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Resumen: Este ensayo expone los antecedentes legislativos del desalojo, formula un
análisis crítico específico y general de la Ley 30933, Ley que regula el procedimiento
especial de desalojo con intervención notarial, denuncia la grave omisión de no haberse
establecido un régimen dual, por el cual, además del desalojo con verificación
exclusivamente notarial, también se hubiera instaurado un régimen de petición directa
ante el Juez de Paz Letrado para un procedimiento análogo al notarial.
Abstract: This essay exposes the legislative background of the figure of the eviction,
formulates a specific and general critical analysis of Law 30933, «Law that regulates the
special eviction procedure with notarial intervention», denounces the serious omission of
not having established a dual regime, by which, in addition, the eviction with verification
exclusively notarial, also had established a regime of direct petition before the Magistrate
Justice for a procedure analogous to the notarial.
El desalojo se asocia en términos sencillos con la idea de expulsar o hacer salir de un lugar
a alguien o algo[2]. El tema no es pacífico, porque especialmente en cuanto al desalojo por
ocupación precaria se han suscitado intensos e inacabables debates sobre su ámbito,
pues hubo posturas que decían que el desalojo es una acción posesoria reducida a la
relación de intermediación posesoria, es decir, una acción de recuperación de una
posesión que se ha concedido, mientras que, por ejemplo, si es un poseedor cuyo título
posesorio no tiene relación alguna con la del propietario, debe ser objeto de reivindicatoria
(fue fundamentalmente la tesis del profesor Gunther Gonzáles Barrón)[3].
Por otro lado, hubo quienes sostuvieron que el concepto de desalojo desde el Derecho
Romano hasta la actualidad ha evolucionado y puede tutelar a cualquiera que tenga el
derecho a discutir la posesión, esto es, no sólo abarca la relación cedente (poseedor
primario, indirecto o mediato) y cesionario de la posesión (poseedor secundario, directo o
inmediato)[4]. Dejo aclarado que no es objeto del presente, evaluar las particularidades de
cada postura y asumimos el riesgo de la imprecisión de nuestra generalización, que sin
embargo no afecta las tesis centrales manejadas por cada bando.
La esperanza de celeridad pronto fue diluida por la excesiva teorización de los juristas y la
práctica de un dogmatismo estéril por los operadores jurídicos, pues éstos llevaron a
problemas de alta inseguridad jurídica, especialmente por la falta de acuerdo respecto al
concepto de poseedor precario establecido en el artículo 911° del Código Civil. El caso
más grave fue la asunción de posturas contradictorias por la Corte Suprema respecto a la
extinción del contrato de arrendamiento por falta de pago (artículo 1694° del Código Civil)
y por vencimiento de contrato de arrendamiento (1697°), las que cuando se demandaban
bajo la causal de ocupación precaria eran declaradas improcedentes bajo el fundamento
que correspondía el desalojo por las causales específicas (por ejemplo, resolución por
falta de pago) más no por la causal de precariedad, mientras que otros, defendieron una
concepción amplia de la precariedad.
Luego de la publicación del Cuarto Pleno Casatorio Civil, los jueces de Paz Letrado han
quedado impedidos de conocer los procesos de desalojo en los casos de que exista
requerimiento de restitución del bien (carta notarial) de parte del arrendador hacia el
arrendatario (artículo 1704 CC); toda vez que en todos estos casos éste último ha quedado
constituido en poseedor precario, por lo que el Juez competente para conocerlos es el
Especializado, quedando impedido el arrendador de interponer demanda de desalojo por
vencimiento de contrato, sino únicamente por ocupación precaria[7].
Bajo esa concepción, si un humilde arrendador cede una pequeña habitación cuya renta
mensual no sobrepase de S/. 500.00 mensuales, si ha requerido al arrendatario moroso o
con contrato vencido la devolución del bien, al haber fenecido el título posesorio de
arrendamiento, tendría que acudir al Juzgado Civil y litigar hasta la Corte Suprema. Como
señala Pasco Arauco, el arrendador se encuentra atrapado, “sin escapatoria”[8]. El caso es
que las reglas que los jueces están infiriendo del IV Pleno Casatorio Civil, son absurdas,
pues ésta no ha establecido ninguna regla semejante a “la exclusión de demandas de
restitución bajo la causal de vencimiento o conclusión del contrato de arrendamiento”,
tampoco ha fijado alguna regla símil a que “los arrendamientos vencidos sólo pueden ser
demandados como desalojo de ocupación precaria”, menos una regla por la cual, “todas
las pretensiones de desalojo, en todas sus modalidades y supuestos sean de competencia
exclusiva de los Juzgados Civiles o de quien haga las veces de éste (Juzgados Mixtos)”[9].
Esta incertidumbre jurídica es insostenible y amerita una revisión urgente, pues los
juzgadores están más preocupados en deshacerse de las causas, en aligerar su carga, a
costa de lo que sea, buscando lo más conveniente a dicho propósito y están muy lejos de
hacer justicia a favor de los ciudadanos que claman pronta tutela judicial.
El 28 de mayo de 2014, se publicó la Ley 30201, llamada en el coloquio jurídico como Ley
contra los inquilinos morosos, mediante el cual el legislador, introdujo por la ventana un
extraño régimen de desalojo por cláusula de allanamiento futuro, el cual no ha sido
debidamente comprendido pero que de cierto modo goza de una relativa celeridad, pues
de acuerdo a la modificatoria introducida al artículo 594° del Código Procesal Civil, en los
contratos de arrendamiento con cláusula de allanamiento futuro, presentada, admitida y
notificada la demanda, el emplazado en el plazo de 6 días deberá acreditar tener un
contrato vigente o haber pagado la renta, de lo contrario se emite la resolución ordenando
el lanzamiento dentro del plazo de 15 días, el cual, sin embargo puede ser apelado dentro
del plazo de 5 días, de modo que el demandante para recuperar su posesión tendrá que
esperar realmente el pronunciamiento del Ad-quem.
Ni siquiera ésta Ley fue una solución, pues existen jueces que, si por falta de pago, el
arrendador ha enviado carta de resolución del contrato con allanamiento futuro o carta de
requerimiento de devolución, decretan que el arrendador debe acudir a la vía del desalojo
por precario. Existen jueces con criterios reduccionistas (lastimosamente son la mayoría)
quienes utilizan en contra del arrendante los actos jurídicos de tutela extrajudicial, cuando
más bien debe efectuarse un uso teleológico de los mismos, es que, si el arrendador
resuelve el contrato o requiere la devolución al estar vencido el contrato, será justamente
para buscar que el arrendatario lo devuelva sin ir a un engorroso proceso judicial, pero ese
hecho no puede ser usado por el juez para señalar que por no haber acudido directamente
al Juzgado está condenado al trance del desalojo por ocupante precario, esa forma de
razonamiento tampoco deja de ser perverso.
Dejo aclarado que no le deseo el fracaso de ésta nueva Ley, sino que la fuerza de la razón
y de los hechos que a continuación expondremos nos permiten postular tal hipótesis.
2.1. Nomenclatura
Sin duda alguna, la LDN crea un nuevo régimen de desalojo, la denominación que los
comentaristas y noticieros le han dado, dista mucho de ser acertada, pues no es un
desalojo notarial, tampoco hay forma de que lo sea, dado que el Estado a través de sus
autoridades es el que ostenta el monopolio del uso de la fuerza para expulsar a un
inquilino que se resiste a salir del inmueble, que es la idea central de un desalojo, atributo
que ostenta exclusiva y excluyentemente el Poder Judicial (con auxilio de la Policía
Nacional), de cuya función el Estado ni puede abdicar, ni delegar en otros entes,
recuérdese que hasta las decisiones adoptadas en el fuero arbitral pese a devenir de un
itinerario procesal que ostenta naturaleza contenciosa, para su ejecución requieren de la
participación del poder judicial, de modo que los Notarios al no detentar facultades para
resolver asuntos contenciosos[10], menos detentan facultades para el desalojo que, como
reiteramos, alberga la idea de expulsión por la fuerza.
2.2. Alcances de la ley: es falso que cualquiera con derecho a restitución puede acogerse a éste
procedimiento
De la redacción del artículo 2° de la Ley, da la impresión que los alcances de éste régimen
de desalojo fuera universal en cuanto a sujeto y bien inmueble, pues establece que pueden
acogerse al procedimiento el propietario, el arrendador, el administrador y todo aquel que
considere tener derecho a la restitución de un bien inmueble, lo que sí queda claro es que
puede recaer sobre cualquier inmueble sólo con la condición que esté debidamente
individualizado. Pero ¿Hasta qué punto es cierto que puede efectuar cualquier sujeto con
derecho a la restitución y contra cualquier arrendatario? No es del todo cierto, es que si
bien el artículo 2° en cuanto señala “cualquiera que tenga derecho a restitución” y eso
incluye al propietario, administrador, comodante, al mero poseedor arrendante o
cualquiera que haya otorgado, empero, para el desalojo bajo éste régimen es
condición sine quanon que el peticionante sea arrendante, si no ostenta tal condición,
simplemente no está habilitado a reclamar la devolución en el marco de éste régimen. En
ese contexto, el Artículo 2° incurre en una innecesaria enumeración de cualidades de
sujeto habilitado a reclamar que llevarán a confusión, debate e incertidumbre, pues antes
que propietario o administrador, la única cualidad requerida es el de arrendador del
inmueble. Esto es así porque de acuerdo con el artículo 4°, es requisito de procedencia la
presentación del contrato de arrendamiento, lo que significa que el propietario,
administrador o superficiario que no haya celebrado arrendamiento no puede someterse a
éste régimen.
Entonces, el alcance del régimen está reducida estrictamente a desalojo por vencimiento
de arrendamiento o por resolución a causa de mora en el pago del mismo, vale decir, no
alcanza a obligaciones de restitución derivadas de otro tipo de contratos, por ejemplo, el
de constitución de anticresis, de comodato, constitución de usufructo, constitución de
derecho de superficie, constitución de uso o habitación, de constitución de servidumbre.
Es entendible que sea así, porque es una Ley confeccionada exclusivamente para
arrendamientos, pero ha sido innecesario que se haga alusión a cualquiera que tenga
derecho a restitución, cuando en realidad, sólo el arrendante puede efectuarlo, hubiera sido
preferible que la redacción quede reducida sólo a arrendante, sin caer en la falacia de su
alcance universal.
2.3. ¿Cuáles son los requisitos a observarse durante la celebración del contrato?
ii) Aquél contrato debe haberse elevado a Escritura Pública o constar en el Formulario
Único de Arrendamiento de Inmueble destinado a Vivienda (FUA), creado por el Decreto
Legislativo 1177.
También al respecto surgirán interrogantes o debates que serán difíciles de afrontar, pues
la Ley en comentario no precisa si el FUA debe estar certificada y si a ella se debe
acompañar el Reporte del RAV, requisito que sí exige el artículo 15.1.b del Decreto
Legislativo 1177. Por nuestra parte y siendo consonantes con que se exige Escritura
Pública, consideramos que las firmas puestas en el formulario deben estar certificadas por
Notario, además, se debe acompañar el reporte del RAV, de lo contrario el contrato no
estará bajo los alcances de este régimen. En cualquier caso, los arrendatarios plantearán
ante los notarios éstos cuestionamientos que revisten naturaleza contenciosa, los que
serán suficientes para hacer tambalear al sistema. Seguramente algunos notarios seguirán
la consigna de decidir tal aspecto pese a su naturaleza no contenciosa y llevarán adelante
el procedimiento.
iv) El inmueble debe haberse identificado e individualizado de manera inequívoca en el
mismo contrato de arrendamiento, en el cual debe consignarse las referencias precisas de
su ubicación.
vi) El contrato debe contener una cláusula de sometimiento expreso de las partes, tanto
para la verificación notarial de las causales de vencimiento de plazo del contrato o
resolución por falta de pago de renta, así como a la expedición del mandato judicial de
lanzamiento y ejecución.
No hay duda que las exigencias de tales detalles en el contrato son exagerados, darán pie
a que el mínimo error en la redacción sea motivo de cuestionamiento por el arrendatario
moroso, se ha incurrido en un excesivo formalismo lejos de dotar de flexibilidad y agilidad
a los pasos de éste desalojo especial. En ese contexto tiene razón el profesor Mejorada,
cuando señala que “no hay razón para que los contratos de arrendamiento cumplan
formalidades y cláusulas complejas. Debería bastar que conste por escrito, indicando el
plazo del arrendamiento, lo mismo que el procedimiento privado para la resolución por falta
de pago, el sometimiento a la decisión notarial y, bueno, firmas legalizadas”[13]. Agregamos
que hubiera sido suficiente que exista cláusula de sometimiento al régimen especial, lo
demás es innecesario y, como enfatizamos, traerá consecuencias negativas. La sencillez
en el lenguaje es una cualidad que se clama respecto al Derecho, clamor frente al que los
operadores jurídicos (legisladores) prefieren usar un tapón auditivo.
Son causales númerus clausus, pues no permiten la invocación de ninguna otra, en caso
que la obligación de devolución derivara de otros supuestos, por ejemplo, la extinción por
resolución bajo las causales de subarrendamiento, darle un uso diferente para el cual el
inmueble fue arrendado, peligro inminente de destrucción del inmueble o el caso de
extinción por enajenación del bien a terceros, ni por la extinción bajo la causal de
vulneración de cualquier otra obligación por más flagrante que sea. Considerando la
naturaleza de éste régimen, resulta un acierto que en el Artículo 6.3. de la Ley, se haya
restringido expresa y exclusivamente a las dos causales indicadas, estableciendo que
respecto a otras obligaciones las partes pueden acudir a las autoridades competentes.
Las dos causales aplicables a éste régimen, sin embargo, no gozan de una claridad
necesaria, esto ya ha sido advertido por Pasco Arauco, quien inclusive ha dado cuenta de
la existencia de “horrores”[14] en la regulación, su concepción en gran medida es
razonable, salvo la interpretación en favor de la vía precaria que efectúa, cuando las
causales deben orientarse a la interpretación pro-actione, es decir, a favorecer la viabilidad
de éste nuevo régimen. Lo que sí resulta cierto es que la fórmula “Vencimiento del plazo
del contrato de arrendamiento”, es imprecisa, pues los contratos de arrendamiento pueden
ser celebrados a plazo determinado e indeterminado, respecto al vencimiento de los
primeros no hay inconveniente, en cambio respecto a los arrendamientos de naturaleza
indeterminada resultará impropio señalar vencimiento, hubiera sido preferible que se
añada la fórmula “o, conclusión conforme al Artículo 1703 del Código Civil”. Ésta
imprecisión traerá problemas, pues algunos notarios aceptarán el trámite sólo respecto a
contratos con plazo determinado excluyendo los de plazo indeterminado. La interpretación
más razonable deberá llevar a entender que la causal también alcanza a la finalización, sin
embargo, es obvio que abre una enorme posibilidad de suficiente argumento al
arrendatario moroso para oponerse bajo el fundamento de vulneración de las
formalidades exigidas. Mayor problema traerá los contratos con períodos voluntarios y
forzosos a los que refiere el artículo 1701 y 1702 del Código Civil.
Otro problema latente que se asoma es que la LDN no señala el plazo o período de renta
suficiente para que se configure la resolución del contrato, señala allí que sería lo que las
partes hayan acordado en el propio contrato pero que de no haberse establecido se aplica
el Artículo 1697° del Código Civil ¿Significa eso que las partes pueden pactar la resolución
por incumplir la renta por ejemplo de una sola una mensualidad? Considero que NO dado
que el pacto sería ineficaz o nulo por contravención del Artículo 1698° del Código Civil,
según el cual la resolución no opera en ningún caso si no se han cumplido dos meses y
quince días. ¿Entonces qué utilidad tiene la regulación remisiva al contrato si ésta será
socavada por la norma imperativa existente? Podría pensarse que sería válido pactar el
incumplimiento de mayores períodos a sólo dos meses y quince días, si bien es admisible
esa tesis, sin embargo, decae por la ausencia de utilidad al arrendador, pues no le
convendrá dotar de un plazo más largo al arrendatario incumplidor o moroso como
condición para la resolución del contrato; aquella tesis sería incompatible con el espíritu
de celeridad máxima que inspira a la LDN. Va quedando claro que el plazo necesario de
incumplimiento de pago de la renta como condición para la resolución del contrato del
arrendamiento será estrictamente lo que señala el Artículo 1697° del Código Civil,
entonces también queda confirmada la innecesaria apertura de la sujeción a lo pactado en
el contrato, más sencillo y menos confuso hubiera resultado la remisión a secas al referido
artículo.
Se podría aseverar que los actos preparatorios inician o deben iniciar con la celebración
del contrato con una debida asesoría legal, cumpliendo con todas las rigurosas y pesadas
formalidades que se ha impuesto mediante la LDN. Es que los contratos se celebran
precisamente como un instrumento de seguridad, de cobertura jurídica contra un eventual
incumplimiento por alguna de las partes, porque los compromisos mediante palabras ya
no cuentan en nuestra época compuesta por complejísimas relaciones sociales. Los
contratos son una preparación para afrontar el futuro conflicto, de lo contrario, nadie
firmaría complejos documentos.
Una vez extinguido el contrato por vencimiento del plazo establecido o por incumplimiento
de los pagos por parte del arrendatario, el procedimiento de desalojo bajo éste régimen
comienza por la presentación de una petición al notario, el cual, propiamente no puede ser
llamado petición de desalojo, pues no es el Notario quien va a efectuar el desalojo, sino
que aquél se limitará sólo a efectuar la verificación de la mencionada extinción del
contrato, esto es, de la configuración de la causal, por ello, considero que el Artículo 6.1.
incurre en un equívoco al referir solicitud de desalojo, debería denominarse simplemente
solicitud de verificación de causal de extinción del contrato de arrendamiento o en todo
caso solicitud de verificación de causales de desalojo.
a) Acorde con el artículo 8.1. de la LDN, en cuanto reciba la petición del arrendante, el
Notario verifica los requisitos de procedencia referidos a individualización del inmueble,
formalidades del contrato de arrendamiento, verifica también los requisitos de forma de la
petición misma. La norma guarda silencio sobre qué decisión debe adoptar si lo encuentra
insatisfactorio. Habría que diferenciar entre requisitos de admisibilidad y los requisitos de
procedencia, las que pueden ser subsanadas, en cuyo caso, puede otorgarle un plazo,
aunque en la práctica las Notarías recepcionan las peticiones sólo cuando verifican que
cumplen con todos los requisitos. En caso que verifica que la petición no se sustenta en
las causales de extinción por vencimiento y resolución por incumplimiento de pago, de
acuerdo con el Artículo 8.5.1., el procedimiento concluye sin formación de título ejecutivo.
b) De hallar satisfecho los requisitos, el Notario admitirá a trámite, luego notificará de la
petición de restitución al arrendatario en el inmueble materia de desalojo y, de ser el caso,
en el domicilio contractual (Artículo 8.2.)
c) El arrendatario ostenta 5 (cinco) días hábiles para que acredite no estar en las causales
de vencimiento de contrato o resolución por incumplimiento de pago.
f) Extendido el acta antes aludida, el notario lo remite al Juzgado de Paz Letrado del
distrito donde se localiza el inmueble a efectos de que por el sólo mérito de lo actuado en
sede notarial proceda con el lanzamiento del inmueble (Artículo 8.4.2. de la LDN). No
queda claro si la remisión lo efectúa de oficio o previa petición y pago de tasas por el
interesado, pues de acuerdo con el Artículo 9.1. el interesado debe formular una solicitud
de lanzamiento dirigida al Juez de Paz Letrado para que sea trasladada por el Notario
conjuntamente con todo lo actuado en dicha sede. Resulta un tanto confuso si el traslado
debe producirse previo requerimiento judicial o podría el Notario entregar directamente al
arrendante todo lo actuado para que adjunte a su solicitud judicial de lanzamiento.
La resolución judicial que ordena el lanzamiento es apelable sin efecto suspensivo, esto
es, en términos comunes, que la apelación no interrumpirá (no suspenderá) el trámite del
proceso, específicamente la ejecución del mandato judicial de lanzamiento se realizará a
pesar de la apelación. La norma guarda silencio sobre ¿Cuál es el procedimiento a seguir
si la apelación es estimada por el Ad-quem?[19] Lo más aceptable sería si el mandato
judicial de lanzamiento es declarado nulo el A-quo emitirá otra resolución judicial que de
ser nuevamente mandato de lanzamiento sólo correspondería tener por ejecutado el
mismo en razón a que el arrendante ya ha sido restituido puesto que la nueva apelación
que formularía el arrendatario ejecutado se concederá igual sin efecto suspensivo,
además, esa fórmula es necesaria por una cuestión de pragmatismo que conlleve a evitar
lanzamientos a diestra y siniestra, de ida y de vuelta. En cambio, si la resolución del A-quo
variara en virtud a la resolución nulificante del Ad-quem, sin perjuicio de la apelación que
en éste caso formulara debería ordenarse al arrendante la restitución al arrendatario
ejecutado, ya que fue lanzado en virtud a una resolución nula, con mayor razón debería
proceder la devolución si el Ad-quem revoca el mandato judicial de lanzamiento. Lo ideal
hubiera sido la precisión normativa que, efectuado el lanzamiento, la devolución al
arrendatario procederá sólo si el Ad-quem revoca el mandato judicial de lanzamiento.
c) La LDN expresa en su Artículo 9.3. que la Policía Nacional del Perú dentro del plazo de
dos días desde la notificación presta asistencia y garantía para la ejecución del desalojo y
finalmente, concluido el procedimiento el arrendador puede solicitar el pago de costas y
costos judiciales, así como el pago de los servicios notariales (Artículo 9.4.) los que serán
liquidados con las constancias de pago obrantes en el propio expediente judicial y el
correspondiente comprobante de pago idóneo emitido por el Notario que prestó los
servicios, la idoneidad está referida a que debe ser alguno de los que la SUNAT haya
autorizado.
2.7.2. Algunos autores, entre ellos Gonzáles Loli[20], señalan que éste régimen permitirá
reducir los plazos, pues la verdadera dificultad son las posibilidades procesales de dilación
con los que cuentan los arrendatarios, mientras que efectuado el lanzamiento anticipado,
ni siquiera se tomarán la molestia de impugnarlo. Otros por el contrario, como es el caso
del Juez Limo Sánchez han precisado que el denominado “desalojo notarial express
contiene una serie de formalismos que le generarán mayores costos a los
arrendadores” [21], por lo que “resulta innecesario y oneroso para los arrendadores, quienes
actualmente ya cuentan con el desalojo derivado de contrato de arrendamiento con cláusula
de allanamiento a futuro (desalojo express)”, peor aún, formuló una pregunta sugerente
“¿por qué el legislador facilita y trabaja al detalle para agilizar los procesos que se tramitan
a través de notarías o árbitros y, sin embargo, no tienen esa misma intención de mejorar los
procesos a nivel judicial?”[22].
2.7.3. Más allá del real interés detrás de la Ley que ha sido especulado, es dable advertir
aspectos que podrían socavar su eficacia, esa preocupación lo compartimos con el
mencionado profesor Ninanamanco[23], es que, no hay forma que ésta Ley sea la solución
perfecta que le han atribuido sus promotores. La oposición de terceros en el
procedimiento de verificación notarial o la oposición contenciosa del propio arrendatario
moroso harían imposible la continuación del procedimiento notarial, toda vez que la Ley
propiamente ha guardado silencio sobre la oposición de terceros porque ha sido pensado
estrictamente en la relación arrendador-arrendatario, pero los fenómenos jurídicos suelen
ser algo más complejos. Pensemos en supuestos ¿Cómo actuaría el notario si un tercero
se opone al procedimiento irrogándose el derecho de propiedad y adjunta un documento
cualquiera que le señala como titular? ¿Qué decisión adoptaría si el propio arrendatario
señala vicios en el título del arrendador? ¿Si el arrendatario desconoce y reconoce
convenidamente la existencia de otro titular que le ha otorgado un arrendamiento común o
le ha otorgado cualquier otro título posesorio –inclusive-? ¿El Notario podrá extender el
acta de verificación aun cuando el arrendatario señalara que fue objeto de invasión por un
tercero ajeno a la relación contractual? ¿La función notarial alcanza hasta la potestad de
definir que todas aquellas alegaciones u oposiciones análogos no ostentan el carácter
contencioso?
2.7.5. No considero acertada la postura asumida por Mejorada Chauca, quien señala que
no importa que la función atribuida al notario ya no ostente el carácter “no
contencioso”[27]. Más bien coincidimos con el profesor Ninamanco en cuanto éste
régimen de desalojo con intervención notarial no deja de ser un procedimiento no
contencioso (aunque demasiado sui generis y extremadamente express) porque, además,
la propia Ley ha establecido en su primera disposición complementaria y final la aplicación
supletoria de la Ley 26662, Ley de Competencia Notarial en Asuntos No Contenciosos, el
cual establece en su artículo 6° como principio esencial del procedimiento en la instancia
notarial el consentimiento unánime, esto es, ausencia de contención o discrepancia, en
caso que los interesados “en cualquier momento de la tramitación manifiesta oposición, el
notario debe suspender inmediatamente su actuación y remitir lo actuado al juez
correspondiente, bajo responsabilidad”. En síntesis, estamos bastante lejos de que el
Notario pueda continuar el trámite dejando de lado oposición de terceros, inclusive de la
posibilidad de que aquél decrete la ausencia de interés de éste último.
2.7.8. Otra observación importante, sobre todo, crítica, es que mediante la Ley en
comentario se ha privilegiado demasiado la función notarial, pareciera que la motivación
del legislador se ha orientado en asegurar que los Notarios tengan monopolio de éste
régimen antes que lograr su funcionamiento óptimo, voces de cuestionamiento sobre
aquello ya han surgido, lo concreto es que el procedimiento notarial implicará un alto costo
y no sé si ello sea proporcional a la celeridad con que se tramitará. Debemos dejar claro
que no estamos en contra que los Notarios tengan las atribuciones para generar el título
ejecutivo de desalojo en éste régimen, lo que objetamos es que no se haya establecido
una alternativa para las personas que quieran acudir directamente a los Juzgados de Paz
Letrado, en un procedimiento análogo al que efectuarán aquéllos. Es que, el justiciable no
debe estar obligado a transitar exclusivamente por el procedimiento notarial, era necesario
que la Ley desarrolle un procedimiento análogo que inicie directamente en el propio
Juzgado para quienes lo consideren así, el cual podría haber sido inclusive más célere y
directo (véase la Fig. N° 02 ), pues el tránsito previo por la instancia notarial, que además
ostenta la desventaja de la posibilidad de ser frustrado por presentación de contención por
terceros, sería más lento en comparación a la presentación directa de la petición de
lanzamiento ante el propio Juez de Paz Letrado, nada impedía la instauración de un
régimen dual, pues si la verificación de las causales puede efectuarlo el Notario, con mayor
razón el Juez de Paz también puede, tanto más si éste está imbuido de potestades
jurisdiccionales, en consecuencia puede decretar la ausencia de interés de terceros que se
opongan al desalojo o remitirlos a una vía plenaria, o decidir continuar con el trámite bajo
éste régimen dejando al salvo el derecho de las partes a que efectúen la discusión en una
vía cognitiva, todas esas posibilidades han sido suprimidas con la limitación del régimen
sólo al monopolio notarial. ¿Por qué el desalojo ultra-sumarímo tiene que ser de exclusiva
verificación previa por los Notarios? Para que la LDN gire en real beneficio de los
justiciables era necesario que se establezca una alternativa para quienes deseen formular
petición judicial directa y otra para quienes elijan la vía notarial previa, ya sea por su
celeridad o confianza. El cuadro comparativo que a continuación presento, permitirá
entenderlo mejor:
Fig. : Comparativa del régimen con verificación notarial previa y la petición directa al
juzgado.
Fuente: Elaboración propia.
a) Una norma jurídica que establezca que en los casos de arrendamiento con plazo
vencido o contratos de arrendamiento extintos por resolución por falta de pago, el
arrendante o quien tenga derecho a restitución, puede a su elección acudir al Juzgado Civil
por la vía de desalojo por ocupante precario o, en tanto la cuantía de la renta lo permita al
Juzgado de Paz Letrado por la vía de desalojo por extinción de contrato. Para superar
todos problemas de interpretación que ha generado el IV Pleno Casatorio Civil.
b) Una norma jurídica de precisión en el Código Procesal Civil, por el cual se establezca
que las apelaciones contra sentencias que declaran fundada la demanda de desalojo por
ocupación precaria o extinción de contrato de arrendamiento por vencimiento o resolución
contractual, inclusive los desalojos con cláusula de allanamiento anticipado, se conceden
sin efecto suspensivo.
3. Conclusiones
Con la expedición de la Ley N° 30933, llamada Ley de Desalojo con Intervención Notarial,
ya existen cuatro regímenes procesales de desalojo, entre los cuales se pueden
mencionar. (i) el desalojo ordinario bajo las reglas del proceso sumarísimo establecida
en el Código Procesal Civil. (ii) El proceso de desalojo con cláusula de allanamiento
futuro establecida con ocasión de la modificatoria al Artículo 594° del Código Procesal
Civil, por el Artículo 5 de la Ley Nº 30201. (iii) El proceso de desalojo proceso único de
desalojo, por el Decreto Legislativo N° 1177, que establece el Régimen de Promoción del
Arrendamiento para Vivienda, que se tramita con arreglo a las reglas procesales allí
establecidas.
Constituye una grave omisión la no instauración de un régimen dual por el cual, además
de la verificación notarial previa, también exista una vía análoga de lanzamiento por
petición directa al Juez de Paz Letrado para los arrendantes que no deseen transitar por
el oneroso trámite notarial, omisión que carece de justificación alguna en tanto el Juez
de Paz con la función jurisdiccional del que se encuentra imbuida, no sólo puede
efectuar verificación análoga al que se le ha atribuido al notario, sino que, además
ostenta competencia plena inclusive resolver la contención que puede surgir dentro del
proceso, tanto peor si aquél régimen directo no hubiera generado más lentitud al
proceso que el régimen con intervención notarial.
Resulta necesaria la emisión de normas jurídicas que zanjen la incertidumbre creada por
el IV Pleno Casatorio Civil, igualmente una norma procesal que establezca que las
apelaciones a sentencias que declaren fundada las demandas de desalojo se conceden
sin efecto suspensivo.
Lima, otoño de 2019.
[2] RAE en línea https://dle.rae.es/?id=CPwEtzX
[3] Entre sus abundantes alegaciones a favor de ésta tesis, podemos citar: GONZÁLES
BARRÓN, Gunther. Proceso de Desalojo (y posesión precaria); Jurista Editores; Tercera
Edición, Lima 2016. GONZÁLES BARRÓN, Gunther. “Acción Reinvindicatoria y Desalojo por
Precario”. En: Actualidad Jurídica, Gaceta Jurídica, (232) Lima, 2013; disponible también
en el sitio web https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5475834.pdf (27/04/2019);
GONZÁLES BARRÓN, Gunther. “La posesión precaria. Crítica a la interpretación
dominante”. EN: Diálogo con la Jurisprudencia, Número 56, mayo 2003. Posteriormente en:
“Nuevamente sobre el Precario (réplica a un reciente artículo)”. EN: Jus Doctrina &
Práctica, Número 3, marzo 2007. GONZÁLES BARRÓN, Gunter. “Los Vaivenes
Jurisprudenciales sobre el Precario”. En Derecho y Cambio Social. Disponible en el
sitio http://www.derechoycambiosocial.com/revista022/precario_y_sus_vaivenes.pdf
(27/04/2019). GONZÁLES BARRÓN, Gunther. “La posesión Precaria, en síntesis (y réplica
contra los positivistas radicales)”. En Actualidad Jurídica N° 223, Lima; Pág. 81-97.
GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Nuevamente sobre el precario (réplica a un reciente
artículo). En: Foro Jurídico 7; Lima, 2007; Págs. 71 – 81. Disponible
en http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/forojuridico/article/view/18459/18699
[4] Fueron partidarios de ésta tesis, entre otros, el profesor MEJORADA CHAUCA, Martín.
La amplitud del precario. En: Gaceta Civil y Procesal Civil. Gaceta Jurídica – – N° 3, set.
2013, Lima; Págs. 13-20. RAMÍREZ CRUZ, Eugenio María. La posesión precaria en la visión
del Cuarto Pleno Casatorio Civil doctrina versus jurisprudencia. En: Gaceta Civil y Procesal
Civil. Gaceta Jurídica, N° 3, set. 2013, Lima. Pág. 47-60. PASCO ARAUCO, Alan. Sobre la
Posesión Precaria, el Desalojo y los Intolerantes. Analizando al analizador: una tesis
sugestiva, pero poco recomendable. En: Actualidad Jurídica, Tomo 219, N° 7, Año 2012.
LAMA MORE, Héctor. “Corte Suprema fija importante precedente vinculante sobre el
precario”. En: Gaceta Civil y Procesal Civil. Gaceta Jurídica – – N° 3, set. 2013, Lima; Págs.
21-42.
[7] Primera conclusión del Pleno Jurisdiccional Nacional Civil y Procesal Civil, celebrado en
Chiclayo, 3 y 4 de noviembre de 2017. Disponible en el sitio web https://img.legis.pe/wp-
content/uploads/2017/11/LEGIS.PE-Estas-son-las-conclusiones-del-Pleno-Jurisdiccional-
Nacional-Civil-y-Procesal-Civil.pdf (27/04/2019)
[10] Ha señalado GONZALES LOLI, Jorge. Ni notarial, ni exprés, simple desalojo con
lanzamiento anticipado basado en título ejecutivo notarial. Cfr.
en: https://lpderecho.pe/simple-desalojo-lanzamiento-anticipado-titulo-ejecutivo-notarial/
que, “Ello, no es exacto ni técnicamente admisible. El Desalojo y, en especial el lanzamiento,
lo seguirá ordenando el Juez, con apoyo de la fuerza policial, de ser necesario. El Notario se
limitará, dentro de su esfera de constatación de hechos, actos o circunstancias, a lograr un
Acta de Comprobación del Vencimiento del Contrato o su Falta de Pago”
[12] Según la RAE, dícese allanamiento al “Acto procesal del demandado por el que acepta
las pretensiones dirigidas contra él en una demanda”. Cfr. en línea Cfr.
en https://dle.rae.es/?id=1ustnZQ (28/04/2019)
[16] Algunos autores, es el caso del profesor Ninamanco, señalan que resulta una
contradicción extender un acta no contencioso cuando el procedimiento tiene visos de
tener la cualidad contenciosa en caso de oposición, por ello ha calificado a la LDN como
una contradictio in adiecto. NINAMANCO CÓRDOVA, Fort. El otro sendero del desalojo
express I: ¿contradictio in adiecto? En: La Ley. Cfr. en el sitio
web: https://laley.pe/art/7727/el-otro-sendero-del-desalojo-express-i-contradictio-in-
adiecto
Y no se vaya a decir que el tercero debió “defenderse” en la etapa notarial, pues al fin y al
cabo el notario mandó una notificación al inmueble y pudo enterarse del trámite, razón por
la cual ya no cabe defensa alguna en la etapa judicial. Una idea como esta le haría un
flaquísimo favor a la LDN, pues terminaría equiparando la etapa notarial del trámite de
desalojo a un proceso judicial, ya que el derecho de defensa se tendría que ejercitar ante un
notario, con lo cual la LDN incurriría en una inconstitucional manifiesta, pues el notario no
ejerce jurisdicción”. NINAMANCO, Fort. El otro sendero del desalojo express (II): ¿Mare
Tenebrosum? El problema de los terceros en la Ley del Desalojo Notarial. En: La Ley.
Disponible en el sitio web https://laley.pe/art/7800/el-otro-sendero-del-desalojo-express-ii-
mare-tenebrosum-el-problema-de-los-terceros-en-la-ley-del-desalojo-notarial (11805/2019)