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ÍNDICE
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MÓDULO 1: INTRODUCCIÓN A LA GESTIÓN DE CONFLICTOS
1.1. Introducción
Por otro lado, una de las actividades básicas en las empresas es la de interrelacionarse
con los compañeros (para coordinar esfuerzos), jefes (para el establecimiento de
objetivos y pautas de actuación), diferentes departamentos e incluso con personas
externas a nuestra empresa (clientes, proveedores, administración pública) para lograr
acuerdos de mutuo interés. En este proceso de interrelación, muchas veces, surgen con
facilidad, momentos de tensión y crisis entre las personas, las tareas o los
procedimientos, en los cuales tendremos que tomar decisiones. Los conflictos forman
parte de la vida de las organizaciones y según muchos expertos; sin ellos no es posible
avanzar, seguir adelante. Pero muchas veces es tal la intensidad de los mismos, que se
pone en peligro no sólo el trabajo diario, sino también la propia estructura de la
empresa. En este sentido, el éxito o fracaso de un directivo va a estar determinado por
varios factores y uno de los más importantes es su habilidad para el análisis y resolución
de conflictos.
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1.2. Concepto y origen de los conflictos
Un conflicto se origina cuando existen diferencias entre dos o más personas que
pueden tener diferentes objetivos, opiniones, valores o necesidades, lo que les lleva a
actuar de diferente manera. Debido a esta diferencia, se produce una lucha expresa
entre ellos y, con mucha probabilidad, al menos una de las partes experimenta
frustración o irritación por la obstrucción en el logro de alguno de los objetivos de las
partes. Pero además, para que exista un conflicto las partes implicadas deben ser
interdependientes entre sí, es decir, que uno dependa de otro, ya que si no fuera así, no
existiría conflicto alguno.
La evitación del conflicto implica que las personas huyen de los conflictos, reprimen sus
reacciones emocionales, procuran otros caminos e incluso abandonan la situación,
probablemente porque esas personas no saben enfrentarse satisfactoriamente a esas
situaciones o porque no posee las habilidades de negociación necesarias. Sin lugar a
duda, esta estrategia generalmente no proporciona a la persona un nivel alto de
satisfacción a largo plazo ya que tarde o temprano el conflicto aparecerá con él, sus
consecuencias negativas (baja satisfacción, malas relaciones, disminución del
rendimiento, etc.) por no haberlo tratado adecuadamente.
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por lo que aplazar el enfrentamiento puede resultar lo mejor. Aunque en ocasiones,
puede resultar una estrategia necesaria, siempre que finalmente se afronte el conflicto,
utilizar únicamente está estrategia de aplazamiento puede generar sentimientos de
insatisfacción e inseguridad respecto del futuro, lo que preocupa a la persona misma y
los demás.
De esta manera, se entiende que los conflictos son difícilmente evitables y que siempre
van a aparecer aunque tratemos de que eso no ocurra. Al contrario de lo que se puede
pensar, el conflicto no es algo negativo en sí mismo, sino positivo y que esconde multitud
de ventajas disfrazadas: oportunidad para generar cambios necesarios, fortalecer
relaciones, aumentar la motivación, ganar en responsabilidad, cambio de perspectivas,
etc.., siempre y cuando sean abordados de una manera adecuada y positiva. Se infiere
entonces que lo que realmente es negativo de los conflictos es la manera de abordarlos
y/o resolverlos, ya que si se opta por intentar evitarlos o resolverlos usando vías
destructivas y de poder, las consecuencias pueden ser demasiado negativas para las
partes.
Aunque los conflictos son inevitables, existen diferentes factores que intervienen,
directa o indirectamente, para que estos se mantengan en el tiempo causando más o
menos consecuencias positivas o negativas. Entre las más importantes están: el papel
de las creencias, la visión del otro como amenaza o enemigo, las variables psicológicas
y las dificultades comunicativas.
Los conflictos cuentan con una mala imagen y muchas veces son evitados por las
personas que lo consideran negativos y obstáculos para el aprendizaje, la consecución
de objetivos y el buen clima del grupo. Sin embargo, como se insiste y se defiende, cada
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conflicto o problema esconde, no sólo nuevos aprendizajes sino nuevas oportunidades
y cambios necesarios para avanzar.
Las creencias sobre los conflictos van a determinar que perciban como negativos o
positivos. Si una persona piensa que los conflictos son negativos, seguramente tenga la
creencia que estos suponen una amenaza más que una oportunidad o que estos no
deberían de producirse. Con toda probabilidad, este tipo de personas evitará los
Por otro lado, creer que los conflictos son positivos y oportunidades más que amenazas
llevará a una persona a enfrentarse a los mismos con una actitud centrada en la solución,
favoreciendo la comunicación y obteniendo una satisfacción personal y grupal. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que actuar positivamente no garantiza que se
resuelva el conflicto, pero si garantiza el respeto de las diferentes posturas,
pensamientos y sentimientos que tienen los demás y de esta forma el conflicto no
adquiere una postura personal que puede resultar muy dañina para un grupo o equipo,
sino un cariz de que existe un problema identificado y que hay que trabajar para
solucionarlo.
Asociado al papel que tienen las creencias en los conflictos, las personas que consideran
que los conflictos son negativos, tienden a percibir que las otras personas del conflicto
son amenazas o enemigas. Esa distorsión, tiene efectos negativos en el propio conflicto,
limitando su capacidad de solución.
De esta manera, la persona que tenga esta imagen negativa del conflicto va a considerar
que tiene muchas amenazas. Algunas características personales favorecen a verse
amenazados por otros son: sentirse persona insegura, tener dificultad para aceptar
personas diferentes, no saber expresar emociones ni sentimientos propios a través de
la palabra y utilizar maneras destructivas para resolver los conflictos.
Los factores que hacen que una persona cree una imagen del otro como enemigo:
Confundir a la persona, el problema y el proceso dentro de un conflicto y olvidar las
causas y sentido del conflicto. Es por ello que estos factores llevan a la percepción de
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una mayor desconfianza entre las personas que se encuentran en conflicto,
disminuyendo la comunicación entre ellos y aumentando los sentimientos de odio e ira,
dificultando la posible solución al mismo.
C. Variables psicológicas
Desde el punto de vista psicológico, cada persona tiene una manera de comportarse y
de reaccionar. Conocer estos procesos y patrones puede ser una herramienta muy
importante para un líder ya que facilita la comprensión de los comportamientos de las
otras personas y así anticipar sus posibles reacciones en un conflicto. Alguno de los
procesos psicológicos más importantes que van a determinar la manera de comportarse
en los conflictos son:
• Percepción y cognición: Cada persona da sentido al mundo mediante la
filtración de la información que recibe del exterior según sus creencias,
valores, ideas, prejuicios, etc… y cada persona realiza este proceso de manera
diferente. Es por eso que, en ocasiones surgen conflictos y discrepancias
inevitables.
• Inteligencia emocional: es la capacidad para reconocer nuestros propios
sentimientos, los de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las
relaciones que sostenemos con los demás y nosotros mismos. Así las
personas emocionalmente inteligentes tienen la capacidad para controlar sus
propias emociones y las de los demás evitando conflictos personales
negativos. Entre esas habilidades se encuentra la empatía, comunicativas y
las asertivas.
• Personalidad: Cada persona tiene un patrón de pensamientos, sentimientos
y comportamientos característicos que la distingue de las demás y que
persiste a lo largo del tiempo y a través de diferentes situaciones.
D. Dificultades comunicativas
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• Barreras semánticas: hablar idiomas diferentes o utilizar significados de una
palabra de diferente manera.
• Inferencias: deducciones de más información de la que realmente puede
obtenerse de una situación y llegar a conclusiones erróneas.
• Rumores: originados por los recortes de información y las inferencias
realizadas por ciertas personas en ausencia de la persona que origino el
mensaje o la acción.
• Prejuicios y estereotipos.
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Además, ante los conflictos las personas van a utilizar diferentes estilos de
afrontamiento y para comunicar sus pensamientos y argumentos. Estos estilos vienen
condicionados por las actitudes que tengan las personas hacia el conflicto:
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MÓDULO 2: HABILIDADES COMUNICATIVAS EFECTIVAS EN EL
CONFLICTO
Uno de los factores que más originan conflictos entre personas son las barreras
en la comunicación y, dentro de ellas, no escuchar a la otra persona ya sea cuando está
expresando su opinión o defendiendo su punto de vista, es el principal motivo de
conflicto. Escuchar de manera efectiva va a mejorar el entendimiento con los demás y
ayudar a prevenir y/o solucionar conflictos de manera adecuada.
Sin embargo, escuchar no significa estar de acuerdo o tener que aplicar lo que la otra
persona dice o darle más importancia a su punto de vista sobre el propio, sino tratar
entender otros puntos de vista para así tener mayor información y poder tomar las
decisiones más oportunas.
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1. Escuchar a los demás antes de dar nuestra opinión. Es fundamental que
comprendamos lo que nos dice la otra persona y como se siente. Es muy
importante tener la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, es decir
ser empáticos. Escuchar y comprender a la otra persona nos va a permitir
identificar sus puntos fuertes y débiles, sus habilidades, así como sus emociones
y sus deseos. Lo que nos va a ayudar para saber qué decirle y cómo decírselo
para influir en ella.
2. Tomar notas mentalmente de lo que se está escuchando, de forma que vayamos
haciendo una síntesis de los mensajes, en frases más cortas o palabras, que van
a permitir recordar todo con más facilidad.
3. Realizar las preguntas pertinentes una vez que nuestro interlocutor haya
finalizado su exposición. Tenemos que hacer ver a la persona que su mensaje nos
interesa.
4. Parafrasear haciendo pequeños resúmenes con nuestras propias palabras
mostrando interés por verificar si estamos entendiendo. La mayoría de las veces
resumimos rápidamente sin indicar si lo hemos entendido bien o estamos
equivocados, y esto no es parafrasear. Esta técnica es más eficaz a medida que
se nota menos y puede dar lugar a que la otra persona se dé cuente de lo que
está diciendo y rectificar si es necesario.
5. Es muy importante que hagamos un resumen de lo que la persona nos ha dicho
para de esta forma, comprobar que hemos entendido correctamente todo lo que
nos quería decir. De esta forma, no sólo damos muestras de estar interesados en
sus argumentos sino que además, damos pruebas de que sabemos lo que nos
quiere decir.
6. Es normal que a veces, no nos guste lo que se nos está diciendo, pero eso no
significa que tengamos que desconectarnos de la conversación. Debemos
escuchar y analizar todos los aspectos negativos que se nos dicen porque, es la
única forma que tenemos para valorar de forma adecuada esos mensajes. Por
tanto, no debemos interrumpir sino esperar para poder contestar más tarde
7. Mirar a la cara a nuestro interlocutor, a ser posible a sus ojos, sin bajar la línea
de la base de la nariz, fijándola de manera moderada para que no se sienta
molesto. Hay que ser muy cuidadosos y evitar mirar a los labios o más abajo
porque también puede provocar una situación embarazosa. Si observamos que
la otra persona empieza a sentirse incómoda, podemos darle pausas de vez en
cuando, bajando la vista, pero procurando evitar mirar hacia arriba o hacia los
lados.
8. Asentir con la cabeza permite a nuestro interlocutor interpretar que le
escuchamos y le prestamos atención. Así se sentirá más cómodo hablando y de
esta manera podemos conseguir información que nos es útil.
9. Dar refuerzo positivo corporal encarando nuestro cuerpo hacia el de nuestro
interlocutor, evitando girar la cabeza y mostrando una postura relajada y
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cómoda. De esta manera lo escuchamos desde una posición adelantada y cuando
nos toca hablar recuperamos la posición.
Para que estas técnicas resulten efectivas, debemos tener en cuenta las barreras que
generalmente dificultan este proceso ya que aproximadamente un 70% de lo que
escuchamos lo filtramos o modificamos cambiando su sentido.
Por otro lado existen algunos elementos a evitar para llevar a cabo una buena escucha
activa:
1. No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados momentos. La curva
de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje
continúa y vuelve a ascender hacia el final del mensaje. Hay que tratar de
combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del
mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
2. No interrumpir al que habla.
3. No juzgar.
4. No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
5. No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no
es nada".
6. No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.
7. No contraargumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento mal" y tú respondes
"y yo también".
8. Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al problema de la otra
personas antes incluso de que te haya contado la mitad.
Es una habilidad que ayuda a las personas más inhibidas a exteriorizar sus ideas,
pensamientos y opiniones. La persona consigue defender sus derechos sin herir a nadie.
Las personas asertivas saben escuchar, exponer sus puntos de vista y ser creativos en
cuanto a la búsqueda de alternativas. Pero sobre todo, tienen una gran flexibilidad a la
hora de conseguir sus metas porque como se ha dicho anteriormente, respetan los
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derechos de los demás y están abiertos a escuchar las quejas o críticas que sobre ellos
se planteen.
Así pues, la asertividad es una habilidad que se puede aprender y que nos permitirá
comunicarnos y relacionarnos con los demás de manera adecuada y positiva.
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ALGUNOS DE NUESTROS DERECHOS
o A cometer errores.
o A tener nuestras propias opiniones y creencias.
o A cambiar de idea, opinión, o actitud.
o A expresar una crítica y a protestar por un trato injusto.
o A pedir una aclaración.
o A intentar cambiar lo que no nos satisface.
o A pedir ayuda o apoyo emocional.
o A sentir y expresar el dolor.
o A ignorar los consejos de los demás.
o A recibir el reconocimiento por un trabajo bien hecho.
o A negarnos a una petición; a decir "no".
o A estar solos, aun cuando los demás deseen nuestra compañía.
o A no justificarnos ante otras personas.
o A no responsabilizarnos de los problemas de los demás.
o A no anticiparnos a los deseos y necesidades de los otros y a no tener que
intuirlos.
o A no estar pendiente de la buena voluntad de los demás, o de la ausencia de
mala idea en las acciones de ellos.
o A responder, o no hacerlo.
o A ser tratado con dignidad.
o A tener nuestras propias necesidades y que sean tan importantes como las de
los demás.
o A experimentar y expresar nuestros propios sentimientos, así como a ser
nuestro único juez.
o A detenernos y pensar antes de actuar.
o A pedir lo que queremos.
o A hacer menos de lo que somos capaces de hacer.
o A rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas.
o A hacer cualquier cosa, mientras no vulnere los derechos de otra persona.
o Algunas veces, tenemos derecho a ser los primeros.
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Cuando entramos en conflicto con otra persona, la actitud que adoptemos va a ser
determinante para lograr la resolución del mismo o no. Por ello, es necesario conocer o
atender a una serie de aspectos que nos van a permitir controlar mejor la situación:
2. Calma: Las personas que pierden el control con rapidez o se exaltan demasiado
suelen tener falta de credibilidad y denotan debilidad. Por ello, es muy
importante aprender a controlar esos impulsos. La mejor manera es aprender
a controlar la respiración, practicando la respiración abdominal profunda para
así conseguir un estado de relajación. Una vez que se esté relajado
expondremos nuestro punto de vista y nunca antes. Debemos procurar una
solución dialogada y constructiva en las que ambas partes enfrentadas ganen.
Si la situación se torna excesivamente tensa y acalorada, lo mejor será dejar la
solución para otro momento donde estemos más relajados para de esta forma,
garantizar que no perdamos los nervios. Manteniendo la calma evitamos
situaciones de: Frustración, confusión, aparición de situaciones conflictivas y
las problemáticas consecuencias físicas.
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Además, tal y como comenta Goleman, con el fin de reducir el nivel de tensión en el
conflicto no resultan de utilidad las contra respuestas defensivas como, negar la
responsabilidad, criticar y dar excusas. Entre los muchos beneficios de responder con
fórmulas asertivas se incluyen el aumentar la armonía y cooperación grupal, el defender
la propia postura sin sentirse culpable y el no acumular sentimientos no expresados.
Esto último impide que con el tiempo se produzcan situaciones de mayor agresividad.
3. Técnica del acuerdo asertivo: se utiliza ante situaciones en las que se nos crítica
nuestra apariencia física, modos de comportamiento, pero dándonos un
razonamiento lógico. Se basa en responder a la crítica reconociendo que se ha
cometido un error, de forma serena, sin adoptar posturas agresivas, defensivas
y sin enfadarnos. Es una forma de justificar nuestro comportamiento. Por
ejemplo: “es cierto, no estuve muy acertado…”, “lo sé, tengo una forma de correr
muy original…”, “tienes razón llegue tarde. Pero por lo general soy puntual”.
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realmente te molesta de mí?”, “¿qué tiene mi forma de trabajar que te
desagrada tanto?”
5. Técnica del banco de niebla: es especialmente útil en los casos en los que
nuestro interlocutor es una persona agresiva, que habla sin parar y no escucha
nada ni a nadie. Consiste en aceptar las opiniones de los demás aunque no las
compartamos. No se niegan las críticas. Podemos encontrarnos con la situación
de que el otro tenga la razón. Ejemplo: “tienes razón, pero considero que…”. O
situaciones en las que consideremos la posibilidad de que el otro tenga razón
ejemplo: “puede ser que sea cierto que…, pero…”. En estos casos es conveniente
no negar ni contraatacar las críticas que nos haga el otro, evitando un
enfrentamiento directo y manteniendo nuestro punto de vista.
6. Técnica del espejo: también nos permite afrontar situaciones agresivas por parte
de la otra persona. Consiste en repetir el mensaje que nos está dando pero
asertivamente para tratar la situación de un modo más constructivo, utilizando
la paráfrasis (“…si he entendido bien, tú piensas que yo…”) o bien abordando el
aspecto emocional antes que el contenido (“…sé que estás enfadado pero
quisiera que habláramos del tema tranquilamente…”).
9. Decir NO: hay muchas ocasiones en las que no queremos o no podemos aceptar
ciertas situaciones y decir NO es lo más adecuado, aunque es cierto que nos
cuesta hacerlo, bien por miedo a la reacción del otro, bien porque preferimos
dar la razón a los demás. Sin embargo debemos ser capaces de decir NO de un
modo asertivo, con firmeza pero razonablemente e intentando que la otra
persona acepte el porqué de ese NO. Esto es preferible a tener que quedar mal
con ella por no haber podido cumplir.
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10. Técnica de la ironía asertiva: se trata de responder de forma asertiva e irónica
ante las críticas hostiles. Ejemplo: “eres un…” responder con un “gracias”.
11. Técnica de ignorar: ignorar el motivo por el que la otra persona está enfadada y
aplazar la discusión para más tarde hasta que la otra persona se haya
tranquilizado. Ejemplo: “ahora estás muy enfadado, así que mejor será dejarlo
para luego”.
12. Técnica del aplazamiento asertivo: se utiliza en situaciones en las que nosotros
mismos nos encontramos bastante alterados y enfadados. Es conveniente
aplazar la respuesta hasta que nos sintamos más relajados. Ejemplo: “sí es
interesante, pero mejor lo hablamos más tarde”, “Disculpa será mejor dejarlo
para luego porque ahora estoy muy alterado”.
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6. Sensibilidad ajena: cuando la otra persona utiliza la autocompasión. Lo que la
persona intenta conseguir es que nos sintamos mal por defender nuestros
derechos, haciéndonos creer que somos malas personas y no tenemos en cuenta
los sentimientos de la otra parte. En situaciones como ésta la mej0or opción es
la utilización de la técnica del acuerdo asertivo: “soy consciente de que esto te
resulta desagradable, pero tengo que hacerlo”
7. Amenazas: a menudo nos podemos encontrar con situaciones en las que se nos
amenaza como por ejemplo: “si sigues haciendo eso vas a tener que…”. En estos
casos la opción de comportamiento más adecuada es la utilización de la técnica
de pregunta asertiva: “¿Qué es lo que realmente te molesta de mi propuesta?”
o la técnica de ignorar: “mejor vamos a dejarlo para más tarde porque te
encuentro un poco alterado”
Una persona que utilice estos tipos de mensajes está demostrando integridad a través
del respeto a los demás y así mismo ya que se preocupa que, además de decir lo que
quiere decir de la manera más clara y concisa posible, que la otra personas no se sienta
dañada. Un mensaje en primera persona se realiza de la siguiente manera:
1. Describir la situación que te afecta lo más específica posible.
2. Comentar las consecuencias de la situación: porque,
entonces, consecuentemente...
3. Expresar los sentimientos que te produce.
4. Expresar qué necesitas o quieres.
5. Proponer alternativas.
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Además se deben utilizar mensajes en primera persona del tipo, yo ., a mí ., etc.
verbalizaciones positivas y palabras como pienso que ...., quiero ..., me gustaría , Es
importante percatarse que lo que persiguen este tipo de mensajes es hacer lo posible
porque la otra persona entienda, lo más claramente posible, lo que pretendemos decirle
y que colabore con nosotros. No se debe confundir este tipo de mensajes por
conversaciones largas que recuerdan más a sermones, amenazas o estructuras similares
que no van a conseguir el mismo resultado.
2.2.3. La empatía
Desarrollar la empatía no es una tarea difícil ya que se trata de pararse a pensar un poco
en los demás, de estar más pendientes de ellos y prestar atención a detalles que para
nosotros pueden no ser tan importantes pero que para los demás tienen un gran valor.
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o Si es posible y la situación lo requiere se puede utilizar el contacto físico, siendo
muy cautos y siempre que estemos seguros de que la otra persona no se va a
sentir incómoda.
o Ofrecer ayuda.
Se debe tener especial cuidado ante los obstáculos que dificultan la empatía y que hacen
que la gente no busque apoyo en nosotros o no nos hablen abiertamente de sus
sentimientos. Esto ocurre porque solemos cometer algunos errores a la hora de
relacionarnos con los demás, siendo los más frecuentes los que exponemos a
continuación: Quitar importancia a lo que le preocupa al otro, ridiculizar sus
sentimientos., juzgar al otro dejando que nuestros prejuicios, ideas y creencias influyan
a la hora de interpretar lo que les ocurre, sentir compasión, ponerse como ejemplo de
haber pasado por lo mismo, intentar animar con frases hechas que no llevan ninguna
implicación o estar demasiado pendientes de nosotros mismos.
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MÓDULO 3: MANEJO DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS EN EL
CONFLICTO
En casos de conflicto es muy probable que se den situaciones que hacen surjan las
emociones negativas como el enfado, la ira, rabia, odio, etc. que, con toda seguridad
van a repercutir negativamente en el proceso de solución del conflicto. Saber reconocer
y manejar estas emociones negativas en nosotros mismos y en los demás, va a permitir
a una persona a controlar la situación.
El enfado excesivo o la ira, es una respuesta de alerta ante una situación o cosa
que interpretamos como amenazante o como frustrante (expectativas no satisfechas)
que tiene el objetivo de eliminar esa fuente de amenaza.
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Cuando estamos muy nerviosos, de mal humor, es muy difícil racionalizar e intentar
cambiar los pensamientos (necesitamos enfriarnos para pensar, en caliente es
imposible, lo mejor es irse de la situación). Por ello es conveniente conocer de antemano
las situaciones y cosas que desencadenan nuestra ira y detectar los síntomas físicos y
cognitivos (pensamientos) que nos alertan o avisan de que vamos a perder el control,
para que así cuando ocurra, y detectemos esas señales, poner en práctica estrategias
para controlarnos. Existen muchos síntomas corporales que nos indican que nos
estamos llenando de rabia: sequedad de la boca, tensión muscular, apretar las
mandíbulas, aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, sudoración, etc.
Las distorsiones pueden actuar dificultando la comunicación con otras personas. Por
este motivo, el conocer en qué consisten y cómo actúan, nos puede aportar una
herramienta útil para la posterior detección y supresión. Como dice Martínez (2000) en
el manual de técnicas de comunicación en la interacción de seguridad y vigilancia, los
pensamientos distorsionados que más afectan a los a la comunicación son:
1. Pensamiento polarizado
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Consiste en establecer categorías absolutas a la hora de hacer valoraciones sobre la
realidad. Las cosas son siempre blancas o negras, todo o nada, estas a favor o en contra
mía...
a. Ejemplo: “Aquí o vas de duro o de débil” “Aquí solo hay dos tipos de internos:
los que no hacen nada y los que no paran”
b. Como reducirlo: “Pensar en porcentajes” “Hablar en términos medios, nada es
totalmente blanco o negro”
Consiste en hacer valoraciones sobre los motivos del porqué la gente se comporta de
una manera o de otra. Influirá en el proceso comunicativo cuando busquemos
explicaciones a nuestros problemas como resultado directo de las motivaciones
negativas de la gente contra nosotros.
a. Ejemplo: “No me saluda, seguro que pensara que no merezco respeto”, “Nadie
cierra la puerta de esta manera si no trama alguna cosas”, “No ha hablado,
seguro que no le importa lo que decimos”
b. Como reducirlo: “Se han de recoger pruebas antes de hacer afirmaciones de
esta manera”
4. Generalización excesiva
5. Personalización
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Consiste en hacer comparaciones constantes en relación con un igual. Por ejemplo
comparar todo lo que pasa con nosotros mismos
a. Ejemplo: “Seguro que está molesto con mi trabajo, cuando ha entrado no me
ha mirado” “Seguro que ríen porque debo haber hecho alguna cosa mal”
b. Como reducirlo: “Aportar pruebas que verifiquen nuestra percepción” “Si
hace falta preguntar”
6. Magnificación – Minimización
Aparece cuando tendemos a aumentar los fracasos y disminuir los éxitos de la gente que
nos rodea de manera desproporcionada
a. Ejemplo: “No ha limpiado la habitación, es vergonzoso” “Lleva un mes si
causar un conflicto, pero tampoco es para tanto, no es para felicitarlo”
b. Como reducirlo: “Intentar valorar más a la gente por aspectos positivos y no
exagerar los aspectos negativos”
7. Debería de......
8. Etiquetaje
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9. Razonamiento emocional
A veces expresamos juicios sobre la realidad y los otros según nuestro estado de ánimo
y no por premisas objetivas derivadas de la interacción normal.
a. Ejemplo: “Me siento deprimido, seguro que me dirás malas noticias” “Me
siento engañado, seguro que no me han dicho todo lo que me querían decir”
b. Como reducirlo: “Encontrar pruebas que apoyen las valoraciones que hacemos
a parte de nuestro estado de ánimo”
9. Evasión de control
Ocurre cuando creemos que las cosas que nos pasan son incontroladas, que no tenemos
influencia sobre ellos y no podemos cambiarlas
a. Ejemplo: “No tengo nada que hacer, nunca me harán caso”
b. Como reducirlo: “No exagerar y pensar que todo lo que hacemos, por poco que
sea, tiene unas consecuencias”
Este tipo de pensamientos actúan automáticamente, por lo que es muy difícil, poder
cambiarlos. Sin embargo, existen diferentes métodos alternativos para suprimirlos. Así
basándonos entre la interdependencia entre pensamiento, emoción y
comportamiento, cada pensamiento origina un tipo de emoción concreta y hace que
actuemos de una forma determinada. Así si identificamos esta emoción, podemos
identificar el tipo de pensamiento distorsionado en el cual nos hemos basado para la
situación concreta, para después transformarlo por otro más adaptativo, que genere
una emoción más agradable.
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Para suprimir la distorsión utilizamos la técnica de las tres columnas:
A B C
TIPO DE PENSAMIENTO
RESCRIBIR LA ORACIÓN SIN
QUE PROVOCA LA DISTORSIÓN
LA DISTORSIÓN
EMOCIÓN NEGATIVA
Hay ocasiones en las que el enfrentamiento es inevitable. Según las personas con las
que tratemos o en los ambientes en que trabajemos, pueden haber personas con
problemas para controlar la agresividad, la impulsividad o simplemente, esas personas,
no tienen las habilidades comunicativas necesarias para responder al medio, y utilizan
comportamientos desadaptativos para cubrir esta necesidad.
Ante estas situaciones en las que las otras personas actúan con hostilidad conviene:
Reconocer la irritación de la otra persona y escuchar atentamente, mostrar una actitud
abierta al problema, buscar un lugar privado o donde estén sólo para discutir, mantener
un tono calmado y bajar el volumen de la voz, demandar un cambio de conducta y si se
produce reforzarlo o pedir ayuda, si se percibe que no podemos controlar la situación.
Por otro lado, dado lo especial de este tipo de situaciones no conviene: Rechazar la
irritación o intentar calmar a la otra persona antes de tiempo, negarse a escuchar, hacer
una defensa rígida de las normas establecidas, avergonzar o continuar las
confrontaciones en situaciones públicas, aumentar el nivel de la voz para hacerse
escuchar o pasar a ver lo que debería de hacer y no debería de hacer la otra persona.
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Habilidades comunicativas ante posturas inflexibles
Según Martínez (2000), ante situaciones donde la otra persona se resiste a llegar a un
acuerdo y es inflexible, podemos adoptar una serie de acciones con el fin de evitar actuar
de manera impulsiva ante los ataques de otra persona:
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MÓDULO 4: ESTRATEGAS EFECTIVAS PARA LLEGAR A ACUERDOS
4.1. La negociación
Las personas que sean capaz de resolver los conflictos de manera satisfactoria,
teniendo en cuenta los deseos de la otra persona, respetando su punto de vista y
buscando soluciones buenas para los partes, serán aquellas que menos originarán y, por
lo tanto, sufrirán las consecuencias negativas que vienen asociadas al mismo.
El término Negociación se puede definir como “El proceso por el cual las partes en
conflicto se comunican e influyen mutuamente para alcanzar un acuerdo, cuando tienen
preferencias parcialmente opuestas.”
Toda persona que quiera ser buena negociando debe reunir una serie de características
que le ayudarán en el proceso aumentando notablemente las posibilidades de cerrar
acuerdos satisfactorios:
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• Respetuosa: muestra deferencia hacia su interlocutor, comprende su posición y
su meta es llegar a un acuerdo justo y beneficioso para ambas partes.
• Honesta: negocia de buena fe, no busca engañar a la otra parte y cumple lo
acordado.
• Profesional: tiene una buena formación y prepara minuciosamente cualquier
negociación sin dejar nada al azar y evitando así la improvisación. Es meticuloso,
recaba la mayor cantidad de información posible, ensaya con minuciosidad sus
presentaciones y define con precisión su estrategia y sus objetivos. Le da mucha
importancia a los pequeños detalles.
• Firme: tiene las ideas muy claras, sabe lo que busca y hasta dónde puede realizar
concesiones. El buen negociador es suave en las formas, pero firme en sus ideas,
aunque sin llegar a ser inflexible; esto implica tener las ideas muy claras y el
coraje de luchar por ellas.
• Autoconfianza: el buen negociador se siente seguro de su posición, no se deja
impresionar por la otra parte y no se siente intimidado por el estilo agresivo del
oponente. Sabe mantener la calma en situaciones de tensión.
• Ágil: capta inmediatamente los puntos de acuerdo y de desacuerdo. Reacciona
con rapidez y es capaz de encontrar soluciones y tomar decisiones sobre la
marcha. Sabe adaptar su posición en base a la nueva información que recibe y
en función de cómo marcha la negociación sin dejar escapar ninguna
oportunidad.
• Resolutiva: busca resultados a corto plazo, aunque sin precipitarse. Sabe cuáles
son sus objetivos y se dirige hacia ellos superando los obstáculos que se le
presentan en el camino. No desiste sin haber luchado por conseguir su meta.
• Acepta el riesgo: sabe tomar decisiones valorando el riesgo que conllevan, pero
sin ser imprudente. Sabe diferenciar las decisiones que necesitan más tiempo y,
si es necesario, consulta con sus superiores.
• Paciente: sabe esperar, respetando el ritmo de la negociación; no se precipita
intentando cerrar un acuerdo ante el temor de perderlo.
• Creativa: encuentra la manera de superar los obstáculos, “inventa” soluciones
novedosas y es capaz de detectar nuevas áreas de colaboración.
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• Negociación evitativa: supone no negociar, evitar la negociación. En este caso ni
los resultados ni la relación son suficientemente importantes como para
implicarnos en una negociación activa.
• Negociación colaborativa: en esta estrategia son importantes tanto la relación
como el resultado; las partes intentan conseguir el mejor resultado posible,
manteniendo, o fortaleciendo, simultáneamente, su relación.
• Negociación acomodativa: queremos que el otro gane, mantenerle feliz, o bien,
no hacemos peligrar nuestra relación por el hecho de intentar alcanzar algún
beneficio.
• Compromiso: no es una estrategia de negociación diferente a las anteriores, sino
que se refiere al hecho de que, en general, las situaciones de negociación son
mixtas, es decir, tiene elementos de naturaleza puramente competitiva, y
elementos cooperativos.
No todas las situaciones de negociación son iguales, y aunque el objetivo como agente
de seguridad sea el de conseguir los objetivos e intentar mantener una relación positiva
como los demás, en algunas ocasiones podemos perseguir un objetivo en el que la
relación con la otra parte sea más positiva, o en otras nos importa más el resultado que
obtengamos. Es posible también, que dependiendo de las características del contexto,
no nos interese negociar. Es por eso que la negociación situacional, es decir, la idea de
que no existe un mejor estilo de negociación, sino que el negociador debe cambiar su
forma de negociar en función de las circunstancias que opere en un momento
determinado. Por ello, podemos tener un estilo negociador propio, pero también
debemos ser capaces de ser flexibles e identificar las situaciones en las que nos
convienen adoptar un estilo negociador u otro. A continuación, se presenta un cuadro,
en el que se exponen brevemente, cuáles son algunas circunstancias en las que cada
tipo de negociación es eficiente
Competitiva:
• Cuando se trata de negociaciones que tienen lugar una única vez y en las que
la relación futura no tiene por qué ser preservada
• Cuando se trata de negociaciones de carácter distributivo (unos ganan otros
pierden), en las que hay una determinada cantidad de bienes a negociar y
ambas partes desean obtener un 100%. Se trata de negociaciones en los que
los objetivos de ambos negociadores son incompatibles.
• Algunas veces se puede justificar el uso de la competitividad cuando, de
antemano, sabemos que la otra parte tendrá una actitud muy agresiva. La
mejor manera de plantarle cara será adoptando un estilo claro de competición
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pero sin caer en el error de ser excesivamente agresivo: sea duro con el
problema pero respetuoso con la persona.
Colaborativa:
Acomodativa:
• Cuando nos interesa ante todo, dar prioridad a la relación por encima de
cualquier resultado.
• En circunstancias en que interese fortalecer la confianza entre dos personas
que negocian. Ceder y acomodarse a las necesidades del otro puede ser un
acto de cortesía que favorezca las relaciones futuras.
• Cuando estamos invirtiendo a largo plazo. Una concesión hoy puede
significar un éxito futuro. Perder hoy para ganar mañana.
• En situaciones de “agenda oculta”. Uno cede en algo porque sabe que dentro
de un tiempo podrá aprovechar os efectos de esa acomodación en una nueva
negociación que la otra parte, por ahora, ignora.
• Cuando es necesario, ante todo, resolver una situación de conflicto. Si la paz
y el entendimiento han de prevalecer ante todo, una estrategia de
acomodación puede ser muy adecuada.
Evitar negociar:
• Cuando ambas partes tienden más a perder que a ganar en una negociación.
• En situaciones de conflicto latente, en las que empezar a negociar puede
hacer emerger una fuerte agresividad por las dos partes.
• Cuando estoy convencido de que no tengo absolutamente nada a conseguir
en una negociación. Por tanto, sólo puede haber beneficios para mi
contrincante.
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• Cuando tengo una alternativa tan excelente que no es recomendable perder
el tiempo en otras negociaciones.
Compromiso:
Para llevar a cabo una negociación, es necesario llevar a cabo una serie de pasos:
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• Las partes tienen la oportunidad de ser escuchados.
• Permite desahogar las emociones a las partes en conflicto.
• Las partes tienen el control sobre el proceso y sobre los resultados.
• Reporta percepción de equidad sobre los resultados.
La mediación puede ser particularmente útil cuando las partes tienen una relación que
quieren conservar. Entonces, cuando parientes, vecinos o socios tienen un conflicto, la
mediación puede ser el proceso de resolución adecuado.
La mediación también puede ser eficaz cuando las emociones están impidiendo una
resolución. Un mediador eficaz puede escuchar a las partes y ayudarlas a comunicarse
entre ellas de manera eficaz y no destructiva.
La mediación puede no ser eficaz si una de las partes no está dispuesta a cooperar o a
ceder. La mediación también puede no ser eficaz si una de las partes tiene una ventaja
de poder significativa sobre la otra. Por lo tanto, puede no ser una buena elección si las
partes tienen un historial de maltrato físico o emocional.
Dentro de las habilidades que debe tener un buen mediador se destacan las siguientes:
FUNCIONES HABILIDADES
Escucha activa, Parafraseo, Neutralidad, Aparcar ideas
Ayudar a que las partes
personales, creencias y/o prejuicios, Empatía.
cuenten
Atención al lenguaje no verbal, Realizar preguntas
circulares, Desbloquear conceptos de culpa, Apoyar el
Facilitar la comunicación
reconocimiento de las otras personas, Apoyar y
entre las partes
potenciar los gestos de proceso
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Errores comunes de los mediadores: Lo que no se debe hacer:
ERRORES RECOMENDACIONES
Discutir con una de las No hay que demostrar disgusto ni oposición a lo que diga una
partes de las partes.
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a. Las fases el proceso de mediación, es decir, en qué va a consistir dicho
proceso.
b. Cuáles serán las normas básicas:
▪ Cada parte podrá contar su historia sin interrupciones
▪ Clarificar el rol de los mediadores: los mediadores no juzgan ni
toman decisiones, el acuerdo sale de las partes. Los mediadores
ayudan a mejorar la comunicación, a transformar la relación y a
buscar puntos de acuerdo.
▪ Recordar la importancia de la confidencialidad del proceso.
B. Mediación:
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1. Presentación y reglas del juego. Fase dedicada a crear confianza entre el equipo
de mediación y los mediados, también se presenta el proceso y las normas a
seguir en la mediación.
2. Cuéntame. Fase en la que las personas que son mediadas exponen su versión del
conflicto con los sentimientos que le acompañan. Las partes han de ser
escuchadas. En esta fase las partes pueden ser escuchadas por separado si se
estima necesario antes de la reunión conjunta de las partes.
3. Aclarar el problema. Fase dedicada a identificar los nudos conflictivos, los
puntos de coincidencia y de divergencia del mismo. Se trata de establecer una
plataforma común sobre los temas más importantes que han de ser
solucionados.
4. Proponer soluciones. Fase dedicada a la búsqueda creativa de soluciones y a la
evaluación de las mismas por las partes.
5. Llegar a un acuerdo. Fase dedicada a definir con claridad los acuerdos. Estos han
de ser equilibrados, específicos, posibles. También se suele dedicar un tiempo a
consensuar algún procedimiento de revisión y seguimiento de los mismos
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5. Glosario de términos
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