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La enseñanza del Psicoanálisis es y fue, una tarea ardua y compleja, que implica
gran responsabilidad y el reconocimiento de que su aprendizaje es lento, difícil y
debe ser permanente. Esto implica apuntar a la metabolización del conocimiento
de modo de permitir gradual elaboración del mismo.
El diálogo sería posible si cada posición acepta explicitar y discutir las razones
teóricas y técnicas en que fundamentan sus ideas. Se trata de pensar sobre el
riesgo de quedar atrapados en una disyuntiva entre teorías inconmensurables o
concepciones eclécticas, donde las formulaciones se integran, sacrificando su
perfil más original y su coherencia interna.
De acuerdo con Green (2002), pensamos que más allá de las etiquetas con las
que alguien desea ser identificado: “…nadie puede reclamar para sí, la de ser
íntegramente freudiano”.
Bion lo expresa así: “La gran dificultad de enseñar Psicoanálisis consiste en que
el Psicoanálisis no puede ser cabalmente comprendido fuera del contexto de la
propia experiencia de ser analizado y analizar a alguien”.
Es significativo advertir que una misma responsabilidad ética abarca por igual a
analistas y a maestros, ya que debemos tratar de no imponer nuestros propios
puntos de vista (por razonables que puedan ser) a analizandos ni a educandos. Se
podría decir que analizar, educar, y gobernar presenta dificultades similares, ya
que comparten desde los orígenes la tarea de “guiar” o “conducir” por el camino
hacia una “meta”: el conocimiento de sí mismo, el conocimiento general, el
bienestar de la comunidad, siguiendo un mismo principio rector. Ninguna dificultad
puede interferir más el logro de estos objetivos, que el deseo humano de
imponernos a la mente de los analizantes, al intelecto de los educandos y a las
aspiraciones de los ciudadanos. El pseudoanálisis, la educación autoritaria y las
diversas formas de dictadura, acechan permanentemente como deformaciones, en
el ejercicio de los tres oficios.
Sin embargo, con Ferrari, se considera que existen otros factores, que en el
orden del aprendizaje pueden motivar la adopción de una teoría por sobre las
restantes:
a) El esquema referencial emergido en el propio análisis personal o en
supervisión. Este factor se vincula con el proceso de identificación a niveles
inconscientes con los modelos conceptuales del analista o del supervisor.
b) Cuando adquiere valor emblemático de pertenencia a un grupo, a veces
respondiendo a tensiones existentes dentro de una institución
(psicoanalítica o no). De este modo, la cohesión del grupo queda vinculada
a una línea de pensamiento.
c) Porque quien se encuentra en condiciones de adoptar la teoría, no dispone
de las posibilidades de elegir, debido a que no cuenta con el repertorio
conceptual necesario para cortejarlas con las otras.
d) Otras veces el apasionamiento puede favorecer discusiones “en el aire”, sin
conexión con los hechos. Esto algunas veces se ve favorecido, porque las
teorías “apasionantes” generan una “jerga” que se presenta como
autosuficiente y cerrada, a la que se considera axiomática, convirtiéndose
en una capa impermeable a cualquier cuestionamiento.
A modo de conclusión