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Comités de ética:

Los comités hospitalarios de ética (CHE) son grupos interdisciplinarios que se ocupan de la
docencia, investigación y consulta asociadas con los dilemas éticos que surgen durante la
práctica de la medicina hospitalaria. La aparición de esta figura institucional tuvo su origen en
la problemática de las nuevas tecnologías médicas y en una nueva conciencia social orientada
hacia la evaluación de tratamientos prolongados, decisiones de no-tratamiento en recién
nacidos con malformaciones graves y otras deliberaciones de índole ética.

El comité ético-praxeológico: (1976) comité de ética integrado por médicos, trabajadores


sociales, abogados y teólogos, como instrumento de dialogo para la evaluación de diferentes
opciones terapéuticas aplicables a un determinado paciente.

El comité jurídico-científico: El Código de Nuremberg que establecía un decálogo de principios


que deberían ser respetados en casos de experimentación médica sobre seres humanos. se
recomienda expresamente que cada fase de la experimentación con sujetos humanos, tras
definirse en un protocolo experimental, debe someterse a la consideración de un comité
independiente especialmente constituido a tal efecto para aconsejar y opinar sobre ello, de
modo que se profundizan las recomendaciones básicas del Código de Nuremberg. Se
consolidaban de esta forma, mundialmente, los comités de investigación que desde entonces
funcionan en diversas instituciones de salud, y entre ellas el hospital, bajo el concepto básico
de la responsabilidad.

El comité deontológico-técnico: prescrito 1531 del papa Clemente VII a todos aquellos
que se graduaban de médicos, el Juramento hipocrático ha influido hasta hoy en la
deontología médica.

Estructura del CHE según los tres modelos presentados:


Debe tenerse en cuenta que un comité de tipo juridico-cientifico o deontológico-técnico está
remitiendo a uno u otro orden externo (Estado, colegios, asociaciones juridicas, etc.), mientras
el CHE aparece, aquí, como la “conciencia de la institución hospitalaria”

Pero aun teniendo en cuenta esto, es necesario señalar el carácter multidisciplinario de los
CHE frente a un comité de expertos (en el comité jurídico-científico) o de notables clérigos ?
(comité deontológico-técnico). Asimismo, las funciones serán mucho más variadas ya que la
existencia de cualquier conflicto de valores puede convocar a un CHE, mientras que los otros
dos tipos de comité tienen problemáticas más acotadas.

Para la Academia Americana de Pediatría, en su propuesta para un comité de ética, es la


dirección de un hospital la que debe designar a los miembros del CHE, entre los cuales habrá
un médico de planta, un administrador hospitalario, un eticista o miembro del clero, un
representante jurídico (abogado o juez), un representante de los discapacitados, un miembro
de la comunidad, un miembro del personal médico y una enfermera.

El hospital dará los recursos necesarios para su funcionamiento y el comité se reunirá


regularmente o a demanda. Se encargará de desarrollar normativas para temas generales y
situaciones específicas, hará una revisión retrospectiva de las historias clínicas
que sean consideradas moralmente problemáticas y hará una revisión de casos específicos
celebrando reuniones abiertas a todas las partes afectadas, convocándolas con 24 horas de
anticipación y a pedido de los miembros del CHE, de la administración del hospital o de la
familia del paciente. El comité llevará un registro de todas sus deliberaciones y casos
específicos considerados, guardando la confidencialidad propia de la institución, y dicho
registro solo podrá ser entregado bajo orden judicial o requerimiento especial de alguna
organización acreditada.

Las recomendaciones de la Asociación Americana de Hospitales para los comités hospitalarios


de ética biomédica consideran que las funciones de los mismos han de estar orientadas a
dirigir programas educacionales en aspectos de ética biomédica, proveer foros de discusión
entre médicos y otros profesionales del hospital o de otros sitios acerca de temas de ética
biomédica, servir con capacidad consultiva a las personas relacionadas con la toma de
decisiones biomédicas y evaluar experiencias institucionales referidas a la revisión de
decisiones con implicaciones ético-biomédicas. Los comités de ética no se ocuparán de la
revisión de conductas profesionales ni serán sustitutos de revisiones legales 0 judiciales, ni
tampoco tomarán decisiones en dilemas ético biomédicos. El comité no reemplazará los
lugares tradicionales de decisión en estos aspectos Los miembros del comité serán
seleccionados de acuerdo con estos objetivos y representarán un amplio marco de
perspectivas y experiencias. Serán multidisciplinarios, e incluirán a médicos, enfermeros,
administradores, trabajadores sociales, clérigos, síndicos, abogados, eticistas y representantes
del paciente. El consejero legal hospitalario podrá participar en las reuniones y deberá
revisar las recomendaciones emanadas del CHE. Para ser más eficiente, el comité tendrá la
aprobación del hospital para un grupo estable que se reunirá regularmente y cuando sea
necesario. Como regla general, nadie que esté envuelto personalmente en el caso en cuestión
podrá participar en el comité mientras este caso sea considerado. Las recomendaciones del
comité serán válidas para todo el equipo que intervenga en el tratamiento. Se respetará la
confidencialidad de la información del paciente y su privacidad. Las circunstancias bajo las
cuales puedan aparecer en las historias clínicas las recomendaciones del CHE serán
determinadas por cada hospital.
Veatch identifica cuatro tipos generales de CHE: los que revisan valores éticos y de otro tipo en
decisiones sobre la atención de un paciente individual los que se ocupan de decisiones y
políticas éticamente más generales (distribución de recursos, disponibilidad hospitalaria para
atender determinadas problemáticas, etc.); los de carácter consultivo (su función es aconsejar
especialmente en el caso de pacientes terminales), y los de pronóstico (tal como fue propuesto
por el juez Hughes en el caso Quinlan). A estos cuatro modelos Spinsanti agrega un quinto,
característico de las instituciones en las que prevalece una preocupación confesional, y que ha
de tener en cuenta especialmente la conciliación con la moral religiosa.

Conflictos de interés
Que los médicos se ven afectados en sus decisiones por los intereses de las industrias por
regalos, etc., y que las marcas poderosas controlan los valores normales e influyen en la venta
y prescripción de medicamentos y alteran estudios científicos a su favor. La ética debería
regular esto o sino el estado.

Consentimiento informado

Antes, el medico decía y el paciente obedecía, ahora predomina principio de autonomía del
paciente.
Tipos de modelos:
La fórmula paternalista paciente, que debe mantener una actitud pasiva y de sumisión ante la
opinión del profesional.
El modelo informativo proporciona al paciente datos básicos para escoger entre las opciones
disponibles, sin lugar alguno para los valores, principios o preferencias del profesional.
Una posibilidad intermedia es el modelo interpretativo: El médico sería un elemento
consultivo, pero persiste cierto fondo paternalista en la interpretación de los valores propios
del paciente por parte del profesional.

El modelo deliberativo, pretende ayudar al paciente en las decisiones sobre su salud reuniendo
la información que el médico posee como resultado de su formación profesional y los deseos y
valores de que es depositario el paciente, y es el que parece ajustarse más a la filosofía de la
información como elemento básico en la garantía de la libertad de elección preconizada por la
medicina actual. Entendiendo la autonomía como capacidad de autogobierno y toma de
decisiones de forma racional y responsable, pueden distinguirse en su ejercicio varios
elementos :
 La información dirigida a obtener conocimiento
 La libertad para poder ejercerla y sus interferencias externas
 La capacidad para procesar la información recibida y tomar una decisión
 La propia decisión

De la información
La información debe ser veraz
La información debe ser suficiente Hay que explicar al paciente la naturaleza de su
enfermedad, los procedimientos que se le van a realizar y en qué consisten –cada uno con sus
beneficios, riesgos y efectos secundarios posibles–, así como las alternativas que existan, a su
vez con sus correspondientes riesgos y beneficios informará previamente de forma específica
acerca de:
– Las consecuencias relevantes o de importancia
que la intervención origina con seguridad.
– Los riesgos relacionados con las circunstancias
personales o profesionales del paciente.
– Los riesgos probables en condiciones normales,
conforme a la experiencia y al estado de la ciencia
o directamente relacionados con el tipo de intervención.
– Las contraindicaciones.

Excepciones en la Ley como son la de que el paciente no quiera recibir información o el


supuesto de la necesidad terapéutica, entendiéndose como tal la facultad del médico para
actuar profesionalmente sin informar antes al paciente cuando por razones objetivas el
conocimiento de su propia situación pueda perjudicar su salud de manera grave.

La información debe ser comprensible

De la libertad
Garantizar la elección libre y voluntaria entre dos o más posibilidades asistenciales, el proceso
de toma de decisiones debe estar libre de interferencias

La persuasión. Se define como la acción de convencer a una persona o grupo para modificar su
conducta o actitudes respecto a determinado concepto, creencia o acontecimiento, a través
del uso de la fuerza de las ideas y la razón, implicando tanto razonamientos como emociones

La manipulación. Es una forma de influencia intencionada y efectiva de una persona sobre otra
alterando las opciones reales o su percepción a la hora de proponer una elección (p. ej.,
presentar la información de forma sesgada, omitiendo datos, etc.)
La coacción. Es una influencia dirigida a obligar al individuo a hacer algo que no desea de
forma voluntaria, habitualmente mediante la amenaza con daños o situaciones de marcado
carácter negativo, ya sean de tipo físico, psíquico, económico, legal o de cualquier otro tipo.

De la capacidad
La capacidad se refiere a la habilidad para entender y apreciar la información relevante
necesaria para tomar una decisión y analizar razonablemente las consecuencias de tomarla o
no tomarla, entendiendo que no se refiere a un estado global del individuo sino a la posibilidad
concreta de tomar una determinada decisión.

De la decisión
Es el punto culminante del ejercicio de la autonomía y debe ser el objetivo perseguido Una
decisión final tomada tras un proceso informativo adecuado siempre debe respetarse,
independientemente de que el profesional esté o no de acuerdo con ella

Todo este proceso de información-decisión queda recogido en una ecuación como la siguiente:
elección = médico + información + paciente, donde el elemento más distorsionador es
lamentablemente el médico.

Ley 26.529 —Derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la
salud. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos
médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar
posteriormente su manifestación de la voluntad.

Bioética

Informe Belmont, uno de los primeros documentos escritos sobre bioética. En este se
reconocía la necesidad del respeto a la opinión de las personas enfermas (autonomía), de la
práctica profesional beneficente y de la justicia. Un año más tarde, Beauchamp y Childress
introducían en la reflexión bioética el concepto de no maleficencia, que es aceptado
universalmente como cuarto principio.

(1978-1979), que solo considera tres principios (respeto por las personas, beneficencia y
justicia); la formulación clásica es la de Beauchamp y Childress (1979) con los cuatro
principios, autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.

Principio de la autonomía: se le define como la obligación de respetar los valores y opciones


personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le atañen. Presupone incluso
el derecho a equivocarse al hacer una elección. Este principio constituye el fundamento para la
regla del consentimiento libre e informado en el que se asume al paciente como una persona
libre de decidir sobre su propio bien y que este no le puede ser impuesto en contra de su
voluntad por medio de la fuerza o aprovechándose de su ignorancia.

Principio de beneficencia: es la obligación de hacer el bien Como las miradas del bien son
múltiples, dependen de los individuos y las comunidades; este principio debe ser subordinado
al de la autonomía.

Principio de no maleficencia: consiste en el respeto de la integridad del ser humano y se hace


cada vez más relevante ante los avances técnico-científicos el médico no está obligado a seguir
la voluntad del paciente si la juzga contraria a su propia ética (objeción de conciencia) pero
tiene la obligación moral de referir a otro colega no objetor.

Principio de justicia: consiste en el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del


bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios otros principios
a lo largo de su historia. hoy podemos hablar de los principios de dignidad, de sacralidad de la
vida, de cientificidad (‘lo que no es científico, no es ético’), de seguridad (ausencia de
consecuencias, defectos marginales o de riesgos físicamente dañinos), de proporcionalidad
(ventajas, riesgos, costos), de vulnerabilidad (una mayor vulnerabilidad, exige una mayor
protección), de precaución, de desarrollo sostenible, de las 3 R (reemplazo, reducción y
refinamiento).

LEY NACIONAL 25.673


CREACIÓN DEL PROGRAMA NACIONAL DE SALUD SEXUAL Y
PROCREACIÓN RESPONSABLE

Artículo 1º.- Créase el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable


en el ámbito del Ministerio de Salud.
Artículo 2º.- Serán objetivos de este programa:
a) Alcanzar para la población el nivel más elevado de salud sexual y procreación
responsable con el fin de que pueda adoptar decisiones libres de discriminación,
coacciones o violencia;
b) Disminuir la morbimortalidad materno-infantil;
c) Prevenir embarazos no deseados;
d) Promover la salud sexual de los adolescentes;
e) Contribuir a la prevención y detección precoz de enfermedades de transmisión sexual,
de vih/sida y patologías genital y mamarias;
f) Garantizar a toda la población el acceso a la información, orientación, métodos y
prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable;
g) Potenciar la participación femenina en la toma de decisiones relativas a su salud
sexual y procreación responsable.
Artículo 3º.- El programa está destinado a la población en general, sin discriminación
alguna.
Artículo 4º.- La presente ley se inscribe en el marco del ejercicio de los derechos y
obligaciones que hacen a la patria potestad. En todos los casos se considerará primordial la
satisfacción del interés superior del niño en el pleno goce de sus derechos y garantías
consagrados en la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Ley 23.849).
Artículo 5º.- El Ministerio de Salud en coordinación con los Ministerios de Educación y
de Desarrollo Social y Medio Ambiente tendrán a su cargo la capacitación de educadores,
trabajadores sociales y demás operadores comunitarios a fin de formar agentes aptos para:
a) Mejorar la satisfacción de la demanda por parte de efectores y agentes de salud;
b) Contribuir a la capacitación, perfeccionamiento y actualización de conocimientos
básicos, vinculados a la salud sexual y a la procreación responsable en la comunidad
educativa;
c) Promover en la comunidad espacios de reflexión y acción para la aprehensión de
conocimientos básicos vinculados a este programa;
d) Detectar adecuadamente las conductas de riesgo y brindar contención a los grupos de
riesgo, para lo cual se buscará fortalecer y mejorar los recursos barriales y
comunitarios a fin de educar, asesorar y cubrir todos lo niveles de prevención de
enfermedades de transmisión sexual, vih/sida y cáncer genital y mamario.
Artículo 6º.- La transformación del modelo de atención se implementará reforzando la
calidad y cobertura de los servicios de salud para dar respuestas eficaces sobre salud
sexual y procreación responsable. A dichos fines se deberá:
a) Establecer un adecuado sistema de control de salud para la detección temprana de
las enfermedades de transmisión sexual, vih/sida y cáncer genital y mamario.
Realizar diagnóstico, tratamiento y rehabilitación;
b) A demanda de los beneficiarios y sobre la base de estudios previos, prescribir y
suministrar los métodos y elementos anticonceptivos que deberán ser de carácter
reversible, no abortivos y transitorios, respetando los criterios o convicciones de los
destinatarios, salvo contraindicación médica específica y previa información brindada
sobre las ventajas y desventajas de los métodos naturales y aquéllos aprobados por
la ANMAT;
c) Efectuar controles periódicos posteriores a la utilización del método elegido.
Artículo 7º.- Las prestaciones mencionadas en el artículo anterior serán incluidas en el
Programa Médico Obligatorio (PMO), en el nomenclador nacional de prestaciones médicas y
en el nomenclador farmacológico.
Los servicios de salud del sistema público, de la seguridad social de salud y de los
sistemas privados las incorporarán a sus coberturas, en igualdad de condiciones con sus
otras prestaciones.
Artículo 8º.- Se deberá realizar la difusión periódica del presente programa.
Artículo 9º.- Las instituciones educativas públicas de gestión privada, confesionales o
no, darán cumplimiento a la presente norma en el marco de sus convicciones.
Artículo 10º.- Las instituciones privadas de carácter confesional que brinden por sí o por
terceros servicios de salud, podrán con fundamento en sus convicciones, exceptuarse del
cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 6º, inciso b), de la presente ley.
Artículo 11.- La autoridad de aplicación deberá:
a) Realizar la implementación, seguimiento y evaluación del programa;
b) Suscribir convenios con las provincias y con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
para que cada una organice el programa en sus respectivas jurisdicciones para lo cual
percibirán las partidas del Tesoro Nacional previstas en el presupuesto. El no
cumplimiento del mismo cancelará las transferencias acordadas. En el marco del
Consejo Federal de Salud, se establecerán las alícuotas que correspondan a cada
provincia y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Artículo 12.- El gasto que demande el cumplimiento del programa para el sector público se
imputará a la jurisdicción 80 –Ministerio de Salud – Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable, del Presupuesto General de la Administración
Nacional.
Artículo 13.- Se invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a
adherir a las disposiciones de la presente ley.
Artículo 14.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a los treinta días
del mes de octubre del año dos mil dos.

EL INFORME BELMONT

Límites entre práctica e investigación


En la mayoría de casos, el término "práctica" se refiere a intervenciones cuyo fin es acrecentar
el bienestar de un paciente individual o de un cliente, y hay motivos razonables para esperar
un éxito. El fin de la práctica médica es ofrecer un diagnóstico, un tratamiento preventivo o
una terapia a individuos concretos. Como contraste, el término "investigación" denota una
actividad designada a comprobar una hipótesis, que permite sacar conclusiones, y como
consecuencia contribuya a obtener un conocimiento generalizable.

Principios éticos básicos.


1. Respeto a las personas todos los individuos deben ser tratados como agentes autónomos, y
la segunda, que todas las personas cuya autonomía está disminuida tienen derecho a ser
protegidas.
2. Beneficencia Se trata a las personas de manera ética no sólo respetando sus decisiones y
protegiéndolas de daño, sino también esforzándose en asegurar su bienestar (1) No causar
ningún daño, y (2) maximizar los beneficios posibles y disminuir los posibles daños. El
problema planteado por estos imperativos es decidir cuándo buscar ciertos beneficios puede
estar justificado, a pesar de los riesgos que pueda conllevar, y cuándo los beneficios deben ser
abandonados debido a los riesgos que conllevan.
3. Justicia Se da una injusticia cuando se niega un beneficio a una persona que tiene derecho al
mismo, sin ningún motivo razonable, o cuando se impone indebidamente una carga. Otra
manera de concebir el principio de justicia es afirmar que los iguales deben ser tratados con
igualdad. (1)a cada persona una parte igual, (2) a cada persona según su necesidad individual,
(3) a cada persona según su propio esfuerzo, (4) a cada persona según su contribución a la
sociedad, y (5) a cada persona según su mérito.

Aplicaciones, conducta que se debe seguir en la investigación


1. Consentimiento informado. El respeto a las personas exige que se dé a los sujetos, en la
medida de sus capacidades, la oportunidad de escoger lo que les pueda ocurrir o no.
Información. información suficiente incluye: el procedimiento de la investigación, sus
fines, riesgos y beneficios que se esperan, procedimientos alternativos (cuando el estudio está
relacionado con la terapia), y ofrecer al sujeto la oportunidad de preguntar y retirarse
libremente de la investigación en cualquier momento de la misma. Cuando el informar a los
sujetos de algún aspecto pertinente de la investigación es probable que perjudique la validez
del estudio, algunos de los aspectos no serán revelados hasta que esté concluida estará
justificado sólo si queda claro:
1) Que la información incompleta es verdaderamente necesaria para conseguir los objetivos de
la investigación.
2) que no se le ha ocultado al sujeto ninguno de los riesgos a no ser que sea mínimo.
3) que existe un plan adecuado para informar a los sujetos, cuando sea preciso, y también para
comunicarles los resultados del experimento.
Comprensión es preciso adaptar la presentación del informe a las capacidades del
voluntario. Habrá que adoptar medidas especiales cuando la capacidad de comprensión está
limitada severamente - por ejemplo, por condiciones de inmadurez o disminución mental.
Cada clase de sujetos que podrían ser considerados incapaces (e.g., infantes, niños de poca
edad, pacientes con insuficiencia mental, enfermos terminales y los que están en coma)
deberá considerarse por separado y de acuerdo con sus condiciones. exige la obtención de la
autorización a terceras partes a fin de proteger a los sujetos de cualquier daño. Se respeta así a
estas personas al reconocer sus deseos y por el recurso a terceros para protegerles de todo
mal.
Voluntariedad. Que ha sido dado voluntariamente. Este elemento del consentimiento
informado exige unas condiciones libres de coerción e influencia indebida. Se da coerción
cuando se presenta intencionadamente una exageración del peligro de la enfermedad con el
fin de obtener el consentimiento. La influencia indebida, por contraste, ocurre cuando se
ofrece una recompensa excesiva, sin garantía, desproporcionada o inapropiada o cualquier
ofrecimiento con el objeto de conseguir el consentimiento. Del mismo modo, incentivos.

2. Valoración de riesgos y beneficios Los códigos anteriores y las reglas federales han
requerido que los riesgos de los sujetos sean superados por la suma de los beneficios que se
prevén para el sujeto, si se prevé alguno, y los beneficios que se prevén para la sociedad, en
forma de conocimiento que se obtendrá de la investigación. Por otra parte, los intereses que
no corresponden al sujeto, pueden, en algunos casos, ser suficientes por si mismos para
justificar los riesgos que necesariamente se correrán, siempre que los derechos del sujeto
hayan sido protegidos.
Finalmente la valoración de la justificación del experimento debería reflejar las
consideraciones siguientes: (i) El tratamiento brutal o inhumano de los sujetos humanos nunca
puede ser justificado moralmente. (ii) Los riesgos deberían quedar reducidos a los
estrictamente necesarios para obtener el fin de la investigación (iii) Cuando la investigación
lleva consigo un riesgo que indica un perjuicio serio, los comités de revisión deberían ser
especialmente insistentes en la justificación de los riesgos (atendiendo especialmente a la
probabilidad del beneficio para el sujeto, y a la manifiesta voluntariedad en la participación).
(iv) Cuando el sujeto de la investigación lo constituyen grupos vulnerables, la conveniencia
misma de su participación debería ser demostrada.

3. Selección de los sujetos injusticia resulta al realizar investigación con sujetos vulnerables.
Ciertos grupos, tales como minorías raciales, las económicamente más débiles, los muy
enfermos, y los recluidos en instituciones pueden ser continuamente buscados como sujetos
de investigación, debido a su fácil disponibilidad en los lugares donde se realiza ésta. Dado su
estado de dependencia y su capacidad frecuentemente comprometida para dar un
consentimiento libre, deberían ser protegidos frente al peligro de ser incluidos en
investigaciones únicamente por una conveniencia administrativa, o porque son fáciles de
manipular como resultado de su enfermedad o su condición socioeconómica.

Ética y muerte digna

Pueden identificarse cinco escenarios como los más relevantes en relación con la toma de
decisiones clínicas al final de la vida. En todos ellos el proceso de toma de decisiones clínicas
debe realizarse en el marco de la teoría general del consentimiento informado, entendida
como toma de decisiones compartidas.

Eutanasia y suicidio asistido: eutanasia, de la que debe hacerse un uso restringido


para referirse a las actuaciones que:
– Producen la muerte de los pacientes, es decir, que la causan de forma directa mediante una
relación causa-efecto única e inmediata.
– Se realizan a petición expresa, reiterada en el tiempo, e informada de los pacientes en
situación de capacidad.
– En un contexto de sufrimiento, entendido como “dolor total”, debido a una enfermedad
incurable que el paciente experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado
por otros medios, por ejemplo, mediante cuidados paliativos.
– Son realizadas por profesionales sanitarios que conocen a los pacientes y mantienen con
ellos una relación clínica significativa. Cuando, en este contexto, la actuación del profesional se
limita a proporcionar al paciente los medios imprescindibles para que sea él mismo quien se
produzca la muerte, se habla de suicidio médicamente asistido o suicidio asistido sin más. Es
un requisito imprescindible para hablar de eutanasia que exista una petición expresa y
reiterada del paciente. Que no haya consentimiento informado expreso del paciente hace
que la actuación del profesional deba ser etiquetada sin más como homicidio.

Eutanasia por otros medios: Actuación de un profesional sanitario que produce de forma
deliberada la muerte de su paciente con una enfermedad irreversible, porque éste, siendo
capaz, se lo pide de forma expresa, reiterada y mantenida, por tener una vivencia de
sufrimiento derivada de su enfermedad que experimenta como inaceptable, y que no se ha
conseguido mitigar.
Suicidio (médicamente) Asistido: Actuación de un profesional sanitario mediante la que
proporciona, a petición expresa y reiterada de su paciente asistido capaz y con una
enfermedad irreversible que le produce un sufrimiento que experimenta como inaceptable y
no se ha conseguido mitigar por otros medios, los medios intelectuales y/o materiales
imprescindibles para que pueda terminar con su vida suicidándose de forma efectiva cuando lo
desee.
En lo que sabemos, ninguna de las asociaciones de bioética relevantes en España ni de las de
derecho sanitario se ha pronunciado oficialmente acerca de esta materia, aunque sí lo hayan
hecho muchos de sus miembros a título individual. En resumen, parece que el debate social,
tan inevitable como necesario, debe proseguir con libertad, respeto a todas las posiciones,
precisión en el uso del lenguaje y seriedad en los argumentos.

Limitación del esfuerzo terapéutico

La limitación del esfuerzo terapéutico (LET) es retirar o no iniciar medidas terapéuticas porque
el profesional sanitario estima que, en la situación concreta del paciente, son inútiles o fútiles,
ya que tan sólo consiguen prolongarle la vida biológica, pero sin posibilidad de proporcionarle
una recuperación funcional con una calidad de vida mínima. Es la enfermedad lo que produce
la muerte del enfermo, y no la actuación del profesional. La LET “permite” la muerte en el
sentido de que no la impide, pero en ningún caso la “produce” o la “causa”. Cuando un
profesional, tras una evaluación ponderada de los datos clínicos de que dispone, concluye que
una medida terapéutica resulta fútil, no tiene ninguna obligación ética de iniciarla y, si ya la ha
iniciado, debería proceder a retirarla.
De lo contrario estaría entrando en lo que se ha denominado obstinación terapéutica, estas
actuaciones no son sino mala práctica clínica.

Rechazo de tratamiento o denegación de consentimiento

En las decisiones de rechazo de tratamiento o denegación de consentimiento el


protagonismo total corresponde al paciente. El rechazo de tratamiento forma parte de la
teoría general del consentimiento informado, que es el modelo de toma de decisiones vigente
en la bioética moderna “el médico ha de respetar el derecho del paciente a rechazar total o
parcialmente una prueba diagnóstica o el tratamiento” y que “deberá informarle de manera
comprensible de las consecuencias que puedan derivarse de su negativa”. Sólo en situaciones
excepcionales, como el peligro para la salud pública o ante una emergencia vital súbita e
inesperada que no permite demoras en la atención y cuando no haya constancia previa de las
preferencias del paciente, los profesionales pueden actuar sin su consentimiento. La situación
de incapacidad del paciente no anula su derecho a rechazar tratamientos o denegar el
consentimiento, pero sí cambia sustancialmente la forma en que puede ejercerlo.
Ésta es, en tal situación, la del consentimiento por representación, en el que un tercero –
representante legal o persona con vínculos familiares o de hecho con el paciente– toma las
decisiones en lugar del paciente incapaz. Ese representante o familiar velará por realizar los
deseos expresos del paciente. Si éstos no son conocidos, procurará reconstruir entonces, a
partir de su conocimiento del paciente, lo que probablemente habría preferido y, si tampoco
esto es posible, en última instancia buscará lo que se estime como mayor beneficio clínico para
el paciente. Por ello es muy importante que las personas puedan expresar sus deseos
anticipadamente. Y la mejor manera de hacerlo es mediante una voluntad anticipada.
Sedación paliativa

Por sedación paliativa se entiende la administración de fármacos a un paciente en situación


terminal, en las dosis y combinaciones requeridas para reducir su conciencia todo lo que sea
preciso para aliviar adecuadamente uno o más síntomas pertinaces que le causan sufrimiento,
contando para ello con su consentimiento informado y expreso o, si esto no es factible, con el
de su familia o representante.

Suspensión de atención médica por fallecimiento

Los criterios de muerte encefálica están claramente definidos. Cuando un paciente los cumple,
no iniciar o retirar todas las medidas terapéuticas de soporte vital no produce ni permite la
muerte del paciente, porque en realidad ésta ya ha acontecido.

En Argentina: es conforme a las normas obrantes en la ley 26.529 (reformada por la ley
26.742) de “Derechos del Paciente” (LDP), y en el Código Civil y Comercial (CCyC).

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