Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
1. Lee el siguiente texto sobre la literatura del siglo XVIII y contesta a las cuestiones.
Donosa palomita,
así tu pichón bello
cada amoroso arrullo
te pague con un beso,
que me digas, pues moras
de Filis en el seno,
si entre su nieve sientes
de amor el dulce fuego.
Dime, dime si gusta
del néctar de Lïeo1,
o si sus labios tocan
la copa con recelo.
Tú a sus gratos convites
asistes, y a sus juegos,
en su seno te duermes
y respiras su aliento.
¿Se querella, turbada?
¿Suspira? ¿En el silencio
del valle con frecuencia
los ojos vuelve al cielo?
Cuando con blandas alas
te enlazas a su cuello,
ave feliz, di, ¿sientes
su corazón inquieto?
¡Ay! dímelo, paloma;
¡así tu pichón bello
cada amoroso arrullo
te pague con un beso!
1
Lïeo: deidad del vino.
a) En las Noches lúgubres, obra prerromántica, alientan ya tonos y motivos que prenderán en
el cercano Romanticismo. ¿Cuáles puedes apreciar en este fragmento?
b) En el texto aparecen dos aposiciones metafóricas, señálalas.
ESCENA I
(Teatro oscuro).
DOÑA FRANCISCA.–Nadie aparece aún... (DOÑA FRANCISCA se acerca a la puerta
del foro y vuelve). ¡Qué impaciencia tengo!... Y dice mi madre que soy una
simple, que solo pienso en jugar y reír, y que no sé lo que es amor... Sí, dieci-
siete años, y no cumplidos; pero ya sé lo que es querer bien, y la inquietud y
las lágrimas que cuesta.
ESCENA II
DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA
DOÑA IRENE.–Sola y a oscuras me habéis dejado allí.
DOÑA FRANCISCA.–Como estaba usted acabando su carta, mamá, por no estor-
barla me he venido aquí, que está mucho más fresco.
DOÑA IRENE.–Pero aquella muchacha, ¿qué hace que no trae una luz? Para cual-
quiera cosa se está un año. Y yo que tengo un genio como una pólvora. (Sién-
tase). Sea todo por Dios... ¿Y don Diego? ¿No ha venido?
DOÑA FRANCISCA.–Me parece que no.
DOÑA IRENE.–Pues cuenta, niña, con lo que te he dicho ya. Y mira que no gusto de
repetir una cosa dos veces. Este caballero está sentido, y con muchísima razón.
DOÑA FRANCISCA.–Bien; sí, señora, ya sé. No me riña usted más.
DOÑA IRENE.–No es esto reñirte, hija mía, esto es aconsejarte. Porque como tú no
tienes conocimiento para considerar el bien que se nos ha entrado en las puer-
tas... Y lo atrasada que me coge, que yo no sé lo que hubiera sido de tu pobre
madre... Siempre cayendo y levantando... Médicos, botica... Que se dejaba pe-
dir aquel caribe1 de don Bruno (Dios le haya coronado de Gloria) los veinte y
los treinta reales por papelillos de píldoras de coloquíntida2 y asafétida3... Mira
que un casamiento como el que vas a hacer, muy pocas lo consiguen. Bien que a
las oraciones de tus tías, que son unas bienaventuradas, debemos agradecer esta
fortuna, y no a tus méritos ni a mi diligencia... ¿qué dices?
DOÑA FRANCISCA.–Yo, nada, mamá.
DOÑA IRENE.–Pues nunca dices nada. ¡Válgame Dios, señor! En hablándote de
esto, no te ocurre nada que decir.
Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas, Cátedra.
a) Estructura el contenido del fragmento.
b) Señala cuál es la actitud de Paquita cuando está sola y cuando está con su madre.
c) En el texto también se critica y se evidencia un aspecto que censuraron todos los ilustra-
dos: la religiosidad superficial de las gentes. ¿Dónde se aprecia en este fragmento?
1
Caribe: referido a alguien cruel. 2 Coloquíntida: purgante. 3 Asafétida: planta antiespasmódica.