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Se tiende a pensar que escribir es algo más o menos fácil: si tienes una buena idea, es

suficiente. Con eso puedes ir a cualquier sitio… Pero quizás lo ideal sea contar con algo más. Y
es que la idea es importante, no lo vamos a negar, pero una novela es mucho más que eso. En
nuestro curso de narrativa solemos empezar diciendo que, si quieres que tu novela funcione,
no puedes perder de vista los seis elementos clave para una novela de los que os vamos a
hablar.

LA ESTRUCTURA

La novela tiene un principio, una mitad y un final. Lo que acabo de decir parece una tontería,
pero en realidad no lo es, y muchos autores principiantes han fracasado precisamente por no
tener en cuenta esta verdad tan simple. A estas tres partes de la novela se le suele llamar
planteamiento, nudo y desenlace.

Mario Vargas Llosa decía en su “Cartas a un joven novelista” que “La estructura de la novela es
la organización de los materiales de los que consta dicha novela”. A esa estructura también se
le llama “Relato”. Por supuesto, hay que diferenciar entre el Relato (estructura de una
narración) y el Relato (cuento). En este artículo vamos a estar hablando del primero de ellos.

Así pues, un relato contiene diferentes materiales. ¿Cuáles son?

LOS SEIS ELEMENTOS CLAVE PARA UNA NOVELA

Igual que para construir un vestido necesitas tela, tijeras, aguja, hilo, patrones, etc., para
construir tu novela no te basta solo con la idea. Para construir una novela que funcione, que
no se quede coja, que atrape al lector y lo lleve con interés desde el principio hasta el final,
tienes que crear la historia, el argumento, los personajes, el conflicto, los obstáculos y el
clímax. Esto es el ABC de la narrativa, aspectos que trabajamos mucho en nuestros cursos de
escritura.

Si tienes muy buen argumento pero la historia es insulsa, tu novela no funciona. Si tienes un
gran personaje pero el argumento falla, tu historia no funciona, y así podemos seguir con cada
uno de ellos. Vamos a ver qué es cada uno de estos elementos.

LA HISTORIA

Si buscamos en la RAE la definición del término “historia” nos da varias acepciones que
muestran con claridad de qué estamos hablado. Una historia es la narración y exposición de
los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados. Un conjunto de
acontecimientos que se narran.
Es evidente entonces que todo relato tiene una historia, una sucesión de hechos que debemos
ir desgranando a lo largo de nuestra novela. A medida que el lector pase las páginas van a ir
ocurriendo cosas. Evidentemente, nuestra novela será más interesante cuanto más
impactantes, sorprendentes o emotivos sean los hechos que vamos narrando.

EL ARGUMENTO

De nuevo, la RAE nos puede dar una idea de lo que hablamos. Según la Real Academia, el
argumento es el asunto, la materia de la que trata una obra. Dicho así puede parecer un poco
genérico, de manera que vamos a tratar de afinar un poco más.

El argumento es lo que hace que una historia sea interesante; es esa especie de pegamento
especial que va a dar consistencia a todo lo que ocurre. En Caja de Letras tenemos una
máxima: Los motivos son importantes. Y eso es el argumento: el motivo por el que ocurren las
cosas. Vamos a ilustrarlo con un pequeño ejemplo:

Imagina que eres madre, o padre, y que un día, a eso de las 13.45, te das cuenta de que no
tienes pan para la comida y envías a tu niño de diez años a la panadería. Le dices que debe
darse prisa, pues la comida está casi lista. Sin embargo, una hora más tarde, tu hijo aún no ha
vuelto, de manera que, muy preocupado, comienzas a buscarlo por todas partes.

Ahora pueden pasar dos cosas: La primera, que encuentres a tu hijo jugando con sus amigos
en el parque de la esquina. En ese caso, el pobre chiquillo probablemente se lleve un buen
castigo, pero poco más. Pero, ¿y si el niño no aparece? ¿Y si no lo encuentras?

¿Entiendes ahora qué es el argumento? Cuanto más poderoso sea el motivo por el que ocurren
las cosas en tu novela, más enganchará al lector.

LOS PERSONAJES

Es evidente que los personajes son parte clave de una novela. Tienen que ser carismáticos,
lograr que el lector empatice con ellos, conseguir llevar sus emociones a la persona que está
sentada cómodamente en su sofá. Lograr todo eso no es nada fácil, de hecho, la construcción
de personajes suele ser uno de los elementos en los que más tiempo invierto en mis novelas, y
desde luego forman parte crucial de la mayoría de los talleres de escritura creativa que
impartimos en Factoría.

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