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Catecismo

Una exposición de la fe
Cristiana contra el
Marxismo
Por el Hno. Javier Allende
Siempre han existido diversas teorías que buscan explicar el origen del universo.
Cuantos desvelos recursos, horas, días, meses, años y siglos de estudios se han
invertidos para explicar esto que pareciera sigue siendo enigma para los más capaces
de este mundo sin llegar a una verdad infalible e inamovible. Luego en algún punto de
nuestra historia, de nuestra gran historia, un libro único en su género aparece como
una gran revelación, como un gran faro que nos ilumina, que nos anuncia la verdad
que muchos intentaron buscar mediante sus mejores esfuerzos, y que de manera muy
simple, pero cuyas palabras siguen resonando en lo más profundo de nuestro ser dice:
“ En el principio creo Dios los cielos y la tierra”. Según las Santas Escrituras del
Antiguo y Nuevo Testamento, el origen de todo cuanto existe, de nuestro mundo y
todas las formas de vida que habitan en él, fueron hechas por Dios de la nada. De
modo que rechazamos como falsas, aquellas teorías que niegan la existencia de Dios
atribuyendo a la materia lo que es debido a nuestro Creador: como su eternidad,
poder y gloria. Por tanto la materia sí tuvo un principio, y Dios, mediante el poder de
su Palabra, la trajo a la existencia.

Dios hizo los cielos y la tierra, incluyo el mundo espiritual. De esta manera
consideramos como falsas todas aquellas ideologías marxistas que dan por seguro
que lo único que existe y siempre ha existido es la materia. La Revelación de Dios, la
historia de la humanidad y las distintas expresiones religiosas en el mundo, testifican
de una realidad espiritual. En cuanto a nosotros, creemos que dicha realidad ha sido
creada por Dios de la nada y trasciende el mundo material siendo el Señor el soberano
y sustentador del mundo visible e invisible.

Ambas realidades revelan la existencia de Dios, pero aquella que es común a


todos, es decir, la realidad sensible, manifiesta a nuestra inteligencia el poder eterno
de Dios y su divinidad. Por esta razón la enseñanza de la santa iglesia relativa a las
vías del conocimiento de Dios dice del mundo material que “A partir del movimiento y
del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo, se puede conocer
a Dios como origen y fin del universo” (Catecismo 32) Aunque a nuestros sentidos el
mundo se manifiesta dinámico y en constante cambio, también revela armonía y
belleza a nuestra inteligencia. Pues cuando nos asombramos por la belleza de la
creación somos invitados a la reflexión y contemplación de todo el universo e
inevitablemente nos preguntamos sobre el origen y fundamente de nuestra realidad,
sobre el sentido y fin de nuestra existencia. Ejemplo de ello lo tenemos en los primeros
filósofos que sorprendidos ante la magnificencia de la creación condiciendo a los
primeros pensadores a preguntarse por el origen del mundo material, su principio y
armonía. Sobre sus inquietudes intelectuales subyace un deseo intenso por el
conocimiento de la Verdad. No tuvieron otra motivación que conocer la verdad, lo que
constituye el fundamento último de nuestra realidad. En este punto establecemos un
notable contraste con la ideología marxista, pues estos no buscan la verdad. Primero
porque no creen en la existencia de ella, y segundo, debido a su incredulidad, buscan
construirla a su antojo. Aunque algunos bajo la inspiración de la ideología materialista
podría alegar que algunos filósofos fueron materialistas, decimos que los primeros
filósofos fueron materialistas, pero no en el sentido moderno, aunque creyeronque
honestamente creyeron que el universo tuvo su principio en un elemento natural, así
por ejemplo Tales de Mileto considerado el primer pensador que se aparta de las
explicaciones mitológicas para explicar el origen del universo, llego a la conclusión que
el agua es el principio de todo. Pues al observar que todo era húmedo, y que la
humedad estaba en todas partes, concluyo que el agua era el principio de todo. Pero
con el tiempo, mientras aparecieron una serie de pensadores, cuando llegamos a la
existencia de un Sócrates y un Platón, aquella verdad fue vinculada con la existencia
de Dios como el principio de todo.

El testimonio de los filósofos griegos es fundamental, pues confirma, lo que san


Pablo dijo siglos más tarde en Romanos 1:19-20; Hechos 14:15-18. Una vez que la
razón sola intuye la existencia de un Dios creador y sustentador de todo, cuando nos
volvemos a nosotros mismo, nos damos cuenta que tenemos un cierto conocimiento
de lo que es bueno y de lo que es malo. Esto es debido a lo siguiente: primero a
nuestra semejanza con Dios, Dios nos hizo a su imagen y semejanza, y en segundo
lugar Dios implanto su ley en nuestros corazones de tal manera que toda la
humanidad sabe o intuye la existencia del bien moral, posee un sentido de la justicia,
esta es la razón fundamental del nacimiento de las leyes que regulan nuestra vida,
poniendo limites a nuestras pasiones malvadas censurándolas so pena de castigo,
porque la existencia de las leyes no solo presupone la existencia del Bien Moral, sino
también del mal, por tanto las leyes es un testimonio que nos indica que tenemos una
fuerte inclinación hacia el mal.

Concluyendo, y como dice nuestro Catecismo: “El mundo y el hombre atestiguan


que no tienen en ellos mismo ni su primer principio ni su fin último, sino que participan
de aquel que es el Ser en sí, sin origen y sin fin”. (Catecismo 34) El testimonio de los
filósofos y de los apóstoles nos indican que mediante la luz de la razón natural el ser
humano intuye la existencia de un ser Supremo, único y Bondadoso, justo y amoroso,
en quien encontramos nuestro principio y origen.

Continuando brincamos a la modernidad. Resulta lamentable que algunos


historiadores tan poco honestos, inoculados con el veneno de la calumnia contra la
religión cristiana, sobre todo aquellos fieles al marxismo, se han esforzado en
desprestigiar a la santa Iglesia acusándola de ser un obstáculo para el progreso del
conocimiento. Sin embargo, es cierto que algunas autoridades eclesiásticas vieron
con sospecha algunas teorías tales como aquellas que demostraban la redondez de la
tierra, o que la tierra no era el centro del universo. Con todo, el trabajo científico de los
padres de la ciencia moderna estuvo siempre vinculado a sus más hondas inquietudes
teológicas. Seriamos ingenuos suponer que estos grandes doctores de la ciencia
comenzaron sus trabajos de la nada desconsiderando la teología. Estos comenzaron
sobre los hombros de sus antecesores perfeccionando y corrigiendo aquello que se
daba por verdadero perfeccionando el método de investigación hacia un entendimiento
literal de los elementos sin renunciar a sus convicciones religiosas. Su fe en Dios y en
su revelación, vieron en la creación un gran libro donde Dios nos ha dejado su firma.
De tal manera que estos hombres al mismo tiempo que estaban escribiendo teología
estaban haciendo ciencia.

Pero con el advenimiento del marxismo en todas sus versiones, la teología, la


filosofía y la ciencia se vieron profundamente afectadas. Porque estas ciencias cuyo
objetivo principal es la Verdad, el marxismo aparece como un sistema de pensamiento
materialista, ateo y relativista. Materialistas porque para ellos solo existe la materia y
nada más que la materia. Al ser materialistas niegan la existencia de Dios, y
consideran la religión, principalmente la religión cristiana, como el opio del pueblo. Son
relativistas en el sentido que ellos no aceptan la existencia de una Verdad absoluta,
sino que la verdad es un elemento relativa al individuo representada en el Estado, esta
verdad por tanto se construye. Toda cosmovisión de la vida está sujeta a esta
construcción de verdades. Lo que fue valido y normativo para una época hoy ya no lo
es. Por otro lado, los verdaderos teólogos, filósofos y científicos, la verdad no es un
constructo, no es una cuestión de convenio o pacto social relativo a su época, la
verdad nos trasciende, y es más grande que todos nosotros. Negar la existencia de la
verdad es lo mismo que negar la existencia de Dios que es la Verdad en sí y el
fundamento de todo el universo. Por tanto lo que está en juego es la Verdad.

El marxismo y su problema de usurpación

Y seréis dioses, esa fue la catequesis del demonio, que ha estimulado al ser humano
durante toda su historia a usurpar los derechos Divinos. La idea de construir una
sociedad sin Dios, nos ha conducido en estos últimos siglos a enfrentamientos
terribles en busca de la supremacía sobre el otro y cambiar o trastocar aquellas leyes
que son propias de la naturaleza.

La catequesis del demonio es ofrecerle a la humanidad independencia del


Creador. Independencia de sus normas, de sus leyes y decretos que representan su
Santa Voluntad. El demonio conociendo nuestros deseos e inclinaciones perversas
contra el Señor, constantemente nos está estimulando a construir nuestras propias
leyes y destino. No existe una sola y santa Ley. La Ley de Dios ha sido desechada por
las leyes humanas. Las leyes humanas son leyes relativistas. Esto significa que
ninguna ley es fija, pues con el tiempo puede quedar absoluta pues su formulación y
aplicación solo es relativa a su época y contexto. En cuanto a las Normas Divinas son
Universales y Absolutas. Pero como la catequesis del demonio ha enseñado que la la
verdad es relativa, de esta manera se ha negado la existencia de verdades absolutas
o de La Verdad Absoluta. Nosotros los cristianos creemos que el Señor es la Verdad
Absoluta y su Ley es normativa para todo el genero humano.

Dios sigue siendo Dios y Señor de la Humanidad

Algunos han dicho que los ateos no existirían, sin la existencia de Dios. Se
desvelan en probar su inexistencia, y la idea de Dios les ronda en sus mentes, sobre
todo los materialistas. La historia del pensamiento testifica de los esfuerzos que
hombres nobles y honestos que buscaron la verdad o bien concluyeron en la
existencia de un Dios sublime, o que detrás de todo existe una inteligencia superior
distinto a la materia. En cuanto a las religiones de la Antigüedad, aunque en sus
panteones pululaban los dioses, siempre hubo uno que sobresalía del resto.

Todo esto indica que el ser humano es un ser profundamente religioso, aunque
fuese un gran ateo, algo le impulsa a descubrir su sentido espiritual, y siempre está
buscando llenar su profundo vacío espiritual. Lo puede hacer mediante el arte, la
política o la ciencia. Pero en todas ellas encontrara el nombre de Dios. No importa los
esfuerzos que emprenda para renegar de su existencia, ningún argumento es
suficiente para resolver el problema. Por esta razón san Agustín dijo: “Inquieto esta
nuestro corazón hasta que descanse en ti”. Porque toda búsqueda desesperada por el
sentido de nuestra existencia y el fundamento de nuestra realidad finaliza con Dios, y
quien encuentra a Dios, descansa. Solo nos queda profundizar en su grandeza y
poder, y conocer algo de su gloria y majestad mediante la contemplación de su obra
creadora, y como nuestro Salvador mediante su revelación definitiva, Cristo nuestro
Señor, en quien se revela la verdadera humanidad, humanidad perfecta.

Por tanto nuestra humanidad deriva de nuestro vinculo con Dios, no importa
cuánto se esfuerce el ser humano en construir su vida sin Él, la imagen del Creador
está unida a su ser. La idea de la existencia de Dios les atormenta día y noche, y para
aliviar semejante tribulación Y negarle, han creado un sin número de dioses falsos
para llenar ese gran vacío espiritual y aliviar aquellos terribles dolores del alma. Por
esta razón, los materialistas sufren gravemente cuando lo pierden todo, mas aun
cuando desaparece o deja de ser aquello que representaba su máxima esperanza.
Pero en su porfía, piensan en construir un mundo justo sobre su propia justicia,
emancipado del Creador. Buscan sublimar la dignidad del ser humano sobre su propia
humanidad sin vínculo alguno con su Creador.

Pero nosotros creemos distinto. Nuestra dignidad se deriva de la imagen y


semejanza con nuestro creador. Por esta razón decimos que se nos dio la habilidad
de pensar, razonar, gobernar y administrar con inteligencia y sabiduría, y además el
ser seres volitivos sobre la base del conocimiento del bien y del mal, haciendo uso de
nuestro libre albedrio. Pues antes de nuestra caída el Señor nos advirtió diciendo:
“Puedes comer de cualquier árbol del jardín, pero no comerás del árbol de la ciencia
del bien y del mal, porque el día que comieres de el morirás sin remedio”.

Pero desde los días de la desobediencia de nuestros primeros padres, la


humanidad entera se ha esforzado en construir su propio camino, su propio destino,
sus propios mandamientos, sus propias reglas sin Dios. Por esta razón el hombre ha
intentado dominar al hombre, de ahí el origen de las grandes tiranías de la historia,
pero también de nuestros conflictos cotidianos, queremos ser dios como Dios,
queremos hacer nuestra voluntad e imponerla sobre el otro. De esta manera
sembramos el sufrimiento y creamos la miseria en el mundo, sobre todo cuando
seguimos los delirios de nuestra imaginación.

Mediante la creación de nuestros primeros padres (Adán y Eva) Dios establece


el fundamento de la familia y constituye la única forma y norma para la
supervivencia de nuestra especie, la relación sexual entre un hombre y una mujer en
el santo estado del matrimonio. De tal manera que solo de la unión entre un hombre y
una mujer puede surgir una nueva vida, es decir, una nueva persona.

Aunque en estos tiempos la ciencia ha avanzado significativamente, de tal


manera que muchos han recurrido a la inseminación artificial, sin la necesidad de
relación sexual alguna entre un hombre y una mujer. No obstante, los elementos para
que florezca una nueva vida siguen siendo los mismos, el ovulo que es producido en
la mujer, y el esperma producido en el hombre. La unión de ambos elementos produce
vida. Por tanto solo la relación sexual entre un hombre y una mujer, sea esta directa o
indirectamente (como en el caso de la inseminación artificial) hace posible el
surgimiento de una nueva vida.

Aunque algunas naciones han legalizado el matrimonio homosexual con la


posibilidad de que estos puedan adoptar hijos creando una nueva forma de ser familia.
Nosotros como cristianos, siguiendo la enseñanza de las Santas Escrituras y la santa
tradición de la Iglesia, rechazamos el matrimonio homosexual y nos oponemos
rotundamente a que los matrimonios homosexuales puedan acceder a la adopción de
hijos, pues las relaciones de tipo homosexual es una alteración al Diseño Original de
Dios para la Familia. Por otro lado apoyamos incondicionalmente los derechos de los
niños a tener un papa y una mama tal cual como Dios lo estableció. Y si bien
reconocemos que hay matrimonios heterosexuales que no han sido buenos padres
ameritando la intervención del Estado, no es un argumento válido a la luz de la
naturaleza y de la razón, como justificativo para entregarlos en adopción a una pareja
de homosexuales. De acuerdo al diseño original de Dios, apoyamos
incondicionalmente la entrega de estos niños huérfanos a matrimonios heterosexuales
que acrediten idoneidad y sean capaces de proveer un ambiente familiar saludable.
Pues son más los buenos matrimonios entre un hombre y una mujer, que por distintas
razones no pudieron tener hijos, o que de buena voluntad desean darle un buen hogar
a un niño abandonado, que los malos padres.
En cuanto a la identidad sexual, defendemos, de principio a fin, que nuestra
identidad sexual está ligada a nuestro sexo biológico, de tal manera que Identidad y
biología son elementos inseparables e indivisibles. Aunque entendemos que en estos
tiempos la identidad entre un hombre y una mujer se ha puesto en tela de juicio por
ciertas ideologías de origen marxista, como cristianos creemos que la identidad de
cualquier ser vivo está definido y determinado por su naturaleza biológica. “Ni el león
desea ser un perro, ni el perro una serpiente.” Aunque algunos piensen que nuestra
identidad sexual es un constructo social, como cristianos creemos que nuestra
identidad sexual está constituida por nuestra naturaleza biológica de acuerdo al diseño
original de Dios nuestro Creador. Por tanto, los seguidores de la ideología de género
se engañan al creer que pueden alterar el diseño original de nuestro Creador
mediante algún tipo de auto percepción o sentimiento, elemento por lo demás
subjetivos y carentes de verificación científica. Por lo demás creemos que todo aquel
que esté disconforme con su sexo biológico sometiéndose a distintas intervenciones
quirúrgicas para cambiar su identidad, nunca lo harán totalmente, por muy semejantes
que logren quedar al sexo deseado, toda su constitución biológica quedara ligada de
por vida a su matriz original. Por lo demás, cualquier alteración de nuestra naturaleza
e identidad no es más que un acto de rebeldía y oposición contra Dios como Creador.

Creemos que nadie es libre de atentar contra su cuerpo, y mucho menos


atentar contra la vida del prójimo. Como criaturas de Dios, no somos de nuestra
propiedad, le pertenecemos a Dios y solo él tiene derechos sobre nuestra vida. Sobre
la base de esta sagrada e infalible enseñanza, creemos que el suicidio es un pecado
gravísimo contra Dios, contra nosotros mismos y contra nuestro prójimo, pues el
suicido no es otra cosa que atentar contra la vida de una persona, es decir, contra uno
mismo.

Algo similar acontece con el aborto en todas sus causales. Pues creemos que
también es un pecado gravísimo contra Dios y un atentado contra la humanidad,
porque lo que ha concebido una mujer en su vientre no es otra cosa que un ser
humano hecho a la semejanza de Dios. Por esta razón nos oponemos y rechazamos
como cristianos, el aborto en todas sus causales. Estamos profundamente
convencidos que es un asesinato, por tanto es un delito contra Dios y contra la
humanidad. Como hemos venido diciendo, y a diferencia de la enseñanza marxista,
creemos que ninguna mujer tiene derechos sobre su cuerpo, y mucho menos sobre la
vida del niño por nacer.

Como todos los seres humanos hemos sido creados a la imagen de Dios,
iguales en dignidad y derechos delante de nuestro creador, creemos que nadie tiene
derecho de sobreexplotar y violentar a su prójimo. Ni el hombre puede violentar y
explotar a su mujer, ni la mujer a su marido. Ni los padres a sus hijos, ni los hijos a sus
padres. Ni el jefe a sus trabajadores, ni los trabajadores a sus jefes. Condenamos y
rechazamos cualquier ideología que promueva la lucha de clases, de sexos y
cualquiera que se le asemeje.

Dios, a causa de nuestra maldad y para evitar que nosotros como individuos
ejecutásemos la justicia por nuestras propias manos, ha establecido autoridades
civiles y militares en todas las naciones para mantener el orden, la seguridad, y sobre
todo, la justicia. Por tanto solo las autoridades que han sido dispuestas por Dios
pueden aplicar, mediante las leyes, la pena capital, y mediante las leyes, la legítima
defensa. Con todo, como cristianos siempre estaremos a favor de la vida y en su
preservación, pero también a favor de la justicia.

Aunque con el resto de los animales compartimos en cierto sentido un cuerpo


mortal, de acuerdo a la enseñanza de las Sagradas Escrituras, el ser humano fue
creado distinto a todos los seres vivos conocidos, pues solo del ser humano se dice
que fue creado a Imagen y Semejanza de Dios. Esta gran verdad nos coloca en un
orden superior en dignidad, poder y prioridad.

Por otro lado, los animales, aunque domesticados o entrenados pueden


manifestar cierto entendimiento y conductas parecidas a la de los humanos, no se les
ha concedido la habilidad de pensar, ni de razonar, ni sabiduría para tomar decisiones
libres sobre la base del conocimiento de lo que es bueno y malo. Por tanto
coincidimos con la ciencia que todos los animales viven de acuerdo a sus instintos e
impulsos naturales de acuerdo a su naturaleza.

Aunque al principio de la creación, al ser humano se le asigno toda clase de


vegetales y frutos para comer, no se le privo de la posibilidad de comer carne. Por
tanto de acuerdo a la enseñanza de las Santas Escrituras y de la tradición de la
iglesia, algunos animales han sido designados por Dios para el consumo humano.

Aunque como cristianos entendemos los esfuerzos de algunas organizaciones


que promueven la protección de los animales y el consumo exclusivo de verduras. Las
Santas Escrituras y la Sagrada Tradición de la Iglesia no establecen ningún tipo de
restricción, cada cual es libre de comer lo que conviene. Creemos que nadie debe
imponer lo que se debe o no debe comer, salvo en aquellos casos cuyos alimentos
pueden resultar en perjuicio de la salud del ser humano, dañar significativamente el
ecosistema, o en perjuicio de aquellos seres vivos que están en peligro de extinción.
De esto entendemos que el ser humano es responsable del cuidado, sustentabilidad y
armonía de toda la creación de Dios como administrador de la misma. Por tanto
cualquier ideología o creencia que nos lleve a la sobreexplotación, contaminación,
destrucción o alteración del orden natural de las cosas tal cual han sido creadas por
Dios, comete un grave delito transgrediendo el diseño original de Dios.

1. ¿Qué es el marxismo?
R. El marxismo es una religión pagana anti cristiana, que se nos presenta como una
cosmovisión filosófica, económica y política.

2. ¿Quién fue su fundador?

R. Su fundador fue Karl MARX.

3. ¿Quién fue Karl Marx?

R. Karl Marx fue un filósofo Alemán que nació en el siglo XIX y fue considerado como
el creador de las ideas socialistas y comunistas.

4. ¿Karl Marx creía en la existencia de Dios?

R. Aunque Marx fue judío y en su juventud manifestó una cierta afinidad con el
cristianismo primitivo, con el tiempo negó la existencia de Dios y se opuso a la religión
cristiana llegando a ser uno de los principales impulsores del Ateísmo de su época.

5. ¿En que creía Karl Marx?

R. Karl Marx creía única y exclusivamente en la existencia de la materia, negaba la


existencia de una realidad espiritual. Pensaba que la Materia era eterna, es decir, sin
principio, increada, infinita y en constante cambio y movimiento.

6. ¿Entonces Marx negó con todo la existencia de nuestro Dios?

R. Así es. Karl Marx negó absolutamente la existencia de nuestro Dios, y creyó que
todas las cosas provienen única y exclusivamente de la materia, incluso aquellas
actividades que son intangibles como los sentimientos, razonamientos, emociones e
imaginación.

7. ¿Marx pudo demostrar la eternidad de la materia?

R. Karl Marx nunca pudo demostrar la eternidad de la materia. Por el contrario, Marx
decía que debía aceptarse sin demostración alguna. .

8. ¿Que enseña la ciencia moderna sobre la Materia?

R. La ciencia moderna, mediante una serie de pruebas científicas, concluyó que la


teoría de la eternidad de la Materia, propuesta y enseñada por Marx, es falsa,
admitiendo que la materia sí tuvo un principio por tanto no es eterna.

9. Entonces ¿la ciencia moderna coincide con la doctrina cristiana de que


Dios es el creador y principio de todas las cosas?

R. En parte sí y en parte no. En parte sí coinciden, en el sentido de que nuestra santa


doctrina cristiana enseña que la Materia tuvo un principio. Y en parte no coinciden,
porque la ciencia moderna no acepta que dicho principio sea Dios.

10. ¿Qué enseña la doctrina cristiana sobre el origen de la Materia?


R. La doctrina cristiana enseña que Dios es creador de la Materia, Él es la causa In-
causada todo canto existe, tanto del mundo material como del mundo espiritual.

11. Entonces ¿La teoría marxista sobre la naturaleza de la Materia es falsa?

R. Totalmente falsa. Pues a la luz de la Biblia y de la razón natural, y de la ciencia


moderna la eternidad de la materia es una teoría totalmente falsa e indemostrable.

12. ¿Cual es la enseñanza de la Santa Iglesia relativa a las teorías


materialistas?

13. Entonces ¿Cómo Marx entendió la historia de la humanidad?

R. Karl Marx en su libro “El Manifiesto Comunista”, enseña que la historia de la


sociedad es la historia de la lucha de clases.

14. ¿Qué es la lucha de clases?

R. La lucha de clases es aquella teoría marxista que enseña la necesidad de perpetuar


el conflicto y el odio entre dos posiciones antagónicas creando una revolución violenta
como un instrumento legitimo para generar los cambios históricos y sociales para
alcanzar el sueño socialista.

15. ¿Por qué es una religión anti cristiana?

R. Porque niega la existencia de Dios y rechazan todos los principios y valores de la


santa religión cristiana.

16. Entonces ¿no aceptan al cristianismo en ninguna de sus formas?

R. Así es, no lo aceptan en ninguna de sus formas porque consideran que la religión
cristiana es una droga que adormece al pueblo.

17. ¿Por qué se disfraza de pensamiento filosófico?

R. Porque la verdadera Filosofía tiene por objetivo la Sabiduría y la Verdad, la


verdadera Filosofía busca la Verdad. Mientras que el Marxismo no tiene por objetivo
la búsqueda de la búsqueda de la verdad.

18. ¿Por qué el marxismo no cree en la existencia de la verdad?

R. Porque los marxistas piensan que cada cual debe inventar o crear su propia verdad
de acuerdo a su imaginación y sentimientos.

19. Entonces de acuerdo a la enseñanza del marxismo cada quien puede

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