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estudiantes.
La evaluación formativa se utiliza preferentemente como estrategia de mejora y para ajustar sobre
la marcha, los procesos educativos de cara a conseguir las metas u objetivos previstos. Es la más
apropiada para la evaluación de procesos, aunque también es formativa la evaluación de
productos educativos, siempre que sus resultados se empleen para la mejor de los mismos. Suele
identificarse con la evaluación continua. (Martinez, 2011)
Desde este modo, lo que se trata de promover en la evaluación formativa es que ya no sea sólo el
docente el único y exclusivo agente evaluador, sino que los alumnos participen activamente en el
acto desde su lugar socioinstruccional. En este sentido, pueden realizarse tres tipos de
evaluaciones alternativas y complementarias a la evaluación desde el docente; éstas son: • La
autoevaluación: que es la evaluación del alumno acerca de sus propias producciones. • La
coevaluación: la evaluación de un producto del alumno realizada por él mismo en conjunción con
el docente. • La evaluación mutua: que se refiere a las evaluaciones de un alumno o un grupo de
alumnos que pueden hacerse sobre las producciones de otros alumnos o grupos de alumnos.
(Díaz, 2002)
Vincular la evaluación sumativa de los aprendizajes con la evaluación del proceso de enseñanza-
aprendizaje. Y procurar que los resultados de la evaluación sumativa repercutan en las mejoras del
proceso de enseñanza-aprendizaje. Como ya se mencionaba, la información arrojada por la
evaluación sumativa en un momento dado puede contribuir a una mejor adaptación del programa
nuevo al cual se integrarán los alumnos, y/o le permitirá al docente reflexionar y derivar
conclusiones globales sobre la propuesta pedagógica que siguió en dicho proceso o ciclo.
(Martinez, 2011)
Bibliografía
Díaz, F. Y. (2002). Estrategias Docentes para un Aprendizaje Significativo. Obtenido de https://des-
for.infd.edu.ar/sitio/upload/diazbarrigacap8_EVALUACION.pdf