Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Seguro que todos hemos sentido ansiedad en alguna situación, los hormigueos en el
estómago, los temblores, la tensión o un ritmo cardíaco excesivo. Estos síntomas
corresponden a un concepto del que habremos oído hablar, y es que la ansiedad
también tiene un papel crucial en el cerebro.
De esta forma, puede generar problemas de salud física, mental y una disminución de
nuestro rendimiento. Dando paso a entidades clínicas como las fobias, el trastorno de
ansiedad generalizada, ataques de pánico, entre otros. Y especialmente, causando
efectos adversos en nuestro cerebro.
Así pues, la ansiedad, el miedo y el estrés, a pesar de sus diferencias, no son términos
muy distintos entre sí. Están muy relacionados en cuanto a diversos neurocircuitos,
como el sistema neuroendocrino, que participa a través de las hormonas en la
respuesta del organismo frente al estrés y la ansiedad (Mah, Szabuniewicz, & Fiocco,
2016).
Los estudios realizados muestran que no existe una región única y específica
encargada de la integración de la ansiedad. Ni tampoco un único sistema de
neurotransmisión.
Por otro lado, la corteza prefrontal es hipoactiva. Esto genera que la regulación de
las emociones que hemos mencionado no se lleve a cabo del modo correcto y la
ansiedad se prolongue.
Por otra parte, se ha destacado el papel del ejercicio físico y la importancia de un estilo
de vida saludable. Evitando el consumo de drogas o sustancias que puedan favorecer
su aparición (cafeína, teína, anfetaminas…).
CONCLUSIONES
La ansiedad es una emoción normal que todos hemos sentido alguna vez, un
mecanismo adaptativo que nos permite poder actuar ante una amenaza, nos protege.
Sin embargo, cuando esta persiste, intensifica y se torna incontrolable, empieza a
considerarse patológica. Casos como estos han empezado a incrementarse
exponencialmente en los últimos años.
Por ello, tener en cuenta y ser conscientes de esta emoción es clave para su control,
siendo de reconocida e importante utilidad las herramientas psicoterapeúticas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Brion, M., Pitel, A.-L., Beaunieux, H., & Maurage, P. (2014). Revisiting
the Continuum Hypothesis: Toward an In-Depth Exploration of Executive
Functions in Korsakoff Syndrome. Frontiers in Human Neuroscience,
8. https://doi.org/10.3389/fnhum.2014.00498
• Mah, L., Szabuniewicz, C., & Fiocco, A. J. (2016). Can anxiety damage
the brain?: Current Opinion in Psychiatry, 29(1), 56-
63. https://doi.org/10.1097/YCO.0000000000000223
• Fox, A. S., & Shackman, A. J. (2019). The central extended amygdala
in fear and anxiety: Closing the gap between mechanistic and
neuroimaging research. Neuroscience Letters, 693, 58-67.
https://doi.org/10.1016/j.neulet.2017.11.056
• Martin, E. I., Ressler, K. J., Binder, E., & Nemeroff, C. B. (2010). The
Neurobiology of Anxiety Disorders: Brain Imaging, Genetics, and
Psychoneuroendocrinology. Clinics in Laboratory Medicine, 30(4), 865-
891. https://doi.org/10.1016/j.cll.2010.07.006
• Feinstein, J. S., Adolphs, R., Damasio, A., & Tranel, D. (2011). The
Human Amygdala and the Induction and Experience of Fear. Current
Biology, 21(1), 34-38. https://doi.org/10.1016/j.cub.2010.11.042