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Agujero negro en el Mediterráneo

 Miles de personas huyen del país y un grupo islamista ha declarado el 'emirato de


Bengasi'

 Una milicia se apoderó en Misrata de dos Airbus y se teme que trate de hacerlos
volar

Decenas de egipcios abandonan Libia, a través del paso Ras Jedir, fronterizo con Túnez, huyendo de la
violencia. EFE

Argelia ha cerrado los pasillos aéreos desde Libia y Egipto, donde aún llegan algunos
vuelos civiles de su vecino occidental, y tiene a su fuerza aérea en alerta. Una milicia
radical libia se apoderó en el aeropuerto de Misrata, entre Trípoli y Bengasi, de dos Airbus
de la cuasi extinta compañía Afriqiya y se teme que trate de hacerlos volar para repetir en
El Cairo o en Argel lo que sucedió el 11-S en Nueva York.
El naufragio de la Libia post Gadafi es un auténtico quebradero de cabeza para sus tres
vecinos árabes -Egipto, Túnez y Argelia- que están siendo salpicados por sus turbulencias.
También lo es para Italia y Malta. En el primer semestre de este año, 63.844 inmigrantes
procedentes de Libia llegaron a las costas italianas, un 25% más que en todo 2013.
A diario llegan malas noticias de Libia para sus vecinos. La aglomeración de personas que
huía del país adquirió el viernes tal magnitud en el puesto fronterizo de Ras Jedir, con
Túnez, que las autoridades lo cerraron parcialmente. "La situación económica y la
seguridad del país ya no soportan la absorción de más refugiados libios", recalcó Mongi
Hamdi, ministro de Asuntos Exteriores.

Avance islamista

En la otra punta del país, en Bengasi, el favorito del régimen egipcio, el general jubilado
Khalifa Haftar, fue derrotado el jueves. Una coalición de milicias islamistas arrebató a sus
seguidores y a la brigada 17 de Febrero (unidad de las fuerzas especiales del ejército) un
gran cuartel. Ansar Sharia (Partidarios de la ley islámica) -un grupo tachado de terrorista
por Estados Unidos- anunció en Facebook que controlaba la segunda ciudad de Libia y su
portavoz, Mohamed al Zahawi, proclamó por radio el "emirato de Bengasi".
Al año y medio después de la caída de Gadafi Libia ya dio grandes disgustos a sus vecinos.
Del suroeste del país partió, en enero de 2013, la columna de terroristas que se adueñó de
la planta gasística argelina de In Amenas. Durante la operación de rescate murieron 39
rehenes extranjeros. Hace dos semanas, un puñado de hombres armados procedentes de
Libia mató a 23 aduaneros y policías egipcios en un puesto fronterizo cerca del oasis de
Farafra.
Hay zonas desérticas de Libia, como las montañas de Acacus o el oasis de Oubari, donde
los servicios de inteligencia occidentales creen que los terroristas campan ya a sus
anchas. La pesadilla de los vecinos árabes y de la Europa del sur es que los grupos
radicales se apoderen de un territorio más poblado y con recursos en su subsuelo a los que
saquen provecho para financiar su expansión norteafricana. Es lo que podría empezar a
suceder en Bengasi.
"La hipótesis de la expansión del Estado Islámico [recientemente proclamado en Siria e
Irak] hasta el Magreb está en el orden del día sobre todo viendo lo que sucede en Libia",
advierte Abdalá Rami, investigador del Centro de Ciencias Sociales de Marruecos. Ansar
Sharia, el principal grupo terrorista libio, simpatiza además con la proclamación del califato
sirio-iraquí.

Malestar en Egipto
Abdelfatah al Sisi, el presidente egipcio, se ha quejado en público de que los
occidentales "no acabaron su trabajo en Libia" tras ayudar a derrocar a Gadafi. ¿Lo
hará ahora él? Egipto y Argel han creado un comité conjunto de seguridad para reaccionar
en caso de que surja en Libia un clon del califato de Oriente Próximo.
Pese a que su doctrina le impide, en teoría, rebasar sus fronteras, el ejército argelino cruzó,
el 29 de mayo, la de Libia, con nada menos que 5.000 hombres para destruir
campamentos de entrenamiento yihadistas así como rutas de abastecimiento. Fue
secundado por fuerzas especiales francesas y por la unidad de reacción rápida de marines
estadounidenses con base en Morón (Sevilla). Argel lo niega, pero el 'think-tank' británico
que destapó información, la prensa argelina y un blog sobre temas militares magrebíes dan
tantos detalles que su desmentido es poco creíble.
Italia, la antigua potencia colonial, es el único país que mantiene una embajada en
Trípoli que no esté bajo mínimos. No significa que haga una apuesta optimista sino que
quiere verlas venir. Teme que en verano se alcance un nuevo récord de llegada de
inmigrantes. Se ve desbordada y pide más ayuda a la UE y hasta la OTAN.

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