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La oratoria

1.- Definición y características de la oratoria


Recibe el nombre de oratoria el arte de hablar en público de manera persuasiva.
La oratoria es un género literario que presenta unas características singulares. En primer lugar necesita de un ambiente
político de libertad para poder desarrollarse (sin libertad de expresión se ahoga). De ahí el auge que tuvo en la
democracia ateniense y en la república romana, y su posterior decadencia en la época imperial. Además y al igual que
el teatro, la oratoria está orientada a la audición, incluso a la representación, no a la lectura, como la historiografía, la
novela, etc. Sólamente cuando los oradores griegos, y después los romanos, tomaron conciencia de la importancia de
sus discursos y de la limitación que suponía su oralidad, se preocuparon de ponerlos por escrito y editarlos (Cicerón
tenía un esclavo llamado Tirón que tomaba notas taquigráficas de todo lo que su amo decía). Gracias a este prurito han
llegado hasta nosotros algunos de los discursos más importantes del mundo clásico, sobre todo de Demóstenes y
Cicerón.

2.- Tipos de discursos
Por su temática y finalidad se distinguen tres tipos de discursos:
 Políticos, pronunciados en una asamblea política (senatus, comitia, etc) con la intención de influir en la toma de
una decisión.
 Judiciales, pronunciados ante un jurado en defensa o en contra del acusado. A los primeros se los llama
"orationes pro", a los segundos "orationes in".  
 Funerarios, pronunciados con motivo de la muerte de algún personaje ilustre y en el curso de su sepelio.
Reciben el nombre de "laudationes funebres". Una de las más famosas es la pronunciada por M. Antonio a la
muerte de J. César.

El lenguaje corporal, que no es más que todo lo que tú trasmites por medio de movimientos o gestos, delata
completamente tus sentimientos o percepción acerca de la persona con la que estás interactuando. 
Cuando conversas con una o varias personas, reflejas y envías miles de señales y mensajes a través de tu
comportamiento.
Así que presta atención y sácale provecho a los siguientes datos, porque tanto en tu vida laboral como en la personal,
te serán de gran provecho.
       
          ACTO                                                                       LO QUE REFLEJA 
Acariciarse la quijada                                                        Toma de decisiones
Entrelazar los dedos                                                          Autoridad
Dar un tirón al oído                                                             Inseguridad
Mirar hacia abajo                                                                No creer en lo que se escucha
Frotarse las manos                                                             Impaciencia
Apretarse la nariz                                                               Evaluación negativa
Golpear ligeramente los dedos                                           Impaciencia
Sentarse con las manos agarrando                                   Seguridad en sí mismo y
la cabeza por detrás                                                           superioridad
Inclinar la cabeza                                                                Interés
Palma de la mano abierta                                                    Sinceridad y franqueza 
Caminar erguido                                                                  Confianza y seguridad 
Pararse con las manos en las caderas                              Buena disposición
Jugar con el cabello                                                            Falta de confianza en sí mismo 
Comerse las uñas                                                               Inseguridad o nervios
La cabeza descansando sobre las manos                        Aburrimiento
Unir los tobillos                                                                    Aprensión
Manos agarradas hacia la espalda                                     Furia, ira, frustración y aprensión
Cruzar las piernas, balanceando el pie                              Aburrimiento
Brazos cruzados al pecho                                                 Actitud a la defensiva
Caminar con los hombros encorvados                              Abatimiento
Manos en las mejillas                                                         Evaluación
Frotarse un ojo                                                                   Dudas
Tocarse ligeramente la nariz                                              Mentir, dudar o rechazar algo
        
ALGUNOS TRUCOS
Usa tus ojos para hablar
Los ojos son las ventanas del alma. La persona que mira
limpiamente a los ojos de Otros es una persona segura,
amistosa, madura y sincera. Sus ojos y su mirada
pueden decir tanto porque expresan prácticamente
todas las emociones: alegría, tristeza, inquietud, tensión,
preocupación, estimación o respeto. Por sus ojos
muchas veces se puede saber lo que está pensando. Por
eso, constituyen una ayuda Poderosa en la
conversación.
   
El uso adecuado de las manos
Tus manos se pueden aprovechar muy bien para complementar tus palabras y dar mayor fuerza a tu
conversación. No las utilices inútilmente y mucho menos para hacer cualquier cosa que distraiga a la otra
persona. Tampoco las uses violentamente, palmoteando o pasándoselas casi en el rostro a la otra persona.
  
Cuidado con lo que tocas
Hay muchas personas que siempre están dando palmadas en la espalda o tocando a los otros en los brazos,
como para llamar su atención. Es bueno demostrar cariño, pero también hay que guardar el debido respeto a
los demás. Muéstralo no tocando a la otra persona innecesariamente. Hay quien se siente muy molesto si le
tocan, ten cuidado. Pero tampoco hables o escuches con las manos metidas dentro de los bolsillos porque
eso denota indiferencia y mala educación.
       
Gestos que denotan impaciencia o aburrimiento
La actitud física demuestra lo que el alma está sintiendo. Si alguien finge interés en una conversación, la otra
persona se dará cuenta muy fácilmente por sus gestos y ademanes. Moverse nerviosamente o levantarse,
cruzar y descruzar las piernas, moverse en el asiento o mirar constantemente el reloj demuestra aburrimiento
y es una gran falta de respeto. Si tienes que mirar la hora, hazlo en el reloj de otro.
       
Aprender a sentarse
Aprende a sentarte tranquilo y comportarte cuando se escucha. Reparte equitativamente el peso de tu cuerpo
para no cansarte mientas estás sentado conversando. Si te sientas en el borde de la silla, es indicativo que
deseas irte tan pronto como sea posible. Si cambias constantemente de posición, estás expresando a gritos
que estás aburrido. Si mueves incesantemente los pies durante la conversación, tu interlocutor pensará que
estás molesto, inseguro, irritado, nervioso, cansado o aburrido. Sitúate en una posición cómoda y descansada
que te permita respirar mejor y manejar mejor tu voz.
      
Control de la mirada
Cuando estés hablando con alguien, no estés mirando a todos lados: a la ventana, al techo, al suelo o
limpiando sus uñas. Tampoco mires morbosa y curiosamente los zapatos, pantalones, camisa o peinado del
que habla. Mantén el contacto ocular, pero sin fijar en exceso la mirada: eso lo hacen los locos. De todas
formas, si  quieres fijar la mirada durante mucho tiempo en alguien sin cansarte psicológicamente, mira su
entrecejo. Para el otro/a no hay diferencia.
        
Control de las expresiones del rostro
¡Sonríe! Intercalar sonrisas cálidas y francas en la conversación transmite confianza, alegría y buena
disposición. Sin embargo, no exageres. Sonreír demasiado frecuentemente puede convertir el gesto en una
especie de mueca y dar la impresión de que es algo hueco, vacío y fingido. Apretar exageradamente los
labios puede delatar que tienes dudas o desconfianza acerca de lo que el otro está diciendo o sugerir que no
estás expresando realmente lo que piensas o sientes.
        
Conclusiones
Todo lo que aquí has leído, es una muy pequeña parte sobre el tema del lenguaje corporal o tambien llamano
“no verbal”. Espero que te haya sembrado inquietudes. Desde luego, puedes empezar a practicar a partir de
ahora.

3.- La oratoria antes de Cicerón. Escuelas de retórica


La oratoria comienza a desarrollarse en Roma en época muy temprana - el primer
discurso del que tenemos noticia es el de Apio Claudio el Ciego contra la propuesta de
paz ofrecida por Pirro (comienzos del III a.C.)- Esta oratoria primitiva tendría un
carácter improvisado, espontáneo, y se basaría sobre todo en la habilidad natural del
orador.

A partir del siglo II a.C. comienzan a aparecer en Roma escuelas de retórica, disciplina
que pretende enseñar el arte de la oratoria. Estas escuelas, que constituirán la última
etapa en la formación de cualquier romano de clase media-alta, determinarán el estilo
oratorio de los personajes más importantes de la vida pública romana.

Dentro de las escuelas de retórica se distinguen tres tendencias:

 La neoática, que tiene como modelo el estilo de ciertos escritores y oradores


atenienses de la época clásica (Lisias). Esta escuela propugna un tipo de
elocuencia sin artificios, en la que se dé mayor importancia al contenido que
a la forma. Pertenecen a ella M. Junio Bruto y Julio César.
 La asiánica o asiática, que sigue el estilo de la oratoria griega desarrollada
en las ciudades de Asia Menor. Esta tendencia defiende un tipo de
elocuencia radicalmente opuesta a la neoática y, en consecuencia, insiste en
la exuberancia en la dicción. El máximo representante de esta tendencia fue
Hortensio (114-50 a.C.).
 La rodia, así llamada porque su promotor fue el rétor griego Molón de
Rodas. Esta escuela propugna un estilo oratorio a medio camino entre las
dos tendencias anteriores. El principal discípulo de Molón fue Cicerón.

4.- Marco Tulio Cicerón


Vida
Marco Tulio Cicerón nació en el año 106 a.C. en Arpino, ciudad del Lacio. Su familia,
que pertenecía al orden ecuestre, lo envió a Roma para que recibiera la mejor
educación posible. Cicerón no desaprovechó la ocasión y pronto destacó entre la
juventud romana por sus habilidades oratorias. La popularidad ganada le permitió
lanzarse con garantías a la vida política, a pesar de ser un "homo
novus", i.e., un hombre que pertenecía a unafamilia que no había
destacado hasta entonces en política. En el año 63 a.C. Cicerón
alcanzó el consulado, magistratura en cuyo desmepeño descubrió y
sofocó la conjuración de Catilina. Por su actuación como cónsul el
senado le otorgó el título de "pater patriae". 
Cuando en el 49 a.C. estalló la guerra entre César y Pompeyo,
Cicerón, republicano convencido, se unió a los pompeyanos, que
fueron derrotados en Farsalia. Y aunque César, vencedor y nombrado
dictador, lo tenía en alta consideración y supo comprender y excusar
su postura, él prefirió retirarse de la vida pública. Tras el asesinato de César, Cicerón
creyó erróneamente que era posible la plena restauración de la república, sinónimo en
Roma de libertad. Así pues, volvió a la palestra política, pronunciando
susFilípicas contra Marco Antonio, que había recogido la herencia de César. Esto le
costó la vida a manos de los sicarios de aquél, que, tras darle muerte, clavaron su
cabeza en una pica y la pasearon por el foro. Corría el año 43 a.C.

Obra
La obra de Cicerón es muy extensa. Abarca desde el ensayo filosófico hasta el tratado
de retórica, pasando por la poesía épica. Pero ante todo Cicerón debe su fama a los
discursos que pronunció. De entre ellos cabe mencionar:

In C. Verrem (Discursos contra Verres o Verrinas, 70 a.C.). Los sicilianos acusan de


extorsión y concusión a su ex gobernador Cayo Verres y encomiendan la defensa de sus
derechos a Cicerón, que años antes había sido cuestor en Sicilia y había dejado un grato
recuerdo. Cicerón, después de un exhaustivo acopio de pruebas, escribe siete discursos
demoledores. Parece que sólo pronunció realmente los dos primeros, pues Verres, viéndose
perdido, se desterró voluntariamente, adelantándose al fallo del tribunal. Esta pieza oratoria,
una obra maestra por la solidez de sus argumentos y
la brillantez de expresión, disparó definitivamente la
popularidad de Cicerón.

In L. Catilinam (Catilinarias, 63 a.C.). Catilina, noble


ambicioso, trama una conjura para hacerse con el
poder. Esta conjura supone, entre otras cosas, el
asesinato de buena parte del senado. Cicerón descubre
el complot y pronuncia contra Catilina cuatro
discursos demoledores, el primero de ellos en el
senado y ante el propio Catilina, al que se dirige una y otra vez en tono acusador y desafiante.

In M. Antonium orationes Philippicae (Filípicas contra Marco Antonio, años 44-43 a.C.). Ya


hemos visto el motivo que impulsó a Cicerón a pronunciar estos catorce discursos contra
Marco Antonio, llamados Filípicas en homenaje a los discursos de Demóstenes contra Filipo
de Macedonia. Las Filípicas son consideradas el canto de cisne de Cicerón porque
constituyen su mejor y último discurso.

5.- La nueva oratoria de época imperial


Con la llegada del principado y la concentración de la autoridad en manos del
emperador, la oratoria pierde su importancia política, relegándose a la actividad
judicial. Las escuelas de retórica dejan de formar políticos y, perdido el objetivo que las
justificaba, amaneran la enseñanza de un arte casi inútil fuera del propio recinto
escolar.
Este mundo vano de las escuelas retóricas nos lo ha transmitido Séneca el Mayor, padre
del filósofo, en una obra única en la literatura latina:Oratorum et rhetorum sententiae,
divisiones, colores. La obra nos ofrece un conjunto de ejercicios retóricos, las
"controversiae" y las "suasoriae", que constituían la base de la enseñanza oratoria.

Las "suasoriae" eran un ejercicio propio de los principiantes y consistían en consultas


imaginarias dirigidas a personajes históricos que en determinadas situaciones deben
tomar una decisión importante: "Agamenón delibera sobre si debe immolar a su hija
Ifigenia", "Cicerón delibera sobre si debe solicitar el perdón a Marco Antonio",... El
aspirante a orador componía un discurso con las razones que debían pesar en el alma
del personaje en cuestión.

Las "controversiae" pertenecían a un estadio más avanzado. Dado un caso, por lo


general ficticio, el alumno debía argumentar jurídicamente en defensa de una de las
partes. Lo rebuscado de los casos evidencia la desconexión existente entre la retórica y
la vida . Un ejemplo,  el caso del " juramento de los esposos", puede ilustrar lo dicho:
"Dos esposos se juran mutuamente que ninguno de los dos sobrevivirá al otro. El
marido se marcha de viaje y, para probar a su esposa, le envía un mensajero con la
noticia de su muerte. Entonces la esposa se arroja desde una alta roca, pero se salva
milagrosamente. Vuelve el esposo. El padre de la esposa exige a ésta que se divorcie de
su marido. Ella dice que no. El padre reniega de ella y la deshereda. ¿Cómo defendería
la mujer su actitud?".

Séneca, además de transmitirnos estos ejercicios escolares, nos cita a los declamadores
y retores más importantes del momento. Destaca entre ellos Porcio Latrón, al que se le
dio el apodo de "el Cicerón de las salas cerradas". 

6.- Quintiliano y su Institutio oratoria


En las postrimerías del siglo I d.C. surge una reacción contra el estilo afectado de la
oratoria retoricista y se intenta retornar al clasicismo ciceroniano. El paladín de esta
tendencia es Marco Fabio Quintiliano.
Quintiliano nació en España, en Calahorra. Cursó estudios en Roma y luego abrió allí
una escuela de retórica, que en seguida adquirió gran fama. Varios emperadores, de
Vespasiano a Trajano, lo tuvieron en gran estima y lo colmaron de honores. 
Su obra fundamental es la Institutio oratoria (12 libros), que constituye el tratado de
retórica más completo de la Antigüedad. En ella Quintiliano recoge sus ideas
pedagógicas, algunas sorpendentemente modernas. Entre ellas destacan las siguientes:

 La formación de un orador debe ser amplia, y no exclusivamente retórica.


 Esta formación debe cuidarse ya en la infancia, y se han de evitar los castigos
corporales.
 En la escuela de retórica el profesor debe graduar la dificultad de
los ejercicios, y sus temas deben estar inspirados en la realidad, frente a la
común tendencia a debatir temas extraños, mitológicos y absolutamente irreales.
 Se propugna una elocuencia natural, sin adornos innecesarios, y se pone
a Cicerón como modelo de estilo oratorio.      
 Un buen orador ha de ser un hombre honesto. Al igual que Catón el Censor, al
que se atribuye la definión de un orador como "homo bonus dicendi peritus",
Quintiliano no separa la elocuencia de la moral.
 La decadencia de la oratoria se debe a la corrupción de las costumbres. No
parece posible que Quintiliano, tras dedicar su vida a la retórica, no se diera
cuenta de que la oratoria se asfixiaba por falta de libertades políticas. Pero ésta
era una afirmación comprometida y poco agradecida en labios de una persona
que tantos honores había recibido de los distintos emperadores.

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