Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESTRATÉGICO
Módulo 4 – Unidad 4
1
4.1. EJECUCIÓN Y CONTROL DEL PLAN ESTRATÉGICO ................................................................ 4
2
Unidad 4. Control del plan estratégico
Dentro de lo que representa un plan estratégico, hay una serie de pasos a seguir para poder
alcanzar los objetivos propuestos por la organización. Es así como la gerencia, junto con la
alta dirección, establecen los lineamientos principales para que toda la organización sea
gestionada.
El proceso comienza con una planificación y diseño desde la visión, misión y valores de la
empresa. Luego, se establece la conformación de los objetivos (de corto, mediano y largo
plazo). En esta parte del proceso, participan todos los miembros de la organización, los
cuales deben conocer la importancia de llevar adelante este plan, del compromiso que la
organización requiere de cada uno de sus integrantes y de las acciones que se llevarán a
cabo para implementar las estrategias propuestas dentro de este plan (Torres Hernández,
2015).
Para este control se deben utilizar indicadores que permitan valorar las variables y
compararlas con un nivel considerado estándar (el cual fue definido por la misma
organización). En caso de que haya desvíos, los administradores deben pensar en nuevas
acciones correctivas que permitan llegar a lo planeado (Torres Hernández, 2015).
Sin embargo, todo esto no se hace de manera despersonalizada. Tal como se dijo al
comienzo, la organización depende de sus miembros y, por lo tanto, debe haber una
dirección gerencial que tenga en cuenta esta dimensión. Allí aparecen nuevos temas
3
relacionados con la responsabilidad social empresarial, el medioambiente y los nuevos
enfoques para pensar en una organización del futuro.
El plan estratégico no puede quedar solo en una idea, se debe planificar y llevar a cabo ya
que si, por ejemplo, la empresa decide confeccionar uno y no lo ejecuta, significará una
pérdida de esfuerzo, tiempo y recursos.
Torres Hernández (2015) menciona que la etapa de implementación del plan estratégico
implica:
• “Operar el plan.
Las etapas de planeación e implementación, que, si bien poseen una relación estrecha e
interdependiente, requieren perfiles de personas ejecutoras totalmente distintas. Así, la
planeación necesita de personas analíticas, mientras que las personas que llevan adelante
la implementación del plan estratégico deberán poseer un perfil más pragmático. Aun así,
4
en ambas etapas los gerentes deben participar para guiar y colaborar con los ejecutores
(Torres Hernández, 2015).
En cuanto a las tareas de implementación del plan estratégico, podemos identificar algunas
que se pueden considerar principales y otras tareas complementarias (otras tareas de
implementación). Dentro de estas actividades principales, están aquellas que competen a
toda la organización: las corporativas. A su vez, existen otras que son competencia de la alta
dirección o de los mandos medios en especial: algunas actividades estratégicas y otras
operativas. (Torres Hernández, 2015).
5
Imagen 1. Tareas principales en la implementación
Fuente: Torres Hernández (2015, p. 262)
6
El compromiso complementa el proceso de la implementación. Sensibilizar a todos los
miembros de la organización logrará que se sientan parte y, por ende, más comprometidos
con los proyectos propuestos y resultados obtenidos (Torres Hernández, 2015).
La comunicación, también considerada una tarea complementaria, debe fluir en todas las
direcciones dentro de las estructuras. Debe ir en sentido vertical traspasando todos los
niveles de la organización, pero también en sentido horizontal para permitir que todos
sepan cuál es el rol asignado dentro del trabajo en equipo y, a la vez, coordinado con las
demás áreas. La comunicación no solo se debe tratar de las actividades y tareas a realizar,
sino que también se deben compartir los objetivos, resultados esperados y la efectividad
esperada de las acciones, etc. (Torres Hernández, 2015).
Alta Dirección: está compuesta por los ejecutivos que llevan adelante la administración
general de la organización. Su mayor preocupación tiene que ver con el lugar que ocupa la
organización en relación con el entorno, se encargan de fijar las estrategias y de delegar su
implementación hacia los niveles inferiores. Su horizonte de análisis es hacia el largo plazo
y, por tal motivo, son importantes para fijar el rumbo de la organización (Torres Hernández,
2015).
Mandos medios: sirven de nexo entre el nivel de los altos ejecutivos con los niveles
operativos. Se encargan, principalmente, de las estrategias de tipo tácticas y de definir las
acciones para llevar adelante las estrategias corporativas de la alta dirección. A su vez,
definen los objetivos por unidad de negocio a partir de estrategias y transmiten la
7
información entre el nivel superior y los niveles operativos. Su función en lo que respecta a
la comunicación es clave ya que traducen los mensajes hacia las unidades de negocio
(Torres Hernández, 2015).
Administradores del nivel operativo: son aquellos que sirven de nexo con los trabajadores
ya que tienen contacto directo con ellos y llevan adelante la tarea de control. Instrumentan
a los planes propuestos por los administradores de los mandos medios y también pueden
ser el enlace entre el personal operativo y el personal administrativo. Aquí también se les
pide cierto nivel de innovación, que sean creativos para la resolución de problemas como
así también que puedan crear nuevas acciones que permitan eficientizar los procesos
(Torres Hernández, 2015).
Personal operativo: está compuesto por el personal que realiza las actividades y tareas
dentro de la organización. Pueden ser de tipo administrativas o relacionadas de manera
directa con la producción (Torres Hernández, 2015).
Debemos distinguir entre las estrategias y tácticas. Tal como lo señala Torres Hernández
(2015), según su finalidad, se pueden distinguir como:
• “Estrategias: para plan y/o programa institucional que cubre el largo plazo y toda la
organización.
• Tácticas: para proyectos, actividades o tareas que cubren el corto plazo y solo una
parte de la organización” (p. 280).
Ambos términos tienen su origen en la terminología militar, los cuales fueron llevados hacia
la teoría de las organizaciones para delimitar lo que representan las formas de alcanzar los
objetivos de mayor largo plazo y los planes de corto plazo. Así también se destaca el aporte
de Ronda Pupo (2004), donde advierte que el concepto de estrategia ya era utilizado en el
año 300, por Tzun Tzu, en el “Arte de la guerra” (p. 30). En su concepción del término, el
8
lenguaje bélico se traslada al mercado, mencionado así que actualmente la estrategia tiene
un desarrollo secuencial, en el cual:
Las tácticas son las que se encargan de llevar el plan adelante para poder alcanzar los
objetivos de corto plazo. Es decir, establecen cómo se conformará el esquema de trabajo
para ver la mejor manera de llegar a esos objetivos y, además, servirá de base para el futuro
control de resultados (Torres Hernández, 2015).
Dichas tácticas son ideadas y ejecutadas por los administradores de los mandos medios de
la organización, los cuales tienen como responsabilidad traducir las estrategias propuestas
desde la alta dirección. Les brindan forma de plan ordenado para alcanzar los resultados
plantados de la mejor manera. También, deben comunicar a los niveles inferiores acerca de
los principales lineamientos a ejecutar para alcanzar los resultados (Torres Hernández,
2015).
9
La posibilidad de llevar adelante las tácticas de la manera planificada implica que los
administradores de mandos medios tengan una cuota de poder para guiar las conductas y
acciones hacia el cumplimiento de lo buscado (Torres Hernández, 2015). Asimismo, el poder
que pueda poseer un administrador no es permanente en el tiempo, ni su grado
permanecerá inalterado. Este poder va cambiando e implica que, para mantenerlo o
aumentarlo, el administrador debe también aplicar variadas tácticas (Torres Hernández,
2015).
Estas tácticas dependen del tipo de organización y del tipo de grupo humano que tenga que
liderar. El líder debe influir en la conducta de los miembros de la organización en la
búsqueda del cumplimiento de los objetivos propuestos.
Así, podemos identificar distintas tácticas de influencia que permiten ejercitar el poder de
la mejor manera:
10
8. Congraciarse: El agente utiliza elogios y alabanzas antes o mientras intenta influir, o
expresa estar seguro de que la persona objetivo tiene la capacidad de realizar una
solicitud difícil.
9. Tácticas legitimadoras: El agente busca legitimar una solicitud o verificar la autoridad
para llevarla a cabo mediante reglas, políticas formales o documentos oficiales.
10. Presión: El agente emplea amenazas, exigencias, supervisión constante o
recordatorios continuos para influir en la persona objetivo.
11. Tácticas de coalición: El agente busca la ayuda de otros para convencer a la persona
objetivo de que haga algo, o se sirve del apoyo de los demás para que la persona objetivo
acceda. (Torres Hernández, 2015, pp. 283-284)
Cada una de estas tácticas para ejercer el poder, se pueden utilizar de acuerdo al tipo de
persona sobre la cual se busca influir, el lugar que ocupe dentro de la organización y el
entorno en el momento que debe realizarse la actividad, etc.
No todas las tácticas son igual de efectivas en cualquier circunstancia o sobre cualquier
persona. Por tal motivo, esto requiere que previamente se evalúen todos estos aspectos
para encontrar el mecanismo o táctica adecuada. Recordemos que, si se genera
descontento o cierto rencor, no será sostenible la táctica elegida porque no contará con el
apoyo del agente sobre el cual se buscó influir (Torres Hernández, 2015).
En primer lugar, tenemos las políticas, que según Torres Hernández (2015) son “[…]
sustentos relevantes para hacer que las estrategias y las tácticas funcionen” (p. 286). En un
11
sentido similar, Ronda Pupo (2004) expresa que las políticas “son enunciados o acuerdos
generales sobreentendidos que canalizan el pensamiento y la acción en la toma de
decisiones; establecen los límites o rangos mediante los cuales hay que tomar una decisión”
(p. 48).
En definitiva, se puede deducir de las perspectivas mencionadas que las políticas conforman
una guía consensuada sobre líneas de acción posibles y establecen los límites claros acerca
de los tipos de recompensas y sanciones que se pueden implementar dentro de la
organización. Existe una guía administrativa sobre las acciones que se realizan y se pueden
establecer los sistemas de recompensas por llegar a alcanzar las metas programadas por la
empresa.
El conflicto puede surgir gracias a que las organizaciones son sistemas formados por
personas, quienes tienen distintas personalidades, distintos puntos de vista y maneras de
abordar los problemas. La resolución de conflictos es algo que los administradores deben
manejar para evitar llegar a la inacción o no alcanzar los objetivos establecidos. Además, se
debe evitar que vuelvan a surgir en algún otro momento de los procesos.
Asimismo, no siempre el conflicto debe verse como un obstáculo por vencer. En muchas
organizaciones, esto se toma como algo positivo en función de cómo se trata y de lo que
puede surgir a partir de él. Estas soluciones pueden ser creativas y establecer nuevos puntos
de vista (Torres Hernández, 2015).
12
algo conocido por algo nuevo e incierto, de tal forma que cualquier cambio o aviso de
cambio genera ansiedad en las personas por la incertidumbre que va aparejada al cambio”
(p. 290). El cambio y la resistencia son el principal obstáculo que puede tener la
implementación de estrategias, por lo que un administrador eficiente debe superar estas
resistencias y transformarlas en una nueva oportunidad. Es por este motivo que debe
apreciarse el enfoque de Ronda Pupo (2004) sobre el liderazgo del cambio, necesario para
que “la organización se adecúe y perfeccione continuamente ante las exigencias del
entorno” (p. 39). En este sentido, la capacidad dirigencial para impulsar las políticas
necesarias que puedan implementar un cambio estratégico, debe atender los siguientes
aspectos:
Para que las estrategias sean exitosas, deben participar de alguna manera todos los
involucrados dentro de la organización ya que así se comprometen con sus metas y
objetivos. Sin embargo, cada nivel organizacional posee algunas responsabilidades
13
específicas sobre algunos factores para el éxito en la implementación de estrategias y
tácticas de la empresa.
Los niveles jerárquicos tendrán incidencia sobre los factores señalados en la tabla, ya que
además de participar en la implementación diaria, brindarán los recursos necesarios para
participar activamente en las actividades de la organización.
14
realizaciones con las estimaciones referentes a lo que se debía hacer” (Steiner, 1969 en
Morcillo Ortega, 2005, p. 180).
Lo anterior tiene una importante implicancia: el presupuesto debe ser coherente con las
estrategias que se proponen implementar y deben servir de base para impulsar las acciones
del cambio (Torres Hernández, 2015).
Por otro lado, el control no solo sirve para analizar si el camino es el correcto, sino que
además permite evaluar si las metas propuestas durante la planificación son alcanzables.
Esto se debe a que se puede presentar una situación en donde las metas parecían
alcanzables en una primera instancia, pero al implementar las acciones, queda en evidencia
que eran demasiado ambiciosas y si no se modifica, puede ocasionar situaciones de tensión
o frustración entre los responsables de las actividades realizadas.
El control puede ser integral o específico para algunas áreas o para determinados aspectos
que se necesitan controlar desde más cerca (por ejemplo, variables críticas que pueden
afectar otros aspectos de la organización). En función de ello, es que los indicadores
utilizados deben brindar información específica y adecuada (Morcillo Ortega, 2005).
15
• Planificación estratégica: la oficina central participa en muchas de las decisiones
estratégicas clave de las divisiones al determinar, mediante un análisis minucioso, la
coordinación y la redistribución de los recursos entre las divisiones.
• Control financiero: la oficina central transfiere a las divisiones la planificación
estratégica, por lo que desarrolla un control estratégico mínimo centrado
fundamentalmente en la fijación y control de los presupuestos a corto plazo de las
divisiones.
• Control estratégico: es un estilo híbrido que comprende a la vez la autonomía de la
división y la promoción de los intereses corporativos. La responsabilidad de la
estrategia recae en la división, pero debe ser aprobada por las oficinas centrales.
(Goold y Campbell, 1987 en Morcillo Ortega, 2005)
Para llevar adelante el proceso de control, debemos realizar cinco pasos: establecimiento
de estándares, medición de resultados, comparación del desempeño con el estándar,
corrección y retroalimentación (Luna González, 2015).
Una vez definidos los estándares y los indicadores, se deben comparar ambos valores. De
esta manera se podrán identificar aquellas variables que sufrieron un mayor desvío y sus
características (Luna González, 2015). En este punto, los administradores son los que
tendrán mayor responsabilidad porque deben evaluar las desviaciones, tanto en tareas
16
operativas como en aquellas que implican participación dentro de la coordinación en la
implementación de las estrategias.
Uno de los grandes temas que preocupan no solo a las empresas, sino también a la sociedad
en su conjunto, es el impacto medioambiental que generan las actividades. Dado que las
organizaciones son sistemas que forman parte de la sociedad y están integradas a esta, hay
una cuota de responsabilidad en su conducta sobre el cuidado medioambiental.
Si bien los impactos son diversos, podríamos clasificar los más relevantes, no
necesariamente en la magnitud de los impactos sino más bien en aquellos que son más
mencionados en los medios y que producen mayor preocupación en el seno de la sociedad.
Así, Morcillo Ortega (2005) los clasifica como:
17
• Problemas con el agua: control de la contaminación del agua (vertidos, depuración,
etc.), problemas con el agua potable, sequías, protección de zonas húmedas,
deterioro de costas, etc.
• Problemas de interior: eliminación de basuras y residuos peligrosos, problemas con
pesticidas y sustancias tóxicas, deforestación y pérdida de diversidad biológica,
problemas con los bosques tropicales, erosión, extinción de especies, etc. (Morcillo
Ortega, 2005, p. 15)
Como dijimos, estos problemas interesan a la sociedad en su conjunto, pero debemos tener
en cuenta que las organizaciones están formadas por personas y por lo tanto, esta
preocupación se refleja también desde adentro mismo de las organizaciones y no solo
desde el exterior.
18
de la responsabilidad social empresarial. La segunda lo incorpora dentro del estudio y
desarrollo de la responsabilidad social empresarial (Morcillo Ortega, 2005).
Para definir en detalle la primera postura, Morcillo Ortega (2005) menciona que la
responsabilidad social empresarial “[…] tiene que ver con la creciente aceptación de su
compromiso con la sociedad (más allá del marco de negocios) por parte de las empresas”
(p. 21). Mientras que “las medioambientales están más bien relacionadas con la emergencia
de nuevas actividades o negocios provenientes de los temas vinculados con el medio
ambiente” (p. 21).
En cuanto a la segunda línea, Morcillo Ortega (2005) “[…] la preocupación por el medio
ambiente constituye una de las áreas de preocupación en la responsabilidad social de la
empresa […] (p. 21).
La evolución de las técnicas y procesos a lo largo de los últimos siglos provocó que la
actividad económica generadora de valor fuese mutando mediante la utilización de diversos
recursos y capacidades que se fueron adecuando a estas nuevas tendencias. Con la
aparición de las tecnologías de información e internet, surge una nueva economía basada
en el conocimiento (Morcillo Ortega, 2005).
Por lo tanto, ahora nos encontramos en la sociedad del conocimiento, que descansa sobre
este tipo de nueva economía y la cual da lugar a un nuevo capitalismo o capitalismo
posindustrial (Morcillo Ortega, 2005). Entonces, esta nueva economía se apoya en la
generación y distribución del conocimiento como fuente de creación de valor. Los recursos
intangibles serán, por tanto, cada vez más valiosos y resulta imperioso que las
organizaciones cuenten con los llamados trabajadores del conocimiento para agregar valor
y establecer nuevas ventajas competitivas (Morcillo Ortega, 2005).
19
A partir de esto, Morcillo Ortega (2005) expone las características que posee la sociedad del
conocimiento y la creación de valor mediante esta nueva manera de hacer las cosas que se
refleja en tres dimensiones:
Una sociedad sin fronteras, debido a que el conocimiento se difunde y puede circular con
menor esfuerzo que el dinero. Una sociedad con movilidad ascendente, debido a que el
conocimiento puede ser adquirido fácilmente por todos a través del sistema educativo,
de sus procesos de aprendizaje y de las facilidades de la «sociedad red». Una sociedad en
la que el potencial de fracaso es igual que el de éxito. Todos podemos adquirir los medios
de producción necesarios, por ejemplo, el conocimiento requerido para el desempeño de
determinada tarea o trabajo, pero no todos pueden vencer o ganar. (Morcillo Ortega,
2005, p. 94)
Es interesante sumar en este punto también el aporte de Forero de Moreno (2009), que
destaca el gran avance que ha tenido, de la mano de la tecnología y la información, el sector
terciario correspondiente a los servicios, que se diversifica en un amplio abanico de
actividades como “el transporte, la comunicación, las redes de distribución comercial, el
almacenamiento, las nanzas y créditos, asesorías, publicidad, diseño de software,
informática y telemática, medios masivos de comunicación, industrias del entretenimiento,
turismo, e incluso, venta informal” (p. 41).
Desde estas dimensiones, se debe pensar a la organización con una creación de valor
basada, principalmente, en la gestión de sus activos intangibles de tal manera que dicho
valor sea apreciado por el mercado. A su vez, además de mencionar a los activos intangibles,
debemos tener en cuenta las actividades intangibles. En este sentido, explica Morcillo
(2005):
En el primer caso, se crea el capital físico o tangible (expresión agregada del valor de los
activos tangibles) a través de la producción basada en los recursos tradicionales
(materiales, energía y capital) y en el segundo, se crea capital intelectual (expresión
agregada del valor de los activos intangibles) a través de la producción con origen en los
recursos intangibles, los cuales son desarrollos del conocimiento, talento e imaginación.
(Morcillo Ortega, 2005, p. 94)
De esta manera, el conocimiento y la información se convierten en ese activo intangible que
otorga un valor agregado para el sector empresarial, en especial las empresas
20
transnacionales, que se desenvuelven en un ámbito de constantes cambios en el
comportamiento del consumidor y donde, gracias al impulso de las sociedades del
conocimiento, se llega a satisfacer las nuevas demandas, a partir de la capacidad de innovar
(Forero de Moreno, 2009, p. 42-43).
Por lo tanto, la sociedad del conocimiento se basa en una nueva economía que agrega valor
a través del uso de activos intangibles (capital intelectual) y desarrolla actividades
intangibles (conocimientos, talento e imaginación) para su desarrollo (Morcillo Ortega,
2005).
Se puede ver que el proceso de creación de un valor a partir de las actividades y activos
tangibles e intangibles es un proceso dinámico en el cual el conocimiento es un
protagonista.
21
Teoría de los recursos
Hay consenso generalizado acerca de que aquellas organizaciones que logran construir una
ventaja competitiva sustentable lograrán ser exitosas y mantener su posición y crecimiento
a lo largo del tiempo. Estas ventajas competitivas descansan sobre una base estructurada
por los recursos que dispone, pero principalmente por las capacidades que posee (Morcillo
Ortega, 2005).
Entonces, tal como afirmó Selznick (1957), en Morcillo Ortega (2005), “[…] las capacidades
son una base más sólida de la ventaja competitiva, por lo que pasan a formar parte de la
propia estrategia que, a su vez, se convierte en la variable dependiente” (p. 183). Esto tiene
que ver con que las capacidades son internas a una empresa y, por lo tanto, contienen
información que no está disponible para el resto de los rivales. Una ventaja competitiva
basada en ellas puede perdurar en el tiempo.
Asimismo, Ibarra Mirón y Suárez Hernández (2002) identifican una relación directa entre las
capacidades y recursos con la dimensión de la organización, en tanto que esta dimensión
puede ser explicada “por el conjunto de recursos, y su crecimiento por la capacidad de
generar, a partir de dichos recursos, servicios empresariales y, en particular, servicios
directivos, siendo los servicios los configuradores de las competencias empresariales y
directivas” (p. 68).
Esto resulta novedoso con relación a que, tradicionalmente, se planteaba que el entorno
externo, dado por la estructura de la industria en la cual está inmersa la empresa, debería
ser la fuente de la ventaja competitiva. Aquí, entonces, ya no importa en qué mercado se
compite, sino que se le asigna mayor importancia al cómo se compite. La organización debe
reconocer sus capacidades, las cosas que hace bien y que lo hacen distinto al resto, y
potenciarlas para basar en ellas la ventaja competitiva (Morcillo Ortega, 2005).
22
Los recursos son la principal fuente de las capacidades y, tal como dijimos anteriormente,
en la teoría moderna los recursos más relevantes para el agregado de valor son aquellos
intangibles, compuestos por los conocimientos.
Como resultado, el desarrollo de los recursos y capacidades para establecer una ventaja
competitiva se ha convertido en la principal meta para la formulación de la estrategia. De
ese modo, mientras la visión convencional de la ventaja competitiva se orienta hacia sus
fuentes genéricas, o sea, ventajas en coste y diferenciación, la perspectiva basada en los
recursos se centra en los recursos y capacidades que están en la base de esas ventajas.
Por ejemplo, el establecimiento de una ventaja en coste requiere posesión de plantas
eficientes, procesos tecnológicos superiores, posesión de fuentes de materias primas de
bajo coste o acceso a mano de obra barata. (Ibarra Mirón y Suárez Hernández, 2002, p.
69)
Un criterio utilizado para delimitar las capacidades y su identificación para que a partir de
ellas surjan ventajas competitivas es, según Morcillo (2005), el análisis de las siguientes
cualidades:
• Deben ser valiosas: se puede considerar a una capacidad valiosa cuando le genera a
la empresa un fuerte impulso de la demanda por sus bienes o servicios. Debemos
tener en cuenta aquí que las capacidades responden también a un período
temporal: lo que puede ser valioso en algún momento del tiempo o bajo
determinadas circunstancias en el mercado, puede dejar de serlo luego. La
organización debe estar preparada para esto y reinventarse de tal manera que
continúe vigente, ya sea con la misma capacidad o con el desarrollo de otra más
valiosa para dicho contexto (Morcillo Ortega, 2005).
23
• Deben ser raras: si competimos con un producto o servicio homogéneo, hay muy
poca posibilidad de encontrar una capacidad que resulte distinta a la del resto de la
competencia. La diferenciación permitirá que la organización goce de cierto poder
en el mercado y puede provenir de la oferta de factores que sea fija o semifija (es
decir, que sea rígida en el corto plazo) o del poder de mercado. Estas
diferenciaciones pueden establecerse a partir de la innovación permanente o de
otorgar atributos a los productos distintos a aquellos que poseen los productos de
la competencia (Morcillo Ortega, 2005).
• Deben ser difíciles de sustituir: las capacidades difíciles de sustituir son las que
carecen de un equivalente estratégico. Entonces, la sustitución proviene cuando la
competencia logra capacidades que resultan ser alternativas a las de la empresa
pero que le permiten al consumidor satisfacer la misma necesidad. Hay una relación
muy estrecha entre la sustituibilidad de un producto y la elasticidad de su curva de
demanda: mientras menos sustitutos tenga un bien, más inelástica será su
demanda, por lo que la empresa tendría mayor capacidad para administrar el precio
sin perder ingresos por venta. Aquí también aparece el concepto de la destrucción
creativa, que está presente cuando una capacidad pasa a sustituir a otra, la cual
24
queda obsoleta y obliga a la empresa a desarrollar la nueva capacidad (Morcillo
Ortega, 2005).
Tanto las capacidades como los recursos se pueden integrar dentro de la estructura
organizacional de manera horizontal y vertical. Deben atravesar a las áreas de todas las
jerarquías, desde las estratégicas hasta las operativas (Morcillo Ortega, 2005).
La dirección estratégica por valores se basa en una visión humanista de la dirección, con
ideas de construcción participativa por todos los miembros. Así, Ramírez y Tejada
Betancourt (2020) la definen como “[…] una herramienta renovada de liderazgo estratégico
basada en valores, es decir, es un diálogo sobre los valores, una forma de entender y aplicar
conocimientos y experiencias adquiridos a la organización” (p. 276).
Entonces, la dirección por valores busca incluir a la persona dentro del pensamiento
directivo humanizando la finalidad de la empresa como ente económico. A través de esta
25
idea, se busca que se formulen proyectos de tipo colectivo, entre varias personas,
estructurando una cultura de compromiso con la organización. Su finalidad consiste en:
Si bien este tipo de dirección se basa en valores y posee este dinamismo, se debe comenzar
por el establecimiento de objetivos o metas, las cuales deberán ser alcanzables para evitar
que el personal pierda la motivación.
A partir de esto podemos establecer que mientras más turbulento sea el entorno, mayor
complejidad organizacional habrá. Esto llevará a la necesidad de modificar recursos y
capacidades, así como a adquirir nuevos para enfrentar este entorno.
26
Tabla 4. Adaptación a la dirección estratégica por valores.
Fuente: Ramírez y Tejada Betancourt (2020, p. 283)
Los valores que se van a utilizar en este tipo de dirección estratégica deben estar
adecuadamente definidos y descriptos desde el punto de vista de la teoría ya que es
necesario que tengan un sustento (no deben ser débiles y con poca posibilidad de llevarlos
a la práctica en la implementación).
Los valores que se forman en la conciencia del individuo son el resultado de la influencia
por un lado de los valores objetivos de la realidad con sus constantes prácticas, y por el
otro de los valores institucionalizados que le llegan en forma de discurso ideológico,
político, pedagógico, etc. Una u otra influencia se realizan a través de diferentes
mediaciones: la familia, la escuela, el barrio, los colectivos laborales, la cultura artística,
los medios de comunicación y las organizaciones sociales. (Ramírez y Tejada Betancourt,
2020, p. 284).
27