Está en la página 1de 14

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~},ti"Q"I"~¡q"~i~a~y~i'&1:~t:FI~~f.

l,~~~-II~~~~~~~~~
Fundamentos ideológicos de las políticas
criminales de exclusión social

Roberto Bergalli

Introducción

----------------------------------------±lDesde-haee--ya-vRFias-déeaflas,en-partieulftr-en-to'''sc-------
países occidentales, se verifica una constante y cre-
ciente utilización de los sistemas penales para enca-
rar buena parte de la difusa conflictividad que atra-
viesa nuestras sociedades (cfr. Bergalli, 2003). Esta
observación tiene que ver con el abandono paulati-
no del ius puniendi para castigar hechos de propia
naturaleza punible y orientar la violencia penal ha-
cia situaciones que básicamente no revisten esá en-
tidad, para ser empleada respecto a grupos de per-
sonas que revisten caracteristicas propias; a una
nueva marginalidad o al rechazo social de naturale-
za étnico-cultural-religioso. Estas manifestaciones
se producen mediante un abandono de la tradición
iluminista y liberal del derecho a castigar, la cual
1:......estuvo siempre concentrada en la responsabilidad
l. individual por la comisión de actos delictivos y di-
i rigida a la aplicación de consecuencias punitivas a
¡: sus autores, cómplices y partícipes, es decir, a accio-
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1 - ·_ _ _----'n~e"'s_d"..,.e""li'_'c...t"'_iv"_"'a~sIlreviamente Ilrevistas como tales y

I ~73-
ti
proporcionalmente sancionadas en abstracto por el En esta contribución sólo voy a analizar las ra-
orden jurídico penal del Estado moderno. Las pro- zones principales de orden estructural que están en
fundas transformaciones generadas por los procesos la base de la transformación de las políticas crimi-
de globalización económica, las perversas conse- nales contemporáneas, las cuales son, como ya he
cuencias sobre los seres humanos (Baumann, 1998) adelantado, las necesarias consecuencias de los
y la transfronterización de las persecuciones puni- movimientos del capital, de la radical concentra-
tivas (Hoffe, 1991; Becucci/Massari, 2003) fueron ción de la riqueza y de la cada vez más aberrante
desplazando la violencia de los sistemas penales so- explotación del trabajo humano. En consecuencia,
bre quienes, por pertenencia étnica, cultural o eco- desde un principio conviene dejar subrayado que
nómica a sectores deprimidos -todos ellos y ellas las estructuras económicas desarrolladas por· el
han pasado a ser identificados como los explotados modelo social construido por las reglas de los últi-
o excluidos del planeta-, son considerados en los mos mercados neoliberales se caracterizan por una
tiempos presentes los estereotipos de la criminalidad flagrante preponderancia de la exclusión, antes
establecida como la más grave: tráfico de drogas que por una búsqueda de la inclusión social. Inte-
prohibidas, bandas organizadas para la realización resa señalar aquí que cuando uso la expresión «re-
de actos terroristas, conductas sumamente violentas glas del mercado» no estoy aludiendo a aquellas de
contra la propiedad y/o la vida humana, etc. Para el la oferta y la demanda libres que regularon la inci-
caso no resultan pertinentes las distinciones entre piente construcción del capitalismo liberal. Las
países centrales y periféricos, todavía útil para ex- previsiones de Adam Smith, John Suart Mill y los
plicar los movimientos del capital, la radical con- demás padres del liberalismo económico han sido
centración de la riqueza y el cada vez más aberran- radicalmente desvirtuadas en su sentido original
te usufructo del trabajo humano. Mas, la aplicación por las circunstancias en las que se encuentra el
de la violencia punitiva a grupos muy caracteriza- capitalismo de concentración. Cuando en las situa-
dos por su origen nacional, étnico-cultural y reli- ciones actuales de la economía mundial se alude al
gioso, parece cada vez bastante más uniforme, y «mercado» ya no cuentan los parámetros de la ley
-----para-expHearla-n(')-eaben--aqueHas-dlstin~ien~s-aun de la oferta y la demanda libres, pese a los ausp""i-=-_ _ __
que sí sea oportuno destacar que la producción cios de algunos patrocinadores contemporáneos de
teórica que ideológicamente la fundamenta es el re- aquel liberalismo (los más conspicuos han sido M.
sultado del desarrollo de las disciplinas jurídico-pe- Friedman y R. Friedman, 1980). El (los) mercado(s)
nales y criminológicas en algunos centros de pro- se caracteriza en el presente por su(s) composi-
ducción de ese tipo de conocimientos. ción(es) de una oferta propuesta por las grandes

-74- -75-
corporaciones X oligopolios capaces de generar una los de sociedad implantados por las reglas del mer-
producción de bienes y servicios a través de las cado neo liberal y la desaparición de aquellos mo-
fronteras, los que sólo podrán rendir beneficios en delos que se regían esencialmente por las normas
la medida en que su origen sea el resultado de los del Estado.
más bajos costes, tanto en las materias primas
como en el empleo de una fuerza trabajo mínima-
mente retribuida. Mientras, la demanda de tales La sociedad del mercado neoliberal
bienes y servicios se limita a aquellos sectores so-
ciales que poseen una suficiente capacidad adqui- El residuo o resultado de semejante transformación
sitiva para poder adquirirlos, los cuales constitu- es el de una perversa y obscena utilización de los
yen secciones muy restringidas de las sociedades sistemas penales como los ámbitos de mayor viola-
contemporáneas. ción de los derechos humanos. Por lo tanto, el
Así las cosas, las señas de identidad del sistema avance de la sociedad de mercado promueve el de-
económico presente son, por una parte, la concen- lito, y así ha sido demostrado en Estados Unidos
tración de la riqueza en pocas manos y, por la otra, mediante cinco procedimientos (Currie, 1998, pp.
la difusión de la miseria en las más vastas mayo- 130-142), los cuales han parecido coincidir en el
rías que han pasado a conformarse como los nuevos Reino Unido (Taylor, 1998, pp. 234-235). Estos son:
excluidos sociales. En unas pocas palabras, la glo-
balizacióneconómica, impuesta desde ese proceso - La «sociedad de mercado» promueve el delito
de concentración manifiesta, ha generado una es- de los poderosos produciendo un significativo cre-
tratificación de las desigualdades que crecen hasta cimiento de la desigualdad mediante el proceso de
el punto de generar este fenómeno de exclusión so- generar concentraciones bastante destructivas de
cial (cfr. Gallino, 2000, pp. 51-96), al cual se pre- manifiesta privación económica;
tende replicar con mayor empleo del sistema penal. - la «sociedad de mercado» ha estado erosio-
Pues bien, de todo esto pienso ocuparme en lo nando la capacidad de las comunidades locales
-----qu@-Sigue,-e-sea-de-eéme-les-sistemas-penales--eeu -----~-------'pa-r-a-suministr-ar--apeye-a-l-a-gente-sehfe-bases_iu-----
temporáneos han dejado de ser un control punitivo- formales, mediante recursos cívicos y municipales.
estatal con fines de resocialización o reintegración La destrucción de los recursos locales ha sido uno
social para sus clientes, para pasar a constituirse en de los elementos centrales, causantes de la inhabi-
formidables agentes profundizadores de la exclu- lidad de las comunidades .locales para facilitar la
sión social, ésta como rasgo esencial de los mode- socialización y la supervisión de la gente joven,

-76- -77-
que actualmente se reúne en las esquinas de las cionar a todos los ciudadanos, al menos por cana-
ciudades y los estacionamientos suburbanos, ame- les legítimos.
nazando con dificultades y provocando miedos o
ansiedades; Véase, ahora, en concreto, lo acontecido con
- en términos de los efectos sobre el mercado los sistemas penales contemporáneos.
laboral y sobre los recursos para la atención de los
niños, el progreso de la «sociedad de mercado» ha
constituido un elemento clave en las tensiones y Los sistemas penales de la segunda postg uerra
presiones que ha debido soportar la <<unidad fami- mundial
lian>. Los problemas de la fragmentación familiar,
ampliamente informados, incluyendo la rápida La gestación de los sistemas penales modernos, a
aparición de la familia monoparental como un comienzos de la modernidad, llevó consigo un cla-
«problema social», fueron claramente conectados ro designio secularizador y de tratamiento igualita-
con el impacto que tuvo el desencadenamiento de (, rio a quienes eran objeto de control punitivo. Sus
las fuerzas del mercado sobre los modelos de vida fines más evidentes fueron el de eliminar la ven-
de los norteamerrcanos de clase baja y las comuni- , ganza privada y establecer precisos límites a la
dades étnicas establecidas intervención punitiva de los estados modernos
- el desarrollo de la «sociedad de mercado» en (principio de legalidad). Sus propuestas, como pro-
los Estados Unidos (por ejemplo, en la presión ejer- ve ni entes del Estado laico, fueron las de producir
cida para privatizar los servicios sociales en mu- una neta distinción entre delito y pecado, como
chas ciudades norteamericanas) se, ha mantenido también entre pena y penitencia. Los dos primeros
mediante el rechazo de cualquier clase de presta- conceptos -delito y pena-, respondiendo al princi,-
ciones estatales o públicas para aquellos que han pio de legalidad, podían únicamente ser empleados
perdido su puesto de trabajo como resultado del una vez que el ordenamiento jurídico-penal los hu-
avance de las fuerzas del mercado, y biera establecido de forma abstracta (véase Ferra-
_______-=-~_liiiQ~clli!1aJldUldL<;e~m=eLrc=a1Jdl1o'_'»'__Se:bn"__"'E"s>!t"a~d~o'_'s~U"'n=id""'o"'s'--------+--------c~.oli,__l-9.gQ.,__~n--su-a-rtiGula-uo-a-náUsis-u@-touos-€'Ste,ss-----
favoreció la institucionalización de lo que Curie aspectos).
llamó una «cultura de la competencia darwinista» Estos principios rectores, pisoteados por el de-
por el status y los recursos, en particular por su recho penal autoritario de los estados totalitarios
constante aliento de un nivel de consumo que la de entre guerras, fueron restablecidos por el cons-
economía de mercado ha sido incapaz de propor- I titucionalismo social desarrollado en la segunda

-78- ¡
I
-79-
~~~~~IlQSÍguerra mundial, ~r cQn~tjtnyerQn las bases de hora! pulgresiva prodlljD~l.m~nru:mJ~~salto~d~Gal,il_~~~~
un nuevo sistema penal orientado a una pena-fin dad en los niveles de vida. Así fue como la idea del
mediante la cual, además de cumplir ésta con su bienestar se convirtió en una meta que los estados
fundamento de naturaleza retributiva, se podía al- democráticos debían alcanzar.
canzar el objetivo rehabilitador o resocializador. Este sintético cuadro de la situación europea en
De esta manera, la intervención punitiva estatal la inmediata postguerra mundial posibilitó que los
debía recoger las propuestas del modelo integral de sistemas penales pretendieran alcanzar los objeti-
ciencia penal (Gesamtestrafrechtswissenschaft) de vos resocializadores, los cuales fueron atribuidos a
principios del siglo xx, agregando además las apor- la ejecución del encierro carcelario, algo absoluta-
taciones que las disciplinas de la conducta podían mente imposible de cumplir mediante el aislamien-
suministrar para hacer comprender a los condena- to o secuestro institucional. Este aspecto es el que
_____--"dL<o'-'s'-<la4Plt:e~priYativas de libertad la necesidad de muestra COILmás ev:idencia basta_qlu~_-pu_ntO-la_ _ _ __
corregir sus comportamientos y así poder llevar, ideología resocializadora estaba ligada a un mode-
después de su liberación, una vida sin delitos. Estas lo de sociedad de bienestar y al mismo tiempo a
fueron las propuestas que, inscritas en las constitu- una orientación correccionalista.
ciones de los estados democráticos y de derecho,
recogieron los ordenamientos jurídico-penales de
la Europa continental. La criminalización en el tiempo
De modo contemporáneo a la reconstrucción de de la globalización
los aparatos productivos, tanto el progreso indus-
trial como el desarrollo económico exigieron que Los fenómenos consecuentes a la globalizaciórt,
los estados rljaran las reglas con las cuales se pu- como se ha anunciado, están comportando en el
diesen regular las relaciones entre los actores de ta- presente unas desigualdades mucho más profundas
les procesos. Además, las iniciativas privadas fue- que aquellas que siempre han existido en todo tipo
ron complementadas por las públicas, de modo que de sociedad industrial. Pero, a su vez, dan lugar a
-----~Ios-estadus_ta=bién-flIeron-partÍCipes-de-actividades:-----+-----if'rOITlmas---u.~inri=lizacióI1 todavíaInas--ríl~m'ra~s~y~---~

en los campos de la producción y la circulación de excluyentes que las que siempre han tendido los
bienes, todo lo cual, a su vez, generó unos recursos sistemas penales, sean los propios a las sociedades
que, de manera participativa, se pudieron aplicar a liberales del siglo XIX, sean los relativos a las so-
las políticas sociales. La recomposición de los mer- ciedades del bienestar del siglo xx. Aludo aquí a
cados de trabajo y el avance de una legislación la- los dos tipos decriminalización conocidos, prima-

-80- -81-
,i
ria y secundaria, es decir, a los relativos a la crea nera decisiva y general en la filosofía punitiva de
ción del derecho penal material, con el cual se am Estados occidentales.
plían los márgenes de actuación de los sistemas pe- Una primera expresión de tal agudización, si-
nales, por un lado, y a los que se constatan con la guiendo la distinción hecha en relación con los dos
intervención de las policías, las jurisdicciones pe- niveles de los sistemas penales modernos (abstracto
nales y las instituciones carcelarias, por el otro. o estático y concreto o dinámico), ha sido verificada
Mas esta orientación que los sistemas penales en el terreno del derecho penal material. Esta ex-
contemporáneos habían revelado desde por lo me- presión, sin embargo, fue anterior a los sucesos del
nos unas décadas anteriores, sufrió una agudiza- ¡ 11 de septiembre de 2001 y comenzó a verificarse
ción extrema a partir de lo que se conoce como las 1. con las transformaciones propias de la globalización
consecuencias penales de los sucesos del 11 de sep- I
económica. La reclamada ineficacia del derecho pe-
tiembre de 2001, al ser atacadas las Twin Towers de ! nal para controlar el aumento de la criminalidad
Nueva York. Si el nuevo imperialismo desarrollado! comenzó a observarse mucho antes de esos hechos.
hasta entonces desde los centros del poder mun-
dial, instalado en el seno de las empresas multina-
cionales y de las instituciones militares de Estados
I

I
Empezó cuando los efectos de la globalización se
hicieron sentir sobre la existencia y el alcance del
concepto de derecho, en particular en lo que atañe
Unidos, había dado muestras de total menosprecio a su producción y aplícación. En efecto, desde el
por un número de países cuya dependencia de las momento en que el desarrollo de la economía glo-
actividades económicas y bélicas norteamericanas balizada impuso la necesidad de que las reglas jurí-
cuyo jntervencionismo era patente, después de dicas alteraran su racionalidad, en el sentido de que
aquellos luctuosos sucesos esta capacidad se con- no sólo debían concretarse a amparar relaciones li-
virtió en el eje de un impulso agresor, todo por el mitadas al ámbito de los estados nacionales y ex-
petrolio (véase D. Harvey, 2003). Afganistán y últi- tender su alcance a aquellas que iban más allá de
mamente Irak lo muestran con toda evidencia. las fronteras estatales, las nociones clásicas de la
Pero, junto a tal agresividad, el comportamien- cultura jurídica, en cuanto a espacio y tiempo, se
------t()-que-se-ha-exhibido,por~lo-menos-hasta-la-tr_ans-____I____-"d!'e:;Jm=O!!S'-'tlcr"alcr<,Jolcn'--!cin~su'l!fi!'lcc:Jill:e'!n!lt[te;>s;..-'E~s~t[(oL<o)lc::1u-!rt:JrrJi;Jó'-Jll:n:r!limtI!Ee~r:co~e:!n~_ _ __
misión del poder político el 20 enero 2009, desde la el campo del derecho privado, en lo que se refiere a
White House y, en especial, desde otras institucio- la regulación de contratos y obligaciones. Mas de
nes y centros de poder que actúan en su entorno inmediato también el derecho público reveló su
desarrollando una actividad satélíte para la difu- inadecuación para limitar situaciones que siempre
sión de la ideología bélica, ha influido de unama- habían caído bajo el control estatal. Por otra parte,

-82- -83-
______~lo~s~c~a~m~b~io~s~e~n~l~a~t~e~c~n~o~l~o~g~l~'a~f~a~c~i~h~~~a~r~o~n~u~n~o~s~m~o~v~i~-----~----m~i~e~n~t~r~a.s~queclCóiligoPenalde1995file~=s~e~n~-~----_
mientos de bienes y servicios muy difíciles de vigi~ tado como más benigno, en relación con la legisla-
lar, como asimismo multiplicaron ciertos recursos ción penal del franquismo, en la actualidad el or-
que, usados de manera imprudente -o irresponsable, denamiento punitivo español revela un rigor
generaron daños a personas, grupos humanos o inesperado en el sistema penal de un Estado social
bienes colectivos que muchas veces ni siquiera es- y democrático.' Pero en los últimos meses del año
taban situados donde se producían tales recursos. 2003, esa agudización fue aún más grave, habién-
dose llegado a las propuestas del precedente go-
bierno conservador que fueron aceptadas por la
Lo acaecido con el sistema penal de España oposición de centro-izquierda. Las cuales tampoco
han podido modificarse después del terrible atenta-
Un caso particularmente demostrativo de la necesi- do en la estación de Atocha (Madrid), el 14 de mar-
dad de modificar la legislación punitiva ha sido el zo de 2004. Todas ellas han traducido una mani-
español. Desde que se inició la denominada transi- fiesta criminalización y endurecimiento de penas
ción democrática, los cambios introducidos en el para comportamientos que van desde algunos
Código Penal, iniciados con la reforma de 1983, vinculados a la vida cotidiana (violencia familiar)
adquirieron un sesgo creciente de inflación puniti- hasta otros que se relacionan con los afectados por
va, pese a que en el plano de las garantías se elevó las modalidades terroristas. 2 En estos últimos es
su nivel en coherencia con la exigencia de respeto
a los derechos fundamentales introducida por la
.1. Se ha podido demostrar que, con la nueva regulación penal,
Constitución de 1978. No obstante, reformas ulte- es posible alcanzar el total cumplimiento de una pena de privación
riores aumentaron el número de tipos delictivos de libertad si se aplicara en su limite máximo de treinta años (cfr.
hasta alcanzar, -en septiembre de 2003 (Código Pe- Muñagorri, 1997, p. 113). De modo que las declaraciones oficiales
levantadas por el Gobierno conservador de España (del Partido Pa-
nal, 2003), los 623 artículos con el nuevo Código pular), en el sentido que se introduciría una reforma para lograr
Penal -conocido como el Código Penal de la demo- que las penas aplicadas para ciertos delitos graves (por ejemplo, los
_______-<c-t:aClCl=o-
• 0 °5<- (T-.bV--
d- -e-1~~ n -la
- - ~ d~ '>'> d . b- -re)~e1-cual' ____+
-~~-e-n.Q'.l;lem c- ___--'c-'u,um.uplidos con finalidades terroristaS)ÍLlff~ClimflllmLen:t~tQQ~-_ _ _ _ __
tal y efectivo, carecerían de sentido pues ello ya era posible con el
entró en vigor en 24 mayo de 1996. En los años Código Penal de la democracia -1995- que propuso al Congreso y
transcurridos hasta el presente se ha introducido to- logró aprobar el Gobierno de entonces, autoprodamado de izquier-
davía una serie de reformas que han hecho aumen- da (del Partido Socialista).
2. Todo este proceso ha merecido ser denominado como /0 re-
tar, aún más, esos -tipos penales, tanto en número forma de la reforma o la contrarreforma penal (cfr. el dossier bajo
como en gravedad. Lo cierto y concreto es. que, este título de 2003).

-84- -85-
I
t
donde se comprueba la adhesión declarada del an- vos cuanto con los fines preventivos pero siempre
terior gobierno espafíol a la estrategia bélica apli garantistas de todo sistema penal democrático,
cada desde la White House y el propio Pentágono. propio a un Estado social y constitucional de dere-
Como es ya de dominio internacional, para impo- cho. Empero, la construcción de un tal discurso ha
ner dondequiera que sea necesario el predominio requerido de una fundamentación teórica, la cual
sobre los recursos energéticos, necesarios para es necesario al menos presentar aquí a fin de ca m-
mantener el ritmo de la producción y sanear así la prender la naturaleza ideológica con que se preten-
maltrecha economía norteamericana, el empleo de de justificar el rigor punitivo con el que se encara
lo que se denominó guerra preventiva (o acciones básicamente el uso de los sistemas penales.
anticipatorias, según la versión dada por el enton- No obstante, antes conviene puntualizar que
ces presidente del gobierno espafíol, Aznar, véase El las visiones de la originaria sociedad industrial y
País, 2003) se ha articulado sobre la base de consi- de mercado de los siglos XVIII Y XIX, con libre ofer-
derar toda y cualquier resistencia como expresión ta y demanda, pero alimentada por la explotación
de un terrorismo internacional que se asocia con del trabajo asalariado, requirieron de un· control
los atentados a las Twin Towers. Este punto de vis- l' punitivo que fue elaborado por un derecho penal
ta ha sido introducido en las políticas domésticas , liberal concentrado en la protección de bienesjurí-
de aquellos países cuyos gobiernos se han asociado " dicos individuales y un conocimiento criminológico
con la estrategia mencionada. De ahí que .desde las ,'. ensimismado en la búsqueda de las causas indivi-
infracciones más leves, pasando por los delitos co- duales del comportamiento criminal. Los excluidos
munes y de calle, hasta los que puedan realizar l del mercado de trabajo, no propietarios de bienes y
quienes integran organizaciones. armadas motiva- I sólo de su fuerza trabajo convertida en mercancia,
das políticamente, todos son encarados desde la i.·. se constituyeron así en la clientela de los sistemas
¡
óptica de la alarma social y el terror. En efectó, el
discurso que subyace a todos los enunciados de go-
bierno (tanto el del anterior ejecutivo de Estados
I .
penales. De tal manera que se nutrió la ideología
con que aquel control punitivo se proyectó y ejer-
ció, por lo menos hasta la segunda posguerra mun-
_______llnirlns,-LOID.O-fl-de-tendencia---LOns.enra dora q.>..u....e'-------II-'t'. ____ dial~Es-de-cir,-un-coutI'OLpLimitariü-subJ:e-eLprüHlee=-____
antecedió al actual en Espafía) sobre cualquiera de tariado y con el especifico fin de dar fuerza al
estos tipos de comportamientos han sido nivelados binomio cárcel y fábrica, como eje de la necesaria
desde la óptica del terror. A estas alturas a nadie se disciplina social; de este modo, quien no aprendía
le escapa que semejante argumentación discursiva las reglas de comportamiento social en el mundo
es tan incongruente con los fundamentos retributi- fabril, las debía aprender en el ámbito carcelario.

-86- -87-
~~~~~~~p=QJ:r~t].¡aaJllÍQ,
si bjen en las sociedades jndJJstriales ~~~~4~~~~~had::a);~GidQ-d.~us:t;i.fi~i(;hru~s~~iGas ~n~¡¡.f~t.Qr,~~~~~
luego en las denominadas del bienestar se acrecen- por una parte, es la recreación de un derecho penal
tó una más vasta participación en los procesos de del enemigo (Muñoz Conde, 2003) y, por la otra, la
acumulación de riqueza, aunque siempre limitada a articulación de políticas de tolerancia cero asentadas
clases sociales medias-altas, el delito de los asala- sobre el denominado actuarialismo criminológico,
riadas y los delincuentes definidos como tales pero propuestas éstas que permiten alentar intervenciones
provenientes de las clases subalternas fueron con- punitivas desprovistas de los fundamentos y fines
siderados el campo preferente de intervención para con que se afianzaron los sistemas penales moder-
las instancias del sistema penal, por no ser parte de nos. Sobre estas antidemocráticas justificaciones
aquellos procesos. Una muestra explicativa de esta existen abundantes juicios negativos (De Giorgi,
preferencia se puede encontrar, dentro de la filoso- 2000; 2002; especialmente, Young, 2003); a ellas
¡
~~~~~~~fuíjja'-Ilunitiva así orientada ideológli:a~n el ! se-hará-aI-usión-a-s~guidCk-Sin-~mbar{l"Q~algunQ'~s~~~~~
conocido fin de la ejecución de penas, asentado en I años atrás se había advertido del papel altamente
el principio de la resocialización o readaptación [, polémico que podía desempeñar la zero tolerance
social del condenado (señalado más arriba), el cual I como concepto penal en el marco de lo que se de-
se articuló sobre un tratamiento penitenciario prio- ¡ nominó 'kleinen' Kriminalpolitik, que ponía en pe-
ritariamente orientado hacia el retorno a una vida ¡ ligro los principios del derecho penal del Estado de
social en la que el trabajo dependiente era una i'. derecho (Hassemer, 1998).
constante. Así estuvo constituido el horizonte de En efecto, es en esos dos niveles de justifica-
actividad de un vasto número de sistemas penales i ción de la más reciente severidad punitiva donde
en Occidente.· ¡ anidan los fundamentos ideológicos que han per-
! mitido la utilización de la violencia propia de todo
1' sistema penal para profundizar las más aberrantes
La estrategia del terror y la severidad punitiva • formas de exclusión sociaL Así pues, corresponde
1 indagar acerca de las visiones del mundo social
~~~~~~--'S~'i b-ien-es-verdad:-que-la-estrategia-d-eI-terrur--.:¡-l~a~~~~1-\~~~~~q~u~e~p~r=o~y=e~ctan amnas propuestas con erfin a=e~e=n~-~~~~-
que se está aludiendo se ha revelado' como incon- ,l.,'. contrar, tanto en el nivel de la teoría jurídico-penal
sistente, asentada sobre' falsedades o mentiras (y lo como en el ámbito del conocimiento criminológico,
que .ha.sucedido en Irak así lo prueba), como lajus- el verdadero sentido de la violencia penal contem-
tificación de la guerra sobre la supuesta posesión I poránea.
de armas de 'destrucción masiva, sin embargo, no Un derecho penal del enemigo no es, como se

-88-
¡ -89-
sabe. de creación reciente. Arraiga en la ya afirma- Lo que no se explicita en esta justificación para
da antinomia «amigo-enemigo», sostenida en tér- ¡. tratar con más rigor punitivo a los «enemigos» es lo
minos políticos por Carl Schmitt (1942, p. 129). Esa que atañe a dos aspectos que son, en cambio, de
contradicción ha pasado a justificar la gestación verdad relevantes. Uno es el atinente a la conside-
de un derecho penal del enemigo en la creencia de ración que practica G. Jakobs del derecho penal
que en toda sociedad ha de ser considerado «ene- -cualquiera que sea su calificación- como una pie-
migo» quien se aísla del derecho que regula las re- za clave en el análisis del subsistema juridico de
laciones entre quienes se someten al mismo y que, cualquier sistema social (Luhmann), con lo cual
por este dato, precisamente, se identifican como todo sistema penal, y en particular la aplicación de
«ciudadanos». En pocas palabras, «derecho» es sólo las penas, ha de estar orientado a consolidar el ni-
lo que vincula a los «ciudadanos» o personas reco- vel de. expectativas sociales de que no se produz-
nocidas como tales (datos estos esbozados por G. can delitos y, si estos se producen, que las penas
Jakobs, 1985, pp. 751-785, Y en una más reciente, previstas se aplicarán, en todo caso (teoría de la
amplia pero modificada versión de su posición, en prevención general positiva). Otro aspecto es el re-
su contribución de 2000, pp. 51 Y ss.), de donde se lativo al desplazamiento que se produce con res-
deduce que el «enemigo», quien se manifiesta como pecto a la tradicional consideración que al derecho
tal en el mismo medio en que actúan los .ciudada- penal liberal, de cuño iluminista, le ha merecido
nos», es no persona, contrariamente a la considera- siempre del ser humano que comete delitos. En la
cióncomo «personas» que se hace de aquéllos. Cla- búsqueda de la prevención-integración que se ma-
ro está que los autores que han buscado extender el nifiesta en esta justificación mediante la aplicación
concepto de enemigo a quienes no se someten al de penas, la consideración de los autores de delitos
derecho de los ciudadanos no han extendido sus ti es sustituida por una necesidad de salvaguardar el
análisis al conocimiento de los motivos (de orden sistema (este aspecto, fuerte y polémicamente se-
1
cultural, económico, político, étnico o religioso) l. ñalado por Baratta, 1984, nunca fue respondido
por los cuales dicho sometimiento no tiene lugar. ! por Jakobs, pese a la incuestionable consistencia
---------'Hn-«deFeeh0-penaI-del-enemig0»,10-qu@-~n__Sí-lnis,-____t-\_ _ _ _jjaLLr¡¡;umental con gue fue I!resentada la cuestión). De
mo, en consecuencia, es también una antinomia,
no reconoce ni emplea los principios básicos del
derecho penal liberal para el tratamiento punitivo
I
! aquí parte el requerimiento de que todo derecho y
sistema penal ha de ser eficaz, pues, de no probar-
se tal eficacia, se manifestaría una pérdida de con-
de los ednemigos, pudes talhes Princ idPiO s . qUdeddarían , fioa~zla en el sistema, por parte del propio sistema
reserva os para un « erec o penal e l CIU a ano». t s Cla.

-90- -91-
1(,
Tolerancia cero y su justificación ideológica. criminalidad menor, la marginalidad social. la men-
El nuevo paradigma criminológico dicidad agresiva, la prostitución callejera (<<es ne-
cesario barrer las calles de toda la escoria social»,
La consideración de la eficacia de todo sistema pe- afirmó el anterior presidente del gobierno español,
nal es asimismo tenida en cuenta por los abordajes señor Aznar), mejor se restringirá el crecimiento de
que se proponen desde el ámbito de la deneminada la criminalidad.
tolerancia cero. En efecto, como se sabe, desde que Existen otros ámbitos de los sistemas penales
J. Young desenmascaró por completo lo que deno- para démostrar que la tolerancia cero, como expre-
minó criminología de la intolerancia' (cfr. Young, sión de un mayor rigor punitivo, no hace descen-
1999, cap. 5, pp. 121-147, trad. cast., pp. 191-230), der las estadísticas criminales aunque se piense que
quedó de manifiesto que tanto la política penal de el crecimiento de las poblaciones penitenciarias es
three strikes and you're out como la filosofía de una demostración de la eficacia del control sobre la
broken windows (Wilson/Kelling) han alimentado criminalidad. El aumento geométrico de personas
la creencia que fue la zero tolerance (nacida en el reclusas en cárceles (el caso de Estados Unidos es
libro de Dennis,. ed., 1997) como imposición de un paradigmático, pero no es obviamente más que una
rigido control policial fue lo que hizo disminuir el muestra) de todo el planeta y, en particular, en las
delito en el período 1993-1996 en la ciudad de de la Unión Europea (pero no sólo) revela algo más
Nueva York. Por el contrario, el famoso Comisiona- que un simple dato cuantitativo. Efectivamente,
do William Bratton, al distanciarse del concepto de pese a que se crea que las reglas del mercado han
tolerancia cero, demostró que otras prácticas poli- reemplazado a las normas del Estado como expre-
ciales que no guardan relación con ella y que vigo- sión de control social, esas cifras mu.estran cómo a
rizan técnicamente la actividad policial redundan los procesos de globalización les corresponde una
en una mayor eficacia del control del delito (v. transformación no sólo de las políticas penales
Young op. cit., 124, cast., p. 196). Pues, no obstan- sino también de las mismas políticas d.el Estado. El
te lo demostrado por J. Young, se sigue alimentan- control en general, y en particular el control puni-
------do-la--C)"eenGia-d~qu~Guanta-m.ás-dun~z-a-y-I'ig-ide't-------1'-----tivo,es-Ja-fu-neü'm-pri-neip-al-asig-nada-por-Ios-pro,~------
policial se empleen en las calles para eliminar la cesas de globalización a las autoridades políticas
de los estados (aunque el capital privado inte'rven-
ga, cada vez con más interés y presencia, en ellla-
3. También denominada de la vida cotidiana (cfr. Garland,
1997), en el sentido de que el delito y el desorden se han converti- mado 'business penitenciario) y se expresa como
do en sucesos propios de cada día, en todas las sociedades. represión de ciertas categorías sociales actualmenc

-92- -93-
te consideradas criminales en las estadísticas, aun- que toda la justificación teóriCa, jurídico-penal y
que en esencia no sean sino el reflejo de marcadas criminológica, a la que se ha aludido más arriba es
situaciones de exclusión social. de clara naturaleza ideológica, en el sentido de que
No obstante, también estas no personas respon- descarga sobre esos colectivos una falsa o sesgada
den a otras características, tales como la de jóvenes visión de ser portadores de la criminalidad más
que no han podido ingresar en el mercado del tra- grave.' Todos estos datos constituyen la prueba de
bajo, inmigrantes extraeuropeos «sin papeles» en que hoy en día las muestras más expresivas de la
territorio de la Unión Europea que cometen delitos exclusión social recaen básicamente sobre los ex-
menores, toxico dependientes que deben dedicarse traños, no ciudadanos en las sociedades que no los
al tráfico y al comercio de sustancias prohibidas, integran. Es respecto a estas categorías de la más
etc. Todos ellos son los nuevos y más recientes reciente exclusión social que el conocimiento cri-
«enemigos» interiores. Sin embargo, esas categorías minológico de cuño crítico debe ampliar sus ámbi-
representan asimismo colectivos de no personas tos de investigación (el nuevo paradigma del cono-
(dicho aquí en el sentido en que Dal Lago, 1999, ha cimiento criminológico), aunque dejando de lado,
utilizado antropológicamente la expresión), identi- obviamente, la carga ideológica con que hasta
ficadas por sus pertenencias culturales, económi- ahora los han considerado los sistemas penales de
cas, políticas y religiosas, a las cuales se les atribu- las sociedades que las excluyen.
ye una vinculación específica con la criminalidad
más perniciosa de carácter internacional; sobre es-
tos grupos se desplaza vulgarmente la falsa creen- Referencias bibliográficas
cia de una responsabilidad criminal colectiva. Tales
no personas son ideológicamente consideradas en Baratta, A., «Integrazione-prevenzione. Una "nuo-
los tiempos presentes, no únicamente desde el co- va" fondazione della pena all'interno della teo-
nocimiento vulgar o popular, sino también identifi-
cadas (cuando en verdad no lo son) por las instan- 4. En el sentido aludido, parece pertinente transcribir aquí I-a de-
cias de Jos sistemas penales, como los estereoti os finición que proporciona el filósofo polític:o Martin Seliger: «conjunto
de ideas por las que los hombres p.roponen, explican y justifican fines
de la criminalidad considerada más grave: tráfico y significados de una acción social organizada y específicamente de
de drogas prohibidas, bandas organizadas para la una acción política, al margen de si tal acción se propone preservar,
realización de actos terroristas, conductas suma- enmendar, desplazar o construir un orden social dado» (1976. p. 11), a
la que se subscribe Ferry Eagleton (1995), sugiriendo que se tenga
mente violentas contra la propiedad y/o la vida hu- también presente la amplia fundamentación que Selinger da a aque-
mana, etc. Esta es la demostración más evidente de lla definición (cfr. Selinger, 1977): .

-94- -95-
I
,i
~~~~~~~~~rldjJlabsistemica»-,=J::L1lebdeLitti e delle pene TI, De Giorgi, A., Zero Tolleranza (5trategie e pratiche
n.O 1, enero-abril, Bari, pp. 5-30; hay versión della societa di controllo). Prefazione di T. Ne-
en casto «Integración-prevención: una "nueva gri, Roma, 2000, DeriveApprodi; hay versión en
fundamentación" de la pena dentro de la teoría casto (Presentación y trad. I. Rivera y M. Mon-
sistémica», en Doctrina Penal, 8, n.O 29, enero- clús), Tolerancia cero (Estrategias y prácticas de
marzo, Buenos Aires, 1984, pp. 2-26. la sociedad de control), Virus (Ensayo), Barcelo-
Baumann, Z., Globalization. The Human Conse- na, 2005.
quences, Polity Press Cambridge (UK), 1998. De Giorgi, A., Il governo dell'eccedenza (Posifodis-
Becucci, S. y M. Massari, Globalizzazione e crimi- mo e controllo della moltitudine), Prefazione di
nalita, Laterza-Biblioteca Esénciale, 52, Roma- D. Melossi, Ombre Corte, Verona, 2002.
Bari, 2003. Dennis, N. ed., Zero-Tolerance: Policing in a Free
_ _ _ _ _ _-'B:>Jeé'lrqg¡;;a'lJIllili ,--R._(1;:Onrd.-)Lí:Dl.},-Sistema-penaLy--p-l"Ohl
Q - .50ciety, Institute of Economic Affaire, 1997.
mas sociales, Tirant lo Blanch (Alternativa), Eagleton, T., Ideology. An Introduction, Verso, Lon-
Valencia, 2003. dres a Nueva York, 1995; hay versión en casto
Código Penal, 2003, Código Penal y Legislación Ideología. Una introducción (trad. J. Vigil Ru-
Complementaria, Thomson-Civitas, 29." edi- bio), Paidós, Barcelona, 2005.
ción, Madrid, actualizada en septiembre de El País, «La eficacia de este combate lleva a accio-
2003. nes anticipatorias», edición nacional: 24 de oc-
Contrarreforma Penal, dossier que bajo este título tubre de 2003, pp. 24-26.
se publica en el número 6, nueva época (2.0 se- Ferrajoli, L., Diritto e Ragione. Teoría del garantis-
mestre de 2003) de Panóptico, edición a cargo mo penale (prefazione di Norberto Bobbio), edi-
de Virus Editorial, Barcelona, 2003. tori Laterza, Bari-Roma, 1990, hay versión en
Currie, E., «Crime and Market Society: Lessons castellano (trad. P. Andrés Ibáñez y otros), De-
from the United States», en P. Walton y J. recho y razón. Teoría del garantismo penal,
Young The New Criminology Revisited, Hound- Trotta, Madrid, 1995.
~------~rntns~B-asíngstuke"Jlampshire y Lono:res;-M"a~c~_~~~~+-~~-ILl'Íedma-n~R.,-1".,.ee-to-Choose,-Secker-and-Wa¡-bu¡-g,,-~~~~-
Millan Press, Ltd., Sto Martin's Press; Inc., Nue- Nueva York, 1980.
va York, 1998, pp. 130-142. Gallino, L., Globalizzazione e disuguaglianze, Edi-

I
Dal Lago, A., Non-Persone (L'esclusione dei mi- tori Laterza, Roma-Bari, 2000.
d
I granti in una societa globale), Feltrinelli (Inter- Garland, D., The Culture of Control (Crime and 50-
¡
i:
Zond. Mil'n. "90~96_ elal O,dcr in con~:;~mry Soci,",'. Oxforo
I!
.1
(UK); Oxfo,d Univmity Pre~, '00', hay ve<· ¡ Mufio, Conde, F., 4.' ,d., "",und M"g" y el D,·
slón en casto (trad.M. Sozzo), La cul"tura dez,~~~'¡",~~~~~r"',,,"":·no 1"enalLlrsrr'Ttempo (""Estudios so~l~lJ'1'e"'-~~~~~
control. Crimen y orden social en la sociedad recho Penal en el Nacionalsocialismo) , Tirant lo
contemporánea, Gedisa, Barcelona, 2005. Blanch (Teoría), Valencia, 2003.
Harvey, D., The New Impwrialism, Harpers, Nueva Seliger, M., Ideology and Politics, Verso, Londres,
York; hay versión en ital., La guerra perpetua, 1976.
il Saggiatore-La Cultura, Milán, 2006, p. 593. -, The Marxist Concept of Ideology, Verso, Lon-
H6ffe, O., Gibt es ein interkulturelles Strafrecht? í dres, 1977.
Ein philosophischer Versuch, Suhrkamp Verlag, l.,., Schmitt, C., «El concepto de lo politico», en Estu-
Frankfurt, 1999; hay versión en ítalo (trad. S. ¡ dios Políticos, Cultura Española, Madrid, 1942,
Dellavalle), Globalizzazione e diritto penale, 1 p. 129.
Edizioni di Comunitá-Territori di Comunita, 24, Taylor, 1., «Free Market and the Costs of Crime: An
2001. -Xunn oIEI.fglann ann-Wales», en P:-Walt~o~n~y~~~~~
Hassemer, W., «Zero Tolerance» - Eines neues Straf- J. Young, The New Criminology Revisited, Mac
konzept, en Internationalen Perspektiven in Millan Press, Hampshire El London, 1998,
Kriminologie und Strafrecht. Festschrift für pp. 234-258.
Günther Kaiser zum 70. Geburstag, Duncker El Young, J., The «Exclusive» Society. Social Exclu-
Humblot, Berlin, 1998, pp. 792-814.. sion, Crime ánd Difference in Late Modernity,
Jakobs, G., «Kriminalisierungin Vorfeld einer Sage Publications, London-Thousand Oaks-
Rechtsgutsverletzung», en Zeitschrift für Stra- Nueva Delhi, 1999; versión en casto La sociedad
frechtwissenschaft (ZStW) 97, 1985, pp. 751- «excluyente». Exclusión social, delito y diferen-
785. cia en la Modernidad tardía (trad. R. Bergalli y
Jakobs, G., A. Eser, W. Hassemer, B. Burkhardt (eds.), R. Sagarduy; presentación: El nuevo paradigma
Die deutsche· Strafrechtswissenschaft vor der criminológico de la exclusión social), Marcial
Jahrtausendwende, C. H. Beck, Munich, 2000. Pons, Madrid, 2003.
~~~~~~~",M",-,u",ñ"a,~gorri,1. «Reflexiones sobre la pena de prisión
en el nuevo CP de 1995: polifuncionalidad in-
herente represiva de la complejidad penal», en
J. Dobón e l. Rivera Beiras, Secuestros institu-
cionales y derechos humanos, J. M. Bosch, Bar-
, ,i
I celona, 1997, pp. 105-122.
,

.i -98- -99-

También podría gustarte