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La evaluación de los aprendizajes demanda asumir una práctica evaluativa desde una
perspectiva integral y coherente con el enfoque por competencias, además de desarrollar una cultura
evaluativa en la escuela y el aula que recupere su sentido formativo. En la medida en que se asuma
que su finalidad no tiene por qué enfocarse solamente en verificar resultados o calificar, la misma
evaluación puede y debería servir para que el estudiante siga aprendiendo.
Por lo tanto, la evaluación aporta información cuyo uso es relevante para saber qué y cómo mejorar
los aprendizajes, en tanto consideremos que la evaluación permite:
Es necesario comprender el sentido y las implicancias que tienen las competencias en términos
evaluativos, asumiendo que la competencia la definimos como un saber actuar de manera integral y
pertinente en un contexto particular, en función de un objetivo o de la solución de un problema, en
la cual se desarrolla, selecciona y moviliza una diversidad de saberes (saber ser, saber hacer, saber
conocer) aprendidos en la escuela, demostrando idoneidad en el actuar.
A continuación, presentamos como ejemplo la competencia del dominio número y operaciones:
Resuelve situaciones problemáticas de contexto real y matemático que implican la
construcción del significado y uso de los números y sus operaciones, empleando
diversas estrategias de solución, justificando y valorando sus procedimientos y
resultados.
En este caso, cuando evidencia un desempeño o actuación integral y pertinente, en la medida en que
resuelve situaciones problemáticas, para lo cual desarrolla, selecciona y moviliza: actitudes (querer
abordar los problemas aplicando sus saberes matemáticos y demostrar responsabilidad),
conocimientos (saberes sobre los números y operaciones) y capacidades (saber cómo representar,
elaborar, utilizar, argumentar y comunicar las situaciones problemáticas de la vida real).
Observando esta situación, se puede decir que evaluar los aprendizajes, en términos de
competencias, significa identificar los logros y aspectos por mejorar en la actuación de las personas
respecto a la resolución de problemas del contexto.
Implica tener en cuenta los criterios e indicadores de una determinada competencia y brindar
retroalimentación oportuna de carácter descriptivo, más allá de poner un calificativo a los
estudiantes.
EVALUACIÓN
En esta sección, te presentamos el significado de la evaluación, sus propósitos y la manera de
llevarla a cabo. Además, te proponemos algunas recomendaciones para evaluar las capacidades
referidas a la comprensión y producción de textos.
¿Qué evaluamos?
Se evalúa la competencia , que se define como un saber actuar en un contexto particular de manera
pertinente, con vistas a una finalidad, seleccionando y movilizando una diversidad de recursos y
satisfaciendo ciertos criterios de acción considerados esenciales.
Para realizar la evaluación de una competencia, se ha formulado capacidades e indicadores que
contribuirán a observar lo que debe saber hacer cada niño, respecto de la capacidad y la
competencia al término de su formación en la Educación Básica Regular.
Comúnmente se comete el error de considerar en la evaluación aspectos que no tienen que ver con
el logro de la capacidad; por ejemplo, la revisión de cuaderno o el énfasis en la caligrafía y
ortografía.
En ambos casos son aspectos no relevantes para evaluar la comprensión. Esta costumbre es muy
negativa porque no ayuda a recoger información real respecto al desarrollo de las capacidades y del
logro de las competencias.
Asimismo, podremos saber si las indicaciones o instrucciones que formulamos son claras y
sencillas; de tal manera, evitaremos confusiones en los niños por no entender las consignas.
Si queremos recoger información de los niños del primer grado para evaluar sus progresos con
respecto de la escritura, debemos recopilar sus producciones escritas desde el inicio del año
escolar, así como el contexto en las cuales fueron escritas. Este será el punto de partida para
determinar los avances y sus producciones siguientes.
En esta primera evaluación en el primer grado podemos encontrar:
Grafismos parecidos a las letras, mezclados con números, etc.
Falta de correspondencia entre sonidos y grafías.
Uso de letras convencionales combinadas de diferentes formas (letras de su nombres y
de otras palabras conocidas).
Escriben una letra por cada sílaba aunque no le corresponda de forma convencional.
Escriben algunas letras que sí le corresponden a algunos de los sonidos de la sílaba.
Escriben palabras que no tienen menos de tres letras.
En el segundo grado, como en el caso de primer grado, debemos de comenzar el año escolar
tomando un punto de referencia en el que se encuentran nuestros niños.
Podemos hacer las siguientes actividades para saber en qué estado se encuentran sus aprendizajes
con respecto de la lectura y escritura.
Hagamos lectura de los libros leídos el año anterior con nuestros niños, luego pidamos que
encuentren en ella alguna parte relevante. Después los niños pueden escribir acerca de algo que
ocurría de forma repetitiva en el texto; dibujar o modelar el contenido del texto (emplear otros
lenguajes); describir las características y cualidades de los personajes; y decir por qué les gustó o no
lo que hizo cada uno de los personajes del texto.
E) Reflexionando con los niños, en forma individual y colectiva, acerca de lo que van
aprendiendo
En la reflexión con los niños de primer grado que se encuentran construyendo sus niveles
de escritura, debemos tener en cuenta lo siguiente:
Ofrecerles estrategias para que usen sus nombres para leer y escribir otros nombres.
Para ello debemos seleccionar los nombres de los niños que comiencen con la
misma letra, así se darán cuenta de que esa letra puede ser la referencia para la
lectura y la escritura de otros textos. En esta reflexión participarán todos los niños
del grupo para decir “mio no es porque no empieza como mi nombre”. En esta tarea
nos ayudará contar con la cartelera de nombres que ya hemos mencionado en los
capítulos anteriores.