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VICERRECTORÍA DE DOCENCIA
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR
ACADEMIA GENERAL DE LENGUAJE
Antología
Expresión Literaria
SEXTO SEMESTRE
2020-2021
Compiladores
Escamilla Silva, María del Rosario
Unidad Académica: "Lic. Benito Juárez García"
rosario.escamillasilva@correo.buap.mx
Merino Flores, Juan Sebastián.
Unidad Académica: Complejo Regional Centro, Sede San Salvador El Seco
juan.merinof@correo.buap.mx
Vicente Rojas, Patrocinio Nicolás.
Unidad Académica: Complejo Regional Centro Preparatoria Ciudad Serdán
nicolas.rojas@correo.buap.mx
Villegas Martínez, María del Rayo Urbana
Unidad Académica: Enrique Cabrera Barroso
marayo.villegas@correo.buap.mx
Agosto 2020
Índice
Bloque I. Expresión Lírica 5
Barroco 5
Silvio, yo te aborrezco y aun condeno… 5
A una nariz 6
En la capilla estoy y condenado 7
Romanticismo 8
Rima VII: Del salón en el ángulo oscuro 8
Ante el recuerdo bendito… 9
Realismo 10
DE OMNI RE SCIBILI 10
Epístola 11
Doloras 14
Contrastes 14
Vanguardismo 15
Oda al átomo 15
Mi mujer de cabellera de fuego de madera 18
Canción del Aeroplano 20
Subgéneros líricos 23
Oda a la alegría 23
Himno 25
Himno Nacional de Venezuela 26
CANTO 27
A fuego lento 27
La Canción Desesperada 29
ELEGÍA 31
Yo quiero ser llorando el hortelano… 31
ÉGLOGA 32
Al Virrey de Nápoles 32
Soneto IX 40
Soneto de repente 41
SÁTIRA 42
Romance satírico 42
Décima Juan Pérez de Montalbán a este elogio: 44
MADRIGAL 45
Madrigal 45
Ojos claros, serenos… 46
EPIGRAMA 47
Epigrama 47
Epigrama 47
LETRILLA 48
Poderoso caballero es don Dinero 48
Ándeme yo caliente y ríase la gente 50
Bloque II. El mundo de la Lírica 51
Orígenes. Grecia. 51
Edipo Rey 51
Las nubes 53
Textos de obras teatrales completas 54
Introducción
En esta esta antología se presentan algunos textos que representan una minúscula parte de la
literatura universal. Si bien, puedes consultar en la Web otros ejemplos, en esta antología se
muestran los textos que ocuparás en la guía metodológica de esta asignatura. Además, tendrás
ejemplos para completar tus actividades o incluso para acercarte a episodios de la historia de
la humanidad.
La poesía tiene que ser leída en voz alta, por lo que te recomendamos realices un recital
poético a tus familiares, no para calificación sino para que puedas mejorar tu expresión oral
y, desde luego, disfrutes al máximo los textos que te ofrecemos.
En la segunda parte, dedicada al mudo del teatro, no quisimos colocar textos completos,
solamente dos ejemplos de los pilares de la literatura Occidental, es decir, de los griegos.
Edipo Rey se ha convertido en una de las figuras más importantes del siglo XX en el área del
psicoanálisis. Además, las nubes una obra por excelencia cómica que tiene que leerse
considerando el contexto de la época para que puedas emitir una sonrisa.
Finalmente, te incluimos un link, en donde podrás encontrar otros textos en PDF de obras
literarias. Sin duda, este material es una minúscula parte del mundo literario, te sugerimos
que le pidas recomendaciones a tu profesor o busques en los portales actuales como el Círculo
de poesía, una revista electrónica.
Sin olvidar al amor, José Vicente Anaya (1947-2020)
VII
Caminando contigo la ciudad es nueva:
A nuestro paso las calles se van construyendo.
Los edificios adquieren formas que
los arquitectos jamás han pensado. Y
es verdad. Es cierta esta locura de
reconstruir el mundo, porque dos enamorados
no merecemos estas calles grises.
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Bloque I. Expresión Lírica
Barroco
Silvio, yo te aborrezco y aun condeno…
[Poema - Texto completo.] J
De Asbaje Ramírez de Santillana, Juana Inés.
(Sor Juana Inés de la Cruz)
5
A una nariz
[Poema - Texto completo.]
De Quevedo, Francisco.
Quevedo, F. A una nariz. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/a-una-nariz/
6
En la capilla estoy y condenado
[Poema - Texto completo.]
De Góngora y Argote, Luis.
https://ciudadseva.com/texto/en-la-capilla-estoy-y-condenado/
7
Romanticismo
Bécquer, G. Del salón en el ángulo oscuro. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis
López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/rima-07/
8
Ante el recuerdo bendito…
[Poema - Texto completo.]
Acuña, Manuel.
Acuña, M. Ante el recuerdo bendito… Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López
Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/ante-el-recuerdo-bendito/
9
Realismo
DE OMNI RE SCIBILI
(Sobre todo lo cognoscible)
Bartrina, Joaquín María.
10
bello como la fórmula algebraica
C = πr²? Mas ¡ay! que cuando exclamo, satisfecho:
"¡Todo, todo lo sé!"
¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos Siento aquí, en mi interior, dentro mi
ya no son para mí, pecho
lo que llama misterios sobrehumanos un algo… un no sé qué...!
el vulgo baladí...
Epístola
Bartrina, Joaquín María.
Fabio, consejos me pides
que sirvan para guiarte
en las mundanales lides,
y consejos voy a darte;
¡ojalá no los olvides!...
¿Será así? No. ¡Quién ignora
la gran verdad que atesora
el verso, que tanto envidio,
aquel de Video meliora
sed... etcétera, de Ovidio!...
Aunque olvides los demás,
sigue siempre este consejo:
no quieras a nadie más
que aquel que dentro verás
cuando mires a un espejo.
Sé bondadoso, sé humano,
sé, sobre todo, sencillo,
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y lleva, cual todos, llano
el corazón en la mano...
y la mano en el bolsillo.
Cree en Dios y en la mujer.
¡Es tan cómodo el creer!
Aquel que se arroja al mar,
si fe no alcanza a tener
nunca aprenderá a nadar.
No sea libre tu opinión;
ponla antes, si bien la tratas,
hoy bajo la advocación
de San Éxito, patrón
de las personas sensatas.
Quien más grita que es sagrada,
santa, la vida privada,
es fácil tenga esa vida,
imparcialmente juzgada,
más que privada, prohibida.
Eso es cierto, pero tú
no te metas en dibujo
ni en saber vidas ajeno
como dijo el otro, y ve
de enviarlos a Belcebú.
Si no lo hicieres, tu error
hará que algún mal te alcance,
pues siempre anhela, en tal trance
tener un lance de honor
quien tiene un honor... de lance.
Si fuese tu consejera
la pobreza con que lidio,
no la creas si dijera:
12
«Sé honrado de tal manera
que no vayas a presidio».
«Has de estudiar la moral
en el código penal».
«Ten por axioma profundo
que el mal, hoy por hoy, no es mal
hasta que lo sabe el mundo...».
Tu propio ser estudiar
te recomiendo, y no en vano;
estúdiate a ti y llegar
podrás pronto a despreciar
a todo el género humano.
Emplea la adulación,
pero nunca a manos llenas;
un simple ¡oh! de admiración
basta a embriagar seis docenas
de reyes de la creación.
En fin: haz por ser virtuoso
de una manera agradable;
no quieras hacer el oso;
sé con todos bondadoso
y aprende a tirar el sable.
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Doloras
DE CAMPOAMOR, RAMÓN.
Contrastes
«Mucho le amaste y te amó;
¿recuerdas por quién lo digo?
Era tu amante y mi amigo,
amaba, sufrió y murió.
Cuando su entierro pasó
todos te oyeron gemir;
mas yo, Inés, al presentir
que le habías de olvidar,
sentí, viéndote llorar,
la tentación de reír.
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por eso no hay que extrañar
que quien lee en lo porvenir,
vaya a un entierro a reír
y acuda a un baile a llorar».
Vanguardismo
Oda al átomo
Pablo Neruda
Pequeñísima saliste
estrella, por el día,
parecías recorriste
para siempre ciudades,
enterrada tu gran fulgor llegaba
en el metal: oculto, a iluminar las vidas,
tu diabólico eras
fuego. una fruta terrible,
Un día de eléctrica hermosura,
golpearon venías
en la puerta a apresurar las llamas
minúscula: del estío,
era el hombre. y entonces
Con una llegó
descarga armado
te desencadenaron, con anteojos de tigre
viste el mundo, y armadura,
15
con camisa cuadrada, Un olor
sulfúricos bigotes, de ataúd,
cola de puerco espín, gas de las tumbas,
llegó el guerrero tronó por los espacios.
y te sedujo: Subió horrenda
duerme, la forma del castigo
te dijo, sobrehumano,
enróllate, hongo sangriento, cúpula,
átomo, te pareces humareda,
a un dios griego, espada
a una primaveral del infierno.
modista de París, Subió quemante el aire
acuéstate y se esparció la muerte
en mi uña, en ondas paralelas,
entra en esta cajita, alcanzando
y entonces a la madre dormida
el guerrero con su niño,
te guardó en su chaleco al pescador del río
como si fueras sólo y a los peces,
píldora a la panadería
norteamericana, y a los panes,
y viajó por el mundo al ingeniero
dejándote caer y a sus edificios,
en Hiroshima. todo
fue polvo
Despertamos. que mordía,
aire
La aurora asesino.
se había consumido.
Todos los pájaros La ciudad
cayeron calcinados. desmoronó sus últimos alvéolos,
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cayó, cayó de pronto, a quemar amontonados corazones
derribada, y aniquilar la sangre.
podrida,
los hombres Oh chispa loca,
fueron súbitos leprosos, vuelve
tomaban a tu mortaja,
la mano de sus hijos entiérrate
y la pequeña mano en tus manos minerales,
se quedaba en sus manos. vuelve a ser piedra ciega,
Así, de tu refugio desoye a los bandidos,
del secreto colabora
manto de piedra tú, con la vida, con la agricultura,
en que el fuego dormía suplanta los motores,
te sacaron, eleva la energía,
chispa enceguecedora, fecunda los planetas.
luz rabiosa, Ya no tienes
a destruir vidas, secreto,
a perseguir lejanas existencias, camina
bajo el mar, entre los hombres
en el aire, sin máscara
en las arenas, terrible,
en el último apresurando el paso
recodo de los puertos, y extendiendo
a borrar los pasos de los frutos,
las semillas, separando
a asesinar los gérmenes, montañas,
a impedir la corola, enderezando ríos,
te destinaron, átomo, fecundando,
a dejar arrasadas átomo,
las naciones, desbordada
a convertir el amor en negra póstula, copa
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cósmica, de tu terrible claridad, entréganos
vuelve tu sobrecogedora
a la paz del racimo, rebeldía
a la velocidad de la alegría, para los cereales,
vuelve al recinto tu magnetismo desencadenado
de la naturaleza, para fundar la paz entre los hombres,
ponte a nuestro servicio, y así no será infierno
y en vez de las cenizas tu luz deslumbradora,
mortales sino felicidad,
de tu máscara, matutina esperanza,
en vez de los infiernos desatados contribución terrestre.
de tu cólera,
en vez de la amenaza
Neruda, P. Oda al átomo. Poemas del alma. [blog]. https://www.poemas-del-
alma.com/pablo-neruda-oda-al-atomo.htm
18
de cejas de borde de nido de golondrina
mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero
y de vaho que empaña los cristales
mi mujer de hombros de champaña
y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
mi mujer de muñecas de cerillas
mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
de dedos de heno cortado
mi mujer de axilas de marta y de haya
de noche de San Juan
de ligustro y de nido de escalares
de brazos de espuma de mar y de esclusa
y de mezcla del trigo y del molino
mi mujer de piernas de cohete
de movimientos de relojería y de desesperación
mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
mi mujer de pies de iniciales
de pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben
mi mujer de cebada no perlada
mi mujer de garganta de Valle de oro
de cita en el lecho mismo del torrente
de pechos de noche
mi mujer de pechos de topera marina
mi mujer de pechos de crisol de rubíes
de pechos de espectro de la rosa bajo el rocío
mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días
de vientre de garra gigante
mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
de espalda de azogue
de espalda de luz
de nuca de canto rodado y de tiza mojada
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y de caída de un vaso en el que acaba de beberse
mi mujer de caderas de barquilla
de caderas de lucerna y de plumas de flecha
y de tronco de plumas de pavo real blanco
de balanza insensible
mi mujer de nalgas de gres y de amianto
mi mujer de nalgas de espalda de cisne
mi mujer de nalgas de primavera
de sexo de gladiolo
mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco
mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
mi mujer de sexo de espejo
mi mujer de ojos llenos de lágrimas
de ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
mi mujer de ojos de sabana
mi mujer de ojos de agua para beber en prisión
mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha
de ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego
20
Tú, que no tienes que seguir
un camino inmutable de carriles de hierro
ni una ruta trazada por corrientes marinas; tú, que no necesitas carreteras,
ni la energía dócil de los cables eléctricos
y, tienes un motor por corazón
gasta el caudal de tu sangre inflamable
y, entre detonaciones y ráfagas
de esencias hechas humo,
deja la tierra
y elévate en el aire,
traza en el espacio rutas nunca surcadas
y descubre horizontes nunca vistos.
21
que, a través de los amplios ventanales que abras,
se derrame la lumbre del sol
y haga brillar tus alas
mojadas por la lluvia
y aparte la opresión de la tormenta.
Sube en la tempestad,
nauta del Infinito;
pasa serenamente sobre el trueno del mar;
apaga sus bramidos con tu motor rugiente
elévate entre los torbellinos del viento;
22
Subgéneros líricos
Oda a la alegría
[Poema - Texto completo.]
Schiller, Friedrich.
23
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.
24
hija del Elíseo!
¡Alegría, bella chispa divina!
Schiller, F. Oda a la alegría. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/oda-a-la-alegria/
Himno
[Poema - Texto completo.
De Diego, José.
El toque primero
suena en la campana,
de la escuela emana
coro vocinglero.
Un himno extranjero
vibra en la mañana:
sobre una ventana
párase un jilguero.
Quédase escuchando,
juzga desatinos
las notas más finas…
¡Y vuela cantando
una danza en trinos
con íes latinas!
Diego, J. Himno Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/himno/
25
Himno Nacional de Venezuela
Coro
Abajo cadenas
gritaba el señor
y el pobre en su choza
libertad pidió
a este santo nombre
tembló de pavor
el vil egoísmo
que otra vez triunfó.
II
III
26
Unida con lazos
que el cielo formó
la América toda
existe en nación
y si el despotismo
levanta la voz,
seguid el ejemplo
que Caracas dio.
CANTO
A fuego lento
Rosana
27
Ay, ay, ay amor cuando me amas
A fuego lento revoltosas
Caricias que parecen mariposas
Se cuelan por debajo de la ropa
Y van dejando el sentimiento amor forjado a fuego lento.
28
La Canción Desesperada
Neruda, Pablo.
29
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.
Neruda, P. La canción desesperada. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/veinte-poemas-de-amor-la-cancion-desesperada/
30
ELEGÍA
En Orihuela, su pueblo
y el mío, se me ha muerto
como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.
31
de los enamorados labradores.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte Alegrarás la sombra de mis cejas,
a dentelladas secas y calientes. y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera Tu corazón, ya terciopelo ajado,
y desamordazarte y regresarte. llama a un campo de almendras
espumosas
Volverás a mi huerto y a mi higuera: mi avariciosa voz de enamorado.
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
de angelicales ceras y labores. que tenemos que hablar de muchas cosas,
Volverás al arrullo de las rejas compañero del alma, compañero.
Hernández, M. (1936) . Yo quiero ser llorando el hortelano… Ciudad Seva, Casa digital del escritor
Luis López Nieves. https://ciudadseva.com/texto/yo-quiero-ser-llorando-el-hortelano/
ÉGLOGA
Al Virrey de Nápoles
Personas: SALICIO, NEMOROSO
32
y de negocios libre, por ventura el sol, cuando Salicio, recostado
andes a caza, el monte fatigando al pie d’una alta haya, en la verdura
en ardiente jinete que apresura por donde un agua clara con sonido
el curso tras los ciervos temerosos, atravesaba el fresco y verde prado,
que en vano su morir van dilatando: él, con canto acordado
espera, que en tornando al rumor que sonaba
a ser restituido del agua que pasaba,
al ocio ya perdido, se quejaba tan dulce y blandamente
luego verás ejercitar mi pluma como si no estuviera de allí ausente
por la infinita, innumerable suma la que de su dolor culpa tenía,
de tus virtudes y famosas obras, y así como presente,
antes que me consuma, razonando con ella, le decía:
faltando a ti, que a todo el mundo sobras.
SALICIO
En tanto que este tiempo que adivino
viene a sacarme de la deuda un día ¡Oh más dura que mármol a mis
que se debe a tu fama y a tu gloria quejas
(qu’es deuda general, no sólo mía, y al encendido fuego en que me quemo
mas de cualquier ingenio peregrino más helada que nieve, Galatea!
que celebra lo digno de memoria), Estoy muriendo, y aun la vida temo;
el árbol de victoria témola con razón, pues tú me dejas,
que ciñe estrechamente que no hay sin ti el vivir para qué sea.
tu gloriosa frente Vergüenza he que me vea
dé lugar a la hiedra que se planta ninguno en tal estado,
debajo de tu sombra y se levanta de ti desamparado,
poco a poco, arrimada a tus loores; y de mí mismo yo me corro ahora.
y en cuanto esto se canta, ¿D’una alma te desdeñas ser señora
escucha tú el cantar de mis pastores. donde siempre moraste, no pudiendo
della salir una hora?
Saliendo de las ondas encendido, Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
rayaba de los montes la altura
33
El sol tiende los rayos de su lumbre Por ti el silencio de la selva umbrosa,
por montes y por valles, despertando por ti la esquividad y apartamiento
las aves y animales y la gente: del solitario monte agradaba;
cuál por el aire claro va volando, por ti la verde hierba, el fresco viento,
cuál por el verde valle o alta cumbre el blanco lirio y colorada rosa
paciendo va segura y libremente, y dulce primavera deseaba.
cuál con el sol presente ¡Ay, cuánto engañaba!
va de nuevo al oficio ¡Ay, cuán diferente era
y al usado ejercicio y cuán d´otra manera
do su natura o menester l’inclina; lo que en tu falso pecho se escondía!
siempre está en llanto esta ánima Bien claro con su voz me lo decía
mezquina, la siniestra corneja, repitiendo
cuando la sombra el mundo va cubriendo, la desventura mía.
o la luz se avecina. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Cuántas veces, durmiendo en la
Y tú, desta mi vida ya olvidada, floresta,
sin mostrar un pequeño sentimiento reputándolo yo por desvarío,
de que por ti Salicio triste muera, vi mi mal entre sueños, desdichado!
dejas llevar, desconocida, al viento Soñaba que en el tiempo del estío
el amor y la fe que ser guardada llevaba, por pasar allí la siesta,
eternamente solo a mi debiera. a abrevar en el Tajo mi ganado;
¡Oh Dios!, ¿por qué siquiera, y después de llegado,
pues ves desde tu altura sin saber de cuál arte,
esta falsa perjura por desusada parte
causar la muerte d’una estrecho amigo, y por nuevo camino el agua s’iba;
no recibe del cielo algún castigo? ardiendo yo con el calor estivo,
Si en pago del amor yo estoy muriendo, el curso enajenado iba siguiendo
¿qué hará el enemigo? del agua fugitiva.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
34
Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena? d’alcanzar lo imposible y no pensado
Tus claros ojos ¿a quién los volviste? y de hacer juntar lo diferente,
¿Por quién tan sin respeto me trocaste? dando a quien diste el corazón malvado,
Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste? quitándolo de mí con tal mudanza
¿Cuál es el cuello que como en cadena que siempre sonará de gente en gente.
de tus hermosos brazos añudaste? La cordera paciente
No hay corazón que baste, con el lobo hambriento
aunque fuese de piedra, hará su ajuntamiento,
viendo mi amada hiedra y con las simples aves sin rüido
de mí arrancada, en otro muro asida, harán las bravas sierpes ya su nido,
y mi parra en otro olmo entretejida, que mayor diferencia comprehendo
que no s’esté con llanto deshaciendo de ti al que has escogido.
hasta acabar la vida. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Siempre dc nueva leche en el verano
¿Qué no s’esperará d’aquí adelante, y en el invierno abundo; en mi majada
por difícil que sea y por incierto, la manteca y el queso está sobrado.
o qué discordia no será juntada? De mi cantar, pues, yo te via agradada
Y juntamente ¿qué terná por cierto, tanto que no pudiera el mantuano
o qué de hoy más no temerá el amante, Títero ser de ti más alabado.
siendo a toda materia por ti dada? No soy, pues, bien mirado,
Cuando tú enajenada tan disforme ni feo,
de mi cuidado fuiste, que aun ahora me veo
notable causa diste, en esta agua que corre clara y pura,
y ejemplo a todos cuantos cubre’l cielo, y cierto no trocara mi figura
que’l más seguro tema con recelo con ese que de mi s’está reyendo;
perder lo que estuviere poseyendo. ¡trocara mi ventura!
Salid fuera sin duelo, Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
¿Cómo te vine en tanto menosprecio?
Materia diste al mundo d’espcranza ¿Cómo te fui tan presto aborrecible?
35
¿Cómo te faltó en mí el conocimiento? que bien podrás venir de mí segura.
Si no tuvieras condición terrible, Yo dejaré el lugar do me dejaste;
siempre fuera tenido de ti en precio ven si por solo aquesto te detienes.
y no viera este triste apartamiento. Ves aquí un prado lleno de verdura,
¿No sabes que sin cuento ves aquí un’ espesura,
buscan en el estío ves aquí un agua clara,
mis ovejas el frío en otro tiempo cara,
de la sierra de Cuenca, y el gobierno a quien de ti con lágrimas me quejo;
del abrigado Estremo en el invierno? quizá aquí hallarás, pues yo m’alejo,
Mas ¡qué vale el tener, si derritiendo al que todo mi bien quitar me puede,
m’estoy en llanto eterno! qué pues el bien le dejo,
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. no es mucho que’l lugar también le
quede.
Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan; Aquí dio fin a su cantar Salicio,
los árboles parece que s’inclinan; y sospirando en el postrero acento,
las aves que m’escuchan, cuando cantan, soltó de llanto una profunda vena;
con diferente voz se condolecen queriendo el monte al grave sentimiento
y mi morir cantando m’adevinan; d’aquel dolor en algo ser propicio,
las fieras que reclinan con la pesada voz retumba y suena;
su cuerpo fatigado la blanda Filomena,
dejan el sosegado casi como dolida
sueño por escuchar mi llanto triste: y a compasión movida,
tú sola contra mí t’endureciste, dulcemente responde al son lloroso.
los ojos aun siquiera no volviendo Lo que cantó tras esto Nemoroso,
a los que tú hiciste decildo vos, Pïérides, que tanto
salir, sin duelo, lágrimas corriendo. no puedo yo ni oso,
que siento enflaquecer mi débil canto.
Mas ya que a socorrerme aquí no
vienes, NEMOROSO
no dejes el lugar que tanto amaste,
36
Corrientes aguas puras, cristalinas, que llevaban tras sí, como colgada,
árboles que os estáis mirando en ellas, mi alma, doquier que ellos se volvían?
verde prado de fresca sombra lleno, ¿Dó está la blanca mano delicada,
aves que aquí sembráis vuestras querellas, llena de vencimientos y despojos
hiedra que por los árboles caminas, que de mí mis sentidos l’ofrecían?
torciendo el paso por su verde seno: Los cabellos que vían
yo me vi tan ajeno con gran desprecio al oro
del grave mal que siento como a menor tesoro
que de puro contento ¿dónde están, adónde el blanco pecho?
con vuestra soledad me recreaba, ¿Dó la columna que’l dorado techo
donde con dulce sueño reposaba, con proporción graciosa sostenía?
o con el pensamiento discurría Aquesto todo agora ya s’encierra,
por donde no hallaba por desventura mía,
sino memorias llenas d’alegría; en la escura, desierta y dura tierra.
y en este mismo valle, donde agora ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
me entristezco y me canso en el reposo, cuando en aqueste valle al fresco viento
estuve ya contento y descansado. andábamos cogiendo tiernas flores,
¡Oh bien caduco, vano y presuroso! que habia de ver, con largo apartamiento,
Acuérdome, durmiendo aquí alguna hora, venir el triste y solitario día
que, despertando, a Elisa vi a mi lado. que diese amargo fin a mis amores?
¡Oh miserable hado! El cielo en mis dolores
¡Oh tela delicada, cargó la mano tanto
antes de tiempo dada que a sempiterno llanto
a los agudos filos de la muerte! y a triste soledad me ha condenado;
Más convenible fuera aquesta suerte y lo que siento más es verme atado
a los cansados años de mi vida, a la pesada vida y enojosa,
que’s más que’l hierro fuerte, solo, desamparado,
pues no la ha quebrantado tu partida. ciego, sin lumbre en cárcel tenebrosa.
¿Dó están agora aquellos claros ojos Después que nos dejaste, nunca pace
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en hartura el ganado ya, ni acude quejarse, entre las hojas escondido,
el campo al labrador con mano llena; del duro labrador que cautamente
no hay bien que’n mal no se convierta y le despojó su caro y dulce nido
mude. de los tiernos hijuelos entretanto
La mala hierba al trigo ahoga, y nace que del amado ramo estaba ausente,
en lugar suyo la infelice avena; y aquel dolor que siente,
la tierra, que de buena con diferencia tanta
gana nos producía por la dulce garganta
flores con que solía despide que a su canto el aire suena,
quitar en solo vellas mil enojos, y la callada noche no refrena
produce agora en cambio estos abrojos, su lamentable oficio y sus querellas,
ya de rigor d’espinas intratable. trayendo de su pena
Yo hago con mis ojos el cielo por testigo y las estrellas:
crecer, lloviendo, el fruto miserable.
desta manera suelto yo la rienda
Como al partir del sol la sombra crece, a mi dolor y ansí me quejo en vano
y en cayendo su rayo, se levanta de la dureza de la muerte airada;
la negra escuridad que’l mundo cubre, ella en mi corazón metió la mano
de do viene el temor que nos espanta y d’allí me llevó mi dulce prenda,
y la medrosa forma en que s’ofrece que aquél era su nido y su morada.
aquella que la noche nos encubre ¡Ay, muerte arrebatada,
hasta que’l sol descubre por ti m’estoy quejando
su luz pura y hermosa: al cielo y enojando
tal es la tenebrosa con importuno llanto al mundo todo!
noche de tu partir en que he quedado El desigual dolor no sufre modo;
de sombra y de temor atormentado, no me podrán quitar el dolorido
hasta que muerte el tiempo determine sentir si ya del todo
que a ver el deseado primero no me quitan el sentido.
sol de tu clara vista m’encamine.
Tengo una parte aquí de tus cabellos,
Cual suele el ruiseñor con triste canto Elisa, envueltos en un blanco paño,
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que nunca de mi seno se m’apartan; que, comovida a compasión, oído
descójolos, y de un dolor tamaño a los votos y lágrimas no dieras,
enternecer me siento que sobre ellos por no ver hecha tierra tal belleza,
nunca mis ojos de llorar se hartan. o no ver la tristeza
Sin que d’allí se partan, en que tu Nemoroso
con sospiros callientes, queda, que su reposo
más que la llama ardiente, era seguir tu oficio, persiguiendo
los enjugo del llanto, y de consuno las fieras por los montes y ofreciendo
casi los paso y cuento uno a uno; a tus sagradas aras los despojos?
juntándolos, con un cordón los ato. ¡Y tú, ingrata, riendo
Tras esto el importuno dejas morir mi bien ante mis ojos!
dolor me deja descansar un rato.
Divina Elisa, pues agora el cielo
Mas luego a la memoria se m’ofrece con inmortales pies pisas y mides,
aquella noche tenebrosa, escura, y su mudanza ves, estando queda,
que siempre aflige esta anima mezquina ¿por qué de mí te olvidas y no pides
con la memoria de mi desventura: que se apresure el tiempo en que este velo
verte presente agora me parece rompa del cuerpo y yerme libre pueda,
en aquel duro trance de Lucina; y en la tercera rueda,
y aquella voz divina, contigo mano a mano,
con cuyo son y acentos busquemos otro llano,
a los airados vientos busquemos otros montes y otros ríos,
pudieran amansar, que agora es muda, otros valles floridos y sombríos
me parece que oigo, que, a la cruda, donde descanse y siempre pueda verte
inexorable diosa demandabas ante los ojos míos,
en aquel paso ayuda; sin miedo y sobresalto de perderte?
y tú, rústica diosa, ¿dónde estabas?
Nunca pusieran fin al triste lloro
¿Íbate tanto en perseguir las fieras? los pastores, ni fueran acabadas
¿Íbate tanto en un pastor dormido? las canciones que solo el monte oía,
¿Cosa pudo bastar a tal crüeza si mirando las nubes coloradas,
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al tramontar del sol bordadas d’oro, del altísimo monte, y recordando
no vieran que era ya pasado el día; ambos como de sueño, y acabando
la sombra se veía el fugitivo sol, de luz escaso,
venir corriendo apriesa su ganado llevando,
ya por la falda espesa se fueron recogiendo paso a paso.
Soneto IX
[Poema - Texto completo.]
Boscán, Juan.
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Boscán, J. Soneto IX. (1936) Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/soneto-009-boscan/
Soneto de repente
[Poema - Texto completo.]
Lope de Vega
Vega, L. Soneto de repente. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/soneto-de-repente/
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SÁTIRA
Romance satírico
De Quevedo, Francisco.
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que sobre los ahorcados que le viene a ser peor.
no le quiere dar pensión.
Él, que se ve tan famoso
Piensan que es la muerte algunos; y en tan buena estimación,
otros, viendo su rigor, atento a vuestra belleza,
le llaman el día del juicio, se ha enamorado de vos.
pues es total perdición.
No pide le deis más dote
No come por engordar, de ver que matáis de amor,
ni por el dulce sabor, que en matando de algún modo
sino por matar el hambre, para en uno sois los dos.
que es matar su inclinación.
Casaos con él, y jamás
Por matar mata las luces, viuda tendréis pasión,
y si no le alumbra el sol, que nunca la misma muerte
como murciégalo vive se oyó decir que murió.
a la sombra de un rincón.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
Su mula, aunque no está muerta, que os gocéis con bendición;
no penséis que se escapó, pero si no, que nos libre
que está matada de suerte de conocer al Dolor.
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Décima Juan Pérez de Montalbán a este elogio:
La relación he leído
de don Juan Ruiz de Alarcón,
un hombre que de embrión
parece que no ha salido.
Varios padres han tenido
este poema sudado;
mas nació tan mal formado
de dulzura, gala y modo,
que, en mi opinión, casi todo
parece del corcovado.
Otra de Luis Téllez:
Don Cohombro de Alarcón,
un poeta entre dos platos,
cuyos versos los silbatos
temieron, y con razón,
escribió una relación
de las fiestas, que sospecho
que, por no ser de provecho,
la han de poner entredicho;
porque es todo tan mal dicho
como el poeta mal hecho.
Décima de Juan Pérez de Montalbán a este elogio. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/poemas-satiricos-creados-por-diversos-autores-
como-parte-de-un-conocido-vejamen-literario-contrario-a-juan-ruiz-de-alarcon-y-a-su-
elogio-descriptivo/html/ff35a538-82b1-11df-acc7-002185ce6064_11.html
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MADRIGAL
Madrigal
[Poema - Texto completo.]
Nervo, Amado.
Nervo, A. Madrigal. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/madrigal/
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Ojos claros, serenos…
[Poema - Texto completo.]
Gutierre de Cetina
Cetina, G. Ojos claros, serenos… Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/ojos-claros-serenos/
46
EPIGRAMA
Epigrama
[Poema - Texto completo.]
Ernesto Cardenal
Cardenal, E. Epigrama. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/epigrama/
Epigrama
[Poema - Texto completo.]
Anna Ajmátova
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LETRILLA
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es don Dinero.
Nunca vi damas ingratas
Por importar en los tratos a su gusto y afición,
y dar tan buenos consejos, que a las caras de un doblón
en las casas de los viejos hacen sus caras baratas.
gatos le guardan de’ gatos. Y pues las hace bravatas
Y pues él rompe recatos desde una bolsa de cuero,
y ablanda al juez más severo, poderoso caballero
poderoso caballero es don Dinero.
es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra,
Es tanta su majestad mirad si es harto sagaz,
(Aunque son sus duelos hartos) sus escudos en la paz
que aun con estar hecho cuartos que rodelas en la guerra.
no pierde su calidad; Pues al natural destierra
pero pues da autoridad y hace propio al forastero,
al gañán y al jornalero, poderoso caballero
poderoso caballero es don Dinero.
es don Dinero.
Quevedo, F. Poderoso caballero es don dinero. Ciudad Seva, Casa digital del escritor Luis
López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/poderoso-caballero-es-don-dinero/
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Ándeme yo caliente y ríase la gente
[Poema - Texto completo.]
De Góngora y Argote, Luis.
Góngora, L. Ándeme yo caliente y ríase la gente. Ciudad Seva, Casa digital del escritor
Luis López Nieves.
https://ciudadseva.com/texto/andeme-yo-caliente-y-riase-la-gente/
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Bloque II. El mundo de la Lírica
Orígenes. Grecia.
Edipo Rey
Extracto
Sófocles
CORO
ESTROFA
Si yo soy adivino y conocedor de entendimiento, ¡por el Olimpo!, no quedarás, ¡oh Citerón!, sin
saber que desde el plenilunio de mañana yo te ensalzaré como región de Edipo, al tiempo que
nodriza y madre, y serás celebrado con coros por nosotros como quien se hace protector de mis
reyes. ¡Oh Febo, que esto te sirva de satisfacción!
ANTÍSTROFA
¿Cuál a ti, hijo, cuál de las ninfas inmortales te engendró, acercándose al padre Pan que vaga por los
montes? ¿O fue una amante de Loxias, pues a él le son queridas todas las agrestes planicies? El
soberano de Cilene o el dios báquico que habita en lo más alto de los montes te recibió como un
hallazgo de alguna de las ninfas del Helicón con las que juguetea la mayor parte del tiempo
(Entra el anciano pastor acompañado de dos esclavos.)
EDIPO.- Si he de hacer yo conjeturas, ancianos, creo estar viendo al pastor que desde hace rato
buscamos, aunque nunca he tenido relación con él. Pues en su acusada edad coincide por completo
con este hombre y, además, reconozco a los que lo conducen como servidores míos. Pero tú, tal vez,
podrías superarme en conocimientos por haber visto antes al pastor.
CORIFEO.- Lo conozco, ten la certeza. Era un pastor de Layo, fiel cual ninguno.
EDIPO.- A ti te pregunto en primer lugar, al extranjero corintio: ¿es de ése de quien hablabas?
MENSAJERO.- De éste que contemplas.
EDIPO.- Eh, tú, anciano, acércate y, mirándome, contesta a cuanto te pregunte. ¿Perteneciste, en
otro tiempo, al servicio de Layo?
SERVIDOR.- Sí, como esclavo no comprado, sino criado en la casa.
EDIPO.- ¿En qué clase de trabajo te ocupabas o en qué tipo de vida?
SERVIDOR.- La mayor parte de mi vida conduje rebaños.
EDIPO.- ¿En qué lugares habitabas sobre todo?
SERVIDOR.- Unas veces, en el Citerón; otras, en lugares colindantes.
EDIPO.- ¿Eres consciente de haber conocido allí a este hombre en alguna parte?
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SERVIDOR.- ¿En qué se ocupaba? ¿A qué hombre te refieres?
EDIPO.- Al que está aquí presente. ¿Tuviste relación con él alguna vez?
SERVIDOR.- No como para poder responder rápidamente de memoria.
MENSAJERO.- No es nada extraño, señor. Pero yo refrescaré claramente la memoria del que no me
reconoce. Estoy bien seguro de que se acuerda cuando, en el monte Citerón, él con doble rebaño y
yo con uno, convivimos durante tres períodos enteros de seis meses, desde la primavera hasta
Arturo.
Ya en el invierno yo llevaba mis rebaños a los establos, y él, a los apriscos de Layo. ¿Cuento lo que
ha sucedido o no?
SERVIDOR.- Dices la verdad, pero ha pasado un largo tiempo.
MENSAJERO.- ¡Ea! Dime, ahora, ¿recuerdas que entonces me diste un niño para que yo lo criara
como un retoño mío?
SERVIDOR.- ¿Qué ocurre? ¿Por qué te informas de esta cuestión?
MENSAJERO.- Éste es, querido amigo, el que entonces era un niño.
SERVIDOR.- ¡Así te pierdas! ¿No callarás?
EDIPO.- ¡Ah! No lo reprendas, anciano, ya que son tus palabras, más que las de éste, las que
requieren un reprensor.
SERVIDOR.- ¿En qué he fallado, oh el mejor de los amos?
EDIPO.- No hablando del niño por el que éste pide información.
SERVIDOR.- Habla, y no sabe nada, sino que se esfuerza en vano.
EDIPO.- Tú no hablarás por tu gusto, y tendrás que hacerlo llorando.
SERVIDOR.- ¡Por los dioses, no maltrates a un anciano como yo!
EDIPO.- ¿No le atará alguien las manos a la espalda cuanto antes?
SERVIDOR.- ¡Desdichado! ¿Por qué? ¿De qué más deseas enterarte?
EDIPO.- ¿Le entregaste al niño por el que pregunta?
SERVIDOR.- Lo hice y ¡ojalá hubiera muerto ese día!
EDIPO.- Pero a esto llegarás, si no dices lo que corresponde.
SERVIDOR.- Me pierdo mucho más aún si hablo.
EDIPO.- Este hombre, según parece, se dispone a dar rodeos.
SERVIDOR.- No, yo no, pues ya he dicho que se lo entregué.
EDIPO.- ¿De dónde lo habías tomado? ¿Era de tu familia o de algún otro?
SERVIDOR.- Mío no. Lo recibí de uno.
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EDIPO.- ¿De cuál de estos ciudadanos y de qué casa?
SERVIDOR.- ¡No, por los dioses, no me preguntes más, mi señor!
EDIPO.- Estás muerto, si te lo tengo que preguntar de nuevo.
SERVIDOR.- Pues bien, era uno de los vástagos de la casa de Layo.
EDIPO.- ¿Un esclavo, o uno que pertenecía a su linaje?
SERVIDOR.- ¡Ay de mí! Estoy ante lo verdaderamente terrible de decir.
EDIPO.- Y yo de escuchar; pero, sin embargo, hay que oírlo.
Servidor.- Era tenido por hijo de aquél. Pero la que está dentro, tu mujer, es la que mejor
podría decir cómo fue.
EDIPO.- ¿Ella te lo entregó?
SERVIDOR.- Sí, en efecto, señor.
EDIPO.- ¿Con qué fin?
Las nubes
Aristófanes
Sócrates
¿De qué te serviría realmente eso?
Estrepsiades
¿De qué? Si la luna no sale, no tendría que pagar los intereses.
Sócrates
¿Y eso por qué?
Estrepsiades
Porque los vencimientos de los préstamos son mensuales.
Sócrates
Buena idea. Voy a proponerte otra cuestión que también requiere destreza. Si alguien te
lleva a juicio por cinco talentos, dime cómo te escabullirías.
Estrepsiades
¿Cómo? ¿Cómo? No lo sé, pero he de encontrar el medio.
Sócrates
No estés constantemente dirigiendo tu mente tan sólo a tu persona, deja a tu pensamiento
vagar por el aire, como si fuera un abejorro atado por una pata.
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Estrepsiades
He encontrado una forma inteligentísima de escabullirme de ese juicio; seguro que tú estarás de
acuerdo conmigo.
Sócrates
¿Cuál es?
Estrepsiades
¿Has visto alguna vez en las tiendas de potingues esa piedra bella y diáfana que usan para encender
fuego?
Sócrates
¿Te refieres al cristal(espejo ilusorio)?
Estrepsiades
Eso es. Bien, ¿qué pasaría si yo cogiera uno, y cuando el secretario estuviera tomando nota de la
demanda, yo m e plantara a cierta distancia de cara al sol y borrara todo lo escrito referente a mi
causa (aprovechando que escribía en tablillas enceradas)?
Sócrates
Sabia idea, por las Gracias.
Estrepsiades
Ay, qué contento estoy por haber borrado de un golpe mi juicio por cinco talentos.
Sócrates
Vamos, ahí va otra, cógela a toda prisa.
Aristófanes. Comedias II. Las nubes, las avispas, la paz, los pájaros. Traducción Luis M.
Macía Aparicio. Biblioteca Gredos.
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