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Fecha: 29-may-2019
Producto: MJ
El reclamo de la recurrente no dice relación con una infracción al artículo 195 del Código Civil,
sino con la decisión que entiende configurada la posesión notoria del estado civil de hijo del
adolescente respecto de su padre legal, situación que prima respecto de la prueba biológica de
la especie, con la que se genera la colisión, decisión que, a pesar de que no sea concordante
con la postura de la recurrente, no constituye una violación a la norma que consagra la libre
investigación de la paternidad o maternidad.
Doctrina:
2.- La posesión notoria del estado de hijo o hija constituye una especie de reconocimiento de
hecho o social de la paternidad o maternidad, así como también que refleja la voluntad de
acogida de una persona respecto a otra a la que trata como hijo o hija, aunque biológica o
genéticamente no lo sea. Su asentamiento en el nuevo estatuto de filiación se produjo durante
la discusión en el Parlamento, al observarse que el proyecto de ley otorgaba prevalencia
absoluta a la verdad biológica, lo que llevó a introducir ajustes tendientes a otorgar un mayor
equilibrio entre el origen biológico, como antecedente de una determinada filiación, y la
posesión notoria, considerando que en ciertas circunstancias se debía dejar paso a valores
socialmente más importantes, atendida la importancia de los lazos afectivos y sociales
presentes en el contexto de la posesión notoria.
3.- No es posible verificar las infracciones denunciadas de los artículos 208 y 216 del Código
Civil, por la negativa del tribunal a dejar al adolescente sin filiación de accederse a la
impugnación de paternidad, supuestamente basado en la interposición sin la correspondiente
reclamación de paternidad. Esto, por cuanto los razonamientos efectuados por la sentencia
para apoyar la decisión de rechazar la demanda de impugnación, en ningún caso configuran el
yerro pretendido, desde que, en rigor, se trata de meras argumentaciones a partir de las cuales
la recurrente especula que llevarían a exigir un requisito inexistente para ejercer la acción
contemplada en el inciso final del artículo 216 citado, que supondría dar aplicación al artículo
208.
4.- La legislación actual no reconoce como única fuente o fundamento de la filiación la verdad
biológica, pues en diversas ocasiones opta por una solución distinta, como cuando aquella
colisiona con la posesión notoria, en que se prefiere, prima facie, a esta última o, en el caso de
la filiación que tiene su origen en las técnicas de reproducción asistida, en que se prohíben las
acciones de reclamación e impugnación, e incluso al admitir la institución de la repudiación,
que procede independiente de que la persona "repudiada" por el hijo o hija, sea o no su padre o
madre biológico/a. El reclamo de la recurrente, en consecuencia, no dice relación con una
infracción al artículo 195 del Código Civil, sino con la decisión que entiende configurada la
posesión notoria del estado civil de hijo del adolescente respecto de su padre legal, con la cual
no está de acuerdo, cuestión que no constituye una violación a la norma que consagra la libre
investigación de la paternidad o maternidad.
5.- Deben descartarse las argumentaciones que controvierten que la decisión favorezca el
interés superior del adolescente, y que sostienen, en cambio que lesiona su derecho a la
identidad, al obstaculizar el descubrimiento de quien sea su verdadero padre. En efecto,
resultan equivocadas, por cuanto asumen un concepto de derecho a la identidad restringido al
conocimiento de los orígenes de una persona, en circunstancias que el derecho a la identidad,
en su faz dinámica significa que las personas se van haciendo o construyendo su identidad
con las experiencias de vida, con la familia en que se crió, el lugar en que ha crecido, la
educación que ha recibido, entre muchos otros aspectos, de manera que puede sostenerse
que un adolescente de 14 años de edad, ciertamente, ya ha ido forjando algunos rasgos de su
identidad, y entre ellos, está el ser hijo de una persona determinada, en este caso, de quien lo
reconoció y le dio su nombre y el trato que fue acreditado.
Vistos:
En autos seguidos ante el Juzgado de Familia de Iquique Rit C-601-2017, RUC 17-2-
0144951-0, sobre impugnación de paternidad, caratulados "Espinosa con Vargas", por
sentencia de catorce de febrero de dos mil dieciocho, se rechazó la excepción de prescripción
de la acción deducida por la demandada y se rechazó la demanda de impugnación de
paternidad interpuesta por doña Claudia Marlen Espinosa Bravo, por sí y en representación de
sus hijos Joel Benjamín y Mía Elizabeth, ambos de apellidos Vargas Espinosa, en contra del
adolescente Alvaro Brayan Vargas Camus, de su madre, Marilyn Carolina Camus Alfaro, y de
su padre, Alvaro Cristián Vargas Neira, sin condenar en costas a la demandante, por haber
tenido motivo plausible para litigar.
Considerando:
Funda la vulneración del artículo 32 de la ley 19.968, en que dicha exige que, en la
ponderación de la prueba, la sentencia se haga cargo de toda la que haya sido rendida en
autos, lo que, a su juicio, no ocurre en la especie, ya que se hace referencia a la prueba
documental, testimonial y pericial socioeconómica, sin señalar nada respecto de la entrevista
privada
En cuanto a la infracción de los artículos 200 y 201 del Código Civil, señala que el fallo yerra
en el sentido que no se logró acreditar de un modo irrefragable la posesión notoria del estado
de hijo, como para que se la pudiera haber preferido a la prueba biológica; agrega que la
sentencia abusa de la institución, porque no se ha cumplido con el estándar probatorio para
tenerla por acreditada, ya que no es suficiente la prueba testimonial, y además, en su criterio,
se deben incluir pruebas documentales como informes del colegio, fotografías de eventos
importantes como día del padre, del niño, cumpleaños y otros antecedentes fidedignos que se
vean relacionados con la idea de que se establezca que se lo ha tratado como hijo por más de
cinco años continuos.
A continuación analiza la prueba, señalando que la demandada sólo rindió testimonial de dos
testigos que, por lo demás, fueron contradictorios a los cuatro presentados por las otras partes
del juicio, y que las otras pruebas presentadas por la madre, consistentes en que en la
contestación a la demanda de alimentos interpuesta en contra del padre legal, señaló que
pagaba extrajudicialmente una suma mensual para el niñoy en que lo tiene como carga médica
(sic), no quieren decir nada, ya que no demuestra ningún tipo de apego o vínculo emocional
del padre con el hijo, que es lo que se debe tener en cuenta para tener por acreditada la
posesión notoria. Por el contrario, indica que con los cuatro testigos y fotos acompañadas por
su parte, se pudo comprobar que el adolescente nunca se relacionó con su padre, nadie en su
colegio ni en su vida social lo conoció como hijo de él, nunca pasó cumpleaños ni otras fechas
importantes con su familia paterna, que los hijos del demandado ni siquiera saben de su
existencia, la abuela paterna nunca se relacionó con él ni le preparó las tortas de su
especialidad como sí lo hace con los otros hijos del demandado; que la misma abuela materna
reconoce que perdieron contacto con él, y que hace un tiempo sólo
la llamaba para saber cómo estaba el niño, lo cual le resulta extraño, dado que en la actualidad
la demandante lleva un año separada de hecho del demandado.Sostiene que los relatos de los
testigos de la demandada son falsos y se pregunta qué interés podría haber tenido el
demandado en relacionarse con un niño que sabe no es su hijo, desde que se le practicó el
examen de ADN en el año 2014 y con el cual vivió hasta los 8 meses de edad, concluyendo
que no existe la continuidad que requiere el artículo 200 del Código Civil.
Concluye esta parte señalando que la posesión notoria es un medio de prueba, que no crea un
estado civil y que prefiere a la prueba biológica cuando se acredita que hay un "v ínculo
sentimental" constante e importante con el niño debido a actos reiterados que la ligan por
espacio de no menos de cinco años, lo que, a su juicio, no se da en la especie.
Entiende, asimismo, que se vulneraron los artículos 208 y 216 del Código Civil, ya que al
rechazar la demanda justificando que el adolescente quedará sin filiación, en el fondo le está
exigiendo interponer una demanda de reclamación simultánea con la de impugnación, como
señala el citado artículo 208, lo que no es un requisito del artículo 216 del Código Civil para
que un tercero deduzca impugnación de paternidad. Agrega que de acogerse la demanda el
adolescente no perderá el apellido, sino que ya no figurará en su certificado la calidad de padre
de quien figura hoy como tal, lo que no le acarreará ningún perjuicio ya que no tenían cercanía.
En cuanto a la supuesta infracción del artículo 195 del Código Civil, sostiene que se produce
porque dicha norma establece que se debe buscar la verdad real o biológica por sobre la
verdad formal, sin embargo, la sentencia aduce que hay excepciones a esa obligación, lo que
no se da en este caso, atendido que aquí no existiría relación entre ambos.Funda la
transgresión, asimismo, en lo que significa el derecho a la identidad, que consiste en reafirmar
el propio yo del individuo y su posición dentro de la sociedad, a través del conocimiento de su
origen y pertenencia tanto
biológica como jurídica a una familia. A su juicio, el tribunal debe dar mayores facilidades para
la búsqueda de quienes son los verdaderos padres de una persona, sin embargo aquí habría
hecho lo contrario, ya que mantiene como padre a alguien que formalmente lo es, que sólo
obligatoriamente debe pagarle una suma de dinero, pero que no le podrá dar el cariño de un
verdadero padre. Cuestiona los razonamientos de la sentencia impugnada que destacan el
interés superior del niño para justificar su decisión, señalando que no puede ser determinado
por la discrecionalidad ni "ideología cultural" (sic) del juez, sino mirando la situación concreta
del niño, el contexto, sus necesidades personales, lo que significa que éste requiere tener
relaciones familiares con personas que lo quieran, lo que no podrá ser así en este caso. Invoca
el perjuicio que con esto también se le ocasionaría a los demás hijos del demandado y a su hija
mayor de filiación no matrimonial, que no saben que tienen este "hermano" y que ello también
afectará sus necesidades, lo que en el futuro les causará múltiples conflictos.
Segundo:Que para la adecuada resolución del presente asunto, es necesario tener presente
los siguientes hechos establecidos por la judicatura del fondo:
- El demandado tiene otra hija, Dafne Vargas Gálvez, de 15 años de edad, que reside
actualmente en Viña del Mar;
- El demandado paga una pensión de alimentos en favor de su hijo Alvaro Vargas Camus,
fijada en causa Rit C-1093-2012 del Juzgado de Familia de Iquique, mediante avenimiento de
25 de junio de 2012, ascendente a $130.000 mensuales;
- El demandado paga también alimentos en favor de sus hijos Joel Benjamín y Mía Elizabeth
Vargas Espinosa, por la suma de $500.000 mensuales, acordados a contar de enero de 2016,
en causa Rit M-344-2016 del mismo tribunal de familia;
- Álvaro Brayan Vargas Camus es carga de salud del demandado Alvaro Vargas Neira desde
junio de 2009, en la Isapre Consalud;
- La madre del demandado Eliana Rosa Neira conocía la existencia del adolescente Alvaro
Vargas Camus desde antes de su nacimiento, y lo mandó a buscar para conocerlo cuando
tenía 5 años de edad;
- Álvaro Vargas Neira y Marilyn Camus Alfaro tuvieron una relación de pareja y convivieron
desde antes del nacimiento de Alvaro Vargas Camus, separándose cuandoel niño tenía 8
meses de edad;
con él, lo llamaba por teléfono, siendo la última oportunidad en que lo hizo el año 2017;
- Vecinos del lugar conocían de esta relación y lo veían llegar al domicilio, sabiendo que era el
padre del adolescente;
pericial presentada por la demandada, que excluye la paternidad del demandado respecto del
adolescente Alvaro Vargas Camus;
El artículo 32 citado establece que la valoración de la prueba en los asuntos de familia se hará
conforme a las reglas de la sana crítica, y agrega que "la sentencia deberá hacerse cargo en
su fundamentación de toda la prueba rendida, incluso de aquella que hubiere desestimado,
indicando en tal caso, las razones tenidas en cuenta para hacerlo". A su turno, el artículo
66 del cuerpo legal antes mencionado, que se refiere al contenido de la sentencia definitiva,
establece en su numeral 4° que esta debe considerar; "el análisis de la prueba rendida, los
hechos que estime probados y el razonamiento que conduce a esa conclusión ".
Al respecto se debe considerar que el derecho del niño a ser oído, está reconocido en la
Convención sobre los Derechos del Niño, en su artículo 12, que obliga los Estados a garantizar
al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio, "el derecho a expresar su opinión
libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las
opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño "; agregando que "Con tal fin, se
dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o
administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un
órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional".
La legislación nacional, por su parte, ha recogido dicho mandato y consagrado el derecho del
niño a ser oído, tanto desde el punto de vista del derecho sustantivo, en el Código Civil, como
en las normas de procedimiento alconsiderarlo como uno de los principios del mismo. En
efecto, el inciso 2° del artículo 242 del Código Civil, reformado por la ley 19.985, dispone que
"El juez atenderá, como consideración primordial, al interés superior del hijo, y tendrá
debidamente en cuenta sus opiniones, en función de su edad y madurez"; y el artículo 16 de la
ley 19.968, que crea los Juzgados de Familia, en su inciso 2°, establece que "El interés
superior del niño, niña o adolescente, y su derecho a ser oído, son principios rectores que el
juez de familia debe tener siempre como consideración principal en la resolución del asunto
sometido a su conocimiento".
actualidad un principio rector no sólo del procedimiento sino del derecho de familia, lo que
ciertamente obsta a considerar la audiencia privada en que ejerce este derecho, un simple
"medio de prueba", sometido al análisis que dispone el artículo 32 de la ley 19.968, como
pretende la recurrente.
Desde un punto de vista doctrinario, el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído,
conforme a su autonomía progresiva, se ha entendido como un derecho de participación de los
niños en el contexto de los procedimientos jurisdiccionales, y también una manifestación del
derecho a la defensa; habiéndose incluso considerado que no escuchar a los menores
involucrados constituye una lesión a la tutela judicial efectiva.
Cuarto: Que la recurrente funda la infracción a los artículos 200 y 201 del Código Civil, en que
no se habría logrado acreditar de un modo
irrefragable la posesión notoria del estado de hijo, "como para que se la pudiera haber preferido
a la prueba biológica"; cuestiona el estándar probatorio y realiza un análisis particular de la
prueba rendida, señalando aquellos elementos probatorios que, en su opinión, habrían sido
idóneos para acreditarla y que, sin embargo, se encuentran ausentes.
De acuerdo a lo preceptuado en el artículo 200 del Código Civil, "La posesión notoria de la
calidad de hijo respecto de determinada persona servirá, también, para que el juez tenga por
suficientemente acreditada la filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco años
continuos y se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias
fidedignas que la establezcan de un modo irrefragable". Agrega la norma, en su inciso 2°, que
"La posesión notoria consiste en que su padre, madre o ambos le hayan tratado como hijo,
proveyendo a su educación y establecimiento de un modo competente y presentándolo en ese
carácter a susdeudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su domicilio, en general, le
hayan reputado y reconocido como tal".
El artículo 201, a su turno, establece que "La posesión notoria del estado civil de hijo,
debidamente acreditada, preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico, en caso de
que haya contradicción entre unas y otras. Sin embargo, si hubiese graves razones que
demuestren la inconveniencia para el hijo, de acreditar la regla anterior, prevalecerán las
pruebas de carácter biológico".
Doctrinariamente se ha considerado que la posesión notoria del estado de hijo o hija constituye
una especie de reconocimiento de hecho o social de la paternidad o maternidad, así como
también que refleja la voluntad de acogida -también presente en otras instituciones, como la
adopción - de una persona respecto a otra a la que trata como hijo o hija, aunque biológica o
genéticamente no lo sea. Su asentamiento en el nuevo estatuto de filiación se produjo durante
la discusión en el Parlamento, al observarse que el proyecto de ley otorgaba prevalencia
absoluta a la verdad
biológica, lo que llevó a introducir ajustes tendientes a otorgar un mayor equilibrio entre el
origen biológico, como antecedente de una determinada filiación, y la posesión notoria,
considerando que en ciertas circunstancias se debía dejar paso a valores socialmente más
importantes, atendida la importancia de los lazos afectivos y sociales presentes en el contexto
de la posesión notoria (BCN, Historia de la Ley N° 19.585).
Quinto: Que la recurrente sostiene la infracción de los artículos 208 y 216 del Código Civil, en
que la sentencia habría justificado el rechazo de la demanda señalando que, de acogerse, el
adolescente quedaría sin filiación, lo que significa, en el fondo, exigirle interponer una
demanda de reclamación simultánea con la de impugnación, agregando, con ello un requ isito
al artículo 216 citado para que deducir una acción de impugnación de paternidad.
El artículo 208 del Código Civil contempla una regla que obliga a quien pretende reclamar una
filiación que se encuentra previamente determinada en favor de otro, a ejercer
simultáneamente las acciones de impugnación de la filiación existente y de reclamación de la
nueva filiación, en cuyo caso levanta, de manera excepcional, los plazos de caducidad
previstos respecto de la acción de impugnación, ya que de otro modo sería ilusoria la
imprescriptibilidad de la acción de reclamación.
Por su parte, el artículo 216 del Código Civil, en su inciso final, otorga acción de impugnación
de la paternidad determinada por reconocimiento a toda persona que pruebe un interés actual
en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho.
Pues bien, como es posible apreciar, los razonamientos efectuados por la sentencia para
apoyar la decisión de rechazar la demanda de impugnación, en ningún caso configuran el yerro
pretendido, desde que, en rigor, se trata de meras argumentaciones a partir de las cuales la
recurrente especula que llevarían a exigir un requisito inexistente para ejercer la acción
contemplada en el inciso final del artículo 216 citado, que supondría dar aplicación al artículo
208.
Sexto: Que, por último, la recurrente entiende que la sentencia impugnada viola el artículo 195
del Código Civil, pues consagra la búsqueda de la verdad real o biológica, por sobre la verdad
formal, sin embargo, la decisión se basa en que no siempre es así, errando al concluir que en
el caso de autos existe una relación entre el padre legal y el adolescente.
para investigar la paternidad o maternidad (artículo 195 citado) y admitió que pudiera
determinarse en juicio mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de
parte, con mínimas limitaciones relativas a la prueba testimonial (artículo 198), entre las cuales
destacan por su novedad y contribución al conocimiento cierto de la verdad real, las pruebas
periciales de carácter biológico.
Con todo, es menester precisar que la legislación actual no reconoce como única fuente o
fundamento de la filiación la verdad biológica, desde que en diversas ocasiones opta por una
solución distinta, como cuando aquella colisiona con la posesión notoria, en que se prefiere,
prima facie, a esta última o, en el caso de la filiación que tiene su origen en las técnicas de
reproducción asistida, en que se prohíben las acciones de reclamación e impugnación, e
incluso al admitir la institución de la repudiación, que procede independiente de que la persona
"repudiada" por el hijo o hija, sea o no su padre o madre biológico/a.
Deben descartarse, asimismo, las argumentaciones que controvierten, en este mismo capítulo,
que la decisión favorezca el interés superior del adolescente, y que sostienen, en cambio que
lesiona su derecho a la identidad, al obstaculizar el descubrimiento de quien sea su verdadero
padre.En efecto, por una parte, son alegaciones que exhorbitan un eventual error en la
aplicación del artículo 195 del Código Civil y que han de entenderse en el marco de su
desacuerdo con la decisión adoptada y, por otra, resultan equivocadas, por cuanto asumen un
concepto de derecho a la identidad restringido al conocimiento de los orígenes de una persona,
en
Por último, no debe olvidarse que el joven demandado tendrá igualmente acción para impugnar
el reconocimiento efectuado por su padre legal cuando haya llegado a la mayoría de edad, si
así lo quisiere (artículo 216 del Código Civil), por lo que lo decidido por la sentencia impugnada
no dificulta ni le cierra tal posibilidad.
Por estos fundamentos, disposiciones legales citadas y lo preceptuado en los artículos 764,
765 y 767 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo
intentado por la abogada Aracely Echeverría Rivas, en representación de la demandante, en
contra de la sentencia de once de abril de dos mil dieciocho, dictada en estos autos por la
Corte de Apelaciones de Iquique.
Regístrese
N°8342-2018
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr. Guillermo Silva G.,
Sra. Rosa María Maggi D., Sr. Juan Eduardo Fuentes B., Sra. Gloria Ana Chevesich R. y Sra.
Andrea Muñoz S.
No firma la Ministra Sra. Maggi no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo
del fallo, por estar en comisión de servicio.
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