Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INSTANCIA.
La sentencia del juez se caracteriza por dos cosas, es acto del juez, de su
voluntad y también es manifestación del pensamiento del juez sobre los hechos
que se le plantean. Hay que tomar la base de la sentencia a raíz de ambas
características, ya que en realidad es ambas cosas, es tanto acto de voluntad
como acto de pensamiento, ya que el juez emite la sentencia por el Estado, es
decir, es la voz de la ley a la hora de declarar las sentencias. Sin embargo, la
sentencia es diferente de cualquier orden del Estado, las principales diferencias
son, los caracteres de la ejecución de la sentencia y cosa juzgada.
Son sentencias las que deciden la pretensión que se ha planteado en el pleito,
sea en primera o segunda instancia.
SENTENCIA.
– La motivación de la sentencia:
Una sentencia es un juicio lógico, por lo que tiene que tener una explicación lo
suficientemente fuerte en la que apoyarse. El juez de esta forma queda
sometido a la Ley, que debe emitir las sentencias tal y como se le exige en ésta
y debe hacerse para garantizar la seguridad jurídica. Según el Tribunal
Constitucional, las sentencias que sean arbitrarias, irrazonables, afectan al
derecho a obtener una sentencia fundamentada en el derecho.
Para hacer esta actividad de motivación de la sentencia, el juez debe:
1.Hacerlo correlativamente a lo que se le pide en el supuesto, es decir,
solamente aplicará el derecho que se le pide y no el que él crea
conveniente.
2.En caso de que se le pida la aplicación de un derecho que no está en la
obligación de saberlo, entonces lo único que debe hacer es, determinar la
existencia de ese derecho simplemente, pero no tiene que entrar a
conocerlo.
3.Puede que, en la norma jurídica que debe aplicar, no se determine
concretamente cuál es la consecuencia, por ello, puede que, el juez sea el
que deba elegir la consecuencia. Para esta actividad deberá seguir los
principios de equidad, conveniencia y oportunidad.
Una vez hechos estos pasos, se hará el encuadre de los hechos en la norma y
se dará una explicación, lo extensa que se necesite para que quede los
suficientemente claro y conciso.
En caso de falta de motivación de la decisión del juez, la sentencia se
considerará arbitraria, ya que no estará razonada tal y como exige la Ley, es
decir, estará irrazonada. Se deben cumplir los pasos que se han explicado, si
se salta alguno de ellos no se podrá considerar una sentencia razonada, se
considerará contraria a la Constitución. Lo que se pretende con esto es que se
evite que se emitan sentencias que no sean motivadas, es decir, se restringe en
parte la arbitrariedad de los jueces para que se sometan a la legalidad.
– Efectos de la sentencia:
El principal efecto que produce la sentencia y el más importante es el de cosa
juzgada.
La cosa juzgada es material y formal:
La cosa juzgada formal ocurre cuando, transcurren los plazos necesarios para
que se pueda recurrir una sentencia, en ese caso se produce la cosa juzgada
formal o preclusión.
Como consecuencia de la preclusión aparecen las sentencias firmas.
La cosa juzgada material, llamada también simplemente cosa juzgada, consiste
en el efecto que se produce a partir de una sentencia firme, es decir, la
invariabilidad de la sentencia y su permanencia y eficacia en el tiempo. Solo las
sentencias firmes producen el efecto de la cosa juzgada. Es necesario que se
trate de una sentencia firme porque es el tipo de sentencia que no permite que
sea impugnada. Es necesario que sea de ese tipo porque, en otro caso, si
puede ser impugnada, no puede producir efectos de cosa juzgada, porque
todavía podría variar.
Tampoco producen efectos de cosa juzgada las sentencias constitutivas, ni las
que se dictan en los expedientes de jurisdicción voluntaria.
La cosa juzgada es de gran importancia en el sistema de derecho procesal civil,
es el principal efecto que producen las sentencias, ya que, este efecto es el que
da eficacia y permanencia en el tiempo a las sentencias. Esto quiere decir que,
una sentencia no puede ser contradicha por nadie en el futuro, lo que da
seguridad jurídica y certeza al sistema procesal civil.
El origen de la cosa juzgada se sitúa en el antiguo Derecho Romano, en donde
se preveía en el proceso la “exceptio rei iudicatae e traditae”, la excepción de
cosa juzgada y tramitada, que evitaba que se repitiese una demanda sobre el
objeto que ya había sido juzgado. Con esta excepción se podía paralizar una
acción que tratase sobre el mismo objeto que ya se había tratado en otro
proceso anterior.
La cosa juzgada se concreta hoy en día en el principio “non bis in idem”, es
decir, que no se puede juzgar dos veces por lo mismo. La cosa juzgada es por
tanto, una consecuencia de la sentencia que hace que el juez se deba atener a
lo que ya ha sido juzgado.