—Estd bien, yo me he presentado en tu casa
sin avisar y me toca hablar primero —dijo
al fin Bice. Y en pocas palabras le cont6 lo
mAs importante de sus experiencias junto a
Cuervo.
—iVaya! —exclam6 Lucia tras ofr el relato
de Bice—. Mis aventuras vampiricas se que-
dan en nada al lado de las tuyas.
—Pues lo del vampiro vegetariano suena
muy interesante...
—Ahora te lo cuento. Pero espera que lame
a Tomi. Vive justo encima,
Lucia salié al balc6n y Ilam6 a su amigo,
que se asomé enseguida.
—Qué pasa, Luci?
—Baja un momento.
—Estoy haciendo los deberes.
—Esto es mas importante.
—Ya lo sé.
—zCémo lo sabes? —pregunt6 Lucia,
sorprendida.
—Porque cualquier cosa es mas importante
que hacer los deberes, Pero ya sabes que mi
madre no opina lo mismo.
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—Dile que yo te he dicho que es importante
y te dejara bajar.
—Es humillante que mi propia madre se
fie mas de ti que de mi —se quejé Tomi, pero
entré de nuevo en su cuarto y a los pocos mi-
nutos lamaba al timbre.
Alentrar en la habitacién de Lucia, no pudo
contener un grito.
—jAaaah! ,Cémo ha Ilegado ella hasta
aqui? —pregunté el nifio sefialando a Bice con
cara de espanto.
—Ha entrado volando por la ventana —iro-
nizé Lucia.
—Me llamo Bice. He ofdo su conversaci6n’
en el parque y... Bueno, yo también conozco a
un vampiro y he pensado que a lo mejor po-
drfamos... colaborar.
—Luego te Jo cuento con detalle —Ie dijo
Lucia a Tomi—. Ahora, vamos a contarle lo de
Lucarda.
—Es de fiar? —pregunté el nifio mirando’
a Bice de reojo.
—Yo creo que si —contest6 Lucfa—. Y
aunque no lo fuera, ,qué podemos perder
contandoselo? be
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