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Trayecto II
LA VIOLENCIA EN EL TRABAJO
DEFINICIÓN
Toda acción, omisión o comportamiento, destinado a provocar, directa o indirectamente,
daño físico, psicológico o moral a un trabajador o trabajadora, sea como amenaza o acción
consumada. La misma incluye violencia de género, acoso psicológico, moral y sexual en el
trabajo, y puede provenir de niveles jerárquicos superiores, del mismo rango o inferiores.
La violencia en el trabajo a la que se hace referencia, como riesgo laboral recoge todas las
conductas de violencia física o psicológica que se produzcan en el entorno laboral interno,
entre trabajadores de una misma empresa, entre trabajadores de diferentes empresas
que presten servicios en un mismo centro de trabajo, entre trabajador/es y empresario/s;
y también la externa, que eventualmente se establezca entre usuario/cliente y trabajador
en la prestación del servicio, así como la proveniente de personas desconocidas del
exterior (no relacionadas con el servicio que se presta).
Es una forma de abuso de poder que tiene por finalidad excluir o someter al otro.
Violencia tipo I: se caracteriza porque quienes llevan a cabo las acciones violentas no
tienen ninguna relación legítima de trato con la víctima. No existe un trato comercial o de
usuario entre perpetrador y víctima. Aquí encontramos casos comunes de robo en bancos,
establecimientos comerciales, taxistas, etc.
Violencia tipo II: en este caso, siempre existe algún tipo de relación entre el perpetrador y
la víctima. El primero puede ser quien recibe un servicio ofrecido por el lugar afectado por
el hecho violento o que ofrece la propia víctima. Normalmente, los actos violentos suelen
producirse mientras se ofrece el servicio.
Violencia tipo III: en este tercer tipo de violencia, el causante tiene algún tipo de
implicación con el lugar afectado o con algún trabajador concreto de dicho lugar. Puede
ser una implicación laboral directa entre el perpetrador y la víctima-trabajador (jefe-
empleado) o que exista una relación personal entre ambos sujetos (cónyuge, ex cónyuge,
pariente, amigos). Raramente suele existir una implicación indirecta. Lo más habitual, en
el tipo III, es que el objetivo de la acción violenta sea un compañero de trabajo o un
superior suyo, y las acciones pueden ser percibidas con objeto de revancha.
Acoso sexual: Toda conducta o comentario reiterado con connotación sexual basado en el
poder, no consentido por quien lo recibe.
Agresión física: Toda conducta que, directa o indirectamente, esté dirigida a ocasionar un
daño físico sobre el o la trabajador o trabajadora.
PREVENCIÓN
1. Identificando los indicios de agresividad en el usuario:
Los gestos exagerados, el tono de voz elevado o la tensión pueden ser síntomas de
agresividad.
Los usuarios pueden responder de forma agresiva cuando:
> Se sienten víctimas de una injusticia o agravio.
> Sienten frustración o humillación en relación al trato recibido.
> Aprenden que un comportamiento agresivo puede darles resultado.
> Sufren una enfermedad mental o toxicomanía.
> Negociar: No ceder ante la presión e intentar buscar, en la medida de lo posible,
el beneficio mutuo. Hacerle sentir partícipe de las decisiones que se acaben
tomando.
2. Gestionando los conflictos con el usuario
> Escuchar activamente: Dejar al usuario la posibilidad de expresar sus intereses y
necesidades a la vez que se le ofrece feedback, de manera que perciba que se está
entendiendo su preocupación y malestar. Dejar que se desahogue.
> Comunicarse de forma asertiva: Expresar la opinión de una manera convincente,
directa y clara, pero con la precaución necesaria para evitar ofender al usuario.
Tácticas no verbales:
> Mostrarse calmado, centrado y seguro de si mismo.
> Mantener una expresión facial neutra y una postura relajada, pero alerta. No
hacer movimientos bruscos.
> Mantener el contacto visual, evitando las miradas prolongadas o desafiantes.
> Nunca dar la espalda.
> Mantener una distancia de seguridad.
Tácticas verbales:
> Intentar calmar al usuario con un tono de voz moderado.
> No gritar, aunque la otra persona lo esté haciendo.
> No ponerse a la defensiva, ser respetuoso y no responder a la provocación.
> Empatizar con sus sentimientos, pero no con su comportamiento.
> Despersonalizar, explicarle que las decisiones son impuestas por la organización.
> No tratar de discutir o convencer.
> Ser honesto, explicarle los límites y normas de la empresa.
> Explicarle las consecuencias de su conducta.
Los empleadores deben
Establecer una política de cero tolerancia para todos los incidentes de violencia.
Capacitar a los trabajadores para que reconozcan y prevengan la violencia laboral.
Investigar todas las notificaciones de violencia.
Trabajar con la policía para identificar los vecindarios peligrosos donde se deben
tomar precauciones y dar esa información a los empleados.