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1. MENTEFACTO CONCEPTUAL
Se utiliza para tener una idea más amplia del tema, donde es el tema que se va a tratar
en la parte central
Está compuesto de cuatro partes:
DIAGRAMA DE VENN
Se utiliza para efecto de la comparación de dos elementos determinados como
personas, épocas, lugares, etc.
Mediante este diagrama se puede comparar con facilidad.
Generalmente está formado por dos elipses que tienen una intersección, en la
intersección se escriben los elementos comunes y en cada elipse las características
propias de cada objeto o elemento que le distinguen del otro.
MAPA CONCEPTUAL
Produce aprendizajes significativos al relacionar los conceptos, se caracteriza por su
simplificación, jerarquización e impacto visual.
Es una forma de sintetizar información para comprenderla en el momento de estudiar,
es una técnica que cada día se utiliza más en los niveles educativos utilizado como
técnica de estudio y herramienta de aprendizaje, ya que le permite al docente ir
construyendo y al alumno ir organizando y fijando el conocimiento.
Tiene palabras de enlace, no conectores; las palabras de enlace son verbos o
preposiciones que sirven para unir y formar una unidad semántica.
El mapa conceptual jerarquiza, selecciona y causa impacto visual.
MAPA MENTAL
Son una técnica que permite la organización y la representación de información en
forma sencilla, espontánea y creativa para que sea asimilada y recordada por el cerebro.
Es recomendable porque el cerebro humano trabaja de forma asociativa, no lineal,
comparando, integrando y sintetizando a medida que funciona.
Al utilizar los mapas mentales se usan los dos hemisferios cerebrales, estimulando
el desarrollo equilibrado, fomentan la creatividad, la retención de conceptos y el
aprendizaje en general.
Se los usa cuando se requiere tomar notas, recordar información, resolver problemas,
planear y realizar presentaciones.
Tiene cinco aspectos:
Idea clave o principal
Ideas subsidiarias o secundarias
Ideas complementarias
Se usan conectores de flechas
No tiene fin
ESQUEMA DE PRINCIPIOS
Consiste en ordenar lógicamente las ideas de un tema con el menor número de palabras
posibles. El esquema es el esqueleto de un texto.
Si es un buen esquema podemos tener una visión general del tema y la relación que
existe entre todas sus partes, mediante él se facilita la comprensión a través de un solo
vistazo y una lectura global, ahorrando tiempo y esfuerzo, generalmente se lo utiliza
como índice.
RED CAUSAL
Se lo utiliza generalmente en cátedras como historia.
Se inicia con un problema, en la parte superior se colocan las causas del problema y en
la parte inferior las consecuencias que genera este problema, luego se toma un efecto y
se lo coloca como un nuevo problema, se determinan sus causas y efectos y así
sucesivamente.
ORGANIZADOR CÍCLICO
El organizador cíclico es un esquema mental generalmente corto, este esquema puede
ser usado para describir todo aquello que constituya un determinado ciclo, es decir una
secuencia que no cambia, en definitiva debe repetirse para llegar a un determinado
punto de partida, en él se usan pocas palabras.
ORGANIZADOR CÍCLICO
Mediante este esquema se puede
señalar la secuencia o los pasos de
un proceso.
Ayuda al análisis de un tema.
Permite organizar las ideas, apoya
la secuencia lógica y cada paso es
un focalizador. Brinda gran ayuda
en el momento de hacer un
resumen.
4.2 ¿Que es un esquema en psicología?
Un esquema es un marco mental cognitivo o conceptual que ayuda a organizar e
interpretar cierta información. La utilidad de los esquemas radica en que nos permiten
tomar atajos en la interpretación de la gran cantidad de información que está disponible
en nuestro entorno. Además, dichos marcos mentales también nos permiten excluir la
información pertinente para concentrarnos sólo en aquellos aspectos que confirman
nuestras creencias e ideas preexistentes. Sin embargo, los esquemas pueden contribuir
a la creación y mantenimiento de estereotipos y dificultar la retención de nueva
información que no se ajuste a nuestras ideas establecidas sobre el mundo.
El uso de los esquemas como concepto básico fue utilizado por primera vez por el
psicólogo británico Frederic Bartlett como parte de su teoría del aprendizaje.
La teoría de Bartlett sugiere que nuestra comprensión del mundo está conformada por
una red de estructuras mentales abstractas.
Ejemplos de esquemas
Por ejemplo, un niño pequeño puede desarrollar un esquema para un caballo. Para él
un caballo es algo que es grande, tiene cabello, cuatro patas y una cola.
Cuando el niño se encuentra por primera vez con una vaca, podría confundirlo y
nombrarlo inicialmente como un caballo. Después de todo, encaja con todas las
características de su esquema previo de un caballo; Es un animal grande que tiene
cabello, cuatro patas y una cola. Una vez que descubre que se trata de un animal
diferente llamado vaca, modificará su esquema existente de caballo y creará un
esquema nuevo para la vaca.
Ahora, imaginemos que este niño se encuentra por primera vez un caballo en miniatura
y lo identifica erróneamente como un perro. Pero sus padres le explican que dicho
animal es realmente un tipo muy pequeño de caballo, por lo que el niño debe en este
momento modificar su esquema existente para los caballos. Ahora se da cuenta de que
mientras algunos caballos pueden ser animales muy grandes, otros son pequeños.
A través las sus nuevas experiencias, sus esquemas existentes se modifican y se aprende
nueva información. Los procesos mediante los cuales se ajustan o cambian los esquemas
se conocen como asimilación y acomodación.
Mientras que el uso de esquemas para aprender en la mayoría de las situaciones ocurre
automáticamente o con poco esfuerzo, a veces un esquema existente puede
obstaculizar el aprendizaje de nueva información. El prejuicio es un ejemplo de esquema
que impide que las personas vean el mundo tal como es, además de impedir la
asimilación de nueva información. Al mantener ciertas creencias sobre un grupo
determinado de personas, los esquemas preexistentes pueden tergiversar las acciones
de los individuos que interpretan dichas situaciones incorrectamente. Cuando sucede
un acontecimiento que desafía dichas creencias existentes, la gente puede llegar con
explicaciones alternativas que apoyan y confirman sus esquemas existentes en vez de
adaptar o modificar sus creencias. Los casos más conocidos se presentan a nivel de las
expectativas de género y los estereotipos.
En conclusión
Los esquemas están formados por conceptos (palabras como ‘política’, ‘educación’ o
‘vergüenza’) que son ideas o símbolos que representan un conjunto de ideas
relacionadas en nuestro sistema de procesamiento mental de la información. A través
de nuestro aprendizaje vamos formando los diferentes conceptos, agrupando los
objetos que comparten similares características. Y poco a poco vamos organizando e
integrando conceptos de una palabra en conceptos de varias palabras que forman
frases, y después en conceptos cada vez más amplios que forman párrafos, argumentos,
planteamientos… Diferentes planteamientos se integran en modelos mentales que van
conformando nuestros esquemas, las unidades básicas para entender e interpretar el
mundo en nuestro lenguaje mental. El esquema es la representación organizada de
nuestra experiencia basada en la repetición de acontecimientos similares, que
finalmente establece los patrones que organizan la personalidad humana. Los esquemas
son las unidades fundamentales de la personalidad; la forma en que afrontamos las
diferentes situaciones vitales basadas en nuestros esquemas mentales determina en
gran medida nuestra personalidad.
Cómo se crean los esquemas mentales
El concepto de esquema fue desarrollado por el psicólogo y biólogo suizo Jean Piaget
(1896-1980), cuya teoría sobre el desarrollo cognitivo en la infancia del ser humano lo
fundamenta en dos procesos innatos básicos: la asimilación y la acomodación. Según
Piaget los seres humanos nacemos con un repertorio de conductas reflejas, heredadas,
que tras ejercitarlas se van convirtiendo en esquemas mentales que sirven de base para
elaborar las posteriores conductas, y después se van modificando de forma continua
según las experiencias vividas. Mediante ciertas acciones efectuadas por el infante que
le son productivas, se van desarrollando sus esquemas, va asimilando o interiorizando
cómo comportarse ante un acontecimiento o un objeto particular. Poco a poco, a través
de la experiencia, el niño irá de un esquema a otro, modificándolos para poder
incorporar nuevos objetos y habilidades, acomodando esos nuevos esquemas o
estructuras cognitivas a nuevas situaciones. La acomodación consiste en la
transformación del esquema cognitivo y comportamental del aprendiz para incluir
nuevos elementos y experiencias que le eran desconocidas hasta ese momento. A partir
de estos procedimientos responsables del desarrollo de la conducta, la asimilación y la
acomodación, se establece el proceso adaptativo entre el esquema del niño y el medio
en que vive para intentar controlar su entorno, con el objetivo de sobrevivir.
El filósofo y psicólogo Juan Delval, en su libro “El desarrollo humano”, describe cómo
evoluciona un bebé con reflejos innatos y conductas rígidas y mínimamente diversas,
hacia la persona adulta que conseguirá ser, después de ensayar multitud de actividades
nuevas y aprender conductas más complejas y flexibles que poco a poco va adaptando
a sus diferentes situaciones vitales. Los reflejos heredados genéticamente son difíciles
de cambiar, y cuando empiezan a modificarse mediante la experiencia entonces se habla
de esquemas, que son más flexibles y complejos. Esa sucesión de formas de actuar
parcialmente automatizadas va conformando el esquema mental del individuo, que
tiende a repetir las mismas acciones en situaciones similares. Los esquemas mentales
tienen un elemento aperturista (un factor del entorno elige un esquema) y un elemento
efector (que lo ejecuta). Son esquemas de acción que se automatizan por la repetición.
Delval pone varios ejemplos de cómo se crean y transforman los esquemas. Un niño de
tres años trata de abrir una puerta moviendo el picaporte y empujándola. Si se abre
sabrá que ese esquema que ha puesto en marcha es el más adecuado. Pero cuando el
niño se topa con una nueva puerta que se abre hacia él, tendrá que tantear hacia dónde
dirige su fuerza y después desplazarse hacia un lado para no entorpecer la apertura de
la puerta. En ese momento habrá adquirido un nuevo esquema mental que le permite
resolver un nuevo problema. Si un tiempo después se halla ante una puerta corredera,
no podrá emplear el mismo esquema de acción que utilizaba con las puertas con
bisagras, aunque al principio lo intente sin éxito. Entonces pondrá en marcha nuevas
estrategias, o repasará en su memoria cómo otra persona abría una puerta corredera e
intentará reproducirlo basándose en esquemas anteriores. Si acaba consiguiendo abrir
esa puerta habrá desarrollado un nuevo esquema para abrir puertas en general, sin
necesidad de volver a emprender diferentes ensayos. Pero si no logra abrir esa puerta
corredera, si no encuentra en su repertorio cognitivo ningún esquema adecuado, no
será capaz de solucionar esa situación. En ese caso no se habrá establecido un esquema
nuevo, el niño no ha podido asimilar, ni después acomodar, la nueva realidad o
situación, y por tanto no habrá promovido ningún progreso en su desarrollo.
Para Juan Delval lo importante de observar el desarrollo del bebé y su infancia es que
nos enseña cómo se produce el progreso psíquico del niño, que va asimilando su entorno
al tiempo que actúa sobre él, acomodándose, ya sea creando nuevos esquemas o
combinando los existentes. Mediante la acción basada en la inquietud del niño por
aprehender el mundo (atraparlo y comprenderlo), los esquemas del infante se
reproducen y diversifican continuamente mientras experimenta y asimila la vida.
También ocurre que cuando un niño está en una situación que ya ha vivido, simplemente
aplica los esquemas de que dispone, y cuando los emplea repetidamente llega a
automatizarse ese proceso, formándose el conocido hábito. Cuando se automatiza un
esquema es difícil olvidarlo, como difícil es que nos olvidemos de montar en bicicleta,
escribir o cepillarnos los dientes después de haber aprendido a hacerlo con soltura. Si
estamos dispuestos a aprender conocimientos nuevos y vivir experiencias
desconocidas, la cantidad de nuestros esquemas aumentará a lo largo de nuestra vida,
facilitando el proceso de expandir y flexibilizar nuestra tendencia a crear hábitos rígidos.
La parálisis por análisis es el error típico de ciertos proyectos en donde nunca se empieza
a implementar o a desarrollar prototipos porque el proyecto se ve inmerso en una
permanente fase de análisis previo. Al aspirar a algo perfecto, al final no se acaba
consiguiendo nada concreto.
Concretamente en computación, el antipatrón de diseño parálisis por análisis ocurre
cuando un analista o un grupo de ellos pretende descubrir y modelar todos y cada uno
de los detalles de un problema en el desarrollo de un sistema informático, en una fase
inicial, revisando una y otra vez las mismas posibles soluciones invirtiendo un tiempo
excesivo en la creencia de que de esa manera no tendrá que preocuparse más por el
análisis.
Los principales síntomas del problema suelen ser que en la administración del proyecto
se pretenda terminar con el análisis antes de empezar a codificar. Otro error es el de no
prever que los requerimientos del proyecto van a cambiar durante el desarrollo.
El problema con esta parálisis es que la complejidad de los modelos de análisis tiene
como resultado complejas implementaciones haciendo que el sistema sea difícil de
desarrollar, documentar y probar. La ingeniería del software provee métodos de
modelado y desarrollo que separan un proyecto en etapas iterativas, esto es, se analiza
una parte del problema, se diseña, se codifica y se prueba lo desarrollado para luego
volver a analizar otra parte completando la iteración. De esta manera, los profesionales
no planifican el proyecto en detalle durante la primera fase, sólo se dan los primeros
pasos, se construye y prueba lo planificado, se encuentran problemas, ambigüedades,
como también mejores soluciones y prácticas en una etapa temprana que no
compromete todo el desarrollo.
Tanto las magnitudes subjetivas como las objetivas responden a los placebos. Como
consecuencia del efecto placebo se pueden producir modificaciones en variables tan
objetivas como la presión arterial, la colesterolemia, la temperatura corporal y la
frecuencia cardiaca.