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que pone en diálogo elementos entre el autor y lector para representar y conocer el espacio.
Dos elementos centrales son las escalas de distancia (lo que les es cercano o lejano) y el tiem-
po representado en el mapa.
combinada
con las salidas de campo, las mesas de discusión o grupos de trabajo, potencia el aprendizaje
dado que permite contrastar la acción social en el espacio y las trasformaciones correspon-
dientes a distintos eventos históricos que explican las formas cotidianas de habitar los lugares
El mapa “más que una imagen, se trata de una fuente de información y/o representación
del mapa, la escala numérica y gráfica, la leyenda, la rosa de los vientos y la fuente de donde
fue extraída la información representada; estos elementos orientan al lector frente al carácter
comunicativo del mapa y lo aproximan a una interpretación que orienta las intenciones de su
construcción.
convencional. Esto reflejaría al mapa como mediador para rescatar y retomar al lugar como
concepto.
ción; lectura que reconoce una o más características de éstos; es viable aventurarse en la in-
tos cotidianos y fundamentales para la toma de decisiones: ¿qué tan lejos está? ¿En qué tiem-
por eso se constituyen como un instrumento de reflexión y descubrimiento del verdadero sen-
permite interactuar en el aprendizaje a partir de las escalas en las que este es representado e
tor: le ubica.
cas entran por vez primera a cumplir una función poco explorada en los estudios disciplinares
Navegar el mapa en busca del lugar podría ser entendido como la búsqueda de espacios
que el lugar más que una ubicación puntual, referenciada y nombrada en un espacio cartesia-
no, es un concepto que emana de la experiencia en sociedad, “el lugar es posición en la socie-
dad, así como ubicación en el espacio”(Tuan, 2018, p. 95); estos
años. Así, lo que fácilmente puede ser descrito como una georreferenciación, vista desde los
ojos del analista espacial, para el docente constituye una interpelación al lugar, a su construc-
la información que posee el Plano de Bogotá con los actuales espacios de la ciudad. La salida
a profundidad la condición dinámica y polisémica del espacio. La salida de campo “se presen-
logo con las ontologías regionales, colocando como centro del proceso educativo la acción
que articula los conocimientos propios de la disciplina geográfica, pero también la compren-
los preconceptos e ideas previas, la reflexión posterior y los nuevos aprendizajes adquiridos
en el recorrido. Esta resignificación no solo se refiere a aspectos físicos del lugar, por el con-
En relación con las tecnologías de la información y la comunicación, este Foro deja como
balance el que al usar las TIC lo central es mejorar el proceso de aprendizaje y enseñanza,
relaciona a su vez con el tercer aspecto citado puesto que implica nuevas formas de sociabili-
vo; para el caso de la geografía, el uso de las TIC, contribuye a reconocer espacios y socieda-
des tanto cercanos como lejanos así como ampliar los horizontes de la imaginación geográfi-
ca.
las TIC son una metodología alternativa de la enseñanza y alfabetización cartográfica. Luego
es necesario “conocer tanto la materia que enseñamos -para el caso geografía-, como saber
detectar los obstáculos de aprendizaje de los alumnos” (Souto, 1998, p. 12), para así lograr el
cotidianidad; asimismo de hechos y datos que no sólo hablan de espacios próximos, sino de
espacios lejanos en tiempo y espacio. Por esto, surge la necesidad de adquirir un dominio de
técnicas de representación cartográfica; Luque (2011) y Garay (2003) advierten sobre la nece-
sidad de tener un mínimo de “alfabetización cartográfica” para poder conocer y explorar nue-
vas herramientas que potencien las clases y permitan sensibilizar a los estudiantes frente a las
ciencias sociales, las líneas precedentes son un insumo para afrontar este reto.