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El teatro
Orígenes
Los orígenes del teatro están vinculados con la danza, la mímica, la música que se
realizaban en las ceremonias mágicas que se realizaban en las ceremonias mágicas y ritos
religiosos de las culturas antiguas.
En Occidente, los griegos (siglo V antes de cristo), realizaban concursos de obras de teatro,
en las fiestas dedicadas a Dionisio, dios del vino, a quien en Roma llamaban Baco.
Las obras de teatro griegas tienen aún actualidad porque plantean conflictos propios de los
seres humanos de cualquier tiempo y lugar (el amor, el odio, la venganza, etc). Se clasificaban en
dos grandes grupos: la tragedia y la comedia.
La tragedia se basaba en la mitología y presentaba la lucha inútil del héroe contra los dioses.
Los conflictos de las tragedias eran imposibles de resolver
por lo que terminaban con la muerte del protagonista y
la de otros personajes relacionados con él.
El texto teatral
El texto teatral es un texto ficcional que se caracteriza por su trama conversacional;
de ahí la importancia que adquiere el diálogo (lo verbal) en este tipo de texto. La función
predominante del lenguaje es la poética o literaria porque la intención del autor es crear
un texto artístico.
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Otro rasgo que lo distingue es que el autor lo escribe para ser representado, pero
también se lo puede leer como cualquier obra literaria. Para ayudar a la comprensión y
puesta en escena, el escritor utiliza acotaciones o didascalias, que son textos descriptivos
que aparecen con otro tipo de letra y están relacionados con los movimientos de los
actores, la escenografía, la iluminación, la música, etc.
En la obra de teatro encontramos dos textos: un texto literario, los parlamentos de
los personajes (reproducidos por los actores) y un texto descriptivo que corresponde a las
acotaciones escénicas.
En cuanto a su estructura externa, el texto dramático se organiza en actos (acciones
que se desarrollan en un mismo lugar y que finalizan con la caída del telón). A su vez los
actos pueden dividirse en escenas (marcada por la entrada y salida de los personajes) y en
cuadros (cambian si se modifica el tiempo o el lugar donde transcurre la acción).
La estructura interna consta de: presentación, conflicto y desenlace.
Para comprender y para actuar textos dramáticos es importante hacerse las
siguientes preguntas:
Para representar una obra de teatro deben tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
director
musicalización vestuario
Obra teatral
escenografía iluminación
actores
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ABORDAR EL CAMALEÓN
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1. ¿Qué palabras esconden los nombres de los personajes?
2. ¿Se produce la comunicación entre ellos? Fundamento.
3. ¿Qué palabras dificultan la comunicación oral? ¿Por qué?
4. Explico qué quiso decir el emisor y qué entiende el receptor en las siguientes expresiones.
me hace perder el hilo…
un tema un tanto espinoso.
el camaleón es un animal de características singulares.
5. ¿Esta obra es trágica o cómica? Fundamento.
6. Además de los nombres de los personajes, la autora utiliza juegos de palabras y rimas para
producir complicidad. ¡Los descubro!
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Deme otro. Autor: Luis Pescetti
3 Personajes:
Mamá/Papá
Maestra/Maestro
Elena
Al finalizar el horario de clases llega una madre a buscar a su hijo. La intercepta la maestra,
que trae al niño de una mano.
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Maestra—Bueno, ¿y cuál quiere?
Mamá—Una niña, ¿no le digo? (mira hacia el patio). Aquélla, la que está saltando.
Maestra—¡Elena! ¡Recoge tus cosas que te vas con la señora que será tu madre!
Niña—¡Uf! (la niña con evidente fastidio), ¡estoy jugando!
Maestra— ¡Vamos! Sin protestar, mira qué primera impresión más fea le vas a dar a la
señora.
La niña, resoplando contrariada por la interrupción del juego, va al salón.
Mamá—¿No será peor que éste, no? (la madre, preocupada).
Maestra—¡Qué dice! Es un ángel, lo que ocurre es que justo estaba jugando; los niños son
así.
Llega la niña con su mochila.
Mamá—¿Vamos a casa, Elenita?
Elena—¿Y hay tele?
Mamá—(La maestra y la madre sueltan una risa). ¡Claro que hay tele! Y un perro muy
hermoso, que a Fernando le gustaba mucho, ¿verdad, Fernando?
Niño—… (el niño, con la mirada baja, asiente).
Elena—¡Qué lindo! ¡Nunca tuve un perro porque mis papás no me dejaban!
Mamá—Pues vamos a casa, que ya tienes uno. Y tú, Fernando, pórtate bien con tu nueva
familia y nos vienes a visitar cuando quieras, ¿sí?
El niño asintió otra vez, sin levantar la mirada. La madre saludó amablemente a la maestra.
Ésta se despidió de Elena con un beso y dio vuelta hacia el patio, con Fernando de la mano.
Fin