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2020
3er Trim.
Gemma Simmonds CJ
Karlos Pérez de Armiño
F. Javier Vitoria Cormenzana
También escriben:
Montserrat Escribano
Repolitizar el mundo, cuerpos aliados
en tiempos de contagio y descarte
DIRECTORA DE LA REVISTA
Teresa Forcades i Vila. Monestir de Sant Benet de Montserrat
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Carlos García de Andoin. Presidente de Asociación Iglesia Viva. IDTP. Bilbao
Mercedes Arbaiza Villalonga. Universidad del País Vasco. Bilbao
Daniel Barreto. Instituto Superior de Teología. Las Palmas de G. Canaria
Ester Busquets Alibés. ISCREB. Insti. Sup. de Ciències Relig. de Barcelona
Roberto Casas. Instituto Diocesano de Teología y Pastoral. Bilbao
Antonio Duato Gómez-Novella. Gestor de Iglesia Viva. València
Montserrat Escribano Cárcel. Facultat de Teologia de València
Neus Forcano i Aparicio. ISCREB. Insti. Sup. de Ciències Relig. de Barcelona
Anna Eva Jarabo Fidalgo. Universitat Ramon Llull. Barcelona
Víctor M. Marí Sáez. Universidad de Cádiz
Sebastián Mora Rosado. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid
Joaquín Perea González. IDTP. Instituto Diocesano de Teología y Pastoral. Bilbao
José Miguel Rodríguez. Universidad de Valladolid
José A. Zamora. Instituto de Filosofía del CSIC. Madrid
iglesia viva 283
SIGNOS 79 Ecofeminismo.
DE LOS TIEMPOS Tejiendo redes
Yolanda Sáez
83 El cristianismo primitivo
ante las epidemias
Fernando Rivas Rebaque
El estado de excepción
como lugar teológico
PRESENTACIÓN
5
El estado de excepción
PRESENTACIÓN
como lugar teológico
sentido vital, personal y colectivo que nos aleja de los vínculos más profundos
con la Madre Tierra. En el plano espiritual, nuestra forma de vida nos aparta
de la dimensión misteriosa y sagrada de la naturaleza. Esta situación activa las
posibilidades de las tradiciones religiosas para hermanarse con la Creación,
en la tradición cristiana, o con las “maravillas de la naturaleza” de la tradición
islámica. La crisis global descansa en una visión del mundo que las tradiciones
religiosas deben ayudar a transformar, volviendo a sus fuentes teológicas y
sacramentales que nos vinculan con la “Hermana-madre Tierra”.
En la sección PAGINA ABIERTA Ester Busquets hace una presentación
de la novela La Peste (1945) de Albert Camus (1913-1960). Podrán deleitarse
con la voz de uno de los personajes, el Dr. Rieux, un médico increyente que
ha visto morir a mucha gente pero no se acostumbra. Su reflexión reconoce
que vive en la noche, la de la ausencia de la omnipotencia de Dios, pero hace
por ver claro, partiendo de un fuerte impulso ético.
Para acabar, en la RESEÑA CULTURAL contamos con dos aportaciones.
Daniel Barreto, también del Consejo de nuestra revista, comenta el estreno
absoluto en 2020 de Siete hombres buenos, la primera obra de Juan Mayor-
ga, uno de los autores más relevantes del teatro español contemporáneo.
María Ángeles López Romero, directora editorial de San Pablo, hace una
reseña del libro recién publicado del teólogo Xabier Pikaza, Los caminos
adversos de Dios. La lectura de Job (San Pablo, 2020) en el que resume las
líneas teológicas sobre las que ha construido el autor su obra. Un libro que
tiene especial interés por el momento en el que sale publicado, en mitad de
un grito de la humanidad sufriente que busca explicaciones al estado de
excepción que vive.
Resumen:
Por primera vez en la memoria viviente estamos luchando por so-
brevivir a una pandemia global. La vida para muchos cambió más allá
de lo reconocible ya que mucho de lo que se llama "normal" desapa-
reció. Esto fue especialmente cierto en partes del mundo donde sen-
tirse seguro es la norma, y los eventos catastróficos son pocos. Aque-
llos que normalmente están protegidos de las amenazas de la vida
por la estabilidad económica, social y política experimentaron el virus
como un estado de catástrofe. Pero para muchos, tales amenazas
son la norma diaria de la vida. Las clases medias seguras comenzaron
a experimentar en carne propia la precariedad que es el contexto en
el que los pobres viven cada momento. La pandemia ha revelado mu-
chas de las hipocresías de las que dependen las sociedades modernas
y sus sistemas. Una pandemia global nos recuerda la vulnerabilidad
común que compartimos en nuestro ser encarnado. También nos re-
cuerda el regalo que otros pueden ser para nosotros en su inmerecida
generosidad y bondad humana.
Abstract:
For the first time in living memory we are fighting to survive a
global pandemic. Life for many changed beyond recognition as much
of what is called "normal" disappeared. This was especially true in
parts of the world where feeling safe is the norm, and catastrophic
events are rare. Those who are normally protected from life threats
by economic, social and political stability experienced the virus as a
state of catastrophe. But for many, such threats are the daily norm of
life. The secure middle classes began to experience firsthand the pre-
cariousness that is the context in which the poor live every moment.
The pandemic has revealed many of the hypocrisies on which modern
societies and their systems depend. A global pandemic reminds us
of the common vulnerability we share in our incarnate being. It also
reminds us of the gift that others can be to us in their undeserved
generosity and human kindness.
13
Para los oprimidos, el estado
ESTUDIOS
de emergencia es la regla
Efectos de la catástrofe
no les daban inmunidad ante las carencias que se elevaban rápidamente por el
miedo al hambre o simplemente por no tener los bienes considerados “esen-
ciales”, ya sea ginebra o papel higiénico, lo que conducía a la acumulación y
el saqueo de tiendas. Los estantes de los supermercados estaban vacíos y los
productos básicos diarios desaparecieron cuando algunas personas comen-
zaron a prepararse para el Armagedón, convencidas de que debían comprar
el suministro de pan, harina, pasta o cerveza para meses en caso de que el
suministro de alimentos del mundo se detuviera. Las entregas ya no podían
garantizarse, y las compras se convirtieron en una cuestión de vida o muerte.
Como los suministros fallaron en las tiendas, también apareció la es-
casez en los suministros de medicamentos, equipos de protección personal
y cualquier otro remedio que la gente creyera que podía proteger del virus.
De repente, el dinero ya no podía comprar seguridad y protección. Quienes
tenían acceso a automóviles, grandes cuentas bancarias y un supermercado
local estaban relativamente seguros, pero los ancianos y los débiles, los que
tenían prohibido por motivos de salud salir de sus casas y los que no tenían
suficientes ahorros para acumular, dudaban de si tendrían acceso a los sumi-
nistros vitales. La demanda de ayuda de los bancos de alimentos locales se
triplicó o cuadruplicó de la noche a la mañana. Pero así es como millones de
personas en todo el mundo viven todo el tiempo. No tienen garantía de un
suministro seguro de alimentos o medicinas u otros elementos esenciales para
la vida como el combustible y el agua limpia. De repente, las clases medias
seguras comenzaron a experimentar en carne propia la precariedad que es el
contexto en el que los pobres viven cada momento.
Sentir el dolor
Cuando alguien sufre un trauma físico repentino, suele ser común que
su cuerpo siga funcionando durante un corto tiempo como si nada hubiera pa-
sado. Entonces el choque y el dolor comienzan a sentirse y el funcionamiento
normal deja de ser posible. El dolor en sí mismo es en parte una advertencia
ven las necesidades de los mayores o menores que ellos como igualmente
preciosas, igualmente merecedoras de un cuidado particular.
¿Cómo juzgamos el valor social? ¿Todos tienen realmente el mismo va-
lor, o nos fijamos en una escala de valor construida en torno a conceptos de
productividad, de utilidad social o de mérito? La dificultad de una meritocra-
cia es que se basa en la suposición de que hay un campo de juego igual en
todo nuestro país, o incluso en nuestro mundo. Todo el mundo tiene las mis-
mas oportunidades y si a algunas personas les va mejor, entonces es porque
se esfuerzan más, están más dotados naturalmente, tienen más confianza en sí
mismos por naturaleza y saben cómo apro-
Si la muerte es el gran vechar las oportunidades que se les presen-
nivelador, entonces una tan. Pero tal suposición no puede ser corro-
pandemia mundial también borada por los hechos. No todos partimos
del mismo lugar y ciertamente no a todos
nos recuerda la vulnerabilidad se nos ofrecen las mismas oportunidades.
común que compartimos en Sea cual sea la legislación sobre igualdad
nuestro ser encarnado de oportunidades que hayamos consagra-
do en la ley, siempre habrá personas que,
en virtud de su género o raza, su apariencia física o su clase, sus conexiones
familiares o su adhesión política, obtendrán una ventaja sobre los demás. Un
virus no conoce tales atajos para el éxito, y si la muerte es el gran nivelador,
entonces una pandemia mundial también nos recuerda la vulnerabilidad co-
mún que compartimos en nuestro ser encarnado. También nos recuerda el re-
galo que los demás pueden ser para nosotros en su espontánea e inmerecida
generosidad y bondad humana. El coronavirus está siendo para mucha gente
una corona de espinas, pero a veces también puede ser experimentado como
una corona de bendición.
Vivir en crisis
“Este es mi cuerpo”
1 https://www.vaticannews.va/en/pope/news/2020-07/pope-francis-book-preface-faith-in-
coronavirus.html
2 Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 137
que significan vino del conmovedor video publicado en Semana Santa por la
arquidiócesis de Lima, en el que el arzobispo leyó un poema. ¿Quién ha dicho
que Cristo este año no sale?, atribuido al sacerdote español P. Álvaro Sáenz3.
El poema nos recuerda la presencia de Jesús revelada en los actos de servi-
cio ordinario cuando estamos presentes unos a otros en solidaridad, “lo que
hagáis al más pequeño de mis hermanos, me lo hacéis a mí” (Mateo 25,40).
Otro evento religioso permanecerá en la memoria de todos aquellos
que lo presenciaron en los medios. En el punto álgido de la pandemia, cuan-
do Italia tenía la tasa de mortalidad más alta del mundo, el Papa Francisco
decidió ofrecer una bendición global Urbi et Orbi. Fue un momento de sim-
bolismo extraordinariamente poderoso. En una noche oscura, bajo una lluvia
torrencial, Francisco se arrodilló solo en oración y bendijo al mundo desde una
plaza vacía de San Pedro. La multitud normal y la pompa y ceremonia de un
evento papal había sido reducida a
un hombre cansado, viejo y cojo de En el punto álgido de la pandemia,
un pie bajo la lluvia, mirando hacia cuando Italia tenía la tasa de mortalidad
las sombras. Había en ese momen- más alta del mundo, el Papa Francisco
to una sensación casi abrumadora decidió ofrecer una bendición global
de la oscuridad y la tormenta que Urbi et Orbi. En una noche oscura, bajo
se había tragado al mundo entero
y de la que nadie podía escapar. Y
una lluvia torrencial, Francisco se
sin embargo, en toda esa fragilidad arrodilló en oración y bendijo al mundo
y vulnerabilidad despojada, el suce- desde una plaza vacía de San Pedro
sor de Pedro nunca se ha parecido
tan poderosamente al vicario de Cristo en la tierra. Su comportamiento físico
era de humilde súplica y oración sincera. Era un pastor que había tomado
sobre sus hombros el dolor y la carga del sufrimiento de todo el mundo y lo
demostró. Sin embargo, cuando se puso de pie y comenzó a bendecir cada
punto de la brújula con el Santísimo Sacramento sostenido en la custodia, ha-
bía un sentido de fe, esperanza y amor inquebrantable encarnado en el gesto
sin adornos.
La soledad de la figura aislada era la antítesis del circo mediático y li-
túrgico que suele rodear los eventos papales. En muchos sentidos, este era
el Papa encarnando el abandono y la fragilidad de tantos pobres, que se en-
cuentran sin amigos o apoyo en sistemas que amenazan con engullirlos. Sin
embargo, en esa misma vulnerabilidad se revela el verdadero poder, porque
es el poder del Hijo de Dios resucitado el que se manifiesta en aquellos que
son crucificados por las circunstancias de la vida y la fuerza de los sistemas
económicos, sociales y políticos que florecen gracias a su trabajo pero siem-
pre en desventaja. Se manifiesta en la revelación de la verdad profética a
través de lo que ha sido ocultado y silenciado, levantándose repentinamente
3 https://www.youtube.com/watch?v=IaexENtVnX4
y enfrentándose a aquellos que han cerrado sus ojos y oídos y sus corazones
al grito de los pobres.
Al mismo tiempo que esta bendición, el Papa Francisco compartió una
poderosa meditación que era parte oración y parte denuncia profética. En
ella habla de la pandemia exponiendo nuestra vulnerabilidad y descubriendo
“esas falsas y superfluas certezas alrededor de las cuales hemos construido
nuestros horarios diarios, nuestros proyectos, nuestros hábitos y priorida-
des”. Nos muestra cómo hemos permitido que se vuelvan aburridas y débiles
las mismas cosas que alimentan, sostienen y fortalecen nuestras vidas y nues-
tras comunidades. Denunciando el olvido de la humanidad de lo que alimenta
el alma y nuestros intentos de anestesiarnos de la realidad perturbadora, ve
el despojo de “la fachada de esos estereotipos con los que camuflamos nues-
tros egos” no como una catástrofe sino como una oportunidad para que nos
reconectemos con un sentido de pertenencia común4.
Reconoce la enfermedad global por la que el mundo está siendo sacu-
dido pero la ve derivar no tanto del coronavirus como de la velocidad tóxica
a la que hemos optado por vivir, sin dejar que nos sacudan y nos saquen de
nuestra complaciente adicción las guerras del mundo, las innumerable injusti-
cias, el grito de los pobres o la enfermedad del planeta.
Reconoce que se trata de una crisis, pero una crisis en el sentido de un
tiempo de prueba, de tanteo y de revelación de verdades ocultas que con-
ducen a un nuevo análisis y a una nueva capacidad de percepción más lúcida
de la realidad en la que se pueden hacer diferentes elecciones y se pueden
lograr diferentes juicios. El cribado o tamizado de nuestra experiencia puede
ayudarnos a separar lo trivial de lo esencial y puede ayudarnos a mirar la fuer-
za invisible de aquellos cuyas vidas son juzgadas como no notables pero que
en realidad están sosteniendo a toda la familia humana a través de su coraje
y generosa abnegación. Por último, aboga por la creación de nuevos espacios
dentro de nosotros mismos como individuos y en los puntos comunes y las co-
munidades que creamos. Estos espacios permitirán que surjan nuevas formas
de hospitalidad, fraternidad y solidaridad como la fuerza y el apoyo de una
nueva forma de relacionarse con toda la creación.
4 https://www.vaticannews.va/en/pope/news/2020-03/urbi-et-orbi-pope-coronavirus-prayer-
blessing.html
Resumen:
En respuesta a la COVID-19, los gobiernos han imple-
mentado diferentes medidas de control biopolítico de su
población, como el confinamiento y la restricción de movi-
mientos. Además, muchos de ellos han construido discursos
que representan la pandemia mediante la metáfora de la gue-
rra, lo cual ha facilitado una securitización y militarización del
problema, así como la adopción de medidas de excepcionali-
dad. Estas prácticas, como se constata en muchos países,
representan riesgos para la democracia, las libertades y los
derechos humanos, estableciendo pautas peligrosas de gober-
nanza autoritaria. Por lo demás, interpretar la pandemia en un
marco de excepcionalidad conlleva el riesgo de ocultar que su
impacto es consecuencia de arraigadas estructuras de des-
igualdad, que pueden abocarnos a un futuro de creciente fra-
gilidad.
Abstract:
In response to COVID-19, governments have implemen-
ted different measures of biopolitical control of their popula-
tions, such as lockdowns and restriction of movements. In
addition, many of them have constructed discourses represen-
ting the pandemic through the metaphor of war, which has
facilitated a securitization and militarization of the problem, as
well as the adoption of measures of exception. These practi-
ces, as observed in many countries, represent risks to demo-
cracy, freedoms and human rights, establishing dangerous
27
La COVID-19 como ensayo
ESTUDIOS
global de excepcionalidad
Buena parte de los gobiernos del mundo han invocado figuras legales
de excepcionalidad (estado de alarma, de emergencia, etc.) para garantizarse
poderes especiales a fin de gestionar las consecuencias de la pandemia. Entre
ellos ha habido, sin duda, notables diferencias en cuanto a los enfoques y
medidas adoptados; e incluso cabe recordar la actitud de algunos gobiernos
que han rechazado o demorado largamente la adopción de medidas de res-
tricción de la movilidad y distancia social para evitar sus negativas consecuen-
cias económicas.
En cualquier caso, la mayoría de los gobiernos han establecido medidas
de confinamiento de las personas en sus domicilios o zonas de residencia,
limitando derechos civiles como la libertad de movimiento y de manifesta-
ción. Muchos de ellos han implantado nuevas tecnologías de control de la
población, como aplicaciones de teléfonos móviles para registrar el movi-
miento y la localización. Igualmente, han decretado el cierre temporal de
fronteras a las personas y al comercio, dejando en suspenso el dogma del
libre mercado mundial que fundamenta la globalización. Cabe mencionar
también la pugna entre países para hacerse con el limitado equipamiento
médico esencial que los proveedores podían exportar, así como la carrera por
desarrollar vacunas contra el virus, con implicaciones geopolíticas tanto como
sanitarias. Estas y otras medidas se han adoptado a escala nacional, lo cual
expresa una cierta revitalización del papel del Estado y una priorización de los
intereses nacionales sobre los de toda la humanidad. Igualmente, han eviden-
Uno de los conceptos teóricos que nos pueden resultar más útiles para
interpretar el impacto de la pandemia y, sobre todo, las medidas excepciona-
les adoptadas para gestionarla, es el de biopolítica. El término, formulado por
el filósofo francés Michel Foucault y ampliamente utilizado por los enfoques
posestructuralistas de las ciencias sociales, ha servido para una comprensión
crítica del papel del gobierno y del poder, tanto en el plano material como en
el de los discursos.
La biopolítica se refiere a la gestión política de la vida humana, en otras
palabras, la gestión gubernamental de la población de un país, a fin de afron-
tar situaciones y necesidades particulares de la vida humana (como las relati-
vas a salud, alimentación, pobreza, migración, etc.), asumiendo “el hecho
biológico fundamental de que los seres humanos son una especie” (Foucault
2008, p.1). Tal gestión descansa en dos tipos de poder, aplicados conjunta-
mente para el “sojuzgamiento de los cuerpos y el control de las poblaciones”.
El primero es la disciplina, el autocontrol dirigido a los cuerpos individuales.
El segundo es el biopoder, que se aplica a la población en su conjunto con
relación a procesos como el nacimiento, la muerte y la enfermedad, y que
tiene por objeto mejorar sus condiciones de vida y garantizar su salud y bien-
estar mental y físico. Se trata de una serie de prácticas surgidas en el siglo
XVIII y ejercidas por el Estado a través de múltiples instituciones (prisiones,
escuelas, centros sanitarios…) que aprueban la conformidad y penalizan la
disconformidad (Foucault 1979, p.140). Así pues, desde aquella época el Esta-
do comienza a actuar en nuevos ámbitos políticos en base a un nuevo pacto
con la ciudadanía: su obligación no es asegurar solo las fronteras, sino a las
tionar las poblaciones en el capitalismo del siglo XXI en la cual la raza resulta
determinante. Así, además del biopoder del que habla Foucault, habría que
añadir otra forma de gobernanza, el necropoder, que crea condiciones en las
que la vida de ciertas poblaciones del Sur, principalmente en África, vale muy
poco, generando en ellas una grave inseguridad vital en contacto diario con
la muerte, convirtiéndolas en “muertos vivientes” y posibilitando que sean
llevadas a la muerte con impunidad.
En definitiva, los conceptos de bipolítica global y de necropolítica nos
ayudan a entender las características, estructuras y mecanismos del orden
internacional vigente, que, en base a determinados imaginarios y discursos
dominantes, se caracteriza por gran-
des desigualdades a escala mundial en ¿Emergerá un imaginario que divida
cuanto a las relaciones de poder y a las a la humanidad y a las sociedades
condiciones de vida y bienestar de la entre poblaciones ricas vacunadas y
humanidad. En el fondo, nos lanzan poblaciones pobres, no occidentales,
una pregunta desasosegante: ¿valen
lo mismo todas las vidas en el sistema
contagiadas y contagiadoras?
internacional? Resulta un cuestiona- Y, en definitiva, ¿valen lo mismo
miento incómodo para el pensamiento todas las vidas?
liberal que impregna el orden global
de nuestros días, el cual, si bien ha aportado un ideario de igualdad en dignidad
y derechos para todas las personas, ha ignorado el hecho de que los factores
identitarios y materiales siguen generando grandes asimetrías de poder.
Diferentes medidas y actitudes presentes en la gestión política de la
pandemia, en las primeras fases ya vividas y tal vez en las que nos quedan por
vivir, pueden observarse desde nuevos ángulos a la luz del enfoque de la
biopolítica global. ¿Qué partes de la población mundial tendrán un acceso
más rápido a las vacunas y cuáles lo tendrán más tarde o no lo tendrán? ¿Se
establecerán mecanismos de cooperación internacional para garantizar que
las personas pobres de países sin peso geopolítico sean vacunadas? ¿Emer-
gerá un imaginario que divida a la humanidad y a las sociedades entre pobla-
ciones ricas vacunadas y poblaciones pobres, no occidentales, contagiadas y
contagiadoras? ¿Se establecerán nuevas restricciones a los flujos migratorios
y a las políticas de refugio y asilo, alimentadas por el temor a determinadas
poblaciones susceptibles de estar enfermas? Y, en definitiva, ¿valen lo mismo
todas las vidas?
Referencias bibliográficas
Resumen:
En plena pandemia y desde el padecimiento en primera
persona del autor, el estudio recurre a la tradición mesiánica
y apocalíptica judeocristiana con el fin de pensar el presen-
te y el futuro como interrupción (oportunidad/kairos) de este
tiempo de incertidumbre y alumbramiento en el presente de
la posibilidad de una normalidad nueva en la que la población
sobrante de nuestro mundo deje de vivir permanentemente
en un estado de alarma. El estudio es una provocación o una
llamada a colaborar en esa interrupción -que es del Señor, no
lo olvidemos-, cambiando nuestro estilo de vida o nuestra se-
gunda piel: el consumo exacerbado.
Abstract:
In the midst of the pandemic and from the author's first-
hand experience, the study resorts to the messianic and apoca-
lyptic Judeo-Christian tradition in order to think of the present
and the future as (the opportunity/kairos of) the interruption
of this time of uncertainty and the birth in the present of the
possibility of a new normality in which the surplus population
of our world stops living permanently in a state of alarm. The
study is a provocation or a call to collaborate in that interrup-
tion -which is of the Lord, let us not forget-, changing our life-
style or our second skin: the exacerbated consumption.
45
ESTUDIOS «Otra normalidad» es posible
gía, que nos empuja a buscar hasta encontrar entre las cenizas del sufrimiento
la esperanza».
Sin embargo, en lo más hondo, mi alma está más vinculada a la expec-
tativa apocalíptica del «Marana tha», del «¡Señor, ven!» (1Co 16,22; Ap 22,20).
Entonces así me lo reclamó lo que vislumbraba entre destellos y así me lo
demanda hoy la situación actual de la pandemia. En medio de la confusión y
el sufrimiento, provocados por la pandemia, entreví algunas características
de «la normalidad», puesta patas arriba por una catástrofe mundial, que me
recordaron la apocalíptica judeocristiana.
Desde hace tiempo los observadores más lúcidos del presente del mun-
do nos advierten que el futuro es algo que no podemos conocer y la incerti-
dumbre nos quema. El mundo está desquiciado, está desencajado y se ha vuel-
to loco. Nosotros vagamos confusos y sin rumbo, argumentando razones en
favor de esto y en contra de aquello. Pero una afirmación en la que la mayoría
de la gente coincide, más allá de cualquier antagonismo, y en todos los conti-
nentes, es la siguiente: «Ya no comprendo el mundo» (Ulrich Beck 2017, 13-17).
El futuro es más difícil de conocer que nunca. Esta dificultad para es-
cudriñarlo tiene que ver con la peculiar volatilidad que caracteriza al mundo
en el que vivimos. Nos encontramos en medio de estructuras especialmente
inestables, y cualquier factor puede entrometerse en cualquier momento en
nuestras vidas: las pandemias, la inestabilidad financiera, un ataque terrorista,
el cambio climático, el espacio abierto de las redes sociales, la comunicación
instantánea en la que parece no haber lugar para el secreto o la intimidad, etc.
Ahora mismo, mientras sufrimos la pandemia y desescalamos, a trancas y ba-
rrancas, buscando una «nueva normalidad», vivimos como si el cambio climá-
tico no estuviera ya afectando a nuestras vidas (D. Innerarity 2018, 169-170).
«Éramos pocos y…» La pandemia de la Covid-19, iniciada a finales del
2019 y desarrollada durante 2020 sin que de momento podamos predecir su
final, ha contribuido a incrementar este panorama de incertidumbre y de con-
fusión, desvelándonos que es sistémico. Esta crisis ha decretado el final de un
mundo: el de las certezas, el de los seres invulnerables y el de la autosuficien-
cia. Todo (la salud, la economía, el trabajo, el estilo de vida, etc.) se ha puesto a
prueba y no sabemos cómo vamos a salir de ella. Vivimos entre el ya no de los
estados, carentes de recursos suficientes (conocimiento, dinero y poder) para
proteger a los ciudadanos; y el todavía tampoco de la gobernanza global, el
procedimiento más adecuado para conseguir los objetivos de igualdad, demo-
cracia, prosperidad y transición ecológica, que ya no resultan alcanzables con
los instrumentos de los estados nacionales. (D. Innerarity 2020, 37-48).
con inéditas formas más humanas y fraternas de convivencia para esta vieja
humanidad; y de estilos de relación con la naturaleza y los seres vivos en los
que prime la comunión y el cuidado.
libertad de expresión y conciencia, para llevar adelante una vida digna y feliz.
Pero también consuelo en tiempos de tristeza, apoyo en tiempos de desgra-
cia, esperanza cuando el horizonte parece borrarse, sentido ante la experien-
cia del absurdo etc. Son «los bienes de gratuidad» que nunca pueden exigirse
como un derecho, pero que los comparten quienes los regalan, no por deber,
sino por «obligación graciosa», ya que ambos los necesitan para ser felices (A.
Cortina 2007, 260-263).
En pleno confinamiento esas prácticas vecinales o gremiales nos han
hablado de bienes que tienen tanto valor que no tienen precio y de la posibi-
lidad de una normalidad abierta al misterio de la gratuidad
Se me puede refutar haciéndome notar la debilidad y la muy proble-
mática perdurabilidad de esas anticipaciones en la postpandemia. Entiendo
la impugnación, pero prefiero hacer mía la sensibilidad de aquellas mujeres
que siguieron y sirvieron a Jesús cuan-
do estaba en Galilea, estuvieron en el El cuidado principio político. A pesar
Calvario (cf. Mc 15, 40-41), y el primer de las resistencias a universalizar la
día de la semana, muy de madruga- cultura del cuidado, en el tiempo de
da, a la salida del sol van al sepulcro, la pandemia... el cuidado se ha
preguntándose: «Quien nos retirará introducido en el corazón mismo de
la piedra de la puerta del sepulcro?»
(cf. Mc 16, 1-11). Encuentro en ellas
la democracia para transformarla
una actitud contagiosa: echan a andar desde dentro
todavía a oscuras y se acercan a los
lugares de muerte para intentar arrebatarle a la muerte algo de su victoria.
Buscaban borrar algo de su rastro a fuerza de perfumes. Saben que no pue-
den mover la piedra pero eso no las detiene. Son conscientes de la fragilidad
y la desproporción de lo que llevan entre las manos, pero esa lucidez no apaga
el incendio de su compasión ni hace su amor menos obstinado. Quizá no viven
todo eso desde la plenitud de la fe, ni le ponen el nombre de esperanza a sus
pasos vacilantes en la noche. Pero hacen ese camino abiertas al asombro, apo-
yadas en el recuerdo de palabras que prometen vida, dispuestas a dejarse sor-
prender por una presencia oscuramente presentida. Los evangelios de Pascua
les dan la razón. Jesús se le apareció primero a una de ellas, María Magdalena,
de la que había echado siete demonios. Después irrumpió, donde estaban
“tristes y llorosos” quienes habían vivido con él, y les comunicó la buena noti-
cia: Jesús vivía y había sido visto por ella. Los discípulos no le creyeron.
De esas mujeres recibimos hoy la buena noticia de que hay señales de
que «otra normalidad», vinculada al proyecto del Viviente, es posible, aunque
no sepamos quien retirará la piedra enorme de la incertidumbre de la puerta
del futuro.
También nosotros podemos reaccionar incrédulos, “tristes y llorosos”
(cf. Mc 16,10), cerrando las puertas a un futuro nuevo por miedo... (cf. Jn
de la injusticia. El día está cerca: «Mira, vengo pronto; sí, vengo pronto» (cf.
Ap 22, 7-20). Se trata de la expectativa de la vuelta de aquel galileo que se
atrevió a llamar ya bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los que
lloran (Mt 5, 3-11). No pudo esperar a que el tiempo lo solucionara todo en
el futuro. Aquí y ahora, interrumpiendo la normalidad de su tiempo, defendió
la dignidad de los desgraciados, considerándolos bienaventurados. Su insis-
tencia en el presente de la bienaventuranza no era reflejo del talante de un
visionario que no pisa tierra y vive ya en el cielo. Jesús no fue ningún “felicia-
no” ingenuo, cuyo discurso invitaba a la resignación. Al contrario. Sus palabras
eran un gesto de resistencia a aceptar como normal la teología oficial de la
desgracia. Su discurso movilizaba sus
propias fuerzas, y las de los que le es- Lo nuevo por venir vendrá por las
cuchaban y seguían, en contra de las rutas, muchas veces desiertas, de la
condiciones culturales, económicas y libertad, la responsabilidad, la
religiosas, que negaban la dignidad a compasión, el cuidado, la gratuidad
los que sufrían; y las ponía al servicio
de la defensa de su condición huma-
y la solidaridad local e internacional.
na: los que sufren son seres humanos Son los caminos de Dios y por
a los que se les ha arrebatado lo suyo. donde su Mesías vuelve
Las tradiciones mesiánicas no
son un abracadabra con efectos mágicos, sino relatos de resistencia. Ayudan
a superar la desesperanza y a recobrar o fortalecer la confianza en que otro
mundo y «otra normalidad» son posibles. A quienes nos aproximamos a ellas,
con independencia de los credos que profesamos, nos invitan a mirar y eva-
luar con «los ojos de aquellos que sufren y están amenazados» el conjunto de
lo que somos y hacemos (o no hacemos) personalmente; y también de lo que
somos y hacemos como miembros de un partido político, de un sindicato, de
una asociación, de una oenegé, de un centro universitario, de un equipo de
investigación, de una escuela de negocios, etc. Y más acuciantemente, si so-
mos cristianos, seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret, nos piden mirar
y evaluar con «esos ojos» las instituciones, organizaciones y comunidades de
la Iglesia de Jesús.
Esas tradiciones pueden inspirarnos y fortalecernos para hacer posible
que brote desde abajo «lo nuevo», «otra normalidad». Lo nuevo por venir,
si llega, se asentará en nuestro mundo gracias a la colaboración libre de ciu-
dadanos empoderados y solidarios y a pesar de la inacción irresponsable y
egoísta de otros muchos. Vendrá por las rutas, muchas veces desiertas, de la
libertad, la responsabilidad, la compasión, el cuidado, la gratuidad y la soli-
daridad local e internacional. Son los caminos de Dios y por donde su Mesías
vuelve. Muy alejados de las grandes avenidas del poder, la seguridad y el
consumo, cuyo dominio se disputan Silicon Valley (USA) y Shenzhen (China),
también en tiempos de coronavirus.
Esta larga reflexión se topa con un catolicismo sociológico que, más allá
de los discursos del magisterio y de los teólogos, ni tiene rostro mesiánico, ni
da ninguna señal de ser portador de un aguijón apocalíptico. En las actuales
circunstancias el mayor y más acuciante desafío del catolicismo español es el
de detener e invertir la dirección de la tendencia cultural que desde hace más
de veinticinco años lo va convirtiendo en superfluo. Por lo general el factor
mesiánico/ apocalíptico se ha vuelto irrelevante para la vida de la mayoría de
los católicos españoles, que actúan en la vida cotidiana más o menos igual
que los no creyentes, fuera de casos de fanatismo (A. Tornos/R. Aparicio 1995,
120). Nada hay más mortal para el cristianismo católico que ser culturalmente
irrelevante y ética y políticamente infecundo. Es un precio carísimo, que está
pagando por haberse limitado a ser, en palabras de J. B. Metz, «una religión
para la festividades burguesas».
Los católicos tenemos las mismas dificultades para compartir las tradi-
ciones mesiánicas de cristianismo que quienes no lo son. Nos hemos dejado
secuestrar nuestra libertad por el
Necesitamos convertirnos, cambiar consumo y el espectáculo (por el
pan y el circo), hemos renunciado
de mentalidad y de comportamientos, a nuestra responsabilidad a cam-
para que nuestro modo de vivir sea bio de la seguridad y vivimos fasci-
interruptor de la vieja normalidad y, nados por el poder e indiferentes
al mismo tiempo, irruptor en la al dolor del mundo. Necesitamos
realidad de «otra normalidad» que convertirnos, cambiar de mentali-
ofrezca vida y felicidad a las víctimas dad y de comportamientos, para
que nuestro modo de vivir sea in-
terruptor de la vieja normalidad y,
al mismo tiempo, irruptor en la realidad de «otra normalidad» que ofrezca
vida y felicidad a las víctimas de la injusticia, mientras esperamos y rogamos la
vuelta de Señor: ¡Ven Señor Jesús!
José Ignacio González Faus ha insistido en una propuesta que tiene esa
capacidad interruptora e irruptora de la que hablo: caminar decididamente
hacia una civilización de la «sobriedad compartida» como respuesta ética y
política a la interpelación de Jesús sobre el peligro de la riqueza. La asunción
de esta propuesta nos sitúa ante la «elección de ser pobres» en el siglo XXI,
y actualiza la calidad humana que hizo posible la palabra de Jesús sobre la
bienaventuranza de los pobres de espíritu (cf. Mt 5, 1).
La propuesta cumple una vez más lo afirmado por E. Bloch: «Cuando
la salvación está cerca, crece también el peligro». La propuesta nos resul-
ta inquietante: interrumpe la lógica de nuestra cultura del descarte; sacude
nuestra indiferencia; invita a salir de nuestro individualismo hedonista; nos
Bibliografía
Xabier Pikaza.
CONVERSA Vivir la pandemia desde el corazón
CIONES de la teología cristiana
CON... Mercedes Arbaiza.Historiadora. UPV/EHU
Consejo de Dirección de Iglesia Viva. Bilbao
61
Xabier Pikaza.
CONVERSACIONES
Vivir la pandemia desde el corazón
CON... de la teología cristiana
Muchos quieren verlo así, como en los días nefastos de las religio-
nes, unos días que no se contaban, porque eran una interrupción
en la línea del tiempo, como el Kippur judío, cuando el sacerdote
entraba con sangre de chivo expiatorio en ese cuarto oscuro de
Dios, tras el velo (cf. Lev 16), para exorcizar y expulsar en su pre-
sencia el mal acumulado, para decirnos que Dios nos perdonaba
y que podíamos empezar limpios el año nuevo, como si nada
hubiera pasado. Pero la carta a los Hebreos sabe que la entrada
anual del Sacerdote en la cámara de Dios, con sangre expiatoria
de muertos inocentes, para que todo siga igual, ha perdido su
sentido. No podemos seguir llevando a Dios la sangre expiatoria.
Tenemos que abrir la puerta, romper el velo (una máscara de
siglos), para mirar cara a cara a la muerte, y reconocernos (acep-
tarnos) como somos, en el borde de ella todos, sin vivir ya más de
la sangre de otros. En ese sentido la Covid no es una simple inte-
rrupción, sino que ofrece la posibilidad de una mutación social y
cultural, más allá de la simple evolución que ha dominado hasta
ahora.
¿Y por qué dejó que Jesús muriera…? Sí, veo la diferencia. Jesús,
mi abuelo, los de la Covid… Me gustaría que las cosas no hubie-
ran sido como fueron en los días duros de la gran pandemia de
marzo, cuando murió a solas, encerrado en un cuarto oscuro de
residencia, sin que pudiéramos saludarle y decirle “aquí esta-
mos”, mi amigo del alma, el Prof. Antonio Vázquez, maestro de
psicólogos de Salamanca, sin que hubiera después despedidas,
recuerdos celebrados ante el pan y el vino de la casa, como en el
caserío de mi abuelo...
Murió así, y Dios sin parar la pandemia… ¿Es que no puede? En
un sentido químico‒biológico no puede, no es una supra‒vacuna.
Pero está, y ha estado, porque él es la Vida” (Hai, dicen los judíos)
en el camino de la muerte. En Él vivimos, nos movemos y somos,
sigue diciendo Pablo en Hch 17, 28. No está fuera para recompo-
ner algunas cosas mal compuestas, ni para tapar agujeros que
hemos podido abrir, como quieren muchos. Está dentro, asumien-
do y compartiendo el riesgo y camino de una vida que se entrega
y recrea por la muerte: Somos quienes somos porque morimos,
resucitando en los demás, siendo así germen, semilla de vida, y
eso debemos decirlo sobre todo en la pandemia.
Dejemos que pueda ser así, pero ¿qué sentido tiene morir con
sufrimiento, morir de Covid 19?
No sé responderte en un modelo de ciencia cartesiana, aunque el
mismo Descartes tuvo que apelar al fin a un Dios tapa‒agujeros
Sí, pero en vez de hacer como Jesús, parece que cierta iglesia
quiere seguir alzando altares como David, construyendo templos.
Supón que admito lo que dices. Entonces, ¿cómo actúa Dios por
encima de la naturaleza?
Actúa “sobre”, no en contra, y lo hace de dos formas. (a) Como
siembra y promesa de Vida en esta tierra amenazada por la Covid
19 y el talión de la naturaleza, como sabe la parábola del Sembra-
dor, de Mc 4, 3‒9. (b) Actúa ¡al mismo tiempo! por los hombres a
72
CONVERSACIONES
Mercedes Arbaiza
CON...
Pero lectores de Iglesia Viva quieren quizá saber más. ¿Qué les
podrías decir?
Ecofeminismo.
SIGNOS Tejiendo redes
DE LOS
TIEMPOS
Yolanda Sáez. Experta en escucha mutua.Bilbao
79
SIGNOS DE LOS TIEMPOS Ecofeminismo. Tejiendo redes
que se veía entre las mujeres durante los “La igualdad en época de pandemia. El
talleres, el sentido del humor en sus rela- impacto de la COVID-19 desde la pers-
ciones y, en definitiva, el buen trato entre pectiva de género“. Y vuelvo a dar gra-
ellas. Me gusta ver cómo nos reconoce- cias por el trabajo de investigación que
mos la autoridad las unas a las otras. nos posibilita conocer la realidad. En él
Hay muchísima gente dedicada con puede leerse que durante la pandemia
pasión a analizar la realidad y eso implica las mujeres han asumido mayoritariamen-
que, gracias a todo ese trabajo, existen te el sostenimiento de las vidas fuera y
hojas de ruta y la posibilidad de tener un dentro de los hogares en los peores mo-
impacto cada vez mayor. No es cierto que mentos de la crisis:
“aquí nadie hace nada”, que “aquí cada • Ocho de cada diez personas en el ám-
una va a lo suyo “ y que “está todo por bito sanitario que han estado salvando
hacer”, como a veces nos dicen al oído vidas durante la pandemia son mujeres
nuestras angustias. • Ocho de cada diez personas que tra-
La ecodependencia e interdependencia bajan en el sector de las residencias de
las personas mayores son mujeres
Cuidando del planeta y de todos los • Nueve de cada diez personas cuidado-
seres que lo habitan, animales humanos ras no profesionales de personas de-
y no humanos. pendientes son mujeres.
¿Cómo? Poniendo la vida en el centro.
No dejando a nadie atrás. A la vista de esta realidad cobra todo
Para ello es preciso reajustar la econo- el sentido la propuesta de desfeminiza-
mía y la clave es establecer las necesida- ción de los cuidados y que estos sean
des que hay satisfacer y qué producción asumidos por los hombres, por las muje-
y trabajo son necesarios para ello. Este es res y, también por el Estado. La filosofía
el momento. El reajuste de la economía ecofeminista adopta la ética del cuidado
es inevitable. aplicado a las personas y al mundo natu-
Durante el confinamiento hemos ral. Sí, pero este cuidado no corresponde
aprendido qué significan dos conceptos de manera “natural” a las mujeres. Exis-
básicos que maneja el ecofeminismo: te un mandato interno que actúa incluso
Ecodependencia. Somos seres depen- en ausencia de mandato externo que, en
dientes de los recursos y procesos de la na- gran parte, actúa de modo tan sutil que
turaleza. Hemos experimentado lo que su- muchas veces es imposible de desafiar.
pone vivir una crisis sanitaria. Una crisis que Para hacerlo, necesitamos buenos aná-
tiene que ver con recortes y externalización. lisis, buenas prácticas, y comunidades,
Interdependencia. La vida humana de- grupos de apoyo, redes. Apoyo entre
pende del trabajo que otras personas nos nosotras y apoyo de los hombres, esos
dedican y que dedicamos a otras perso- hombres que se declaran “disidentes de
nas. En el parón hemos tomado abrupta- género“, en palabras de Alicia Puleo y
mente conciencia de ello. que se convierten en nuestros aliados.
Desfeminización de los cuidados La propuesta ecofeminista ya está
sobre la mesa
Escucho que los trabajos de cuidado
son realizados en solitario y mayoritaria- Cuando participaba en los encuentros
mente llevados a cabo por mujeres. Tan- virtuales me quedaba pensando qué bue-
to en el espacio privado como público. no sería que pudiéramos llevar a la polí-
Emakunde acaba de publicar el informe tica la agenda ecofeminista. Me he dado
cuenta, poco tiempo después, que ese mático: un diagnóstico de situación”. Ella
momento ya ha llegado. Quiero destacar propone unir las dos prioridades a las que
algunas propuestas que me han resulta- se enfrenta la sociedad: la igualdad efecti-
do especialmente relevantes. va entre hombres y mujeres y la lucha con-
Me gusta la propuesta que hace Ama- tra el cambio climático. Recomienda rea-
ya Pérez Orozco1 de impulsar un sistema lizar análisis con datos desagregados en
estatal de cuidados a medio plazo. Ella materia de pobreza energética que hacen
habla de un plan de choque: “Tenemos evidentes realidades cómo que el 80%
que dirigir la transición eco-social de un de las refugiadas climáticas son mujeres.
modelo productivo insostenible, soste- O que existe una mayor tendencia de las
nido en esa cara “B” de los cuidados in- mujeres a separar residuos y a utilizar me-
justamente repartidos e invisibles, hacia dios de transporte público o compartido.
un modelo productivo sostenible donde O que las mujeres han reducido más que
el cuidado de la vida colectiva sea un eje los hombres el consumo de carne (el 72%
vertebrador”. Yayo Herrero2 nos recuer- de las españolas lo han hecho, 12 puntos
da que realmente ya existía una crisis de porcentuales más que los hombres). Val-
cuidados anterior a la crisis del coronavi- vanera Ullargui4 incorpora la perspectiva
rus y a la crisis económica. Insiste en que de género como parte integral de las po-
la vida humana no se sostiene sola, sino líticas climáticas españolas en la Ley de
que hay que sostenerla con economías, Cambio Climático y Transición Energética.
políticas y culturas que den prioridad a la El reto a partir de ahora va a ser “asegu-
vida en condiciones dignas. Es prioritario rar que los procesos que se pongan en
poner el cuidado de todas las personas marcha, y las políticas y medidas que se
en el centro. Quiero subrayar algunas implementen para cumplir con nuestros
medidas que nos propone tales como objetivos en materia de clima y energía
la disminución de las jornadas laborales, tengan en cuenta el distinto impacto del
considerar los centros de Atención Pri- cambio climático en hombres y mujeres y
maria y los centros de salud como claves ayuden a avanzar en igualdad.”
para abordar el cuidado de forma digna,
garantizar prestaciones sociales para las Redes, la alquimia de lo comunitario
personas que cuidan de forma incondi- El apoyo mutuo es necesario para vivir.
cional o regular la situación de las perso- Necesitamos redes, necesitamos co-
nas migrantes irregulares que trabajan en munidades. En estos momentos las nece-
el ámbito de los cuidados. sitamos más que nunca.
Beatriz Gimeno3 introduce el enfoque Una comunidad, o una red, nos ayuda a
de género en los temas relativos a la pro- que realicemos lo que queremos en nues-
ducción de energía y eliminación de resi- tras vidas mientras apoyamos a las demás
duos en el informe “Género y cambio cli- a realizar lo que quieren en sus vidas.
Para mí siempre es un prodigio cons-
1 Doctora en economía internacional y desarrollo. tatar cómo la suma de nuestras dificulta-
Economista. Feminista. Activista. Compareció
des y confusiones, una vez compartida,
ante la Comisión de Reconstrucción del Congreso
de los Diputados (29-5-2020). trae de vuelta luz y paz para cada una de
2 Antropóloga, ingeniera, profesora y activista eco- nosotras. Necesitamos conectar entre
feminista. Intervino en la Comisión de estudio nosotras, frecuentar espacios de com-
creada en el Parlamento de la Rioja por la recu- partir. Esos lugares donde mostrarnos y
peración económica y social por crisis de la CO-
VID-19 (16-6-2020). 4 Directora General de la Oficina Española de Cam-
3 Directora del Instituto de la Mujer. bio Climático.
El cristianismo primitivo
SIGNOS ante las epidemias
DE LOS
TIEMPOS
Fernando Rivas Rebaque. Profesor de Historia Antigua de la Iglesia y
Patrología. Facultad de Teologia. Universidad Pontificia Comillas
83
El cristianismo primitivo
SIGNOS DE LOS TIEMPOS
ante las epidemias
rancia o paciencia), por lo cual era alaba- seguimos el camino estrecho que lleva
da, mientras se consideraba poco digno a Cristo a través de la paciencia en los
huir de estas dificultades o sucumbir ante trabajos!” (De mortalitate 14).
ellas.
En segundo lugar, mientras la cultura
El cristianismo lo que hizo, entre otras
religiosa habitual en aquel período consi-
cosas, fue proponer como modelo excel-
deraba la enfermedad, y por tanto, la
so de este comportamiento a Jesucristo
epidemia, como un castigo divino ante el
(y a quienes eran capaces de ser fieles a
previo pecado humano (cuanto más
esta fe: mártires, santos, confesores),
nefanda la infracción, más terrible el cas-
establecer una serie de mecanismos
tigo), y por lo tanto la única solución ante
pedagógicos para ir consolidando este
la epidemia consistía en una serie de
modelo (rituales, catecumenados, estruc-
rituales compensatorios (inmolación del
turas comunitarias…)y convertirla recom-
pecador, sacrificios propiciatorios, peti-
pensa temporal y terrena (honor) en
ción de auxilio…), el cristianismo no plan-
eterna y divina (gloria). De esta manera
tea que esta sea la solución al problema,
consiguió construir tanto personalidades
porque desvincula la enfermedad del
como grupos resilientes, con gran capaci-
pecado y conecta a Dios, no con la ven-
dad no solo de hacer frente a las dificul-
ganza o el deseo de restitución, sino con
tades, sino de crecerse ante ellas, como
el amor y la misericordia.
fue el caso de las persecuciones y las
Por lo tanto, no considera la epidemia
epidemias. Mientras en las persecuciones
como un castigo, sino más bien como una
el enfrentamiento era ante un adversario
prueba que el creyente debe superar
visible, las autoridades cívicas o imperia-
para su crecimiento. Tiene, por tanto, un
les, ante las que los cristianos tenían que
carácter pedagógico, nos enseña aquello
mostrar su fe y defenderla (martirio), en
en lo que fundamentamos realmente
el caso de la epidemia era ante un enemi-
nuestra existencia, nos muestra nuestras
go invisible, lo mismo que las tentacio-
debilidades y nos invita a la conversión,
nes, que obligaba a sacar a luz las autén-
que no consiste en algo exterior (sacrifi-
ticas convicciones. Se trata, por tanto, de
cios), sino interior: cambio de vida, orien-
una prueba a la que hacer frente para
tada hacia Dios.
mostrar si su fe es verdadera o está sus-
Frente al elemento anterior, donde ya
tentada sobre arena.
existía un modelo de personalidad previo
Así lo expresa Cipriano de Cartago en
que el cristianismo transformó, en este
su escrito sobre la peste:
caso la confrontación teológica es visce-
[Esta plaga] sirve para mostrar nuestra ral pues se oponen unos dioses necesita-
fe. ¡Qué grandeza de alma luchar sin dos de sacrificios frente al Dios misericor-
conmoverse el ánimo contra tantos ata- dioso, capaz de entregar a su propio
ques de la peste y la mortandad! ¡Qué Hijo; una manera patológica de ver a la
superioridad permanecer en pie sin do- divinidad: bien desde el punto de vista
blarse en medio de tantas ruinas de los sádico o masoquista, cuando no absen-
hombres, sin quedar derribado como tista (los dioses viven en el empíreo,
los que no tienen esperanza en Dios, ociosos y despreocupados de los huma-
y alegrarse, en cambio, y aprovechar la nos), frente a un Dios preocupado por el
ocasión que se nos ofrece de alcanzar destino de su creatura, pero al que no
el premio de esta vida y de la fe de la libera ni lo protege de manera “mágica”
mano del juez, si damos pruebas mani- de su condición humana. Por eso el Dios
fiestas de nuestra fe con viril fortaleza y cristiano es Dios de la vida, y no de la
muerte, y no cuida solo de los “suyos”, “En cambio, entre los paganos fue al
sino que hace salir el sol sobre justos e contrario: incluso apartaban a los que
injustos. empezaban a enfermar y rehuían has-
De aquí la importancia de asumir ta a los más queridos, y arrojaban a
nuestra común condición humana, de la moribundos a las calles y cadáveres in-
que no nos “salva” Dios por el hecho de sepultos a la basura, intentando evitar
ser creyentes, como dirá Cipriano de el contagio y la compañía de la muer-
Cartago: te, empeño nada fácil hasta para los
que ponían más ingenio en esquivar-
“Pues, ¿qué no tenemos de común
la” (EUSEBIO DE CESAREA, Historia
con los demás hombres en este
eclesiástica VII,22,10),
mundo, cuando hasta somos de la
misma carne que los demás, según la La actitud predominante en la comu-
ley del nacimiento natural? Mientras nidad cristiana fue el acompañamiento,
estamos en este siglo, tenemos el el cuidado y la atención de aquellas per-
mismo cuerpo que los otros hombres; sonas más necesitadas de ayuda, aunque
solo nos diferenciamos por el espíritu. esto supusiera para muchos de ellos el
Por tanto, hasta que este cuerpo contagio o incluso la muerte:
corruptible se vista de la incorrupción,
“En todo caso, la mayoría de nuestros
y esta carne mortal reciba el goce de
hermanos, por exceso de su amor y de
la inmortalidad, y el Espíritu nos con-
su afecto fraterno, olvidándose de sí
duzca a Dios Padre, todas las incomo-
mismos y unidos unos con otros, visi-
didades del cuerpo nos son comunes
taban sin precaución a los enfermos,
con los demás hombres… Y nosotros
les servían con abundancia, los cuida-
sufrimos como los demás dolores de
ban en Cristo y hasta morían conten-
ojos, fiebres y las indisposiciones de
tísimos con ellos, contagiados por el
todos los miembros mientras aguan-
mal de los otros, atrayendo sobre sí
tamos en este mundo el peso de la
la enfermedad del prójimo y asumien-
misma carne”, De mortalitate 5.
do voluntariamente sus dolores. Y
Pero las comunidades cristianas no se muchos que curaron y fortalecieron a
contentaron solo con propuestas de otros, murieron ellos, trasladando a sí
carácter personal o teórico, sino que mismos la muerte de aquellos y convir-
plantearon en tercer lugar una intensa tiendo entonces en realidad el dicho
red de solidaridad: popular, que siempre parecía de mera
cortesía: ‘Despidiéndose de ellos hu-
a) Antes de la epidemia: con un in-
mildes servidores” (ib. VII,22,7).
tenso apoyo mutuo, dado que la respues-
ta de las élites sociales y económicas, de Algo especialmente notable entre los
las que dependía un elevado número de miembros más comprometidos de la
personas, consistía casi siempre en la hui- comunidad:
da a espacios no contaminados, dejando
a su suerte al resto de la sociedad. “En todo caso, los mejores de nues-
tros hermanos partieron de la vida de
b) Durante la epidemia: frente a la este modo, presbíteros −algunos−,
actitud de muchas familias, que expul- diáconos y laicos, todos muy alaba-
saban a sus miembros afectados por la dos, ya que este género de muerte,
enfermedad, como expresa Dionisio de por la mucha piedad y fe robusta que
Alejandría en una de sus cartas: entraña, en nada parece ser inferior
incluso al martirio. Y así tomaban con te se veían compensadas con creces por
las palmas de sus manos y en sus rega- los beneficios recibidos: no solo merecía
zos los cuerpos de los santos, les lim- la pena, sino que además esta red de
piaban los ojos, cerraban sus bocas y, ayuda mutua permitió la supervivencia
aferrándose a ellos y abrazándolos, de un mayor número de cristianos que de
después de lavarlos y envolverlos en miembros de otros grupos sociales o reli-
sudarios, se los llevaban a hombros y giosos (beneficios demográficos).
los enterraban. Poco después recibían En tercer lugar, para la propia institu-
ellos esto mismo, pues siempre los que ción eclesial, que vio reconocida su tarea
quedaban seguían los pasos de quie- caritativa con nuevas incorporaciones en
nes les precedieron” (ib. VII,22,8-9). sus filas, pues sin duda este fue uno de
los medios evangelizadores de mayor
c) Después de la epidemia, median- calado en este tiempo.
te la ayuda económica, tan necesaria en En cuarto lugar, en el ámbito teológi-
estos momentos, donde las familias ha- co, porque marcaba la diferencia entre el
bían quedado empobrecidas y las insti- modelo “pagano” de enfrentarse a la
tuciones de beneficencia tanto cívicas epidemia (culpabilizador y buscando un
como imperiales eran o inexistentes o chivo expiatorio) y el modelo “cristiano”
con muy poca incidencia real, como ve- de hacerlo, donde la epidemia no era
mos en la obra Sobre las buenas obras y vista como un castigo de Dios, sino una
la beneficencia de Cipriano de Cartago, prueba; y la conducta creyente no consis-
compuesta justo al acabar la epidemia. tía en la búsqueda de soluciones mágicas
o exclusivas para cristianos, sino en asu-
mir nuestra común condición humana y
Conclusiones poner todos los dones recibidos por el
Creador para el cuidado de nuestro pró-
El coste económico, humano e institu- jimo, especialmente el más necesitado.
cional por este planteamiento tan nove- Por eso, aunque pueda parecer muy
doso ante las epidemias fue sin duda “cristiano” hablar de la epidemia como
terrible para las comunidades cristianas, “castigo de Dios”, en realidad es regre-
y más si lo sumamos a la persecución sar al estadio pagano de vivir la epide-
precedente, pero a pesar de todo, el mia, y plantear que el Dios cristiano pro-
resultado no pudo ser más beneficioso: tege de manera especial o exclusiva a sus
en primer lugar, este modelo de persona- fieles de la epidemia, dejando a los
lidad tan resiliente se mostró tremenda- demás a su suerte, supone no solo una
mente eficaz para soportar todas las traición a nuestra común condición huma-
dificultades, lo que le ofrecía una ventaja na, con la que fuimos creados y asumió el
cualitativa para futuros desafíos (de propio Jesucristo con su encarnación,
ámbito exterior e interior). sino sobre todo y especialmente, reducir
En segundo lugar, el comportamiento al Dios universal y misericordioso a un
ante las epidemias fue beneficioso para vulgar ídolo local, obligado a cumplir los
los propios miembros de la comunidad, deseos de sus creaturas mediante ritua-
que experimentaron cómo las obligacio- les más cercanos a la magia y la supersti-
nes de pertenecer a un grupo tan exigen- ción que a la experiencia creyente.
Nosotros cuidamos
89
Y cuando todo esto pase,
SIGNOS DE LOS TIEMPOS
nosotros seguiremos aquí
aunque eso aparentemente no nos tan solidario como actual proyecto fun-
aporte beneficios tangibles e inmedia- dacional.
tos: los sin techo, los tóxico dependien-
tes, los refugiados, los pueblos indíge- El confinamiento
nas, los ancianos cada vez más solos y
abandonados, etc.” Y de repente llegó un inesperado tor-
Decía más arriba que hay quien trata la bellino.
vejez como una enfermedad y eso supo- Un torbellino del que no se podía
ne un desenfoque muy importante, pero escapar. Todos hicimos esfuerzos por
debemos enfatizar que el mismísimo Papa nadar, por remar, por empujar, para evi-
Francisco sitúa, con manifiesto afán críti- tar que nos tragara, que nos llevara a su
co y con toda la voluntad de revertir la interior, que nos ahogara, pero con la
situación, a la vejez dentro del apartado velocidad con la que repasamos nuestra
de la inclusión social de los pobres y, por vida antes de quedarnos dormidos, y sin
si fuera poco, indica que están solos y saber por qué, sin que nadie nos educara
abandonados. Esas palabras nos deben para ello, nos encontramos sorprenden-
hacer reflexionar y suponen la prueba del temente envasados al vacío.
nueve de que hoy por hoy, desgraciada- Al vacío.
mente, y aceptando que esta es una afir- Inmóviles, atrapados, aturdidos, en
mación que puede estar sujeta a diferen- peligro...
tes matizaciones, las personas mayores Y llegaron a nosotros palabras nuevas
no valen nada en la sociedad actual. que marcaron el devenir de nuestras
A veces a las palabras las carga el dia- vidas: coronavirus, COVID19, confina-
blo, no se entendería de otro modo que miento, mascarilla, hidroalcohol, distan-
la noble e imprescindible acción de soli- cia social...
daridad intergeneracional que supone Recuperados del inesperado impacto
que las personas de cierta edad dispon- inicial y a pesar de las ínfimas posibilida-
gan de una retribución que les permita des de movimiento que permite estar
vivir con dignidad en la última etapa de literalmente envasado al vacío, nos levan-
sus vidas se denomine habitualmente por tamos y nos pusimos manos a la obra
los “expertos” como “la carga de las para recomponernos, reinventarnos y
pensiones”. conseguir una vez más en los 110 años de
Debemos preguntarnos por qué la vida de la Fundación Miranda adaptarnos
sanidad – curar - es universal y cuidar a a las circunstancias que cada momento
personas dependientes, enfermas, frági- histórico ha exigido para cumplir su irre-
les, vulnerables y de avanzada edad en el nunciable compromiso fundacional. Cui-
momento final de sus vidas no lo es -no dar a personas y hacerlo con dignidad,
desgranaré en este artículo los grados humanidad y especialización.
financiables o las largas listas de espera o Llegan las primeras noticias, las pri-
los grandes “agujeros negros” de las nor- meras medidas y se determinan las pri-
mativas públicas-. meras prioridades.
Navegando en estos procelosos ¡¡Agua!!
mares, manifiestos preámbulos de Nadie de entre todos los integrantes
imprescindibles grandes cambios que de los infinitos sanedrines que componen
lograran la dignificación de los cuidados los órganos de gobierno de las adminis-
a las personas, la Fundación Miranda traciones públicas -todos con nombres
miraba al futuro comprometida con su rimbombantes, omnicomprensivos y
sociales de necesidad- en ninguna de las peor manera posible, que sus hijos, fami-
apariciones públicas para ordenar la liares y amigos hayan dejado de visitar-
situación que ellos mismos habían deter- les: “¿Qué he hecho mal?”
minado aparece en ningún momento No hay palabras de explicación o con-
palabra o instrucción alguna relativa suelo.
¡¡¡precisamente!!! a los más frágiles de Si difícil es confinar a una persona
entre los frágiles y a los más vulnerables sana, imagínense lo que es confinar a una
de entre los vulnerables. persona dependiente y muy frágil en una
habitación compartida con un desconoci-
• Como quiera que lo importante es
do y en la que ambos padecen enferme-
“curar”, mientras que “cuidar” es
dades muy graves (debe recordarse, aun-
una dedicación menor, intrascen-
que parezca mentira, que el resto de las
dente y que cualquiera sabe hacer,
enfermedades, es decir, todas las enfer-
se establecen medidas para los hos-
medades conocidas hasta ese momento
pitales. (No vaya a ser que se colap-
siguen inexorablemente su curso)
sen con esta extraña “gripe”)
Son personas con gravísimos padeci-
• Como quiera que las personas mayo-
mientos que de manera obvia e inequívo-
res no valen nada y a nadie le impor-
ca están viviendo sus últimos momentos
tan, pues nada hay que orquestar
de vida.
sobre ellas. Al hacer la lista de tareas
Si no fuera así, estarían alegremente
salen un montón de colectivos (y
en sus casas.
colectivas) pero por ningún lugar
Si el aislamiento social pasa factura a
aparece renglón o instrucción alguna
toda la población, ¿qué se puede esperar
sobre los ancianos (ojo, y además ¡ya
de un cruelísimo aislamiento a personas
han vivido bastante!).
enfermas, vulnerables y totalmente des-
• Como quiera que en las “residencias
orientadas?
de mayores” los “abuelitos” están
¿Nadie reparó en que la relación social
muy entretenidos tomando chocola-
es necesaria para cualquier persona, pero
te los domingos y jugando a la bris-
imprescindible para éstas?
ca, pues poco interés tiene que se
¡Qué sencillo es diseñar el aislamiento
regule su idílico paso por este valle
total de una persona!, pero ¿es tan senci-
de lágrimas.
llo hacerlo para personas con gravísimos
¡Quia! A otra cosa. trastornos psiquiátricos o profunda
La situación que se vive en los centros enfermedad de Alzheimer?
especializados de atención y cuidados a ¿Qué significa comer solo en su habi-
personas dependientes, enfermas, vulne- tación a quien ya no recuerda ni lo que es
rables y frágiles es terrible. tragar?
La sociedad les da la espalda una vez ¡Por Dios, que no son material de des-
más. Quizás, por ser más exacto, la socie- carte! Solo son personas. Personas vulne-
dad les da la espalda, como siempre. rables. Precisamente los más vulnerables.
El confinamiento es imposible. Es La administración pública somete a un
cruel. Cuidamos a personas que no crudelísimo confinamiento a las personas
entienden nada en absoluto de lo que que viven en nuestros centros. Amplía la
está pasando. No entienden ni las noti- limitación/reducción de libertades muy
cias de los periódicos ni los disparates de por encima de las aplicadas al resto de
los incalificables programas de televisión. personas de idéntica edad pero no insti-
No entienden o lo entienden de la tucionalizados.
concreto, ciertamente, no hacía ninguna una tragedia no solo sanitaria, sino tam-
gracia bién económica, y sobre todo humana,
Me detendré muy brevemente en lo que urge remediar rápidamente.”
humano.
Que hay héroes es evidente, que la Zonas de aislamiento especial
inmensa mayoría de las personas concre-
tas han obrado como auténticos héroes En la Fundación Miranda hemos teni-
es manifiesto y demostrable y también do un buen número de personas conta-
que no hay aplauso ni paga extra que lo giadas por coronavirus a lo largo de esta
compense, pero ¿cuál ha sido la actua- pandemia, que en el momento de escri-
ción en demasiados casos? bir estas líneas, sigue plenamente activa.
Lo he indicado ya demasiadas y repe- La Administración de la Comunidad
tidas veces: “las personas mayores no Foral propuso que todas las personas
valen nada en la sociedad actual” contagiadas institucionalizadas en cen-
En la Fundación Miranda solemos tros de cuidados fueran trasladas a dos
decir que “no hay que morir bien”, sino centros específicos en los que agrupar-
que “hay que vivir bien hasta el momento las. Obviamente, las más afectadas o
final”. En la pandemia provocada por el graves serían atendidas en los hospitales,
coronavirus el momento final les ha llega- pero las asintomáticas, las leves o las
do anticipadamente a muchas personas convalecientes que debían pasar la cua-
por el mero hecho de tener una edad rentena debían ser agrupadas en esos
avanzada, de tener otras patologías, de centros específicos.
ser mayores… ¡Quia, ya han vivido bas- La Fundación Miranda muy respetuo-
tante! samente se negó en rotundo a semejante
Otros han tenido prioridad. Ni más ni proceder.
menos. Qué tristeza. No nos parecía ético que aquella per-
El Presidente de la Fundación Miran- sona que ha decidido pasar su última
da en la ya mencionada declaración insti- etapa vital en un lugar concreto, un lugar
tucional del mes de abril de 2020 tam- que considera su casa, un lugar en el que
bién afirmó lo siguiente: se siente cuidada, atendida, en el que
“La emergencia sanitaria del corona- conoce a quienes conocen su historia de
virus con su alarmante capacidad infec- vida, a quienes le cambian el absorbente,
tiva se ha cebado en nuestro país sobre a quienes le duchan, a quienes le dan de
todo con las personas de avanzada comer, a quienes le colocan la dentadura
edad. Los miembros de aquella genera- o la ropa y a quienes ella y su familia han
ción que padecimos la guerra civil confiado sus cuidados, deba ser enviada
hemos sido afectados de manera brutal a un centro donde no conoce a nadie y
por la pandemia. La guerra de entonces donde nadie la conoce a ella, donde su
desembocó en pobreza, desamparo, desorientación es absoluta y donde no va
exilio familiar y explotación, pero todos a recibir cuidado alguno mejor que el que
intentamos vivir nuestra vida hablando pueda recibir en nuestro centro (la cua-
solo con nuestro silencio. Pues bien, esa rentena de una persona con síntomas
generación, llegada a la ancianidad, se leves o inexistentes sencillamente es
ha visto hoy sepultada en esta crisis por permanecer en una habitación).
un ordenamiento social y económico Por ello, establecimos Zonas de aisla-
que la considera improductiva y la trata miento especial en las que preservar la
como material de “descarte”, según la salud de todos los afectados y, lógica-
expresión del Papa Francisco. Ha sido
mente, del resto no contagiado. Ha llovi- estrategias que permitan estar más cerca
do torrencialmente en todo el globo y conocer mejor a las personas que cui-
terráqueo y, desgraciadamente, han sido das.
muchos aquellos a los que esa lluvia ha
salpicado. El día después
Pero no se debe caer en el señala-
miento o en el sentimiento y mucho Esta crisis está dejando secuelas en
menos en la acusación de culpabilidad. todos los sentidos y a todas las personas.
Todos los afectados, simple y llanamente, Lógicamente y una vez más, las secuelas
son personas enfermas. Nada más. Y son mayores en los más vulnerables y los
nada menos. más débiles. A ellos debemos proteger.
Como enfermos son las personas Proteger sí, pero no anular, borrar o invi-
afectadas por cualquier otra enferme- sibilizar. Son personas. Son importantes.
dad. Son personas enfermas. Repito. Tanto como usted, querido lector, o yo.
El Presidente de la Fundación Miran- Sobre ese proyecto solidario y huma-
da en la ya repetida declaración institu- no han de ponerse las piedras de la
cional del mes de abril de 2020 también reconstrucción.
afirmó lo siguiente: Decía nuestro Presidente en la mil
“No debemos perder la perspectiva veces citada declaración de abril de
de que en nuestro Centro cuidamos a 2020:
230 personas mayores que presentan, “No son pocos los que afirman que
además, enfermedades respiratorias, la terrible crisis padecida puede tener
cardíacas, neurodegenerativas, cáncer u un saldo positivo y de ella salir una
otras de carácter psiquiátrico. A ellas, sociedad mejor en la que predomine el
hayan adquirido o no el COVID19, “nosotros”, aquello que nos ha unifica-
debemos atenderlas con todos nuestros do en el sufrimiento, frente al “yo”. Una
recursos en estos difíciles momentos de sociedad en la que seamos capaces de
zozobra, en lo que todo parece girar sentir otros afectos y de cambiar el indi-
exclusivamente en torno a este dichoso vidualismo por la solidaridad. He leído y
coronavirus.” oído a analistas que parecen confiados
en que el coronavirus transformará la
sociedad, generará un mundo pospan-
Unidades de dependencia avanzada démico más justo, cambiará las priorida-
des de la política y las doctrinas de la
La Fundación Miranda, como he des- economía. Confieso que me encuentro
bastante escéptico ante esas profecías;
crito al inicio de esta carta, está organiza-
temo que dichos analistas se equivo-
da en 10 Unidades de Dependencia quen. Tengo mis dudas de que al “Esta-
Avanzada. Representan el santo y seña do de alarma” suceda el “Estado de
de la especialización, de la optimización epifanía”. Ojalá esa convicción positiva
de los cuidados, de la personalización y no esté inspirada en santa Bárbara, de
de la humanidad. Además, con motivo de la que nos acordamos cuando truena,
la pandemia y sin jamás haberlo previsto, pero a la que olvidamos cuando pasa la
han constituido la mejor fórmula para tormenta. No sé si estoy confundido,
determinar las cohortes y de evitar o al pero me parece que solo en los cuentos
menos mejor controlar el riesgo de con- infantiles los protagonistas aprenden
tagio entre distintas personas. algo del mal. Más bien creo que nuestra
Qué duda cabe que siempre resulta sociedad puede ser mucho mejor o tan
una buena apuesta esforzarse por buscar mala como la que había sido hasta hace
Como si la tierra
SIGNOS se las hubiera tragado
DE LOS
TIEMPOS
Emilia Oliver del Olmo. Facultad de Magisterio y CC de la Educación.
Universidad Católica de Valencia.
99
Como si la tierra
SIGNOS DE LOS TIEMPOS
se las hubiera tragado
uno de los hombres que habitualmente la Ni las entidades sociales que trabajan en
requerían. Ha sido un aborto químico. Ha contextos de prostitución pudieron saber
sangrado mucho y ha tenido dolores muy de las mujeres con las que solían hablar
fuertes. Está contrariada porque no le a diario. Desaparecieron, como si la tie-
han practicado el aborto de otra manera. rra se las hubiera tragado. Y la tierra no
Los primeros días se toma unas pastillas debería tragarse a nadie o, al menos, no
que dejan sin oxígeno al bebé y, luego, deberíamos aceptar una tierra que traga-
otras para expulsarlo. Le parecen el tipo ra personas.
de pastillas ilegales que toman cuando Poco se pudo averiguar de los proxe-
quieren abortar sin que nadie lo sepa. netas, que seguían enriqueciéndose de
Ana está preocupada por las compa- las mujeres. Si les habían permitido per-
ñeras que solían estar en la rotonda de al manecer en los prostíbulos o en los pisos
lado. Hace un año le destrozaron la cara que ellos regentaban, les cobraban por
a una de ellas y la dejaron moribunda en absolutamente todo, engrosando la deu-
mitad del campo. Sospecha que fueron da. En otros casos, las echaron a la calle,
asesinadas por la red que las explotaba. sin más. De los hombres se supo que, tras
Sabe que nadie va a preguntar por ellas, el miedo inicial a ser contagiados, siguie-
porque es como si hubieran desapareci- ron acudiendo a consumir mujeres, con la
do del mapa cuando salieron de su país. única diferencia de hacerlo más a escon-
Tampoco lo harán sus familias, que desco- didas para evitar las sanciones. Dejaron
nocen desde hace tiempo dónde están. constancia de su nueva normalidad en los
Mirella dice que ninguno de los hom- foros en los que interactúan para com-
bres que le paga se acuerda de su cara. partir sus experiencias en el consumo de
Ella sólo quiere que terminen rápido y prostitución. Según expresaron, estaba
que no sean violentos. Todo lo que ellos suponiendo pagar menos, amenazando a
pueden llegar a serlo ya lo aprendió del las mujeres con que se quedarían sin “tra-
novio que la sacó de su país para explo- bajo” tal y como estaban las cosas; jac-
tarla: la violaba cada noche; la golpeaba tarse de que el mercado se renovaría con
a diario; le hacía comerse billetes para re- mujeres nuevas venidas de cualquier sitio
cordarle que él era el dueño del dinero para sobrevivir; pagarles con un bocadillo
que ella ganaba; la obligaba a introducir- a cambio de cualquier práctica sexual que
se una esponja en los genitales durante ellos desearan.
los días de la menstruación y así poder En los medios de comunicación en los
seguir estando con hombres. que se habló de la prostitución se hizo, en
Durante el confinamiento supimos el mejor de los casos, con poco acierto.
acordarnos de aquellos a quienes la si- Se reclamaron derechos laborales para
tuación apretaba aún más los límites en quienes consideran “trabajadoras se-
los que ya vivían. Se despertó la voluntad xuales”, sin hacer una reflexión profunda
de aproximarnos para asistirlos, ayudar- sobre la diferencia entre trabajo y explo-
los o denunciar su situación en el deba- tación, entre derechos civiles y derechos
te público y social. Sin embargo, hubo humanos, o entre libre elección y consen-
realidades de las que apenas se habló o timiento. Se habló con desconocimiento
sólo se hizo en sectores con una sensibi- del sistema prostitucional, recurriendo a
lidad muy concreta. La prostitución fue un lenguaje cosificante, normalizando la
una de ellas. La dificultad para saber qué violencia y convirtiendo el deseo de los
estaba sucediendo fue enorme, y volvió hombres en un derecho que hemos de
a constatar la oscuridad de ese mundo. satisfacer las mujeres. Se volvió a poner
vidas que permanecen en estado de ex- NUÑO, Laura, DE MIGUEL, Ana (dirs.)
cepción. En ellas, como en los campos de y FERNÁNDEZ, Lidia (coord.) (2017):
concentración, la excepcionalidad de la Elementos para una teoría crítica del
vulneración de los derechos fundamen- sistema prostitucional, Granada: Co-
tales se convierte en regla. No podemos mares.
permitir una nueva normalidad en la que NUSSBAUM, Martha C. (2001): Upheav-
esto tenga cabida. als of Thought: The Intelligence of
¿Dónde estáis los hombres de la Iglesia? Emotions, Cambridge: Cambridge
University Press.
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FASSIN, Didier (2016): La razón humani-
taria. Una historia moral del tiempo WEIL, Simone. (2000): Escritos en Lon-
presente, Buenos Aires: Prometeo. dres y últimas cartas, Madrid: Trota.
Desarrollo organizativo
105
Experiencia del coronavirus
SIGNOS DE LOS TIEMPOS
en un cohousing de mayores
mentos como en nuestra casa, que lo es. son nuestros compañeros de este viaje
Se trata de añadir vida a los años “añadi- en el final de la vida, nuestros hermanos,
dos” que nos posibilita la ciencia. Cuando con los que pretendemos vivir juntos y
necesitamos atención médica vamos al con respeto a la individualidad, con eda-
centro de salud y si hace falta tratamiento des que van desde los 60 a los 90 años y
hospitalario seremos derivados al hospi- con experiencias de vida muy diferentes.
tal. Insistimos, como cualquier ciudada- Los que viven en apartamentos individua-
no. No obstante tenemos instalaciones les lo han pasado peor.
de enfermería, por si fuera necesario tra- Tenemos tantas reflexiones como per-
tamiento especial de cualquier residente. sonas residentes en el Centro (57 perso-
nas) pero, por las circunstancias, no las
Vivencias personales expresamos ni las compartimos de forma
colectiva como hubiera sido en las activi-
Lo primero fue asimilar, a nivel indi- dades habituales.
vidual, qué ha podido pasar en nuestro Nos hemos preguntado muchas veces
mundo “civilizado” para que ocurra esto. en estos días, cómo hemos podido vivir
Existen reflexiones de todo tipo. Por cau- en sociedades fuertemente conectadas,
sa del cambio climático, al que no hemos teóricamente socializadas por el trabajo,
prestado la debida atención, por nuestra la vecindad en bloques de viviendas, las
forma de vida - utilización de la movilidad actividades en diversas organizaciones,
individual en lugar de la colectiva, la for- etc. y, al final, vivir de forma inconsciente
ma de consumo que deteriora la calidad una soledad, teóricamente no deseada,
del medio ambiente- que no se adapta en pero que si profundizamos la tenemos
tiempo y forma al ritmo de la naturaleza. siempre.
El confinamiento en nuestros apar- También nos hemos preguntado si
tamentos hace que pensemos de forma merece la pena emplear tiempo y discu-
retrospectiva nuestra historia reciente. siones en planificar de forma grupal pro-
Estamos acostumbrados a las relaciones yectos ilusionantes, pero que tratamos
colectivas, bien por actividades internas de copiar de otras sociedades europeas
o por participación en actos externos, o tan diferentes a la nuestra -tanto en for-
bien por la movilidad que tenemos con mas de vida, normas legales de participa-
salidas de varios días a visitas familiares, ción ciudadana, como en vivencias nacio-
a los viajes del Imserso y excursiones, a nales históricas-, llegando a la conclusión
Madrid para acudir a servicios médicos. de que es imprescindible su adaptación
Esta experiencia de confinamiento hace a nuestro entorno y que la atención a las
que se ponga en valor aquello que tene- necesidades personales cotidianas es lo
mos como nuestras relaciones vivenciales primero en cualquier colectivo humano.
a nivel de pareja, en caso de relaciones Otras reflexiones giran en torno a lo
estables, o cada uno, a nivel individual, socio-político. En una sociedad donde
preguntarnos si sirve para algo aquello lo político está desprestigiado (poder y
que tratamos de llevar a la práctica con corrupción) y lo económico mercantiliza-
los valores que nos han prestado los pen- do, es difícil ver una salida decente que
samientos religiosos o laicos, que dieron se preocupe del último ciudadano de la
en su momento sentido a nuestras vidas. escala social. Las preguntas que nos ha-
Nos cuestionamos también cómo realiza- cemos pueden ser si mi voto vale para
mos el acompañamiento y la solidaridad, algo, si me planteo “votar” a través de
aquí y ahora, con los más cercanos, que mis decisiones económicas o si mi cola-
109
CONTRIBUCIONES Experiencia del coronavirus
Ecos en un cohousing de mayores
moderna es entre otras cosas la búsque- de Dios, sino que –más bien– plantea una
da de un virrey para Dios), dice el autor problemática con los representantes de la
explícitamente, a lo que podríamos aña- divinidad. La Ilustración defiende la auto-
dir que para Eagleton sería en realidad nomía de la política respecto a la religión
“la historia de una búsqueda infructuo- y una racionalidad en la comprensión de
sa”. En su exploración de esta búsqueda la deidad, que probablemente la torne
y sus contradicciones, la exposición que distante y fría para la población, cuestión
efectúa Eagleton converge con dos de- que tampoco solventará el idealismo.
bates de larga trayectoria sobre las rela-
Continúa el pensador británico con el
ciones entre religión y modernidad.
paso de la razón deificada de la Ilustración
En primer lugar, desde las primeras a la estética, exaltada especialmente du-
páginas del libro resuenan los ecos de la rante el Romanticismo y por lo que Eagle-
pugna entre pensadores como Löwith y ton denomina su “teología negativa” (p.
Schmitt9, quienes defienden la tesis de 98), para posteriormente explorar la rela-
la modernidad como secularización de ción entre religión y el vasto espacio de la
los previos moldes religiosos, y quienes, cultura, una de las construcciones en las
como Hans Blumenberg, contemplan en que más rastros de las antiguas funciones
la modernidad un ex nihilo respecto a la de la religiosidad contempla, y a la que el
tradición cristiana previa10. Eagleton opta autor califica como “a secular name for
por el primer bloque –al menos hasta la God” (p. 77). Aunque Eagleton sostiene
irrupción de la posmodernidad, que cons- durante su recorrido que los frutos de la
tituiría un auténtico giro copernicano de modernidad, herederos de las funciones
la cuestión– añadiendo el adjetivo de ‘in- religiosas, no pueden suplir todas las fa-
suficiente’ a la traducción que efectúa la cetas del hecho religioso por una u otra
modernidad del factor religioso. A modo razón (excesiva frialdad de la razón, el
de ejemplo, el concepto de “imagina- elitismo de la cultura, la incapacidad para
ción” desarrollado desde el Romanticis- generar un código simbólico para la clase
mo sería para Eagleton una forma secular alta y baja a un mismo tiempo, etc.), tam-
de gracia (p. 102). Así pues, la moderni- bién su análisis muestra cómo los herede-
dad no se explica como una construcción ros modernos despojan progresivamente
enteramente novedosa ante una religión a la religión de parte de su contenido, li-
exclusivamente opio del pueblo. Eagle- mitando su influencia y alcance social. Es
ton deconstruye ambos conceptos para decir, no se trata en exclusividad de que
llegar a la constatación de que en la mo- haya prosperado una creciente autonomía
dernidad hay mucho de cristianismo y de de las distintas esferas sociales respecto
que en la religión hay un potencial sus- a la religiosidad11, sino que las esferas
trato crítico para repensar la propia mo- emancipadas de la religión acaban por re-
dernidad. ducir el campo de esta a lo considerado
como específicamente religioso, cada vez
Desde estas premisas, el autor explo-
más menguado (p. 174).
ra cómo la Ilustración no conforma una
época arreligiosa o contraria a una idea
11 Olivier Tschannen, “La revaloración de la teoría
9 Jean Claude Monod, La querella de la de la secularización mediante la perspectiva
secularización. Teología política y filosofías de comparada Europa Latina-América Latina”, en
la historia de Hegel a Blumenberg, Amorrortu, Jean-Pierre Bastian (coord.), La modernidad
Buenos Aires, 2015. religiosa: Europa latina y América latina en
10 Hans Blumenberg, La legitimación de la Edad perspectiva comparada, Fondo de Cultura
Moderna, Pre-textos, Valencia, 2008. Económico, México, 2004, págs. 355-357.
bloque que aboga por una más o menos por Habermas13. Y en el caso de Eagle-
secularizada versión del Deus ex machina ton, también contra Habermas.
para resolver los problemas de una mo- Me atrevo a señalar, en una lectura
dernidad incompleta, y suplir, así, las po- personal de la obra, que la originalidad
tenciales insuficiencias que ha dejado la de la propuesta de Eagleton descansa en
marcha de Dios para unos y contrarrestar que –independientemente de su creencia
los excesos de su endurecida vuelta en o su autoidentificación religiosa– la re-
versión fundamentalista para otros. Pero flexión con la que finaliza constituye una
no: Eagleton está acostumbrado a desa- lectura cristiana postsecular de la secula-
costumbrar, y se desmarca. rización, en la que la fe religiosa–una vez
liberada de las ataduras para redescubrir
La religión, más allá del surplus que su potencial crítico (p. 207), señala Eagle-
algunas voces intentan buscar en el pa- ton– tiene aún una palabra que decir en
trimonio cultural cristiano para nuestras medio de la (pos)modernidad. En cambio,
costuras rotas, tiene un más vasto poten- parte del bloque intelectual citado se en-
cial de crítica al sistema. A todo el siste- cuentra conformado por lecturas más es-
ma y a todo sistema. Y es en la gestación trictamente postcristianas, en las que se
de una cultura “no cultural” donde la incluye la revalorización de la religión en
religión, específicamente la cristiana por esta etapa secular debido, precisamente,
las referencias al Evangelio con las que al carácter aparentemente “cerrado” del
concluye Eagleton, encuentra su carác- “periodo religioso”, confirmando implíci-
ter propiamente religioso, liberado ya tamente la muerte de Dios. Eagleton aún
de la labor de sostén del establishment. no vislumbra su funeral. Las estadísticas
De este modo, el pensador británico con- sobre el factor religioso a nivel mundial
fiere, a modo de destellos, pistas para tampoco.
aquella religiosidad que quiera abordar
13 Jürgen Habermas, ¡Ay, Europa! Pequeños
los retos de la postsecularidad anunciada escritos políticos IX, Trotta, Madrid, 2009.
Repolitizar el mundo,
CONTRI cuerpos aliados en tiempos
BUCIONES
de contagio y descarte
Ecos
Montserrat Escribano. Consejo de Dirección de Iglesia Viva.
115
Repolitizar el mundo,
CONTRIBUCIONES
cuerpos aliados en tiempos
Ecos
de contagio y descarte
za cristiana no mira solo al futuro, al por- diciones de vida. Eso supone, como dice
venir, sino que tiene puesta su atención Fassin, recordar la inviolabilidad de nues-
y oído también en el pasado (Escribano tro cuerpo que se ha convertido, para
Cárcel 2020). Tener puesta la atención en buena parte de las culturas, en signo su-
el pasado no es tratar de volver a recons- premo de la humanidad. Y es que resulta
truirlo para imponerlo, ese es un esfuer- insoportable a nuestra sensibilidad moral
zo propio de la ideología fascista. Por el el ejercicio del poder sobre el cuerpo y
contrario, ahora que atravesamos lo que lo calificamos como un hecho inaceptable
las ciencias sociales denominan un hecho que nos resulta inhumano (Fassin 2018,
social total y que según Ignaci Ramonet: pp.124-125).
“convulsiona el conjunto de las relaciones Sin embargo, según muestra este so-
sociales, y conmociona a la totalidad de ciólogo, lo intolerable, lo que repugna a
los actores, de las instituciones y de los la razón y a los sentimientos no puede
valores” (Ramonet 2020), parece que la entenderse como una conquista paula-
convulsión y la conmoción pueden ser tina dentro de un proceso civilizatorio
aliviadas si repensamos cuál es nuestra continuado y compartido por todas las
memoria y no olvidamos la pregunta de culturas. Así que, insta a las ciencias so-
cómo hemos llegado hasta aquí. Frente ciales –entre ellas incluimos también a las
a estas cuestiones, la propuesta creyente teologías– a la exploración continuada y
cristiana invita a ser conscientes de nues- atenta de las desdichas y la miseria en el
tro pasado y a responder a la obligación mundo. Para Fassin, la moralización del
de no olvidar. Sin embargo, la memoria mundo, es decir, la asunción de un enfo-
cristiana conlleva la necesidad de hacer- que más humano hacia la realidad de los
se cargo de la realidad (Ellacuría 1991) que padecen o son descartados no es un
así como también de generar reconcilia- proceso invariable a lo largo de la histo-
ción (Mate 2019), es decir, compromiso y ria, sino reversible. De ahí el peligro que
transformación de la realidad. corre para las vidas de las gentes y para
El pensamiento bíblico que brota de la propia democracia. Con facilidad, esta
la teología apocalíptica y de la sabiduría reversibilidad se traduce en restricción
de las Bienaventuranzas insiste en que la de derechos y en ataques a la dignidad.
esperanza introduce siempre la memo- Por ejemplo, encontramos estos inten-
ria como elemento necesario de orien- tos de inhumanidad entre la aparición de
tación. La expresión “Bienaventurados determinados discursos fascistas sutiles
y bienaventuradas los que ahora […]” acerca de las fronteras, la inmigración o
(Mt 5, 1-13) se convierte en una formula- los derechos de las mujeres. En estos dis-
ción provocadora del pasado que exige cursos se apela a los lenguajes del miedo
una respuesta de quién la escucha. Esta y del resentimiento que acaban tiñendo y
teología política dibuja como objetivo la determinando, casi sin darnos cuenta, la
proximidad al querer de Dios. Esta incli- agenda del resto de partidos democráti-
nación divina supone que la desigualdad, cos (Stanley 2019).
las víctimas o la violencia no deben pa- La inclinación a que las vidas no se
sar desapercibidas ni que las vidas des- pierdan está presente también en la re-
cartadas sean acalladas definitivamente. flexión de Judith Butler. Ella plantea la
El deseo de Dios en esta teología pasa siguiente cuestión: “¿de quiénes son las
por la unción de nuestra memoria que ha vidas que ya no se consideran vida, o que
de transformarse para ser ya un acto de solo parcialmente tienen esa condición
reparación y de producción de otras con- […]?” (Butler 2017, p.199). Deduce que
tales interrogantes indican que no pode- que la resistencia es dar lugar a un nuevo
mos dar por sentado que todos los seres modo de vida, a un modo más vivible que
humanos sean reconocidos como sujetos se opone a la distribución diferenciada de
merecedores de derechos y protección. la precariedad.
Advierte que la condición de sujeto con- El escenario de la vida pública se ha
lleva que esa vida pueda ser digna de visto interrumpido drásticamente. Ahora,
duelo o llorada, pero ese estatus o con- la vida compartida anteriormente en las
dición se reparte de manera diferenciada calles, plazas y espacios de recreo se ha
entre personas que se perciben como reducido. Donde hace unos meses coinci-
seres prescindibles y que: “se percatan díamos y hacíamos por encontrarnos las
de que su vida no merece salvaguardia ni unas con las otras ahora estas posibilida-
protección ni valor alguno” (Butler 2017, des han pasado a ser iniciativas aplazadas
p.199). Las vidas, sostiene Butler, necesi- o, en el peor de los casos, clausuradas
tan ser valoradas y sostenidas por estruc- ante a la posibilidad del contagio. Deam-
turas de apoyo, humano y no humano, así bular, ir de un lugar a otro sin un objetivo
como por un mundo que le da valor. Por claro e incluso pasear y encontrarnos con
ello, dice: “no puedo afirmar mi vida sin gentes conocidas y desconocidas son ac-
evaluar en términos críticos las estructu- tividades que entrañan un riesgo. Estas
ras que valoran la vida misma de forma posibilidades son una acción coordinada
diferenciada” (Butler 2017, p.201). a través de los actos verbales del habla,
Nuestras vidas están ligadas al cuer- de los gestos del cuerpo que implican
po, pero también al resto de los procesos rechazo, silencio, movilidad e inmovili-
de la vida que están fuera de mí y que tie- dad deliberada. Con ellos, dice Butler, se
nen el poder de decidir cuáles importan y ponen en marcha los principios democrá-
cuáles van a ser prescindibles o que pasa- ticos de la igualdad y los principios eco-
rán a tener una no-vida. Esta filósofa re- nómicos de la interdependencia. Estas
fiere con el término precariedad a aque- acciones coordinadas son un llamamiento
llas formas en que la vida se hace invivible a la adopción de modos de vida distintos
y no puede persistir. Además, señala que que sean más radicalmente democráticos
las personas somos interdependientes y y más interdependientes (Butler 2017,
que ello conlleva una vulnerabilidad ha- pp.217-218).
cia los demás y hacia las instituciones. De Volver a las calles y a las plazas, se-
otro modo, ante estas condiciones que se gún proponen Fassin y Butler, son una
distribuyen de modo desigual e impiden oportunidad para pensar de otra manera
que la vida buena continúe, se da tam- las nuevas modalidades de gestión de lo
bién la posibilidad de que las personas intolerable dentro de nuestras democra-
manifiesten su oposición y resistencia po- cias. Conscientes de la necesidad que te-
lítica a esas condiciones precarias. La re- nemos las unas de las otras recurrir a una
sistencia política es, en palabras de But- economía moral y no solo a la economía
ler, una política de la performatividad que política, dice Fassin, supone ir más allá de
consiste en una manera de expresar y de justificar o criticar las prácticas de control,
representar el valor de la vida. Asimis- por ejemplo, de los flujos de extranjeros
mo, subraya que es necesario entender o de las personas que reclaman protec-
también que la resistencia debe ser una ción y derecho de los Estados. La econo-
forma «de decir no» plural y corporeiza- mía moral nace de un momento compa-
da (Butler 2017, pp.216-217). En el último sional que permite una configuración mo-
capítulo de su obra termina alertando de ral distinta a partir del reconocimiento de
la razón humanitaria (Fassin 2016). Este FASSIN, Didier (2016): La razón humanita-
sociólogo nos invita a redefinir este tér- ria. Una historia moral del tiempo
mino capaz de dar lugar a la movilización presente, Buenos Aires: Prometeo.
y a la transformación de nuestros valores FASSIN, Didier (2018): Por una repolitiza-
y emociones en nuestra percepción del ción del mundo. Las vidas descartables
mundo. De este modo, la fuerza crítica en el siglo XXI, Argentina: Siglo XXI.
de la economía moral nos recuerda que
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, María Inés (2018): “La
la moral se inscribe en relaciones socia-
potencia de la etnografía”, en FASSIN,
les que se movilizan y cambian, y por ello
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es también una cuestión política (Fassin
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José Viejo Pérez, Barcelona: Paidós. en tu vida, trad. Laura Ibáñez, Barcelo-
ELLACURÍA, Ignacio (1991): Filosofía de la na: Blackie Books.
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nes desde algunos personajes bíblicos 2019.
para la vida consagrada”, en CON-
FER, Volumen 59, nº 225, pp. 33-67.
121
“El resto de Israel”.
CONTRIBUCIONES
Reflexiones cristianas
Ecos
para salir de la pandemia.s
ñanza de “la comunión de lo Santo”1 que miento ni enfado, sino más bien desde la
me parece una de las más sublimes de la gratitud y la solidaridad.
fe cristiana. Todo aquello que es bueno No cabe aquí hacer una casuística
es común: porque Lo Divino es comuni- completa que, seguramente, tendrá que
dad plena: mi bondad pertenece a los hacérsela cada persona y cada comuni-
demás, como la bondad de los otros es dad desde la intercomunicación posterior
también mía. Así es como, sin saberlo, entre todas. Más que de cosas concretas
nos salvamos unos a otros. por hacer, quisiera hablar de la actitud
Pues bien: a partir de este principio con que debemos intentar hacerlas.
fundamental (los pocos para los muchos), Por supuesto, los cristianos debería-
es como podemos reflexionar hoy los mos ser los más cuidadosos en todas las
cristianos sobre nuestra tarea en esta medidas de prevención de la pandemia.
hora histórica. También los más críticos ante toda la can-
tidad de literatura anónima (digital sobre
II. para nosotros hoy todo) que, de manera dogmática, pre-
En esta hora histórica de descristiani- senta mil críticas y mil supuestos reme-
zación veloz de España o de “muerte de dios sin que sus autores se crean obliga-
Dios” en Europa (y, según Nietzsche: “lo dos a darnos la más mínima identificación
hemos matado nosotros”), no nos toca a sobre ellos, sus profesiones y sus fuen-
los cristianos hacer ningún juicio conde- tes. Y que suele circular por las redes
natorio que solo Dios sabrá hacer. Eso como “palabra de Dios”…
nos deformaría de cristianos en fariseos. Debemos reaccionar también drásti-
Pero, sin condenar a nadie, sí que camente contra ese consumismo que nos
podemos sentirnos como aquel “resto ha vaciado la vida de sentido y nos ha
fiel” del Antiguo Testamento. Lo cual ni distorsionado la economía; contra toda
significa, como he intentado exponer, ni esa basura televisiva (en un 80% de sus
mucho menos, que seamos mejores: solo propuestas) que parece destinada, si no
hemos sido más afortunados, más agra- a embrutecer, por lo menos a alienar al
ciados y, por eso mismo, somos más res- ciudadano. Intentar dar un poco más de
ponsables que los demás. profundidad a todas las vidas humanas:
Eso nos obliga ante Dios a ser, en porque en esa profundidad es donde late
estos momentos, más sacrificados y más lo mejor de nosotros.
cuidadosos: a ser así no por nosotros ni Brazos abiertos, atención máxima,
para presumir de nada, sino para los esperanza a pesar de todo. Todos los
demás, para cubrir las posibles deficien- cristianos estamos llamados, los prime-
cias de que hablábamos al principio de ros, a prestar este servicio a nuestros
este escrito. Y ello sin ningún resenti- hermanos humanos. Y ojalá contribuya-
mos entre todos a confirmar (y dar la
1 La expresión communio sanctorum puede tener
vuelta a) aquella pregunta de A. Camus,
sentido masculino o neutro. Aunque creo que el en la que he pensado mucho estos días:
neutro es prioritario, sí que hay acuerdo en que La Peste fue escrita para testimoniar
ninguno de los dos sentidos debe ser excluido. “que hay en los hombres más cosas dig-
En el catalán o en el castellano, la traducción nas de admiración que de desprecio”.
de esa ambigüedad resulta desgraciadamente
imposible; por eso nos hemos quedado con “la Pero luego viene la sugerencia: ¿por
comunión de los santos”, que la mayoría de la qué será que eso tan humano y tan admi-
gente recita sin entender lo que dice. Remito rable solo “se percibe en medio de las
para esto a mi obra Proyecto de hermano: visión plagas?
creyente del hombre, p. 675ss.
125
CONTRIBUCIONES Ingreso mínimo vital:
Verba trayectoria y retos
mas de las CCAA. Desde finales de los mentalmente desde el Instituto Nacional
ochenta estas prestaciones asistenciales de Seguridad Social, o desde las diferen-
se han ido implantando, a veces de mane- tes CCAA han originado un mapa com-
ra desordenada, mostrando tensiones de plejo y desigual. Especialmente el siste-
tipo ideológico, político y jurídico (Fer- ma de Rentas Mínimas, que en realidad
nández et al., 2015). es un sistema muy poco sistemático, que
Por un lado, la tensión entre la lógica es un conjunto tan diverso en nomencla-
de la protección y la lógica de la activa- tura y orientaciones, como desigual en
ción. Esta malla última de protección ha cuantía y cobertura de las prestaciones.
pretendido ser un mecanismo de pro- Hay un consenso importante en la nece-
tección de las necesidades de ingresos; sidad de analizar y redefinir este sistema
y al mismo tiempo, se han presentado de protección última en las nuevas condi-
como un dispositivo de activación para la ciones sociales y económicas (Aguilar et
inclusión. Esta doble pretensión ha oca- al., 2019; AIREF, 2019; EAPN-ES, 2019;
sionado una tensión permanente entre EMIN-EAPN, 2014). En este contexto la
optar por el carácter incondicionado de propuesta del IMV ha ido tomando cuer-
la prestación, originada por una situación po en los últimos años.
de insuficiencia de ingresos, o por el con- Por último, una tensión muy relevante
dicionamiento que supone la obligación ha venido marcada por la sustantividad
de participar en algunas actividades para jurídica de estos mecanismos de pro-
la inclusión social, especialmente para el tección. Algunas de estas prestaciones
acceso al empleo. Esta condicionalidad, se presentan como derechos subjetivos,
especialmente desarrollada en el siste- y, sin embargo, otras tienen un carácter
ma de Rentas Mínimas de las CCAA, se discrecional dependiendo de las situacio-
presenta desde dos orientaciones princi- nes políticas y económicas. A partir, de la
pales: el welfare dirigido a la mejora de segunda generación de Servicios Sociales
capital humano —inversión social— y el (Guillén y Vilá, 2007) se ha ido imponien-
workfare basados en una incentivación do, con muchas limitaciones, el acceso a
negativa dirigida a el acceso a un pues- estos programas como derecho subjeti-
to de trabajo (Pérez Eransus, 2005: 129- vo.
130). En realidad, desde las propuestas Estas tensiones también aparecen en
condicionadas en el acceso a Rentas Mí- el Real Decreto-ley 20/2020, de 29 de
nimas garantizadas, se confunden dos mayo, por el que se establece el Ingre-
derechos sociales distintos y complemen- so Mínimo Vital. Por un lado, se presenta
tarios: el derecho a una renta disponible como una prestación de derecho subjeti-
para una vida digna y el derecho a la in- vo para garantizar la renta de las perso-
clusión social. Cuando se quieren solapar nas que se encuentran en una situación
ambas dimensiones nos encontramos de vulnerabilidad económica (art.2). Sin
con distorsiones muy importantes en el embargo, de forma expresa se estipula la
mundo de la exclusión (Fernández et al., obligación de participar en el marco del
2015: 59). empleo como mecanismo principal de
La otra tensión, inherente a nuestro inclusión. Aunque el requisito inicial se
Estado de las autonomías, se manifesta- limita a estar inscrito como demandante
ba en el carácter estatal o autonómico de de los servicios de empleo, no se conoce
las prestaciones. La tensión entre los ins- el desarrollo que se le dará al “diseño de
trumentos de protección de la Adminis- incentivos al empleo y a la inclusión, arti-
tración General del Estado (AGE), funda- culados a través de distintas fórmulas de
cooperación entre administraciones” (art. una refundación del sistema de las Ren-
3.d). Además, siendo una prestación de tas Mínimas de las CCAA y la modifica-
cobertura estatal no será posible llevar- ción de la entonces llamada Renta Activa
lo a cabo con normalidad sin una coor- de inserción para transformarla en una
dinación y colaboración profunda con las prestación no condicionada de carácter
CCAA. estatal. Ya en aquellos años se observaba
A mi entender, el IMV hay que com- la necesidad de un mecanismo protector
prenderlo en la perspectiva evolutiva de de carácter estatal que pudiera cubrir los
las Rentas Mínimas en los últimos quince huecos de la última malla de protección
años. A partir de 2005 muchos Gobiernos social y equilibrar ciertas disparidades y
de las CCAA iniciaron una importante re- desigualdades territoriales para afrontar
novación de sus programas de Rentas la lucha contra la pobreza y la exclusión.
Mínimas. El nuevo horizonte profundiza- Esta propuesta se convirtió en el germen
ba en un modelo más garantista —de- de un debate más amplio y profundo que
recho subjetivo— amparado en algunas llegó en el año 2015 con los primeros sig-
modificaciones de los Estatutos de Au- nos de recuperación económica.
tonomía y, en especial como dijimos an- El debate acogió evaluaciones ad hoc
teriormente, en la nueva generación de sobre la realidad de las Rentas Mínimas
leyes de Servicios Sociales. Con la llegada (Ayala, Arranz, García y Martínez, 2016;
de la Gran Recesión (2008) y el impacto EMIN-EAPN, 2014), propuestas políticas
enorme en la extensión e intensidad de desde las organizaciones sociales (Fer-
la pobreza y la exclusión (FOESSA, 2014; nández et al., 2015) e incluso una Iniciati-
Laparra y Pérez Eransus, 2010), las Ren- va Legislativa Popular por parte del mun-
tas Mínimas no pudieron funcionar como do sindical en mayo de 2015. Además, de
un colchón de protección denso. En un una forma notoria, el sistema de garan-
primer momento mostraron una cierta tías de ingreso pasó a formar parte de
adaptación a la realidad, pero esta última los programas políticos de los partidos
malla de protección social, que tenía el de ámbito estatal. El PP proponía una re-
objetivo de cubrir los huecos del sistema, visión del Sistema de Rentas Mínimas, el
se veía desbordada por la situación social PSOE ya tenía una propuesta de Ingreso
(Cáritas-Foessa, 2009). Además, a partir Mínimo Vital y Podemos planteaba una
del año 2011 las Rentas Mínimas cayeron Renta Mínima garantizada que era un hí-
bajo las políticas de austeridad y control brido entre RBU y prestación de ingreso
del gasto. En un momento de incremen- mínimo garantizado para las personas en
to exponencial de la demanda por el au- vulnerabilidad económica.
mento de desempleo, el agotamiento de El impacto de la pandemia ha acelera-
las prestaciones y subsidios por desem- do la implantación de un mecanismo que
pleo y los recortes en los Servicios Socia- en los últimos quince años ha sido fruto
les los sistemas de garantía de ingresos de un debate complejo y profundo en el
sufrieron un desgaste considerable en la ámbito político, económico y social. De-
mayoría de CCAA. bate que ha contado con un protagonis-
En el año 2009, Cáritas Española pre- mo importante por parte de las organi-
sentó al Gobierno presidido por Zapatero zaciones sociales que trabajaban con las
una propuesta de mejora de la garantía personas en exclusión.
de ingresos (Cáritas-Foessa, 2009). Esta
propuesta planteaba una revisión gene-
ral del sistema de garantía de ingresos,
3. Los debates y críticas del Ingreso como los cimientos de una nueva civili-
Mínimo Vital zación para adaptarse a la evolución del
mundo del trabajo, el reto ecológico y la
El IMV, tal como señala el Real decreto justicia distributiva; mientras que otros
en su Exposición de motivos, tiene como sectores la enmarcan en el horizonte de
objetivo principal “garantizar, a través de una protección social más equitativa y
la satisfacción de unas condiciones mate- universal. La idea de la RBU, de ser co-
riales mínimas, la participación plena de nocida por unos pocos especialistas y
toda la ciudadanía en la vida social y eco- grupos de personas comprometidos en
nómica, rompiendo el vínculo entre au- lo social, ha pasado a ser una propuesta
sencia estructural de recursos y falta de conocida por una mayoría de la pobla-
acceso a oportunidades en los ámbitos ción y, además, disfruta de una creciente
laboral, educativo, o social de los indivi- popularidad. La European Social Survey,
duos”. Para lograr este objetivo el IMV preguntó a los ciudadanos y las ciuda-
se circunscribe a las “personas que vivan danas de los 28 países de la UE sobre la
solas o integradas en una unidad de con- RBU estando a favor de su implantación
vivencia, cuando se encuentren en una el 64% de la población.
situación de vulnerabilidad por carecer En España el imaginario sobre la RBU
de recursos económicos suficientes para está muy polarizado. En las primeras in-
la cobertura de sus necesidades básicas” formaciones sobre el IMV se generó una
(art 1). Es decir, es un programa orienta- confusión grande entre la propuesta de
do a personas que sufren una situación IMV y la RBU. Incluso desde la Conferen-
de vulnerabilidad económica (pobreza). cia Episcopal se mezclaron los argumen-
Su pretensión es incidir directamente so- tos entre ambas propuestas al posicio-
bre las situaciones de pobreza y especí- narse públicamente. Raventós, uno de los
ficamente en las situaciones de pobreza defensores más conocidos en nuestro Es-
severa. Tal como ha repetido incansable- tado de la RBU, entiende que el IMV y la
mente el Ministro de Inclusión, Seguridad RBU, no tienen nada que ver. Afirma que
Social y Migraciones no es un programa se parecen como “un Monárquico y un
dirigido a la generalidad de la población, Republicano”2. Sitúa las diferencias cla-
sino a aquellas personas que padecen ramente. La RBU es una asignación mo-
una situación específica. En este sentido netaria pública incondicional y universal
es una prestación condicionada a una si- y el IMV es un subsidio “muy focalizado
tuación. Si las condiciones sociales varían, dirigido a los muy pobres, a una fracción
podría desaparecer el derecho subjetivo en realidad de los muy pobres”3. Añade,
a su disfrute. que la “lógica del IMV no es otra que la
Esta condicionalidad ha originado crí- ayuda ex-post a quienes han fracasado, a
ticas intensas por parte de los defenso-
res de la RBU. El objetivo de la RBU es 2 https://www.sinpermiso.info/textos/el-ingreso-
garantizar de modo incondicional a toda minimo-vital-y-la-renta-basica-nada-que-ver
la población una renta suficiente para cu- (Consulta 20/09/2020)
brir las necesidades básicas. Esta noción 3 En otra entrevista añadía que esta focalización
en los muy pobres dejaba fuera al 80% de las
general alberga diversas posiciones ideo- personas que están bajo el umbral de la pobreza,
lógicas y prácticas1. Entre los promotores pero no en su situación más severa. https://www.
de la RBU hay sectores que lo defienden cuartopoder.es/espana/gobierno/2020/08/28/
daniel-raventos-es-perfectamente-posible-
1 En Iglesia Viva se ha abordado el debate sobre la f i n a n c i a r- u n a - r e n t a - b a s i c a - u n i v e r s a l - e -
RBU en los nº 269 y 275 incondicional/ (Consulta 20/09/2020)
quienes han caído, a quienes son extre- bito de las Políticas Sociales y excede las
madamente pobres y además cumplen pretensiones de este escrito. Es un tema
muchos requisitos. Se trata de ayudar a complejo y que merece una atención de
los que han fracasado. En claro contras- mayor profundidad. Pero podemos pen-
te, la incondicionalidad de la RBU es el sar que el escándalo es que puedan exis-
lenguaje de los derechos humanos y de tir salarios más bajos que una prestación
ciudadanía”. Concluye Raventós: “tene- social, no que exista una prestación so-
mos dos opciones: o una RBU que aca- cial para los más empobrecidos. De to-
be con la pobreza o mantener la pobreza das formas, que ningún partido político
con programas condicionados”. se opusiera al IMV muestra la situación
Tras esta crítica resuenan muchos de tan preocupante de la pobreza en nues-
los debates que se viene produciendo tro Estado.
históricamente en los programas y pro- Desde el ámbito de las organizaciones
yectos de Política Social. La tensión entre sociales han existido fundamentalmente
asistencialismo y promoción, humanita- tres tipos de debates y críticas al IMV. Las
rismo o Derechos Humanos en el campo primeras se centran en la coordinación y
internacional, medidas progresivas o ab- repercusión en el sistema de Rentas Míni-
solutas. Yo coincido con Raventós en que mas, otras abordan los criterios de condi-
son dos instrumentos diversos que hay cionalidad y, las últimas, se centran en el
que valorar desde lógicas diferentes. Si proceso de implantación.
no se parecen en nada, ¿para qué compa- La estimación del ejecutivo es que el
rarlos? Si buscan objetivos diversos, des- IMV llegue a 850.000 hogares (2,3 millo-
de lógicas disímiles ¿para qué despreciar nes de personas). Este objetivo triplica la
una medida para afirmar la otra? Creo protección actual a la población con esca-
que el IMV no sustituye, ni entorpece el sos recursos en España. Hasta la aproba-
objetivo de lograr la RBU. ción del IMV en España los perceptores
Otra cuestión es que valoremos la in- de las Rentas Mínimas de las CCAA se
tención del Gobierno, de no contemplar situaban alrededor de 700.000 personas.
la RBU en su horizonte, y esta intención Es decir, el impacto del IMV es muy im-
la materialicemos en un instrumento con- portante. Ahora bien, desde el primer
creto como la IMV. Entiendo que el Go- momento las organizaciones sociales
bierno no tiene entre sus medidas a corto mostraron preocupación por la evolución
o largo plazo la RBU, pero esto no es pro- que las Rentas Mínimas pueden tener en
ducido por la implantación del IMV, sino las CCAA. Estas pueden caer en la ten-
por cosmovisión ideológica. Sin duda, la tación de disminuir sus programas de
IMV tiene déficits muy importantes, que Rentas Mínimas y reducir su inversión en
señalaré más adelante, pero es una medi- las prestaciones de garantía de ingresos
da necesaria, importante y que no tiene mínimos autonómicas. De esta manera
por qué entrar en contradicción con otras se perdería la capacidad de complemen-
iniciativas de mayor alcance. tariedad entre ambas prestaciones, así
Por el lado ideológico opuesto, la IMV como la capacidad de proteger a perso-
ha recibido las tradicionales críticas de nas que queden fuera del IMV por diver-
ser un mecanismo protector que hace pa- sas situaciones.
sivos a los perceptores y les hace depen- Además, y es uno de los puntos cru-
dientes. La “paguita”, al decir de algunos ciales, se observa un déficit importante
políticos, solo conseguirá cronificar la po- de coordinación entre el Gobierno cen-
breza y no activar a las personas para el tral y las diversas CCAA para la gestión e
empleo. No es un debate nuevo en el ám- implementación del IMV. Las CCAA tiene
las competencias en el ámbito de los Ser- citudes solo se habían resuelto un tercio,
vicios Sociales y deben ser un pilar básico según el Ministerio. Estamos hablando
en el desarrollo de la IMV. La IMV puede de personas que no tienen ningún ingre-
posibilitar que la necesaria coordinación so y están sufriendo este marasmo admi-
interterritorial mejore y podamos hablar nistrativo. La urgencia de su aprobación
de una verdadera red de protección de parece que no permitió edificar un pro-
garantía de ingresos mínimos. cedimiento adecuado y poner las bases
Otro elemento de preocupación se estructurales para una gestión razonable.
focaliza en la esfera de la “condicionali- No se han firmado acuerdos de colabora-
dad”. El IMV es una prestación condicio- ción con muchas de las CCAA y con muy
nada a una situación de vulnerabilidad pocos Ayuntamientos. Aunque no es solo
económica, ahora bien, la condicionali- un problema de la gestión del IMV, sino
dad puede convertirse para las personas de una Administración que está absoluta-
en pobreza y exclusión social en un au- mente colapsada. La presión no está solo
téntico laberinto. La carga burocrática, la en el ámbito sanitario, también en otras
dificultad para muchas personas de con- esferas de las Administraciones Públicas
seguir determinados trámites, la brecha con un impacto relevante para la calidad
digital y los hándicaps propios de una de vida de la ciudadanía.
situación de vulnerabilidad pueden con-
vertir en un recorrido trágico la solicitud 4. Conclusiones
del IMV. Además, siempre que trazamos
un criterio, como sucede en todas las El IMV es un salto cualitativo y cuan-
prestaciones condicionadas, existen erro- titativo muy importante en el sistema de
res de falsos positivos y falsos negativos protección a las personas en pobreza y
por utilizar la jerga médica a la que ya exclusión. Triplicar la cobertura actual del
nos hemos acostumbrado. Podemos en- sistema de Rentas Mínimas de las CCAA
contrar personas que formalmente apa- debe ser valorado como un logro muy
rentan ajustarse a los criterios, pero en importante en nuestro sistema de pro-
realidad no los cumplen (falsos positivos). tección social. Ahora bien, el IMV no va
Por el otro lado, existen las personas que a solucionar el problema estructural de la
están en situación de pobreza, pero no pobreza y la exclusión en nuestro Esta-
logran demostrar su situación (falsos ne- do. Los problemas de empleo, vivienda
gativos). Todo el sistema está construido y cohesión social necesitan de una mayor
para descubrir los falsos positivos, pero inversión social. A España todavía le que-
hay poca atención en los falsos negativos da mucho recorrido para situarse en los
que quedan fuera del mismo. Por eso, es niveles de gasto social de los países de
importante no caer en la tentación de la nuestro entorno. El IMV es un buen me-
excesiva carga burocrática y saber utilizar canismo para dar cobertura a las situacio-
la flexibilidad en situaciones de alta com- nes de pobreza severa, pero la realidad
plejidad vital. social es más amplia y compleja.
Por último, las organizaciones sociales Además, como he señalado, el IMV
están valorando la implementación del tiene déficits importantes y un amplio
IMV como un auténtico desastre. A prin- margen de mejora. Especialmente impor-
cipios de septiembre de 740.000 solicitu- tante será la capacidad de coordinación
des solo se habían resuelto 40.000 (5,4%). y colaboración interterritorial para que el
A mitad del mismo mes, de 900.000 soli- programa funcione de manera eficiente.
El viático de la Naturaleza
CONTRI en la gran prueba
BUCIONES
del Antropoceno
Verba
Josep Maria Mallarach. Geólogo. Consultor ambiental en la Comisión
Mundial de Areas Protegidas. Fundador de la asociación Silene"
133
CONTRIBUCIONES El viático de la Naturaleza
Verba en la gran prueba del Antropoceno
gías, provoca una adicción que causa en plena naturaleza, y que fuera allí –pre-
dispersión de la atención y una exteriori- cisamente– donde alcanzasen inspiracio-
dad incompatible con la percepción de nes o revelaciones decisivas en sus vidas,
los vínculos más profundos que tenemos no puede estar desprovisto de sentido
con nuestra Madre Naturaleza (Mander, para todos los que ‘tienen ojos para ver y
1992), hasta el punto que se ha hecho orejas para escuchar’. En un mundo cada
difícil de imaginar, incluso a los creyen- vez más artificializado, ajetreado y ruido-
tes, que podamos orar en ella, con ella y so, recuperar la relación contemplativa y
por ella. El totalitarismo del paradigma silenciosa con la naturaleza puede ser un
tecnocrático crea ambientes cada vez verdadero viático, un antídoto sanador
más artificiales, tecnológicamente con- contra la superficialidad y la dispersión,
trolados, alienando una parte creciente para atisbar nuestra comunión con las
de la sociedad de lo que es verdadera- maravillas de la creación y con la Divini-
mente humano y natural –conceptos dad omnipresente (Mallarach, 2017).
inseparables en el fondo– llevando a la Conceptos como el de ecosofía de R.
humanidad a una encrucijada en la que Panikkar (Sepúlveda, 2018) o de ecología
debe optar (Pigem, 2018) . integral (Francisco, 2015) surgen para
En el plano espiritual, el reduccionis- respuestas a dichas necesidades.
mo materialista, la veneración del capital Tiempos de excepción, ‘apocalípticos’
y la tecnología, el olvido de la dimensión incluso, en el sentido etimológico del
misteriosa, epifánica, teofánica o sagrada término; “tiempos de siega” de recogida
de la naturaleza, incluso por parte de las de los frutos del ‘reino del hombre’ que
mayores religiones mundiales –en grados inició su marcha triunfal en el Siglo de las
diversos– ha eliminado o debilitado el Luces, afirmando orgullosamente el
vínculo sacramental con la Creación, dominio humano sobre la naturaleza
como dice la tradición cristiana, o con la (Linddom, 1974). Tiempos para cultivar la
contemplación de los ‘signos maravillo- humildad ante el carácter sistémico de la
sos’ de la naturaleza, como enseña la crisis global, para asumir nuestra respon-
tradición islámica. Dicha escisión ha sabilidad y pedir perdón ante la aniquila-
hecho perder la consciencia no sólo de ción cotidiana de innumerables especies
nuestra propia dependencia –física y psí- de plantas y animales –creaciones puras e
quica– respecto la naturaleza, sino tam- inocentes– que sigue avanzando inexora-
bién de que todos los seres –animados e ble, aceleradamente, impulsada por la
inanimados– ‘glorifican al Creador’, cada avidez del 20% de la humanidad –del que
cual en su propio lenguaje, aunque no lo formamos parte– que consume más del
comprendamos. La Tradición enseña que 80% de los recursos mundiales, exten-
sólo los seres humanos tenemos la liber- diendo sus tentáculos explotadores por
tad de alabar, o no, a la Fuente de la toda la Tierra, creando sufrimientos inde-
Vida, nuestro Creador. En la medida que cibles y dejando una estela de devasta-
lo hacemos sinceramente, con todo nues- ción y corrupción.
tro ser, nos armonizamos con el resto de Tiempos de excepción y de grandes
la Creación, entramos en resonancia espi- pruebas. Como toda prueba, en la gran
ritual. El hecho que los mayores referen- aceleración del Antropoceno, la actitud
tes espirituales de la humanidad (Jesús más humana es aceptarla plenamente, en
de Nazaret, Moisés, Mahoma, Buda todo lo que tiene de ineluctable, para
Sakyamuni, etc) hubieran pasado largos entender sus causas, descubrir qué nos
períodos de su vida en retiros solitarios muestra, en qué sentido nos interpela y
2020). En una perspectiva más amplia, la de actividad impuesta por las autorida-
creciente convergencia discursiva interre- des, tan sólo se ha retrasado unos días, al
ligiosa sobre la ecología, fundada en el 22 de agosto (Overshoot Day, 2020), lo
reconocimiento de la gravedad de la cri- que da una clara idea de la envergadura
sis ecológica ha hecho surgir una narrati- del decrecimiento que sería necesario
va compartida y plural basada en la justi- conseguir para alcanzar la sostenibilidad
cia social, el cuidado de la creación y la global. Lo termino hoy, 1 de Septiembre,
solidaridad intergeneracional (Palmer & Día de oración y acción para el cuidado
Finalay, 2003). En muchos lugares, las de la creación, bajo el lema de ‘Jubileo
organizaciones religiosas contribuyen al por la Tierra’, sin optimismo, pero con
debate socio-ambiental, ocupando un profunda esperanza.
lugar intersticial en el ámbito de la soste- https://www.silene.ong/
nibilidad, al mismo tiempo que la sostie-
nen y profundizan (Tatay & Devitt, 2017).
La recuperación efectiva de los princi-
Referencias
pios sagrados de las grandes tradiciones
religiosas de la humanidad, sus métodos Chryssavgis, J. ed. (2012) On Earth as in
y ritos vinculados a la naturaleza puede Heaven. Ecological vision and Iniciati-
revitalizar una ética religiosa capaz de ves of the Ecumenical Patriach Bartho-
llegar al corazón de los creyentes (Nasr, lomew. Fordham University Press,
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nidad contemporánea (Dowley & Francisco papa (2015) Carta encíclica
Rowland, 2018), inspirando y sostenien- Laudato si’, sobre el cuidado de la
do los cambios colectivos radicales indis- casa común. http://www.vatican.va/
pensables para impulsar un decrecimien- content/francesco/es/encyclicals/
to que, abrazando la justicia social y documents/papa-frances-
ambiental, permita minimizar el dolor y la co_20150524_enciclica-laudato-si.
destrucción del declive inexorable, con html
toda la fraternidad humana y con nuestra Dowley, T. & Rowland, N. (2018) Atlas of
Madre Tierra. World Religions. Fortress Press.
Empecé este artículo el 22 de agosto, Garnett, S.t. et al (2018) A spatial over-
Día de la Extralimitación de la Tierra view of the global importance of Indi-
(Earth Overshoot Day)3. En 1970, cuando genous lands for conservation. Nature
se inició el cálculo, la fecha de dicho indi- Sustainability volume 1, pages 369–
cador acaeció el 29 de Diciembre; al ir 374 (2018)
aumentado la insostenibilidad global, el
Global Witness (2020) Defending the
indicador fue retrocediendo hasta alcan-
future. The climate crisis and threats
zar el 29 de Julio el 2019. Este año, a
against land and environmental defen-
pesar del confinamiento y la reducción
ders Global Witness Report. https://
www.globalwitness.org/en/cam -
3 Earth Overshoot Day es un indicador de sosteni-
bilidad global que mide el día del año en que se
p a i g n s / e n v i ro n m e n t a l - a c t i v i s t s /
calcula que la demanda de recursos y servicios defending-tomorrow/
ecológicos por parte del conjunto de la humani- Kendall, H.W. (1992) “World Scientists
dad supera lo que la Tierra es capaz de regenerar Warning To Humanity”. https://www.
durante en todo el año. Si la humanidad contem-
poránea fuera sostenible implicaría no habría nin- ucsusa.org/resources/1992-world-
gún día del año que se extralimitara. scientists-warning-humanity
Lindbom, T (1974) Agnarna och vetet, Ripple, W. J. et al. (2017) “World Scien-
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torial.
La peste de Camus
PÁGINA
en tiempos de coronavirus
ABIERTA
139
PÁGINA ABIERTA La peste de Camus en tiempos de coronavirus
claro. Hace mucho tiempo que he dejado de creer que esto sea ori-
ginal.
¿No es eso lo que le separa de Paneloux?
—No lo creo. Paneloux es hombre de estudios. No ha visto morir
bastante a la gente, por eso habla en nombre de una verdad. Pero
el último cura rural que haya oído la respiración de un moribundo
pensará como yo. Se dedicará a socorrer la miseria más que a
demostrar sus excelencias.
Rieux se levantó, ahora su rostro quedaba en la sombra.
—Dejemos esto –dijo–, puesto que no quiere usted responder.
Tarrou sonrió sin moverse de la butaca.
—¿Puedo responder con una pregunta?
El doctor sonrió a su vez.
—Usted ama el misterio, vamos.
—Pues bien –dijo Tarrou–, ¿por qué pone usted en ello tal dedi-
cación si no cree en Dios? Su respuesta puede que me ayude a mí a
responder.
Sin salir de la sombra, el doctor dijo que había ya respondido, que
si él creyese en un Dios todopoderoso no se ocuparía de curar a los
hombres y le dejaría a Dios ese cuidado. Pero que nadie en el
mundo, ni siquiera Paneloux, que creía y cree, nadie cree en un Dios
de este género, puesto que nadie se abandona enteramente, y que
en esto por lo menos él, Rieux, creía estar en el camino de la verdad,
luchando contra la creación tal como es.
—Ah! –dijo Tarrou–, entonces, ¿ésa es la idea que se hace usted
de su oficio?
—Poco más o menos –dijo el doctor volviendo a la luz.
Tarrou se puso a silbar suavemente y el doctor se le quedó miran-
do.
—Sí –dijo–, usted dice que hace falta orgullo, pero yo le aseguro
que no tengo más orgullo del que hace falta, créame. Yo no sé lo que
me espera, lo que vendrá después de todo esto. Por el momento
hay unos enfermos a los que hay que curar. Después, ellos reflexio-
narán y yo también. Pero lo más urgente es curarlos. Yo los defiendo
como puedo.
—¿Contra quién?
Rieux se volvió hacia la ventana. Adivinaba a lo lejos el mar, en
una condensación más oscura del horizonte. Sentía un cansancio
Juan Mayorga:
RESEÑA
irradiaciones del exilio
CULTURAL
Teatro
Daniel Barreto. Consejo de Dirección de Iglesia Viva
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RESEÑA CULTURAL Juan Mayorga:
Teatro irradiaciones del exilio
El grito en la intemperie
RESEÑA
CULTURAL
Libros
Mª Ángeles López Romero. Directora editorial de San Pablo, Madrid.
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RESEÑA CULTURAL.
El grito en la intemperie
Libros
nos en la transformación del mundo para nos dice, como él, que Dios nos ama, que
que deje de ser un cruel estercolero, en el grito de las víctimas llega a sus oídos
lugar de aceptar sin más la injusticia o y que la humanidad sufriente triunfa y es
atribuirla a una arbitraria concesión divi- rehabilitada.
na. Nos avisa del peligro de construir a Esa novedosa conexión que hace el
un Dios-poder, como hacen sus amigos, autor entre Job y Jesús le lleva a propo-
fabricado a la medida de nuestros intere- ner incluso una desafiante lectura alterna-
ses y la conservación de las estructuras. tiva del final de la historia, que no desve-
Nos anima a atrevernos a salir de nuestra laré. Pero que recuerda que “la justicia, lo
“tienda de paz” (que ahora denominaría- mismo que el amor, es más fuerte y du-
mos “zona de confort”) para transformar radera que la muerte”. Y su épica histo-
los sistemas de opresión, aunque eso su- ria se convierte, a través de la lectura de
ponga ser expulsados al estercolero que Xabier Pikaza, en una valiosa ayuda “para
habitan las víctimas. Y a buscar caminos sufrir y para vivir, para amar a Dios que es
propios, haciendo un uso correcto de la Vida y para abrir un camino distinto de fu-
libertad que nos ha sido concedida, aun- turo, en tiempos de gran crisis”. Aunque
que seamos tachados de heterodoxos. sigamos a la intemperie en medio de la
Pero este Job es además un anticipo adversidad y sin terminar de resolver el
del Jesús histórico y teológico, porque nudo de nuestra trama humana.
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