Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito

comunitario
Mediation and the Social Work profession: particularly in the community
context
Marta BLANCO CARRASCO
Universidad Complutense de Madrid, España
martabla@ucm.es

Recibido: 13/02/2016
Revisado: 17/02/2016
Aceptado: 27/04/2016
Disponible on line: 01/07/2016

Resumen
En 2008, la Unión Europea publicó la Directiva sobre mediación en asuntos civiles y comerciales, ofreciendo una regulación
general de este sistema de resolución de conflictos, sus principios y sus objetivos. Los trabajadores sociales han defendido du-
rante mucho tiempo, como muchas otras profesiones, su papel como mediadores. Pero esta realidad ha cambiado y la media-
ción parece haber tomado forma como profesión independiente debido a la regulación existente, su introducción en las univer-
sidades y la implementación de cursos de formación. Este artículo analiza las diferencias entre las dos profesiones: mediador
y trabajadora social. Se centra especialmente en la mediación que se lleva a cabo en el contexto comunitario. La mediación co-
munitaria es una herramienta perfecta para lograr una nueva perspectiva de los servicios sociales públicos, tratando de incenti-
var a los ciudadanos a participar y asumir la responsabilidad de la vida en comunidad y por lo tanto convertirse en ciudadanos
activos, tal y como se prevé en la Agenda Global de 2012 para el Trabajo Social. Sin embargo, la mediación en este contexto
tiene ciertas particularidades, y en ocasiones puede surgir cierta confusión entre las figuras del trabajador social y el mediador.
Palabras clave: mediación, comunidad, Trabajo Social, profesión, conflicto social.

Abstract
In 2008, the European Union published its Directive on mediation in civil and commercial matters, offering general
regulation of this conflict resolution system, its principles, and its objectives. Social workers have for some time
defended their role as mediators, but this reality has changed and mediation appears to have taken shape as an
independent profession due to existing regulation, its introduction to universities and the implementation of training
courses. This article analyses the differences between the two professions: mediator and social worker. It also considers
the mediation that is carried out in the community context. Community mediation is a perfect tool for achieving a
changed understanding of public social services, seeking to encourage citizens to participate in and take responsibility
for community life and thereby to become active citizens as envisaged by the 2012 Global Agenda for Social Work.
However, mediation in this context has certain peculiarities, and at times confusion may arise between the figures of
social worker and mediator.
Keywords: mediation, community, Social Work, profession, social conflict.

Referencia normalizada: Blanco Carrasco, M. (2016): «Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comuni-
tario». Cuadernos de Trabajo Social, 29(2): 275-283.

Sumario: Introducción. 1. Trabajo social y mediación. 2. Mediación comunitaria: características especiales. 3. Tra-
bajo social y mediación en el ámbito comunitario. 4. Conclusiones. 5. Referencias bibliográficas.

Introducción Entre los ADR más utilizados en la Unión

Los Sistemas Alternativos de Resolución de con-
flictos (ADR) constituyen un conjunto de meca-
nismos que buscan la consecución de un acuer-
do satisfactorio para las partes enfrentadas
evitando el proceso judicial. Operan a través de
un procedimiento más flexible que el judicial y
de una participación más activa de los sujetos.
Europea encontramos el arbitraje, la concilia-
ción, el dictamen no vinculante, el amigable
componedor, el mini juicio, el ombudsman, la
negociación y la mediación.
La Unión Europea ha hecho un importante
esfuerzo por fomentar el uso de los ADR en to-
do tipo de reclamaciones y conflictos, incluyen-

Cuadernos de Trabajo Social 275 ISSN: 0214-0314

Vol. 29-2 (2016) 275-283 http://dx.doi.org/10.5209/CUTS.51877
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do el uso de directrices que ofrezcan a los ciuda-
danos cierta seguridad en el uso de los ADR pa-
ra conflictos nacionales y transfronterizos. En un
primer momento, mediante diversas Recomen-
daciones se animaba, pero no obligaba, a los Go-
biernos y Parlamentos nacionales a conocer e in-
troducir la mediación en diferentes ámbitos,
como el familiar1 o de consumo2 en el año 1998
y el penal en el año 19993.
Pero en el 2008 la Unión Europea estableció un
límite, el 21 de mayo de 2011, a partir del cual los
estados miembros de la Unión Europea debían in-
corporar la mediación a los conflictos civiles y
mercantiles en su sistema jurídico en consonancia
con las directrices dadas en la Directiva 2008/
52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de
21 de mayo de 2008 sobre ciertos aspectos de la
mediación en asuntos civiles y mercantiles4.
Esta directiva define la mediación como
Un procedimiento estructurado, sea cual sea
su nombre o denominación, en que dos o más par-
tes en un litigio intentan voluntariamente alcanzar
por sí mismas un acuerdo sobre la resolución de
su litigio con la ayuda de un mediador. Este pro-
ceso puede ser iniciado por las partes, sugerido u
ordenado por un órgano jurisdiccional o prescrito
por el derecho de un Estado miembro (art. 3).
La mediación por tanto pretende evitar el liti-
gio en vía judicial partiendo como presupuesto de
la buena fe de las partes y su objetivo es facilitar
que éstas lleguen a un acuerdo sin que la solución
venga impuesta por el tercero. La directiva centra
su atención en la figura del mediador, que es «to-
do tercero a quien se pida que lleve a cabo una
mediación de forma eficaz, imparcial y compe-
tente, independientemente de su denominación o
profesión en el Estado miembro en cuestión y del
modo en que haya sido designado o se le haya so-
licitado que lleve a cabo la mediación». No en va-
no los principios más importantes de la mediación
son la confidencialidad (art. 7), la imparcialidad
y competencia (art. 4) del mediador.
En España, la normativa sobre mediación co-
menzó a fraguarse a raíz de la Recomendación
de 1998 sobre la mediación familiar, a partir de
la cual empezaron a publicarse leyes autonómi-
cas sobre la mediación en este ámbito, siendo la
primera de ellas la ley del año 2001 sobre media-
ción familiar en Cataluña. Es gracias a la Direc-
tiva del año 2008 cuando se empieza a ver la ne-
cesidad de tener una ley de alcance nacional que
sea aplicable no solo la mediación en el ámbito
de los conflictos familiares sino en el resto de
ámbitos. La Ley 5/2012 de 6 de julio de media-
ción en asuntos civiles y mercantiles, ofrece un
marco común en España para la práctica de la
mediación en todos estos ámbitos.
La mediación se ha regulado por tanto a nivel
europeo y nacional. Sabemos exactamente qué es
la mediación, sus principios, procesos y el resulta-
do de la intervención mediadora. El debate ahora
está en los límites y contribuciones de este ADR.
En este artículo nos proponemos hacer una
revisión crítica de la situación de la mediación
en relación con el trabajo social. La evolución de
la mediación como acción o técnica propia de la
intervención del trabajo social hacia una nueva
profesión requiere la revisión de los límites y
aportaciones de este sistema alternativo de reso-
lución de conflictos. Centraremos nuestra aten-
ción en la mediación comunitaria puesto que en
este ámbito va más allá de una mera gestión del
conflicto convirtiéndose en una herramienta per-
fecta para alcanzar un cambio en la concepción
de los servicios públicos y para incentivar a los
ciudadanos a participar y responsabilizarse en la
vida comunitaria. La mediación en este contexto
tiene ciertas peculiaridades y en ocasiones se ge-
nera cierta confusión entre las figuras del traba-
jador social y mediador.
1. Trabajo social y mediación
No son pocas las profesiones que abordan los con-
flictos, puesto que tanto jueces, abogados, psicólo-
gos, negociadores, peritos, árbitros, y por supues-
to, trabajadores sociales y mediadores tienen como
base de su intervención las situaciones conflicti-
vas. Sin embargo, cada una de estas profesiones

1
Recomendación R(98) 1 del comité de Ministros de los Estados Miembros sobre la mediación familiar.
2
Recomendación de la Comisión relativa a los principios aplicables a los órganos responsables de la solu-
ción extrajudicial de los litigios en materia de consumo (98/257/CE). Recomendación de la Comisión relativa
a los principios aplicables a los órganos extrajudiciales de resolución consensual de litigios en materia de con-
sumo (2001/310/ CE).
3
Recomendación (99) 19, del Consejo de Europa, sobre la mediación en materia penal.
4
Diario Oficial de la Unión Europea 25.4.2008 L136/3.

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varía en el análisis del conflicto, la forma de abor- bajo Social, 2014, p. 19). El binomio mediación
darlo, la función del profesional, la metodología y trabajo social aparece ya desde el inicio de la
que se utiliza e incluso el objetivo de la misma. disciplina, con figuras tan importantes como Li-
Cuando la mediación irrumpe en el panora- sa Parkinson5 o Haynes6, ambos trabajadores so-
ma profesional muchos profesionales defendie- ciales y pioneros en la mediación que analizaron
ron que su profesión venía ejerciendo la media- su aplicación en conflictos familiares y especial-
ción desde hacía años, y por lo tanto que eran mente en el ámbito de las crisis matrimoniales.
«mediadores». Sin embargo la irrupción de la mediación ha
En el caso del Trabajo Social es además evi- obligado a esta disciplina a plantarse los límites
dente, puesto que el código deontológico del tra- de la profesión. La amplia normativa autonómi-
bajador social, al menos en España, recoge entre ca y nacional en materia de mediación, como he-
las funciones propias de su profesión la de mediar mos visto en el apartado anterior, la incorpora-
en los conflictos. El código deontológico de la ción de la mediación a los planes de estudio del
profesión de trabajador/a social, aprobado el 9 de Trabajo Social y la amplia oferta de formación
junio de 2012 (efectivo desde el 29 de junio del en mediación desde los Colegios Profesionales,
mismo año) define el trabajo social en su artículo abre al trabajador social un nuevo «nicho» de
5 como la disciplina científico profesional que: trabajo, aumentando su expectativa de empleabi-
Promueve el cambio social, la resolución de lidad desde la especialización. Pero también exi-
problemas en las relaciones humanas y el fortale- ge un replanteamiento de su labor como media-
cimiento y la liberación de las personas para in- dores y su distinción, si es que existe, con el
crementar el bienestar. Mediante la utilización de trabajo social como profesión.
teorías sobre comportamiento humano y los siste- Si nos preguntamos si la mediación es una
mas sociales, el trabajo social interviene en los profesión nueva propiamente dicha, no encontra-
puntos en los que las personas interactúan con su remos fácilmente la respuesta, puesto que el
entorno. mundo laboral está en continuo cambio al tener
El artículo 6 del mismo código establece que que responder a nuevas necesidades cada vez
Trabajador/a social es la persona física que más versátiles. A ello se suma que nos encontra-
acredite estar en posesión de cualquier título ofi- mos con diferentes tipos de profesiones, pudien-
cial que faculte para ejercer la profesión de traba- do distinguir las profesiones reguladas, no regu-
jo social obtenido en alguna de las universidades ladas y abiertas, profesiones tituladas (subespecie
españolas. Los/las profesionales cuyo título de de las reguladas), profesiones tituladas sin cole-
Trabajo Social haya sido expedido por otros Esta- gio profesional, colegio profesional sin profesión
dos miembros de la Unión Europea, deberán pre- titulada, profesiones colegiadas, no colegiadas, etc.
sentar la correspondiente credencial de reconoci- Compartimos con Martín (2001) que la me-
miento del mismo para el ejercicio de la profesión diación presenta los principales aspectos que
en España o de su homologación cuando se trate vienen teniéndose en cuenta para gozar de la
de títulos expedidos por países terceros.
consideración de profesión:
La mediación no es una acción o técnica nue-
va para el trabajo social, sino que los trabajado- — Es una disciplina con un cuerpo especia-
res sociales han venido desarrollando esta fun- lizado de conocimientos y habilidades prácticas.
ción a lo largo de la historia de la disciplina — La adquisición de estas competencias te-
aportando la visión social en la búsqueda de so- óricas y prácticas se adquieren mediante una for-
lución del conflictos (Consejo General del Tra- mación específica y habilitada.
5
Lisa Parkinson ha sido mediadora en ejercicio desde 1978 y es miembro fundador del Foro Europeo pa-
ra la Formación de Mediación Familiar y del Foro Mundial de Mediación. Se graduó como trabajadora social
en Bristol. Su experiencia como trabajadora social y terapeuta de familia la convenció de la necesidad de la me-
diación familiar. Fue cofundadora y primera coordinadora de Bristol Mediación Familiar (el primer servicio de
mediación familiar en el Reino Unido) y de la NFCC (precursora de la NFM).
6
John Haynes jugó un papel importante en la inclusión de la mediación en la Ley de la familia 1996 del
Reino Unido. Sus libros forman el núcleo de esta nueva disciplina, entre los que se incluyen: Divorce media-
tor: a new role (1978) y Divorce Mediation: A Practical Guide For Therapists And Counsellors (1981). Fue
miembro fundador del Foro Mundial de Mediación.

Cuadernos de Trabajo Social 277

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Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario
— Se trata de una actividad reglada y con
autorregulación.
— Tiene una importante función social.
— Puede constituir actividad permanente
del profesional y ser su fuente de retribución.
— Es objeto de asociaciones profesionales,
que determinan el perfil profesional, impulsan
su normativa y promueve su desarrollo.
— Y cuenta con una ética profesional
propia.
Precisamente para tratar de dar respuesta a
esta pregunta el Consejo General del Trabajo So-
cial constituyó en 2011 un Grupo de Expertos
con el objeto de promover la mediación entre los
trabajadores sociales. Fruto de su trabajo se pu-
blicó un documento en el que se recogen las lí-
neas de actuación de los trabajadores sociales en
el ejercicio de la mediación distinguiendo cuán-
do éstos actúan como trabajadores sociales con
las herramientas de la mediación y cuándo actú-
an como profesional diferente del trabajador so-
cial, lo que ellos denominan «acción profesional
específica».
También entonces se aprobó en el Consejo
General del Trabajo Social el Código de Con-
ducta para los trabajadores sociales durante el
ejercicio de la mediación como acción profesio-
nal específica, recogiendo las normas y reglas
exigibles que deben guiar la actuación profesio-
nal de todos los profesionales del Trabajo Social
que utilicen la Mediación como método de ges-
tión y resolución de conflictos. Con este Código
se pretende regular de forma homogénea las
conductas individuales de los profesionales del
Trabajo Social en el campo de la Mediación.
Se afirma en este documento que Mediación
y Trabajo Social, comparten la búsqueda del em-
poderamiento de las personas desde los princi-
pios de igualdad, justicia y equidad social y la
búsqueda del consenso y el entendimiento entre
las personas, grupos y comunidades; desde am-
bas acciones profesionales se persigue el respeto
a los Derechos Humanos y los ideales de Igual-
dad y Justicia Social (Consejo General del Tra-
bajo Social, 2014, p. 22).
Tanto la mediación como el trabajo social in-
tervienen en situaciones de conflicto, pero con
una importante diferencia. Mientras en media-
ción si no hay conflicto no hay intervención, la
actuación desde el trabajo social es mucho más
amplia, puesto que permite intervenir incluso en
278
situaciones no conflictivas, fomentando el bien-
estar del ser humano, promoviendo cambios so-
ciales e individuales, potenciando su realización
y desarrollando políticas sociales y activida-
des humano-sociales destinadas a satisfacer las
necesidades y aspiraciones de individuos y
grupos.
La acción mediadora se centra en la presta-
ción de un servicio, el servicio de un profesional
mediador, que ofrece su «saber hacer», sus cono-
cimientos y sus técnicas para alcanzar un objeti-
vo prioritario, una gestión adecuada del conflic-
to y un acuerdo. El mediador es un profesional
imparcial y neutral que, con la oportuna capaci-
tación, facilita la comunicación y negociación
entre las partes mediante un procedimiento dise-
ñado al efecto. Dentro de la función del trabaja-
dor social se encuentra la de establecer una rela-
ción de ayuda cercana e implicada con el fin de
acompañar en los procesos de inserción social e
incrementar las cotas de bienestar de las perso-
nas usuarias. Es decir, la intervención del traba-
jador social no tiene que ser necesariamente neu-
tral e imparcial, puede ir más allá.
Pero sin duda la principal diferencia estriba
en la metodología empleada. Siguiendo a Martín
(2001) cuando un trabajador social interviene
para resolver un conflicto lo hace como una ac-
tividad más dentro de un plan de intervención
que haya diseñado para el caso, y ello sin perjui-
cio de que incorpore ciertas técnicas provenien-
tes de otras disciplinas, como pueda ser la me-
diación. Sin embargo, la mediación no emplea la
metodología del trabajo social, sino la suya pro-
pia y específica en aras a la consecución de su
único objetivo, la resolución del conflicto.
Dentro del trabajo social podemos distinguir
dos tipos de intervención «mediadora».
1) Como intermediario entre los que se en-
cuentran en situación de dificultad y las institu-
ciones o las organizaciones sociales; y entre or-
ganizaciones e instituciones de apoyo a personas
con necesidades.
2) Como trabajador social que en su inter-
vención utiliza técnicas propias de otras disci-
plinas, como la psicología, el derecho o la me-
diación, sin que ello implique una intromisión
profesional. La mediación que desarrollan los
trabajadores sociales en su ámbito propio de
trabajo se ubica realmente en la acepción colo-
quial del término, no en su significación técni-
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Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario
ca-especializada en materia de resolución de
conflictos.
Podemos concluir que los trabajadores socia-
les solo estarán llevando a cabo mediación pro-
fesional cuando el objeto de su intervención sea:
— Solo para negociar en un conflicto.
— Cuando tenga cualificación profesional
determinada.
— Cuando su intervención sea neutral, im-
parcial y confidencial, según el código deontoló-
gico de los mediadores y no de los trabajadores
sociales.
El empleo aislado de técnicas de mediación
en el contexto de cualquiera otra intervención no
la convertirá en mediación, pues no son ellas, si-
no el método en el que las imbricamos y el obje-
tivo que nos proponemos con él, los que definen
y determinan nuestras intervenciones, diferen-
ciándose así unas de otras.
2. Mediación comunitaria: características es-
peciales
El trabajador social como gestor de conflictos
sociales en la comunidad, ha perseguido como
objetivo promover que los propios destinatarios
sean los protagonistas activos en la resolución de
sus conflictos, de manera que facilite su inser-
ción en la vida social y comunitaria (Consejo
General Trabajo Social, 2014, p. 27). En este
ámbito toma especial importancia el concepto de
ciudadanía, entendida en el sentido de sociedad
civil con derechos y deberes con respecto al es-
pacio público.
En la Agenda Global para el Trabajo Social y
el Desarrollo Social, que resume los objetivos
para abordar los desafíos más urgentes de nues-
tro tiempo para el Trabajo Social, se recoge el
compromiso de abogar por metodologías que
apoyen el empoderamiento comunitario así co-
mo colaborar y trabajar para conseguir fuertes
comunidades inclusivas «que permitan a todos
sus miembros participar y pertenecer» (Agenda
Global, 2012, p. 5) como medio para alcanzar el
bienestar social y económico de todas las perso-
nas. El trabajador social podrá desarrollar cual-
quier herramienta o metodología a su alcance y
adecuada a su deontología para llegar a este ob-
jetivo, ya sea el empoderamiento, la participa-
ción, el diagnostico, el diálogo o la mediación,
Cuadernos de Trabajo Social
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incluida en su código deontológico como ya he-
mos visto.
En la mediación comunitaria tiene cabida to-
do tipo de conflictos que se produzcan en el mar-
co del ejercicio de los derechos ciudadanos o
fruto de la convivencia en comunidad, que es lo
mismo que decir todos los conflictos posibles.
Se puede afirmar que la mediación, en todos
los ámbitos en que se practique, cumple una fun-
ción pedagógica al entender que la gestión ade-
cuada del conflicto permite a las partes recupe-
rar o desarrollar competencias para la solución
sus problemas en el futuro. Una mayor implica-
ción y responsabilidad de los ciudadanos en la
solución de sus propios conflictos conlleva sin
duda alguna un mayor nivel de cumplimiento de
los acuerdos alcanzados. Los acuerdos trabaja-
dos en mediación se cumplen en un porcentaje
mayor que las soluciones impuestas por terceros,
lo que permite afirmar que es un sistema más
sostenible de solución de conflictos, siguiendo lo
afirmado en la Agenda Global del Trabajo Social
del 2012.
También se puede predicar que a través de
ella se pretende no solo hacer un análisis realista
del conflicto, sino fundamentalmente alcanzar
acuerdos realistas que no tengan que revisarse a
corto plazo y que permitan dar una solución de
continuidad, teniendo presente todas las posibles
situaciones que podrán darse en el futuro y tra-
tando de adelantarse a los problemas que el cum-
plimiento del acuerdo alcanzado pueda conllevar.
Pero sin duda, lo que es realmente novedoso
de la mediación desarrollada en el ámbito comu-
nitario es el objetivo de fomentar la participación
de los ciudadanos no solo en la gestión de sus
propios conflictos sino también en la las políti-
cas públicas, en definitiva, conseguir una ciuda-
danía activa. Se convierte así en un servicio so-
cial que permite hacer efectiva la participación
ciudadana en la política pública y en la toma de
decisiones que les afecta, que es, en sí mismo, un
derecho fundamental como ciudadano. Tiene co-
mo objetivo facilitar el reconocimiento mutuo de
las partes en conflicto y la legitimidad de todos
los intereses y de todas las aportaciones.
La mediación en este ámbito no es solo un re-
curso humano mediante el cual los integrantes de
una sociedad pueden tramitar las diferencias y/o
gestionar los conflictos que se les presentan (Na-
tó, Rodriguez y Carvajal, 2007), es también una
herramienta que favorece la creación y repara-
279
Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario
ción del tejido social, para restablecer las relacio-
nes de proximidad y es una medida de acceso a la
justicia para resolver de forma pacífica cualquier
litigio entre los miembros de la comunidad. Este
marco no solo aborda la conflictividad social en
el momento y en el lugar en que se produce, sino
que se trabaja conjuntamente con todos los colec-
tivos y todas las personas afectadas para la reso-
lución y prevención de sus conflictos (Consejo
General del Trabajo Social, 2014, p. 28)
Se pretende crear en la ciudadanía una «cul-
tura mediadora» que impregne la visión y la ges-
tión de los conflictos de la comunidad implican-
do a políticos, profesionales y ciudadanos. La
mediación permite incorporar las habilidades y
técnicas que favorecen la cultura del pacto, el as-
pecto creativo y positivo del conflicto.
Compartimos con De Miguel (2006) la afir-
mación de que:
La mediación comunitaria es sobre todo una
poderosa herramienta de democratización que ac-
túa a nivel interpersonal y a nivel comunitario, a
través de la promoción, la disposición y/o la cons-
trucción de espacios de diálogo que garantizan
(en mayor medida que otras metodologías de ac-
ción social) la expresión de todas las voces impli-
cadas en el proceso de construir una sociedad
donde vivir mejor (p. 13).
Podemos concluir por tanto que la mediación
comunitaria, como cualquier otra mediación tie-
ne como objetivo principal la gestión adecuada
del conflicto, y como objetivos secundarios el
ofrecimiento al ciudadano sistemas o herramien-
tas que hagan efectiva la participación ciudada-
na. Entre estas funciones se encuentran la de
diagnosticar, activar y fortalecer estado y evolu-
ción de la participación ciudadana en el munici-
pio; conocer la vida cotidiana del barrio; conocer
en profundidad los recursos con los que cuenta
el barrio o actuar como canal de comunicación
bidireccional, dinámico y fluido entre la Institu-
ción y los vecinos y vecinas (Arteaga Moralejo,
Casares, R. y Sánchez Cuenca, 2006, p. 39)
Es decir, la función del mediador comunita-
rio va mas allá de la mera gestión del conflicto,
busca la activación y fortalecimiento de la vida
en comunidad y la convivencia en la misma, lle-
vando a cabo actuaciones que no se contemplan
en otro tipo de mediaciones. Pero incluso en es-
tos casos el ámbito de actuación del mediador
nunca podría ser tan amplio ni tan dirigido a la
intervención social como el de un Trabajador so-
280
cial (Munné et al., 2011, p. 377). El Código De-
ontológico del Trabajador social incluye entre
sus funciones la de mediación, pero además re-
conoce otras, como son la información, investi-
gación, prevención, asistencia, atención directa,
promoción e inserción social, mediación, plani-
ficación, gerencia y dirección, evaluación, su-
pervisión, docencia y coordinación.
3. Trabajo Social y mediación en el ámbito
comunitario
El mediador es la pieza clave en el éxito de la
mediación, y por esta razón tanto la Directiva del
año 2008 como la Ley 5/2012 de mediación en
asuntos civiles y mercantiles centran su interés
en el estatuto jurídico de este profesional, es de-
cir, en los principios de su actuación y en la for-
mación necesaria para poder no solo ejercer la
mediación sino también garantizar la calidad del
servicio de mediación prestado.
Para poder ejercer como mediador la nor-
mativa europea y nacional imponen varios re-
quisitos. En primer lugar se requiere estar en
pleno ejercicio de derecho civiles, estar en po-
sesión de un título oficial universitario o de for-
mación profesional superior y contar con for-
mación específica para ejercer la mediación,
que se adquirirá mediante la realización de uno
o varios cursos específicos impartidos por ins-
tituciones debidamente acreditadas (art. 11,
Ley 5/2012 de mediación). La normativa tam-
bién apunta dos sistemas para garantizar la ca-
lidad de la mediación: la formación inicial y
continua de los mediadores y la adhesión vo-
luntaria a Códigos de Conducta (Art. 12, Ley
5/2012 de mediación).
Además en algunos países como España se
exige estar inscrito en un registro de mediadores
y suscribir un seguro de responsabilidad civil.
Esto sería aplicable en cualquier ámbito de la
mediación «civil y mercantil» según la Directiva
del 2008 y las leyes de los países miembros, co-
mo España.
Se puede acceder a la profesión de mediador
desde muy diversa formación de origen, como
abogados, psicólogos, asistentes sociales, traba-
jadores sociales, o cualquier otra disciplina pro-
pia de las ramas sociales e incluso de las cien-
cias. Teniendo esta formación de base existen
determinados ámbitos en los que se exige ade-
más una formación complementaria para poder
ejercer la mediación en un ámbito en concreto,
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Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario
como una formación especial en leyes en la me-
diación en arrendamientos o concursal.
En el ámbito comunitario no existe normati-
va al respecto por lo que no existe regulación so-
bre la formación concreta y específica exigible
al mediador. Suele considerarse necesaria una
formación en humanidades pero sin determinar
dónde conseguir la misma ni el número de horas
necesaria.
El hecho de que la mediación en el ámbito co-
munitario se desarrolle generalmente a través de
los servicios sociales y de que gran parte de los
mediadores comunitarios tengan como forma-
ción de origen el Trabajo Social permite afirmar
que es necesario que el mediador comunitario
tenga conocimientos sobre trabajo social y des-
arrollo comunitario (De Miguel, 2006, p. 19).
Pero nos surge la duda: ¿los mediadores co-
munitarios deben tener formación en trabajo so-
cial comunitario o intervención comunitaria? ¿o
más bien son los trabajadores sociales comunita-
rios a los que se debe dar formación en media-
ción? Esta cuestión es necesario que se aborde
puesto que como veremos más adelante, es muy
frecuente que este tipo de «actividad mediadora»
se encuentre integrada como un servicio más
que se ofrece por la administración.
Bonafé-Schmitt (1992) identificaba como
«acción de mediación» la creación un espacio ins-
titucionalizado (servicio profesional) para resol-
ver conflictos comunitarios, por lo que considera-
ba necesario que la mediación comunitaria tuviera
un espacio público, universal y gratuito que profe-
sionalice la mediación comunitaria. Por lo general
los servicios de mediación comunitaria son de ca-
rácter municipal, por lo que se ofrecen desde los
ayuntamientos, bien dependiendo de las Conser-
jerías de Servicios Sociales (De Miguel, 2006, p.
14), bien de la Alcaldía o bien vinculados a los
servicios de participación ciudadana de los ayun-
tamientos. Es posible que se gestionen como un
servicio mancomunado, donde diversos munici-
pios pequeños y con características comunes cul-
turales, económicas, históricas, etc., se unen para
prestar de forma compartida el servicio de media-
ción. Incluso se podrían dar servicios de media-
ción supramunicipal en los que una administra-
ción de ámbito superior al municipio, la comarca,
provincia, región y/o departamento ofrece el ser-
vicio de mediación a los municipios.
La prestación de este servicio puede ser a su
vez de diversas formas. La prestación puede ser
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interna, de forma que los mediadores son ya em-
pleados municipales o contratados por el ayunta-
miento para trabajar en el servicio de mediación.
Puede ser también externa, cuando son empresas
y asociaciones sin ánimo de lucro que, mediante
concurso, contrata los mediadores, su supervi-
sión y formación. En ocasiones encontramos un
sistema mixto en el equipo de mediadores coin-
ciden los propios del ayuntamiento con los de la
entidad externa, generalmente en un sistema de
gestión donde el mediador interno asume res-
ponsabilidades de organización del equipo.
El hecho de que el servicio de mediación co-
munitaria se ofrezca generalmente por los ayun-
tamientos dependiendo directamente de la Con-
serjería de Servicios Sociales facilita que la
mayor parte de los mediadores comunitarios ten-
gan como formación de origen el del Trabajo So-
cial. Esto nos lleva a afirmar que son profesiona-
les especialmente idóneos para la intervención
en el ámbito comunitario por su conocimiento de
la estructura administrativa de los Servicios so-
ciales y de la intervención social, pero no son los
únicos profesionales que puede intervenir como
mediadores. De hecho en ciertos ámbitos, como
la mediación medioambiental o la mediación in-
tercultural, se valoran especialmente ciertos co-
nocimientos técnicos, lingüísticos o culturales,
antes que otros.
Sin embargo debemos tener en cuenta, tal y
como apuntábamos en apartados anteriores, que
la función del mediador y del trabajador social
son distinguibles principalmente porque un tra-
bajador social puede cubrir no solo las funciones
propias del mediador sino todas aquellas relacio-
nadas con el ámbito comunitario que pueden ser
propias del Trabajador social. Es decir, mientras
el mediador solo puede mediar o gestionar con-
flictos, el trabajador social puede realizar otras
muchas tareas, tal y como se recoge en el código
deontológico de la profesión.
Llegados a este punto, es necesario identifi-
car las diferencias entre la función del mediador
y del trabajador social en este ámbito concreto.
La primera de ellas la encontramos en el es-
tatuto del mediador, puesto que tanto la normati-
va europea como la española se centran en los
principios de imparcialidad, neutralidad y confi-
dencialidad para definir y limitar la actuación
del mediador. Estos principios marcan ya la di-
ferencia con la actuación del trabajador social, el
cual no siempre debe ser confidencial, al menos
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Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario
no con determinadas instituciones, y desde lue-
go no siempre es neutral o imparcial porque cier-
tas labores como la evaluación, supervisión, ase-
soramiento o asistencia, incluidas dentro del
código deontológico del trabajador social no son
compatibles con esta actividad. La neutralidad
no es una premisa en la función del trabajador
social, mientras que el mediador nunca pueda
prescindir de ella.
La segunda de ellas la encontramos en la pro-
pia actitud del mediado, el cual acude al servicio
de mediación para un servicio concreto y sobre
todo, está obligado a tener una actitud determina-
da. La ley española de mediación en asuntos civi-
les y mercantiles se refiere a «las reglas o directri-
ces que han de guiar la actuación de las partes en
la mediación, como son la buena fe y el respeto
mutuo, así como su deber de colaboración y apo-
yo al mediador». Con el principio de buena fe se
trata de garantizar la actitud y actuación colabora-
tiva de las partes en la solución del conflicto res-
pecto del resto de sujetos del proceso. Este princi-
pio tiene su reflejo en la necesidad de tener un
trato adecuado con la otra parte, que se manifes-
tará en el respeto del turno de palabra o en una ac-
titud facilitadora y sincera en la negociación. De
hecho, entre las técnicas de la mediación el empo-
werment, reconocimiento o legitimación del otro
son imprescindibles para el buen fin del proceso.
Pero este principio también se dirige hacia el me-
diador, puesto que las partes tendrán que man-
tener su compromiso de respeto a las actuaciones
promovidas por la persona mediadora, mante-
niendo una posición de colaboración y apoyo per-
manente a sus funciones así como ofrecer infor-
mación veraz y completa sobre el conflicto.
Por último, la mediación se distingue del tra-
bajo social por la metodología utilizada. La me-
diación tiene un proceso perfectamente estructu-
rado y definido en la Ley 5/2012, con unos
objetivos marcados y resultado posibles. Así
mismo, según la escuela de medición elegida,
Harvard, transformativo o circular-narrativo
(García, 2005) los objetivos del proceso de me-
diación serán muy diferentes. La principal carac-
terística del proceso de mediación es su libertad
o flexibilidad, necesaria para no encorsetar el
diálogo entre las partes y la generación de pro-
puestas. Sin embargo esto no puede ser óbice pa-
ra asegurar que la mediación requiere un proce-
so, entendido como una sucesión de fases, todas
ellas necesarias y consecutivas, sin las cuales no
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podríamos estar hablando de mediación. Es por
ello que la ley española de mediación regula en
su título IV el proceso de mediación dedicando
desde el artículo 16 hasta el 24 a determinar las
fases y actuaciones mínimas del proceso.
La fase de mediación propiamente dicha co-
mienza con la firma del acta constitutiva de me-
diación (art. 19) donde se recoge el compromiso
de las partes de respetar los principios de la me-
diación, y de forma especial la confidencialidad.
El proceso durará según la ley lo menos posible
(art. 20) y terminará con la firma del acta final
de la mediación (art. 22). En esta acta se identi-
ficarán las causas de la terminación del proceso,
siendo una de ellas, pero no la única, la consecu-
ción de un acuerdo, en cuyo caso se recogerá el
contenido del mismo.
Este proceso, específico para la mediación,
se basa en el respeto a los principios de la me-
diación, que no todos se cumplen en la inter-
vención en el ámbito comunitario. Podemos de-
cir por tanto que la mediación goza de una
metodología propia y unos objetivos específi-
cos que no coinciden con la metodología del
trabajador social.
4. Conclusión
La mediación es un ADR que pretende evitar el
litigio en vía judicial partiendo como presupues-
to de la buena fe de las partes y su objetivo es fa-
cilitar que éstas lleguen a un acuerdo sin que la
solución venga impuesta por el tercero. La me-
diación se ha regulado por tanto a nivel europeo
y nacional dejando claro cuáles sus principios,
procesos y el resultado de la intervención media-
dora. El debate ahora está en los límites y contri-
buciones de este ADR.
La irrupción de la mediación ha obligado al
Trabajo Social a plantarse los límites de la pro-
fesión. Tanto la mediación como el trabajo social
intervienen en situaciones de conflicto, pero con
importantes diferencias.
La acción mediadora se centra en la presta-
ción de un servicio, el servicio de un profesional
mediador, que ofrece su «saber hacer», sus cono-
cimientos y sus técnicas para alcanzar un objeti-
vo prioritario, una gestión adecuada del conflic-
to y un acuerdo. El mediador es un profesional
imparcial y neutral que, con la oportuna capaci-
tación, facilita la comunicación y negociación
entre las partes mediante un procedimiento dise-
ñado al efecto.
Cuadernos de Trabajo Social
Vol. 29-2 (2016) 275-283
Marta Blanco Carrasco Mediación y Trabajo Social: especial atención al ámbito comunitario

Si analizamos las funciones propias del tra- de mediador en este ámbito se debe fundamen-
bajo social según su código deontológico, pode- talmente a que el mediador desarrollará otras
mos afirmar que el ámbito de actuación es ma- funciones, no solo las propias de la mediación,
yor que el del mediador, pudiendo diagnosticar, para las que el trabajador social está muy prepa-
asesorara, guiar, orientar, proteger, y, también rado, como es el fomento de la participación, to-
ayudar en la gestión de los conflictos. Se hace mar el pulso a la vida comunitaria y tener un co-
necesario entonces aclarar cuando un trabajador nocimiento profundo de los recursos de la
social está actuando como tal y cuando lo hace comunidad.
como mediador. Sin embargo siguen existiendo importantes
Según hemos visto los trabajadores sociales so- diferencias entre ambos profesiones. El media-
lo estarán llevando a cabo mediación profesional dor tiene un compromiso asumido con el proce-
cuando el objeto de su intervención sea solo para so de la mediación y con la igualdad y respeto
negociar en un conflicto, cuando tenga cualifica- a todas las posiciones de las partes participan-
ción profesional para ello, es decir, una formación tes en el mismo. Por ello debemos abogar por
de posgrado de al menos 100 horas en mediación afirmar que la mediación comunitaria es una
y cuando su intervención sea neutral, imparcial y profesión diferente a la del trabajador social,
confidencial, según el código deontológico de los con formación académica diferente, con princi-
mediadores y no de los trabajadores sociales. pios éticos y códigos deontológicos distintos.
La mediación comunitaria es uno de los ám- El mediador se guía fundamentalmente por los
bitos en los que la mediación goza de unas ca- principios de neutralidad, imparcialidad y con-
racterísticas que en ocasiones permiten confun- fidencialidad y las partes por su lado deben
dirla con la intervención propia del trabajador actuar de buena fe en el proceso de media-
social. Esto se debe principalmente a que este ti- ción, que también tiene unas fases y estructura
po de mediaciones se ofrece generalmente a tra- propias.
vés de los servicios sociales municipales, y sue- Los programas universitarios deben recono-
len ser trabajadores sociales los que desarrollan cer esta relación y darle el encaje necesario en
esta función de mediador. sus programas, tanto para ayudar a distinguirlos
El que el trabajador social se encuentre mejor como para animar a sus graduados a valorar la
preparado que otros profesionales para ejercer mediación como una salida profesional.
5. Referencias bibliográficas
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