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El mapa como fuente de información resulta ser un instrumento valioso de enseñanza, ya

que pone en diálogo elementos entre el autor y lector para representar y conocer el espacio.

Dos elementos centrales son las escalas de distancia (lo que les es cercano o lejano) y el tiem-

po representado en el mapa.

combinada

con las salidas de campo, las mesas de discusión o grupos de trabajo, potencia el aprendizaje

de conceptos geográficos en los estudiantes.

un conocimiento relacional del espacio.

una alternativa para enseñar el espacio urbano

contemporáneo mediante el uso de mapas históricos y su navegación en plataformas digitales,

dado que permite contrastar la acción social en el espacio y las trasformaciones correspon-

dientes a distintos eventos históricos que explican las formas cotidianas de habitar los lugares

El mapa “más que una imagen, se trata de una fuente de información y/o representación

que, implícitamente o explícitamente, lleva asociada mucha información y significado que

hace falta aprender a extraer e interpretar”

como un medio para comprender, representar y modelar la compleji-

dad del territorio y los fenómenos que en él suceden”

Dentro de los elementos principales se

encuentran el reconocimiento del espacio geográfico representado, la identificación de los

símbolos y la red de meridianos y paralelos; como elementos secundarios aparecen el título

del mapa, la escala numérica y gráfica, la leyenda, la rosa de los vientos y la fuente de donde

fue extraída la información representada; estos elementos orientan al lector frente al carácter

comunicativo del mapa y lo aproximan a una interpretación que orienta las intenciones de su

construcción.

el desarrollo semántico del mapa como instrumento, como lenguaje y


como texto; potencial recurso para el trabajo fuera del aula, del texto o de la lección escolar

convencional. Esto reflejaría al mapa como mediador para rescatar y retomar al lugar como

concepto.

Estos elementos son capaces de evidenciar

fenómenos en varios niveles: posición, cantidad, diferencia, proporción, continuidad y separa-

ción; lectura que reconoce una o más características de éstos; es viable aventurarse en la in-

terpelación directa al documento, el cual al ser interrogado podría responder a cuestionamien-

tos cotidianos y fundamentales para la toma de decisiones: ¿qué tan lejos está? ¿En qué tiem-

po se produjo? ¿Por qué aquí y no allá?

“los mapas son medios de comunicación que revelan información,

por eso se constituyen como un instrumento de reflexión y descubrimiento del verdadero sen-

tido de la información.” (Bezerra, 2017, p. 16)71. El mapa es entonces, un medio para el

aprendizaje de un fenómeno y su comportamiento en el espacio además es un recurso que

permite interactuar en el aprendizaje a partir de las escalas en las que este es representado e

identificado (Bezerra, 2017).

El mapa como instrumento de comunicación cumple una función respecto a su interlocu-

tor: le ubica.

Las herramientas geotecnológi-

cas entran por vez primera a cumplir una función poco explorada en los estudios disciplinares

en donde su actuación es recurrente: la navegación del mapa restituido permite al docente

recorrer un espacio, en procura de reconocer.

Navegar el mapa en busca del lugar podría ser entendido como la búsqueda de espacios

puntuales y referenciados en un entramado más amplio, sin embargo, aquí es necesario


aclarar

que el lugar más que una ubicación puntual, referenciada y nombrada en un espacio cartesia-

no, es un concepto que emana de la experiencia en sociedad, “el lugar es posición en la socie-
dad, así como ubicación en el espacio”(Tuan, 2018, p. 95); estos

La vivencia del lugar se aborda desde la construcción histórica. El espacio recorrido, el

contemporáneo, es navegado por medio de una representación con más de un centenar de

años. Así, lo que fácilmente puede ser descrito como una georreferenciación, vista desde los

ojos del analista espacial, para el docente constituye una interpelación al lugar, a su construc-

ción, al conocimiento, desaparición y transformación.

sino la ocasión de contrastar

la información que posee el Plano de Bogotá con los actuales espacios de la ciudad. La salida

de campo permite reconocer particularidades y atributos, así como complejizar y comprender

a profundidad la condición dinámica y polisémica del espacio. La salida de campo “se presen-

ta entonces como la instancia donde se recupera el “mundo de la vida” y se posibilita el diá-

logo con las ontologías regionales, colocando como centro del proceso educativo la acción

intersubjetiva en contra de la imposición de saberes hegemónicos”

es posible pensar en el aporte que brinda en

cuanto a la consecución de logros conceptuales, actitudinales y procedimentales, que aportan

en la formación ciudadana, en la alfabetización espacial y en la educación geográfica; a su vez

contribuyen en la relación docente-estudiante ó líder de la práctica y aprendiz in situ; a la par

que articula los conocimientos propios de la disciplina geográfica, pero también la compren-

sión de las dinámicas socio-espaciales.

admite la jerarquización y estructuración amplia del espacio geográfico al proporcionar la

construcción de un número mayor de relaciones entre la realidad vivenciada en el recorrido,

los preconceptos e ideas previas, la reflexión posterior y los nuevos aprendizajes adquiridos

en el recorrido. Esta resignificación no solo se refiere a aspectos físicos del lugar, por el con-

trario, lo desborda al involucrar interacciones sociales, ámbitos culturales, aspectos socioe-

conómicos, conservaciones y transformaciones arquitectónicas, identificación de usos del


suelo, narrativas espaciales, entre otros.

En relación con las tecnologías de la información y la comunicación, este Foro deja como

balance el que al usar las TIC lo central es mejorar el proceso de aprendizaje y enseñanza,

estimulando la curiosidad, creatividad y colaboración entre los alumnos; esta perspectiva se

relaciona a su vez con el tercer aspecto citado puesto que implica nuevas formas de sociabili-

dad en donde prima el respeto, la solidaridad, el trabajo en equipo, el aprendizaje colaborati-

vo; para el caso de la geografía, el uso de las TIC, contribuye a reconocer espacios y socieda-

des tanto cercanos como lejanos así como ampliar los horizontes de la imaginación geográfi-

ca.

La comprensión de los estudiantes sobre el espacio geográfico requiere un diálogo inter-

disciplinar en la práctica del docente y su elaboración de contenido académico. Así, el uso de

las TIC son una metodología alternativa de la enseñanza y alfabetización cartográfica. Luego

es necesario “conocer tanto la materia que enseñamos -para el caso geografía-, como saber

detectar los obstáculos de aprendizaje de los alumnos” (Souto, 1998, p. 12), para así lograr el

objetivo de enseñar teorías, pero además de construir, de la mano de los estudiantes, un


bagaje

conceptual y social capaz de explicar los problemas y dinámicas espaciales vivenciadas en la

cotidianidad; asimismo de hechos y datos que no sólo hablan de espacios próximos, sino de

espacios lejanos en tiempo y espacio. Por esto, surge la necesidad de adquirir un dominio de

técnicas de representación cartográfica; Luque (2011) y Garay (2003) advierten sobre la nece-

sidad de tener un mínimo de “alfabetización cartográfica” para poder conocer y explorar nue-

vas herramientas que potencien las clases y permitan sensibilizar a los estudiantes frente a las

ciencias sociales, las líneas precedentes son un insumo para afrontar este reto.

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