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Instituto Tecnológico “Cordillera”

Índice
1. Introducción...................................................................................................................2
2. Objetivos:......................................................................................................................3
2.01. Objetivo General...................................................................................................3
2.02. Objetivo especifico...............................................................................................3
3. Marco Teórico...............................................................................................................4
3.01. Traumatismo ocular en niños................................................................................4
3.01.01 Historia clínica y exploración general...........................................................4
3.01.02. Accidental....................................................................................................5
3.01.03. Traumas oculares no accidentales por abuso.............................................12
4. Conclusiones................................................................................................................17
5. Recomendaciones........................................................................................................17
6. Bibliografía..................................................................................................................18
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1. Introducción

Se define “Trauma Ocular” al traumatismo originado por mecanismos contusos o

penetrantes sobre el globo ocular y sus estructuras periféricas, ocasionando daño tisular

de diverso grado de afectación (Leve-Moderado-Severo) con compromiso de la función

visual, temporal o permanente.

“Los traumatismos oculares deben ser considerados como una enfermedad”.( JT Banta).

El trauma ocular es la principal causa de déficit visual y ceguera monocular en niños.

La tasa de hospitalización anual en niños con diagnóstico de trauma ocular es de

aproximadamente 15 por 100.000. Las causas del trauma se relacionan con deportes o

juegos en el 59% de los casos y con golpes o caídas accidentales en un 37% de los

mismos. Del total, un 12% corresponde a lesiones provocadas por la mano o el pie de

otro niño. Hay una marcada diferencia entre varones y mujeres con una proporción 4 a 1

en favor de los primeros.

Los traumatismos oculares se distribuyen según las edades, con una primera

incidencia en los últimos años de la adolescencia y una segunda en los pacientes

mayores de 70 años de edad. Las lesiones oculares graves son más frecuentes en los

varones con una proporción de 3-5/1.

Son causa importante de pérdida de visión en los países menos desarrollados y en los

estratos sociales menos favorecidos. Son los responsables de ceguera unilateral, baja

visión bilateral y ceguera bilateral. El traumatismo ocular es, además, una enfermedad

recurrente, tras un primer traumatismo existen 3 veces más probabilidades de sufrir un

trauma ocular.
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2. Objetivos:

2.01. Objetivo General

facilitar el manejo del trauma ocular en niños, en sus aspectos diagnósticos y

terapéuticos, dentro del marco de las nuevas prioridades de salud y en la evidencia

existente en relación al tema.

2.02. Objetivo especifico

 Brindar recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible sobre el

tratamiento del trauma ocular.

 facilitar el manejo del trauma ocular en sus aspectos diagnósticos y terapéuticos.

 Colaborar con el aprendizaje a los estudiantes en pronóstico funcional de los

niños afectos a trauma ocular.

 Orientar para mejorar la derivación de los niños que son atendidos por trauma

ocular
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3. Marco Teórico

3.01. Traumatismo ocular en niños

(JJ, 2009) Afirma que: “En los primeros años de vida, la incidencia de traumatismos

oculares es prácticamente igual en ambos sexos, pero esta tendencia cambia con una

mayor frecuencia en varones en la población adulta. La mayoría de las lesiones se

producen en el hogar o colegio”. (Pág. 507)

Es indudable que la supervisión de los adultos reduce la incidencia y el bajo nivel

educativo o socioeconómico aumenta el riesgo de lesión ocular. El pediatra, muchas

veces, será el primero en atenderlos. En los primeros años de vida, la incidencia de

traumatismos oculares es prácticamente igual en ambos sexos, pero esta tendencia

cambia con una mayor frecuencia en varones en la población adulta.

Los traumatismos en los niños pequeños pueden ser accidental, como no accidental

(abuso)

3.01.01 Historia clínica y exploración general

(Opthalmology, 2008) Afirma que:

Realizar una buena historia clínica es muy importante. Al tratarse de un niño, la

mayor parte de la información la obtendremos de los cuidadores (frecuentemente los

padres) y no es tarea fácil. Las circunstancias del traumatismo deben ser recordadas

cuidadosamente, ya que pueden tener implicaciones médico-legales importantes.

Debe interrogarse el cuándo, cómo y con qué se ha producido la lesión.

Hay que preguntar al paciente, si ello es posible por la edad, por cambios visuales

graduales o repentinos desde que sufrió el trauma o síntomas, como dolor, diplopía y

fotofobia. Anotar el momento y lugar del accidente, el mecanismo de la lesión, si ha

sido accidental o intencional, la presencia de testigos, el objeto que causa el accidente,


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la sospecha y el tipo de cuerpo extraño, si ha habido lesiones químicas por álcalis, si ha

habido lesión por animal, tipo de animal y si ha sido espontáneo o provocado. También

es muy importante averiguar si hay enfermedades oculares preexistentes y el nivel de

agudeza visual del paciente antes del accidente

3.01.02. Accidental

En las accidentales se producen en casa, con los juguetes o en la cocina (con aceite,

agua hirviendo, productos de limpieza, utensilios de cocina). Los más pequeños, si

sufren la mordedura de un perro, aunque esté familiarizado con él, las lesiones oculares

ocurren en un 15% de los casos. (S.Fernandez, 2010)

En niños mayores de 8 años con los deportes, una de las causas más importantes

(pelota, tirachinas, palos, petardos, piedras, clips de papel, cuerdas elásticas, proyectiles,

dardos, arcos, flechas y balines de aire comprimido los balines causan lesiones

especialmente devastadoras). Los varones de 11 a 15 años son los más vulnerables.

No podemos olvidar deportes como el hockey, deportes con raqueta, béisbol,

baloncesto, esgrima, squash, boxeo, artes marciales de contacto, lucha libre y,

actualmente, el paint-ball (juego con balas de pintura /juego de guerra).

Las lesiones por balas de pintura son actualmente el traumatismo ocular más

frecuente y más grave relacionado con la práctica del deporte.

El diámetro del paint-ball es inferior a 2 cm y alcanza velocidades de 90 a 150

metros por segundo. En los últimos años, la protección ocular en algunos de estos

deportes ha reducido el porcentaje de lesiones

En definitiva, los traumatismos en la infancia se agrupan según el siguiente esquema:


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Con globo cerrado

 Contusión

 Laceración lamelar

 Hipema

3.01.02.01 Con globo abierto

 Laceración penetrante

 Perforación (antes llamada doble perforación) - Cuerpo extraño intraocular

 Ruptura (estallido)

Figura N.1 Clasificación de trauma ocular en globo abierto y cerrado obtenido de:
file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

3.01.02.02. Con globo cerrado

(Gordó, 2013) Afirma que: “La mayor parte de las lesiones de la superficie ocular

son benignas y se resuelven sin tratamiento, sin embargo, requieren una exploración

meticulosa (incluso en lesiones que parecen de poca importancia) y un tratamiento

precoz para evitar secuelas permanentes y complicaciones tardías”. (Pag. 508)

Párpado

La equimosis (hematoma u ojo morado) aparece en el párpado tras una contusión y

se reabsorbe espontáneamente.

Cuando hay una herida en el párpado debe tenerse en cuenta la localización porque:
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 Si la herida afecta al parpado superior

Puede estar comprometido el músculo elevador; la sutura incorrecta daría lugar a

ptosis palpebral. Frecuentemente, hay salida de grasa orbitaria por la herida. No debe

dejarse curar por segunda intención.

 Si la herida afecta al borde palpebral

la sutura correcta se hará alineando los bordes de la herida para evitar eversión o

inversión del párpado y evitar la aparición de epífora, irritación o defecto de

humidificación corneal.

Figura N.2 Laceración de parpado obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

La infección de la herida palpebral secundaria al traumatismo puede complicarse con

una celulitis periorbitaria. La ptosis palpebral puede deberse al hematoma y a la

reacción inflamatoria, que desaparece en unos días, o bien a la lesión del músculo

elevador del párpado, en cuyo caso el pronóstico es peor. El hematoma palpebral

bilateral en anteojos o también llamado de “ojos de panda” debe hacernos pensar en la

fractura de la base del cráneo.


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Fractura de la órbita

Figura N.3 Blow-outfractures obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

(JJ, 2009) Afirma que:

Las paredes orbitarias pueden fracturarse y el globo ocular puede perforarse, incluso

sin que el objeto haya penetrado directamente en los tejidos. Los objetos penetrantes

suelen ser de tamaño inferior al de la órbita (cuchillos, lapiceros, ramitas, balas,

clavos y la punta del paraguas). La velocidad del objeto es más importante que el

tamaño. Los objetos proyectados a gran velocidad transmiten más energía cinética y,

por tanto, ocasionan mayor daño tisular.

Las fracturas más frecuentes se localizan en el suelo de la órbita y la pared medial o

interna, debido a que son las más débiles. La pared externa y la pared superior son más

resistentes y se fracturan en traumas muy intensos, pero en los niños menores de 7 años,

estas fracturas del techo de la órbita se producen por falta de neumatización de los senos

frontales y por la desproporción cráneo-facial. El signo más evidente de la fractura del

suelo de la órbita es la diplopía o la imposibilidad de llevar la mirada hacia arriba.

Lesiones orbitarias graves, pueden tener un aspecto externo trivial.


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Hay que investigar la disminución de la agudeza visual y la diplopía. Puede

detectarse:

 equimosis

 epistaxis ipsilateral

 enfisema orbitario

 sugestivo de lesión de la pared medial (debido al paso de aire desde el seno

etmoidal a través de una fisura en la lámina papirácea) o inferior.

 Hipostesia de la mejilla y del labio superior, si hay afectación del nervio

infraorbitario, y escalón en el reborde orbitario, en la fractura del suelo de la

órbita cuando hay fractura directa

Figura N.4 Blow-outfractures obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Conjuntiva y córnea

Cuando exploramos la conjuntiva o la córnea, tras un traumatismo, podemos

encontrarnos con:

 Hemorragia subconjuntival (hiposfagma)

 Erosión de la superficie

 Quemosis

 Enfisema
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 Abrasiones

 laceraciones y cuerpo extraño conjuntival (lentes de contacto) o cuerpo extraño

corneal y abrasión corneal.

La hemorragia subconjuntival

La hemorragia subconjuntival traumática tiene un aspecto llamativo. La espontánea

suele deberse a una maniobra de Valsalva que aumenta la presión venosa (tos: tosferina,

estornudo, vómitos, levantar objetos pesados).

(T, 2008) Afirma que:

El frotamiento ocular enérgico, también puede producirla. Desaparece en unos días,

pero puede durar semanas. La hemorragia subconjuntival debe ser limitada a la zona

anterior. La mayoría de ellas son benignas. Si es extensa (ocupando toda la

conjuntiva y fondos de saco conjuntival) debería pensarse en la posibilidad de

fractura del techo o suelo de la órbita e incluso hemorragia intraocular o rotura del

globo.

Figura N 5. Hemorragia conjuntival Obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Abraciones corneales
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Tras una lesión corneal, la capa basal del epitelio corneal y los nervios corneales

superficiales quedan expuestos a estímulos externos, siendo el dolor más intenso.

Clínicamente, suele aparecer:

 Dolor  enrojecimiento ocular

 Lagrimeo  blefaroespasmo

 Fotofobia  disminución de la visión

Los movimientos del globo ocular y el parpadeo aumentan el dolor y la sensación de

cuerpo extraño.

Figura N 6. Abrasión corneal obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Cuerpo extraño

Las erosiones lineales nos hacen sospechar cuerpos extraños subtarsales. La eversión

del párpado superior y la observación de los fondos de saco conjuntivales son técnicas

útiles para localizar y eliminar los cuerpos extraños. Ante una erosión corneal, siempre

debemos evertir el párpado superior en busca de cuerpos extraños


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Figura N 7. Eversión del parpado superior Obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Cuando el cuerpo extraño es tierra o serrín, el lavado abundante con suero fisiológico

será útil, pero ante la mínima dificultad enviar el paciente al oftalmólogo.

Los cuerpos extraños metálicos en la superficie corneal empiezan a oxidarse a las

pocas horas, son tóxicos y deben ser eliminados. Con los cuerpos extraños profundos de

material inerte (plástico o cristal), se puede mantener una actitud expectante, pues con el

tiempo migran en dirección anterior y se extraen con más seguridad. Ante la presencia

de uno de estos tipos de cuerpos extraños, remitir siempre al oftalmólogo para su

tratamiento y posterior seguimiento

Figura N 8. Cuerpo extraño metálico obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/507-519%20Traumatismos.pdf

Lesiones del globo ocular con afectación de la cámara anterior

Hipema
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Consiste en la acumulación o presencia de sangre en la cámara anterior del ojo (en la

parte más inferior) y se visualiza como un nivel rojo entre la córnea y el iris. Es una

verdadera urgencia oftalmológica.

El hipema es secundario a traumatismos con objetos de tamaño más pequeño que el

reborde de la órbita y consecuente lesión de los vasos sanguíneos de la raíz del iris o del

cuerpo ciliar. Ante la aparición de un hipema, hay que descartar la rotura o estallido

ocular y valorar el estado del iris y el cristalino. Puede acompañarse de lesiones en el

iris, cuerpo ciliar y cristalino

Figura N 8 hemorragia en cámara anterior obtenido de:


https://www.pediatriaintegral.es/numeros-anteriores/publicacion-2013-09/traumatismos-oculares/

Iris y cuerpo ciliar

(Gordó, 2013) Afirma que:

La característica de la afectación del iris y cuerpo ciliar es la fotofobia. A menudo

hay una inyección de los vasos sanguíneos episclerales o conjuntivales alrededor del

limbo, denominándose hiperemia conjuntival ciliar. La visión generalmente está

reducida y la pupila puede ser más pequeña en el ojo afecto respecto al ojo sano. La

lesión del músculo esfínter del iris dará lugar a una midriasis.

Clínicamente hay dolor, fotofobia, anisocoria, inyección conjuntival perilimbal

(hiperemia ciliar) y visión borrosa. También puede aparecer dificultad para el enfoque
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de cerca por espasmo o parálisis de la acomodación, y dificultad en la constricción y

dilatación pupilar tras la estimulación luminosa. La afectación del iris suele

acompañarse de hipema, por lo que debe valorarlo un oftalmólogo con urgencia.

Las lesiones de la cámara anterior son una de las secuelas más frecuentes de los

traumatismos oculares contusos.

Cristalino

El traumatismo es la causa más frecuente de la luxación o subluxación del cristalino.

La catarata y la luxación o subluxación que aparecen después de un traumatismo ocular

indican que éste ha sido importante. Provoca un cuadro de pérdida de visión importante

de aparición brusca. También suele acompañarse de hipema y hay que derivarlo al

oftalmólogo.

Figura N 9. Catarata traumática y luxación del cristalino obtenido de:


https://www.pediatriaintegral.es/numeros-anteriores/publicacion-2013-09/traumatismos-oculares/

Los traumatismos contusos pueden producir cataratas de aparición inmediata o

incluso años después.

Si la catarata da lugar a pérdida de agudeza visual y el paciente es menor de 8 años

hay que plantear una intervención quirúrgica precoz para evitar la ambliopía. El
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glaucoma y el contacto corneal secundarios a la luxación del cristalino también

obligarían a plantear la intervención quirúrgica.

la luxación del cristalino frecuentemente es de origen traumático en la infancia. Nos

indicará que el trauma ha sido importante.

Ante una luxación o subluxación del cristalino en ausencia de traumatismo ocular

valorar un posible síndrome de Marfan.

Segmento posterior lesiones del globo ocular con afectación en vítreo, retina y

coroides

(Opthalmology, 2008) Afirma que: “La gravedad de las lesiones en las estructuras

del segmento posterior es variable: oscila entre las contusiones retinianas periféricas que

se pueden resolver espontáneamente hasta el desprendimiento de la retina, que puede

poner en peligro la visión”. (pág. 398)

Si el paciente no presenta una transparencia de medios para poder realizar un fondo

de ojo, deberá solicitarse una ecografía para examinar el segmento posterior. La

ecografía permitirá detectar: desgarros ocultos de la retina, desprendimiento de retina,

hemorragias subretinianas, hemorragia subcoroidea (desprendimiento coroideo),

desprendimiento del vítreo posterior, luxación del cristalino, roturas ocultas del globo

ocular y cuerpos extraños intraoculares

hemorragia vítrea

Sangre en la cavidad vítrea. Es la complicación del polo posterior más frecuente tras

el traumatismo ocular. Son síntomas las moscas volantes y suele haber pérdida visual

súbita y grave. Algunos pacientes dicen que ven “en rojo”. La presencia de hemorragia

vítrea en lactantes o niños debe alertar sobre la posibilidad de malos tratos. En los
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lactantes puede aparecer ambliopía por deprivación las primeras semanas de la

hemorragia vítrea. Pueden producirse anisometropías de más de 10 dioptrías. También

puede aparecer como complicación un glaucoma.

Figura N 10. Hemovitreo obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Contusión, edema, hemorragia y desprendimiento de retina

Puede producirse tras lesiones de golpe o contragolpe (compresión y expansión del

globo ocular). En una contusión retiniana aparecen áreas geográficas de retina

blanqueada. Si la contusión afecta a la mácula (también llamado edema de Berlin), se

puede producir pérdida de visión aguda. Si se afecta la periferia de la retina, el paciente

visualmente está asintomático. Si se afecta la fóvea, la pérdida de visión puede ser

permanente.

Rotura coroidea

Complicación muy grave. Si aparece nos indica que el traumatismo ocular ha sido

importante. Hay afectación de la mácula en más de la mitad de las roturas coroideas. La

afectación macular (edema, hemorragia o desprendimiento seroso) comporta la pérdida

de visión inmediata. La mayoría de veces no se recupera la agudeza visual tras la

reabsorción de las hemorragias y el edema secundario a la rotura. La afectación macular

va emparejada con una pérdida de agudeza visual permanente.

Hemorragia subcoroidea (desprendimiento coroideo)


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Suele ser una lesión rara, pero grave. Aparece tras traumatismos contusos mediante

el mecanismo de compresión y expansión del globo ocular. La sangre se acumula en el

interior del espacio virtual entre la coroides y la esclerótica. Puede estar asociada a un

estallido ocular oculto. Puede resolverse espontáneamente o aparecer complicaciones

tardías, como el desprendimiento de retina

Con globo abierto

(S.Fernandez, 2010) Afirma que: “Es una grave complicación secundaria a un

traumatismo. Una erosión en la piel del párpado o una hemorragia subconjuntival

pueden ser la única manifestación superficial de la perforación de la esclerótica por unas

tijeras o por un dardo”. (Pág. 517)

Llamamos penetración ocular a la herida realizada por un objeto punzante cuya

puerta de entrada es la misma que la de salida. Lesiones por cristales, objetos afilados

(tijeras, agujas y cuchillos), lápices, perdigones, objetos lanzados a distancia y hojas de

plantas o ramas de árboles obligan a exploraciones complementarias. La distorsión de la

pupila puede ser el signo más evidente de una pequeña penetración corneal.

El cuerpo extraño intraocular es poco frecuente, pero hay que descartarlo mediante

una radiografía simple de cráneo cuando es metálico. Si no, hay que realizar una TAC.
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Figura N 11. Cuerpo extraño intraocular obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

La ruptura o estallido del globo ocular es una herida del grosor total de la pared del

globo ocular provocada por un objeto romo. La laceración del globo ocular es una

herida del grosor total de la pared del globo ocular provocada por un objeto afilado.

Las laceraciones tienen bordes más definidos y causan menos trastornos

intraoculares. Las rupturas tienen bordes desiguales y crean una desestructuración

intraocular notable.

El lugar de ruptura se suele localizar en el punto más débil de la esclera, que suele

ser la zona de detrás de las inserciones de los músculos rectos.

Figura N 12. Penetración ocular obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Es muy importante que, ante una sospecha de estallido o laceración ocular, se remita

al paciente a un especialista para realizar la sutura lo antes posible. Una demora de 24

horas puede suponer un empeoramiento importante del pronóstico visual.

Los síntomas son dolor y disminución de la agudeza visual, que representa un signo

de gravedad si es importante.

Los signos clínicos que se presentan ante un traumatismo ocular abierto son:

hipotonía ocular, herniación de estructuras del ojo por la herida corneal o escleral (tejido
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intraocular prolapsado como cristalino, iris, cuerpo ciliar, retina, coroides y humor

vítreo).

Existe riesgo de endoftalmitis y también de oftalmía simpática (respuesta

inmunológica del organismo al contacto con tejido coroideo expuesto en el momento de

la lesión). Suele aparecer en el ojo sano tras años del traumatismo, no se puede prevenir

y puede causar amaurosis por una panuveítis extensa. El riesgo de estas temibles

complicaciones aumenta de forma exponencial a medida que se demora el tratamiento

del traumatismo ocular abierto. La enucleación del ojo traumatizado evita la reacción

simpática del ojo sano. Sin embargo, no la impide si se ha iniciado.

Ante la sospecha de traumatismo ocular abierto no hay que manipular el globo

ocular. Hay que cerrar el ojo de manera no compresiva y derivar al paciente al

oftalmólogo, que realizará bajo anestesia general la sutura.

En el traumatismo ocular abierto hay dolor y disminución de la agudeza visual, y

signos clínicos como hipotonía ocular, herniación de estructuras del ojo a través de la

herida, riesgo de endoftalmitis y de oftalmía simpática.

Quemaduras oculares

(Gordó, 2013) Afirma que: “Las lesiones químicas oculares pueden ser originadas por

dos tipos de agentes: ácidos o álcalis. Las lesiones por ácidos afectan la superficie

ocular y generalmente se detienen al combinarse con las proteínas de la córnea, por lo

que su daño es limitado”.

Quemaduras por ácidos o álcalis

Las quemaduras por ácidos o álcalis son un cuadro de extrema gravedad. En las que

pueden afectar el globo ocular son: el amoníaco, el hidróxido sódico (lejía,


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desatascadores), la potasa caústica, el hidróxido de magnesio y el hidróxido cálcico

(cemento, yeso y cal).

Figura N 13. Quemaduras oculares obtenida de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

 Los ácidos son el sulfúrico (batería del automóvil), el ácido clorhídrico

(provoca lagrimeo a distancia)

 el ácido nítrico (con un contacto prolongado se comporta como el clorhídrico) y

el ácido acético (precisa de un tiempo de contacto prolongado y una

concentración superior al 10%).

El álcali provoca lesiones más graves ya que penetra rápidamente en el interior del

ojo, saponifica los ácidos grasos de las membranas celulares epiteliales, desnaturaliza el

colágeno y produce trombosis vascular

En la fase aguda la córnea puede aparecer opaca, con blanqueamiento de los vasos en

la conjuntiva. La irrigación copiosa con cualquier fluido disponible debe iniciarse tan

pronto como sea posible. El ojo debe mantenerse abierto, tirando de los párpados

superior e inferior para irrigar los fondos de saco conjuntivales. Una vez en el hospital,

se continuará con la irrigación con 1-2 l de suero salino con tubos intravenosos

colocados bajo los párpados. La rapidez del tratamiento inicial puede salvar la visión del

niño, ya que los resultados de la queratoplastia en córneas vascularizadas son muy

pobres
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Las lesiones por amoniaco se encuentran entre las más graves porque el amoniaco

tiene alta solubilidad en lípidos y rápida penetración ocular. La penetración del

amoniaco al ojo ocurre en menos de un minuto, lo que hace que la irrigación sea poco

efectiva; sin embargo, debe llevarse a cabo. Los líquidos causan daño más rápidamente

que los sólidos, porque éstos tardan en disolverse y están en contacto un mayor tiempo

con la superficie ocular, en tanto se disuelven. Tanto los químicos sólidos como los

líquidos se tratan de la misma manera.

 Grado I: defecto epitelial corneal sin isquemia del limbo; pronóstico favorable.

Manejo inicial de las quemaduras químicas oculares

 Grado II: opacidad corneal que permite valorar los detalles del iris, isquemia del

limbo menor de un tercio; pronóstico bueno a moderado.

 Grado III: Defecto epitelial corneal total, opacidad corneal que oscurece los

detalles del iris, isquemia del limbo de la tercera parte a la mitad. Pronóstico

reservado.

 Grado IV: córnea opaca, isquemia de más de la mitad del limbo, pronóstico

pobre

Figura N 14. Grados de quemaduras obtenida de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Los pacientes con quemaduras por álcali pueden desarrollar enfermedades oculares

como inflamación (uveítis), aumento de la presión intraocular con daño al nervio óptico
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(glaucoma), opacidad y formación de vasos sanguíneos en la córnea y perforación

ocular. Estas complicaciones pueden presentarse en forma mediata o tardía, por lo que

estos pacientes siempre deben ser valorados por un oftalmólogo

Los álcalis

Los ácidos dañan al ojo en el momento del contacto; los álcalis continúan dañando

mientras no sean retirados del ojo. Las lesiones con agentes alcalinos tienden a producir

una lesión a largo plazo mucho más grave y deben tratarse en forma específica. Esto es

debido a que las sustancias básicas saponifican los lípidos de las membranas celulares,

lo que conduce a la disrupción y muerte celular y penetración rápida al ojo.

Los ácidos

Por el contrario, permanecen limitados en la superficie ocular, y producen mayor daño

superficial que las sustancias alcalinas. Tienden a coagular y precipitar las proteínas en

el epitelio corneal y el estroma superficial, lo que limita y localiza la lesión. El daño

también se limita por la acción neutralizadora de las proteínas tisulares de la córnea

sobre la acción del ácido

La cantidad de daño tisular se relaciona directamente con la duración del contacto

entre el agente químico y el ojo. La irrigación inmediata es vital.

El agua el aceite no suelen provocar lesiones tan graves como los agentes químicos.

También la pólvora y los petardos provocan quemaduras.

Las quemaduras químicas en la infancia suelen deberse a detergentes o disolventes

orgánicos que se encuentran en productos de limpieza domésticos.

Quemaduras físicas

Los petardos
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El 5% de los traumatismos oculares son consecuencia de los fuegos artificiales. Las

2/3 partes de los accidentes relacionados con petardos se producen en los domicilios

particulares. Se afecta tanto el que observa como el que lanza el artefacto. También es

recomendable el uso de gafas de protección. Incluso las bengalas que parecen

inofensivas, pueden provocar quemaduras importantes.

Lesiones fototraumáticas y por radiaciones

Las radiaciones ultravioletas son la causa más frecuente de lesiones tras la

exposición solar en la playa o en la nieve. Las lesiones suelen ser bilaterales y pueden

manifestarse en forma de un punteado que tiñe con fluoresceína el área interpalpebral,

hasta zonas extensas de desepitelización. Los síntomas (intenso dolor) aparecen de 8 a

12 horas tras la exposición y no hay relación entre el tiempo de exposición y la

intensidad de las manifestaciones clínicas.

La retinopatía solar es una lesión producida por la luz del sol en personas que

observan un eclipse solar. Aparece una pequeña quemadura en la retina que no ocupa

toda la superficie, dando lugar a una disminución de la visión. Los punteros láser de uso

doméstico, aunque teóricamente podrían producir fotocoagulación de la retina (mirando

fijamente más de 10 segundos al puntero), no suelen causar afectación pues el tiempo de

exposición es inferior a 1 segundo.

3.01.03. Traumas oculares no accidentales por abuso

(S.Fernandez, 2010) Afirma que: “La incidencia anual es de 15 casos por 1.000 niños,

y se estima que únicamente se detecta de 10-20% de los casos. El homicidio es una de

las cinco principales causas de óbito en los niños, pese al 85% de subdiagnóstico y del 4

al 6% de ellos tienen manifestaciones oculares”.


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La mayoría de los expertos clásica el abuso o maltrato infantil en cuatro categorías

que se enuncian por orden de frecuencia:

 Desatención infantil (45%). Se trata de la negligencia de los padres en cumplir

con las indicaciones terapéuticas.

 Abuso físico (26%). Incluye el denominado síndrome del niño sacudido (SNS)

o shaken baby síndrome, el traumatismo cerrado, como puñetazo o quemaduras

adrede y el síndrome de Munchausen por provocación, que se da cuando la

madre induce la enfermedad por instilación de químicos nocivos con aparición

de conjuntivitis “raras” y/o “recurrentes”.

 Abuso sexual (11%). Conjuntivitis por clamidias, gonorrea, infección periocular

(ladillas, herpes) o pérdida visual funcional (simulación).

 Abuso emocional (3%).

Figura N 15. Abuso traumatismo ocular en parpado Obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

3.01.03.01. Síndrome del niño sacudido.

Descripto por primera vez por el radiólogo John Caffeyen 1972 como una rara forma

de maltrato infantil. En general se da en menores de cuatro años, inocentes víctimas de

vigorosas y repetidas sacudidas a partir de tomar el niño por sus extremidades con

movimientos violentos de una cabeza relativamente grande montada o sostenida en una


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musculatura cervical relativamente débil y, vale la reiteración, sin manifestaciones

traumáticas directas en la cabeza ni signos externos de violencia.

Figura N 16. Sindrome del niño sacudido Obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/dr_Urrets_Zavalia_traumatismo_ocular.pdf

Los hallazgos clínicos incluyen:

a) Lesiones óseas. A veces se aprecian signos radiológicos de hemorragias

periósticas, fracturas de huesos largos y pósterolaterales múltiples de costillas

(éstos dependen de la zona de sujeción).

b) Lesiones cerebrales. En TAC y RMN se ven hemorragias subdural y

subaracnoidea.

c) Lesiones retinales. Aparecen en el 80% de estos casos asociadas o no a

alteraciones del SNC. Pueden ser localizadas o múltiples, asimétricas,

unilaterales y pre, intra o subretinales.

Figura N 17. Hemorragia subdural Obtenido de:


file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/507-519%20Traumatismos.pdf
26

Se considera que la combinación de hematoma subdural y hemorragias retinales o

vítreas en ausencia de trauma o coagulopatía es casi patognomónico de este síndrome.

De hecho, la aparición combinada de hemorragia intracraneal de causa conocida (no

abuso) y hemorragia retinal es escasamente del 8%. Se presentan con obnubilación,

convulsiones, apneas o coma, con hemorragias intraoculares y sin causa traumática

obvia, factores extrínsecos por lo que se produce padres jóvenes sin experiencia, mala

situación socio económica y/o laboral, alcoholismo, drogadicción situación inestable de

la pareja. Con respecto del aspecto puntual de las lesiones en el fondo de ojo se han

descrito:

• Hemorragia retinal

• Pliegues perimaculares bilaterales

• Retinosquisis hemorrágica (ilus. 1, 2 y 3)

• Hemorragia en el vítreo o subhialoidea (estas últimas son signos de gravedad e indican

más severo daño neurológico).

También hay una respuesta visual pobre y con escaso reflejo pupilar. Este cuadro

tiene mal pronóstico de vida. En efecto, aproximadamente el 60% de estos niños tiene

una evolución fatal o resultan ciegos o con severas secuencias neurológicas (parálisis

cerebral, epilepsia, retraso mental).

Hay una retinosquisis hemorrágica traumática producida por la tracción sobre la

retina a partir del vítreo del niño, fuertemente unido a ella con desgarro de las capas

retinales y colección de sangre en la cavidad resultante.


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Figura N 18. Manifestaciones oculares:file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/507-


519%20Traumatismos.pdf

Este hallazgo puede ser en ocasiones la única evidencia y debe de hacer sospechar al

oftalmólogo de que el pequeño paciente fue víctima de maltrato (no hay evidencia

traumática en muchos casos) y al tiempo que la atención urgente del pequeño deberá

comunicarse con los equipos de abuso infantil, además de hacer la correspondiente

denuncia policial (la coautora fue perito en un juicio oral por una niña sacudida en la

que este signo condenó al victimario). El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con:

 Hemorragias retinales del recién nacido (desaparecen entre las 72 horas y el

mes)

 Hemorragias por maniobras de resucitación (raras, generalmente localizadas y

con el antecedente de ellas)

 Síndrome de Terson (hay hemorragias retrovítreas y subaracnoideas

postraumatismo cefálico en el adulto pero solo el 3% de ellas se ve en niños)

 Discrasias hemáticas (el laboratorio tendrá la última palabra frente a una

hemorragia retinal).

Figura N 19. Manifestaciones oculares en fondo de ojo obtenido de:


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file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/507-519%20Traumatismos.pdf

Además de las neurológicas ya mencionadas los niños que sobreviven quedan con

severísimas secuelas visuales (atrofia óptica, edema de papila, lesiones retinales

múltiples, compresión hemorrágica del segundo par, desprendimiento de retina,

avulsión, corioretinitis cicatricial, membranas epirretinales, catarata, subluxación del

cristalino, glaucoma secundario. Muchos de estos cuadros pueden terminar en ptisis

bulbi).

4. Conclusiones

5. Recomendaciones
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6. Bibliografía

Arlotti, S. A. [et al.]. Unilateral retinal hemorrhages in shaken baby syndrome. J.


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Gordó, J. C. (2013). Pediatria Integral . En J. C. Gómez, Traumatismo ocular (págs.
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