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El Imperio Contra Siria

Omar Yasir 

Suenan los tambores de guerra imperiales, a través de los principales medios de


prensa, ambientando las empresas bélicas que están en marcha. Estas campañas
mediáticas se encargan de fabricar los demonios que deben ser destruidos y de
justificar toda la barbarie de la intervención militar.

La monstruosa masacre del gobierno nazi-sionista de Israel, contra el pueblo


palestino, se presenta como un acto de “legítima defensa”, del pueblo escogido por
dios, y por este designio divino, se le otorga la impunidad para exterminar a los
árabes.

En todos los rincones del planeta, está activa la presencia imperialista, cocinando
conspiraciones y adelantando intervenciones políticas, económicas y militares. Ahora
se destacan dos grandes conflictos, donde la OTAN compromete otras docenas de
países subordinados, para atacar a Rusia y Siria.

El imperialismo vive de la guerra

El imperialismo norteamericano, desde su nacimiento ha vivido lo que Walter Oakes


llamó una “Economía de Guerra Permanente”, baste recordar que más de la mitad
de su territorio se lo robó a México y su hegemonía global se logra durante la
Segunda Guerra Mundial, luego sigue con la Guerra Fría contra la URSS, la guerra de
Corea, la de Vietnam, la de las Galaxias, la de los Balcanes, las guerras
anticomunistas en todo el mundo, las guerras “humanitarias” y “antiterroristas”, con
las que intervienen en el Medio Oriente, en Afganistán, Irak, Somalia, Yemen, Libia,
Sudán, Siria, Ucrania, etc.

EEUU cuenta entre 700 a 1.000 bases militares (de acuerdo a diferentes fuentes), en
más de 130 países, y más de 6.000 bases en su propio territorio; además es el mayor
fabricante de todo tipo de armas y posee un enorme arsenal de armas atómicas y es
el único que las ha utilizado. La abismal desproporción militar que tiene el
imperialismo norteamericano frente a los demás países de alto desarrollo industrial,
ha llevado a que nadie se atreva a disputarle su hegemonía, por eso a Europa y Japón
le resulta más funcional y rentable ser el aliado subordinado, que el enemigo. Por
eso, ahora no se dan guerras inter-imperialistas, sino que la triada imperialista se alía
para atacar a los países periféricos, utilizando la OTAN.

Después que se disuelve la URSS y la Europa Oriental, que tenían regímenes


comunistas, el objetivo estratégico principal del imperialismo es la China, aunque
Rusia queda con un poderío considerable y busca acabarla de fragmentar. También
se amenaza públicamente a quienes califica de “países parias o el Eje del Mal” de
Irán, Corea del Norte y Venezuela. En el 2007, una circular del Pentágono establece
como objetivo a eliminar en 5 años a Irak, Siria, Libia, Líbano, Somalia, Sudán e Irán.

Para Pakistán, Sudán, Irak, Libia, Siria y Rusia se plantea la fragmentación. A Siria
plantean dividirla en 4 estados (Sunita, Chiita-Alawita, Kurdo y Druso). Esto fue lo
que hicieron en los Balcanes, despedazando a Yugoslavia, Checoslovaquia y Albania,
generando las repúblicas Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Serbia, Bosnia-Herzegovina,
Croacia, Montenegro, Macedonia, Kosovo y Albania. Así aplican la vieja sentencia de:
“divide y reinarás”.

Siria, después de Libia

A comienzos del 2011, cerca de 20 países árabes fueron sacudidos por una serie de
manifestaciones populares que llamaron la “primavera árabe”, que llevaron en
algunos países a derrocar viejas dictaduras como la de Egipto y Túnez y en la mayoría
de los otros países se dieron algunos cambios políticos a sus regímenes monárquicos.

El imperialismo aprovechó esas revueltas sociales, en los países que le son adversos,
para fomentar guerras civiles, armando grupos radicales y trayendo mercenarios
extranjeros. En Libia desde comienzos del 2011 y en Siria desde mediados del 2011.
Cuando el presidente Gaddafi respondió a los ataques militares de los mercenarios,
se hizo el escándalo periodístico que el gobierno estaba masacrando al pueblo y se
aprueba una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que autoriza la
invasión militar, arrasando con todo el país, hasta alcanzar el asesinato de Gaddafi el
20 de octubre de 2011, dejando a Libia en la ruina económica y en el caos político.

La guerra contra Siria ha estado empantanada por la incapacidad de los mercenarios


provenientes de 83 países, para derrocar al gobierno de Bashar Al Assad y por el
rechazo de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que impidió la
intervención militar de la OTAN, como hicieron en Libia.

El califato islámico

El Pentágono en colaboración de Arabia Saudita, creó Al Qaeda en 1978, reclutando


fundamentalistas religiosos como Osama Bin Laden, para que adelantaran la guerra
santa (la Yihad) contra los soviéticos que habían invadido a Afganistán. Después, Al
Qaeda se convirtió en la centralizadora de una serie de grupos terroristas que
imponen prácticas bárbaras contra la población, de acuerdo a una interpretación
sectaria del Islam, a fines políticos extremistas y funcionales al imperialismo.

Al Qaeda crea el Estado Islámico de Irak (EII) en 2003, supuestamente para combatir
la invasión extranjera, pero también realizan acciones terroristas contra los chiitas
(grupos islamistas pro iraníes). El EII es uno de los grupos mercenarios que van a
combatir en Libia contra Gaddafi. Luego, con el apoyo financiero de Arabia Saudita y
Qatar y con la dotación de todo tipo de armamento de la OTAN, lo vuelven en la
principal fuerza de mercenarios contra el gobierno de Bashar Al Assad, que salen de
Irak invadiendo el oriente de Siria y cubren toda la frontera norte con Turquía. Ahí
pasa a llamarse el Emirato Islámico de Irak y Levante –EIIL, o DAESH en árabe, o ISIS
en inglés-.

Como las zonas controladas por EIIL son el productivo valle del río Tigris y varios
campos petroleros de Siria, adquieren una fortuna de varios miles de millones de
dólares, dotan una fuerza de más de 50.000 combatientes y en junio de 2014 se
declaran como un nuevo Califato.

Ante la incertidumbre por no poder derrocar al gobierno de Siria, el EIIL decide


regresar una parte considerable de la fuerza para Irak y aprovechan el desgobierno
que deja la salida de las tropas gringas y se dedican a conquistar el noroeste de Irak,
llegando hasta las goteras de la capital.

Desde su creación el EIIL, ha sido un grupo extremadamente cruel y sanguinario,


dedicado a la persecución y exterminio religioso y racial, con el visto bueno de la CIA
y la OTAN, pero sólo se volvió un escándalo de prensa, cuando comenzó a asesinar
periodistas estadounidenses y europeos. Esto que está pasando con el EIIL en Irak, es
lo mismo que hizo el imperialismo con los Talibanes en Afganistán.

 
La OTAN: ¿Contra el EIIL o contra Siria?

Si el EIIL ha sido creado, financiado y armado por el imperialismo, y le ha resultado


tan útil en sus guerras mercenarias, es muy difícil creer que lo van a aniquilar. Sólo
darán algunos golpes publicitarios y algunas bajas para mostrar, como la dudosa
muerte de Osama Bin Laden, que no afectó en lo más mínimo a la capacidad
operativa de Al Qaeda.

Ahora con el pretexto de perseguir al EIIL, el imperialismo encuentra la vía para


invadir a Siria, al no poderlo hacer con el aval de la ONU. Obama anuncia que están
haciendo todos los alistamientos militares y la OTAN dice que ha logrado
comprometer a 40 países. Simultáneamente tramita en el congreso estadounidense
nuevas partidas presupuestales para armar otros 5.000 mercenarios al interior de
Siria.

En el ajedrez geopolítico mundial, Siria es una ficha que el imperialismo busca


eliminar, por ser un apoyo a los intereses de Irán y Rusia. Pero, el principal
interesado en acabar con Siria es el sionismo israelita, quien ya tiene invadido los
Altos del Golán, que le representa una importante ventaja militar y han resuelto un
considerable porcentaje de agua dulce; por esto busca seguir apoderándose de una
buena porción de ese país.

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