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Artículo 1187.

- Transmisión de obligación solidaria

Si muere uno de los deudores solidarios, la deuda se divide entre los herederos en

proporción a sus respectivas participaciones en la herencia.

Regla similar se aplica en caso de muerte de uno de los acreedores solidarios.

Esta norma, que tiene como antecedente el artículo 1217 del Código Civil de 1936,

establece los efectos de la solidaridad en caso de fallecimiento de uno de los deudores o

acreedores solidarios, prescribiendo que la deuda o el crédito se divide entre todos los

herederos en proporción a sus respectivas participaciones en la herencia.

1. Efectos del fallecimiento del deudor o acreedor solidario

1.1. La deuda o el crédito del deudor o acreedor solidario, según sea el caso, se transmite a

sus herederos. En efecto, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 660 del Código Civil,

desde la muerte de una persona se transmiten de pleno derecho a sus sucesores universales,

los bienes, derechos y obligaciones transmisibles que constituyen la herencia. En este

sentido, la deuda o el crédito del deudor o acreedor solidario que fallece pasa a sus

herederos.

1.2. Un segundo efecto del fallecimiento del deudor o acreedor solidario, tiene que ver con

la forma como se transmite la deuda o crédito solid ario, que es lo que precisamente se

encuentra regulado en la norma bajo comento, la misma que establece que la deuda o el

crédito se divide entre los herederos del deudor o acreedor fallecido en proporción a sus

participaciones en la herencia.
2. Forma de transmisión de la obligación solidaria por sucesión mortis causa La disposición

contenida en el artículo materia de comentario, ha llevado a afirmar a no pocos autores que

la solidaridad, a diferencia de la indivisibilidad, no se transmite a los herederos, afirmación

que en nuestra opinión no es del todo exacta como pasamos a explicar seguidamente.

Fallecido un deudor solidario, se transfiere a sus sucesores hereditarios el deber de cumplir,

entre todos, la totalidad de la prestación debida por aquél; de manera que, si el deudor

fallecido sólo dejara un sucesor, éste se encontrará en la misma situación en la que se

encontraba su causante frente al acreedor común, esto es, estará obligado por la totalidad de

la deuda, aun cuando en

sus relaciones internas con los otros codeudores solidarios, en realidad, sólo le corresponda

una parte de la deuda, pue s el fallecimiento de uno de los deudores o acreedores solidarios

no hace desaparecer la solidaridad. Lo mismo ocurrirá en el caso de fallecimiento de un

acreedor solidario.

Situación distinta es que, cuando son varios los su censores, a cada uno de éstos

individualmente sólo les sea exigible o sólo estén facultados a exigir la deuda o crédito de

su causante, respectivamente, en proporción a sus participaciones en la herencia, pero la

deuda o el crédito que se divide entre tales sucesores es la deuda o el crédito solidario, esto

es, el correspondiente a la totalidad de la prestación, no la cuota que le correspondía a su

causante en sus relaciones internas con los demás codeudores o coacreedores solidarios; de

manera que, si los sucesores pagan la deuda ante el acreedor común, se sustituyen en todos

los derechos, acciones y garantías de éste contra los demás codeudores, hasta por la parte

por la que estaban obligados a contribuir en el pago de la deuda en sus relaciones internas.

Al respecto, Ospina señala: "Según ya lo vimos, la deuda se divide entre los herederos del
codeudor muerto, pero la obligación sigue siendo solidaria, y por consiguiente, el acreedor

puede demandar por el todo a cualquiera de los otros codeudores solidarios. En realidad, lo

que ocurre es que el lugar del deudor muerto viene a ser ocupado por sus herederos, cada

uno de los cuales lo representa hasta la concurrencia de su cuota hereditaria y que, reunidos

entre sí, responden de la totalidad de la deuda, como antes respondiera su causante. Bien

puede decirse, pues, que cada heredero no está obligado solidariamente, pero que el

conjunto de ellos sí lo está" (OSPINA, Guillermo, p. 271).

Como puede apreciarse, no es que la solidaridad no se transfiera a los herederos, sino que

se transfiere con la limitación que, de existir pluralidad de sucesores, éstos,

individualmente, sólo asumen la deuda o el crédito total, en proporción a sus

participaciones en la herencia, pero en conjunto siempre responden por la totalidad,

limitación que tiene como fundamento el hecho de que el fallecimiento del deudor o

acreedor solidario no tiene por qué beneficiar ni perjudicar a la contraparte.

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