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La violencia en el trabajo a la que se hace referencia, como riesgo laboral que es, recoge
todas las conductas de violencia física o psicológica que se produzcan en el entorno
laboral interna, entre trabajadores de una misma empresa, entre trabajadores de
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diferentes empresas que presten servicios en un mismo centro de trabajo, entre
trabajador/es y empresario/s; y también la externa, que eventualmente se establezca
entre usuario/cliente y trabajador en la prestación del servicio, así como la proveniente
de personas desconocidas del exterior (no relacionadas con el servicio que se presta).
1. Acoso
Para poder conocer lo que es la violencia laboral debemos conocer cuáles son sus
componentes y a qué se refiere cada una de ellas. Cuando abordamos la violencia
laboral desde la perspectiva de la NOM-035-STPS-2018, el primer componente que
encontramos es el acoso, que esta Norma Oficial lo define como aquellos actos que
dañan la estabilidad psicológica, la personalidad, la dignidad o integridad del trabajador.
Consiste en acciones de intimidación sistemática y persistente, tales como: descrédito,
insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, comparaciones
destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales llevan al
trabajador a la depresión, al aislamiento, a la pérdida de su autoestima. Para efectos de
esta Norma no se considera el acoso sexual que más adelante abordaremos.
2. Hostigamiento
Es común en muchos centros de trabajo que el jefe tenga una mala educación y pretenda
sacar provecho de su puesto para someter a las personas que están bajo su mando,
tomando una actitud que no corresponde para lo que fue contratado.
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Para que te quede más claro, según la NOM-035-STPS-2018 define al hostigamiento
como el ejercicio de poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al
agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas.
Aunque las acciones que llegan a ser parte de este hostigamiento son las mismas que el
acoso, la diferencia es que el hostigamiento es el “jefe en contra del subordinado” por
así decirlo.
Claro que es una tristeza que esto suceda, porque las relaciones profesionales se van
deteriorando hasta el punto donde se rompen por completo y una de las partes se ve
obligada a salir de la organización, cuando todo eso se pudo evitar, ¿cómo? para
empezar el jefe debe entender que las diferencias personales o alguna diferencia
profesional se tienen que hacer a un lado en todo momento que se encuentren en el
centro de trabajo para lograr un excelente trabajo en equipo, al igual que el o los
subordinados afectados. Si llegase a ocurrir un mal entendido durante la ejecución del
trabajo la mejor forma de resolverlo es a través de la comunicación efectiva entre todas
las partes interesadas y cada una responder por las consecuencias, si es que existieran.
3. Malos Tratos
Estamos hablando de malos tratos cuando los actos conscientes cometidos por las
personas que lo practican consisten en insultos, burlas, humillaciones y/o
ridiculizaciones, realizados de manera continua y persistente (más de una vez y/o en
diferentes ocasiones) hacia algún o algunos compañeros del centro de trabajo.
Una de las razones que provocan a este fenómeno social es que la persona que lo
practica quiere demostrarse o al alguien más que es mejor que alguien más en cierto
ámbito como puede ser el laboral, profesional, personal, académico, entre otros.
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A continuación, conviene poner de manifiesto la clasificación que se hace de la
violencia laboral en la Nota Técnica de Prevención 891. En este sentido, entre las
conductas constitutivas de violencia laboral a considerar en un procedimiento
preventivo integral, en sus orígenes o desarrollo, se encuentran las siguientes:
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− Acoso sexual. Viene definido en el Art. 7.1° de la L.O. 3/2007 de 23 de marzo,
para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres como “cualquier
comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o
produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular
cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”. El segundo
párrafo del mencionado precepto declara “constituye acoso por razón de sexo
cualquier comportamiento realizado en función del sexo de una persona, con el
propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno
intimidatorio degradante u ofensivo”.
Las acciones de violencia psicológica en el trabajo que tienen potencial para afectar la
salud del trabajador pueden consistir en:
− ataques a la víctima con medidas organizativas;
− ataques a las relaciones sociales de la víctima;
− ataques a la vida privada de la víctima;
− amenazas de violencia física;
− ataques a las actitudes de la víctima;
− agresiones verbales;
− rumores de distinta índole que puedan perjudicar la posición en la empresa,
reputación o imagen de la víctima frente a superiores, compañeros de trabajo o
incluso de cara a clientes o usuarios
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la inventiva del agresor podrán cambiar o sofisticar. Sintéticamente, se aprecia una
agrupación en seis factores de estrategias con implicaciones diversas en los distintos
tipos de violencia laboral:
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− Amenazas. La presencia de amenazas explícitas o implícitas son indicadores
expresos de la toxicidad del entorno laboral.
Como puede observarse de las distintas clasificaciones ofrecidas cabe concluir que la
violencia no se identifica con la concepción tradicional que puede intuirse desde un
primer momento, sino que constituye un fenómeno de gran amplitud que abarca
numerosas manifestaciones en las que existe una relevancia muy notoria en la
afectación al estado mental de quien la sufre. Por tanto, tomando como referencia esta
NTP, la violencia laboral debe ser entendida en sentido amplio como cualquier forma de
violencia que se produzca en el entorno del trabajo que cause o pueda llegar a causar
daño físico, psicológico o moral, constituyendo un riesgo psicosocial para el trabajador.
Una aproximación al entorno laboral muestra que las prácticas más extendidas para
hacer frente a las situaciones de violencia y acoso en el trabajo carecen normalmente de
la necesaria visión sistémica, y no resultan suficientemente preventivas. Las soluciones
tradicionales que se suelen plantear para abordar el problema de violencia en el trabajo
parten de dos vías: la preventiva y la judicial. En la vía preventiva, hasta ahora, las
formas más frecuentes de actuación han sido la actuación sobre las personas implicadas
en la situación conflictiva; la instauración de un protocolo limitado a tratar los cuadros
graves de violencia y por último la evaluación de riesgos psicosociales. Puede
apreciarse que sólo esta última medida presenta un carácter preventivo tendentes a
promover un cuadro y contexto laboral en el que no lleguen a producirse estos episodios
de violencia.
Esta Nota Técnica de Prevención apunta las nociones que han de configurar el plan
integral de prevención.
Elaboración y metodología
Para su elaboración y contraste se ha llevado a cabo una revisión exhaustiva de
documentación. Se han analizado, desde el punto jurídico, psicológico y preventivo,
múltiples casos de violencia laboral, así como protocolos de actuación frente al acoso
sexual, laboral y discriminatorio. Además, se han realizado estudios cuantitativos con
población trabajadora, y con muestras específicas de víctimas de acoso. Y se han
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efectuado diferentes paneles con expertos en la materia. Todo ello hace que la propuesta
esté sustentada en un cuerpo robusto de información y conocimientos.
Características
El procedimiento ofrece una aproximación integral a la prevención de las situaciones de
violencia que se producen en las organizaciones. Se trata de un sistema que posibilita a
cada empresa solucionar de forma autónoma la violencia laboral, sin tener que recurrir a
la tutela judicial si no se desea. El procedimiento permite realizar un diagnóstico
preventivo, ayudando a avanzar en la gestión de los riesgos de violencia en el trabajo,
ámbito en el que hasta ahora las metodologías simplemente evaluativas se han mostrado
ineficaces. Facilita la identificación de los factores que propician las situaciones de
violencia en el trabajo, y orienta en el diseño de las soluciones. De esta forma se mejora
la organización del trabajo y se promueve un clima favorable que revierte en la mejora
de la salud y la seguridad de los trabajadores, y de la propia organización. Las
propiedades que presenta este procedimiento se caracterizan porque todas contribuyen a
aportar una solución negociada, preventiva e integral. El camino para lograr la
prevención del riesgo de violencia parte del consenso y la voluntad tanto de los agentes
económicos y sociales, como de los empresarios y de los trabajadores. Además, La
solución que aporta el procedimiento se anticipa a los problemas derivados de la
violencia, detectando los riesgos y las situaciones conflictivas, y gestionándolos.
A modo de síntesis, las bases para desarrollar un programa integral de prevención son
las siguientes:
− Actuación participada, negociada y coordinada
− Gestión y solución autónoma (extrajudicial)
− Depuración de responsabilidades
− Prevención proactiva
− Atención a situaciones de baja violencia
− Orientación en el diagnóstico preventivo
− Identificación de los factores de riesgo
− Recopilación de información y documentación
− Gestión interna, imparcial y garantista de las denuncias
− Flexibilidad, confidencialidad, rapidez y eficacia
− Orientación en las soluciones
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− Retroalimentación y aprendizaje organizacional
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Finalmente, a la hora de desarrollar el procedimiento que ha de prevenir las situaciones
de violencia laboral, se ha de prestar atención tanto a su estructura como a su dinámica.
En este sentido, hemos de considerar una serie de orientaciones generales:
− El procedimiento ha de integrarse en el plan de prevención de la empresa; no
supone, por lo tanto, ninguna ruptura con aquello que ya la empresa debería
estar realizando en materia de prevención. Carece de sentido, por ejemplo,
disponer de un protocolo específico de actuación contra el acoso laboral cuando
no existe una evaluación de riesgos psicosociales. Se ha de partir de lo que ya
existe, intentando, en la medida de lo posible, evitar que se dupliquen procesos o
estructuras.
− El procedimiento ha de contemplar y recoger la evolución que las situaciones de
violencia suponen. Así, no resultará efectivo un planteamiento que actúe sólo
como respuesta a denuncias puntuales. Se ha de tener presente que,
normalmente, la violencia no es una conducta puntual (pudiera darse el caso),
sino el resultado de una serie prácticas organizativas e interpersonales
deficientes, que se van gestando en el día a día. Las acciones violentas son el
reflejo de lagunas en la actividad preventiva de la organización.
− El procedimiento debe contemplar los diferentes niveles que componen las
situaciones de violencia laboral, por lo que ha de plantear respuestas
metodológicas diferentes y complementarias. Se trata de desarrollar un sistema
flexible, que disponga de recursos múltiples y variados. Esto supone introducir
herramientas orientadas a la detección, junto a otras dirigidas al diagnóstico, la
investigación, la intervención y la resolución.
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10.2.-El acoso sexual como una forma de violencia en el trabajo. Definición. Tipos.
Normativa.
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2) Conductas no verbales: uso de imágenes, gráficos, viñetas, fotografías o dibujos de
contenido sexualmente explícito o sugestivo. Gestos obscenos, silbidos, gestos o
miradas impúdicas. Cartas, notas o mensajes de correo electrónico de carácter ofensivo
de contenido sexual. Comportamientos que busquen la vejación o humillación de la
persona trabajadora por su condición sexual.
El acoso por razón de sexo abarca: uso de conductas discriminatorias por el hecho de
ser mujer u hombre. Bromas y comentarios sobre las personas que asumen tareas que
tradicionalmente han sido desarrolladas por personas del otro sexo. Uso de formas
denigrantes u ofensivas para dirigirse a personas de un determinado sexo. Utilización de
humor sexista. Ridiculizar y despreciar las capacidades, habilidades y potencial
intelectual de las mujeres. Realizar las conductas anteriores con personas lesbianas,
gays, transexuales o bisexuales. Evaluar el trabajo de las personas con menosprecio, de
manera injusta o de forma sesgada, en función de su sexo o de su orientación o
identidad sexual. Asignar tareas o trabajos por debajo de la capacidad profesional o
competencias de la persona. Trato desfavorable por razón de embarazo o maternidad.
Conductas explícitas o implícitas dirigidas a tomar decisiones restrictivas o limitativas
sobre el acceso de la persona al empleo o a su continuidad en el mismo, a la formación
profesional, las retribuciones o cualquier otra materia relacionada con las condiciones
de trabajo.
El protocolo de Prevención del acoso sexual y por razón de sexo es un documento que
tiene por objeto establecer un procedimiento de actuación en casos de acoso sexual, por
razón de sexo, identidad y orientación sexual.
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Todas las empresas, independientemente del número de personas que constituyan la
plantilla tienen la obligatoriedad de desarrollar medidas de actuación, protección y
prevención del acoso sexual y por razón de sexo.
El protocolo para la prevención y actuación frente al acoso sexual y el acoso por razón
de sexo responde a la necesidad de prevenir, sensibilizar y, en su caso, atajar con todas
las garantías estas formas de violencia y discriminación en el ámbito laboral, así como
de cumplir con la legalidad vigente, especialmente con el artículo 48 de la Ley Orgánica
3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres y el Real
Decreto 901/2020, de 13 de octubre, por el que se regulan los planes de igualdad y su
registro y se modifica el Real Decreto 713/2010, de 28 de mayo, sobre registro y
depósito de convenios y acuerdos colectivos de trabajo, así como con el artículo 14 de
la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de riesgos laborales. En el plano
interno no puede obviarse el régimen sancionador contenido el Real Decreto Legislativo
5/2000, de 4 de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre
Infracciones y Sanciones en el Orden social también hace referencia al acoso sexual.
Concretamente, en el artículo 8 se reconoce expresamente que el acoso sexual y por
razón de sexo es una infracción muy grave en materia de relaciones laborales
individuales y colectivas. Por otra parte, el artículo 40 de este texto refundido se hace
referencia a multas para la empresa, en su grado mínimo de 6.251 a 25.000 euros, en su
grado medio, de 25.001 a 100.005 euros y en su máximo, de 100.006 a 187.515 euros.
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Desde el ámbito de la Unión Europea, y en lo que tiene que ver con el marco normativo
en materia de acoso e igualdad de trato y prohibición de discriminación de género,
además de la aplicación genérica de las Directivas expresamente referentes en igualdad
de trato y no discriminación de género, cabe detenerse en este caso en particular en la
Directiva 2002/73/CE, refundida posteriormente, en la Directiva 2006/54/CE, relativas
ambas a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en
asuntos de empleo y ocupación, que establecen que tanto el acoso sexual como el acoso
por razón de sexo constituyen manifestaciones discriminatorias a las que se debe hacer
frente en el ámbito de la empresa. También, la Directiva 2004/113/CE por la que se
aplica el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres al acceso a bienes y
servicios y su suministro. Así mismo, cabe señalar el Convenio del Consejo de Europa
sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica
(Convenio de Estambul), 2011.
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