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Como veremos, existen cinco tipos de reforzamiento diferencial, según el objetivo que
tengamos, y sus características son muy diversas.
Así, este tipo de reforzamiento está indicado para casos donde el objetivo no sea eliminar la
conducta, sino reducir su frecuencia. Puede tratarse de casos donde la conducta en sí no es
perjudicial (sino más bien su frecuencia de aparición), o de casos donde simplemente no se
pueda eliminar la conducta en su totalidad (o sea difícil conseguir la desaparición absoluta
de la conducta).
En este caso, las “otras conductas” al que refiere el propio nombre del reforzamiento, hacen
alusión a conductas funcionalmente equivalentes a la conducta que queremos disminuir,
pero más adaptativas.
objetivo de la técnica:
Reforzar al sujeto cuando participa en una conducta identificada que es incompatible con la
conducta objetiva.
la meta principal es sustituir una conducta.
Procedimiento de aplicación:
Identificar una conducta problemática que está ocurriendo a una tasa bastante frecuente y
coleccionar datos de base si es necesario.
Pensar en conductas alternativas (incompatibles) que impedirían al estudiante de participar
en la conducta perjudicial.
Determinar y dar reforzamiento cuando el sujeto está participando en la conducta
alternativa/ incompatible.
Repartir una consecuencia apropiada si el estudiante participa en la conducta negativa.
En dónde aplicarla:
se puede aplicar en cualquier sujeto en cualquier contexto, ya que los diferentes tipos de
reforzamiento diferencial se adaptan a cualquier entorno y conducta.
Ejemplo de aplicación:
Identificar una conducta problemática que está ocurriendo a una tasa bastante frecuente y
coleccionar datos de base si es necesario.
•Estar fuera del asiento, ocurre cada seis a siete minutos