá Josep Romeu ante las condiciones económi-
vF
C5)
<
Q
tr
Ll_
cas que Vicenta le impone en el trato]— repre los pequeños trabajos y placeres en común, las
sentan el inicio de la crisis edípica y la entrada comidas, los olores a ropa limpia, a la limpieza
de la mujer en el orden simbólico. recién hecha, de los guisos preferidos; la sabi
duría en el uso de las hierbas y la magia de «l’oui-
Entrada que implica la aceptación del falo
já»3. Un ámbito que, en cierto sentido, recuer
que representa la ley del padre, pero sobre todo
da el chora semiótico de Julia Kristeva, al me
el rompimiento de la unidad dual, del vínculo
nos en lo que se refiere al lugar en el que el su
imaginario y narcisista entre madre e hija. Por
jeto es generado y negado, el lugar donde su
que hasta ese momento, la relación con la Vicen-
unidad sucumbe4.
ta-madre, una especie de fase pre-edípica o de
orden imaginario lacaniano, es el reducto que Y, como decía antes, frente a esa relación
a Julia le confiere reconocimiento narcisista. Ese —menos idílica en la novela que en el psicoa
reducto interior’que, como cápsula cerrada, re nálisis, pero reconfortante al fin y al cabo—, la
cuerda el útero materno aislado del trabajo de castración (la propia y la de la madre), que más
la fábrica; donde tienen lugar las complicidades, que una envidia es sobre todo esa gran separa-
93
ción de la madre todopoderosa, de la madre fá- dre saliendo como una idea, como una construc
lica. «El descubrimiento de la castración, sin em ción de su menta. Si a Júlia se le separa del ám
bargo —dice Kristeva— desliga al sujeto de su bito de la madre, a Atenea se le ha privado de
dependencia de la madre, y la percepción de esa toda posible relación con ella. Como a Metis,
carencia (manque) hace de la función fúlica una como a Júlia, también se le ha privado de la re
función simbólica —la función simbólica». Éste producción y la maternidad y, por consiguien
es un momento decisivo; «el sujeto, al encon te, del posible poder absoluto de la madre. Sin
trar su identidad en lo simbólico, se separa de embargo, en la medida que Atenea permanece
su fusión con la madre, confina su jouissance a ajena a cualquier pasión amorosa, en la medida
lo genital y transfiere la movilidad semiótica al que Júlia nunca tendrá una hija o un hijo, la
orden simbólico»5. primera es creada con todos los atributos y el
Quizá no pueda ser de otra manera. (O qui poder de los dioses y a la segunda se le abrirán
zá sí). Por lo que respecta a Júlia, es evidente las puertas del prestigio social y del poder eco
que acepta y entra —en principio— en el orden nómico.
simbólico, en la ley del padre, al casarse con Jo- Una y otra, con todas las reservas que se
sep Romeu; la figura que a sus ojos, y dadas su quiera, pueden ser contempladas desde una pers
clase social y sus condiciones de vida, detenta pectiva actual como variaciones sobre un mis
poder y le puede dispensar poder. Lo que no po mo tema: el de María y su virginidad. Atenea
demos olvidar, por otra parte, es que en su de por no conocer varón, y Júlia por conocer va
cisión influye poderosamente el fantasma real rón sólo a medias y carecer no precisamente de
de la miseria económica, el cierto rechazo o te aquello que la imaginación masculina cree in
mor por gente de su clase debido a la fama de teresadamente (carencia de pene), sino de lo que
bruja de la madre y al pasado anarquista de José toda mujer en principio posee (un cuerpo pre
Solbes, su padre. parado para la procreación). Y en la base de am
Podemos dejar brevemente en suspenso la bas variaciones, por una parte, el horror hacia
historia de Júlia y recordar la de Atenea. El mi la sexualidad femenina, hacia ese cuerpo desea
to la presenta como hija de Zeus y de la oceáni do y a la vez temido, y, por otra, el reconoci
ca Metis, pero más hija de padre que de madre, miento tácito del poder de la procreación/ma-
una hija atípica que no nace de mujer sino de temidad que la esfera del falo, cuando convie
varón. Porque el padre, por revelación de Ura ne, intenta controlar. En definitiva, formas varias
no y de Gea, sabía que si Metis tenía de él una y complementarias —y es deseable que las mu
hija, a la hija seguiría un hijo que le destrona jeres lo acepten— de construir lo que conoce
ría, y, para evitarlo, se tragó a su esposa en cuan mos por feminidad. Porque parece que... «Una
to supo que estaba encinta. Al llegar el momento mujer sólo podrá elegir entre vivir hiperabstracta
del parto, le ordenó a Hefesto que le abriera la («inmediatamente universal», decía Hegel) para
cabeza de un hachazo. De la frente del dios sur merecer así la gracia divina y la homologación
gió Atenea «totalmente armada y lanzando un con el orden simbólico o simplemente diferen'
grito de guerra»6. Y, como dice Dorothy Din- te, otra, caída («inmediatamente particular», de
nerstein, posiblemente «formada por completo cía Hegel). Pero no podría acceder a su comple
y presumiblemente seca» en cuanto a mucus y jidad de ser compartida, heterogénea, pliegue-
sangre se refiere, en el momento de cualquier catástrofe-del «ser» («nunca singular», decía He-
nacimiento7.
Si Júlia entra en el orden simbólico a partir En cuanto a la sexualidad se refiere, sin em
de la castración, Atenea ve la luz directamente bargo, existen algunas diferencias entre Júlia y
en este orden; llega al mundo de la ley del pa Atenea. Ésta, como corresponde a la creación
94
exclusiva de la mente masculina, asume —diga le dice cuando él le pide algún beso), y le pro
mos— su papel de manera activa y sin reservas; duce desagrado el deseo que adivina en Josep
pues cuentan que siempre estuvo orgullosa de Romeu, pero esta sensación empieza a difumi-
haber conservado la virginidad y estuvo presta narse a partir del momento en que se casa con
a esquivar los deseos libidinosos de los persona él, ya en la esfera del padre y roto el vínculo
jes divinos —el intento de Hefesto de unirse a con la madre —(«La Júlia també se sentia satis
ella por la fuerza—, o a castigar incluso las mi feta, perquè del fàstic que li produïen els homes
radas del mismo tipo —la ceguera que le aca ja no en quedava gairebé res... ( )... ara fins i
rreó al divino Tiresias por haberla visto bañarse tot havia tastat el plaer»)—; o todavía despierta
desnuda—. Por lo que a Júlia respecta, es cierto más su sexualidad y su deseo el episodio de Bar
que muestra desagrado y hasta cierta repulsión celona con el desconocido que la besa y en el
por el sexo del varón: no podía soportar que su que ella «sentí una glopada infinita de desig, una
novio, Rafelet, se le acercara («No em toques!», mar, immensa, inacabable que l’engolia»9.
95
de
Por lo tanto, todos los indicios conducen a la reciben los hijos de Josep, se ocupa de ellos
pensar que en su caso, esa repulsión inicial, se contribuyendo activamente en su formación pro
trata de una resistencia a ser objeto del deseo fesional y humana. Atenea es diosa guerrera, y
del hombre, la cual conduce a posponer la elec Júlia es valiente y combativa ante las burlas de
ción del objeto sexual propio; y, en último ex las compañeras de trabajo, las canciones ofen
tremo, a un descubrimiento y a una aceptación sivas, la actitud de los hijastros y la señora Do-
tardíos de la propia sexualidad en los que inter lors, y ante el acto mismo de su esterilización.
vienen factores psicológicos y sociales, como co La diosa además de bélica es de carácter pacífi
rresponde a la ardua tarea de armonizar la sexua co, protectora de la casa, laboriosa y artesana;
lidad de la mujer con un género totalmente «era la patrona de los constructores de naves y
devaluado10. Que a partir de ese momento Jú- de los herreros ( ), al mismo tiempo que presi
lia aparezca como una mujer sexualmente insa día las labores manuales femeninas como el hi
tisfecha, que conserva un cierto miedo hacia el lado, el bordado y el tejido»13; Júlia por su parte
sexo del varón, tal y como se manifiesta en sus se convierte en la señora de la casa y en la autén
sueños, y que llegue a prescindir de la relación tica patrona de la fábrica de Josep, gracias a su
sexual ante la impotencia de Josep y posterior personalidad, a su tenacidad y a su trabajo. Ate
mente la viudedad, es un asunto del que ahora nea con el tiempo acabó personificando la sabi
sólo quería apuntar que, posiblemente, es una duría y la prudencia, al prevalecer su carácter
de las consecuencias de las relaciones entre «ese protector sobre el de diosa bélica; también la sa
sexo que no es uno», sino múltiple, diversifica
biduría de Júlia, la perspicacia y la prudencia le
do, complejo, sutil, y otro que se polariza hacia
conquistarán el lugar tradicionalmente ocupa
un solo goce11. O bien la consecuencia de lo
do por el varón.
que significa constatar que la dominación ejer
cida tradicionalmente por un sexo sobre el otro, A poco que recapacitemos, y a excepción
suele utilizar la relación sexual como vehículo del carácter bélico, los valores atribuidos a es
para otras servidumbres; concretamente las que tos personajes: comprensión, protección, cuidado
denunciaba hace ya bastante tiempo Kate Mi y vigilancia de la casa y de los hijos, laboriosi
llett en su Sexual Politics (1969). Sólo en este dad, supervisión de las artes manuales femeni
contexto entiendo la conversación de Júlia con nas, etc., normalmente suelen asociarse con la
Lluís Montllor, siendo ella una mujer madura, llamada feminidad. Por tanto, y en principio,
y en la que le dice que con él tendría una aven parecen desempeñar a la perfección el lugar que
tura amorosa, sin remordimientos y sin otros la se les ha encomendado en la esfera del padre y
zos, sin otros vínculos; pero solamente eso12. su orden social. El mundo se nos presenta per
fectamente ordenado.
Volviendo a las concomitancias que creo ob
servar entre Atenea y el personaje de Júlia, hay Vistas así las cosas, en cuanto a la construc
que recordar que la primera ejercía un papel tu ción de género se refiere y según indica el psi
telar con respecto a los héroes, y la segunda que coanálisis, todo parece indicar que no hay resis
ría mejorar las condiciones de vida de los obreros tencia posible dentro de las normas del orden
de la fábrica, los auténticos héroes de la rebe simbólico. Las mujeres que no quieren reprimir
lión que tuvo lugar en su infancia y en la que sus auténticas capacidades no pueden tener ac
participó su padre. Que Atenea fue magnánima ceso a él: o se someten —son hiperabstractas—,
al criar como hijo propio y en su propio templo o se organizan una vida paralela —simplemente
a Erictonio, nacido del semen que Hefesto de diferentes—, otras, caídas. Pero la historia, aun
rramó en la tierra, fecundándola, cuando quiso que sea en un proceso lentísimo, la vida diaria,
apoderarse de su cuerpo por la fuerza; y que Jú evidencian lo contrario. Y en ocasiones la lite
lia, a pesar de la crítica y el desprecio con que ratura también.
96
Kylix con Atenea, Jasón y el dragón
97
que a pesar de representar a la madre, actúan
como socializadoras de la ley del padre, si bien
desde posturas diferentes. Cuando Vicenta in
duce a Júlia al matrimonio y es la primera artí
fice del enredo, además de tener un interés
económico, está poniendo de manifiesto a la ma
dre que desea el falo del padre y como tal lo rei
vindica ante la hija. La Sra. Dolors, por su parte,
como responsable de la iniciativa de la castra
ción de Júlia, además de defender sus intereses
de clase, es también el impulso desencadenan
te de la fase edípica que pone de manifiesto que
para entrar en la esfera del falo, hay que alejar
se del ideal narcisista anterior. Una y otra, con
mayor o menor intensidad, aceptan las reglas del
juego simbólico y las transmiten. Una y otra me
recen, por tanto, un análisis cuidadoso para no
incurrir en errores por exceso de ideal femi
nista15.
98
mo Júlia y escritoras como Isabel-Clara Simó que
crean y recrean sin concesiones a las mujeres,
entre otros mundos, imaginando formas positi
vas de rebelión. ■
NOTAS
99
J
DAYDANDA
O EL ENCANTO
DEL DISCURSO MARGINAL
101
miento. A través del discurso del sexo filtrado nalidad/racionalidad, en suma, gran parte de lo
por el discurso dominante, «El Discurso», lo que que hemos definido como la epistemología do
vemos es la representación de un reflejo de al minante o Discurso. Al mismo tiempo encierra
go que no conocemos por sí mismo, sino que en él el concepto de género, de la construcción
nos es dado a conocer sólo a través de la media ficticia de la imagen de las mujeres, una repre
ción del Discurso aceptado y reconocido por la sentación sin espesor reducida a puro significan
sociedad. te, encerrada en los límites de lo hiperreal.
Todo esto nos lleva al «encierro» del géne ¿Cómo encaja todo esto en el discurso de
ro, encierro al que nos empuja nuestra cultura la ciencia ficción femenina?, ¿qué transcenden
con su «vacilante orden» y caduco discurso bi cia puede tener dicho tipo de discurso marginal?
nario. Nuestros seres y nuestras almas se deba La respuesta se podría encontrar en la obra de
ten en las mallas de una supuesta y obligada Merril que, si se lee según una óptica foucaul-
sexualidad y en un cuerpo cuya formación y be tiana, se presenta como el tentativo de «provo
lleza se rige por unas prácticas discursivas que car una ruptura irremediable en el sistema de
ya no nos pertenecen. transmisión del saber». Claro está que el cuen
Si al extranjero de Kristeva no le queda na to de Judith Merril en sí mismo no es determi
da más que el silencio para afirmar su existen nante en el sistema de la literatura, sin embargo,
cia, nosotras, al revés, tenemos que hacer uso lo hemos escogido y usado como ejemplo para
de la palabra y multiplicarla por mil. Nuestras demostrar cómo la literatura femenina y además
palabras sirven para entrar en el santuario del dentro de un discurso marginal puede llegar a
Discurso y fragmentarlo en una multiplicidad de sugerir la existencia de otros discursos, de otra
nuevos discursos. Una historia para cada mujer, lectura de la realidad.
un discurso para representar cada mundo, cada
Judith Merril, americana que optó por vi
raza: nuestras palabras, y no nuestros silencios,
vir en Toronto y cuyo verdadero nombre es Ju
nos abren las puertas hacia los discursos que la
dith Grossman, empieza su carrera literaria como
literatura oficial ha tenido siempre en muy po
cronista deportiva y escritora de «western» y de
ca consideración. Los discursos marginales en
historias de detectives; sólo al final de los años
realidad son las múltiples representaciones de
cuarenta decide dedicarse a la ciencia ficción.
una sociedad que ya no refleja una imagen es
La suya es una obra que usa la ciencia ficción
pecular sino que la ha fragmentado en cientos
como instrumento social y ella misma en una
de mundos diferentes. La unidad de Europa y
la todavía difícil aceptación de las diferentes cul entrevista declaró que la considera como «una
turas de los inmigrantes nos enseñan un mun búsqueda del conocimiento en forma experi
do más amplio, pero sobre todo, muchos puntos mental».
de vista que a veces se enfrentan y otras com El cuento «Homecalling» se publicó en 1956,
plementan lo que es para nosotros la Cultura. y como en toda la obra de Merril las voces pro
El discurso de la ciencia-ficción femenina tagonistas son femeninas. Deborah y su familia
abarca todo esto, amplía sus confines hasta lle hacen un aterrizaje de emergencia en el que los
gar a otras galaxias, a otros pueblos y planetas, padres de la niña fallecen, dejándola sola con
fragmenta el Discurso, lo multiplica, acepta co un hermano que es poco más que un bebé. El
mo normal la convivencia de razas, idiomas y cuento desarrolla la difícil relación entre la ni
culturas diferentes, elimina la diferencia entre ña de ocho años y una peculiar figura maternal
lo Mismo y lo Otro y, al mismo tiempo, acepta que se llama Daydanda.
la diferencia.
Daydanda se preocupa por la suerte de es
El cuerpo es un concepto terrenal, representa tas dos criaturas tan diferentes de sus hijos y al
la oposición cuerpo/mente, mujer/varón, irracio mismo tiempo tan parecidos. Nos muestra un
102
espíritu maternal muy fuerte y nos brinda la po
sibilidad de descubrir poco a poco su reino que
ella controla con el poder de la mente. Es a tra
vés de la mente como se comunica con todos
sus numerosísimos hijos/súbditos y con su con
sorte. La relación con Deborah, sin embargo, en
sus comienzos se presenta compleja y frustrante
porque la niña opone la fuerza de su mente a
la de Daydanda y se resiste a cualquier comuni
cación antes de ceder y aceptarla como madre,
olvidándose de su cuerpo y aprendiendo a que
rer su calor y su capacidad de comunicar y dar
amor y seguridad.
103
ANA TERESA ORTEGA AZNAR, «Espejo»
104
LA MUJER-NARCISO
DE LA IMAGINACIÓN FEMINISTA
DE ANGELA CARTER
O LA POSITIVA LEVEDAD DEL SER
MÍ •’
106
absoluto insoportable. La sensación tiene, por imagen del varón en tamaño doble», como nos
lo menos, el valor de novedad. decía Virginia Woolf, sino que se contempla a
sí misma y además a gran escala. La voz narrati
Para Simón Watney, este aspecto utópico-
va en Nights at the Circus nos dice que Fev
contagioso de Cárter, su mágica y visionaria cor
vers parece «el modelo por excelencia de aquella
dura, es una de las características más felices de
estatua que en su estado roto e incompleto ha
la autora: «Angie representa el principio según
entretenido la imaginación durante milenios con
el cual tenemos la responsabilidad de procurar
la promesa de una belleza activa y perfecta, pe
decir la verdad e intentar imaginar el mundo tal
ro que ha sido, por así decirlo, mutilada por la
como podría ser, sin por ello perder de vista có
historia». La misma voz nos dice que Fevvers,
mo es en realidad». Como el narcisismo feme
«una mujer simbólica», representa la promesa de
nino triunfante que Cárter anima a imaginar y
«La Nueva Mujer» en una mítica «Nueva Era».
perseguir, no es todavía una realidad, sino una
Su cuerpo alado trasciende utópicamente las ata
utopía, un mito que expresa un deseo por una
duras que impone el tejido social, transmitién
realidad todavía inexistente. En el personaje de
donos el deseo de «una libertad sin fronteras...
Fevvers Angela Cárter ha creado el reverso li
La libertad para hacer juegos malabares con el
berador y optimista del narcisismo herido que
ser», es decir, la libertad absoluta para inventar
describe en The Sadenian Woman, donde el per
nos a nosotras mismas: «lo que somos, lo que he
sonaje de Sade, Justine, interpreta el antecedente
mos elegido ser».B
literario de una generación de personajes feme
ninos creados por mujeres escritoras contempo
ráneas (ejemplos abundan pero podríamos remi
timos a las heroínas perpetuamente lacrimóge
nas y de corazón dañado de Jean Rhys) que se
caracterizan, al igual que la Cenicienta de Pe-
rrault, por ser «buenas chicas», por poseer una
virtud femenina que sólo parece acarrear servi
dumbre o mal pagados sacrificios. Tal como ex
plica Cárter, Justine ofrece el modelo de «una
especie de masoquismo femenino» en «mujeres
que encuentran que el mundo no estaba hecho
para ellas, tal como les habían prometido, y que
carecen —porque no se les han dado— de las he
rramientas existenciales para rehacerlo a su
medida».
Las alas de Fevvers no la hacen parecer
angelical, al igual que su autora, cuyo nombre,
«Angela», no está en armonía con el tamaño y
carácter de su persona. El mito o utopía que Fev
vers representa se expresa en el hecho de que
sus alas no la convierten en el mito o ideal Vic
toriano del «ángel del hogar», en palabras del fa
moso verso de Coventry Patmore, sino en el mito
a gran escala de «La Victoria Alada». Fevvers
no es ciertamente el ángel doméstico de la ima
ginación especular masculina: su narcisismo utó
picamente triunfante significa que ella no ve «la
'r-
TAMARA DE LEMPICKA, «Kinzette en rose», 1927
LEER / ESCRIBIR
COMO MUJER
Carmen MARIMÓN
f
Podemos detectar una sucesión ininterrum
pida de escritoras desde el siglo XVI hasta nues
tros días; evidentemente son los grandes nombres
los que han quedado —Isabel de Villena, Tere
sa de Jesús, María de Zayas...—. Nuestro inte-
109
rés por ellas, sin embargo, no está centrado esta
vez en hacer historia de la literatura. Lo que in
tentaremos será planteamos a la luz de su obra
algunas cuestiones que la teoría literaria femi
nista contemporánea pone de manifiesto si que
remos acercamos a un producto literario escrito
por una mujer. Empezaremos, pues, dando un
repaso a la última crítica literaria feminista pa
ra centramos después en algunos aspectos de es
tas escritoras que nos ayudarán a entender mejor
la relación de la mujer con el hecho literario
y su evolución a lo largo de la historia.
MUJER Y LENGUAJE
110
sión a través de un lenguaje no manipulado. En
cuanto al concepto de lo femenino, una corrien
te de teoría literaria ciertamente innovadora, la
crítica del lector, ha posibilitado una nueva pers
pectiva, la mujer lectora.
112
ca) reservada a las mujeres, como señala Mary
Jacobus refiriéndose a Showalter Qacobus: 1986,
12), sino la certeza por parte de estas autoras de
que un hombre podrá leer «como un hombre y
como un feminista» pero nunca como una mu
jer. En definitiva, piensa Showalter que Culler
encuentra en la crítica feminista el soporte prác
tico para las teorías derrideanas y con tal moti
vo se acerca al feminismo teórico —a nuestro
juicio ahora— de forma lúcida, rigurosa y respe
tuosa.
MONTSERRAT ROIG
literatura escrita por mujeres ha pasado por 3
etapas —no necesariamente en sucesión crono
lógica que nos desvelan el cuadro evolutivo de
la relación mujer—, lenguaje desde un punto de
vista activo. Una primera postura sería la de la
escritora que sintiéndose marginada de la cul
tura intenta acercarse a ella imitando las acti
tudes masculinas; esta mujer escribe como un
hombre. Esta actitud es propia no sólo de muje
res completamente al margen del feminismo (co
mo Fernán Caballero, cuya ocultación le lleva
a inventar un pseudónimo masculino), sino de
un primer momento del feminismo militante en
el que se entendía la consigna igualdad como
identidad con lo masculino, imitación de unas
formas que habían llevado a dicho sexo al poder.
113
libros, no necesariamente escritos para otras mu
jeres, son recibidos por éstas como únicas vías
de expresión de sus propias señas de identidad.
En este grupo están, entre muchas, las primeras
mujeres escritoras de nombre conocido.
114
de lo literario. Establecidos claramente los cá
nones del buen gusto y del decoro, y perfecta
mente constituida una comunidad literaria y
estética básicamente masculina, fue más difícil
para la mujer encontrar un vehículo de expre
sión literaria en el siglo XVIII que en la transi
ción de la Edad Media al Renacimiento en el
que a la presencia activa de la mujer en la vida
política se unió la circunstancia de estar viviendo
la eclosión de la literatura en lengua romance
en la que la formalización genérica y estilística
aún no se encontraba establecida. Es ahora cuan
do se empiezan a escribir las primeras poéticas
en lengua vernácula, aunque los principios de
la formalización retórica eran conocidos desde
las etapas latinas y fue esta ausencia de una nor HENRI MATISSE, «Lectora»
mativa férrea lo que dio a ciertas mujeres cultas
la posibilidad de utilizar el lenguaje escrito —la
literatura— con menos condicionantes que co
mo lo harían sus sucesoras varios siglos después.
Insistía, al hablar más arriba de las distintas fa
ses por las que había pasado el uso que la mujer
había hecho del lenguaje literario, en que éstas
no tenían necesariamente una sucesión crono
lógica. Así vemos que la mujer empezó buscan
do un lenguaje propio, una identidad estética
y literaria, en un segundo momento, buscó imi
tar los modelos, ser uno de ellos y por último,
hoy en día, desde estas dos posiciones aún no
superadas busca sin embargo una tercera vía a
través de la cual crear un nuevo orden estético-
expresivo al margen de tantos siglos de margi
nalidad e incomprensión.®
BIBLIOGRAFÍA
115
I
POWER
COMES AS
MO SURPRìSl
FOTÓGRAFAS
NORTEAMERICANAS
CONTEMPORÁNEAS
117
Un ejemplo muy claro es Jenny Holzer, que e imágenes. Le preocupa mucho la influencia po
colocaba sus obras en las paredes de su barrio, lítica de los medios de comunicación en las ma
el Lower East Side de Manhattan, y también en sas (desde 1981 escribe regularmente para Art-
forma de pegatinas en teléfonos públicos. Algu forum artículos sobre la televisión). La unión de
nos de sus mensajes son provocativos y tópicos imágenes y lenguaje da lugar a unas creaciones
a la vez, pero en todos los casos tienen, obvia mucho más agresivas que las de Holzer, y sus te
mente, fines más políticos que estéticos: «Tor mas son igualmente más duros y variados: ata
ture is barbarie», «Private property created ques al capitalismo, a la energía nuclear, a la
crime», «It is man’s fate to outsmart himself», dominación de la mujer por el hombre, a la mi
«Put food out in the same place every day and litarización de las naciones, etc. La obra de Kru-
talk to the people who come to eat and organi ger tiene un claro compromiso político, en el
ze them», «Men don’t protect you anymore». que imágenes y lenguaje aúnan fuerzas para lo
Por su parte, desde 1975, Barbara Kruger ha grar su objetivo. Como ella misma ha señalado,
evocado principios estructuralistas en sus obras lo que pretende es llevar a cabo cambios pro
fotográficas y ha utilizado yuxtaposiciones grá fundos en las relaciones de poder, en las rela
ficas muy atrevidas en las que mezclaba palabras ciones sociales, y esta actitud es, a la vez, opuesta
118
a la de Jean Baudrillard; en efecto, la artista se
muestra contraria a algunas de las opiniones del
filósofo francés en su ensayo para el catálogo de
la exposición de Kruger. Según Baudrillard, el
poder ha dejado de existir, y, con él, el lengua
je político.
119
tación de la política, sino la política de la re
presentación. Sherrie Levine es, en efecto, una
de las artistas norteamericanas que más polémi
ca y estudios críticos ha suscitado durante los
últimos años, tal vez porque sus fotografías y cua
dros reflejan algunos de los conceptos básicos
de la llamada sociedad posmodema: la muerte
del sujeto, la noción de juego, la importancia
de la parodia de la Historia y la consiguiente di
solución de las ideas de originalidad y de pro
greso, típicas éstas de la modernidad. Levine es
famosa por sus fotografías de fotografías: es de
cir, hace fotos de fotos o de cuadros tan conoci
dos (recordemos sus series basadas en Walker
Evans o en Joan Miró, por ejemplo) que la origi
nalidad, la idea de un yo capaz de crear algo ori
ginal nacido de su propia imaginación, se disuel
ve (Levine cita la famosa frase: «Es imposible
Autora: SHERIE LEVINE saber si algo es original hasta que todo el mun
do haya hecho lo mismo»). Con las referencias
históricas de sus cuadros o fotografías, Levine
pretende crear en el espectador una cierta in-
quietud, y, según ella misma le comentó a Paúl
Taylor en una entrevista, es precisamente esa
inquietud ante algo que carece de toda origina
lidad el tema de toda su obra. Se trata, una vez
más, de la ansiedad de la influencia, para decir
lo con Harold Bloom: el artista como ángel mal
vado que se rebela contra los grandes maestros
de la Historia, contra la figura del padre.
121
CINDY SHERMAN
ese adjetivo no se debería aplicar a aquel que che anunció la muerte de Dios y, más tarde, con
copia directamente de la naturaleza, sino al que la del ser humano, muertes que, a su vez, Paúl
hace un pastiche, al que crea una copia de una Virilio asocia con la de la representación.
copia. Describir es, según Barthes y Levine, re
Las de Levine son fotografías que conforman
mitir de un código a otro, y no de un lenguaje
toda una ética de la visión, una manera pecu
a un referente: el realismo no consiste en co
liar de apresar el mundo y, sobre todo, de refle
piar lo real, sino en hacer una copia de lo real.
jarlo, pues, parafraseando a Susan Sontag, podría
Lo real es plagio antes que copia, pues es mime
decirse que coleccionar fotografías es coleccio
sis secundaria, copia de lo ya copiado.
nar el mundo, no como afirmaciones sino a ba
En las «refotografías» o «relecturas» de Levi se de fragmentos que seducen con la magia de
ne, el «re» es el prefijo de la simulación, del pla lo real, o, mejor, de lo hiperreal, que es el mo
gio, y tal vez esto sea reflejo de la era «post-con- delo de algo sin origen y sin realidad. Estas obras,
temporánea» que nos ha tocado en suerte, una al negar la realidad, el sujeto masculino y el ori
era en la que, como dice Terry Eagleton, no hay gen patriarcal, destruyen todo vestigio del aura
nada que reflejar, no hay realidad alguna que del arte y del hombre-artista, y el yo se toma
no sea, en sí misma, ya imagen, espectáculo, si constructo imaginario que decepciona a todo
mulacro, ficción gratuita. No en vano, Guy De- aquél que busca en él coherencia y respuesta a
bord la ha llamado la «sociedad del espectáculo» sus preguntas. Así, la fotografía se convierte en
y Baudrillard «del exceso». No puede haber ori vehículo esencial para poner de manifiesto al
ginalidad cuando el sujeto, el origen, ha muer gunas de las cuestiones centrales del arte y la
to (según anunciara Foucault), cuando todo es filosofía contemporáneas, así como su resisten
apariencia, look, superficie; la ilusión de la pro cia a todo análisis formal y a la contextualiza-
fundidad, sueño de la metafísica occidental tra ción dentro del paradigma modernista. Artistas
dicional, se empezó a desmoronar cuando Nietzs- como Barbara Kruger, Cindy Sherman o She-
122
rrie Levine demuestran una amplia y variada ga
ma de intereses, pero comparten un rechazo fren
te a las nociones de subjetividad, originalidad
y autoría patriarcales, al sabotear un sistema que
privilegia el eliotiano «talento individual». Se
impugna la historia lineal que ha sometido des
de siempre al autor a una representación, a un
sentido, y se pretende mostrar un universo flo
tante, cada vez más ausente. De ahí que Bill Ni-
chols comente que lo que la fotografía quiere
evitar es que toda ideología, cualquier foco de
poder, use la creación de imágenes para estable
cer puntos de partida y principios fijos, con el
fin de lograr acciones sociales coherentes y es-
tabilizadoras. O, para decirlo con Lucy Lippard,
el arte fotográfico analiza hoy lo que se oculta
tras los poderes imperantes. En este sentido, la
fotografía es, según Hutcheon, el arte que me
jor refleja la herencia política de los sesenta y
setenta, la protesta contra Vietnam, la ideolo
gía de la escritura femenina y las interferencias
entre política, teoría y arte. El arte fotográfico
de estas artistas es el arte de la complicidad y
la crítica, el arte que critica el concepto de arte
y niega la representación y la historia patriarca
les al representar la Historia privándola de to
do sentido histórico lineal, mostrándola en
función de simulaciones fragmentarias. La foto
grafía de estas mujeres tiene que ver con lo que
Foster llama la impureza textual de los medios
artísticos, con la pérdida del viejo decoro ilus
trado y con la desconstrucción del objeto y su
campo y la consiguiente descentralización del
sujeto como artista y como espectador. Las obras
de estas artistas se convierten en síntomas del
colapso esquizofrénico del sujeto masculino y de
la narratividad histórica típica del patriarcado
—signos del mismo proceso de reificación y frag
mentación del capitalismo tardío.!
123
ENTRE SIGNIFICADOS COMPRENDIDOS, ENTRE LÍNEAS: NANCY SPERO Y LASIMAGENESDELA MUJER
2 Lisa Tickner, «Form and La dirección que Spero ha tomado desde que empezó a pintar en los
Conontext. It doesn’t have to
años 50 ha sido hacia la péinture féminine, ya que «no hay otro camino...
be a story with a beginning,
middle and end», Nancy Spe- Las feministas francesas hablan de l'écriture féminine y yo estoy
ro (Fruitmarket Gallery, Lon
don: Institute of Contemporary
intentando la péinture féminine.-»3 En 1974, con su obra Torture in Chile,
Art, 1987), p. 16. decidió emplear únicamente imágenes de mujeres, «no sólo para dar la
126
vuelta a la historia convencional, sino también para ver el mundo a través
de imágenes femeninas.»4 Este proyecto, desplazar el sujeto masculino
como categoría única de lo humano, implica una energía considerable a
causa de lo que Elaine Showalter llama «la fuerza centrípeta del
patriarcado.»5 Como Derrida dice, «cuando decimos que el ego cogito,
el Yo pienso, no es ni hombre ni mujer, verificamos que se trata de un
hombre y no de una mujer. Siempre es así»6.
obras anteriores se torna en estos Codex Artaud en sibilina y hermética. 4 Nancy Spero, citada por
Jon Bird, «Nancy Spero. Ins
Como muchas escritoras de siglos anteriores, Spero se esconde aquí bajo cribing Woman -between the
nombre viril para dar salida a su rabia y a su falta de voz como artista. lines», Nancy Spero, p. 20.
De ahí, la proliferación de figuras sacando la lengua, y la analogía entre 5 Elaine Showalter, Speaking
of Gender (New York and
lengua y falo recurrente en sus dibujos. En The Madwoman in the Attic,
London: Routledge, 1989), p. 3
Sandra Gilbert y Susan Gubar han ofrecido un brillante excursus sobre el
6 Jacques Derrida, «Women
carácter universal de la lengua fálica como símbolo de poder lingüístico in the Beehive: A Seminar with
Jacques Derrida», Men in Fe
y sexual. En este sentido, las figuras carnavalescas de Spero son exactas
minism, p. 194.
como metáforas. «En francés —nos dice— lengua es a la vez "lengua" y
7 Mina Loy en Virginia Koui-
"lenguaje". Estaba sacando la lengua a la sociedad e intentando encontrar dis, Mina Loy. American Mo
una voz propia tras sentirme silenciada durante muchos años. Y utilicé a dernist Poet (Baton Rouge:
Louisiana State University
Artaud como medio para hacer oír mi voz, y quizá en aquel tiempo tenía Press, 1980), p. 41.
que tener esa voz masculina, el ejemplo más extremo de alienación 8 Nancy Spero citada en Nan
cy Spero, p. 24.
personal»8.
127
Esconderse tras la máscara de Artaud, a pesar de la misoginia legendaria
ARTAUD del poeta, no es un acto gratuito después de todo. Su ostracismo, la
historia de su cuerpo «domesticado» a través de la histeria, y la naturaleza
fragmentada y dolorosa de sus escritos convierten a Artaud en un vehículo
t A^u., apropiado para la voz silenciada femenina en la cultura patriarcal. «Soy un
1 ah, . hombre que ha sufrido mucho y a ese título tengo el derecho de hablar.»9
Vestida de hombre que se puede leer en código femenino, el disfraz de
v Spero es un acto apropiado de suplantación y la angustia que percibimos
en esta alteración psíquica reduplica las imágenes de confusión y
heterogeneidad corporal repetidas en estas obras. Como Spero, también
Artaud rechazó el carácter estático del Ser en favor de lo que Derrida
«Artaud Painting», 1969 llama «el teatro de la diferencia», que expande la presencia pura sin que
intervengan la mimesis o la representación. Se trata, en gran medida, de
Pag. anterior: encontrar un nuevo lenguaje visual, de fragmentar aún más la escritura ya
«Hanging Totem» I (detalle), 1987
rota de Artaud. Sin embargo, estos trabajos de Nancy Spero no son
Pag. siguiente:
«Hanging Totem» II, 1989
adaptaciones de las intenciones formales del poeta, ni siquiera de sus
dilemas personales, pues eran las circunstancias de ella, no las de Artaud,
las que estaban en juego.
128
que la mímica se convierte en estrategia. Como Liza Tickner dice, «la idea
es deshacer los efectos del discurso patriarcal a través de su
exageración.»" Entre hablar cual varón (como en Codex Artaud} o a través
de la histeria (como sus figuras a veces hacen), Spero deja que lo
femenino se descifre «entre señales, entre significados comprendidos, entre
líneas.»12
129
14 Nancy Spero, citada por viejos emblemas de una poética feminista. Sus textos (palimpsestos) son
Jon Bird, «Rites of Passa- también «aracnologías» —por usar el neologismo de Nancy Miller— y si
ge», Nancy Spero, p, 36.
tiramos del hilo de sus tejidos nos topamos con la textura de la cultura
del género, con las inscripciones, a veces perversas, de sus estructuras
políticas.
Estos trabajos, por otra parte, no sólo apuntan a una feminidad primaria
y celebratoria; sus Madres Terribles, sus diosas ambivalentes y sus figuras
a veces andróginas nos insisten en la relación fértil —y siempre inestable—
entre las partes de la ecuación. Por eso Jon Bird nos asegura que su obra
no debe leerse como una inscripción ingenua de lo femenino. Consciente
del riesgo que implica construir la feminidad en el espacio de lo pre
simbólico, Spero ha comentado: «creo que mi obra permite el ritual
estático, el momento utópico, pero también intento que no alcance cotas
de irrealidad. Por supuesto, existe un juntar de culturas dispares en el
tiempo pero también tiene que haber un cierto control en el éxtasis del
carnaval.»'4
130
NANCY SPERO, «Hera Diptych» III (general y detalle), 1988. (Fot.: David Reynolds)
131
NANCY SPERO, «Goddess & Centaur», 1987
132
NANCY SPERO, -Sky Goddess» (detalle), 1987-88
133
NANCY SPERO, «Victimage» (díptico), 1990
134
NANCY SPERO, «Artemis & The Dildo Dancer & Acrobats» (general y detalle), 1990. (Fot.: David Reynolds)
135
NANCY SPERO, «Artemis II» (1985)
136
HER.L uf-
ARTE' 1 PERMANt .1 CCN-' b II
j ■ r- tg ■
IS THt W Y*. TON'
,O H!:K iM -.P '-l Vi
-"W.
II. REFLEJOS
137
ALMA LAVENSON, «Egg Box», 1931
ENTRE ESPEJOS ilM
■■■T CÓNCAVOS,
REFLEJOS CONVEXOS:
■ LAS MUJERES EN LA
PRENSA ALICANTINA
139
Adorno— de crear un público vasto y homogé
neo que no está ya condicionado por los lími
tes de tiempo, espacio y cultura. Las audiencias
surgen y se mantienen mediante una publica
ción continuada y selectiva de hechos y ficcio
nes, noticias y fantasías. La función de los me
dios, según subrayan muchos autores, no es tan
sólo informativa; actúan asimismo como defini
dores de la realidad e incluso, según llega a de
cir Eco, como «instrumento del olvido». Se
ofrece a la llamada «opinión pública» un siste
ma de creencias, un marco interpretativo para
dotar de significado y coherencia a la realidad
social. Así entendidos, los medios no sólo re
producen o reflejan esa realidad; en gran me
dida contribuyen a crearla, proponiendo y
confirmando en su audiencia valores y mode
los de referencia. De ahí el interés de un estu
dio de los mensajes mediáticos, no tanto por su
Algunos ejemplos de ofertas de empleo sexistas contenido informativo como por la «mitología»,
las concepciones implícitas de la sociedad y de
la vida que transmiten.
Si nos detenemos a reflexionar sobre la mu
jer en las noticias, destaca fundamentalmente
su ausencia como protagonistas, que diversas
estudiosas han llamado «aniquilación simbóli
ca». Estudios lingüísticos y sociológicos descri
ben detalladamente cómo la representación de
las mujeres es desproporcionadamente inferior
a su presencia en el mundo laboral y cultural.
Ni su actividad ni su historia son consideradas
como objeto de noticia; por otra parte, la repre
sentación de la mujer es a menudo estereotipa
da, con particular énfasis sobre aspecto físico
y vínculos familiares. Asimismo, se ha destaca
do a menudo que ambos sexos no son mencio
nados de igual modo, empleándose para las
mujeres los tratamientos que connotan más fa
miliaridad. Estas características de la represen
POR DERECHO tación femenina en las noticias tienen relación
La institutriz de Heidi con la posición social y, de modo igualmente
importante, con las expectativas y valoraciones
La esposa del fallecido cineasta francés animó la jornada en torno a las mujeres.
Un análisis de los titulares en la prensa lo
Mía Farrow, cal alicantina, «Información» y «La Verdad»,
«tupermadre»______
■ Después de diez años de
vida en común con Woody
arroja datos coincidentes con los rasgos men
Alien, la actriz Mía Farrow
está pensando seriamente en
cionados. La representación femenina es con
casarse. Divorciada de Frank
siderablemente menor que la masculina —dife
rencia obvia a primera vista—; la proporción
140
global en los titulares de «Información» y «La
Verdad» es aproximadamente del 28% de mu
jeres y 72% de hombres. La prensa local ali
cantina, por tanto, apenas considera «noticia-
bles» a las mujeres. Sin embargo, semejante di
ferencia cuantitativa en la representación de uno
y otro sexo varía de manera considerable según
los diferentes apartados temáticos.
En contraste con el varón, las actividades
femeninas más frecuentemente representadas
se encuentran muy alejadas de las funciones
«serias», como las políticas o profesionales; el
papel «ornamental», en cambio, está sobrerre-
presentado respecto de la realidad social: en
tre el 44% («La Verdad») y el 33% («Informa
ción») de las mujeres mencionadas en los titu
lares son «famosas» pertenecientes al mundo del
espectáculo o la llamada «jet society». En el ca
so de los varones, los actores, locutores de te
levisión y aristócratas constituyen un porcentaje
notablemente inferior de los varones represen
tados; entre un 23% («La Verdad») y un 10%
(«Información»).
Pero también hay que destacar en los titu
lares de la prensa local un segundo perfil feme
nino, en cierto sentido opuesto al anterior, que
indudablemente tiene su origen en la realidad:
la mujer víctima de la violencia. Entre el 29%
(«La Verdad») y el 40% («Información») de las
mujeres mencionadas lo es en relación con al
gún suceso violento o accidente. Sólo entre un
11% («La Verdad») y un 3% («Información») de
los varones es mencionado en una situación
análoga.
Alberto Cortina le
compra a Marta
«Madrugada», un drama de Buero
Vallejo con su mujer de protagonista
Señores, ¡a votar!
una parcela de 176
millonee
• El financiero Alberto Cor-
tina ha comprado a su actúa!
141
Por otro lado, tan sólo el 27% de las men Así, por un lado, las mujeres son revestidas
ciones femeninas en los titulares de ambos dia de atributos que suponen una evaluación posi
rios refieren a mujeres en el contexto de su tiva a la vez que extremadamente convencional,
actividad política, profesional o cultural. Las mu tales como «belleza», «leyenda», «misterio», «di
jeres mencionadas en relación con su trabajo, va», «ángel», «ninfa», «reina»...: (1)
por poner un ejemplo, están infrarrepresenta- —Un misterio llamado Jacqueline V 22-11-89.
das, ya que el 4% de mujeres mencionadas en —Una diva a orillas de La Concha 18-10-89.
este contexto está muy lejos de las cifras de ocu —Tres ninfas de «Bellea el Foc» V 9-12-89.
pación femenina. La escasez de las menciones —La reina de Rumania conmociona al mun
tienen su causa en el hecho de que generalmen do I 3-12-89. Otro de los papeles positivos es el
te las mujeres ocupen las escalas laborales más de la «buena madre», opuesto a la «mala madre»
bajas, no estén presentes en los órganos de de que aparecerá en las crónicas de «sucesos»:
cisión y por tanto no sean fuente de informa —Mia Farrow, supermadre V 20-12-89.
ción convencional. En cambio, entre un 66%
También se enfatiza a menudo el aspecto fí
(«La Verdad») y un 87% («Información») de los sico de la mujer, convirtiéndolo en tema de la
varones son representados en un contexto po noticia:
lítico, profesional o cultural.
—Gritos de ¡guapa, guapa! en el primer mi
La posición ideológica muchas veces implí tin de Carmen Romero I 2-10-89.
cita en las noticias no afecta meramente a su —Las piernas de Rosa Conde V 24-10-89.
selección y contenido; también se manifiesta en En otras ocasiones se menciona a la mujer
un nivel más elemental y sutil, el propio lengua
metonímicamente, «la parte por el todo» —sea ges
je. La sesgada representación numérica se ve
to, parte del cuerpo o prenda de vestir—:
reforzada por el uso que de éste se hace; con
—Sonrisas en Hong Kong V 16-11-89.
harta frecuencia las mujeres de unos y otros ám —Por tocar un trasero X 24-10-89.
bitos son mencionadas mediante expresiones
—La minifalda retrasa los juicios V 1-12-89.
estereotipadas, verdaderos «topoi sociales» que
constituyen modelos de pensamiento siempre
disponibles y transmiten expectativas normati (1) Empleamos las siguientes abreviaturas: V para «La Ver
vas sobre los géneros masculino y femenino. dad»; I para «Información».
La* mujeres de la
La envenenadora de
La castañera,
campaña__________
Alacuás, absuelta por
■ Cuando comienza una
campaña electoral, la otra una institución que
cara de los políticos, el as
pecto familiar, los hobbies y
demás ligerezas salen a la
falta de pruebas llega en otoño
142
Un anciano se
POR CIERTO entrega después POR CIERTO
Tiemble con Blanca de matar a su
esposa La nena
tiene razón
Además de esta «fragmentación», las muje Sin embargo, frente a estos modelos, pre
res son nombradas mediante diversidad de ape sentados como positivos, también existen otros
lativos, algunos de los cuales denotan infanti ambiguos o peyorativos, tales como «brujas»,
lismo: «castañeras», «institutrices», «porteras»...:
—La nena tiene razón V 25-10-89. —Las brujas, contra el príncipe Carlos V
22-11-89.
O un peculiar estado de «niña-mujer»:
—La castañera, una institución V 13-11-89.
—Arancha Sánchez Vicario, la niña-mujer V
—La institutriz de Heidi V 1-10-89.
5-11-89.
—«Tengo un alma de portera que no me la
O bien expresan modelos de género estereo merezco» V 12-11-89.
tipados: Tampoco es excepción la prensa alicanti
—Dos mujeres para un Nobel I 1-11-89. na cuando considera noticia a la mujer por su
—Chica dulce, chicos duros V 3-12-89. relación sentimental, familiar o matrimonial:
El resultado de estas representaciones es una —Lasmujeres délos candidatos coinciden
feminidad mítica cuyos ingredientes son el atrac con la ideología de éstos I 22-10-89.
tivo físico —las piernas, la sonrisa, la belleza—, En otros casos se relega la identidad de la
la maternidad como hecho ante todo biológico — mujer protagonista, identificándola a través del
mujeres «nacidas para ser madres»— y cualida vínculo familiar:
des propias de una «ninfa» —dulzura, misterio, —«Madrugada», un drama de Buero Valle-
leyenda—. El discurso de esta prensa, más que jo con su mujer de protagonista V 19-10-89.
reflejar la «verdad» o «la realidad», construye una —La esposa del fallecido cineasta francés
versión particular de esa realidad. animó la jornada I 5-10-89.
(FOTO de una perra con cachorros, con pie Y cuando leemos un titular como:
de foto «Madre no hay más que una»; V 10-11-89). —Las mujeres de la campaña V 23-10-89.
(Mi pie de foto: «La naturaleza» como mo Comprobamos que no se refiere a las can
delo de maternidad...). didatas, sino a las mujeres casadas con los can-
143
La «reina» de Rumania conmociona al mundo
Constitución, dueña y señora
Nadia Gomaneci ya es libre
didatos. En titulares de este tipo los roles de gé El caso de «señora» es particularmente in
nero siguen pues un esquema prescrito clara teresante. Mientras el término masculino ape
mente: las mujeres no son presentadas como nas aparece, y es usado ceremoniosamente:
sujetos autónomos; más bien desempeñan un —¿Señores, a votar! I 23-10-89.
papel complementario, un rol mediado por su Su homólogo femenino suele emplearse con
relación con el varón. cierta frecuencia, en situaciones ambivalentes:
Otro aspecto llamativo de la prensa local —Empeñada estuvo una señora en votar
consiste en el tratamiento desigual que a me por su hijo V 30-10-89.
nudo reciben hombres y mujeres en un mismo —En Villajoyosa una señora se enfadó por
titular: nombre abreviado femenino frente a no poder votar al PNV I 30-10-89.
nombre de pila o apellido masculino, etc. La re El empleo meliorative del término «señora»
ferencia personal tiene, según una hipótesis de aparece, excepcionalmente, en la sección de
larga tradición antropológica y sociolingüística, sucesos:
un especial significado, ya que constituye una —Un argelino asaltó a una señora en el par
codificación de las relaciones sociales en el ni que V 29-12-89.
vel lingüístico. En un mismo contexto, el trata Que contrasta con «mujer» —una prostitu
miento diminutivo, de familiaridad, suele ser ta— en:
empleado para referir a la mujer: —Un argelino atracó a un transeúnte valién
—BurtonyÁrz, amor continuo V 14-10-89. dose de una mujer V 11-10-89.
—Alberto Cortina le compra a Marta una Es obvio que «mujer» y «señora» no son in
parcela de 176 millones V 21-10-89. tercambiables en estos titulares, puesto que son
Además, la referencia mediante nombre de portadores de un significado social, y más con
pila, a veces abreviado, se emplea usualmente cretamente, de clase o estatus. El empleo me-
para mujeres del mundo del espectáculo y, sor liorativo aparece también en la metáfora:
prendentemente, también para las mujeres po —Constitución, dueña y señora I 6-12-89.
líticas, en cuyo caso puede llegar a tener un Otra asimetría respecto al varón es el em
significado peyorativo o frívolo: pleo del artículo para mencionar a las mujeres.
—Mari Angeles quiere seguir bailando V Mientras que el apellido sin artículo es neutral:
10-10-89. —Comaneci..., ex-gimnasta I 1-12-89.
—Tiemble con Blanca V 2-10-89. El empleo del artículo, exclusivamente pa
—Rita, bien, gracias I 4-10-89. ra referirse a mujeres, tiene connotaciones pe
—El renuncio de Doña Mati V 13-11-89. yorativas:
144
—Y la Comaneci se hizo mujer V 8-12-89. —Aplazado el juicio contra el parricida de
Así, «la Comaneci» es clasificada bajo la rú Ibi I 17-10-89.
brica de «frivolidades femeninas», a la que tam Las mujeres, por el contrario, suelen ser
bién pertenecen titulares como el siguiente: mencionadas sin eufemismo alguno:
—La Pantoja y la Preysler pasaron por el —La envenenadora de Alacuás absuelta por
quirófano I 13-10-89. falta de pruebas I 26-10-89.
En el extremo opuesto a las «famosas» se
Por otra parte, en algunos casos se minimi
encuentran las mujeres de la sección de suce
za el componente agresivo de los atentados con
sos —la otra cara de la moneda— que son en
tra la libertad sexual. Así, en los siguientes
gran parte anónimas, y de las que a la prensa titulares implícitamente se atribuye un compo
sobre todo interesa su relación personal con el nente subjetivo a la víctima («dejarse violar», «se
agresor o su papel en la situación del suceso sienten amenazadas sexualmente»):
(«hija», «secretaria»...). Mientras que la violen —Una holandesa consintió que la arrastra
cia masculina, a menudo en el seno de la pro ran antes que dejarse violar V 5-10-89.
pia familia, en ocasiones es representada de —Dos profesoras se sienten amenazadas
manera atenuada —el varón no suele ser des sexualmente I 1-12-89.
crito como «padre»—.
Obviamente, una descripción ambigua no
—dn invidente mata a sus tres hijos y se sui
contribuirá a crear un clima de repulsa a la vio
cida V 3-10-89. lencia contra la mujer.
—Un vecino de Ibi, procesado por violar a
sus tres hijas V 7-11-89. VIÑETA sobre acoso sexual («¿Y a mí cuan
do me vas a acosar?») fecha?
En el caso de la mujer se suele definir una [Mi pie: La mujer desea la agresión del
situación análoga desde una perspectiva deter hombre].
minada: la de «la mala madre»:
—«Detenida una madre por abandono de Hemos intentado ilustrar brevemente cómo
sus hijos» I 12-1-89. el discurso periodístico, que a menudo pasa co
—«Mueren tres niños de corta edad...» / «Su mo neutral y objetivo, en realidad presupone y
madre los dejó solos unos minutos...» V 3-10-89. alude a una implícita «naturaleza femenina», una
ideología profundamente restrictiva que opera
También se aprecia una tendencia a califi mediante una selección de aquellos símbolos
car de manera diferente a parricidas varones y ajustados a los esquemas imperantes. Podemos
mujeres: por ello decir, con Balletbó, que, al menos en los
—Un anciano se entrega después de matar casos analizados, los medios «desempeñan una
a su esposa I 23-10-89. función de reforzamiento de la cultura normali
—Amores que matan I 17-10-89. zada y no de transformación de la misma. ■
Una «diva» a
orillas de
La Pantoja y la Un vecino de Ibi, procesado
por violar a sus tres hijas
145
CONSUELO KANAGA, «La muchacha en flor (Francis)», 1928
REFLEXIONES A PROPÓSITO ■■■
■■DE UNA NUEVA REGULACIÓN
SOBRE LA INTERRUPCIÓN■■■■
■- VOLUNTARIA DEL EMBARAZO
147
za a reclamar para sí, dejando obsoleto el pris escuchen otros criterios, argumentos y posicio
ma desde el que se ha venido legislando hasta nes que, con distintas perspectivas, existen so
la fecha en esta materia y causa directa de que bre la interrupción de embarazo; a fin de llegar
los desajustes y el incumplimiento de la Ley a conclusiones comunes y aceptadas por todos.
sean cada día más evidentes; hechos en los que
no poco ha influido la actual posición de la mu Confianza en la mujer
jer y la razón por la que precisamente sea, la
ley de interrupción de embarazo, la que más rá Curiosamente, en el proceso histórico se
pidamente se resiente de estos cambios, con guido por la humanidad, nada hay más cierto
virtiéndose en punto de mira de amplios colec que la comprobación de que las mujeres son
tivos de la sociedad civil. quienes directamente se han ocupado de la su
pervivencia de la especie humana, luchando y
Efectivamente en una sociedad donde la esforzándose permanentemente en crear las
masculinización de la razón y la lógica ha sido
mejores condiciones para ello. Sobran ejemplos
la norma, no es extraño que se produzcan reac para acreditarlo incluso antes de que hiciera
ciones y conflictos cuando se intenta abrir pa aparición la cultura, ya que posteriormente na
so el concepto de igualdad entre mujeres y die dudará cómo la diferencia de roles femeni-
varones. Pero el nuevo paradigma hacia el que no/masculino, culturalmente definidos y norma-
se camina como acertadamente afirma Josefi tivizados, encomiendan a la mujer dicha tarea
na Sanz, con la incorporación del pensamiento
en exclusiva y ésta rinde cuenta de la misma
propio de las mujeres a la comunidad científi
con extraordinaria pulcritud, porque no otra es
ca y su punto de vista crítico ante una ciencia
su razón de ser en tal estructura social.
y una cultura que han prescindido o fragmen
tado sistemáticamente al género femenino, ha Ahí están los innumerables datos que ofre
cen que con toda urgencia y desde los ámbitos ce la vida cotidiana: quien se cuida de la infan
más responsables de la sociedad, se propongan/ cia, quien sacia sus necesidades, quien asume
148
la responsabilidad en su gestación y crianza, cer bandera del feto contra la mujer. Extraño
quien ocupa su tiempo en escucharles, quien ob ejercicio de defensa donde ésta se convierte en
serva y analiza el menor síntoma, la menor irre un peligro para la vida humana. Así no sólo se
gularidad que manifiestan, quien sabe traducir hace innecesario escucharla, conocer sus temo
sus deseos antes de que aprendan la lengua en res o deseos, su capacidad y recursos, su senti
que han de comunicarse... do de responsabilidad, por el contrario resulta
imprescindible actuar contra ella de forma ver
Ahí están las Madres de la Plaza de Mayo,
daderamente numantina y ciega, reflejándose
las que integran los comités de desaparecidos,
tal actuación en el rigor sin paliativos de unas
las que crean y sostienen asociaciones antidro
normas, dictadas desde el alejamiento más ra
ga, las que visitan a los presos en las cárceles.
dical de la realidad, con total desconocimiento
Ahí el imponente espectáculo, las estremecedo-
de la cuestión y un progresivo agravamiento de
ras imágenes de las mujeres kurdas alimentan
la visión misógina. Desde la Edad Media hasta
do, lavando, vistiendo, llevando entre sus brazos
el pasado siglo sólo se consideraba punible
a los más pequeños, en el éxodo más dramáti
el aborto voluntario de un feto a partir de los
co que hemos conocido.
ochenta días de gestación, en tanto que a partir
Sin embargo, esta rica experiencia parecie de finales del s. XIX, el aborto se castiga desde
ra no existir, de manera que ante una abruma la fecundación.
dora y expresiva realidad de lo cotidiano la
Realmente tamaño despropósito cuando me
respuesta de la sociedad ha consistido en ha-
nos debería resultar «chocante», pero tristemen
te y contra todo razonable pronóstico tan mani
fiesta contradicción incluso se ha pretendido «ra
Imagen superior: zonar» (?), hasta la coherencia del absurdo.
Concentración de madres contra la droga (28-XI-1991).
(Fot.: MIGUEL NOVACK / EL PAÍS).
Indudablemente nos encontramos ante un
Pág. anterior: fenómeno que sólo puede explicarse en base a
Maestra y escolares en el campo (Archivo Quinto Centenario de
la Ciudad de Alicante / Archivo Municipal de Alicante) la estructura de un sistema jurídico que por su
149
propia función constituye la expresión máxima dificultad añadida, como es el hecho de que las
de masculinización social; y desde esa convic propias mujeres se infravaloran y encuentran
ción se han ocupado primero de ir concedien grandes obstáculos para reconocer su propia va
do cada vez más derechos del embrión y más lía, rendimiento o esfuerzo, teniendo —por los
tarde de establecer cuándo, cómo y en qué con valores que se transmiten educativamente a tra
diciones la mujer puede interrumpir su emba vés de los modelos de género— un sentido me
razo, pero sobre todo quienes son los encar nor del merecimiento, como la socióloga Brenda
gados de decidir en su caso. Major de la Universidad de Búfalo ha puesto de
manifiesto en su trabajo sobre «El género como
Así se produce el auténtico sarcasmo de in
determinante en el tratamiento psicológico del
sertar el aborto en el Código Penal, así es co
sentido de la justicia».
mo se tipifica el delito con penas tan altas, así
es como se da la paradoja de «proteger» a los En suma, si mujeres y varones padecemos
más débiles —embriones que no tienen forma un plus de sufrimiento impuesto por la socie
humana— precisamente frente a las mujeres; dad patriarcal, universalmente establecida, sin
sin tener en cuenta que, para la mujer, la deci embargo al priorizar ésta lo masculino sobre lo
sión de interrumpir un embarazo tiene un cos femenino, el diferente proceso de socialización,
te personal de tal envergadura, que sólo está en al que son sometidos unas y otros, deviene dis
relación con la gravedad de las causas que la criminatorio para las mujeres y desigual para
impulsan a tomar tal determinación y la grave las relaciones de género
dad también de las consecuencias que acarrea En este panorama no puede ser una excep
ría el hecho de no interrumpirlo. ción lo relativo al Derecho, a la organización so
Pero si nos adentramos en el análisis de los cial por excelencia, al contrario, como ya hemos
mecanismos que llevan a desconocer esta situa tenido ocasión de comprobar, éste es un lugar
ción de las mujeres, nos encontramos con una privilegiado para confirmar lo expuesto.
150
La severidad del castigo
Ciertamente la situación de los varones es
muy otra; sus intereses, ocupaciones, el rol que
la sociedad les asigna, hacen que, en primer lu
gar, desde sus conocimientos, patrones de con
ducta y estándares de comparación, la defensa
de sus principios, privilegios y patrimonio de
ba realizarse a través del castigo más riguroso
para quien individualmente le ataque, con total
independencia de quien sea el atacante y/o ata
cado, de cuáles sean las razones, las causas,
los efectos, e incluso en qué consiste el ataque
y a quien va dirigida a la postre la auténtica
agresión.
No son gratuitas estas afirmaciones, son so
lamente el resultado del tratamiento diferencia
do destinado a configurarnos como género. Las
investigaciones realizadas (1982,1987 y 1989)
por la profesora Brenda Major, a la que antes
hemos hecho referencia, han puesto de relieve
la existencia de un sistema plural de reglas de
justicia rectoras del comportamiento humano.
Los resultados de la investigación han encon
trado llamativas diferencias de género: ante una
misma situación los varones se guían por crite
rios de EQUIDAD (La justicia equitativa se po
dría ejemplificar en el clásico principio bíblico
del «ojo por ojo, diente por diente»); en tanto las
mujeres parecen regir sus decisiones por una
normativa basada en la IGUALDAD (la justicia
igualitaria estaría más en consonancia con el ob
jetivo de «a cada cual según sus necesidades»),
Pero este diferente sistema por el que se rige
uno y otro género no ha tenido traducción en
el sistema jurídico durante siglos, cuya inercia
continúa tiñendo el raquítico concepto de igual
dad que pugna por abrirse paso.
Unida al proceso de socialización está la
prioridad que la sociedad otorga al pensamien
to masculino creando una quiebra profunda en
la que a los varones, como género, les resulte
incomprensible la globalidad y complejidad de
la dinámica que viven las mujeres. Razón por
la que la protección del feto se establece frente
a alguien que, como la mujer, les es ajena, des
conocida, o en el mejor de los casos ante las
que tienen irracionales prejuicios. En conse
Pág. anterior:
cuencia al redactar la norma ésta expresa no Manifestación del comité de madres de desaparecidos y prisione
sólo su propia forma de ser, sino la mayor, la ros políticos. El Salvador, 1984. (Fot.: CHRISTIAN POVEDA).
151
más incomprensible y más irreprimible descon ejercer todo el control, ya que el poder de la re
fianza. «Una importante relación debe existir en producción es fundamentalmente femenino y el
tre la antigüa costumbre de los hombres varo único que por sus características no puede ser
nes de matar y su imposibilidad de concebir, le arrebatado materialmente, por lo que no han
gestar y parir una vida humana» afirman Pere dudado en arrebatárselo moralmente, hacién
Enguix y Enrique Lebrero en su artículo «El po dola inconsciente del mismo.
der de la reproducción» publicado en el diario
Y de este modo, con esa lógica y esa pri
«El País» (13-04-91, pág. 24).
macía, es como se construye el cerrado entra
Así pues, la sociedad parte de los mecanis mado jurídico/científico/cultural, generador de
mos y criterios que el género masculino tiene discriminación, que irreversiblemente produce
y desde él protege una peculiar «propiedad pri carencia a quien se le ha negado la capacidad
vada» (su descendencia) sobre la que, a dife de decidir y además la palabra: la mujer como
rencia de otras propiedades, el varón no puede género siente y ve pero no dice, no construye
un pensamiento propio, y por consiguiente es
ta carencia lleva directamente al déficit que pa
decen las mujeres, tanto para reconocerse,
como para hacerse reconocer. Gomo la filósofa
Celia Amorós dice, en la sociedad patriarcal sólo
los varones son «los iguales», dejando a las mu
jeres el sitio de las «idénticas», sin que exista
más visión que una foto distorsionada y fija en
la que, las mujeres como género, no han parti
cipado.
El tratamiento que la sociedad aplica a la
Pág. siguiente:
Manifestación de madres unidas contra la droga (15-V-1988, interrupción del embarazo es un dato, un sín
EL PAÍS).
toma más aunque relevante de esa realidad,
pues como hemos visto, siquiera someramen
Manifestación pro libertad de aborto ante el Tribunal Constitucional te, deja al descubierto el auténtico «continente
(HISTORIA 16). negro»; aquél en el que más patente se revela
152
la falta de valorización y reconocimiento del gé Mención aparte merece el delito de aban
nero femenino. dono de familia que (aunque pudiendo come
terlo las mujeres) cometen continua y constante
En este paradigma masculino en el que nos mente los varones. En este caso, tal delito, ni
encontramos, ciertamente sólo las mujeres pue constituye rechazo social, ni está castigado con
den abortar, sin que al parecer sea «lógico» de
pena equiparable en su proporción al aborto, ni
ducir que cuando un varón abandona a su perseguido con la eficacia y celo que la Admi
compañera embarazada o no reconoce ni se ha nistración de Justicia despliega cuando sospe
ce responsable de un hijo, pueda considerarse cha la posible existencia de un aborto. En su
delito. Ciertamente resulta paradójico que el cri lugar levanta obstáculos de todo tipo y emplea
men horrendo consista precisamente en «aban toda la laxitud y negligencia de que es capaz
donar» un microscópico número de células que hasta límites de verdadero escándalo, con el de
comienza a iniciar las fases de evolución ani seado resultado de vaciar de contenido la nor
mal. Pero más paradójico aún resulta el hecho ma que fija el citado delito.
de que, la flamante Ley de Reproducción Asis
tida, ponga al alcance de la clase médica (fuer En definitiva, la sociedad es radicalmente
temente masculinizada por cierto) la posibilidad incapaz de poder contemplar y recoger cómo
legal de «extraer» del útero de una mujer los em razonan o actúan las mujeres; cuáles son sus
briones que hayan logrado implantarse (es de íntimas expectativas, sus percepciones con res
cir sobrevivir), dejándole uno sólo de éstos. Lo pecto al ajuste y resolución de conflictos, res
que lejos de tener la consideración de aborto pecto a la interacción. En suma, el modo de ser
constituye una posibilidad que la Ley ofrece, no y estar en el mundo las mujeres, su visión de
ya sin la menor traba o control, sino con todas éste, la realidad en que viven, no existe so
las garantías. cialmente.
153
A modo de conclusión
Este apresurado y ligero esbozo sobre el
proceso seguido hasta aquí, sin embargo en el
momento actual es sólo una inercia, una posi
ción residual por amplia que ésta sea, pues, co
mo avanzamos en la introducción, la incorpora
ción de las mujeres al quehacer social, político
y cultural, ya no se da sólo reproduciendo y
transmitiendo valores y saberes establecidos, ni
siquiera sólo criticándolos, sino empeñadas co
lectivamente en crear y construir un nuevo pa
radigma de IGUALDAD en el que el poder
Madre e hija (EMAKUNDE}
reconocer/reconocernos.
Indudablemente ha sido un largo y arduo
Indias en el mercado de Cuzco, Perú
camino el recorrido por las mujeres, donde nin
gún sufrimiento nos ha sido ahorrado, sin que
hayamos de agradecer a nadie la defensa y el
respeto a nuestra intimidad y dignidad. Quizá
por eso las etapas que hemos cubierto lo han
sido firmemente y, a pesar de no haberse pro
ducido señales en los cielos, sino con la nor
malidad aparente de los hechos excepcionales
—hermosa frase que le oí pronunciar al minis
tro Fernández Ordóñez en otro contexto—, co
mienza a instalarse en nuestro entorno cultural
una nueva forma de concebir las relaciones so
ciales, donde cada vez tiene menos cabida la
imposición, y el castigo, la rigidez y uniformi
dad producidos por la visión masculinizada que
mujeres y varones hemos debido soportar. Hoy
día una sociedad más rica y compleja, en la que
se contemplan los diferentes ángulos que cual
quier cuestión presenta y la relativización es un
valor, resulta imprescindible y urgente llegar a
otra solución para poder legislar acertadamen
te sobre la interrupción voluntaria de embarazo.
Porque ya no es posible mantener unas nor
mas que secularmente han respondido a las as
piraciones de una parte de la sociedad sin que
se pueda ignorar por más tiempo la existencia
del género femenino, ni es cuestión de mante
ner un conflicto sin solución porque han desa
parecido las condiciones para sostener el en
frentamiento abierto, de suerte que, como en los
últimos años hemos tenido ocasión de compro
bar, al intentar aplicar con todo rigor e inflexi
bilidad la Ley de indicaciones, es la Adminis
tración de Justicia la que queda malparada.
También ha quedado superado el momento de
154
hacer concesiones, una vez desaparecido el ob guen a cumplir, habremos de convenir que hoy
jeto de las mismas, por lo que ceder a la tenta día es la herramienta más adecuada para conti
ción de reformar la actual Ley añadiendo el nuar avanzando sin sobresaltos ni brusquedades.
manido «supuesto socioeconómico», sería un
Y si bien es cierto que esta fórmula sirve
gesto gratuito y ahistórico de imprevisibles y de
para cualquier ocasión, en la cuestión que aquí
sastrosas consecuencias.
nos convoca se hace de todo punto necesario
En el momento actual comienza a tomar acercar posiciones, porque así lo exige la reali
consistencia la idea de la negociación, del PAC dad actual, so pena de repetir un nuevo y más
TO como única fórmula viable. Parece llegado estrepitoso fracaso. Porque frente a posturas que
el tiempo de la igualdad y, en tales circunstan mantienen la penalización absoluta del aborto
cias, ya no es posible continuar tratando a la mu o las que se decantan por las estrechas y cor
jer como irresponsable o criminal, según los tas concesiones de la insuficiente Ley de indi
casos, y con ellas a otros grupos o individuos caciones, la nuestra sólo puede desembocar en
cada vez más numerosos, empeñados en su la total despenalización, si queremos ser cohe
marse y profundizar conjuntamente ese inci rentes con el proceso social seguido hasta aquí
piente concepto de igualdad que se complejiza y el bagaje histórico que hemos adquirido, lo
y abarca otros aspectos de la realidad, por lo que nos legitima no ya para ser interlocutoras
que sin duda en su desarrollo ha de presentar válidas en este debate, sino las únicas con ca
nuevas dificultades y resistencias. pacidad para decidir en última instancia.
Si pensamos que el pacto se caracteriza por De tal manera que, como no entra en nues
la flexibilidad entre las distintas partes para lle tros objetivos ejercer la prepotencia y torpeza
gar al acuerdo y la posibilidad de revisar el mis que tan bien conocemos y sufrimos, habremos
mo en la medida que cambien las condiciones de concluir que el único PACTO posible con
que lo produjeron; si por tanto sólo se puede siste en llegar a establecer una Ley de plazos
pactar entre iguales a la vez que éstos no tie en la que dignamente se contemplen los dere
nen otra vía para dirimir sus diferencias y al chos, expectativas y aspiraciones de TODAS las
canzar así un compromiso que todos se obli partes implicadas. ■
155
ANA TERESA ORTEGA AZNAR, sin título, 1990
156
DEL PACTO CÍNICO ■
■■■■ A LA DOBLE
EXIGENCIA ■ ■■■■
NIEVES SIMÓN
157
Debo el hig/i concept PACTO CÍNICO a mi — Un ciudadano pretende votar por toda su
hijo Juan, quien define así las relaciones entre familia.
docentes y discentes que ni exigen ni se exigen. — Una anciana desea que su perro vote.
El pacto cínico nos rodea por doquier. Vivi — Una urna tiene papeletas dentro antes de
mos una democracia en la que la mayoría, en comenzar las votaciones.
el mejor de los casos, supone el 40% del 70%. — Alguien pretende identificarse con la
Las reiteradas denuncias acumulan miles de VISA.
procedimientos, y la lentitud de la justicia la — Se tiró por la ventana un presidente de
vuelve inoperante. La falta de inspección y re mesa depresivo.
cursos destinados a estas tareas hace que la pi Tuve la fortuna de leer el libro de Amelia
caresca prospere. «Tú me pagas poco yo trabajo Valcárcel «Sexo y Filosofía». Su clarividencia ar
poco» o a la viceversa, puede resumir, quizá por gumentando su famoso derecho al mal, me pro
falta de mayor elaboración, las insatisfactorias curó una brisa de aire fresco. Sí, es cierto (me
relaciones laborales. decía), existe un pacto cínico, pero... es mucho
Las relaciones personales tampoco se li mejor que esa LEY DEL EMBUDO de la que for
bran. Están en demasía marcadas por quienes malmente hemos salido. Otra cuestión es que
acostumbran a ejercer los históricos privilegios algunas personas pensábamos que la supera
de sexo, raza, clase y edad, como si de lo más ción de dicha ley nos llevaría a un estadio de
natural del mundo se tratara, y quienes preten responsabilidad y democracia mayor, que de
den, sin esfuerzo, beneficiarse de unos dere sembocara no en dejadez sino en tolerancia, en
chos de los que ignoran tanto su costo como su una doble exigencia armoniosa y eficaz. Pero
fragilidad frente a tradiciones y costumbres de ya se sabe, los logros siempre vienen con reba
gran peso. jas y a más de una persona nos crea un conflic
Y si nos fijáramos en las informaciones de to ético que la igualdad sea todavía tan incom
los medios, veríamos que siguen dando relevan pleta. Conviene tener presente que Amelia Val-
cia a lo que Amparo Moreno llama «el arqueti cárcel dedica su libro a Victoria Camps, quien
po viril protagonista de la Historia» y rara vez en el 90 nos ofreció su texto: «Virtudes pú
a esta mezcla heterogénea que somos. La rea blicas».
lidad, pues, queda desvirtuada, la visión es par
cial y en pocas ocasiones cambia de signo. En estas reflexiones me encontraba yo
cuando me enviaron el artículo que Peter Druc-
Pero cuando lo hace, por ejemplo a propó ker (santón del management por más señas) pu
sito de unas elecciones, evento que parece obli blicó en la Harvard Deusto Bussines Review,
gar a una mayor democratización, nos brinda titulado: «Qué se puede aprender de las organi
el abanico de diversidades que tuve oportuni zaciones altruistas». De ahí extraigo los siguien
dad de escuchar por radio, cuando se celebra tes párrafos:
ron las últimas elecciones municipales y que
transcribo por lo curioso que resulta: ... «Dirigir al trabajador con conocimien
— Una monja presidenta de una Mesa elec tos hacia la productividad es el desafío
toral, bendice el acto antes de dar comienzo las que tiene delante la dirección en Nortea
votaciones. mérica. Los altruistas nos están mostran
— Un drogadicto componente de una Me do cómo lograrlo. Exige una misión bien
sa, se inyecta allí mismo. definida, una colocación personal cuida
— Un presidente de mesa candidato hace dosa, un continuo proceso de aprendi
su arenga. zaje y enseñanza, una dirección basada
— Un líder político espera a votar cuando en los objetivos y el autocontrol, exigen
haya más gente. cias elevadas pero responsabilidad co
— Los gitanos fueron escoltados por la rrespondiente. Una responsabilidad per
Guardia Civil en los pueblos en que se desató sonal respecto a la actuación y a los re
el conflicto racial días antes. sultados».
158
... «Los estudiantes del programa para voluntad y el compromiso para llevar al mejor
ejecutivos medios y altos en el que en fin los comunes objetivos. Su propuesta de or
seño trabajan en una gran variedad de ganigrama plano me pareció el paradigma de
negocios: bancos y compañías asegura la igualdad.
doras, cadenas de minoristas, compa Pero los beneficios de cambiar del pacto cí
ñías aeroespaciales y de ordenadores, nico a la doble exigencia no siempre son tan evi
desarrollo de bienes raíces, etc... Pero la dentes como en un balance comercial o en un
mayoría de ellos también sirven como grupo altruista.
voluntarios en organizaciones altruis
tas... Cuando les pregunto por qué lo ha He tenido oportunidad de saborear las ven
cen muchos me dan la misma respuesta: tajas que comporta la doble exigencia y no me
porque en mi trabajo no hay suficiente extraña que los estudiosos de la motivación es
desafío, ni alcance, ni suficiente respon tén confitados con los modos de hacer de quie
sabilidad; y no existe ninguna misión, so nes se reconocen en la igualdad; reparten bene
lamente conveniencia». ficios y poder; intercambian información; ense
ñan y aprenden unos de otros y aprovechan to
La conferencia que dictó Javier Palom (ca do esto para, en común, llevar adelante una
talán experto también en management) para el misión. Tampoco me extraña que se fijen en las
C.L.A.D.E. (Club de Alta Dirección Empresarial) organizaciones altruistas, al fin y al cabo las tie
me esperanzó. Javier nos presentó como primi nen mucho más cerca que a los japoneses.
cia su libro: «Organización base cero» una cla
ra apuesta por la doble exigencia en el seno del Existe, pues, un pacto cínico pero, qué du
quehacer empresarial. Las relaciones pueden da cabe, tampoco se ha renunciado a buscar la
y deben cambiar gracias a la formación de to excelencia.
das las personas involucradas en el proceso pro
ductivo, a la información en el punto de decisión Congreso Internacional sobre la Acción Positiva para las Mujeres,
que nos procuran las nuevas tecnologías, y a la Vitoria, junio 1989 (EMAKUNDE).
159
PERVIVE VIVE SE ALUMBRA ACTORES
Algunos
ESTRATEGIAS ¿PARA CUÁNDO LA IMPLICADOS
aspectos ANTECEDENTES ESTRATEGIAS
HOY DE DOBLE EXIGENCIA? EN
LEY DE
de EVOLUCIÓN
PACTO CÍNICO EVOLUCIÓN PERSPECTIVAS: EL CAMBIO
DEL EMBUDO
• Sistemas Conjuntos naciones • Finaliza guerra fría Solidaridad Idea de O.N.U. • Naciones
entre naciones • Sistemas sociales
SOCIEDAD G LO BAL
• Poca paga
• Servidumbre • Concepto paro y de • Responsabilidad
población activa. • Sindicatos
• Empleadores
Empresa: Mejoras condiciones Libre mercado Responsabilidad Organigrama plano • Empleados
• Taylorismo de trabajo. dominio + fuerte. pacto social reparto trabajo y ■
beneficios.
Alienante: Intelectuales que se • Polarización • Evolución personal Intercambio rico entre • Instituciones
CULTURA
• Apoyo dictaduras • Fin guerra mundial • Antagonismos • Fe y trabajo por la paz • Disgregación del Ejércitos
de ios pueblos. conflicto.
MILITAR
• Proteccionismo • Rechazo del dominio. inspección. • Oposición de individuos colaboración entre • Instituciones
con dominación • Administraciones y grupos de administraciones, • Ciudadanos
autocràtica. incompetentes. interés al Estado. mercado y agentes soc. • Mercados
• Equilibrio ae poderes
• Protección con • Enfrentarse a la alienación • «No estudio, no trabajo». • Protestas organiz. • Consenso Socializados y
SOCIALIZACIÓN
CATEGORÍAS--------- > Cotidianeidad y conflicto intereses individuales potenciado en el sistema capitalista occidental
• Imperialismo • Mestizaje • Emigración masiva • Respeto de todos por • Pactos entre ¡guales.
al primer mundo. otras culturas
• Desnivel norte-sur. • Ejercicio de los poderes
Desequilibrio demog. individuales.
Dos organizaciones sin ánimo de lucro, poder de las partes. No siempre se puede ne
Cruz Rojajuventud y Mujeres Jóvenes, me invi gociar la salida.
taron a dar un par de seminarios sobre la ne
Sólo podremos usar de la negociación co
gociación como vía para agilizar los planes de
mo vía para resolver estas diferencias de modo
igualdad de oportunidades. Preparando el ma
pacífico cuando las partes sean iguales y se re
terial para estas intervenciones cuajé mis inquie
conozcan el poder que tienen. Por tanto, lo pri
tudes en un cuadro que os ofrezco. Agradezco
mero que tendremos que hacer es buscar la
a mi hijo Juan que lo ordenara, y a mi hermana
igualdad, y no sólo como instancia ética desea
María Elena sus pertinentes observaciones. A
ble, sino como condición necesaria para abor
pesar de estos acertados retoques, es sólo un
dar los conflictos con el instrumento de la
esbozo que requiere trabajo posterior.
negociación y encontrar así una solución satis
No obstante, espero que sea suficiente pa factoria para los implicados.
ra mostrar la complejidad e interacción de las
Mientras no logremos las premisas anterio
relaciones tanto de los sistemas y subsistemas
res tendremos que tomar otras vías de salida co
como de las categorías y por tanto, la dificultad
mo aguantar, huir o enfrentarse abiertamente
que entraña pasar de unas etapas a otras supe hasta lograr la igualdad, al menos formal, que
rando las viejas concepciones y logrando que nos permita iniciar una negociación. Ejemplos
cada vez seamos más libres y responsables, no nos faltan ni en nuestra vida privada ni en el
más profundamente justos y democráticos has sindicalismo, pacifismo, ecologismo o feminismo.
ta alcanzar mayores cotas de igualdad para ma
yor número. Y todo esto sin perder de vista la Además negociar exige presentar alterna
calidad con la que deseamos dotar a la igual tivas para llegar a acuerdos. La innovación y
dad, no sea que perdamos libertad en el inten creatividad que hay que poner a concurso tie
to. Mayormente, una fruslería. ne un costo elevado. Ir de pioneras, transitar ca
minos no trillados, abrir nuevas perspectivas es
A la vista del cuadro observaréis que en duro e incómodo por cuanto se aparta de la ¿có
tiempos pasados lo teníamos más crudo. Creo moda? convención. Se rompe la inercia. Dar sal
sinceramente que pasar del PACTO CÍNICO a tos en el vacío genera miedo a lo desconocido
la DOBLE EXIGENCIA, no es tan difícil como y hacen falta grandes dosis de seguridad en una
pasar de LA LEY DEL EMBUDO al PACTO CÍ misma y de confianza en tu grupo de interés.
NICO y esto se va consiguiendo y de hecho en En resumen, hay que asumir el riesgo que com
muchos aspectos está conseguido ya, pese a re porta toda invención, todo cambio. Y hay que
conocer que el etnocentrismo occidental con reconocer y usar el poco o el mucho poder que
diciona cualquier análisis. se tiene.
También espero que el cuadro nos dé ele Pensando en esto os transcribo un par de
mentos de juicio para reflexionar sobre los com citas con las que estoy totalmente de acuerdo.
portamientos propios y extraños y podáis, a la
De «Sexo y Filosofía», de Amelia Valcárcel:
vista de los mismos, usar la mejor estrategia de «Cuando abandonamos al poder y nos llevamos
evolución para solucionar los conflictos que se la canción, simplemente mentimos. La legitima
nos presentan. ción del poder ha llevado a ser en el presente
Los conflictos surgen de las diferencias de casi tan importante como el poder mismo. Uno
poder y como concluimos en el Feminario (gru de los deberes de cualquier discurso alternati
po de mujeres que durante 10 años se dedicó vo es reconocer su poder y reconocer el poder
al estudio de la discriminación sexual) NO SE a que se enfrenta»... «El denunciar el mal poder
SOLUCIONAN SI SE OCULTAN O SE MINUS- que es dominación bajo los disfraces que tiene.
Hemos de optar por defender el poder del suje
VALORAN. Pero los conflictos no siempre son
to, por una ética de la potencia».
evidentes y por ello es fundamental desenmas
cararlos. Atención, pues, a las diferentes nece De «La Historia a ras de piel», de Amparo
sidades, los diferentes intereses y el diferente Moreno: «Poco a poco vamos perdiendo la fe en
161
mo nos muestra el rechazo generalizado hacia
las acciones contundentes que dejan muertos,
en el camino, por tanto vislumbro posibilidades
para las personas que desean contraer un com
promiso moral (y no lo digo necesariamente
desde el punto de vista religioso) consigo mis
mas y con la sociedad.
Usemos, pues, nuestra parte de poder, por
pequeña que ésta nos parezca, para alumbrar
el cambio. Declinar la propia responsabilidad
comporta, quizá, riesgos mayores. Se abdica del
poder que da el desempeño de una tarea. Se
cae en el círculo vicioso donde los haya de la
protección a cambio de dominación. Se silen
cian situaciones, y por tanto, se es cómplice de
modos que en nada contribuyen a mejorar.
Superados, o al menos revueltos, los con
MARÍA MONTES, operadora (EMAKUNDE) ceptos de izquierda y derecha, patrón y obre
ro, masculino y femenino, junto a la certeza de
ese dogma que atribuye el protagonismo de la que la miseria económica, de formación o de
Historia a quienes ocupan las altas instancias espíritu, separa más que el sexo, la raza, o la
institucionales, y empezamos a reconocer que religión, veamos qué actitudes y comportamien
la vida colectiva es el producto de las innume tos deseamos seguir para conseguir una ética
rables y diversas actividades cotidianas de las no sólo personal sino pública, que defienda la
personas concretas que, por tanto, somos tam igualdad en la diversidad. Una diversidad que
bién responsables del mundo en que vivimos». ya no entrañe discriminación.
Y aquí traigo a colación aquel artículo de la Estas actitudes y comportamientos que aún
Harvard Deusto Bussines Review publicado en perviven, viven o se alumbran y que están re
el tercer trimestre del 87. Era una encuesta a flejados en el cuadro, nos dirán más de una per
directivos y comparaba las expectativas que te sona, un gobierno, una institución o un país que
nían las personas según pensaran como jefes las viejas concepciones. En última instancia hay
o como subordinados. Lo que los directivos es una clave sencilla para desvelar toda retórica:
peraban de sus subordinados era ante todo un ¿quién hace qué?, ¿hacia dónde canaliza
buen desempeño de sus tareas, lealtad, obe mos los recursos?
diencia y honradez. En cambio lo que espera
ban de sus jefes era liderazgo, estímulo y apoyo,
delegación y autonomía. Conclusión
Tenemos suficiente luz para ver: que la di Las relaciones que genera el PACTO CÍNI
versificación es, no sólo norma democrática si CO ya no comportan humillación, ocultación o
no de consumo y apareja la obligación de elegir; desprecio de la otredad en la misma medida que
que la cualificación, la instrucción y la respon en la LEY DEL EMBUDO porque están formal
sabilidad personal junto a la información que mente regladas, sancionadas por Ley. Siempre
nos procuran los medios de comunicación y las cabe el recurso de exigir su cumplimiento. No
nuevas tecnologías, pueden hacer cambiar has obstante el peso de la legalidad vigente, está am
ta las más encorsetadas relaciones como las de pliamente aceptado que vulnerarlas queda, en
empleadores y empleados; que la transparen muchas ocasiones, impune. El esfuerzo que hay
cia está muy solicitada, «galdnost» hasta en eso que aplicar para denunciar y exigir su cumpli
que llamábamos URRSS; que los procedimien miento parece, a muchas gentes todavía, ma
tos son tan importantes como los objetivos, co yor del que están dispuestas a realizar. Como
162
contrapartida se entiende que la no exigencia A pesar de todo no dejo de alegrarme al en
apareja la patente de no cumplimiento también contrar indicios de que en distintos ámbitos gru
de la otra parte. Este «no exigir a cambio de que pos de interés o personas están en condiciones
no te exijan», este «entre bobos anda el juego» de crear o aprovechar las oportunidades de tra
hace creer a las partes que obtienen mayor be bajar por la doble exigencia.
neficio del incumplimiento que del cumplimien
Perseguir la igualdad y el reconocimiento
to. ¡Ojo! no conviene ceder al espejismo. La
del poder individual derivado de la responsabi
parte más débil sigue perdiendo más.
lidad, que reclamo como atributos del ser, jun
No por ello dejamos de reconocer que en to al cuidado y atención hacia los procedimien
las relaciones cínicas existe ya una base de tos y las relaciones, tan ligados a la crianza y
igualdad que posibilita la negociación. Otra co el discurrir de la vida, son caminos para quie
sa es llegar a acuerdos y compromisos. Al pa nes, libremente, elegimos cabalgar los sueños
recer, se prefieren relaciones desiguales a cam y hacer realidad las utopías. Con María Zam
bio del señuelo de otros beneficios: perder an brano creo que todo cuitar viene de que ser y
tes que realizar el esfuerzo de la negociación vida se dan por separado al hombre más que
y con demasiada frecuencia antes incluso de ex a ningún otro de los seres vivientes que habi
plicitar el conflicto. Así se juega antes con valo tan el planeta.!
res entendidos que se posibilitan acuerdos explí
citos. Se abandona a la inercia lo que precisa
responsabilidad y compromiso; se perpetúan así
viejos hábitos y se imposibilita el acuerdo y el
trabajo por superar los desacuerdos.
Podemos ya desde la igualdad legal desen
mascarar, denunciar y no entrar en el juego; po
demos negociar porque tenemos esa igualdad
y no aceptar dominación, concesiones, paterna-
lismos o generosidad que es lo único que se pue
de obtener en la Ley del embudo. Podemos, en
definitiva, profundizar en esta igualdad por la
que venimos clamando hasta apuntar a la do
ble exigencia cuando el máximo beneficio del
mínimo esfuerzo no nos baste.
Tampoco vamos a engañarnos. Si no cam
bian todos los actores implicados corremos el
peligro no sólo de no llegar a la doble exigen
cia, sino de retornar a la ley del embudo. Dolo-
rosa experiencia a la que de vez en cuando
MARÍA ZAMBRANO. Fotografía del pasaporte diplomático para
asistimos. Baste recordar los brotes de racismo el viaje a Chile, 1936.
y las reacciones de los justicieros frente a los
drogadictos. No hay atajos, nos previene Celia
Amorós, pero por algún cabo hemos de comen
zar a ovillar la madeja.
La complejidad de los tiempos hace que
convivan (cuando no que entren en franca con
nivencia) muchas casillas del cuadro cuyas di
visiones son solamente por mor del orden y la
comprensión. Quiero dejar claro que hay que
relacionarlas y buscar su interdependencia.
163
ALMA LAVENSON, «Niña con muñeca», 1932
164
SOBRE LA ATENCIÓN
■ A LA INFANCIA ■■
Y LA EMANCIPACIÓN
DE LA MUJER »■■■
165
o colaboradores en el trabajo productivo do
méstico.
Recordemos que el modelo de familia an
terior a la Revolución Industrial, la «familia pa
triarcal extensa», era una institución de dere
cho privado encargada de transmitir el patrimo
nio, oficio, linaje y apellido. Varias generacio
nes cohabitaban y trabajaban juntas, consti
tuyendo una unidad de producción económica
y de reproducción humana. Además de atender
aspectos de la economía relacionados con la
subsistencia, las mujeres se ocupaban de la in
fancia en su estricto sentido de cuidado físico
y alimentario. El rol materno, así pues, consti
tuía un eje fundamental en la vida de la mujer,
un centro en torno al cual giraba su vida de for
ma centrípeta.
Con el paso de la «familia extensa» a la «fa
milia nuclear» —transformación derivada del
proceso de industralización generado por la Re
volución Industrial— este rol va cobrando ma
yor importancia y contenido en los aspectos
relaciónales, afectivos y de soporte emocional.
Es así como la mujer ve reforzado su tradicio
nal papel al permanecer en casa como máxima
y única responsable del bienestar familiar. Y así
como se crea un nuevo arquetipo de feminidad
que resitúa el rol materno sobre las tradiciona
les cualidades de abnegación, sacrificio, entre
ga, donación y acatamiento; de modo a prefi
gurar esa ética femenina que hace de la nece
sidad virtud.
A causa de este nuevo modelo familiar, la
concepción de la infancia también sufre una im
portante modificación. El discurso predominan
te consideraba esta etapa de la vida con carac
terísticas sociales, psicológicas y culturales. Se
hacía necesario preparar y educar a los niños
y niñas para su posterior inserción en el sis
tema social, por lo que surge el concepto de
menor.
Las instituciones y sistemas educativos de
finidos, susceptibles de asumir las funciones so-
cializadoras anteriormente reservadas a las
familias, se desarrollaron a lo largo de los si
glos XVIII y XIX. Aparece la escuela segregada
finalmente. Convenía impartir una educación di
EUSEBI ARNAU I MASCORT, «Amor maternal». (Fot.: Carlos G.
PÓRCEL). (Escultura de la Exposición «Metonimia en gris para un ferenciada por sexos al objeto de preparar los
deseo»), USA, 1896. roles masculinos y femenino que la división se-
166
xual del trabajo determina. Escuela y «familia en los roles complementarios, preparándoles
nuclear» se reforzarán mutuamente en la trans para ganarse la vida, mantener una familia y
misión de una educación acorde con las pau conseguir un puesto en la sociedad. Todavía es
tas culturales vigentes, reservándole a la mujer tá reciente la valoración social peyorativa de la
la responsabilidad del cuidado de la prole y al mujer soltera, sinónimo de «solterona», o de la
varón las funciones de sostén económico, la pa mujer de carácter independiente a quien, por
tria potestad y la autoridad familiar. Los espa el mero hecho de serlo, se le aplicaba el califi
cios público y privado quedaron así configu cativo de mala reputación.
rados de modo más excluyente y opuesto. Pero serán las propias mujeres las encar
Apartada, como hecho generalizado, de la gadas de socavar esta realidad. En el decurso
calle (del café, la biblioteca, las manifestacio del siglo XIX comienza y se organiza la lucha
nes o el Parlamento) la mujer deviene, en esos colectiva que permitirá alterar este estado de co
siglos, un constructo ideológico apto para ser sas aparentemente tan inamovible. Como sabe
mujer-madre-portavoz del padre. Ella misma se mos, el Sufragismo fue el primer movimiento de
rá la encargada de transmitir las pautas y mo mujeres organizado. Con anterioridad, otras mu
delos de lo masculino y lo femenino de modo jeres habían protagonizado protestas, habían he
acorde a los valores mantenidos por la socie cho patente su rebeldía respecto de los papeles
dad. Lo que equivale a decir que la madre, res que la sociedad les asignaba, pero fue necesa
pondiendo a expectativas dadas, socializaba a rio aguardar la llegada del siglo XIX, aprovechar
las hijas hacia el matrimonio como proyecto de la coyuntura de la revolución industrial y bur
vida, como forma de subsistencia y a los hijos guesa de las sociedades occidentales. Sus pro-
167
in v.niKin<MKis Mninip
»lb I ouise Cliandh-i
Moulton atotjK Pictur
ed b/Ethel Reed m ut
pugnados ideales de igualdad, libertad y frater que hay que proteger. Es lo que F. Fabboni lla
nidad hacían posible que las mujeres, por el me ma la tercera identidad del niño como sujeto
ro hecho de pertenecer a la categoría de lo hu social.
Bos (on:< xipelnnd and
hnv'*m Price S2.(M> mano, pudieran reivindicar lo que se les negaba:
Sin embargo no perdamos de vista que el
sus derechos. Esos derechos que la propia De
descenso de la natalidad tiene una relación di
claración Universal de los derechos del Hom
recta con la conquista del derecho a una ma
bre no recogía. Sin embargo, la lógica de la
ternidad libre y opcional, conseguida por las
Declaración iba, por suerte, a permitir la posi
mujeres. La anticoncepción de uso femenino ha
bilidad de luchar por alcanzarlos.
supuesto una ruptura de la equivalencia mujer-
Mas retomemos la evolución de la infancia madre y ha hecho posible sustituir destino y na
y veamos cómo el discurso actual se ha venido turaleza, pasivamente aceptadas, por una deci
modificando en el presente siglo. sión o elección consciente. En definitiva, la
mujer puede controlar, al menos teóricamente,
Cualquier análisis de la situación infantil ha
su propia reproducción. Aún así, sabemos que
de vincularse por una parte a una serie de fac
estos avances posibles para la mujer no depen
tores socio culturales y por la otra a las investi
den exclusivamente de su libre voluntad. Están
gaciones científicas que la psicología y la peda
sujetos a flujos y reflujos sociales y dependen
gogía han aportado, para la comprensión de la
de la situación político-económica de los paises
infancia, en tanto que etapa evolutiva con unas
y sus gobiernos. Por tanto, es factible su mani
características peculiares. Hoy en día no se va
pulación cuando existen intereses sociales a fa
lora a los niños y a las niñas exclusivamente co
vor de un aumento de la natalidad. La materni
mo un factor económico o como una garantía
dad biológica puede llegar a ser una opción per
de futuro, como sucedía en otras épocas. Por
sonal, pero también es una decisión política ma
el contrario, su valor es meramente emocional
terializada por medio de disposiciones, dictadas
y son considerados como bienes de inversión,
para favorecer el control de la natalidad, legis
tanto en lo privado como en lo público.
lar el aborto o regular los permisos de natali
Los principales problemas de la infancia en dad. En definitiva, pues, al concretar una serie
nuestra sociedad post-industrial y postmoderna de medidas legislativas, se favorece o impide
son diferentes a los de sociedades más tradi el derecho a la propia reproducción, se decide
cionales o menos desarrolladas. Si en otro mo una política familiar o su contraria. Como prin
mento se debieron a carencias básicas tales cipio establecido, en nuestra sociedad los pro
como desnutrición, condiciones sanitarias ina genitores biológicos son responsables del man
decuadas, falta de instrucción, alta tasa de mor tenimiento, cuidado, educación y crianza de la
talidad y explotación de mano de obra infantil, prole y la familia sigue siendo una institución
en la actualidad el núcleo de problemas guar determinante para la infancia. A la vez, el dis
da una mayor relación con cuestiones de tipo curso teórico de los gobiernos proclama los de
personal e interpersonal asociadas a la inesta rechos de la infancia.
bilidad familiar, a cambios estructurales que van
acaeciendo en el seno de la familia, a conflic
tos de pareja, cuando no se trata de situaciones
más graves denominadas de alto riesgo. Porque
también existen carencias y déficits básicos en
sectores marginales de población donde apare
cen, por ejemplo, las toxicomanías y con ellas
la incapacidad para cuidar a los hijos propios
y la evidencia de malos tratos y abandonos. De
bido a un fuerte descenso de la natalidad en tér
minos globales, la concepción más generalizada
en los paises occidentales desarrollados es que
el niño y la niña son un bien social escaso al
168
La Declaración de la Asamblea General de
las Naciones Unidas del 20 de noviembre de
1959 desarrolla cuanto sigue:
• La igualdad.
• El superior interés del niño.
• La identidad y la nacionalidad.
• La salud y la seguridad social.
• El especial tratamiento de los impedidos
o disminuidos.
• El desarrollo pleno y armonioso en el ám
bito familiar.
• La educación.
• La preferencia en caso de desastre.
• La prohibición de la explotación.
• La protección contra la discriminación.
Dichos principios resumen los valores bá
sicos de seguridad, libertad e igualdad que to
do sujeto social debe tener reconocido.
Resulta curioso que sea coincidente el re
conocimiento de la conquista de las mujeres a
su derecho a ser sujeto social con el de la in
fancia.
El proceso emancipatorio ha ido avanzan
do según hemos ido adquiriendo los derechos
fundamentales que cito:
• El voto nos da la legitimidad de ser suje
to social («lo público»).
• El control de la reproducción nos desvin Esculturas de la Exposición «Metonimia en gris para un deseo».
cula de la naturaleza y nos incluye en la Palacio Gravina / Universidad de Alicante, 1992. (Dori Martín Lá
zaro, Mar Martínez Moreno y José Antonio Martín Lázaro)
cultura como creación específica de lo
humano.
• El acceso a la educación nos permite ad —¿Podemos vislumbrar lugares de encuen
quirir una identidad ideológica configu- tro y reconciliación entre nuestra identidad y la
radora de libertad. atención a la infancia?
• El acceso al mundo público, laboral pro A partir de la década de los 70, la mayoría
fesional y político nos da una identidad de los países occidentales han experimentado
social. cambios importantes en los principales indica
Llegados a este punto cabe plantearse va dores demográficos y sociales que inciden en
rias cuestiones. el proceso de cambio de la familia. Ésta sigue
siendo valorada y considerada como una insti
—¿Hasta qué punto los cambios operados tución básica para la atención a la infancia y pa
en la familia han modificado su estructura? ¿qué ra la sociedad. Junto con la aparición de nuevos
roles ejercemos las mujeres en relación a la in modelos familiares, coexiste la familia tradicio
fancia? nal y en todos ellos la mujer sigue desempeñan
—¿Qué problemática existe desde nuestras do un rol maternal, aunque haya cambiado su
perspectivas derivada del proceso emancipato posición y situación.
rio de la mujer? Veamos algunos cambios demográficos sig
—¿Cómo afecta ésto a nuestra vida privada? nificativos:
169
• Brusca disminución de la fecundidad. cónyuge y el mantenimiento y gestión de la eco
• Retraso en la edad de casarse y tener nomía doméstica. Este modelo familiar, con ser
hijos. decimonónico, se mantiene sin embargo vigente
• Incremento de la natalidad fuera del ma en amplios sectores de la población, aunque la
trimonio. sociedad postindustrial y consumista actúe vir
• Incidencia de los abortos voluntarios. tualmente en su contra.
170
FAMILIAS DE PERSONAS DEL MISMO SE de población está supeditada a dificultades fi
XO: de reconocimiento social muy reciente. To nancieras, problemas laborales, inseguridad en
davía no están jurídicamente reguladas. la vida de sus miembros, generadora de tensio
Además de estas tipologías, podemos enu nes en las relaciones familiares y obstaculiza-
merar algunos cambios situacionales dora del desarrollo de los hijos. Por ello, surge
• La permanencia en el hogar de jóvenes la tendencia a demandar y buscar medios y re
dependientes hasta edades avanzadas. cursos sociales, a fin de que los hijos puedan
recibir una mayor atención fuera del contexto
• El incremento de convivencia de segun
familiar. Se precisa de una política familiar en
dos matrimonios en los que algunos de
la que se refleje que el niño es un bien social
los padres carece de relaciones de con-
sanguineidad con alguno de los hijos. Son y no solamente una cuestión privada.
familias reconstruidas. Una vez hechas todas las consideraciones
• Mayor demanda social de servicios de anteriores, podríamos reflexionar a propósito del
protección y asistencia social. papel y la función que tenemos las mujeres en
relación a la infancia, en el contexto actual. Se
En efecto, en lo que se denomina el Estado
de Bienestar propio de países desarrollados, ría interesante ver cuales son los problemas de
existen déficits y carencias básicas en un sec rivados del proceso emancipatorio y cómo
tor de población familiar que precisa ayuda pa afecta a nuestra vida privada. Sería bueno que
ra asumir a sus hijos e incluso evitar la propia tratáramos, entre todas, de buscar espacios de
disgregación de sus miembros, con la consi encuentro posible, deseable o utópico, que nos
guiente institucionalización de los menores a su reconciliara con nosotras mismas y abriera pers
cargo. pectivas de esperanza.
En otro orden de cosas, el modelo urbano Por superado que parezca a simple vista,
de sociedad consumista y competitiva se ha ex voy a realizar un retrato robot caricaturizado de
tendido a todas las capas sociales y exige un una pobre mamá. Acaso descubramos así que
ritmo de vida que influye en la calidad de las todavía refleja un denominador común para tan
relaciones familiares. tas mujeres, en el ejercicio del rol materno. Así
Los progenitores no tienen tiempo ni se pues, preguntémonos qué es una pobre mamá
sienten capacitados o se encuentran con gran y si respondemos, al modo tradicional, que es
des dificultades para procurar el nivel de aten una mujer que sacrifica su destino personal por
ción que la infancia precisa. Esto ocurre sobre el cumplimiento de su misión de madre, halla
todo en las familias semitradicionales, simétri remos enseguida que se la reconoce por la
cas y monoparentales. abundancia de carencias que cito:
La idea tradicional de que los progenitores, • Falta de sueño: última en irse a la cama
la mujer especialmente, deben dedicar su vida y primera en levantarse.
a los hijos sacrificando su propio bienestar y su • Privaciones alimenticias: lo mejor, «el mus
realización personal, está perdiendo valor, re lo», para los demás, las sobras para ella.
sultando imposible para muchas familias pro • Inhibiciones sexuales: apenas tiene tiem
veerse de una atención física, psicológica, social po para el goce.
y de un contacto emocional estable para los hi • Incapaz de ser ella misma, prefiere que
jos, a la vez que se pretenden aspiraciones de jarse, expresando por este medio sus frus-
libertad y autorealización individual. ¿Acaso no taciones corporales.
entran en contradicción los derechos de los ni • Ausencia de desarrollo cultural: en vez de
ños y de los progenitores o de la mujer en cuan leer, calceta un jersey para algún hijo. Va
to máxima responsable del orden familiar? ¿No al circo en lugar de ir al teatro.
existe contradicción entre la emancipación de • La falta de tiempo personal conduce a una
la mujer y la atención a la infancia? degradación de las facultades intelectua
Si consideramos a la familia en su globali- les. (¿De qué habla?, ¿qué opinión tiene
dad, podemos ver que en sectores muy amplios del mundo que la rodea?).
171
La falta de independencia afectiva que en crianza, educación y socialización. Ser madre
traña el vivir para los demás miembros del gru no es sólo parir; es ser la persona que socializa
po familiar le conduce, indefectiblemente, a una y alimenta, la que básicamente se hace cargo.
carencia de identidad propia. Históricamente, las dos formas de materni
Esta caricatura responde al modelo de ma dad han coincidido y han sido ejercidas por la
dre decimonónica citada, en quien las virtudes mujer, porque se ha creido que la biología y la
propias se estimaban en función de sus capaci naturaleza conllevaban la función maternal. Ser
dades de entrega, sacrificio, abnegación y de madre y ejercer exclusivamente como tal era el
pendencia afectiva y económica. Si estamos destino de la mujer, el rol nos definía nuestra
ante un prototipo que debiera haber desapare identidad impuesta. Hasta que el feminismo y
cido, porque no se corresponde a los tiempos el control de la reproducción por nuestra parte,
que vivimos, cuando rastreamos un poco, no cuestionó este destino y planteó la maternidad
nos parece que esté tan alejado. Aunque los ras como opción libre y personal. Dentro de la ins
gos se hayan amortiguado, existe todo un co titución familiar esta opción es decidida por la
lectivo de mujeres amas de casa que siguen pareja y fuera de la misma —lo que resulta
haciendo del rol maternal el eje de su existencia. excepcional— lo es por la mujer.
Coetáneamente existen otras generaciones Los roles productivos y reproductivos de las
de mujeres más jóvenes que han incorporado mujeres están cambiando. La mujer asume nue
comportamientos maternales nuevos. Entre vas tareas y funciones acotadas y reservadas al
ellas, un sector: las que triunfan o sobreviven varón. Gana espacio público e identidad social
en el mundo profesional, lo ha hecho a costa al incorporarse al trabajo. Su naturaleza no se
de mantener bajo mínimos su vida familiar, re reduce exclusivamente a parir y criar hijos. Se
nunciando a la vida en pareja, a los hijos. Man xualidad y reproducción se separan y diferen
tener la extenuante jornada, en casa y en el cian y se aspira a una familia simétrica donde
trabajo, o huir del sometimiento y la renuncia el varón esté incorporado, comparta e intercam
que dadas las condiciones supondría la existen bie las funciones.
cia de hijos en el matrimonio, son las causas
A partir de los años 40, algunas investiga
que llevan a las mujeres a optar por la renun
ciones detectaron contradicciones y problemas
cia a la maternidad. Con todo la opción por la
en el ejercicio de la función materna de las mu
jornada doble, unida a un número menor de hi
jeres y el hecho alertó a psicólogos, pedagogos
jos es la más generalizada. Para mantenerla, se
y sociólogos. Datos que demostraban cómo de
adoptan soluciones parciales: escolarización
madres sobreprotectoras surgían hijos difíciles
más precoz, contratación de personas que rea
e inseguros, se relacionaron con la reclusión de
licen el trabajo doméstico a cambio de un sala
la mujer en el hogar y su abrumador protago
rio... etc. La razón de este estado de cosas es
el conflicto de intereses dé la mujer como ma
nismo, unido a la relativa, cuando no total,
dre con sus intereses laborales o profesionales. ausencia del padre. Los hijos varones educados
Sea cual fuere la opción, hay un hecho genera en semejante circunstancia, acusaban resenti
lizado: cuando la mujer tiene los hijos es ella miento y temor hacia la figura femenina y, lle
la que ejerce el maternaje. gados a la edad adulta buscaban relacionarse
con mujeres dependientes o infantiles. En las
Este ejercicio de la maternidad asumido en hijas, el exceso de celo maternal provocaba re
exclusiva por las mujeres, es una consecuencia beldías, problemas de identificación y de sepa
de la identificación entre maternidad biológica ración. Tampoco las madres se hallaban exen
y maternaje. tas de dificultades. En la medida que todo su
La maternidad biológica es obvio e induda proyecto de vida se limitaba a la maternidad,
ble que corresponde a la mujer. El maternaje, desarrollaban síndromes depresivos al sobre
o función social de la maternidad, es una rela venir el período de independización de la célu
ción psicosocial que se establece con el hijo/a, la familiar de los adolescentes, o incluso antes,
y que abarca el cuidado, protección, dedicación, durante la etapa de crecimiento infantil.
172
También debemos tomar a modo de mues ble marcha hacia la igualdad entre los sexos,
tra la situación de otras mujeres madres que se y el facilitar este proceso. Descargar a las fami
incorporan al trabajo asalariado con una multi lias, a las mujeres de su responsabilidad domés
plicidad de intereses y proyectos vitales, que ne tica en exclusiva, y organizar sistemas de pres
cesitan de una disponibilidad de tiempo libre taciones sociales que permitan el maternaje sin
a añadir a la que el propio trabajo profesional que suponga discriminación para la mujer. Es
y su promoción demandan. Los sentimientos de tas medidas podemos exigirlas toda la ciudada
culpa y actitud ambivalente vendrán a sumar nía a nuestros políticos, y van desde un sistema
se a los ya consabidos trastornos de energía ge fiscal que contemple a los hijos como bienes de
nerados por el agotamiento de la doble jomada. inversión hasta leyes que regulen los permisos
Por todo ello se precisa un cambio en la pre de paternidad/maternidad concediendo exce
sente organización social de los roles masculi dencias voluntarias sin perder status, hasta la
no y femenino, tendente a superar la simetría protección a las familias monoparentales.
parental y la desigualdad sexual; lo que supo La demanda social es clara en relación a
ne enfocar el tema simultáneamente desde dos la necesidad de escuelas infantiles, ludotecas,
perspectivas: la personal y la social. Desde el parques, en definitiva, de una red pública de ser
punto de vista personal podemos considerar la vicios de atención a la infancia, de calidad y ase
necesidad de un maternaje compartido por am quible para la mayoría de las familias, que
bos progenitores. La sociedad en su conjunto mejoren las condiciones materiales de vida y
saldría ganando, nosotras no perderíamos ni la den respuesta a las necesidades actuales fami
relación de pareja ni nuestra capacidad mater liares, más explicitadas por las mujeres.
nal y los varones podrían enriquecer su desa
rrollo y psicología personal con un innegable Como mujeres debemos tener claro que es
valor que la mayoría de los varones-padres no posible luchar por hacer compatibles nuestras
ha experimentado. opciones personales con un sistema familiar —se
tenga o no descendencia— y social, capaz de al
Adoptar el maternaje sin vincularlo al sexo-
bergarnos a todos en condiciones de igualdad.
género puede ser un proceso educativo y de so
cialización largo y no exento de dificultades. Su Necesitamos caminar hacia un modelo de
pone incidir tanto en las hijas como en los hijos comportamiento basado en la semejanza.®
preparándolos por igual para la vida doméstica
y para su autonomía y emancipación, a la vez
que se les prepara para la vida profesional y la
boral. Es educar en la igualdad real sin que me
dien estereotipos y roles de género; tarea que
podemos llevar a cabo tanto en el ámbito fami
liar como en el educacional.
Desde la perspectiva social, contamos con
la intervención de los gobiernos que estudian
y estipulan medidas o políticas de protección a
la familia. Pero ajustemos lo que se quiere de
cir con este concepto, porque conocemos polí
ticas que favorecen la vuelta al hogar de las
mujeres (sueldo al ama de casa, contratos even
tuales peor remunerados, despidos por mater
nidad camuflados, negativa a contratar mujeres
en cargos de responsabilidad a causa de su ser
vidumbre materna... etc.). No se trata de prote
ger a la familia en el sentido de frenar la
emancipación de la mujer. Es posible concebir ANDREA MODICA, «Treadwell». N.Y., 1986
otras políticas que tengan como eje la irreversi
173
Marie y Pierre Curie, premios Nobel de Física en 4903, delante de su casa, cerca de París.
Pág. siguiente: Marie Curie, h. 1905
174
■■■■■■■ MUJER
Y CIENCIA ■■■■■
ROSA BALLESTER
175
I. La mujer como objeto de conocimiento
científico-médico
La aparición de la Ginecología y Obstetri
cia como especialidad médica con todos los re
quisitos que las ciencias sociales consideran
para su institucionalización: enseñanza regla
da, instituciones profesionales, monopolio de
una parcela del saber y la técnica, etc., tuvo lu
gar en el siglo pasado aunque con anterioridad
y desde los inicios de la biología y la medicina,
en el área occidental, en la Grecia Clásica, se
contaba con abundante material empírico y con
hipótesis y modelos sobre el funcionamiento del
organismo femenino.
Muy sucintamente se puede hablar de la
existencia de tres grandes modelos en los es
critos científicos: el primero, vigente desde el
siglo V a.C. hasta el período renacentista, su
braya diferencias cualitativas entre los dos se
xos: la mujer, fría y húmeda según la teoría
humoral vigente, es biológicamente inferior al
varón desde la fecundación por un exceso de
fluidos y por la influencia del útero sobre todo
su cuerpo. Esta inferioridad biológica hace que
en ella predominen los aspectos instintivos y no
los racionales. A esta imagen, de procedencia
aristotélica-galénica, la teoría escolástica medie
val añade la connotación negativa de pecado
ra: Eva incitó a pecar a Adán y su subordinación
deriva de su pecado. En los textos teológicos y
morales se plantean cuestiones como las si
guientes: si la mujer es un ser humano, de qué
forma resucitará el último día, en qué cosas es
inferior al varón, en qué cosas es igual y en cua
les es superior. Lo único positivo es la imagen
de la Virgen María, la segunda Eva que con sus
virtudes de humildad, obediencia y prudencia
es el modelo de perfección que deben seguir
las mujeres para su redención. En el período
moderno, sobre todo, a partir del siglo XVII y
especialmente en el mundo de la Ilustración, la
naturaleza femenina es precisada con gran de
talle y la razón fija unas pautas que pueden ver
se por ejemplo en los artículos específicos de
L ’Enciclopedie de Diderot y D’Alambert, en los
escritos de Buffon o Rousseau y en las obras de
los médicos. Nos encontramos aquí con dos as
pectos claramente diferenciados: por un lado se
asiste a un interés creciente por el tema de la
El frontispicio de Andreas Cellarius, «Harmonia Macrocósmica», 1661 mujer y ya no se habla de inferioridad sino de
176
complementariedad de la inteligencia del varón
y la sensibilidad y belleza de la mujer. Pero por
otro lado, esta toma de conciencia invalida a es
ta última: la debilidad y sensibilidad extremas
la incapacitan para la vida pública y profesio
nal, para una instrucción avanzada. La mujer
está hecha para el interior, para llevar una vida
protegida, pero dependiente, «dulce sujeción»
de la que habla el enciclopedista Virey Ence
rrada en su sexo, su única perspectiva es el ma
trimonio y la maternidad, su anatomía y su fisio
logía están claramente destinándola a estos
fines. Jean-Leon GÉRÔME. Phryné ante el Areopago (1861)
177
fundidad las diferencias entre varones y muje
res en cuanto a morbilidad, mortalidad y espe
THE ranza de vida, por las repercusiones que este
FEMALE conocimiento puede tener tanto en la modifica
ción de hábitos y conductas individuales y co
MALADY lectivas para mejorar la salud, como en la plani
ficación de políticas sanitarias.
178
tanto esta área como en otras relativas a la nue
va ciencia fueron en realidad el resultado de la
fusión de una triple tradición: la práctica, ya ci
tada; la tradición humanística y la lógico-mate
mática propia del escolasticismo aristotélico me
dieval. El astrónomo era tanto un teórico como
un técnico. En cualquier caso el desarrollo cien
tífico fue posible por la nueva y positiva valora
ción de la técnica frente a la situación anterior
que separaba claramente entre la esfera de los
saberes teóricos y la de los aspectos aplicados,
despreciando a estos últimos como «artes ser
viles» propios de estamentos sociales inferiores.
En este contexto, hubo no pocas mujeres
trabajando en talleres y en ellos sus contribu
ciones —como las de los varones— dependie
ron menos de la lectura de libros y más de las
innovaciones prácticas en el cálculo o la obser
vación. Sabemos que la participación de las mu
jeres entre 1650 y 1720 fue alrededor del 14%
entre los astrónomos alemanes, sin duda la ci
fra más alta en toda Europa. Sin embargo la ex
clusión de las mujeres de las Universidades
acrecentaba las diferencias en cuanto a la ins
trucción en relación con los varones. De haber
sido varón, Maria probablemente hubiera con
tinuado sus estudios en Leipzig o Jena, como
lo hizo su propio marido y también importante
astrónomo, Gottfried Kirch.
La exclusión de la mujer de las Universida tos bíblicos comenta: «El sexo femenino como
des, aunque limitaba su participación en astro el masculino posee los talentos de la mente y
nomía, no la excluía enteramente puesto que en el espíritu que Dios les ha dado, con esfuerzo
gran medida las grandes discusiones científicas y estudio una mujer puede llegar a ser tan há
se dieron en otros lugares como los observato bil como un hombre en la observación y cono
rios astronómicos privados, cuya puerta les era cimiento del firmamento».
habitualmente abierta a través de sus padres o Como el caso de Winkelman, la ausencia
maridos, como en el caso de Winkelman. Gra de representación femenina en las Academias
cias a ello pudo, por ejemplo, descubrir en 1702
no puede ser entendida simplemente por la ine
un cometa hasta entonces desconocido, y de cu
xistencia de mujeres con un nivel científico su
ya prioridad no hay ninguna duda, aunque pa
ficiente sino que la exclusión resultaba de una
ra dar publicidad a su hallazgo, tuvo que utilizar
el nombre de su marido. Pese a que más ade política llevada a cabo conscientemente y que
lante publicó algunos trabajos con su propio se expresaba en los estatutos de fundación de
nombre sobre diversos temas y participó en la dichas instituciones. Más adelante, la profesio-
reforma del calendario de la Academia berline nalización de la actividad científica hizo desa
sa, no consiguió que se le aceptara en dicha ins parecer estos talleres artesanales, el único lugar
titución, cuando intentó ingresar ocupando la posible de formación de las mujeres, y con la
plaza de su marido muerto años antes. Maria creciente separación de la esfera privada fami
luchaba no sólo por obtener unos honores sino liar y la esfera profesional y pública, éstas fue
para poder vivir de ese oficio. En la introduc ron confinadas al rol doméstico durante muchos
ción de una de sus obras científicas, citando tex- años.
179
Con los cambios en la estructura social de por sexos, especialidades escogidas o actitud
la ciencia, la participación de la mujer cambió frente al enfermo y el sistema sanitario.
cuando comenzó a ser formalmente admitida en
Las investigaciones de Álvarez Ricart, E.
las Universidades europeas, a partir de 1860 en
Rosado y T. Ortiz, entre otros, nos han permiti
Suiza, en la década de los 70 en Gran Bretaña
do conocer cómo se fue produciendo la incor
y más tarde en Francia y Alemania. Pero tam
poración de la mujer a los estudios universi
bién se le abría una segunda opción, y era la
tarios médicos en España. Con un cierto retra
de continuar participando en el trabajo científi
so en relación con otros países europeos (Sui
co de su marido o padre, como ayudante invisi
za 1864, Francia 1878), fue en la década de los
ble, sin dejar el ámbito doméstico; esta opción
80 del siglo pasado cuando aparecen las prime
es de algún modo el reflejo del legado histórico
ras estudiantes en la Universidad de Barcelo
de la tradición artesanal.
na. C. Alvarez haciendo un seguimiento del
periodismo médico de la época ha podido con
trastar las opiniones de los médicos con respec
III. La actividad científica en el Campo de
to a sus compañeras, que fueron en general
la Medicina y la situación de la mujer
bastante negativas. La presión social exigía una
El interés despertado por esta cuestión se mayor capacidad intelectual en las mujeres que
pone de manifiesto claramente si tenemos en se atrevían a dar este paso. Como ejemplo, po
cuenta que en una revisión bibliográfica reali demos citar el testimonio de Margarita Nelken
zada en los últimos cinco años y utilizando ex en 1922: «Mientras que en los estudiantes va
clusivamente una base de datos biomédica rones cabe todo, entre nuestras estudiantes no
(Comprehensive Medline de la National Library caben hoy día más que aplicadas, muy aplica
of Medicine) el volumen de trabajos supera los das, de ahí que puede verse con qué brillantez
quinientos títulos. El número es mucho más ele cursan sus áridos estudios». Las argumentacio
vado si se incluyen artículos o libros proceden nes utilizadas en apoyo de los que se oponían
tes del área de las ciencias sociales aplicadas a la entrada de las mujeres en el mundo de la
a la medicina. El denominador común de los es profesión médica —no así en la de enfermería
tudios que se acercan a la mujer como profe considerada tradicionalmente como «adecuada»
sional es el intentar mostrar cual es el perfil de a la condición femenina— carecían de funda
la médica versus el médico en características mentos rigurosos y estaban relacionados con
como la productividad, número y distribución problemas de posibles competencias profesio
180
nales y con el temor a que esta situación actua Pág. anterior:
Miss Garret (xilografía de «Harper’s Weekly», julio de 1870)
ra como revulsivo del papel de la mujer en la
sociedad: «La mujer, absorbida hasta ahora por
el hogar doméstico, al verse dueña de la liber
tad hace lo que los pueblos ignorantes y mal
aconsejados cuando se sacuden la opresión:
malversan esta libertad y la convierten en mo Dra. Gerti Theresa Corti, primera mujer Premio Nobel de Medicina
tivo de descrédito».
Pese a todo, el crecimiento del número de
estudios y profesiones ha sido creciente en to
do el mundo a lo largo de este siglo. En España
en 1920 era muy escaso el número de estudian
tes de medicina mujeres (cerca 1%) y una dé
cada más tarde, sólo 50 médicas ejercían en
todo el país. Sin embargo, a partir de los años
70, el ascenso ha sido muy importante siendo
en 1990 de un 50% en el caso de las estudian
tes y de un 19% en el de los profesionales, con
tendencia a ir aumentando estas cifras, existien
do una clara asociación entre grado de desa
rrollo económico y participación de la mujer en
el mundo sanitario. Que existen diferencias en
la elección de especialidad y dentro de ellas, en
la forma concreta de trabajo, es bastante claro:
obstetricia, pediatría, oftalmología y análisis clí
nicos, son todavía las especialidades elegidas,
y la medicina interna y cirugía las menos prac
ticadas. Sin embargo, este y otros factores es
tán variando sensiblemente en las últimas gene
raciones y por tanto no pueden considerarse co BIBLIOGRAFÍA
mo situaciones estables.
(1) ÁLVAREZ RICART, M.C.: (1969) La mujer en la
Al contrario, lo que sí merece un comenta medicina española del siglo XIX: Las primeras
rio es la creencia, ampliamente extendida, de mujeres que obtuvieron el título de medicina. As-
que las mujeres médicas funcionan de forma di clepio, 27, 43-48.
ferente a la de sus compañeros en la vida pro (2) DE MIGUEL, J: (1979) El mito de la Inmacula
da Concepción. Barcelona, Anagrama.
fesional. Fue este punto el que utilizaban mu
(3) DOMÍNGUEZ ALCÓN, C.; RODRÍGUEZ, J.; DE
chos médicos para racionalizar la exclusión de MIGUEL, J.: (1983) Sociología y Enfermería. Ma
las mujeres de la profesión. A principios de si drid, Pirámide.
glo, la posición adoptada por los movimientos (4) EISENBERG, C.: (1983) Women as physicians.
feministas era considerar que las mujeres eran J. Med. Educ. 58, 534-541.
«médicos» y no «mujeres médicas» es decir, ne (5) MACLEAN, I.: (1980) The Rennaissance notion
gaban que existieran diferencias entre sexos. of woman. Cambridge, Cambridge U.P.
Hoy sin embargo, se empieza a sostener que la (6) ORTIZ, T.: (1987) Médicos en la Andalucía del
siglo XIX. Granada. Fundación Averroes.
mujer puede ofrecer una visión distinta de los
(7) SCHIEBINGER, L: (1987) Maña Winkelmann at
problemas sanitarios y hacer importantes con
the Berlin Academy. A turning point for women
tribuciones en el marco de lo que son las estra in science. Isis, 78, 174-200.
tegias sanitarias globales de este fin de siglo, (8) UHLENBERG, P.; COONEY, T.: (1990) Male an
centradas en la prevención y la promoción de female physicians: Family and Career compari
la salud y en un acercamiento más profunda sons. Soc. Sci. Med. 30, 373-378.
mente humano al paciente. ■
181
Escultura de la Exposición «Metonimia en gris para un deseo». Palacio Gravina / Universidad de Alicante, 1992.
(Dori Martín Lázaro, Mar Martínez Moreno y José Antonio Martín Lázaro).
182
APROXIMACIÓN A LA ■■■■■
■■ DELINCUENCIA FEMENINA:
EL DEPARTAMENTO DE ■■■■
■■■ MUJERES DE FONTCALENT
EL FENÓMENO SOCIAL DE LA
delincuencia despierta en general gran interés
y preocupación en la sociedad. Reflejo de ello
es el gran número de aproximaciones teóricas
y empíricas que ha generado. Sin embargo, la
tendencia se invierte cuando centramos nues
tro objeto de estudio en la delincuencia feme
nina, pues nos encontramos que tanto el número
de investigaciones como el de explicaciones teó
ricas es bastante reducido, por lo que su desa
rrollo actual se encuentra en niveles de inicia
ción. No parece sino que falle el interés debido
a un tema de esa importancia. Se argumenta co
mo motivo el escaso peso estadístico de la de-
183
lincuencia femenina en el conjunto total de la expresados anteriormente. Se refieren a diver
delincuencia. Únicamente cuando se ha apre sas características físicas y recurren incluso a
ciado un aumento de estos datos y la posibili la medición de cráneos, esperando encontrar
dad de una creciente agresividad en los delitos aspectos atávicos, que en el caso femenino no
cometidos por mujeres, se ha desarrollado el in aparecen de forma tan manifiesta. Por lo que
terés en dicho estudio; que lleva retraso com concluyen que dicha ausencia no era sino indi
parativo respecto al de la delincuencia mascu cador de su escasa evolución, de su estadio evo
lina, en el que contamos con un número de es lutivo más pobre que el del hombre delincuente.
tudios muy superior. En líneas generales, estos autores caracteriza
ban a las delincuentes señalando su pasividad
Por ello intentaré una breve aproximación
psicológica, su mayor capacidad de adaptación
al sujeto mujer delincuente y presa, a lo largo
que el varón, a la vez que las consideraban se
de este artículo, realizando un sucinto repaso
res amorales, fríos, calculadores. Concluiríamos
histórico, en un primer apartado, de las princi
que la mujer delincuente se caracterizaba por
pales corrientes teóricas que han tratado la de
su masculinidad.
lincuencia, deteniéndome en aquellas conclu
siones que hagan referencia a la problemática Pese a sus raíces lombrosianas, el enfoque
delictual femenina. A continuación expondré al liberal posterior alumbra la nueva idea de la
gunos datos y experiencias del Departamento existencia del tratamiento del sujeto delincuen
de Mujeres de la Prisión Provincial. te, al considerar su problemática centrada en
el ámbito social y debida a una deficiente so
cialización. Así pues, delincuente sería quien no
Evolución histórica en el estudio
se ha adaptado a los valores sociales. Ha de que
de la delincuencia femenina
dar claro que para la tradición liberal el delin
Iniciaremos nuestra revisión citando a un cuente era un «enfermo» no biológico sino so
representante de la Escuela Positiva de Crimi cial, que podía curarse.
nología, Cesare Lombroso (1835-1909), consi
derado como el creador de la Antropología Cri Dentro de esta línea teórica, los trabajos de
minal. W.I. Thomas se centran en el estudio crimino
lógico de las mujeres, tras una etapa fuertemen
Una de las características de esta escuela te lambrosiana (el varón era considerado crea
es la constatación de diferencias entre crimina tivo porque destruía energía y pasivas las mu
les y no criminales, y que éstas se producen en jeres, por limitarse a absorberla) pasa, en 1923,
las condiciones biológicas-antropológicas que a una postura interactiva, en su obra «The Unad
determinan el comportamiento individual. De justed Girl». El papel fundamental de la familia
esta forma la teoría de Lombroso, partiendo de en el proceso de socialización se hace visible,
hipótesis evolucionistas y dejando de lado el ni a la vez que se patentiza la influencia de los fac
vel ambiental o interactivo, sugería que los de tores ambientales en la conducta humana, pa
lincuentes se diferenciaban de los no delincuen sando a definir el concepto de deseo desde un
tes por la manifestación de diversas anomalías punto de vista más social. Tales deseos se rela
físicas que tenían su etiología en una degene cionarían con el sistema nervioso y con una se
ración o atavismo, con lo que consideraba al de rie de instintos básicos, diferentes tanto en cali
lincuente como un paso atrás en la evolución
dad como en cantidad en varones y mujeres.
hacia un tipo humano primitivo o subhumano.
Desde esta óptica, al reconocerle, por ejemplo,
Este ser atávico tendría una mentalidad primi
a la mujer, mayor variedad amatoria, su deseo
tiva, se caracterizaría por una carencia de sen
concomitante a este instinto será más fuerte que
timientos, de compasión, crueldad, desprecio
en el varón y resultará así que su compulsiva
por la vida propia y ajena, insensibilidad moral...
necesidad de sentir amor, la llevará a la comi
Este autor, junto con Ferrero, en 1893, pu sión de delitos de tipo sexual, como por ejem
blica «La donna delinquente», donde estudian plo la prostitución. Pero además de ello existe
la delincuencia femenina bajo los postulados otra fuente de la conducta criminal femenina,
184
basada en la ruptura del control social ejercido
a través de la familia. Esto es, a causa de la gran
represión sufrida por las mujeres y al debilitar
se el control informal ejercido sobre ellas por
la sociedad, es más probable que éstas caigan
en un comportamiento desajustado y se integren
en el mundo del delito.
En los años cincuenta, la Criminología re
cibe influencias de otras ciencias sociales co
mo la Sociología y la Psicología. Muestra de ello
es la obra de Pollak. «The Criminality of Wo
men», en la que expone la idea de que la tasa
de criminalidad femenina es mayor de lo que
se suponía. En los años sesenta y setenta el in
terés de la investigación se centra más en el es En la actualidad el movimiento de libera
tudio de las mujeres en prisión y en las influen ción de la mujer, que ha cambiado el papel tra
cias de las relaciones familiares en la delincuen dicional de la mujer en la sociedad, muestra
cia femenina. Una conclusión unánime es que claramente la importancia de la teoría del rol
las mujeres que desarrollan conductas delicti en la explicación del comportamiento femeni
vas provienen de familias desunidas en un por no en el mundo delictivo. Dentro de esta línea
centaje mayor que los varones. Lo que estos Weis (82) distingue entre teoría de reversión del
autores defienden es que la génesis de la delin rol y de convergencia de roles.
cuencia femenina habría que encontrarla en fac La primera propone que el movimiento de
tores afectivos y emocionales, mientras que en liberación ha virilizado a las mujeres y con ello
el varón predominarían los económicos. se ha sufrido un aumento de la delincuencia fe
Todos los estudios llevados a cabo dan pie menina, tanto cuantitativa como cualitativa, al
a pensar que lo determinante en el desarrollo cometer delitos cada vez más violentos.
de la conducta delictiva no es la falta de alguna En la teoría de los roles convergentes, lo
figura parental sino, más bien, la forma de inte que se preconiza es un movimiento paralelo de
raccionar que tienen los miembros de la fami convergencia del rol masculino y femenino, en
lia, su ajuste familiar, el sentimiento de la soli el que se produce una masculinización del rol
daridad, etc. (Maskin y Brookins, 74). femenino y una feminización del rol masculino,
Las últimas explicaciones del comporta con lo que se supone que las tasas de delincuen
miento delictivo femenino adoptan un marca cia masculina y femenina se aproximen.
do tinte psicosocial. Se trata de abordar su estu Los datos trabajados por Weis proveen ma
dio en términos distintos a los exclusivamente yor apoyo a la teoría de la convergencia de roles,
psicológicos y biológicos. De esta forma la ex mostrando que las tasas de delitos sociales de
plicación se realiza desde el punto de vista de mujeres y hombres eran parecidas en ambien
la diferenciación social de los roles sexuales. tes en los que ambos sexos poseen un nivel
Con esta nueva línea de trabajo se comienza a idéntico de oportunidades para cometerlos, aun
realizar un análisis del fenómeno con variables que en lo que se refiere a la tipología sí que
tales como la socialización diferencial de hom cometen menor número de delitos de carácter
bres y mujeres, las oportunidades ilegítimas di agresivo.
ferenciadas, las diferentes reacciones sociales,
etc. De aquí que autores como Hoffman-Busta-
mante (73) pongan su interés en las diferen
tes pautas de socialización de mujeres y va Escultura de la Exposición «Metonimia en gris para un deseo».
rones. Palacio Gravina /'Universidad de Alicante, 1992.
185
Una derivación de la teoría del rol sería la
teoría de la igualdad de oportunidades que ex
presa básicamente la idea de que al aumentar
el número de oportunidades, legítimas aumen
taría también la criminalidad femenina. En es
te sentido Figueira y Macdonough (80) estable
ce que al crecer el número de oportunidades,
también sus aspiraciones se incrementan, pre
diciendo que un alto nivel de aspiraciones y un
bajo nivel de acceso a las oportunidades legíti
mas genera un alto nivel de frustración que lle
va a la comisión de delitos. Una menor resisten
cia a las opciones delictivas, producto de una
baja cohesión con las normas sociales, escasa
relación con los grupos primarios de socializa
ción y pobre participación en las instituciones
sociales, favorece del mismo modo la comisión
En el intento de relacionar criminalidad de de actos delictivos. En definitiva, este modelo,
la mujer y movimiento de liberación, existe una predominantemente motivacional, aventura que,
gran divergencia de opiniones. Autores como bajo unas mismas condiciones de nivel de opor
Adler piensan que la participación de la mujer tunidades y de alienación, la realización de una
en la comisión de todo tipo de delitos es cada conducta delictiva es independiente de la varia
vez mayor: esto es, se produce una masculini- ble sexo.
zación de la mujer. Otros, como Simón y Stef-
feusmeir, están de acuerdo con la mayor parti Otra variable es la dependencia económi
cipación de la mujer en la comisión de delitos, ca estudiada por Krultschnitt (82). Basándose
pero no en todo tipo de delito. En el polo opuesto en la teoría sociológica de la ley, comprobó en
a Adler, Smart (79) explica que el movimiento su estudio que a mayor nivel de dependencia
de liberación ha producido un cambio de este económica, las mujeres recibían, por parte del
reotipo femenino que nos lleva a percibir los ac sistema de justicia, un trato más benévolo, que
tos de las mujeres como más violentos, aunque llevaba aparejado sentencias más leves. La uti
en realidad no se haya producido un aumento lización de la ley como concepto cuantitativo ha
en el número de delitos cometidos. Por último llevado a conclusiones muy dispares: desde la
en esta línea Austin (82), para rechazar la rela postura de un trato más benigno por parte del
ción entre criminalidad y movimiento de libe sistema de justicia (paternalista e inclinado a
ración, manifiesta que el movimiento tiene como protegerlas), a otras que indicaban que el trato
fin parar y prevenir cualquier tipo de explota que recibían era más duro porque además de
ción de la mujer. Si fuera cierto que el movi ir contra la ley, la mujer también iba contra la
miento de liberalización incrementa la delin moral. Krultschitt en este marco, establece la hi
cuencia femenina, ésta tendría que haberse lo pótesis de que la discrepancia de sentencias es
calizado fundamentalmente en la clase media, tá en función del control social que es ejercido
ya que dicho movimiento está integrado y diri sobre la mujer. Esto es: a mayor control social
gido, fundamentalmente, por mujeres pertene menor control legal. La dependencia económi
cientes a esa clase social. Para concluir los datos ca de la mujer estaría en relación con el mayor
aportados por Leventhal (77) muestran cómo o menor control social que sufre.
las mujeres que se encuentran en prisión tienen
una autoimagen caracterizada por la sumisión La prisión de Fontcalent: Departamento
y la pasividad, hecho que va contra la idea pre de Mujeres, algunas características
conizada por un movimiento de liberación, que
apuesta por la construcción de la propia identi La Prisión Provincial de Alicante cuenta con
dad como primera toma de conciencia. una serie de módulos o departamentos, en fun
186
ción de las características de los internos que
en ellos residen. De esta forma, tenemos depar
tamentos de menores, penados, preventivos, en
fermería, alta seguridad y por fin un departa
mento de mujeres. Ha de quedar claro que en
Alicante, con lo que contamos es con una pri
sión fundamentalmente de varones en la que
existe un departamento de mujeres, razón por
la que las características sobre las internas cam
biarían, seguramente, si fuera una prisión de
mujeres exclusivamente.
Podemos fijar el momento clave del depar
tamento en el año 1990, cuando se realizaba
ampliación y remodelación arquitectónica. La
población reclusa femenina que antes de esas
fechas ascendía como media a unas 15 a 20 in
ternas, va creciendo a partir de ese momento En lo que se refiere a la formación acadé
hasta llegar a la media actual de 85 internas, mica y a la realización de estudios dentro del
aproximadamente, que supone el 10% de la po departamento, las cifras aproximadas son las si
blación total. guientes: del total de la población un 22% son
analfabetas, un 10% tienen algún conocimien
Si nos referimos a su estado de conserva to de lectura y escritura, el 16% está realizan
ción y limpieza, el llevado a cabo por las pro do estudios correspondientes para la consecu
pias internas, es mucho mejor que en el caso ción del Certificado de Estudios Primarios y
de los varones. Existen en el departamento: una aproximadamente un 17% preparan el título de
escuela, despacho del médico (la visita es dia Graduado Escolar. En un 2% se cifra las inter
ria para quien lo solicite), otro para personal del nas que cursan estudios de B.U.P. y universita
área de tratamiento, una sala de televisión y es rios. El porcentaje total de mujeres que realizan
tar, un comedor, un espacio dedicado a tareas algún tipo de estudios se aproxima al 50%. En
ocupacionales y el patio. Es de destacar la falta este área parece notarse un mayor nivel de mo
de espacio para llevar a cabo tareas que con tivación y constancia a la hora de asistir a las
lleven el uso de maquinaria o por lo menos pa clases que en los otros departamentos de
ra una máxima ocupación de las mismas. El varones.
personal del área de tratamiento adscrito al mó
En el área ocupacional el nivel dentro de
dulo consta de: un psicólogo, un jurista, un edu
la población femenina ronda el 64%, desglosán
cador y una trabajadora social; estos trabaja
dose en: tareas propias del módulo, como se
dores tienen que compatibilizar su tiempo de
rían los puestos fijos de limpieza, reparto de
trabajo con la atención a otros departamentos.
comida, economato, etc. También estarían in
También cuenta con dos maestros de E.G.B.,
cluidas las internas que realizan tareas predo
que en horarios de mañana y tarde trabajan ex
minantemente ocupacionales y, por último,
clusivamente en este módulo. La atención sa
aquéllas que desarrollan su trabajo fuera del
nitaria la lleva a cabo un doctor en medicina
propio departamento: nos estamos refiriendo a
general.
dos experiencias novedosas que se están llevan
En cuanto a los aspectos que caracterizan do a cabo en el departamento de cocina y en
a la población femenina interna, la edad media el de panadería. Primero, ante todo, debe de
ronda los 30 años, la procedencia social predo cirse que ambos se encuentran dentro del re
minante es la clase media-baja o marginal y que cinto destinado a varones, aunque con inde
aproximadamente el 10% son extranjeras, con pendencia arquitectónica de los módulos, y se
predominio de mujeres provenientes de Suda- gundo, que dentro del departamento de cocina
mérica. se encuentran trabajando mujeres y varones
187
conjuntamente, siendo su misión la elaboración • Tercer grado: en este caso el penado cla-
de la dieta alimenticia que surte al conjunto de sificado en tercer grado tiene un régimen de vi
la población penitenciaria. En lo referente a la da en semilibertad, pudiendo desarrollar algún
panadería, este trabajo, antes, era llevado a ca tipo de trabajo o estudio en la calle y regresan
bo exclusivamente por varones; y en la actuali do al departamento de Sección Abierta a dor
dad se realiza por un equipo formado en su mir, disfrutando con normalidad de permisos de
totalidad por mujeres, habiendo aumentado la fin de semana y en los casos necesarios y que
calidad de los productos elaborados. En cuan haya posibilidad de estar en tratamiento de de
to al desarrollo de algún trabajo en la calle an sintoxicación del consumo de drogas en algu
tes de ingresar en prisión, predominan, sobre na institución pública o privada. En general en
todo, las que desarrollan tareas de amas de ca el tercer grado el nivel de control y vigilancia
sa conjugadas con algún tipo de trabajo clan es mínimo.
destino y sin asegurar. El porcentaje de mujeres
• El cuarto grado: sería la denominada Li
que poseen un trabajo en regla es ínfimo y por
bertad Condicional que requiere estar en tercer
supuesto muy por debajo del encontrado en la
grado y haber cumplido las tres cuartas partes
población reclusa masculina.
de la condena. En esta situación el interno aban
Antes de continuar creo necesario realizar dona la prisión realizando su vida normal, sien
algunas aclaraciones. Existen cuatro grados o do supervisado periódicamente por un traba
situaciones penitenciarias de cumplimiento de jador social.
condena, pero parecería más conveniente ha
El funcionamiento del sistema es fundamen
blar de grados o formas de cumplimiento de
talmente progresivo, lo que no lleva implícito
condena que llamarlos grados de tratamiento,
que los internos a lo largo de su condena ten
como establece la Ley, ya que lo que les dife
gan que pasar por cada uno de los grados, sino
rencia es fundamentalmente el régimen de vi
que los internos puedan ser clasificados inicial
da que se desarrolla en cada uno de ellos.
mente en cualquier grado (con excepción del
Las características, tanto de las personas cuarto).
como del régimen de vida al cual están adscri
En concreto, dentro de la población feme
tas, muy brevemente descritas serían:
nina: un 1% está clasificada en primer grado,
• Primer grado: es el régimen de vida más un 36% ya está propuesta su clasificación o cla
severo. Dividido en la actualidad en dos fases, sificada en segundo grado y un 11% en el
existe una limitación del número de horas de tercero.
salida al patio, así como de comunicaciones; el Dentro de aspectos más de carácter penal,
nivel de vigilancia y control es elevado. Las ca diremos que la duración media del tiempo de
racterísticas de los sujetos clasificados en pri
condena es aproximadamente de cuatro años
mer grado es su comportamiento claramente y medio. El tipo delictivo predominante (entre
inadaptado al régimen de vida normal, así co un 80 y un 90%) se encuentra relacionado con
mo su agresividad y peligrosidad manifiesta. Las las drogas, ya sea para costear su consumo o
condiciones personales quedan reflejadas en el para obtener un beneficio económico. Encon
artículo 43 del Reglamento Penitenciario. tramos una diferencia en función de la etnia, así,
• Segundo grado: éste sería el régimen de en las mujeres de etnia gitana predominan los
vida ordinario en el que los sujetos pueden dis delitos de tráfico de estupefacientes no con el
frutar permisos de salida ordinarios de hasta sie objetivo de mantener su consumo, sino de ob
te días, siempre que tengan cumplida la cuarta tener un beneficio económico o, en todo caso,
parte de la condena, observen una buena con mantener el consumo de su compañero. El nú
ducta y se compruebe que va a ser beneficioso mero de mujeres de etnia gitana consumidoras
para el interno. El número de comunicaciones de drogas es bastante inferior al de otras etnias,
con el exterior aumenta con respecto al primer pero los varones pertenecientes a la misma es
grado, así como la posibilidad de realización de tán equiparados en el nivel de consumo con los
actividades. varones de otras etnias.
188
Para finalizar, nuestra experiencia y obser prisión y más concretamente en nuestro depar
vación en el medio penitenciario de la pobla tamento, su nivel de motivación para llevar a
ción femenina, nos lleva a pensar que el papel cabo cualquier tipo de actividad es más eleva
de la mujer en la comisión de delitos es me do generalmente, así como lo es su nivel de ex
nos violento y lleva aparejada la figura de un presión de afectos y su preocupación por el
varón, directa o indirectamente. Puede llegar cuidado del hábitat en el que viven.
se a la equiparación, en caso de encontrarse ba
jo el síndrome de abstinencia, aunque tampoco Como conclusión diremos que la habitual
aquí alcanzan casi nunca la violencia de los marginación que las mujeres sufren en la socie
varones. dad adquiere su grado máximo de expresión en
la delincuencia femenina y sobre todo en el ca
En lo referente a su comportamiento en la so de la mujer presa. ■
189
AMPARO ESCRIVÀ, sin título, h. 1975
190
MEMORIA DE MUJERES.»
UN SIGLO DE ACTIVIDAD
■■■ LABORAL ■■■
MARÍA JOSÉ
RAMÓN-BORJA CARRATALÁ
191
tica y también al carácter estacional de las fae En su «Topografía médica de Alicante», el
nas agrícolas. Otros trabajos en iguales condi Dr. Mañero en 1883 valoraba así la situación
ciones de inseguridad eran los portuarios, de en Alicante:«... la mujer tiene ocupación cuan
marinería o de navegación de cabotaje. do su pobreza lo exige, en la Fábrica de Taba
La mano de obra femenina se concentraba cos, empresa que sostiene alrededor de 5.000
en trabajos de jornaleras, pescadoras, y labra operarías, de las que 3.000 son de la capital,
doras gue fundamentalmente se dedicaban a la y el resto acude los días que hay trabajo desde
elaboración del esparto, también llamado «filet» pedanías y lugares cercanos, desplazándose
o pleita, vegetal muy abundante en la zona y que con las primeras luces del día». Este trabajo se
las campesinas convertían con su habilidad ma realizaba en unas condiciones higiénicas deplo
nual en objetos útiles para el trabajo o sus ca rables, que eran causa de enfermedades y ano
sas. Capazos, esteras, persianas, escobas, se malías de diverso tipo.
hacían con este material y después eran utili La fábrica se encontraba —y aún hoy la po
zados como moneda de cambio para obtener demos localizar—, en un viejo edificio que en
alimentos. Con la aparición de nuevos materia aquél tiempo estaba destinado a Palacio Epis
les y el desarrollo de industrias en la ciudad, copal y Casa de Acogida y Misericordia, del que
las mujeres más jovenes fueron ocupando em se cedió parte para la instalación de la industria.
pleos ligados al sector secundario, especialmen
te a partir de 1801, en que se establece en Ligadas al tipo de sociedad que les había
Alicante la Fábrica de Tabacos. Todos los auto tocado vivir, otras mujeres a destacar en oficios
res de la época coinciden en señalar como cau como los de parteras o comadronas, realizan
sa para la incorporación de la mujer a tareas do una labor de ayuda solidaria en momentos
de tipo industrial la penuria económica que afec tan difíciles. Viajaban en carro o en caballerías
taba a las capas más débiles de la sociedad es y eran muy solicitadas en el medio rural, adon
pañola. de los médicos todavía no se habían estableci-
192
do. Sus conocimientos eran de tipo práctico in El Código de Comercio favorecía esta situa
tuitivo, y sólo les guiaba la experiencia y la ha ción, ya que una mujer necesitaba autorización
bilidad. de su padre en caso de ser soltera, o de su ma
rido si era casada, para poder regentar cualquier
En 1842 tenían licencia de comercio en Ali
tipo de negocio, además de ser mayor de 21
cante un total de cincuenta y ocho mujeres, que
años. Mediado el siglo y con el fin de propor
regentaban establecimientos dedicados a la ven
cionar nuevas ofertas a la creciente burguesía
ta de pescado y carne de aves, panaderías y en
de la ciudad aparecen los primeros comercios
general establecimientos dedicados a la alimen
dedicados a tejidos, corseterías y tintorerías. De
tación. Más tarde existirán pequeños comercios
esta época son: «Tintorería Pamblanco» (1874),
de mercería, abaniquería y sastrería que serán
Mercería «El Porvenir» (1879), «Tejidos Ramón»
regentados por mujeres que al enviudar debe
(1884), «La Casa del Tejedor» (1885), que ce
rán hacerse cargo del negocio familiar para
rró definitivamente sus puertas el pasado año
mantenerlo hasta la mayoría de edad del pri
de 1990 y por último la «Sombrerería Acevedo»,
mogénito.
fundada en 1889. En todos estos establecimien
tos existían talleres dedicados a la confección
Fábrica de Tabacos (Archivo Quinto Centenario / de prendas en los que numerosas mujeres en
Archivo Municipal de Alicante)
contraron trabajo. Hoy todavía continúan abier
tos la mayor parte de ellos siendo atentidos por
las familias de sus fundadores, habiendo sido
Pág. anterior:
La Comadrona de Villafranqueza (Archivo Quinto Centenario sustituidos los talleres por la introducción en el
Archivo Municipal de Alicante)
mercado de la ropa confeccionada, con la con
siguiente reducción de personal femenino. En
193
en aquel tiempo, dadas las deficiencias sanita
rias y científicas, llevaban fácilmente a la muer
te. Mañero nuevamente aporta el dato sobre esta
población marginal de la que en 1873 estaban
controladas sanitariamente un total de setenta
mujeres, entre las que la sífilis hacía estragos.
El incremento de este grupo social fue debido
al descalabro económico que suponía para mu
chas familias modestas la marcha de los hom
bres a las guerras coloniales, a lo que se unieron
repetidos episodios de cólera que diezmaron la
población masculina.
A finales del siglo XIX, la ciudad se engra-
dece con nuevos barrios y embellece su facha
da al mar. Por otro lado, la Administración poco
a poco fue mejorando la infraestructura de ser
vicios de la ciudad con nuevos centros sanita
rios, contando a finales de siglo con el Hospital
de San Juan de Dios y la Casa de Beneficencia,
que acogía la Maternidad, el Hospicio y la Casa
de la Misericordia, que desde 1842 fueron aten
didos por las Hijas de la Caridad y un cuadro
de profesionales médicos, destacados en el es
tudio de los condicionamientos sociales y prin
cipales males endémicos de la ciudad y provin
cia. Aparecen en este tiempo otros empleos con
el aspecto cultural, el abandono de la Adminis
la incorporación de la mujer al comercio, no sólo
tración era patente, por lo que las tasas de anal
en el ramo de la alimentación, sino en esta
fabetismo eran muy altas en la sociedad espa blecimientos dedicados a proporcionar nuevas
ñola y más en la población femenina, donde en ofertas a la creciente burguesía de la ciudad. Así
Alicante se detecta en 1887 un sesenta por cien funcionan numerosos talleres dedicados a la
to de mujeres sin ningún tipo de instrucción. costura, hay planchadoras, lavanderas, peina
Ésta era la causa de que las jóvenes de en doras, costureras y en las nuevas tiendas se
tre 15 y 25 años de las clases más necesitadas ofrecen las últimas novedades llegadas de Pa
buscaran empleo en el servicio doméstico, pro rís en tejidos, calzado y sombreros, además de
fesión de la que cada vez había mayor deman corsetería y belleza, dando así oportunidad a ca
da vez un mayor número de jóvenes, que se
da. Cocineras, doncellas, niñeras, amas de cría,
convertían en dependientas asalariadas según
encontraban acogida a cambio de comida y ca
sus conocimientos.
ma en las casas de la burguesía alicantina, for
mada por comerciantes, —exportadores e im La presencia de la mujer en el Comercio
portadores— de origen italiano o francés que se mantiene durante el primer tercio del siglo
traen nuevas costumbres aceptadas e imitadas XX, incrementándose el acceso a empleos de
por los propietarios de las fincas de la huerta carácter mercantil que hasta entonces habían
alicantina, entre los que se encuentran las fa sido ocupados por personal masculino, que pa
milias de mayor poder económico. sará a desempeñar mejores puestos dentro de
la empresa. Lo mismo ocurre en la enseñanza
El último recurso laboral para cientos de y en la sanidad, donde la mujer será útil, pero
mujeres sin ninguna cualificación, era la pros siempre en segundo plano, hasta bien entrado
titución, que se ejercía de forma oficial, —con el siglo. El deseo patronal de mano de obra ba
trolada por Sanidad— o extraoficial, con el con rata, encontró en la situación social de las mu
siguiente peligro de contraer enfermedades que jeres, el terreno abonado para ello.
También progresa lentamente la Instruc
ción Pública a partir de la Ley de 1838, que or
denaba la creación de escuelas en poblaciones
de más de quinientos vecinos. Esta ley, que in
cluía la separación de sexos en la Enseñanza,
favoreció el desarrollo de los colegios privados
en las ciudades de mayor número de habitantes.
Las niñas eran atendidas por maestras, a
las que se exigía un serio informe sobre su vi
da y costumbres, además de ser examinadas de
las asignaturas reglamentarias: Lectura y escri
tura, Principios de Religión y Moral, las cuatro
reglas del Cálculo, Gramática, Ortografía, Eco
nomía y Labores Domésticas.
En Alicante se crea en 1859 la Escuela de
Maestras, con el fin de ofrecer a las jóvenes ya
alfabetizadas la oportunidad de acceder a unos
estudios que en el futuro pasarían a ser profe
sión muy difundida entre la población femeni
na de clase media. Según los datos recogidos
en el Archivo de la Escuela, fueron tres las alum-
nas matriculadas en el primer curso, de las que
llegaron al final sólo dos, por enfermedad de la
tercera. A partir de entonces el interés de las
jóvenes por la nueva profesión fue en aumen como profesora de la Escuela en las asignatu
to, matriculándose quince alumnas en el si ras de Pedagogía, Derecho y Legislación Esco
guiente curso. lar. Fue. esposa del Diputado de Izquierda Repu
blicana Elíseo Gómez Serrano, fusilado tras la
Desde su creación, la Escuela de Maestras guerra civil, y como consecuencia de ello, la
estuvo dirigida por mujeres. En sus comienzos Administración la expedientó y trasladó suce
fueron asistidas por tres profesores de la Escue sivamente a Teruel, Castellón y Valencia, don
la de Maestros que se encargaban de impartir de siguió ejerciendo sin poder regresar a Ali
las asignaturas de Ciencias, Matemáticas, Dibu cante hasta su jubilación, por enfermedad, a los
jo e Historia. Numerosas alicantinas de la capi sesenta y cuatro años. Miembro de una familia
tal y provincia han asistido desde entonces, liberal y progresista, recibió una educación
primero como alumnas y después como profe avanzada para su época, y tanto ella como su
soras, a esta Escuela. Destaca en el recuerdo hermana Blanca, que fue la primera alumna de
por su labor, Sofía Capelli y Pascual, que ingre la Escuela de Comercio de Alicante en obtener
só como alumna en 1883, siendo más tarde pro el título de Contador Mercantil en 1916, son re
fesora de Geografía e Historia hasta 1939, en cordadas con respeto y admiración.
que fue expedientada por sus ideas, pasando
desde entonces a ocuparse de la Secretaría de Años más tarde, María Puigcerver Soler,
la Escuela hasta su jubilación. Otra alicantina, después de finalizar sus estudios como alum
Emma Martínez Bay (1893) fue alumna de la na, accedió al cargo de profesora de Ciencias
Escuela y posteriormente estudió pedagogía en en 1918 y al de Directora de la Escuela de
Cuenca y Granada, donde participó junto a la Maestras en 1940, permaneciendo en este pues
esposa de Fernando de los Ríos en la creación to hasta su jubilación veinte años más tarde al
de la primera Escuela Maternal bajo los prin cumplir la edad reglamentaria.
cipios de la Institución Libre de Enseñanza Con el auge de la Enseñanza se establece
(I.L.E.). Regresó a Alicante en 1928, y ejerció en Alicante por primera vez el Colegio privado
195
de religiosas de Jesús y María, que desde 1895
imparte una educación de moldes profunda
mente católicos. Más tarde, a principios de si
glo y con la llegada a Alicante de un importante
grupo de comerciantes y empresarios de origen
francés, se crea en la ciudad y para atender a
las demandas de estos ciudadanos y sus fami
lias, el llamado Colegio Francés, con un tipo de
enseñanza de acuerdo con las leyes educativas
francesas. Como consecuencia de la mayor de
manda de enseñanza religiosa, se establecieron
en Alicante en los primeros años' del nuevo si
glo las Órdenes Carmelitas, las Salesianas, y en
1924 la Institución Teresiana, con un Colegio-
Academia que desarrolló una pedagogía de mol
des católicos progresistas.
El nombramiento de tres mujeres conceja
les por parte del Ayuntamiento en 1924, cons
tituyó un hecho insólito dentro de la sociedad
alicantina, que evidenció el paulatino acceso de
la mujer a la vida social y política. Fue durante
la Dictadura del General Primo de Rivera y pre
cisamente las nuevas concejales fueron tres dig
nas representantes de la Enseñanza. Sus nom
bres tal como consta en el Acta del Archivo Mu
Colegio Francés de Alicante. Años 30
nicipal, eran: Catalina García-Trejo del Campo,
natural de Alpera (Albacete), que estudió en Ali
cante, donde desarrolló su carrera profesional
y política y sus compañeras Cándida Jimeno
Gargallo y Maria Socorro Solanich, que tuvie
ron un menor protagonismo en las tareas mu
nicipales. Las tres fueron recibidas con admi
ración y simpatía en el Ayuntamiento y supie
ron ganarse el respeto de toda la Corporación
hasta que finalizaron el período de su nombra
miento.
El desarrollo económico y aires de mayor
libertad hacen que las jóvenes emprendan ca
mino hasta ahora desconocidos y generalmen
te prohibidos o no aceptados en una ciudad
provincial. Así en este tiempo aparecen las pri
meras mujeres universitarias, que desplazándo
se a las más importantes ciudades del país y aún
del extranjero, consiguen obtener un título.
La primera universitaria de nuestra provin
cia fue Josefina Pascual Devesa (Alicante 1899-
1978), que alcanzó la licenciatura en Farma
cia en la Universidad Complutense de Madrid
(1923) con Premio Extraordinario. Fundadora
196
del Colegio Residencia de Estudiantes Maria de sar de no ser metge»—, tan increíble resultaba
Maeztu, de la Institución Libre de Enseñanza, para esas pobres gentes que una mujer hubie
fue becada en 1924 por esta Institución para ra llegado a tal categoría.
realizar su tesis doctoral en París, en el Institu
A su jubilación en 1975 acudieron muchos
to Pasteur, profundizando en Microbiología so
de sus antiguos pacientes, y ella guardaba con
bre el tema «La vacuna de la rabia». A su regreso
especial cariño la medalla de oro que le regala
de Francia, tras la obtención del Doctorado, ins
ron sus amigas, las gitanas de Alicante. Pocos
taló su primera Farmacia en la población de Be
meses antes de su fallecimiento en 1990 el Co
nissa, por lo que adquirió uno de los modernos
legio de Médicos de la ciudad le rindió su últi
vehículos que entonces se ofrecían como «re
mo homenaje nombrándola Colegiada Decana
volucionario invento», consiguiendo ser la pri
de la Institución. ■
mera mujer que obtuvo el Carnet de Conducir
en Alicante. Después de su matrimonio con el
médico pediatra D. Juan Pascual-Leone Forner,
trasladó su residencia a Valencia de donde re
gresó a su ciudad al enviudar, para hacerse car
go de la farmacia heredada de su padre, donde
trabajó asiduamente hasta dos años antes de su
fallecimiento. Relacionada también con la Sa
nidad, —una de las profesiones con mayor por
centaje de mujeres, junto con la Enseñanza—,
Damiana Zaragoza Zaragoza (Villajoyosa 1909-
1990), fue la primera alicantina que alcanzó el
título de Doctora en Medicina, realizando sus
estudios en la Universidad de Barcelona, don
de se licenció en 1933. Previamente había ob
tenido el título de Maestra en la Escuela de
Alicante, adonde regresó tras su paso por la Uni
versidad. Obtuvo la plaza de Médico de la Ca
sa de Socorro por Oposición y allí conoció a su
marido el Dr. Vivancos, con el que tuvo tres hi
jos que continúan la profesión familiar. Fue la
primera mujer Colegiada médica, con el núme
ro 579, y durante la entrevista que con ella man Damiana Zaragoza Zaragoza, primera mujer médica de Alicante
197
Fotografía de la colección de María Oficial (Fot.: CORTÉS RÍOS, 1959).
198
NADA DE SOLEDADES:
ALGUNAS NOTAS SOBRE
REDES SOCIALES ENTRE
MUJERES. EL CASCO
ANTIGUO DE ALICANTE.
AÑOS 40-50 ■■■■
199
El concepto de red social surgió en el campo vés de las intervenciones de Jacques Le Goff y
de la antropología a partir de los estudios reali de Giovanni Levi.
zados por Elizabeth Bott. Esta autora británica
No son ajenas a este enriquecimiento y
inauguró, mediante la aplicación del concepto complejización de los estudios históricos las
de red, una forma distinta de analizar la estruc aportaciones que han colocado como centro de
tura de las sociedades. Su obra, ya clásica, «Fa- su atención las relaciones que se establecen en
mily and social network», publicada por primera tre las mujeres, las redes de solidaridad entre
vez en 1957, ha tardado más de treinta años ellas.
en ser traducida al castellano. La publicación
del estudio de Bott supuso un verdadero alda- Los primeros estudios en este sentido in
bonazo en antropología y los estudios sobre re tentaban valorizar las experiencias colectivas fe
des sociales no han hecho sino multiplicarse meninas frente a visiones cargadas de tópicos
desde entonces. Sin embargo, y a pesar de lo o a la invisibilidad impuesta por la historia tra
fructífera que ha resultado ser la acuñación de dicional. Esta invisibilidad se apoya en lo que
este nuevo concepto en otros países para la re la antropòloga Dolores Jualiano, profesora de la
novación de los estudios sociológicos, antropo Universidad Central de Barcelona, explica así:
lógicos, históricos, etc., apenas hay alusiones «En el paso a la sociedad capitalista..., mientras
al concepto de red en la bibliografía especiali que las agrupaciones formales van adquirien
zada en castellano. Elizabeth Bott presenta en do reconocimiento e institucionalizando su fun
esta obra los resultados del estudio realizado cionamiento, las informales van haciéndose
sobre veinte familias urbanas «corrientes» inten cada vez más invisibles en una sociedad que
tando desarrollar interpretaciones e hipótesis de aprende a considerar trabajo sólo al que se pa
relevancia general. Dedica gran parte de su es ga y asociaciones sólo a las contractuales. La
fuerzo al análisis de las diferencias en la reali proliferación de los contratos (capitulaciones
zación de los roles conyugales y afirma que matrimoniales, compra-venta o cesión de tierra
«tales diferencias de roles no son puramente o trabajos, herencias)... nos habla de este cam
idiosincrásicas, pero tampoco se puede afirmar bio de óptica según el cual sólo existe lo que
que sean consecuencia inmediata de la perte está escrito. Esto nos permite entender que de
nencia a categorías sociológicas generales ta saparecieran, del campo de la percepción, la cir
les como las clases sociales, los grupos de renta, culación de prestaciones de bienes y servicios
los grupos ocupacionales y otras por el estilo» que se realizaban entre las mujeres» (2). Pero
(1). La novedad de su aportación estaba clara. no sólo será la obsesión por el documento es
crito lo que hará invisibles estas redes a los acer
Algunas corrientes historiográficas actuales camientos más tradicionales, sino que sólo un
miran con atención a la antropología, para en cambio del punto de vista y la utilización de nue
riquecer su metodología y ensanchar sus cam vas fuentes como la oral —el acercamiento di
pos de investigación hacia temas hasta hace
recto a las voces de las protagonistas de estas
poco desprestigiados por la historia «oficial» co redes— nos permitirá ver que «la actividad do
mo antropológicos. Sin embargo, estos temas
méstica proporciona la ocasión de relaciones e
no dejan de mostrar su interés para la renova
intercambios que permanecen invisibles a una
ción de una historia atrapada en sus propias re aproximación tradicional que privilegia el mun
des metodológicas, que en algunos casos pre do de las relaciones “públicas” como el único
senta síntomas de lo que se podría considerar
posible» (3).
como una esclerosis que se ha manifestado tra
dicionalmente en una fijación obsesiva en el da Tras los primeros estudios centrados en las
to cronológico o más recientemente en el dato relaciones de solidaridad entre mujeres, que
cuantitativo. Los estudios cualitativos, realiza pueden ser vistos como transmisores de una vi
dos en profundidad, están demostrando una ca sión idealizada de las mismas (4), han sido los
pacidad para enriquecer y complejizar los temas estudios antropológicos los que han comenza
históricos de los que en el mismo seminario ci do a situar el problema de la solidaridad en tér
tado anteriormente se tuvo buena cuenta a tra minos de comportamientos comunes. Así, se-
convierten en objeto de investigación todas las
relaciones que puedan ser estudiadas, no sólo
las de amistad y amor, sino también las de alian
za, complicidad y estrategias de supervivencia
o los cálculos para afrontar momentos difíciles
o para ensanchar los espacios considerados co
mo femeninos. En este sentido, las especiales
circunstancias que se viven en Alicante al fina
lizar la Guerra Civil harán aparecer frecuente
mente un tipo de redes de solidaridad muy
estrechas, que en el Casco Antiguo trascienden
claramente los ámbitos de las familias nuclea
res para implicar a un colectivo más amplio li
gado entre sí por relaciones de vecindad o por
las circunstancias, entre los grupos de mujeres
jóvenes, de compartir un trabajo fabril común
en algún lugar alejado de su residencia. Así, a
través del estudio de las redes de solidaridad
se puede hacer visible la capacidad de iniciati
va de las mujeres, sus relaciones para reducir
la común posición de debilidad en un espacio
público que a determinadas horas les estaba ve
dado. En los testimonios de muchas de las ve
cinas entrevistadas aparecen relatos que ponen
de manifiesto la costumbre entre las mujeres tra
bajadoras de hacer juntas el camino entre sus
casas y las fábricas, especialmente cuando los
turnos de trabajo las obligaban a un desplaza
miento casi nocturno.
Los estudios antropológicos sobre redes de
solidaridad entre mujeres han hecho evidentes
que las formas y los resultados de las relacio
nes son diversos, porque dependen de los con
textos en los que se desarrollan y de la finalidad
perseguida. Así la concentración del poder en
el seno de la familia hará difícil la existencia de
redes femeninas, como ha puesto en evidencia
la investigación llevada a cabo por Elizabeth
Handmann en un pequeño pueblo griego en los
años 60 (5). Sin embargo, las investigaciones
de Vanessa Maher sobre mujeres en la socie
dad marroquí, han demostrado que incluso en Fotografías de la colección de Enriqueta Gomis
201
Boda de Luis y Pepita, 1953
202
B.J. Tood (6). Para las mujeres de grupos so
ciales más modestos la condición de soledad no
tiene solamente consecuencias de carácter so
cial, sino que determina también un empeora
miento de la condición económica. La solida
ridad puede adquirir, en esta situación, una fun
ción de verdadera estrategia de supervivencia.
Este aspecto cobra especial relevancia para la
comprensión de las redes que se establecen en
circunstancias excepcionales como las de la
postguerra española, con un número mayor de
viudas, esposas de exiliados o de encarcelados
y con unas condiciones, como las del Casco An mo punto límite la ayuda para la reintegración
tiguo, en el que un número importante de varo de la joven a la familia, siempre que se escon
nes estaban ligados al trabajo en el puerto, de da lo sucedido. Es en el ámbito del vecindario
mayor precariedad e inseguridad que algunos en donde estas mujeres encuentran apoyo y co
de los trabajos fabriles realizados por las muje laboración para su vida como madres «solas»:
res de este barrio en fábricas que reclutaban vecinas, coinquilinas, compañeras de habitación
mayoritariamente a sus trabajadores entre las y amigas constituirán el punto de referencia más
mujeres. importante con respecto a la precariedad de una
vida señalada por un comportamiento conside
Un caso muy curioso y particular de «sole rado como transgresivo por la sociedad. Esta
dad» femenina plantea el libro de Ronald Fra- cooperación tiene un cierto carácter defensivo,
ser, «Escondido» (7), que nos ofrece el relato de estrategia de superviencia, pero tiene tam
en primera persona de una mujer que no esta bién como resultado el permitir un modo de
ba sola privadamente, puesto que tenía a su ma vida que de otra manera no sería sostenible. Es
rido escondido en su propia casa, pero que se tas madres, sin la ayuda de otras mujeres ha
encontraba sola «públicamente» y, por lo tanto, brían debido, seguramente, renunciar a vivir
recaía sobre ella la responsabilidad del mante con sus hijos (8). En el Casco Antiguo de Ali
nimiento de su familia y las relaciones públicas cante, en algunas de cuyas calles se asentaba
de la misma. El análisis de las redes de solida la prostitución femenina durante los años 40-50,
ridad establecidas por esta mujer nos acerca al se daban de una manera muy extendida unas
caso de muchas otras mujeres que habían per redes de solidaridad que Cristina Sánchez ha
dido a sus maridos durante el conflicto civil o comenzado a denominar como de «madrinaje»,
por el exilio o el encarcelamiento posterior. pues una serie de mujeres se autodenominan
La historiadora italiana Margherita Pelaja ha y son reconocidas por el resto de vecindario co
estudiado los nacimientos ilegítimos en la Ro mo «madrinas» de una serie de niños y niñas,
ma del siglo XIX y a través de su estudio ve que no siendo sus hijos biológicos, permanecen
mos aparecer otra de las figuras de mujeres durante muchos años a su cuidado, desarrollán
«solas», la de las madres solteras. En sus inves
dose unas verdaderas relaciones de maternidad
tigaciones aparece como, frecuentemente, el cir social, llena de afectos y responsabilidades y
también, muchas veces, de rupturas dolorosas
cuito de la solidaridad familiar puede actuar
en el caso de que la criatura «amadrinada» sea
solamente dentro de límites bien definidos por
una niña que vuelva al ámbito de su madre bio
la capacidad de coacción de la familia, límites
sólo superados en el ámbito de las relaciones
lógica al llegar a la adolescencia.
extrafamiliares. Madres, hermanas y cuñadas Otras historiadoras han estudiado redes de
colaboran activamente en la búsqueda de la co solidaridad femenina establecidas para la con
madrona, del lugar donde parir y en la defensa secución de fines más inquietantes, complicida
del secreto, pero la solidaridad familiar se de des criminales como las que aparecen en los
tiene en el momento del nacimiento y tiene co- procesos por envenenamiento (9). Otros estu
203
dios antropológicos han aclarado cómo en al antropológicos e históricos pueden hacer visi
gunas ocasiones el rol de la madre aparece bles espacios de poder ocupados por las muje
como decisivo respecto a las decisiones y las res, espacios que la historiografía ha ignorado
opciones de la familia. Es el caso, entre otros, frecuentemente. También se ha intentado plan
de las redes activadas entre las mujeres de las tear cómo la aplicación del concepto de red so
clases sociales más débiles o para hacer frente cial puede dotar de inteligibilidad e interpreta-
a momentos de crisis, de precariedad económi bilidad a un conjunto complejísimo de relacio
ca, de soledad, etc. nes establecidas entre las vecinas del Casco An
tiguo de Alicante. Démosles la palabra ahora a
Sirva este breve recuento de algunos de los ellas mismas a través de estos fragmentos de
estudios sobre redes sociales femeninas para las transcripciones de las entrevistas manteni
dejar de manifiesto cómo este tipo de estudios das con ellas. ■
(1) BOTT, Elizabeth: «Familia y red social». Ed. Taurus. gue, Ch. Klapiscch (ed.) «Madame ou Mademoise
Madrid, 1990. lle? Itinéraires de la solitud femenine». Paris, 1984. O.
Hufton: «Women without men. Widows and Spensters
(2) JULIANO, Dolores: «Introducción al estudio de redes
in Britain and France in the Eigteenth Century», Jour
sociales femeninas». Inédito.
nal of Family History», número 4, 1984. También el
(3) LAURENZI, Elena: «Estudio de redes sociales feme número 18 de la revista «Memoria», monográfico de
ninas». Inédito. dicado a «Donne senza uomini», 1986.
(4) DI CORI, Paola: «Unite e divise. Appunti su alcuni pro (7) FRASER, Ronald: «Escondido. El calvario de Manuel
blemi di storia della solidarità fra done». En «Ragna Cortés». Ediciones «Alfonso el Magnànimo». Valen
tele di rapporti. Patronage e reti di relazione nella storia cia, 1986.
delle donne». Centro de documentazione delle don
(8) PELAJA, Margherita: «Segmenti orizzontali. Madri e
ne de Bologna. Ed. Rosemberg & Sellier. 1989.
madrine a Roma nell’ottocento». En «Ragnatelle di
(5) HADMANN, Elizabeth: «Las violence et la ruse. Hom- Rappoti. Patronage e reti di relazione nella storia de
mes et femmes dans un village grec». Ed. Edisud. Aix lle donne». Ya citado.
en Provence, 1983.
(9) FIUME, Giovanna: «Il sordo marcello dei mariti. Un
(6) Sobre las mujeres «solas» es también interesante la processo per veneficio nella Palermo di fine Settecen
consulta de Annales de Démographie Historique, to». En «Regnatene di Rapporti». Ya citado.
1981, sección dedicada a «La femme seule». A. Far-
204
Conversaciones con: Fina Lon, Matilde Santulario, María T. Oficial, Encarna Rubio, Maruja Berrutti, Vicenta, Pepita y Marianita De-
vesa, Lola Grau, Enriqueta Gomis. Transcripción de Cristina Sánchez López.
205
Fina Lon: María J. Oficial:
Ella me hablaba de todo esto, y, mira... Si Las madres estaban trabajando, y no los po
hubiera vivido la madre de Enriqueta, ¡esa mu dían criar, yo conozco a otra señora, que ya es
jer!... María se llamaba, y... Tona, ¡ay Tona!Ella tá muerta, que cogía a los chiquitos para aguan
que era el valle de lágrimas de todos; que ha tar, y cogió uno que le daban a la semana 7 du
bía un enfermo..., «yo te acompañaré». Ysu ma ros, y luego la madre se lo dejó y se perdió, se
dre también. A su madre la llamábamos «la fue con un taxista de por aquí, y luego, el chico
Mare»; que una iba a operarse..., pues Consue para irse al servicio, su madrina que vivía en
lo, que así se llamaba «la Mare»; y Tona, pues la calle del Carmen le tuvo que firmar.
heredó ese don de su madre.
«Hijos adoptados no, porque adoptarlos es
Había un señor allí en el Barrio, que lo lla
cuando son para uno. Porque, aunque no sé leer
maban el torero, le cortaron las piernas de la
ni escribir, eso lo sé. No, porque ellos, su ma
cangrena, del azúcar, era diabético, y las hijas
dre es su madre siempre, ahora que, a la hora
iban a trabajar y te lo veías en el balcón chillan
de la verdad, siempre lo he dicho: «que mi vi
do «desesperao» y allá que «anaba». Tona...
da, por cada uno de los que son, la daría». Por
«¿qué te pasa...?, ¡hala, hala!» y lo curaba. Te
que los quiero. Tanto para los grandes como
nía un... lo curaba, le ponía pomada y él: «¡ay!
«m ’he quedao» en la gloria». Yo quisiera tener para los pequeños... que el tenerlos son 8 mi
ese don... él me decía: «Fina, ¡sime alivia hasta nutos o media hora, o una hora, pero la que los
el hueso!». tiene aguantando de noche y de día...
Yo estudiar no, ahora, que yo sabía leer, yo Allí en la fábrica de sacos era diferente, allí
sabía escribir, yo sabía coser..., me enseñó mi entrabas si hacía falta. Ibas a hablar, y si hacía
madre que también era un poco lista. Yyo, te falta entrabas, aunque no tuvieras a nadie que
nía abuela, ¿sabéis lo que os digo? Mi abuela conocieras. Si no, te decían «ven a tal o cual».
era la que se encargaba de guisar y todo, pero Esta chica de la que hablaba yo y que tra
mi madre también era mañosa. bajaba allí, pues le llamaba a mi padre tío y a
¡Allí era un Barrio! Lo llevábamos todo al nosotras nos decía mis primas y venía y nos vi
horno en la Plaza del Puente. Yo... era dar la sitábamos mucho, y ella se llamaba igual que
vuelta y estaba en el horno; allí llevábamos to yo, y le dijo a mi padre: «tío, no se preocupe,
do y hasta los niños sabían cuando estaban las que yo me llevo a la chiquilla y la enseño yo,
monas buenas... «Señora Vicenta estas monas la tengo yo y la enseño y soy su maestra, y así
ya están buenas». «¡Chicos, qué listos!». se enseña y cuando veo yo que se suelta en el
telar... y tal». Antes, en vez de autobuses eran
Cuando salíamos de costura... decíamos:
los coches y claro, las cigarreras como gana
«mamá, la merienda», pan y chocolate y al ci
ban más iban y venían en coche, pero nosotras,
ne, tres o cuatro chiquillas pues al cine, y ha
pues, aunque trabajábamos también distantes,
bía unas butacas que no eran butacas, eran
no. Quedábamos algunas amigas en el Panteón
sillas. Eran películas mudas, y luego pusieron
uno de esos que explicaba, con carteles para de Quijano, allí nos reuníamos; nos esperába
leer y como la mayor parte de las personas no mos unas a otras y nos veníamos, ypor las ma
sabía leer, pues había un señor que leía los car ñanas igual, nos esperábamos.
teles... Yo leía los carteles, no es que me haga A mí no me costó mucho encontrar traba
de lista pero yo desde pequeñita ya sabía leer, jo, porque yo ya de pequeña, desde los cinco
y siempre llevaba a mi lado alguna vecina o ami años como aquel que dice, ya estaba dándole
ga que me decía: «léemelo, léemelo». Se ente a la aguja con mi madre, haciendo vainicas y
raban mejor que del hombre que leía. servilletas que no veas para Valcárcel.
206
Éramos las mujeres las que nos ocupába
mos. Nosotras íbamos más a San Agustín, me
nos al Ayuntamiento y a la misma Plaza del
Puente. Lo de la cola era que como caía un hili-
to, pues estabas tranquila, tú dejabas el cacha
rro a la cola y si la de detrás llegaba y tú no
estabas, pues dejaba el cacharro atrás y ¡chica!
ya me toca.
Le escribía a todas las compañeras, cartas, Y en invierno, la gente que venía con ca-
y..., si tenían al novio en el servicio y les ponía charritos para que nosotros les pusiéramos unas
cualquier cosita y decían: «mira, mi novio me brasitas para calentarse porque no tenían ñipa
ha mandado una poesía» y decía otra: «Dice que ra comprar carbón para calentarse en casa. No
su novio le ha “mandao” una poesía». Yyo les sotros es que el horno era de esos morunos que
decía: «pero y por qué no», «pero... ¡cómo va a se quemaba con leña, que no es como ahora que
saber él de poesía!» y yo: «Y quién ha dicho que son eléctricos ni «gasoi», era de leña y enton
no se puede escribir poesía, ahora mismo ve ces, claro, nosotros lo manteníamos por la no
rás cómo le vamos a escribir una poesía a tu che que lo quemabas y se mantenía para que
novio». Y a continuación le escribía yo la poe mantuviese el calorpara la mañana... y venían:
sía. «Verás cómo tu novio verá que también tú «¡Aypor favor! unes brasetes per a calfarme que
sabes hacerpoesías, y si no tú, yo» y decía otra: fa molí de freí» y nosotras ¡hale! una palaeta, ve
«Pues tú no te sacarás eso de tu cabeza» y yo nía otra... y mipadre a veces nos renegaba por
les decía: «pues claro que de mi cabeza, ¿de que decía: «elforn esta buit y després io si abría
dónde lo voy a sacar? De mi cabeza, pues cla de gastar un sac necesite tres sacs pa calentar
ro que lo saco de mi cabeza. Y allá que lo escri el forn» pero es que venían las mujeres y: «es
bía y ¡hala! que tiñe el xiquetmalalt que esta constipat y...»
y las casas aquellas que las puertas que no ajus
Teresa, que vive por el Arrabal Roig, la del taban ni nada.
carpintero... y Carmina, que está hoy en el Sa
natorio de Valencia, ella también iba a la esta
ción; preguntaba si querían habitación y me los Lola Grau:
traía a mí, alquilaba, tenía que darle el primer
Luego por la tarde, me quedaba un poco
día a ella; nos teníamos que arreglar».
más de tiempo en la escuela para que la maes
tra me diese lecciones. Ella vivía también en el
Maruja Berruti: Barrio, en la calle Maldonado: en la calle Tole
do, a continuación, abajo, está la calle Maldo
Empecé a trabajar a los 15 años en un ta nado, que es donde está ahora la escuela, pues
ller de costura y claro la ropa, me la hacía yo allí iba yo al colegio.
y se la hacía a mi madre y a mi tía y a alguna
vecina... o que alguna se ponía a hacer alguna Yo le decía: «mire Tonico, despiérteme a las
cosa y no sabía y entonces venía yyo: «pues chi tres y media», y él me despertaba. A las cuatro
ca traémelo» no cobraba nada nunca, jamás en quedábamos cuatro o cinco chicas: «bueno,
la vida». pues en tal sitio nosjuntamos». Bueno, pues ha-
207
ciamos todo el paseo Gomis, la Explanada, el padre se ha muerto», pues iba y decía: «a ver
Parque de Canalejas... todo eso, y llegábamos si te lo sé yo curar» y resulta que los curaba.
hasta allí andando. Era por intuición y de verlo, no porque na
Cuántas veces salían del Casino, que esta die se lo hubiera enseñado. Más que nada cu
ba en la Explanada, de jugar a las cuatro de la raba las roturas de los huesos, luxaciones...;
mañana-, en aquel entonces, yparaban y decían: alguna vez que traían a los niños que estaban
«suban, suban», pero nosotras nunca jamás he «herniaos» pues como ella lo habría hecho con
mos subido a ningún coche, y ellos: «sinopasa sus hijos, pues los vendaba y los curaba y eso.
nada, suban, suban» y nosotras: «sigan, sigan, Venían de todas partes, de los pueblos de
márchense, que nosotras no hemos pedido na todos los sitios. Primero buscaban a mi abuelo
da». Bueno, pues luego a la una salíamos y otra «ahí está el tío Vicent», el tío Vicent de Polop
vez lo mismo, el mismo caminito y hasta casa. que lo llamaban, y luego, pues ya: «se ha muer
Que yo llegaba a casa y, claro, si mi madre no to el tío Vicentpero ahora está la hija», y busca
había preparado nada y yo no había «dejao» la ban a mi madre.
comida, pues yo me ponía a hacerla para que
cuando ella llegase, tuviera algo. Aprendí a trabajar de modista, iba enfren
te del Ayuntamiento. En aquella casa estaba
Eulalia que me enseñaba y luego cuando ya
Enriqueta Gomis: pensé yo que sabía pues, la verdad es que me
buscaron, me dijeron: «nos hace falta una chi
Mi madre no trabajaba, pero hacía las co
ca que esté ya adelantada para el taller», y en
sas, digamos que curaba por voluntad, porque
tonces me puse a trabajar porque entonces se
sabía hacerlo, y la gente venía y la buscaba y
cosía todo: las combinaciones, las braguitas...
eso..., y curaba. En la guerra, ¿te acuerdas? (a
todo, todo.
su hermana), la gente casi toda tenía tumores,
bultos y muchísimas cosas. ..y mi madre, pues Teníamos una especie de cocina económi
desde muchísimo tiempo, ella conocía al farma ca que se encendía por la mañana y estaba to
céutico Agatángelo Soler, el de ahora no, elpa do el día encendida. Se ponía unas especies de
dre, que vivía allí en la ésta, y que entonces era teas que eran unas maderitas pequeñas y se po
muy amigo de mi madre, y le enseñó a mi ma nían con un papelito de aceite o con algo y se
dre a hacer un compuesto de unas aguas, un prendía fuego y aquello ardía muy bien, y por
desinfectante (que entonces no había penicili el alrededor ya se ponía el carbón que tardaba
na ni muchísimo menos), y que no me acuerdo más en prender fuego; y cuando aquello empe
ahora de lo que llevaba pero él, le enseñó a mi zaba ya otra vez a quedarse en brasa, pues vol
madre, y cuando se acababa la marraja pues víamos a poner otra vez carbón, o sea, no lo
hacía otra, y todo el que tenía un problema, pues apagábamos nunca. Entonces, como mi casa es
iba allí y la buscaba. Mi abuelo también cura taba así muy soleada y la cocina siempre en
ba, y es que al morir mi abuelo, la gente, que cendida, pues había un calorcito que la gente
seguía viniendo a buscarlo, y a mi madre que venía a estar allí al ratito de tertulia y al ca
le daba apuro mandarlos, decirles: «no, que mi lorcito.
208
209
Mi papá era policía. Por razones políticas
CONVERSACIONES estuvo varias veces alejado del servicio. En esos
períodos lógicamente mermaba nuestra economía.
CON ALICIA Y sin embargo, no puedo llamar pobreza a mi
recuerdo de la escasez familiar. La vitalidad de mis
HERRERA padres, su optimismo para enfrentar la vida eran el
antídoto. Además, la comida no faltaba nunca. Era
Una Navidad en Valparaíso, 1932 Emilia CABALLERO y Margarita BORJA una cuestión primordial. Una forma de entender el
amor. Recuerdo a nuestro padre inventando siem
pre algo para que nuestra vida fuera divertida. De
una temporada a otra mi madre cosía las dos mita
des de las sábanas rasgadas, cambiaba de izquierda
a derecha las mangas de los jerseys para que el des
gaste de los codos se disimulara en el pliegue del
brazo.
Yo era la tercera entre las hijas de la familia;
un día, siendo ya universitaria, sugerí a alguno de
mis compañeros que fuéramos juntos a compartir la
fiesta de cumpleaños de mi papá. Habían dispuesto
veladores y mesitas por los patiecitos de la casa, en
el cuarto de estar y en el comedor y podríamos
escoger un rincón para nosotros. En un momento
del ágape, cuando mi padre debió considerar que el
ambiente estaba ya suficientemente caldeado y
propicio, convocó un brindis. Reunidos todos los
invitados, lo que anunció mi padre fue que la Olga,
mi madre, iba a recitar. «La Olga: un metro cuaren
ta y ocho, ama de casa y regordeta, iba a recitar».
Mis hermanas y yo, con un miedo al ridículo
verdaderamente solemne, nos dimos la mirada. Sin
muestras de azoramiento, mi madre se dirigió al
centro de la estancia y comenzó a recitar un poema
de Sor Juana Inés de la Cruz, «La Carta», que decía
así: «Hombre vanidoso y vano que a solas lloras
conmigo, en cuanto llega un testigo, tú me retiras la
mano...». Mi madre crecía en estatura a medida que
avanzaba la recitación, apareciendo, para nuestro
asombro, como un ser distinto y con una desenvol
tura para interpretar que delataba sus condiciones
naturales de actriz. Hasta ese momento, desde
chicas, había sido nuestro padre el encargado de
despertar en nosotras la devoción por la literatura
española. Los domingos por la mañana, mientras
mi mamá preparaba los desayunos, nosotras, las
tres, ocupábamos la cama de matrimonio a su
alrededor y le escuchábamos leer a Lope, Calderón,
Gabriel y Galán, Garcilaso, Espronceda. A veces
llorábamos muchísimo porque nos embargaba la
emoción. Pero aquel día comprendimos que nues
tra madre había negado su carrera de actriz para
tejer, zurcir, cocinar, lavar pañales. Fíjense que mi
padre la había conocido en uno de sus trabajos
como corresponsal del periódico «El Mercurio»,
cuando tuvo que cubrir la información de una
experiencia teatral piloto en que mi madre era
protagonista. En el tiempo que siguió, mi madre,
sabiéndose reconocida porque le habíamos hecho
211
I
patente lo orgullosas que nos habíamos sentido en hay una posibilidad latente de transacción, una
su intervención ¡con un poema tan feminista!, tomó disposición al pacto, a ese pacto por el que aposta
la costumbre de aparecer de vez en cuando en mos tanto las feministas en este momento.
nuestros cuartos, durante la siesta. Echadas sobre
las camas, en esa hora en que hasta las persianas se —En este momento que es el del feminismo
entornan como párpados, la voz acariciadora de del género, porque hasta fecha reciente todavía
nuestra madre siguió cultivando esa afición a los estábamos luchando por la igualdad ante la ley. Y
textos literarios que no vinculaba, en lo más tem como bien dice Celia Amorós, sólo puede darse el
prano de nuestra formación, a la cultura española. pacto entre iguales. Pero, de otra parte, ¿crees tú
que el pacto entraña demasiadas claudicaciones?
—Es decir, que llegar a España después de los
primeros años de exilio en Rumania, primero, y en —El pacto proviene, como posibilidad, de la
Alemania del este, después, debió ser un alivio. Un toma de conciencia de la realidad. Por ejemplo, en
importante reencuentro con las voces... una ocasión hablé con un ministro del actual pre
sidente Alwyn. Había recibido carta de unos cam
—Imagínenselo. Aunque también es cierto pesinos del sur en estos términos: sabemos dónde
que por el modo como se desarrollaron las cosas, están enterrados nuestros parientes torturados.
al poco de mi llegada a España yo entré en una Pero como no queremos crearle problemas al
depresión profunda: las circunstancias me conver Gobierno, sólo decimos que lo sabemos para cuan
tían por primera vez en ama de casa, solamente, ni do ustedes nos digan adelante, entonces denuncia
tan siquiera en «dueña de casa» como hubiera sido remos las 100 sepulturas clandestinas que hemos
en Chile. descubierto. Aquel ministro opinó que un modo tal
de plantear tan difícil problema sólo podía ser
—¿Hay una diferencia?
fruto de una conciencia cívica impresionante.
—Sí, ya lo creo. Verán: en la sociedad chilena
hay experiencia en esto de suavizar las contradic
ciones. No en vano nuestra democracia, con 150
años de historia y de primogenitura en el continen
te latinoamericano, ha penetrado en las costum
bres de las gentes. En Chile ante un conflicto, que
no sea del orden de la pura intransigencia, siempre Los padres de Alicia Herrera en Puerto de Valparaíso
212
—Esa conciencia no se improvisa. ¿Dónde, a —Sí, pero ¿cuándo nos hablas de las mujeres?
tu juicio, están en Chile esos orígenes de la capaci ¿De esa Inés de Suárez, española y amante de Pedro
dad de estrategia de los que no tienen poder? de Valdivia que le acompañó en toda la conquista
y cuya historia es tan mal conocida aquí?
—El espíritu libertario chileno, a mi juicio,
tiene su historia y hay que remontarse bastante —Desde luego, en Chile es más importante
atrás. Recordemos que en la lucha con los españo ella que Marina de Gaete, la mujer de Valdivia. Su
les, los araucanos, que en realidad son los hazaña más célebre muestra hasta qué punto supo
mapuches, los «hombres de la tierra que habitaban comportarse como lo hubiera hecho un varón. En
al otro lado del Arauco», nunca fueron vencidos. el fuerte donde tenía Valdivia su cuartel general
Estaban en un estadio inferior a los peruanos y estaban presos algunos caciques. En un cierto
mexicanos porque los imperios azteca e inca eran momento, Valdivia se ausenta y le deja la respon
formas estructurales, jerarquizadas, allí donde los sabilidad de decidir. Los mapuches atacan al obje
mapuches no eran sino tribus dirigidas por el to de liberar a sus jefes. Están acorralados. Ella no
cacique (jefe político) y el toqui (jefe guerrero), y ve más solución que decapitarlos a todos y da la
ninguno de los dos era designado sino que tenía orden. Estoy refiriéndome al año de la Fundación
que pasar pruebas. El célebre Caupolicán, por de Santiago, en la que ella había participado
ejemplo, tuvo que pasar ocho días, con sus corres activamente, y del primer ataque que los indígenas
pondientes noches, con el trono al hombro para ser inflingen a la ciudad, suponiendo seguramente que
elegido toqui. la ausencia de Valdivia y el gobierno temporal de
una mujer la hacían más vulnerable. Doña Inés de
Los españoles no tuvieron que entenderse con Suárez supo tomar con rapidez todas las iniciativas
una persona que impartía el poder. Es decir, no era de avituallamiento que aseguraran la resistencia.
cuestión de sacar al Inca Atahualpa del trono para Hecho lo cual arengó confuego a sus compatriotas
ocuparlo. En este caso, los españoles se encuen soldados. Se cuenta que ella misma decapitó a
tran con muchos poderes y grupos que estaban algunos de los caciques prisioneros para mostrar
interrelacionados. «Llegó Lautaro en traje de re sus cabezas a los atacantes. La vida de esta mujer
lámpago», dice Neruda en su Canto General... es muy interesante. De ser una mujer analfabeta
«De tumbo en tumbo la capitanía iba retroce que viaja a América en busca de marido, no sólo se
diendo desangrada». con vierte en poderosa aliada de Valdivia sino que
aprende a leer y enseña después a otros. Funda un
¡Claro!, si es que los españoles nunca vencie hospital, una ermita, otras cosas. Las mujeres
ron a los mapuches en Chile. Transcurrió mucho chilenas, aún en el exilio, hablamos de Inés de
tiempo antes que los chilenos, liberados de los es Suárez. Precisamente hace poco estuve con la es
pañoles, hicieran un tratado de paz con la Arau-
canía. «De atrasito pica el indio», decimos allí.
—Explícanos el significado de ese dicho po
pular.
—Miren, Lautaro era un cacique guerrero
que se fue a trabajar con Pedro Valdivia para
«conocer» a su enemigo. Le sirvió como un escla
vo. Se cuenta que hasta le ponía el hombro para que.
subiera al caballo. Que le velaba el sueño. Una vez
consideró Lautaro que conocía suficientemente a
los españoles, sefue a la Araucanía y organizó una
guerra de guerrillas. Una guerra «de ola en ola»,
como expresa Neruda tan bellamente. Muchas
derrotas de los españoles en Chile se deben a
Lautaro.
213
critora chilena Ruth González Vengara que lleva en que dejé oír mi voz: «tú eres una vieja chora»,
tiempo estudiando y escribiendo su biografía. Es me dijo con orgullo. Jamás sintieron mis hijos
ya un personaje incorporado a la historia chilena. vergüenza ante mi rebeldía. Entre ustedes, por el
contrario, he oído demasiado el consabido «mamá
—¿Se trata pues de un antecedente de esa cállate». Sin embargo, en Chile, quienes han que
mujer chilena que tiene algo de irreductible? dado incorporadas como heroínas de las que el
—Sí. Las figuras femeninas con aura de he pueblo se siente orgulloso son las mujeres españo
roísmo todavía están grabadas en nuestro recuer las, y ni uno solo de los varones conquistadores...
do y es cierto que la mujer chilena tiene un valor y He tenido que reflexionar sobre el valor del rol de
una capacidad de rebeldía importante. Fresia, la la mujer en la sociedad chilena para explicarme
mujer de Galvarino, otro cacique famoso de los expresiones como «es un madre, o es una madre».
que se adornaban con plumas, cuando su marido es Tal calificativo es sinónimo de persona experta y
apresado por los españoles, le lanza el bebé a los valiosa a un tiempo. Pero cuando una persona ac
pies retándole: «Yo no soy la madre de un niño túa en forma incorrecta, con pérdida de sus valo
cuyo padre se deja apresar por el enemigo». res, se dice: «se salió de madre».
El auracano era un pueblo guerrero. Prepa —La verdad es que resulta lamentable que
raban a los niños recién nacidos para ser fuertes. entre nosotros sólo exista la última de las expresio
Los tiraban al agua helada, imagínense. Ahora nes que acabas de citar y no las demás, que nos
recuerdo a otra mujer célebre de nuestra historia gustaría tanto recibir.
chilena: Paula Jaraquemada. Era noble, rica, hija —Cuando regresé después de trece años de
de españolesy,por lo tanto, criolla. En la guerra de exilio a Chile, se me hizo más evidente todo esto.
la Independencia esconde en su casa a unos solda Allí cambié impresiones con una antropòloga, por
dos perseguidos. Cuando los del bando contrario que me parecía que en muchas cosas los varones
lleganyle exigen que les dé la llave, ella responde: hablaban con melodía de mujeres y tenía que haber
«¿Las llaves?... eso ¡jamás!». «Entonces, incen una razón. La antropòloga lo razonaba diciendo
diaremos-las bodegas», amenazaron los soldados. que al fundarse la nación chilena del cruce de
Ella no se dejó amedrentar y replicó, pasando de la español con india, la india, que es sometida o
palabra a la acción: «Que se queme la casa ya». Y violada antes de ser desposada, se ve en la coyun
volcó el brasero. En todos los colegios públicos en tura de formar pareja con quien castiga a su
los que estudié de niña miré con orgullo ese cuadro pueblo. Atrapada, la única opción de preservar su
en que ella, muy arrogante, aparece frente a los mundo es crear un vínculo fuerte con el hijo que
soldados realistas volcando el brasero con su pie. acaba significando la transmisión de un legado de
Sí, ahora, cuando he podido regresar a mi país, he identidad cultural y un reducto de resistencia, casi
comprobado, empezando por las mujeres de mi una conquistada parcela de libertad. Sí, después de
familia, ese fondo de irreductibilidad mantenido ese viaje comprendí más profundamente porqué la
durante la dictadura y transmitido a los hijos. mujer chilena es escuchada en sus opiniones y
«Pero si a mis hijos los han detenido a todos», me valorada. Por eso, cuando una mujer se separa,
recordó un día una de mis hermanas, ante mi nadie duda de que quien ha de salir sea el marido.
reacción de sorpresa por lo enterado que estaba mi
sobrino más pequeño del alcance que tenía el
referéndum del NO. «Qué quieres, ¿que les ense
ñara que se puede vivir en dictadura?».
—De tu relato se desprende que hay un lega
do, que las mujeres de la historia ejemplifican el
coraje.
—Naturalmente. Las madres chilenas trans
miten un espíritu y unos valores. Están prestigia
das. En Chile, cuando se quiere expresar valor,
arrojo, se dice «es una choreza». «Chora» es el ór
gano sexualfemenino y sin embargo hasta se apli
ca al varón; «es un choro». Ypor el contrario: «una
huevada, o un huevón», significa lo despreciable.
Recuerdo, por ejemplo, la reacción de mi hijo
Rodrigo tras una tempestuosa reunión del colegio
214
Porque en la casa familiar se queda la «dueña de
casa» con los hijos.
—Eso es lo que tú llamas las leyes supletorias
de las costumbres, no la «ama de casa».
—Sí, eso es.
—De aquel reencuentro chileno trajiste tam
bién una nueva visión en la eficacia de la capacidad
de transmisión cultural y política que tenemos las
madres. Te parecía que era una cuestión que, de
hacerse consciente y articulada, se convertiría en
un arma de transformación social importante. Bue
no, ha llegado el momento de que nos cuentes lo de
Caperucita Roja.
Alicia ríe con esa abundancia que le permite la
amplitud de su sonrisa y la fresca sonoridad de
aljibe de su voz y cuenta, una vez más, esta historia
de ternura, sin perder el mirar sorente y rectilíneo,
tan culturalmente innovado en el mirar sentimental
femenino.
—Hace unos años, estando yo en España,
viajé a Ecuador para ver a mi hijo Rodrigo y
conocer a Lucas, mi nieto de tres años. Aprovecha
ba la circunstancia de que ellos estuvieran allí,
porque ellos vivían en Chile, donde yo no podía
entrar. Un día, el pequeño Lucas, me preguntó:
«¿Abuelita, quieres que te cuente el cuento de
Caperucita Roja?». Y en el cuento, resultaba que
tenía modificado el final. Mi hijo Rodrigo, que
escuchaba nuestra plática, terció: «Fíjese, madre,
hijos y aquella piadosa invención de urgencia que
aquí en Ecuador tienen una versión de Caperucita
absolutamente salvaje: el lobo se come a la abue se había convertido en artículo defe para Rodrigo.
lita y a Caperucita». Le respondí: pero, mi hijo, si —A lo largo de esos primeros momentos de
es así el cuento. «Ah, eso si que no», atajó Rodrigo. vivir en España también hiciste observaciones res
Usted nos contaba que el lobo se comía la comida pecto de la importante capacidad de transmisión
del cestito: el queso, la miel, el pansito... y las cultural que tenemos las mujeres.
dejaba muertas de hambre». En aquel instante
recordé la escena, las caras de terror de mis cuatro —Sí, creo que me dediqué a hacer antropolo
gía urbana casera, lo tenía al alcance de la mano.
Mi vecina tenía cuatro niños y era la típica ama de
casa, pero yo fui descubriendo poco a poco que
tenía una capacidad de juicio político que no se co
rrespondía con lo que ella aparentaba ser. Un día
nos encontramos en el ascensor, le acompañaba su
marido. Yo llevaba en la mano un librito de la
Constitución: «Nosotros no somos políticos», dijo
al descubrirlo, a lo que ella replicó: «Juan, nunca
hables por mí, en política no somos “nosotros” ».
Alicia Herrera, recién casada (1954) La contundencia de su respuesta sólo podía deber
se a un criterio bien formado, así es que me decidí
a interrogar. Su abuela era una vieja sindicalista,
sin embargo su madre se había casado con un
hombre cobarde que le prohibía hablar de política.
Pág. anterior:
En la Casa del Greco. Viaje de estudios «fin de carrera» (1954). Las persecuciones franquistas le proveían de bue
Comienzo de noviazgo que terminó en 1984. nas razones que su madre parecía respetar. Pero
215
■Pág. siguiente: eso sólo ocurría durante el día... Por la noche, la
En el interior de la casa de Alicia Herrera, septiembre de 1974 (fo
tografía destinada a Alejandro Filiberto), en el campo de concen
madre se iba a la habitación de sus hijas con la
tración de Ritoque (septiembre de 1974). radio y escuchaban las noticias. Luego, apagaba la
radio y decía: «Ahora las vamos a comentar». Así
Imagen inferior: les enseño a tener criterios propios frente a la
Convención Nacional de Magistrados. Viña del Mar (diciembre de
1969). información oficial... Después les enseñófrancés y
escuchaban el diario francés de noticias, porque
Juramento como Abogada ante el Presidente del Tribunal Supre les permitía comparar. Un día, mi vecina me dijo:
mo (julio de 1954).
«Yo vivo en ' un medio conservador y tengo que
transmitirles a mis hijos todo lo que yo sé». Y luego,
con cierto deje de orgullo añadió: «Piensa que
tengo cuatro hijos y tres de ellos ya patean con la
pierna izquierda. Además, los 17, entre hijos e
hijas de mis hermanas, son progresistas». Confie
so que cuando escuché de mi vecina este modo de
razonar, perdí el sueño. Había mucho que reflexio
nar al hilo de sus palabras.
—De lo que cuentas se deduce una semejanza
de estrategias entre la indiecita que triunfa frente al
invasor que la somete haciendo de su hijo un aliado
y la historia de tu vecina.
—¡Cómo no!
La hija mayor de mi vecina estudiaba en un
colegio de monjas. Un día vino a consultar conmi
go: les habían pedido un trabajo sobre alguna
realidad actual de temática de libre elección y ella
quería hablar de lo que pasaba en Chile porque en
su colegio ese era un tema desconocido. Es decir,
porque existió la abuela sindicalista, la dictadura
L chilena se hizo visible en un medio donde la ocul-
216
tación de semejantes realidades históricas es una los jueces para la democracia no se mezclan con
afianzada costumbre. Por su parte, uno de los los empleados. Hasta ese momento, pues, me consi
hijos, que estudiaba en los Salesianos, a las doce, dero como persona de éxito en el mundo masculino.
cuando se acordó en todo el país guardar un Era agente en un poder progresista y se contaba
minuto de silencio tras la intentona golpista de conmigo.
Tejero, se puso en pie y fue secundado por el resto Después del Golpe de Estado fui perseguida
de los compañeros. Luego resultó ser la única clase por elTribunalSupremo. Primero se me trasladó a
en todo el colegio que había adoptado esa postura Concepción y cuando tomé la defensa del que era
de solidaridad cívica. ¡Y el marido de mi vecina mi marido, Alejandro Jiliberto, que estaba deteni
ignorando todo el proceso cultural que estaban do, fui removida de mi cargo arbitrariamente. A
haciendo sus hijos por mediación de la madre! pesar de ello, mi marido se salvó y así aprendí un
—Desde que llegas a España hasta hoy se poco cómo se podía defender a los presos políticos
inicia un camino personal nuevo para ti. ¿Cuál es el de la Dictadura. Por último,fui detenida por medio
sentido de su evolución? de la policía secreta (la temible DINA) y a raíz de
esa detención me vi obligada a salir de mi país con
—Tengo que retrotraerme un poco. En Chile
mis cuatro hijos, quedando mi marido preso, pero
ya era Ministra de la Corte de Justicia. Fui la pri al menos ya no en situación de desaparecido,
mera mujer que llegó a la Audiencia de Santiago; porque su retención había sido reconocida. Desde
en provincias ya había alguna. También fui diri
el exterior, me dediqué intensamente a trabajar en
gente de la «Asociación de Magistrados» desde su el Partido Socialista Chileno, en la Defensa de los
fundación: asociación en la que participa la mayor Derechos Humanos de Naciones Unidas. Actué
parte de la magistratura y que ha sobrevivido a la
ante la Comisión Internacional de Juristas con
dictadura... Luegofui Presidenta de la Federación juecesfranceses,juristas italianos, belgas, en suma,
de Trabajadores Judiciales, que nació durante el con todos los demócratas que podían ayudarnos.
Gobierno de la Unidad Popular, y que era una
organización más adecuada, propia del proceso En 1976 viajé a España a pedirle a Felipe
que se vivía en Chile. En ella se daba una mezcla González que viajara a Chile en defensa de los
progresista: jueces y oficiales estaban juntos; co presos y colaboré mucho en la preparación de su
sa que, por ejemplo, no ocurre en España todavía: . viaje y en los informes que elaboró a su regreso. Un
217
tiempo antes,yo había mantenido una entrevista en Pág. siguiente:
París con Felipe. Tuvo lugar en un modesto barrio Alicia Herrera y Hortensia Busi de Allende, en el Congreso Inter
y en una habitación inundada por la lluvia. El nacional de Mujeres de Nairobi (1985).
entendió perfectamente la urgente necesidad que
tenía el pueblo chileno de que se conociera la
indefensión que vivía, por causa del abandono en
el ejercicio de sus funciones protagonizado por el
poder judicial. Fue muy importante aquel viaje de
Felipe González. Algunos presos, incluso conde En Berlín Oriental, celebrando la liberación de Luis Corvalán,
nados a muerte, fueron puestos en libertad. .secretario general del P.C. chileno (1976).
—Pinochet no pudo consumar el desman- —Sospecho que tendrás que explicarnos quién
telamiento de 150 años de democracia, ¿no es así? era ese personaje.
—Nos quedaban algunos recursos, el recurso —Era un vagabundo que desapareció tras
de amparo, por ejemplo, fue un gran instrumento una detención policial y falleció por malos tratos.
para conocer la verdad de lo que estaba pasando. La historia se supo porque la dueña de un albergue
En cada detención losjueces obtenían la narración de mala muerte fue a la audiencia a presentar un
de lo ocurrido, y aunque los jueces no cumplieran recurso de amparo, donde alegaba que después de
con su deber, por esa inhibición de funciones que la detención no había vuelto a verlo. El caso
practicaban, podíamos remitir a Naciones Unidas significó la caída del Director General de Carabi
las copias de todos esos relatos donde se neros y condena de muchos años de cárcel para
pormenorizaban detalles testimoniados por gentes quienes lo detuvieron.
con nombres y apellidos. Así llegaba la informa —Eso no sería durante la dictadura.
ción a Amnistía Internacional, a la Comisión Inter
nacional de Juristas, etc... Todavía recuerdo el én —Sí, fue antes. Pero de todos modos, y con
fasis que puse cuando presen té el recurso de ampa dificultades serias, el recurso de amparo nos sirvió
ro de mi marido en la Audiencia. «¡Pero si este es para reclamar y liberar a gente.
el país del “Pata de Jamón” », le dije a los ma —Estábamos en España y hemos vuelto a
gistrados. Chile.
218
—Claro, claro. En España, pues, le dieron desaliento para el que yo no contaba confuerzas de
trabajo sólo a mi marido. Entré en una depresión reserva que me permitieran superarlo. Finalmen
muy profunda y poco a poco la casa se me convirtió te, me dieron el título de abogada en España y me
en el «Hogar del pobre». presenté a Cristina Alberdi con una carta. Al poco,
Yo cocinaba lo más barato posible y muchos me desplacé a Bilbao para asistir, togada, a un
exiliados como nosotros venían a nuestra casa a juicio contra un aborto. Las compañeras que me
comer. Comencé a observar que ejercer lafunción acompañaban tenían 24 años. Mi marido se pre
de cocinera conllevaba que dejaran de dirigirse a guntaba qué estaba haciendo yo entre tanta gente
mí cuando se establecía una conversación. Un día tan joven. Asífue como empecé a relacionarme con
mujeres feministas.
la gota rebasó el vaso, llegó un compañero antes
que Alejandro mi marido, se acercó a saludarme a Por aquel entonces, el Alcalde de Fuenlabrada
la cocina y me dijo: «Voy a la salita a leer el diario creó un Gabinete Asesor de la Mujer como expe
mientras Alejandro llega». Indignada, contesté: riencia piloto. Lo atendíamos: una psicólogo, una
«En esta casa, cuando yo trabajo todos trabajan». biólogo, una asistente social, una sociólogo y yo.
Otra cosa bien distinta es que yo decida atender a Empecé a escuchar un relato de malos tratos tras
alguien en especial, pero no debe suponerse que otro. Además, iba a la comisaría, vivía la agresivi
ésta sea mi obligación. El enojo me llevó a tomar dad de los policías. En una ocasiónfui a hablar con
concienciay a pasar de la depresión a la búsqueda. el Juez de Paz y con asombro escuché que justifica
ba la agresión diciendo «en la casa manda el
—Nosotras creemos deberle muchas cosas a marido, yo no puedo hacer nada». «¿Es que no ha
la rabia. Sin ese motor de arranque muchas mujeres leído usted la Constitución?», le respondí. Desde
no habríamos pasado del modelo tradicional de luego, me hice feminista en Fuenlabrada. Recuer
sometimiento y abnegación. do que me sobrecogió especialmente atender a una
—Sin duda. A consecuencia de esto decidí mujer de mi edad. La tenía frente a mí, hablando
meterme en la Escuela de Práctica Jurídica como como una niña chica. «¿Lloras de verdad porque
si fuera una adolescente que acabara de terminar se va tu marido? ». «Alguien me recogerá», decía
la carrera. Tenía la sensación de estar tejiendo un sollozando con una indefensión infantil verdadera
hilo tan débil que no permitía que nadie se metiera, mente patética. El franquismo necesitó una mujer
por si la opinión de otra persona me aportaba un victimizada hasta esos niveles.
219
—Y no eran suficientes las abuelas sindica
listas para neutralizar esa situación, ¿verdad?
—Los rasgos diferenciales de una cultura de
izquierdas no necesariamente llevan implícito un
proyecto de integración de las mujeres en pie de
igualdad, como nosotras bien sabemos, ¿no es
cierto?
—Por desgracia cuántas hemos tenido que
descubrir un día que aquellos varones compañeros
de generación acaban contradiciendo su declarado
progresismo con actitudes de abuso de poder y trato
desigual hacia la mujer, y hasta qué punto reprodu
cen esa misoginia internalizada tan difícil de descu
brir y, por supuesto, de erradicar.
—Desde luego yo he sufrido esa situación.
Cuando hice ostensible mi nueva conciencia femi
nista cambiaron las actitudes de muchos hacia mí.
Yfue duro advertirlo en quienes habían comparti
do conmigo una lucha por la libertad en Chile.
—La verdad es que al declararnos feministas
atentamos contra cuestiones neurálgicas sobre las
que la convivencia social se asienta, y los varones,
Juzgado de la Serena, donde empezó su carrera de juez. Foto
de forma difusa e instintiva, se sienten amenazados
grafía tomada a su regreso, en 1987. y les asusta que podamos llegar a deslegitimizarlos
un día.
Con la Rosa, en su visita a la Serena, en 1987 —El poder ha necesitado, desde siempre,
transmitir su ideología y para ello legitima una
cultura que lleva en sí el modo de socializar perso
nas. Es la manera de conseguir que las gentes se
sientan interpretadas dentro de unas estructuras
de dominación dadas. Los medios de comunica
ción, por ejemplo, son un instrumento idóneo para
la consecución de estos fines, una de las bases de
gobierno de la vida de la mujer. Por condición
biológica, las mujeres parimos y socializamos al
cien por cien durante la primera infancia de todos
los seres humanos. Luego resulta que las mujeres
hemos sido transmisoras neutras de ideas ajenas,
aunque yo creo que esto está empezando a cam
biar.
Algunas hemos escapado a ese control por
diversas razones. Padres como el mío, demócratas
y liberales en el sentido humanista de la palabra,
quisieron educar a sus hijas para ser personas
libres. Algunas madres, por razones coyunturales,
debieron trabajar y luchar para sacar a sus hijos
adelante, sin apoyo de varón. Y así, sin percatarse,
al no tener en el ámbito más próximo una presión
directa, ellas iban elaborando una concepción del
mundo distinta. Transmitían una concepción dis
tinta respecto del modo de ser o sentirse mujer,
además de mantener el criterio de semejanza de los
sexos en cuanto a capacidad intelectual, laboral,
etc... Otro de los casos a tener en cuenta es el de las
220
abuelas españolas, como la de mi vecina, que per Alicia accede una vez más. Con pausada co
tenecieron a una generación republicana y progre municabilidad relata cómo los zorzales, los
sista y a través de sus hijas han recibido las nietas «panchitos» (pues así los bautizó la Rosa, su pro
un valioso legado cultural. Tengo varias amigas tectora, aprendieron a volar amaestrados por ella).
que han vivido esta circunstancia. Cuántas veces Y cómo un día ella supo, sin titubear, que era el
las he escuchado exclamar... ¡es que tú no conocis momento de emanciparlos, incitándoles ella mis
te a mi abuela! ma al gusto por la libertad. Los zorzales regresaron
al poco y la Rosa interpretó que consumaban un
—Alicia, por qué no nos cuentas, para termi
gesto de agradecimiento. Luego se instalaron en
nar, la historia de los zorzales que compartían el
regiones más asequibles, pero seguramente su vue
tazón de leche del desayuno con tus hijos y se
lo todavía con-suela los sueños de los integrantes
subían en la cabeza de la Rosa cuando pasaban la
de aquella, a la fuerza, disuelta casa familiar.
aspiradora.
—Pero cómo son ustedes... siempre me piden —La Rosa trabajó casi 20 años con nosotros
que les cuente la misma cosa. y su sabiduría todavía se transmite en los hogares
que, una vez alzado su propio vuelo, consolidaron
—Es que le hemos tomado el gusto a esos re «nuestros» zorzales. Y digo «nuestros» porque si
latos propios de un García Márquez oral. mis hijos reconocen en la Rosa a su segunda ma
dre, yo sé hasta qué punto es cierto.
221
EXILIOS «Los españoles son crueles por naturaleza; fí
jense lo que hicieron con los moros y luego con los
indios», decían los profesores de liceos y universi
dades del Estado en las décadas 30 y 40. «España es
Paz ESPEJO NOVOA universal y eterna: lo demuestra el espíritu misio
nero y visionario de Isabel: luego España es inmor
tal...». Esta vez eran los hispanistas ya devotos de
Franco, los que pretendían sentar cátedra. ¡Qué
1.° de Mayo de 1988. Paz Espejo, que porta a la derecha pancarta, era presidenta del Colectivo de Mujeres Chilenas en el Exilio. problemas...! ¡Qué contradicciones! Con los fas
cistas no se podía estar de acuerdo ni aunque
chispearan destellos de verdad aparente: ellos, en
sí, eran un desprestigio académico. Con los reac
cionarios no se puede estar de acuerdo en nada.
Corrían ya los años en que el pueblo español
defendía Madrid palmo a palmo porque defendía a
la República. El pueblo español libraba su epopeya.
Lamentablemente, la hipocresía y la astucia opor
tunista de sus vecinos demócratas la dejaban
desangrarse. El drama español adelantaba la em
bestida nazi. Al tiempo, las juventudes latinoame
ricanas se ubicaban en las ideologías dominantes;
los progresistas y los diferentes tipos de iz-
quierdismo contemplaban como alternativa válida
la lucha de las democracias y digerían sin mucha
conciencia la leyenda negra vehiculizada por el
padrastro anglosajón; como si un denso olvido
hubiera neutralizado y dejado sin vigencia legados
culturales tan importantes como la obra precursora
de Fray Bartolomé de las Casas, inspirador de un
derecho internacional cuyo fundamento teórico
provenía de la teorización filosófica de Francisco
de Vitoria.
Los hispanistas llegados, en su mayoría, a lo
largo del siglo, instalados en la política de los
mayorazgos como oligarquía terrateniente, carentes
de visión y estrategia frente a los factores históricos
que imponía ya el capitalismo ascendente, se que
daron estáticos y, creando una «cultura de árboles
genealógicos», como definió el historiador Barros
Arana, ignoraban los excesos cometidos por los
conquistadores. Además, no dejaban de pensar en
la pérfida Albión y sus derivados norteamericanos,
por más que se dejaban devorar por ellos como en
el cuento de Caperucita y el Lobo.
En esta primera etapa franquista, en los me
dios burgueses evolucionados chilenos, profesio
nales con espíritu de empresa, donde los hijos se
educaban en colegios ingleses o franceses, fueran
religiosos o laicos, se miraba con mucha descon
fianza todo lo español. No a causa de los presuntos
crímenes de la colonización, pues ellos mismos
despreciaban a los indios y los consideraban una
pesada carga, y así alababan la colonización del
«White Anglo-saxon and Protestant» que, sin tan
tos problemas, habían eliminado a los indios del
norte.
223
En realidad tal desconfianza estaba basada en Imposible destacar en unas líneas lo que signi
la creencia de que Europa empezaba en los Pirineos ficó la venida de estos extraterrados españoles para
y lo que no fuera liberal capitalista se consideraba el desarrollo de la cultura de nuestros países y la
retrógrado. De este antiguo criterio nacieron ade configuración de una nueva imagen espiritual de
más nuestros libertadores. No por azar Lord Ca España. Desde México a Chile y Argentina, por
rrington había dicho en la época: «América del Sur todo el continente, centenas de ellos abrían nuevos
es libre y si nos preocupamos seriamente, será in caminos de reflexión y de creación, nuevas escue
glesa». Como recuerdo en el Foreing Office queda las: Rafael Alberti, María Teresa León, María
el «Salón de los Conspiradores», a donde llegaban Zambrano, León Felipe, José Gaos, García Vaca,
nuestros visionarios para ser ayudados pecuniaria etc..., en una espontánea integración de lengua y
mente y recibir orientación. cultura. El exilio se hizo mínimo, al poder comuni
Sin embargo, por todas esas gentes corría san carse en el milagro del verbo, haciendo que de
gre española, en su mayoría mestiza, de un mestizaje alguna manera el diálogo genere una casa común.
logrado e integrado. Estaban en su casa. Aunque vivir el drama de año
rar la propia casa estando en ella, como expresó
En Chile del 39, ya conocíamos la huida ma
María Zambrano, fuera también una situación do-
siva hacia la frontera francesa de refugiados espa
lorosa.
ñoles, que llegó a alcanzar más de medio millón. No
era fácil el problema de esos refugiados: muchos En Chile se han quedado muchísimos refugia
miles de ellos fueron a parar a campos fronterizos, dos españoles, sus hijos, sus nietos.
guardados por senegaleses de poca paciencia, don Mi experiencia como alumna de un insigne
de el hacinamiento y la hambruna no hicieron sino
profesor español, José Ferrater Mora, que había
aumentar sus sufrimientos. Sufrimos el trágico fin
colaborado con la República como traductor del
de Antonio Machado.
ejército y tras la caída de Barcelona huyó hacia la
frontera francesa oculto sobre la cubierta de un tren
LA VENIDA A CHILE DE LOS REFUGIADOS de mercancías. Después de su exilio en Francia,
«EL WINNIEPEG» Méjico y Cuba fue contratado por la Universidad de
Pablo Neruda, nuestro poeta, había vivido en Chile. Joven filósofo, antes de los 30 años ya tenía
España. Conoció la lucha del pueblo de Madrid. numerosa obra publicada: «Cóctel de verdad»,
Conoció a tantos y tantos que tuvieron que huir. «Variaciones sobre el espíritu», «Las formas de la
Como intelectual y como diplomático se asocia a vida catalana», «Unamuno», y ya bastante conoci
otras iniciativas, que desde nuestros países se ini do y elaborado cuando llega a Chile la primera
cian para acoger a estos refugiados que en su edición de su Diccionario de Filosofía es ya cono
mayoría eran gentes destacadas por su lucha en cida. Este trabajo de recopilación de la obra filosó
defensa de la libertad, de la vida política, intelec fica mundial, en el correr posterior de cerca de
tual, sindical, obrera, etc. cuarenta años de trabajo, iría completándose hasta
alcanzar un tamaño monumental.
Finalmente Pablo logra hacer fletar para Chile
desde Bordealux un barco, EL WINNIEPEG, que El fue uno de aquellos que llegaron al exilio,
llega a Valparaíso atestado de familias españolas. aunque no en El WINNIEPEG, creando influencia
y escuela, siendo varios de sus alumnos y alumnas
Estos españoles no eran ni los hispanistas que
quienes más tarde llegarían a ocupar no sólo la
habíamos conocido, ni los comeindios de la tradi
cátedra universitaria, sino puestos de responsabili
cional leyenda negra. Eran poetas, escritores, pro
dad en el desarrollo de la democracia chilena.
fesores, trabajadores que venían con sus familias a
buscar un pedazo de mundo en este continente que Junto a él, también otros profesores extranje
de alguna manera era también su patria. ros como el húngaro Neuchloft, profesor de Filoso
fía de las Ciencias, y Jasnowsky, polaco y profesor
José Ricardo Morales: escritor y profesor;
de Filosofía, como él decía, «Antigua», pitagórico,
Arturo Soria: editor; Leopoldo Castedo: historia
dor... y tantos otros, traen a Chile una España anti soñador y alma lúcida, con tanta pasión por la sín
fascista, progresista, inteligente y culta, comba tesis que habría querido meter la totalidad de su
tiente y también, por cierto, combatida por la dere pensamiento en una cajita de música.
cha chilena; aunque, para su fracaso, sólo al princi
pio; tan fuerte fue el bagaje cultural que trajeron y
compartieron. Ellos representaban una España no Pág. siguiente: de izquierda a derecha: Paz Espejo, Luz María Ed-
sectaria, no encasillada en consignas con ese estilo ward, Embajadora de Chile ante la UNESCO; Payita, secretaria
de Salvador Allende, y Anne Lamocke, secretaria de la Presiden
propio de sempiterno conflicto consigo misma. cia de la República Francesa. (Fot.: ALVARO YÁNEZ, París, 1991).
224
Me cabe la felicidad de haber sido alumna de intelectuales, a Eugenio d'Ors, a Santiago Montero
todos ellos y de llevarlos en el espíritu y hacerlos Díaz, al pintor Caneja, a otros y otras, en fin, que
presentes en mis largos años de enseñanza en Chile, pintando, escribiendo poesía o rebelándose, lleva
en el extranjero y también en el exilio. Merece aquí ban a cuestas el peso de aquellos primeros tiempos
una mención especial el uso que a lo largo de todo de dictadura. A ellos accedí a través del trabajo so
ese tiempo docente he venido haciendo del Diccio bre Unamuno de Ferrater, dando a conocer su obra
nario de Filosofía de Ferrater. Obra rica en constan «Las cuatro visiones de la Historia Universal», que
te actualización, búsqueda de antecedentes e in él estaba preparando y que iba a ser publicado por
fluencias, de sistemas, de corrientes de pensamien Losada.
to, obra que cualquiera supondría escrita por mu Fui recibida, acogida y hasta agasajada. Tuve
chos expertos, que sin embargo fue llevada a cabo la oportunidad de dar conferencias, hice y concedí
por Ferrater en una incansable decisión de trabajo entrevistas. Sin embargo no todo fue miel sobre
exhaustivo. hojuelas en esas recordadas estancias en Madrid,
Avila y Toledo. El Gobierno que me había permi
tido llegar gracias a que yo era licenciada en Filo
EPILOGO
sofía, situación poco común para las mujeres en
Esta presencia española en Chile y el trato más aquellos años, comenzó sin embargo a sospechar
cercano con el profesor Ferrater Mora fue decisivo cuando esta joven chilena, demasiado activa e in
en mi vida y punto de partida de otras múltiples y dependiente, elegía amistades no adeptas al régi
variadas situaciones que contribuyeron a mi deci men y de dudosa reputación para los fascistas. A la
sión de ir a España en 1947. Terminé mi licencia vuelta de un viaje a París, donde tuve el gusto de
tura y con mis veintitrés años decidí partir a España conversar con María Zambrano de su maestro Ortega
para hacer un doctorado. A pesar de Franco y de su y Gasset y de leer sus trabajos, fui acusada de in-z
pésima fama, a pesar de todo lo que sobre él se co coherencia y de presuntos espionajes en favor de
nocía. Así llegué a Barcelona, a la casa de la familia «los enemigos de España», y luego de pasar por la
del profesor Ferrater. Hice grandes y recordados Dirección General de Seguridad, compartí un buen
amigos, entre angustiados y esperanzados en el mes en la cárcel de Ventas, la suerte trágica y el do
mundo intelectual de Madrid. Por Ferrater conocí a lor desgarrado de muchísimas mujeres prisioneras
Julián Marías, quien me introdujo en los medios políticas. Todo esto duró hasta que mi país realizó
225
Pág. siguiente: gestiones y fui devuelta, custodiada por dos poli
Paz Espejo, con Saúl Yurkievick, el día de su jubilación en la Uni cías, hasta el puerto de Buenos Aires. Ese aspecto
versidad de Vincennes (París, 1991).
de la «madre patria» me fue indispensable para co
nocer y luego escribir y denunciar.
Posteriormente, comencé mi vida de profeso
ra en Chile, Cuba y de nuevo Chile, hasta que el
golpe brutal de Pinochet en 1973 me hizo partir de
urgencia el exilio. Conocí allí lo que con anteriori
dad habían padecido tantos otros y sus secuelas de
Paz Espejo en los Campos Elíseos después de una manifestación desubicación, sensación de abandono, esperanzas
del 8 de marzo de 1988. (El globo.es para la nieta).
complejas, extrañamiento de las propias raíces. Por
esas extrañas coyunturas del destino, en 1988 fui
invitada por el Aula de Cultura de la C.A.M. de
Alicante y por el Gabinet de la Dona de la Conselleria
de la Generalitat Valenciana a participar en las
Jornadas de Filosofía Feminista, tituladas «Un pen
samiento contemporáneo “otro”». A estas Jornadas
seguía, poco después, un Ciclo de Cine y Literatura
en que participaba el profesor Ferrater como cineasta
(porque también se aventuró en la cinematografía
como una de sus facetas de actividad creativa). Ese
casi encuentro que no llegó a serlo auspició sin
embargo que reanudáramos nuestra corresponden
cia, largo tiempo interrumpida. Yo desde París, él
desde Pensylvania. Muchas ideas, recuerdos y nue
vas experiencias pasaron por esa relación epistolar
que duró hasta sus últimos días. Espíritu lleno de
vitalidad, vitalidad llena de proyectos de creación
(novela, cine, filosofía).
En esta relación epistolar tuve ocasión de ar
gumentar las serias crisis a que me habían enfren
tado los muchos y complejos acontecimientos de
los últimos años. Yo había definido de nuevo mi
condición de mujer, desde una visión y discurso
crítico del patriarcado (de este patriarcado tan vio
lento como ineficaz del que pienso somos víctimas
todos, mujeres y varones), un discurso que hemos
elaborado en la búsqueda de una conciencia lúcida,
de identidad propia. Una verdadera carrera de obs
táculos.
Ironía atenta y comprensión recibía en res
puesta. Quién sabe, le dije en la última carta, si esta
guerra que prepara el patriarcado capitalista árabo
financiero nos permitirá encontramos y si será po
sible viajar, hasta un punto tal está invadido nuestro
espacio de artefactos de muerte, sofisticados y arte
ros... ¡Quién sabe cuales serán los objetivos deesas
muertes! Los objetivos de todos los machismos más
o menos dominantes, más o menos encubiertos.
Este fue nuestro último modo de relación, an
tes de que el destino, de nuevo, se metiera de por
medio. Habíamos pensado reencontrarnos y discu
tir cuestiones y proyectos en ese final de enero de
1991. José Ferrater Mora fallece inesperadamente
el 30 de ese mismo mes, y su último y genial esbozo
226
de ideas, que bajo el título «El triunfo del machis sus sucesivos trasplantes y en condiciones siempre
mo», fue publicado dos días después de su muerte adversas, e incluso desarrollarse hasta cuajar en el
en el diario «El País». artículo de Ferrater que constituye su última re
Esta circunstancia permite una reflexión am flexión.
plia. El artículo postumo de Ferrater tiene a mi jui En el momento de redactar este artículo, una
cio un valor indudable porque se agrega a los apor nueva fase más desconcertante que nunca se abre
tes del feminismo teórico, como un punto de con en esta postguerra de tristeza infinita sin que toda
fluencia al que se llega desde distintas líneas de vía nadie rinda cuentas de este mortífero y cínico
pensamiento. «nuevo orden'internacional». Un tiempo para el
que no hemos de contar ya con este profeta lúcido
Por lo que yo pude constatar en esos días de la
y neto, muerto prematuramente en su edad madura.
guerra, entre las voces no reclamadas a terciar con
el rango que merecen se cuentan las feministas Vino a morir a su tierra. Como él, tantos otros
españolas. Y ello apareció como más evidente en intelectuales y con ellos otros refugiados latinoa
un momento así. Por ello, lo que Ferrater viene a mericanos vienen a vivir en ella. El proyecto trans
reconocer en su artículo es el valor de proyecto formador que estos españoles fueron obligados a
hacia la paz que subyace en el feminismo como dar a conocer y a desarrollar fuera de su país, es el
ideología. Lo que se destaca en él es su posibilidad bagaje que yo ofrezco para analizar la nueva reali
personal de acogerse a tal proyecto sin prejuicios, dad .española, tan rica y compleja.
que, por lo que conozco y sé de la evolución el El avatar de unas circunstancias políticas ad
pensamiento del profesor Ferrater, ni es casual, ni versas de un lado y de otro, ha generado esta si
es coyuntural, sino que obedece al talante abierto, tuación cultural y vivencial que permite devolver
especulador y creador del pensamiento español, los conocimientos que se recibieron y recibir los
cuyo rigor y potencial transformador, adelantándo que se dan. Sin duda es ésta una situación gratificante
se al europeo, comenzó a singularizarse en la II que contribuye a reforzar nuestra más íntima y fe
República y ha sido capaz de sobrevivir, a pesar de cunda vinculación.»
227
El triunfo del Hay que rendirse a la evidencia: las feministas
(y los feministas, que también los hay, a Dios gra
cias) tienen razón. Claro que porfeminismo pueden
machismo* entenderse muchas cosas, algunas de ellas bastante
extravagantes. Pero permítaseme subrayaren el fe
minismo dos rasgos muy importantes y que pare
José FERRATER MORA cen en buena medida contrapuestos.
’ Artículo postumo publicado en «El País» el 31 -1 -91
JOSÉ FERRATER MORA (16-11-1946) Por un lado, se puede entender porfeminismo
la justa reivindicación de los derechos de las muje
res en todos los órdenes de la vida y a todos los
niveles de la sociedad, lo que lleva a pensar que
todas las funciones que desempeñan, o han solido
desempeñar, los hombres deberían ser igualmente
accesibles, y en la misma medida, a las mujeres, de
manera que así como hay hombres soldados, debe
ría de haber también, y acaso en igual proporción,
mujeres soldados.
Por otro lado, por feminismo se puede enten
der la idea de que es, o en todo caso ha sido hasta el
presente, más propio de las mujeres (o de su mayo
ría) que de los hombres (o de su mayoría) cierta
actitud ante la vida que subraya el valor de la
ternura frente a la dureza, de la compasión frente a
la crueldad, de la placidez frente a la violencia, y un
largo etcétera.
En mi opinión, los rasgos contrapuestos indi
.... .AaA&í. í&é? ■ cados no son —o no deberían ser— incompatibles
con tal que se subrayen los aspectos positivos y se
. descarten al máximo los negativos. Así, la igualdad
social, económica, profesional y jurídica tendría
que aplicarse a muchas funciones, pero no a todas.
Por ejemplo, me parece de perlas que las mujeres
disfruten de tal igualdad en lo que toca, por ejem
plo, a ser jefe de empresa, jefe de gobierno, minis
tro, diplomático, médico, juez, químico, etcétera,
pero dudo de su valor en lo que concierne a ser
verdugo o matador de todos, que de todos modos
son funciones que deberían desaparecer en cual
quier sociedad razonablemente civilizada. En cuanto
a la compasión, el cuidado, etcétera, me parecen
igualmente excelentes si no los confundimos con la
sentimentalidad, o la sensiblería, pero no es abso
lutamente inevitable (aunque también ocurre) que
lo primero desemboque inevitablemente en lo se
gundo. Puede que sí, pero puede que no: en asuntos
humanos las cosas suelen ser más complejas de lo
que, por mor de la brevedad, estoy presentando.
De todos modos, en este momento no me
importa el feminismo, que ya no tendría sentido en
una sociedad donde no persistieran problemas de
discriminación respecto a la mujer, sino más bien el
machismo, que no tiene sentido en ninguna especie
de sociedad. En la medida en que el feminismo,
entiéndase como se entienda, contribuya a denun
ciarlo y a tratar de eliminarlo, puede ser extremada
mente beneficioso.
228 229
El machismo del cual hablo es primordial
mente una mentalidad, entendiendo por ésta un
cierto sistema de actitudes y de valores (o disva
lores). Es la mentalidad que hoy, con la guerra del
Golfo Pérsico arreciando fuerte, está triunfando.
• No hablaré de esta guerra ni de quién tiene
José Ferrater Mora en La Habana, 3-XI-1940. Al dorso, manuscri
razón o deja de tenerla en ella, primero porque en
to por José Ferrater: «Puerta de nuestra casa. Las dos ventanas una guerra nadie tiene enteramente razón (guerra y
de la izquierda —las más altas— son de la casa. Las otras, no». razón se dan de bofetadas), y segundo, porque me
he ocupado del asunto en una serie de artículos
recientes en la prensa diaria. Hablaré únicamente
de un hecho que me parece indiscutible: que duran
te las guerras el feminismo, entiéndase como se
entienda, pero especialmente en el sentido antes
apuntado, se marchita y agota y hasta parece un
contrasentido, mientras que el machismo reverde
ce y florece.
■ Por lo poco que se puede ver en las pantallas
de televisión de la vida en Irak y en países donde
Sadam Husein es celebrado como un héroe, la
impresión de machismo —violencia, agresividad,
ferocidad— es impresionante. Aun descontando la
nada incierta posibilidad de que las multitudes —
que, como es sabido, se desmandan fácilmente ante
las cámaras de televisión— se hallen regimentadas
por un poder que, ¿quién sabe?, puede inclusive ser
despreciado o sentido como oprimente en otras
situaciones, no se puede por menos que sentirse
abrumado, y hasta aterrorizado, por esas manifes
taciones ultramachistas en las que, para descoyun
tar aún más las cosas, participan, a veces incluso
con mayor furia, las mujeres.
Muy bien, se dirá, pero ésos son rasgos cultu
rales, a diferencia de los naturales, que pueden ser,
si bien se mira, menos violentos o menos arbitraria
mente violentos: los leones despedazan a sus pre
sas, pero sólo en la medida en que satisfacen sus
apetitos carnívoros y no por un quítame allá esas
pajas o por el petróleo, y desde luego no se despe
dazan unos a otros. En todo caso, los occidentales
—valga lo que valga, que no es mucho, la palabra—
somos diferentes.
¿Se está tan seguro?
Los que se llaman rasgos culturales están a su
vez asociados a tipos de mentalidad que pueden
manifestarse de modos muy diversos; una gran mul
tiplicidad de rasgos culturales pueden pertenecer a
un mismo tipo de mentalidad. Y si se dice de tales
o cuales rasgos que son valiosos y de tales o cuales
otros que no lo son, se comete la falacia de suponer
que hay una correspondencia unívoca entre rasgos
cultural y mentalidad. En este sentido, es impropio,
o por lo menos dudoso, pensar que hay un tipo de
mentalidad —en este caso, machista— que se ma-
230
nifiesta en el mundo árabe, o en ciertas porciones mismo una manifestación de machismo. ¿Y qué
del mismo, pero que no aparece en el cuestionable diremos de las fanfarronadas que vomitan algunos
Occidente. Es, además de impropio, doblemente de los miembros de las fuerzas armadas hoy en con
machista. flicto acerca de la tarea que se les ha pedido llevar
Una multitud exaltándose crecientemente en a cabo, o de lo bien que la llevaron a cabo en tal o
el curso de un partido de fútbol es una manifesta cual coyuntura, o acerca de si, y cuándo, se le va a
ción de machismo. No pocos conciertos de rock son dar al enemigo una buena patada en el culo? Et
machistas a machamartillo. Del toreo y del boxeo, cétera.
no digamos. Las innumerables películas consisten Pero, señor mío, le estoy oyendo decir a un po
tes esencialmente en tiros, explosiones y de sible contradictor: nada de eso va realmente en se
fenestraciones son versiones, corregidas y aumen rio. Es juego, diversión, entretenimiento, expresión
tadas, del modo de ver, y de maltratar, el mundo a de civismo, natural e inevitable rudo lenguaje sol
lo John Wayne, que fue un machista a ultranza. Los dadesco, etcétera. ¿Me va usted ahora a decir que
programas electrónicos que permiten a un febril beber cerveza amorrándose a una botella es tam
jugador, agarrando a tiempo una palanquita, destruir bién una expresión de machismo?
5.000 tanques con todas sus tripulaciones, o elimi
Tengo que contestar que no, por supuesto, y
nar un par de planetas supuestamente enemigos (con
que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa,
varios millones de semejantes a bordo) meramente
como escribió hace un par de siglos un obispo an
apretando un botón, son ejemplos de premachismo,
glicano doblado de filósofo. Pero a la vez siento una
y escribo pre porque, por lo común, se trata de un
comezón que me hace pensar: no, pero, bueno, casi,
entretenimiento propio de chicos (chicas, mucho
casi; por ahí se va o, por lo menos, por ahí se puede
menos) adolescentes y puede muy bien ocurrir que
ir donde juzgo que no se debería.
no tengan luego mayores consecuencias; en mi
infancia, hace ya décadas sin cuento, jugábamos a En todo caso, hay una mentalidad de guerra co
soldados y hasta a la guerra, y no por eso hemos mo hay una mentalidad de paz. La mentalidad de
terminado todos aspirando a devastar el universo. guerra se halla estrechamente asociada al machismo.
No hay que concluir, pues, que todos los intendis- La de paz, íntimamente ligada al feminismo. La
tas del presente vayan a seguir en el futuro des cuestión, pues, es: ante varios sistemas de valores,
viviéndose para aniquilar galaxias enteras. Aun ¿cuál se prefiere? En mi caso, uno que esté más bien cer
que bien mirado, sin embargo... Desde luego, el pa- ca del feminismo. En cualquier caso, uno diametral
trioterismo, a diferencia del patriotismo, es asi mente opuesto al machismo. Definitivamente. ■
231
Posiblemente nadie haya definido con tanta
LOS CAMINOS justeza el doloroso proceso del exilio, como el
escritor argentino Julio Cortázar. La diferenciación
DEL EXILIO Y entre exilio político-ideológico forzado, exilio cul
tural y exilio interno, nos han servido como base
DEL DESEXILIO para la comprensión de este «limbo de penum
bras», pleno de vacíos e incertidumbres, al que las
CULTURAL dictaduras de aquí y de allá nos obligaron a padecer.
La historia de Sudamérica es una historia de
despojos y de invasiones, de renunciamientos, de
Mirta VIDELA BRAVO explotación, de dolor y de caminos de resistencia.
No es desde luego su patrimonio exclusivo, ya que
la gran mayoría de los pueblos han sabido en algún
momento de su historia de procesos semejantes de
autoritarismo, abuso de poder y persecución irra
cional para los que opinan diferente, poseen otro
color de piel o no profesan iguales credos.
Profesores de las Universidades de Córdoba y La Plata, Rosario, En estos dolorosos hechos existen matices di
1964. Congreso Internacional de Psicología Aplicada y O.P.. (a la ferentes. Por un lado, en lo que se refiere a quienes
Izquierda Fernanda Monasterio, en primer término Mirta Videlá).
deben huir ante el peligro real o temido, de perse
cución y amenaza de tortura, desaparición o muerte
propia, o de sus seres queridos. Por otro lado, están
quienes irremediablemente se quedan y no pudien-
do partir deben callar, renunciar a la manifestación
de sus ideas, quemar los libros «peligrosos al siste
ma» y engrosar las filas de las catacumbas de la
resistencia cultural. En lo que a mí concierne, es
tuve en el segundo grupo.
Nuestra generación ha sabido de enterrar fusi
les, ideales y textos, quedarse con los dientes apre
tados esperando lo tan temido. Pero también supi
mos de la búsqueda incesante de formas de resis
tencia pasiva, tratando de preservar nuestra estruc
tura mental, para mantenemos íntegros en el marco
de la locura fascista, del autoritarismo esterilizante
y de la influencia de las campañas psicológicamen
te montadas, para demostrarnos la traición de nues
tros compañeros exilados, de la misma forma que a
ellos el tratar de convencerlos de nuestro supuesto
proceso de asimilación al sistema.
Los que no tuvieron la posibilidad de pertene
cer a organizaciones políticas o de derechos huma
nos, fueron sujetos pasivos y principales víctimas
de los mensajes de la dictadura, destinados a crear
la desconfianza y la duda entre hermanos. Mensa
jes tales como: «Si se lo llevaron, en algo raro an
daría», intentan justificar e insensibilizar ante los
secuestros y las desapariciones cotidianas. De la
misma forma se hacían correr rumores en relación
a los exilados «que ganaban miles de dólares» y es
peculaban en otros países con su situación, «des
prestigiando al país con relatos de hechos falsos».
Se referían a las denuncias por la existencia de
campos de concentración y tortura, de todo aquello
232
sobre lo que se tendió un manto de ocultamiento Creo sinceramente que el exilio de los repu
organizado. blicanos españoles en América del Sur no debe
haber sido igual que el de los que se fueron a París,
Pensar, crear, producir en estas condiciones,
Londres o algún otro país nórdico. Como tampoco
ha sido verdaderamente una empresa casi imposi
fueron lo mismo para nosotros, los latinoamerica
ble. La energía está concentrada en el sobrevivir y
nos, el llegar de nuestras pampas del Martín Fierro
se comienza a permanecer en lo que Paulo Freire
a las tierras del Quijote.
llama «la cultura del silencio». El miedo, la muerte
y el terror neutralizan y desequilibran nuestra capa Los espejos en que nos miramos son los espe
cidad creadora. jos de la misma madre-lengua, los reflejos que allí
se producen han tenido la fuerza de los lazos de an
Sin embargo, los psicólogos que se dedicaron
tepasados comunes y la fecundidad necesaria para
específicamente a estos hechos, opinan que los exi la permanencia.
lados políticos que se marchan de sus países suelen
ser más fecundos que quienes deben quedarse su Alguna vez los abuelos vinieron y trajeron se
mergidos en condiciones que los acorralan y hos millas que fecundaron en este sur, más tarde otros
tigan, conviviendo con familiaridad con la muerte llegaron buscando protección y formas de sobre
y el horror. vivencia. Nuevas semillas de ideas desparramaría
el pampero en nuestras tierras, mezclándose armo
Ellos también deben padecer un proceso vio niosamente en una nueva síntesis criolla-ibérica.
lento de pérdidas y de duelos por amigos y compa La dolorosa historia de los totalitarismos sudame
ñeros, muchas veces por familiares muy queridos. ricanos volvió a condenarnos a una nueva diàspora,
Estos desaparecen, se mueren o se escapan. La ma y otra vez los brazos de la primera madre-tierra de
yoría de las veces sin lugar para el adiós o la des nuestros antepasados hizo de nosotros un puñado
pedida. Aquellos que se marchan se sienten arran de hijos protegidos y cobijados. Esto sucedía casi
cados de cuajo, como el árbol de su tierra, de su paralelamente a la finalización de la dictadura en
cotidianeidad, de sus casas, de sus barrios, de su España y la muerte del dictador que los sometiera
lengua y su cultura. Quizá sea por eso que, como durante cuarenta años.
dice Cortázar, «el exilio y la tristeza van siempre de
la mano». A esta altura de la reflexión sobre los aconte
cimientos de uno y otro extremo del Atlántico, que
Es precisamente este mismo escritor argenti produjeron esta especie de hemorragia cultural, es
no, condenado por años a vivir fuera de su país, posible que a nuestro «exilio de Gardel» se le pue
quien convocaba desde sus discursos y sus libros dan realizar lecturas muy distintas, con un monto
para que los exilados convirtieran este disvalor menor de tristeza tanguera y un poco de más de hu
nostálgico en un valor positivo de combate intelec mor de chamamé, cueca cuyana y ritmo de sevilla
tual, que borrara definitivamente el triunfo y la nas.
afirmación de la dictadura, para que cuando algún
exilado entrara en el lento y penoso camino de la Quisiera ser entendida, ya que temo que quie
nes han padecido el dolor del exilio supongan que
renuncia de sus ideas, no se convirtiera en un
este hecho pueda ser valorado positivamente por
«escriba de la amargura», del resentimiento o de la
mí. Nada tan lejos de los propósitos o sentimientos
desesperación melancólica.
de quien escribe. Yo también formé parte de las
Todo desarraigo requiere de un complicado filas de quienes apretaron los dientes y callaron
proceso de reajuste a la nueva vida, acompañado de para no morir. Mi intención, estimulada por pala
una reflexión sobre sí mismo y los demás. Es una bras de Julio Cortázar, es la de aportar algunas ideas
forzada manera de convivir con otros en el marco que rescaten para nuestros nietos un valor al disvalor,
de una historia y de una geografía diferente. Mucho una riqueza a la devastación y un acento especial a
se ha escrito acerca de todo esto. Pero posiblemente todo lo que pudo nacer y vivir dentro del terror y de
no se haya analizado lo suficiente acerca de los las pérdidas.
acontecimientos consecuentes para aquellos que se
La idea de escribir acerca de estas circunstan
exilan en países con una lengua común y una raíz
cias me apareció ante un hecho que se reitera en mi
cultural consanguínea, como el caso de España y
vida profesional en España. Colegas y alumnos
los países latinoamericanos.
suelen repetir que «el psicoanálisis llegó gracias a
Es posible, como dicen los indios mapuches los argentinos exilados de los años setenta», o que
de la Patagonia, que uno sólo sabe definitivamente «todos los psicólogos de allí somos psicoanalistas
qué clase de persona es «cuando se recorren, reco de raíces inglesas o francesas». Esto es una verda
nociéndolos, los caminos de nuestros abuelos». dera falacia que requiere su rectificación. Aunque
233
es posible que inclusive algunos compatriotas míos
también la padezcan.
Para rectificarlo, me propongo relatar algunos
hechos históricos que me posibiliten demostrar dos
afirmaciones: la primera: muchos psicólogos ar
gentinos, sobre todo los egresados de las primeras
camadas de las universidades estatales, fueron for
mados por profesionales españoles exilados, repu
blicanos que trajeron hacia Sudamérica el cúmulo
del pensamiento y las ideas que no pudieron desa
rrollarse en España por la dictadura; la segunda: el
psicoanálisis fue hacia Sudamérica, iniciándose en
Argentina, gracias a psicoanalistas españoles, hijos
de españoles y europeos que procedían de combatir
en las brigadas voluntarias de la Guerra Civil.
Nuestra tierra se fertilizó con ellos y se crearon teo
rías y nuevas formas de abordaje técnico, que luego
clandestinamente se leían en España, hasta que la
diàspora del 76 devolvió enriquecido el legado
recibido.
Mar del Plata, 1960. Congreso de Psiquiatría. Profesores de la En lo personal, pertenezco a la primera pro
Universidad de La Plata. moción salida de la Facultad de Humanidades de
La Plata, como psicólogos, en el año 1962. Nuestra
formación fue realizada por la creadora de la carre
Congreso Uruguayo de Psicología, 1963. En el centro Fernanda ra, la médica española madrileña, Fernanda Mo
Monasterio. nasterio. Junto a ello don Juan Cuatrecasas, médico
catalán e integrante del gobierno de la República
Catalana en el exilio, don Emilio Mira y López y en
los comienzos don Angel Garma, psicoanalista
vasco (uno de los fundadores de la Asociación
Psicoanalítica Argentina), quien junto con la Dra.
Monasterio fueron discípulos de don Gregorio
Marañón.
Seguramente escribo por otros, cuando re
flexiono acerca de la influencia que tuvo en mi vida
personal y profesional, el pensamiento de españo
les como Fernanda Monasterio, a quien cariñosa
mente apodábamos «la gallega». Me tocó además
el ser protagonista de un hecho de doble valoración:
mi condición de estudiante de bajos recursos se
benefició con una beca universitaria y esto a su vez
me posibilitó el cursar mi carrera «bajo el ala» de
Fernanda.
234
Evalúo esto doblemente porque ella me tomó Cuarenta años es un montón de tiempo. Por
en forma personal la responsabilidad de transfor eso algunos no volvieron a España y quedaron con
marse y formarme, lo cual me puso en un lugar de nosotros, como Garma o Cuatrecasas. «La Galle
exigencia, no sólo en el resultado de mis estudios y ga» retomó a su Madrid querido. En 1977 dicté mi
exámenes, sino en la ampliación de mi visión del primer curso allí y ella estaba sentada entre los
mundo, el desarrollo de una conciencia política y alumnos. Mi emoción era tal y ese hecho tuvo para
un compromiso personal con los hechos socio- mí tanta fuerza, que quizá no pueda ser objetiva
políticos de mi país y del resto del mundo. para describirlo. Allí estaba yo con mi exilio cultu
ral, hablando de lo que en mi país no se podía
Cuando todas las formaciones universitarias
hablar. De la democracia, del pensamiento republi
de los psicólogos se orientaban hacia una clínica de
cano, enfrente de quien me alfabetizó en ello,
lo individual, con fundamentos psicoanalíticos,
durante su propio largo exilio. Yo estaba diciendo:
casi excluyentes de otros estilos de pensamiento,
la interdisciplina en el campo de la Medicina y de
nuestra formación se diseñaba hacia actividades en
la Psicología es como la democracia en política.
el campo del trabajo, de la justicia o la educación.
Una es forma de convivencia laboral y otra es forma
Agreguemos a ello las sólidas bases biantropo-
de convivencia social. La intolerancia entre los
lógicas que Cuatrecasas y Monasterio incluían en
profesionales de la salud y las posturas omnipoten
las asignaturas.
tes y hegemónicas se asemeja a la intolerancia e
Don Angel Garma inicia en 1942 el pensa irracionalidad del fascismo y las dictaduras.
miento psicoanalítico en la Medicina Psicosomática Fernanda estaba emocionada y yo también.
y años más tarde sus compatriotas, en La Plata,
Mi segunda actividad docente en España fue
introducían el pensamiento teórico de Gregorio
en Barcelona, allí me di cuenta del real significado
Marañón, Roff Carballo y Lain Entralgo. Los psi
cólogos platences sabíamos de Freud, pero también de la dialéctica en las ideas. Los psicólogos españo
de Germain, Chauchard, Merleau Ponty, Sartre o les, formados durante el régimen, se encontraban
Paulov. despojados de lo que nosotros habíamos recibido,
pero también se había logrado con mucha habilidad
Estudiar Psicología en Argentina, en «el sur- generar prejuicios hacia el psicoanálisis, de tal suer
sur», alternando textos con poemas de García Lorca, te que poseían un esquema teórico de tal magnitud
no fue precisamente un hecho muy habitual. Pero, como lo era en la obstetricia la ignorancia y el
lo que seguramente fue definitivo en el legado rechazo por la anestesia epidural.
recibido, se trató de una especialización en el
campo de la Psicología aplicada al área laboral, que Tuve en ese entonces la oportunidad de escu
nos permitió cursar materias con los estudiantes de char y de discutir en Madrid con un médico espa
ingeniería, hacer prácticas en fábricas y recorrer ñol, don Alvaro Aguirre de Cárcer, acerca del tema.
centros fabriles, hornos de fundición de acero, Mi asombro me dejó sin palabras, al escucharle
represas, fabricaciones militares y sindicatos, a lo intentar demostrar que «la sofrología era la forma
largo de todo el país. De ello me queda el respeto más desarrollada del pensamiento psicológico»
por quien padece en su trabajo, y mi dedicación (mezcla de sugestión e hipnosis), y «que Freud ha
actual al tema. En el campo de la clínica, nuestra bía sido superado por ello». Cuando se trata preci
práctica de estudiante iniciada en un hospital de sa-mente de lo contrario.
tuberculosos, mucho antes de conocer un loquero, En la tierra de Cuatrecasas inicié entonces una
al menos en mi formación fue demarcatoria de un tarea, que continuo hasta el presente, tal como la
interés por las instituciones médicas y lo que más hacen muchos compatriotas desde esa época. Pero
tarde se convertiría en mi especialidad en temas de esto nos lleva hacia el segundo punto del análisis
interdisciplina en ginecobstetricia. que propuse.
Para una adolescente de 17 años en esos años,
proveniente de una provincia al pie de Los Andes, El psicoanálisis parte de España
no había muchas oportunidades privilegiadas como hacia Sudamérica
ésta descrita. No me alcanzaba aún mi precaria
El «mapa rutero» del pensamiento psicoana
cultura de familia humilde para entender, pero sí
lítico estuvo signado por los acontecimientos de las
podía sentir el dolor que nuestros docentes mani
guerras y sus consecuencias en la migración y el
festaban cuando hablaban de la Guerra Civil, del
exilio.
tirano y compartían con nosotros ese exilio descar
nado, tremendamente productivo y fertilizante para En 1904 nace en Bilbao Angel Garma, sus
sus alumnos, hasta me atrevería a definirlo también padres emigran a la Argentina cuatro años después
como ejemplificador. y él que se queda con la abuela en España. Estudia
235
Pichón era amigo de un acaudalado comer
ciante e industrial de Buenos Aires, Francisco
Juliet Mitchell Muñoz, quien agradecido por la curación que éste
le había realizado de una agorafobia se convirtió en
-
el mecenas de los primeros psicoanalistas y, sin
querer, favoreció la difusión de este pensamiento
por Sudamérica. Creó una «beca Muñoz», con lo
cual se fundó la Revista de Psicoanálisis y se becó
a colombianos, brasileros, mexicanos, uruguayos,
que querían estudiar en Buenos Aires.
Enrique Pichón Riviere estaba profundamen
te involucrado en la solidaridad con la España
Republicana y había realizado una colecta popular
con los conductores de autobús (los «colectiveros»),
Psicoanàlisis yfeminismo quienes fueron los primeros en enviar una ambu
lancia a España. En tanto, Marie Langer formaba
Freud, Reiche Laings parte en Uruguay y Buenos Aires de la Comisión de
y las mujeres Solidaridad con la República Española. Dando una
conferencia para juntar fondos para ésto, cuando
trabajaba de cocinera en Montevideo, Marie vuelve
al psicoanálisis abandonado en Viena, luego de
escapar de ser fusilada en Barcelona.
236
totalitarios y fascistas, que como en el caso del razón / Pero no hemos perdido nuestra patria / nues
dictador español, prefirieron apadrinar teorías que tra patria está ahora frente a Madrid”».
consideraran al ser humano como un cobayo a
El exilio de Mimi en Argentina la lleva a
entrenar y adoctrinar, sugestionar, dominar y so
silenciar su ideología política y sólo puede compar
meter, castigando a martillazos, duchas frías, y
tirla con Pichón Riviere. Dice: «Me asusté mucho
descargas eléctricas, lo que se resistiera lo que
cuando llegó Perón; pensé que era el fascismo
fuera diferente a lo propuesto.
cuando escuché su discurso. La manera de hablar
Marie Langer era militante del Partido Comu era para mí la de Hitler. Con mi marido considera
nista Austríaco y psicoanalista. Ambas activida mos la posibilidad de irnos. Efectivamente sustituí,
des, alrededor de 1934, entran en absoluta contra en dedicación y lealtad, durante varias décadas, mi
dicción. Los libros de Freud son quemados por los militanciapolítica por una “militancia” institucional
nazis y los psicoanalistas pasan a ser «mal vistos» psicoanalítica, sin por eso romper nunca del todo el
por la Gestapo. Freud era judío (también Freud fue vínculo con la izquierda. Me gustaría hablar de las
prohibido por Franco). En 1936 Mimi es arrestada consecuencias del exilio. Yo era ciudadana de
por trabajar «a favor de la paz» y es amonestada por segunda categoría. Tenía que callarme mi marxis
los psicoanalistas. Allí toma su decisión de irse a mo; me callaba la crítica a determinado estilo de
España y combatir al fascismo, como médico de las vida hipomaníaco, derrochador, consumista e
Brigadas Internacionales, convocadas por La exhibicionista... Me autocensuré hasta cuando es
Pasionaria. Trabajó allí como anestesista y colabo cribí “Maternidad y sexo”».
radora de su marido, Max, cirujano. Podría hablar y escribir sin parar de Mimi, ya
Dice Mimi de su llegada a España: «Nunca que su vida y su obra es por demás fascinante. Pero
antes, ni después, vi una ciudad tan alegre, tan llena aquí me toca decir que tomé la posta de sus ideas en
de música y entusiasmo, tan excitada como Barce 1963, cuando trabajando con las mujeres humildes
embarazadas de los hospitales públicos, intenté
lona de entonces. Desbordada de afiches, de con
aplicar sus ideas y sus teorías, pero no me alcanza
signas y hasta de ornamentos, hechos de tira de
ban. Mi formación universitaria me permitía enton
papel sobre los escaparates, aunque todos sabíamos
ces preocuparme por la injusticia que veía en el
que estaban puestos para proteger el vidrio contra
trato con las pacientes, pero también en los salarios
los ataques de la aviación enemiga, parecían existir
diferenciales de las comadronas y las enfermeras,
únicamente para embellecer la ciudad y realzar su
en el machismo de los médicos y directivos de
alegría. La rambla parecía una fiesta. Por error
salud. Así nació mi primer libro «Maternidad, mito
estudiábamos catalán, creyendo que era español y
y realidad», cuyo prólogo escribiera Marie Langer.
luego, como nos confundieron con ingleses, no nos
Yo nada sabía entonces de su vida y sus ideales
daban destino en los comienzos». políticos. Tiempo pasó hasta descubrir cuánto
Lo peor de todo quizá fue que también la compartíamos. España vuelve a marcar la vida de
confundieron con una espía, cuando intentó inte Mimi. En 1966 su hija Ana le pide que hable en un
grarse al partido comunista catalán, porque no tenía acto que organizaba en su colegio, en homenaje a
su carnet austríaco, que lo había quemado. Poste las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil
riormente se supo que estaba siendo investigada Española, con la intención de organizar algo seme
para un fusilamiento y que la salvó la intervención jante para la Guerra de Vietnam. Ella duda, final
de un sindicalista austríaco. mente lo acepta y frente a un público en el que
habían muchos sobrevivientes, toma la decisión de
Mimi relata en uno de sus libros el impacto retomar su actividad política en la izquierda.
que le produjo conocer a Dolores Irribarri, por su
simpatía e inteligencia y además por representar la Se iniciaría entonces toda una etapa de
participación de las mujeres de la izquierda españo cuestionamiento de la institución psicoanalítica
la en el poder de decisión. tradicional, de los psicoanalistas aburguesados y
olvidados de los orígenes militantes del psicoaná
Dice Mimi de la Guerra Civil: «Aprendí mu lisis, de la técnica al servicio de una buena adapta
cho y no solamente de cirugía. Vi que mi pobre ción al sistema, de la negación del marco social,
“español Tarzán” era, sin embargo, suficiente para político y económico. Un grupo de colegas, pacien
atender a los heridos graves, moribundos, ya que lo tes y alumnos de Marie Langer, engrosaría las filas
único que pedían era “agua” o “madre”. Madrid era del movimiento denominado «Plataforma» y «Do
símbolo y mito. A Madrid cantábamos en todo los cumento», encargados de mover los cimientos
idiomas de las brigadas “Nosotros que nacimos en burocratizados de la práctica psicoanalítica sud
un país lejano / salimos llevando sólo odio en el co americana.
237
MARIE LANGER
NOES
UNA DAMA "■"■"MONTSERRAT RD IG—
LA JOVEN VIENESA No podía preguntar otra cosa. Enton só que quizás su padre, aquel pacificó
1
ces la Viena imperial estaba segura de oficial de reserva que creyó en ella desde
QUE NO QUISO que iba a ganar todas las batallas contra que naciera, no iba a volver jamás. Pero
SER UNA DAMA el tiempo, y que éste era preciso e inamo regresó, como regresaron otros soldados
vible. Las mujeres y los niños despedían que la pequeña Marie vio hechos trizas y
Cuando a la pequeña Mario Langer le con flores a los soldados, en una ciudad con el rostro sombrío. Y entonces Marie,
dijeron que su padre iba a ir a la guerra, que olía todavía a un Danubio de leyen que lloró el día en que murió el empera
sólo preguntó: da. Y cantaban: «Jeder Schuss, ein dor Francisco José como si se hubiera
—¿Quien lo matará, un ruso o Russ/Jeder Stoss, ein Franzos». Signifi muerto Dios, decidió que ella también
francés? caba que los austríacos iban a matar un iría un día a la guerra, si no como solda
ruso por cada bala, un francés por cada do, por lo menos como médica, Y así fue:
estocada. Así que Marie Langer dio la muchos años después, Marie Langer es
vuelta a aquel eslogan triunfalista y pen tuvo en la guerra de España encerrada
día y noche en un quirófano intentando
Quizás Marie Langer componer lo que la brutalidad de los
se hizo psicoanalista hombres despedazaba en las trincheras.
para comprender La historia de Marie Langer es la his
cómo se destruía toria de este siglo. Nació en 1910, ha vi
a la mujer-tipo, vido de cerca todo lo que en- la Viena
a la dama imperial era imprevisible: una Europa en
de entonces. ruinas, la desaparición de los seres ama
dos en los campos nazis, la esperanza
que significó la guerra civil española co
mo inicio de una época que no iba a sur
gir jamás, el exilio a Argentina, el ascen
so de los genocidios en Latinoamérica,
las torturas y los desaparecidos... Y, sin
238
Los textos, trabajos y publicaciones de todos Es bastante frecuente que quien analiza he
ellos, serían parte de la corriente clandestina de for chos desde su óptica personal pueda resultar pedan
mación de los psicólogos españoles, por ese enton te. En este caso, me ha resultado imposible genera
ces adiestrados para repetir un conductismo inamo lizar hechos de mi historia profesional que me per
vible, en el marco de la experimentación cientificista tenecen y de los que me siento feliz poseedora. Se
más alejada de la realidad social. Dos o tres gene ría reduccionista si afirmara que otros hayan com
raciones de colegas españoles supieron de Mimi, de partido el regalo que Fernanda Monasterio y Marie
Pichón Riviere, Bleger, Rodrigué, Bauleo y tantos Langer me brindaron. Ignoro si ellas se conocieron,
otros. pero yo les tengo dentro mío a las dos.
Luego un nuevo golpe militar fascista en Ar Es posible que otros colegas puedan analizar
gentina provocó la hemorragia intelectual de la el desarrollo de «la vuelta psicoanalítica» a España
cual he formado parte, que llevó a Marie Langer a a partir de 1976, o también la partida de la diàspora
México, a Rodrigué a Brasil, Bauleo a Italia y la psicoanalítica hacia la Sudamérica de comienzos
muerte dolorosa de Pichón Riviere y Bleger. de los años cuarenta. En este caso mi intención fue
Quisiera sintetizar, pero me cuesta. Quizás la de relatar hechos encadenados y significativos de
este trabajo me estimule para ampliarlo en un libro. la mutua influencia, a partir de los exilios y desexilios
Sólo he querido intentar una reflexión en apretada experimentados.
síntesis de los vaivenes de los exilios y desexilios Finalmente, me sumo a la voz de Julio Cortázar,
entre España y Argentina, de este callar y de este nuevamente, y junto al homenaje a su memoria su
gritar, de este sembrar y de esperar los frutos de las giero que «intentemos puentes, intentemos cami
ideas maltratadas.
nos hacia aquellos que desde muy lejos escucharán
Soy un producto de estos avatares y vaivenes. nuestra voz y la convertirán un día en ese clamor
Voy y vengo, fui y volví y lo seguiré haciendo. He que echará abajo las barreras que hoy los separan de
recibido y seguiré dando. la justicia, de la soberanía y de la dignidad». ■
239
MARIE LANGER. La última vez que vi a Marie Langer fue en el
V Congreso Argentino de Psiquiatría, celebrado en
240
tes de la Escuela de Frankfurt, con Marcuse, Ador
no y Horkheimer.
Marie Langer creía firmemente que la sociali
zación de los medios de producción y los frutos de
una educación solidaria conducirían necesariamente
a crear lazos igualitarios entre el hombre y la mujer,
y entre padres e hijos.
Psicoanalíticamente, partió de la intuición freu-
diana de que la sexualidad femenina debía situarse
no en el espacio edípico, sino el pre-edípico. El
espacio edípico está dominado por el significante
del Padre y del Nombre del Padre. El espacio pre-
edípico por la línea materna; o sea, tiene que ver
más con la madre y la abuela que con el padre.
Si la mujer se funda en el intercambio, y esta
es la cuestión que la cultura no tiene aún resuelta,
será necesario la variación de esas premisas para
evitar la opresión que ello implica. Por eso apostó
por la posibilidad de variar las leyes del intercam
bio. Esto la acercó, sin reconocerlo demasiado, a la
posición de Lacan, cuando plantea que lo que se
juega en la mujer no es sólo del orden del Ser o del
Tener, sino de la producción, entendiendo produc
ción como creación.
Obviamente, la creación para Marie Langer
no es sólo la Maternidad y el Sexo, sino algo que
sitúa más allá del cuerpo y de su existencia: el
compromiso con las luchas sociales y la liberación
de los pueblos.
Desde esta posición podemos entender su
pertenencia al primer grupo de Médicos por la Paz,
en Viena, su incorporación a la Brigadas Interna
cionales durante la Guerra Civil española, su apoyo
incondicional a Cuba, su colaboración con el San-
dinismo y sus denuncias de la represión y la tortura
en Chile y Argentina.
Esta dimensión ejemplar eleva su figura pa
radigmática de mujer modelo de compromiso
profesional y militante, representación y símbolo
de un siglo que desplegó en el discurso de la mo
dernidad la tarea de desmitificación y desciframiento
ideológico de las formaciones sociales en la fami
lia, los grupos y las instituciones.
Tuvo además la elegancia y el buen gusto de
silenciar su voz grave y apagar sus increíbles ojos
azules al regreso de su exilio mexicano, en Buenos
Aires, anticipándose así a la declinación de los dis
cursos totalizadores y globalizadores, denuncian
do la precariedad existencial del ser parlante que
sitúan los discursos en la provisoriedad de los
objetos discretos.■
241
PUbUGKICffi
Indicios Seminarios
W.AA.: A Alacant: els dimartspoétics de la Naia (1987-1989). Edició W.AA.: Poder político e instituciones en la España Moderna, 1992,
a cura de Lluís Roda, 1992, 252 pp. 193 pp.
242
CN1€LpBg€
SOBRE EL MEDITERRÁNEO
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BORREGO COLOUER - Sofá GUTTÉSREZ UCRET • Htaw IttxO GARCIA - Mwto
CASTRO BALSERA - Fr»oc*co FRANCO SANCHEZ - EmM» GARCIA GARUO - Jra*
CCLSALVEZ UOfiET - HMtor LESTE GARCIA toa Twe« FLOR TOMAS ■ Aisíwu
GARCIA Amo - Usr» Amia SERRANO YANEZ - Jow Ramtn HAWfflO VERA ■ AMA
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ESPACIOS
243
Este número de Canelobre
se acabó de imprimir
en mayo de 1992 en los talleres
de Gráficas Díaz
de San Vicente/Alicante.
244
INSTITUTO DE CULTURA
«JUAN GIL-ALBERT»
ORGANISMO AUTONOMO DE LA
EXCMA. DIPUTACION PROVINCIAL
ALICANTE