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Cómo beneficia y afecta biomecánicamente a un individuo los movimientos efectuados durante la

natación

Tabla de Contenido
Resumen.....................................................................................................................................................1
Introducción...............................................................................................................................................1
La Flexibilidad...........................................................................................................................................2
Estructuración y manifestaciones de la flexibilidad..............................................................................2
Los factores que afectan la flexibilidad.................................................................................................5
Periodos de entrenamiento crítico....................................................................................................5
Sexo..................................................................................................................................................6
Condiciones ambientales..................................................................................................................6
Ventajas y desventajas de una buena flexibilidad.................................................................................7
Tono Muscular.......................................................................................................................................8
La implicancia del tono muscular en el desarrollo infantil...................................................................9
Cualidades y variaciones tónicas.........................................................................................................11
Psicomotricidad y tono muscular........................................................................................................12
Conclusiones............................................................................................................................................13
Referencias Bibliográficas.......................................................................................................................13
Anexos.....................................................................................................................................................13

Resumen

Se hara al final

Palabras Claves:

Introducción

Empezamos por establecer que cuando nos referimos a la natación lo hacemos a en concepto
deportivo que le define como un deporte que consiste en el desplazamiento de una persona en el agua,
sin que esta toque el suelo y que se encuentra regulado por Federación Internacional de Natación.
En relación al termino biomecánicamente, este estudio no será sobre todos los factores y
elementos relacionados, se centrará en dos características que se ven afectadas directamente durante los
movimientos que se realizan durante la práctica de la natación y estas son, la flexibilidad y el
tono muscular.

La Flexibilidad

La flexibilidad es una cualidad física condicionante de la ejecución cualitativa y


cuantitativa de los movimientos técnicos. Un desarrollo insuficiente de la flexibilidad, según
Harre (1983) conduce a las siguientes dificultades y deficiencias:

• Se hace imposible el aprendizaje de determinadas habilidades motrices, o se prolonga


el ritmo de la asimilación y perfeccionamiento.
• Se presentan fácilmente lesiones en el nadador.
• Se obstaculiza el desarrollo de las capacidades de fuerza, velocidad, resistencia y
agilidad, ya que el rango de movimiento se ve reducido y la implicación de las distintas
estructuras morfofuncionales será menor.
• Se limita la amplitud del movimiento. Esto afecta a la velocidad de ejecución del gesto
técnico. Con frecuencia, los nadadores tienen que hacer un mayor esfuerzo, lo cual
produce, a su vez una fatiga prematura.
• La ejecución del movimiento no se ve afectada solamente en aquellas disciplinas en las
cuales la calidad sea el objetivo directo de la valoración del rendimiento (deportes
técnicos), sino también en el resto de las disciplinas. Si el nadador tiene una reserva de
flexibilidad podrá realizar sus ejercicios con mayor fuerza, rapidez, facilidad y con un
menor coste energético.

Estructuración y manifestaciones de la flexibilidad

La metodología del entrenamiento distingue tradicionalmente las exigencias o tipos de


flexibilidad con dualidades conceptuales como flexibilidad “general–especial”, “activa-
pasiva”, “estática dinámica”, para sistematizar la complejidad de esta capacidad.

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La flexibilidad general designa un nivel medio de flexibilidad en los sistemas
articulares más importantes. Esta medida de lo que se ha de considerar “normal” tiene, sin
embargo, poca importancia para el rendimiento deportivo, y debe ser superada por el
deportista si quiere llegar a los límites de su condición física y coordinación. Una flexibilidad
general superior a la media es, por tanto, un objetivo permanente del trabajo físico cuando se
entrena cualquier modalidad deportiva.
La flexibilidad especial es necesaria en cada deporte y apunta a las exigencias de
flexibilidad “particulares” de éste. Para conseguirla, las modalidades deportivas con un perfil
de exigencia particular en ese terreno desarrollan un “programa de flexibilidad” y unos
“ejercicios de control” propios (Counsilman, 1980; Schmidt, 1987; citado por Martín et al,
2001), que cristalizan en un entrenamiento técnico suplementario.
La flexibilidad activa (Dinámica) se define como el mayor rango de movimiento
posible para cada articulación, que puede ser producida de forma independiente, sin ayuda, o
mediante un rendimiento muscular activo. Las restricciones las presenta aquí la capacidad de
estiramiento y la fuerza de la musculatura agonista (Maehl, 1986, citado por Martín et al,
2001).
La flexibilidad pasiva (Estática) designa cualquier forma de flexibilidad en una
articulación que puede conseguirse mediante la actuación de fuerzas externas (compañeros,
aparatos, el propio peso corporal). La flexibilidad pasiva es, por regla general, mayor que la
activa.
La diferencia entre la flexibilidad pasiva y la activa es denominada “reserva de
movimientos” (Frey, 1977 citado por Weineck, 1999). Ella suministra información sobre la
posibilidad de mejora de la flexibilidad activa a través del fortalecimiento dirigido a los
agonistas y por el aumento de la capacidad de estiramiento de los antagonistas. Para Alter
(1999), la flexibilidad estática y la dinámica no están necesariamente ligadas. Iashvili (1983;
cfr. Porta, 1985; cfr por García Manso y col, 1996) demostró en sus investigaciones que la
flexibilidad activa, es siempre menor que la pasiva, y tiene una mayor correlación con el nivel

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de logros deportivos. A su vez, a mayor diferencia entre la amplitud de movimientos pasivos y
activos, mayor riesgo de provocar una lesión en el deportista.
Matveiev (1982) establece una clasificación de la flexibilidad muy cercana a la
práctica deportiva, adaptándola a la ejecución eficaz de cualquier gesto deportivo. Este autor
establece las siguientes distinciones:
• Movilidad absoluta – Se refiere a la capacidad máxima de elongación de las estructuras
músculo-tendinosas y ligamentosas. Suele alcanzarse en los movimientos pasivos y
forzados de cada una de las articulaciones. Esta movilidad no siempre es la más eficaz
en la actividad deportiva. Un exceso de movilidad puede afectar a la fuerza contráctil
de la musculatura implicada en esa articulación.
• Movilidad de trabajo – Se refiere al grado de movimiento que se alcanza en el
transcurso de la ejecución real de una acción deportiva, sería por lo tanto el grado de
movilidad que se alcanzan en los movimientos activos. Por ejemplo: Para el paso de
una valla se necesita una determinada movilidad de la articulación de la cadera, la justa
para la ejecución relajada y eficaz del movimiento, sin que necesariamente este rango
de movimiento sea igual al del máximo potencial de esta articulación.
• Movilidad residual – Es la capacidad de movimiento, siempre superior a la del trabajo
que el deportista debe desarrollar para evitar limitaciones que puedan afectar a la
coordinación del movimiento o a su nivel técnico. Suele entrenarse como medida
preventiva de posibles lesiones durante la práctica deportiva.
De acuerdo con el autor, la movilidad sólo debe ser desarrollada en la medida en que
sea necesaria para alcanzar una técnica gestual óptima y una utilización eficaz de las
capacidades condicionales de cada deporte. Por lo tanto, en la mayoría de las especialidades
deportivas sólo interesa llegar hasta los niveles que corresponden a la movilidad residual, con
la finalidad de proporcionar un margen de seguridad suficiente que evite el riesgo de lesión
durante la ejecución real del movimiento deportivo.

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Los factores que afectan la flexibilidad

La investigación en este campo se centra en determinar en qué periodos de la vida la


flexibilidad alcanza sus valores más altos. Corbin y Noble (1980), citado por Elliott y Mester
(2000) sugieren que la flexibilidad aumenta durante la infancia hasta la adolescencia, llegando
en este momento a un pico máximo, a partir del cual se inicia un descenso, pero no siempre se
tuvo tan claro el comportamiento de la flexibilidad en relación a la edad, así por ejemplo las
investigaciones de Phillips (1955) y Kirchner y Glines (1957) citados por Elliott y Mester
(2000) señalan que los niños en el periodo escolar se vuelven menos flexibles alcanzado su
nivel más bajo de flexibilidad entre 10 y 12 años de edad.
Si bien, existe alguna controversia en cuanto al periodo en el que se alcanza la máxima
flexibilidad, todo es más esclarecedor al hablar del declive que sufre la flexibilidad a partir de
los 25-30 años. No obstante, debemos señalar que el declive propio de la involución del ser
humano puede ser ralentizado a través de programas de ejercicio físico bien planificados y que
se adapten a las necesidades de cada sujeto.

Periodos de entrenamiento crítico

Como hemos podido observar en líneas precedentes, la bibliografía es bastante confusa


a la hora de determinar los periodos críticos del entrenamiento de la flexibilidad. La mayoría
de los investigadores sustentan que durante la infancia y en el inicio de la adolescencia es
cuando se puede alcanzar la flexibilidad óptima, pero independientemente del periodo de la
vida en el cual se puede lograr la flexibilidad óptima, diferentes investigadores señalan que el
entrenamiento de la flexibilidad puede llevarse a cabo durante cualquier momento de la vida
del atleta, siempre y cuando se realice una selección y planificación de los ejercicios a
ejecutar.
Los profesionales de la educación física deben ser conscientes de este periodo crucial
en la vida del deportista, para no sobrecargar excesivamente el sistema esquelético. En la
infancia, los huesos no están totalmente formados y los procesos de modelado ocurren con

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rapidez. Esto significa que el cartílago está siendo sustituido por materia ósea, volviéndose
muy vulnerable a exceso de carga.
Los entrenamientos de fuerza y de flexibilidad bien planteados no tienen por qué
provocar lesiones, pero sí el sobreentrenamiento. También podemos observar cómo durante el
periodo de rápido crecimiento, cuando el sistema óseo se desarrolla más rápidamente que los
músculos, la flexibilidad sufre una involución (Bloomfield y Wilson, 1994, citado por Elliot
y Mester, 2000), consecuentemente muchas veces es necesario que los niños realicen
ejercicios de estiramiento durante este periodo para mantener grados de flexibilidad
adecuados.
Con el aumento de la edad del individuo, los músculos, tendones y tejido conjuntivo se
acortan y tiene lugar la calcificación de algunos cartílagos, provocando una significativa
reducción de la flexibilidad. Eso usualmente aparece primero en la región lumbar, para luego
afectar a la articulación de las rodillas y a otras articulaciones. Este fenómeno, propio del
envejecimiento de las estructuras morfofuncionales, puede ser minimizado con adecuados
estiramientos y programas de entrenamiento de fuerza y flexibilidad, adaptados a cada
individuo (Bloomfield et al, 1994).

Sexo

Phillips (1955) y Kirchner y Gliner (1957) citados por Elliot y Mester (2000) llevaron
a cabo diferentes estudios en los cuales comparaban la flexibilidad de niños y de niñas de
diferentes edades. Sus resultados nos muestran como las niñas son más flexibles que los niños
desde los 6-7 años hasta los 14-15 años, sin embargo, los resultados obtenidos, por estos y
otros investigadores, a partir de los 15 no son concluyentes, ya que los resultados son muy
dispares.

Condiciones ambientales

El calentamiento debe preceder siempre a una sesión de flexibilidad. Cuando el tejido


ligamentoso, particularmente la unidad músculo-tendón, adquiera una temperatura adecuada,

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ella puede favorecer la relajación muscular, lo que permite el entrenamiento de la flexibilidad
con seguridad. De Vries (1986) afirmó que la flexibilidad puede ser mejorada en un 20%
gracias al calentamiento localizado en la articulación a 45°C y disminuir entre 10 y 20% si se
provoca un enfriamiento a 18°C. Asmussen et al (1976) llevaron a cabo un estudio para
determinar cómo influía la temperatura muscular en el desarrollo de la fuerza máxima, los
resultados mostraron que la altura del salto vertical se reduce de 42 cm a 30 cm cuando los
miembros inferiores son sumergidos en agua fría.

Ventajas y desventajas de una buena flexibilidad

El empleo de técnicas de trabajo orientadas a mejorar la movilidad articular presenta


beneficios en una amplia gama de áreas relacionadas con el rendimiento deportivo o con la
calidad de vida del sujeto que los realiza. Entre los mismos podemos destacar los siguientes
según García Manso et al (1996):
• Disminución del stress y la tensión.
• Relajación muscular.
• Alivio del dolor muscular.
• Prevención de lesiones.
• Indicador de salud.
• Condición Física.

No todo el trabajo de movilidad articular resulta positivo. En ocasiones, excesivos


grados de movilidad, especialmente los derivados de la capacidad de elongación muscular, se
traducen en un perjuicio para la actividad física. Las causas que determinan un exceso de
movilidad dependen de los siguientes factores según García Manso et. al (1996):
• La cantidad o la intensidad del movimiento.
• La duración.
• La velocidad de ejecución.

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• La naturaleza del ejercicio.

Tono Muscular

El término “tono” proviene del griego y significa tensión. La exploración sobre la


función tónica fue iniciada por Charles Scott Sherrington; escribió acerca de La acción
integradora del sistema nervioso (1906).
Si bien en un primer momento fue objeto de estudio de la fisiología, las
investigaciones posteriores trascendieron las barreras de la neurología, la psicología y la
psiquiatría.
Entre las primeras definiciones encontramos que es “un estado de tensión permanente
de los músculos, de origen esencialmente reflejo, variable, cuya misión fundamental tiende al
ajuste de las posturas locales y de la actividad general, y dentro del cual es posible distinguir
de forma semiológica diferentes propiedades” (L. Barraquer Bordas)
Las investigaciones fueron subrayando la extrema complejidad que conlleva la
regulación del tono. Los mecanismos de su mantenimiento y equilibración no pueden
atribuirse a ninguna región particular sino que, estructuras dispersas a lo largo del neuroeje
intervienen y se autorregulan a distintos niveles: espinal, subcortical y cortical superior.
El tono muscular es el resultado de la actividad autorregulada de toda la organización
nerviosa que, al procesar la totalidad de la información recibida, asegura la actividad integrada
del cuerpo.
Por esta razón para muchos autores, la función tónica es una de las más perfeccionadas
del ser humano al encontrarse organizada jerárquicamente en un sistema integrativo y formar
parte de todos los comportamientos del ser humano (V. da Fonseca)
Escribió Dalila de Costallat:
“Se comprende así que el tono sea la expresión de esa organización tan compleja,
lo cual nos permite entender que la actividad voluntaria, los factores
psicoemocionales y afectivos tengan un rol considerable en ella y recíprocamente
podemos comprender también cómo el estado tónico, por intermedio de las

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estructuras reticuladas subcorticales, puede influir sobre la actividad psíquica del
fondo y la atención del sujeto y en su participación emocional y afectiva en una
situación dada.(...) Los estudios recientes le asignan al tono y su sistema de
regulación un rol de más en más importante en el mantenimiento de las funciones
de vigilancia del organismo, la atención y el ejercicio de las funciones
inteligentes.”

La implicancia del tono muscular en el desarrollo infantil

Pensado entonces el tono muscular como elemento dinámico y multideterminado, su


estudio semiológico fue cobrando mayor interés y relevancia.

En nuestro país fue la Dra. Lydia Coriat quien al estudiar las bases neurológicas de la
maduración psicomotriz en el primer año de vida, dejó sentado que la calidad tónica tiene un
rol vital en el estado neurológico del lactante y en su futura integridad. Si bien al nacer el bebe
su tono se presenta inmaduro y difuso, es deseable y saludable que vaya organizándose a lo
largo del tiempo. La doctora describió la característica hipertonía en los miembros del neonato
y su hipotonía axial. Se detuvo especialmente y subrayó la importancia de los reflejos
arcaicos, dando pautas de la evolución esperable respecto de cada uno.
Si bien profundizó y detalló aspectos referidos a las bases neurofisiológicas del tono
muscular dejó en claro que “la calidad tónica del niño no determina solamente cómo es visto
por los demás, sino cómo se siente a sí mismo, cómo asimila los datos que le proporciona su
propioceptividad para la elaboración de la imagen de su cuerpo, y, asimismo, cómo él ve y
siente al mundo” (L. Coriat)
Henry Wallon en Francia, había incursionado con anterioridad sobre el tema; desde su
formación en psicología y neurología sostuvo que toda actitud o postura, tanto al dormir como
en la vigilia, revela la actividad tónica, es decir, esa actividad que da a los músculos un grado
de consistencia y una forma determinada.

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El tono muscular, no solo prepara y guía los movimientos sino que, al mismo tiempo y
en virtud de las posturas que suscita, expresa las fluctuaciones afectivas. Es el “tejido del que
están hechas las emociones”, encontrándose implicada entonces no solo la motricidad sino
también la vida afectiva y cognitiva del niño.
Según Wallon, la función postural o tónica es un vasto sistema o comunidad funcional
que une todo aquello que pone en forma al organismo, ya sea para tal tipo de movimiento, para
tal reacción afectiva, para la acomodación de la percepción a su objeto, ya sea en cuanto al
espíritu para la representación simbólica y abstracta.
Entiende que muchos aspectos quedan bajo la dependencia del tono y de sus
variaciones. Si está mal organizado, aparecerán desarreglos, como pueden ser ciertas
insuficiencias motrices y en el campo psíquico una gran discontinuidad de humor y desorden
en la acomodación afectiva, perceptiva e intelectual.
La estrecha y primaria relación establecida por Wallon entre tono y emoción fue
retomada por diversos autores.
Los estímulos íntero y exteroceptivos provocan desde un inicio en el lactante
impresiones orgánicas. Para responder a ellas, dispone solo de reacciones netamente
corporales. Así por ejemplo el malestar, genera un aumento de tono muscular que de persistir
concluye en gritos y llanto.
“El bebé es la caricatura de la tensión: los puños cerrados con los pulgares flexionados
en el interior, los brazos replegados con fuerza, piernas y muslos en extensión forzada,
enrojecido y con la respiración bloqueada”. De este modo
describían Bergés y Bounes las crisis tónico- emocionales que, al adquirir sentido de
demanda para quien ejerce la función materna, dan lugar a que se instaure la
“hipertonía del llamado”.
Cada modificación tónica del pequeño cobra sentido para la madre y provoca una
respuesta, tónica también, que en situaciones propicias, organizarán el conjunto de las
reacciones del niño.

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En este diálogo tónico* la madre interpreta lo que le ocurre al niño en su cuerpo y en
función de ello actúa procurando el pasaje del estado de tensión al de distensión.
La “hipotonía de satisfacción” posterior al amamantamiento, se caracteriza por una
notoria relajación de los miembros y la recuperación de una respiración lenta, regular y
profunda.
Otras veces el adulto “como por instinto, lo balancea lateralmente o de arriba hacia
abajo, sosteniéndolo horizontal o verticalmente, según que una u otra de estas direcciones y de
estas posiciones resulten más capaces de apaciguarlo” (H. Wallon). Dichas maniobras actúan
sobre la sensibilidad de los canales semicirculares y el laberinto (aparato que interviene en el
equilibrio cuya función es registrar la orientación variable del cuerpo y sus movimientos de
traslación en el espacio).
Estas adaptaciones tónicas en estrecha relación con los ritmos biológicos, instaurarían
una primera organización temporal en el niño.
A su vez la función tónica, en combinación con la visión y la audición, condiciona la
postura; el eje tónico-postural resulta ser base de todo movimiento y como tal, dimensiona y
ordena también el espacio de acción.

Cualidades y variaciones tónicas

Los tonos potencian infinitas combinaciones. Despliegan abanicos de sonidos y paletas


de colores. Conllevan en sí la unicidad, la diferencia, la variación y el movimiento.
Referido al color, el tono tiñe gamas, pinta matices e intensidades. En la la voz,
resuena en timbres y modulaciones. En cuanto al cuerpo promueve posturas, construye
actitudes, sosteniendo formas singulares de ser y estar en el mundo.
En relación a las transiciones tónicas, el Dr. Jean Bergès entiende que el tono muscular
oscila entre los estados de tensión y los de relajación; dirá que
“no está fijado ni resuelto (…)Es fluctuante según el estado de satisfacción o
displacer del niño(…)Las alternancias se instaurarán, modificarán y establecerán
sobre un modelo estable según las relaciones que se establezcan entre los grandes

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ritmos biológicos del niño, sueño y alimentación básicamente y los ritmos de la
madre(…)la armonía de esta relación es de fundamental importancia para el
desarrollo de dichas funciones y de sus trastornos”

Tran-Thong fue otro investigador que, basándose en la teoría de las actitudes de H.


Wallon, tomó en cuenta las individualidades tónicas. Escribió:
“El tono del niño varía en relación con su metabolismo interno y con las
excitaciones que provienen del ambiente exterior. Es la primera expresión
integrada de su estado de conjunto, que pone en estrecha relación su vida
vegetativa y su vida de relación. Sus emociones y sus actitudes, que son el
resultado de las variaciones de su tono, se modelan según el medio ambiente y son
modeladas por él. Y es esta acción recíproca la que va a hacer surgir las primeras
luces de su psiquismo”.

Psicomotricidad y tono muscular

Escribió H. Wallon:
“Un organismo es tanto menos dueño de sus funciones desde el nacimiento y una
función está tanto menos preparado a ejercerse, cuanto su porvenir comporta más
bastos progresos, mayor variedad de adaptaciones diversas, reservando por lo tanto
a la experiencia un papel más decisivo”

La función tónica cumple con esta condición: es parte del equipamiento


neurobiológico con el que nace todo ser humano pero su desarrollo y características se irán
moldeando en el transcurso de las experiencias de intercambio e interacción.
Cuando nos encontramos en presencia de alteraciones en la regulación tónica debemos
entonces preguntarnos acerca de este proceso de construcción que se da siempre en relación
con un otro.

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Con fines de estudio (y pecando de generalizar para clasificar) podríamos decir que la
mayor parte de los pacientes que atendemos en Psicomotricidad oscilan entre dos polos:
• aquellos que muestran elevación del tono muscular o tendencia a la hipertonía
• aquellos otros con descenso del tono muscular o tendencia a la hipotonía
En el primer grupo detectamos comúnmente signos de paratonía o sea la imposibilidad
de relajar algún segmento corporal. Pueden parecer cuerpos que, a modo de envoltura,
encierran y comprimen. En ellos muchas veces la inestabilidad aflora como el único medio de
evacuar la tensión o de obtener la distensión.
En las tendencias hipotónicas, los cuerpos parecen desarmarse. Es habitual observar
una inconsciente búsqueda de apoyos extras para aumentar la superficie de sustentación
corporal.
En el caso de los niños por ejemplo, pueden darse pasajes involuntarios de la
sedestación al decúbito cuando se encuentran jugando en el piso. Otras veces mientras realizan
sentados sus tareas escolares, notamos que necesitan sostener su cabeza con la mano, mientras
el codo descarga peso e incluso puede ir desplazándose sobre la mesa, pasando esta a ser base
al igual que la silla. Para permanecer en bipedestación, paredes o muebles cercanos cumplen
funciones similares. Si indagamos en los primeros hitos del desarrollo postural, encontramos
que se sucedieron tardíamente por lo general.

Conclusiones

Referencias Bibliográficas

Anexos

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