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Esta terminología
se debe a la aparición de gran variedad de tipos celulares dentro del tumor, como ya se ha
comentado, por su origen en las células madre pluripotentes del embrión.
Las células madre pluripotentes son aquellas que no son capaces de formar un organismo
completo, pero sí pueden dar lugar a todo tipo de células y tejidos correspondientes a los tres
linajes embrionarios (endodermo, ectodermo y mesodermo).
El aspecto monstruoso de estos tumores hace que multitud de gente sienta pavor al ver las fotos
de los teratomas.
Los teratomas son normalmente tumores benignos, llamados también teratomas maduros.
También hay casos en los que aparecen teratomas malignos y se conocen con el nombre de
teratomas inmaduros.
En las mujeres, el teratoma ovárico o teratoma quístico es el tumor que se presenta con más
frecuencia en menores de 45 años y es de naturaleza benigna.
Por otra parte, el teratoma maligno se suele desarrollar más frecuentemente en hombres que en
mujeres y su localización habitual suele ser en el tórax (teratoma mediastinal).
Tipos
Como hemos dicho en el apartado anterior, existen dos tipos principales de teratomas:
Se presenta generalmente en mujeres en edad fértil y también se conoce con el nombre de quiste
dermoide. Representa el 10-20% de los casos de neoplasia en el ovario.
Estos tumores son de crecimiento lento. Su tamaño medio se sitúa entre los 5 y los 15 cm, aunque
pueden llegar a medir 45 cm.
El teratoma maduro es el tumor ovárico que más problemas puede dar durante la gestación.
Normalmente, son unilaterales y dominan en el ovario derecho, aunque en un 15% de los casos se
puede presentar de forma bilateral en ambos ovarios. También es posible encontrar más de un
quiste en el mismo ovario.
Otras localizaciones más raras de los teratomas maduros en los adultos son las siguientes: cráneo,
mediastino, retroperitoneo, mesenterio y región sacrococcígea.
Los teratomas inmaduros son poco frecuentes pero potencialmente cancerosos. Por lo general, se
presentan en niñas y jóvenes menores de 18 años, aunque es más frecuente encontrarlo en
hombres de 20 a 40 años.
Este tipo de tumor tiene un aspecto sólido, a veces necrosado, y está compuesto de tejidos
embrionarios inmaduros tales como tejido conectivo (el que dará lugar al cartílago o hueso), vías
respiratorias y cerebro. Aún siendo pequeño, si se compone de tejidos inmaduros se debe
considerar maligno.
Se distinguen diferentes grados según la gravedad y lo extendido que esté el tumor. Cuando el
teratoma no se ha extendido más allá del ovario, su tratamiento consiste en la extirpación del
propio ovario.
El pronóstico dependerá del tamaño del teratoma, de su localización, de lo extendido que esté y
de la edad de la paciente.
Causas y síntomas
La causa principal de la formación de un teratoma es un desarrollo anormal del tejido del embrión
en algún punto.
A continuación, vamos a comentar algunos síntomas más frecuentes en función del tipo de tumor:
Teratoma ovárico maduro: generalmente asintomático. Puede causar dolor de pelvis, dolor en las
relaciones sexuales, infertilidad o metrorragia (sangrado vaginal anormal).
Teratoma maduro del mediastino: puede comprimir órganos y afectar al funcionamiento del
cuerpo por su localización cercana al corazón y pulmones.
Existen otros tipos de teratomas con diferentes síntomas. Sin embargo, éstos son muy extraños y
aparecen en un porcentaje muy pequeño de la población.
Diagnóstico
Es muy difícil palpar estos tumores por vía abdominal. Por tanto, su diagnóstico suele de manera
accidental en un control rutinario o durante una intervención quirúrgica como una cesárea. Esta es
la razón del gran tamaño de los teratomas ya que, en la mayoría de casos, no es posible un
diagnóstico precoz.
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Tratamiento
El tratamiento de elección es la cirugía. En el caso de que el teratoma sea maligno, la cirugía debe
ir acompañada de quimioterapia.
En los teratomas maduros, la técnica menos invasiva utilizada para extirpar el tumor es la
laparoscopia. Sin embargo, en casos de teratomas inmaduros se puede utilizar también la
laparotomía (cirugía a través del abdomen).
Puesto que muchas de las pacientes están todavía en edad fértil, es importante que en las
intervenciones se evite dejar secuelas como las adherencias pélvicas, que pueden producir
infertilidad.
En casos más complicados, donde puede ser necesaria la extirpación de los ovarios
(ooforectomía), el especialista puede considera la opción de extraer solo parte del ovario para
mantener la función ovárica de la mujer.
Por último, cuando es necesario extirpar ambos ovarios, la mujer puede seguir manteniendo su
útero para poder tener hijos en un futuro a través de la ovodonación.
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Complicaciones
Entre las complicaciones derivadas de la presencia de un teratoma en el ovario podemos
encontrar las siguientes:
Ruptura del tumor o quiste provocando una peritonitis crónica, infección, adhesiones y
compresión de los órganos yuxtapuestos.
En cualquier caso, se recomienda seguir las instrucciones de los médicos especialistas como
ginecólogos y oncólogos para que los síntomas no den lugar a problemas mayores.
El teratoma es el tumor neonatal más común (aproximadamente 25% de todos los tumores que se
presentan en el neonato) y es el tumor de células germinales más frecuente en los niños. Son más
frecuentes en el género femenino con una razón femenino/masculino de 3:1. Se localizan
mayoritariamente en la región sacrocoxígea.
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Aunque lo normal sea encontrar teratomas ováricos benignos, en un 3% de los casos de teratoma
se encuentran células inmaduras y pueden tener un comportamiento maligno. Este tipo de tumor
se diagnostica en niñas menores de 18 años y su tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica
del ovario.
Aunque es muy raro que los teratomas contengan órganos más complejos, sí que ha habido casos
donde se han encontrado tejidos pertenecientes a ojos, cerebro, hígado, pulmones o tiroides.
Cabe destacar que nunca se han encontrado órganos completos.